La delgada línea entre el analizar y pensar y el arrojo a la distracción del sentido común es muy fina. Hay circunstancias que para sobrellevar o soportar el carácter de quienes te rodean te ves forzada a fingir un sumergimiento en el sentido común. Hoy no es el caso, hoy necesito cruzar esa línea e invocar el análisis detallista, es hasta se podría decir, una necesidad, por convicción o por principios no puedo dejar de mirar una entrecrucijadas de actos que no dejan de llamar mi atención y que para mi suerte aun me sorprenden. “el robo del siglo” se titulo una producción cinematográfica argentina que intenta-dentro de una interminable lista de propósitos- representar un robo ocurrido en el año 2005, robo que fue calificado de “alta excelencia e inteligencia logística”. Quiero creer o prefiero pensar que dicho calificativo intenta de alguna manera describir los pormenores de las acciones llevadas a cabo en su ejecución y no al hecho en sí, ya que considero que como todo robo, antes que nada merece el calificativo de “acto repudiable que atenta contra la sociedad “en cualquiera de sus formas. Mas allá de la representación en el cine, del marketing y la publicidad que generara algunos varios ingresos económicos para la industria de la pantalla grande, pude observar la exposición del delito como espectáculo. Este objetivo estuvo bien logrado. Es más, algunas escenas, al menos en la sala en que estuve presente, no solo espectacularizaban el delito, sino que además hacían de este un acto gracioso, cargado de disimuladas risas. Seguramente es una estrategia marketinera incluir algo que provoque la risa jocosa en sus espectadores, pero no es algo imperceptible para un espectador que está dispuesto a deconstruir ese sentido común, que se resiste a la naturalización del delito como espectáculo. No deja de resultarme sorprendente, que una escena que representa el estado de shock de un rehén liberado, que no puede ni siquiera vacilar una palabra sea motivo de risa, me resulto alarmante escuchar esas risas, más bien, me resulto incomprensible, no pude entender como el terror de ese otro sea recibido por la audiencia como algo gracioso. No puedo encontrar la gracia de la risa en el miedo de que por varios instantes la vida de varias personas haya dependido de una banda de delincuentes. Las falencias y carencias de la fuerza policial están bien marcadas pero no hay crítica, se las muestra como simplemente falencias y carencias inherentes a la fuerza misma y no como parte de toda una red de falencias que hacen a todo un sistema y por ende a una nación entera. Todas ellas no son internas y exclusivas del sistema policial, también las hay en educación, en salud etc. y todas ellas son parte de la ineficacia de medidas políticas, económicas y sociales de la sociedad en la que estamos viviendo. La espectacularizacion del delito, es decir su muestra cinematográfica y sus consecuentes efectos en espectadores acríticos refleja nuestros modos de pensar y ser, pero también nuestros modos de vincularnos con el otro. Casi por lo bajo en el transcurrir de las escenas pude escuchar frases entredichas “u no, lo van a atrapar”, “u casi lo agarran”…no pude evitar la distracción y pensar “pero ¿Cómo? ¿No es lo deseable? ¿No deberíamos desear: si que lo agarren, que pague, que vaya preso? ¿O solo esos pensamientos nos tocan de cerca cuando nos ocurre algo a nosotros mismos o a nuestros cercanos? ¿Qué ocurre que sabiendo que la película está basada en hechos reales, deseamos que no sean atrapados? ¿Qué nos pasa? Nos pasa la espectacularizacion que ofrece la pantalla, nos pasa que hasta la musicalización esta lejos del drama y la gravedad, nos pasa que la desesperación ajena se nos muestra como un hecho menor y con gracia. Al margen de los resultados, es decir al margen que 15 años después los delicuentes están todos libres, al margen que nadie se percato que pese a la inoperncia mostrada de la policía , el mediador tuvo una trayectoria inpecable (60 mediaciones éxitosas y 168 rehenes rescatados en difentes hechos sin ninguna victima fatal) y al amrgen de mostrar la poca justicia colaborativa del país de origen de uno de ellos el cual lo libero apenas fue extraditado a su país, al margen de todo eso, creo que esta producción se perdió la oportunidad de elevar una critica interesante y de suma importancia de las fallas de la justicia, de promover la urgente necesidad de cambiar las leyes y de que cada delito tenga una consecuencia. Hay que ser cuidadosos, estamos ante una era donde las pantallas tienen un rol fundamental en las personas , donde lo que en ellas se muestra muchas veces puede producir efectos contraproducentes a los deseados, las pantallas pueden ser una herramienta o un arma, y en este sentido hay que ser sobretodo, muy cuidadosos en sumar más suciedad a la basura (basura que como dice la frase de la canción proviene de la alta suciedad, suciedad que alimentamos con el consumo acrítico de lo que nos quieren vender