Subido por Luna Le Grand

El aborto

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2.3. Elementos psicológicos que participan en la apreciación de la mujer que
aborta
Cuando recibe la noticia del embarazo, sobrevienen en la mujer una serie de
etapas de shock, negación, hostilidad, depresión y reorganización, a través de las
que se va incrementando el grado de conciencia de la situación y, por lo tanto, de
libertad para tomar una decisión. (Leus, Ivana; Stapff, 2008)
La interrupción voluntaria de un embarazo es una elección significativa que,
aunque no necesariamente implican efectos psicológicos traumáticos en las
mujeres, le pueden generar altos índices de angustia, incertidumbre y
preocupación. Desde el punto de vista psicológico de la mujer, la experiencia del
aborto es un proceso perturbador que prefiere no repetir, en el que antes debió
atravesar una serie de barreras internas y, posteriormente, enfrentar la transición
inconsciente del duelo.
En este orden de ideas, las respuestas emocionales, el malestar y el sufrimiento
psicológico que muchas mujeres padecen frente a un embarazo no deseado
cuando éste culmina en un aborto, pueden analizarse y comprenderse desde una
perspectiva que incluye la dimensión intrapsíquica. (Carril, Elina; López Gómez,
2007)
2.3.1. Decisión de tenerlo o no: sobre el porqué de que las mujeres aborten
Investigaciones han confirmado que en los países desarrollados la mitad de las
mujeres experimentan un embarazo no deseado, mientras que en América Latina,
la mayoría son no deseados. Las mujeres deciden abortar en una variedad de
contextos personales, sociales, culturales, económicos, religiosos y legales, que
afectan la manera de cómo va a experimentar la amenaza a su integridad
personal, el estigma, la pérdida, el ejercicio de su autonomía y el temor o ansiedad
que experimentará. (Rondón, 2009)
En la base de las distintas encuestas y entrevistas que se han hecho en América
Latina –y en países fuera de la región- a mujeres que han pasado por la
experiencia de un aborto, se encuentra una misma matriz de respuesta, y en ella
se puede percibir que tras la interrupción voluntaria del embarazo siempre estuvo
presente un estado de necesidad, una situación límite que la mujer no está en la
posibilidad de controlar y que la impulsó a tomar la decisión, aunque ello resulte
en lo violación preceptos religiosos y prohibiciones legales, o implique, por las
condiciones en las que lo realizó, grave riesgo para su vida o su salud. (Romero
Bidegaray, 2002)
Los motivos que manifiestan las mujeres para tomar la decisión de abortar son
varios. Generalmente, van desde la falta de recursos económicos para la crianza
de un (nuevo) hijo/a, la violencia sexual y la escasa disponibilidad de
anticonceptivos modernos, hasta el deseo de continuar con los proyectos de vida.
(Carril, Elina; López Gómez, 2007). En el caso de mujeres sin pareja, se ha
demostrado que la razón principal es la decisión de no criar solas, mientras que en
el caso de las casadas, la planificación de una vida familiar sostenible teniendo en
consideración los deseos de sus compañeros, las necesidades de los otros hijos y
la calidad de vida, son los principales argumentos que resaltan.
2.3.2. Implicaciones emocionales de cometer el delito de abortar en países
en donde el aborto es ilegal
Al considerar las implicaciones emocionales, e indiferentemente de si se realiza en
términos de legalidad o no, es importante reconocer que el término aborto abarca
una diversidad de experiencias y significados para las mujeres, por lo que todo
esto puede conducir a la variabilidad en las experiencias psicológicas. (Major et
al., 2008). En esta situación, pueden presentar diferentes reacciones ante el
mismo hecho: hay quienes sienten alivio por haber resuelto una situación
inesperada que no deseaban. Algunas pueden sentirse deprimidas, otras más
experimentarán sentimientos ambivalentes. Del mismo modo, las mujeres que
deciden interrumpir un embarazo en medio de conflictos —por ejemplo, cuando la
decisión no es compartida ni apoyada por la pareja u otras personas cercanas—
son más propensas a sufrir perturbaciones emocionales. (Hernández, 2010)
Por su parte, cuando se observa el aborto inseguro como un problema de salud
pública, pocas veces se repara en el impacto psicológico que tiene esta práctica
producto de su realización en contextos de ilegalidad. Las marcas en la
subjetividad que deja la experiencia del aborto clandestino y el aborto inseguro
han sido escasamente exploradas por quienes investigan en este campo. (Carril,
Elina; López Gómez, 2007). En tales circunstancias, la interrupción del embarazo
puede asociarse con consecuencias negativas para la salud física y mental de las
mujeres, sobre todo para las que no pueden pagar un aborto seguro. (Hernández,
2010)
Si bien existe riesgo de sufrir un impacto emocional luego de realizarse un aborto
dentro de los términos legales, ese riesgo es mayor cuando se realiza de manera
clandestina y afecta gravemente a la salud mental de la mujer, imponiéndole un
sufrimiento emocional injustificado, pues el hecho de tener que culminar un
embarazo que no desea, se agrega el que tenga que asumir una maternidad que
deviene la mayoría de veces en forzado, violando su derecho a la libre
maternidad. (Romero Bidegaray, 2002). La presión de la sociedad y el estigma
asociado a la interrupción del embarazo, ha llegado al punto de que algunas
mujeres opten por el suicidio, mientras que otras sufren efectos psicológicos como
la depresión, desórdenes alimenticios y del sueño que requieren tratamientos y
medicación.
Cabe destacar que las mujeres a las que se les niega un aborto tienen más
probabilidades de experimentar inicialmente niveles más altos de ansiedad, menor
satisfacción con la vida y menor autoestima en comparación con las mujeres que
recibieron un aborto. Hay extensas investigaciones científicas realizadas desde
hace más de treinta años que indican que el aborto electivo, legal y seguro no
significa un riesgo para la salud (ni física, ni psíquica) de la mujer. Por el contrario,
hay evidencias de que cuando un embarazo no deseado puede resolverse con un
aborto legal y seguro, en un contexto de respeto, las mujeres suelen ganar en
autoestima y madurez emocional. (Hernández, 2010)
2.3.3. Apoyo psicológico que reciben las mujeres que abortan: ¿Es
necesario o no?
En general, la mayoría de estudios realizados en este campo demuestran que las
consecuencias psicológicas de un aborto espontáneo son más intensas y graves
que las de un aborto inducido, en el que prevalece la culpa, tanto en la mujer
como en el cónyuge. Desde la perspectiva española, y en relación con los
supuestos dentro de la legalidad, el riesgo psicológico está marcado por las
siguientes circunstancias:
1. En aquellas mujeres que desearían continuar el embarazo, pero que ante
un peligro objetivo, físico o psíquico que las afecta personalmente, deciden
someterse al procedimiento
2. En los casos en los que no existe en la mujer y en su pareja el deseo
consciente de tener el hijo.
3. En los casos en los que la demanda del procedimiento se plantea
subsecuentemente a una violación.
4. Si la recomendación y decisión de realizar el procedimiento es
consecuencia de que se presuma que el feto habría de nacer con graves
taras físicas y psíquicas. (Rubí Cid, 1986)
Por otra parte, en un estudio realizado respecto las reacciones emocionales luego
del aborto inducido en la clandestinidad, se evidenció un alto impacto emocional
que interfirió en la estabilidad psicológica de las mujeres sujeto de estudio,
destacándose en su orden los sentimientos de culpa, vergüenza, tristeza,
confusión, angustia, ira e ideaciones suicidas. (Correa et al., 2004) Por ello,
diversos autores como los ya mencionados concluyen que las mujeres que
experimentan un aborto inducido deben recibir apoyo psicológico y, si fuera
necesario, apoyo psiquiátrico con el fin de supervisar y brindar apoyo terapéutico
adecuado, en caso de que aparezcan síntomas clínicos.
No obstante, los resultados de otros análisis e investigaciones que buscan
posibles variables que expliquen la alta frecuencia de cuadros clínicos en mujeres
que experimentan abortos inducidos, han llevado a sugerir que la presencia de
estos síntomas no se puede explicar únicamente por la experiencia vivida, sino
que deben considerarse otros factores. Estos resultados plantean que los únicos
síntomas que pueden considerarse dentro de un cuadro clínico, son los que ya
existían antes de que la mujer se realizara el procedimiento. (Cardoso-Escamilla et
al., 2017)
De acuerdo a lo anterior, un estudio realizado por Ortega Barreda (2011) señala
que “el contexto social y el grado de apoyo emocional que las mujeres reciben de
personas importantes fueron decisivos en las reacciones frente al aborto. Los
niveles más altos de ansiedad, la depresión y la hostilidad se asociaron con la
oposición al aborto de los demás. Sin embargo, el apoyo de una persona
significativa (pareja, padre, amigo) fue suficiente para mitigar el efecto de la
oposición”. Este estudio, entre otros, avala la teoría de que el apoyo psicológico es
necesario en casos como los ya mencionados con anterioridad, en donde la mujer
presenta síntomas que requieren de supervisión y tratamiento. El apoyo afectivo
que puede recibir antes, durante y luego del procedimiento, disminuye su
necesidad de apoyo profesional.
Cardoso-Escamilla, M. E., Zavala-Bonachea, T., Del, M., & Alva-López, C. (2017).
Depression and Posttraumatic Stress in Women with Induced and Involuntary
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Rubí Cid, M. L. (1986). La intervención psicológica en las demandas de
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