El cuento de la niña que perdió su nombre. En un amanecer soleado con los pájaros cantando en la ventana la niña se despertó e inmediatamente miro el cartel de su pieza. Pero para su gran y no grata sorpresa debajo de la leyenda que indicaba “este es el cuarto de:”, pues no decía nada más. ¿Dónde estaba su nombre? ¡OH DIOS! ¿Cómo iba a llamarla la gente ahora? De un brinco dejo la cama y se miró en el espejo pensando ¿Cómo era que me llamo? - ¿Acaso mi nombre será Aurora o Ariel, me llamare Julia? Esta pequeña coqueta hizo bailar sus coletas enojada, en destellos de brillos del miedo se deshizo y comenzó a buscarlo por todos lados. - ¡No puede ser! Mi nombre debe aparecer. Mientras pensaba en qué hacer para recuperar su nombre pensaba como iba a llamarla la gente, sus amigos ya no sabrían cómo hacer para que los escuche. ¿Y si acaso ya no reconocía su reflejo en el espejo por no saber su nombre? Muy decidida se puso en marcha a recuperar lo perdido. Miro por la ventana, y busco debajo de su cama. Abrió el armario donde todo siempre aparecía cuando se perdía, pero no cambio el escenario. Su nombre estaba perdido, pero si encontró su mochila de unicornios que la acompañaba en cada aventura. Mareada de tantas vueltas, se quedó sin respuesta. Pero al abrir la puerta volvió a estar alerta. ¿Qué es eso? ¿Qué estaba viendo? Un arcoíris de colores la invitaba a explorar otros miles de lugares para su nombre encontrar. Tomo su mochila y dejo de dudar. Camino sigilosa por ese camino mágico y escucho de repente un ruido estridente. - ¡AAAAAAAAI! ¡MI COLA! ¿De dónde venía esa voz chillona? La niña dio un salto muy sorprendida. Hasta que frente a sus ojos apareció de repente y bien claro, ¡ERA UN CAMALEON! -¡OH DISCULPE SEÑORA CAMALEON! Es que no la vi, iba muy concentrada buscando mi nombre que lo eh perdido y usted estaba mezclada en los colores de mi camino. - Todos siempre me pisan o me patean- dijo afligida la señora camaleón La niña la miro atentamente y su pena la conmovió por ello se le ocurrió una maravillosa idea para ayudar al pobre animalito. - ¡YO PUEDO AYUDARTE! Siempre llevo mi mochila conmigo. Espérame un segundo y verás. La pequeña entusiasta y atolondrada revolvió su mochila y con algunos materiales y recortes confecciono un lindo vestido rosa a lunares verdes para la coqueta señora camaleón. - ¡Tienes que usar ropa! Así la ropa no se va a cambiar de color y la gente te podrá ver. - ¿De verdad me lo dices? - totalmente impresionada la señora camaleón exclamo¡Ya nunca voy a desaparecer! Nadie volverá a patearme de nuevo por accidente, estaré exhibida ¡Seré toda una diva! Al fin cumpliré mis sueños. Tan agradecida como podía la señora camaleón bailo dando vueltas de alegría y regalo a la niña una letra C de camaleón para ayudarla a recuperar su nombre. La niña siguió caminando y buscando alguna otra pista para recordar.Todo era verde parecía un bosque cuando ella sintió bruscamente un golpe. -AAAAUCH!! Cayó al suelo aturdida haciendo mismos en su cabeza dolorida. Al ver adelante vio… - ¿Pero qué es eso? Creo que es un extraño balón. Que sorpresa se llevó la niña cuando quiso tocar el balón y este abrió unos redonditos ojos negros miedosos y luego se desarmo poco a poco aquel animal cauteloso. Nunca había visto la niña aquella criatura tan singular. - ¡Oye! ¡Te estoy escuchando niña!-exclamo una voz dudosa- Lo lamento mucho no quise golpear tu cabeza me caí de un árbol que intenté trepar. Soy un armadillo, por eso tengo estas corazas que me permiten hacerme una bola, ¡pero no soy un balón oye! -Mucho gusto señor armadillo, bueno yo soy una niña, pero no se mi nombre porque lo eh perdido- le comento la pequeña muy triste- Me duele la cabeza que golpazo, ¿Qué hacías ahí arriba? -Es que le temo mucho a la oscuridad, me da mucha vergüenza porque se supone que los armadillos vivimos en cuevas y no debemos temerle a la oscuridad- el armadillo avergonzado contaba dudoso su hazaña- Mi cueva estaba muy oscura y pensé subirme a un árbol para ver la luz del sol. La niña que siempre era muy comprensiva consoló al armadillo y se le ocurrió una maravillosa idea para ayudarlo. -Mi mamá cuando tengo miedo a la oscuridad en la noche, me deja encendida una luz. ¡ESO ES SEÑOR ARMADILLO NECESITA UNA LUZ! Que suerte que siempre llevo mi linterna conmigo. En un gesto de generosidad como los tenia habitualmente la dulce niña rebusco en su mochila y le regalo su luz al armadillo. Ahora era más valiente y no le iba a temer a la oscuridad nunca más. Cuando se estaba despidiendo de su nuevo amigo este la detuvo. - Espera niña, eres tan generosa me has regalado tu linterna sin dudar, toma te obsequio la letra A de armadillo, no alumbra como la luz, pero espero que pueda ayudarte. Así la niña ya tenía dos letras y seguía su camino muy feliz cantando con una actitud muy positiva. Cuando de repente un fuerte rugido helo su sangre. ¿Qué era ese sonido? ¡UN LEON! -R0OOOOAR ROOOOOARRRRRRR ¡Por dios que susto! Pálida la niña se escondió en un arbusto. Hizo mucho silencio para que el gran león de colmillos enormes y orejas peludas no la oyera, pero ya era tarde. - ¿Quién anda ahí? ¡Quién eres tú ya te vi! - el león un poco sorprendido la miraba- Vuelve aquí no voy a comerte. La pequeña seguía muerta de miedo de que el león pudiera enojarse y devorarla en un bocado. Pero aun así salió muy despacio de su escondite. - Señor león, disculpe yo no quería molestarlo. Estoy aquí buscando mi nombre - Estoy practicando mi rugido para que sea el más fuerte de la selva- la interrumpió el pedante león- ningún rugido puede ser más fuerte que el mío. La niña no pudo resistirse a ayudar a este león de mal carácter veía que en el fondo era un animal gentil porque no intento comérsela. Solo estaba muy preocupado por su rugido - Señor león si ese es el caso creo que lo puedo ayudar. Yo amo cantar fuerte y por eso tengo un micrófono a mano todo el tiempo esto hará su rugido el más fuerte de toda la jungla. Sin dudar tomo su mochila busco el aparato y se lo entrego al león, quien enseguida lo probo y su rugido hizo temblar el piso. - ROOOAR ROAARRRR ¡Ahora sí! Seré el león más fuerte de toda la jungla un rey sin dudas. - Rebosante de alegría el león casi sacaba chispas de sus ojos- Toma aquí tienes una L de león el mejor animal del mundo, espero te sirva. ROOOARRRR. - Enseguida se fue corriendo sin despedirse. La niña siguió caminando con el paso pesado hasta unas rocas donde se sentó a llorar desconsoladamente porque no encontraba su nombre por ningún lado. Lloro y lloro y se quejó preocupada hasta que una dulce y calmada voz sonó en una roca. - Oye niña ya para de llorar estás haciendo un lago en tus pies me voy a - ahogar. Tu no entiendes Iguana es que todo el día estuve buscando mi nombre y no lo pude encontrar- decía entre sollozos y lágrimas de cocodrilo. - Mi querida tranquila todo el que busca encuentra La iguana era muy sabia y causaba una sensación de tranquilidad en la desconsolada pequeña. Ella abrió sus enormes ojos brillosos y miro a la iguana más calmada, ya no caían lágrimas en sus mejillas. - Tú crees señora Iguana- y entonces la niña recordó a su mama en las palabras de aquel animal sabio- Mi mamá siempre me dice que si estoy triste coma algo. Así que… ¡Compartamos mi manzana! - Uh que deliciosa manzana, mi barriga estaba rugiendo de hambre. Pero escucha está anocheciendo debes volver a tu casa pequeña. Aquí tienes la I de iguana por tu gentileza. La niña hizo caso a su ultima amiga y emprendió el regreso a casa, el sol se había escondido cuando llego a su cuarto. Abrió su mochila y recordó la aventura del día. Junto las letras que los animales le dieron y ¡QUE SORPRESA! -¡MI NOMBRE ES CALI! Que tonta como pude olvidarlo- Ahora reía alegre, había cumplido su meta y además se divirtió mucho- Que tonta nunca volveré a perder mi nombre. Cali pensó muchas gracias amigos animales por devolverme mi nombre. Con una sonrisa se despidió mentalmente y se fue a dormir. De seguro mañana sería un gran día y otra aventura esperaba.