EL ABC DE LA ANESTESIA ZZZIDFHERRNFRPGHVFDUJDUOLEURVPHGLFLQD El ABC de la anestesia Pastor Luna Ortiz Profesor Titular del Curso Universitario de Anestesiología, Universidad Nacional Autónoma de México. Departamento de Anestesia, The American British Cowdray Medical Center; Miembro Honorario del Colegio Mexicano de Anestesiología. Miembro Honorario de la Sociedad Mexicana de Cardiología. Investigador invitado del Departamento de Farmacología del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”. Carlos Hurtado Reyes Profesor Asociado del Curso Universitario de Anestesiología, Universidad Nacional Autónoma de México. Director Médico y Jefe del Departamento de Anestesia, The American British Cowdray Medical Center. Jorge Romero Borja Profesor Asociado del Curso Universitario de Anestesiología, Universidad Nacional Autónoma de México. Departamento de Anestesia, The American British Cowdray Medical Center. Editorial Alfil El ABC de la anestesia Todos los derechos reservados por: E 2011 Editorial Alfil, S. A. de C. V. Insurgentes Centro 51–A, Col. San Rafael 06470 México, D. F. Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57 e–mail: [email protected] www.editalfil.com ISBN 978–607–8045–24–2 Dirección editorial: José Paiz Tejada Editor: Dr. Jorge Aldrete Velasco Revisión editorial: Irene Paiz, Berenice Flores Diseño de portada: Arturo Delgado Dibujos: Alejandro Rentería Impreso por: Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V. Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos 03800 México, D. F. Enero de 2011 Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores. Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información proporcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cuidadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alteración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y aplicación de cualquier parte del contenido de la presente obra. Colaboradores Dra. Janet Aguirre Sánchez Medicina Interna. Medicina del Enfermo en Estado Crítico. Subjefe del Departamento de Medicina Critica “Dr. Mario Shapiro”, Centro Médico ABC, Campus Observatorio. Capítulo 8 Dr. Edmundo Alvarado Sil Jefe del Departamento de Fisiología Pulmonar e Inhaloterapia, Centro Médico ABC. Capítulo 3 Dr. Rafael Álvarez González Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 38 Dr. Humberto Álvarez Rosales Médico Anestesiólogo. Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”. Capítulo 19 Dr. Ildefonso Añorve Ramírez Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 1 Dr. Francisco Javier Anthón Méndez Residente de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulo 38 Dra. Nora Bernal Ríos Residente de Primer Año de Anestesiología, Hospital ABC. Capítulo 36 Dra. Gabriela Briones Corona Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 31 Dr. Juan Pablo Camacho Montoya Médico Adscrito, Departamento de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulos 25, 26, 38 Dra. Roxana Carbó Zabala Departamento de Fisiología, Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”. Capítulo 11 V VI El ABC de la anestesia (Colaboradores) Dra. Gabriela Cardona Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 15 Dra. Alma Cecilia Carral Carrasco Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 19 Dra. Carolina Ibet Cervera Buenfil Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 33 Dr. Gerardo Cobos Salcedo Médico Cirujano, Ingeniero en Informática. Maestro en Ciencias Médicas. Investigador Básico. Capítulo 14 Dra. Verónica Colín Espinosa Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 32 Dr. Juan Antonio Covarrubias Vela Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulos 12, 24 Dr. Jesús Adán Cruz Villaseñor Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 19 Dra. Fabiola de los Santos Cárdenas Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulos 12, 24 Dr. Leonardo del Valle Mondragón Departamento de Farmacología. Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”. Capítulo 6 Dr. Guillermo Domínguez Cherit Médico Adscrito al Departamento de Anestesiología, Centro Médico ABC. Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. Capítulo 27 Dra. Mónica Isabel Domínguez Cid Médico Adscrito, Departamento de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulo 38 Dr. Misael Domínguez Ruiz Médico General, egresado de la Facultad de Medicina, UNAM. Capítulo 19 Dra. Berenice Domínguez Zarco Centro Médico ABC, Staff, Oftalmología. Capítulo 30 Dra. María del Socorro Espíritu Muñoz Médico Adscrito al Departamento de Anestesiología. Centro Médico ABC. Capítulos 20, 33 Dra. María Teresa Esquinca Cruz Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 23 Colaboradores VII Dr. Pablo Luis Fernández Daza Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 23 Dr. José Luis García Flores Médico Adscrito, Residente de Anestesiología de Tercer Año, Centro Médico ABC. Capítulos 12, 24, 25, 26 Dra. Mariana G. García Hernández Centro Médico ABC, Residente de Tercer Año de Anestesiología. Capítulos 9, 30 Dra. Taryn García Meza Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 32 Dr. Víctor García Navarrete Anestesiólogo General, Anestesiólogo Pediatra. Egresado del Hospital Infantil de México “Dr. Federico Gómez”. Médico Adscrito al Hospital Ángeles Lomas. Capítulo 19 Dra. Brenda G. González Carmona Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 39 Dr. Rodrigo Isaac González Varela Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Baja California. Capítulo 16 Dr. Miguel Ángel González Velázquez Médico Adscrito, Departamento de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulo 38 Dr. Abrahám Gutiérrez Grados Médico Staff del Hospital ABC. Anestesia Cardiovascular, Instituto Nacional de Cardiología. Capítulo 29 Dr. Roberto Guzmán Nuques Anestesiología y Medicina Crítica del Centro Médico ABC. Capítulos 25 y 26 Dra. Marisol Hernández Garay Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 39 Dra. Berenice Carolina Hernández Porras Residente de Tercer Año, Centro Médico ABC. Capítulo 22 Dr. Carlos Hernández Rosas Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 39 Dra. Mariana Isabel Herrera Guerrero Médico Residente de Anestesiología. Centro Médico ABC. Capítulos 20, 27 Dr. Carlos Hurtado Reyes Jefe del Departamento de Anestesiología. Director del Cuerpo Médico. Centro Médico ABC. Capítulo 1 VIII El ABC de la anestesia (Colaboradores) Dr. Alejandro V. Jiménez Casillas Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulos 15, 39 Dra. Adriana Jiménez Ramos Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 31 Dr. Andrés Eduardo Loaiza Montoya Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 32 Dra. Sofía López Residente de Tercer Año, Centro Médico ABC. Capítulo 1 Dr. Pastor Luna Ortiz Profesor Titular del Curso Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México de la subespecialidad de Anestesiología, Hospital ABC. Jefe Honorario del Departamento de Anestesia del Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”. Miembro Honorario de la Sociedad Mexicana de Cardiología. Capítulos 11, 15, 16, 17, 35, 36, 37 Dr. Martín Martínez Rosas Departamento de Fisiología, Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”. Capítulos 11, 16 Dr. Rafael Ignacio Martínez Tejeda y Ramos Médico Staff Centro Médico ABC. Miembro del ASA. Miembro del Colegio y la Federación Mexicana de Anestesiología. Capítulo 30 Dra. Cecilia U. Mendoza Popoca Anestesióloga del Centro Médico ABC. Capítulo 21 Dra. Estela Melman Szteyn Ex jefa del Departamento de Anestesia y Terapia Respiratoria, Hospital Infantil de México “Dr. Federico Gómez”. Académico Titular de las Academias Nacional de Medicina y Mexicana de Pediatría. Adscrita al Hospital ABC, Departamento de Anestesia. Capítulo 19 Dr. Álvaro Mesa Pachón† Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 19 Dra. Julia Anna Mikolajczuk Jastrzebska Residente de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulos 2, 9 Dr. Enrique Monares Zepeda Médico Intensivista Adscrito a la Unidad de Terapia Intensiva del Centro Médico ABC. Capítulo 40 Dr. Marco Antonio Montes de Oca Sandoval Jefe de Residentes, Departamento de Medicina Crítica y Terapia Intensiva “Dr. Mario Shapiro”, Centro Médico ABC. Capítulo 4 Colaboradores Dra. Thalpa Guadalupe Montoya Peñuelas Médico Adscrito al Departamento de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulo 27 Dr. Gerardo Ochoa Anaya Departamento de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulo 33 Dr. Horacio Olivares Mendoza Médico Adscrito, Centro Médico ABC. Capítulo 22 Dr. Jaime Pablo Ortega García Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC, Campus Santa Fé. Capítulos 2, 15 Dr. Enrique Pazos Alvarado Departamento de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 19 Dra. Nourghia Soraya Peredo Guzmán Residente de Anestesia. Centro Médico ABC. Capítulo 31 Dr. Mario A. Quintero García Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulos 15, 39 Dr. Francisco José Ramírez Flores Residente del Tercer Año de Anestesiología, Centro Médico ABC. Capítulos 25 y 26 Dra. Sandra Raya Santoyo Médico Cirujano. Maestra en Ciencias Médicas: especialidad en Investigación Clínica. Capítulo 13 Dra. Elisa Rionda Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 15 Dra. María Vanessa Rodríguez Pérez Anestesiología General, Centro Médico ABC, y Anestesiología Pediátrica por INP de la SSA. Capítulo 19 Dr. Joel Rodríguez Reyes Médico Adscrito, Anestesiología y Terapia Intensiva, Centro Médico ABC. Capítulo 18 Dr. Jorge Romero Borja Profesor Adjunto de Anestesiología, UNAM. Anestesia Cardiotorácica, Centro Médico ABC. Capítulos 17, 28 Dr. Juan Pablo Sánchez Rodríguez Médico Staff de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 9 Dr. Gustavo Sánchez Torres Instituto Nacional de Cardiología “Dr. Ignacio Chávez”. Departamento de Instrumentación Electromecánica. Capítulo 7 IX X El ABC de la anestesia (Colaboradores) Dr. Mario Suárez Morales Anestesiólogo del Centro Médico ABC. Capítulo 21 Dr. Adalberto L. Toro Matos Médico Anestesiólogo Staff, Hospital ABC. Profesor del Curso Universitario de la Especialidad de Anestesiología. Ex jefe del Departamento de Anestesiología, Hospital Central Militar. Capítulo 5 Dr. Armando Torres Gómez Cirujano Ortopedista y Traumatólogo, Investigador Clínico. Maestro en Ciencias Médicas. Asociación Médica del Centro Médico ABC. Capítulos 13, 14 Dr. Rubén Valdespín Pérez Departamento de Anestesia, Centro Médico ABC. Capítulo 23 Contenido Capítulo 1. Capítulo 2. Capítulo 3. Capítulo 4. Capítulo 5. Capítulo 6. Capítulo 7. Capítulo 8. Capítulo 9. Capítulo 10. Capítulo 11. Capítulo 12. Capítulo 13. Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XV Pastor Luna Ortiz, Carlos Hurtado Reyes, Jorge Romero Borja Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVII Leobardo C. Ruiz Pérez Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIX José Halabe Cherem Valoración preanestésica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Carlos Hurtado Reyes, Sofía López, Ildefonso Añorve Ramírez Fisiología respiratoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Jaime Pablo Ortega García, Julia Anna Mikolajczuk Jastrzebska Pruebas de función pulmonar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Edmundo Alvarado Sil Insuficiencia respiratoria aguda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 Marco Antonio Montes de Oca Sandoval Farmacología de los anestésicos intravenosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Adalberto L. Toro Matos La farmacognosia en el campo de la anestesiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 Leonardo del Valle Mondragón Aparato cardiovascular. Una red de control vital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 Gustavo Sánchez Torres Fármacos vasoactivos en anestesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 Janet Aguirre Sánchez Técnicas anestésicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 Juan Pablo Sánchez Rodríguez, Mariana G. García Hernández, Julia Anna Mikolajczuk Jastrzebska Manejo de la vía aérea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183 Juan Pablo Camacho Montoya, José Luis García Flores Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215 Martín Martínez Rosas, Roxana Carbó Zabala, Pastor Luna Ortiz Transfusión y ahorro hemático perioperatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231 Juan Antonio Covarrubias Vela, Fabiola de los Santos Cárdenas, José Luis García Flores Selección de literatura científica en anestesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 XI XII El ABC de la anestesia Capítulo 14. Capítulo 15. Capítulo 16. Capítulo 17. Capítulo 18. Capítulo 19. Capítulo 20. Capítulo 21. Capítulo 22. Capítulo 23. Capítulo 24. Capítulo 25. Capítulo 26. Capítulo 27. Capítulo 28. Capítulo 29. Capítulo 30. Capítulo 31. Capítulo 32. Capítulo 33. Capítulo 34. (Contenido) Armando Torres Gómez, Sandra Raya Santoyo Análisis e interpretación de datos en la literatura científica en anestesia . . . . . . . . . . . . . Armando Torres Gómez, Gerardo Cobos Salcedo Hipotermia perioperatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Jaime Pablo Ortega García, Pastor Luna Ortiz, Mario A. Quintero García, Elisa Rionda, Alejandro V. Jiménez Casillas, Gabriela Cardona Canales de potasio dependientes de ATP (IKATP) y su papel fisiopatológico . . . . . . . . . . Pastor Luna Ortiz, Martín Martínez Rosas, Rodrigo Isaac González Varela Reposición de la volemia durante la anestesia. Coloides y cristaloides . . . . . . . . . . . . . . . Pastor Luna Ortiz, Jorge Romero Borja Sedación inhalatoria mediante el dispositivo conservador de anestésico AnaConDaR . . Joel Rodríguez Reyes Anestesia en el paciente pediátrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estela Melman Szteyn, Víctor García Navarrete, Misael Domínguez Ruiz, Jesús Adán Cruz Villaseñor, Humberto Álvarez Rosales, María Vanessa Rodríguez Pérez, Alma Cecilia Carral Carrasco, Enrique Pazos Alvarado, Álvaro Mesa Pachón Anestesia en cirugía ambulatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . María del Socorro Espíritu Muñoz, Mariana Isabel Herrera Guerrero Anestesia en neurocirugía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cecilia U. Mendoza Popoca, Mario Suárez Morales Anestesia en cirugía oncológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Horacio Olivares Mendoza, Berenice Carolina Hernández Porras Anestesia obstétrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Rubén Valdespín Pérez, María Teresa Esquinca Cruz, Pablo Luis Fernández Daza Anestesia en cirugía de trauma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Juan Antonio Covarrubias Vela, José Luis García Flores, Fabiola de los Santos Cárdenas Anestesia en el paciente en estado crítico I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Roberto Guzmán Nuques, Francisco José Ramírez Flores Anestesia en el paciente en estado crítico II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Roberto Guzmán Nuques, Francisco José Ramírez Flores Anestesia en cirugía bariátrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Thalpa Guadalupe Montoya Peñuelas, Guillermo Domínguez Cherit, Mariana Isabel Herrera Guerrero Anestesia en enfermedad pulmonar obstructiva crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Jorge Romero Borja Anestesia en el paciente geriátrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Abrahám Gutiérrez Grados, Fabiola de los Santos Cárdenas Anestesia en oftalmología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Rafael Ignacio Martínez Tejeda y Ramos, Berenice Domínguez Zarco, Mariana García Hernández Anestesia en otorrinolaringología. Anatomía y fisiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Gabriela Briones Corona, Adriana Jiménez Ramos, Nourghia Soraya Peredo Guzmán Anestesia y cirugía ortopédica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Andrés Eduardo Loaiza Montoya, Verónica Colín Espinosa, Taryn García Meza Anestesia en cirugía plástica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . María del Socorro Espíritu Muñoz, Carolina Ibet Cervera Buenfil, Gerardo Ochoa Anaya Anestesia en cirugía torácica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pastor Luna Ortiz, Francisco Javier Anthón Méndez 251 257 273 283 295 299 429 439 471 481 493 503 519 539 551 563 575 585 597 609 619 Contenido XIII Capítulo 35. Anestesia cardiovascular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pastor Luna Ortiz Capítulo 36. Anestesia en hipertensión arterial sistémica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pastor Luna Ortiz, Nora Bernal Ríos Capítulo 37. Anestesia en valvulopatías cardiacas adquiridas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pastor Luna Ortiz Capítulo 38. Anestesia para cirugía maxilofacial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Miguel Ángel González Velázquez, Rafael Álvarez González, Mónica Isabel Domínguez Cid, Juan Pablo Camacho Montoya, Francisco Javier Anthón Méndez Capítulo 39. Anestesia para cirugía de aorta abdominal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Alejandro V. Jiménez Casillas, Marisol Hernández Garay, Mario A. Quintero García, Carlos Hernández Rosas, Brenda G. González Carmona Capítulo 40. Reanimación cardiopulmonar durante la anestesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Enrique Monares Zepeda Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 629 637 653 665 677 689 701 Prefacio Dr. Pastor Luna Ortiz, Carlos Hurtado Reyes, Jorge Romero Borja enfermedades de las válvulas cardiacas y aneurisma de aorta abdominal, y en pacientes en estado crítico. Un tema de vital importancia que no cubren la mayoría de los libros de texto es el manejo correcto de los pacientes con paro cardiaco, para lo cual existe un capítulo de reanimación cardiopulmonar durante la anestesia. Queremos dar las gracias —nuestras gracias más sinceras— a los colegas que contribuyeron a la preparación de esta obra; todos ellos son miembros del Departamento de Anestesia y Terapia Intensiva del Centro Médico ABC, que plasmaron su experiencia y dedicación al incluir en cada uno de los capítulos los momentos vividos en las salas de operaciones. A los médicos residentes que colaboraron en la preparación de los manuscritos, cuya ayuda fue de gran valor. Estamos en deuda con todas las personas excepcionales que contribuyeron sustancialmente a iniciar y organizar una gran parte de la información y que han participado de una u otra forma durante el tiempo que tomó la elaboración de este libro. Queremos expresar nuestro eterno agradecimiento al Centro Médico ABC y a sus Directivos, en especial al Lic. Alejandro Alfonso, por su apoyo incondicional, al Dr. Elías Horta —Director de Asuntos Médicos— y al Dr. Carlos Hurtado Reyes —Director Médico de dicha institución— por su gran esfuerzo para que esta obra lograra su objetivo. Un profundo agradecimiento a la secretaria del Departamento de Anestesia, la Srita. Patricia Mejía, cuya eficiente labor asistencial fue de gran valía para recopilar todos los capítulos, corregirlos y ordenarlos. Al Lic. José Paiz Tejada —Director General de Editorial Alfil— y a Berenice Flores —editora del manuscrito—, y a todo su equipo por sus valiosos consejos y conseguir tener a tiempo esta obra. El texto que aquí se presenta tiene la finalidad de brindar una visión ordenada de los principales temas que comprenden el apasionante campo de la anestesiología. Esta obra nació de la idea de proporcionarle a los médicos residentes, estudiantes de la especialidad, las bases en las que ella se sustenta, para que sirva como una guía en la cual puedan encontrar la mayoría de los temas que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha pedido cubrir en la enseñanza de su Programa Único de Especialidades Médicas (PUEM). El libro consta de 40 capítulos que abarcan desde la valoración preanestésica, la fisiología pulmonar y las pruebas respiratorias — que son básicas para la administración de una anestesia segura—, hasta la función cardiovascular, cuyo conocimiento es indispensable para lograr la estabilidad hemodinámica, la cual debe ser el objetivo principal en todo periodo perioperatorio. El manejo de la vía aérea y las técnicas anestésicas, los fármacos vasoactivos, la transfusión sanguínea y el ahorro hemático en el transoperatorio, el control de la temperatura y la reposición de la volemia son temas que también se describen aquí. Asimismo, orienta a los residentes a conocer la selección de la literatura científica en anestesia y la interpretación de datos publicados en las revistas médicas. En una segunda parte se presentan los métodos adecuados para una correcta administración de la anestesia en las diferentes especialidades de las que constan la medicina y la cirugía en general, como son la anestesia en pediatría, en cirugía ambulatoria, en neurocirugía, en cirugía oncológica, en ginecoobstetricia, en cirugía de trauma, bariátrica y geriátrica, en cirugía de ortopedia, en cirugía plástica y reconstructiva, y en cirugía de tórax y cardiovascular, así como la cirugía en pacientes con XV XVI El ABC de la anestesia (Prefacio) Prólogo Leobardo C. Ruiz Pérez llo de la especialidad, sino también la formación de nuevos especialistas y el reconocimiento por parte de la Academia Nacional de Medicina. En los diferentes capítulos, los autores del libro El ABC de la anestesia cubren ampliamente los conocimientos, técnicas y equipo necesarios para la práctica profesional de la especialidad, al mismo tiempo que ofrecen al paciente la seguridad necesaria en los diferentes procedimientos. La evaluación, consulta y preparación del paciente para la anestesia constituye hoy en día el paso inicial y fundamental; el médico anestesiólogo conoce con anticipación e integralmente a la persona y de esa manera es capaz de seleccionar la técnica anestésica más segura, lo cual permite una mejor evolución posoperatoria. El dominio de la farmacología es fundamental para el manejo adecuado de los medicamentos y para prever las posibles complicaciones. Igual de importante es conocer la fisiología cardiopulmonar, no sólo para el periodo transoperatorio, sino también para el mejor desempeño de los anestesiólogos en los servicios de cuidados intensivos. El manejo del dolor constituye en la actualidad un campo de importancia capital para lograr el bienestar y mejorar la calidad de vida de los pacientes. De ahí que sea necesario destacar el tratamiento de este síntoma, no sólo durante el acto quirúrgico, sino también inmediatamente después, así como en la obstetricia y en la realización de procedimientos diagnósticos o terapéuticos. En esta obra se le otorga la importancia debida a la anestesia en grupos poblacionales específicos, como los ancianos, los cardiópatas y los enfermos crónicos. El niño representa un reto especial por su vulnerabilidad, por lo que en el capítulo 19 se analiza ante diferentes situaciones y problemas. El ABC de la anestesia es un libro concebido y elaborado para tener como lectores a estudiantes de medicina, médicos residentes y especialistas interesados en esta rama de la medicina, tan esencial en la práctica moderna y científica que demanda la actual sociedad. Desde los inicios de la humanidad se ha buscado evitar o mitigar las molestias del dolor y facilitar la curación. Para ello se han investigado una infinidad de medios. Durante la época del México prehispánico los médicos y curanderos realizaban procedimientos quirúrgicos auxiliados por remedios que mitigaban o abolían el dolor. A la llegada de los conquistadores, éstos prefirieron a los médicos indígenas por sus curaciones menos agresivas y dolorosas, así como de más rápidos y mejores resultados. En la primera mitad del siglo XIX se inició de manera formal la práctica de la anestesia, cuando el odontólogo Henry Welch llevó a cabo las primeras extracciones sin dolor utilizando el óxido nitroso. En octubre de 1846 William Morton realizó la primera cirugía bajo anestesia por inhalación en el Hospital General de Massachusets, considerándose éste el primer evento anestésico formal. Sin que existan datos fidedignos, las crónicas de la Guerra de Intervención Estadounidense en México consignan que en el desembarco en Veracruz el cirujano John Porter realizó la amputación de una pierna a un soldado previamente anestesiado con éter sulfúrico. En México existe ya una larga experiencia en el campo de la anestesia, la cual se remonta al siglo XIX, e inclusive lo que se podría concebir como la primera anestesia raquídea con cocaína realizada por el Dr. Ramón Pardo en la ciudad de Oaxaca. A partir de entonces la anestesia se convirtió en un procedimiento habitual en los hospitales. Es justo destacar la participación del Dr. Benjamín Bandera, quien no sólo promueve el desarroXVII XVIII El ABC de la anestesia La más destacada contribución de la publicación El ABC de la anestesia habrá de darse en la enseñanza y la formación de los especialistas que México requiere, no sólo en los grandes centros urbanos, sino fundamental- (Prólogo) mente en los hospitales de segundo y tercer niveles, para de esa manera hacer realidad el “Derecho a la protección de la salud”, consignado en la Ley Suprema de la Nación. Introducción José Halabe Cherem cina de la UNAM; entre las especialidades de dichos estudios se cuenta con la de anestesia, que tiene un gran reconocimiento nacional e internacional. Preocupados y ocupados por seguir con la educación, nuestra institución se ha comprometido a editar estos libros que le servirán no sólo al residente de anestesia y los médicos anestesiólogos, sino que será de utilidad también para los alumnos de las escuelas de medicina, los médicos generales y los especialistas de otras ramas . Continuar con el binomio enseñanza–aprendizaje es una de las metas primordiales de la medicina y los editores de este libro están cumpliendo con esa premisa. Estoy seguro de que este libro contribuirá a incrementar los conocimientos de una manera didáctica, lo cual resultará de gran utilidad. Felicito a los editores y autores de esta obra y los incito a continuar por el camino de la asistencia, la docencia y la investigación en beneficio de la calidad y calidez que debemos otorgar a nuestros pacientes cotidianamente. El libro el ABC de la Anestesia engloba en sus 40 capítulos los temas actualizados a los que un médico anestesiólogo se va a enfrentar en la práctica cotidiana. En cada uno de los capítulos se vierten los adelantos más importantes para que el médico anestesiólogo brinde en forma oportuna el mejor manejo al paciente. Este libro incluye varios de los temas que el Programa Único de Especialidades Médicas (PUEM) exige en el adiestramiento de un médico residente. Los editores del libro —el Dr. Pastor Luna Ortíz, el Dr. Carlos Hurtado Reyes y el Dr. Jorge Romero Borja, profesores del Curso de Anestesia de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México—, durante muchos años han tenido la visión de realizar este libro con la inclusión de todos los residentes de anestesia, siempre asesorados por un médico anestesiólogo tratante del Centro Médico ABC. El Centro Médico ABC es una institución de asistencia privada, con una gran trayectoria académica, que cuenta con 170 residentes de posgrado inscritos en la División de Estudios Superiores de la Facultad de Medi- XIX XX El ABC de la anestesia (Introducción) Capítulo 1 Valoración preanestésica E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Carlos Hurtado Reyes, Sofía López, Ildefonso Añorve Ramírez lista, aparte del anestesiólogo, se recomienda su ingreso al hospital al menos un día previo al procedimiento quirúrgico, con el fin de que se puedan realizar los exámenes requeridos y su interpretación, y en todo caso iniciar el manejo que permita la optimización del estado actual de salud. La valoración preanestésica se debe enfocar en la garantía de la realización segura de los procedimientos anestésico y quirúrgico; sólo el equipo de anestesia puede determinar la salud de un paciente para la administración de la anestesia y decidir la técnica de anestesia apropiada. La historia y el examen físico proporcionado por otros especialistas brindan la información al personal de anestesia para hacer aquella determinación. Se debe establecer un marco que reduzca al mínimo la probabilidad de descuidos preoperatorios y desgracias que conduzcan a la siguiente pregunta: ¿por qué ocurren complicaciones en los pacientes sanos? La evaluación preoperatoria del paciente sometido a cirugía tiene el fin de abordar las cuestiones relativas a la seguridad y la eficacia del proceso perioperatorio. El principal objetivo de la valoración preoperatoria consiste en permitir la ejecución del procedimiento quirúrgico requerido o deseado con la mínima exacerbación de alguna enfermedad preexistente, evitar nuevas morbilidades y permitir una adecuada y rápida recuperación para el paciente. El hecho de que un paciente quirúrgico requiera tratamiento posoperatorio en una unidad de terapia intensiva muchas veces depende de que cualquier patología conocida haya sido perfectamente identificada y tratada antes del procedimiento quirúrgico, lo cual depende de una adecuada valoración preanestésica. En caso de pacientes con patologías no complicadas generalmente son suficientes las valoraciones preanestésicas del cirujano y del anestesiólogo el día de la cirugía. Sin embargo, muchos otros pacientes requerirán una valoración más extensa, dependiendo de su estado de salud. Dicha valoración puede requerir la participación de un equipo completo de especialistas que conduzca a la evaluación, que en casos seleccionados puede incluir la admisión a una unidad de terapia intensiva para la optimización preoperatoria. En diversos estudios se ha visto que a los pacientes identificados como de alto riesgo a quienes se les brinda una mejoría de su condición de salud antes del procedimiento quirúrgico, se les proporciona al mismo tiempo una reducción importante en la mortalidad, así como de los costos hospitalarios, ya que se disminuyen los incidentes perioperatorios y la necesidad de un ingreso a terapia intensiva, así como el tiempo de recuperación posoperatorio. En los pacientes que requieran la valoración de un especia- FASES DE LA VALORACIÓN PREANESTÉSICA Entrevista y documentación El primer paso en la valoración preanestésica lo constituye la documentación de las condiciones preexistentes y su optimización. Se inicia con la identificación de la necesidad del procedimiento quirúrgico, el impacto que tendrá el mismo sobre la condición actual, si es urgente o no realizarlo y la anticipación de las consecuencias en caso de que 1 2 El ABC de la anestesia (Capítulo 1) se decidiera posponer o suspender el procedimiento quirúrgico. Se debe realizar una historia clínica completa o actualizarla en caso de que exista una previa e investigar sobre la presencia de alergia a medicamentos, alimentos o sustancias tópicas. Se debe llevar a cabo un examen físico por sistemas con toma de signos vitales. Es muy importante enfocarse en los antecedentes anestésicos y problemas relacionados con la anestesia, como son la vía aérea difícil, la necesidad de ventilación mecánica posoperatoria, la estancia en una unidad de terapia intensiva, el antecedente de dolor y la presencia de náuseas y vómito posoperatorios; asimismo, se deben investigar los antecedentes de complicaciones anestésicas familiares, como hipertermia maligna o deficiencia de seudocolinesterasa. El examen físico se debe dirigir principalmente a la vía aérea, el corazón y el pulmón, sin excluir otros órganos, en busca de patologías que puedan comprometerse o exacerbarse durante el procedimiento quirúrgico o en el periodo posoperatorio. Beattie y col. sugieren que las intervenciones realizadas para disminuir la probabilidad de incidentes se debe hacer con base en el estado actual del paciente y que el grado de precauciones dependerá de la gravedad de las patologías de base y del riesgo quirúrgico. Se puede inferir la existencia de afección en algún órgano sin que exista evidencia clínica con base en la afección a otros, por ejemplo, los pacientes con enfermedad vascular periférica tienen una alta probabilidad de afección arterial coronaria importante; asimismo, en un paciente diabético con neuropatía autonómica hay alta probabilidad de enfermedad coronaria. Un aspecto vital en la valoración consiste en la identificación de procesos que pudieron tener consecuencias al interactuar con los medicamentos usados durante el procedimiento anestésico, ya que esto puede conducir a complicaciones que requieran estancia posoperatoria en terapia intensiva e incluso a la muerte del paciente. Cuando un paciente refiere el antecedente personal o familiar de haber requerido intubación durante un tiempo prolongado sin causa médica aparente o después de un procedimiento quirúrgico menor se debe sospechar e investigar deficiencia de seudocolinesterasa. La miastenia gravis, una enfermedad que se caracteriza por la destrucción autoinmunitaria de los receptores de acetilcolina y que además causa debilidad progresiva, tiene implicaciones anestésicas importantes, ya que los receptores dañados de acetilcolina responden de manera exagerada a la administración de bloqueadores neuromusculares no despolarizantes, por lo que se debe esperar un tiempo prolongado de relajación en caso de requerirse su uso; también se debe valorar si es conveniente la suspensión de los medicamentos anticolinesterasa, ya que éstos pueden interferir con el uso de bloqueadores neuromusculares; sin embargo, esto no se debe intentar en pacientes que dependen del tratamiento o que presentan una debilidad muscular importante. La hipertermia maligna puede ser desencadenada por la administración de relajantes musculares despolarizantes, como la succinilcolina, y por el uso de anestésicos inhalatorios. La clave consiste en identificar a los pacientes con enfermedades susceptibles de desencadenar hipertermia maligna, como son distrofias musculares, neurofibromatosis, estrabismo y el antecedente de un episodio de hipertermia maligna personal o familiar, con el fin de evitar el uso de agentes conocidos como gatillo. Se debe documentar la medicación que habitualmente ingiere el paciente, así como el uso de drogas, alcohol o tabaco para prever las interacciones que puedan tener con los fármacos administrados en el transoperatorio (cuadro 1–1). Cuadro 1–1. Fármacos y sus posibles interacciones en el transoperatorio Fármacos y sustancias Alcohol Betaantagonistas Antibióticos Antihipertensivos AspirinaR Benzodiazepinas Bloqueadores de los canales de calcio Digitálicos Diuréticos Inhibidores de la monoaminooxidasa Antidepresivos tricíclicos Efectos adversos Tolerancia a los fármacos anestésicos Bradicardia, broncoespasmo, alteración de la respuesta del sistema nervioso simpático, depresión miocárdica Prolongación de los efectos de los relajantes musculares Alteración de la respuesta del sistema nervioso simpático Riesgo de sangrado Tolerancia a fármacos anestésicos Hipotensión Arritmias cardiacas o alteración de la conducción Hipocalemia, hipovolemia Exagerada respuesta a los fármacos simpaticomiméticos Exagerada respuesta a los fármacos simpaticomiméticos Valoración preanestésica Otro aspecto muy importante de la entrevista preoperatoria es la oportunidad del anestesiólogo para informar al paciente y a los familiares acerca de los aspectos relacionados con el procedimiento anestésico, que en muchas ocasiones es la parte más inquietante de la cirugía. Deben contar con una clara explicación sobre los riesgos asociados con la anestesia, como son náusea, vómito, mialgias, daño a piezas dentarias, neuropatía periférica, arritmias cardiacas, infarto del miocardio, atelectasias, aspiración, evento vascular cerebral, reacción alérgica a medicamentos e incluso la muerte. Se debe explicar también la vía de administración de los fármacos a utilizar, así como las reacciones adversas asociadas con ellos, el tiempo de espera aproximado desde que trasladan al paciente a quirófano hasta su regreso a su habitación, la probable presencia de dispositivos —catéter venoso central, tubo orotraqueal, sonda orogástrica, sonda urinaria y catéter arterial o periférico— y la existencia de dolor posoperatorio y los métodos para su control. Clasificación de riesgo La fase de evaluación de riesgo utiliza la información obtenida por la documentación para obtener una apre- 3 ciación del impacto esperado de la cirugía planificada. En años recientes se han descrito escalas de valoración para la clasificación uniforme de pacientes con patologías existentes, con base en las cuales se debe establecer un perfil de riesgo individual. A pesar de tener el poder estadístico para predecir resultados en los grupos de pacientes y proporcionar la justificación para una evaluación más amplia, los índices de riesgo no definen cómo evaluar y tratar mejor a cada paciente. Los índices confían en las variables fijas que no necesariamente capturan la naturaleza, la gravedad y la cronicidad de las patologías específicas en cada paciente. Se hace énfasis en la necesidad de usarlos con precaución y de modificarlos o aun abandonarlos cuando las características de cada paciente así lo requieran. La clasificación del estado físico del ASA permite una descripción general del estado de salud del paciente, con una buena correlación de los resultados (cuadro 1–2). Se agrega la letra E si la cirugía es electiva y la letra U si es urgencia. Se debe tomar en cuenta que hay tres aspectos importantes de la valoración preanestésica que el ASA no toma en cuenta: 1. Antecedentes de vía aérea difícil o problemas de vía aérea, como apnea obstructiva del sueño. Cuadro 1–2. Clasificación del estado físico Clase I II E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. III IV V VI Descripción Paciente sano El procedimiento quirúrgico no implica alteración sistémica El problema quirúrgico es localizado Enfermedad sistémica controlada Ejemplo Paciente sano HAS bien controlada, historia de asma, anemia, tabaquismo, diabetes bien controlada, obesidad, edad < 1 año o > de 70 años, cáncer sin evidencia de propagación, epilepsia, hipertiroidismo o hipotiroidismo controlado, diverticulitis No hay daño a órgano blanco La enfermedad sistémica puede o no relacionarse con el procedimiento quirúrgico Enfermedad sistémica descontrolada, pero no inca- Angina de pecho, HAS mal controlada, DM mal controlada, pacitante EPOC, crisis asmática, IRC con diálisis, enfermedad tiroidea mal controlada, tumor hipofisario con síntomas, fibrilación auricular, historia de EVC Daño a órgano blanco Enfermedad sistémica puede o no relacionarse con el procedimiento quirúrgico Enfermedad sistémica incapacitante, con amenaza Angina de pecho inestable, ICC, insuficiencia hepática, tumor constante a la vida cerebral con aumento de PIC, SAOS con HAP, TV, FV, EVC < 1 mes, aneurisma cerebral sintomático Paciente moribundo con poca oportunidad de Importante deterioro de la función cerebral por ruptura de aneusobrevivir con o sin cirugía risma cerebral Ejecución de cirugía como último recurso Paciente con muerte cerebral, donador de órganos HAS: hipertensión arterial sistémica; DM: diabetes mellitus; EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica; IRC: insuficiencia renal crónica; EVC: evento vascular cerebral; PIC: presión intracraneal; SAOS: síndrome de apnea obstructiva del sueño; HAP: hipertensión arterial pulmonar; TV: taquicardia ventricular; FV: fibrilación ventricular. 4 El ABC de la anestesia (Capítulo 1) Cuadro 1–3. Riesgos del procedimiento quirúrgico Riesgo Descripción Riesgo bajo Cirugía con mínimo estrés psicológico. Rara vez se requerirá transfusión de sangre, monitoreo invasivo o ingreso en unidad de terapia intensiva Riesgo intermedio Cirugía con moderado estrés psicológico. Mínima pérdida sanguínea, con riesgo de presentarse una pérdida importante Riesgo alto Importante pérdida sanguínea; probablemente se requerirá transfusión. Importante intercambio de líquidos 2. Riesgo y complejidad del procedimiento quirúrgico programado. 3. Riesgo de una reacción adversa a la anestesia por desórdenes específicos desencadenantes. Con base en el riesgo y la complejidad el procedimiento quirúrgico se ha clasificado en tres categorías (cuadro 1–3): Valoración de la vía aérea La evaluación de la vía aérea y su manejo son de vital importancia para toda especialidad médica. La identificación de la vía aérea que será de difícil manejo de forma anticipada permitirá asegurar el manejo de la situación, proporcionándole una mayor seguridad al paciente que requiera manejo especializado. La vía aérea difícil no anticipada es una de las causas más importantes de morbilidad en anestesiología. Durante mucho tiempo se ha buscado la forma de identificar de manera anticipada este problema, para lo que se han diseñado diversas evaluaciones de predicción de la vía aérea difícil. Estar a cargo del manejo de la vía aérea exige el conocimiento de estas evaluaciones, con el objetivo de tener el tiempo y la oportunidad de recurrir al equipo y personal especializado en su manejo y disminuir el riesgo de complicaciones que pueden llevar a la muerte a un paciente. Es muy importante tomar en cuenta que ninguna de las clasificaciones de la vía aérea difícil predicen la intubación difícil con una sensibilidad y valor predictivo absolutos, pues la intubación endotraqueal depende de factores anatómicos diversos, así como de la experiencia y habilidad del personal. Entre las evaluaciones de predicción que se utilizan con más frecuencia están las siguientes. Ejemplo Cirugía de catarata, artroscopia diagnóstica, biopsia de mama, cistoscopia, colonoscopia, vasectomía, circuncisión Colecistectomía, histerectomía abdominal Cirugía de columna, artroplastia de cadera, cirugía valvular aórtica Mallampati modificada por Samsoon y Young Sistema de clasificación que correlaciona el espacio orofaríngeo con la facilidad para la laringoscopia directa y la intubación orotraqueal. Técnica: el anestesiólogo se debe colocar frente al paciente a la altura de los ojos. El paciente debe estar en posición sedente con la cabeza en posición neutral; se le pide que abra la boca con protrusión de la lengua al máximo (figura 1–1). La vía aérea se clasifica de acuerdo con las estructuras que se visualicen: S Clase I: paladar blando, fauces, úvula y pilares amigdalinos anterior y posterior. S Clase II: paladar blando, fauces y úvula. S Clase III: paladar blando y base de la úvula. S Clase IV: sólo es visible el paladar duro. Distancia interincisiva Técnica: se le pide al paciente que abra completamente la boca para valorar la distancia entre los incisivos superiores e inferiores. Si el paciente presenta adoncia se medirá la distancia entre las encías superior e inferior a nivel de la línea media (figura 1–2). S S S S Clase I: más de 3 cm. Clase II: de 2.6 a 3 cm. Clase III: de 2 a 2.5 cm. Clase IV: menos de 2 cm. Una distancia menor de 3 cm se correlaciona con dificultad para la visualización en una laringoscopia directa. Escala Patil–Aldreti o distancia tiromentoniana Técnica: Se coloca paciente en posición sedente; con la boca cerrada y la cabeza extendida se mide la distancia Valoración preanestésica I II III 5 IV Figura 1–1. Clasificación de Mallampati. entre la escotadura superior del cartílago tiroides y el borde inferior del mentón (figura 1–3). S Clase I: más de 6.5 cm. S Clase II: de 6.0 a 6.5 cm. S Clase III: menos de 6 cm. La clase I se correlaciona con una laringoscopia e intubación sin dificultad; sin embargo, la clase III se correlaciona con dificultad para llevar a cabo la laringoscopia y la intubación. Distancia esternomentoniana Técnica: se coloca al paciente en posición sedente, con la cabeza en extensión y la boca cerrada; se valora la distancia que existe entre el borde superior del manubrio esternal y la punta del mentón (figura 1–4). S S S S Clase I: más de 13 cm. Clase II: de 13 a 13 cm. Clase III: de 11 a 12 cm. Clase IV: menos de 11 cm. Clasificación de Belhouse–Dore o grados de movilidad de la articulación atlantooccipital Técnica: se coloca al paciente en posición sedente y se le pide que realice una extensión completa de la cabeza. El objetivo es valorar la reducción de la extensión de la articulación atlantooccipital en relación con los 35_ que se consideran normales (figura 1–5). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S Grado I: ninguna limitante. Figura 1–2. Distancia interincisiva. Figura 1–3. Distancia tiromentoniana. 6 El ABC de la anestesia (Capítulo 1) Grado I Grado II Grado III Grado IV Figura 1–6. Cormarck–Lehane. Figura 1–4. Distancia esternomentoniana. S Grado II: 1/3 de limitación. S Grado III: 2/3 de limitación. S Grado IV: completa limitación. Clasificación de Cormarck–Lehane Es una valoración que se utiliza cuando se realiza la laringoscopia directa. Técnica: durante la laringoscopia directa se valora el grado de dificultad para lograr una intubación endotraqueal, según las estructuras anatómicas que se visualicen (figura 1–6). S Grado I: se observa el anillo glótico en su totalidad. Se correlaciona con una intubación muy fácil. S Grado II: se observa la comisura o mitad superior del anillo glótico. Se correlaciona con una intubación difícil. S Grado III: se observa la epiglotis sin visualizar orificio glótico. Se correlaciona con una intubación muy difícil. S Grado IV: imposibilidad para visualizar incluso la epiglotis. Se correlaciona con una intubación que requerirá el uso de técnicas especiales. Con base en estudios comparativos se ha concluido que de las escalas de valoración mencionadas, la clasificación de Mallampati es la técnica más sensible y la más Figura 1–5. Belhouse–Dore. utilizada por el personal que se dedica a la manipulación de la vía aérea. Las técnicas de Belhouse–Dore y la distancia esternomentoniana son las más específicas y las de mayor valor pronóstico a la apertura bucal, las cuales en conjunto proporcionan una valoración pronóstica más adecuada. Con base en lo anterior se recomienda el uso de al menos tres de las escalas de valoración de vía aérea difícil, que en conjunto constituyen una herramienta fundamental para una detección oportuna y pronóstica. Riesgo cardiovascular Existen múltiples factores durante un procedimiento quirúrgico que constituyen un aumento de riesgo para complicaciones cardiovasculares; entre ellos se pueden mencionar el estrés de la anestesia, la intubación y la extubación, la presencia de dolor, el ayuno, el aumento de catecolaminas, la pérdida de sangre y la hipotermia, entre otros. Se recomienda siempre realizar una valoración cardiaca, con el fin de disminuir el riesgo de complicaciones cardiovasculares en el transoperatorio o en el posoperatorio. Se le debe preguntar al paciente si ha tenido recientemente una valoración o algún procedimiento de revascularización coronaria. De acuerdo con el American College of Cardiology y la American Heart Association (ACC/AHA) en la evaluación cardiovascular preoperatoria del paciente para cirugía no cardiaca se sugiere que una revascularización coronaria en cinco años o una valoración cardiaca con resultados favorables dentro de los dos años previos con un cuadro clínico sin signos ni síntomas de isquemia excluye la necesidad de alguna prueba de valoración cardiaca. Se debe investigar la presencia de signos o síntomas, como dolor o presión en el pecho, dificultad respiratoria, ortopnea, síncope inexplicable, edema de extremidades inferiores, palpitaciones o déficit neurológico focal, pues ello permitirá descubrir la presencia de algún problema cardiovascular no diagnosticado, así como la exacerbación de uno ya conocido. Es importante determinar la capacidad funcional de cada paciente, ya que se ha demostrado que los pacientes con alta capacidad funcional tienen menor riesgo de Valoración preanestésica complicaciones perioperatorias. Una forma sencilla de evaluar la capacidad funcional es preguntándole al paciente sobre su capacidad para realizar diversas tareas o actividades, medidas como equivalentes metabólicos (MET). Un MET consiste en 3.5 mL/kg/min de oxígeno, lo cual representa el consumo basal de oxígeno en reposo de un hombre de 40 años de edad de 70 kg de peso. S Menos de 4 METS: paciente que se cuida por sí mismo. Se desplaza por toda la casa. Hace trabajos livianos en casa, como sacudir y lavar platos. No llega a subir un piso de escaleras. S De 4 a 10 METS: sube un tramo de escaleras o una colina. Camina a 6.4 km/h. Corre una distancia corta. Hace trabajos pesados en casa, como mover muebles. Participa en actividades moderadas recreativas: jugar golf o tenis, bailar. S Más de 10 METS: participa en deportes: natación, fútbol, baloncesto. S 20 o más METS: deportista de alto rendimiento. La ACC/AHA menciona que los pacientes con capacidad para realizar 4 o más METS tienen una adecuada capacidad funcional. Sin embargo, a los pacientes que son capaces de realizar menos de 4 METS se les debe realizar una prueba cardiaca no invasiva. Finalmente se debe estimar el riesgo cardiaco de un paciente programado para cirugía no cardiaca. Lee y col. elaboraron el índice de riesgo cardiaco revisado (RCIR), un sistema moderno y simple usado como predictor de complicaciones cardiovasculares en cirugía no cardiaca. Consta de seis predictores independientes que al sumarlos incluyen a los pacientes de bajo, intermedio o alto riesgos (cuadro 1–4). Se recomienda la realización de un ECG en pacientes con enfermedad cardiovascular conocida o con presencia de factores de riesgo. En los pacientes con riesgo alto una prueba no invasiva puede ser de utilidad para diferenciar pacientes en quienes el riesgo perioperatorio puede ser aceptable de los que permanecerán con alto riesgo, incluso con la administración de betabloqueadores. Evaluación pulmonar Las complicaciones pulmonares tienen una prevalencia similar a la de las complicaciones cardiovasculares, por lo que es importante valorar la presencia de patología pulmonar y el estado en el que se encuentra. En los pacientes con patología pulmonar existente es importante valorar la severidad, el tiempo de evolución, el manejo actual y la efectividad del control de la misma. Se debe interrogar sobre la presencia de dificultad para respirar, tos, producción de esputo y tabaquismo, ya que se puede descubrir la presencia de una patología no diagnosticada. Las complicaciones pulmonares que se pueden presentar incluyen atelectasias, neumonía, insuficiencia respiratoria, exacerbación de una enfermedad pulmonar crónica y broncoespasmo. Una clasificación del paciente ASA II o mayor, la insuficiencia cardiaca congestiva, la dependencia funcional y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica son fuertes factores de riesgo asociados al paciente para el desarrollo de complicaciones pulmonares en el transoperatorio. Los factores de riesgo asociados al procedimiento quirúrgico son más importantes que los relacionados con el paciente para predecir complicaciones pulmonares transoperatorias; entre es- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Cuadro 1–4. Índice de riesgo cardiaco revisado Enfermedad isquémica. Tener uno de los siguientes factores: historia de infarto del miocardio, historia de prueba de estrés positiva, dolor en el pecho que pueda ser de origen isquémico, tratamiento con nitratos, ECG con onda Q patológica Insuficiencia cardiaca congestiva. Tener uno de los siguientes factores: historia de insuficiencia cardiaca congestiva, edema pulmonar, disnea paroxística nocturna, S3 de galope, radiografía de tórax con redistribución vascular pulmonar Enfermedad vascular cerebral Diabetes mellitus tratada con insulina Creatinina sérica > 2.0 mg/dL Cirugía de alto riesgo Clasificación RCIR Bajo riesgo 0 factores de riesgo 1 factor de riesgo Riesgo intermedio 2 factores de riesgo Riesgo alto 3 o más factores de riesgo 7 Tasa de acontecimiento 0.4 (0.05 a 1.5) 0.9 (0.3 a 2.1) 6.6 (3.9 a 10.3) 11 (5.8 a 18.4) 8 El ABC de la anestesia (Capítulo 1) tos factores se incluyen el sitio quirúrgico, la duración del procedimiento mayor de tres horas y la anestesia general en cirugía de emergencia. Entre los factores asociados con el procedimiento quirúrgico el sitio quirúrgico es, por mucho, el factor de riesgo más importante, siendo la reparación de aneurisma aórtico roto y las cirugías abdominal y torácica las de mayor riesgo; las cirugías muy cercanas al diafragma aumentan el riesgo de complicación, ya que la disfunción diafragmática secundaria al dolor disminuirá la capacidad vital y la capacidad de reserva funcional. Generalmente con la exploración física y el interrogatorio es suficiente para realizar una valoración completa pulmonar; sin embargo, cuando el paciente refiere la aparición de nuevos síntomas o un empeoramiento de la patología previa se pueden pedir pruebas adicionales que auxilien en el diagnóstico. Se puede solicitar una radiografía de tórax, a pesar de mostrar baja utilidad clínica; las radiografías de tórax anormales han demostrado ser predictivas en la aparición de complicaciones pulmonares. El American College of Physicians State recomienda realizar una radiografía de tórax en todos los pacientes mayores de 50 años de edad con patología pulmonar conocida programados para cirugía de abdomen, de tórax o de aneurisma aórtico abdominal. Las pruebas de función pulmonar se recomiendan en los pacientes programados para cirugía con resección pulmonar. Pruebas preoperatorias de laboratorio Actualmente existe una tendencia hacia la disminución de costos hospitalarios durante un internamiento. La historia clínica del paciente, la exploración física y el criterio del anestesiólogo están reemplazando la aplicación de protocolos como las bases para la realización de pruebas de laboratorio. La realización de protocolos con pruebas generales de laboratorio a todos los pacientes sometidos a un procedimiento quirúrgico resultará excesiva. Lo primero que se debe tomar en cuenta cuando se desean solicitar pruebas de laboratorio es la relevancia que tendrán las mismas para la realización del plan Cuadro 1–5. Estratificación del riesgo tromboembólico en los pacientes quirúrgicos Bajo riesgo Riesgo moderado Riesgo alto Cirugía no complicada en pacientes < de 40 años de edad, con inmovilidad posoperatoria mínima, sin factores de riesgo Cualquier cirugía en pacientes entre 40 y 60 años de edad. Cirugía mayor en pacientes > 40 años sin factores de riesgo. Cirugía menor en pacientes con uno o más factores de riesgo Cirugía en pacientes mayores de 60 años de edad. Cirugía mayor en pacientes entre 40 y 60 años de edad con uno o más factores de riesgo Cirugía mayor en pacientes > 40 años de edad con tromboembolismo venoso previo, cáncer, estado de hipercoagulabilidad, cirugía ortopédica mayor, neurocirugía, trauma múltiple y daño espinal Riesgo muy alto Factor de riesgo (1 punto) (2 puntos) (3 Punto) Edad de 41 a 60 años Permanencia en cama o inmovilización por más de 12 h Tratamiento con estrógenos Factor de riesgo Factor de riesgo Edad de 61 a 70 años Cirugía mayor Edad > de 70 años Trombofilia Malignidad Historia personal previa de embolia pulmonar Historia familiar de trombosis venosa Trauma múltiple profunda o embolia pulmonar Anestesia general por más de dos horas Historia previa de trombosis venosa profunda idiopática Síndromes con hiperviscosidad Daño de columna vertebral con parálisis Enfermedad intestinal inflamatoria Cirugía laparoscópica Varices, úlceras en las piernas, estasis venosa Infarto del miocardio, insuficiencia cardiaca Obesidad con IMC > 30 Embarazo o < 1 mes de posparto Historia de trombosis venosa profunda Riesgo bajo = 0, riesgo moderado = 1 a 2, riesgo alto = 3 a 4, riesgo muy alto w 4. Valoración preanestésica anestésico y sobre los resultados posteriores al procedimiento, tomando siempre en cuenta el estado actual del paciente. Posteriormente se debe evaluar la prevalencia de patología con base en la edad, el sexo, el lugar de origen y los factores de riesgo, incluso cuando el paciente se encuentre asintomático y sin diagnóstico de patología existente; solicitar una prueba de laboratorio en un paciente con baja prevalencia y sin síntomas sería de poca utilidad y representaría un costo innecesario. Lo siguiente que se debe hacer es considerar la especificidad y la sensibilidad de cada prueba de laboratorio que se desee solicitar; la baja sensibilidad de las pruebas puede brindar resultados falsos negativos y las pruebas con baja especificidad falsos positivos que pondrán en riesgo el éxito del procedimiento quirúrgico y anestésico así como el incremento del riesgo de complicaciones. Con base en lo anterior se puede decir que actualmente no se deben solicitar pruebas de laboratorio de manera rutinaria si el paciente se encuentra en óptimas condiciones médicas para realizar su vida cotidiana y el procedimiento es de mínima invasión. Se deben solicitar en las siguientes condiciones: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Cuando se espera la confirmación de una sospecha con base en los hallazgos encontrados en la historia clínica y en el examen físico. 2. Cuando el cirujano o algún otro especialista involucrado en el caso necesita los valores basales en anticipación a cambios importantes secundarios al procedimiento quirúrgico o la intervención médica a realizar. 3. Cuando el paciente sea parte de una población de alto riesgo para la presentación de una condición relevante incluso si el paciente no presenta síntomas. La indicación básica para la realización de una prueba se basa en la edad. Un paciente sano menor de 45 años de edad programado para una cirugía menor no requiere pruebas de laboratorio. Esto puede ser modificado por los factores de riesgo, incluso en ausencia de enfermedad. Electrocardiograma S S S S Paciente masculino mayor de 45 años de edad. Paciente femenino mayor de 55 años de edad. Antecedente de enfermedad cardiovascular. Pacientes con enfermedad respiratoria o alguna otra que pueda afectar la función cardiovascular, que están programados para cirugía mayor. S En los pacientes estables sin síntomas actuales o exacerbación de patología conocida es adecuado 9 realizar un ECG entre 6 y 12 meses antes del procedimiento quirúrgico. Los pacientes con enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, patología paratifoidea o tiroides inestable y drogadicción requerirán un ECG previo no mayor de 30 días del procedimiento quirúrgico. Radiografía de tórax S No se indica de manera rutinaria y no se basa en la edad ni en una condición pulmonar preexistente. S Se solicita cuando el procedimiento quirúrgico lo amerite o cuando haya cambios clínicos claros. S Se solicita cuando se requiere confirmar la presencia o la ausencia de una patología pulmonar específica. Biometría hemática y tiempos de coagulación S Solicitar cuando existe enfermedad hematológica conocida o sospechada. S Solicitar si existe el antecedente de consumo de fármacos que puedan afectar la función. S Solicitar si en el procedimiento quirúrgico programado se espera una importante pérdida de sangre. S Un estudio de 90 días de antigüedad es suficiente; sin embargo, se debe valorar el estado actual del paciente y tomar en cuenta que ante la presencia de patología inestable que afecte directamente el sistema hematológico los pacientes en tratamiento con fármacos que afecten la función de algún componente sanguíneo o en tratamiento con anticoagulantes requerirán por lo menos una prueba con una antigüedad máxima de 30 días previos al procedimiento quirúrgico. En los pacientes mayores de 70 años de edad se deben solicitar electrólitos séricos, urea, creatinina y glucosa. Las pruebas de electrólitos séricos y de función hepática y renal se deben solicitar con base en la presencia o sospecha de enfermedades específicas, medicación al momento de la valoración o daño quirúrgico anticipado. Plan y optimización Con base en la información recopilada a través del interrogatorio, la exploración física y las pruebas de laboratorio adicionales, el objetivo en esta etapa consiste en proponerle al paciente la mejor técnica anestésica, que 10 El ABC de la anestesia disminuya el riesgo de complicaciones, proporcione condiciones transanestésicas adecuadas para el cirujano y el paciente, y contribuya a un menor tiempo de recuperación y un mejor manejo del dolor. Para algunos pacientes la valoración preoperatoria termina con las indicaciones sobre la dieta, el ayuno y las condiciones generales en las que debe ingresar a quirófano, como retiro de lentes de contacto, prótesis dentarias, esmalte de uñas, etc. Sin embargo, existe otro grupo de pacientes que se verán beneficiados con la intervención médica para mejorar las condiciones en las que ingresará al procedimiento quirúrgico. Generalmente se le indica al paciente que tome su medicación habitual, incluso el día de la cirugía, con una pequeña cantidad de agua. Los medicamentos que no se recomienda continuar incluyen los analgésicos no esteroideos o los medicamentos que lo contengan, sobre todo ácido acetilsalicílico, inhibidores de monoaminooxidasa y antidepresivos tricíclicos. La hipertensión se ha asociado con un aumento del riesgo perioperatorio. Estos pacientes frecuentemente presentan vasoconstricción sostenida, la cual se asocia con un aumento de la poscarga e hipovolemia. La presión arterial debe estar controlada antes del procedimiento quirúrgico. Se recomienda suspender los diuréticos la mañana de la cirugía, sobre todo si durante el procedimiento quirúrgico no se contará con sonda vesical para evitar sobredistensión vesical, a menos que el estado actual del paciente no lo permita. Se recomienda suspender un día antes del procedimiento quirúrgico los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los bloqueadores de receptores de angiotensina, a menos que la continuación de éstos sea de vital importancia para evitar la hipertensión, dado que estos pacientes tienen riesgo de presentar hipotensión severa durante el procedimiento, con poca respuesta a la administración de efedrina y fenilefrina. En los pacientes susceptibles a sufrir hipoglucemia previa al desayuno se deben suspender los medicamentos hipoglucemiantes el día de la cirugía, incluso la noche previa. La metformina se debe suspender 48 h antes de un procedimiento quirúrgico mayor, dado el riesgo de exacerbación de acidosis láctica. Los pacientes con medicación antitrombótica deben ser sometidos a una evaluación para determinar el riesgo–beneficio de la suspensión o continuación de la medicación. Cuando representa mayor beneficio, la suspensión de AspirinaR se debe hacer 10 días antes del procedimiento quirúrgico y el resto de los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos entre 5 y 10 días antes. El consumo de vitamina E, aceite de pescado y suplementos herbo- (Capítulo 1) larios se debe suspender cinco días previos al procedimiento, ya que éstos tienen propiedades antiplaquetarias y anticoagulantes. La warfarina se debe suspender entre cuatro y cinco días antes de la cirugía y se sugiere siempre confirmar la presencia de tiempos de coagulación normales. Los pacientes en los que no se pueda revertir la anticoagulación se recomienda iniciar la administración de heparina de bajo peso molecular posterior a la suspensión de warfarina, ya que ésta tiene una vida media de cuatro a seis horas, lo que permite un retorno de la hemostasia a la normalidad en un corto tiempo. En los pacientes que presentan riesgo para isquemia cardiaca, de acuerdo con las ACC/AHA Guidelines, se recomienda el uso de betabloqueadores antes del procedimiento quirúrgico en las siguientes circunstancias, con base en el índice de riesgo cardiaco revisado (RCRI): S Pacientes con un índice de riesgo 0: no se recomienda el uso de betabloqueador. S Pacientes con un índice de riesgo I: no se recomienda el uso profiláctico de un betabloqueador, a menos que la cirugía sea de alto riesgo y la capacidad funcional sea escasa. S Pacientes con índice de riesgo II: se recomienda el uso de betabloqueador. S Pacientes con índice de riesgo III o más: altamente recomendado el uso de betabloqueador. Cuando se usa un betabloqueador el objetivo consiste en mantener una frecuencia cardiaca de 50 a 65 latidos por minuto. En los pacientes con enfermedad pulmonar crónica o antecedente de importante reactividad de la vía aérea se recomienda el uso de broncodilatadores y esteroides sistémicos. En los casos con antecedentes de bronquitis crónica se puede iniciar un esquema de antibiótico previo al procedimiento. Para disminuir las complicaciones posoperatorias de estos pacientes se recomiendan: ejercicios de respiraciones profundas, espirometría incentiva y respiración con presión positiva intermitente. A los pacientes con tabaquismo positivo se les recomienda la suspensión del mismo antes del procedimiento quirúrgico; la eliminación de monóxido de carbono y nicotina ocurre después de 12 a 24 h posteriores a la suspensión; por lo que la suspensión del tabaquismo 24 h previas logrará una mejoría en la oxigenación tisular. La suspensión del tabaquismo una o dos semanas antes disminuirá el riesgo de complicaciones de manera importante, ya que mejorará el movimiento ciliar y disminuirá la producción de secreciones. Valoración preanestésica 11 REFERENCIAS E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Alsumait B et al.: A prospective evaluation of preoperative screening laboratory tests in general surgery patients. Med Principles Pract 2002;11:42–45. 2. Barash PG et al.: Anestesia clínica. México, McGraw–Hill, 1997:523–542. 3. De Hert S: Preoperative cardiovascular assessment in noncardiac surgery: an update. Eur J Anaesthesiol 2009;26:449– 457. 4. Fisher S: Cost–effective preoperative evaluation and testing. Chest 1999;115(5):96–100. 5. Grant PJ, Wesorick D: Perioperative medicine for the hospitalized patient. Med Clin N Am 2008;92:325–348. 6. Halaszynski TM et al.: Optimizing postoperative outcomes with efficient preoperative assessment and management. Crit Care Med 2004;32(4)(Suppl):s76–s86. 7. Pasternak LR: ASA practice guidelines for preanesthetic assessment. Int Anesthesiol Clin 2002;40:31–46. 8. Ríos GE, Reyes CJL: Valor predictivo de las evaluaciones de la vía aérea difícil. Trauma 2005;8(3):63–70. 9. Rosenbaum S, Silverman D: Integrated assessment and consultation for the preoperative patient. Med Clin N Am 2009;93:963–977. 10. Stoelting RK, Miller R: Basics of anesthesia. Filadelfia, Elsevier, 2007:157–177. 12 El ABC de la anestesia (Capítulo 1) Capítulo 2 Fisiología respiratoria Jaime Pablo Ortega García, Julia Anna Mikolajczuk Jastrzebska ANATOMÍA FUNCIONAL DEL TRACTO RESPIRATORIO sión intratorácica y tienden a colapsarse cuando ésta excede la presión intraluminal de 50 cmH2O. Bronquios pequeños (generación 5 a 11) La respiración normalmente es posible a través de la nariz o la boca. La respiración nasal tiene dos mayores ventajas sobre la oral: filtración de partículas por medio de las vibrisas nasales y la humidificación del gas inspirado; sin embargo, la nariz ofrece más resistencia al flujo de aire. Para su estudio anatómico, el tracto respiratorio se divide en generaciones, que se van ramificando en estructuras cada vez más pequeñas; éstas van desde la tráquea hasta la unidad respiratoria funcional. Se extienden a través de siete generaciones con sus diámetros disminuyendo progresivamente de 3.5 a 1 mm. A nivel de los bronquios más pequeños se encuentran las ramas de la arteria pulmonar y los vasos linfáticos, los cuales se ven afectados en presencia de edema pulmonar. Bronquiolos (generación 12 a 14) A nivel de la generación 11, donde el diámetro es aproximadamente de 1 mm, ocurre un cambio importante, ya que el cartílago desaparece de las paredes. A este nivel los pasajes de aire están directamente integrados en el parénquima pulmonar. Por lo tanto, el calibre de las vías aéreas después de la generación 11 está influido principalmente por el volumen pulmonar. En las generaciones subsecuentes el número de bronquiolos aumenta con mayor rapidez de lo que disminuye el calibre. El área de superficie transversal aumenta alrededor de 100 veces, en comparación con la de los bronquios. En los bronquiolos terminales los pasajes de aire obtienen su nutrición de la circulación bronquial y son influidos por los niveles de gas sistémico. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Tráquea (generación 0) Tiene un diámetro promedio de 1.8 cm y una longitud de 11 cm. Se encuentra formada por cartílagos en forma de “U”, los cuales están unidos posteriormente por bandas de músculo liso. Bronquios principales, lobares y segmentales (generación 1 a 4) La tráquea se bifurca asimétricamente, a nivel de la carina, y se divide en bronquio derecho y bronquio izquierdo. Los bronquios principales, lobares y segmentales poseen paredes de cartílago firme. Estos bronquios son sometidos al efecto completo de los cambios en la pre- Bronquiolos respiratorios (generación 15 a 18) En este punto existe una transición gradual de la conducción al intercambio gaseoso. En las cuatro genera13 14 El ABC de la anestesia (Capítulo 2) ciones de bronquiolos respiratorios hay un aumento gradual en el número de alveolos en sus paredes. Éstos están integrados en el parénquima pulmonar; sin embargo, tienen una pared muscular bien definida. Músculo liso Bonquiolo respiratorio primera generación Septum lobar Ductos alveolares (generación 19 a 22) Es la última generación de los pasajes de aire. Se estima que alrededor de 17 alveolos surgen de cada saco alveolar y corresponden a cerca de la mitad del total de número de alveolos. Acino pulmonar (lóbulo primario, unidad respiratoria terminal) Usualmente es definida como la zona suministrada por bronquiolos respiratorios, ductos alveolares y sacos alveolares distales. Un acino pulmonar es considerado la parte funcional del aparato respiratorio, ya que el movimiento del aire en esta área se lleva a cabo por medio de difusión. Epitelio respiratorio Desde la cavidad nasal hasta los bronquiolos, el tracto respiratorio se encuentra rodeado de un epitelio seudoestratificado columnar ciliado, que es productor de células mucosas. En los bronquiolos, el epitelio comienza a hacerse cuboide. Además de las células productoras de moco, que fungen como protectoras de la vía aérea, también se encuentran las células basales, las cebadas, las claras y las APUD (amine precursor uptake descarboxilase) (figuras 2–1 y 2–2). Las primeras 16 generaciones corresponden a las vías aéreas de conducción y las últimas siete a las zonas de transición y respiratoria. Las funciones del epitelio respiratorio en general son: humidificación del aire, limpieza de partículas nocivas y defensa contra infecciones. Ductos alveolares Figura 2–1. Porciones de intercambio gaseoso pulmonar. Los objetivos de la respiración son proveer oxígeno a los tejidos y remover el dióxido de carbono de los mismos. Para lograr estos objetivos la respiración se divide en cuatro funciones: 1. Ventilación pulmonar. Tráquea Z 0 Zona de conducción Sacos alveolares (generación 23) Segunda generación Tercera generación Sacos alveolares Bronquios 1 2 3 Bronquiolos 4 5 Bronquiolos terminales Zonas de transición y respiración Surgen de los bronquiolos respiratorios terminales, de los cuales difieren porque en sus paredes sólo presentan un muro alveolar (cerca de 20). Los septos alveolares consisten en una serie de anillos que forman las paredes de los ductos alveolares y contienen fibras de músculo liso. Bronquiolo terminal Bronquiolos respiratorios Conductos alveolares Sacos alveolares 16 17 18 19 20 21 22 23 Figura 2–2. Representación ideal de las vías aéreas según Weibel. Fisiología respiratoria 2. Difusión de oxígeno y dióxido de carbono entre el alveolo y la sangre. 3. Transporte de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre y en los fluidos corporales. 4. Regulación de la ventilación. MECÁNICA VENTILATORIA E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La respiración consiste en cambios rítmicos en el volumen pulmonar a través de neuronas respiratorias medulares. Los músculos de la faringe y la laringe controlan la resistencia de la vía aérea superior. El diafragma, la parrilla costal y los músculos del cuello participan en la inspiración; finalmente, los músculos de las paredes abdominal y torácica son usados cuando se requiere la espiración. La presión en la faringe durante la inspiración a través de la nariz debe caer por debajo de niveles atmosféricos, a una cantidad igual al producto del flujo de gas inspiratorio y la resistencia a éste alcanzada por la nariz. Durante una respiración tranquila el movimiento de las cuerdas vocales es utilizado para el control de la resistencia de la vía aérea. En la inspiración, la actividad fásica de los músculos cricotiroaritenoideos posteriores, que actúan rotando los cartílagos aritenoides, abducen las cuerdas vocales para minimizar la resistencia. Un mayor efecto ocurre en la espiración, cuando la actividad fásica eléctrica de los músculos tiroaritenoideos indica la aducción de las cuerdas vocales y, por lo tanto, hay un aumento en la resistencia. Esto ayuda a prevenir el colapso de las vías aéreas inferiores. Músculos respiratorios de la cavidad torácica 15 La respiración normal se lleva a cabo casi por completo a través del primer método. Durante la inspiración, la contracción del diafragma empuja las superficies inferiores de los pulmones hacia abajo; posteriormente, durante la espiración, el diafragma se relaja y las fuerzas elásticas de los pulmones, la pared torácica y las estructuras abdominales comprimen los pulmones y expulsan el aire. En condiciones de espiración forzada las fuerzas elásticas no son suficientes para lograr una espiración completa; los músculos abdominales desempeñan aquí un papel importante, debido a que desplazan el contenido abdominal hacia los pulmones. El segundo método para expandir los pulmones se logra por medio de la elevación de las costillas; cuando esto sucede, la proyección de las costillas permite que el esternón se mueva hacia adelante, haciendo que el diámetro anteroposterior aumente aproximadamente 20% en la inspiración. Debido a esto, todos los músculos que elevan la caja torácica se clasifican como músculos de la inspiración y todos los que la deprimen se clasifican como músculos de la espiración. Los músculos que elevan la caja torácica son principalmente los intercostales externos y los que fungen como secundarios son el esternocleidomastoideo —el cual eleva el esternón—, el serrato anterior y el escaleno —que elevan las primeras dos costillas. Los músculos que desplazan la caja torácica durante la espiración son principalmente los rectos abdominales y los intercostales internos (figura 2–3). El pulmón es una estructura elástica que tiende a colapsarse y a expulsar el aire a través de la tráquea cuando no existe fuerza para mantenerlo inflado. El pulmón se encuentra suspendido en la caja torácica y se encuentra rodeado de una delgada capa, el líquido pleural, que sirve para lubricar sus movimientos dentro de la caja torácica. Existe una fuerza de succión continua por parte de los vasos linfáticos, la cual mantiene una presión negativa entre la superficie visceral de la pleura pulmonar y la superficie parietal de la cavidad torácica. Presión pleural El diafragma es un músculo membranoso que separa la cavidad abdominal de la torácica, con un área total de cerca de 900 cm2. Es el músculo más importante de la inspiración, con inervación motora de los nervios frénicos (C3, C4 y C5). Los pulmones se expanden y contraen básicamente de dos maneras, una es por movimientos hacia arriba y abajo del diafragma, alargando o acortando la cavidad torácica, y la otra es por medio de la elevación o depresión de las costillas, las cuales aumentan o disminuyen el diámetro anteroposterior de la cavidad torácica. Es la presión del espacio entre la pleura pulmonar y la cavidad torácica. La presión pleural normal es de aproximadamente –5 cmH2O. Durante la inspiración normal la expansión de la caja torácica crea una presión de hasta –7.5 cmH2O. Presión alveolar Presión de aire dentro del alveolo pulmonar. Durante la inspiración normal la presión alveolar disminuye a 16 El ABC de la anestesia (Capítulo 2) Músculos intercostales internos Músculos intercostales externos Diafragma Músculos abdominales Músculos accesorios Figura 2–3. Acción del mayor grupo de músculos de la respiración (intercostales, abdominales, diafragma y accesorios). Diferencia entre la presión alveolar y la presión pleural. Es una medida de las fuerzas elásticas en los pulmones que tienden a colapsarlos en cada fase de la respiración (figura 2–4). Distensibilidad pulmonar Para que el aire pueda entrar en los pulmones es necesario que se desarrolle un gradiente de presión para vencer las fuerzas elásticas de éstos y de la caja torácica para su expansión. La relación entre este gradiente de presión (DP) y el aumento del volumen resultante de los pulmones y el tórax es independiente del tiempo y se conoce como distensibilidad total (CT), la cual está relacionada con la distensibilidad de los pulmones (CL), dada principalmente por la colágena y la elastina, y la caja torácica (CCW). La distensibilidad total de los pulmones en un adulto sano es de aproximadamente 200 mililitros de aire por centímetro de agua de presión transpulmonar. Durante una inspiración de presión negativa o positiva de suficiente duración el gradiente de presión trans- Cambios de volumen (Litros) Presión transpulmonar pulmonar primero aumenta a un volumen pico y posteriormente disminuye a un valor meseta. El valor de la presión pico transtorácico se debe a la presión requerida para vencer la resistencia elástica y de la vía aérea; posteriormente ésta disminuye a un valor meseta, debido a Volumen pulmonar 0.50 0.25 0 –2 Presión alveolar 0 Presión (cmH2O) aproximadamente –1 cmH2O, lo cual es suficiente para introducir 0.5 L de aire en los pulmones en los dos segundos requeridos para una inspiración normal. En la espiración sucede lo contrario, ya que la presión alveolar alcanza un valor de +1 cmH2O. –2 Presión transpulmonar –4 –6 Presión pleural –8 Inspiración Espiración Figura 2–4. Cambios en el volumen pulmonar, la presión alveolar, la presión pleural y la presión transpulmonar durante la respiración normal. Fisiología respiratoria que, con el tiempo, el gas se distribuye hacia alveolos más distensibles. Por lo tanto, se requiere menor presión para contener la misma cantidad de gas, lo que explica la disminución de la presión. De aquí se derivan los tipos de distensibilidad. La distensibilidad dinámica es el cambio de volumen dividido entre la presión pico inspiratoria transtorácica. La distensibilidad estática es el cambio de volumen dividido por la presión meseta inspiratoria transtorácica. Los alveolos están delimitados por una capa de líquido en forma de una superficie curvada (esférica o cilíndrica), la cual crea una tensión de superficie que mantiene a las moléculas de agua más unidas. Cuanto mayor es la disminución del tamaño alveolar, más aumentarán el grado de curvatura y la tensión de superficie de retracción. La ley de Laplace se escribe así: P = 2 x T/R E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. P: representa la presión de distensión dentro del alveolo (dinas por cm2). T: es la tensión superficial del líquido alveolar (dinas por cm). R: es el radio del alveolo (cm). La tensión superficial del líquido que delimita al alveolo es variable y disminuye si su área de superficie se reduce. La tensión de superficie puede alcanzar niveles por debajo de los límites normales de líquidos corporales, como el agua y el plasma. Cuando un alveolo disminuye de tamaño la tensión de superficie decae a tal grado que reduce el radio y el gradiente de presión transmural. Esto explica por qué los pequeños alveolos no vierten su contenido a los alveolos de mayor tamaño y por qué sus fuerzas elásticas son menores que las de los alveolos mayores. La sustancia responsable de la reducción y la variabilidad de la tensión de superficie alveolar es secretada por las células intraalveolares, llamadas neumocitos tipo II. Es una lipoproteína, llamada surfactante, que flota en una pared de 50Å en la superficie de los alveolos. Cuando el área se reduce y la concentración de surfactante en la superficie aumenta, la presión de reducción de superficie aumenta y contrarresta los efectos de tensión de superficie del fluido que delimita al alveolo. Trabajo respiratorio Durante la respiración tranquila normal toda la contracción muscular ocurre durante la inspiración, mientas 17 que la espiración es mayormente un proceso pasivo causado por las fuerzas elásticas de los pulmones y la caja torácica, almacenando esta energía potencial en los tejidos, la cual permite que el trabajo de la espiración sea transferido a los músculos inspiratorios. El trabajo realizado por los músculos respiratorios es muy pequeño en los sujetos sanos. En estas circunstancias el consumo de oxígeno de los músculos respiratorios es de aproximadamente 3 mL/min, o menos de 2% de la tasa metabólica. La eficiencia de los músculos respiratorios es de alrededor de 10%. Ésta se puede reducir en múltiples condiciones de base, como enfermedades respiratorias, deformidades, embarazo y reducción del volumen minuto. Cuando se requiere una máxima ventilación la eficiencia cae a niveles tan bajos que el oxígeno adicional necesario será completamente consumido por los músculos respiratorios. El trabajo respiratorio se puede dividir de acuerdo con las fuerzas que tiene que vencer: S El trabajo requerido para expandir los pulmones en contra de sus propias fuerzas elásticas y las de la caja torácica, llamado trabajo elástico o de distensibilidad. El producto de éste tiene como unidad de trabajo o energía a los Joules (J), y representa la energía potencial disponible para la espiración. S El trabajo requerido para vencer la viscosidad del pulmón y las estructuras torácicas, llamado trabajo de resistencia del tejido. S El trabajo requerido para vencer la resistencia de la vía aérea y el movimiento del aire hacia los pulmones. El valor normal de trabajo respiratorio es de 0.3 a 0.65 J/L (figura 2–5). Medición de la ventilación La forma de analizar la ventilación pulmonar se logra por medio de registros de movimiento de volúmenes de aire dentro y fuera de los pulmones a través de la espirometría. Un espirómetro consiste en un tambor invertido sobre una cámara de agua, con el tambor contrarrestado por un peso. En el tambor existe un gas de la respiración, usualmente oxígeno, y un tubo que conecta la boca con la cámara de gas. El tambor se levanta y cae, y se realiza un registro apropiado sobre una hoja de papel. Para facilitar la descripción de la ventilación pulmonar el aire en los pulmones se ha subdividido en volúme- 18 El ABC de la anestesia (Capítulo 2) Trabajo realizado por el pulmón con cada respiración ÃÃÃÃ ÃÃÃÃ ÃÃÃÃ Volumen Trabajo total residual Trabajo elástico Trabajo de fricción Capacidad residual funcional Volumen pulmonar ÃÃÃ ÃÃÃ ÃÃÃ Capacidad pulmonar total Figura 2–5. Trabajo respiratorio. El trabajo combinado del pulmón y la pared torácica en expansión (elástico) y la resistencia al flujo aéreo (fricción) normalmente es el más bajo al alcanzar la capacidad funcional residual. nes y capacidades, los cuales son el promedio de una persona joven adulta. Los cuatro volúmenes pulmonares, sumados, igualan el máximo volumen al cual los pulmones pueden expandirse e incluyen: 1. Volumen corriente: volumen de aire inspirado o espirado en cada respiración normal; aproximadamente de 500 mL. 2. Volumen inspiratorio de reserva: volumen extra de aire que puede ser inspirado por encima del volumen corriente, en una inspiración forzada; aproximadamente de 3 000 mL. 3. Volumen espiratorio de reserva: volumen máximo de aire que se puede expulsar por medio de una espiración forzada después de una espiración normal; aproximadamente de 1 100 mL. 4. Volumen residual: volumen de aire restante en los pulmones después de una espiración forzada; aproximadamente de 1 200 mL. Capacidades pulmonares La combinación de dos o más volúmenes dan por resultado las capacidades pulmonares: 1. Capacidad inspiratoria: volumen corriente más el volumen de reserva inspiratorio. Es la cantidad de aire que una persona puede inspirar, iniciando en la espiración normal y distendiendo los pulmones a su máxima capacidad; es de aproximadamente 3 500 mL. 2. Capacidad funcional residual: volumen de reserva espiratorio más el volumen residual. Es la cantidad de aire restante en los pulmones al final de una espiración normal; es de aproximadamente 2 300 mL. 3. Capacidad vital: volumen de reserva inspiratorio más el volumen corriente más el volumen de reserva espiratorio. Es la cantidad máxima de aire que una persona puede expulsar de los pulmones después de insuflar al máximo los pulmones y espirando a su capacidad máxima; es de aproximadamente 4 600 mL. 4. Capacidad pulmonar total: capacidad vital más volumen residual. Es el volumen máximo al cual los pulmones pueden ser expandidos con el es– fuerzo máximo; es de aproximadamente 5 800 mL. Todos los volúmenes y capacidades pulmonares son entre 20 y 25% menores en las mujeres que en los hombres, y son mayores en las personas atléticas. La respiración minuto es la cantidad total de aire nuevo que entra en las vías aéreas cada minuto; esto es igual al volumen corriente por la tasa respiratoria por minuto. El volumen corriente normal es de alrededor de 500 mL y la tasa respiratoria normal es de 12. Por lo tanto, el volumen minuto es de aproximadamente 6 L/min (figura 2–6). Fisiología respiratoria 19 6 000 5 000 Inspiración 4 000 Volumen pulmonar (mL) 3 000 2 000 Capacidad inspiratoria Volumen inspiratorio de reserva Capacidad vital Capacidad pulmonar total Volumen corriente Volumen de reserva espiratorio Capacidad funcional residual 1 000 Volumen residual Espiración Tiempo Figura 2–6. Diagrama que muestra los volúmenes y capacidades pulmonares durante la respiración normal y durante la inspiración y la espiración máximas. INTERCAMBIO GASEOSO E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Bases fisiológicas La difusión de un gas es el proceso mediante el cual la transferencia neta de moléculas ocurre desde una zona de alta presión hasta una zona de menor presión. La presión es causada por múltiples impactos de moléculas en movimiento en contra de una superficie. Por lo tanto, la presión de un gas actuando sobre la superficie de las vías aéreas y los alveolos es proporcional a la sumatoria de la fuerza del impacto de las moléculas de ese gas. La presión es directamente proporcional a la concentración de las moléculas de gas. La tasa de difusión de cada gas es directamente proporcional a la presión causada por el gas por sí solo. Las moléculas pequeñas se difunden más fácilmente que las moléculas grandes, de acuerdo con la ley de Graham, en la que se menciona que la tasa de difusión del gas es inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su densidad. Además, los gases se difunden con mayor facilidad a temperaturas más altas. La resistencia en la difusión está directamente relacionada con la longitud y es inversamente proporcional al área disponible. Además de la diferencia de presión, existen otros factores que afectan la difusión del gas en un fluido: S La solubilidad del gas en el fluido. S El área transversal del fluido. S La distancia que el gas tiene que recorrer para difundirse. S El peso molecular del gas. S La temperatura del fluido (en el cuerpo humano este factor se mantiene relativamente constante y usualmente no se considera). Factores de la ventilación que intervienen en el intercambio gaseoso El oxígeno es absorbido continuamente del alveolo hacia la sangre y el nuevo oxígeno es continuamente respirado de la sangre hacia al alveolo. Cuanto más rápido se absorba el oxígeno, menor será la concentración de éste en el alveolo. La concentración de oxígeno en el alveolo y su presión parcial son controlados por: 1. La tasa de absorción de oxígeno en la sangre. 2. La tasa de entrada de nuevo oxígeno en los pulmones a través del proceso ventilatorio. El dióxido de carbono se forma continuamente en el cuerpo y posteriormente se transporta hacia el alveolo, en el cual se remueve continuamente por la ventilación. Una unidad respiratoria se compone de un bronquiolo respiratorio, los ductos alveolares, el atrio y los alveolos. Existen alrededor de 300 millones de alveolos en 20 El ABC de la anestesia los dos pulmones; cada alveolo tiene un diámetro promedio de 0.2 mm. Las paredes alveolares son extremadamente delgadas; entre los alveolos existe una sólida red de capilares interconectados. Los gases alveolares están íntimamente relacionados con la sangre de los capilares pulmonares. El intercambio gaseoso del aire alveolar y la sangre pulmonar ocurre en las membranas de las porciones terminales de los pulmones y no solamente en los alveolos. Todas estas membranas en conjunto se denominan “membrana respiratoria”, también llamada membrana pulmonar. Las capas de esta membrana respiratoria son las siguientes: 1. Capa que delimita al alveolo y que contiene surfactante que reduce la tensión superficial del líquido alveolar. 2. Epitelio alveolar compuesto de una delgada capa de células epiteliales. 3. Membrana basal epitelial. 4. Espacio intersticial entre el epitelio alveolar y la membrana capilar. 5. Membrana capilar que se fusiona con la membrana alveolar epitelial. 6. Membrana capilar endotelial. A pesar del número de capas, el grosor de la membrana respiratoria en algunas áreas llega a ser de 0.2 micrómetros, pero el promedio es de 0.6 micrómetros. Mediante estudios histológicos se ha estimado que el total de la membrana respiratoria en humanos adultos es de aproximadamente 70 m2. El diámetro promedio de los capilares pulmonares es de aproximadamente 5 mm, lo que significa que los eritrocitos tienen que ajustarse para atravesarlos, tocando la pared capilar, por lo que el oxígeno y el dióxido de carbono no necesitan pasar a través de grandes cantidades de plasma mientras difunden entre el alveolo y el eritrocito. Esto también incrementa la rapidez de la difusión. Los factores que determinan la rapidez del paso de un gas a través de la membrana incluyen: 1. Grosor de la membrana. 2. Área de superficie de membrana. 3. Coeficiente de difusión del gas en la sustancia de la membrana. 4. Diferencia de presión parcial de gas entre ambos lados de la membrana. El grosor de la membrana aumenta en ocasiones, por ejemplo, en edema del espacio intersticial de la mem- (Capítulo 2) brana y el alveolo, por lo que los gases no pueden atravesar con facilidad. Existen enfermedades que causan fibrosis pulmonar y pueden aumentar el grosor de ciertas partes de la membrana respiratoria. Debido a que la tasa de difusión de la membrana es inversamente proporcional a su grosor, cualquier factor que aumente éste de dos a tres veces de lo normal puede interferir significativamente con el intercambio de gases normal. El área de superficie de la membrana respiratoria puede disminuir en varias condiciones, por ejemplo, en la resección pulmonar. En el enfisema muchos alveolos se colapsan, con la subsecuente disolución de la pared alveolar. Por lo tanto, las nuevas cámaras alveolares son mucho más amplias que las originales, pero la superficie total de membrana respiratoria disminuye aproximadamente cinco veces, debido a la pérdida de dichas paredes alveolares. Cuando el total del área de superficie disminuye una tercera parte de lo normal, el intercambio de gases a través de la membrana se encuentra alterado de forma significativa. El coeficiente de difusión de cada gas para atravesar la membrana respiratoria depende de la solubilidad de éste en la membrana y es inversamente proporcional a su peso molecular. El dióxido de carbono se difunde aproximadamente 20 veces más rápido que el oxígeno y éste dos veces más rápido que el nitrógeno. La diferencia de presión a través de la membrana respiratoria es la diferencia entre la presión parcial del gas en el alveolo y la presión parcial del gas en el capilar pulmonar. La presión parcial representa una medida del total de moléculas de un gas en particular chocando con una unidad de superficie alveolar. La presión del gas en la sangre representa el número de moléculas que intentan escapar de la sangre en dirección opuesta. Por lo tanto, la diferencia entre estas dos presiones es una medida de la tendencia neta de las moléculas del gas para moverse a través de la membrana. Cuando la presión parcial del gas en el alveolo es mayor que la presión del gas en la sangre, como la del oxígeno, la difusión neta del alveolo a la sangre ocurre; cuando la presión del gas en sangre es mayor que la presión parcial en el alveolo, como en el caso del dióxido de carbono, ocurre la difusión neta de la sangre al alveolo. Capacidad de difusión de la membrana respiratoria La habilidad de la membrana respiratoria para el intercambio de un gas entre un alveolo y la sangre pulmonar se expresa en términos de capacidad de difusión de la membrana respiratoria, la cual se define como el volumen de gas que difundirá a través de la membrana cada Fisiología respiratoria minuto para una diferencia de presión parcial de 1 mmHg. Los factores ya discutidos que afectan la difusión a través de la membrana respiratoria pueden alterar la capacidad de difusión. Capacidad de difusión de oxígeno Es la captación de oxígeno dividido entre el gradiente de presión parcial del gas alveolar a la sangre del capilar pulmonar, expresada por la siguiente fórmula: CDO2 = captación de oxígeno/PO2 alveolar–promedio PO2 capilar pulmonar CDO2 = capacidad de difusión de oxígeno En el adulto promedio la capacidad de difusión en circunstancias normales es en promedio de 21 mL/min/ mmHg. Esto significa que la diferencia de presión del oxígeno a través de la membrana respiratoria durante una respiración normal es de aproximadamente 11 mmHg. Esto da un total de 230 mL de oxígeno difundiendo a través de la membrana respiratoria cada minuto, que es igual a la tasa a la que el cuerpo en reposo usa el oxígeno. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capacidad de difusión del dióxido de carbono La capacidad de difusión del dióxido de carbono es difícil de calcular, debido a que se difunde rápidamente a través de la membrana respiratoria. Pero aunque su coeficiente de difusión es 20 veces mayor que el del oxígeno, se concluye que es de aproximadamente 400 a 450 mL/min/ mmHg. Hay dos factores que determinan la PO2 y la PCO2 en el alveolo: la tasa de ventilación alveolar y la tasa de transferencia de oxígeno y CO2 a través de la membrana respiratoria. Existen factores que afectan la capacidad de difusión, como son los cambios en el área de superficie efectiva de la membrana, los cambios en sus propiedades físicas o los cambios en la captación de gases por los eritrocitos. Todos los factores mencionados aplican de la misma forma para el oxígeno que para el dióxido de carbono. Los cambios en la superficie efectiva de membrana incluyen: S El volumen pulmonar y, por lo tanto, el número de alveolos disponibles. S La talla. S Las alteraciones ventilación/perfusión. S La posición: la capacidad de difusión aumenta en los sujetos en posición supina, a pesar de que el volumen pulmonar disminuye. 21 S Las patologías. Los cambios en las propiedades físicas de la membrana incluyen: S Engrosamiento. S Reducción en la permeabilidad. S Insuficiencia cardiaca crónica y edema pulmonar. La captación de gases por hemoglobina incluye: S Concentración de hemoglobina. S Disminución del tiempo de tránsito capilar. Otros factores que afectan la capacidad de difusión son: S S S S El sexo. El ejercicio. El origen racial. El tabaquismo. Factores de la perfusión en el intercambio gaseoso Es importante considerar la relación que existe entre la ventilación y la perfusión (V/Q). Cada valor se mide en litros por minuto. Los valores normales son de 4 L por minuto para la ventilación alveolar y de 5 L por minuto para el flujo sanguíneo pulmonar; por lo tanto, el índice normal ventilación/perfusión es de 0.8. La ventilación y la perfusión no están distribuidas de manera uniforme. Los alveolos no ventilados pero bien perfundidos, presentan un índice V/Q de cero y los alveolos bien ventilados pero mal perfundidos, un índice infinito. Los alveolos no ventilados (V/Q = 0) tendrán valores de PO2 y PCO2 iguales a aquellos en la sangre venosa mezclada, porque el aire atrapado en éstos se equilibrará con la sangre venosa. Los alveolos no perfundidos (V/Q = 8) tendrán valores de PO2 y PCO2, que son iguales al aire inspirado, debido a que no existe intercambio gaseoso para alterar la composición del gas inspirado. Los alveolos con valores intermedios del índice V/Q tendrán valores intermedios de PO2 y PCO2 entre los de la sangre venosa mezclada y el gas inspirado. En el adulto joven la ventilación y la perfusión están principalmente confinadas a los alveolos con índices V/Q en el rango de 0.5 a 2.0. No hay distribución medible en áreas de índices infinito (espacio muerto alveolar) o cero (cortocircuito intrapulmonar). En una persona en posición supina el flujo capilar pulmonar y la ventilación alveolar están considerable- 22 El ABC de la anestesia mente disminuidas en la parte superior del pulmón con respecto a la inferior. Sin embargo, el flujo sanguíneo está disminuido considerablemente con respecto a la ventilación. En la parte superior del pulmón el índice V/Q es hasta 2.5 veces mayor que el valor ideal, lo que causa un grado moderado de espacio muerto fisiológico en esta área del pulmón. En la parte más inferior del pulmón existe muy poca ventilación con respecto al flujo sanguíneo, con un índice V/Q de 0.6 veces el valor ideal. En esta área una pequeña fracción de la sangre se oxigena de manera normal, lo cual representa un cortocircuito fisiológico. En ambos extremos, las irregularidades en la ventilación y la perfusión disminuyen la efectividad del intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Sin embargo, durante el ejercicio, el flujo sanguíneo de la parte superior del pulmón aumenta considerablemente, por lo que existe menos espacio muerto fisiológico y la efectividad de intercambio gaseoso alcanza el nivel óptimo. Los capilares en las paredes alveolares se mantienen distendidos por la presión dentro de ellos, pero simultáneamente se comprimen por la presión alveolar de los alveolos contiguos. Por lo tanto, en cualquier momento en que la presión del aire alveolar se vuelve mayor que la presión capilar los capilares se cierran y no existe flujo sanguíneo. En diferentes circunstancias, sean normales o patológicas, se pueden observar tres posibles zonas del flujo pulmonar, las cuales se describen como sigue: S Zona 1: no existe flujo sanguíneo en todas las fases del ciclo cardiaco, porque la presión capilar alveolar local en esta área del pulmón, nunca llega a ser mayor que la presión de aire alveolar. S Zona 2: flujo sanguíneo intermitente sólo durante los picos de la presión arterial pulmonar, debido a que la presión sistólica en ese momento se vuelve mayor que la alveolar. Durante la presión diastólica la presión es menor que la del aire alveolar. S Zona 3: flujo sanguíneo continuo, debido a que la presión capilar alveolar se mantiene mayor que la presión del aire durante todo el ciclo cardiaco. Normalmente los pulmones tienen zona 2 (flujo intermitente) en los ápices y zona 3 (flujo continuo) en las bases. El flujo sanguíneo en los ápices es intermitente, con flujo durante la sístole pero no en la diástole. La zona 2 inicia en los pulmones normales, alrededor de 10 cm por encima del nivel medio del corazón, y se extiende hasta la parte más alta de los pulmones. (Capítulo 2) Zona 1 PA > Pa > PV Pa Alveolar PA Arterial Zona 2 Pa > PA > PV PV Venoso Distancia Zona 3 Pa > PV > PA Flujo sanguíneo Figura 2–7. Explicación de la distribución no uniforme del flujo sanguíneo en el pulmón. En las regiones más bajas de los pulmones, a partir de 10 cm por encima del nivel del corazón hasta las bases del pulmón, la presión arterial pulmonar durante la sístole y la diástole se mantiene mayor que las presiones de aire alveolares (figura 2–7). Espacio muerto Se considera espacio muerto a las regiones pulmonares en las que no existe intercambio gaseoso, por lo que en el aire espirado existe una fracción que permanece sin cambios. La otra fracción que es efectiva se denomina ventilación alveolar; para calcularla se requiere: Ventilación alveolar = frecuencia respiratoria (volumen corriente–espacio muerto) El espacio muerto se divide en anatómico y fisiológico. El primero se refiere al volumen de aire en las vías aéreas de conducción, el cual no participa en el intercambio gaseoso y tiene un valor normal promedio de 100 a 150 mL. El espacio muerto fisiológico corresponde a todas las partes del volumen corriente que no participan en el intercambio gaseoso. Por lo tanto, es la suma de los espacios muertos alveolares y anatómicos. Los factores que pueden alterar el espacio muerto incluyen la talla, la edad, la postura, la posición del cuello y la mandíbula, el volumen pulmonar al final de la inspiración, la intubación endotraqueal, la traqueostomía o mascarilla laríngea en la vía aérea, los fármacos, el volumen corriente y la frecuencia respiratoria. Fisiología respiratoria HIPOXEMIA Todos los componentes de la fisiología respiratoria pueden afectar la oxigenación de la sangre y todos, excepto la difusión, pueden afectar de manera importante la eliminación de CO2. A grandes rasgos, las causas de hipoxemia se pueden clasificar en hipoventilación, alteración en el V/Q, difusión alterada y cortocircuito de derecha a izquierda. La hipercapnia puede ser causada por hipoventilación, alteración en el V/Q y cortocircuito, aunque en la práctica la hipoventilación es la causa de real importancia. Hipoventilación Si la ventilación es baja en proporción con la demanda metabólica, la eliminación de CO2 será inadecuada y se acumulará en el alveolo, la sangre y otros tejidos. La hipoventilación se define como ventilación que resulta en una PaCO2 por encima de 45 mmHg. Ésta se puede presentar aun cuando la ventilación minuto es alta si la demanda metabólica o el espacio muerto aumenta por encima de la ventilación minuto El aumento de PCO2 reduce el espacio disponible para el oxígeno en el alveolo. La PAO2 se puede estimar por la siguiente ecuación: 23 vasculares sistémicas. Una barrera de difusión puede no causar hipoxemia si existe suficiente tiempo y distancia capilar para equilibrar el proceso. Sin embargo, si las reservas se encuentran agotadas, la PaO2 empieza a caer. Cortocircuito de derecha a izquierda Si la sangre pasa a través del pulmón sin entrar en contacto con el alveolo ventilado, la sangre no se oxigenará o liberará CO2. Este cortocircuito disminuye la PaO2 y aumenta la PaCO2. Un cortocircuito de 2 a 3% de gasto cardiaco se pueden observar en sujetos sanos; es causado por las venas tebesianas que drenan el corazón y se vacían en el ventrículo izquierdo. Éste se puede considerar un extremo en la alteración, con un V/Q de 0. Sin embargo, existen diferencias entre el concepto de alteración y el cortocircuito. Primero, las bases anatómicas difieren. Las regiones con bajo V/Q son causadas por estrechamiento vascular y en las vías respiratorias, lo cual reduce la ventilación y el flujo sanguíneo en algunas regiones y lo aumenta en otras. La presencia de un cortocircuito indica una complicación. El efecto de un V/Q bajo se puede mejorar con la adición en la fracción inspirada de oxígeno. TRANSPORTE DE GASES PAO2 = PIO2 – (1.25 x PACO2) El factor 1.25 es correcto si el índice de intercambio respiratorio es de 0.8. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Alteración en la ventilación–perfusión Para un intercambio gaseoso óptimo la ventilación y la perfusión se deben igualar en todas las regiones pulmonares. En reposo, la ventilación y la perfusión aumentan en la parte inferior del pulmón. La perfusión aumenta más que la ventilación, la diferencia entre los segmentos más apicales y los más basales es de tres veces para la ventilación y de 10 veces para la perfusión. Difusión alterada La difusión alterada, al grado que reduzca la PaO2, puede ocurrir si las membranas alveolocapilares están engrosadas y fibrosadas, así como en las enfermedades Aproximadamente 97% del oxígeno transportado de los pulmones a los tejidos lo hace en combinación química con la hemoglobina de los eritrocitos. El restante 3% se transporta en estado disuelto en el agua del plasma y las células sanguíneas. En condiciones normales el oxígeno es transportado a los tejidos por la hemoglobina. La molécula de oxígeno se combina reversiblemente con la porción heme de la hemoglobina. Cuando la PO2 es alta, como en los capilares pulmonares, el oxígeno se une con la hemoglobina, pero cuando la PO2 es baja, como en los capilares tisulares, el oxígeno se libera de la hemoglobina. Como resultado de las complejas reacciones químicas entre el oxígeno y la hemoglobina existe una relación entre la PO2 y el porcentaje de saturación de la hemoglobina, la cual se denomina curva de disociación de la hemoglobina y no es lineal. El punto arterial normal de la parte derecha y plana de la curva es una saturación de 95 a 98%, con una PO2 de 90 a 100 mmHg. Cuando la PO2 es menor de 60 mmHg (90% de saturación) la El ABC de la anestesia saturación decae abruptamente y la cantidad de hemoglobina no combinada con el O2 aumenta de forma importante por cada mínima disminución en la PO2. La sangre venosa tiene una PO2 de aproximadamente 40 mmHg y está saturada a cerca de 75%. Debido a que la sangre que deja los pulmones y entra en las arterias sistémicas usualmente tiene una PO2 de 95 mmHg, esta saturación casi siempre equivale a 97%. La sangre de una persona sana contiene aproximadamente 15 g de hemoglobina por cada 100 mL de sangre. Cada gramo de hemoglobina puede unir un máximo de 1.34 mL de oxígeno (1.39 cuando la hemoglobina es químicamente pura); 15 g de hemoglobina en 100 mL de sangre se pueden combinar con un total de 20 mL de oxígeno si la hemoglobina está saturada a 100%. La cantidad total de oxígeno unido con la hemoglobina en la sangre arterial sistémica, la cual está saturada a 97%, es de alrededor de 19.4 mL por 100 mL de sangre. En circunstancias normales, por cada 100 mL de flujo sanguíneo, se transportan cerca de 5 mL de oxígeno de los pulmones a los tejidos. Factores que desvían la curva de disociación de la hemoglobina Cuando la sangre se torna acidótica, con un pH que disminuye de sus valores normales de 7.4 a 7.2, la curva de disociación se desvía alrededor de 15% a la derecha. Un aumento en el pH de 7.4 a 7.6 desvía la curva de la misma forma, pero a la izquierda. Otros factores que modifican la curva a la derecha son: 1. Aumento en la concentración de CO2. 2. Aumento en la temperatura sanguínea. 3. Aumento en 2,3–difosfoglicerato. Aunque la hemoglobina es necesaria para el transporte de oxígeno a los tejidos, cumple otra función esencial para la vida: la función de sistema amortiguador. La hemoglobina en la sangre es la principal responsable de estabilizar la presión de oxígeno en los tejidos. En condiciones basales el tejido requiere 5 mL de oxígeno por cada 100 mL de sangre pasando a través de sus capilares. Por cada 5 mL de oxígeno por 100 mL de flujo sanguíneo, la PO2 debe caer a aproximadamente 40 mmHg. Por lo tanto, la PO2 tisular no puede aumentar a más de 40 mmHg, porque si pudiera, la cantidad de oxígeno necesaria por los tejidos no podría ser liberada de la hemoglobina. De esta forma, la hemoglobina nor- (Capítulo 2) Vol (%) 20 100 90 Sat Hb (%) 24 Sangre oxigenada 18 80 16 70 14 60 12 50 40 Sangre proveniente de los tejidos 10 8 30 6 20 4 10 2 0 0 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100110120130140 (PO2) (mmHg) Figura 2–8. Curva de disociación de la hemoglobina. malmente establece un límite de presión en los tejidos de aproximadamente 40 mmHg (figura 2–8). Transporte de oxígeno de los capilares a los tejidos La PO2 del oxígeno es de alrededor de 104 mmHg, mientras que la PCO2 de la sangre venosa entrando en los capilares pulmonares es de 40 mmHg. La diferencia de presión inicial que causa el oxígeno al difundir al capilar pulmonar es de 104–40 o 64 mmHg. Cuando la sangre arterial alcanza los tejidos periféricos la PO2 en los capilares es de 95 mmHg. La PO2 en el fluido intersticial que rodea los tejidos es de cerca de 40 mmHg. Existe una diferencia de presión que causa que el oxígeno se difunda rápidamente de los capilares sanguíneos a los tejidos; la PO2 de los capilares alcanza los 40 mmHg en el intersticio. Por lo tanto, la PO2 la sangre que deja los capilares y entra en el sistema venoso es de 40 mmHg aproximadamente. La PO2 intracelular en las células periféricas es menor que en los capilares periféricos. Además, existe una distancia considerable entre los capilares y las células. La PO2 intracelular normal varía entre 5 mmHg y 40 mmHg, con un promedio de 23 mmHg. Se necesitan sólo de 1 a 3 mmHg de presión para realizar los procesos químicos intracelulares. Esta presión es más que adecuada y provee un amplio margen de seguridad. Cuando el oxígeno se usa a través de las células, la mayoría se convierte en dióxido de carbono, aumentando la PCO2 intracelular. Debido a este aumento, el dióxido de carbono difunde de las células a los capilares y Fisiología respiratoria de ahí es transportado por la sangre a los pulmones. En los pulmones difunde de los capilares pulmonares al alveolo, en el que finalmente es espirado. En cada punto de la cadena de transporte el dióxido de carbono difunde en dirección opuesta a la del oxígeno; hay que recordar que el dióxido de carbono puede difundir hasta 20 veces más que el oxígeno. Por tanto, las diferencias de presión requeridas para causar una difusión de dióxido de carbono son menores que las necesarias para que se lleve a cabo la difusión de oxígeno. Las presiones de CO2 son aproximadamente las siguientes: S La PCO2 intracelular es de 46 mmHg, mientras que la intersticial es de 45 mmHg. Existe 1 mmHg de presión diferencial. S La PCO2 de la sangre arterial que entra en el tejido es de 40 mmHg, mientras que la PCO2 de la sangre venosa que abandona los tejidos es de 45 mmHg. S La PCO2 de la sangre entrando en los capilares pulmonares al final arterial es de 45 mmHg; la PCO2 de aire alveolar es de 40 mmHg. Sólo 5 mmHg de presión diferencial causan la difusión de CO2 fuera de los capilares pulmonares a los alveolos. hidrógeno tiene un efecto significativo, dado que precipita la liberación del oxígeno de la sangre en los tejidos y promueve la oxigenación de la sangre en los pulmones. Los cambios en el pH afectan los enlaces electrostáticos que mantienen la estructura cuaternaria de la hemoglobina, de forma que se reduce su afinidad por el oxígeno. Estos efectos desvían la curva de disociación a la derecha y hacia abajo, forzando al oxígeno a separarse de la hemoglobina y, por lo tanto, aumentando la cantidad de entrega de oxígeno a los tejidos. En los pulmones ocurre lo contrario, cuando el dióxido de carbono difunde de la sangre a los alveolos se reduce la PCO2 de la sangre y disminuyen las concentraciones de iones hidrógeno, desviando la curva de disociación a la izquierda y hacia arriba. La cantidad de oxígeno que se une con la hemoglobina a cualquier PO2 alveolar aumenta, permitiendo un mayor transporte de oxígeno a los tejidos. Efecto de flujo sanguíneo en el uso metabólico de oxígeno Efecto de la tasa del metabolismo de los tejidos y flujo tisular en la PCO2 intersticial: La cantidad total de oxígeno disponible cada minuto para su uso en cualquier tejido se determina por: S Una disminución del flujo sanguíneo a un cuarto de lo normal aumenta la PCO2 del tejido periférico de 45 a 60 mmHg. Un aumento en el flujo seis veces lo normal disminuye de 45 a 41 mmHg, bajando a un nivel casi igual que la PCO2 en sangre arterial (40 mmHg), entrando en los capilares tisulares. S Un aumento en la tasa metabólica tisular eleva la PCO2 del líquido intersticial. S La cantidad de oxígeno que se puede transportar a los tejidos en cada 100 mL de sangre. S La tasa de flujo sanguíneo. Coeficiente de utilización E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 25 El porcentaje de sangre que cede su oxígeno conforme pasa a través de los capilares tisulares se llama coeficiente de utilización. Su valor normal es de aproximadamente 25%, es decir, 25% de la hemoglobina oxigenada cede su oxígeno a los tejidos. El coeficiente de utilización en el cuerpo entero puede aumentar de 75 a 85% durante el ejercicio. Efecto Bohr El desvío de la curva hacia la derecha en respuesta al aumento en el dióxido de carbono sanguíneo y los iones Si la tasa de flujo sanguíneo cae a cero, la cantidad de oxígeno disponible también lo hace. Si la célula recibe menos de 1 mmHg de presión de oxígeno, no puede llevar a cabo sus funciones. A una PO2 arterial normal de 95 mmHg, aproximadamente 0.29 mL de oxígeno se disuelven en 100 mL de agua en la sangre; cuando la PO2 de la sangre cae por debajo de 40 mmHg, en los capilares tisulares se encuentran disueltos sólo 0.12 mL de oxígeno; 0.17 mL de oxígeno se transportan normalmente en estado disuelto por cada 100 mL de sangre. Transporte de dióxido de carbono en la sangre El dióxido de carbono es producto del metabolismo aerobio. Es producido en su mayoría en la mitocondria, donde la PCO2 es más alta. Desde este punto se llevan a cabo una serie de gradientes de presión, haciendo que pase a través del citoplasma y el líquido extracelular 26 El ABC de la anestesia hacia la sangre. En los pulmones la PCO2 es menor, por lo que se difunde de la sangre al gas alveolar. El transporte de dióxido de carbono en la sangre se realiza en mayores cantidades que el oxígeno. La cantidad de dióxido de carbono en la sangre tiene una estrecha relación con el equilibrio ácido–base de los líquidos corporales. En condiciones normales, se transportan en promedio 4 mL de dióxido de carbono de los tejidos a los pulmones por cada 100 mL de sangre. Una pequeña porción de CO2 es transportado en el estado disuelto a los pulmones. Recordando que la PCO2 venosa es de 45 mmHg y la arterial es de 40 mmHg, la cantidad de CO2 disuelto en la sangre a 45 mmHg es de aproximadamente 2.7 mL/dL. La cantidad disuelta a 40 mmHg es de aproximadamente 2.4 mL. Por tanto, sólo 0.3 mL de CO2 se transportan en el estado disuelto por cada 100 mL de flujo sanguíneo. Esto implica alrededor de 7% de todo el dióxido de carbono transportado normalmente. El dióxido de carbono disuelto en la sangre reacciona con el agua para formar ácido carbónico. Esta reacción se lleva a cabo más rápido, gracias a la existencia de la anhidrasa carbónica. Esto permite que grandes cantidades de dióxido de carbono reaccionen con el agua de los eritrocitos aun antes de que la sangre abandone los capilares tisulares. Por otro lado, el ácido carbónico formado en los eritrocitos (H2CO3) se disocia en hidrógeno y en iones bicarbonato (H+ y HCO3). La mayoría de los iones hidrógeno se combinan con la hemoglobina en los eritrocitos, dado que la proteína hemoglobina es un potente amortiguador ácido–básico. La mayoría de los iones bicarbonato se difunden de los eritrocitos al plasma, mientras que los iones cloro se difunden dentro de éstos para sustituirlos. Esto es posible por la presencia de unas proteínas especiales: las proteínas de transporte de bicarbonato–cloro en la membrana del eritrocito, la cual transporta a estos dos iones en direcciones opuestas y a rápidas velocidades. El contenido de cloro de los eritrocitos de la sangre venosa es mayor que el de la arterial. La combinación reversible del dióxido de carbono con el agua en los eritrocitos bajo la influencia de la anhidrasa carbónica constituye alrededor de 70% del CO2 transportado de los tejidos a los pulmones. Además de reaccionar con el agua, el CO2 reacciona directamente con los radicales amino de la molécula de hemoglobina para formar el compuesto carbaminohemoglobina. Esta combinación es una reacción reversible que se lleva a cabo por medio de un enlace débil, para que el CO2 pueda ser liberado fácilmente al alveolo, en el cual la PCO2 es menor que en los capilares pulmonares. (Capítulo 2) Una pequeña cantidad de dióxido de carbono también reacciona con las proteínas plasmáticas en los capilares tisulares, aunque en menor proporción. La cantidad de dióxido de carbono que puede ser transportado de los tejidos periféricos hacia los pulmones por la combinación con la hemoglobina y las proteínas plasmáticas equivale a casi 30% de la cantidad total transportada; esto es, 1.5 mL de CO2 en cada 100 mL de sangre. Efecto Haldane Aunque la cantidad de dióxido de carbono transportado en la sangre por el grupo carbamino es pequeña, la diferencia entre la cantidad de sangre venosa y arterial es de alrededor de una tercera parte de la diferencia arterial/ venosa total. La combinación del oxígeno con la hemoglobina hace que ésta se convierta en un ácido más fuerte. Este proceso desplaza al dióxido de carbono de la sangre y hacia los alveolos mediante dos formas: 1. Cuanto más ácida sea la hemoglobina, tendrá menos tendencia a combinarse con el dióxido de carbono. 2. La aumentada acidez de la hemoglobina también causa liberación de iones hidrógeno, los cuales se unen a los iones bicarbonato para formar ácido carbónico; posteriormente se disocia en agua y dióxido de carbono, el cual es liberado de la sangre hacia el alveolo y finalmente hacia el exterior. El ácido carbónico formado cuando el dióxido de carbono entra a la sangre en los tejidos periféricos disminuye el pH sanguíneo. Sin embargo, la reacción de este ácido con los amortiguadores ácido–básicos de la sangre previene que aumente la concentración de iones hidrógeno y, por consiguiente, que el pH caiga de forma importante. Índice de intercambio respiratorio El transporte de oxígeno normal de los pulmones a los tejidos por cada 100 mL de sangre es de aproximadamente 5 mL, mientras que el de dióxido de carbono de los tejidos a los pulmones es de 4 mL. La relación que existe entre el CO2 y el O2 se denomina índice de intercambio respiratorio. El valor de R cambia según las diferentes condiciones metabólicas. En una dieta exclusiva de carbohidratos la R aumenta a 1.00. Por el contrario, en una dieta exclusiva de grasas como fuente metabólica de energía la R cae hasta 0.7. Fisiología respiratoria Para una dieta normal el índice de intercambio respiratorio es de 0.825. REGULACIÓN DE LA RESPIRACIÓN El sistema nervioso normalmente ajusta la tasa de ventilación alveolar a las demandas del cuerpo, así como a la presión parcial de oxígeno y de dióxido de carbono. El centro respiratorio es un grupo de neuronas localizado bilateralmente en la médula oblongada y el puente del tallo cerebral. Se divide en tres colecciones mayores de neuronas: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S Grupo dorsal respiratorio, localizado en la poción dorsal de la médula. Principalmente causa inspiración. S Grupo ventral, localizado en la parte ventrolateral de la médula, la cual principalmente causa espiración. S Centro neumotáxico, localizado dorsalmente en la porción superior del puente, el cual controla la tasa y la profundidad de la respiración. El grupo respiratorio dorsal de neuronas se extiende a través de la mayoría de la médula. La mayoría de ellas se localizan en el núcleo del tracto solitario, aunque existen otras neuronas en la sustancia reticular. El núcleo del tracto solitario es la terminación sensorial de los nervios vago y glosofaríngeo, los cuales transmiten señales sensitivas al centro respiratorio a partir de quimiorreceptores periféricos, barorreceptores y varios tipos de receptores en los pulmones. El centro neumotáxico, localizado dorsalmente en el núcleo parabraquial en la parte superior del puente, transmite señales al área inspiratoria. El efecto primario de este centro consiste en modular el inicio de la inspiración, controlando la duración de la fase de llenado pulmonar del ciclo respiratorio. La función del centro neumotáxico consiste en limitar la inspiración. Esto tiene un efecto secundario al aumentar la tasa respiratoria, debido a que limitando la inspiración se limita la espiración y el periodo entero de cada respiración. Además de los mecanismos de control respiratorio del sistema nervioso central existen otros provenientes de los pulmones. Los más importantes, la mayoría localizados en las porciones musculares de las paredes de los bronquios y los bronquiolos, son los receptores de estiramiento, los cuales transmiten señales a través del 27 nervio vago al grupo dorsal de neuronas cuando los pulmones se sobredistienden. Estas señales afectan la inspiración de la misma forma que las señales del centro neumotáxico, activando una respuesta a la sobredistensión pulmonar. Esto se denomina reflejo de Hering–Breuer. También actúa aumentando la tasa respiratoria. En los seres humanos este reflejo probablemente se activa hasta que el volumen tidal aumenta a más de tres veces lo normal. Por lo tanto, este reflejo parece ser un mecanismo protector más que un elemento importante en el control de la ventilación. PRUEBAS DE FUNCIÓN RESPIRATORIA La espirometría consiste en registrar el volumen de aire inhalado y exhalado en cierto tiempo durante una serie de maniobras ventilatorias. Las curvas obtenidas permiten la determinación del patrón ventilatorio de un sujeto, para que de esta forma se pueda analizar e identificar si es normal, obstructivo, restrictivo o mixto. Ninguno de estos patrones es específico; aunque las patologías pulmonares causan defectos ventilatorios predictivos, la espirometría no puede por sí misma establecer el diagnóstico de alguna enfermedad específica, pero puede ser útil en la valoración y la condición pulmonar de los pacientes. Además, ayuda a estimar el grado de daño del defecto ventilatorio y a identificar a los pacientes que desarrollarán falla ventilatoria después de una neumonectomía. Las indicaciones incluyen: 1. En pacientes que se dedican a cualquier trabajo que ponga en peligro la integridad pulmonar se debe monitorear la función periódicamente para detectar evidencia cuantitativa de problemas pulmonares. 2. La espirometría parece ser el mejor método para identificar a fumadores en riesgo de desarrollar obstrucción crónica severa del flujo de las vías aéreas. 3. Puede indicar un riesgo estadístico de procedimientos quirúrgicos específicos en grupos de pacientes, pero puede no ser útil individualmente. 4. Muchas agencias gubernamentales requieren los resultados de las espirometrías para cuantificar las alteraciones de pacientes que reclaman incapacidad por bronquitis crónica o enfisema, así como neumoconiosis, fibrosis pulmonar y otros desórdenes pulmonares. 5. Los resultados, incluyendo las tasas de flujo, son extremadamente útiles para valorar la efectividad 28 El ABC de la anestesia del tratamiento en pacientes asmáticos y en desórdenes restrictivos. 6. Puede ser muy sensible para evaluar la progresión de la enfermedad, en especial si existen valores basales obtenidos al inicio de ésta, para su comparación. 7. Es una excelente prueba para la detección de obstrucción crónica, pero también para detectar desórdenes restrictivos. 8. Debe ser parte de una evaluación clínica inicial en todos los pacientes adultos. Si los resultados basales son anormales en pacientes con ciertos factores de riesgo, se debe repetir regularmente (cada uno a cinco años). Los resultados se obtienen y se despliegan en forma de espirograma. Estas medidas se deben realizar en un laboratorio de fisiología respiratoria; los resultados dependen del entendimiento y cooperación del paciente, además de las claras y precisas instrucciones del técnico que asiste al paciente. Capacidad vital de máximo esfuerzo espiratorio (Capítulo 2) como un predictor independiente de un declive subsecuente en la función pulmonar; por lo tanto, puede ser usada para detectar a fumadores con riesgo alto de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva. Volumen forzado espiratorio sobre tiempo como un porcentaje de la capacidad vital forzada El índice de FEV1 con respecto a la CVF se ha definido en sujetos sanos. Los índices normales o aumentados no excluyen forzosamente obstrucción, sobre todo en presencia de una disminución en la capacidad vital forzada. Cuando ésta disminuye por un proceso intersticial o por restricción en la pared torácica y las vías aéreas son normales, el índice FEV1/CVF aumenta. Este índice también puede aumentar en los sujetos que fallan al momento de hacer el esfuerzo máximo en la maniobra espiratoria. La ausencia de un índice aumentado en pacientes en quienes uno espera que esté incrementado sugiere la presencia de obstrucción de la vía aérea concomitante. Examinar los volúmenes y flujos exhalados como porcentajes de valores predictores puede facilitar la interpretación del espirograma en pacientes con defectos ventilatorios mixtos (figura 2–9). Para determinar la capacidad vital espiratoria de máximo esfuerzo el sujeto debe inhalar a su capacidad total pulmonar y después exhalar rápida y forzosamente. El volumen se registra en el eje de las ordenadas y el tiempo en el eje de las abscisas. La curva obtenida es la llamada capacidad vital forzada. El análisis de la curva permite la computación del volumen exhalado durante el tiempo seguido al inicio de la maniobra (volumen espiratorio forzado o FEV1). Tiempo (s) 0 1 2 3 4 5 6 7 0 Volumen forzado espiratorio sobre tiempo El FEV1 es la medida de volumen dinámico más utilizada, en conjunción con la capacidad vital forzada, en el análisis de la espirometría. Las medidas del FEV tomadas a 0.5, 0.75, 2 y 3 seg agregan más información a la medida del FEV1. El volumen forzado espiratorio exhalado en seis segundos es útil porque se aproxima a la capacidad vital forzada y es más fácil para los pacientes con obstrucción severa del flujo realizar la prueba. El grado de obstrucción al flujo aéreo reflejado en el FEV1/FEV6 obtenido de la espirometría puede servir Volumen exahalado (L) 1 Volumen espiratorio forzado en 1 seg 2 Capacidad vital forzada 3 4 Figura 2–9. Espirometría de flujo espiratorio forzado normal trazado como volumen sobre tiempo. El volumen forzado espiratorio al primer segundo (FEV1) y la capacidad vital forzada (FVC) se indican con flechas. En este ejemplo, FEV1 es 3.35 L, FVC es 4 L, y la relación FEV1/FVC es 84%. Flujo forzado espiratorio promedio El FEF de 25 a 75% del flujo forzado espiratorio es parte de la capacidad vital forzada; se introdujo como la tasa de flujo medio espiratoria. Esta medida fue realizada para reflejar la porción de la curva más esfuerzo–independiente y la porción más sensible al flujo en las vías aéreas periféricas, donde comienza a originarse la obstrucción en las enfermedades crónicas. Flujo (L/s) Fisiología respiratoria 29 9 8 7 6 5 4 3 1s Pico espiratorio de la tasa de flujo 2 1 Los flujos espiratorios alcanzan un pico transitorio de manera temprana en la maniobra espiratoria. Los flujos de pico ocurren durante la porción más esfuerzo–dependiente más que la obstrucción de la vía aérea. Cuando el esfuerzo máximo se realiza el pico máximo es un reflejo del calibre de las vías aéreas mayores; también está influido por el flujo transitorio causado por la expulsión de aire de las vías aéreas centrales, las cuales se encuentran comprimidas. Por esta razón, el pico del flujo se disminuye anormalmente sólo en obstrucción moderada a severa. Otras mediciones de la CVF, la FEV1 y el FEF de 25 a 75% son usadas en el manejo de pacientes después de trasplante de pulmón para detección temprana de signos fisiológicos de rechazo (figura 2–10). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Ventilación voluntaria máxima La medición de la ventilación voluntaria máxima (MVM), originalmente llamada capacidad de respiración, se define como el máximo volumen de aire que se puede mover por un esfuerzo voluntario en un minuto. Los sujetos son instruidos para respirar rápida y profundamente durante 15 a 30 seg; los volúmenes ventilatorios se registran y el volumen máximo alcanzado durante esos 15 seg consecutivos se expresa en litros por minuto. Esta prueba es altamente dependiente de la cooperación y el esfuerzo del sujeto. La pérdida de coordinación de los músculos de la respiración, las enfermedades musculosqueléticas de la pared torácica, las afecciones neurológicas, la descompensación de enfermedades crónicas y los defectos ventilatorios disminuyen la VMV, por lo que no es específica. Ésta disminuye en los pacientes con obstrucción de la vía aérea, pero es menor en defectos restrictivos leves o moderados, debido a que la respiración se puede compensar con efectividad en presencia de un pulmón con volumen disminuido. Capacidad vital forzada 0 0 1 2 3 4 Volumen espirado Figura 2–10. Curva espiratoria flujo–volumen normal. Maniobra de espiración forzada en la cual el flujo de aire espirado alcanza un pico en la fase temprana de la exhalación; posteriormente disminuye progresivamente hasta que el flujo cesa al alcanzar el volumen residual. A pesar de estas desventajas, puede ser útil en circunstancias especiales, por ejemplo, se correlaciona bien con sujetos con disnea y es útil en la evaluación de la tolerancia al ejercicio. Parece tener un valor pronóstico en la evaluación preoperatoria; provee de una medición de la condición de los músculos respiratorios que puede ser importante en la evaluación de la fatiga muscular, ya sea por defectos ventilatorios obstructivos o restrictivos o por enfermedades neuromusculares específicas. La curva flujo–volumen durante la exhalación forzada tiene una apariencia característica. La curva demuestra un rápido ascenso a un flujo pico y después un descenso lineal lento proporcional al volumen. La porción inicial de la curva (primeros 25 a 33% del volumen exhalado) depende del esfuerzo. Cuando el sujeto realiza un mayor esfuerzo durante la exhalación, asociada con una mayor presión intratorácica, se genera un aumento en el flujo. Esta porción de la curva tiene un limitado uso diagnóstico, porque su aparición depende principalmente del esfuerzo muscular del paciente más que de las características mecánicas del pulmón. Después del desarrollo del pico del flujo la curva continúa reproduciéndose, independientemente del esfuerzo, mientras el flujo disminuye en proporción al volumen hasta que se alcanza el volumen residual. Para cada punto del eje del volumen existe un flujo máximo que no puede exceder a pesar de la presión generada por 30 El ABC de la anestesia los músculos respiratorios. Aunque esta porción de la curva es muy reproducible en determinado paciente, se altera de manera característica por el efecto de enfermedades que afectan las propiedades mecánicas del pulmón. En la mayoría de los pacientes mayores de 30 años de edad y en los pacientes con enfermedad pulmonar el volumen residual está determinado por el cierre de la vía aérea, en tanto que la curva flujo–volumen muestra una disminución progresiva en el flujo hasta que se alcanza el volumen residual. Sin embargo, en algunos pacientes jóvenes y en pacientes que quizá padecen enfermedad de la pared torácica el volumen residual está determinado por la rigidez de la pared torácica, lo que limita la exhalación máxima. En estos casos el flujo espiratorio decae abruptamente a cero a bajos volúmenes pulmonares. Las curvas flujo–volumen durante una inhalación forzada dependen por completo del esfuerzo. La forma de la porción inspiratoria es simétrica con el flujo, aumentando a un máximo durante la inspiración y después disminuyendo mientras procede la exhalación. Esta porción de la curva máxima de flujo–volumen es más sensible a la obstrucción de las vías aéreas centrales que la fase espiratoria, la cual está menos influida por las en- (Capítulo 2) fermedades del parénquima o afecciones difusas de la vía aérea. La parte inspiratoria de la curva flujo–volumen tiene una gran utilidad diagnóstica cuando se sospecha la presencia de alguna obstrucción de las vías aéreas centrales, una situación en la cual una espirometría ordinaria revela patrones no específicos (cuadro 2–1 y figura 2–11). FUNCIÓN RESPIRATORIA DURANTE LA ANESTESIA La anestesia causa una alteración en la función pulmonar, ya sea en la ventilación espontánea o en la ventilación mecánica después de la parálisis muscular. La alteración de la oxigenación de la sangre ocurre en la mayoría de los sujetos anestesiados. Efectos en la ventilación La reducción en la ventilación y la hipercapnia son instancias comunes durante la anestesia. La reducción en Cuadro 2–1. Definiciones de valores comunes realizados en la espirometría Valor reportado CV FVC FEV1 FEV1/FVC FEF25–75 FIVC MVV PEF Descripción Interpretación Capacidad vital Volumen de aire desplazado por una exhalación máxima o una inspiración máxima Capacidad vital forzada Volumen exhalado, forzosamente resultado de una inspiración máxima y una exhalación máxima Volumen espiratorio forzado en un segundo Típicamente preservada en obstrucción, reducida en restricción ió Relación FEV1/FVC Flujo espiratorio forzado (25 a 75%) Tasa de flujo espiratorio promedio al momento de la mitad de la maniobra de ventilación voluntaria máxima Capacidad vital forzada inspiratoria Volumen máximo inhalado después de una espiración máxima Ventilación máxima voluntaria Estima el desplazamiento máximo de aire por minuto, producto de esfuerzos repetidos inspiratorios y espiratorios Flujo de pico espiratorio Máxima cantidad de aire sostenido durante la maniobra de ventilación voluntaria máxima Patrón similar al de la CV, aunque se reduce más en obstrucción. Se utiliza de restrició S ili para evaluar l lla severidad id d d i ción Reducción típica en obstrucción de las vías aéreas Se utiliza para evaluar el grado de obstrucción La reducción es indicativa de obstrucción de la vía aérea Indicador sensible pero no específico de obstrucción de las vías pequeñas í aéreas é ñ escasamente reproducible, d ibl pues varía con el esfuerzo y el tiempo de espiración Los flujos inspiratorios están reducidos en la obstrucción extratorácica de llas vías á i d í aéreas é Las reducciones desproporcionadas relacionadas con el obstrucción suFEV1 pueden d iindicar di b ió de d llas vías í aéreas é periores, debilidad muscular o mala realización de la prueba El empeoramiento se puede correlacionar con exacerbaciones asmáticas A veces puede servir para evaluar el esfuerzo del sujeto Fisiología respiratoria Normal 31 Obstrucción al flujo Capacidad pulmonar total Capacidad residual funcional Volumen residual Figura 2–11. La obstrucción severa al flujo se asocia con un aumento en el volumen residual. El flujo espiratorio prolongado puede continuar hasta que la inspiración subsecuente y el aire alveolar son atrapados en las vías aéreas estrechas y cerradas. La capacidad funcional residual y la capacidad pulmonar total también aumentan con respecto al volumen corriente. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. el volumen minuto se da, en parte, por la reducción en la demanda metabólica, pero principalmente por interferir con el control químico de la respiración, en particular por una menor sensibilidad al CO2. Con el uso de concentraciones altas de anestésicos inhalatorios, la respiración se vuelve más lenta y los volúmenes pulmonares disminuyen, sobre todo en ausencia de estímulo quirúrgico. Los aumentos progresivos en la concentración alveolar de todos los agentes anestésicos inhalados desplazan de manera horizontal la curva de PCO2/ventilación y la respuesta a la PCO2; para iniciar el reflejo de la ventilación se encuentra abolida a niveles más profundos de anestesia, es decir, el umbral apneico de PCO2 se modifica. Esto ocurre con todos los anestésicos, a excepción de la ketamina. Patrón de contracción de los músculos respiratorios La anestesia generalmente causa obstrucción de la faringe. El paladar blando cae en contra de la pared posterior de la faringe, ocluyendo la nasofaringe en la mayoría de los pacientes; esto se debe probablemente a la interferencia que existe con la acción de los músculos tensor del paladar, palatogloso o palatofaríngeo. Otros cambios ocurren cuando el paciente intenta respirar. Una obstrucción superior usualmente causa un colapso secundario de la faringe. Éste se debe sobre todo a una interferencia en la acción normal del músculo geniogloso. La coordinación muscular se ve afectada y se presentan movimientos paradójicos entre los músculos abdominales y los de la caja torácica. Se cree que esto se origina por los efectos selectivos de la anestesia sobre diferentes grupos neuronales en el sistema nervioso central. Volumen pulmonar y mecanismos respiratorios durante la anestesia El volumen pulmonar en reposo se reduce alrededor de 0.8 a 1.0 L al cambiar de la posición de pie a la supina; existe otra disminución de 0.4 a 0.5 L al momento de la inducción de la anestesia. La anestesia, per se, causa una caída en la capacidad funcional residual a pesar de mantener una ventilación espontánea; esta disminución ocurre sin importar si el anestésico se administra por vía inhalada o endovenosa. Tampoco se relaciona con la profundidad anestésica, la fracción inspirada de oxígeno o el tiempo quirúrgico. Esta disminución parece estar relacionada con una pérdida del tono muscular, el cual modifica el balance entre las fuerzas elásticas de los pulmones y las fuerzas de la caja torácica, disminuyendo ambos volúmenes —tanto el de la caja torácica como el pulmonar. El mantenimiento del tono muscular no reduce la capacidad funcional residual. La disminución de la CRF es causada por una cefalización del diafragma y una disminución 32 El ABC de la anestesia en el área transversal torácica. La reducción de la CRF se puede revertir parcialmente por medio del uso de presión positiva al final de la espiración continua (PEEP) si se eleva la cabecera a 30_. La oxigenación arterial durante la anestesia también se ve afectada. El mecanismo mejor conocido es la creación o aumento de zonas con índices de ventilación/perfusión de cero. Vasoconstricción pulmonar hipóxica La mayoría de los anestésicos inhalados inhiben la vasoconstricción pulmonar hipóxica, en preparaciones de pulmón. Sin embargo, este efecto, o se ha observado con anestésicos intravenosos, como los barbitúricos. La respiración de oxígeno a 100% puede aumentar el cortocircuito, promoviendo el colapso alveolar. Las FiO2 altas también pueden aumentar el cortocircuito, aumentando la PO2 alveolar y atenuando la respuesta a la vasoconstricción pulmonar hipóxica, lo cual puede agravar una alteración preexistente V/Q. Atelectasias Fueron descritas por primera vez en 1963 por Bendixen y col. como una explicación del incremento de la diferencia en la PO2 alveolar/arterial durante la anestesia. El grupo de Hedenstierna, en Suecia, fue el primero en demostrar opacidades pulmonares en la tomografía computarizada de sujetos sometidos a anestesia. Su extensión se correlacionó fuertemente con el cortocircuito intrapulmonar. Ocurren en alrededor de 90% de los pacientes anestesiados, durante la ventilación espontánea y después de parálisis muscular, sea con anestésicos intravenosos o inhalados. Entre 15 y 20% del pulmón se colapsa en la base durante la anestesia y las atelectasias pueden permanecer durante varios días en el periodo posoperatorio. Esto es un foco de infección que contribuye a que se desarrollen complicaciones pulmonares. Después de una cirugía torácica o de bypass cardiopulmonar se puede colapsar más de 50% del pulmón. Existe una relación entre el tamaño de las atelectasias y el peso del paciente y el índice de masa corporal. Los pacientes obesos presentan atelectasias de mayor tamaño que los pacientes con peso normal. Por otro lado, las atelectasias son independientes de la edad. En cambio, los pacientes con EPOC presentan un número menor de atelectasias. El mecanismo que previene (Capítulo 2) a los pulmones del colapso no es claro, pero se cree que se debe al cierre de la vía aérea antes de que se lleve a cabo el colapso alveolar. Existen atelectasias por compresión, las cuales pueden ocurrir debido a cambios en la posición de la caja torácica y el diafragma, lo que da como resultado transmisión de una alta presión intraabdominal al tórax y a las áreas de compresión del pulmón. Las atelectasias por absorción se desarrollan cuando una vía aérea se cierra total o parcialmente y el gas contenido se absorbe en la sangre. Prevención de atelectasias durante la anestesia Existen varias intervenciones que pueden ayudar a prevenir la formación de atelectasias o a reabrir los alveolos colapsados. Presión positiva al final de la espiración En varios estudios se ha utilizado la aplicación de 10 cmH2O de PEEP, demostrando que reabre el tejido pulmonar colapsado. Sin embargo, la PEEP no parece ser el procedimiento ideal, porque el cortocircuito no se reduce y la oxigenación arterial puede no aumentar significativamente. La persistencia de éste se explica por una redistribución del flujo sanguíneo a través de las áreas dependientes del pulmón cuando las presiones intratorácicas aumentan por el PEEP. En estas circunstancias cualquier atelectasia persistente recibe gran parte del flujo pulmonar. La presión intratorácica aumentada impide el retorno venoso y disminuye el gasto cardiaco. Además, el pulmón se recolapsa rápidamente después de descontinuar el PEEP. Después de un minuto el colapso es de la misma magnitud que antes de la aplicación de PEEP. La ventilación pulmonar con oxígeno a 100% resulta en aparición acelerada de atelectasias. La ventilación durante la anestesia se debe realizar con una moderada fracción inspirada de oxígeno (0.3 a 0.4) y se debe aumentar sólo si la oxigenación arterial se encuentra comprometida. Se ha convertido en rutina la agregación de aire al oxígeno inspirado, para mantener una fracción inspirada de oxígeno (FiO2) de 0.3 a 0.4. A pesar de estas medidas puede ocurrir hipoxemia leve o moderada (saturación arterial de oxígeno entre 85 y 90%), con una duración que va de segundos a 30 min. Alrededor de 20% de los pacientes pueden sufrir hipoxemia severa o saturación de oxígeno por debajo de 81% hasta por cinco minutos. Fisiología respiratoria La función pulmonar permanece alterada en el posoperatorio y se pueden observar complicaciones pulmonares entre 1 y 2% después de una cirugía menor y hasta de 20% después de una cirugía abdominal o torácica. Calibre de las vías aéreas El calibre de las vías aéreas en los pacientes anestesiados se ve influido por una variedad de factores que actúan alterando la retracción o el tono broncomotor. Debido a que la anestesia causa una disminución en la capacidad residual funcional se reduce proporcionalmente la fuerza de retracción, en especial por pérdida del tono muscular y broncomotor. Esto produce una reducción en el calibre y un aumento en la resistencia, que puede llegar a ser importante. Resistencia de la vía aérea La mayoría de los cambios ocurren en los componentes pulmonares/vía aérea más que en la caja torácica. Además, es común que el incremento en la resistencia se deba a sistemas de respiración, válvulas, anormalidades en el tubo endotraqueal, conectores, etc. Distensibilidad E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La distensibilidad total del sistema respiratorio se reduce durante la anestesia de forma muy temprana, ya que cae de un valor de 95 mL/cmH2O a 60 mL/cmH2O. Este cambio no es progresivo. La explicación de este mecanismo no es clara; sin embargo, se cree que se debe principalmente a la reducción del volumen pulmonar. Distribución de flujo sanguíneo durante la anestesia La distribución del flujo sanguíneo se ha estudiado por medio de la inyección de materiales radiactivos y SPECT en pacientes anestesiados y ventilados de manera mecánica. El uso de PEEP impide el retorno venoso al corazón derecho, por lo que reduce el gasto cardiaco. También puede afectar las resistencias vasculares pulmonares, aunque esto puede tener un menor efecto en el gasto cardiaco. Además, la PEEP causa redistribución del flujo en las regiones dependientes del pulmón. Esto significa que las partes superiores se pueden encontrar poco perfundidas, creando un espacio muerto. 33 Alteración en la ventilación–perfusión La eliminación de CO2 y la oxigenación de la sangre se alteran en la mayoría de los pacientes sometidos a anestesia. La eliminación de CO2 se ve afectada por aumento en el espacio muerto, que en realidad se trata de regiones pulmonares poco perfundidas, las cuales son llamadas regiones con índices altos de V/Q (en donde la presión alveolar excede la presión de la vasculatura). La alteración en la oxigenación arterial durante la anestesia se considera más grave en los pacientes de edad avanzada, los obesos y los fumadores. Posición Debido a que la capacidad funcional residual se encuentra reducida por los efectos combinados de la posición supina y la anestesia, se ha estudiado cuál es el efecto en pacientes en posición de semifowler, pero no se han encontrado datos claros de mejoría en la oxigenación. El flujo sanguíneo pulmonar se ve alterado en esta posición debido a una posible disminución del gasto cardiaco y una aumentada redistribución de éste. En la posición en decúbito lateral existen diferencias en la mecánica pulmonar, los volúmenes pulmonares y la formación de atelectasias entre las porciones dependientes y no dependientes del pulmón, además de que causan alteraciones en la ventilación–perfusión. Se ha demostrado que la redistribución del flujo heterogénea es menor en la posición prona. Esto indica que pueden existir diferencias regionales en la configuración vascular, las cuales promueven la perfusión de las regiones pulmonares dorsales, sin importar si se encuentran en una posición dependiente o no dependiente. Obesidad La reducción de la capacidad residual funcional promueve el cierre de la vía aérea en mayor proporción que en los sujetos sanos. El uso de altas concentraciones de oxígeno inspirado promueve la formación acelerada de atelectasias en estas áreas. Existe una relación entre el IMC y el tamaño de las atelectasias durante la anestesia y en el posoperatorio, y entre el IMC y el cortocircuito pulmonar. La prevención en la caída de la CRF por medio de CPAP durante la inducción de la anestesia previene o reduce la formación de atelectasias y ayuda a mantener una mayor oxigenación arterial. El menor tiempo de tolerancia a la apnea durante la inducción de la anestesia, como se observa en pacientes obesos mórbidos, puede ser prevenido por medio de PEEP o CPAP. Esto 34 El ABC de la anestesia se debe a un aumento en el volumen pulmonar, por lo que se dispone de una mayor cantidad de oxígeno para difundir en los capilares. Enfermedades pulmonares preexistentes Los pacientes fumadores o con enfermedades pulmonares presentan más alteraciones en el intercambio gaseoso. Sin embargo, los fumadores con limitación moderada del flujo tienen menos cortocircuito que los sujetos que no fuman. En los pacientes con bronquitis crónica se desarrollan atelectasias limitadas, inclusive pueden no desarrollarse. Sin embargo, existe una alteración considerable en el V/Q. La razón por la ausencia de atelectasias y cortocircuitos en estos pacientes se puede explicar por la hiperinflación crónica, la cual cambia el comportamiento mecánico de los pulmones y su interacción con la cavidad torácica, por lo que la tendencia al colapso alveolar se reduce. Se debe tomar en cuenta que los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva pueden presentar amplias regiones con índices V/Q bajos. Estas regiones pueden ser reemplazadas por atelectasias como resultado de una lenta reabsorción de gas en las vías aéreas ocluidas durante la cirugía y en el periodo posoperatorio. Anestesia regional Los efectos ventilatorios de la anestesia regional dependen del tipo y la extensión del bloqueo motor. Con bloqueos extensos que incluyen todos los segmentos torácicos y lumbares la capacidad inspiratoria se reduce 20% y el volumen de reserva espiratorio se acerca a cero. No obstante, la función diafragmática se mantiene aun en casos de extensión inadvertida de bloqueo o bloqueo sensorial por encima de los segmentos cervicales. La anestesia regional hábilmente manejada afecta el intercambio gaseoso pulmonar de manera mínima. La oxigenación arterial y la eliminación de dióxido de carbono se mantienen de forma adecuada durante la anestesia espinal y epidural. Función pulmonar después de cirugía cardiaca La cirugía cardiaca produce el mayor número de atelectasias en el periodo posoperatorio, ya que casi siempre (Capítulo 2) se lleva a cabo con ambos pulmones colapsados y con el paciente conectado a una bomba extracorpórea. Si no se toman precauciones de forma temprana, en el periodo posoperatorio inmediato el pulmón se reclutará de forma lenta y más de la mitad de los pulmones se colapsarán uno o dos días después con un cortocircuito de 20 a 30% del gasto cardiaco. Una maniobra de reclutamiento, que consiste en insuflar los pulmones a una presión de la vía aérea de 30 cmH2O por un periodo de 20 seg, es suficiente para reabrir las unidades alveolares colapsadas. Función respiratoria durante ventilación unipulmonar En la cirugía pulmonar la oxigenación puede ser un reto, ya que un pulmón no se encuentra ventilado, pero sí perfundido, mientras que en el periodo posoperatorio se pueden prolongar la restauración de la integridad pulmonar y el índice ventilación/perfusión. La técnica durante la anestesia y la ventilación unipulmonar implica que un pulmón está ventilado y provee oxigenación a la sangre, así como la eliminación de dióxido de carbono de la sangre. La perfusión persistente a través de los pulmones no ventilados causa un cortocircuito y disminuye la PaO2. Sin embargo, el pulmón dependiente, también contribuye a la formación de atelectasias en la región dependiente. Neumoperitoneo La insuflación de CO2 puede interferir con las funciones cardiacas y circulatorias, así como también con la función respiratoria. El CO2 del neumoperitoneo puede causar hipercapnia y acidosis. Los efectos directos en el dióxido de carbono y en la acidosis dan como resultado disminución en la contractilidad cardiaca, sensibilización del miocardio a los efectos arritmogénicos de las catecolaminas y vasodilatación sistémica. Inclusive puede haber efectos a largo plazo en el control de la respiración. El neumoperitoneo puede causar cambios respiratorios severos, como disminución en la capacidad funcional residual y capacidad vital, formación de atelectasias y reducción en la elasticidad respiratoria, aumento en la presión pico, etc. Sin embargo, el cortocircuito se reduce y la oxigenación arterial aumenta. Un mayor número de atelectasias y un menor cortocircuito durante la insuflación con CO2 indican una redistribución eficaz del flujo. Fisiología respiratoria 35 REFERENCIAS E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Nunn JF, Lumb AB: Nunn’s applied respiratory physiology. 4ª ed. Butterworth Heinemann. 2. Miller RD, Eriksson LI, Fleisher LA et al.: Miller’s anesthesia. 7ª ed. Churchill Livingstone. 3. West JB: Fisiología respiratoria. 7ª ed. Panamericana. 4. Murray JF, Nadel JA: Textbook of respiratory medicine. 5ª ed. Elsevier Saunders. 5. Guyton AC, Hall JE: Textbook of medical physiology. 11ª ed. Elsevier Saunders. 6. Dantzker DR, Scharf SM: Cardiopulmonary critical care. 3ª ed. 7. Cai H, Gong H, Zang L, Wang Y, Tian Y: Effect of low tidal volume ventilation on atelectasis in patients during general anesthesia: a computed tomographic scan. J Clin Anesth 2007;19:125–129. 8. Wolthuis EW, Choi G, Dessing MC, Bresser P, Lutter R et al.: Mechanical ventilation with lower tidal volumes and positive end–expiratory pressure prevents pulmonary inflammation in patients without preexisting lung injury. Anesthesiology 2008;108:46–54. 9. Kallet RH, Campbell AR, Dicker RA, Katz JA, Mackersie RC: Effects of tidal volume on work of breathing during lung–protective ventilation in patients with acute lung injury and acute respiratory distress syndrome. Crit Care Med 2006:34(1). 10. Magnusson L, Spahn DR: New concepts of atelectasis during general anesthesia. Br J Anesth 2003; 91(1):61–72. 36 El ABC de la anestesia (Capítulo 2) Capítulo 3 Pruebas de función pulmonar Edmundo Alvarado Sil INTRODUCCIÓN tóxicos (quimioterapéuticos, radioterapia en tórax, antiarrítmicos, etc.). d. Evaluación del estado pulmonar en pacientes sanos, en definición de incapacidad y en estudios epidemiológicos. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Las pruebas de función pulmonar o respiratoria (PFR) miden los grados de obstrucción, broncoconstricción, restricción o sobredistensión en los volúmenes pulmonares, así como el intercambio gaseoso en la membrana alveolocapilar a través de la capacidad de difusión o de captura de monóxido de carbono, la respuesta a medicamentos broncodilatadores y la capacidad funcional para realizar actividad física. En términos generales, las indicaciones diagnósticas incluyen: Las pruebas de función pulmonar son de especial utilidad en la evaluación de enfermedades, como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), y como valoración preoperatoria, sobre todo en los pacientes que serán intervenidos quirúrgicamente. También sirven como evaluación pronóstica en los pacientes quirúrgicos que serán sometidos a algún grado de resección pulmonar y en los pacientes con EPOC (iniciativa mundial sobre la enfermedad pulmonar obstructiva —GOLD—) o con asma o crisis asmáticas. La preparación general para dicha prueba consiste en evitar todos los factores que puedan disminuir el máximo esfuerzo del paciente, así como los medicamentos broncodilatadores, los cuales pueden ser aplicados de segunda intención durante la prueba para valorar la respuesta del paciente con respecto a sus esfuerzos basales. Las PFR difieren de otros estudios (biometrías y radiografías), porque son dependientes del operador y del esfuerzo del paciente; la prueba se deberá encaminar a la obtención del mejor esfuerzo del paciente de acuerdo con los consensos internacionales (ATS/ERS: American Thoracic Society/European Respiratory Society). Para ello se deberá contar con un equipo con calibraciones in vitro e in vivo validadas y aceptadas internacionalmente, que certifiquen la precisión y exactitud de los datos que obtenga el equipo empleado. Hay que recordar que las mediciones en mililitros o en litros de un gas son afectadas por las condiciones atmosféricas, de las cua- a. Evaluación de enfermedad pulmonar obstructiva, restrictiva o mixta, o como tamizaje en la población abierta. b. Evaluación de síntomas (con especial interés en reacciones asmáticas). c. Respuesta a medicamentos broncodilatadores y corticosteroides. d. Evaluación preoperatoria o antes de iniciar alguna actividad física intensa. e. Evaluación pronóstica. Las indicaciones para el seguimiento son: a. Evaluación de tratamientos. b. Seguimiento del curso de la enfermedad pulmonar y de los cambios en los resultados de las pruebas bajo diferentes estímulos (químicos o de ejercicio). c. Vigilancia de los efectos colaterales por neumotóxicos o por el uso de algunos tratamientos neumo37 38 El ABC de la anestesia les las más importantes son la presión barométrica, la temperatura ambiente y la humedad parcial; para corregir las variaciones ocasionadas por dichas variables se deberán reportar las mediciones, una vez corregidas, en BTPS (body temperature —37 _C—, ambient pressure, saturated with water vapor). Una vez obtenidas las calibraciones y los mejores esfuerzos del paciente, los resultados se deberán poner en perspectiva: compararlos contra un predicho específico y válido en edad, sexo, talla, peso y raza. Todos estos datos son relevantes por los grandes cambios que tienen sobre los resultados de las PFR, como disminución fisiológica de los volúmenes pulmonares con la edad, cambios más pronunciados en la raza afroamericana, etc. En resumen, los predichos tienen grandes márgenes, a diferencia de otros estudios de laboratorio, por lo que se deberán usar los más específicos para la población estudiada. Cuando se logra todo lo anterior surge un nuevo reto: la interpretación. Las consideraciones anteriores imponen un factor de dificultad para la interpretación misma, pero no hay que olvidar que además se tiene que tomar en cuenta el contexto clínico del paciente así como la progresión de la enfermedad de determinado paciente con respecto a sus estudios basales. ESPIROMETRÍA Consiste en la medición del flujo y el volumen de aire inspirado y espirado, la cual se realiza con cambios de volumen en un espirómetro (conocida como “campana”), por medio del llamado neumotacógrafo, el cual puede detectar diferenciales de presión, flujo, temperatura, etc., y por el cada vez menos usado neumotacógrafo de turbina o hélice. Sin importar el método que se use, se deberá cumplir con los controles previos de calibración definidos por el ATS/ERS, que indican que el equipo debe ser comparado, y corregido en su caso, contra una jeringa de calibración, generalmente de 3 L, con una desviación máxima de " 3% en la medición del volumen a diferentes velocidades de flujo. Los datos obtenidos de los esfuerzos de los pacientes se expresan como medidas de volumen (capacidad vital forzada: FVC) y como flujo (flujo espiratorio forzado en el primer segundo: FEV1) y sus componentes (FEF25, FEF 25–75, FEF 50, etc.), para ser graficados en curvas aceptadas de flujo/volumen y flujo/tiempo. Para cumplir con los criterios de validez se deberá conseguir el esfuerzo máximo del paciente y poder repetirlo al me- (Capítulo 3) nos dos veces tanto en las mediciones numéricas como en la forma de las curvas, sin artefactos, como tos, doble exhalación, exhalación incompleta, etc. La prueba se lleva a cabo con el paciente sentado (de preferencia) o de pie y se le explica y demuestra el esfuerzo que realizará y que soplará a través de una boquilla con filtro antiviral y antibacteriano nuevo, la cual debe sellar con los labios de forma completa, sin obstruir con la lengua y con la nariz ocluida. La prueba debe cumplir con los siguientes criterios: inicio de la exhalación inmediatamente después de la inhalación pulmonar total, exhalación completa y rápida en un solo intento durante al menos seis segundos; se debe asegurar que la exhalación es completa al registrar salida de aire de 25 mL/seg o menos (EOT: end of test criteria), visible como “meseta” en la curva volumen/ tiempo, y que el volumen extrapolado (EV) no sea mayor de 5% del FVC o mayor de 150 mL —diferencia entre los volúmenes inhalados y exhalados. A continuación se incluyen los valores encontrados en la espirometría y su significado. S FVC: capacidad vital forzada. Es el máximo volumen de aire exhalado a partir de una inspiración máxima, por medio de un esfuerzo máximo; también es definida como una maniobra de capacidad vital exhalada en esfuerzo máximo. Se mide en litros (BTPS). S FEV1: volumen espiratorio forzado en el primer segundo, expresado en litros (BTPS), que se mide en una exhalación forzada máxima desde el segundo cero de la exhalación —en máxima inhalación— hasta el segundo uno de la exhalación. S FEV1/FVC: explica la relación, expresada en porcentaje, entre el volumen espirado forzado en el primer segundo con respecto del FVC; cuanto más alto es, mayor porcentaje del total es espirado en un segundo; si es menor, significa que menos volumen en relación con el total sale en un segundo, debido a que se encuentra alguna obstrucción. S FEF25–75: expresa el flujo espiratorio forzado promedio en litros por segundos (L/s), medido entre 25 y 75% del FVC, llamado flujo máximo de la mitad de la exhalación. S PEF: expresa el flujo espiratorio pico o máximo, en L/s. Los patrones patológicos observados y claramente distintos en la espirometría son dos: el obstructivo y el restrictivo. El patrón obstructivo implica que la relación FEV1/ FVC disminuya por debajo del límite inferior de la nor- A Volumen B 39 Flujo Flujo Flujo Pruebas de función pulmonar Volumen C Volumen Figura 3–1. A. Normal. B. Obstructivo. C. Restrictivo. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. malidad (LLN) —para pacientes con EPOC–GOLD, una relación medida < 70—, por lo cual el volumen espirado forzado en el primer segundo (FEV1) se encontrará normal o bajo en diferentes grados. El patrón restrictivo está indicado por una relación del volumen espirado en el primer segundo en relación con el FVC total, normal o aumentado (FEV1/FVC w 100%), aunado a una FVC disminuida. Los trazos son distintivos cuando las enfermedades obstructivas o restrictivas se encuentran avanzadas, como se muestra en la figura 3–1. Finalmente, la prueba se puede complementar con estimulación o provocación bronquial para desencadenar broncoespasmo (ejercicio, metacolina, etc.) con dosis en incremento y realización de espirometrías intermitentes, para evidenciar una vía aérea hipersensible, sea ante los diferentes estímulos o para poder evaluar las diferentes respuestas a los medicamentos usados como preventivos o tratamientos de dicha hipersensibilidad. El estudio consiste en aplicar un broncodilatador, que puede ser betamimético (como el salbutamol) o anticolinérgico (como el bromuro de ipatropio), o una combinación de ambos. En todos los casos se deberán considerar las dosis aceptadas en las guías de referencia, además de tomar en cuenta sus tiempos de latencia; finalmente se deberán obtener al menos tres esfuerzos considerados como aceptables, sin artefactos y reproducibles. La respuesta al broncodilatador implica el grado de respuesta o disminución de la obstrucción pulmonar, la cual tiene un mayor impacto en el pronóstico, debido a que se correlaciona mejor el grado de obstrucción posbroncodilatador que el diagnóstico espirométrico previo al tratamiento. Los cambios se definen en el consenso del ATS/ERS, que define un cambio significativo en el FVC o en el FEV1 w 12% y un volumen de al menos 200 mL, así como una mejora en el atrapamiento de aire o disminución del mismo en 500 mL en el TLC (método del helio o nitrógeno; ver Volúmenes pulmonares), o por VTG (pletismógrafo), y disminución de la disnea u otro síntoma. RESPUESTA A LOS BRONCODILATADORES VOLÚMENES PULMONARES Una vez realizada la espirometría se puede tener una idea sobre el estado basal del paciente. Sin embargo, puede suceder que las obstrucciones pulmonares leves o limítrofes sólo puedan ser evidentes a través de la respuesta o cambio ante los broncodilatadores. Antes de realizar el estudio se deben suspender los broncodilatadores según su duración: los simpaticomiméticos de corta acción se suspenden entre cuatro y seis horas, los anticolinérgicos o simpaticomiméticos de duración intermedia se suspenden 12 h y la teofilina (larga duración) 24 h. La determinación de volúmenes pulmonares es el estudio completo de volúmenes y capacidades de aire en los pulmones, aun los que se quedan dentro después de una exhalación completa. La prueba se realiza por diferentes métodos: por dilución de helio o por lavado de nitrógeno, las cuales reportan, entre varios datos, la capacidad pulmonar total (TLC). También está la pletismografía, la cual reporta, entre otros, el volumen pulmonar (VTG) y la resistencia de la vía aérea (Raw) a través de estudios en un espacio cerrado. A continuación se incluyen los valores encontrados en la prueba de volúmenes pulmonares: 40 El ABC de la anestesia (Capítulo 3) S Vt: volumen tidal o corriente, el cual representa el volumen de aire que se mueve con cada ventilación de forma relajada, respiración a respiración. S IRV: volumen inspiratorio de reserva, todo el que se puede inhalar por arriba del Vt, hasta llenar por completo los pulmones (hasta TLC). S IRC: capacidad de reserva inspiratoria, la cual es la suma de los dos anteriores. S ERV: volumen espiratorio de reserva; se refiere al aire que se puede exhalar después de una exhalación de Vt. S FRC: es la suma del ERV y del volumen residual, que implica todo el aire que se queda dentro de los pulmones al término de una exhalación tidal. S VC: capacidad vital; es todo el aire que se puede inhalar a partir de una exhalación completa (hasta RV), o bien es todo el aire que se puede exhalar de forma forzada desde una inhalación completa y total hasta el volumen residual (RV). S RV: es el volumen residual, el volumen que queda en los pulmones posterior a una exhalación completa y forzada y que no puede ser exhalado. S TLC: capacidad pulmonar total; es la cantidad máxima de aire que pueden albergar los pulmones, contando el RV (figura 3–2). En términos prácticos, la prueba diferencia las enfermedades por pérdida de volumen, o restrictivas, de las que presentan atrapamiento de aire y sobredistensión pulmonar, ocasionadas por enfermedades con fisiopatología obstructiva. TLC ERV Vt FRC IRV IRC RV VC Figura 3–2. Vt: volumen tidal (corriente); IRV: volumen inspiratorio de reserva; IRC: capacidad de reserva inspiratoria; ERV: volumen de reserva espiratoria; FRC: capacidad residual funcional; VC: capacidad vital; RV: volumen residual; TLC: capacidad pulmonar total. Para el caso de la evaluación dinámica, diferente del FEV1, se cuenta con el estudio del volumen ventilatorio máximo (MVV), el cual consiste en el máximo volumen de aire que puede respirar el paciente de forma voluntaria (se mide el exhalado) en un determinado tiempo (12 seg); se expresa en L/min (BTPS). CAPACIDAD DE DIFUSIÓN DE MONÓXIDO DE CARBONO (DLCO) Es la determinación de la capacidad de captura del monóxido de carbono (CO) por parte del organismo; implica la interacción del sistema respiratorio, de la membrana alveolocapilar, de la relación V/Q y de las características del gasto cardiaco. El método para realizar esta prueba comúnmente se describe como la técnica de una sola respiración (single breath), aunque existen otras técnicas, como la de steady–state, la de intra–breath y la de múltiples reinhalaciones; los datos se reportan en unidades SI (mmol/min–1/KPa–1) o en unidades estándar (mL–STDP–/min–1/mmHg–1) (STDP: standard temperature, pressure and dry). Para que sean aceptables los resultados, el equipo deberá contar con pruebas de calibración y fugas dentro de límites aceptados, lograr durante la prueba un volumen inspirado (Vi) de más de 85% del VC mayor, así como ser alcanzado en menos de cuatro segundos; sostener dicha inspiración durante 10 " 2 seg sin evidencia de fugas, maniobra de Valsalva o de Muller; y finalmente, realizar una espiración en menos de 4 seg, ya que el tiempo de colección del gas espirado deberá ser < 3 seg, para obtener una muestra representativa del gas alveolar. Al final dicha medición se debe poner en perspectiva con el resto de los datos de la prueba de función pulmonar y de los predichos para el paciente. Los resultados posibles pueden incluir tasas de captura de CO normales, elevadas o disminuidas. Se puede observar una reducción de la capacidad de difusión de monóxido de carbono (DLCO) en los casos en que se disminuye el área pulmonar de intercambio (VA: alveolar volume), como disminución de la eficiencia muscular por debilidad, problemas neuromusculares o deformidades torácicas; en todo estado en que disminuya el aporte sanguíneo (Vc: volume of pulmonary capillary blood), como anemia, embolismo pulmonar, alteraciones en la hemoglobina transportadora (HbCO, FiO2 1.0) o incremento de la presión intratorácica (maniobra de Valsalva); y todo caso en que se modifica en conjunto la capacidad de transporte de la membrana al- Pruebas de función pulmonar veolocapilar (DM: membrane conductivity) y el Vc, como son el enfisema pulmonar, las enfermedades intersticiales, el edema, la vasculitis y la hipertensión pulmonar. Los casos en que aumenta la DLCO a través del Vc incluyen la policitemia, los cortocircuitos de derecha a izquierda, el asma, la reducción del FiO2, la maniobra de Muller, el ejercicio y la obesidad. 41 de ellos; además del estado basal, provee información acerca del impacto o respuesta a cada tratamiento orientado a mejorar dichos sistemas (p. ej., sin y con uso de oxígeno suplementario) y constituye un predictor de morbimortalidad en insuficiencia cardiaca, EPOC e hipertensión pulmonar. Prueba cardiopulmonar en ejercicio PRUEBAS EN EJERCICIO Existen diferentes pruebas para evaluar la capacidad funcional para el ejercicio, con diferentes grados de complejidad y evaluación del paciente. Las pruebas más indicadas comprenden la caminata de seis minutos, las espirometrías en ejercicio para detectar la reactividad bronquial, la prueba de esfuerzo cardiovascular y las pruebas cardiopulmonares. Todas estas pruebas comparten las contraindicaciones y motivos de suspensión con la mayoría de las pruebas en ejercicio: inestabilidad cardiaca, angor, disnea incapacitante, desoxigenación moderada a severa, molestias neuromusculares, casi síncope, síncope, etc. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Caminata de seis minutos Es un estudio que evalúa la capacidad funcional para realizar ejercicio, generalmente la capacidad submáxima o la impuesta por el mismo paciente, pidiéndole que camine la mayor distancia que pueda durante seis minutos en un pasillo recto y plano, de longitud conocida y con las pausas que determine el mismo; es mínimo el equipo que se requiere para realizar la prueba, ya que usualmente se reporta distancia, saturación parcial de oxígeno y sensación subjetiva de síntomas a cada minuto del ejercicio, entre una gran cantidad de datos que se pueden medir. Esta prueba se indica para valorar de forma integral todos los sistemas involucrados en el ejercicio (pulmonar, cardiaco, osteomuscular, neurológico y circulatorio), sin que brinde información específica de cada uno Es un estudio que evalúa de forma integral la capacidad funcional para realizar ejercicio máximo o ejercicio pico, y ejercicio submáximo, integrando las respuestas producidas a nivel pulmonar, cardiovascular, metabólico y neuromuscular en el paciente. Consiste en la realización de ejercicio según el protocolo elegido en banda (Bruce, Naughton, etc.) o en cicloergómetro (protocolos incrementales de 20, 25 o 30 WATT, o en rampa), mientras se determinan en tiempo real los datos espirométricos, el consumo de oxígeno (VO2), la producción de bióxido de carbono (VCO2) y la determinación del umbral láctico o anaerobio (AT), además de todas las mediciones de una prueba cardiovascular en ejercicio. Se complementa con determinaciones de SpO2, gasometrías arteriales, nitrógeno ureico de 24 h, calorías, RQ (respiratory quotient o respiratory coefficient), espirometría basal, volúmenes pulmonares, índice subjetivo de disnea (p. ej., Borg/10), etc. Por todo lo anterior, es útil para evaluar la tolerancia al ejercicio, el impacto que tiene en los diferentes sistemas y órganos, los síntomas asociados y la capacidad (basal, mejora o disminución) funcional del paciente. Otras aplicaciones prácticas son la evaluación de disnea inexplicable y el estado de los pacientes con enfermedad cardiovascular (insuficiencia cardiaca, posinfarto del miocardio, etc.) y enfermedad pulmonar (EPOC, enfermedad intersticial, del lecho vascular pulmonar, fibrosis quística, broncoespasmo inducido por ejercicio, etc.); asimismo, sirve para evaluación preoperatoria (para trasplante cardiaco, pulmonar o cardiopulmonar, resecciones pulmonares por neoplasias o para reducción de volumen), la prescripción de rehabilitación o ejercicio y la definición del grado de capacidad o incapacidad funcional. REFERENCIAS 1. Miller MR, Crapo R, Hankinson J, Brusasco V, Burgos F et al.: General considerations for lung function Testing. Series ATS/ERS task force: standardization of lung function testing. Eur Respir J 2005;26:153–161. 42 El ABC de la anestesia 2. Miller MR, Hankinson J, Brusasco V, Burgos F, Casaburi R et al.: Standardization of spirometry. Sereis ATS/ERS task force: standardization of lung function testing. Eur Respir J 2005;26:319–338. 3. Pellegrino R, Viegi G, Brusasco V, Crapo RO, Burgos F et al.: Interpretative strategies for lung function tests. Series ATS/ERS task force: standardization of lung function testing. Eur Respir J 2005;26:948–968. 4. MacIntyre N, Crapo RO, Viegi G, Johnson DC, van der Grinten CPM et al.: Standardization of the single–breath determination of carbon monoxide uptake in the lung. Series ATS/ERS task force: standardization of lung function testing. Eur Respir J 2005;26:720–735. 5. ATS Committee on Proficiency Standards for Clinical Pulmonary Function Laboratories. ATS Statement: guidelines (Capítulo 3) for the six–minute walk test. Am J Respir Crit Care Med 2002;166:111–117. 6. Joint Statement of the American Thoracic Society (ATS) and the American College of Chest Physicians (ACCP): ATS/ ACCP statement on cardiopulmonary exercise testing. Am J Respir Crit Care Med 2003;167:211–277. 7. Pawels RA, Buist AS, Calverley PM et al.: Global strategy for the diagnosis, management and prevention of chronic obstructive pulmonary disease: NHLBI/Who Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD) Workshop summary. Am J Respir Crit Care Med 2001;163:1256– 1276. 8. Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease: Guidelines: workshop report; global strategy for diagnosis, management and prevention of COPD. 2009. www.goldcopd.com. Capítulo 4 Insuficiencia respiratoria aguda Marco Antonio Montes de Oca Sandoval INTRODUCCIÓN 2. Reducción de la capacidad de difusión de O2 (debido a edema intersticial, fibrosis o engrosamiento de las paredes alveolares). 3. Trastorno en la ventilación perfusión (debido a pérdida de capacidad funcional residual, colapso alveolar o consolidación) (figura 4–1). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La insuficiencia respiratoria aguda (IRA) se define como la incapacidad para llevar a cabo la ventilación; puede ser de tipo hipoxémica (PaO2 < 50 mmHg, tipo I) o hipercápnica (PaCO2 > 60 mmHg, tipo II). La clasificación de IRA propuesta por Wood constituye una guía práctica para la instauración de la ventilación mecánica (cuadro 4–1).1 El tratamiento para la IRA consiste en aumentar la ventilación alveolar del paciente mediante la mejoría en el ritmo y la profundidad de las respiraciones, sea mediante la corrección de la causa o usando asistencia mecánica ventilatoria (AMV), que puede ser de forma invasiva (AMVi) o no invasiva (AMVni). La hipoxemia se puede producir como consecuencia de: El tratamiento de la IRA para mejorar la oxigenación consiste en la restauración y el mantenimiento de los volúmenes pulmonares, usando maniobras de reclutamiento y aumento de las presiones de la vía aérea (PEEP/CPAP), y el de la hipercapnia radica en la mejoría de la ventilación minuto (frecuencia respiratoria x volumen corriente = Fr x Vt).2 Al iniciar el estudio de la ventilación mecánica siempre desconciertan las diferentes modalidades de ventilación y las ventajas de una sobre otra; sin embargo, en realidad existe poca evidencia de que exista un modo ideal de ventilación. La insuficiencia respiratoria aguda es una indicación frecuente e importante para la admisión en unidades de cuidados críticos, además de que se asocia con una alta mortalidad. Existen condiciones clínicas que pueden causar insuficiencia respiratoria aguda, como el edema agudo pulmonar cardiogénico, la sobrecarga de líquidos y la embolia pulmonar masiva. La IRA no es una enfermedad específica, sino una reacción a una enfermedad subyacente, por ejemplo, traumatismos, sepsis o neumonía. Debido a las distintas definiciones, la incidencia y las tasas de mortalidad por IRA varían en los diferentes estudios. La incidencia de insuficiencia respiratoria aguda, incluyendo la lesión pulmonar aguda (LPA) y el síndrome de insuficiencia respiratoria aguda (SIRA), es de 1. Disminución de la tensión de oxígeno alveolar (debido a una disminución de presión inspirada de O2 o por aumento en la tensión de CO2). Cuadro 4–1. Clasificación de la IRA según Wood Tipo I II III IV Característica Hipoxémica Hipercápnica Restrictiva Cardiovascular 43 44 El ABC de la anestesia (Capítulo 4) Ventilación/perfusión VA/Q La ventilación alveolar es nula (efecto shunt) El aire alveolar está en equilibrio con la sangre venosa Normalidad Q No se perfunden los alveolos (efecto espacio muerto) Ha habido intercambio gaseoso entre alveolo y sangre El aire alveolar es igual al aire humidificado inspirado Aire inspirado V V V Alveolo Q Q Q Vena pulmonar Arteria pulmonar (Efecto shunt) Normal (Efecto espacio muerto) Figura 4–1. Intercambio gaseoso. 78 a 149 por cada 100 000 personas > 15 años de edad cada año. La mortalidad de la IRA a 90 días es de cerca de 40% y la mortalidad de LPA/SIRA es de 31 a 60%. La causa más frecuente de IRA es la neumonía.3,6,11 Para identificar y categorizar a la IRA hay que empezar por definirla y conocer la etiología, los factores de riesgo, las manifestaciones clínicas y los síntomas. DEFINICIONES 2. Infiltrados bilaterales de nueva aparición en la radiografía de tórax. 3. Ausencia de insuficiencia ventricular izquierda (diagnosticada clínicamente o con una presión de enclavamiento de la arteria pulmonar < 18 mmHg). 4. Hipoxemia con una relación entre la presión parcial de oxígeno en la sangre arterial y la fracción inspirada de oxígeno (PaO2/FiO2) < 201 mmHg) independiente del nivel de presión positiva al final de la espiración (PEEP). Lesión pulmonar aguda Nos centraremos en la lesión pulmonar aguda y en el síndrome de insuficiencia respiratoria aguda). La definición de SIRA es cuestión de debate; sin embargo, en 1994 se realizó el consenso americano–europeo (NAECC) y se aceptaron las siguientes definiciones. Síndrome de insuficiencia respiratoria aguda Proceso inflamatorio pulmonar que condiciona insuficiencia respiratoria: 1. Inicio agudo. Se define por los mismos criterios, salvo que la relación PaO2/FiO2 se sitúa entre 201 mmHg y 300 mmHg (cuadro 4–2).3–5 Esta definición tiene diversos puntos que han sido motivo de controversia; se incluyen los siguientes: S Las maniobras de reclutamiento pulmonar y la PEEP influyen tanto en el grado de hipoxemia como en la apariencia de la radiografía de tórax. S La relación PaO2/FiO2 es dependiente de la FiO2 utilizada. S La definición de insuficiencia ventricular izquierda aguda es relativa y la interpretación de la radiografía de tórax puede ser difícil.5,6 Insuficiencia respiratoria aguda 45 Cuadro 4–2. Criterios para definir LPA/SIRA Tiempo Oxigenación Radiografía de tórax Presión capilar pulmonar LPA Aparición aguda Infiltrados bilaterales en la radiografía de tórax SIRA Aparición aguda PaO2/FiO2 < 300 mmHg (indistintamente del nivel de PEEP) PaO2/FiO2 < 200 mmHg (indistintamente del nivel de PEEP) < 18 mmHg cuando fuera medida o sin evidencia clínica de hipertensión auricular izquierda < 18 mmHg cuando fuera medida o sin evidencia clínica de hipertensión auricular izquierda Infiltrados bilaterales en la radiografía de tórax Por lo tanto, se ha sugerido que la definición debe ser modificada y que se especifique el nivel de la PEEP y la FiO2 en el que se debe obtener la PaO2. Otra definición comúnmente utilizada, pero más complicada, fue la propuesta por Murray (Injury Severity Score: ISS). En ella se incluye la relación PaO2/ FiO2, la radiografía de tórax, la distensibilidad del sistema respiratorio y el nivel de PEEP, con una calificación en una escala de 0 a 4. La suma de las puntuaciones se divide por el número de componentes; si esta puntuación es superior a 2.5, entonces cumple con la definición de SIRA severo.4,5 Recientemente Ferguson y col. propusieron nuevos criterios para el diagnóstico del SIRA, conocidos como los criterios de Delphi, los cuales los autores catalogan como más sensibles que los previos e incluyen:6 1. PaO2/FiO2 menor de 200 mmHg (con PEEP mayor o igual a 10 cmH2O). 2. Inicio dentro de las primeras 72 h. 3. Lesión pulmonar en dos o más cuadrantes en la radiografía de tórax. 4. Origen no cardiogénico. 5. Distensibilidad estática pulmonar menor de 50 mL/cm. 6. Factor de predisposición. La LPA/SIRA primaria comprende entre 50 y 60% de todos los casos; la neumonía es la causa más importante (40 a 50% de los casos). Otras causas directas incluyen la aspiración del contenido gástrico, la contusión pulmonar, la inhalación de gases tóxicos y el caso en el que casi ocurre un ahogamiento.7,8 La LPA/SIRA de origen secundario es causada por inflamación sistémica con activación generalizada de los mediadores celulares y del endotelio, debido a la infección (sepsis y peritonitis), la isquemia del tejido (necrosis y pancreatitis) o el daño tisular (trauma, bypass cardiopulmonar, cirugía mayor y algunas intoxicaciones). Los factores de riesgo independiente para la IRA incluyen edad avanzada, infección, enfermedad neurológica, abuso del alcohol y transfusiones múltiples. Debido a que la LPA/SIRA se debe a una enfermedad subyacente, su tratamiento, junto con el de las enfermedades concomitantes del paciente —además de la predisposición genética—, son factores determinantes para la evolución de las condiciones pulmonares y sus resultados.9–12 MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y SÍNTOMAS E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Las manifestaciones clínicas y los síntomas se pueden dividir en: ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO La LPA y el SIRA constituyen una condición inflamatoria aguda en los pulmones y no una enfermedad en sí misma, por lo que siempre se debe a una enfermedad subyacente. La inflamación pulmonar se produce por: 1. Lesión pulmonar directa (primaria o pulmonar). 2. Lesión indirecta (secundaria o extrapulmonar). S Pulmonares, causados por LPA/SIRA. S Extrapulmonares, causados por enfermedades que condicionan una respuesta inflamatoria sistémica. Las manifestaciones pulmonares y los síntomas incluyen: S Taquipnea. S Disnea debida a un mayor trabajo respiratorio, con el fin de compensar un deterioro del intercambio gaseoso. S Estertores crepitantes en todos los campos pulmonares. S Cianosis debida a hipoxemia. 46 El ABC de la anestesia La LPA/SIRA tiene tres fases, cada una con una característica histológica y cambios fisiopatológicos, los cuales pueden ocurrir al mismo tiempo. S Primera fase: inicio agudo de unos días a una semana, que se caracteriza por edema pulmonar no cardiogénico debido a fuga capilar. S Segunda fase: comprende entre una y dos semanas, con una reacción inflamatoria y la organización del edema (membrana hialina). S Tercera fase: la fibrosis y los cambios estructurales de los tejidos pulmonares son dominantes. La formación de edema intersticial y alveolar hace que el agua pulmonar extravascular (EVLW) se incremente, lo que resulta en aumento de la rigidez pulmonar que lleva a una reducción de la distensibilidad, disminución de la capacidad residual funcional y aumento de cortocircuitos intrapulmonares. Estos cambios se ven aumentados por el desarrollo de atelectasias basales de compresión producida por el peso del pulmón edematoso. La tendencia a la formación de atelectasias se incrementa por el aumento de la presión intraabdominal, que es común en la LPA y el SIRA secundarios. Al inicio los signos clínicos no son tan notorios, pero se hacen más marcados conforme progresa la enfermedad.7,8 SÍNTOMAS Y MANIFESTACIONES EXTRAPULMONARES (Capítulo 4) jorar con la administración de oxígeno, lo cual indica un aumento de los cortocircuitos —un mecanismo de hipoxemia diferente a V/Q, que es característico de la TEP. Los dímeros D se encuentran elevados, aunque esto también es común en LPA/SIRA. En la radiografía de tórax en ocasiones se observa disminución de llenado de los vasos pulmonares y no edema, mientras que en la ecocardiografía se puede demostrar insuficiencia ventricular derecha y dilatación de las cavidades. El diagnóstico definitivo se podría obtener con una gammagrafía de ventilación/perfusión, tomografía computarizada helicoidal o angiografía pulmonar, que constituye la regla de oro. El edema cardiogénico y la sobrecarga de líquido pueden resultar en un cuadro radiográfico y clínico similar al de LPA/SIRA, por lo que aquí la historia clínica es importante. El edema cardiogénico se desarrolla en pacientes con historia de insuficiencia cardiaca aguda o crónica sin ningún tipo de proceso inflamatorio reciente. Por otra parte, las presiones de llenado son elevadas. El diagnóstico definitivo se obtiene mediante ecocardiografía. En el paciente con sobrecarga de líquidos después de cirugía el balance de líquidos durante la anestesia y la cirugía es positivo y las presiones de llenado son elevadas. En estas circunstancias los pacientes responden rápidamente a las pequeñas dosis de diuréticos. Sin embargo, ya que la LPA y el SIRA pueden ser causados por la cirugía o las complicaciones quirúrgicas, es importante estar alerta en los pacientes con síntomas respiratorios después de los procedimientos quirúrgicos. PRUEBAS DIAGNÓSTICAS La patología subyacente podría dominar el cuadro clínico y enmascarar la fase temprana de LPA/SIRA. En los traumatismos, los signos locales, el dolor y el choque circulatorio son más notorios, mientras que en la sepsis, la fiebre, los signos clínicos y los signos de laboratorio con alteración de la perfusión son manifestaciones más importantes.8,9 Diferenciación de la LPA y el SIRA de la embolia pulmonar, el edema cardiogénico y la sobrecarga de líquidos en el periodo posquirúrgico Aunque la tromboembolia pulmonar puede causar hipoxemia grave, la manifestación pulmonar principal consiste en un aumento del espacio muerto fisiológico (que podría ser visto como una repentina disminución de la fracción de CO2 espirado). La hipoxemia suele me- De acuerdo con las definiciones, el diagnóstico de LPA/ SIRA se determina en primer lugar por: S La historia médica: comienzo agudo de insuficiencia respiratoria en combinación con una condición subyacente que tiene el potencial para iniciar una inflamación pulmonar. S Radiografía de tórax PA o TAC que muestren infiltrados bilaterales. S Examen clínico (historia médica), ecocardiografía o cateterismo arterial pulmonar (PCP < 18 mmHg) que excluyan insuficiencia ventricular izquierda significativa. S Una muestra de sangre arterial, junto con la medición de FiO2, que muestre una relación PaO2/FiO2 < 200 para el diagnóstico de SIRA y > 201 a 300 para el diagnóstico de LPA. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Insuficiencia respiratoria aguda En las fases tempranas de LPA/SIRA, además de la hipoxemia, se observa una leve hipercapnia debida a una mayor unidad de ventilación inducida por el aumento de la rigidez de los pulmones.11 La acidosis respiratoria se desarrolla bastante tarde en el proceso, cuando las señales de insuficiencia respiratoria son inminentes. Puede haber acidosis metabólica, la cual no es causada por LPA/SIRA, sino por el proceso subyacente (sepsis o hipoperfusión tisular). Es común encontrar signos de inflamación y coagulopatía. En el paciente con AMV (asistencia mecánica ventilatoria) la mecánica pulmonar muestra un bajo nivel de distensibilidad y la capacidad funcional residual se encuentra disminuida. La distensibilidad pulmonar y la pared torácica pueden estar separadas por la medición de la presión en la parte inferior del esófago mediante un catéter con balón esofágico. Se cree que la presión esofágica refleja la presión intrapleural. Sin embargo, esto no es siempre el caso, por lo que la técnica no es fácil de usar clínicamente. Dado que el factor determinante de mayor importancia del cumplimiento de la pared torácica es la parte diafragmática–abdominal de la pared torácica, la medición de la presión intraabdominal es una manera de eludir la necesidad de una medición con balón esofágico. Una alta presión intraabdominal, en combinación con una baja distensibilidad del sistema respiratorio indica que no hay rigidez pulmonar, pero sí que la pared torácica presenta alteraciones. Sin embargo, la interpretación no puede ser tan clara porque una alta presión intraabdominal también causa atelectasias basales caudales por compresión, que por sí mismas pueden reducir la distensibilidad pulmonar. La radiografía de tórax suele mostrar infiltrados intersticiales bilaterales que luego se vuelven difusos. Las intervenciones terapéuticas, es decir, las maniobras de reclutamiento y la aplicación de PEEP, podrían modificar los resultados e incluso en ocasiones normalizar la apariencia de la radiografía de tórax. La tomografía computarizada (TC) es útil para la evaluación de la patología pulmonar. La TC puede indicar con mayor precisión la presencia de infiltrados, derrame pleural y neumotórax pequeño, en comparación con las radiografías de tórax. En el SIRA extrapulmonar las hipodensidades bilaterales simétricas, dorsales y caudales indican un colapso pulmonar y edema alveolar; son comunes cuando el paciente está en decúbito supino. El derrame pleural bilateral también es un hallazgo típico. En el SIRA pulmonar las partes más densas son asimétricas y se localizan en las regiones con la patolo- 47 gía primaria. Sin embargo, la diferencia entre el SIRA pulmonar y el extrapulmonar no siempre es concluyente. Además, los hallazgos pueden cambiar según la evolución del proceso. ¿Cómo monitorear el curso de la IRA? Debido a que la LPA y el SIRA con frecuencia forman parte de un síndrome de disfunción multiorgánica, hay otros órganos que se ven afectados durante su evolución; por lo tanto, es importante vigilar y detectar los primeros signos de disfunción de órganos adicionales, como disfunción renal, con el fin de contrarrestar el rápido deterioro en estos órganos. El mantenimiento de una perfusión tisular adecuada tiene una importancia primordial. En consecuencia, cuando la oxigenación arterial se ve comprometida es obligatorio controlar y tratar la insuficiencia circulatoria sistémica para alcanzar la perfusión regional adecuada. En todos los tipos de IRA, independientemente de las medidas de apoyo, el monitoreo continuo debe ser realizado por: S S S S S S S S S S S La profundidad de la sedación. La respiración y la frecuencia respiratoria. La FiO2. La saturación periférica de oxígeno por pulsioximetría. La concentración de CO2 espirada. Cuando el paciente está bajo asistencia respiratoria mecánica todos los parámetros del ventilador se obtienen de forma automática y continua del ventilador. Es importante comprobar que los límites de alarma para los volúmenes corriente y las presiones se establezcan correctamente. Hay que tomar nota a intervalos regulares de los parámetros ventilatorios (modo, PEEP, auto–PEEP, presiones pico y meseta, volumen corriente, relación inspiración–espiración y frecuencia respiratoria). Los gases arteriales se deben tomar al menos una vez al día y cuando el deterioro de la condición del paciente es clínicamente evidente. Se debe realizar una radiografía de tórax al menos dos veces por semana si el curso es benigno y con mayor frecuencia en los casos más graves. La medición de la presión arterial sistémica se debe hacer por lo menos cada 30 min (de preferencia de forma continua). El balance de líquidos y el gasto de orina deben ser actualizados cada hora. 48 El ABC de la anestesia Estrategias de protección alveolar El objetivo de la terapia ventilatoria en la IRA consiste en proporcionar un intercambio adecuado de gas, generalmente PaO2 > 60 mmHg, saturación de oxígeno de la hemoglobina en la sangre arterial (SaO2) > 90% y pH de 7.20 a 7.40, sin causar daños adicionales iatrogénicos a los pulmones y otros órganos, lo cual equivale a una estrategia ventilatoria pulmonar protectora. En este contexto es importante reconocer que un ventilador puede reemplazar el trabajo realizado por los músculos respiratorios, pero no la función de intercambio gaseoso en los pulmones. Sin embargo, este intercambio de gases se puede mejorar mediante el uso de maniobras de reclutamiento alveolar, el uso de PEEP y el cambio de la concentración de oxígeno inspirado. Inicio de la AMV Inicialmente los síntomas de LPA/SIRA puede ser sutiles, pero pueden llegar a ser más pronunciados con el tiempo como consecuencia del deterioro de la función pulmonar, así como por un aumento del metabolismo con una mayor demanda de oxígeno y un aumento de la producción de dióxido de carbono. Como regla general, todos los pacientes con LPA/ SIRA deben recibir oxígeno suplementario de inmediato. Si persiste la hipoxemia y la situación clínica no mejora se deben tomar medidas de urgencia. La condición clínica del paciente es más importante que los valores obtenidos mediante el análisis de gases en sangre para decidir cuándo iniciar la asistencia respiratoria. Si el paciente está totalmente despierto, tiene una estabilidad hemodinámica y no está fatigado, no existe la necesidad inmediata de un respirador, aunque los gases en sangre pueden indicar hipoxemia leve. Sin embargo, como casi todos los pacientes con LPA/ SIRA requieren algún tipo de soporte ventilatorio, el apoyo mecánico se debe considerar siempre al principio del proceso de la enfermedad. La AMV se debe iniciar si el paciente está agotado, tiene una frecuencia respiratoria por encima de 30 a 35/min, los gases en sangre indican hipoxemia (PaO2 < 50 mmHg) ya con oxígeno mediante máscara, existe un incremento del dióxido de carbono en la sangre arterial (PaCO2) o el pH está por debajo de 7.30 (mostrando que el paciente no puede mantener un pH normal con respiración espontánea).14 (Capítulo 4) Por qué una PaO2 baja no indica necesariamente hipoxia tisular. Cómo se puede mejorar la oxigenación de los tejidos sin aumentar la PaO2 Una PaO2 baja sólo indica una baja tensión de oxígeno en la sangre arterial y no hipoxia tisular, es decir, el aporte de oxígeno es demasiado bajo para satisfacer la necesidad de éste en los tejidos. Sin embargo, la PaO2 tiene que estar por encima de los 37.5 mmHg en condiciones normales para proporcionar una presión suficiente de oxígeno en los tejidos. Dado que el suministro de oxígeno resulta de la perfusión, la concentración de hemoglobina capilar y la saturación de oxígeno de la hemoglobina podrían compensar la PaO2 baja, con mejoría de la perfusión e incremento en la concentración de hemoglobina. Otra forma de compensar una baja PaO2 consiste en reducir el consumo tisular de oxígeno por la sedación profunda, la relajación muscular y la hipotermia. Sin embargo, todos estos métodos tienen efectos secundarios, a excepción de la relajación muscular en la fase inicial, aunque en ningún estudio se han demostrado beneficios.14,15 Empleo de la asistencia mecánica ventilatoria no invasiva La asistencia mecánica ventilatoria no invasiva (AMVni) con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) se puede considerar en los pacientes con hipoxemia estable y sin retención de CO2. La asistencia mecánica ventilatoria no invasiva (AMVni) es el método preferido en los pacientes:16,17 S S S S Plenamente conscientes. Cooperadores. Hemodinámicamente estables. Tolerantes a periodos cortos sin soporte ventilatorio. S Capaces de tener respiraciones eficaces. S Que no presenten fatiga. La prueba se debe dar por concluida si el paciente no mejora de forma sensible durante la primera hora posterior. El personal debe tener experiencia en el manejo de AMVni y la ventilación invasiva se debe iniciar sin demora si la AMVni no tiene éxito. Hay que considerar la AMVni de forma temprana en pacientes que están inmunosuprimidos, debido a la importancia en la prevención de las infecciones nosocomiales (la intubación endotraqueal se asocia con neumonía nosocomial y sinusitis). Insuficiencia respiratoria aguda Ventajas y desventajas de la AMVni en pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica En los pacientes conscientes que toleran un máximo de cinco minutos sin asistencia respiratoria y sin llegar a presentar insuficiencia respiratoria severa se podría evitar la intubación endotraqueal, lo cual reduciría el riesgo de infección nosocomial. La AMVni aplicada de manera precoz en pacientes con LPA/SIRA, después de trasplante de médula ósea y de órganos sólidos, ha demostrado beneficios, en comparación con la ventilación invasiva. Un inconveniente es que requiere personal con experiencia y una estrecha vigilancia del paciente durante el tratamiento. Por otro lado, son comunes las úlceras por presión en la cresta de la nariz, debido a la máscara.18–20 49 realizar al primer intento en estos pacientes. Se debe disponer de todos los medios para tener una vía aérea segura, que incluyen diferentes tipos de laringoscopios, diferentes tamaños de tubo y tubos especiales (combitubo), estiletes, pinzas, broncoscopios de fibra óptica o laringoscopios, vías respiratorias y los dispositivos para cricotiroidectomía o traqueostomía. Se debe contar con succión y administración de oxígeno a 100%. Es importante evitar la hipoxemia durante el procedimiento con la administración de oxígeno o manteniendo la AMVni el mayor tiempo posible antes de la intubación. Hay tres enfoques diferentes de intubación: S Intubación oral. S Intubación con fibra óptica en paciente despierto. S Intubación nasal ciegos. INTUBACIÓN ORAL INTUBACIÓN Y TRAQUEOTOMÍA E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Las indicaciones para la intubación en la IRA incluyen: S Inadecuado intercambio de gases con medios no invasivos (oxígeno con mascarilla, CPAP o AMVni). S Cuando la AMVni está contraindicada o se cree que es insuficiente, por ejemplo: S Hipoxemia grave (PaO2 < 50 mmHg). S Acidosis respiratoria grave (pH < 7.20, PCO2 > 60 mmHg). S Semiinconsciencia o incapacidad para mantener la permeabilidad de las vías aéreas superiores. S Compromiso concomitante del sistema nervioso central (lesión en la cabeza, edema cerebral debido a una meningitis o una hemorragia intracerebral, y lesión de columna). S Cirugía aguda. En los pacientes con IRA hay un riesgo significativo de complicaciones durante el procedimiento de intubación: S S S S Incremento de la hipoxemia. Aspiración del contenido gástrico. Mala colocación del tubo endotraqueal. Compromiso hemodinámico. La intubación, por lo tanto, se debe realizar con mucha precaución. Debido a que las indicaciones son la hipoxemia o la fatiga, la intubación endotraqueal se debe Si el paciente se encuentra somnoliento la intubación oral es el método de elección. La intubación oral es más fácil, rápida y segura de realizar que la intubación nasal; además, disminuye la incidencia de sinusitis. Antes de la intubación, el equipo y el tubo deben ser verificados, y se debe decidir sobre el número y el tipo de fármacos utilizados para facilitar la intubación. Se debe disponer de un asistente calificado. Estos pacientes suelen tener un vaciamiento gástrico lento y corren el riesgo de regurgitación del contenido gástrico seguido de aspiración pulmonar, por lo que se debe llevar a cabo una secuencia de intubación rápida con presión cricoidea. INTUBACIÓN CON FIBRA ÓPTICA Es una buena y segura opción en el paciente despierto, sobre todo si las vías aéreas superiores se ven comprometidas. Ésta debe sustituir la intubación nasal a ciegas en pacientes con IRA. Confirmación de la correcta colocación del tubo endotraqueal Existen tres formas de confirmar que el tubo se encuentra en la tráquea: 1. Vía endoscópica. 2. Detector esofágico. 50 El ABC de la anestesia 3. Capnografía del aire espirado. La sola auscultación de los pulmones o del abdomen no es del todo segura, pero tampoco una radiografía de tórax. El estándar de cuidado radica en la verificación de la fracción de CO2 en el aire exhalado y la obtención de una radiografía de tórax, para descartar la intubación endobronquial. Traqueostomía S La traqueostomía pocas veces es una medida de primera línea, excepto cuando se sospecha que el paciente tiene compromiso de la vía aérea superior. S Se lleva a cabo cuando se prevé que el paciente necesita apoyo ventilatorio prolongado o para facilitar el proceso de destete, como en un traumatismo craneoencefálico grave. S Está relativamente contraindicado durante la fase crítica cuando el paciente necesita altas concentraciones de oxígeno y la configuración avanzada del ventilador. S Está contraindicado en pacientes con tendencia a la hemorragia o alteraciones de la coagulación. S No está claro si la traqueostomía o el tiempo para llevarla a cabo reducirán la morbilidad o la mortalidad en comparación con la intubación endotraqueal prolongada. S En la experiencia clínica es más cómodo para el paciente, además de que facilita la aspiración y la higiene bucal, así como el proceso de destete. Objetivos que se deben buscar con la AMV El principal objetivo consiste en tener un intercambio gaseoso adecuado sin causar lesión pulmonar o falla orgánica múltiple. Los objetivos de la oxigenación no están claramente definidos. Es una práctica común mantener por lo menos una PaO2 < 60 mmHg o una SpO2 por encima de 90%; sin embargo, los valores más bajos puede ser aceptables siempre y cuando no haya signos de hipoperfusión de órganos debido a la hipoxia tisular. Ningún estudio ha demostrado que el aumento de la PaO2 mejore la sobrevida. La PaCO2 rara vez es importante, pero por lo general el pH debe estar entre 7.20 y 7.40. (Capítulo 4) Ventajas y desventajas de manejar pacientes con hipercapnia Los principales efectos negativos de la hipercapnia incluyen: 1. Vasodilatación intracraneal (que puede aumentar la presión intracraneal en los pacientes con edema cerebral o lesiones ocupantes). 2. Estimula el sistema nervioso simpático. 3. Reduce el flujo sanguíneo renal. 4. Puede incrementar la dosis de sedantes y relajantes musculares para acoplar al paciente con el ventilador. 5. En concentraciones muy altas puede inducir hipnosis. 6. Cuando produce acidosis con disminución del pH puede ocurrir depresión cardiaca. 7. Un estudio reciente ha demostrado que en el SIRA la hipercapnia puede inducir insuficiencia cardiaca aguda derecha. Entre los efectos positivos se cuentan: 1. Un desplazamiento a la derecha de la curva de disociación de la hemoglobina para facilitar la descarga de oxígeno a los tejidos. 2. Aumento del gasto cardiaco (a menos que la hipercapnia sea grave). 3. Vasodilatación periférica. 4. En algunos experimentos con animales se ha encontrado que protege contra la lesión inducida por la ventilación mecánica; sin embargo, en otros experimentos con ratas con neumonía se han encontrado efectos perjudiciales.20,21 Configuración del ventilador en el paciente con insuficiencia respiratoria aguda Los parámetros del ventilador se deben configurar para mantener un adecuado intercambio gaseoso, pero sin causar sobredistensión pulmonar con volúmenes corrientes bajos (en caso de LPA/SIRA), y respetar con el apoyo de PEEP en punto de apertura alveolar y punto de cierre alveolar. Por lo tanto, los volúmenes corriente y la diferencia de presión transpulmonar entre inspiración y espiración se deben mantener bajos. Modalidades de ventilación No hay modalidades ventilatorias (incluida la ventilación de alta frecuencia) que hayan demostrado ser supe- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Insuficiencia respiratoria aguda 51 riores en el manejo de la IRA. Sin embargo, hay algunos indicios que sugieren que los modos que permiten la respiración espontánea (p. ej., ventilación con liberación de presión de la vía aérea, o APRV) mejoran la oxigenación y la hemodinámica, a la vez que favorecen el reclutamiento pulmonar y disminuyen la necesidad de sedación. tubo endotraqueal. El método más común para mejorar la eliminación de CO2 consiste en aumentar la frecuencia respiratoria. Sin embargo, con esto se puede condicionar un tiempo espiratorio más corto, lo que podría generar una auto–PEEP, que a su vez puede aumentar las presiones de la vía aérea.22 Volumen corriente y presión de la vía aérea Inconvenientes de la ventilación con volumen corriente bajo S La ventilación con volumen corriente (Vt) de 6 mL/kg de peso corporal ideal ha demostrado que disminuye significativamente la mortalidad (9%), en comparación con la Vt de 12 mL/kg. Sin embargo, el volumen corriente adecuado puede ser más dependiente de la condición de los pulmones; por ejemplo, en los pulmones pequeños y muy inflamados se puede tener un Vt < 6 mL/kg y en los pulmones más grandes y con menor inflamación un Vt un poco mayor de 6 mL/kg, los cuales probablemente sean seguros. S Las presiones meseta inspiratoria (Pplat) se deben mantener bajas (< 28 a 30 cmH2O). No obstante, la presión transpulmonar es más importante que las presiones de las vías respiratorias, debido a que la pared torácica también ejerce un efecto sobre la presión de la vía aérea. En un paciente en el que la caja torácica es más distensible, como en un niño pequeño, una presión de la vía aérea de 30 cmH2O puede producir presión transpulmonar alta e inducir así una lesión pulmonar, mientras que en un adulto obeso con patología intraperitoneal una presión de las vías respiratorias de 40 cmH2O puede generar una baja presión transpulmonar, libre de riesgo. S Las maniobras de protección alveolar con Vt bajo y limitación de la presión de la vía aérea (Pplat < 30 cmH2O y presiones pico < 40 cmH2O) pueden condicionar que se reduzca la eliminación de CO2, lo cual se ha denominado hipercapnia permisiva.20,21 Cómo se puede mejorar la eliminación de CO2 sin aumentar el volumen corriente La eliminación de CO2 se puede aumentar al disminuir el espacio muerto anatómico, por ejemplo, reduce la longitud de los tubos de conducción del ventilador. Esto puede disminuir el aparato espacio muerto entre 50 y 100 mL y aumentar así el Vt. Otra forma es la insuflación de gas traqueal a través de un catéter distal en el 1. Los Vt bajos pueden disminuir la eliminación de CO2 e inducir hipercapnia, cuyos efectos son positivos y negativos. 2. La ventilación con Vt bajo puede causar una progresiva falta de reclutamiento alveolar, con un mayor deterioro de la oxigenación, sobre todo si se utiliza PEEP baja. 3. Algunos pacientes no toleran la ventilación con volumen corriente bajo si no están profundamente sedados.23–25 PRESIÓN POSITIVA AL FINAL DE LA ESPIRACIÓN Tiene ventajas y desventajas, entre las cuales se incluyen: S Puede prevenir el colapso de las regiones pulmonares abiertas y perfundidas y así mantener la oxigenación arterial. S En sí misma no recluta regiones pulmonares colapsadas, ya que el reclutamiento es un fenómeno inspiratorio y la PEEP es un fenómeno espiratorio únicamente; pueden impedir el colapso de las áreas ya reclutadas. S Puede causar indirectamente una presión alta durante la inspiración, que puede abrir las regiones colapsadas pulmonares y, por lo tanto, reducir la fracción del shunt intrapulmonar y mejorar la oxigenación arterial. S Cuando se utiliza de forma inapropiada puede inducir sobredistensión de las regiones del pulmón ya abiertas. S Se ha sugerido que para buscar la PEEP ideal se utilice la curva inspiratoria estática de presión– volumen. El punto de flexión inferior indica la presión a la que se inicia el reclutamiento. S La PEEP en sí misma no recluta, sino que mantiene el reclutamiento. 52 El ABC de la anestesia S Inmediatamente después de una maniobra de reclutamiento pulmonar se debe elevar el nivel de PEEP entre 18 y 20 cmH2O y posteriormente disminuirlo hasta encontrar el punto en el que se evite el colapso alveolar. Esta presión (presión de colapso) se encuentra en la parte espiratoria de la curva presión–volumen.25–27 Debido a que estas medidas rara vez se llevan a cabo clínicamente, es posible utilizar otros dos métodos: S El de la “mejor oxigenación arterial”. S El de la “mejor distensibilidad”. Mejor oxigenación arterial La teoría detrás de este método es que si la titulación de PEEP se hace desde un valor alto hasta un nivel inferior, la oxigenación arterial se reduce cuando se produce el desreclutamiento. Sin embargo, ya que la oxigenación se ve influida por otros factores, por ejemplo, el gasto cardiaco y el nivel de vasoconstricción pulmonar hipóxica, el cambio en la oxigenación no siempre se debe a desreclutamiento. Se pueden utilizar dos métodos para identificar la disminución de la oxigenación arterial, sea por medición directa de la PaO2 o por oximetría de pulso. Si se utiliza la pulsioximetría, la concentración de FiO2 se debe reducir para obtener una SpO2 de alrededor de 90% para poder detectar rápidamente una disminución de la oxigenación arterial. De lo contrario, la PaO2 puede disminuir sustancialmente antes de que lo haga la SpO2, lo cual no indica ningún cambio, debido a la forma en “S” de la curva de disociación del oxígeno en la hemoglobina. 1. Después de la maniobra de reclutamiento se eleva la PEEP entre 18 y 20 cmH2O. 2. Posteriormente la PEEP se reduce lentamente (1 cmH2O cada dos a tres minutos) hasta que disminuya la oxigenación arterial. Esto indica la presión de colapso. 3. Se realiza una nueva maniobra de reclutamiento y la PEEP se establece en alrededor de 1 cmH2O por encima de la presión de colapso establecida.26,27 (Capítulo 4) El valor de la presión en la cual disminuye es la “presión de colapso”. La presión en el valor máximo es similar a la presión de colapso. El procedimiento es el mismo que el descrito anteriormente, pero en lugar de disminuir la oxigenación, la presión de colapso es indicada por una disminución en la distensibilidad al reducirse la PEEP.30,31 En las fases tempranas de LPA/SIRA la inflamación y extravasación son importantes, seguidas por la organización de los exudados y la fibrosis. Los pulmones edematizados, pesados e inflamados durante la primera fase comprimen sus propias partes basales —causando atelectasia—, que más tarde se organizan y consolidan. Para abrir el colapso pulmonar es importante hacerlo en las fases tempranas del proceso de la enfermedad, es decir, durante los primeros días después del diagnóstico. Los intentos tardíos por reclutar el volumen pulmonar, cuando las partes colapsadas de los pulmones están organizadas y consolidadas, usualmente no son exitosos y condicionan un aumento del riesgo de lesión pulmonar. La importancia de mantener bajas fracciones inspiradas de oxígeno en los pacientes con IRA En algunas partes de los pulmones, los bronquiolos terminales están cerrados al final de la espiración, cuando el alveolo aún está lleno de aire. Si se utiliza oxígeno a 100%, éste se absorbe con gran rapidez (menos de un minuto) de los alveolos y entonces se produce el colapso (atelectasia de absorción). Este fenómeno es la causa principal del desarrollo de atelectasia en la inducción de la anestesia, pero se puede prevenir mediante el uso de una mezcla de gas con una FiO2 inferior. Cómo llevar a cabo una maniobra de reclutamiento alveolar El objetivo de realizar una maniobra de reclutamiento consiste en aplicar en la vía aérea una presión lo suficientemente elevada como para abrir la mayor parte de alveolos que se encuentran colapsados. Sin embargo, no es la presión de la vía aérea lo más importante, sino la presión transpulmonar (presión de la vía aérea–presión pleural). Una mejor distensibilidad La teoría es que cuando la PEEP se reduce de un alto valor a un valor inferior, la distensibilidad se incrementa hasta un valor máximo y luego disminuye nuevamente. Nota: en la LPA y el SIRA los pulmones se colapsan rápidamente cuando se retira la presión. Por lo tanto, se debe instituir una adecuada PEEP inmediatamente después de una maniobra de reclutamiento y la FiO2 se debe mantener lo más baja posible.32–34 Insuficiencia respiratoria aguda A medida que aumenta la presión pleural de la parte no dependiente a las partes dependientes de la pleura, y sabiendo que el colapso sólo se produce cuando la presión transpulmonar es de cero o negativa, se deduce que las regiones pulmonares con mayor tendencia al colapso son las áreas dependientes, y que un incremento de las vías respiratorias reclutaría estas zonas pulmonares. Por otra parte, en la LPA/SIRA la diferencia normal de presión pleural entre las regiones no dependientes y dependientes se ve acentuada por el peso del pulmón, el edema y la elevación de la presión intraabdominal, que disminuyen la distensibilidad y la elastancia de la pared torácica. Ambos mecanismos causan atelectasias por compresión a niveles dorsal y caudal en los pacientes en posición de decúbito supino. Cuando se incrementa la presión de la vía aérea durante una maniobra de reclutamiento pulmonar pueden ocurrir las siguientes situaciones: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S En la parte no dependiente del pulmón, que ya está abierta, puede haber sobredistensión. S Las regiones más dependientes del pulmón con la vía aérea cerrada se abrirán. S Las regiones bajas con colapso pulmonar de menor gravedad serán reclutadas. La apertura alveolar no sólo depende de la presión de la vía aérea, sino también de la distensibilidad de la pared torácica, principalmente la parte abdominal–diafragmática, por ejemplo, la presión intraabdominal. La presión de la vía aérea que casi siempre se requiere es de 40 a 55 cmH2O. Una maniobra de reclutamiento pulmonar puede provocar un grave colapso circulatorio en los pacientes hipovolémicos. Con el tiempo se han propuesto diferentes maniobras de reclutamiento pulmonar (hiperinflación manual, CPAP, pausas al final de la inspiración prolongadas y aumento de la PEEP y de la presión inspiratoria); sin embargo, ninguna de ellas ha demostrado superioridad.34,36 HIPERINFLACIÓN MANUAL La hiperinflación manual se realiza con una bolsa de anestesia conectada a un manómetro, una válvula y la entrada de la mezcla a presión de oxígeno del aire, conectado al tubo endotraqueal. Los pulmones se ventilan con la bolsa, manteniendo una PEEP de 15 a 20 cmH2O. Los pulmones son entonces hiperinflados a una presión 53 de las vías aéreas de 45 a 55 cmH2O; esta presión se mantiene durante 20 a 30 seg y después se libera; el paciente es ventilado de nuevo con 15 a 20 cmH2O de PEEP. La hiperinflación manual no se aconseja si no es posible el monitoreo de las presiones durante las maniobras.35–37 Método de alta presión, baja frecuencia El modo de ventilación se cambia a presión control, con una relación I:E de 1:1, FR de 8 a 10/min tasa y PEEP de 20 cmH2O; la presión inspiratoria máxima se aumenta lentamente a entre 50 y 55 cmH2O. Este tipo de ventilación se mantiene durante unos dos minutos, tras lo cual la presión inspiratoria total se reduce a entre 28 y 30 cm de H2O.38–40 Medidas de apoyo En esta sección se revisan las terapias propuestas para aumentar la oxigenación y la resolución del SIRA, las infecciones, la nutrición y el manejo de fluidos. Infección y terapia de la infección Después de que se toman muestras para cultivos bacterianos hay que administrar antibióticos con carácter urgente (en la primera hora) cuando la causa de insuficiencia respiratoria aguda es de origen infeccioso. Un retraso en el tratamiento y la terapia antimicrobiana inapropiada se asocian con una mayor mortalidad. S La neumonía adquirida en la comunidad y la neumonía nosocomial son causas comunes pulmonares de IRA, LPA y SIRA, mientras que las causas extrapulmonares más frecuentes son la sepsis abdominal y la urogenital. S Después de la cirugía siempre se deben tener en cuenta las complicaciones infecciosas, como cuando se incrementa la fiebre, la condición del paciente se deteriora repentinamente o se presentan IRA o falla orgánica múltiple. S Los antibióticos siempre deben ser prescritos de acuerdo con el agente bacteriológico probable y el origen de la infección (p. ej., pulmonares, abdominales, urogenitales y otros). S El tratamiento antibiótico se debe cambiar con base en los cultivos bacterianos.41,42 54 El ABC de la anestesia Argumentos a favor de la restricción de líquidos en LPA/SIRA. Por qué los coloides no reducen la filtración desde el espacio intravascular en esta condición (Capítulo 4) infusiones muy grandes o rápidas de soluciones intravenosas de lípidos —especialmente los lípidos de cadena larga— se deben utilizar con prudencia.42–44 Posición prona La filtración y la absorción de fluidos en los capilares pulmonares normalmente siguen la ley de Starling. Así, el movimiento de líquido fuera de los capilares hacia el intersticio se debe principalmente a la presión hidrostática capilar y se ve contrarrestado por la reabsorción de líquido en los capilares, que depende de la diferencia de presión osmótica coloidal entre los capilares y el intersticio. Además, el sistema linfático elimina el exceso de líquidos intersticiales, por lo que la filtración neta de fluido al intersticio puede ser disminuido por el aumento de la presión coloidosmótica, lo cual puede incrementar la reabsorción o disminuir la presión hidrostática capilar. Esto implica que la administración de coloides es beneficioso cuando las membranas capilares mantienen su integridad, sobre todo si la presión coloidosmótica intravascular es baja. De hecho, los animales de experimentación toleran una mayor presión hidrostática capilar pulmonar sin desarrollar edema pulmonar si la presión coloidosmótica intravascular se mantiene alta. En el SIRA la permeabilidad vascular para macromoléculas se incrementa (el coeficiente de reflexión es baja), lo cual origina que la presión coloidosmótica en el intersticio y en el espacio intravascular se equilibren. Así, cuando aumenta la presión coloidosmótica intravascular, también lo hace la presión osmótica coloidal intersticial, por lo que no siempre es útil la administración de coloides con el fin de reabsorber los fluidos del intersticio hacia el espacio intravascular. Una manera de reducir la formación de edema consiste en reducir la presión hidrostática capilar pulmonar, como se puede hacer con la disminución de las presiones de llenado. Esto también puede ser benéfico al disminuir la presión de reflujo de las venas centrales, mejorando el drenaje linfático pulmonar. También es importante reconocer que la depuración del edema alveolar en el SIRA ocurre principalmente por un transporte activo del sodio en el epitelio alveolar, que no depende del mecanismo anterior. Los pacientes con SIRA pueden tener aumentado el gasto energético en reposo y con ello una pérdida de proteínas musculares, por lo que deben contar con una adecuada nutrición. Se prefiere la nutrición enteral; de hecho, existen algunos datos que indican que este tipo de nutrición con inmunomoduladores puede ser benéfica en el tratamiento de estos pacientes. Sin embargo, las Aunque la posición prona no ha demostrado de forma concluyente un incremento de la tasa de supervivencia, podría ser considerada en el SIRA grave para mejorar la oxigenación. S En la posición prona la presión pleural está distribuida más homogéneamente, causando una mayor ventilación a las regiones dorsal, en comparación con la posición supina. Del mismo modo, la perfusión es más homogénea, lo cual se traduce en una mejor relación ventilación–perfusión. S La oxigenación aumenta en 70% (60 a 95%) de los pacientes en posición de decúbito prono. Este aumento casi siempre se aprecia en cuestión de minutos o en las dos primeras horas en cerca de 60 a 70% de los pacientes. Por lo general, los efectos positivos se mantienen cuando el paciente se coloca de nuevo en posición de decúbito supino. La respuesta es más favorable en los pacientes con SIRA extrapulmonar que con SIRA pulmonar. S Aunque son infrecuentes, sí se pueden presentar complicaciones, tales como el retiro accidental del tubo endotraqueal y de catéteres intravasculares, lesiones nerviosas y úlceras por presión en la frente, los ojos, los muslos y el pecho. Una revisión rigurosa de estas partes del cuerpo, el uso de almohadillas especialmente diseñadas y un protocolo para el uso de la posición prona podrían reducir los riesgos. S La posición de decúbito prono está absoluta o relativamente contraindicada en pacientes con hipertensión intracraneal, fracturas inestables, fracturas de la columna vertebral, esternotomía reciente, fracturas faciales y traumatismo o lesiones extensas de la piel en áreas expuestas a la presión durante la posición en decúbito prono.43,44 Horas que debe permanecer el paciente en decúbito prono antes de ser recolocado en decúbito supino Los pacientes se colocan en posición prona durante poco más de 24 h. Sin embargo, no hay un consenso acerca de cuándo colocar al paciente en decúbito prono, Insuficiencia respiratoria aguda de la duración de la posición en decúbito prono y de la duración del tratamiento. Otras formas de posicionamiento Otras formas de la posición del paciente, como cuando está de pie, y el uso de camas de rotación han mostrado algunos efectos positivos sobre la oxigenación, lo cual también podría reducir el riesgo de adquirir neumonía nosocomial. La elevación de la cabecera mejora la tasa de éxito de alimentación gástrica y también podría disminuir la incidencia de las neumonías nosocomiales, aunque este último aspecto ha sido cuestionado. Fisioterapia La fisioterapia pulmonar no ha demostrado una mejoría concluyente de los resultados. Sin embargo, una higiene cuidadosa de la boca, las fosas las nasales y las regiones subglóticas, así como la aspiración pueden reducir la incidencia de las infecciones nosocomiales. La aspiración endotraqueal se debe hacer solamente a demanda, debido a que la aspiración en estos pacientes puede provocar un colapso pulmonar grave e hipoxemia. Además, la fisioterapia y la aspiración endotraqueal pueden aumentar la tasa metabólica y acentuar aún más la hipoxemia. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Efectos negativos de la aspiración endotraqueal en los pacientes con IRA y los métodos posibles para contrarrestarlos La aspiración endotraqueal se realiza con un sistema abierto o cerrado. Un problema con el sistema cerrado es que no es particularmente eficaz, aunque tiene pocos efectos secundarios, salvo el riesgo de auto–PEEP transitoria. En cuanto al sistema abierto, el tubo endotraqueal está abierto a la atmósfera, que elimina inmediatamente la presión de aire positiva y causa la reoclusión de las regiones del pulmón reclutadas. Por otra parte, se aplica una presión negativa, lo cual puede aumentar aún más el colapso y afectar negativamente la oxigenación. La medida más común consiste en aumentar la FiO2 justo antes de la aspiración, con el fin de prevenir la hipoxemia durante el procedimiento de aspiración. Sin embargo, esto puede ser contraproducente, porque una FiO2 alta puede aumentar la absorción de colapso del pulmón. Otro método, que es más 55 lógico, consiste en mantener el pulmón abierto utilizando una maniobra de reclutamiento pulmonar inmediatamente después de la aspiración endotraqueal. Terapias farmacológicas Los agentes antiinflamatorios y antioxidantes, la inmunoterapia y los agentes para mejorar la oxigenación se han probado experimentalmente en animales y en humanos como profilaxis o para el tratamiento del SIRA. Ya han sido probados las prostaglandinas, la N–acetilcisteína, el ketoconazol, el ibuprofeno, la pentoxifilina, la antiendotoxina, el óxido nítrico inhalado (ONi), la prostaciclina inhalada, la almitrina, el surfactante y los corticoides. Sin embargo, ninguno de ellos ha mostrado algún beneficio importante en los resultados en los grandes ensayos clínicos humanos.46,47 FÁRMACOS PULMONARES VASOACTIVOS El óxido nítrico inhalado y la prostaciclina inhalada actúan como vasodilatadores pulmonares selectivos, mejoran la relación V/Q y la oxigenación, y reducen el aumento de la presión arterial pulmonar. El ONi tiene una duración limitada de sus beneficios (de uno a dos días) y no tiene efectos sobre el resultado. La almitrina, que es un vasoconstrictor, puede mejorar la oxigenación en casos seleccionados mediante el aumento de la vasoconstricción pulmonar hipóxica. Aún no existen datos sobre el resultado. Hay un efecto aditivo sobre la oxigenación con combinaciones de ONi, prostaciclina inhalada, almitrina y posición prona.43,44 ESTEROIDES Los corticosteroides en grandes dosis durante un periodo limitado (24 h), como profilaxis o tratamiento efectivo del SIRA, no tienen ningún efecto sobre la oxigenación, la resolución del SIRA o el resultado. El uso de dosis más pequeñas de esteroides durante un largo periodo se ha propuesto en las fases temprana y tardía del SIRA. Un metaanálisis reciente indicó que quizá los corticosteroides podrían reducir los días en el respirador 56 El ABC de la anestesia y la mortalidad. Los ensayos adicionales podrían responder si los esteroides en el SIRA tiene un beneficio claro.45,46 Condiciones asociadas con el SIRA en que los esteroides están indicados Una clara indicación para el uso de esteroides en el SIRA es la neumonía por Pneumocystis carinii, la tuberculosis, la vasculitis y la bronquiolitis obliterante con neumonía obstructiva (BONO).47,48 SURFACTANTE En los niños con deficiencia de surfactante, éste mejora el resultado, por lo que constituye una terapia de rutina. En el SIRA la función del surfactante se inhibe, por lo que se ha propuesto la terapia a base de él. Con la administración de surfactante en aerosol o instilación intratraqueal se ha observado una mejoría de la oxigenación y la mecánica pulmonar. Hasta ahora los ensayos aleatorizados en humanos han mostrado diferentes resultados. Sólo un ensayo en un grupo pediátrico mostró beneficios en la supervivencia. Debido a estos resultados no concluyentes, el surfactante no se puede recomendar en LPA/SIRA.50–52 Oxigenación por membrana extracorpórea En los pacientes con hipoxia severa o hipercapnia, a pesar del tratamiento optimizado del ventilador o la posición en decúbito prono, se podría considerar la oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) o la asistencia pulmonar extracorpórea (ELA). Un estudio reciente —llamado CESAR— indica que la remisión a un centro regional que incorpora la terapia de oxigenación por membrana extracorpórea reduce la mortalidad en el SIRA grave.51,52 COMPLICACIONES DE LA AMV Hay tres grupos principales de complicaciones: (Capítulo 4) S Hemodinámicas. S Infecciosas. S Lesiones pulmonares y orgánicas inducidas por la presión y el volumen. Hemodinamia Dado que la AMV genera una presión positiva en el tórax, dificulta el retorno venoso y la eyección del ventrículo derecho, por lo que se reduce el gasto cardiaco. La presión media de la vía aérea es tal vez más importante que la PEEP o la presión pico de la vía aérea. La disminución intermitente en el llenado venoso causada por la presión intratorácica positiva produce una variación en la presión arterial sistémica (presión sistólica o variación de la presión de pulso). Si ocurren signos de disminución de la perfusión periférica, por ejemplo hipotensión, disminución del gasto urinario, acidosis metabólica o lactato acidosis, se deben administrar líquidos intravenosos hasta que las variaciones de presión se reduzcan al mínimo o hasta que el llenado intracardiaco sea adecuado, lo cual se documenta por ecocardiografía, por mediciones del volumen intravascular o por elevación pasiva de las piernas. Las presiones de llenado (venosa central y presión de oclusión de la arteria pulmonar) pueden estar elevadas y es posible que no representen fielmente el estado del volumen del corazón. La administración intravenosa de líquidos generalmente es suficiente para contrarrestar la influencia en el llenado cardiaco mediante el uso de presión positiva. Debido a que la presión intratorácica aumenta drásticamente durante una maniobra de reclutamiento pulmonar, se debe evitar si el paciente tiene compromiso cardiovascular o está hipovolémico.55,56 Infecciones Los pacientes con SIRA son más propensos a desarrollar infecciones secundarias o nosocomiales, debido a que muchos factores de riesgo independientes relacionados con las infecciones nosocomiales están presentes: tubo endotraqueal, ventilación mecánica, larga estancia en la UCI y catéteres vasculares y urinarios. Los pacientes que permanecen en la UCI más de tres días son más de tres veces propensos a tener una infección. En estos pacientes se deben obtener cultivos de bacterias a la menor sospecha de infección. La infección más frecuente es la neumonía asociada con ventilación mecánica (NAMV). La frecuencia de neumonía nosocomial es mayor en los pacientes con SIRA que en los pacientes sin SIRA. Insuficiencia respiratoria aguda El riesgo de NAVM se incrementa por un mayor tiempo de ventilación mecánica en la unidad de cuidados intensivos, con una tasa de aproximadamente 3% por día en la primera semana, de 2% por día en la segunda semana y de 1% después de la segunda semana. La NAVM se asocia con una mortalidad adicional de 20 a 30% y un aumento de estancia hospitalaria. La descontaminación digestiva selectiva y el drenaje subglótico se asocian con una menor incidencia de NAVM en la población general en la unidad de cuidados intensivos. Hay muy pocos datos para recomendar la descontaminación selectiva digestiva en LPA/SIRA. Se deben tomar cultivos bacteriológicos de la vía aérea cuando exista fiebre inexplicable, mayor cantidad de flemas, nuevos infiltrados en la radiografía de tórax o deterioro inexplicable en la oxigenación.54 Factores de riesgo de NAV en pacientes con ventilación mecánica E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Los factores de riesgo de NAV son todos los relacionados con la enfermedad subyacente: trauma, coma, enfermedades cardiopulmonares o factores relacionados con la ventilación mecánica, la duración de la ventilación mecánica y la presencia de traqueostomía.57,58 También los factores generales de gestión son importantes, como la posición en decúbito supino, la aspiración, la sedación, los relajantes musculares y el uso de agentes de protección de la mucosa gástrica. Las acciones que se pueden tomar para reducir la incidencia de NAVM son el lavado de manos, la posición vertical con elevación de cabecera a 35º y la aspiración subglótica. Lesiones pulmonares inducidas por la presión y el volumen Las lesiones pulmonares asociadas con la ventilación (VALI) o las lesiones inducidas por el ventilador (VILI) se pueden dividir en lesiones radiológicamente detectables y microscópicas.60 Las lesiones se deben a: S Presión transpulmonar elevada. S Un gran volumen de distensión pulmonar. S Apertura y cierre de las unidades alveolares. 57 Lesiones pulmonares detectadas radiológicamente Son causadas por un incremento de la presión transpulmonar (barotrauma) o por sobredistensión (volutrauma), que causan lesiones en las uniones alveolobronquiales, originando fugas de aire de las vías respiratorias, las cuales pueden generar: S S S S S S Enfisema intersticial. Enfisema mediastínico. Neumotórax. Enfisema subcutáneo. Enfisema retroperitoneal. Enfisema peritoneal. La incidencia de neumotórax es de aproximadamente 10% en los pacientes con SIRA.61,62 La PEEP puede inducir una alta presión inspiratoria transpulmonar y sobredistensión, causando barotrauma cuando se produce una presión meseta inspiratoria muy alta (y transpulmonar), que podría distender regiones vulnerables pulmonares. Este mecanismo es más pronunciado en el modo con control de volumen cuando los pulmones tienen baja distensibilidad. Sin embargo, aun cuando las presiones máximas están limitadas a 30 a 35 cmH2O, como en el estudio ARDS–net, el nivel de PEEP se correlaciona con la incidencia de neumotórax, lo que indica que la propia PEEP también puede ser un factor de riesgo.63–66 PREVENCIÓN Es necesario evitar las altas presiones transpulmonares y la sobredistensión de la vía aérea. Esto es particularmente importante en los pacientes con parénquima pulmonar afectado y destruido, por ejemplo, en neumonitis necrosante o enfisema. Además, una adecuada presión de llenado vascular podría tener un efecto protector. LESIONES PULMONARES MICROSCÓPICAS Las lesiones pulmonares microscópicas probablemente son comunes; ha planteado la hipótesis de que contribuyen a la disfunción de múltiples órganos y a la mortalidad. 58 El ABC de la anestesia La sobredistensión induce estrés severo y tensión, en combinación con los volúmenes corrientes de apertura y el cierre de unidades pulmonares, que provocan altas fuerzas de cizallamiento, lo que origina pequeñas lesiones en las vías respiratorias, que desencadenan respuestas inflamatorias locales (biotrauma). La inflamación puede ser generalizada y provocar disfunción orgánica múltiple; de hecho, es la causa más importante de muerte en pacientes con SIRA. La translocación bacteriana desde los pulmones hasta los capilares pulmonares podrían aumentar la respuesta inflamatoria sistémica. Estas hipótesis son apoyadas por experimentos con animales. En tres estudios en humanos de ventilación con bajos volúmenes corrientes como una medida para evitar la sobredistensión se asoció una disminución de la mortalidad y una reducción de la liberación de citocinas sistémicas. La ventilación prolongada con volúmenes corrientes y presiones elevadas también se asocia con la destrucción del parénquima pulmonar y el desarrollo de quistes pulmonares y bullas. (Capítulo 4) La medida preventiva más importante es la ventilación con volúmenes corriente bajos y bajas presiones de la vía aérea. La PEEP podría ser protectora al disminuir el grado de apertura y el cierre unidades pulmonares, sobre todo si va precedida de una maniobra de reclutamiento pulmonar. S La LPA/SIRA es una enfermedad inflamatoria en los pulmones que causa el deterioro del intercambio gaseoso. S La LPA/SIRA se asocia siempre con una enfermedad subyacente, la cual se debe solucionar de manera urgente y competente. S La ventilación de protección pulmonar para evitar grandes volúmenes corrientes y altas presiones meseta inspiratorias es importante para evitar una mayor lesión pulmonar y de otros órganos. S El manejo cuidadoso del equilibrio hídrico, la nutrición y la infección es esencial, igual que en otros pacientes con enfermedades críticas. REFERENCIAS 1. Wood LHD: The respiratory system. En: Hall JB, Schmidt GA, Wood LHD (eds.): Principles of critical care. McGraw– Hill, 1992:3–25. 2. Dreyfuss D, Saumon G: Ventilator–induced lung injury: lessons from experimental studies. Am J Respir Crit Care Med 1998;157(1):294–323. 3. Bernard GR, Artigas A, Brigham KL, Carlet J, Falke K et al.: Report of the American–European consensus conference on ARDS: definitions, mechanisms, relevant outcomes, and clinical trial coordination. The Consensus Committee. Intens Care Med 1994;20:225–232. 4. Murray JF, Matthay MA, Luce JM, Flick MR: An expanded definition of the adult respiratory distress syndrome. 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Toro Matos Sin embargo, estas observaciones estuvieron inoperantes hasta mediados del siglo XIX, en virtud de la invención de la aguja y las jeringas hipodérmicas entre 1845 y 1853 por parte de Francis Ryand y Christopher Gabriel Pravaz, respectivamente, aunque este material inicialmente no fue utilizado para administraciones EV, pues el empleo de esta modalidad se inició hasta fines del propio siglo. El cirujano francés Pierre–Cypriene Oré es considerado pionero de la anestesia EV, quien en la ciudad de Lyon, Francia, realizó en 1872 en forma experimental las primeras aplicaciones de hidrato de cloral; se menciona que el 8 o 9 de febrero de 1873 llevó a cabo la primera anestesia en humanos; sin embargo, su presentación de 53 casos con dos fallecimientos en el Congreso de Bruselas de 1875 fue severamente criticada, llevando al autor a la suspensión de la práctica profesional. Las limitaciones debidas a las desfavorables características farmacológicas de los medicamentos, así como las dificultades para el establecimiento de la vía venosa durante las intervenciones alentaron muy poco el desarrollo de este tipo de anestesia. A principios del siglo XX se realizaron diversos intentos. Entre 1903 y 1905 Fedorov y Krawkow, de San Petersburgo, emplearon el hedonal, mientras que Burckhard y otros alemanes intentaron la aplicación de los anestésicos volátiles por esta vía con escasa aceptabilidad. En 1913 Noel y Souttar informaron sobre los efectos del paraldehído y en 1916 Peck y Meltzer utilizaron sulfato de magnesio para estos fines. Esta etapa terminó con la anestesia mediante la perfusión de alcohol etílico en solución de dextrosa por parte de Naragawa, en Japón, Constantin, Cardot y Laugier, en Francia (experimental), y García Marín, en México. Es impor- El principio de la técnica endovenosa (EV) para la práctica anestésica tuvo su origen en las primeras administraciones y consecuentes publicaciones sobre barbitúricos de acción breve empleados por esta vía. Inicialmente fueron señalados como de acción ultracorta por los doctores alemanes Weese y Scharpff, que utilizaron hexobarbital, y los estadounidenses Waters y Lundy, que usaron tiopental durante la década de 1930. En un principio fueron utilizados ventajosamente para la inducción al estado anestésico, pero el desarrollo subsecuente de medicamentos con efectos breves, amplio margen de seguridad y efectos específicos —procurando hipnosis, analgesia y relajación muscular— han permitido el desarrollo de la anestesia intravenosa total (AET). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. ANTECEDENTES HISTÓRICOS La razón del efecto de los fármacos por esta vía se dedujo únicamente con el conocimiento de la circulación sanguínea por parte de W. Harvey, en 1628; posteriormente, entre 1657 y 1965, las ilustres observaciones de Percival Christopher Wrenn y Daniel Johan Mayor, según referencias de Charles Boyle en su magistral publicación Transacciones filosóficas, mencionan que la administración de soluciones de opio por vía EV (venodisección) en perros, utilizando ingeniosamente la ranura de plumas de ave acopladas a una vejiga de cerdo, produjeron efectos “soporíferos” durante algún tiempo y posteriormente se constató la recuperación del animal. 61 62 El ABC de la anestesia tante mencionar que desde mediados del siglo XIX el profesor Claudio Bernard recomendó la administración intramuscular de morfina previa a las intervenciones, para aminorar los requerimientos de anestésicos generales (éter y cloroformo), dando lugar así al principio de la medicación preanestésica. Fue así como se llegó a la era de los derivados del ácido barbitúrico. El ácido dietilbarbitúrico, el primero de ellos con actividad hipnótica, fue sintetizado por Fisher y von Mering en 1903, pero tuvo una aplicación limitada por su escasa solubilidad y efectos prolongados. Le siguieron otros derivados, como el ciclobutil bromo alil barbiturato; en 1927, dos años después, Weiss introdujo el fenobarbital, Zerfas el amobarbital y el Dr. John Lundy propuso el pentobarbital. En 1932 los alemanes Weese y Scharff W. introdujeron el hexobarbital como primer barbiturato con efecto ultracorto, denominado así por el rápido establecimiento de la hipnosis e igual recuperación. En 1934 el Dr. Ralph Waters aplicó la primera inducción anestésica con tiopental, otro barbiturato con estas características, y un año después el propio Lundy publicó la primera serie de pacientes manejados de esta manera, lo cual colocó al fármaco como la regla de oro para la inducción, dado que procuró un cambio radical favorable al anteriormente tormentoso inicio al estado anestésico. Sin embargo, el agente fue puesto en evidencia por las muertes condicionadas por su fácil aplicación en los heridos estadounidenses durante el ataque a Pearl Harbor en 1941 (Informe Halford, 1943). Finalmente, en 1957 el Dr. V. R. Stoelting introdujo el último barbiturato de síntesis con rápido efecto y menor duración que el compuesto anterior, el cual es utilizado hasta nuestros días en EUA para la inducción y el mantenimiento de la hipnosis bajo régimen de infusión continua. En 1940 el investigador Hans Selye describió el síndrome de estrés y además ensayó diversos compuestos hipnóticos esteroideos, iniciando con progesterona en ratones; al fin, en 1955 se informó acerca del efecto anestésico de la hidroxidiona sódica, el primer esteroide con aplicación clínica pero con inicio y efecto retardados, alta incidencia de tromboflebitis y carencia de analgesia. En la década de 1970 se empleó una mezcla de esteroides —alfadolona–alfaxolona con cremofor— como solvente, aunque asociado con frecuentes episodios de hipersensibilidad, por lo que su empleo fue suspendido. Sin embargo, la investigación de estos productos continúa; el último elemento conocido es la entanolona presentada en emulsión lípida, semejante al propofol. La disponibilidad del grupo de las benzodiazepinas ha sido interesante para la anestesia clínica; su primer representante fue el clordiazepóxido, introducido por Sternbach en 1955 como tranquilizante en pacientes (Capítulo 5) agitados y posteriormente propuesto por el Dr. Randall para medicación preoperatoria. El mismo Dr. Sternbach sintetizó el diazepam para tratamientos antipsicóticos y nuevamente Randall lo prescribió para fines de tranquilización preoperatoria. Otro elemento importante es el lorazepam, que fue dado a conocer en 1971. En 1976 Fryer y Walser sintetizaron el midazolam, que es el primer elemento hidrosoluble de corta duración utilizado en las diversas etapas de los procedimientos anestésicos. Como resultado del conocimiento del mecanismo del efecto central de este grupo, los investigadores desarrollaron el flumazenil, un antagonista competitivo al receptor correspondiente. A mediados del siglo XX se inició el desarrollo de variantes por las asociaciones medicamentosas, con base en los conocidos barbitúricos, los opioides, el N2O y los relajantes musculares. Las combinaciones de fármacos depresores neurolépticos, del tipo de la clorpromazina, la prometazina y el narcótico meperidina, fueron denominadas “coctel lítico”, al cual si además se le agregaba hipotermia, producía el estado de “hibernación artificial”. Con los nuevos preceptos establecidos para la protección neurovegetativa y la homeostasis aparecieron técnicas como la neuroleptoanalgesia tipo I, que asociaba un opioide (fenoperidina) con un neuroléptico (haloperidol), y la neuroleptoanalgesia tipo II, que incluía los agentes más recientes, como el fentanilo y el dehidrobenzoperidol, y si además se agregaba N2O, se generaba la neuroleptoanestesia. La práctica de la anestesia endovenosa tomó otras orientaciones, como la aplicación del gamma hidroxibutirato sódico en 1962, que tenía un efecto prolongado, poco predecible, y carecía de analgesia, lo cual también limitó su utilidad. En 1965 la propanidida, un derivado eugenólico de rápida instalación y de escasa duración por ser hidrolizado por esterasas plasmáticas y aparente estimulación respiratoria, llamó poderosamente la atención, pero la inestabilidad hemodinámica consecuente y las frecuentes reacciones anafilácticas dieron lugar a su exclusión. La ketamina, sintetizada en 1962 por Stevens e introducida en la clínica por G. Corssen y E. F. Domino en 1965 y constituyó un cambio hacia la forma de establecer el estado anestésico (anestesia disociativa), caracterizado por escasa depresión respiratoria, magnífica analgesia y estimulación cardiovascular. En las aportaciones más recientes se incluye el etomidato, introducido por E. Doenicke en 1973; actualmente se utiliza únicamente como agente inductor en pacientes con inestabilidad hemodinámica y respiratoria, pero está restringido en aplicaciones sucesivas o E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Farmacología de los anestésicos intravenosos continuas, debido a su efecto depresor corticoadrenal secundario. Una vez que se establecieron los perfiles farmacodinámicos y farmacocinéticos de los fármacos utilizados para la inducción y el mantenimiento del estado anestésico por esta vía, B. Kay y G. Rolley introdujeron el propofol en 1977, aunque fue aprobado hasta 1989 como agente hipnótico. No se debe pasar por alto que el conocimiento farmacológico de los morfínicos condujo en 1969 al Dr. E. Lowenstein a utilizar morfina como agente anestésico único en pacientes sometidos a cirugía cardiovascular y que 10 años más tarde el profesor T. Stanley administró fentanilo con los mismos fines. Estos principios establecieron el requerimiento de hipnoanalgésicos para la práctica de la anestesia durante la cirugía mayor. Otros opioides de efectos más breves y predecibles, como el sufentanilo y el alfentanilo, se han considerado apropiados para la práctica de esta técnica. El remifentanilo, de instalación y efectos muy breves por eliminación a nivel plasmático y prácticamente independiente de otros órganos de remoción, fue investigado por Egan, Feldman y col. desde 1991, pero fue aprobado en 1996, lo cual constituyó un avance definitivo para el establecimiento de la anestesia quirúrgica por esta vía. La tarea aún no finaliza; se vislumbra que en el futuro próximo se contará con fármacos más específicos con información más precisa de sus perfiles farmacodinámicos, farmacocinéticos y de sus tiempos de equilibrio en los diversos compartimentos, incluyendo el sitio de acción (Ke0), el empleo de neuromonitores (BIS, AEP, entropía, TNM, etc.) y de dispositivos para la infusión continua automatizados y computarizados, así como la determinación de sus concentraciones sanguíneas y plasmáticas. A la fecha se ha establecido el concepto de concentración endovenosa mínima (CEV), semejante al parámetro CAM de los agentes inhalatorios. Sin embargo, continúa vigente el principio que indica que será la observación clínica experimentada del paciente la que condicione la dosificación elegida para cada caso en particular. EVOLUCIÓN DE CONCEPTOS Actualmente se considera impropio obtener todos los efectos anestésicos que requiere la práctica moderna con un solo agente (hipnosis–amnesia, analgesia, protección neurovegetativa al estrés y relajación muscular). Desde los primeros años del siglo XX el Dr. George Crile planteó la asociación de medicamentos, incluidas 63 técnicas de conducción, a la que llamó “anociasociación”. En 1926 J. Lundy aportó los principios para el concepto de “anestesia balanceada”, donde la considera como una “asociación lógica de varios agentes, sea por vía EV o inhalatoria, empleados en menor cantidad, de tal forma que no produzcan efectos indeseables”; puesto que la anestesia es un proceso complejo y que los componentes orientan hacia objetivos independientes, el mismo autor publicó el primer texto sobre anestesia EV. En 1954 los doctores Little y Stephen se refirieron a la administración conjunta EV de varios fármacos y plantearon que “no es menos que un verdadero purgatorio administrar fármacos altamente tóxicos y potencialmente letales sin cuidado o a la ligera, sin consideración a sus efectos farmacológicos o si tales efectos puedan ser deseables o necesarios, los fármacos que se dispongan deberán administrarse no de más pero tampoco de menos. La farmacología clínica (anestesiología) se debe practicar empleando cada fármaco para un efecto específico con la dosificación necesaria para obtenerlo”. En 1957 el Dr. Woodrige planteó que el empleo de un solo fármaco para fines de anestesia clínica quedó sepultado para siempre, puesto que la profundidad anestésica obtenida con la práctica de la anestesia balanceada por los fármacos recientes no puede ser identificada clínicamente. De acuerdo con diversas fuentes, se han establecido varias condiciones para el empleo de agentes endovenosos: 1. No producir dolor en el sitio de aplicación. 2. Principio de acción rápida no desagradable y sin fenómenos excitatorios. 3. Duración de efectos controlables y predecibles. 4. Niveles de profundidad fácilmente identificables y medibles. 5. Técnicamente fácil de administrar. 6. Sin compromiso o deterioro de las funciones vitales. 7. Rápido metabolismo a productos inactivos y no tóxicos. 8. Eliminación predecible e independiente de las funciones hepática y renal. 9. Farmacocinética poco modificable por trastornos fisiológicos. 10. Alto grado de especificidad de acción. 11. Útil en todas las edades. 12. No es teratogenético ni carcinogenético. 13. Carece de fenómenos de intolerancia. 14. Bajo potencial para liberación de histamina; no alergénico ni inmunosupresor. 64 El ABC de la anestesia 15. Útil en los portadores de porfiria e hipertermia maligna. 16. No reactivo con el plástico, el cristal u otros recipientes; estable en solución. 17. No genera náusea, vómito ni efectos psicomiméticos o residuales, tipo “cruda”. 18. Disminución del CmO2, el FSC y la PIC. Después de un siglo de investigaciones sobre el mecanismo de acción de los anestésicos generales sobre el SNC, éste aún no se ha establecido; sin embargo, lo más probable es que los canales iónicos ligando activados y sus variantes medien para sus efectos, de estos los del tipo GABAA y N–metil–D–aspartato parecen ser el blanco de estos agentes. Se han considerado algunos criterios que se deben cumplir para ser considerados candidatos sobre sus efectos consensuales, en este caso EV. 1. Debe alterar las funciones del receptor a las concentraciones que modifican el sensorio, aunque estos niveles sanguíneos pueden no corresponder por razones farmacocinéticas; no es fácil establecer las concentraciones en estado de equilibrio cerebrales. Para algunos, el propofol y los barbitúricos se han aproximado, pero en otros, como la ketamina y los esteroides, no ha sido posible, situaciones por las que frecuentemente se sobreestima la concentración cerebral y subestima su potencia. 2. La localización del receptor debe corresponder al sitio anatómico apropiado para explicar los efectos conductuales, lo cual no es fácil, puesto que existe controversia respecto a cuáles circuitos sinápticos son responsables de los diferentes reflejos y complejas manifestaciones neurológicas que son afectadas por los anestésicos generales. 3. Estereoselectividad. Si la molécula del agente muestra efectos estereoselectivos, éstos deberán ser reproducidos in vitro a nivel del receptor. Diversos agentes tienen un átomo de carbono asimétrico (quiral) que da lugar a dos o más enantiómeros y ejercen diferentes potencias anestésicas in vivo; así, ambos isómeros del etomidato actúan sobre el mismo R GABAA y otros, como el barbitúrico y la ketamina, muestran diferentes sitios de unión. Habitualmente la presentación farmacéutica contiene la mezcla racémica, dado que es difícil la separación de estos compuestos. La generación de enantiómeros puros, aun con un alto costo, seguramente mejorará el conocimiento del perfil clínico para los distintos agentes anestésicos. (Capítulo 5) 4. La potencia del compuesto a nivel del receptor deberá corresponder a la potencia del anestésico in vivo; originalmente se planteó de acuerdo con la teoría de Meyer–Overton, pero esta relación se rompe cuando se incluyen homólogos hidrofóbicos no anestésicos y aunque la teoría no sugiere mecanismos específicos de acción en los anestésicos generales sobre las membranas lipoídicas, actualmente se interpreta que los anestésicos se unen a los dominios parcialmente hidrofóbicos de las proteínas del receptor y se sabe que los miembros hidrofóbicos de una serie de compuestos son más potentes en el blanco que sus análogos más hidrofílicos. Se carece de modelos apropiados para medir las capacidades anestésicas, pues sólo se investiga la inmovilidad y el reflejo palpebral, en tanto que en otros se investiga el efecto neurológico, como la amnesia y la analgesia. Actualmente se dispone de algunos métodos experimentales: S S S S S Química de las proteínas. Uniones radioligandos. Estudio del flujo iónico. Electrofisiología. Estudios experimentales con manipulaciones genéticas, que eliminan o adicionan genes endógenos. ELEMENTOS DE LA FARMACODINAMIA La anestesiología se debe considerar como farmacología aplicada, pero en el entendido de que se manejan fármacos sumamente potentes, fácilmente sobredosificables o que puedan causar efectos tóxicos, cuyo empleo juicioso podrá conducir al final de un evento quirúrgico al mantenimiento de la homeostasis. La finalidad de este tipo de terapéutica es hacer llegar a un fármaco (F) a su sitio de acción, con el fin de que produzca el efecto deseado. La elección y las dosificaciones adecuadas demandan un claro entendimiento de su sitio de acción y de los mecanismos que determinan las interacciones de tales agentes (sustancias químicas) con los diversos sistemas biológicos (biofase), es decir, la farmacodinamia trata desde un punto de vista cualitativo el sitio y el mecanismo de acción de los medicamentos y, en forma cuantitativa, la relación que existe entre su concentración plasmática y la magnitud de los efectos temporales reflejados en los parámetros clínicos Farmacología de los anestésicos intravenosos correspondientes: “lo que el fármaco le hace al organismo”. En términos generales, los fármacos ejercen sus efectos farmacológicos de tres diferentes maneras: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Modificando el estatus físico–químico de los diferentes medios o tejidos (pH gástrico y urinario, diuréticos osmóticos, reversión de heparina por protamina, etc.). 2. Actuando sobre los sistemas enzimáticos (inhibidores de las ciclooxigenasas 1 y 2, la convertasa, la anhidrasa carbónica y la neostigmina) y sobre los sistemas trasportadores, como los glucósidos cardiacos. 3. Ejerciendo su actividad sobre los sitios receptores (R) específicos (macromolécula) de la membrana celular, casi siempre proteínas o glucoproteínas, o bien en estructuras subcelulares que a su vez forman parte integral de los mecanismos fisiológicos. Con frecuencia condicionan la permeabilidad en diferentes tipos de canales iónicos, incrementando o reduciendo así las señales transmembrana (comunicación neuronal). El blanco principal de los fármacos anestésicos es el sistema nervioso central (SNC) y sus vías periféricas; para entender cómo estos agentes pueden afectar la función neural se dispone actualmente de las descripciones de la neurobiología y la farmacología celular. Estas disciplinas estudian la composición de la doble capa de fosfolípidos que constituyen la membrana y como ésta es susceptible de reorganizarse y transformarse al alterar su matriz. Asimismo, describen el movimiento de las proteínas tal como se presentan ante los cambios de temperatura y el efecto de los anestésicos. La forma en que las neuronas generan señales eléctricas que permiten una rápida comunicación plantea el entendimiento de la forma en que se generan los gradientes iónicos que existen en reposo y cómo se transforman en motores básicos para la conducción de la actividad eléctrica (teorías de la anestesia). Los primeros experimentos orientados a la descripción del efecto del fármaco sobre un receptor se documentaron desde 1873. El Dr. John Newport Langley describió que el extracto de jaborandi estimulaba la secreción salival y que la atropina era capaz de bloquear este efecto; el mismo autor describió sitios específicos en las terminaciones nerviosas a los que llamó sustancia receptora. Por medio de experimentos en tejidos coloreados, veneno de serpientes y toxinas bacterianas, en 1913 Paul Elrich estableció la teoría hasta hoy vigente de “llave y cerradura”. Para el decenio de 1920 se estableció que la ley de acción de masas de Menten y 65 Michaelis para los sistemas enzimáticos podía regir a estos fenómenos. En 1937 A. J. Clark aportó el concepto de complejo fármaco–receptor, postulando que la respuesta clínica está en función de la proporción de receptores ocupados. En 1954 Ariens introdujo el término “afinidad intrínseca”, que se puede entender como la facilidad para formar el complejo droga–receptor (D–R). En 1956 Stephenson estableció que el término “eficacia” o “actividad intrínseca” se manifiesta como la proporción de receptores ocupados para obtener una respuesta; a menor proporción mayor eficacia y viceversa; sin embargo, existen algunas modificaciones en esta teoría, como el hecho de que el efecto máximo se puede obtener por ocupación de una pequeña proporción de receptores, existiendo receptores en exceso (de reserva). La mayoría de los fármacos anestésicos producen sus efectos farmacológicos al interactuar con dichos receptores, considerados actualmente como proteínas especializadas que en la actualidad se han mostrado por técnicas autorradiográficas y estudios de radioligandos, e incluso se han identificado y clasificado por métodos de clonación. Por lo común son activadas por transmisores endógenos u hormonales que aumentan o disminuyen las señales transmembrana. Desde el punto de vista funcional, para que el cambio inducido por la interacción (D–R) tenga lugar se requieren dos procesos indispensables: 1. Reconocimiento. Es la capacidad del neurotransmisor o el fármaco para unirse en forma selectiva a la molécula señalada, codificada y específica (capacidad del R para distinguir entre múltiples pequeñas moléculas a las que se encuentra expuesto in situ); esta particularidad se aplica no únicamente a ese molde para ajustarse, acomodarse y adaptarse en forma flexible, sino también para orientarse en función de sus cargas eléctricas e interactuar con la carga del signo opuesto en el R. La importancia de este “amoldamiento” se puede apreciar en las diferencias existentes en la afinidad entre estereoisómeros de diversos fármacos. 2. Transducción. Implica cambios conformacionales en la proteína, dando lugar a una respuesta, según el siguiente esquema: D + R = DR complejo °± DR* complejo activado – d – r ± Cambios biofísicos o bioquímicos ± Respuesta 66 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) Según el Dr. JG Bovill, existen cuatro tipos principales de receptores: S Ligados a los canales iónicos, cuya zona de unión está contenida dentro de la estructura básica del propio canal. S Acoplados a cierto tipo de proteína G, vinculada a su vez con sistemas de segundos mensajeros intracelulares por la proteína guanin–nucleótido. S Receptores citosólicos con actividad intrínseca enzimática relacionada con la tirosina quinasa. S Receptores nucleares que alteran la transcripción del DNA. 1. Canales iónicos. Son activados por voltaje y constituyen ensanchamientos proteicos en la membrana celular que disponen de un poro central de contenido acuoso a través del cual los iones pueden atravesar la membrana. Con su activación se generan cambios en la conductancia; se abren o se cierran como resultado del potencial de membrana y su apertura permite el flujo contra el gradiente eléctrico o químico; se señalan de acuerdo con el ion que controlan selectivamente (Na+, K+, Ca++ o Cl–); como el flujo iónico es sumamente rápido (< 1 ms), los tiempos de repuesta también lo son, con una duración de escasos milisegundos, como ocurre en los nervios y en las células del marcapaso (figura 5–1). Otro tipo de canales iónicos corresponden a los ligando–activados que habitualmente tienen varios sitios de unión al neurotransmisor y desarrollan actividad excitatoria, como es el caso de los tipo glutamato, NMDA, colinérgicos nicotínicos y 5–HT3, que permiten el paso de iones Sitios de unión Cation + permeante A Sensor de voltaje + Poro Extracelular Membrana celular Filtro selectivo Intracelular Puerto de canal iónico Puerto de activación Puerto de inactivación Figura 5–1. Modelo de voltaje–activación del canal iónico. Na+, K+ y Ca++ y condicionan despolarización postsináptica, o bien actividad inhibitoria, como la glicina y los GABA integrados a canales de Cl– y que conducen a hiperpolarización de la membrana postsináptica, dando como resultado un efecto inhibitorio. Este último tipo de canales está integrado por cuatro o cinco subunidades constituidas a su vez por cuatro hélices a hidrofóbicas (figura 5–2). 2. Receptores acoplados a proteína G. Tienen más de 20 variedades y también están acoplados a sus sistemas de segundos mensajeros intracelulares; son los responsables de la regulación del flujo iónico transmembrana, siendo los más importantes las proteínas Gi, Ge y Gq/o y más de 100 tipos de receptores que incluyen una gran proporción de los que intervienen en el establecimiento del estado anestésico (GABA, ACh, ATP, ADP, cAMP, cGMP, A1,A2 y A3 , sustancia P, Canal Acetilcolina Poro g a b a Bicapa lipídica COOH Extracelular M1 M2 M3 M4 Intracelular 4 nm B Intracelular Compuerta P Figura 5–2. Ligando–activados. P Farmacología de los anestésicos intravenosos fosfolipasa C con sus segundos mensajeros: el diacilglicerol y el trifosfato de inositol. 3. Actividad enzimática citosólica. Un ligando se une a un dominio extracelular que activa o inhibe la actividad enzimática a este nivel; su respuesta al estímulo puede ocurrir en minutos o en horas, como en el caso del péptido natriurético auricular, la insulina y el factor de crecimiento plaquetario, que tienen actividad tirosinoquinética que fosforila los residuos tirosina sobre proteínas específicas. Estos sistemas también presentan amplificación en el efecto (figura 5–3). 4. Células que contienen R en el citosol o en la membrana del núcleo, como es el caso de los asociados con la formación de esteroides, hormona tiroidea, vitaminas A y D, ácido retinoico, etc. Los ligandos deben tener suficiente liposolubilidad para atravesar la membrana y ser trasportados por proteínas plasmáticas, como la albúmina. El R activado migra al núcleo en la que se une a secuencias específicas de DNA que regulan a su vez las transcripciones y expresiones genéticas, por lo que modifica la síntesis de proteínas. Los tiempos de respuesta son bastante más lentos y sus efectos se pueden prolongar desde horas hasta días y persistir a pesar de haber suspendido la actividad del agonista (figura 5–4). opioides, etc.). Dicha proteína enlaza al R transmembrana con los sistemas de mensajeros intracelulares y, puesto que cada unidad de R cataliza la activación de varias moléculas de proteína G, da lugar a una amplificación del estímulo inicial, magnificando la señal; esta amplificación requiere un tiempo mayor para la respuesta de las diferentes cascadas de reacciones enzimáticas; al final casi siempre terminan por fosforilar una proteína de alta actividad energética, como la del R b adrenérgico en la que el efecto final sería la generación de glucógeno y la apertura de canales de Ca++, como las que incrementan la conducción, y la fuerza de contracción miocárdicos. Otro grupo con actividad enzimática intrínseca está constituido por R que atraviesan la membrana; el sitio de unión es un dominio extracelular que transmite la actividad a otro citosólico que genera actividad enzimática propia y puede dar lugar a eventos intracelulares. Los representantes de este grupo están constituidos por R de membrana relacionados con la activación de la adenilciclasa (AC) por las subunidades a–GTP que resulta en la producción de cAMP, un segundo mensajero que regula la fosforilación de proteínas; otro ejemplo de la capacidad de la proteína G es la activación en la cascada de la Señal extracelular Neurotransmisor u hormona Impulso nervioso Neurotransmisor u hormona Extracelular Intracelular E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 67 Segundo mensajero Mecanismo de transducción Defosfoproteínas ATP PO4 Proteína fosfatasa Proteínas cinasa ADP Fosfoproteínas Respuesta Efectos biológicos Figura 5–3. Ligando hidrofílico (Capítulo 5) Ligando hidrofílico Proteína transportadora Receptor Membrana celular HSP–50 Proteína de acoplamiento Dominio intracelular HSP–90 Segundo mensajero Receptor intracelular Respuesta biológica (máximo %) El ABC de la anestesia 100 50 0 10 Proteína efectora Proteína diana Membrana nuclear Cambios en la expresión del gen Figura 5–4. Células que contienen R en el citosol. Magnitud de los efectos La interacción de un F agonista con un determinado R da lugar a una respuesta biológica mensurable, es decir dosis–dependiente, incluso hasta alcanzar una respuesta máxima en donde supuestamente todos los R están activados; este fenómeno se puede expresar mediante el diseño de gráficas llamadas dosis–respuesta, donde el eje de las ordenadas corresponde a la magnitud del fenómeno biológico y el de las abscisas a las dosis crecientes administradas o a las concentraciones sanguíneas o plasmáticas a las que se modifica tal fenómeno. Cuando se plantean los parámetros anteriores en forma aritmética se obtienen curvas hiperbólicas (figura 5–5). Sin embargo, esta representación no siempre guarda una proporción estricta con la ocupación del R, por lo tanto se recurre a escalas semilogarítmicas (eje de las abscisas en escala logarítmica), que permiten observar un rango más amplio en las dosificaciones dentro de los efectos clínicos; como resultado se obtienen curvas de tipo sigmoideo donde se puede apreciar que la respuesta es lineal entre 25 y 75% de la dosis, permitiendo comparaciones y evaluaciones entre fármacos que procuran el mismo efecto (figura 5–6). Las representaciones gráficas brindan la siguiente información: 50 100 Dosis (mg) 200 Figura 5–5. Curva hiperbólica. a. Potencia: se determina por el lugar que ocupa en el eje de la dosis, señaladas de izquierda a derecha con mayor a menor potencia; reflejan la sensibilidad del efector al fármaco y se interpreta en el sentido que se requieren determinado número de R activados para obtener una misma respuesta o bien un menor número de moléculas en el sitio efector; cuanto mayor es la concentración requerida, menor será la potencia y viceversa. Es posible establecer también en esta curva las dosis o concentraciones requeridas para obtener 50% del efecto máximo (Ec50). b. Eficacia (actividad intrínseca): es la propiedad de algunos fármacos para producir el efecto máximo (Emáx); en tal caso el medicamento es señalado como agonista puro o total, puesto que bastará ocupar solamente una proporción de R para obtener el efecto completo. Respuesta biológica (máximo %) 68 100 50 0 10 20 50 100 Dosis (mg) 200 Figura 5–6. Curva de tipo sigmoideo. Farmacología de los anestésicos intravenosos Cuando el antagonista se disocia lentamente de los sitios receptores, generalmente porque están acoplados por uniones químicas más estables, seguramente covalentes, o bien porque desorienta o distorsiona la molécula receptora, se le denomina antagonista competitivo no % Respuesta E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 100 Agonista puro Agonistas + antagonista competitivo log (L) Figura 5–7. Interacciones entre agonistas y antagonistas. 100 % Respuesta Otros medicamentos no son capaces de procurar el Emáx aun cuando todos los R estén ocupados; se denominan agonistas parciales. c. Pendiente o inclinación (g): se interpreta como el número de R que se debe ocupar para que se produzca un efecto que puede estar entre nulo y máximo; si tiende a la vertical, se interpreta como un menor requerimiento de moléculas agonistas para tal efecto. También proporciona información sobre la afinidad intrínseca para cada medicamento y manifiesta que con un incremento pequeño en la dosis puede producir un efecto importante, además de que la dosis terapéutica está próxima a la dosis tóxica. d. Antagonismo: es la característica por la cual los fármacos son capaces de unirse al R pero no de generar una respuesta biológica; previene o modifica los efectos farmacológicos de los agonistas. En la literatura clásica se consideran dos tipos: los competitivos reversibles o superables, en los que la unión al R del agonista y antagonista son mutuamente excluyentes, pero se unen en los mismos sitios por fuerzas intermoleculares débiles tipo van der Waals y puentes de H; bajo estas circunstancias es posible predecir el incremento de uno u otro para obtener un efecto que abata su respuesta o bien la supresión; la presencia de un antagonista de este tipo desplaza a la derecha, en forma paralela, la curva del efecto agonista (figura 5–7). 69 Agonista puro Agonista puro + Agonista parcial Log (L) Figura 5–8. Antagonismo competitivo. reversible o insuperable; en este tipo de antagonismo la desviación de la curva a la derecha se hace en forma no paralela y disminuye la capacidad de respuesta máxima al agonista (figura 5–8). La asociación de un medicamento agonista con otro de efecto parcial origina respuestas variables en función de la concentración del agonista puro; cuando éste se encuentra en dosis bajas dicha asociación da lugar a un incremento en la respuesta, en tanto que cuando se establecen dosificaciones altas del agonista el efecto se atenúa (nalbufina vs. fentanilo). Otro tipo de antagonismo es el no competitivo, en ocasiones referido como antagonismo fisiológico, en el que el efecto antagonista no ocurre en el R correspondiente y el efecto modificador se origina en sitios diferentes (atropina vs. efecto bloqueador b adrenérgico) o bien por interacciones químicas o fisicoquímicas (protamina vs. heparina). S Agonistas inversos. Son compuestos con afinidad para el receptor pero con actividad intrínseca negativa, es decir, producen efectos farmacológicos opuestos al del agonista (b carbolinas vs. benzodiazepínicos) y pueden competir tanto con agonistas como con antagonistas; sus uniones dependen de su afinidad relativa, modificando así las curvas respectivas (figura 5–9). S Variabilidad individual. Se muestra reflejada en la curva por la varianza y el error estándar del EC50 entre diferentes individuos de una población; puede obedecer a diferencias genéticas en el metabolismo, la edad, el género y algunos padecimientos, como el asma y la miastenia gravis, las cuales modifican cuantitativa y cualitativamente a la población de R correspondientes (figura 5–10). 70 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) 100 % Respuesta (r*/R) Agonista puro o completo Agonista parcial Basal Antagonista competitivo o superable 0 Agonista inverso Log (L) Figura 5–9. Efecto del ligando sobre la respuesta mediada– receptor. se hace evidente también con los R de insulina, en los que la reserva puede llegar a ser de 99% y pueden deducirse del trazo que presentan en la curva farmacodinámica correspondiente. Su existencia también se manifiesta en la intensidad del efecto en relación con hormonas, otros neurotransmisores y péptidos en su capacidad para amplificar la magnitud y la duración de la respuesta. Dicho fenómeno se ejemplifica en lo que ocurre en el R b adrenérgico, que al actuar en el sistema ATP–AC amplifica la generación de cAMP a más de lo requerido para obtener una respuesta completa, lo cual se puede interpretar como que solamente una fracción de R se deben activar para obtener el efecto completo. REGULACIÓN DE RECEPTORES EN NÚMERO Y FUNCIÓN Desensibilización (tolerancia) RECEPTORES DE RESERVA El fenómeno se interpreta cuando la respuesta al medicamento no es lineal, dado que la máxima se produce con menos de la totalidad de R activados, como cuando se requiere una ocupación de más de 70% de los R muscarínicos en la placa neuromuscular (pnm) por parte del bloqueador correspondiente para establecer una disminución en la respuesta al estímulo nervioso; por lo tanto, se requieren dosis mayores para un bloqueo de 80% y obtener una respuesta completa. Esta misma situación Corresponde a una disminución en la respuesta farmacológica a la aplicación repetida o continua de un medicamento o bien por incrementos sucesivos en las dosificaciones para obtener el efecto deseado. Cuando se presenta a corto plazo se denomina tolerancia aguda, rápida o taquifilaxia. Esta forma es reversible en un periodo breve (succinilcolina/pnm) y se explica porque la forma activada del complejo DR* (activada) se convierte a DR (inactivada), pues en este caso, aun cuando exista la unión al agonista, no se generan las modificaciones en la permeabilidad iónica. Inferioridad del efecto de la cirugía Desensibilización crónica (resistencia) Eficacia Variabilidad individual Potencia Se desarrolla con más lentitud, no es fácilmente reversible y se explica como pérdida y secuestro de R por fenómenos de endocitosis —también llamado fenómeno de internalización—, con cambios conformacionales e irreversibles, y degradación del R b–adrenérgico por la enzima b–adreno recepto quinasa. La exposición crónica a un fármaco, hormona o neurotransmisor da lugar a una disminución de la población de R (down regulation). Esta forma ocurre también en condiciones de autoinmunidad, como en la miastenia gravis. Supersensibilidad Dosis del fármaco Figura 5–10. Variabilidad individual. La deprivación de los sistemas celulares a la estimulación normal de hormona o neurotransmisor da lugar a Farmacología de los anestésicos intravenosos un incremento en la población de R (up regulation); un ejemplo es el proceso establecido en la pnm consecutivo a la denervación del músculo esquelético (paraplejía) que da lugar a fenómenos de respuesta exagerada del R muscarínico para la liberación de K+ muscular. El fenómeno de rebote consecutivo a la supresión de alguna terapia medicamentosa obedece a este mecanismo. MARGEN DE SEGURIDAD O ÍNDICE TERAPÉUTICO Es un parámetro que relaciona la dosis efectiva 50 (DE50), que hace referencia a la dosis requerida para producir un determinado efecto terapéutico en 50% de los sujetos de una población en comparación con una población donde fallecen 50% de los animales de experimentación (DL50); se enuncia con el siguiente coeficiente. IT + (D L50) (D E50) Este parámetro también se establece en la curva correspondiente en la dosificación, con la que se produce 50% del efecto requerido. Estos índices son una medida de seguridad para los diferentes F, ya que cuanto más amplio es el valor, mejor indicará que las dosis efectivas están más lejanas de las tóxicas (figura 5–11). 100 % Respuesta Interacciones Cuando dos agonistas se administran conjuntamente puede haber varios resultados, según la magnitud de los efectos. a. Simple suma de efecto o adición (1 + 1 = 2). b. Un efecto mayor a la suma algebraica corresponde a sinergismo (1 + 1 = 3). c. La interacción de un fármaco sin efecto agonista y otra con efecto agonista le confiere actividad biológica a la primera y se le señala como efecto de potenciación (0 + 1 = 2). Puede haber respuestas anormales, como alergia, en la que una segunda exposición da lugar a una respuesta diferente mediada por una reacción antígeno–anticuerpo con diversos riesgos, incluida la muerte. El término hipersensibilidad se refiere a respuestas anormales dependientes de mecanismos inmunitarios, las cuales constituyen 10% de los efectos indeseables. Las variaciones genéticas que originan anormalidades enzimáticas (seudocolinesterasas, desarrollo de hipertermia maligna, deficiencia de 6 fosfato dehidrogenasa, etc.) condicionan también la presencia de respuestas anormales. Idiosincrasia. Corresponde a un efecto diferente al esperado. ELEMENTOS DE LA FARMACOCINÉTICA Los primeros conceptos sobre esta rama de la farmacología fueron introducidos en la anestesiología por Brodie y Katty a principios de la década de 1950, pero el término fue propuesto por el Dr. Dost en 1953. Desde un punto de vista cualitativo, la farmacocinética estudia los procesos de transferencia de los medicamentos en el organismo desde su sitio de aplicación en función de la vía de administración hasta su eliminación; se consideran las siguientes etapas. 120 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 71 80 60 40 Absorción 20 0 E50 Log concentración del fármaco Figura 5–11. Determinación de la concentración efectiva 50. En esta primera etapa el medicamento tiene la finalidad de alcanzar el órgano blanco, por lo que debe atravesar dos o más membranas celulares por diferentes mecanismos en función de la naturaleza del fármaco, las características de la membrana y sus solventes, lo cual puede ocurrir mediante: 72 El ABC de la anestesia S Simple difusión (difusión pasiva). Obedece a gradientes de concentración, superficie y grosor de las membranas, y a la capacidad del fármaco para disolverse en la bicapa lipídica de la membrana celular; no es saturable ni requiere transportadores y ocurre en los medicamentos que se presentan con moléculas no ionizadas, con peso molecular (PM) < 500 Da y que no se encuentran unidos a las proteínas plasmáticas. S Difusión facilitada. Mecanismo de transferencia que ocurre generalmente a través de una proteína transportadora que facilita el paso de moléculas de mayor tamaño (sustancias endógenas, glucosa, etc.); no requiere energía, es saturable y es susceptible de ser inhibida. S Transporte activo. Este proceso requiere proteínas transportadoras específicas; se efectúa contra gradientes de concentración y electroquímicos, es unidireccional, competitivo y requiere energía generalmente derivada de la hidrólisis de ATP; es el más importante para fines de eliminación (a–metildopa y 5–fluorouracilo). S Endocitosis y exocitosis. Ocurre para el trasporte de moléculas de gran tamaño. Por el mecanismo de la endocitosis, la célula envuelve las moléculas del fármaco (F) y las transporta a su interior, donde se rompen las vesículas cargadas (vitamina B12). En la exocitosis ocurre el fenómeno inverso; la célula secreta diversas sustancias que intervienen en un mecanismo para la formación de vesículas. Aun cuando existen diversas vías de administración, para el caso de la orientación anestésica el autor considerará exclusivamente la vía endovenosa (EV). Sin embargo, vale la pena recordar otras vías alternas, como la oral, que continúa siendo la más cómoda, económica y mejor aceptada por el paciente; sin embargo, tiene algunos inconvenientes: el medicamento puede ocasionar irritación de la mucosa gástrica, se puede ver afectado por el pH ácido y las enzimas, y su absorción se encuentra condicionada al tiempo de vaciamiento, la presencia de alimento y sangre, etc. Ocurre el fenómeno de efecto del primer paso: el metabolismo presistémico o la eliminación presistémica, que limitan la disponibilidad del medicamento activo (es importante para la morfina, el propranolol, la lidocaína, etc.); otras vías de administración serían la transmucosa, la transdérmica, la tópica, la rectal, la subdural, la peridural, la intraarticular, etc. La vía EV no requiere este proceso, puesto que el medicamento alcanza directamente el torrente sanguíneo y prácticamente el órgano blanco. (Capítulo 5) Distribución Independientemente de la vía de administración, al menos alguna fracción de la dosis administrada alcanza la circulación sistémica, de modo que todos los medicamentos están sujetos a influencias farmacocinéticas. La vía EV, donde la captación ocurre en forma instantánea y completa, el efecto se aprecia a corto plazo dependiendo de la dosis, aunque reproducible y con limitada variedad individual. De todas formas, en el torrente sanguíneo es distribuida a los diferentes órganos y tejidos, para ejercer sus efectos biológicos (órgano blanco). El proceso distributivo que se efectúa a partir de la circulación general se lleva a efecto inicialmente en los órganos de alta perfusión (corazón, pulmones, cerebro, hígado y riñones), pero inmediatamente la relativa elevada concentración plasmática inicial (nivel “pico”) da lugar a corto plazo a un descenso en favor de otros tejidos menos perfundidos, en los que el proceso distributivo se lleva a efecto de manera más lenta y tardía. En términos generales, la llegada del fármaco a su sitio blanco (captación) depende de los siguiente factores: 1. Generales: a. Flujo sanguíneo regional. b. Gradiente de concentración; hay que considerar la masa de tejido donde se va a distribuir. c. Afinidad específica del fármaco para cada tejido (coeficiente de partición sangre/tejido). d. Integridad de la barrera hematoencefálica, en el caso de los fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central. 2. Particulares: a. Grado de ionización. b. Unión a proteínas. c. Lipofilidad. d. Tamaño de la molécula. e. Captación por parte de los glóbulos rojos. f. Facilidad para su transporte. Grado de ionización Condiciona en gran medida la facilidad para que un fármaco sea capaz de atravesar el componente lipídico de las membranas biológicas. Como todo soluto, cuando un medicamento se encuentra en el torrente sanguíneo no se encuentra en simple solución; alguna proporción se convierte a forma ionizada o polar y otra porción a fracción no ionizada; esta última se considera farmacológicamente activa, pues atraviesa con facilidad las membranas biológicas, en tanto que la fracción ionizada sufre rechazo por las porciones de la célula con carga Farmacología de los anestésicos intravenosos Ácido débil Base débil Si se toma el antilogaritmo en ambos lados de la ecuación, quedaría: 100 80 [Base] + antilog 10 (pH * pKa) [ácido] 60 para un ácido débil: 40 ionizada + 10(pH * pK) no ionnizada 20 0 3 4 5 6 7 8 pH de la solución 9 10 Figura 5–12. Porcentaje ionizado y no ionizado para los fármacos ácidos o bases débiles. del mismo signo, por lo que interfiere en los procesos de absorción, captación, reabsorción y eliminación (los anestésicos volátiles de bajo PM son no ionizados, por lo que son altamente difusibles). El grado de ionización depende de la naturaleza de los fármacos, habitualmente ácidos o bases débiles, que se disocian parcialmente (las fuertes se disocian por completo y son biológicamente corrosivas). La magnitud de esta disociación depende del pH del medio y del valor de una constante de disociación, señalada como Ka; pero como este valor numérico es muy pequeño se convierte en logaritmo negativo de base 10 (análogo del pH), que se indica como pKa o constante de disociación. Ambas formas se encuentran en equilibrio e intercambio dinámico de acuerdo con el pH del medio. Cuando el pH y el pKa tienen el mismo valor, el índice de disociación es de 50%, y desde luego, el equilibrio está sujeto a la ley de acción de masas. Según el planteamiento anterior, para los ácidos débiles la representación consiste en: HA ´ H+ + A– No ionizada Ionizada E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 73 Por otro lado, las bases débiles pueden liberar un H+; sin embargo, la forma protonada de los fármacos básicos está cargada y la pérdida de un protón produce la forma no cargada de la base: (HB ´ B– + H+) Estos procesos se pueden alterar por la adición de H+ (±pH) o de OH– (° pH), y se pueden calcular de acuerdo con la ecuación de Henderson–Hasselbach: pH + pKa ) log 10 base (sal) ácido para una base débil: no ionizada + 10(pH * pK) ionizada Los cambios del grado de ionización modificados por el pH del medio se pueden apreciar en la gráfica que muestra el porcentaje ionizado y no ionizado para los fármacos ácidos o las bases débiles (figura 5–12). Ejemplo: el pKa del fentanilo (y de algunos anestésicos locales) es de 8.4, pero si el pH del plasma es de 7.4, la fracción no ionizada constituye únicamente entre 8.5 y 9%; sin embargo, si se encuentra en la mucosa gástrica con un pH de 1.4, la fracción no ionizada es prácticamente 0, por lo que no atraviesa la membrana mucosa (cuadro 5–1). Fenómeno de “atrapamiento iónico” El grado de ionización determina las diferentes concentraciones de un fármaco a través de las membranas lipofílicas; el equilibrio de interfase se hace a expensas de la fracción no ionizada, dado que la forma ionizada no puede atravesar las membranas. Cuando el pH es diferente a cada lado de los compartimentos el paso del fármaco se hace a expensas de la fracción no ionizada, por lo que la concentración de esta última será diferente en Cuadro 5–1. Características importantes de los fármacos según su estado de ionización Ionizada Efecto farmacológico Solubilidad Inactivo Agua Absorción del tubo digestivo Barreras biológicas Metabolismo hepático Excreción renal – – – + No ionizada Activo Lípidos 1 000 a 10 000 más lipofílicas + + + – 74 El ABC de la anestesia cada lado. De acuerdo con esta propiedad, un fármaco ácido débil se hace más concentrado en los compartimentos con pH alto, en tanto que los básicos lo hacen en los que tienen pH bajo. Como ejemplo se puede citar lo que ocurre en la mucosa del estómago, donde el fentanilo, una base débil con pKa de 8.4, se encuentra completamente ionizado y prácticamente no se desplaza (en la práctica esta alta concentración no se alcanza por completo, dado que la llegada de sangre al estómago no es total y sus niveles plasmáticos tienden a decrecer por motivos de distribución y eliminación), aunque a su paso por el intestino con pH alcalino la absorción es más favorable, debido a que hay una mayor proporción de moléculas no ionizadas y, desde luego, un aumento en la superficie de absorción. En los riñones la acidificación urinaria acelera la excreción de bases débiles, en tanto que la alcalinización incrementa la excreción de las ácidas. Esta misma situación se mantiene a nivel de la placenta, donde la diferencia entre el pH materno y fetal, más ácido, permite una mayor concentración de la base libre de los fármacos básicos, como la lidocaína y la bupivacaína, dado que la fracción no ionizada es capaz de atravesarla; sin embargo, al encontrarse con un pH menor e incrementarse la fracción ionizada no es capaz de regresar a la circulación materna, por lo que permanecen atrapados en el producto. Otro ejemplo lo representan las modificaciones condicionadas del escaso efecto anestésico local en los tejidos inflamados (pH ácido) o el recurso de agregar NaHCO3 a la solución anestésica local para incrementar la proporción de base libre (no ionizada) y acelerar la instalación del efecto. Recirculación enterohepática Algunos metabolitos son eliminados mediante la bilis, donde por el cambio de pH en el intestino o por efecto enzimático local pueden ser hidrolizados compuestos previamente conjugados (inactivos), para reconstruir el medicamento o sus metabolitos activos y de esta manera ser reabsorbido nuevamente por la circulación portal y manifestarse una segunda elevación sanguínea, como es el caso de la somnolencia posprandial observada con algunos diazepínicos. Unión a proteínas La mayor parte de los fármacos se unen a las proteínas plasmáticas (aun en el espacio extravascular) en forma reversible, formando un complejo fármaco/proteína (Capítulo 5) (F/P) generalmente mediante uniones débiles (puentes de H+, uniones iónicas y fuerzas de van der Waalls). Mientras los fármacos de naturaleza ácida o neutra (barbitúricos, diazepínicos, etc.) se unen a la albúmina, las bases débiles lo hacen a fuerzas más importantes, a la gammaglobulina, a las lipoproteínas y a las glucoproteínas, específicamente la AGA (a1–glucoproteína ácida y proteína del estrés o de la fase aguda). La fracción libre o no combinada es la que tiene posibilidades de ser distribuida fuera del espacio extravascular y, por lo tanto, de atravesar las barreras biológicas; de ahí que el efecto biológico sea proporcional a esta fracción. Se debe considerar que a una mayor unión proteica, menor será la proporción que abandone el plasma, con lo cual se verá reducido su volumen de distribución (Vd), siendo entonces inversamente proporcional a dicha unión. La reacción de unión a proteínas es muy reversible y el complejo se disocia donde existe menor concentración de fármaco libre, generalmente a nivel del órgano blanco, donde la fracción libre da lugar al efecto. El fármaco se puede unir en uno o varios sitios de alguna proteína y puede haber competencia por otros fármacos en los mismos sitios; esta unión también es gobernada por la ley de acción de masas, dado que a medida que la concentración del fármaco aumenta, la unión a los sitios vacantes disminuye y viceversa. Algunos fármacos poco potentes, como los salicilatos, alcanzan altas concentraciones plasmáticas y ocupan una gran proporción de los sitios disponibles, compitiendo con otros, como la warfarina, la tolbutamida y algunas sulfonamidas. Un incremento relativamente pequeño en su concentración total al encontrar los sitios de unión ocupados da lugar a un aumento desproporcionado en su fracción libre y, en consecuencia, a un incremento en el efecto terapéutico o tóxico. Para un fármaco unido en 98% la fracción libre será de 2%, pero si la unión anterior desciende 2%, es decir a 96%, la fracción libre se incrementará a 4%, lo que implica un incremento de 100% (warfarina vs. diazepam), aunque en circunstancias normales el efecto farmacológico de este exceso en el fármaco libre se atenúa por la dilución en los líquidos corporales. En los fármacos con uniones menores de 70% el descenso de 2% solamente incrementará la fracción libre de 30 a 32%, lo cual implica un aumento limitado de 7% en la porción activa y sin repercusiones clínicas significativas La unión a proteínas en alguna forma puede condicionar los procesos de eliminación, puesto que la fracción unida permite poco acceso a los mecanismos de biotransformación. A continuación se señalan algunos Farmacología de los anestésicos intravenosos Cuadro 5–2. a1–Glucoproteína ácida (AGA) Albúmina Salicilatos Barbitúricos Acetaminofén AINEs Ampicilina Betabloqueadoras (propranolol, etc.) Anestésicos locales Bloqueadores de los canales de Ca++ Opioides Esteroides antidepresores tipos de fármacos a los que preferentemente se unen (cuadros 5–2 y 5–3). Liposolubilidad (lipofilidad) Dado que las membranas son estructuras lipídicas, la liposolubilidad desempeña un papel importante en el transporte de fármacos y está relacionada, entre otros factores, con su estructura química. Para aclarar el término, un tanto confuso, es conveniente referir que el parámetro se asocia con el coeficiente de partición en un sistema lípido/amortiguador, en el que se determinan las partículas de un fármaco distribuidas entre un solvente orgánico y una fase acuosa amortiguada (semejando a las membranas celulares); esto se enuncia como índice octanol/agua (zow) y ocasionalmente h–heptano. Las mediciones se hacen en diversas cifras de pH (2 a 10) y abarcan al fármaco desde el estado completamente ionizado hasta la forma no ionizada. Estas mediciones no corresponden a los coeficientes de partición grasa/sangre. Cuadro 5–3. Padecimientos que alteran las concentraciones y uniones a las proteínas E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. ±Albúmina Quemaduras Enfermedades renales y hepáticas Procesos inflamatorios Síndrome nefrótico Insuficiencia cardiaca Posoperatorio Carcinoma Neonatos °AGA ±AGA Quemaduras Infección Neonatos Anticonceptivos Trauma Embarazo Dolor crónico Infarto agudo del miocardio Posoperatorio Carcinoma Artritis reumatoide Ancianos Enfermedad de Crohn Embarazo (toxemia) Obesidad Estrógenos 75 Algunas de las características de la estructura química condicionan su grado de ionización y, por lo tanto, su lipofilidad. Las moléculas polares tienen una escasa solubilidad, como la morfina, con dos grupos –OH en posiciones 3 y 6 que le confieren un alto grado de ionización e hidrosolubilidad; sin embargo, sustituyendo dichos grupos por acetilos (CH3 CO.O–) se produce la diacetilmorfina o heroína, que es un compuesto no polar y francamente liposoluble, que mejora su capacidad de absorción. Esta propiedad puede conducir a un efecto de todo o nada para atravesar las membranas, por lo que es determinante si se trata de penetrar el SNC. Esta situación ocurre con la fisostigmina, que aun con un peso mayor al de la neostigmina es una amina terciaria liposoluble y difusible, en tanto que esta última es una amina cuaternaria que no penetra el SNC. La escasa lipofilidad de los relajantes musculares limita en forma categórica su acceso a estas estructuras. La liposolubilidad afecta también la capacidad de la distribución en los componentes celulares, sea a nivel de la membrana o en otros integrantes. Los anestésicos locales lipofílicos son captados por la membrana lipídica del axón, por lo que inician y mantienen el efecto con gran facilidad; otro tanto podría ocurrir con la captación de halotano (moderadamente lipofílico) mediante la célula hepática. Tamaño de la molécula El grado de permeabilidad se encuentra dentro de un limitado rango en su PM. Las sustancias hidrofílicas tienden a desplazarse a través de la membrana lipídica con una velocidad en razón inversa al tamaño de la molécula. Las que tienen un PM < 50 se difunden fácilmente siempre y cuando no se encuentren ionizadas (el manitol con un PM > 100 no atraviesa la membrana y funciona como diurético), en tanto que para las lipofílicas el límite al movimiento se amplía, alcanzando entre 600 y 1 000. Las membranas porosas de hecho no presentan barreras para la transferencia de fármacos, sean hidrofílicas o lipofílicas, como el glomérulo renal que filtra partículas de hasta 1.8 a 2.0 hm (albúmina mide 3.5 hm). Hay que recordar que la fracción de fármaco unida a las proteínas no se difunde a través de las membranas, pero funciona como reserva y puede servir como reemplazo a medida que la fracción libre es eliminada. Captación como glóbulo rojo Cualquier fármaco lipofílico puede difundir estos elementos hasta alcanzar un equilibrio con la fracción libre 76 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) plasmática; sin embargo, algunos presentan una mayor concentración en dichos elementos figurados, como el fentanilo. Este factor se debe tener en cuenta en las mediciones plasmáticas efectuadas durante la fase de eliminación. Eliminación El efecto de un fármaco sobre su R puede terminar por difusión local (ley de acción de masas), inactivación enzimática in situ o bien, como más frecuentemente ocurre, porque es conducido a los órganos encargados de su biotransformación y excreción, casi siempre en forma de productos metabólicos inactivos o menos activos, transformando los menos liposolubles o más polares a productos ionizados. La eliminación en esta última forma se define, o mejor dicho se enuncia, en términos de “depuración” o “aclaramiento” (clearance), lo cual se refiere al volumen de sangre o plasma del cual un fármaco es removido por completo en la unidad de tiempo y puede considerarse como la suma de diferentes vías de eliminación efectuada por diversos órganos corporales (Cltotal = ClH + ClR +Clotros); se considera como una constante. La mayoría de los fármacos siguen este lineamiento farmacocinético, es decir, el índice de la disminución en la concentración plasmática es directamente proporcional a su concentración (caída exponencial), lo cual constituye un proceso de eliminación de “primer orden” (figura 5–13). El término aclaramiento no describe precisamente la cantidad de fármaco (masa) ni la velocidad a la que es 1000 500 250 eliminado, sino la eficiencia del órgano para llevar a cabo su metabolismo, concebida como la relación que existe entre el índice de eliminación y la concentración plasmática en la que este índice ocurre (índice de eliminación x unidades de concentración); los factores que condicionan se plantean de la siguiente forma. 1. Índice de eliminación, unidades masa/tiempo. 2. Unidades de concentración plasmática y unidades masa/volumen; al combinar ambos términos se establece el siguiente planteamiento: masa x volumen + volumenńtiempo masa tiempo La fórmula anterior considera los factores masa/tiempo por volumen/masa; al cancelar el término “masa” a cada lado de la ecuación quedaría el concepto de aclaramiento en las correspondientes unidades de volumen/tiempo; luego entonces, el término se enuncia en L/h, mL/ min, etc. Cuando este proceso tiene lugar en un solo espacio (Vd), tratándose de una eliminación de primer orden, se puede expresar en forma exponencial: C(t)=C0e–kt C (t) corresponde a la concentración del fármaco en determinado tiempo (t); C0 es la concentración en el tiempo 0; e representa la base del logaritmo natural (2.7183) y k representa la constante en la disminución de la concentración. Cuando esta caída alcanza la mitad de la concentración inicial el tiempo en el que se lleva a cabo se conoce como tiempo medio o vida media de eliminación, y se expresa como t½b. En algunos fármacos con escaso Cl o con concentraciones tan altas como para saturar la capacidad de las enzimas para su correspondiente metabolismo, la eliminación ya no depende de su concentración plasmática, por lo que únicamente se efectúa eliminando una cantidad constante de medicamento; en tal caso se denomina del “orden cero” o “cinética por saturación”, como ocurre con el etanol y los barbitúricos utilizados en altas dosis con fines de protección cerebral. 100 Depuración hepática 50 20 0 0 1 2 3 4 Tiempo (horas) Figura 5–13. 5 6 En el caso particular de los órganos encargados de remover el fármaco de la circulación se aplica el mismo principio de aclaramiento, es decir, el índice de eliminación/unidades de concentración en la que este fenómeno ocurre. El parámetro se puede deducir con base en el principio de Fick, que indica que el flujo de un órgano es igual a la velocidad con que una sustancia es agregada 3 o lo que es igual: Índice de eliminación + Q (Ca * Cv) Por otra parte, es posible calcular la fracción de fármaco que es removida por el hígado; en este caso se señala como índice de extracción: IE + (Ca * Cv) Ca Haciendo referencia a la depuración hepática, quedaría: (Ca * Cv) CI H + Q Ca Ahora bien, combinando ambos términos se obtiene: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. ClH = Q X IE De acuerdo con estos planteamientos, la ClH depende por una parte del FSH y por la otra de la capacidad de sus sistemas enzimáticos (en cierta medida de la disociación del fármaco unido a las proteínas); cuando este último factor es específico se le denomina depuración intrínseca (Clint) y se concibe como la máxima capacidad del hígado para remover una sustancia o un fármaco en forma irreversible por cualquier mecanismo posible. En resumen, el proceso de la ClH está controlado por dos variables independientes: el FSH y la capacidad propia del hígado para metabolizar los fármacos. Cuando la Clint es alta implica que el plasma que llega a los capilares hepáticos es rápidamente desprovisto de la fracción libre del fármaco (modificando el equilibrio F + P ´ FP) dando lugar a que más fármaco se difunda a las células hepáticas; este ciclo se repite hasta agotar la porción de fármaco libre. Por una parte el IE es dependiente del FSH y de la concentración plasmática del fármaco (la Cl es limitada por perfusión o por el flujo), por lo que este parámetro fisiológico afectará la ClH y el IE en diferentes proporciones; en el fármaco con un alto IE (Clint) el incremento en el FSH produce un incremento casi proporcional; por el contrario, en el fármaco con bajo IE (capacidad limitada) el aumento del flujo únicamente produce una pequeña elevación inicial, pero con su incremento se registran escasas modificaciones (figura 5–14). Aclaramiento (L/min) 2.5 Q + Índice de eliminación Ca * Cv 2 1.5 77 Índice de extracción 1.0 at Q = 1.4 L/min o sustraída del plasma por el órgano de referencia, dividida entre la diferencia de las concentraciones entrante y saliente del plasma; se plantea de la siguiente manera: Índice de extracción calculado Farmacología de los anestésicos intravenosos 0.9 0.8 0.7 0.6 1 0.5 0.5 0.4 0.3 0.2 0.1 0 0 0.5 1 1.5 2 2.5 Flujo sanguíneo hepático (L/min) 3 Figura 5–14. Incremento en el FSH. En la mayoría de los casos la eliminación de los medicamentos se efectúa de manera más eficaz cuando su concentración es mayor y hay que considerar que se efectúa en una proporción constante; en tal caso se tratará de una eliminación de primer orden, lo cual ocurre en la mayoría de los medicamentos. En los fármacos con escasa Cl la eliminación no depende de su concentración plasmática, por lo que únicamente se efectúa en una cantidad constante, que es del orden 0, como ya se mencionó. Algunos fármacos en altas concentraciones superan la capacidad de los sistemas metabolizantes; en esta situación su eliminación será del orden 0, pero en cuanto la concentración plasmática desciende entonces pueden ser eliminados mediante un mecanismo de primer orden (tiopental). No debe sorprender que los fármacos con alto grado de depuración se asocien con un tiempo de eliminación prolongado, en virtud de que sólo una pequeña parte de la masa de fármaco que está distribuida en todo el organismo (Vd) pasa por el órgano de eliminación, en tanto que otras con menor depuración tienen una corta duración de efecto, puesto que la reducción en su distribución permite que una mayor porción de fármaco circulante tenga acceso al mencionado órgano (fentanilo vs. alfentanilo). Metabolismo de los fármacos El metabolismo (Mb) de los fármacos habitualmente conduce a su inactividad; sin embargo, hay ejemplos en los que tiene lugar la bioactivación (profármacos). Los 78 El ABC de la anestesia caminos metabólicos que siguen dependen de sus características físicas y químicas, más que de su clasificación terapéutica; el hígado es el sitio principal para llevar a cabo el efecto. Tratándose de fármacos lipofílicos (como los reabsorbidos por el túbulo renal), la finalidad del Mb es convertirlos a formas hidrosolubles (menos lipofílicos) e incrementar su polaridad (más ionizados) a fin de que sean más eliminados con mayor eficacia. La mayoría de los fármacos requieren dos etapas para su Mb: Fase I o fase rápida Incluye procesos de oxidación, hidrólisis e hidratación. Oxidación Es la más importante de las reacciones y se puede efectuar sobre átomos de C, N y S, se puede llevar a cabo por fenómenos de hidroxilación alifática o aromática, N–deaminación, N y O–dealquilación, S–oxidación y otras variantes como desulfuración, dehalogenación, etc. Este proceso es catalizado principalmente por efecto de las enzimas del sistema P–450 para formar el complejo D–P–450; a continuación se requiere donación de electrones transferidos a partir del sistema de flavoproteínas mediante la oxidación de NADPH a NADP+ por parte de la enzima NADPH citocromo P–450 óxido–reductasa. El sistema requiere la presencia de O2; el complejo retiene un átomo de este elemento para formar una molécula de agua y otro para oxidar la molécula del fármaco, según el siguiente esquema: Fármaco + O2 + NADPH + H+ ³ fármaco modificado + H2 O+ NADP+ La oxidación–reducción es catalizada por una superfamilia de hemoproteínas genéticamente relacionadas del sistema CYP, ubicadas en la fracción microsomal del retículo endoplásmico liso del hepatocito. Las diferentes isoenzimas muestran una especificidad a diferentes sustratos; hasta ahora se han identificado más de 79. Cuando son homólogas en más de 40% se agrupan en la familia CYP2; cuando ésta alcanza 55% se señala con la letra A (CYP2A) e individualmente se identifican con la adición de otro dígito (CYPA2A6). Las fracciones CYP2D6 y CYP3A4/5 son las isoformas más abundantes; dependen del género y comprenden de 20 a 60% del total de la actividad del sistema; aunque su mayor proporción se encuentran en el hígado aparecen también en el riñón, en la glándulas suprarrenales y en la mucosa intestinal. Muestran diferente actividad según la edad (neonatal vs. adulto) y se presentan con algunas variedades genéticas cualitativas y cuantitativas. Estas últimas (Capítulo 5) son las responsables del metabolismo de diversos medicamentos utilizados en la práctica anestésica, como el sufentanilo, el fentanilo, las benzodiazepinas, la lidocaína, la ropivacaína, los inmunosupresores, etc. (cuadro 5–4). Esterasas No tienen una ubicación microsomal, pero se encuentran en el hepatocito, así como en el plasma y en el tubo digestivo; tal es el caso de la carboxilesterasa poco selectiva (que actúa sobre amidas), la colinesterasa, la anticolinesterasa verdadera, plasmática o sérica (seudocolinesterasa), la butirilcolinesterasa, la monooxigenasa y otras no específicas, que son responsables de hidrolizar uniones éster presentes en la succinilcolina, el atracurio, el esmolol, el remifentanilo y algunos anestésicos locales con este tipo de unión. Su actividad también se determina genéticamente, como es el caso de la “colinesterasa atípica”. Otras enzimas con actividad xenobiótica incluyen la aldehído deshidrogenasa y la alcohol deshidrogenasa, MAO, etc. Fase II o de conjugación a. En este tipo de reacciones los fármacos se modifican en sus formas originales o en las producidas en la fase I mediante la unión a sustratos endógenos, sobre todo al ácido glucurónico, pero también a grupos SO4, acetatos, metilos, glutamina, etc. La glucuronidación depende de las enzimas del retículo endoplásmico hepático, que mediante la enzima glucuroniltransferasa cataliza el paso de residuos glucuronato provenientes del grupo UDP– glucuronato al fármaco, como en el caso de la morfina a morfina–3 y 6 glucuronato, el metabolito activo 1–hidroximidazolam, los esteroides, el propofol, la AspirinaR, el propranolol, etc.; estos productos dan lugar a sustancias con pKa ácido, ionizados y más hidrosolubles, que facilitan la excreción hepática y renal. b. Sulfatación. Ocurre en la pared intestinal por parte de la enzima sulfotransferasa del hepatocito y utiliza fosfatos de alta energía, como los utilizados para el metabolismo de paracetamol, cloranfenicol, fenol, alcohol, esteroides, propofol, etc. c. Metilación. Ocurre con la intervención de la ACoA en el bazo, los pulmones y las células de Küpffer, que actúa sobre la isoniazida y la hidralazina. d. Glutatión. Es un tripéptido que, mediante la enzima glutatión–S–transferasa, actúa sobre el grupo thiol de la cisteína y capta epóxidos, superóxidos, compuestos aromáticos, halogenados, pesticidas, etc., que son eliminados por el riñón en forma de Farmacología de los anestésicos intravenosos Cuadro 5–4. Principales formas de citocromo P–450 involucradas en el metabolismo de los fármacos Familia Subfamilia genética genética CYP1 CYP2 CYP 1A Isoforma enzimática CYP 1A1 Benzopireno (o) Teofilina CYP 1A2 Fenacetina (D) Paracetamol Cafeína (D) Teofilina (D) Estrógenos Ropivacaína Ondansetrón Cumarina (O) Etoxicumarina (D) Dietilnitrosamina Ciclofosfamida CYP 2A CYP 2A6 CYP 2B CYP 2B6 CYP 2C CYP 2C8 CYP 2C9 CYP 2C10 CYP 2618719 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. CYP 2D CYP3 Sustratos CYP 2D6 (25%) CYP 2E CYP 2E1 CYP 3A CYP 3A3 CYP 3A475 (20 a 60%) Retinol; ácido retinoico Tolbutamida Diazepam Hexobarbital (O) Difenilhidantoína Warfarina (O) Ibuprofeno Ácido mefenámico Omeprazol Propranolol (O) Diazepam (D) Debrisoquina Propiedades biológicas Ampliamente distribuida en tejido extrahepáticos Inducida por hidrocarbonos aromáticos Variantes interindividuales, presente únicamente en el hígado Inducida por cigarrillo y ejercicio Variabilidad por polimorfismo genético Concentraciones variables en el hígado Puede haber variantes inactivas Inducible por pirazolona y otros hidrocarburos Principal forma inducida por barbitúricos Marcada variabilidad interindividual Posible variedad estructural por inducción Variaciones individuales hepáticas No es afectada por agentes inductores Alkilatada por metabolitos tienílicos. Hepatitis Inducida por fenobarbital, polimorfismo genético Presente en hígado, intestino y riñón Codeína Betabloqueadores Tradol Antihipertensivos Paranitrofenol (O) Clorzoxazona (O) Paracetamol (O) Etanol (O) Anest. fluorinados Nifedipino (O) Midazolam (O) Polimorfismo genético (cromosoma 22) Metaboliza un amplio rango de fármacos Defectos metabólicos asociados con uno o más Variantes genéticas (2D6A, 2D6B, 2D6C, 2D6D) Hígado, intestino y leucocitos Inducida por obesidad, diabetes, otros compuestos (Pirazolona, isoniazida, etanol, acetona, cetonas, etc.) Lidocaína (D) Metaboliza un gran número de compuestos endógenos y exógenos Fentanilo, sufentanilo Codeína Hidrocortisona Metaboliza sus procarcinogenéticas —compuestos activos Casi siempre en formas idénticas; citocromo P–450 Inducida por glucocorticoides, macrólidos y barbitúricos 79 80 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) Cuadro 5–4. Principales formas de citocromo P–450 involucradas en el metabolismo de los fármacos Familia Subfamilia genética genética Isoforma enzimática CYP 3A5 CYP4 CYP 4B Sustratos Granisetrón Buprenorfina Calcioantagonistas Testosterona (O) Midazolam (O) Cafeína Diltiazem CYP 4B1 Propiedades biológicas 25% presente en hígado fetal y preadolescente; expresada en la placenta y el riñón Expresada en el pulmón y otros tejidos epiteliales no hepáticos ¿media para algunos procesos de (w) oxidación? Modificado de Calvey TN, Williams NE: Principles and practice of pharmacology for anaesthetists. 4ª ed. 2001. conjugados de cisteína, por lo que se le confiere un efecto antioxidante, detoxificante o protector (cuadro 5–5). Análisis farmacocinético Cuando la dosis conocida de un fármaco es administrada en forma de bolo directamente en el torrente sanguíneo se distribuye uniformemente y en un corto plazo (2 a 3 tiempos de circulación) en un continente correspondiente al volumen circulante (volumen o compartimento central); este espacio incluye el líquido intravascular y los órganos altamente perfundidos (cerebro, corazón, hígado, riñón y pulmones), por lo que el medicamento es captado con rapidez. Si se supone que se mantiene confinado en ese solo espacio y se mide la concentración que alcanza inmediatamente después de la aplicación, se puede conocer el espacio en que ha sido distribuido mediante el siguiente planteamiento: Vd + Cantidad de fármaco Concentración sanguínea Cuadro 5–5. Variabilidad en el metabolismo del fármaco Interespecie Interpersonal Inductores Inhibidores S Perros, gatos, cerdos, etc. S Raza humana, sexo, edad, cepas en otras especies S Dieta rica en proteínas S Bebidas alcohólicas S Ambientales (hidrocarburos, pinturas, terpenos) S Cigarrillo S Farmacológicos (fenobarbital, cimetidina, etc.) S Sustratos competitivos (sulfatación) S Edad (neonatos vs. ancianos), sexo Sin embargo, son pocos los medicamentos que permanecen en dicho compartimento, pues generalmente se distribuyen a otros espacios según los factores que rigen el fenómeno distributivo. Estos nuevos espacios o volúmenes de distribución no se relacionan con ninguna estructura anatómica específica y su movimiento se puede extender a cualquier momento durante su estancia, aun cuando parte de él haya sido eliminado. Se considera conveniente comparar la distribución del fármaco con los volúmenes de los compartimentos acuosos corporales. El cálculo del volumen de distribución (Vd) para diferentes fármacos muestra una amplia variación; para los que permanecen en el compartimento central (Vdi, Vd0 o Vdcc) se deben considerar 0.057 L/kg —para una persona de 70 kg—, como en el caso de la heparina. Cuando el medicamento alcanza el líquido intersticial la distribución corresponde a la suma de ambos compartimentos —alrededor de 0.2 L/kg—, como en el caso de los antibióticos aminoglucósidos, mientras que cuando alcanza también el líquido intracelular se observan valores superiores a 0.6 L/kg. No obstante que estas cifras pueden resultar mayores al volumen total de agua (volumen aparente de distribución), no dejan de ser valederas, pues indican la simple relación entre la masa corporal del fármaco y su concentración plasmática; esta relación se puede extender a cualquier momento después de su administración, aun cuando una parte haya sido eliminada. El cálculo es útil para explicar las concentraciones plasmáticas determinadas e incluso cuando su valor no sea real permite calcular la dosis requerida para obtener la concentración plasmática necesaria para el efecto deseado; se puede plantear de la siguiente manera: Dosis = Vd x Cp Desde el primer momento la concentración del fármaco empieza a decrecer por razones de distribución, metabolismo y excreción, pero de todas formas en cualquier Farmacología de los anestésicos intravenosos momento es posible estimar la cantidad de fármaco mediante el siguiente planteamiento: Cantidad de fármaco corporal = Cp x Vd La caída de la Cp en caso de que la eliminación fuese del orden 0 se puede graficar en escala aritmética; sin embargo, como la mayoría son eliminadas por procesos de primer orden —lo cual implica que una fracción constante del fármaco es eliminada en forma proporcional a su concentración plasmática durante todo el proceso y el índice de eliminación es proporcional al nivel plasmático del fármaco—, en el último proceso la gráfica de eliminación es mejor señalada en escala logarítmica (proceso exponencial) para el eje de las concentraciones plasmáticas. Es importante considerar que el tiempo que toma la concentración plasmática en descender 50% se denomina tiempo medio de eliminación (o vida media) y se expresa como t½b; en caso de que el fenómeno se realice por cinética del orden 0 se podría graficar en escala aritmética; sin embargo, la mayoría de los fármacos son eliminados bajo procesos de primer orden, puesto que el índice de eliminación es proporcional a los niveles plasmáticos o corporales estimados del fármaco y se expresan convenientemente en una gráfica con escala logarítmica para las concentraciones plasmáticas. El índice de eliminación de primer orden se puede expresar con el siguiente planteamiento: Kel = Cl x Cp Por lo tanto, al incrementar el volumen de distribución se incrementará el t½b, pero sin afectar la depuración. De acuerdo con los cálculos establecidos, se señala que la Cl corresponde al siguiente planteamiento: Cl + 0 . 693 V d t1ń2b Pero se puede sustituir por: t 1ń2 + 0 . 693 K el Hasta ahora se ha supuesto que la eliminación y la distribución se efectúan en un solo compartimento (central, uno, volumen central o inicial), que desde luego incluye los órganos de alta perfusión de acuerdo con la figura 5–15. Sin embargo, este modelo es la excepción. Habitualmente el fármaco se moviliza hacia otros tejidos o grupos de tejidos que a su vez constituyen lo que se denominan compartimentos periféricos (C2,3 o V2,3, etc.), desde luego en diferente proporción y tiempo, según los factores ya señalados que condicionan el proceso de distribución, hasta obtener un equilibrio entre los compartimentos periféricos y el central. El fenómeno que tiene lugar por el paso a los compartimentos periféricos se denomina depuración intercompartimental o interna. Dado que los modelos fisiológicos requieren un gran número de casos para determinar con buena confiabilidad estas mediciones se ha recurrido a los modelos compartimentales basados en el análisis matemático de la relación entre la Cp a través del tiempo en modelos de dos o más compartimentos mediante ecuaciones multiexponenciales para el análisis cuantitativo de la caída de la Cp; así, un modelo de tres K el + Cl Vd Cuadro 5–6. Relación entre t½b y la proporción de fármaco eliminado No. de t½b 1 2 3 4 5 Cantidad de fármaco eliminado (%) 50 75 87.5 93.75 96.87 Cantidad de fármaco retenido (%) 50 25 12.5 6.25 3.13 Concentración plasmática E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. De acuerdo con este proceso de eliminación, se puede observar que se requieren de 4 a 5 t½b para que el medicamento se encuentre prácticamente eliminado, de acuerdo con el cuadro 5–6. Se debe considerar que si el volumen de distribución del medicamento se incrementa, la depuración puede afectar en forma proporcional la depuración, según el siguiente planteamiento: 81 1 C = C0e–kt Administración del fármaco I 0.5 V Volumen de distribución central 0.1 0.005 K 0.01 10 20 30 40 50 60 70 Tiempo Figura 5–15. Un compartimento 82 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) K12 V2 compartimento periférico A+B A Cp(t) = Ae–at + Be–bt Concentración plasmática Administración del fármaco V2 compartimento central K21 K10 Distribución 1 2 B 3 Dos compartimentos Tiempo después de la dosis (t) I. V. Bolo Concentración plasmática con cinética de 3 compatimentos Concentración 100 I V2 compartimento periférico K12 V2 compartimento central K21 K13 V2 compartimento periférico K31 C(t) = Ae–at 10 C(t) = Be–bt C(t) = Ce–gt C(t) = Ae–at + Be–bt + Ce–gt 0 K10 0 Tres compatimentos 60 120 160 240 Minutos desde la inyección del bolo Figura 5–16. Modelo de dos y tres compartimentos. compartimentos se representa con la suma de tres funciones separadas (figuras 5–16). no de acumulación, en el que la masa de fármaco corporal se incrementa hasta haber obtenido el equilibrio con el Cc y muestra que se logró el equilibrio entre la admi- C0 = Ae–at + Be–bt + Ce–gt 100 Concentración Otros autores utilizan un modelo hidráulico para describir esta fenomenología; en él se cuenta con recipientes cilíndricos que contienen un determinado volumen que equivale al correspondiente a los compartimentos central y periféricos con vasos comunicantes por donde se establecen estos equilibrios (figura 5–17). Como se puede observar, inicialmente se presenta una caída rápida en la Cp, que corresponde a un proceso de distribución conocido como tiempo de distribución rápida y expresado como t½p; a esta primera etapa le sigue una fase donde la caída se hace más lenta y constituye un proceso de distribución más lento, representado con t½a. Una vez que se alcanza el equilibrio, la concentración cae en forma exponencial, dando lugar a la fase de eliminación; se representa con t½b. La administración repetida o en infusión continua en intervalos iguales o menores al t½b da lugar al fenóme- Rápido 10 Intermedio Lento 1 0 120 240 360 480 600 Minutos desde la inyección del bolo Figura 5–17. Modelo hidráulico de distribución/eliminación de 3 compartimentos. 5 4 3 2 Midazolam para una persona de 70 kg Velocidad de infusión = Cpee x Cl = 0.17 mg/mL x 6.28 mL/kg/min (440 mL/min) = 75 mg/min = 4.5 mg/h = 1.06845 mg/kg/min 1 1 2 3 4 5 6 Tiempo (expresado como múltiplos de t½b) Figura 5–18. nistración y la eliminación; este periodo habitualmente ocurre entre 4 y 5 t½b, puesto que el fenómeno se rige también por un proceso de primer orden (figura 5–18). Cuando se requiere el efecto inmediato, completo y sostenido de un medicamento es improcedente esperar 4 o 5 t½b para alcanzar la Cp de equilibrio necesaria. Estos niveles de concentración se obtendrán mediante una dosis de impregnación (carga, cebamiento o purga) para alcanzar el equilibrio a corto plazo. La dosis requerida deberá ser equivalente a la cantidad total de fármaco en el cuerpo en estado de equilibrio; según Mitenko y Ogilvie (1972) se plantea de la siguiente manera: Dosis de impregnación = Cpee x Vd Ejemplo: impregnación para midazolam: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 83 también se pueden utilizar métodos de infusión rápida o intermedia que compensen las depuraciones intercompartimental y externa (BET: bolus elimination transfer). Para mantener una concentración plasmática útil (TCI: target control infusion) y constante es necesario aportar mediante un régimen de infusión continua la cantidad de medicamento que está siendo distribuida y eliminada durante todo el proceso, de acuerdo con el siguiente planteamiento: = 0.17 mg/mL x 1 600 mL/kg = 270 mg/kg 0 0.25 mg/kg Para una persona de 70 kg sería de 19.04 mg. Este método de cálculo es útil para medicamentos con un margen de seguridad apropiado, tal como los relajantes musculares. Sin embargo, para los fármacos con bajo IT este cálculo puede condicionar concentraciones plasmáticas iniciales altas y muy riesgosas, por lo que no se recomiendan (fentanilo, tiopental, etc.). Este riesgo se puede atenuar al fraccionar la dosificación calculada en tres o cuatro partes durante un periodo de 30 min o bien calculando la dosis correspondiente al Vc seguida de las necesarias para alcanzar el equilibrio en los diferentes compartimentos periféricos (Vd2 + Vd3, etc.); Para obtener y mantener en forma rápida las concentraciones plasmáticas se aplica el esquema que propusieron Krüger–Thiemer (1968), en el que la etapa de impregnación se calcula con un régimen de infusión decreciente exponencial (infusión controlada por computadora alimentada con el fármaco y su perfil farmacocinético, sea monoexponencial, biexponencial o triexponencial). No obstante que el conocimiento del t½b únicamente refleja lo que ocurre en el Cc, durante la fase de eliminación no siempre permite considerar el total de fármaco remanente en el organismo, que seguramente incrementará el tiempo de eliminación en función de la dosis y el tiempo de su administración (contexto). Para apreciar mejor las variantes anteriores, en 1992 Hughes y col. introdujeron el concepto de t½ contexto–sensitivo (contextual), que cuantifica el tiempo requerido para abatir 50% la concentración plasmática en el Cc después de haber suspendido la infusión (figura 5–19). A partir de 1983 Shafer describió los nomogramas de isoconcentración para obtener la Cp en forma oportuna y segura; ellos se construyen mediante simulaciones de Vida media contexto–sensitiva (min) Concentración plasmática (m g/mL) Farmacología de los anestésicos intravenosos 250 250 Fentanilo 150 Tiopental 150 Fentanilo 100 50 Midazolam Alfentanilo Sufentanilo Propofol 0 0 1 2 3 4 5 Figura 5–19. 6 7 8 9 El ABC de la anestesia 2.0 (Capítulo 5) DTC ritmo de infusión ( m g/kg/min) 16.8 1.2 Ritmo de infusión (mg/mL) 1.5 1.0 0.8 0.4 0.2 0.5 0.0 1 10 Tiempo (min) Efecto o fracción de la concentración plasmática pico Concentración plasmática del sufenatilo (ng/mL) 84 1.0 DTC: = Concentración plasmática = Efecto parálisis 0.8 0.6 0.4 0.2 100 0 5 10 15 20 40 60 80 100 120140 160180 200220 Tiempo (min) Figura 5–20. K12 infusión continua a velocidades decrecientes (figura 5–20). Combinación del modelo farmacodinámico farmacocinético En los agentes endovenosos a menudo se aprecia un retardo entre el equilibrio de la Cp y la que ocurre en el efector (Ce), lo cual constituye un retraso en la aparición del efecto; este fenómeno se llama histéresis contrarreloj (Stanski y col., 1979) (figura 5–21). Se puede apreciar que el efecto máximo presenta un retardo con respecto a la concentración pico del fármaco, pero durante la etapa de eliminación la Cp decae con más rapidez que el efecto. Este retardo refleja el hecho de que el plasma no es el sitio de acción y que la circulación es únicamente la vía para alcanzar la biofase; en tanto el parámetro del efecto pueda ser medido (relajación muscular) es posible calcular el t½ para alcanzar el equilibrio en ambos compartimentos, por lo que constituye un parámetro importante para determinar el intervalo en las dosificaciones para obtener y mantener el efecto deseado. Afortunadamente la constante del equilibrio entre el plasma y la biofase es de primer orden y el curso temporal de las concentraciones del medicamento en esta última se puede deducir en un modelo multicompartimental sobre la base del curso temporal de los niveles sanguíneos y la magnitud del efecto del fármaco en un momento dado. El comportamiento del fármaco en el Cc determina a su vez la concentración en el Ce, por lo que es posible observar que para los diferentes modelos 1 2 K21 Ke K1e 1.0 Efecto K20 E E+ A ge A ge ) A e(50) g) 0 Ae Figura 5–21. farmacocinéticos se señalen diferentes tiempos de equilibrio. Del anterior modelo combinado se puede trazar una constante (K), que representa el equilibrio del fármaco en el plasma con respecto a su sitio efector (K1e); a partir de ese equilibrio se puede calcular el t½ de su efecto (t½Ke0) (figura 5–22). El tiempo de equilibrio en el sitio efector es un concepto relevante para el lapso de administración del fármaco por vía EV. Los medicamentos que alcanzan más rápidamente este equilibrio (remifentanilo, propofol, tiopental, etc.) producirán un principio de efecto farmacológico más rápido; a diferencia de otros (midazolam), las aplicaciones deberán estar lo suficientemente espaciadas para permitir la observación del efecto clínico antes de nuevas administraciones. El volumen del Ce no es significativo en comparación con el Vd; se considera que corresponde de 1:1,000 a 1:10 000 del Cc, por lo que únicamente recibe una Farmacología de los anestésicos intravenosos K S Morfinomiméticos. S Hipnoanalgésicos. S Narcóticos (del griego narkoo, que significa “estupor”). K V V K K V K V Historia K K Figura 5–22. El compartimento efector. ínfima cantidad (masa) del fármaco y en esa misma proporción retorna al plasma, por lo que este movimiento no modifica el modelo Fc. La salida del Ce (Ke0) es de primer orden y caracteriza el aspecto temporal del equilibrio en ambos compartimentos, con una cinética regida por las constantes ya señaladas. T1ń2ke0 + 0 . 693 t1ń2ke0 Si la Cp del fármaco se incrementara en forma rápida al estado de equilibrio, tardaría de 4 a 5 t½ke0 para que el sitio del efector alcanzara entre 90 y 95% de la Cp efectiva. Estos modelos Fd–Fc actualmente constituyen la base para el conocimiento y desarrollo de la farmacología de nuevos medicamentos. OPIOIDES Definición E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 85 Los opioides son medicamentos que producen hipnosis, analgesia, depresión respiratoria y adicción. Nomenclatura S Opioides: fármacos con efecto similar al de los péptidos opioides endógenos, exógenos, naturales o sintéticos que se unen a receptores morfínicos específicos e incluyen agonistas, agonistas parciales (agonistas–antagonistas) y antagonistas. S Opiáceos: derivados del opio (del griego “jugo”). S Morfinosímiles. Fueron utilizados para el alivio del dolor antes de la era cristiana, probablemente en el siglo IV a.C., pues existen referencias en el Papiro Ebers (1552 a.C.). Se tiene evidencia de que los sumerios cultivaron amapola Papaver somniferum, con fines euforizantes y rituales religiosos. 1542: Paracelso preparó el “láudano”; referencias de la época sugieren su empleo como antidiarreico, analgésico, hipnótico y antitusígeno; en consecuencia, se registraron datos de adicción. 1657 a 1665: J. S. Elsholtz inyectó extracto de opio a perros para procurar narcosis; observó su recuperación. 1680: el médico inglés Thomas Sydenham señaló que “entre los remedios que Dios ha dado a la humanidad ninguno para atenuar sus sufrimientos tan eficaz como el opio”. Siglo XVIII: En Oriente se popularizó la práctica de fumar opio. 1806: el farmacéutico alemán F. W. A. Sertüner aisló el principal alcaloide del opio y lo denominó morfina (por Morfeo, dios de los sueños). 1853: el invento de la jeringa y la aguja hipodérmicas permitieron la administración de la morfina, inicialmente en forma de pasta. 1860 a 1870: Lorenzo Burno y Claudio Bernard introdujeron la medicación preanestésica con morfina. 1874 a 1898: se sintetizó e introdujo la heroína como producto “no adictivo” y útil para el manejo de la adicción. 1900 a 1915: Schneiderlin y Babcock asociaron la morfina con la escopolamina, como adjuntos para la anestesia general. 1908: Smith reportó 229 casos; a partir de esta época se inició la declinación de dicha asociación, debido a sus efectos indeseables. 1939: Eisleb y Schaumann introdujeron la meperidina, el primer derivado sintético. 1947: Nelf, Mayer y Perales utilizaron la meperidina–N2O–curare para anestesia clínica. 1958: DeCastro y Mundeleer introdujeron la fenoperidina y al año siguiente el fentanilo. 1969: E. Lowenstein utilizó la morfina como agente anestésico único. 86 El ABC de la anestesia 1974: Niemegeer y van Bever aportaron el sufentanilo (inicialmente fentatienilo). 1979: T. Stanley utilizó el fentanilo como agente único. 1980: Kay y Pleuvry introdujeron el alfentanilo. 1991: Feldman, Shuster y col. (Glaxo) aportaron el remifentanilo. 1994: Lemmens aportó el trefentanilo. Agonistas–antagonistas 1962: Archer introdujo la pentazocina. 1963: introducción de la nalbufina (Endo). 1972: Monkovic introdujo el butorfanol. 1979: introducción de la buprenorfina. Antagonistas 1914 a 1915: Pohl descubrió la N–alil norcodeína, aunque sin empleo clínico. 1942: Weijlard y Erickson introdujeron la N–alil normorfina (nalorfina) como primer antagonista opioide, la cual fue empleada por Eckenhoff en 1951; posteriormente se consideró su efecto agonista–antagonista. 1954: M. Sadove y col. informaron acerca del empleo de los antagonistas narcóticos. 1961: surgió la naloxona. 1984: surgieron la naltrexona y la naloxazona. 1994: surgió la metil–naltrexona (nalmefene). Descubrimiento de los receptores opioides 1964: Tsou K, Jang CS: Studies of the site of analgesic action of morphine by intracerebral micro injection. Scientist Seneca 13:1099–1105. 1969: Reynold DV: Surgery in the rat during electrical analgesia induced by focal brain stimulation. Science 164:444. 1973: Pert CV, Snyder SH: Opiate receptors: its demonstration in nervous tissue. Science 179:1011–1014. 1973: Terenius L: Stereospecific interaction between narcotic analgesics and a synaptic plasma membrane fraction of rat cerebral cortex. Acta Pharmacol Toxicol 32:317–320. 1973: Simon et al.: Stereospecific binding of the potent narcotic analgesic 3H etorphine to rat–brain homogenate. Proc Natl Acad Sci 70:1947–1949. 1974: Goldstein AR: Opiate receptors. Life Science 14:615. 1975 a 1986: Pasternak GW: Multiple opiate receptors (m1 y m2). (Capítulo 5) 1976: Martin WR, Eades CG et al.: The effects of morphine and narlophine —like drugs in the none—dependent and morphine–dependent chronic spinal dog. J Pharmacol Exp Ther 197:517–532. 1977: Lord, Waterfield, Hughes et al.: Multiple agonists and receptors. Nature 267:495–499. (Descubrimiento de los receptores d y e). 1981: Kosterlitz: Characterization of the k–subtype of k opiate receptors in the Guinea pig brain. Br J Pharmacol 73:939. Péptidos endógenos 1975: Hughes J, Smith TW, Kosterlitz HW et al.: Identification of to related pentapeptides from the brain with potent opiate agonist activity. Nature 258:577–579. 1976: Bradbur AF, Smyth DG et al.: C fragment of lipotropine has a high affinity for brain opiate receptors. Nature 260:793–795. 1977: Roberts JL, Herbert E: Characterization of a common precursor to corticotropin and b–lipotropine: cell–free synthesis of the precursor and identification of corticotropin peptides in the molecule. Proc Natl Acad Sci 74:4826–4830. Clasificación de los hipnoanalgésicos 1. Naturales: S Derivados fenantrénicos: morfina, codeína y heroína. S Derivados benzilisoquinolínicos: papaverina. 2. Semisintéticos: dehidrocodeinona, oximorfona y dehidromorfinona. S Difenílicos o metadona: dextropropoxifeno, dextrometorfano y metadona. S Benzomorfano: fenazocina, pentazocina y dezocina. 3. Sintéticos: S Morfinano (tebaína): levorfanol, butorfanol, nalbufina y buprenorfina. S Fenilpiperidina: meperidina, fentanilo, sufentanilo, alfentanilo, remifentanilo, etc. 4. Antagonistas: naloxona, naltrexona y metil–naltrexona (nalmefene). La estructura del opioide define su perfil farmacodinámico; los compuestos naturales disponen de una estructura fenantrénica parcialmente hidrogenada de cinco anillos. Si se alteran los grupos funcionales de los principales morfínicos, conservando la estructura anterior, se obtendrán por resultado opioides semisintéticos, en Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. tanto que si estos anillos se alteran, el compuesto resultante se considera sintético. El benzomorfano carece del anillo C; para los derivados fenilpiperidínicos se abre además el anillo B, mientras que para los difenílicos únicamente se mantiene intacto el anillo A. Aunque a simple vista la conformación química de estos agentes parece no relacionarse, al contemplar dicha estructura en tercera dimensión la mayoría mantienen el mismo patrón; el anillo piperidínico se encuentra perpendicular en forma de “T” al anillo aromático (fenólico). Es de notar la presencia de un nitrógeno terciario cargado positivamente, separado por dos átomos de carbono. El receptor opioide es estereoespecífico y únicamente reconoce el l–isómero. Al sustituir algunos elementos de la estructura molecular opioide se modifica su actividad y se obtiene una máxima potencia cuando el grupo fenólico libre está en la tercera posición y, a la inversa, cuando se enmascara (la morfina es 10 veces más potente que la codeína), alargando la cadena lateral en el grupo del hidroxilo 6, que incrementa su potencia y lipofilidad, facilitando su transferencia a través de la barrera hematoencefálica (heroína vs. morfina). Alterando el grupo básico amino en la posición 17 también se modifica su actividad en forma importante, reemplazando el grupo metilo por una cadena lateral alil que da por resultado agonistas parciales u otros compuestos k–agonistas (nalorfina); la nalbufina y el butorfanol disponen de una cadena N–ciclobutilmetil. La sustitución por cadenas laterales l alquil por cadenas más largas da lugar a incremento en la potencia (fentanilo); asimismo, la adición de un sustituto –OH en el C14 se conforma el antagonista naloxona y el de efecto prolongado naltrexona; el nalmefene contiene un grupo metileno en el mismo sitio. Morfina Constituye el 10% de la goma del opio, aunque su utilidad en anestesia EV ha sido debatible, pero no cabe duda de que está jugando un papel importante en la analgesia posoperatoria. Es el prototipo de agonista y punto de comparación del grupo; ejerce sus efectos actuando sobre receptores m1 y m2. Es útil para el manejo de todo tipo de dolor (no necesariamente específico) (figura 5–23). El efecto analgésico se acompaña de abatimiento de la capacidad de concentración, sopor, ansiólisis (especialmente cuando se teme al dolor), parestesia de extremidades, sensación de cuerpo caliente y disminución del reflejo tusígeno; en ocasiones, la ausencia de dolor da lugar a disforia. S Propiedades físicas: se presenta en forma de cristales incoloros o polvo blanco; es soluble en agua. S Propiedades químicas: peso molecular (PM) de 285, como Cl o SO4. Farmacocinética Por vía oral presenta un efecto pico entre 45 y 90 min; por vía IM el efecto aparece en 20 o 30 min y por vía EV el efecto se aprecia entre 10 y 20 min, con una biodisponibilidad de 20 a 35%. Tiene un perfil farmacodinámico de tres compartimentos con proceso de eliminación de primer orden. S t½p: 0.9 a 2.4 min. S t½a: 10 a 20 min; efecto de primer paso pulmonar 3%. S t½b: dos a cuatro horas; sin embargo, el efecto clínico suele ser mayor, por su escasa salida del SNC. CH3 CH3 N N 10 11 16 9 H 1 12 15 8 13 HO 7 S S 4 5 6 Morfina OH OH O O HO OH 87 HO O Morfina 6–glucuronato Figura 5–23. Estructura química de la morfina. O COOH 88 El ABC de la anestesia S S S S S S S En el recién nacido de 28 semanas es de 600 min, para las 33 semanas es de 444 y al término es de 400. Vdcc: 0.1 a 0.4 L/kg. Vdee: 2.8 a 3.5 L/kg. t½: equilibrio entre s/cerebro 2 a 4 h (prolongado). Up: 35 a 63% principalmente a la albúmina. Depuración: 15 a 23 mL/kg/min. pKa: 7.87% no ionizado a pH de 7.4 23%, ionizado 77%. zow fracción no ionizada a pH de 7.4, 1 a 1.4 Biotransformación y excreción Se efectúa fundamentalmente por procesos de fase II a nivel hepático (alguna proporción a nivel intestinal) mediante reacciones de conjugación a morfina–3–glucuronato como metabolito principal y únicamente alrededor del 5 a 10% a morfina–6–glucuronato; este último con una actividad hasta nueve veces mayor que el fármaco madre, apareciendo en el plasma a los siguientes 30 min; cruza la barrera hematoencefálica y seguramente contribuye a su efecto analgésico; no obstante su lenta penetración (3 a 16 h), puede ser el responsable de 50% o más de la depresión respiratoria que se presenta una hora después de su administración EV; tiene un efecto más prolongado en los portadores de insuficiencia renal con trastornos para la eliminación de glucuronatos y contribuye a la intoxicación morfínica (habrá que recordar que en el neonato existe inmadurez para su metabolismo). Aunque el hígado es el órgano principal de conjugación, su eliminación puede ocurrir en el riñón y posiblemente en el intestino. Alguna proporción se elimina en forma de sulfato. En 5% se transforma en normorfina, mediante la enzima CYP3A4; 10% se elimina sin cambios en la orina. Farmacodinamia IT + DL50 223 mgńkg + 69 . 69 (anestesia), afinidad R + 1 DE50 3 . 2 mgńkg Concentración plasmática analgésica de 10 a 20 hg/mL. Concentración plasmática anestésica de 20 a 50 hg/mL. Sistema nervioso El efecto depresor se traduce en hipnosis, sopor, euforia y disforia en ausencia de dolor, aumento del umbral doloroso y modificación de la actitud, con abatimiento del temor y la ansiedad; a menudo el paciente informa que el dolor persiste pero que se siente más cómodo (peritonitis, dolor posoperatorio, infarto, politrauma, etc.). Di- (Capítulo 5) cho efecto es el resultado de interacciones complejas en diversos sitios del cerebro, específicamente en la sustancia gris periacueductal, el locus coeruleus y la médula espinal; en esta región actúa a nivel presináptico sobre los nociceptores aferentes primarios, que dan por resultado la disminución en la liberación de sustancia P; también hiperpolariza las interneuronas de las láminas I, II y V de Rexed a través de R m2. En determinadas condiciones, sobre todo en el estado inflamatorio de los tejidos periféricos, afecta los receptores m1 y m2. La morfina produce abatimiento del reflejo tusígeno por efecto sobre centros bulbares específicos no involucrados en la respiración y da lugar a náusea y vómito, por efecto directo en la zona gatillo quimiorreceptora en el área postrema; este efecto se puede incrementar por estímulos laberínticos (incorporarse o deambular) e intestinales. Está referido que las altas dosis de opioide pueden superar el efecto emético (efecto de “dosis altas”). El efecto miótico se produce por acción directa sobre el núcleo solitario vagal de Edinger–Westphal, con incremento del tono parasimpático; este signo se considera diagnóstico de la administración opioide; se puede observar midriasis en casos de hipoxemia severa. Los cambios en el EEG son mínimos en dosis bajas, pero a medida que se incrementa aparece un patrón de aumento en el voltaje y menor frecuencia de las ondas (ritmo d), por lo que no se puede considerar como anestésico. Con dosis altas se ha reportado la aparición de nistagmus y movimientos oculares inespecíficos y mioclónicos que se inician en alguna extremidad hasta producirse en forma generalizada con apariencia de gran mal; sin embargo, no hay datos que indiquen en el EEG daño neurológico consecutivo a esta estimulación (incremento del FSC y Mb focal). Disminuye el CAM para halogenados; en dosis importantes (1 mg/kg EV) abate el MAC–BAR hasta 50%. En la hemodinamia cerebral da lugar a una disminución del FSC en forma moderada, así como a una reducción de la PLCR, la PIC y el CmO2, siempre y cuando se mantenga la PaCO2 en rango normal; mantiene la autorregulación cerebral. No modifica en forma importante el registro de los potenciales evocados somatosensitivos (PESS) ni auditivos. Aparato respiratorio Con el descenso inicial de la frecuencia y posteriormente en la amplitud respiratoria (m2), la hipoventilación conduce a hipercarbia, hipoxemia y acidosis respiratoria, así como a desviación de la curva de estimulación de CO2 a la derecha y a disminución de la respuesta a la hipoxemia en sitios del área respiratoria bulbar, con efecto de agregación o sinergia con otros depresores; este efecto Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. puede ser revertido por la naloxona. Además de la depresión central ya anotada, da lugar a interferencia en la regulación recíproca bulboprotuberancial (Cheyne–Stokes). El efecto máximo por vía EV se aprecia en siete minutos y entre 30 y 40 min por vía IM, con una duración de cuatro a siete horas. Puede haber una caída de la lengua por abatimiento del tono geniogloso, así como de los músculos faríngeos y de los reflejos protectores. Abate la actividad ciliar y tiende a producir broncoconstricción, seguramente por liberación de histamina, por lo que constituye una contraindicación para el paciente asmático y portador de enfermedad bronquial obstructiva crónica (EBOC). Puede aparecer el fenómeno de “tórax leñoso”, caracterizado por hipertonía del músculo estriado, estableciéndose en forma aguda y progresiva (dedos, muñeca, codo, tórax y abdomen), y con un aumento del tono en la musculatura de la faringe y la laringe, originando estrechez de la vía aérea; este efecto compromete la ventilación espontánea que, aún bajo presión positiva, cursa con un incremento de la PAP, la PVC y la PIC; actualmente se relaciona con estímulos centrales a partir de R opioides de la sustancia nigra, el putamen, el globus pallidus y el núcleo accumbens, con un incremento en la producción de dopamina e inhibición en el corpus striatum y el núcleo del rafe magno, para la liberación de GABA. El efecto se presenta en dosis moderadas y depende de la velocidad de administración; el compromiso se revierte con relajantes musculares y naloxona, y se atenúa con el empleo previo de diazepínicos —está referido el empleo de ketanserina, un medicamento anti–5Ht. Sistema cardiovascular Aunque se refiere un breve periodo de estimulación en la tensión arterial (TA) y la frecuencia cardiaca (FC) de 10 a 15 min después de su administración EV, que se ha relacionado con la liberación de catecolaminas en forma dependiente de la dosis, habitualmente se presenta una moderada depresión, particularmente con dosis mayores de 50 mg/kg en los pacientes con abatimiento del tono simpático. El efecto moderador sobre la FC obedece a un efecto sobre el NSA, a inhibición simpática y al estímulo vagal central; la vagotomía suprime este efecto, abate la velocidad de conducción y muy poco la fuerza de contracción; estos efectos se pueden moderar con el empleo de atropina y otros fármacos con efecto vagolítico. La reducción de la TA se relaciona tanto con el abatimiento del tono simpático central (centro vasomotor) y el efecto vasodilatador periférico directo, como con la liberación de histamina. Los bloqueadores H1 y H2 parecen 89 mejorar esta situación; sin embargo, la disminución de la RVS (venodilatación) obliga a un mayor aporte volumétrico durante su empleo en altas dosis. Debido a las mismas razones disminuye la precarga y la poscarga, previniendo la taquicardia y limitando el consumo de O2 miocárdico; al parecer no se bloquean los reflejos barorreceptores para bajas y altas presiones. No afecta la vasoconstricción pulmonar hipóxica. El efecto sobre la red coronaria depende de su estado previo; no se aprecian cambios en la resistencia vascular, pero se puede desarrollar déficit circulatorio por reducción de la TA y la FC, asociado especialmente con los diazepínicos; esta misma situación se presenta asociada al N2O. Es dudosa la sensibilización del miocardio al efecto de las catecolaminas. Las dosis de 40 mg suprimen algunos componentes de la respuesta inflamatoria sistémica originada por la derivación cardiopulmonar, lo cual limita la producción de citocinas y apoptosis en los linfocitos. La morfina ha sido útil en el manejo y tratamiento de la disnea paroxística nocturna y del edema pulmonar agudo, en virtud de: a. ± del retorno venoso, sobre los vasos de capacitancia “torniquete farmacológico”. b. ± de la PDFVI (disminución de la precarga y mejoría en la contractilidad). c. ± del trabajo respiratorio y de la taquipnea. d. ± en la formación de espuma. Tubo digestivo Igual que todos los opioides, la morfina da lugar a náusea y vómito; disminuye la motilidad e incrementa el tono intestinal, dando lugar a una mayor absorción acuosa y limitando la actividad secretora (receptores m centrales y d en los plexos mioentéricos); asimismo, conduce a constipación y retardo en el vaciamiento gástrico, incrementa el tono de los esfínteres —a excepción del esofágico superior, que permite el reflujo en los pacientes con riesgo—, aumenta la presión del árbol biliar y puede dar lugar a cólico de ese origen; pueden ocurrir coliangiogramas falsos positivos. El evidente espasmo sobre el esfínter de Oddi y el posible reflujo en el de Wirsung ha dado lugar a un incremento de las amilasas y las lipasas en el posoperatorio; este efecto se inicia entre dos y tres minutos y remite entre 7 y 120 min (diagnóstico diferencial con obstrucción orgánica); la contractura se puede revertir con antiespasmódicos (papaverina, nitroglicerina y glucagón), nalbufina y naloxona. No afecta el funcionamiento hepático y únicamente ante un compromiso importante se prolonga el tiempo de eliminación. 90 El ABC de la anestesia Aparato genitourinario En dosis bajas da lugar a un incremento de la liberación de HAD, quizá por un efecto dopaminérgico a nivel hipotalámico (efecto k); sin embargo, en dosis mayores no la modifica. El abatimiento de la diuresis está mejor relacionado con el patrón hemodinámico, como volemia, osmolaridad plasmática, vasoconstricción, hipotensión, hipotermia, estrés, etc.; por otra parte, se manifiesta un incremento en el tono del uretero, por lo que no es útil en el manejo del cólico de este origen. Puede dar lugar a trastornos en la micción por aumento o disminución del tono del detrusor, así como al incremento del tono del esfínter interno, con pérdida de la sensación de distensión y la urgencia para la micción (retención); estos efectos son más importantes en los pacientes masculinos o en los que el medicamento se administra por vía raquídea. Atraviesa la barrera placentaria y ocasiona depresión respiratoria neonatal; sin embargo, en dosis pequeñas por vías subaracnoidea (0.5 a 1 mg) o peridural (2 a 5 mg) procura buena analgesia durante el trabajo así como en el caso de la operación cesárea sin afectar al neonato. El efecto analgésico con esta aplicación puede durar de 6 a 24 h e incluso 40. Efectos hormonales: inhibe la liberación de los factores liberadores de gonadotrofina y corticotropina, HACT, cortisol y b–endorfina, e incrementa la producción de HAD y prolactina. Empleo Medicación preanestésica: de 100 a 150 /kg por vía IM (invasión preoperatoria). Inducción: de 1 a 3 mg/kg (a razón de 5 mg/min). Mantenimiento: con administración lenta (100 a 200 mg/kg). Analgesia en el posoperatorio: 100 a 200 mg/kg IM cada cuatro a seis horas, o bien en infusión en dosis de 10 a 30 mg/kg/h. ACP: bolo inicial de 50 a 100 mg/kg ³ 10 a 20 mg/kg; candado de 10 a 20 min. La administración del medicamento se extendió para su uso en el grupo pediátrico; su farmacodinamia y farmacocinética en niños de cinco meses de edad en adelante es semejante a la de los adultos; en los neonatos a término el t½b se puede prolongar hasta 8.75 h y los niveles sanguíneos mayores de 20 hg/mL pueden ocasionar una importante depresión respiratoria; sin embargo, las infusiones de 10 y 20 mg/kg entre las edades de 1 y 15 años han mostrado una magnífica analgesia en los menores sometidos a cirugía mayor, incluyendo la cardiaca y la abdominal, el trauma torácico, las quemadu- (Capítulo 5) ras y los procedimientos ortopédicos. Un estudio informó la aplicación posterior a la apendicectomía de 4 mg/kg/h más bolos por ACP de 10 a 20 mg/kg. Habrá que recordar que los niños pueden presentar fenómenos de mioclonía con más frecuencia, por lo que este procedimiento se debe efectuar bajo estrechas medidas de vigilancia y control (Sat Hb, FC, estado de conciencia, etc.), y con personal especialmente adiestrado para ello. Aplicación raquídea Los primeros informes para esta aplicación aparecieron en 1979. A nivel subaracnoideo se ha utilizado el depósito de 0.1 a 1 mg, con el establecimiento de la analgesia de 20 a 30 min y una duración de 4 a 12 h, con un buen efecto y una escasa depresión respiratoria (dependiente de la dosis). A nivel peridural con dosis de 5 a 10 mg en 10 mL de solución el efecto aparece también en forma lenta (24 min), con un efecto pico entre 30 y 60 min y una duración de entre 12 y 24 h a 40 h. Se ha observado un pico sanguíneo a los ocho minutos (captación circulatoria venosa), en tanto que en el LCR se presenta a los 120 min. Por infusión continua se recomiendan entre 1 y 6 mL/h de solución a 0.01% (2 a 6 mg/kg/h). Con la administración por estas vías se ha presentado una depresión respiratoria tardía —entre 6 y 12 h— después de su aplicación, en virtud de que su escasa lipofilidad es captada torpemente por el tejido nervioso raquídeo y permite la migración cefálica. Es conveniente hacer referencia a los efectos indeseables o colaterales por aplicación raquídea: 1. Prurito: este efecto colateral es muy frecuente y se presenta entre 10 y 70%, pero en 1% puede ser severo; es más frecuente en las pacientes obstétricas; se duda que pueda estar relacionado con la liberación de histamina, en virtud de que su efecto es tardío y los bloqueadores H1 y H2 dan escasos o moderados resultados; se postula que se puede originar por R opioides en el nervio trigémino. Otros autores refieren un “centro de la comezón” en el piso del cuarto ventrículo; su control puede demandar la administración de naloxona; también se han recomendado pequeñas dosis de propofol (10 mg); la clorofenilamina puede ser de utilidad. 2. Retención urinaria: se presenta entre 11 y 50% de los pacientes, sobre todo del sexo masculino, y se relaciona con la relajación del detrusor, el abatimiento del reflejo a la micción (inhibición de la vía aferente primaria parasimpática) y el incre- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Farmacología de los anestésicos intravenosos mento del tono del esfínter interno; el efecto se presenta en 15 min y se puede extender hasta seis h. La retención refractaria amerita cateterismo y en ocasiones drenaje urinario permanente, aunque la naloxona es efectiva en este sentido, no se recomienda, debido a que revierte el efecto analgésico. 3. Náusea y vómito: se presenta entre 20 y 78%; puede ser severo entre 12.5 y 47% de los casos. Pueden tener efecto a nivel central y retardar el vaciamiento gástrico, por lo que se recomienda siempre una medicación antiemética conjunta. 4. Depresión respiratoria: constituye el más severo inconveniente; se presenta únicamente entre 0.2 y 0.6% de los pacientes tratados. Obedece al paso del fármaco al LCR y su progresión hasta el cuarto ventrículo, que puede ser favorecido por movimientos bruscos, tos, esfuerzo y cualquier aumento en las presiones torácica o abdominal; como se mencionó, habitualmente se manifiesta en forma tardía (4 a 12 h). Cuando existe un compromiso importante se requiere la administración de naloxona en dosis de 1 a 2 mg/kg y en caso necesario la instalación de infusión en dosis de 250 a 800 mg/h. Nuevamente se hace hincapié en la recomendación de la disponibilidad de facilidades en cuanto a material, equipo y personal para la atención de pacientes bajo este régimen. 5. Sopor, alucinaciones, psicosis paranoide y catatonia, los cuales han cedido con la administración de naloxona. 6. Estimulación del SNC con aumento del tono muscular (rigidez) y signos que semejan actividad convulsiva, relacionados con bloqueo de R inhibitorios del tipo GABA y glicina. 7. Reactivación viral: se ha especulado si los opioides pueden reactivar el herpes simple, sobre todo en las pacientes obstétricas con localización genital, así como en la región del trigémino, que en algún momento puede dar lugar a una peligrosa encefalitis herpética en el RN. 8. Inhibición de la termorregulación (hipotermia). 9. Depresión respiratoria en el RN. 10. Lesiones radiculares o medulares, por lo que se debe utilizar sin preservativo. Efectos por el empleo crónico de opioides 1. Tolerancia. Este mecanismo se puede presentar en forma aguda (taquifilaxia) y aparecer en horas, 91 situación que es poco apreciada y aún está por comprobarse. Aunque la tolerancia crónica se presenta con la administración durante periodos más prolongados y habitualmente se presenta en agonistas m, existe en forma incompleta de tolerancia cruzada para otros R opioides; el proceso se manifiesta más tempranamente para la analgesia y la depresión respiratoria, aunque con mayor lentitud para el estreñimiento y la miosis. Aun cuando el mecanismo es poco conocido, durante la etapa crónica se atribuye a respuestas de autorregulación celular con alteraciones permanentes estructurales y funcionales. Es razonable el mecanismo de desacoplamiento (down–regulation) del R a la proteína G y la internalización. Algunos autores, como Trujillo y Elliot, han postulado procesos de activación de receptores NMDA y la producción de NO; actualmente se llevan a cabo experimentos para limitar la tolerancia mediante antagonistas de estos mediadores endógenos. 2. Dependencia física. Se presenta después de dosis repetidas y su supresión conduce al síndrome de abstinencia. 3. Adicción o dependencia psíquica. Se incluye la conducta compulsiva para conseguir el fármaco. Porter y Gick sugieren que la adicción es el resultado de un manejo clínico inadecuado; es un evento no previsible y poco frecuente. Síndrome de abstinencia Se presenta aproximadamente 72 h después de la supresión del fármaco y declina entre 7 y 10 días. Se desarrollan signos de bostezo, inquietud, lagrimeo, midriasis, postración, rinorrea, estornudos, salivación, piloerección, temblores, fiebre, demanda imperiosa de la sustancia, diarrea, enuresis, calambres abdominales, espasmos musculares, orgasmos, eyaculaciones y hasta convulsiones, los cuales se pueden controlar con pequeñas dosis de narcótico. El mecanismo de acción no está bien aclarado, pero se refiere que el narcótico establece un efecto inhibidor crónico; la supresión da lugar a una desinhibición y, como resultado, a un estado hiperadrenérgico consecuente a cambios en la densidad y respuesta de receptores, así como disminución en la producción de opioides endógenos (desestabilización del sistema opioide). En esta situación tiene lugar la limitación en la actividad de la AC tipos I y VIII con acumulación del cAMP (incremento en la actividad del locus coeruleus) y fosfoproteínas tipo CREB, que originan modificaciones en el 92 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) S Depuración: 10 a 17 mL/kg/min; menos de una semana 2.05; más de tres semanas 2.72. S I.E.: 0.7 a 0.8. S pKa: 8.5 a 8.7, porcentaje no ionizado a pH de 7.4, 7%. S zow de la fracción no ionizada a pH 7.4, 24 a 28, coeficiente de partición 1.4. CH3CH2OC O N – CH3 Figura 5–24. Estructura química de la meperidina. fenotipo. Este hecho se hace particularmente evidente por la supresión del agonista inhibitorio y se piensa que puede desempeñar un papel importante en la adicción opioide. Otra explicación hace referencia a los fenómenos de adaptación celular. El control de este cuadro se ha favorecido con la administración de a2 adrenérgicos, específicamente clonidina (cubriendo receptores a2 e imidazólicos). En etapas subsiguientes se han utilizado metadona, naltrexona, etc. y también apoyo profesional. Recientemente se hizo referencia a los procedimientos de desintoxicación aguda bajo anestesia general. Meperidina Es el primer opiáceo sintético (Eisleb y Schaumann, 1939) 10 veces menos potente que la morfina; es un agonista m OP3, con algún efecto k. Tiene un PM de 253. Actualmente sólo se emplea con fines de analgesia (figura 5–24). Farmacocinética Por vía oral se absorbe 50% (biodisponibilidad de 47 a 73%) y por vía IM su efecto es apreciable entre 15 y 20 min. Sigue un modelo farmacodinámico de dos compartimentos; algunos autores señalan una eliminación del orden cero. S t½p: 1.4 min. S t½a: 5 a 15 min; efecto de primer paso pulmonar 65%, liberada a partir de 1 min. S t½b: cuatro horas; neonatos 13 a 63 h. S Vdcc: 1 a 2 L/kg. S Vdee 4 L/kg; menos de una semana 5.6. S t½g: tres a cinco horas. Metabolismo Tiene dos vías de eliminación: hidrólisis a ácido meperidínico sin actividad farmacológica y N–desmetilación a normeperidina con actividad de 50%, potencialmente tóxica, que da lugar a excitabilidad, temblores, mioclonías, delirio y alucinaciones que no remiten con naloxona; su t½b es de 15 a 40 h; en el RN es de tres a seis días. En los pacientes con insuficiencia renal el efecto es más prolongado. Hasta 70% de la meperidina es excretada por la orina en 24 h, incrementada por la acidificación y reducida por la alcalinización; únicamente entre 7 y 20% se elimina sin cambios. Puede producir efectos adversos en los pacientes que reciben inhibidores de la MAO, los cuales incluyen una forma excitatoria caracterizada por agitación súbita, delirio, cefalea, hipotensión, hipertensión arterial, rigidez, fiebre, convulsiones y coma, la cual se piensa que es originada por un incremento en las concentraciones cerebrales de 5–HT (inhibición de la MAO), cuya asociación con la meperidina bloquea la recaptación del neurotransmisor. La forma depresiva, a menudo severa y fatal, se presenta con depresión respiratoria, cardiovascular y coma; es el resultado de la inhibición sobre enzimas microsomales hepáticas que dan lugar a la acumulación del fármaco. Estos efectos pueden también ocurrir con antidepresores tricíclicos. Su empleo prolongado puede producir una inducción enzimática. Farmacodinamia IT + D L50 2 . 97 mgńkg +4.8 D E50 620 mgńkg Cp analgesia superficial Efectiva Importante Anestesia balanceada Quirúrgica Recuperación de la actividad respiratoria En mg/mL 100 a 200 455 200 a 500 (400 a 700) 700 a 800 2 000 150 Farmacología de los anestésicos intravenosos 93 Efectos En el sistema nervioso central produce analgesia, hipnosis, miosis moderada, náusea y vómito por estímulo de ZQGCV, así como disforia por efecto anticolinérgico central. Existe poca información sobre la hemodinámica cerebral; ± CmO2 aun en presencia de N2O. En el aparato respiratorio ocasiona depresión semejante a la de la morfina, pero con mayor efecto sobre el volumen corriente; es antagonizada por la naloxona; deprime poco el reflejo tusígeno y libera alguna proporción de histamina, por lo que tampoco se considera útil en el paciente asmático. En el sistema cardiovascular produce ° de la FC (efecto anticolinérgico o por normeperidina); en dosis analgésicas tiene escaso efecto en los pacientes sin compromiso hemodinámico, pero un efecto significativo en los pacientes comprometidos o con abatimiento de la fuerza de contracción. Hay ± RVP y el retorno venoso da lugar al abatimiento en el GC (en dosis de 2.25 mg/kg); tiene un efecto aditivo con otros depresores, por lo que puede originar serias catástrofes cardiovasculares. En el tubo digestivo ocasiona náusea y vómito, retardo en el vaciamiento gástrico no reversible por metoclopramida y menor efecto sobre el tono y la motilidad intestinales, incluyendo el efecto sobre el esfínter de Oddi (presión intrabiliar). Hay presencia de boca seca y visión borrosa. Es útil en el dolor cólico vesicular y ureteral, pero se debe asociar con medicación antiemética. Atraviesa la placenta en una proporción de 1:1 a 1:1.2 y se presenta el fenómeno de atrapamiento iónico en el producto, con riesgo de compromiso respiratorio neonatal; hay que recordar el t½b en este periodo. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Empleo Medicación preanestésica por vía IM en dosis de 1 mg/kg. Analgesia en el posoperatorio: 0.75 a 1.5 mg/kg cada cuatro a seis horas por vía IM. Infusión: Imp. de 1 mg/kg ³ 7 a 8 mg/kg/min; 30 mg/h. ACP: bolo inicial de 0.5 a 1 mg/kg, subsecuentes de 100 a 200 mg/kg, candado 10 min. Vía intratecal: 10 a 100 mg (analgesia y anestesia); duración del efecto de 40 a 120 min. Vía peridural: Imp. de 30 a 100 mg en solución de 2 a 5 mg/mL, inicio 5 a 10 min, efecto pico en 12 a 30 y duración de cuatro a seis horas. CH3CH2C–N O N– CH2CH2 Figura 5–25. Fentanilo. Fentanilo Fue sintetizado en 1960; es entre 60 y 80 veces más potente que la morfina (60 a 270); puede originar dependencia física y adicción (figura 5–25). Tiene un PM de 336; es un polvo blanco soluble en agua, que se presenta en forma de citrato. Farmacocinética Sigue un modelo multicompartimental (cuando menos tres). S t½p: uno a dos min; efecto de primer paso pulmonar alrededor de 75%, liberado en forma bimodal; una fracción a 0.1 min y otra a 5.8, limitando así la fracción que alcanza inicialmente la circulación sistémica. S t½a: 10 a 15 min. S t½Ke0: cinco a seis minutos; efecto que no presenta en pacientes que reciben propranolol. S t½b: tres a cuatro horas; varía con la edad, el paciente, el procedimiento quirúrgico, etc. S Vdcc: 0.5 a 1 L/kg, V1 14.4 L (0.2 L/kg), V2 36.4 L (0.52/kg), V3 169 L (2.41/kg). S Vdee: 4.78 L/kg; el músculo permite una gran captación hasta 56% y la grasa 16%; cuando se han utilizado dosis múltiples o infusiones continuas los tejidos inactivos presentan saturación progresiva y pueden condicionar recuperación prolongada y efecto de rebote en la recuperación. S Up: 80 a 85%, 44% a la a1 GA y en buena proporción (40%) al g.r. S pKa: 8.43, fracción no ionizada a pH de 7.4, 8.5%. S zow 816 Fracción no ionizada hasta 9 550. S Depuración: 10 a 22 mL/kg, Dep. V1 11.7 mL/kg/ min, Dep. V2 32.85 mL/kg/min, Dep. V3 19.2 mL/ kg/min. S I.E.: 0.8 a 1 dependiente del FSH. S t½: contexto sensitivo, para una dosis, 30 min, para dos horas, dos horas y en cuatro horas, 4.33 h. 94 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) Biotransformación: ocurre preponderantemente a nivel hepático por la subespecie microsomal CYP3A4 por N–desmetilación para transformarse en norfentanilo, oxidación a hidroxipropionilfentanilo o bien hidrólisis amídica, que son productos sin efecto clínicos y eliminados a través de la bilis y la orina. El fentanilo se elimina por estas vías en 6 a 8% sin cambios. Con dosis mayores de 10 mg/kg o infusiones prolongadas las Cp no declinan rápidamente, por lo que se convierte en un fármaco de efecto prolongado. El metabolismo se puede retardar por hipotensión arterial en presencia de halotano y vasopresores; la cimetidina prolonga el efecto por inhibición enzimática. Farmacodinamia Facilidad de entrada al sistema nervioso central: 155 vs. morfina 1. Unión específica al receptor: 75%. IT + DL50 3 . 1mgńkg + 282 DE50 11 mgńkg Cp analgesia discreta (escasa depresión respiratoria) CAEM ± 39% CAM Cirugía menor Analgesia moderada, depresión respiratoria ± 33 a 50% CAM Analgesia intensa, apnea ± 50% CAM Incisión de piel Inconsciencia; anestesia total Asociado a propofol para inducción ± 31 a 34% Asociado a propofol para intubación ± 50 a 55% Cirugía mayor: inducción Cirugía mayor: inicio Asociado a N2O Asociado a N2O halogenado Asociado a xenón 70% Asociado a xenón ± CAM–BAR Recuperación de la ventilación Analgesia posoperatoria En hg/mL 1a2 1 1a2 2.5 2a5 5 a 10 3a6 10 a 30 (60) 1 3 a 6.9 3 15 a 60 1.5 a 10 1.5 a 4 0.72 0.96 1.5 0.7 a 1.4 Sistema nervioso central Produce analgesia, hipnosis hasta la inconsciencia, depresión respiratoria y miosis. En el EEG se aprecian ondas delta de tipo lento con alto voltaje (1 a 3 Hz). Hemodinamia cerebral: ± FSC modesto (vasoconstricción) y dependiendo de la dosis. Algunos autores refieren zonas de vasodilatación mediadas por receptores m; se mantiene la reactividad a cambios de la PaCO2 y no se modifica la autorregulación; ± PIC siempre y cuando se mantenga la normocardia; la CmO2 tiende a disminuir, pero también dependerá de la asociación medicamentosa, por ejemplo N2O, halotano, propofol, etc.; estos cambios presentan un efecto en meseta hasta 100 mg/kg (Michenfelder). Se establece que las altas dosis pueden dar lugar a convulsiones en el animal de experimentación, situación que en el humano no se ha establecido; se han referido algunos episodios de esta naturaleza con dosis de 50 mg/kg o 620 hg/mL, aunque el patrón EEG no siempre ha correspondido a convulsión. Poco efecto sobre el registro de PESS y auditivos. En dosis moderadas (6 a 8 mg/kg) se atenúa en forma significativa la elevación de la PIC y la PIO, consecutiva a laringoscopia e intubación. Útil para neuroanestesia. Aparato respiratorio Desvía la curva de estimulación de CO2 a la derecha, se presenta mejor tolerancia al tuboendotraqueal, permite muy buen intercambio gaseoso, pues condiciona menores cortocircuitos, y es más favorable para el atrapamiento de embolias aéreas (mejor que los halogenados). No libera histamina y es útil en el paciente asmático. No afecta la vasoconstricción pulmonar hipóxica. Hay diversos factores que afectan la magnitud y duración de la depresión respiratoria posoperatoria o su reaparición (renarcotización) (cuadro 5–7). Aunque algunos anestesiólogos opinan que el empleo de narcóticos transoperatorios o posoperatorios conducen a hipoxemia, incrementan la morbimortalidad, pero se considera más gravoso para el paciente carecer de analgesia adecuada, por lo que es mejor estar correctamente informado de la farmacodinamia y la farmacocinética para obtener sus mejores efectos y minimizar los adversos. Cuadro 5–7. Ausencia de dolor u otros estímulos Asociación a otros medicamentos depresores (diazepínicos, etc.) Dosis totales; bolos vs. infusión Hipotermia, hipovolemia, hipotensión, ± GC Alcalosis respiratoria con recaptación del medicamento por el SNC Fenómenos de redistribución a partir de otros compartimentos, como músculo, grasa, pulmón, intestino, etc. Edad Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Tórax leñoso Se puede presentar dependiendo de la dosis y la velocidad, alrededor de 10 a 20 mg/kg bajo la forma de infusión o en dosis menores cuando se aplica en bolos y coincide con abatimiento del estado de conciencia; se han señalado como origen las vías serotoninérgicas y dopaminérgicas a partir de los núcleos accumbens, núcleo caudado, putamen y globus pallidus, sustancia nigra y corpus striatum; se atenúa con propofol, diazepínicos y cede con relajante muscular; se incrementa en asociación con N2O. Sistema cardiovascular Proporciona buena estabilidad; se requieren hasta 3 000 hg/mL para abatir la fuerza de contracción 30%; a 75 mg/kg se aprecia una disminución de la TA, la FC y el IC, pero en un rango no comprometedor atenúa el funcionamiento de quimiorreceptores; tiene escasas modificaciones en la precarga y la poscarga; limita la respuesta presora ante la laringoscopia y la intubación. Desde luego que es útil ante compromisos de la función miocárdica y, por supuesto, ofrece mejores condiciones que otros agentes. Considerando que existen receptores opioides en áreas que regulan el SNA, se desprende su capacidad para modular la respuesta hemodinámica al estímulo nociceptivo. Tiene poco efecto sobre la circulación coronaria y tiende a proteger ante la isquemia (±TA y FC con ° del tiempo del llenado diastólico). Los efectos indeseables se derivan de la inhibición simpática en pacientes con vasoconstricción previa y que dependen de este tono para mantener la estabilidad hemodinámica, así como en diabéticos y pacientes bajo terapia normotensora; también se derivan de las dosis y de la velocidad de su administración. Por otra parte, aun las dosis altas tampoco son capaces de obtundir la respuesta cardiovascular a estímulos importantes (esternotomía). Se pueden presentar bradicardia importante sumada a otros fármacos, estímulos e hipoxemia. Durante la exclusión cardiopulmonar los efectos no son sido suficientes, tal vez por la hemodilución, el incremento en el Vd y una significativa proporción que se adhiere a la superficie del circuito circulatorio extracorpóreo. No sensibiliza al miocardio al efecto de las catecolaminas. Se presenta interacción medicamentosa con barbitúricos y diazepínicos dando lugar a ± TA, FC, PVC y GC por abatimiento del tono simpático central y la liberación de catecolaminas, así como ± precarga y poscarga, función barorreceptora y resistencias vasculares sistémica, pulmonar y coronaria. Adicionado a N2O ocasio- 95 na ± del GC e incrementa las resistencias en los territorios mencionados con probable disminución del flujo. Asociado con medicación a2 adrenérgica disminuye los requerimientos transanestésicos y posoperatorios, mejora el GC y favorece la hemodinamia coronaria; también se abate el nivel de catecolaminas y el desarrollo de escalofrío; ha permitido extubaciones más tempranas. Los efectos indeseables son bradicardia e hipotensión. Tubo digestivo Tiene un efecto semejante al de la morfina, incluyendo el efecto sobre el esfínter de Oddi. Se justifica su empleo en los cólicos vesicular o renal y, desde luego, asociado a medicación antiespasmódica y antiemética. Sobre el sistema endocrino las dosis adecuadas atenúan la respuesta al trauma, reflejada en menores cambios de los niveles de catecolaminas, cortisol, HAD, HST, glucemia, relación lactato/piruvato, renina, aldosterona, etc. Pediatría Aun cuando la principal objeción sería la escasa depuración en los niños prematuros y en los neonatos de 20 a 30 días, a partir de esta edad se encuentran niveles ordinarios en el FSH, se mejoran los niveles del sistema P450, y las sensibilidades respiratoria y cardiovascular son semejante a las del adulto; hay que recordar que un mayor Vd en estas etapas puede simular resistencia. Ha probado su utilidad en la cirugía neonatal, tanto en la mayor de tipo general —enteritis necrosante— como en la corrección de defectos congénitos —atresia de esófago y diversas cardiopatías. Otros efectos No adiciona el efecto relajante muscular; se puede utilizar en pacientes portadores de hipertermia maligna y porfiria. Empleo Medicación preanestésica: únicamente para efecto inmediato y bajo control; las dosis de 1 a 2 mg/kg aplicadas con vigilancia estrecha permiten limitar las molestias en los procedimientos invasivos previos a la inducción. S Inducción. Ante cirugía mayor con una duración intermedia a prolongada, a fin de obtener la respuesta CV; con 10 a 50 mg/kg (30 a 75) se alcanzan niveles de 5 a 40 hg/mL (hay recordar la histéresis contrarreloj y la desaparición a corto plazo en el SNC). S Anestesia balanceada. Con N2O 66%, impregnación con 4 a 20 mg/kg ³ 2.5 a 10 mg/kg/h (41 a 166 96 El ABC de la anestesia mg/kg/min). En una concentración de 1 hg/mL ± CAM isoflurano 39%, a 3 hg/mL 63%. En la práctica un bolo inicial de 3 mg/kg en cinco minutos seguido de una infusión de 1 mg/kg/ h permite concentraciones plasmáticas de 1 hg/mL, con incremento a dos si se doblan las dosis mencionadas (las concentraciones mayores de 2 hg/mL condicionan depresión respiratoria significativa). Como dosis de rescate se pueden ofrecer bolos adicionales de 1 a 2 mg/kg. La anestesia endovenosa total (AET) asociada con otros agentes con perfil farmacocinético semejante y farmacodinámico complementario: 30 a 75 mg/kg ³ 150 obtiene Cp mayores de 5 hg/mL. Como agente único no suprime por completo la conciencia, la memoria ni la respuesta autonómica y, desde luego, el efecto es prolongado. Se ha utilizado para anestesia CV con impregnación de 20 a 40 hasta 100 mg/kg para obtener niveles de 10 a 20 hg/mL ³ 500 a 750 hg/kg/min (300 a 1 000). De todas formas será conveniente seguir las siguientes políticas: 1. Elegir una Cp que considere dos o tres desviaciones estándar por arriba de la DE50 en forma anticipada (para proteger ante una máxima estimulación); quizá esta situación conduzca a una sobredosis relativa (mayor duración de la hipnosis y la posible depresión respiratoria), pero sin compromiso cuando se requiera apoyo ventilatorio posoperatorio. 2. Elegir una Cp blanco alrededor de la CE50 y agregar otro tipo de agente EV o inhalatorio. 3. Trazar un plan para titular la infusión hacia el efecto analgésico y disminuirlo si no hay datos de percepción dolorosa, e incrementarla anticipadamente ante eventos que condicionan un estímulo quirúrgico mayor o bien para atenuar algún movimiento o actividad autonómica refleja que indiquen analgesia inadecuada. Recordar el concepto de Cp para analgesia mínima (CAEM), a fin de moderar la respuesta autonómica basal (MAC–BAR). S Analgesia posoperatoria. Impregnación con 0.5 a 1.5 mg/kg ³ 10 a 30 hg/kg/min o 0.5 a 1 mg/kg/h. Hay que considerar la asociación con otros analgésicos (AINEs, medicación a2 adrenérgica, etc.). ACP: impregnación con 0.5 a 1 mg/kg o 0.5 a 1 mg/kg/h ³ 25 a 50 hg/kg (20 a 100 mg/h); candado de 6 a 10 min. S Vía peridural: colocar el catéter próximo al dermatoma intervenido; 1 mg/kg inicial ³ 0.5 a 1 (Capítulo 5) mg/kg/h en concentraciones de 2.5 a 10 mg/mL; se recomienda una infusión de 4 a 12 mL/h. El efecto a nivel peridural puede también ser el resultado de la absorción al torrente sanguíneo. Hay que considerar la asociación con anestésicos locales. S Vía espinal: bolo de 25 a 50 mg ³ infusión continua mediante catéter del No. 28, lo cual ha probado utilidad en la artroplastia en ancianos. S Vía transdérmica: parches con 25 a 100 mg, cada 72 h. Se utiliza ampliamente para la atención de los pacientes pediátricos en la unidad de terapia intensiva pediátrica (88 vs. 35% en los adultos), debido a su alta potencia y duración intermedia; además, presenta un perfil de eliminación más rápido —alrededor de tres y 10 meses de vida— por incremento en Vd y Cl; condicionar las mínimas modificaciones hemodinámicas no da lugar a la liberación de histamina y no interfiere en la respuesta vascular pulmonar. Se han recomendado dosificaciones de hasta 30 mg/kg iniciales > 0.3 a 3 mg/kg/h hasta por 10 días en pacientes intervenidos por hernia diafragmática. Se debe mencionar que se ha encontrado un alto índice de dependencia y síndrome de abstinencia (50 a 57%) cuando la administración va más allá de cinco a nueve días. Ventajas para su empleo en régimen de infusión continua: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. ± Dosis totales. Mayor estabilidad hemodinámica. ± Efectos colaterales. ± Incidencia de fenómenos de “escape” y dosis suplementarias. ± Tiempo de recuperación de la conciencia. ± Depresión respiratoria y apoyo ventilatorio; menor empleo de antagonistas. ± Dolor en el posoperatorio inmediato. ± Tiempo para el alta. Incremento de liberación hormonal por analgesia insuficiente: S HAD (vasopresina): retención acuosa y vasoconstricción. S HACT: incremento de cortisol y aldosterona. S Cortisol: hiperglucemia y ° desdoblamiento de proteínas. S Aldosterona: retención de sodio. S HST: hiperglucemia y cetogénesis. S Catecolaminas: lipólisis, cetogénesis e hiperglucemia. Farmacología de los anestésicos intravenosos S CH2CH2–N C Figura 5–26. Sufentanilo. S Tiroxina: incremento del catabolismo. S Renina: vasoconstricción, ° aldosterona y angiotensina. S Glucagón: hiperglucemia y cetogénesis. Sufentanilo Análogo tienil del fentanilo, estudiado por van Bever, Niemegeer y col. (SUFENTA, Janssen Pharma, 1976). Es entre 5 y 10 veces más potente que el fentanilo y 4 520 que la morfina. Fue sintetizado con el fin de incrementar la potencia y especificidad, con mayor afinidad a R opioides (se requiere un menor número de moléculas para atravesar la barrera hematoencefálica y ocupar el R), y reducir los efectos colaterales (figura 5–26). Tiene un PM de 578.68. Farmacocinética Polvo cristalino soluble en agua. Sigue un modelo farmacocinético de tres compartimentos (5 mg/kg). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Cuadro 5–8. Cl–2OCH3 NOCH2CH3 S t½p: 0.7 a 1 min; efecto de primer paso pulmonar 60%. S t½a: 13.7 a 17.7 min. S t½ke0: 3 a 5; efecto pico a los cuatro minutos. S t½b: dos a cuatro horas. S Up: 88 a 93% a la a1 GA; en recién nacidos y lactantes disminuye la proporción. S Depuración: 12.85 mL/kg/min. S Vdcc: 0.2 L/kg. S Vdee: 1.75 a 2.5 L/kg. S t½: contexto–sensitivo a dos horas de infusión: 30 min, a cuatro horas, 30 a 40 min, a ocho horas una hora. S zow a pH de 7.4 1 750, base no ionizada 8 913. S pKa: 8.0, porcentaje no ionizado a 7.4, 20%. 97 Farmacodinamia del sufentanilo Analgesia moderada Analgesia importante Analgesia profunda Incisión en la piel Inducción de la anestesia (inconsciencia) Intubación CAM 50% de isoflurano N2O inhalado Agente único Respiración espontánea Analgesia Concentración plasmática 0.1 a 0.3 0.25 a 1 1a3 1a3 0.5 0.4 a 0.6 0.145 0.25 a 0.50 2a8 0.25 a 0.4 0.2 a 0.5 Metabolismo Es rápidamente transformada por N–dealquilación del anillo piperidínico y O–demetilación; ambos con 10% del efecto original e hidroxilación aromática; 30% aparecen conjugados en la bilis bajo forma de glucuronato. El FSH es dependiente pero poco trastornado por modificaciones en el funcionamiento, como en la cirrosis. De 1 a 2% aparecen sin cambios en la orina (en 24 h se elimina 90% y en 96 h se elimina 99%); la insuficiencia renal prolonga la eliminación de metabolitos. Farmacodinamia Afinidad al R: 90% (12 a 17 veces superior al fentanilo) (cuadro 5–8). Bolo de 5 mg ³ 0.1 hg/mL. IT + D L50 17 . 9 mgńkg D E50 710 hgńkg Sistema nervioso central Hipnosis, analgesia, miosis y menor incidencia de náusea y vómito; “borra” el efecto de dosis bajas; manteniendo la TA por arriba de 50 mmHg. Se conserva la autorregulación (PPC = PAM – PIC); en dosis altas ± FSC y el CmO2 hasta 53% dependiendo de la especie animal y coadyuvantes utilizados, como barbitúricos y diazepínicos. El patrón EEG es semejante al del fentanilo y poco afecta los PESS y auditivos, por lo que se considera útil en procedimientos neuroquirúrgicos. Aparato respiratorio Es semejante al fentanilo, pero su efecto sobre la depresión es más breve y predecible; aun empleando altas dosis la extubación es más temprana (efecto preferen- 98 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) cial a m1 sobre m2); protege la elevación de la PIC en la laringoscopia y la intubación; no libera histamina. O N CH2CH2–N CH3CH2–N Sistema cardiovascular Los cambios parecen ofrecer una mejor protección a los cambios hiperdinámicos condicionados por la laringoscopia y la intubación, aunque tampoco es completa para la esternotomía y la circulación extracorpórea. Se toman las mismas consideraciones sobre la estabilidad neuroendocrina. N Analgesia controlada por el paciente Analgesia peridural Analgesia labor Cesárea Cesárea analgesia posoperatoria NCCH2CH3 O Figura 5–27. Alfentanilo. Empleo Medicación (analgesia) Inducción Incisión de piel Anest. balanceada; impregnación Cirugía cardiaca Mantenimiento Anestesia endovenosa total; impregnación Mantenimiento Analgesia posoperatoria N CH2OCH3 En mg/kg 0.2 a 0.5 0.5 a 3 (durante un minuto) 1a3 1a2 10 a 30 0.025 a 0.25 mg /kg/min 3 a 10 0.15 a 0.150 mg/kg/min 0.15 a 0.30 mg/kg ³ 0.02 a 0.07 mg/kg/min 0.1 a 0.2 mg/kg ³ 4 a 30 mg/h, 0.05 a 0.4 kg/h (candado 3 a 10 min) 15 a 30 mg ³ 0.15 a 0.3 mg/ kg/h (10 mg/h) (por esta vía es únicamente dos veces más potente que F) 10 mg + bupi. 0.125% en 10 mL 15 a 20 mg + bupi. 0.5% en 20 mL (analgesia por tres a seis horas) 6 a 10 mg + bupi. 0.125 a 0.175% en 6 a 10 mL, cada cuatro horas Se ha utilizado el sufentanilo en conjunto con ropivacaína por vía subaracnoidea en dosis de 5 a 10 mg + ropivacaína a 0.0625%; aunque el uso de la ropivacaína no está aprobado por la FDA por esta vía, parece ser que la combinación de estos agentes en las dosis señaladas ha tenido resultados prometedores. Alfentanilo Farmacocinética Presenta un modelo de dos o tres compartimentos. S S S S S S S S S S S t½p: uno a tres minutos. t½a: 11 min. Efecto de primer paso pulmonar 10%. t½ke0: 1.4 min (cinco veces más rápido que F). t½b: 60 a 90 min, niños de cuatro a ocho años 52.5, neonatos 525. t½: contexto–sensitivo para cuatro horas, 60 min. Vdcc: 0.1 a 0.3 L/kg. Vdee: 0.4 a 0.8 L/kg, es menor para niños de cuatro a ocho años. Up: 92%, en su mayoría a la a1 GA (92%). Depuración: 3.4 a 6.5 mL/kg/min, ancianos 1.8, niños de 3 a 11 meses 2.71, de cuatro a ocho años 4.7, neonatos 2.2. IE 0.3 a 0.5. zow fracción no ionizada a pH de 7.4, 128 a 145 (fracción ionizada 0.07). pKa: 6.5, porcentaje no ionizado a pH de 7.4, 89%, rápida penetración en el sistema nervioso central, facilidad de entrada: 10. Metabolismo Hasta 90% se efectúa por N–dealquilación en el anillo piperidínico a noralfentanilo, N–dealquilación amídica a N–fenilpropionamida y otros procesos, como O–demetilación e hidroxilación aromática; estos procesos son llevados a efecto por la subfamilia enzimática del P450 CYP3A3y4 y posteriormente glucuronatos; 1% se elimina sin cambios a través del riñón. Estos productos no tienen actividad opioide. Su eliminación se retrasa por efecto de la eritromicina y la cimetidina, así como en pacientes cirróticos. Farmacodinamia Sintetizado en 1976; de instalación y duración breves y de 5 a 10 veces menos potente que el fentanilo (analgesia) (figura 5–27). Tiene un PM de 416. IT + D L50 4 . 8 mgńkg + 1080 D E50 40 mgńkg Farmacología de los anestésicos intravenosos Analgesia ligera, tranquilidad Analgesia moderada, depresión resp. Analgesia intensa, apnea Anestesia, inconsciencia Intubación, con tiopental N2O; intubación Incisión Abdomen inferior Abdomen superior Abdomen, cierre de cavidad ±CAM 25% isoflurano ±CAM 50% isoflurano A. G. B. c/ N2O– halogenado Cirugía cardiovascular, estereotomía Cirugía cardiovascular mantenimiento Agente único Respiración espontánea Conciencia con analgesia En hg/mL 50 a 150 150 a 300 300 a 600 500 a 1 000 92 a 322 475 279 309 412 150 50 150 a 300 100 a 300 475 376 2500 125 50 a100 Sistema nervioso central Los efectos son semejantes a los de otros elementos del grupo, incluyendo el perfil EEG; mantiene la autorregulación y es útil para el registro de PESS y auditivos. Aparato respiratorio Genera tórax leñoso con mayor facilidad. No libera histamina. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Aparato cardiovascular Habrá que tener presente que los efectos aparecen más rápidamente y que en los primeros momentos pueden ser comprometedores (FC y TA). Se deberá utilizar con precaución en los pacientes con enfermedad de Parkinson no controlada, pues se han observado episodios de distonía aguda, tal vez por una disminución en la transmisión dopaminérgica central. Empleo S Inducción: 150 a 300 mg/kg; intubación: 10 mg/kg. S Anestesia balanceada: impregnación 50/150 mg/kg; mantenimiento 0.5 a 3 mg/kg/min. S Agente único: impregnación 100 a 200 mg/kg; mantenimiento 7 a 12 mg/kg/min. S Pueden utilizarse bolos adicionales de 5 a 10 mg/kg. S Se deberá suspender entre 10 y 15 min antes de finalizar la intervención. S Anestesia bajo vigilancia: 0.25 a 0.75 mg/kg/min. S Analgesia posoperatoria de 43 a 65 mg/kg ³ 5 a 10 mg/kg/h. 99 S UTI: 25 a 50 mg/kg ³ 0.5 a 2 mg/kg/min. S Vía peridural: su duración es corta (una o dos horas, con efecto en 15 min); sin embargo, hay estudios recientes que lo preconizan bajo el régimen de infusión, con 15 mg/kg ³ 5 a 20 mg/kg/h asociado con bupivacaína a 0.125%. Se ha recurrido a bolos durante diversos procedimientos anestésicos para atenuar o suprimir las respuestas activas o cardiovasculares, como en la punción retrobulbar, etc. Útil en la cirugía ambulatoria vs. fentanilo. No requiere antagonistas pero puede ocurrir un efecto acumulativo. Pequeños bolos suelen ser capaces para yugular episodios de gran inquietud en el posoperatorio (sevoflurano o percepción inmediata de dolor); administrar 5 mg/kg lentamente y diluidos bajo control directo; habitualmente no se requieren otras aplicaciones. Remifentanilo Incorpora un grupo metil éster unido al nitrógeno del anillo piperidínico. Compuesto GI 187084B Ultiva, investigado por Egan, Feldman y col. en 1991; la farmacodinamia fue descrita por Egan, Lemmens y col. en 1993. Opioide de instalación y duración breves (ultracorta), agonista m con estructura éster susceptible de ser hidrolizado por enzimas de tipo esterasas sanguíneas y tisulares; se equilibra a corto plazo y atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica (figura 5–28). Farmacocinética Modelo de dos a tres compartimentos (biexponencial o triexponencial), sigue una cinética de orden cero y de primer orden con el mismo perfil para cualquier edad. Los parámetros informan: Dosis 2 mg/kg (min): S t½p: 0.4 a 0.6 min. S t½a: 2 a 4. S No existe efecto de primer paso pulmonar. S t½b: 9 a 16. S t½Ke0: 1 a 1.5. S Ke0: 1.3. S Vdcc: 0.12 a 0.4 L/kg. S Vd1: 5 L/kg. S Vd2: 9.82 L/kg. S Vd3: 5.42 L/kg. S Vdee: 0.34 a 0.46 L/kg . 100 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) Remifentanilo G190291 Mayor O O C N H 3C C H 3C O C G194219 O N O C CH3 O O N C N CH3 O C CH3 O O C N CH3 O C H 3C OH O N H Figura 5–28. Remifentanilo. S t½: contextual 1 h 2 min, 2 h 2.4 min, 3 h 3.4 min, 4 h, 3 a 5 min, 8 h 4 min. S Up: 63 a 93%. S Duración: total 30 a 57 mL/kg/min; depende más del metabolismo que de la redistribución. S Dep1: 37.14 mL/kg/min. S Dep2: 29.28 mL/kg/min. S Dep3: 1.08 mL/kg/min. S pKa: 7.1 a 7.3, fracción no ionizada a pH de 7.4, 58 a 67%. S zow fracción no ionizada 17.9. Metabolismo Es hidrolizado en el grupo ester a ácido carboxílico metil–propanoico, originando el compuesto (GI 90291A) que constituye 80% y se excreta por la orina; 300 a 4 600 veces menos potente que el fármaco madre, es efectuado por esterasas sanguíneas, específicamente la acetilcolinesterasa del glóbulo rojo y tal vez otras enzimas tisulares, por lo que su eliminación no se modifica por deficiencia de seudocolinesterasa o insuficiencia hepática. Otra vía es la N–dealquilación a compuesto G194219. Farmacodinamia No hay datos con respecto a su índice terapéutico. Se ha comparado su potencia con la del alfentanilo, que es de 32 a 60 veces mayor; sin embargo, este valor varía según se compare con la magnitud en la depresión, como en la pérdida de conciencia, que es de 16.2 veces, en tanto que en la analgesia y la depresión respiratoria es de 15 a 20. Analgesia Pérdida de la conciencia, inducción ± CAM 50% (isoflurano) Emáx CE50 Cirugía menor Cirugía mayor Asociado a N2O 70% Asociado a propofol Incisión en piel Agente único Abatimiento EEG Recuperación de la ventilación Analgesia posoperatoria En hg/mL 0.5 a 5 11 a 22 1a2 5.5 13 a 19 1a7 5 a 10 4 a 7.5 4 3a4 13 a 25 20 0.5 a 3 0.6 Los incrementos de 100 hg/kg/min dan lugar a modificaciones sanguíneas del orden de 2.5 hg/mL. Habrá que considerar la rapidez del efecto narcótico en las funciones respiratorias y el efecto cardiovascular, la hipotensión por acción vasodilatadora directa y la bradicardia. El medicamento ha sido útil para intervenciones que requieren pronta recuperación, como las cirugías neurológica y cardiaca, lo cual permite una extubación más Farmacología de los anestésicos intravenosos temprana y no se requiere reversión. Es esencial el estricto mantenimiento de la vía venosa para el aporte continuo del medicamento. Se ha utilizado para la analgesia obstétrica en forma de ACP sin repercusión evidente en el producto. Como el efecto se disipa rápidamente, la conciencia se recupera a corto plazo, por lo que el paciente se puede encontrar desprotegido, lo cual demanda el establecimiento previo o simultáneamente a la suspensión la práctica de un esquema de analgesia conveniente (polimodal). Ha sido útil para valorar sensibilidad a opioides, así como prevenir el dolor ante movilización en el sitio de accidentes. En este sentido, recientemente se determinó que el medicamento desarrolla tolerancia aguda, razón que en alguna forma puede explicar la presencia de dolor al final de la infusión; efecto que se relaciona con hipersensibilidad con duración prolongada (h), pero recientemente se ha establecido que el efecto obedece a estimulación de receptores NMDA (sensibilización) en sitios diferentes al de la unión de glicina y glutamato, sugiriendo un mecanismo alostérico (la glicina es coagonista obligado en el receptor), lo que da lugar a la generación de estímulos excitatorios. La administración conjunta de bloqueadores NMDA mejora sustancialmente el efecto hiperalgésico. Habrá que considerar el costo para decidir su administración. En mg/kg Inducción Inducción con agente inductor Anestesia balanceada, isoflurano Propofol E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. N2 O Protección a intubación Cirugía laparoscópica ambulatoria + propofol Anestesia vigilada Anestesia con midazolam 1 mg Anestesia con propofol 1 mg/kg Analgesia posoperatoria 9.5 a 12 1a2 que la morfina). Está constituido por una mezcla racémica con dos enantiómeros (imagen en espejo) (+) y (–), con efectos separados a nivel opioide y no opioide; se presenta en la mezcla racémica del isómero–trans debido a que bajo esta forma tiene un efecto más potente. Es un agonista débil a todos los R opioides con alguna selectividad para los m, pero la afinidad es de 1 000 a 6 000 veces menor que la morfina y tiene escaso efecto sobre los k y d. El metabolito O–desmetiltramadol presenta mayor afinidad por los receptores centrales m (200 veces), con una potencia analgésica de dos a cinco veces mayor, bloqueando la transmisión de señales dolorosas a este nivel. Es también conocido el hecho de que el tramadol inhibe la recaptación neuronal de los transmisores naturales, la serotonina el compuesto (+) y la norepinefrina (–), efectos que sugieren otro mecanismo adicional de tipo no opioide, que da lugar a fenómenos de inhibición de las vías descendentes supraespinales de estirpe serotoninérgica (mecanismo monoaminérgico de analgesia) y adrenérgica a2. El efecto antinociceptivo no es completamente antagonizado por la naloxona (figura 5–29). Farmacocinética Biodisponibilidad de 68 a 70%, aunque puede llegar a ser de 90 a 100% con dosis repetidas, lo que permite su administración por diferentes vías: EV e IM 100% y rectal 78%. Por vía oral alcanza una concentración pico 0.25 a 2 mg/kg/min 1 a 2 ³ 0.25 a 0.5 mg/kg/ min 1 a 2 ³ 0.6 mg/kg/min 1³1 2 ³ 0.150 mg/kg/min 1 mg/kg ³ 50 a 200 hg/kg/ min 0.5 mg/kg ³ 50 hg/kg/min 0.5 a 2 mg/kg ³ 25 a 100 hg/kg/min 0.5 mg/kg ³ 0.025 a 100 hg/kg/min Tramadol (HCl) Es un derivado fenilpiperidínico sintético análogo a la codeína y equipotente a la meperidina (10 veces menos 101 OH O CH3 Desmetilación CYP2D6 OH H N OH H CH3 N CH3 H 2C H 2C Tramadol N desmetilación M1 O–desmetiltramadol CYP2B6 y CYP3A O CH3 OH H NH H 2C M2 N–desmetiltramadol Figura 5–29. Tramadol. 102 El ABC de la anestesia entre 1.5 y 3 h. Atraviesa fácilmente las barreras placentarias y hematoencefálica. S S S S S S t½p: 6 min. t½a: 1.7 h. t½b: 6.3, metabolito principal 7.4 h. Vdee: 3 a 4 L/kg. Up: 20%. Duración: 6.67 mL/kg/min, por vía oral 10. Es metabolizado ampliamente por el hígado; en fase I hasta 86% se metaboliza por procesos de N–desmetilación y O–desmetilación; este último metabolito (M1 O–desmetiltramadol) es 2 000 veces más potente (en roedores), tal vez por la mayor afinidad a R opioides que el fármaco madre y es metabolizado por la enzima CYP2 D6 (con variantes genéticas), en tanto que el N–demetil es metabolizado por la CYP2B6. Se han registrado hasta 23 metabolitos con intervención de la enzima CYP3A4. En reacciones de fase II en forma de glucuronato, 90% de estos productos se eliminan por la orina y el resto por las heces. En pacientes con insuficiencias hepática y renal el fármaco y sus metabolitos se acumulan y las dosificaciones se deben reducir. Un estudio en niños de uno a siete años mostraron sólo concentraciones plasmáticas ligeramente superiores a las del adulto, pero en pacientes mayores de 75 años de edad la eliminación se prolongó. Farmacodinamia Después de una dosis EV de 100 mg se alcanzan niveles plasmáticos máximos de 613 hg/mL a los 15 min y disminuyen a 409 dos horas después, en tanto que por vía oral solamente se obtienen de 280 a 308 hg/mL. La Cp para analgesia se ha considerado entre 100 a 300 hg/mL, lo que muestra una gran variabilidad en la respuesta. Sistema nervioso central La dosis de 1 mg/kg no modifica la PIC ni la PPC, pero en dosis mayores que incrementen la PaCO2 se elevan estos parámetros. No reduce significativamente el tamaño de la pupila. La depresión respiratoria es menor que con dosis equianalgésicas de morfina. No modifica la presión intracraneal ni la PPC; sin embargo, al igual que la morfina, este parámetro dependerá de la PaCO2. Participa del efecto antitusígeno de la codeína. Sistema cardiovascular Tiene un escaso efecto cardiovascular, aun en pacientes con infarto del miocardio y angina inestable; en ocasio- (Capítulo 5) nes una dosis de 100 mg incrementa ligeramente la TA y la FC. Comparte los efectos colaterales de los opioides —náusea y vómito (30 a 35%)—, no retarda el vaciamiento gástrico y tiene un menor efecto sobre el tránsito intestinal y el esfínter de Oddi. No libera histamina, prurito sólo ocasionalmente, sin efecto inmunosupresor. Se pueden presentar en forma colateral mareo (26 a 33%), cefalea (18 a 32%), somnolencia y obnubilación (16 a 25%), sudoración y un estado de letargo con actitud de “indiferencia”, boca seca y ocasionalmente rash cutáneo. Las manifestaciones de toxicidad incluyen temblor y convulsiones. La carbamazepina disminuye la Cp y la eficacia analgésica (inducción enzimática). Ha sido útil en analgesia posoperatoria y se requieren los mismos cuidados que con otros opioides, es decir, O2 suplementario, elementos de registro electrónico y vigilancia del personal. Las dosis recomendadas van de 1 a 2 mg/kg iniciales y se puede repetir el 50% de la dosis inicial cada seis a ocho horas, con un máximo de 600 mg en 24 h durante dos a tres días; hay que recordar su efecto acumulativo (metabolitos) y asociarlo con medicación antiemética. Aun cuando no existe acuerdo para su empleo en menores de 12 años de edad, los resultados en esta población han sido favorables para el autor de este capítulo. Existen informes sobre su utilidad en el trabajo de parto, angina, infarto agudo del miocardio, cólico ureteral, etc. y en casos de escalofrío posanestésico. Ha sido útil en el manejo del dolor crónico (incluyendo CA), puesto que manifiesta escasa tolerancia o adicción aun en lapsos de hasta seis meses (50 mg vía oral cada 12 h), permitiendo la medicación en forma ambulatoria. No se debe utilizar en pacientes que reciben inhibidores de la MAO y antidepresores tricíclicos; está contraindicado cuando existen antecedentes de epilepsia. Agonistas parciales y agonistas–antagonistas Medicamentos opioides sintéticos o semisintéticos relacionados estructuralmente con la morfina; se unen a R m, en los que pueden producir respuestas limitadas (agonista parcial) o ningún efecto (antagonista competitivo). Aun cuando en anestesiología se utilizan con poca frecuencia, revisten importancia histórica y en su empleo para efectos específicos. Tienen efecto sobre los receptores m y k. En 1940 se sintetizó la nalorfina (equianalgésica a morfina), con efecto antagonista a los efectos de la mor- Farmacología de los anestésicos intravenosos fina. En 1951 se empleó en los seres humanos para estos fines; sin embargo, desde esa época se le apreció un potente efecto analgésico; desencadenó el efecto de abstinencia en adictos y produjo disforia y otros efectos psicomiméticos, por lo que dio origen al interés en la investigación de tales efectos contradictorios. Hacia 1954 Ariens demostró que algunos fármacos (dualistas) poseían actividades agonistas y antagonistas, dependiendo de las condiciones experimentales, pero el término se aplica usualmente a los que poseen efecto agonista parcial k y antagonista m. Actualmente la definición plantea: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Que poseen actividad agonista parcial o antagonista sobre uno o más tipos de receptores opioides. 2. Que pueden ser capaces de antagonizar los efectos de un agonista puro en uno o más tipos de receptor, incluyendo k y d; de ahí que sus efectos antagonistas sean el resultado de una actividad agonista parcial o un verdadero antagonismo. 3. Que tienen la característica de producir analgesia y depresión limitada sobre la respiración. 4. Que poseen efecto en meseta, pues el aumento de dosis no da lugar a un incremento en las respuestas. 5. Que sus efectos pueden atenuar la eficacia de los agonistas completos o puros. 6. Que tienen escaso potencial para producir dependencia física. 103 NCH2 OH O HO Figura 5–30. Nalbufina. Se elimina en forma de glucuronato inactivo por el tubo digestivo y por la orina, y sólo entre 7 y 10% permanece sin cambios. Una dosis de 10 mg da lugar en 30 min a 48 hg/mL. No es fácil hacer la correlación de los niveles sanguíneos con el efecto clínico, por ejemplo, 20 a 40 hg/mL ± el CAM C3H6 en 18 a 22%; actualmente no se considera de utilidad como componente de la AGB. Sistema nervioso central Brinda una analgesia semejante a la de la morfina, depresión respiratoria en meseta —misma situación para el incremento en la PIC y la miosis— y menor incidencia de náusea y vómito. Genera un efecto de sopor y disforia (efecto k) y síndrome de abstinencia en personas adictas. En tanto no se conozcan o determinen satisfactoriamente los R opioides no será fácil hacer una correlación entre la estructura química y sus efectos agonistas–antagonistas. Aparato respiratorio Depresión moderada semejante a la de la morfina hasta 30 mg; las dosis mayores no incrementan la depresión, por lo que se han utilizado dosis de 200 a 800 mg/kg. No produce tórax leñoso ni libera histamina. Nalbufina Sistema cardiovascular Aun cuando no está totalmente estudiada, participa de algún efecto estimulante del grupo benzomorfano (pentazocina) sobre la TA, FC, RVS, PAP y PDFVI, pero ha sido utilizada para la analgesia en cardiópatas, dolor anginoso y durante el cateterismo. Analgesia posoperatoria. De 100 a 150 mg/kg (300) IM cada cuatro a seis horas con efecto pico en 30 min; sin embargo, habrá que considerar el sopor y la disforia durante esta etapa. Se han hecho estudios de ACP con 20 a 50 mg/kg seguidos de infusión de 15 a 100 mg/kg/h. Existen algunas referencias sobre su empleo en el trabajo de parto mediante vía peridural. Es útil en el manejo del dolor por cólico biliar, renal y de tipo crónico, como el CA; sin embargo, está documentada la aparición de signos de adicción en periodos variables. N–ciclobutil metil–6–OH–oximorfona. Se relaciona químicamente con la naloxona y tiene una potencia analgésica semejante a la de la morfina (10 mg 0 10 mg); se trata de un agonista parcial m y k. Tiene una biodisponibilidad de 10 a 20%, con un inicio de la analgesia por vía EV de 2 a 3 min y por vía IM de 15 min (figura 5–30). S S S S S S S t½a: 8 a 15 min. t½b: dos a cuatro horas. Up: 25 a 40%. Vdcc: 0.45 L/kg. Vdee: 2.9 a 4.42 L/kg. Duración: 15 a 22 mL/kg/min. pKa: 8.7. 104 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) Se ha utilizado con ventaja para revertir el efecto depresor respiratorio por agonistas puros. Compite en los sitios de unión, pero habrá que considerar que si la ocupación es por parte de un agonista débil o si se utiliza en dosis bajas la asociación puede incrementar sus efectos. Se preserva mejor la analgesia tal vez por efecto k, por lo que ofrece una mejor estabilidad circulatoria. Se han recomendado dosis muy variables, que van de 15 a 200 mg/kg cada tres a cinco minutos hasta lograr un efecto; desde luego, dependiendo de la dosis y del tiempo en que el agonista se haya utilizado, es poco probable la “renarcotización”, aunque hay que recordar que el efecto sólo se mantiene de dos a tres horas. Se han reportado casos aislados de inestabilidad circulatoria y aun de edema pulmonar. Buprenorfina Se relaciona químicamente con la tebaína y la etorfina, y es 30 veces más potente que la morfina. Se considera un agonista parcial m (50 veces mayor que para la morfina) y probable antagonista k. Su disociación del R es tórpida, aun en presencia de naloxona. Recientemente se ha señalado una unión al R ORL1/nociceptina (figura 5–31). Tiene buena absorción en las membranas biológicas. Su biodisponibilidad va de 15 a 30%: por vía sublingual es de 55%. El principio del efecto es lento por vía IM y EV (5 a 15 min), quizá por una lenta asociación con el receptor. Se ha observado un mejor efecto en el género masculino, tal vez porque los estrógenos limitan el efecto opioide. Tiene un escaso potencial de abuso. S t½a: no hay datos. S t½b: tres a cinco horas, y hasta ocho horas; efecto pico en 30 min. S Vdcc: 0.2 L/kg. S Vdee: 2 a 2.8 L/kg. S Up: 96 a 98%. CH2NCH2 C(CH3)3 C CH3 OH OCH3 HO O Figura 5–31. Buprenorfina. S Duración: 12.8 a 18 mL/kg/min. No es afectada por la insuficiencia renal. S zow 2 320 (cinco veces más altas que la M) (tres veces mayor que el fentanilo). S pKa: 8.4 a 9.4; porcentaje no ionizado a pH de 7.4, 9%. Se metaboliza en el hígado por N–dealquilación y conjugación; 70% es eliminado por la bilis sin cambios y el resto como metabolitos inactivos a través de la orina. Se ha considerado la concentración efectiva en 1 a 2 hg/mL; hay que recordar su lenta disociación del receptor. Sistema nervioso central Ocasiona efectos semejantes a los de la morfina, con analgesia, somnolencia, depresión respiratoria y miosis en patrón de meseta, náusea, vómito, sudoración, mareo e incremento de la diuresis con efectos prolongados. Se ha referido un efecto en “campana” con dosis de alrededor de 500 mg (dolor importante en el posoperatorio que cede con la administración de naloxona). La naloxona habitualmente no es útil para revertir el efecto depresor respiratorio; la Cp no guarda relación con el efecto clínico. Aun con bajo índice de adicción pueden ocurrir situaciones de dependencia. Sistema cardiovascular Da lugar a una leve disminución de la TA y FC semejante a morfina. Es útil en el infarto agudo del miocardio; se ha empleado para cirugía CV sin registrar cambios hemodinámicos importantes. Se ha empleado para el control del dolor intenso posoperatorio, a razón de 5 mg/kg EV o IM c/6 a 8 h, efecto pico en cinco minutos. Es útil para el cólico renal, así como el originado por CA. Puede precipitar el síndrome de abstinencia en los pacientes dependientes de morfina. Por vía sublingual se han empleado de 400 a 800 mg (5 a 10 mg/kg) con efecto en 20 a 30 min (la deglución disminuye el efecto por su escasa biodisponibilidad). Bajo la forma de ACP se emplea un bolo inicial de 1 a 3 mg/kg con cierre entre 10 y 20 min. Entre los efectos colaterales están la somnolencia, la náusea, el vómito y la depresión respiratoria. Se ha utilizado con buenos resultados a nivel peridural, debido a su alta lipofilidad (fijación segmentaria y escasa difusión cefálica). Se recomiendan de 150 a 200 mg, seguidos de 20 mg/h en infusión continua; es conveniente el empleo de medicación antiemética. Farmacología de los anestésicos intravenosos N CH2CH–CH3 HO HO O O Figura 5–32. Naloxona. ANTAGONISTAS Naloxona N–etilen metil oximorfona. Fue sintetizada por Blumberg en 1961 e introducida por Foldes en 1963; es el derivado N–alil de la oximorfona, primer antagonista competitivo de síntesis, específico para receptores m y en menor proporción para k, d y s. No tiene actividad agonista; en dosis altas puede dar lugar a somnolencia y náusea. Su biodisponibilidad es de 20% (figura 5–32). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S t½a: uno a dos minutos. S t½b: 1 a 1.5 h (tres horas en neonatos). S t½g: 2.5 h, aunque la duración del efecto antagonista se limita a 30 a 45 min. S Vdee: 2.0 L/kg. S Up: 45%. S Duración: 27 a 38 mL/kg/min. S pKa: 7.9, altamente lipofílica. Se metaboliza en el hígado por n–dealquilación y reducción a 6–ceto y posteriormente a naloxona 3–glucuronato. Se elimina sin cambios por la orina en una proporción menor de 1%. Una dosis de 400 mg ³ 2.8–5.8 hg/mL. Sobre el sistema nervioso central existe la posibilidad de ° CmO2 y FSC. Es necesario hacer las siguientes consideraciones para su empleo: 1. Tiene gran facilidad de entrada y salida del sistema nervioso central, motivo por el que sus efectos pueden desaparecer antes que los de los agonistas puros o parciales, y que esta situación sea más factible con mayores dosis de agonistas intercurrentes. 2. No es siempre posible predecir el tiempo de efecto que cursa el agonista, sobre todo cuando se administra en bolos; puede existir un desfasamiento entre los efectos de uno y otro. 105 3. Aun cuando la reversión se haga en forma comedida pudiera revertirse simultáneamente la analgesia, originando la aparición de dolor agudo rebelde y la consecuente ansiedad. 4. Se pueden presentar náusea, vómito, mareo, inestabilidad, nerviosismo, temblores y escalofrío, dando lugar al temible incremento del CmO2. 5. El efecto más deplorable es la precipitación de una catástrofe cardiovascular por incremento en la actividad del SNA y también por la percepción súbita de dolor, que se traduce en hipertensión (TA de 350 a 150), lo que origina ruptura de aneurismas, hemorragia cerebral e infarto agudo del miocardio; arritmias por incremento en la excitabilidad auricular y ventricular hasta la fibrilación; edema pulmonar cardiogénico o neurogénico, y finalmente asistolia. Estos efectos coinciden con la elevación en los niveles de catecolaminas, la cual ha sido referida tanto en sujetos de riesgo como en personas jóvenes y sanas. También se han observado en condiciones experimentales en perros bajo estado de inconsciencia. Algunos autores consideran estas complicaciones como cuadros agudos de abstinencia. El fármaco revierte la analgesia producida por acupuntura o placebo. Por lo tanto, actualmente no se recomienda su empleo indiscriminado, sino que se debe limitar a condiciones específicas, en las que el beneficio supere al riesgo. 1. Permitir la valoración del estado de alerta o conciencia en el posoperatorio inmediato en los procedimientos neuroquirúrgicos. 2. Revertir el efecto de los agonistas parciales (propoxifeno y dextrometorfano). 3. Suprimir las convulsiones por opioides (acorta la inconsciencia posterior a la crisis). 4. Sobredosificación en personas adictas. 5. Reversión de sobredosis por clonidina y captopril. 6. Ha sido útil para conocer el efecto de las endorfinas en los choques hemorrágico, endotóxico y espinal; así como en la acidosis, la hipoxemia y la sobrevida. Las dosis mayores de 1 mg/kg EV parecen mejorar en ratones sometidos a estos daños experimentales. Retarda el inicio de la FV por sobredosis digitálica o ligadura de arterias coronarias. 7. Revierte o limita el efecto de otros depresores del sistema nervioso central: etanol, diazepínicos, barbitúricos, halotano, ketamina, etc., tal vez por activación del sistema de despertar colinérgico cerebral e independiente de R opioides. 8. En el prurito originado por opioides y colestasis. 106 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) 9. En la retención urinaria como consecuencia de la aplicación raquídea. 10. Puede orientar en la evaluación y pronóstico de lesiones cerebrales. 11. Se ha informado su utilidad en el manejo de algunas toxicomanías, como alcoholismo, y tabaquismo, así como en el control del apetito y en la migraña y el dolor talámico. Empleo De 1 a 2 mg/kg; esperar de uno a tres minutos y repetir hasta obtener actividad respiratoria (no conciencia); durante este periodo es de mucha utilidad el registro de cambios en los signos pupilares. Johnston recomienda dosis de 3.66 mg/kg cada hora hasta un periodo de seis o bien infundir de 2 a 4 mg/kg/h a partir de una solución de 400 mg en 100 mL. Otros autores recomiendan la dosis inicial y en 15 min agregar de 5 a 10 mg/kg por vía IM; en caso necesario mantener una infusión de 5 a 8 mg/kg/h. En el recién nacido deprimido por opioides administrados a la madre se utilizan 10 mg/kg por vía vena umbilical cada dos a tres minutos hasta que surta efecto. La naloxona atraviesa fácilmente la barrera placentaria y su aplicación en la parturienta adicta puede dar lugar a síndrome de abstinencia en el neonato. N HO O H3CO O Figura 5–34. 3–Metilnaltrexona. 3–metilnaltrexona Es un antagonista opioide cuaternario altamente ionizado que limita su paso a través de la barrera hematoencefálica, por lo que es selectivo para receptivos opioides periféricos, probablemente más específico hacia el agonista M–6–glucuronato; abrevia el retardo del vaciamiento gástrico y las náuseas; este último efecto quizá se deba al antagonismo en la zona quimiorreceptora. Actualmente se utilizan la 3–metilnaltrexona y el alvimopan para el manejo de la paresia intestinal, debido a sus escasas absorciones en el tubo digestivo, pues sus efectos se restringen a los receptores periféricos (> 200 veces) (figura 5–34). Naltrexona N–ciclopropil metil–oximorfona. Tiene un mecanismo de acción semejante al de la naloxona, pero con dos ventajas farmacocinéticas importantes: tiene mayor duración de acción y no está sujeta a metabolismo de primer paso tan alto como el de la naloxona, por lo que es efectiva para su administración oral; una sola dosis de 50 mg tiene actividad durante 24 h. Ha sido de valor para el mantenimiento de la terapia en los adictos a la morfina, ya que bloquea los efectos eufóricos de las altas dosis de opioides en los casos de recaída (figura 5–33). Nalmefene 6–metilen naltrexona (Glass y col., 1994). Es un antagonista puro competitivo, análogo metilen de la naltrexona; es equipotente a la naloxona, con una mayor duración de acción que protege la depresión respiratoria tardía por efecto residual opioide (figura 5–35). t½b 8 a 11 h. Tiene metabolismo hepático por conjugación; menos de 5% se elimina sin cambios a través de la orina. Se recomiendan dosis de 0.25 mg/kg cada tres a cinco minutos hasta obtener el efecto deseado, pero no se debe exceder de 1 mg/kg. N CH2 N CH2 HO HO HO HO O O O Figura 5–33. Naltrexona. CH3 Figura 5–35. Nalmefene. Farmacología de los anestésicos intravenosos Algunos autores lo recomiendan para disminuir los requerimientos antieméticos y antipruriginosos en los pacientes que reciben morfina peridural o por ACP. Puede generar síndrome de abstinencia. Se reporta un caso de edema pulmonar (Reynolds, 1997). tracorta y ultraultracorta), lo cual no se utiliza en la actualidad. Se clasifican en cuatro grupos principales: 1. Oxibarbituratos: con H en N1 y C2, con latencia y efecto prolongado. 2. Oxibarbituratos metilados: con N1 y O en el C2 (metohexital), con latencia y recuperación breves acompañadas de fenómenos excitatorios. 3. Tiobarbituratos: con H en N1 y S en C2, con latencia y recuperación rápidas; agentes inductores (tiopental). 4. Tiobarbituratos metilados con latencia rápida; muy potentes y con alto índice de fenómenos excitatorios; no se emplean en la clínica. BARBITÚRICOS Y DIAZEPÍNICOS Barbitúricos Núcleo del ácido barbitúrico Se derivan de la reacción del ácido malónico con la urea para formar el anillo del ácido barbitúrico (von Baeyer, 1864), con propiedades excitatorias, pero el primer barbiturato sintetizado con propiedades hipnóticas fue sintetizado por Fisher y von Mering en 1903 (figura 5–36). S 1932: Weese y Scharpf introdujeron el hexobarbital. S 1934: R. Waters y J. Lundy, por separado, emplearon el tiopental e informaron acerca de él. S 1957: Stoelting empleó el metohexital sódico. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Los barbitúricos son ácidos débiles escasamente solubles en agua, casi siempre preparados como mezclas racémicas en forma de sales sódicas hidrosolubles, a las que se les agrega carbonato sódico para mantener un pH alcalino de 10 a 11 y así prevenir su precipitación de los ácidos libres por la acidificación del CO2 atmosférico, aunque por otra parte ocasionan precipitación al mezclarse con ácidos débiles. En alguna época fueron clasificados de acuerdo con su duración de acción (prolongada, intermedia, corta, ul- Tiopental sódico Actualmente es sujeto de estudios enantiométricos; se presenta en mezcla racémica. Es un polvo amarillento higroscópico, con olor aliáceo; como es inestable en agua se agrega Na2CO3 anhidro a 6%, a fin de prevenir su precipitación por la exposición al CO2 atmosférico. Se presenta en ampolleta o en frasco ampolleta bajo atmósfera de nitrógeno inerte, para evitar una reacción con el aire contenido. El pH de la solución a 2.5% se establece entre 9 y 10.5, lo cual lo hace bacteriostático. En pH fisiológico se vuelve menos soluble y da lugar a la formación de microcristales; se precipita con la mayoría de los fármacos con pH ácido, como la solución de Hartmann y diversos fármacos básicos y algunos ácidos (figura 5–37). Farmacocinética Tiene patrón multicompartimental; abandona rápidamente el espacio intravascular hacia los tejidos altamente perfundidos. O NH2 O C O H N C HCO 1 6 CH2 + O 5 CH2 + 2H2O C 2 HCO 3 N H O Urea Ácido malónico 107 4 C O Ácido barbitúrico Figura 5–36. Barbitúricos. 108 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) O H N CH2CH3 N CHCH2CH2CH3 S CH3 O Figura 5–37. Tiopental sódico. Pérdida de la conciencia en uno o dos tiempos, brazo–cerebro dependiente del GC. S S S S S S S S S S S S S S t½p: tres a ocho minutos. t½a: 47 a 60 min. t½b: 5 a 12 h. t½ke0: 0.6 a 0.9 min. Vd1: 0.1 L/kg. Vd2: 0.5 L/kg. Vd3: 2.35 L/kg. Vdee: 1.4 a 3.4 L/kg. t½: contexto sensitivo para dos horas 100 min, para cuatro horas 150 min y para ocho horas 180 min (aproximadamente). Up: preferentemente hacia la albúmina entre 60 y 90% (75 a 80 a pH de 7.4) en forma dependiente de la concentración; compite con los antiinflamatorios no esteroideos, los anticoagulantes, las sulfas, la AspirinaR y las bilirrubinas. En el RN la unión a UP es de prácticamente la mitad que en el adulto, lo cual sugiere una mayor sensibilidad. Se debe considerar también que la uremia y la cirrosis disminuyen esta propiedad. Duración: 1.6 a 4.3 mL/kg/min, afectada por la edad avanzada, el embarazo, la obesidad, la insuficiencia renal y la cirrosis, así como en los neonatos; en las edades preescolar y escolar se encuentra incrementada. IE: 0.1 a 0.2; capacidad limitada condicionada por la Up. pKa: 7.6 a 7.9; porcentaje no ionizado a pH de 7.4 (61%); los estados de acidosis incrementan la fracción no ionizada (mayor efecto), mientras que los de alcalosis ejercen el efecto contrario. low 500 a 700. Atraviesa rápidamente las barreras biológicas y en dosis hipnóticas sigue una cinética de primer orden (10 a 15%/h), en tanto que en dosificaciones altas —de 300 a 600 mg/kg (más de 50 mg/mL)— se comporta con cinética del orden cero. Su metabolismo es extensamente transformado por el proceso oxidativo en el hígado, por enzimas del sistema P–450 —en especial por la CYPC29, tal vez en mayor proporción que las CYP2E1 y las CYP3A4—, que en su mayor proporción lo convierten el ácido carboxílico; otros productos se derivan de la oxidación a hidroxitiopental o bien de la desulfuración a su análogo oxibarbiturato pentobarbital (con t½b 20 a 50 h), con la final ruptura del núcleo barbitúrico; en los productos habitualmente inactivos existe la posibilidad de aclaramiento extrahepático. La eliminación renal es menor de 1%. Cabe la probabilidad de una competencia con otros fármacos, como los anticoagulantes, los antidepresivos, los anticonvulsivantes, etc. La redistribución del agente hacia tejidos de sostén determina el rápido despertar a una sola dosis, puesto que la transformación metabólica ocurre a un ritmo muy lento (de 10 a 15%/h). Farmacodinamia IT + 78 mgńkg + 29 . 65 2 . 63 mgńkg Hipnosis; somnolencia Inconsciencia Supresión de actividad respiratoria Supresión de descarga EEG Silencio EEG Laringoscopia Intubación Recuperación de la conciencia En mg/mL 7 a 10 10 a 19.2 30.3 40 a 75 > 50 50 78.8 4.4 a 7.8 Existe una mayor sensibilidad en los pacientes ancianos (lentitud en los fenómenos de distribución), los neonatos y las mujeres, y en casos de hipovolemia, déficit proteico, etc. Actúa sobre diversos sitios blanco en el sistema nervioso central en concentraciones clínicas y subclínicas, ejerciendo los efectos a través de lípidos o proteínas, aunque la transmisión sináptica es más sensible que la conducción axonal. Desde 1899 Meyer y Overton demostraron la relación entre la potencia anestésica y el índice agua/aceite, y sugirieron que los agentes anestésicos producían sus efectos irrumpiendo en la membrana celular. Actualmente se sabe que el estado anestésico, al menos en una buena proporción, está relacionado con los cambios en la conductancia de los canales iónicos operados a través de receptores específicos. El principal mecanismo de acción, tal como sugieren diversas líneas de evidencia, ocurre a través de la facili- Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. tación de la transmisión sináptica del GABA —principal inhibidor del sistema nervioso central—, incrementando la duración de la apertura en el canal de Cl– transmembrana. Este receptor está constituido por cinco subunidades que se ensamblan para formar el canal y están constituidas por 2a, b, g y d, y pueden variar entre a1–a6, b1–b3, g2s, g2L, g3 y d, identificando así a cada subtipo receptor. Cada subunidad contiene a su vez cuatro segmentos ensanchados (M1 a M4); el M2 contribuye a la integración del poro o canal iónico para el Cl–. Las variantes en la subunidad a influyen la cinética del canal y, por lo tanto, la potencia y la eficacia del efecto agonista. A nivel molecular el residuo TM2 de la subunidad b1 del receptor GABAA es indispensable para el efecto barbitúrico. Los efectos relevantes sobre los subtipos receptores GABAA se dirigen en dos sentidos, por una parte incrementan las acciones del neurotransmisor en su receptor y por otra son capaces de activarlo directamente, aun en ausencia de GABA, y pueden mantener al canal iónico dependiente del receptor GABAA en estado de apertura prolongado (estabilización). Esta potenciación no es abolida por mutaciones específicas en el receptor, aunque por otra parte sí suprimen la potenciación por anestésicos volátiles y propofol. Mediante registros electrofisiológicos se ha demostrado la inhibición de la transmisión sináptica, posiblemente postsináptica, de subtipos de receptores excitatorios de glutamato (no NMDA); también involucra los nicotínicos colinérgicos (pez torpedo) y de adenosina. Deprime selectivamente la transmisión en los ganglios simpáticos del SNA (hipotensión). En dosis altas en las neuronas del hipocampo produce inhibición de las corrientes activadas por agonistas excitatorios en el R de glutamato, lo cual da lugar a un efecto anticonvulsivante. Sistema nervioso central El tiopental sódico ocasiona desde somnolencia, hipnosis, inconsciencia y anestesia, hasta coma; el efecto aparece entre 1 y 1.5 min, con una duración de 4 a 8. Con dosis habitual de inducción la rápida pérdida de la conciencia obedece a dos factores: 1. La extrema vascularidad del tejido cerebral (25% del GC). 2. La alta lipofilidad, la gran proporción de la fracción no ionizada y la relativa baja unión a proteínas dan lugar al rápido traslado de tiopental por los capilares cerebrales que forman la barrera hematoencefálica. 109 La pérdida de conciencia se establece en forma suave y rara vez con fenomenología excitatoria, y escasa o nula analgesia; se ha señalado un efecto antianalgésico por disminución del umbral para la percepción de estímulos dolorosos por inhibición de neuronas de carácter inhibitorio de la FR, dando lugar a movimientos no dirigidos (reflejo en masa). Depresión respiratoria dependiente de la dosis, que obliga a la asistencia; no hay depresión de los reflejos faríngeo y laríngeo y fácilmente se pueden originar laringoespasmo y broncoespasmo por estímulos directos. El efecto depresor se puede incrementar en forma considerable con el empleo simultáneo de otros inhibidores centrales y, en otro sentido, por la estimulación quirúrgica. Hay miosis por estimulación del núcleo colinérgico de Edinger–Westphal, pero hay midriasis en situaciones de hipoxemia. Habrá que recordar que el paciente refiere “caída en un pozo sin fondo” al inicio de la hipnosis, por lo que se recomienda comedimiento al principio de su aplicación. Electroencefalograma: a medida que se incrementa su captación se hacen predominantes las ondas frecuentes de bajo voltaje, que corresponden a la pérdida de la conciencia (1 a 5 ciclos/seg) y a la etapa 1; con mayores dosis aparece el ritmo a y posteriormente las ondas d y q, con un patrón variable de mayor amplitud y menor frecuencia, que corresponde a falta de respuesta (etapa 2); con el incremento de la dosis se espacian las descargas y se alternan con periodos isoeléctricos (etapa 3); a medida que se separan estas descargas (semicoma; 5 a 10 mg/kg) se llega a la etapa 4 y finalmente al coma con trazo isoeléctrico (10 a 20 mg/kg/h) (etapa 5). Da lugar a una sensación de “cruda” en la etapa posanestésica. Hemodinamia cerebral: produce disminución del FSC e incremento de la RVC por fenómenos de vasoconstricción con valores de 0 a 50%. El CmO2 se abate de 0 a 55% y la PIC en forma dependiente de la dosis aun en casos en que la elevación de ésta ha sido refractaria al manitol y a la hiperventilación; la PIO y la PPC tienden a disminuir. Se conserva la respuesta a la PaCO2 y se mantiene la autorregulación. Se ha planteado el mecanismo de protección cerebral previa a la isquemia focal o regional (exclusión cardiopulmonar y cirugía carotídea y de aneurismas) por limitar la liberación de neurotransmisores excitatorios tipo glutamato que incrementan la presencia de Ca++ intracelular y condicionan depleción de ATP y fosfocreatina con desacoplamiento del Mb oxidativo mitocondrial, que origina lesiones neuronales irreversibles. También funciona como barredor de radicales libres y superóxi- 110 El ABC de la anestesia dos, y favorece la reperfusión de zonas isquémicas resultantes de vasoconstricción en zonas normales de “robo inverso”. Actualmente se considera ineficaz como parte de las maniobras de reanimación posisquemia global (paro cardiaco). Es útil para el registro de los PESS y motores, pero causa limitación en los auditivos. Aparato respiratorio Depresión con sumación o sinergismo a otros depresores, desviación de la curva de estimulación de CO2 a la derecha y posible relajación de la musculatura en las vías aéreas superiores, dando lugar a obstrucción; sin embargo, no hay abatimiento de la reflectividad y se pueden generar laringoespasmo y broncoespasmo durante la instrumentación bajo efecto únicamente hipnótico. Se ha medido la resistencia de las vías aéreas durante su administración, al parecer porque prevalece una depresión del sistema simpático y predominio del tono vagal. Inhibe el movimiento ciliar y se ha documentado una mayor incidencia de sibilancias con respecto a otros inductores. Puede originar hipo y tos en 5% de los pacientes. Mantiene la vasoconstricción pulmonar hipóxica. No es raro algún efecto anafilactoide en alguna proporción por liberación de histamina, relacionado con el rash cutáneo que aparece en cara, cuello y la porción superior del tórax consecutivo a su administración; habitualmente cede de manera espontánea. No se debe administrar en pacientes asmáticos; se han documentado manifestaciones de anafilaxia entre 1:14 000 y 1:20 000 pacientes, de los cuales la mayoría tuvieron historia de atopia crónica y a menudo recibieron el medicamento previamente, por lo que necesariamente requirieron tratamiento agresivo con amplio aporte de líquidos y la administración de epinefrina. Sistema cardiovascular La volemia es correcta dependiendo de la velocidad; los parámetros se afectan de la siguiente manera: S S S S S FC +10 a +36%. PAM –18 + 8% (normal). RVS 0 + 19% (normal). PAP, PVD, PAI y POP sin cambios. Vol. latido 12 a 35%, ITVI 0 a 26%, dP/dt 14%, IC 0 a 24%, ? PDFVI. S ± RVC ³ ± FSC con ± CMO2 de acuerdo con la FC y la TA. (Capítulo 5) Se traduce una inhibición simpática central en los centros vasomotores y los núcleos hipotalámicos, inhibición ganglionar y disminución de la contractilidad de las paredes del músculo liso vascular; así como vasodilatación (incrementando la capacitancia) y estancamiento en la periferia, lo cual disminuye el retorno venoso (precarga) y el volumen latido, y conduce al abatimiento de la TA; sin embargo, se conserva el reflejo barorreceptor compensatorio vía seno carotídeo, que mantiene la resistencia vascular sistémica y en forma refleja incrementa la frecuencia cardiaca para mitigar la reducción de la TA. No obstante, los pacientes con el tono simpático afectado, hipovolémicos (Pearl Harbor), bajo el efecto de betabloqueadores, vasodilatadores y bloqueadores de los canales de Ca++, diabéticos, con cardiopatía valvular o isquémica, tamponamiento, IC, etc. son más sensibles a estos efectos. Las dosis hipnóticas producen una escasa depresión miocárdica, pero las dosis mayores deprimen en forma categórica la contractilidad; se ha considerado un efecto anestésico local estabilizando la membrana y abatiendo el flujo de Ca++ a los miocitos con menor disponibilidad en los sitios correspondientes al sarcolema. No es arritmogénico, pero puede sensibilizar el efecto de las catecolaminas (perro); sin embargo, no limita la respuesta hiperdinámica a la laringoscopia y la intubación. Pueden aparecer trastornos del ritmo por situaciones de hipoxemia, acidosis y trastornos electrolíticos. Aparato digestivo Baja incidencia de náusea y vómito posoperatorios; el retardo en el vaciamiento gástrico y la limitación de la motilidad intestinal no tienen significado clínico. No hay alteraciones en el funcionamiento hepático en ausencia de hipoxia e hipercarbia y únicamente en un modelo experimental hipóxico se puede detectar un mínimo trastorno hepatocelular. Hay que recordar que el índice de unión a proteínas se puede modificar por el abatimiento en la síntesis de albúmina. La administración crónica de barbituratos da lugar a una inducción enzimática después de dos a siete días de su administración de hasta 20 a 40% en el sistema P–450, incluyendo también el sistema de la glucuroniltransferasa. Función renal Durante sus efectos tiende a existir oliguria por abatimiento del filtrado glomerular y del FSR, así como en la excreción de agua y electrólitos, efectos que son principalmente relacionados con un incremento en la libera- Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. ción de HAD por supresión de la inhibición que ejercen los núcleos hipotalámicos, particularmente el supraóptico sobre el lóbulo hipofisario posterior o bien por los efectos hipodinámicos cardiovasculares; esta tendencia a la oliguria puede ser controlada con un aporte adecuado de líquidos y otras medidas para mantener la homeostasis (temperatura, normocarbia, profundidad anestésica, etc.). No suprime la respuesta adrenocortical al estrés y tampoco hay datos de lesiones parenquimatosas por su empleo para la inducción. Otros efectos Atraviesa la barrera uteroplacentaria, con estado de equilibrio pico que se inicia en un minuto y se completa en cuatro, pero las concentraciones fetales son menores que las maternas, seguramente por las características de la circulación fetal, como en las vellosidades placentarias, efecto de primer paso por el hígado, dilución en las vísceras, líquidos corporales neonatales y la circulación por el corto circuito de derecha a izquierda, que limitan el acceso del agente al cerebro fetal, por lo que se considera útil para la inducción en la operación cesárea; las pruebas conductuales en los RN así manejados muestran cambios poco significativos a las 48 h del nacimiento, aun cuando el t½b a esta edad es de 11 a 42 h. No se modifica el tono uterino. En dosis altas afecta la respuesta inmunitaria, abate 50% la polarización de neutrófilos in vitro y es posible que dé lugar a un incremento de infecciones bacterianas y nosocomiales. Da lugar a la inducción de la enzima D–aminolevulínico sintetasa ácida y, como resultado, un incremento en la producción de heme, el cual desempeña un papel crucial en la biosíntesis de porfirinas y trastorno subyacente en algunas porfirias, específicamente en las formas aguda intermitente y variegata, que se caracterizan por desmielinización progresiva, neuropatía, debilidad, parálisis de la musculatura voluntaria y las cuerdas vocales, y cuadros de dolor abdominal agudo, trastornos psiquiátricos, histeria, crisis convulsivas, etc. La presencia de proporfirinas le confieren un tinte rojizo a la orina. Aunque existen algunas variantes de este padecimiento (tóxica, cutánea tarda, coproporfiria hereditaria, eritropoyética y por protoporfirinas) no es prudente utilizar barbitúricos ante cualquiera de estas variantes del padecimiento. Es compatible en portadores de hipertermia maligna. Empleo Inducción: 3 a 5 mg/kg 100 mg cada 10 a 15 seg. En la edad escolar se administran hasta 7 u 8 y en los ancianos 111 de 2 a 4 (hay que recordar su depuración intercompartimental limitada); se debe dosificar en función de la constitución y el peso ideal. No hay que olvidar los efectos aditivos o sinérgicos con otros depresores, incluyendo intoxicación etílica y resistencia en el alcoholismo crónico; la clonidina abate los requerimientos 25%. Anticonvulsivante: 1 a 2 mg/kg; se puede repetir esta dosis en casos status epilepticus con incrementos sucesivos de 25 a 50 mg. Para el manejo de la HIC se recomienda mantener una infusión de 3 a 10 mg/kg/h; es necesario recordar la duración y el efecto cardiovascular. Protección cerebral: en función de los efectos señalados en la hemodinamia cerebral y tomando como base el patrón EEG, hasta hacerlo más lento e isoeléctrico, se ha utilizado previo a la isquemia focal. En el pasado se utilizaban dosificaciones elevadas de 30 a 32 mg/kg (40 a 48); actualmente se recomiendan de 7 a 8 mg/kg iniciales, con un mantenimiento con 4 mg/kg/h. Contraindicaciones absolutas: S Estado de choque e hipovolemia. S Obstrucción o dificultad para mantener la vía aérea. S Carencia de material y equipo para apoyar la ventilación. S Acceso a vía venosa y experiencia para su administración. S Insuficiencia cardiaca. S Sensibilidad previa. S Porfiria. S Asma. Contraindicaciones relativas: S Insuficiencias hepática, renal y suprarrenal, e hipoproteinemia. S Cardiomiopatía, HA no controlada, coronariopatía, estenosis valvulares, especialmente con GC fijo, y pericarditis constrictiva. S Miastenia gravis o distrofias miotónicas. S Deshidratación, quemaduras e hipoalbuminemia. S Sepsis, acidosis, estados inflamatorios agudos o crónicos. S Edades extremas. Inyección intraarterial accidental Percepción de dolor intenso e inmediato por el pH tan alto, vasoconstricción intensa, lividez inicial y posteriormente cianosis progresiva, y desaparición del pulso, seguida de endarteritis, que puede conducir a trombosis y gangrena distales. El mecanismo se atribuye actualmente a la precipitación de cristales de barbitúrico con 112 El ABC de la anestesia O (Capítulo 5) N H N CH2CH = CH2 N CHC = CCH2 CH3 O Farmacodinamia O CH3 ción; los metabolitos por N–desmetilación y oxidación a 4–hidroximetoexital tienen un escaso efecto hipnótico; el metohexital–glucuronato es eliminado en muy escasa proporción por la bilis y la orina, en las que < 1% es eliminado sin cambios. CH3 Figura 5–38. Metohexital Na. respuesta inflamatoria, arteritis y microembolismo. Se requiere tratamiento inmediato; si el catéter se encuentra en la luz arterial, se recomienda el lavado con solución salina y la aplicación arterial de lidocaína, papaverina, otros vasodilatadores y heparina, así como el bloqueo simpático temporal a través del plexo braquial o ganglio estrellado. Metohexital Na Es un oxibarbiturato metilado que, en virtud de que dispone de 2 C asimétricos, presenta cuatro posibles isómeros activos; este elemento es dos o tres veces más potente que el tiopental. Es un polvo blanco fácilmente soluble en agua, con 6% de CaCO3; la solución a 1% tiene un pH de 11 con una duración de la estabilidad de 24 h; es incompatible con otros fármacos (figura 5–38). Farmacocinética Sigue un modelo farmacocinético de dos compartimentos. S S S S S S S S S S t½p: cinco a seis minutos. t½a: 60 min. t½b: cuatro horas. t½ke0: 0.6 min, efecto pico 1.6 min. Vdi: 0.1 L/kg. Vdee: 2.2 L/kg. Up: 73 a 80%; principalmente albúmina. Duración: 9.2 a 12.1 mL/kg/min. I.E.: 0.5 a 0.6, dependiente del FSH pKa: 7.9 a 8; fracción no ionizada a pH de 7.4, 80%. S zow 300. En cuanto a su metabolismo, su menor liposolubilidad permite una mayor disponibilidad para su transforma- IT Hipnosis Anestesia Supresión en el EEG Despertar S/D 3 a 5 mg/mg 5 a 15 mg/mg 10.7 mg/mg 1 a 3 mg/mg Sistema nervioso central Tiene un efecto semejante al del tiopental, pero con la aparición de fenómenos excitatorios hasta de 80%, que incluyen movimientos involuntarios, temblor, hipertonía, tos e hipo; pueden aparecer algunas espigas epileptiformes y su empleo en pacientes con trastornos convulsivos es controvertido; estos episodios se pueden atenuar por medicación preanestésica. La recuperación de la conciencia es más rápida aun bajo dosis sucesivas. Sistema cardiovascular FC PAM IC RAP 0 + 34% 0 – 10% 0 + 12% 0 + 15% No se recomienda la inducción en los pacientes hipovolémicos. Aparato respiratorio Tiene un efecto semejante al del tiopental y una menor liberación de histamina; algunos autores lo aceptan para el manejo de pacientes asmáticos o con atopias. Empleo En solución a 1%: inducción de 1 a 1.5 mg/kg; en niños de 2 a 3 mg/kg y en ancianos de 0.75 a 1 mg/kg. Como coadyuvante: de 0.5 a 1.5 mg/kg iniciales, seguidos de 50 a 150 mg/kg/min (3 mg/kg/h). Vigilancia despierta: 0.5 a 1 mg/kg iniciales, seguidos de 10 a 50 mg/kg/min. Se observa una menor incidencia de flebitis. Diazepínicos Fueron descubiertos e investigados en la década de 1950, por sus capacidades para producir relajación muscular; E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Farmacología de los anestésicos intravenosos se encontró un efecto de “amansamiento” “atarantamiento” o ataxia, y además se sugirieron sus efectos ansiolíticos en diversas especies, incluidos los primates, desde luego con dosis menores a las necesarias para producir inconsciencia. Se caracterizan porque ocasionan somnolencia–hipnosis y ansiólisis (tranquilizante) y sirven también como anticonvulsivantes, amnésicos y relajantes musculares. Entre 1955 y 1957 Sternbach descubrió el clordiazepóxido (LibriumR) y lo envió a ensayo clínico con el Dr. Randall para comprobar su utilidad en pacientes psiquiátricos; en 1962 se usó con fines de medicación preanestésica. Seis años más tarde los mismos investigadores analizaron el diazepam bajo el mismo patrón. Originalmente se integraron al grupo de tranquilizantes mayores o menores, según dispusieran o no de efecto antipsicótico. Se han clasificado por su duración de acción, que puede ser prolongada (diazepam y flunitrazepam), intermedia (lorazepam y oxazepam) y corta (triazolam y midazolam). Tuvieron que pasar más de 10 años antes de que los investigadores abordaran el conocimiento de los mecanismos de acción. La primera descripción sobre el sitio del efecto en el sistema nervioso central fue hecha por Squires y Braestrop (Benzodiazepine receptor in rat brain. Nature 1977;266:732). Poco tiempo después Mohler y Okada demostraron la presencia de “receptores diazepínicos” en el sistema nervioso central (Benzodiazepine receptor demonstration in the central nervous system. Science 1977;198:849). En la actualidad se distinguen dos grandes clases de receptores diazepínicos con base en su localización anatómica. El tipo central (Braestrup, 1982), que es afín al compuesto CI 218872 y actúa a niveles presinápticos (axo–axónicas) con efecto inhibitorio postsináptico (axodendríticos); abarca de 20 a 40% de todas las sinopsis en el sistema nervioso central, particularmente en el sistema límbico (hipocampo, región septal, núcleo amigdalino con su correspondiente en la corteza y el hipotálamo) y que se considera como el principal responsable de la integración en las respuestas emocionales y abatimiento del estado de alerta (SRA). Se ha encontrado que este tipo de receptor constituye 100% a nivel cerebeloso, 84% en la corteza media, 81% en la protuberancia, la corteza occipital y el tálamo, 80% en la corteza frontal, 78% en el bulbo olfatorio, 62% en el corpus striatum, 59% en el hipocampo y 57% en el núcleo accumbens y el hipotálamo; se describen también en la sustancia nigra, el colículo interno y la médula espinal. 113 La mayoría de los efectos diazepínicos son el resultado del incremento de los estímulos inhibitorios por parte de los receptores GABAA en los mamíferos; están constituidos por una estructura pentamérica con tres diferentes tipos (2a, b y g), asociados al canal de cloro en la membrana neuronal postsináptica, cuya combinación puede dar lugar a múltiples isoformas, por lo que los receptores GABAA constituyen un grupo heterogéneo. Parece ser que los efectos de somnolencia radica en las subunidades a1, en tanto que el efecto ansiolítico se debe a la actividad de subunidades a2. Han sido mapeados en detalle mediante su identificación por señalamiento de uniones de radioligandos y fotoafinidad específicas, complementados con los efectos electrofisiológicos. Una forma más reciente ha sido la remoción de genes endógenos en el ratón, por ejemplo, suprimiendo la subunidad GABAA g2, que se hace insensible al efecto diazepínico (figura 5–39). Los receptores GABAB (periféricos) se han encontrado a nivel presináptico en las terminaciones del SNA sobre las neuronas noradrenérgicas, dopaminérgicas y serotoninérgicas, cuya actividad da lugar a una disminución en la liberación de neuropéptidos y neurotransmisores excitatorios, reduciendo la espasticidad y los reflejos flexores, tal vez por inhibición a nivel espinal. Funcionan acoplados a la proteína Gi y AC; su activación da lugar a una disminución de cAMP, con efectos secundarios sobre los canales de Ca++ y K+. A la fecha, con base en la presencia de siete familias de al menos 18, se sabe que los receptores que contienen subunidades con a1,2,3 y 5, en combinación con una b y una g2, prevalecen en el cerebro y son sensibles a la modulación por diazepínicos, los cuales contienen a1 y constituyen el subtipo más abundante, con 60% del total a nivel cerebral; los constituidos por a2 se encuentran principalmente en el hipocampo, la amígdala, los núcleos accumbens y striatum. Los a3 se disponen en las terminaciones de neuronas noradrenérgicos, serotoninérgicas y colinérgicas del tallo cerebral y del núcleo reticular del tálamo, mientras que los a5 se encuentran principalmente en el hipocampo y carecen de afinidad para el zolpidem. La mayoría de ellos contienen sitios de unión tanto para el GABA como para los diazepínicos, e interactúan entre sí; existen pruebas de que las subunidades a y b contribuyen con el sitio de unión GABA (más próximo al canal de cloro), en tanto que las a y g se requieren para el sitio de unión diazepínico. La recombinación de subunidades a ha permitido precisar la distinción entre diferentes tipos de receptores; entre los hallazgos más interesantes está el descubrimiento de un solo residuo de histidina en la subunidad a, la cual es categórica para la actividad clínica útil de estos medicamentos. 114 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) GABA Ca 2– Neuroesteroides GABA Barbituratos Etomidato Propofol Enflurano Isoflurano Etanol Benzodiazepinas Transportador GABA g –butirolactonas Receptor GABA B Zn 2+ Pricrotoxina Receptor GABAA Benzodiazepinas Figura 5–39. Receptores GABA. Los benzodiazepínicos actúan incrementando la afinidad del GABA por su receptor, facilitando sus efectos a expensas de un aumento de la frecuencia de apertura del canal iónico, permitiendo así el flujo de entrada vs. el gradiente electroquímico en la neurona, dando lugar a hiperpolarización, por lo que disminuye las posibilidades de conducir el potencial de acción, que implica un efecto inhibitorio (el barbitúrico prolonga el tiempo de apertura). Estos efectos pueden ser modulados por diversas clases de compuestos que interactúan en distintos sitios del complejo R–GABA–diazepínico, como los barbitúricos, la picrotoxina, los esteroides neuroactivos y el butilbiciclofosforotionato, que crean potencial para el cooperativismo, sea heterotópico en + o – en el sentido de que su efecto en un sitio aumenta la afinidad para otro y viceversa (figura 5–40). La capacidad de unión in vitro se correlaciona en forma aproximada con su potencia clínica. Por otra parte, se ha establecido que debe haber una mayor fracción de R ocupados para producir los diferentes efectos (concepto de eficacia). Se ha intentado relacionar la proporción de ocupación con diferentes efectos, por ejemplo, 20% para ansiólisis, de 30 a 40% para sopor (hipnosis) y más de 60% para la inconsciencia. Al igual que en el R opioide, es evidente la existencia de agonistas endógenos (endozepinas), pues se han demostrado derivados benzodiazepínicos (cerebro de rata, cerdo y orina humana), que probablemente se encuentran incrementados en la encefalopatía hepática. Por otra parte, se ha considerado un neuropéptido como factor inhibitorio al R diazepínico, el compuesto DBI, cuyo efecto recuerda a las b carbolinas con alta afinidad al R, que da lugar a un efecto agonista inverso, como en la ansiogénesis y manifestaciones proconflictivas y proconvulsivantes. Diazepam Tiene un efecto prolongado, es insoluble en agua y es soluble en solventes orgánicos; se requiere agregar propilenglicol (40%), etanol (10%) y benzoato de Na, y ácido benzoico como amortiguadores y alcohol benzílico como preservativo; el pH de la solución es de 6 a 6.9, es irritante para las venas, puede ocasionar tromboflebitis y se enturbia prácticamente con todos los líquidos de Cl– Proteína del canal o de cloro Proteínas R–BDZ + + 2 Agonistas – Antagonistas Agonistas BDZ 3 inversos + + 6 7 Barbitúricos BARB Picrotoxina Ro 5–3663 1 8 5 4 Proteína GABA–R GABA + + Agonistas GABA Antagonistas GABA Figura 5–40. Esquema propuesto por Polc y col. Farmacología de los anestésicos intravenosos CH3 O N está retrasada en los pacientes obesos. Se encuentra incrementada en la raza caucásica y disminuida en la oriental. Cl2 periférica rápida 15.71, Cl3 periférica lenta 4.85. S pKa: 3.3 a 3.4, fracción no ionizada a 7.4 a 99.99. S zow 820 a 840. N Cl Figura 5–41. Diazepam. infusión. Se sabe de su presentación en emulsión con aceite de soya (diazemuls) (figura 5–41). Farmacocinética El pico de absorción por vía oral es de 30 a 90 min en adultos y de 15 a 30 min en niños, con una biodisponibilidad de 94% (98 a 99) y amplia recirculación enterohepática. Por vía IM su absorción es errática (¿precipitación local?). En dosis única de 10 mg EV el principio del efecto ocurre en un minuto, con un pico entre tres y cuatro, y una duración de 1 a 6 h. Son limitados los estudios para determinar el análisis multicompartimental. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 115 S t½p: 10 a 15 min. S t½a: una hora. S t½b: de 24 a 50 h en jóvenes, 98 en ancianos y 71 en ancianas. S Insuficiencia hepática > 100. S t½g: 45 h; gran efecto acumulativo. S Vdcc: 0.049 L/kg. S Vd2: 0.12 (distribución rápida). S Vd3: 1.25 (distribución lenta). S Vdee: de 1 a 1.5 L/kg en jóvenes, de 1.8 en ancianos masculinos y de 2.64 en ancianas; IH de 1.74 S Up de 96 a 98%; principalmente albúmina, razón por la que no es útil la hemodiálisis en el tratamiento de la sobredosis. La fracción no unida atraviesa la placenta y puede concentrarse en el producto. S Duración: metabólica Cl1 0.42 mL/kg/min. 0.24 mL/kg/min en ancianos, 0.48 mL/kg/min en ancianas y 0.25 mL/kg/min en enfermedad hepática; Es metabolizado por enzimas microsomales del citocromo P–450 CYP3A4 en vía oxidativa a su principal metabolito, n–desmetildiazepam o nordiazepam con t½b 30 a 200 h. Es también hidrolizado a 3 OH diazepam y éste a su vez es desmetilado a 3 OH desmetildiazepam y t½b de 3 a 21 h. Posteriormente son eliminados en forma de glucuronato. Menos de 2% del fármaco inicial es eliminado por la orina. Farmacodinamia IT + 500 000 * 950 000 mgńkg + 10 000 * 19 000 50 mgńkg 20% de R ocupados 30 a 50% de R ocupados > 60% de R ocupados Ansiólisis Somnolencia–hipnosis Inconsciencia En mg/mL Somnolencia Visión borrosa, torpeza mental, falta de coordinación Cambios en el EEG Amnesia Ansiólisis Anticonvulsivante Inconsciencia 40 100 a 400 100 a 269 235 400 400 a 500 1 000 Sistema nervioso central Genera somnolencia, ansiólisis, amnesia anterógrada e hipnosis–inconsciencia; reduce la hostilidad y tiene un efecto anticonvulsivante en el tipo de gran mal y en las inducidas por anestésicos locales y delirium tremens; sus efectos dependen del contenido de subunidades a1, 2 y 3 en la integración del receptor gabaérgico; a diferencia del barbitúrico, inhibe selectivamente la actividad del sistema límbico, particularmente del hipocampo. Tiene un escaso efecto antinociceptivo; sin embargo, no se encuentran cambios en la concentración plasmática de catecolaminas, arginina–vasopresina y cortisol. Puede generar abstinencia a la suspensión cuando se administra durante tiempos prolongados, caracterizada por agitación, temblores, trastornos visuales, ansiedad, depresión, distorsión en la percepción y despersonalización, que pueden originar a su vez confusión, delirio, 116 El ABC de la anestesia psicosis paranoide y convulsiones en los pacientes de riesgo. Las alteraciones en la memoria anterógrada con algún trastorno en la adquisición de nueva información suelen ser más importantes en edades avanzadas. Reduce los requerimientos para agentes inhalatorios y endovenosos. Electroencefalograma: es semejante al patrón de sueño superficial con actividad rítmica b; incrementa el umbral convulsivo. Hemodinamia cerebral: es semejante al barbitúrico; abate el FSC y el CMO2 en forma proporcional (360 mg/kg). Abate el FSC entre 30 a 60%, pero sin cambios en el segundo parámetro (rata y perro); sin embargo, en dosis mayores —3 a 7.5 mg/kg— la variación se registra en 30 y 55%, respectivamente (menor que el barbitúrico); no da lugar a la supresión en el electroencefalograma y se mantienen la respuesta a la CaCO2 y la autorregulación cerebral. Aparato respiratorio En dosis menores de 200 mg/kg la depresión del patrón respiratorio es limitada entre 20 y 30% con algún aumento de la FR, en tanto que las dosis mayores, asociadas con otros depresores (opioides, propofol, agonistas a2, etc.) o en pacientes con EPOC, ancianos o debilitados si están en compromiso. La depresión en la respuesta al CO2 se abate entre 50 y 65%, con una duración de 30 min. El efecto se ha relacionado con desensibilización a la hipoxia e hipercarbia. El efecto depresor respiratorio constituye la causa de morbilidad en la llamada “sedación consciente” y su asociación con hipnoanalgésicos deberá hacerse bajo estrecha vigilancia. No incrementa la resistencia de las vías aéreas y su efecto prolongado es útil para el apoyo respiratorio mecánico. El abatimiento del tono muscular se considera a través de un mecanismo central en receptores de glicina inhibitorios en el cerebelo y la médula espinal. No interactúa con los relajantes musculares. Sistema cardiovascular Con dosis de 500 mg/kg se pueden observar los siguientes cambios: S FC –9 a +13%; se abate la respuesta barorreceptora 40%, por efecto sobre el centro de control cardiovascular. S PAM 0 a a 25%. S RVS –20 a +13% (normalmente se presentan durante el sueño fisiológico). S PAD 0 a –16, RVP 0 a 19. S IC, PAD, RAP y POP sin cambios significativos. (Capítulo 5) S Vol. latido 0 a –8%, ITV 0 a –36%, ITVD 0 a –21%, dP/dt sin cambios, ± PDFVI. Produce vasodilatación coronaria; a 160 mg/kg incrementa 22% el FSC y abate 10% la RVC y el CmO2 en pacientes sanos, aun con reducciones en la TA. En los portadores de coronariopatías el FSC se incrementa hasta 75% y el CmO2 se abate hasta 15%. Se refiere un leve a moderado efecto sobre la autorregulación; no se incrementa la producción de lactato; algunos de estos efectos se han comparado con los de la nitroglicerina. La escasa repercusión cardiovascular se puede comprometer por asociación con otros depresores. Otros efectos Atraviesa la barrera placentaria y se equilibra en escasos minutos con fijación a las proteínas fetales (secuestro); aunado a la baja capacidad metabolizante fetal (t½b 25 a 100 h) y a la presencia del metabolito nordiazepam los efectos se prolongan. Sin embargo, se ha utilizado en el manejo de la toxemia gravídica. Está contraindicado en pacientes con miastenia gravis y síndromes miasténicos. Empleo Medicación preanestésica mediata oral: 100 a 200 mg/kg una o dos horas antes del procedimiento; hay que recordar la buena absorción en el tubo digestivo (94%); la vía IM no es recomendable, debido a que es impredecible y errática. Se pueden administrar en forma inmediata por vía EV, lenta y diluida, de 50 a 100 mg/kg, titulando al grado de tranquilidad e hipnosis. Inducción: 300 a 500 mg/kg, es más lento y de efecto prolongado que el barbitúrico y el propofol, pero ha sido el preferido en los pacientes cardiópatas o coronarios, debido a su mejor estabilidad hemodinámica; el efecto se inicia en un minuto y se establece entre tres y cuatro, con una duración de la inconsciencia de 22 min. Sin embargo, no abate la respuesta a la laringoscopia y la intubación. Hay que recordar que la hipotensión y la hipovolemia limitan su empleo; así como en los casos en los que no es conveniente reducir la RVS, como en el tamponamiento cardiaco. Mantenimiento: como parte de una anestesia balanceada reduce el CAM; sin embargo, por su perfil farmacodinámico ya no se recomienda (tal vez en algunos casos de cirugía prolongada con apoyo mecánico posoperatorio). Como suplemento para anestesia de conducción se ha sustituido por el midazolam, aunque la administración en microbolos de 30 a 50 mg/kg es de utilidad (bajo costo); hay que recordar el efecto depresor respiratorio. Como complemento de la anestesia disociativa Farmacología de los anestésicos intravenosos sirve para atenuar el efecto psicodisléptico y moderar el cardiovascular de la ketamina (100 a 200 mg/kg + ketamina). Sirve como coadyuvante en la asistencia respiratoria mecánica prolongada (tétanos, rabia, status epilepticus, etc.) en dosis de 100 a 200 mg/kg, seguida de 50 a 100 mg/kg cada seis horas. Hay que recordar que el efecto puede durar más de 24 h después de suspendida la administración. El diazepam actúa como anticonvulsivante, sobre todo en las crisis generadas a partir del hipocampo o por intoxicación por anestésicos locales; se recomiendan de 50 a 100 mg/kg en forma secuencial hasta dosificaciones tan altas como 200 mg en 24 h. No hay que olvidar cuando se utilice el efecto prolongado. Tiene un efecto relajante muscular a razón de 20 a 30 mg/kg; el efecto se ha determinado a nivel de las neuronas internunciales espinales (neuronas gamma) y se prescribe asociado con analgésicos, como el metacarbamol, el dextropropoxifeno, el acetaminofén, etc. Sirve en los pacientes con trastornos psiquiátricos, agitación, delirium tremens, etc., y es coadyuvante en episodios vertiginosos. Midazolam E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Fue sintetizado por Fryer y Waltzer entre 1975 y 1976. Reves lo introdujo en la práctica de la anestesia; es dos a tres veces más potente que el diazepam. Se presenta en forma de clorhidrato con pH de 3.5; es soluble en soluciones acuosas y se agregan 0.01% de edetato disódico y 1% de alcohol benzílico; el pH se ajusta a 3 titulando con HCl y Na2CO3; no es irritante y únicamente de 1 a 2% de los pacientes refieren molestia local; se puede mezclar con todos los líquidos de perfusión, excepto con NaHCO3 (figura 5–42). CH3 CH3 N N N N CH2NH2 Cl O N Cl F F Liposoluble pH > 4 Hidrosoluble pH < 4 Figura 5–42. Midazolam. 117 Al pH ácido en que se presenta (< 4) se encuentra en equilibrio en sus formas de anillo abierto y cerrado, pero en pH fisiológico (> 4) el fármaco predomina en su forma cerrada, incrementa significativamente su lipofilidad y le confiere una actividad farmacológica. Farmacocinética Buena absorción por vía oral, con un moderado efecto de primer paso (40 a 50%). Tiene un efecto pico en 30 min. Se ajusta a un modelo farmacocinético de dos o tres compartimentos en regímenes de infusión a corto plazo. S t½p: cuatro minutos. S t½a: 13.1 min cuando se administra a corto plazo y 10.6 cuando se hace a largo plazo. S t½ke0: uno a cinco minutos; efecto pico entre tres y cinco minutos. S t½b: a corto plazo en 2.7 a 5.3 h y a largo plazo en 9.54; en el sexo masculino en 2.1, en el femenino en 2.6, en los ancianos entre cinco y seis, en los pacientes cirróticos en 3.9 y en los obesos entre ocho y nueve; en dosis tranquilizante durante 1 a 2.5 h. S Vdcc: 0.41 L/kg. S Vd2: 1.42 a 1.87 L/kg. S Vdee: 1.0 a 1.5 L/kg en corto plazo; en periodos más prolongados hasta tres días; la determinación fue de 2.04 y en el embarazo fue de 1 a 2.5; en los pacientes obesos se incrementa 50%. S Up: 95 a 98%; albúmina. S Duración: metabólica a corto plazo de 4.85 a 7.5 mL/kg/min, y a largo plazo de 3.57. Periférica (intercompartimental) 14.14 mL/kg/min, en largo plazo 6 a 11 mL/kg/min; en ancianos de 3.88 a 7.75, en ancianas de 5.59 a 9.39 y en obesos de 4.85. S t½: contexto sensitivo: para bolo en 20 min; 30 min, durante tres horas, 60 min, durante cuatro horas, –63 min, 6 h –70, 8 h –75. Durante tres días en UTI bajo hipnosis superficial 4.16 h; hipnosis profunda 8.33 h (estos últimos pacientes tienen menor depuración metabólica, mayor volumen de distribución y, por lo tanto, una eliminación más prolongada). Hay que tener en cuenta que el efecto amnésico puede extenderse hasta 24 h después de suspendida una administración prolongada. S pKa: 6.2 a 6.5%; porcentaje no ionizado a pH de 7.4, 94.1 S zow 475. La mayoría se metaboliza a través de un proceso oxidativo por parte del sistema P450 (CYP3A4) a 1–hidroximidazolam y 4–hidroximidazolam y 1,4–dihidroximi- 118 El ABC de la anestesia dazolam, ambos con una actividad menor de 10%, consecutivamente asociados con ácido glucurónico y eliminados por el riñón, con una pequeña fracción sin cambios. Se informa acerca de una inhibición de su metabolismo por cimetidina, eritromicina, fentanilo y bloqueadores de los canales de Ca++. No ocasiona el efecto de “cruda”. Farmacodinamia Tiene unión al receptor 5. IT + 540 000 mgńkg + 3 000 150 mgńkg Se hace referencia a la proporción y variedad (subunidades a1, 2 y 3) de receptores ocupados para determinado efecto: Ansiólisis: 20 a 40% Anticonvulsivante: 20 a 25% Hipnosis: 60 a 70% Hipnosis Cambios en el EEG Amnesia CME Tolerancia al tubo ET Anestesia balanceada Inconsciencia Anestesia EV total Niveles plasmáticos en hg/mL 40 a 100 35 a 150 50 a 100 160 133 a 163 50 a 250 300 250 a 350 (ancianos 135) Sistema nervioso central Participa de los mismos efectos que el diazepam. Tiene actividad b difusa, con 15 a 22 hz, y desaparición del ritmo á en el EEG; sin embargo, no es capaz de producir el trazo isoeléctrico. Con dosificaciones de 60 mg/kg reduce el CAM para agentes inhalatorios hasta un 50%; tiene sinergismo con agentes que actúan sobre el ionóforo del GABAA; sin embargo, la adición de hipnoanalgésico muestra un escaso efecto de agregación (tal vez antagonismo a la analgesia opioide), lo cual no ocurre en la depresión respiratoria. El paciente alcohólico crónico muestra resistencia cruzada. El efecto ansiolítico ocurre por acción sobre las neuronas gabaérgicas de la formación reticular (tálamo, corteza, hipocampo y amígdala). Hemodinamia cerebral: abate en forma más importante el FSC que el CmO2, con escasa modificación sobre el metabolismo; el Dr. Michenfelder usó dosis de (Capítulo 5) 660 mg/kg/h en perros y encontró un abatimiento de 25% en ambos parámetros. En pacientes con incremento de la PIC prácticamente no se modifica y tampoco limita su incremento por laringoscopia e intubación. Permite el registro de PESS y auditivos. Como anticonvulsivante, en ocasiones tiene un efecto cuando fallan el diazepam y el lorazepam. Aparato respiratorio Muestra una franca depresión, aun mayor que con el diazepam. En dosis mayores de 100 a 200 mg/kg abate la respuesta hipóxica y desvía la curva de CO2 a la derecha, los cuales son efectos que dependen de la velocidad, especialmente en los portadores de EPOC, pacientes que muestran un aplanamiento de la citada curva, en que se obtunde la respuesta a la hipoxia y se presenta una mayor duración al efecto. De todas formas, se han registrado muchas tragedias por no vigilar los patrones respiratorio y cardiovascular cuando se asoció un opioide, por ejemplo, 50 mg/kg de midazolam asociados con 2 mg/kg de fentanilo produjeron apnea en 50% de sujetos sanos sometidos al estudio. Existe sinergismo con anestesia espina. Sistema cardiovascular En dosis de 150 a 200 mg/kg se observan: S S S S S S FC –21 a +10%. PAM –12 a –26% (a los cuatro o cinco minutos). RVS –15 a –25% (sobre vasos de capacitancia). PAP, RVP y PAD sin cambios. POP y AI 0 a –25%. IC –25% volumen latido 0 a 18%, ITSVI e ITSVID –28 a –42% dP/dt 0 a –12%. No ocasiona sensibilidad en el miocardio al efecto de las catecolaminas. En resumen, tiene un efecto inotrópico negativo mayor que el diazepam; las manifestaciones depresoras se relacionan principalmente con inhibición en el centro de control cardiovascular y la consecuente vasodilatación sistémica, más que por efecto vascular directo y modificaciones en meseta. No previene la respuesta a laringoscopia e intubación; no tiene interacción con N2O y narcóticos; tiene efecto supraaditivo hipotensor en situación de tono simpático abatido o en pacientes hemodinámicamente inestables y desde luego con la coadministración de otros depresores. El FS coronario y el CmO2 se abaten 25%, pero no se observan cambios en la RV y la extracción de lactato, y mantiene la autorregulación (el agente con menor efecto de robo). Farmacología de los anestésicos intravenosos H N Entre otras acciones, se incluye que tiene una escasa incidencia de náusea y vómito, no es alergénico y no suprime la función suprarrenal; a diferencia del diazepam, no da lugar a fenómenos tromboflebíticos. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. O ÃÃ ÃÃ OH N Cl Empleo Medicación preanestésica oral con 50 a 100 mg/kg y un efecto útil en 30 min. En los niños se sugieren de 300 a 500 o a 750 mg/kg (dosis decreciente a mayor edad); por vía nasal se administran de 200 a 300 mg/kg —aquí se absorbe 90% con efecto entre 10 y 15 min—; estas dosificaciones no retardan el tiempo de estancia en la sala de recuperación. Por vía EV inmediata hay que administrar de 25 a 50 mg/kg. Inducción: de 200 a 300 mg/kg; aunque la magnitud del efecto no es muy predecible, la conciencia se pierde en 1 a 1.5 min, con efecto pico en tres minutos, pero con mayor duración que el tiopental o el propofol; se debe reducir en ancianos y pacientes debilitados, y bajo medicación con hipnoanalgésicos. Se hace referencia al triple sinergismo (opioide, midazolam e inductor) para limitar las correspondientes dosificaciones. Mantenimiento: en anestesia balanceada abate el CAM para halogenados y proporciona el componente de hipnosis anestésica. Impregnación: de 50 a 150 mg/kg ³ 0.25 a 1 mg/kg/ min asociado con N2O, halogenado u otros agentes endovenosos. AIT impregnación (Cp 200 a 400 hg/mL x Vd 1.6): de 100 a 400 mg/kg ³ fentanilo con impregnación de 5 a 15 mg/kg + infusión 30 a 100 hg/kg/min, o con remifentanilo 1 a 2 mg/kg (60 a 90 seg), o en infusión rápida de 0.5 a 1 ³ infusión 50 a 100 hg/kg/min (se puede iniciar con dosis fragmentadas): el remifentanilo deberá suspenderse hasta el final de la intervención. Bajo estos regímenes es poco probable que se requiera el empleo de un antagonista. Como coadyuvante para la anestesia de conducción u otros procedimientos de diagnóstico se utilizan de 10 a 50 mg/kg en dosis sucesivas cada cinco minutos; como impregnación hasta el nivel del efecto deseado y como bolos de mantenimiento (cada 15 a 80 min) que se pueden calcular con 25% de la dosis inicial. Para fines de asistencia respiratoria y tranquilizante se ha recomendado el esquema de impregnación de 10 a 60 mg/kg ³ de infusión 0.2 a 1.5 mg/kg/min, recordando que el periodo de recuperación para el estado de conciencia y memoria van a depender del tiempo de administración. 119 Cl Figura 5–43. Lorazepam. Lorazepam Es un polvo blanco, insoluble en agua y poco soluble en lípidos; es entre 5 y 10 veces más potente que el diazepam, se presenta en ampolleta de 2 mg a los que se agregan polietilenglicol y propilenglicol como solventes, y alcohol bencílico preservativo, por lo que puede causar irritación venosa; 17% de los pacientes experimentan una sensación dolorosa o quemadura durante la aplicación IM (figura 5–43). Farmacocinética Buena absorción por vía oral, biodisponibilidad de 90 a 93%, efecto pico en 1.5 a 2.5 h y por vía EV a los 30 a 60 min; es útil por vía IM, con pico en una hora. Modelo farmacodinámico de dos compartimentos. S S S S S S S S S t½p: 4.1 min. t½a: 15 a 33 min. t½b: 12 a 20 h. Vdcc: 0.46 L/kg. Vdee: 1.05 L/kg; incrementado en la obesidad y en su empleo prolongado. Up: 92 a 98%. Depuración: 0.8 a 1.3 mL/kg/min. zow 73. pKa: 1.3; porcentaje no ionizado a pH de 7.4, 99.9%. Su biotransformación es exclusivamente por vía de glucuronización con productos inactivos eliminados por el riñón, por lo que su metabolismo no es afectado por lesión hepática y es, por lo tanto, más predecible. Farmacodinamia La CE50 es de 25 a 35 hg/mL. 120 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) Sistema nervioso central Origina somnolencia, ansiólisis y amnesia, con una duración de seis horas en 60% de los pacientes. Abate el metabolismo cerebral, sobre todo a nivel del tálamo y los lóbulos frontal y parietal. Sistema cardiovascular Permite una buena estabilidad. Empleo Para fines de medicación oral o IM se recomiendan dosis de 10 a 50 mg/kg; por vía EV de 15 a 20 mg/kg entre 20 y 30 min antes del procedimiento. En algunas instituciones se utiliza para el apoyo respiratorio mecánico con dosis de impregnación de 50 a 100 mg/kg (3 a 6 mg) y mantenimiento de 10 a 25 mg/kg/ h (0.5 a 2 mg/h); se recomienda asociarlo con un opioide y, desde luego, advertir su efecto prolongado (más económico que el midazolam). No es útil como agente inductor y no se recomienda su empleo en pacientes ambulatorios. Flumazenil (Ro–15–1788) Para el tratamiento de la sobredosis por diazepínicos se habían utilizado medicamentos antagonistas fisiológicos, como la fisostigmina (400 mg/kg) o la aminofilina (2 mg/kg) (figura 5–44). En 1979 Hunkeler y col. encontraron el antagonista competitivo para revertir el efecto depresor sobre el sistema nervioso central. Dispone de gran afinidad tanto in vivo como in vitro e interactúa en el complejo R GABA/ diazepínico, desplazando en forma competitiva a los agonistas centrales pero no a los periféricos. Ha sido estudiado en animales, voluntarios y pacientes comatosos por diazepam, flunitrazepam y clonazepam; revierte prácticamente todos los efectos conductuales, bioquí- O N COCH2CH3 N N F O CH3 Figura 5–44. Flumazenil (Ro–15–1788). micos, electrofisiológicos y anticonvulsivantes. Utiliza como solventes el metil y el propilparabeno, el edetato sódico, el ácido acético y el cloruro de sodio, así como un pH ajustado a 4 con HCl. Tiene un efecto rápido por vía EV, pero con una corta duración. Es hidrosoluble con un efecto de primer paso de 85%, por lo que no es útil por vía oral. S t½a: corto, con principio del efecto en uno o dos minutos y un pico entre 2 y 10. S t½b: 45 a 90 min en forma dependiente de la dosis. En los niños menores de un año de edad es de 40 min. S Vd: 0.6 a 1.2 L/kg. S Up: 50 a 60%. S Duración: 13 a 16 mL/kg/min. S pKa: 1.7, porcentaje no ionizado a pH 7.4, 99.9. S zOw 14. Se metaboliza mediante biotransformación oxidativa por el sistema P450, por N–demetilación e hidroxilación, por hidrólisis en el grupo éster para dar ácido carboxílico y por glucuronización consecutiva, con 99% de eliminación renal. Es susceptible de inhibición enzimática, igual que otros diazepínicos. Carece de efectos agonistas, no tiene efectos en el EEG ni en el metabolismo cerebral, al menos en dosis clínicas; sin embargo, en dosis mayores de 5 a 10 mg puede precipitar reacciones de ansiedad por liberación aguda de catecolaminas (agonista parcial, agonista inverso; este último ocurre o no en ocasiones). Empleo Se orienta hacia la recuperación de la depresión cardiorrespiratoria por sobredosis. Los autores recomiendan una dosis inicial de 0.2 a 1 mg (8 a 15 mg/kg), titulando el efecto según la respuesta mediante dosis adicionales de 0.1 mg cada dos a tres minutos, hasta 1 mg/h. Otro esquema propone administrar entre 100 y 200 mg y agregar 100 mg c.b.p. para obtener el efecto deseado, hasta 1 a 1.5 mg. El efecto se presenta en dos a tres minutos; sin embargo, su duración es corta (75 min). La utilización de dosis mayores de 4 a 5 mg sugieren otra causa del efecto depresor. Si a pesar de la respuesta no es posible mantener los niveles de conciencia deseados, es recomendable utilizarlo bajo el régimen de infusión, de acuerdo con el tipo, la dosificación y la afinidad al R del diazepínico administrado, por ejemplo lorazepam 4, midazolam 4 y diazepam 8; en tales casos se administran las dosis iniciales recomendadas seguidas de 0.5 a 1 mg/kg/min (2 a 5 mg/ kg/h o 100 a 400 mg/h). La duración del efecto inicial de- Farmacología de los anestésicos intravenosos pende de la dosis; 3 mg/kg será efectiva en 15 min, en tanto que 14 mg/kg lo será en 75 min. Para niños se recomiendan entre 1 y 2 mg/kg seguidos, en su caso, de 1 a 5 mg/h. La débil actividad agonista intrínseca del medicamento puede ser la razón de no que no se precipite una crisis de supresión en pacientes tratados por trastornos convulsivos, pero una sobredosis puede originar convulsiones en pacientes controlados previamente con diazepínicos. No limita el efecto convulsivante por anestésicos locales, pero sí revierte el efecto protector para esta etiología. Está contraindicado en los pacientes que reciben antidepresores tricíclicos, ya que se reporta la aparición de crisis convulsivas. Se refiere un caso donde funcionó como anticonvulsivante (agonista puro o parcial) Los criterios para su administración se basan en: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S La afinidad relativa al R. S La dosificación total y en su caso la Cp. del agonista. S El grado de antagonismo deseado; no es conveniente suprimir el efecto anticonvulsivante y ansiolítico, en tanto que se ajustará la dosificación para aproximar al estado consciente. Otros usos Se ha utilizado como diagnóstico diferencial para la intoxicación medicamentosa, brinda una recuperación a corto plazo en procedimientos de pacientes comprometidos, incrementa el flujo de víctimas en casos de desastre y ayuda en el destete de la ventilación mecánica. Brinda una mejoría en cuadros de encefalopatía hepática (incremento en la población de R GABAA/Dz, elevación de diazepínicos endógenos). Se ha observado que algunos ligandos benzodiazepínicos endógenos se encuentran incrementados hasta cuatro veces; otro antagonista, el CGS 8216, ha revertido también los signos conductuales y el EEG de la encefalopatía en insuficiencia hepática fulminante experimental. No limita el efecto depresor de fármacos que actúan sobre otros receptores. ANESTÉSICOS ENDOVENOSOS R(–) Cl Cl HN–CH3 HC3–NH O Cl 121 S(+) Figura 5–45. Ketamina. cos por parte de Corssen y Dominó en 1966. Se deriva de una serie de compuestos derivados de la fenoclicidina (1957) con efecto calmante y anestésico en monos, pero con un alto índice de reacciones durante la etapa de emersión (agitación, trastornos de orientación, ecolalia y logorrea —4 a 16%—) que se consideraron inaceptables (figura 5–45). Los autores mencionados plantearon el término de “anestesia disociativa” al estado peculiar producido por el fármaco. Se aprecia analgesia importante o profunda y amnesia mientras el sujeto se encuentra desconectado del medio, hasta presentar estado cataléptico (“flexibilidad de cera”), estado que los autores atribuyeron a la disociación de la actividad EEG entre el sistema talamoneocortical y el límbico (hipocampo); esta disociación podría contribuir a los fenómenos excitatorios durante la recuperación. Químicamente dispone de un centro quiral (carbón asimétrico), que permite presentarse bajo dos formas estereoisométricas. Es un polvo blanco cristalino, con PM de 238, soluble en agua, liposoluble y estable a la temperatura ambiente y a la luz. La presentación comercial es en forma de clorhidrato, al que se le agrega cloruro de bencetonio como preservativo, con un pH ajustado a 3.5 a 5.5; no es irritante para las venas ni los tejidos. La presentación habitual contiene proporciones equivalentes de una mezcla racémica que contiene los enantiómeros S (+) y R (–), de los cuales el primero es de tres a cuatro veces más potente como anestésico y analgésico, pero únicamente dos veces más potente respecto a la mezcla racémica; asimismo, produce menores efectos psicodislépticos, salivación y un mayor índice terapéutico. La estereoselectividad es conductual y se observa en el EEG, y concuerda con el mecanismo de interacción a receptores específicos. Farmacocinética Ketamina Fue sintetizada por Stephans en 1963, con estudios preliminares de McCarthy y los primeros resultados clíni- Modelo farmacodinámico de dos o tres compartimentos. Por vía IM se absorbe rápidamente, presentando una concentración plasmática máxima en 30 min; por vía oral tiene una biodisponibilidad escasa de 16%. 122 S S S S S S S S S S S El ABC de la anestesia t½p: 0.5 a 1 min. t½a en dosis de 2 mg/kg entre 10 y 16 min. t½ke0: 1.03 min. t½b: 2.5 a 4 h. La redistribución de los tejidos altamente perfundidos a los de sostén es la responsable de su relativa corta duración. Para la S (+) se ha determinado de 140 min, en tanto que para la R (–) es de 429. t½: contexto sensitivo 79 min. Vdcc: 0.7 a 1.42 L/kg. Vdee: 2.5 a 3.5 L/kg; en neonatos es de 3.72, en preescolares es de 3.36 y en escolares es de 2.8. Up: 12 a 40%; tanto la albúmina como la a1GA dependen del pH; únicamente 10% en las proteínas fetales vs. 35% en las maternas. Duración: 12 a 19 mL/kg/min con un IE de 0.7 a 0.85, por lo que es dependiente de FSH. pKa: 7.5; prácticamente 50% (44 a 45) está en forma no disociada al pH corporal. zow: de 5 a 10 veces más liposoluble que el tiopental. Solución en lípidos de 60. La ketamina es biotransformada en el hígado por enzimas microsomales CYP, en 97% a norketamina (Mb I) con una potencia de 20 a 33% veces menor, con efecto clínico significativo y más prolongado; posteriormente es hidroxilada a 4–hidroxi y 5–hidroxi ketamina y norketamina, posteriormente 5,6–dehidroxinorketamina; finalmente todos ellos, mediante la unión a ácido glucurónico, están sujetos a eliminación renal en una proporción de 80 y 5% por vía digestiva; por vía renal no hay cambios entre 2.5 y 4%. Hasta 20% del compuesto S (+) es eliminado con más eficacia que la mezcla racémica y el enantiómero R (–). Su administración crónica puede dar lugar a una inducción enzimática con la consecutiva tolerancia. Actualmente en Europa ya se encuentra disponible el isómero S (+). Farmacodinamia El efecto anestésico general de la ketamina es el resultado de la inhibición de la trasmisión sináptica excitatoria mediante un antagonismo no competitivo en el sitio de reconocimiento del receptor NMDA, subtipo de receptor de glutamato excitatorio ionotrópico, que da por resultado la inhibición para la liberación de glutamato a nivel presináptico y en cierta forma facilita los efectos del neurotransmisor inhibitorio GABA; estos efectos parecen ocurrir por mayor afinidad y estereoselectividad para el isómero S(+). La transmisión nociceptiva (Capítulo 5) mediada por glutamato a nivel de la médula espinal desempeña un papel importante en la conducción de impulsos dolorosos en los haces espinotalámicos, por lo que la ketamina puede ser la responsable de los efectos analgésicos a este nivel. Se ha informado también que interactúa con R opioides, que sugieren un efecto agonista k y antagonista m y aun cuando el R s ya no es considerado parte de la familia opioide, mantiene cierto grado de interacción; no se ha mencionado actividad d. Sin embargo, los efectos a estos niveles no son antagonizados por la naloxona. Algún autor señala que la inhibición de citocinas sanguíneas por el medicamento contribuye a su efecto analgésico. Otros sitios de interacción estudiados son los R monoaminérgicos, colinérgicos muscarínicos y en canales de Ca++ y Na+ dependientes del voltaje, compartiendo sitios de unión con los anestésicos locales. IT + 224 mgńkg + 120, 4 mgńkg la fracción S(+) es 2.5 veces mayor Somnolencia Analgesia Anestesia superficial Anestesia profunda c/N2O En ng/mL 0.5 a 2.0 100 a 200 600 a 700 640 a 1000 650 a 1300 La dosis de 2.2 mg/kg da lugar a una Cp de 1 mg/mL, 6 mg/kg–1.7 mg/mL. Sistema nervioso central Por vía EV se caracteriza por el establecimiento de un lapso relativamente corto entre uno o dos minutos, mientras que por vía IM es de cinco minutos, el cual es un estado “disociativo” que se caracteriza por el mantenimiento de los ojos abiertos, mirada indiferente y nistagmus vertical y horizontal; cuando los globos oculares se encuentran fijos se considera establecida la desconexión; la pupila tiende hacia la midriasis y en esta fase los ojos se mantienen entreabiertos, con las pupilas medianas con reacción a la luz; los reflejos corneal y ciliar se conservan. Algunos reflejos osteotendinosos se manifiestan hiperactivos (aquíleo y patelar) y se aprecia un aumento del tono muscular en el cuello, los masticadores y con mayor intensidad en las extremidades; son frecuentes los movimientos involuntarios no asociados con estímulos dolorosos, pero pueden ocurrir opistótonos; el isómero S (+) produce menores efectos neuroestimulantes. A diferencia de otros agentes anestésicos, afecta los sistemas límbico y talamocortical, que son los responsa- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Farmacología de los anestésicos intravenosos bles de la interpretación de los estímulos dolorosos, así como inhibición del componente afectivo emocional al dolor mediado por el sistema reticular activador. La evidencia electroencefalográfica describe una abolición de ritmo a y una dominancia de actividad Ĝ. La pérdida de la conciencia coincide con el principio de actividad d, que puede implicar disociación entre los sistemas talamocortical y límbico, en tanto que en el tálamo y la corteza muestran descargas sincrónicas de ondas d; por otra parte, en la amígdala y el hipocampo muestran ondas Ĝ lentas características del despertar y que se traducen en analgesia muy importante, amnesia y un estado de indiferencia tipo cataléptico con movimientos ocasionales aparentemente voluntarios. En dosis mayores pueden aparecer descargas de espigas que corresponden a convulsión. De hecho, se interpreta una inhibición de las regiones de la neocorteza y el tálamo, que activan otras del sistema límbico (hipocampo), lo que equivale a la mencionada disociación funcional talamoneocortical. Las dosis subanestésicas (de 0.2 a 0.5 mg/kg) con ambos isómeros brindan un efecto analgésico importante por efecto supraespinal en el tallo cerebral, área que, como se sabe, está conectada con las neuronas de la lámina V a través del haz espinorreticular. Las dosis de 1 a 2.5 mg/kg suprimen la actividad espontánea y provocada en este núcleo, así como en las neuronas de la lámina señalada. Interviene las síntesis de NO mediado por glutamato. Se le ha atribuido algún efecto anticonvulsivante, que seguramente es un mecanismo no competitivo sobre otros receptores. Se le ha señalado un efecto neuroprotector en función de la inhibición sobre el R NMDA, puesto que el efecto limita la entrada de Ca++ condicionada por hipoxia o deprivación de glucosa. En dosis bajas limita el fenómeno wind up, descrito para la sensibilización del desarrollo de dolor de tipo crónico. Se considera que el isómero S (+) tiene un mejor efecto en este sentido. En resumen, los efectos analgésicos están mediados por el efecto sobre el sitio de unión (ligando) PCP en el R del vestíbulo del canal iónico NMDA, en el que ejercen un antagonismo no competitivo sobre el receptor. Se considera que no interfiere en la memoria ni en la capacidad de aprendizaje. Hemodinamia cerebral: por efecto directo incrementa el FSC hasta 60%, con una modesta elevación en el CmO2 zonal de 16%; es indiscutible también el incremento en este sentido de la PIC, la PLC y la PIO, aunque en ésta es transitorio; estos efectos limitan o contraindican su empleo en casos en los que estos parámetros se encuentran elevados, así como en patología intracra- 123 neana o con masas ocupativas; sin embargo, el establecimiento de hiperventilación y la administración de diazepínico, barbitúrico o propofol modera estos efectos. Incrementa la amplitud de los PESS y atenúa los auditivos y visuales. Las manifestaciones psicodislécticas posoperatorias se caracterizan por alteraciones en la percepción de imágenes (distorsión, diplopía, cicloplejía y percepciones multicolores), experiencias de ingravidez (“viaje espacial”), despersonalización (la mente se separa del cuerpo) y confusión mental; ocasionalmente se presenta delirio y ceguera cortical —estos efectos son pasajeros y se disipan al eliminarse el medicamento. Se informa alguna recurrencia hasta semanas después tanto en niños como en adultos. Estos efectos quizá se deben a la depresión del colliculus y del núcleo geniculado medial, pero indican también un efecto agonista k. La incidencia de dislepsia va de 5 a 30% y se asocia con mayor frecuencia en personas mayores de 16 años de edad, sobre todo mujeres, bajo administración rápida, altas dosis y personalidad premórbida. La asociación con diazepínicos es la forma más efectiva de minimizar estos efectos (lorazepam y diazepam). Los efectos referidos tienen una presentación de en 5% para el compuesto S (+), de 15% para la mezcla racémica y de 37 para el R (–). Se ha planteado que tiene un efecto protector cerebral por su capacidad para regular los niveles de Ca++ intracelular e inducir la actividad de la NO sintetasa posterior a eventos hipóxicos y que el enantiómero S (+) tiene un mayor potencial en este sentido. La instalación de los efectos anestésicos requiere un funcionamiento cortical intacto, puesto que se ha observado que puede no instalarse en pacientes con amnesia primaria simple y parálisis cerebral infantil; también es recomendable informar al paciente y los familiares sobre las manifestaciones durante la instalación del estado anestésico y la secuencia posoperatoria. Se ha recomendado también durante este periodo un ambiente tranquilo, carente de estímulos. La incidencia de náusea y vómito es semejante a la de otros inductores, exceptuando el propofol, por lo que tal vez sea conveniente utilizar alguna medicación antiemética. Sistema cardiovascular En dosis de 0.5 a 1.5 mg/kg durante cinco minutos se aprecian los siguientes cambios con un SNA intacto: S FC + 33 a 59%. S PAM + 28 a 40%. S RVS + 16 a 36%. 124 S S S S S S S S S S El ABC de la anestesia PAP + 40 a 44%. RVP + 33 a 40%. PAD + 15 a 33%. IC 0 + 29 a 42%. Vol. sistólico 0 a + 29%. ITVD + I0 a 40%. dP/dt + 68%. PDFVI sin cambios. ° en la conducción A–V y en el CmO2. ° del cortocircuito intrapulmonar a 20%. Se documentó que todos estos efectos son menores con el compuesto S (+). Los efectos estimulantes cardiovasculares son el resultado de un efecto primario directo sobre estructuras centrales del SNA y en el núcleo del tracto solitario, sitio de integración de las fibras del seno carotídeo. También se ha documentado tal efecto por inhibición en la recaptación de catecolaminas a niveles neural y extraneural (semejante a la cocaína), puesto que las concentraciones de estos mediadores se presentan incrementadas a los dos minutos de su administración, pero se normalizan después de 15 min; estas evidencias han sido comprobadas porque los anestésicos inhalados, el bloqueo ganglionar, el bloqueo epidural cervical y la sección medular previenen los incrementos de la TA y el FC. La estimulación cardiovascular puede limitarse por métodos farmacológicos que incluyen benzodiazepinas, antagonistas a y b adrenérgicos y medicación a2. Sin embargo, directamente sobre el miocardio ejerce un efecto inotrópico negativo, abatimiento de la corriente de Ca++ transarcolema y de la duración del potencial de acción que da por resultado un incremento del tiempo de conducción A–V, los cuales son efectos que pueden ser variables según la especie y el patrón dependiente de las dosis, generalmente mayores de 5 mg/kg. La ketamina está relativamente contraindicada en pacientes con enfermedad coronaria o hipertensión arterial sistémica y pulmonar, puesto que incrementa el CmO2, el FSC y el trabajo miocárdico, contraindicados en estos pacientes. El incremento en la RVP y la PAP no permite su indicación en personas con baja reserva del VD; sin embargo, se ha utilizado con buenos resultados en niños con cardiopatías congénitas que cursan con cortocircuitos de derecha a izquierda (Fallott); el incremento de la RVS lo hace adecuado en niños con cardiopatías cianóticas para fines de medicación, inducción y cateterismo, aunque en este último caso habrá que considerar los efectos cardioestimulantes para la interpretación del estudio hemodinámico. (Capítulo 5) De todas formas se considera favorable ante situaciones de inestabilidad hemodinámica aguda, como en choque, hipovolemia, etc., aunque en el paciente crítico comprometido crónicamente, bajo apoyo prolongado con inotrópicos —como en los casos de sepsis— y con depleción en sus depósitos de catecolaminas el efecto inotrópico negativo se hace evidente y puede dar lugar a una mayor inestabilidad. En el modelo experimental el isómero (–) bloquea los efectos cardioprotectores del preacondicionamiento isquémico, no así el (+). Aparato respiratorio Se aprecia una moderada depresión al final de su administración (entre uno y tres minutos); aun cuando no se requiera asistencia la frecuencia decae transitoriamente y puede ocurrir apnea por el incremento de la dosis o por la velocidad de infusión (hipertonía muscular con dificultad para la ventilación espontánea y asistida). Los neonatos y los lactantes menores son más susceptibles y presentan una mayor duración del efecto. Se mantiene el tono y la reflectividad de las vías aéreas superiores, lo cual puede ser benéfico durante el estado de inconsciencia, pero de todas formas no previene la broncoaspiración manifiesta o silenciosa. También estimula las secreciones salivales y traqueobronquiales, que pueden originar tos y laringoespasmo, por lo que se recomienda la administración previa o conjunta de un anticolinérgico glucopirrolato, de preferencia atropina. La ketamina produce un efecto broncodilatador que la hace sumamente útil en los pacientes portadores de asma; el mecanismo no ha sido totalmente aclarado, pero puede mediar la inhibición en la recaptación de catecolaminas y establecer un efecto b adrenérgico y un bloqueo de los canales dependientes de voltaje de Ca++ en el músculo de la pared bronquial; como anticolinérgico (muscarínico y nicotínico) antagoniza los efectos broncoespásticos de la histamina o el carbacol. Se refieren casos anecdóticos de alivio de broncoespasmo perioperatorio y status asthmaticus en los servicios de urgencias; sin embargo, se puede incrementar la actividad refleja de las vías aéreas, por lo que es inadecuada su manipulación, sobre todo si existen estados inflamatorios–infecciosos en su porción superior. Se ha considerado útil como anestésico en la cirugía con pulmón excluido, dado que mantiene la vasoconstricción pulmonar hipóxica. Otros efectos Produce aumento del tono uterino; se discute su utilidad en el manejo del prolapso del cordón y del abrupto pla- Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. centa puesto que actúa a corto plazo y mantiene la estabilidad ante el inminente sangrado. Inhibe la agregación plaquetaria quizá por supresión en la formación de 1,4,5–trifosfato de inositol. No da lugar a la liberación de histamina ni dispara hipertermia maligna, pero habrá que usarla con cautela en la porfiria intermitente aguda, ya que se ha observado a nivel experimental un incremento de la actividad de la aminolevulín sintetasa ácida. No afecta las funciones hepáticas ni renales y prácticamente no da lugar a reacciones alérgicas. Empleo Medicación preanestésica en niños para efecto de traslado, separación del familiar y venopunción; se administran de 4 a 5 mg/kg IM asociados a anticolinérgico y midazolam. El efecto aparece en dos a cuatro minutos y la recuperación ocurre en 20 min, aunque se requieren de 60 a 90 min para recuperar la orientación. Es necesario sensibilizar a los familiares acerca de la fenomenología de la disociación. Algunos autores la consideran útil para el manejo de pacientes fuera del quirófano (cateterismo, radioterapia y procedimientos de imagenología). Recientemente se ha utilizado por vía oral a razón de 5 a 7 mg/kg o bien por vías rectal e intranasal a razón de 7 a 10 mg/kg. Inducción: se recomienda en situaciones de inestabilidad hemodinámica y bajo gasto cardiaco (anemia aguda, choque hipovolémico, tamponamiento, pericarditis constrictiva, etc.) en tanto se efectúan las maniobras de reanimación y estabilización en cardiomiopatías, malformaciones congénitas con potencial de cortocircuito de derecha a izquierda. Es útil en la inducción y el mantenimiento del paciente asmático y en procedimientos tocoquirúrgicos (mantiene el tono uterino), como el legrado, el desprendimiento prematuro, la placenta previa y el prolapso del cordón. Las dosis recomendadas de acuerdo con las condiciones del paciente y la medicación preanestésica son de 1 a 2 mg/kg EV, aplicados con lentitud. Se ha utilizado en las maniobras de intubación ciega, en cirugía menor de la cavidad oral, en reducción de fracturas, en curación de quemaduras y en la aplicación de injertos, debido a su excelente analgesia y a que permite reanudar la vía oral a corto plazo. También es útil en caso de múltiples víctimas de desastre, rescates, cirugía militar, etc., puesto que requiere poco equipo. Mantenimiento: cuando se maneja asociada con N2O, diazepínico, hipnoanalgésico y relajante muscular se recomienda una impregnación con 1 o 2 mg/kg (4 a 6 mg/kg por vía IM) seguida de infusión a 25 a 75 mg/kg/ 125 min (28 a 85 mg/kg). Recientemente se recomendó asociarlo a propofol, dado que ha atenuado los efectos indeseables cardiovasculares, hemodinámicos y dislépticos de uno y otro. Para el isómero S (+) la inducción se reduce a 0.5 o 1 mg/kg o 2 a 4 IM, con mantenimiento de 0.5 a 3 mg/kg/h. Se ha utilizado para fines de analgesia posoperatoria y anestesia vigilada con impregnación de 0.5 a 1 mg/kg, seguida de 10 a 20 mg/kg/min; todo ello de acuerdo con asociaciones y requerimientos juzgados según la respuesta. El mismo esquema se ha considerado para el apoyo en la respiración mecánica. Ha sido controvertido su empleo a niveles espinal y peridural, puesto que su afinidad a los R opioides es 10 000 veces menor que la de la morfina; se han utilizado dosificaciones de 4 a 30 mg y por vía caudal en niños con 0.5 mg/kg a bupivacaína a 0.25% y de 5 a 50 mg en 3 mL por vía intratecal. Entre las contraindicaciones se deben considerar la HA no controlada, la presencia de aneurismas intracerebrales, torácicos y abdominales, la eclampsia, la preeclampsia, las lesiones oculares con cámara abierta, la tirotoxicosis, la ICC izquierda, la angina inestable, el infarto agudo del miocardio reciente, la HIC, la HIO y la obstrucción de las vías aéreas en el recién nacido, en los lactantes menores, en los pacientes psiquiátricos y en los que reciben inhibidores de la MAO. Etomidato Es un compuesto carboxilado imidazólico, sintetizado por Godefroi y col. en 1965. Janssen y Niemeyeers mostraron su efecto en animales y Doenicke refirió los primeros estudios clínicos entre 1972 y 1974. Su empleo se ha limitado a procedimientos cortos y a su función como inductor y protector cerebral. Muestra escasos cambios en la esfera cardiorrespiratoria, pero con aparición de mioclonías, dolor en el sitio de inyección y tromboflebitis (figura 5–46). Tiene un PM de 342 y es 25 veces más potente que el tiopental; el compuesto dispone de dos isómeros: el R(+) tiene una actividad anestésica cinco veces más potente que el S(–) y, al igual que el midazolam, sufre reordenamiento molecular a pH fisiológico al cerrar la estructura del anillo y aumentar su liposolubilidad. Se presenta en forma de sulfato y es inestable en agua, por lo que se utiliza como solvente propilenglicol a 35% (pH de 6.9) agregando NaHPO4, Na2PO4 más glucosa para presentarlo a un pH de 8.1. Estos solventes le confieren una osmolaridad de 4 600 a 4 965 mOsm (4 950), lo cual ha originado hemólisis y en forma tardía y pro- 126 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) H H H 3C C C CH3 O O N N C–O–CH2–CH3 CH3–CH2–O–C S(–) N N R(+) Figura 5–46. Etomidato. longada hemoglobinemia. En forma de emulsión se han utilizado LipofundinR o LipuroR como solvente (307 a 400 mOsm con pH de 7.6). Otra reformulación del medicamento ha sido a base de 2–hidroxipropil–b–ciclodextrina, la cual da lugar a una menor incidencia de mioclonía (17 vs. 92%), dolor (8 vs. 58%) y tromboflebitis (0 vs. 42%), aunque la incidencia de náusea y vómito únicamente se redujo de 26.8 a 10%; no hubo producción de hemólisis ni alteraciones en su cinética. Farmacocinética S S S S S S S S S S S S t½p: 2.6 a 3.9 min. t½a: 12 a 30 min. t½b: 2.9 a 5.3 h. ke0: 0.4 min. t½ke0: 1 a 1.5 min. Vdcc: 0.15 L/kg. Vdee: 2.5 a 5.4 L/kg. Up: 75%; principalmente a la albúmina y sólo en parte a la a1–glucoproteína ácida. Duración: 18 a 25 mL/kg/min; IE de 0.8 a 1; por lo tanto es dependiente del FSH. El N2O abate el aclaración. pKa: 4.2%; fracción no ionizada a pH de 7.4, 99.9%. Altamente lipofílico. t½: contexto sensitivo (contextual), menor que el tiopental. Se metaboliza en el hígado mediante enzimas microsomales e hidrólisis esterática plasmática, que da lugar al ácido carboxílico hidrosoluble inactivo y al alcohol etílico, y posteriormente a glucuronatos, de los cuales 85% se excretan por la orina y únicamente de 10 a 13% por la bilis. Da lugar a un efecto acumulativo y a un incremento en el t½b en forma dependiente de la dosis. Farmacodinamia El efecto se deriva de la facilitación de la transmisión sináptica inhibitoria GABAérgicas, incrementando la afinidad del neurotransmisor GABAA por su R. Un solo cambio en el residuo aminoácido en la subunidad b3 puede suprimir el efecto alostérico normal del etomidato, aunque también se describen modulaciones del efecto a nivel de las subunidades b1 y b2; los receptores GABAA integrados por la subunidad b2 median para el efecto tranquilizante y los que poseen b3 condicionan la inconsciencia. 14 280 mgńkg + 25 * 30 570 mgńkg En el humano parece ser 4 veces mayor IT + Cp. hipnosis Incisión en piel Anestesia balanceada, N2O–narcótico Fentanilo Abatimiento del reflejo corneano Despertar En hg/mL 100 a 300 400 a 600 300 a 500 400 a 600 1 000 200 a 300 Sistema nervioso central Atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica, no tiene efecto analgésico, no limita la respuesta hemodinámica por laringoscopia e intubación y el efecto hipnótico se aprecia en un tiempo de circulación brazo–cerebro, con recuperación manifiesta en 10 a 14 min (semejante al tiopental). Se aprecia la incidencia de fe- Farmacología de los anestésicos intravenosos nómenos excitatorios en pacientes no medicados (alrededor de 50%), los cuales incluyen movimientos musculares espontáneos, hipertonía y mioclonía. En el EEG se aprecia un cambio de ritmo a a b y q y posteriormente supresión de descargas con dosis de 300 mg/kg, pero puede existir actividad de tipo convulsivo asociada únicamente con espigas excitatorias en alrededor de 20% de los casos, que probablemente es el resultado de la desinhibición de las vías extrapiramidales subcorticales; otros autores no han documentado actividad convulsiva en relación con la mioclonía inducida. Se ha referido que puede activar algunos sitios epileptógenos, por lo que se debe emplear con precaución en pacientes con epilepsia focal, aunque por otra parte puede ser de utilidad para la localización de los mencionados focos. Estos fenómenos se reducen con la administración previa de diazepínicos y opioides, o bien con una “purga” de 30 a 75 mg/kg del medicamento. Incrementa la magnitud de los PESS, mejorando así las señales atenuadas, en tanto que los potenciales auditivos no se afectan. Como tiene un efecto mínimo sobre la duración de las convulsiones inducidas eléctricamente, el etomidato se considera ventajoso ante otros hipnóticos para los fines de terapia electroconvulsiva. Abate el FSC hasta 36% y el CmO2 entre 35 y 45% en forma semejante al tiopental; disminuye la PIC sin reducir la TA ni la PPC, por lo que ofrece una mejor relación oferta–demanda de oxígeno cerebral, incrementa la RVC por vasoconstricción directa, disminuye el volumen sanguíneo cerebral y abate la PIO hasta 60%. Mantiene la reactividad al CO2 y la autorregulación cerebral, por lo que es atractivo en procedimientos neuroquirúrgicos cortos. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Sistema cardiovascular Con dosis de 300 mg/kg, tres minutos después se han determinado: S S S S S S S S FC 10 +22%. PAM 0 a –20%. RVS 0 a –17%. PAP 0 a –11%. POP 0 a –11%. RVP 0 a +27%. IC 0 a +14%. Vol. Sist. –15% (disminuye el retorno venoso por efecto vagolítico o propilenglicol). S ITVI 0 a –27%. S PDFVD 0 a –11%. S dP/dt sin cambios. 127 No ha sido posible documentar un efecto inotrópico negativo in vivo, dados los efectos concurrentes en la precarga y poscarga, la actividad del SNA y la actividad refleja barorreceptora; sin embargo, el fármaco se recomienda para la inducción anestésica en pacientes con escasa reserva cardiaca. No es arritmogénico. Sin cambios en la presión de perfusión coronaria y en el CmO2 miocárdico mantiene la autorregulación, disminuye la RVC y abate la diferencia A–V de lactato, lo cual implica una “perfusión de lujo”. En pacientes con enfermedad valvular produce cambios hemodinámicos escasos, pero puede ocurrir un descenso de estos parámetros de 8 a 20% que, desde luego, son menos comprometedores que los producidos por el tiopental y el propofol. En resumen, la estabilidad hemodinámica se basa en escasos cambios tanto en el balance aporte–demanda de O2 como en la limitada actividad sobre el SNA y la respuesta refleja barorreceptora. No protege al efecto cardiovascular ante laringoscopia e intubación, puesto que carece de efecto inhibitorio simpático. Se debe considerar la posibilidad de bradicardia ocasionada por opioides y succinilcolina. No interactúa con N2O, hipnoanalgésicos o normotensores, incluida la a–metildopa. Aparato respiratorio En dosis de 150 mg/kg se afecta poco la actividad y mantiene los reflejos protectores; igual que con otros inductores, la administración rápida en ancianos y pacientes ASA III–IV puede originar apnea transitoria de 20 a 25 min, con una incidencia de 12 a 30%, por lo que debe haber un descenso de la PaO2 y un incremento de la PaCO2; estos efectos son menos importantes en los niños. Puede aparecer laringoespasmo, tos e hipo, los cuales se reducen con la administración previa de opioide (a expensas de incrementar su efecto y duración). No limita la vasoconstricción pulmonar hipóxica. Ocasionalmente produce rash (propilenglicol), pero no da lugar a una liberación significativa de histamina y se ha considerado útil en el paciente asmático y en el portador de EBOC. Ha sido excepcional la presencia de reacciones anafilactoides; en un caso se comprobó activación del complemento C3 y en otro elevación de nivel plasmático de IgE; asimismo, se observó un como paciente que había presentado urticaria, broncoespasmo y paro cardiaco por hipoxemia después de la inducción. Otros efectos Localmente produce sensación de quemadura en 50 a 80% de los pacientes y el dolor puede durar hasta 10 días en 33% de los casos; este efecto se puede limitar con la 128 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) canulación de mayor calibre de la vía venosa, la administración lenta y diluida, la asociación con lidocaína o fentanilo, o ambos, y la dosis reducida desensibilizante señalada anteriormente. La incidencia de náusea y vómito es alta (30 a 40%), por lo que es conveniente utilizar medicación antiemética. En la revista Lancet de 1983 Ledingham y Watt informaron un incremento de 50% de la morbimortalidad de pacientes críticos, sépticos o politraumatizados, en quienes se utilizó el medicamento para fines de apoyo respiratorio; se observaron bajos niveles de cortisol con abatimiento en la respuesta de HACT al estrés: estos efectos se mantuvieron hasta cuatro días después de la infusión. Posteriormente se investigaron los efectos sobre el sistema adrenocortical, en el que se comprobó que una dosis habitual del medicamento da lugar a un descenso de los niveles plasmáticos de cortisol y aldosterona durante un periodo de cuatro a ocho horas. El efecto se relacionó con inhibición de las enzimas mitocondriales del sistema P450 CYP (probablemente porque el radical imidazólico libre se une al sistema mencionado), que afectan la esteroidogénesis, específicamente inhibiendo la enzima 11b–hidroxilasa (enzima clave en la biosíntesis de cortisol, aldosterona, 17–hidroxiprogesterona y corticosterona), con acumulación de 11–desoxicorticosterona. Afecta también la 17a–hidroxilasa, impidiendo la conversión de 17–hidroxiprogesterona a progesterona, y la 11a hidroxilasa, limitando la génesis de corticosterona a partir de 11–desoxicorticosterona. También se ha hecho referencia a que en altas dosis abate la b–desmutasa, que interviene en la resíntesis de vitamina C. Por estas razones no se recomienda para infusión continua. Inhibe la colinesterasa plasmática y puede prolongar el efecto de la succinilcolina (deficientes de colinesterasa); asimismo, puede potenciar el efecto de los relajantes no despolarizantes. A nivel experimental se ha documentado elevación de los niveles de la enzima aminolevunil sintetasa ácida (ALA), por lo que se debe evitar en pacientes portadores de porfiria aguda intermitente. No afecta las funciones hepática y renal. corta duración no dolorosos, tales como la cardioversión, la terapia electroconvulsiva, la broncoscopia y la microcirugía laríngea más anestesia tópica y opioide. Se contraindica en la interacción con cimetidina y succinilcolina, porfiria y en casos de sensibilidad al medicamento. Empleo Inducción de 200 a 300 mg/kg y de 150 a 200 mg/kg para ancianos, pacientes de alto riesgo cardiorrespiratorio o con inestabilidad hemodinámica, trastornos en la función ventricular, tamponamiento, hipovolemia, etc., o que presenten inestabilidad cardiopulmonar y requieran cirugía de urgencia. Se recomienda en los portadores de incremento en las presiones intracerebral y ocular, y en procedimientos de OH PROPOFOL Es un compuesto alquilfenol, 2,6–diisopropilfenol (carece de isómeros). Las primeras descripciones las hicieron Kay y Rolley en 1977 y posteriormente James y Glen en 1980; su uso clínico fue aprobado en 1989. Es una sustancia oleosa a la temperatura ambiente, que se presenta en solución a 1%; inicialmente se agregaba cremofor como solvente, pero la gran incidencia de reacciones anafilactoides obligó a prepararlo en forma de emulsión con aceite de soya a 10%, glicerol a 2.25% (como agente osmótico) y lecitina de huevo purificada; está compuesto por cadenas largas de triglicéridos en 1.2%; el pH de la solución es de 7 a 8.5 (próximo a pH fisiológico). Recientemente se han agregado el agente quelante etilendiaminotetracético (EDTA) o metabisulfito sódico para limitar el crecimiento bacteriano (figura 5–47). Se ha utilizado el profármaco en forma de fosfato hidrosoluble, que es liberado por hidrólisis. También se han hecho investigaciones de reformulación con 2–hidroxipropil b–ciclodextrina, pero los intentos generaron bradicardia e hipotensión en ratas. Farmacocinética Como ocurre con todos los agentes intravenosos, el efecto es rápido e induce a anestesia en un tiempo de circulación brazo–cerebro. Se ajusta mejor a un modelo farmacodinámico de dos o tres compartimentos. S t½p: un minuto. (CH3)2CH CH(CH3)2 Figura 5–47. Propofol. Farmacología de los anestésicos intravenosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S t½a: 1.5 a 3 min: ancianos 2.85 min y niños de dos a cuatro minutos. S t½b: 0.5 a 2 h. S t½g: tres a seis horas en función de los compartimentos profundos de baja perfusión pero con escasa relevancia clínica; existen referencias hasta de más de 24 a 45 h; urémicos 27 h. S Ke0: 0.7 min. S t½ke0: 2.9 min, efecto pico entre tres y cuatro minutos. S t½: contexto sensitivo: 1 h 12 min, 2 h 16 min, 4 h 25 min, 6 h 32 min y 8 h 38 min, para ocho días se han determinado 50 min. S Vdcc: 0.3 a 0.6 L/kg; en niños es de 0.5 a 0.7 y se ha llegado a considerar que en esta etapa es 50 a 80% mayor que en el adulto, pero decrece en relación con la edad. S Vd2: 0.42 a 0.63 L/kg. S Vd3: 4.7 a 6.2 L/kg. S Vdee: 3.5 a 6.8 L/kg en hombres y 14.3 en mujeres. En niños de uno a tres años de edad: 9.5 L/kg; de 3 a 11 años: 9.7 (la recuperación a un bolo es semejante a la del adulto por ser más importante el proceso de distribución). En los pacientes obesos es de 12.4 L/kg. S Up: 97 a 98%; sin cambios en cirrosis y uremia. S pKa: 11; fracción no ionizada a pH de 7.4, 99.7% (90). S Duración: 20 a 40 mL/kg/min; depende del flujo. En el compartimento central 20.57; intercompartimental interna: 2, 20.57 a 32.14, interna: 3, 13 a 50 y externa: 13 a 14. Para los ancianos estas cifras descienden linealmente. Estos parámetros son significativamente mayores en los menores de cinco años de edad; sin embargo, los neonatos y los bebés (menores de tres meses de edad) presentan inmadurez del aparato enzimático para su metabolismo. Algunos autores consideran un factor hepático de aclaramiento de 25.7 y otro extrahepático de 13 mL/kg/min; sin embargo, actualmente consideran que este último tiene mayor importancia, por lo que el proceso de distribución tisular es el factor más importante en el descenso de la Cp; aun después de 10 h de infusión continua la Cp decae 25% en tres minutos. El efecto acumulativo no es significativo. Es altamente lipofílico; solución en lípidos de 5 000. Su proceso de eliminación excede el FSH y es rápidamente biotransformado por un mecanismo oxidativo, principalmente en el hígado, por isoformas del sistema CYP2B6 y 2C9 (gran variabilidad microsomal huma- 129 na), a 4–hidroxipropofol que mantiene un tercio de la actividad hipnótica. Existen pruebas recientes de que el tejido pulmonar desempeña un papel importante en la captación y el metabolismo de propofol, pues se sabe que es transformado a 2,6–diisopropil–1,4–quiniol; estos productos forman glucuronatos quinólicos y sulfatos inactivos. En menor proporción se transforma a 2–w propranol y 6–isopropilfenol; estos sistemas actúan aun en etapa anhepática. No se descarta la posibilidad de esterasas hepáticas y extrahepáticas; menos de 0.3% se elimina sin cambios por la orina, que ocasionalmente le confiere un tinte verdoso (fenol). Posiblemente por el descenso en la TA y su repercusión sobre el FSH, y porque el medicamento inhibe el metabolismo de procesos de hidroxilación y de alquilación, sobre todo los que median por el citocromo CYP2B1, limita su propia depuración y la de otros medicamentos. La cirrosis o la insuficiencia renal poco modifican su eliminación; sin embargo, en la población mayor de 60 años de edad se reduce la depuración plasmática (cambios intercompartimentales más tórpidos). Atraviesa fácilmente la barrera placentaria, pero también se depura con rapidez de la circulación neonatal. En resumen, la distribución tisular es tan importante como la biotransformación y ambas condicionan el abatimiento a corto plazo en la inicial y terminal. Farmacodinamia Como ocurre con el etomidato, el perfil neurofarmacológico sugiere selectividad modulatoria inhibitoria sobre los receptores GABAA. El sitio específico para dicha potenciación se ha encontrado en los receptores de las subunidades b2 y b3 en un residuo específico del aminoácido metionina 286 de la cadena proteica. La activación de estos R incrementan la conductancia de Cl– transmembrana, que da por resultado la hiperpolarización de la membrana postsináptica y por lo tanto su inhibición; los barbitúricos y el etomidato disminuyen la disociación del neurotransmisor inhibitorio del R, incrementando la duración de la apertura del canal iónico. La excitabilidad de las motoneuronas espinales (reflejo en H) no se altera por propofol, por lo que la inmovilidad durante la anestesia por parte del agente no se obtiene a través de este mecanismo. Un autor informa que en la subespecie de ratones N265M se han condicionado cambios por manipulación genética en la región de la subunidad b3, que reducen de forma drástica la sensibilidad al enflurano y al halotano, así como los efectos de inmovilización para el etomidato y el propofol. 130 El ABC de la anestesia (Capítulo 5) La microinyección de propofol directa a los tuberomamilares del hipotálamo induce sueño, efecto que puede ser revertido con antagonistas GABAA. Flood y col. encontraron que el propofol, igual que el isoflurano, inhibe los receptores colinérgicos nicotínicos por efecto en las subunidades a4 y b2, cuyo papel en la producción de anestesia general es incierto. El fármaco puede también bloquear los canales de voltaje activados de Na+ y Ca++, así como potenciar los receptores de glicina. Es probable que la inhibición sobre los receptores 5–HT3 procure sus propiedades antieméticas. De todas formas, los efectos sobre las estructuras del sistema nervioso central han sido mapeados y se ha determinado que son localizado y no globales. Estos hallazgos apoyan la hipótesis de que los mecanismos de la anestesia parecen ser específicos para cada agente y que los diversos sitios de interacción fármaco–efector median los diferentes componentes de la anestesia general. IT + 42 mgńkg + 21 2 mgńkg Sistema nervioso central En dosis de inducción (1.5 a 2.5 mg/kg) el efecto aparece a corto plazo en un tiempo de circulación; la pér- Concentración plasmática en mg/mL Aturdimiento, responde a estímulos Pérdida del reflejo ciliar Pérdida de la conciencia Cirugía menor Anestesia balanceada, cirugía mayor Anestesia balanceada opioide – N2O Niños; de 3 a 10 años se considera hasta del doble 1a3 Agente único Supresión de descargas en el EEG Laringoscopia Intubación No hay respuesta al estímulo eléctrico 6 a 12 6.3 Anestesia vigilada Orientación Despierto 2.78 4.4 3a5 2a3 2a6 >4 9.8 17.4 6.63 (con medicación a2 0.66 hg/mL), 3.89 0.5 a 2 < 1.2 0.8 a 1.8 dida de la conciencia es consecuencia de la captación inmediata dada su alta la lipofilidad y aparece un sueño tranquilo y escasa coincidencia de fenomenología excitatoria; se refiere hipo en 14% (15 a 75 en niños) y mioclonías, movimientos involuntarios e hipertonía entre 0 y 20%, los cuales se reducen con la medicación; estos cambios coinciden con lentificación en el EEG, posiblemente como antagonismo en los sitios de glicina a nivel subcortical (efecto que se ha relacionado con la aparición ocasional de crisis convulsivas); aunque el cierre de los párpados es un poco más tardío que con el tiopental y pudiera dar lugar a una sobredosificación, los clínicos señalan como referencia el contacto verbal. Tiene un dudoso efecto analgésico y un efecto amnésico moderado. La recuperación a una sola dosis es más rápida (de dos a cinco minutos) y con mejor orientación y sensación de bienestar que con otros anestésicos endovenosos. El patrón EEG varía de ritmo a a un incremento de la actividad b durante la somnolencia, con posterior aumento de la actividad con fase de ondas d y q durante la inconsciencia; en concentraciones superiores a los 6 mg/mL se observa supresión de las descargas. Aunque prácticamente no induce a actividad electroencefalográfica convulsiva (1:47 000), existe controversia acerca de los efectos que pudiera dar lugar en pacientes portadores del padecimiento y se refiere la presencia de opistótonos, hiperreflexia, hipertonía, movimientos involuntarios, coreoatetosis y hasta descargas epileptiformes en el EEG; sin embargo, en dosis altas suprime la actividad en este registro. Hemodinamia cerebral: abate el FSC en forma significativa entre 26 y 51% por mecanismo de vasoconstricción, aumenta la RVC en 50% pero abate la PPC en 15 a 25% y disminuye el CmO2 en 28 a 36%, así como la PIC, la PLCR y la PIO entre 18 y 36%, aunque con dosis altas puede existir el riesgo de abatir a cifras críticas la PPC. Mantiene la autorregulación y la respuesta a la PaCO2. Se le consideran propiedades protectoras cerebrales semejantes al efecto antioxidante de la vitamina E, en el sentido de que barre radicales libres e inhibe la peroxidación (los estudios clínicos muestran mejor tolerancia a los episodios hipóxicos, aunque no así los histológicos). Existe alguna evidencia de protección cerebral durante la cirugía, la exclusión cardiopulmonar y el paro con hipotermia profunda. Incrementa la latencia y disminuye la amplitud de los PESS, pero mantiene las de tipo auditivo. No presenta cambios en presencia de N2O. Por su rápida y tranquila recuperación, así como por algún efecto antiemético, es de gran utilidad en la neuroanestesia. Farmacología de los anestésicos intravenosos Sistema cardiovascular Para concentraciones entre 0.7 y 3 mg/mL: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S FC –17 a –24%; algunos autores consideran que no es significativo, aunque sí lo es en niños menores de dos años, sobre todo en respuesta al reflejo oculocardiaco. S PAS –24 a –45%; en niños de –10 a –20%, S PAM –15 a –31%. S RVS –14 a –30%; retorno venoso. S PAP – 20 a –33%; no se afecta en los infantes. S GC –12 a–23%. S Vol. Lat. –12 a –20%; abatimiento de la precarga y la poscarga. S ITVI –25 a –40%; ± dP/dt. En resumen, efecto inotrópico negativo. La hipotensión es consecuencia de los efectos directos sobre el miocardio; los autores hacen referencia a la disminución de la contractilidad en forma dependiente de la dosis en ambas cavidades, incluyendo el músculo papilar auricular y el músculo liso aórtico; estos efectos se han relacionado con bloqueo en los canales de Ca++, abatimiento de su disponibilidad e inhibición del flujo transarcolema. La relajación del músculo liso vascular periférico se debe a la disminución del tono simpático a partir del centro vasomotor bulbar. Abate la actividad barorreceptora, que normalmente compensa el estado de hipotensión sistémica. Estos efectos dependen de la dosis, por lo que se insiste en que el medicamento se administre lentamente y con volemia correcta, más aún en pacientes ancianos, comprometidos y en malas condiciones generales, y en los que tienen interacción por medicación betabloqueadora, inhibidores de los canales de Ca++, medicación a2 adrenérgica y los que han recibido otros depresores, como diazepínicos y opioides. Desde luego que estos efectos son más aparentes en la etapa de inducción que durante el mantenimiento. Se limita la respuesta presora a la laringoscopia y la intubación. Ocasionalmente se hace referencia a episodios de severa bradicardia, paro sinusal, bloqueo A–V y asistolia (1.4:100 000); en los niños se puede observar un incremento del reflejo oculocardiaco durante la cirugía de estrabismo y cuando interactúa con otros medicamentos vagolíticos; estos efectos pueden resultar de difícil control, por lo que se recomienda siempre mantener disponible la medicación anticolinérgica, aunque algunos autores recomiendan su empleo en forma rutinaria. No es arritmogénico (excepto en bradicardia moderada) ni sensibiliza al miocardio al efecto de las catecolaminas. 131 Abate el FSC, la RVC y el CmO2, mantiene el equilibrio entre el aporte y la demanda, y no se ha encontrado un aumento del contenido de lactato del seno coronario. De todas formas, es el agente con mayor efecto depresor cardiovascular entre los inductores, pero ha sido útil para el manejo de pacientes con buena reserva ventricular en cirugía cardiaca. Se informan resultados favorables en las cirugías aortocoronaria y valvular; asociado con diazepam, opioide y halogenado, como moderador, permite una buena perfusión preoclusión, transoclusión y posexclusión, así como una recuperación más rápida y predecible, y una extubación temprana. Actualmente se prefieren el sevoflurano o el isoflurano para fines de preacondicionamiento hipóxico. Aparato respiratorio Es un importante depresor central tanto en la frecuencia como en la profundidad y produce apnea en 25 a 35% de los pacientes inducidos; estos efectos son incrementados por los opioides. Da lugar a desviación de la curva de estimulación de CO2 a la derecha y abate la respuesta a la hipoxemia, los cuales son efectos más importantes en la etapa infantil. La reactividad en la vía aérea es menor que con otros inductores; se presentan mejores condiciones para la colocación de mascarilla laríngea y algunos autores refieren intubación traqueal en ausencia de relajante muscular. Existe la posibilidad de un efecto broncodilatador, que limita el desarrollo de broncoespasmo y abate la resistencia en las vías aéreas, por lo que permite el empleo de menor presión positiva para la insuflación pulmonar durante la ventilación mecánica en pacientes sanos y portadores de EBOC. Se ha observado que atenúa la constricción traqueal en ratones sensibilizados con oroalbúmina por inhibición de 5–HT en acción directa sobre el músculo liso y acción indirecta en las terminaciones parasimpáticas. Un estudio reciente refirió una menor incidencia de sibilancias inmediatas a la inducción, en comparación con las que se presentaron con el tiopental. Sin embargo, se reportan reacciones anafilactoides en una proporción de 1:250 000 (1 500 veces menos que con el etomidato). No libera histamina y se considera útil en el paciente asmático aun con trastornos en la IgE. Mantiene la vasoconstricción pulmonar hipóxica. La administración rápida en venas de pequeño calibre o bien por fenómenos de precipitación (mezclas) o cambios en el pH dan lugar a tromboflebitis, que en ciertas condiciones produce y desprende fragmentos endoteliales que se depositan y atrapan en la microcirculación pulmonar, dando lugar al desarrollo de una respuesta inflamatoria local en relación con las prostaglandinas (incremento en los niveles de triptasa), sin liberación de 132 El ABC de la anestesia histamina y manifestada con broncoespasmo agudo y vasoconstricción pulmonar (sin hipotensión arterial); este fenómeno se ha señalado como “anafilaxia agregada” (AA), que en caso de no ceder o ser tratada puede dar lugar a hipoxemia con daño cerebral. Este fenómeno ocurre con mayor riesgo en los pacientes con enfermedad respiratoria tipo EBOC, grandes fumadores y asmáticos. No produce efectos adversos en el tubo digestivo ni hepáticos (transaminasas, fosfatasa alcalina, bilirrubina y factores de coagulación). Existen buenas razones para considerarlo como el de menor efecto emético entre los inductores, pues presentó una menor incidencia en comparación con el barbitúrico (17 y 43%, respectivamente). En otros informes las dosis subanestésicas de 20 a 40 mg tuvieron propiedades antieméticas en 81% de los pacientes con náusea y vómito (seis volvieron a presentarlos) contra 35% en los pacientes manejados con placebo. Se hace referencia a un efecto antiemético en los pacientes con náusea por otras formas de tratamiento, como inmunosupresores, quimioterapia, etc. El sitio de efecto pudiera ser a nivel de R D2; se han recomendado dosis de 10 a 20 mg como rescate en el posanestésico o bien quimioterapia y regímenes de infusión de 16 mg/kg a 1 mg/kg/h, con escasa somnolencia. Se requieren comparaciones específicas con otros antieméticos para obtener conclusiones, sobre todo en las referentes al costo; de todas formas su empleo es ventajoso en la cirugía ambulatoria de niños y adultos. No altera el flujo sanguíneo ni el funcionamiento renal. Aunque no suprime la respuesta adrenocortical al estrés, la secreción de cortisol o a la estimulación por HACT, en altas dosis puede abatir la respuesta inmunitaria; un estudio mostró un abatimiento in vitro de 50% en la polarización de neutrófilos. Otros autores aseguran que no afecta la función de las células T (actividad quimiotáctica de los leucocitos). Aunque no altera las pruebas de coagulación inhibe la agregación plaquetaria mediante mediadores proinflamatorios, que incluyen el tromboxano A2. Las dosificaciones de 10 a 20 mg han sido igualmente efectivas a 2 mg/kg de naloxona para revertir el prurito causado por la administración raquídea de opioides, aunque se especula un efecto a nivel espinal, como el originado por colestasis, así como un efecto subcortical. Algunos autores lo han recomendado como antioxidante (semejante a la vitamina E), por el barrido de radicales libres durante la falla orgánica múltiple. Puede ser útil en pacientes con porfiria e hipertermia maligna, pero está contraindicado en las personas alérgicas a la soya. Es conveniente llamar la atención sobre los siguientes puntos: (Capítulo 5) S Presencia frecuente de dolor en el sitio de administración entre 10 y 80% de los casos, que mejora con las maniobras ya conocidas y el método de microbolos (little shot); aun cuando ocurre enrojecimiento o molestia en el trayecto venoso la incidencia de flebitis hasta el décimo día posoperatorio es menor de 1%. S El vehículo para su presentación carece de anticontaminantes, por lo que constituye un buen medio biológico para el desarrollo de bacterias, como Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa y Candida albicans; hay diversas elevaciones térmicas posquirúrgicas que se han atribuido a la contaminación extrínseca del propofol. S El medicamento se debe mantener en refrigeración, manejarse con extremos cuidados de asepsia y, desde luego, desechar los residuos después de seis horas. Recientemente se presentan nuevos componentes para limitar este desarrollo, como el ácido etilendiaminotetracético o edetato sódico (EDTA), o bien metilbisulfito sódico, aunque con este último se reportó un caso de acidosis metabólica severa cuando se administró durante 48 h. S Se ha reportado la aparición en el posoperatorio de algunos trastornos del sensorio y de la personalidad, así como sintomatología no bien aclarada y no revisada, manifestada por confusión, depresión, postración, temblores, parestesias, sensación de quemadura en cara y piernas, y “nervios en las piernas“ (acatisia). Algunos pacientes mostraron “enamoramiento” hacia el anestesiólogo o refirieron que habían sido objetos de abuso sexual en el transoperatorio. Esta sintomatología ocasionalmente ha sido tratada con buenos resultados con medicación antiparkinsoniana (AkinetónR). S Puede dar lugar a trastornos en el transporte de electrones mitocondriales y simular defectos en estas estructuras. S Se han reportado personas adictas al medicamento. Empleo Inducción: DE50 2.3 mg/kg, DE95 2.5 (1.5 a 2.5), lactantes 2.8, preescolares 2.8 a 4.5 y escolares 2.2 a 3 (mayor Vd y aclaramiento), con duración de la inconsciencia de 10 a 15 min. Para los ancianos (menor Vd y aclaramiento), debilitados o medicados en forma importante bastarán entre 1 y 2 mg/kg. En tanto sea posible, se recurrirá a métodos de infusión rápida o en bolos de 5 a 10 mg/seg; hay que recordar la posible fenomenología de actividad involuntaria, sobre todo en la población infantil por molestia en el trayecto venoso. Farmacología de los anestésicos intravenosos Padfield considera que la inducción debe efectuarse idealmente a una velocidad de 10 mg cada ocho seg, titulando el efecto de acuerdo con la pérdida del reflejo ciliar; de esta manera comprobó que se requieren dosis menores de 2.25 mg/kg, además de que las repercusiones sobre la TA, el FC y el segmento ST en pacientes isquémicos fueron mucho más reducidas. Estas dosificaciones se ajustarán a la edad, el IMC y el volumen sanguíneo central. Mantenimiento: anestesia balanceada; se han descrito varios esquemas sin recomendaciones rígidas, pero sí ajustadas a: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. a. El índice de declinación en la concentración en el sistema nervioso central por distribución a otros tejidos en función del tiempo; BET (B: bolo inicial para obtener el nivel Cp. requerido en el Cc.; E: compensación para la eliminación externa; T: transferencia intercompartimental). b. Ajuste al nivel requerido en la depresión del sistema nervioso central. c. La correcta depuración. Poca duda cabe acerca de la importante sinergia de la asociación propofol–opioide. Para suprimir la respuesta al estímulo quirúrgico, como incisión o manipulación intraabdominal, se requiere Cp de 10 a 15 mg/mL, en tanto que al asociar el propofol con un opioide dichos niveles se pueden reducir de manera drástica hasta 1 mg/mL. Balanceado con N2O: inducción–impregnación con 2.5 mg/kg ³ 12 mg/kg/h (200 mg/kg/min) durante 10 min ³ 9 mg/kg/h (150 mg/kg/min), durante 30 min ³ 6 mg/kg/h (100 mg/kg/min) con ajustes cada hora. N2O y opioide: inducción–impregnación con 2 a 3 mg/kg, ³ en forma decreciente 6 a 9 mg/kg/h (100 a 150 mg/kg/min) durante 10 min ³ 6 mg/kg/h (100 mg/ kg/min) y ajustar cada 30 min, a fin de que las Cp con estos esquemas se mantengan entre 2 y 4 mg/mL. Algunos especialistas proponen la asociación a sufentanilo para cirugía prolongada con dosis de impregnación (seis minutos antes) de 0.5 a 3 mg/kg ³ 12.5 a 40 hg/kg/ min y entre 20 y 30 min antes del final de la intervención. Como agente único no es suficiente para obtundir la respuesta hemodinámica nociceptiva, aun cuando la asociación de opioide a dosis bajas no reduce la proporción de agente si se limita en forma de la dosis dependiente las respuestas somática, simpática y hemodinámica. Los esquemas más apropiados para obtener en la Cp en equilibrio para cirugía consisten en administrar la dosis de impregnación–inducción, por ejemplo, 1 mg/kg, 133 y simultáneamente iniciar la infusión con 10 mg/kg/h (166 mg/kg/min) ³ de 8 mg/kg/h (133 mg/kg/min) y mantener la velocidad a 6 mg/kg/h. La técnica de Bristol asocia un opioide y N2O a 10, 8 y 6 mg/kg/h para el propofol. AET: requiere una Cp de 4 a 6 mg/mL con inducción– impregnación con 1 mg/kg y simultáneamente una infusión de 300 a 350 mg/kg/min durante 10 min, posteriormente de 170 a 214 mg/kg/min durante dos horas y finalmente de 42 a 128 mg/kg/min. Otro esquema señala la administración de 500 mg/kg/ min durante 15 min para inducción–impregnación, seguida de 433 mg/kg/min durante 15 min ³ 166 mg/kg/ min; estas velocidades llevan a una Cp de 6 mg/mL. Si el propofol se asocia con un hipnoanalgésico estas velocidades se modifican a razón de 183 mg/kg durante 15 min, 166 por otros 15 min y finalmente 100 para mantener la Cp a 3 mg/mL. No está de más recordar que la mejor forma de obtener y mantener la Cp constante es iniciar la infusión inmediatamente después de la impregnación; un autor recomienda la inducción durante cinco minutos y posteriormente tres reducciones en forma exponencial de 20% cada cinco minutos. Por ejemplo, para un paciente de 50 kg la dosis de inducción de 2 mg/kg (100 mg) ³ 20 mg/min x 5’ (400 mg/kg/min) ³ 16 mg/min x 5’ (300 mg/kg/min) ³ 12.8 mg/min x 5’ (256 mg/kg/min) y establecimiento a 10.24 mg/min (170 mg/kg/min). Esta forma la velocidad en la dosis de mantenimiento es de alrededor de 50% de la inicial, pero de todas formas la titulación será individual atendiendo a la edad, la complexión, el estado general, los padecimientos intercurrentes, etc. El opioide se debe suspender 30 min antes del final y el propofol entre 5 y 10 min antes. Los autores consideran que el remifentanilo es una buena opción, dado que el perfil farmacocinético es semejante: de 0.5 a 1.5 mg/kg a la inducción y en seguida infusiones de 25 a 200 hg/kg/min. Para infusiones prolongadas la técnica adquiere relevancia; las velocidades de infusión varían de acuerdo con el estímulo quirúrgico, la respuesta simpática y las manifestaciones de respiración espontánea, así como con los signos de analgesia inadecuada, que podrían superarse con bolos de 0.2 hg/kg. Algunos autores refieren que la adición de N2O abate estas cifras en forma significativa (de 50 a 75%). Al no haber un efecto acumulativo la administración de ambos se suspende hasta la colocación de los apósitos; desde luego que no hay que olvidar el régimen de analgesia posoperatorio inmediato. Es conveniente hacer algunas consideraciones de tipo farmacodinámico para seleccionar el equilibrio de 134 El ABC de la anestesia propofol–opioide, por ejemplo, en un paciente hemodinámicamente comprometido habrá que incrementar la proporción de opioide a fin de no interferir en la estabilidad. En los que tienen un mayor riesgo de náusea y vómito es conveniente reducir el opioide e incrementar la proporción de propofol. El empleo de relajante muscular se considerará por separado, pero integrado al esquema; al fin de la intervención se deberá suprimir el efecto miorresolutivo residual para evitar la percepción de incapacidad motora. De todas formas, e independientemente de la forma de administración, es conveniente mantener una jeringa cargada y de preferencia unida al sistema o dispositivo de bolo en la bomba con el fin de “profundizar” o “rescatar” ante cualquier evidencia clínica de insuficiente profundidad durante el estado anestésico. La posibilidad de infusiones con sistemas computarizados para TCI (target control infusion) evitaría picos importantes durante la inducción, elevaría en forma paralela la Cp a la del sitio efector y procuraría mejores controles en la profundidad anestésica y buena predicción de la inducción y recuperación; asimismo, favorecería la estabilidad hemodinámica. Coadyuvante para anestesia de conducción: es preferible en los menores de 60 años de edad con una impregnación a razón de 1 mg/kg lentamente ³ 37 a 80 mg/kg/ min; para los mayores de 65 años de edad el mantenimiento será de 32 a 50 mg/kg/min. De todas formas se recomienda tomar como referencia el estado de conciencia y el reflejo palpebral. Bajo este procedimiento es posible pasar de la vigilancia al estado anestésico, incrementando la infusión a 10 mg/kg/h cuando la duración de la intervención exceda la anestesia de conducción. Los procedimientos de diagnóstico y tratamiento —gastroscopia, colonoscopia, litotripsia, RM, etc.— recomiendan entre 4 y 8 mg/kg/h; otros recomiendan 10 mg aplicados entre uno y cinco minutos para ansiólisis en pacientes ambulatorios; en estos procedimientos se ha utilizado para proporcionar tranquilidad controlada por el paciente con bolos de 0.7 mg/kg y candado de tres minutos. En su empleo bajo cualquier esquema el paciente deberá estar siempre bajo el control con elementos de vigilancia y el equipo conveniente ante la necesidad de apoyo ventilatorio. Hipnosis para el apoyo de respiración mecánica en la UCI: se ha utilizado durante una o dos semanas con infusiones de mantenimiento entre 13 y 50 mg/kg/min, con las siguientes ventajas: S Menor incidencia de cambios hemodinámicos. (Capítulo 5) S Limitación de los requerimientos de terapia vasodilatadora y fármacos específicos en pacientes hiperdinámicos (vs. betabloqueadores). S Disminución del CmO2 e incremento en la saturación sanguínea con mejoría de la diferencia A–V de O2 en sangre mezclada como índice de mejor perfusión. S Permite la evaluación neurológica y de conciencia periódicas; el efecto se disipa a plazos más cortos que el midazolam o los opioides. Desde luego que se debe ofrecer una vigilancia continua de los parámetros cardiovasculares, pulmonares y metabólicos (cetosis, hiperglucemia, hipertrigliceridemia, etc.). Se hace referencia al posoperatorio de cirugía cardiaca, particularmente a la intervención aortocoronaria. Un estudio con 25 mg/kg/min durante seis horas mostró un abatimiento en la respuesta adrenérgica y una mayor estabilidad hemodinámica; habrá que evaluar los resultados de los estudios actuales con agentes inhalatorios sobre el preacondicionamiento hipóxico. Últimamente se ha adquirido buena información sobre los pacientes pediátricos; aun cuando los textos no se comprometen a su empleo en menores de tres años de edad, tal vez por la necesidad de una vía venosa operativa y la molestia local, la introducción de anestesia tópica permite mejores condiciones para la venopunción. La disposición en el solvente de triglicéridos de cadena media causan menor dolor a la inyección (habrá que considerar también la inducción con sevoflurano). La dosis de inducción en preescolares es mayor que en el adulto, desde luego que limitada por la medicación preanestésica (30 a 50% menor), en tanto que en los neonatos la inconsciencia se obtiene con alrededor de 1 mg/kg. Ha sido útil para los estudios en esta etapa con infusiones de 50 a 100 mg/kg/min, aunque algunos prefieren utilizar bolos de 0.5 a 1 mg/kg cada 10 a 12 min. También se refiere una menor reactividad de la vía aérea y su repercusión hemodinámica para la intubación traqueal; de todas formas su recuperación es rápida y de excelente calidad. En los pacientes menores de 17 años de edad, con una infusión mayor de 24 h, ha dado lugar al síndrome de acidosis metabólica por infusión de propofol, caracterizado por depresión miocárdica, rabdomiólisis, hepatomegalia, hiperlipidemia y muerte. Existe referencia para su tratamiento con “hemofiltración”. Actualmente no se autoriza su empleo para el apoyo respiratorio durante más de 24 h. Ha quedado en suspenso su utilidad en la operación cesárea electiva; se equilibra rápidamente con el pro- Farmacología de los anestésicos intravenosos ducto y mantiene una concentración de 1:1 con la sangre fetal; aunque conserva en forma correcta el equilibrio A/B, puede abatir la TA y FC maternas, sobre todo asociado a succinilcolina. Se elimina por el calostro y puede afectar de alguna manera al recién nacido. Es una alternativa para la anestesia del paciente con obesidad mórbida y previa medicación conveniente que incluya atropina; la dosis de inducción será calculada sobre el peso ideal más 0.4 mg para compensar el exceso de peso, seguida de infusiones decrecientes de 12, 10 u 8 mg/kg/h hasta cinco minutos antes del final; suele asociarse con la administración de morfina o, mejor aún, de 135 remifentanilo o sufentanilo. Actualmente se contraindica en los pacientes con trastornos del metabolismo graso o hipersensibles al medicamento. Agradezco cumplidamente la decidida participación del Dr. Adrián Palacios Chavarría (R III de Anestesiología), quien contribuyó en la preparación y traducción de los esquemas y figuras aquí presentados, así como en la información complementaria sobre sufentanilo. REFERENCIAS E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Wood M, Alastair JJ: Drugs and anesthesia. Pharmacology for anesthesiologists. 2ª ed. 990. 2. Hughes MA et al.: Context–sensitive half–time in multicompartment pharmacocinetic models for intravenous anesthetic drugs. Anesthesiology 1992;76:334–341. 3. Feldman SA, Paton W, Scurr C: En: Arnold E: Mechanisms of drugs in anaesthesia. 2ª ed. 1993. 4. Bowdle TA, Horita A, Kharasch ED: The pharmacologic basis of anesthesiology. Churchill Livingstone, 1994. 5. Fragen RJ: Drug infusions in anesthesiology. 2ª ed. 1996. 6. Calvin TN, Williams NE: Principles and practice of pharmacology for anaesthetists. 3ª ed. Blackwell Science, 1997. 7. 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Leonardo del Valle Mondragón amplio, esta ciencia se encarga de estudiar la historia, el cultivo, la recolección, la preparación, la preservación, la comercialización, la distribución, la identificación y la evaluación de los componentes químicos de origen natural.1,5 Adicionalmente, también se encarga del estudio y del uso tradicional de esos compuestos químicos o sus derivados, proporcionando los elementos necesarios para determinar su actividad farmacológica y mejorar la salud y el bienestar del ser humano y de los animales de su entorno.6,7 La farmacognosia no sólo se enfoca en el estudio de sustancias con efectos terapéuticos per se, sino también de moléculas que puedan ser empleadas como modelo estructural para la síntesis de nuevos compuestos más potentes y de materias primas para los procesos de hemisíntesis, obteniendo sustancias activas, como hormonas, esteroides, anestésicos, antibióticos, extractos alergénicos e inmunizantes biológicos, entre otros, y enfocándose en la búsqueda de sustancias naturales que puedan ser aplicadas en la industria en general. Entre ellas están los colorantes, los aromas (aceites esenciales), los condimentos, los insecticidas, los herbicidas, los antibióticos, etc.1,4,6 La farmacognosia tiene como objetivo determinar el origen sistemático de la especie de estudio (microbiana, vegetal o animal) de donde proviene la sustancia. Establece las características morfoanatómicas, tanto macroscópicas como microscópicas, así como las organolépticas, que permiten la caracterización de la sustancia y la determinación de la planta medicinal en cuestión. También investiga los métodos óptimos de producción de las sustancias a pequeña y gran escalas en relación con el cultivo, mejora de la especia, métodos de recolección y conservación, además de la extracción de los principios activos. Establece la composición quí- La farmacognosia estudia los principios activos de origen natural, sea de procedencia vegetal, microbiana (hongos y bacterias) o animal. Examina tanto sustancias con propiedades terapéuticas como tóxicas y de tipo excipiente que pueden poseer un potencial curativo, lo cual es de gran importancia en el desarrollo de la factoría farmacéutica con repercusión en las ciencias médicas, teniendo relevancia no sólo en el campo de la salud, sino también en las industrias alimenticia, cosmética, plástica y textil, entre otras.1–4 La palabra farmacognosia significa “conocimiento de los fármacos”. Proviene del griego pharmakon (farmako), que significa “fármaco” o “remedio”, y gnosis (gnwshs), que quiere decir “conocimiento”, por lo que es considerada considerada una rama de la farmacología.2,3 El término como tal fue utilizado por primera vez en 1815 por Seydler1 en su publicación titulada Analecta pharmacognóstica, en la que define a la farmacognosia como una ciencia enfocada en el estudio del conocimiento de las drogas medicinales. A pesar de esta denominación, en algunos países se le designa de otra manera. Por ejemplo, a principios del siglo XX el farmacéutico Gómez–Pamo1,2 denominó a la farmacognosia como la “materia médica vegetal” y la describió como parte de la farmacia que estudia las características de las especies naturales, sus partes y su aplicación, así como su recolección, conservación, usos y comercialización.1,4 En Francia se define de manera tradicional como matière medicale, mientras que en Alemania se le designa con el término de “biología farmacéutica”. Sin embargo, la denominación generalmente aceptada a nivel mundial para la ciencia encargada del estudio de las sustancias de origen natural con aplicación farmacéutica es la de “farmacognosia”.1–3 Así, en un sentido más 137 138 El ABC de la anestesia mica de la sustancia, tanto cualitativa como cuantitativamente, sobre todo en lo que se refiere a los principios activos. Obtiene los extractos de las sustancias que contienen los principios activos y controla la calidad de las mismas, con base en metodologías que permiten comprobar los contenidos requeridos de principios activos, asegurando así la ausencia de ciertos productos tóxicos y evitando la adulteración y la falsificación.1,3,5 Por otro lado, establece las propiedades farmacológicas de los activos de las sustancias e investiga nuevos principios activos que puedan constituir un punto de partida para el diseño de nuevos fármacos en el futuro. Entre las áreas terapéuticas de la farmacognosia están la fitoterapia, que es una rama encargada de utilizar las sustancias de origen vegetal para el tratamiento de enfermedades, y la opoterapia, que utiliza sustancias de origen animal para el mismo fin.6–8 Los inicios de la farmacognosia son inciertos; no obstante, se puede inferir que desde sus orígenes el hombre tuvo que aprender a sobrevivir alimentándose de lo que su hábitat le proporcionaba. Así aprendió a cazar, a cultivar, a vestirse y a curar sus males físicos y espirituales. Las primeras sociedades primitivas practicaban de forma empírica, mediante la prueba de ensayo y error. Para sobrevivir tenían que ser espectadores cuidadosos de la naturaleza, lo cual conllevó a que tuvieran un dominio sobre las ciencias básicas, muy triviales, pero que en sí mismas fueron la base del conocimiento científico que hoy en día mantiene el entorno en el cual se desenvuelve el hombre.1,7–9 El hombre primitivo, para curar los diversos males que le aquejaban, debió observar que algunos animales con aspecto enfermizo ingerían una determinada planta y a la postre sanaban. Probablemente, alguno de nuestros antepasados al sentirse enfermo imitó esa conducta animal y sanó en el mejor de los casos, por medio del ensayo y el error. Fue su conducta de nómada lo que lo llevó a seleccionar vegetales o animales que tenían la propiedad de sanar o mitigar el dolor, pero también a descubrir sustancias tóxicas que le podían producir alucinaciones o incluso la muerte. Estas últimas sustancias derivadas de las plantas o los animales ponzoñosos le fueron también útiles para la caza de animales o para resolver conflictos tribales. Estos fenómenos aparentemente inexplicables, el poder curar o matar, fueron asociados con las nacientes creencias mágico–religiosas que ya debían estar más o menos desarrolladas en aquel entonces.1,5,9–11 Con el paso de los años y el cambio de tribus nómadas a sedentarias, los conocimientos mágico–religiosos, entre otros, se consolidaron y el desarrollo de un lenguaje estructurado permitió su difusión con mucha mayor efi- (Capítulo 6) cacia. La jerarquización de labores en las sociedades primitivas permitió que algunos integrantes del grupo comenzaran a especializarse en el manejo y utilización de plantas, animales y minerales con fines curativos. Probablemente, los primeros encargados de esta tarea hayan sido miembros del grupo que se encontraban imposibilitados para el ejercicio de funciones fundamentales, como la caza, pero que necesitaban ganar su permanencia y respeto dentro del grupo.1,7 Esta tendencia evolucionó y la capacidad de sanar o matar significó poder e influencia dentro del grupo, propiciando una incipiente ciencia médica que quedó en manos del llamado chamán o brujo. No obstante, muchos de esos conocimientos antiquísimos que estuvieron envueltos en un ambiente mágico–religioso fueron pasando verbalmente de generación en generación hasta consolidarse como una materia de estudio, con la finalidad de mantener el bienestar del ser humano y obtener materias primas naturales que le proporcionaran una mejor calidad de vida. Es aquí donde se inició de manera primitiva el progreso de la farmacognosia hasta llegar a nuestros días como una ciencia consolidada, con un profundo conocimiento del uso y manejo de los recursos naturales para el bienestar de la humanidad.3,5,11,12 A través del tiempo, las diversas civilizaciones han organizado estos conocimientos en forma utilizable, de manera que las nuevas generaciones puedan aprenderlos. Así, en el mundo actual existen testimonios de aquel antiguo conocimiento, como lo es el herbario Pen tsao kang–mou, la obra escrita más antigua sobre plantas medicinales, escrita en tiempos del emperador chino Shen Nung (2700 a.C.), en la cual se describen aproximadamente 8 160 formulaciones medicinales; algunas de ellas son estudiadas en nuestros días, mientras que otras no pudieron evadir el matiz mágico y carecen de un sustento científico.1 El Papiro Ebers, de Egipto, que contiene la descripción de varios cientos de sustancias, es otro testimonio del inicio de la farmacognosia.1,4 También se encuentran descripciones en la literatura “védica” en la India, principalmente en el Rigveda, que es un antiguo texto que data de aproximadamente 2 000 años a.C., en el que se describen una gran cantidad de información y fórmulas medicinales.1,4,11 El Códice de Hammurabi, rey de Babilonia (1730 a 1685 a.C.), contiene numerosas referencias sobre el uso de plantas curativas que se siguen utilizando hasta nuestros días.1 El libellus de medicinalibus indorum herbis, conocido como Códice Badiano, elaborado en náhuatl por el médico indígena Martín de la Cruz es otro testimonio que fue traducido al latín por el indígena Juan Badiano, y es sólo una pequeña muestra del conocimiento terapéutico de las plantas que tenían nuestros antepasados, ya que los La farmacognosia en el campo de la anestesiología Fragmento del papiro de Ebers Fragmento del Rigveda 139 Fragmento del papiro de Hearst Códice Badiano E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Figura 6–1. Testimonios del antiguo conocimiento sobre las plantas medicinales. mayas, los nahuas, los mixtecas y los zapotecas, por mencionar a los principales grupos de aquella época, tenían amplios conocimientos de la herbolaria.9,11,12 El Códice Badiano, concluido en 1552 es un herbario bellamente ilustrado, en el que se citan 185 plantas medicinales; las plantas están estilizadas e incluso idealizadas por la mente y la mano de los pintores indígenas; presenta textos explicativos de las virtudes terapéuticas de las plantas, los animales y los minerales (de 146 plantas, 70 son de Huastepeque, 41 de Tepuztlan, 19 de Acapistla y 16 de Totolapan, Tlayacapa y Atlatlahuca).1,11,12 El Códice florentino, de Fray Bernardino de Sahagún, es otra obra que describe la utilización de plantas; esta obra fue corregida por ocho médicos nahuas y está escrito a dos columnas, una en náhuatl y otra en castellano antiguo, y se presenta en tres tomos, contenidos en 12 libros. La parte escrita en castellano antiguo se conoce también como Historia general de las cosas de la Nueva España.1,12 La mayoría de los documentos herbolarios antiguos comenzaron a ser publicados en diferentes idiomas desde finales del siglo XIX a la fecha. Los originales están guardados hoy en día en repositorios en Sevilla, Londres, el Vaticano, Madrid, El Cairo, México, Edimburgo y Austin (Texas), principalmente, y son utilizados por etnohistoriadores y otros especialistas.1,5,12 Por otra parte, mediante las inscripciones de los templos de civilizaciones antiguas, se sabe que desde hace más de 6 000 años ya eran conocidas algunas sustancias importantes, como la mandrágora (Europa Central), la amapola o adormidera —que da origen al opio— y la morfina (Asia), el tártago del aceite de castor (América del Norte), diversos aceites esenciales y ácidos biliares de la bilis (Medio Oriente), las antraquinonas del aloe (Mesoamérica), el curare (América del Sur), el estrofanto (África), la cebolla marina (Europa Mediterránea) y las grasas animales como vehículos en ungüentos curativos, entre cientos de drogas naturales.4,8,12 Los babilonios y los asirios tenían registros similares encontrados en tabletas con escritura cuneiforme, que refieren al empleo de preparados de plantas medicinales, como la Manla–ha, que debió ser una mezcla de opio, cebolla marina y aceites esenciales de una variedad de Syzygium, cuyo empleo no está bien definido, debido a que las tabletas no estaban bien conservadas cuando se encontraron en 1872.11,12 En la antigüedad clásica (Grecia y Roma) el progreso fue menor. Herodoto (historiador griego del año 500 a.C.) menciona que la “materia médica” había alcanzado altos niveles y se enseñaba de una manera prodigiosa en la escuela de Thebas, en Egipto, pero los griegos no 140 El ABC de la anestesia fueron particularmente innovadores en estos estudios.1,11 En la educación griega la capacidad de raciocinio era fundamental y la experimentación científica, como la conocemos hoy, no se aplicaba. Los griegos tenían centros médicos (Aesclepion) en varias de sus ciudades; eran templos a Apolo (como dios relacionado con la medicina) y a Esculapio y su hija Hygea (como dioses específicos). En esos centros médicos curaban a los enfermos que acudían a ellos, mediante diversas técnicas y remedios naturales; también en esos sitios se enseñaba a los discípulos en la práctica diaria.11,13 El mentor más importante fue Hipócrates de Kos (430 a.C.), que tuvo la originalidad de comenzar a enseñar a discípulos que no eran sus descendientes y familiares, con lo que estableció las actuales bases de la enseñanza médica. Escribió varios tratados sobre diversos temas, uno de los cuales está relacionado con el uso de plantas medicinales y describe las características botánicas y las propiedades curativas, por lo que se considera uno de los fundadores de la farmacognosia.1,14 Por su parte, Claudio Galeno (201 a 130 a.C.), el famoso médico de Marco Aurelio, se inspiró en la obra hipocrática. En la actualidad se utiliza su nombre para denotar la rama que se dedica a la ciencia de las materias médicas y los preparados: la “galénica”. Avicena (930 a 1037 d.C.), en cambio, fue un gran erudito progresista en varias ciencias y escribió El canon de la medicina, basado en fórmulas herbarias.1,13,14 En la edad media surgió la medicina monástica (s. IX), a cargo de los monjes, la cual le dio un gran impulso a la farmacognosia mediante el empleo de la herboristería y la compilación y clasificación de plantas medicinales y fórmulas.11 A partir de esa época surgieron grandes hombres de ciencia que escribieron libros de medicina, en los cuales utilizan plantas para el tratamiento de diversas enfermedades y padecimientos; entre ellos destacan Alberto Magno o Alberto el Grande (1193 a 1280 d.C.) y Paracelso (1493 a 1541 d.C.), médico y alquimista que introdujo en la terapéutica algunos minerales y los efectos curativos del agua, dando suma importancia al uso de la flora autóctona.1,14 Samuel Hahnemann (1755 a 1843), basado en Hipócrates y Paracelso, desarrolló la homeopatía con base en el lema simila similibus curantur (“lo similar cura lo similar”), o sea, que en ciertas dosis una sustancia produce determinados síntomas patológicos en un organismo sano y la misma sustancia, en otras dosis, cura patologías similares en un individuo.1,12 Fue tanto el auge del empleo de plantas y animales para tratar padecimientos en la edad media, que muchas empresas farmacéuticas y químicas de la actualidad tuvieron su origen en aquellos hombres de estudio, cuyos (Capítulo 6) apellidos aún conservan (Merck, Squibb, Brand, etc.).1,14 Son tan diversas las contribuciones al campo de la farmacognosia y es tan extensa su aplicabilidad en materia de salud, que su incursión en la anestesiología data de hace más de 3 900 años, pues los papiros de Ramesseum (1900 a.C.) describen pócimas, elixires y extractos de plantas y animales que causan un sueño profundo y relajación en el cuerpo.4 Asimismo, los papiros de Hearst (1500 a.C.) poseen información quirúrgica y de cómo los enfermos eran sometidos a un sueño profundo para intervenirlos quirúrgicamente.4 El empleo de plantas y animales en este sentido ha sido tan extenso y a la vez tan limitado, en cuanto a los efectos de toxicidad excesiva que poseen, que aun hoy en día su aplicación requiere un extremo cuidado en su manejo para obtener los resultados deseados.4–7,12 El término “anestesia” se deriva del vocablo griego anaisqhsia), el cual se define como la privación total o parcial de la sensibilidad. El filósofo griego Dioscórides usó por primera vez el término anestesia en el siglo I d.C. para describir los efectos similares a los narcóticos de la planta mandrágora.14 El término apareció subsecuentemente en An Universal Etymological English Dictionary, de Bailey, en 1721, como “un defecto de sensación”, y nuevamente en la Enciclopedia Británica (1771), como “privación de los sentidos”.14 El uso actual de la palabra para denotar un estado similar al sueño, que hace posible la práctica de una cirugía indolora, se le atribuye a Oliver Wendell Holmes en 1846.10,14 En EUA el término “anestesiología”, para señalar la práctica de la anestesia, fue propuesto por primera vez en la segunda década del siglo pasado, con objeto de recalcar la base científica creciente de la especialidad.14 Así, la anestesia general se puede definir como un estado funcional alterado que se caracteriza por la pérdida de la conciencia, una analgesia de cuerpo completo, amnesia y cierto grado de relajación muscular, por lo que la anestesia contempla en alto grado una mezcla de ciencia y arte.14–17 La práctica de la anestesiología se ha ampliado más allá de generar insensibilidad al dolor en los pacientes durante la cirugía o el parto obstétrico, lo cual causó que el American Board of Anesthesiology revisara su definición en 1989.14 La especialidad es singular, puesto que requiere una familiaridad práctica con la mayor parte de las demás especialidades, incluyendo la cirugía y sus subespecialidades, la medicina interna, la pediatría y la obstetricia, así como la farmacología clínica, la fisiología aplicada y la tecnología biomédica, aunque recientemente se hizo evidente la introducción de la farmacognosia como un marco integral de la especialidad misma.10,14,15 La aplicación de los adelantos recientes E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La farmacognosia en el campo de la anestesiología de la tecnología biomédica en la anestesia clínica continúa haciendo que ésta sea una especialidad excitante y rápidamente evolutiva.14,17 El dolor y la enfermedad han sido un binomio lacerante que ha acompañado al hombre a lo largo de toda su historia. Desde las épocas más remotas han llegado pruebas de los padecimientos de nuestros antepasados, mediante restos fósiles que evidencian las patologías dolorosas más diversas.1,14 Los remedios contra el dolor, de los que se tiene constancia, han sido variados, desde la utilización de diversos productos que la naturaleza ofrecía hasta la aplicación de ciertas técnicas rudimentarias de cirugía.14,17 Los estudios etnomédicos con carácter farmacognosta han demostrado que antes de la incursión de plantas con activos anestésicos los asirios conocían un método eficaz, aunque no exento de peligro, el cual consistía en comprimir la carótida a nivel del cuello con la consiguiente isquemia cerebral y la aparición de un estado comatoso, lo cual era aprovechado para la cirugía.4,14 En las civilizaciones ribereñas del Tigris y del Éufrates se comenzaron a usar los narcóticos vegetales, como la adormidera, la mandrágora y la Cannabis indica (el hachís), que se cultivaban en Persia o en la India. A los niños del antiguo Egipto se les administraba adormidera por las noches para que dejaran descansar a sus padres, mientras que las bebidas alcohólicas eran ampliamente utilizadas en la antigüedad para producir analgesia en las intervenciones practicadas.1,4–6 Así, los habitantes de las riberas del Ganges usaban el vino, el cual mezclaban con el hachís para poder realizar intervenciones dolorosas.4 Por su parte, los chinos avanzaron en el terreno de la acupuntura aliviando el dolor con agujas;14 en tanto que en Europa, durante la Edad Media, los monjes conservaron los antiguos códices griegos y romanos, por los que sentían verdadera veneración. Era frecuente el cultivo de plantas curativas a un lado de las abadías.1,12 El opio extraído de la adormidera era un buen remedio analgésico; era frecuente el uso de la “esponja somnífera”, con generosas dosis de opio y beleño, aunque su uso fue restringido por la Iglesia y posteriormente se le relacionó con prácticas ocultistas.6 El vino suplió y relegó en el mundo cristiano como analgésico al opio, al contrario que en el mundo islámico, en el que se recomendaba de forma insistente la utilización del opio, cuyas virtudes fueron exaltadas por Avicena.1,14 Tiempo después del oscurantismo, el jugo del opio, obtenido a partir de una amapola gigante, sirvió para elaborar el láudano, que durante muchos años fue el analgésico más utilizado. Con el paso de los años se descubrió que se necesitaba encontrar otro medio para evitar el dolor, pues el láudano tenía un bajo poder y no permitía realizar operaciones quirúrgicas lar- 141 gas, además de que creaba una fuerte adicción en las personas que lo tomaban.1,5,12 En la búsqueda por excluir el láudano, Paracelso, un genio del Renacimiento (s. XVI), y Raimundo Lullio mezclaban ácido sulfúrico con alcohol caliente, formando el éter sulfúrico, del cual descubrieron que producía un profundo sueño. Paracelso, a pesar de su brillante deducción, no fue capaz de extraer y analizar las últimas consecuencias de este hallazgo, y sus conclusiones se perdieron en los archivos de Nüremberg, lo cual evitó la aparición de la anestesia moderna en 300 años.14 Durante este tiempo fue destacable el uso del opio, que contribuyó al desarrollo del comercio oriental, aumentando el poder de las ciudades, como Venecia y Génova.5 Ya en el siglo XVII, en Inglaterra, se intentó inyectar el opio por vía intravenosa mediante el cañón de una pluma, dando lugar el avance del desarrollo de técnicas de inyección intravenosa.14 Para el siglo XVIII aparecieron en Europa dos corrientes originales frente al dolor: el mesmerismo, basada en un dudoso poder curativo de las manos, y otra fundamentada en los avances de la química moderna, concretamente en el campo de los gases, marcando con ello el descubrimiento de la anestesia moderna.11,14,17 Los efectos inconstantes del opio podían producir efectos secundarios, por lo que su presentación farmacológica difería según su origen. Serturner, farmacéutico de Westphalia, se dio cuenta de que todos estos productos tenían un fondo común. Al tratar el opio con amoniaco observó unos cristales blancos, que purificó con ácido sulfúrico y alcohol; después observó que los residuos producían sueño en los animales, a lo cual denominó morfium, en honor a Morfeo, el dios del sueño.14 Al igual que Davy, probó la morfina durante una afección dental apreciando una considerable disminución del dolor. Serturner abrió un nuevo campo a la investigación: el de los principios activos de las plantas. Así, en poco tiempo, se desentrañaron los misterios del beleño, de la mandrágora, de la belladona, de la piacia, del katar y de muchas otras sustancias de origen natural causantes del sueño profundo, por lo que dejaron de ser hierbas diabólicas para surtir a la medicina de alcaloides, como la atropina, la mandragorina, la hyoisciamina, la escopolamina y la morfina, entre otras.2–6 A principios del siglo XIX existía un ambiente propicio para el desarrollo de la anestesia, debido a que la química, la biología y la fisiología ofrecían cada día nuevos hallazgos anestésicos no procedente de plantas.11,14 Cabe señalar que de todos los extractos de plantas conocidos desde la antigüedad el más controversial ha sido, sin lugar a dudas, el curare. Una sustancia pastosa de color pardo extraída de diversas especies del género 142 El ABC de la anestesia Mandrágora Cólchico (Capítulo 6) Planta de Curare Rauwolfia Acónito Cicuta Figura 6–2. Algunas de las plantas más importantes de los inicios de la fitoterapia. Strychnos, que abunda en la cuenca del Amazonas. Esta sustancia es utilizada por los pueblos indígenas de América del Sur, de África, de Asia y de Oceanía; la untan en sus flechas para inmovilizar a sus presas, para lo cual cocinan las raíces y los tallos, agregándole otras plantas, como el sampollo y la conichia. Para elaborar el curare se hierven fragmentos de corteza, raíces, tallos y zarcillos, se le añaden agentes catalíticos acres y se vuelve a hervir hasta convertirlo en un jarabe, que se expone al sol y se deja secar; el producto final es una pasta que se guarda en calabazas o en tubos de bambú.5,17,18 La primera referencia escrita que se tiene del curare corresponde a las cartas del historiador y médico italiano Pietro Martire d’Anghiera. La obra completa de este autor, Decades de Orbe Novo, se publicó en 1516 y reseña el uso de flechas emponzoñadas con curare por los indios jíbaros.1,5,18 En 1595 Sir Walter Raleigh describió por primera vez la raíz tupara de la planta Strychnos toxifera y su producto, el urari (ourari), conocida más tarde como curare.5 En 1856 el biólogo y fisiólogo francés Claude Bernard mencionó en su libro, Leçons sur les effets des substances toxiques et medicamenteuses, que el efecto del curare era debido al bloqueo funcional de la placa neuromotora.14 En 1865 Preyer consiguió la primera forma purificada y cristalizada del curare, a la que denominó curarina.1 La primera administración de curare en una anestesia general la llevó a cabo en 1912 en un hospital de Leipzig el cirujano alemán Arthur Läwen, quien administró curarina obtenida a partir de la pasta de curare a siete pacientes sometidos a anestesia general, para facilitar el cierre de la pared abdominal.18 Läwen fue el primero en estudiar el curare en experimentación animal y el primero en administrarlo en humanos y en observar su efecto beneficioso como relajante muscular durante la anestesia general.5,18 La introducción del curare en la anestesia clínica general E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La farmacognosia en el campo de la anestesiología ocurrió en 1928, cuando el Dr. Francis Percival de Caux, de origen neozelandés, utilizó curare en siete pacientes cuando laboraba como anestesista en el Hospital Middlesex, de Londres.18 La primera investigación acerca de la fuente del curare en el Amazonas fue hecha por Richard Evans Schultes en 1941.18 Schultes descubrió que los diferentes tipos de curare poseían hasta 15 ingredientes y con el tiempo ayudó a identificar más de 70 especies que producían la sustancia. Posteriormente, el 23 de enero de 1942, gracias al Dr. Harold Randall Griffith y a la Dra. Gladys Enid Johnson (MacLeod), ambos de Canadá, el curare se utilizó con éxito en un paciente al que se le practicó una apendicectomía.14,18 Sin lugar a dudas, los hechos recopilados del pasado han demostrado que la naturaleza es prodigiosa en cuanto a las plantas causantes de “sueño”. Por ello, diversos estudios detallados de tales propiedades han puesto de manifiesto que existe una gran diversidad de plantas que producen analgesia no narcótica y antipiresis, pues son capaces de aliviar el dolor y disminuir la temperatura corporal en los estados febriles. Esta acción se encuentra principalmente en las plantas que poseen principios activos derivados del ácido salicílico, como el sauce, la ulmaria y la primavera.8,14 Entre las plantas con acción meramente analgésica están el acónito, el cólchico y la cicuta, que por su escaso margen terapéutico se emplean únicamente en procesos muy concretos y generalmente como preparaciones galénicas o especialidades que aseguren una dosificación exacta, pues una dosis mal controlada puede ser fatal.1,2,8,11 Entre las plantas con acción hipnótica y sedante se cuentan todas las que disminuyen la hiperexcitabilidad nerviosa y son aplicadas en el tratamiento de la ansiedad, el insomnio y el nerviosismo, entre otras alteraciones. Esta acción puede ser desarrollada por principios activos de naturaleza variada, como alcaloides, flavonoides, valepotriatos y miroxinanos entre otros, los cuales se encuentran en el azahar, el espino blanco, la lavanda, la melisa, la mejorana, la amapola, la pasiflora, la tila, la valeriana, el lúpulo, la verbena, la celidonia, el hipérico, etc.8,16,17,19 Los productos naturales de acción estimulante del sistema nervioso central consisten en plantas que producen una estimulación nerviosa; se administran en casos de decaimiento, cansancio, depresiones y convalecencias. Esta acción puede ser desarrollada por principios activos de naturaleza variada, principalmente alcaloides, fenoles, terpenólidos, cumarilos y casi todo tipo de aceite esencia entre otras sustancias, los cuales son constitutivos del eleuterococo, el ginseng, el romero, la damiana, la avena, el tomillo, el clavo y el té negro, entre otras plantas. Se ha visto que la Rauwolfia 143 serpentina es un antagonista de la 5–HT y es utilizada en casos de depresión.1,8,12,14 Pero no sólo se encuentran anestésicos generales entre las sustancias de procedencia natural, ya que los anestésicos locales, por su parte, son fármacos que bloquean la conducción nerviosa cuando se aplican localmente en el tejido nervioso en concentraciones adecuadas.14 Existen muchas sustancias capaces de bloquear la transmisión nerviosa, pero la gran ventaja de los anestésicos locales es que su efecto es reversible. Así, el primer anestésico local descubierto fue la cocaína, un alcaloide contenido en las hojas de la Erythroxylon coca, una planta que crece en las montañas andinas, entre 1 000 y 3 000 m sobre el nivel del mar.1,5,17 En 1884 Sigmund Freud y Karl Koller realizaron estudios sobre los efectos farmacológicos de la cocaína, encontrando, que ésta tiene importantes reacciones sobre el sistema nervioso central.14,17 La cocaína se comenzó a utilizar ampliamente en las áreas de la oftalmología y la odontología; a finales del siglo pasado se le dio un empleo como anestésico a nivel de la médula espinal.10,14 En 1905 se introdujo la procaína, el anestésico local sintético prototipo de los actuales.10 Durante cientos de años la Papaver somniferum (adormidera) ha sido la planta más importante, desde el punto de vista farmacognosta, ya que la morfina, extraída de ésta, ha reinado entre los fármacos con actividad analgésica. Sin embargo, una rana de la especie Epipedobates podría terminar con su dominio. Eso se debe a que en 197618,19 Daly inyectó en ratones un extracto de la piel de la rana y observó que la cola del animal se levantó e hizo un arco encima de su espalda. Esta reacción, llamada straub–tail–response, es típica de los opioides. Pero la sustancia mostró efectividad cuando bloqueó los receptores opioides, lo cual indicó que la nueva sustancia tendría que actuar por medio de otro receptor. El tóxico secretado por la piel del animal actúa de manera diferente a la morfina, así que los efectos secundarios, como la depresión del sistema respiratorio o la dependencia física, no deberían presentarse.18,19 Las plantas no son la única fuente de la naturaleza en la cual se pueden encontrar sustancias tan importantes como la morfina y el curare, puesto que se ha visto que la Epipedobates tricolor, una diminuta rana del Amazonas de llamativos colores, posee en su piel una gran cantidad de compuestos químicos tóxicos que le sirven para defenderse de sus depredadores.20,21 Los indios del Amazonas también aprovecharon tales sustancias para envenenar sus flechas mediante la impregnación de las mismas con su piel. En 1992 se logró aislar y caracterizar la epibatidina, después de sacrificar unas 750 ranas. Los estudios posteriores confirma- 144 El ABC de la anestesia (Capítulo 6) Epipedobates tricolor H Ã N N Cl H HO Morfina O N H HO CH3 Papaver somniferum Figura 6–3. La epibatidina es 500 veces más activa que la morfina (opoterapia–fitoterapia). ron que dicha sustancia poseía una actividad analgésica 500 veces más potente que la de la morfina, sin provocar adicción.20,21 Sin embargo, la epibatidina es demasiado tóxica para ser utilizada como analgésico en los seres humanos, por lo que los investigadores de diferentes laboratorios farmacéuticos de todo el mundo se dedicaron al desarrollo de nuevos compuestos con estructura química parecida a la de la epibatidina, de manera que se mantenga su actividad pero no resulte tóxica para el ser humano. Así, la nueva sustancia ABT– 594,20,21 sintetizada a partir de la epibatidina por los Laboratorios Abbott, actúa por un receptor diferente al opioide, ya que es un agonista de los receptores neuronales nicotínicos de la acetilcolina.22 Son necesarios nuevos fármacos como éste, especialmente para tratar a los pacientes con dolores crónicos. En México hay registradas cerca de 38 especies de dentrobatidos, de las cuales cerca de 14 producen toxinas con una actividad muy parecida a la reportada en la Epipedobates tricolor, que es una rana endémica del sur occidente y las estribaciones occidentales de los Andes ecuatorianos hasta el norte de Perú, y se le encuentra fácilmente junto a los ríos, sobre hojarascas secas y árboles.20,21 Los compuestos aislados y estudiados, provenientes de ella, son extraordinariamente tóxicos y han mostrado características químicas y biológicas muy interesantes.20,21 La epibatidina natural se produce en cantidades mínimas, apenas 60 mg obtenidos a partir de un extracto de 750 ranas, y es el único alcaloide conocido hasta ahora, producido por una rana venenosa que contiene un radical cloro.20,21 Se ha visto que las ranas nacidas en cautiverio o las que viven en las plantaciones de Cl N ABT–594 N H Figura 6–4. El ABT–594 derivado de la epibatidina es 50 veces más potente que la morfina; se encuentra en ensayos clínicos en fase II y constituye una nueva esperanza para el tratamiento del dolor. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La farmacognosia en el campo de la anestesiología plátano no producen la epibatidina, así que ésta debe ser biosintetizada por el animal a partir de alcaloides o de precursores de los mismos, provenientes de plantas o animales de su dieta diaria.16,20,21 Por ello, es de vital importancia recordar, que en la superficie de la tierra existe una gran cantidad y una extensa variedad de plantas, cuyo verdor se debe a la clorofila, la cual realiza la fotosíntesis; otro aporte vital de las plantas es la liberación de oxígeno al medio ambiente a causa de la fotosíntesis. Cabe recordar que una planta en estado embrionario (semilla) sólo espera las condiciones necesarias para su germinación (tierra suficiente, agua y luz solar). En este proceso se revela la bioquímica molecular de la planta conforme a la constante acción de la energía solar y los nutrientes de la tierra. Esta dinámica da como consecuencia un complejo desarrollo embrionario, que aun eclosionando la planta guarda en su fisiología elementos como los principios activos en su esencia molecular, que empleados adecuadamente tienen una acción terapéutica definitiva, que se puede usar para modificar favorablemente los trastornos patológicos originados por las enfermedades.3,10 Las moléculas que guardan estos principios activos al entrar en contacto con otras moléculas de un organismo, mediante el desplazamiento de iones energéticos, producen reacciones en su comportamiento químico, consistente en una reacción bioquímica a nivel subatómico y microcelular, con efectos directos en todo el metabolismo.10,15,16 Así, los alcaloides, los glucósidos y otras biomoléculas actúan sobre funciones orgánicas vitales, como la circulación y la respiración, o bien, sobre el sistema nervioso y su acción en todo el organismo.2,3,10,16 Además de sus biomoléculas y compuestos energéticos, las plantas contienen sales minerales que también ejercen una acción energética y más activa que si se emplearan las mismas sales obtenidas por procedimientos químicos. Esa diferente acción se debe a que los iones de esas sales se encuentran en la planta viva en estados coloidales, en una consistencia gelatinosa con cargas eléctricas que provocan equilibrios fácilmente disociables, que al ser introducidos en otro organismo reaccionan de una manera semejante a la de los fermentos, es decir, no sólo por acción química sino también biológica, pues son “moléculas vivas”; como decía Gautier:1,10 “son moléculas dotadas de una especie de radiactividad”. De ahí que con el correr de los tiempos se descubriera que muchas sustancias son activas sólo cuando están preferentemente frescas las plantas, pues con la desecación se pierde toda actividad o bien se reduce a un margen en el cual no resultan ser terapéuticamente eficaces. Esta 145 propiedad de las plantas frescas se hace más notable en la época de floración y fructificación, que es cuando la planta se encuentra en su máximo estado de perfección biosintética, creando sustancias alternas llamadas vitaminas —que en su mayoría las contienen los frutos—, las cuales crean un medio modulador, protector y perpetuador de su biosíntesis y, que como es sabido, ejercen una acción especial en los organismos que las ingieren, provocando fenómenos de estimulación biológica especializada que coadyuvan al equilibrio bioenergético necesario para que los activos de la planta generen una actividad terapéutica.2,3,10,15,16 La farmacognosia, a través de la historia de la fitoterapia y la opoterapia, supo cosechar épocas de esplendor (medicina egipcia, griega, china, árabe, etc.) y también épocas de oscurantismo (edad media), transitando firme e incólume hasta los días actuales. Existen en sus vertientes dos fuertes corrientes: una enraizada en el conocimiento ancestral y popular (fitoterapia clásica), y otra apoyada por la metodología de la investigación científica (fitomedicina). No se puede hablar de corrientes enfrentadas, sino más bien de lineamientos enlazados. En una gran cantidad de casos la ciencia moderna, a través de la farmacognosia, la fitoquímica y la biología molecular, ha certificado y corroborado lo que el saber popular sostuvo y avaló durante siglos. Por lo tanto, no es ajeno a ello que en la actualidad las principales firmas farmacéuticas del mundo estudien, investiguen y desarrollen nuevos medicamentos provenientes del reino vegetal, ya sea a través del empleo de la planta entera, del aislamiento de sus principios activos o a través de la hemisíntesis química, tomando como punto de partida una molécula de origen vegetal o bien animal. De esta manera se comprende por qué el mercado de los fitomedicamentos crece día a día, ocupando casi 40% de los productos que comprenden el circuito comercial farmacéutico, principalmente en Europa.2,3,10,15,23 Existen en el mundo unas 250 000 especies vegetales, de las cuales sólo se conocen 10% de ellas y se consideran medicinales alrededor de 12 000 especies.15 De acuerdo con cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud en 1994,10 casi 80% de la población mundial depende para su atención primaria de las plantas medicinales. Teniendo en cuenta el escaso conocimiento de las especies que pueblan el planeta y la alta demanda poblacional de las mismas, se comprende que es muy largo el camino que aún queda por recorrer y muchos los medicamentos que restan por descubrir, para lograr que el hombre tenga la calidad de vida que merece.1,2,10 146 El ABC de la anestesia (Capítulo 6) REFERENCIAS 1. 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El desarrollo de estos elementos se ha logrado a merced del ajuste ejercido por sistemas reguladores neurocardiovasculares o humorales, como son el simpático–autónomo, el de la renina–angiotensina– aldosterona y el de la vasopresina, así como la fracción contrarreguladora de péptidos natriuréticos.5,6 La adaptación que se ha llevado a cabo en el proceso de la evolución biológica ha permitido tomar parte dentro de la fisiología y la fisiopatología del aparato circulatorio del homo sapiens, por lo que a continuación se hará una breve exposición del tema relacionado con la circulación sanguínea. El sistema cardiovascular es una trascendente red madre de control que se encuentra apoyada por redes subsidiarias, que proporciona una perfusión sanguínea adecuada a las necesidades esenciales de los tejidos, preservando de este modo la integridad vital de los seres humanos1–3 (cuadro 7–1). Esta manera de actuar depende de un proceso hemodinámico circulatorio efectivo generado por diferentes mecanismos adaptativos que garantizan la aportación orgánica de oxígeno y nutrientes, la extracción de deshechos, la distribución de mensajes bioquímicos y la regulación del volumen sanguíneo regional. El sistema cardiocirculatorio se ha dividido en varias partes, cada una de las cuales cuenta con una participación específica4 (figura 7–1) para garantizar el desempeño normal de numerosas redes de control interrelacionadas entre sí de forma lineal o de manera casi determinista (ver más adelante). E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CIRCULATORIO DEL VERTEBRADO Cuadro 7–1. El sistema cardiovascular proporciona una perfusión sanguínea adecuada a las necesidades tisulares* El sistema circulatorio en los animales vertebrales apareció hace aproximadamente 500 millones de años, cuando los primeros peces marinos dieron origen a los peces de agua dulce en la evolución de la línea pez–anfibio–reptil–mamífero–homo.7 Se debe recordar que estos seres ancestrales se desarrollaron en un medio donde los ingredientes sanguíneos eran abundantes, de tal forma que la circulación estaba constituida por un sistema sistema de baja presión con un corazón de dos cámaras que bombea sangre a las branquias oxigenadoras y a través de arterias sistémicas proporciona a los órganos corporales oxígeno y nutrientes vitales, para después regresar la sangre por Digestivas Respiratorias Cardiacas Excretoras Cerebrales Reproductivas Endocrinas Etc.** * Son determinantes en el comportamiento humano. ** La función de los órganos requiere controles locales de la adecuación de la bioindividualidad y de la coherencia de las redes de control. 147 148 El ABC de la anestesia (Capítulo 7) 4 1 2 Bomba 120 100 80 60 40 20 0 3 Vasos sistémicos Vasos de resistencia Parte Vasos de de amortiguamiento precapilares de los intercambio capilares vasos esfinterianos 5 Vasos de resistencia poscapilares Vasos de capacidad Sistema venoso 100 mmHg 25 mmHg 1 2 3 4 5 Bomba cardiaca Fenómeno de prensa hidráulica Resistencia arteriolar periférica Capilares Resistencia venosa Figura 7–1. División del sistema vascular según puntos de vista morfológicos y funcionales. La presión sanguínea y la amplitud están representadas de forma simplificada. Observe que la presión es claramente pulsátil en las partes distales del sistema (Folkow EN: Circulation. Londres, Oxford University Press, 1971). medio de venas al corazón. Los anfibios tienen un corazón con tres cavidades y la circulación está dividida en una región de baja presión, que lleva sangre al pulmón, y en un circuito de alta presión, que oxigena y nutre a los tejidos, lo cual según Farrier8 constituye una adaptación favorable a la vida terrestre; además, el sistema de alta presión es útil para contraponerse al efecto de la gravedad que impone el vivir fuera de la vida marina. La mayoría de los vertebrados tienen un corazón de tres cámaras mientras, que el de los mamíferos tiene cuatro. Para Bennett9 esta última situación proporciona una mejor regulación térmica y cubre con más facilidad las demandas metabólicas y de comportamiento de estas especies. Es importante resaltar la importancia del surgimiento de los sistemas cardioneurohormonales (sistemas simpático autónomo, renina–angiotensina–aldosterona y vasopresina), responsables de la regulación del sistema cardiovascular de los vertebrados, que desde entonces rige una serie de acomodos beneficiosos6 que culminaron, como atinadamente dice Smith en su libro De pescado a filósofo, en el establecimiento de la evolución humana. EL SISTEMA SIMPÁTICO AUTÓNOMO El vertebrado viviente más antiguo carece de nervios simpáticos; estos aparecieron sin inervar directamente al corazón en las especies evolutivas subsiguientes (lampreas, ciclóstomos, etc.). A partir de los teleósteos existieron nervios y ganglios simpáticos que responden a la oxigenación y al ejercicio.10 Debido a que el hábitat marino de los vertebrados es muy variado el sistema nervioso simpático, junto con otros mecanismos reguladores, está adaptado para cumplir diversas demandas en el manejo del sodio, del volumen sanguíneo y de la presión arterial en medios acuosos de salinidad variable, además de que es particularmente imprescindible para adecuar el estrés gravitacional que permite la estancia territorial y la bipedestación.11 Más adelante se resaltarán propiedades específicas de estos efectos en la patología humana (figura 7–2). Sistema renina–angiotensina –aldosterona El mecanismo de este sistema evolucionó como una ayuda a los peces ancestrales para la navegación en aguas de diferentes salinidades. Está presente en las lampreas, los tiburones, las rayas y los animales del género Teleostum, con la principal función de conservar sodio, lo cual apareció un tanto tardíamente en la evolución.6 El sistema consta sobre todo de receptores de estiramiento en las células yuxtaglomerulares de los vasos renales, que registran los cambios de volumen sanguíneo y de la concentración celular de cloro en las células de Aparato cardiovascular. Una red de control vital Ambiente Ambiente dulce; además, es importante en la estabilización de la presión arterial y del volumen circulatorio. Tono central simpático FC FC Vasoconstricción Supresión de la vasoconstricción** Otros sistemas amplificadores de respuesta (° o ±) Tono parasimpático Aumento Disminución Figura 7–2. El sistema autónomo como modificador de respuestas. FC: frecuencia cardiaca. La presión arterial sigue a la FC de ciertos límites. La FC se acompaña de la contractilidad miocárdica.* Asa simpática. ** Asa parasimpática (vasodilatación). la mácula densa renal, regulando la producción de orina; esta influencia favorece la sobrevida cuando existen reducciones de la presión arterial o bien pérdidas de volumen circulatorio.12 Todo ello sucede en concierto con la actividad simpática y otros mecanismos. El principal componente del sistema es la angiotensina II, una proteína que tiene tres importantes desempeños: intensa sed capaz de aumentar el volumen sanguíneo y actuación en las glándulas suprarrenales, provocando la liberación de aldosterona, vinculada con la retención renal de sodio que actúa en los trastornos de depleción del ion. EVOLUCIÓN DE LA VASOPRESINA E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 149 La vasopresina es un péptido de corta longitud (se forma en el hipotálamo en la región posterior de la glándula pituitaria), que según Gayton3 se secreta cuando la sangre se concentra por pérdida de agua, especialmente en los estados de volumen circulatorio deprimido. El sistema es vigilado por los barorreceptores del corazón o del cuello. Actúa a través de los receptores tipo 1 (V1a), que se sitúan en las arterias y originan elevación de la presión arterial, y de los receptores tipo 2 (V2), que se localizan en el riñón e incrementan la reabsorción de agua. Constituye el primer sistema evolutivo que apareció desde los celenterados.6 En los reptiles el vastocin, un ancestro de la molécula que nos ocupa, reabsorbe únicamente agua y no sodio, lo que representa una adaptación a la migración en aguas de gran salinidad contra agua PÉPTIDOS NATRIURÉTICOS En contraposición a los tres sistemas mencionados, los péptidos natriuréticos evolucionaron como sistemas contrarreguladores, cuyo desempeño es trascendental en sistemas de gran eficacia adaptativa. No debe llamar la atención su aparición temprana en la cronología (existían ya en los moluscos, los insectos y algunos residentes de los mares ancestrales).6 Las hormonas natriuréticas primitivas están presentes en los peces que habitan aguas de varias salinidades, por lo que se piensa que evolucionaron para permitir la navegación de seres inmigrantes (salmón y anadromia) o de los que viven en zonas de mareas altas (catadromia). En los mamíferos terrestres tienen una acción reguladora de la presión arterial alta o cuando el volumen sanguíneo es excesivo (insuficiencia cardiaca).13 PATOLOGÍA CARDIOVASCULAR Aunque la investigación se ha dirigido a la búsqueda de fenómenos específicos clave en la patogenia de los padecimientos cardiovasculares, en la actualidad se considera que se trata de procesos multifactoriales en los que interactúan influencias genéticas, ambientales y epigenéticas. El amalgamiento de estos factores es intrincado1 y no no es raro que se expresen opiniones que resaltan, en una forma reduccionista, la participación preponderante de alguno de ellos. Por otra parte, el cúmulo de conocimientos logrado en las últimas décadas es enorme, lo cual engendra cierta confusión y dificultad para establecer un patrón congruente que ordene los recovecos fisiopatológicos operantes, en especial los que subyacen ciertas características epidemiológicas y biológicas de las enfermedades que nos ocupan, como son la historia familiar, el vínculo sodio–hipertensión, el bipedalismo, la inflamación, la obesidad, la resistencia a la insulina, el estrés, la diabetes, la edad y la talla, entre otras.2,13 Este bagaje en la práctica implica una serie de pasos que complican la interpretación del conocimiento básico (figura 7–3). En el conocimiento patogénico de las enfermedades cardiovasculares es esencial no olvidar que se trata de desviaciones de los procesos circulatorios, los cuales son 150 El ABC de la anestesia (Capítulo 7) Fisiología Daño Clínica Tratamiento Aplicación regional Población Paciente Figura 7–3. Pasos que siguen los conocimientos para alcanzar la interacción médico–paciente. influidos por numerosos sistemas centrales (cerebrales) y periféricos que regulan su hemodinamia (fundamentalmente los componentes que intervienen en el modelo poiseulliano:13 volumen sanguíneo, frecuencia cardiaca, vasodilatación y vasoconstricción) a través de reflejos de adaptación y de sustancias vasoactivas de producción local, como son el óxido nítrico, la norepinefrina, la angiotensina II, el péptido auricular, la endotelina y una gran cantidad de mecanismos básicos de sistemas de control que la biología molecular y la genética actualmente están encaminadas a desglosar2 (cuadro 7–2). La concertación de esta actividad está orientada fundamentalmente a mantener una perfusión adecuada a las necesidades tisulares que los diversos comportamientos humanos requieren. Esto se logra por la existencia de redes de control que operan con constancia y mantienen los parámetros funcionales en un nivel de fluctuación normal2 (figura 7–4). REDUCCIONISMO El reduccionismo como tendencia del pensamiento podría definirse como “el todo sólo puede ser explicado por la suma de sus partes constituyentes”.14 El estudio del soma humano y de sus enfermedades se ha adquirido fundamentalmente a través de esta concepción y ha sido paradigma de la medicina durante milenios (o sea, abundar el conocimiento de las partes más sencillas del Cuadro 7–2. Fisiopatología de los procesos cardiocirculatorios. Factores interventores Órganos y sistemas Riñón Sistema simpático (sistema nervioso autónomo) Cerebro Endotelio SRAA Mecánica cardioarterial Sistemas celulares (intracrino, autocrino y paracrino) Mecanismos básicos Biología celular y molecular Integración Adrenérgicos Neurogénicos Adrenalina Angiotensina II Genes Control básico (órganos) Natriuresis de presión Reflejos renorrenales (renocerebral) Flujo–cizallamiento Barorrecepción (presión °, presión ±) mecánica arterioventricular Reestructuración, etc. Aldosterona Calcicreína Control celular Bradicinina Péptidos natriuréticos Cerebro (control circulatorio) Cininas Óxido nítrico prostanoides Endotelina Apoptosis Factor hiperpolarizante, vasopresina, etc. SRAA: sistema renina–angiotensina–aldosterona. Red de control, barorrecepción renocerebral Renorrenal, ambiente Control básico (órganos) Aparato cardiovascular. Una red de control vital 151 Barorrecepción ÃÃ ÃÃ APA GAM = GC x RPT Reestructuración mecánica arterial ÃÃÃÃ ÃÃÃÃ ÃÃÃÃ Respuesta de sensores* APA: cambios de presión arterial * Carotídeos, aórticos, pulmonares, renales Figura 7–5. La barorrecepción constituye una red de control de la presión arterial. La falla de este mecanismo suele acompañar a los estados hipertensivos o hipotensivos. Figura 7–4. Panorama fisiológico y fisiopatológico de la circulación. Importancia de las redes de control. todo con un análisis lineal causa–efecto). Sin embargo, con el adecuamiento del enfoque no lineal al análisis, propiciado por la computación, ha sido posible observar otra naturaleza que explica la interrelación de pequeñas variables (aparentemente aleatorias y fácilmente inadvertidas) que ocasionan secuencias con propiedades emergentes, las cuales vistas superficialmente son “caóticas”, pero expresan una realidad de los fenómenos que interactúan. El caos determinista no significa azar y desorden, sino se refiere a un nuevo orden que dará luz al estudio de los sistemas.15,16 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. INTERACCIÓN DE LOS MECANISMOS DE CONTROL CARDIOVASCULAR Un mecanismo básico de control está formado por una cadena de elementos que regulan la función, por ejemplo, los mecanorreceptores y los quimiorreceptores localizados en sitios estratégicos de la circulación. La actividad de estas estructuras expresan la función ajustadora del mecanismo, la cual se ejerce fundamentalmente por sustancias vasoactivas que interactúan entre sí. A veces, paradójicamente, los efectos de estas sustancias son contrapuestos (vasodilatación–vasoconstricción), debido a ciertas modalidades de los sistemas (densidad y características propias de los receptores, variación de los estímulos, participación no selectiva de otros mecanismos, etc.).1 Una red de control implica la actuación de varios mecanismos básicos que a su vez interactúan entre sí sobre todo por vía refleja o por comandos que parten de centros nerviosos centrales, los cuales son influidos por estímulos ambientales.1 Algunos ejemplos notables de este tipo de control son los sistemas de barorrecepción (figura 7–5),17 renocerebrales y de flujo–óxido nítrico– cizallamiento. Así, la existencia a un nivel más alto de organización biológica de mecanismos controladores de un parámetro facilita una regulación óptima del sistema.3 Se debe tener en mente que las sustancias reguladoras de un mecanismo básico (p. ej., la angiotensina II, la noradrenalina o el óxido nítrico) pueden actuar también en la interrelación con otros mecanismo de la red, lo que también agrega complejidad al entendimiento fisiopatológico.1 MÉTODOS DE ESTUDIO DEL CONTROL DE LA FUNCIÓN CARDIOVASCULAR Un método muy empleado para investigar la influencia de un sistema regulador consiste sobre otro en alterar el mecanismo de uno y medir la respuesta del otro (base de la linealidad y del reduccionismo), lo que más o menos con frecuencia conduce a resultados limitados por la falta de selectividad del sistema; por ejemplo, cuando se cuantifican las respuestas de los receptores cardiopulmonares de baja presión mediante la técnica de expansión de volumen se altera la respuesta esperada (taquicardia) en un número considerable de casos, porque “inadvertidamente” se estimulan de manera simultánea los barorreceptores arteriales, lo que puede convertir el efecto en una bra- El ABC de la anestesia ESTABILIZACIÓN DE LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA La estabilización de la circulación sanguínea utiliza redes de control de acción inmediata, de mediano plazo o de largo plazo.3,11 Intervalo RR (ms) Serie de tiempo 1200 1100 1000 900 800 700 600 500 0 50 100 150 200 250 300 Tiempo (s) Espectro de potencia Potencia (ms2 /Hz) dicardia refleja paradójica.1 Ahora bien, la participación de tres o más parámetros en una interacción origina resultados sumamente complejos. Estos parámetros, en relación con el vínculo estímulo–respuesta, suelen estar acoplados de manera no lineal, por lo que se prefiere tratar al sistema como una especie de caja negra que se intenta explicar luego midiendo una o pocas variables en un periodo temporal. Por ejemplo, cuando se obtienen registros de las variaciones de la frecuencia cardiaca en el tiempo para tratar de reconocer la influencia del sistema nervioso autónomo (simpático–parasimpático) en la regulación de la frecuencia cardiaca18 (figura 7–6). Las variaciones u oscilaciones de la frecuencia cardiaca en el tiempo pueden ser analizadas por métodos matemáticos (como la transformada de Fournier) para conocer cuál es la densidad de las oscilaciones en diferentes frecuencias (figura 7–6 B), en la que se considera que la actividad simpática con modulación parasimpática se ve reflejada en el área debajo de la curva de todas las oscilaciones de frecuencia baja (FB de 0.03 a 0.15 Hz), mientras que la actividad parasimpática pura se refleja en el área debajo de la curva de todas las oscilaciones de frecuencia alta (FA de 0.15 a 0.4 Hz). El balance simpaticovagal momentáneo del estado en condiciones normales o patológicas se trata de conocer mediante las mediciones de estos componentes (como el cociente FB/ FA, el cual se ha propuesto como un indicador del balance simpaticovagal).19–21 Debido a que dicho método ha dado resultados un tanto controvertidos,20 se han introducido otros procedimientos matemáticos para analizar la fisiología circulatoria, como los que miden la dinámica no lineal, sea construyendo mapas de regresión o del espacio de fase (figura 7–6 C), o midiendo la dimensión fractal, como el índice de Poincaré y el exponente de Liapunov.18,19 Esta metodología ha sido aplicada a la hipertensión arterial en un intento por determinar el estado caótico del estado20 (lo que no significa, como ya se mencionó, una situación con elementos dispersos no relacionados entre sí, sino más bien un determinismo fino de los estímulos iniciales con las respuestas finales de los procesos). (Capítulo 7) 160 140 120 100 80 60 40 20 0 FB 0.03 FA 0.15 Frecuencia (Hz) 0.40 Espacio de fase 1200 1100 1000 RRn + 1 (ms) 152 900 800 700 600 500 500 600 700 800 900 1000 1100 1200 RRn (ms) Figura 7–6. La variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC) representa los cambios de oscilaciones en el intervalo RR con respecto al tiempo. A. El espectro de potencia permite conocer la amplitud (potencia) que tienen las oscilaciones lentas o de frecuencia baja (FB) y las oscilaciones rápidas o de frecuencia alta (FA). B. En el espacio de fase B se gráfica cada valor de intervalo RR en el tiempo n respecto del siguiente intervalo RR (en el tiempo n+1). C. En el espacio de fase C se forma un objeto o atractor, en el que se revelan ciclos o “trayectorias” lentas y amplias en el exterior, mezcladas con las variaciones rápidas y pequeñas agrupadas en el centro. Aparato cardiovascular. Una red de control vital Interrelación entre los sistemas calicreína–cinina–renina angiotensina Cuadro 7–3. Control de la presión arterial A corto plazo (segundos o minutos) S Barrorrecepción S Quimiorrecepción S Isquemia–sistema nervioso central 80 a 180 mmHg 40 a 80 mmHg < 50 mmHg 153 Calicreína–cinina cininógeno Renina–angiotensina Angiotensinógeno Angiotensina I Calicreína Bradicinina (vasodilatación) Estabilización a corto plazo (segundos o minutos) Este proceso se caracteriza por la puesta en marcha de sistemas de actuación acelerada en los que participan fundamentalmente los reflejos del sistema nervioso,17,22 que operan con mayor eficacia los diferentes rangos de presión arterial, como se señala en el cuadro 7–3. La adaptación cardiocirculatoria rápida es básica para mantener el equilibrio etológico del ser humano y tiene que ver con el combate biológico de las agresiones ambientales (comportamientos de huida o de lucha, enfrentamiento de amenazas, cambios climáticos bruscos, anestesia, etc.) o con la instalación aguda de procesos patológicos en los que se ponen en marcha las defensas adaptativas.11 Control a mediano plazo E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Cuando los cambios circulatorios persisten durante días o semanas los mecanismos neurogénicos suelen fallar; la compensación en esta situación no se logra porque después de cierto tiempo la actividad reguladora tiende a regresar a su actividad previa; por ejemplo, si la presión arterial está alta, los barorreceptores se saturan y dejan de actuar (“pierden su memoria”); por ello se requiere la participación de otros sistemas, como los que se anotan en el cuadro 7–4.11 Cuadro 7–4. Mecanismos de control de mediano plazo S Sistema adrenérgico o catecolaminas S Sistema renina–angiotensina; cuando la presión disminuye la angiotensina II ocasiona vasoconstricción. Además, hay un asa vasodilatadora mediada por la angiotensina II S Mecanismos de relajación y constricción (varios mediadores) S Mecanismo intercambiador de fluido capilar–espacio intersticial (con la reducción de la presión capilar se produce absorción de líquido del espacio intercelular) Enzima convertidora de angiotensina Péptidos inactivos Angiotensina II (Pérdida de vasodilatación) (Aumento de vasoconstricción) Figura 7–7. Se puede observar la interacción entre mecanismos opuestos. La investigación sobre este aspecto ha sido considerable y se han puesto en evidencia una serie de interrelaciones entre factores compensadores. En la figura 7–7 se resalta la interrelación entre la vasodilatación bradicinínica y el asa vasoconstrictora del sistema renina–angiotensina–aldosterona (SRAA).22 Recientemente se describió otra asa vasodilatadora (angio II, 1.7) vinculada con el receptor AT2 de la angiotensina II23 y otros factores que interactúan con los procesos inflamatorios y apoptósicos, y los mediadores de radicales libres.24 AJUSTES A LARGO PLAZO La secreción adrenal de aldosterona es un factor controlador de la circulación que puede actuar a mediano o a largo plazo. Hay que tomar en cuenta que cuando la presión arterial disminuye la hormona incrementa la reabsorción de sodio y normaliza el parámetro hemodinámico. Lo inverso ocurre con elevaciones tensionales, lo cual persiste en situaciones crónicas.3 Aquí es relevante un poderoso mecanismo denominado fluido–corporal–renopresivo con un asa de natriuresis de presión17 (figura 7–8). En efecto, numerosas observaciones demuestran que durante la elevación de la presión arterial, por ejemplo, de 100 a 200 mmHg, la excreción renal de agua y sal sube seis tantos, de tal forma que el decremento de volumen sanguíneo originado de esta manera termina por normalizar el estado hipertensivo inicial. Por otra parte, el descenso de la presión arterial disminuye drásticamente el volumen urinario y Normal (Capítulo 7) Hipertensión sensible a sal El ABC de la anestesia Hipertensión insensible a sal Excreción urinaria de sodio 154 2 caóticas deterministas, cuyos logros se esperan con gran interés. SISTEMAS DE CONTROL EN DIVERSAS PATOLOGÍAS 1 Hipertensión arterial Presión arterial media (mmHg) Figura 7–8. Natriuresis de presión. Se puede observar la desviación a la derecha de los casos hipertensos. Hay un paralelismo entre los casos normales y la hipertensión no dependiente de sal. retiene sodio, reajustando el nivel presivo circulatorio. Este mecanismo es lento, pero muy efectivo a largo plazo. De hecho, en lapsos de semanas, meses o años puede tomar el control de la regulación. Es más, en situaciones patológicas el ajuste puede ser toral en el cambio de fases de una situación normotensiva a una hipertensiva o de una hipotensiva a una normotensiva. El mecanismo de realimentación de la natriuresis de presión se origina por propiedades básica de la excreción renal sodio–agua que opera en la red de control y funciona como se menciona en el cuadro 7–5. Como se puede apreciar, los elementos de esta red toman en cuenta las funciones vitales imprescindibles de los órganos que integran el sistema cardiocirculatorio, los cuales tienen redes complementarias que ajustan los desempeños.24 El carácter lineal y no lineal del ajuste hace que los procedimientos cardiocirculatorios se expliquen con la suma de técnicas, sean de medición reduccionistas o Cuadro 7–5. Factores que requieren ajustes a mediano o a largo plazos A. Ingresos. Pérdida de agua y electrólitos: sudor, vómito, heces, quemaduras, expectoración y diálisis B. Función excretora renal alterada: disminución de la masa renal, estenosis renal, ° de la reabsorción de Na, aldosterona, norepinefrina, hormona antidiurética, efectos vasoconstrictores exagerados, etc. Mecanismos. Ganancia infinita del control retrógrado–corporal: PA± – ±± ingestión H2O y Na± = excreción urinaria ±; volumen sanguíneo ±; ingestión °, volumen °, gasto cardiaco y resistencia periférica ° (equilibrio ingesta–excreción). En párrafos anteriores se hizo hincapié en la afectación de los mecanismos reguladores de la presión arterial. La visión contemporánea de la patogénesis de la hipertensión arterial toma en cuenta los factores que la instalan y los que la compensan.25 Se espera contar próximamente con un concepto más fidedigno de la fisiopatología de este daño, cuyo estado actual se expresa en forma breve en la figura 7–9. Insuficiencia cardiaca La definición del síndrome que nos ocupa implica “una falla de la bomba cardiaca para proporcionar un flujo adecuado a las necesidades metabólicas de los tejidos o bien que esta función solamente se realiza con un gran consumo energético y con elevadas presiones intracavitarias”.26 La situación puede ocurrir de manera abrupta (como la pérdida anatomofuncional de una parte importante del músculo cardiaco en el infarto del miocardio o en la miocarditis sobreaguda) o bien en forma crónica, como es habitual en la mayoría de las cardiopatías. El primo movens de este cuadro es la disminución del gasto cardiaco, lo cual establece un estado circulatorio hipovolémico capaz de ocasionar invalidez o la muerte. Sin embargo, en la mayoría de los casos intervienen una serie de redes de compensación que normalizan, o al menos atenúan, el estado crítico desencadenado por la falla hemodinámica. Entre estas últimas destacan la retención renal de sodio y la puesta en marcha de los sistemas adrenérgicos,26 del sistema renina–angiotensina–aldosterona,27 la activación de familias de sustancias vasodilatadoras (péptido natriurético, óxido nítrico y prostaglandinas) y otras proteínas (endotelina, factor de necrosis tumoral y citocinas)28–30 que intentan minimizar la disfunción al reforzar la retención de Na+, incrementar la contractilidad cardiaca y favorecer el flujo periférico para mantener una adecuada circulación de los órganos vitales. Esta actividad inminentemente compensadora, producto del actuar de los modelos cardiorrenal, hemodinámico y neurohormonal de la disfunción Aparato cardiovascular. Una red de control vital 155 Fisiopatología circulatoria Vasoconstricción" Vasodilatación # Red de control Reabsorción renal Na " Resistencia arteriolar " Volumen vascular " GC " x RP " Edad, diabetes, obesidad, aterosclerosis Rigidez arterial PAM " Organopatías* parenquimatosas Hipertensión arterial Reflexión circulatoria " (pulsatilidad) Rigidez arterial Distensibilidad Permeabilidad endotelial Vasculosis Hialinosis Fibrosis Depósito C/E " Autorregulación # Figura 7–9. Patogenia del daño hipertensivo. Las entidades en el recuadro resaltado pueden afectar varios mecanismos en grado variable. En todos los procesos los elementos moleculares intervienen como mediadores de daño. Observe la interrelación de los círculos patológicos. * Retinopatía, nefropatía, cardiopatía y encefalopatía. C/E: colágenas/elastina; GC: gasto cardiaco; RA: rigidez arterial; PAM: presión arterial media. cardiaca, habitualmente subyace a una etapa poco o nada sintomática26,30 (figura 7–10). Empero, si la función alterada es importante o los mecanismos compensadores se sobresaturan o fallan, emerge la insuficiencia cardiaca con sus manifestaciones más floridas.30 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Insuficiencia cardiaca (controlada) Hipovolemia vasoconstrictora Modelo neurohormonal Gasto cardiaco # Modelo cardiorrenal Compensación Retención Na+ Sistema andrenérgico Sistema renina–angiotensina–aldosterona Péptido natriurético NO, prostaglandina, endotelina, etc. Figura 7–10. Mecanismos de control. Falla de los mecanismos mecánicos de regulación Un punto patogénico oscuro lo constituye el paso de un estado compensado a uno avanzado y refractario a las medidas terapéuticas. Se considera que la estimulación crónica neurohormonal produce una reestructuración del ventrículo izquierdo (remodelación), la cual inicialmente es propicia, pero que al andar del tiempo deteriora el desempeño del corazón y subyace al curso deletéreo del síndrome, al cual se añaden una serie de alteraciones biológicas que agravan el estado congestivo (cuadro 7–6). Los dispositivos mecánicos son básicos en el desfallecimiento; así, la geometría ventricular de un elipsoide alargado a un esferoide característico de un estado avanzado31,32 es menos eficaz y simplemente es el resultado del efecto continuo de la patología básica, aunque algunos otros consideran que la reestructuración engendra nocividad por sí misma relacionada con otros factores mecánicos. 156 El ABC de la anestesia (Capítulo 7) Cuadro 7–6. Cambios biológicos de agravamiento de la insuficiencia cardiaca 100 Alteración en la composición de los cardiomiocitos S Pérdida de células contráctiles: Necrosis reparativa Apoptosis Desencadenada por: estrés oxidativo, angiotensina II, catecolaminas Marcador de muerte celular S Troponinemia 1 crónica: Fibrosis perivascular S Matriz extracelular alterada productora de: Fibrosis intersticial Activación de metaloproteinasas que promueven adelgazamiento y dilatación 80 SÍNDROME DE INTOLERANCIA AL ORTOSTATISMO POR SECUESTRO SANGUÍNEO INFRAFLEBOSTÁTICO Con este nombre se identifican los estados transitorios del estado de alerta precipitado por el cambio habitualmente brusco de la posición clinostática o sedente a la posición ortostática. Ha recibido varios nombres, entre los que se incluyen síncope vasovagal,33,34 síncope cardioinhibitorio y síncope cardioneurogénico. Este proceso consiste en una intolerancia a la posición erecta originada por un secuestro de volumen intraflebostático, o sea, en las vísceras abdominales y en las extremidades inferiores, de cerca de 600 cm3, el cual despierta una serie de mecanismos compensadores que intentan mejorar la isquemia cerebral inicial que el síndrome despierta y que involucra la participación de redes de control circulatorio que ocasiona vasoconstricción arterial, taquicardia sinusal postural, aumento del retorno venoso y, en caso de falla de estos elementos, un estado de pérdida total del estado de alerta y de la actividad muscular tónica originando una caída al suelo (síncope), lo que suprime el efecto ortostático y favorece el retorno de la debacle circulatoria hacia la normalidad. Aunque rara vez es mortal, este síndrome ha sido estudiado intensamente por su peculiar patogenia y porque forma parte del diagnóstico diferencial de otros síncopes hemodinámicos y metabólicos de graves consecuencias. Síncope SIO 60 % 40 20 0 Adol V I Inf IS T AS S Figura 7–11. Síndrome de intolerancia al ortostatismo (SIO). Observación personal. Adol: Colegio Alemán; V: Valladolid, Yuc. I: Infiernillo, Mich. Inf: INFONAVIT, D. F., IS: Instituto de Salud Pública; T: total (684 casos); AS: astronautas; S: sanos. Estudiado por la (NASA: regreso a tierra o clinostatismo forzado). G. Sánchez Torres, 2002. Los rasgos epidemiológicos son interesantes. El síndrome es más frecuente en la niñez tardía y en la adolescencia, con predominio en el sexo femenino y en sujetos confinados al clinostatismo forzado o en astronautas a su regreso a la tierra, lo que resalta el vínculo entre los efectos circulatorios de la gravedad terrestre y el síndrome, lo cual resalta que su génesis es más dinámica que estructural. Se trata de una genuina alteración de las redes de control circulatorio con aspectos cualitativos y cuantitativos, que interesan la básica función bipedalista del homo sapiens (figura 7–11).36 La fisiopatología resalta la participación de redes de control circulatorio regional y global. El cuadro se inicia con un secuestro de volumen sanguíneo en la región corporal infraflebostática, identificada en el ortostatismo en la parte baja transcorporal del nivel de la aurícula derecha. Debido al efecto de la gravedad ocurre una sustracción sanguínea, sobre todo en el territorio venoso de las extremidades inferiores y de las vísceras abdominales (ocasionado por una venodilatación congénita o por lesión adquirida de las válvulas venosas). El retorno venoso a la aurícula derecha disminuye, así como el volumen sanguíneo central, lo cual menoscaba el gasto cardiaco izquierdo y la perfusión cerebral, con las siguientes consecuencias clínicas: inquietud, mareo referido como oscurecimiento de la visión, palidez, taquicardia, inestabilidad motora, diaforesis y finalmente pérdida del estado de alerta y caída al suelo.33 Estas manifestaciones son producto de la puesta en marcha de las redes de control: a nivel cerebral ocurre una vasoconstricción que intenta mejorar la perfusión Aparato cardiovascular. Una red de control vital PA #leve Ortostasia (secuestro) Taquicardia Vasoconstricción cerebral Actividad simpática " Hiperventilación Hipotensión* (bradicardia) Etiología: ¿Disautonomía parcial? ¿Volumen sanguíneo# ? Secuestro Es Is ¿Hipersensibilidad receptor beta? Respuesta hipertensiva (compensación " ) ¿Hipertensión arterial sistémica? * A veces síncope E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Figura 7–12. Taquicardia postural ortostática e hipertensión arterial. de los centros que preservan el estado de alerta y el tono muscular esquelético, regiones que desarrollan una vasodilatación refleja (figura 7–12). Las redes barorreceptoras carotídea y renal “intentan” mejorar la perfusión encefálica mediante una importante actividad simpática generalizada, acompañada en algunos territorios de inhibición parasimpática. La compensación taquicárdica a veces origina una verdadera taquicardia sinusal postural, lo que suele ser efectivo para evitar el síncope propiamente dicho. Tanto la vasoconstricción como la taquicardia pueden ocasionar una respuesta hipertensiva transitoria con cese de la amenaza del síncope. En el departamento de Desarrollo de Tecnología Electromecánica del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez” se investiga si esta respuesta interviene en la patogenia de la fase de incremento presivo arterial ortostático de la hipertensión esencial, como se menciona en el cuadro 7–7.35 Ya se mencionó que el desplome corporal del síncope con su bradicardia constituye una medida extrema para suprimir el efecto de la gravitación y restaurar la función circulatoria. Cuadro 7–7. Ortostasis e hipertensión arterial* S Ortostasis: cambios hemodinámicos con hiperactividad simpática e inhibición parasimpática S Simpaticotonía reiterada: hipertensión arterial (experimental); ¿fase inicial HA esencial? S Hipótesis: ortostasis exagerada ¿factor de riesgo hipertensivo? * El bipedalismo del homo favorece la vulnerabilidad a la hipertensión arterial. 157 La etiología del proceso involucra las situaciones mencionadas en la figura 7–12; todos los factores actúan sobre las redes de control circulatorio, pero aún no se esclarecen las interrelaciones que quizá el estudio del caos determinista aclare en el futuro. Las redes de control y la evolución biológica El comportamiento de los seres biológicos ha sido posible por la integración de redes de control de las diferentes funciones orgánicas dispuesta en sistemas lineales y no lineales capaces de dar origen a propiedades emergentes de indudable esencia darwiniana que generan comportamientos que brindan sobrevivencia a las especies. De hecho, el estudio de la biología identifica la regulación de sistemas esenciales en la especiación; aquí se señalan algunos ejemplos. 1. Hipertensión en la jirafa (figura 7–13). La adaptación de la jirafa para alimentarse en la copa de los árboles altos (ocupación de un nicho favorable) necesita modificaciones sustanciales en el aparato cardiovascular con redes de control adecuadas.35 El alto nivel de presión arterial requerido para bombear sangre a más de 3 m en contra de la gravedad requirió una serie de adaptaciones morfológicas con sus reguladores dinámicos circulatorios. Básicamente la solución radicó en elevar la presión arterial a través de el origen de una “enfermedad cardiovascular hipertensiva”, que en la jirafa es una característica de especies básica para su sobrevivencia y en otros mamíferos es una enfermedad.35 2. Los reflejos de sumersión de los mamíferos que medran en ambientes acuosos profundos son otro ejemplo. El estado apneico requiere disminución metabólica tisular de cuantía y restricción de la actividad muscular, así como una atenuación extrema de la energía circulatoria; por ello, la frecuencia cardiaca disminuye de manera considerable y seguramente la presión arterial también lo hace, lo cual es producto del desarrollo de redes de control surgidas de la evolución darwiniana. 3. Un curioso comportamiento de algunos animales (p. ej., zarigüeya) consiste en defenderse de los depredadores mediante la simulación de un estado de muerte con atenuación extrema de la actividad vital (incluyendo la circulatoria) sujeta a redes de control, que a la vez hacen que la piel despida una secreción de mal olor que repudia el depredador. 158 El ABC de la anestesia (Capítulo 7) Cerebro Plexo de arteriolas Arteria carótida Válvulas Vena yugular Corazón S Cifras de PA más altas en el reino animal S Adaptado a nutrirse en las copas de árboles altos S Necesidad de flujo cerebral adecuado (bombeo sanguíneo: 3.5 m) S Requiere cambios cardiocirculatorios: hipertrofia arterial e hipertrofia miocárdica (el corazón pesa " 11 kg) S Hipertensión – características de especie Al mismo nivel patología en otras Hipertensión en el homo ¿Adaptación a pérdidas de sodio? ¿Competencia de genes intraútero? Suficiente sangre para el cerebro de la jirafa Figura 7–13. Hipertensión en la jirafa. 4. El desmayo de las jóvenes “cloróticas” del siglo pasado tiene una fisiopatología similar a la del síncope vasovagal, que consiste en redes de comando cerebral vinculadas con el ambiente social (el “objetivo” subyacente es impresionar al varón y despertar atracción sexual), enfocado en inquietudes casamenteras. Otras patologías Las valvulopatías en la mayoría de los casos tienen una larga historia clínica de regulación del desempeño intracardiaco que permiten compensar la disfunción hemodinámica mediante redes regionales de control: moleculares, bioquímicas y hemodinámicas que mantienen un gasto cardiaco normal y una tolerancia crónica del padecimiento (mecanismos de hipertrofia, dilatación, regulación cronotrópica, etc.). Estos efectos se originan mediante razones fisiopatológicas, aunque con cierto menoscabo energético, una compensación hemodinámica que mantiene la función cardiocirculatoria con pocos síntomas o sin ellos por temporadas variables (de acuerdo con la gravedad de la disfunción valvular). La dilatación y la hipertrofia de las cavidades cardiacas, las adaptaciones cronotrópicas y los cambios en el comportamiento etológico (sedentarismo) interactúan entre sí para proporcionar una etapa de compensación, la cual eventualmente acaba por fallar y desencadena el estadio terminal de los procesos que producen la muerte. El infarto del miocardio y los síndromes coronarios agudos constituyen ejemplos de la interacción de redes de control regionales y globales. La isquemia miocárdica subyacente suele afectar áreas miocárdicas enfermas que contrastan con zonas no isquémicas. Los factores hemodinámicos (vasodilatación distal del área isquémica) y estructurales (desarrollo de circulación colateral) mediados por regulación molecular citológica (factores favorecedores de inotropismo, tolerancia isquémica o antiarrítmica, etc.) y aun los cambios en el comportamiento humano (inmovilidad corporal que baja el consumo de O2) intentan menoscabar la isquemia y restaurar la actividad normal. Si a pesar de esto ocurre una disfunción global del corazón, aparece el cuadro de insuficiencia cardiaca y, por una segunda serie de adaptaciones, se presenta un nuevo estado de compensación; finalmente, si la desadaptación progresa, ocurre el deceso. ANESTESIA A pesar de que los anestésicos actuales tienden a ser menos cardiotóxicos que los agentes primitivos, incluso se habla de que la anestesia tiene un papel de protección circulatoria; la mayoría de los que se utilizan ahora tienen efectos sobre el control cardiovascular que el anestesiólogo debe conocer, de la misma manera que toma en cuenta las características de la función cardiaca del paciente intervenido, sin olvidar que la inducción, la in- Aparato cardiovascular. Una red de control vital Cuadro 7–8. Factores que intervienen en desajustes circulatorios transanestésicos 1. Anestésicos: tipos, dosis, velocidad de administración, concentración plasmática, etc. 2. Características del enfermo: neonatos, niños, adultos, ancianos, embarazadas, etc. 3. Padecimientos: viscerales, abdominales y torácicos, y cardiopatías, renales, vasculares, etc. 4. Alteración funcional: ausente, leve, moderada y acentuada tubación o la cirugía suelen originar inestabilidad hemodinámica. Hay numerosos factores que intervienen en estos desajustes, entre los que resaltan los descritos en el cuadro 7–8.37 El desempeño cardiovascular depende de la contractilidad miocárdica, de la precarga (básicamente volumen sanguíneo) y de la poscarga (resistencias vasculares periféricas). Como se ha insistido en este capítulo, estas funciones están dotadas de numerosas redes de control cuya actividad se inicia de manera rápida para mantener el desempeño normal o casi normal del gasto cardiaco o la presión arterial, lo que se expresa en la perfusión tisular y la frecuencia cardiaca. Ello es una respuesta refleja o compensatoria a un efecto intrínseco del anestésico. Al anestesiólogo no sólo debe preocuparle el despertar rápido del paciente, sino que debe ofrecer estabilidad cardiovascular durante el proceso anestésico, porque la 159 estabilidad hemodinámica es parte de la protección neurovegetativa que conduce a un despertar seguro.38 Una visión rápida de la importancia evolutiva de los ajustadores neurovegetativos descrita al principio de este capítulo, especialmente encaminada a corregir defectos hemostáticos del volumen sanguíneo, de la presión arterial y de la regulación electrolítica, resalta el esmerado cuidado que se debe tener antes, durante y después de realizar procesos anestésicos. El conocimiento de los detalles de las interrelaciones mencionadas está fuera del objetivo de esta breve alusión; aquí simplemente se resalta el papel primordial que estas relaciones tienen en la actuación del anestesiológico y que en el fondo forman parte del summum científico de esta profesión (cuadro 7–9). EPÍLOGO El impulso vital no puede prescindir de las redes de control. En virtud de una investigación floreciente día con día se conocen más las adaptaciones compensadoras que mantienen la vida y se sabe que esta línea de investigación resalta y ayuda a establecer terapéuticas efectivas de las complicaciones (o quizá mejor de la falta de adaptación) de la patología cardiovascular. Sin duda, el desarrollo reciente de esta nueva concepción dará frutos que beneficiarán al paciente, el cual representa el interés toral de nuestra disciplina. Cuadro 7–9. Principales características de los sistemas de adaptación de la circulación sanguínea Agonismo E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Simpático autónomo Origen Sitios de formación Proteínas activas Teleósteos Nervios simpáticos y ganglios Norepinefrina, epinefrina Principales efectos Detección de sodio y agua, vasoconstricción, contractilidad miocárdica Consecuencias Conservación renal de sodio, adaptativas Ajustes de volumen sanguíneo Péptidos natriuréticos Angio: angiotensina Contragonismo Renina–angiotensina aldosterona Lampreas, tiburones Vasos renales yuxtaglomerulares, mácula densa Renina–angiotensina, angiotensinógeno–angio I–angio II–aldosterona Producción de orina, sed, vasoconstricción arterial, retención de sodio Navegación en aguas de salinidad variable Excreción de sodio, vasodilatación, hipovolemia, normalización de la presión arterial Vasopresina Celenterados en adelante Hipotálamo, glándula pituitaria Vastocin (ancestral) vasopresina Hipovolemia, deshidratación, vasoconstricción Liberación de aldosterona, regulación de la presión arterial 160 El ABC de la anestesia (Capítulo 7) REFERENCIAS 1. 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México, Alfil, 2009: 115–130. Capítulo 8 Fármacos vasoactivos en anestesia Janet Aguirre Sánchez S El tercer paso se refiere a la producción del efecto o respuesta celular por parte de dicho estímulo. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. INTRODUCCIÓN Los fármacos vasoactivos son medicamentos específicos; se llaman así porque están compuestos por grupos químicos especiales que les permiten combinarse con receptores celulares también especiales, como es el caso de la adrenalina, la noradrenalina, la dopamina, etc. Estos receptores son estructuras moleculares situadas generalmente en la superficie de la membrana celular, aunque también existen en el interior de la célula, en donde reaccionan a los fármacos para producir una respuesta determinada. Además, son secciones especializadas de las macromoléculas proteicas de la célula, que constituyen entidades tridimensionales de forma aproximada a la de las moléculas del fármaco, por lo que se pueden unir fácilmente a ellas para formar un complejo mantenido por enlaces químicos. Los fármacos de acción específica o de alta selectividad son muy potentes, es decir, actúan en dosis muy pequeñas, en cuyo caso su acción farmacológica está en relación con grupos químicos funcionales que se unen con los receptores celulares; esto indica que actúan a nivel molecular. Para que un fármaco de acción específica produzca su efecto el proceso debe transcurrir por tres etapas: El mecanismo de respuesta a nivel de los receptores de superficie se debe a los agentes electrofarmacodinámicos, que actúan por un cambio en las propiedades eléctricas de la membrana celular. En cambio, los receptores situados en el interior de la célula corresponden a las hormonas esteroides; éstos son proteínas del citosol, con un mecanismo de respuesta farmacológica mediante agentes quimiofarmacodinámicos, en los que la interacción fármaco–receptor origina una reacción química que conduce a la respuesta farmacológica. Esta reacción química se puede referir a los sistemas enzimáticos, al AMP cíclico y a la inducción de la síntesis proteica. Durante la inducción anestésica pueden existir alteraciones hemodinámicas que repercutan sobre la perfusión tisular; sin embargo, esto no es común en todos los pacientes. Es muy probable que esto sea más frecuente en los pacientes con sepsis severa, cuya situación clínica exige que sean llevados de urgencia a un quirófano para resolver el problema que está ocasionando el desequilibrio hemodinámico, sin que se haya alcanzado a administrar la cantidad suficiente de volumen para mantener su estado volumétrico intravascular adecuado; también puede ser común en los pacientes con choque hipovolémico de diferente etiología o en los que tienen antecedentes de enfermedad cardiovascular. Es por ello que el médico debe conocer las indicaciones, las contraindicaciones y las complicaciones de los fármacos vasoactivos que utilizará para mejorar la perfusión tisular y mantener viable la célula durante el periodo anestésico. S El primer paso asegura la llegada del fármaco a la vecindad inmediata de los receptores o biofase, lo que incluye absorción, distribución, biotransformación y excreción del fármaco. S El segundo paso consiste en la interacción entre el fármaco y el receptor específico, que da lugar a la generación de un estímulo. 161 162 El ABC de la anestesia (Capítulo 8) Clasificación de los fármacos vasoactivos 1. Inotrópicos no glucósidos adrenérgicos: a. Dobutamina. b. Dopamina. c. Dopexamina. d. Noradrenalina. 2. Inotrópicos no glucósidos no adrenérgicos (inhibidores de la fosfodiesterasa): a. Amrinona. b. Milrinona. c. Enoximona. d. Piroximona. 3. Agentes sensibilizantes al calcio: a. Levosimendán. DOBUTAMINA Es una catecolamina sintética con propiedades agonistas de receptores beta1 predominantemente. Tiene una modesta actividad agonista de receptores beta2 y alfa. La dobutamina no media sus efectos por liberación de noradrenalina intramiocárdica. La activación de los receptores beta1 representa el principal mecanismo del efecto inotrópico positivo. La estimulación de los receptores beta2 periféricos ocasiona vasodilatación y aumenta la contractilidad del miocardio. Aún no se ha esclarecido la importancia far- macodinámica de las propiedades agonistas de los receptores alfa, propias de la dobutamina. El mecanismo de acción se basa en que una vez que se produce la estimulación de los receptores beta1 existe un aumento del AMP cíclico intracelular, aumentando la fuerza de contracción miocárdica (inotropismo positivo) (figura 8–1). Su principal característica radica en que tiene un potente efecto inotrópico y muy pocos efectos adversos sobre la frecuencia cardiaca o la presión arterial. “La falta relativa de efecto cronotrópico positivo no tiene todavía una explicación.” La dobutamina se encuentra disponible en forma intravenosa y se suministra por infusión; su vida media es de 2.37 min y los niveles séricos se consiguen a los 10 min. La dosis fluctúa entre 2.5 y 10 mg/kg/min y en ocasiones hasta 40 mg/kg/min. Se presenta tolerancia al fármaco a las 72 h, es decir, existe una baja regulación de los receptores hasta en 33% de los casos. Los efectos hemodinámicos que provoca son varios: aumenta el gasto cardiaco (GC) y, en consecuencia, el volumen latido (VL), pudiéndose elevar hasta entre 33 y 80%. Se aprecia un mínimo aumento de la frecuencia cardiaca (FC) con dosis menores de 15 mg/kg/min. La presión arterial media (TAM) puede no modificarse, pero en algunos casos puede disminuir o aumentar. Las resistencias vasculares sistémicas (RVS) disminuyen entre 5 y 50%, y las resistencias vasculares pulmonares (RVP) entre 10 y 70%. La dobutamina tiene la facultad de inhibir la respuesta de vasoconstricción pulmonar a hipoxia. En cuanto a sus efectos electrofisiológicos, es menos arritmogénica que la dopamina, la adrenalina, la nora- Dobutamina Receptor glucagón Receptor beta–1 Receptor beta–2 Receptor alfa Receptor dopamina DA1 Adenilciclasa Inotrópico ATP Cronotrópico AMP cíclico b 1 corazón b 2 otros tejidos Arritmogénico Vasodilatación coronaria Vasodilatación periférica Figura 8–1. Receptor dopamina DA2 Fármacos vasoactivos en anestesia drenalina y el isoproterenol. Tiene mayor efecto en los receptores ventriculares que en el nodo sinoauricular y provoca un aumento en la conducción auriculoventricular; puede aumentar la frecuencia ventricular en los pacientes con fibrilación auricular o aleteo auricular. Los efectos en los flujos coronario y periférico consisten en aumentar el flujo coronario como resultado del aumento del GC. El aumento del flujo sanguíneo es mayor en los vasos iliacos, femorales, musculares y coronarios que en los vasos mesentéricos y renales. El aumento del flujo coronario es secundario a la disminución de la resistencia vascular coronaria, lo cual aún se encuentra en controversia con el efecto local de autorregulación. A nivel de la función renal existe un aumento de la diuresis que va de 0.25 a 2.5 mL/min, así como de la excreción de sodio (10 a 20 mEq/L), lo cual es resultado del aumento del GC, ya que su efecto directo sobre la vasculatura renal es mínimo. También existe un aumento de la secreción de renina. Entre las indicaciones se encuentran una severa depresión de la función del ventrículo izquierdo (VI) con bajo índice cardiaco (IC) y elevadas presiones de llenado del VI, en quien no haya una TAM menor de 60 mmHg. En la insuficiencia cardiaca congestiva grave (ICC) la administración de dobutamina se encuentra en desventaja, debido a que los receptores beta pueden sufrir regulación a la baja y severa reducción de la densidad (60 a 70%), en cuyo caso no es posible esperar algún efecto. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. DOPAMINA La dopamina es formada in vivo a partir de L–dopa, por acción de la dopa–decarboxilasa. Es metabolizada en el riñón, el hígado y el plasma, y sus metabolitos son excretados por la orina. Actúa en varios receptores dependiendo de la dosis empleada: DA1, DA2, beta y alfa. Desde el punto de vista fisiológico, es la precursora de la noradrenalina y favorece la liberación de esta última a partir de sus sitios de almacenamiento en las terminaciones nerviosas del corazón. Sin embargo, a nivel periférico su efecto se contrarresta por la actividad de los receptores dopaminérgicos DA2 situados antes de la unión, lo cual suprime la liberación de noradrenalina y contribuye a tener un efecto vasodilatador. En consecuencia, el efecto final de la dopamina es la estimulación cardiaca mediante las reacciones adrenérgicas beta 163 y alfa, y la vasodilatación mediante los receptores de dopamina. Los diferentes receptores se activan dependiendo de la dosis que se utilice; así, entre 0.5 y 2 mg/kg/min estimulan los receptores DA1 y DA2, lo que da como resultado una vasodilatación renal y periférica; y entre 2 y 6 mg/kg/min activan los receptores beta1, dando como resultado un efecto inotrópico positivo e incremento de la FC y de la conducción auriculoventricular. La acción a este nivel es bifásica, pues estimula directamente los receptores beta1 e indirectamente la liberación de noradrenalina. Cuando se administran dosis de 7 a 10 mg/kg/ min se estimulan los receptores alfa, lo cual causa vasoconstricción en los lechos vasculares y venosos. Los vasos cerebrales y coronarios se contraen menos que los del músculo esquelético, los mesentéricos y los renales (figura 8–2). La dopamina se indica en pacientes que requieren un efecto presor y un incremento del GC, y en quienes no tienen irritabilidad ventricular y marcada taquicardia. Es especialmente benéfica cuando el flujo renal es alterado en la falla cardiaca severa. Su administración simultánea con dobutamina brinda más ventajas. La dopamina no se debe diluir en soluciones alcalinas. Hay que vigilar en forma constante la presión arterial, el electrocardiograma y el flujo urinario con mediciones intermitentes del GC y de la presión pulmonar en cuña (PCP) cuando sea posible. En caso de oliguria es necesario corregir primero la hipovolemia. La dopamina está contraindicada en arritmias ventriculares y en caso de feocromocitoma, y se debe utilizar con cuidado en la estenosis aórtica. La extravasación del fármaco puede ocasionar lesión de los tejidos, lo cual se puede evitar con la administración del fármaco a través de catéteres periféricos largos o centrales. DOPEXAMINA Sus efectos hemodinámicos sistémicos son semejantes a los de la dopamina y la dobutamina. Estimula los receptores beta2 y dopaminérgicos: DA1 y DA2. Tiene una tolerancia hemodinámica de 48 a 72 h. Este fármaco se ha utilizado en pacientes que no toleran la dopamina. Las dosis incrementadas de dopexamina ocasionan efectos adversos, como temblores, náuseas, cefalalgia y taquiarritmias. En México no se dispone de este fármaco. 164 El ABC de la anestesia (Capítulo 8) Dopamina Molécula flexible muchos receptores fijos Liberación de norepinefrina Receptor glucagón Receptor beta–1 Receptor beta–2 Adenilciclasa Receptor alfa Receptor dopamina DA1 Receptor dopamina DA2 Altas dosis vasoconstricción Vasodiltación renal Inhibe la liberación de norepinefrina Inotrópico ATP Cronotrópico AMP cíclico b 1 corazón Vasodilatación periférica Arritmogénico b 2 otros tejidos Vasodilatación coronaria Vasodilatación periférica Figura 8–2. NORADRENALINA Se administra por vía intravenosa en dosis de 8 a 12 mg/min y tiene una vida media terminal de tres minutos. Esta catecolamina ejerce notables efectos beta1 y alfa, con una menor capacidad de estimulación beta2. La noradrenalina estimula sobre todo los receptores alfa a nivel periférico y los receptores beta del corazón. En consecuencia, este fármaco se emplea sobre todo en situaciones de choque acompañadas de vasodilatación periférica. Los efectos adversos incluyen cefalea, taquicardia, bradicardia e hipertensión. Es notorio el riesgo de necrosis por extravasación del fármaco, de ahí que se recomienda que su administración se haga a través de un catéter central. Entre sus contraindicaciones figuran su administración al final del embarazo y la vasoconstricción excesiva previa. ADRENALINA La adrenalina tiene un efecto mixto: beta1 y beta2, con algunos efectos adrenérgicos alfa cuando se administra en dosis altas. La administración de dosis fisiológicas bajas (< 0.01 mg/kg/min) reduce la presión arterial (efecto vasodilatador), mientras que las dosis > 0.2 mg/ kg/min aumentan la resistencia periférica y la presión arterial (combinación de efecto inotrópico y vasoconstrictor). Se utiliza sobre todo cuando se requiere una estimulación combinada inotrópica–cronotrópica de manera urgente, como en el caso de paro cardiaco. Tiene una vida media terminal de dos minutos. Sus efectos adversos incluyen taquicardia, ansiedad, cefalea, disminución de la temperatura de las extremidades, hemorragia cerebral y edema pulmonar. Se contraindica en la última etapa del embarazo, debido al alto riesgo de inducción de contracciones uterinas. AMRINONA Es un inhibidor de la fosfodiesterasa III, con propiedades de inotropismo positivo y vasodilatadoras, por lo que se conoce como un fármaco inodilatador. Esta función suprime la degradación del AMP cíclico en el músculo liso vascular periférico y en el músculo cardiaco, con lo cual genera un aumento de la contracción del miocardio y de la vasodilatación venosa y arterial periférica (figura 8–3). La dosis inicial recomendada es de 0.75 mg/kg en bolo (de dos a tres minutos), seguida por una infusión de 5 a 10 mg/kg/min hasta 20 mg/kg/min. Es importante monitorear la cuantificación plaquetaria, ya que la disminución de plaquetas (<150 000) obliga a suspender la administración del fármaco. Es necesario el monitoreo de las funciones hepática y renal. Fármacos vasoactivos en anestesia Receptor de glucagón Receptor beta–1 Receptor beta–2 Receptor alfa Receptor dopamina DA1 165 Receptor dopamina DA2 Adenilciclasa Inotrópico ATP Cronotrópico AMP cíclico Amrinona b 1 corazón Milrinona Arritmogénico b 2 otros tejidos Inactivado por la fosfodiesterasa Vasodilatación coronaria Vasodilatación periférica Figura 8–3. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. MILRINONA La milrinona es 30 veces más potente que la amrinona. Este medicamento fue aprobado en EUA y Reino Unido para su uso por vía intravenosa. Su mecanismo de acción farmacológico consiste en la inhibición de la fosfodiesterasa III, lo cual le confiere un notorio efecto vasodilatador (figura 8–3). Cuando se administra a los pacientes con insuficiencia cardiaca aguda desencadena efectos inotrópico positivo y vasodilatador, e induce un mínimo cambio sobre la frecuencia cardiaca y la presión arterial, aunque entre sus posibles efectos adversos se menciona la presencia de taquicardia. Se administra mediante inyección intravenosa lenta (en 10 min, diluida antes, a razón de 50 mg/kg), seguida de una infusión por vía intravenosa a una velocidad de 0.375 a 0.750 mg/kg/min, por lo general hasta 12 h después de una cirugía y hasta 48 h en caso de insuficiencia cardiaca aguda; la dosis máxima diaria es de 1.13 mg/kg. Se debe reducir la dosis en caso de insuficiencia renal, tomando en cuenta la depuración de creatinina. Entre las contraindicaciones para el uso de la milrinona se encuentran el infarto agudo del miocardio, la estenosis aórtica significativa y la estenosis subaórtica obstructiva hipertrófica. La milrinona tiene un efecto hemodinámico positivo en los pacientes que ya reciben inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, aunque se acompaña de un muy alto riesgo de efectos adversos por vasodilatación. La milrinona se puede combinar con dosis moderadas de dobutamina y mejora los efectos inotrópicos de ambos al atenuar las presiones de llenado. Cuando la presión arterial es baja la milrinona se puede combinar con altas dosis de dopamina. Al parecer tiene muy pocas o nulas interacciones farmacológicas. LEVOSIMENDÁN El principio para el uso de este medicamento no consiste en aumentar el calcio intracelular, sino en sensibilizar el aparato contráctil del corazón para los niveles ya existentes del calcio, así como favorecer la unión del calcio a la troponina C, sin deteriorar la relajación diastólica. El levosimendán aumenta la contractilidad de la célula miocárdica al incrementar el disparo para la contracción, sin cambios en el calcio intracelular y sin incrementar el riesgo de arritmias inducidas por el calcio; asimismo, mejora la relajación miocárdica, tiene un efecto antistunning (“antiaturdimiento”) miocárdico y es potencialmente antiarrítmico. Además, tiene un efecto vasodilatador mediado por la apertura de los canales de potasio sensibles a ATP. Se presenta una vasodilatación venosa, arterial y coronaria, que reduce la precarga y la poscarga, incrementando el flujo coronario, lo cual ocasiona un efecto antiisquémico. Como no incrementa el AMP cíclico intracelular, en comparación con la dobutamina y la milrinona, no provoca un incremento del consumo de energía por parte del miocardio y no es un agonista con los receptores beta. La dosificación y la duración del tratamiento se deben individualizar de acuerdo con la condición clínica y la respuesta del paciente. La preparación de la infusión se debe hacer de la siguiente manera: mezclar 5 mL de levosimendán en 500 mL de solución glucosada a 5% 166 El ABC de la anestesia (Capítulo 8) La vasopresina también se utiliza durante las maniobras de soporte vital avanzado para sustituir la primera o la segunda dosis de adrenalina. Se recomiendan 40 unidades de vasopresina por vía intravenosa en bolo, en una sola dosis. Esta estrategia tiene dos posibles beneficios: e iniciar con la dosis de impregnación, que puede fluctuar entre 6 y 12 mg/kg en 10 min; posteriormente continúa con una infusión de mantenimiento durante 30 a 60 min en dosis de 0.1 mg/kg/min. Es necesario evaluar la respuesta a los 30 o 60 min, con la posibilidad de dos alternativas: si se requiere una mayor respuesta y la dosis es bien tolerada, hay que aumentar a 0.2 mg/kg/ min; si la dosis no es bien tolerada, hay que reducir a 0.05 mg/kg/min o bien interrumpir la administración si es necesario. La infusión se debe administrar durante 24 h como tratamiento único. 1. La vasopresina actúa como vasodilatador cerebral. 2. No hay riesgo de que se produzca la estimulación cardiaca no deseada. Sin embargo, en varios ensayos clínicos se ha observado que no hay beneficio en la supervivencia cuando la vasopresina sustituye a la adrenalina; además, la vasopresina causa vasoconstricción coronaria, lo cual constituye un motivo para evitar su uso. En la mayoría de los casos se utilizan dosis bajas de vasopresina (0.01 a 0.06 U/kg/h) junto con dosis bajas de noradrenalina, para favorecer un efecto sinérgico a nivel de las resistencias vasculares sistémicas, sin que esto ocasione un efecto adverso a nivel de la perfusión tisular, manteniéndose una adecuada tensión arterial media. VASOPRESINA La vasopresina es un vasoconstrictor no adrenérgico. Algunos casos de hipotensión hemorrágica que no responden al tratamiento vasopresor convencional han respondido favorablemente a la infusión de vasopresina a una velocidad de 1 a 4 mU/kg/min. El mecanismo de este efecto de la vasopresina aún no está claro. Los niveles circulantes de vasopresina disminuyen en las etapas finales del choque hemorrágico; es posible que el déficit de esta sustancia tenga una función en la hipotensión resistente que acompaña al choque hemorrágico grave o prolongado. Las infusiones de vasopresina también pueden elevar la presión arterial y reducir las necesidades vasopresoras en los pacientes con choque séptico. Dobutamina CONCLUSIONES Los fármacos vasoactivos son medicamentos de alto riesgo que deben ser utilizados por médicos conocedo- Dopamina DA2 b1 > b 2 > a Inotrópico b1 Inotrópico b1, b 2 b1 (b2) a DA1 Vasodilatación periférica Dosis alta a DA1 Vasoconstricción alfa1 Flujo sanguíneo renal Inotrópico Noradrenalina Adrenalina b1 > a >b2 b1 = b2 > a Figura 8–4. Fármacos vasoactivos en anestesia res de sus indicaciones, contraindicaciones y complicaciones. Estos fármacos pueden mejorar las condiciones clínicas de los pacientes, siempre y cuando se utilicen a tiempo y con el debido juicio clínico. Hay que recordar que existen varias causas que desencadenan los estados de hipotensión arterial, por lo que en la terapéutica inicial siempre se debe valorar el estado de volemia intravascular antes de iniciar la administración de cualquier vasopresor, teniendo en mente que la efectividad del resultado se enfocará siempre en la perfusión tisular. Desde el punto de vista fisiológico, el fundamento de la respuesta inotrópica positiva aguda para el aumento del estímulo adrenérgico es el incremento rápido de los 167 niveles tisulares del segundo mensajero AMP cíclico. El efecto inotrópico positivo agudo a nivel farmacológico se basa en el mismo principio, sea por la administración de catecolaminas exógenas que estimulan los receptores beta o por la inhibición del proceso de degradación del AMP cíclico por la fosfodiesterasa, o bien por los fármacos que sensibilizan el aparato contráctil del corazón para los niveles ya existentes del calcio y favorecen la unión del calcio a la troponina C, sin deteriorar la relajación diastólica. En la mayoría de los casos se utilizan al mismo tiempo varios fármacos vasoactivos para sinergizar la acción deseada y obtener respuestas adecuadas (figura 8–4). REFERENCIAS E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 1. Opie LH, Gersh BJ: Drugs for the heart. 6ª ed. Cap. 1. Filadelfia, W. B. Saunders, 2005. 2. Marik PE: Handbook of evidence–based critical care. Caps. 17, 42. Nueva York, Springer–Verlag, 2001. 3. Marino PL: The ICU book. 3ª ed. Caps. 15, 16. Filadelfia, Lippincott Williams & Wilkins, 2008. 4. Follath F et al.: Efficacy and safety of intravenous levosimendan compared with dobutamine in severe low–output heart failure (the LIDO study): a randomized double blind trial. Lancet 2002;360:196–202. 5. 2005 American Heart Association: Guidelines for cardiopulmonary resuscitation and emergency cardiovascular care. Part 7.2. Circulation 2005;112(Suppl I):IV58–IV66. 6. Aung K et al.: Vasopressin for cardiac arrest: a systematic review and meta–analysis. Arch Intern Med 2005;165:17–24. 168 El ABC de la anestesia (Capítulo 8) Capítulo 9 Técnicas anestésicas Juan Pablo Sánchez Rodríguez, Mariana G. García Hernández, Julia Anna Mikolajczuk Jastrzebska HISTORIA. ANESTESIA GENERAL para surtir a la medicina de alcaloides, como la atropina, la mandragorina, la hyoisciamina y la escopolamina.1–3 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Anestesia general El nombre “anestesia” se deriva del vocablo griego a aisthesis (a aisthesis), que implica la privación total o parcial de la sensibilidad producida por causas patológicas o provocada con finalidad médica. El filósofo griego Dioscórides usó por primera vez el término anestesia en el siglo I d.C., para describir los efectos similares a los de los narcóticos de la planta mandrágora. El término apareció subsecuentemente en An Universal Etymological English Dictionary, de Bailey (1721), como “un defecto de sensación”, y nuevamente en la Enciclopedia Británica (1771) como “privación de los sentidos”. El uso actual de la palabra para denotar un estado similar al del sueño, que hace posible la práctica de cirugía indolora, se le atribuye a Oliver Wendell Holmes, en 1846. Los efectos inconstantes del opio podían producir efectos secundarios, con una presentación farmacológica muy diferente según su origen. Serturner, farmacéutico de Westphalia se dio cuenta de que todos estos productos tenían un fondo común. Al tratar el opio con amoniaco observó unos cristales blancos, que purificó con ácido sulfúrico y alcohol, y descubrió que los residuos producían sueño en los animales y los denominó morfium en honor al dios del sueño Morfeo. Al igual que Davy, probó la morfina durante una afección dental y apreció una considerable disminución del dolor. Serturner abrió un nuevo campo a la investigación: el de los principios activos de las plantas. Así, en poco tiempo se desentrañaron los misterios del beleño, de la mandrágora y de la belladona, y dejaron de ser hierbas diabólicas La anestesia general, como se ha dicho previamente, es un estado funcional alterado que se caracteriza por pérdida de la conciencia, analgesia de cuerpo completo, amnesia y cierto grado de relajación muscular. Se define anestesia general como el estado caracterizado por la presencia de: S Hipnosis (estado de inconsciencia). S Analgesia: ausencia de dolor, es decir, el organismo no percibe el estímulo doloroso y, por lo tanto, no desarrolla una respuesta de estrés frente al estímulo quirúrgico. S Relajación muscular: permite la manipulación de los tejidos durante el procedimiento quirúrgico y el apoyo ventilatorio. A su vez, el acto anestésico se puede dividir en: 1. Inducción: fase en la cual se administra un inductor o hipnótico, y en algunos casos un inductor inhalado, que provoca la desconexión del individuo con el medio que lo rodea. 2. Fase de mantenimiento: suele coincidir con la intervención; se administran generalmente una serie de fármacos hipnóticos endovenosos, inhalados o una combinación de ambos, que mantienen al paciente anestesiado. 3. La fase del despertar consiste, fundamentalmente, en la supresión de los fármacos anestésicos, recu169 170 El ABC de la anestesia perando la conciencia el paciente. Esta recuperación varía según la eliminación del fármaco por parte del paciente.4 Para que el paciente se mantenga bajo un plano anestésico son necesarios los hipnóticos, que como se ha indicado pueden ser intravenosos o inhalatorios. A su vez, se debe proteger la vía aérea para evitar la aspiración del contenido gástrico. En la mayoría de las ocasiones se recurre a la intubación orotraqueal. Para que esto se pueda hacer son necesarios los relajantes musculares. La mayor parte de los hipnóticos no proporcionan analgesia al paciente, por lo que han sido utilizado diversos analgésicos; los más empleados en el quirófano son los derivados de la morfina. También se deben evitar ciertos efectos vagales, para lo cual se cuenta con los anticolinérgicos. La anestesia general no se limita al uso de agentes inhalados, sino al uso de múltiples fármacos que tienen una acción sedante, hipnótica, analgésica y relajante, y se utilizan de forma intravenosa, incluso se llega a administrar anestesia intravenosa total, la cual ha sido de mucha utilidad en las últimas dos décadas para el manejo de pacientes externos o con cirugía ambulatoria. Anestesia general balanceada Existen muchos estudios en los que se ha destacado el uso de la combinación de estas dos técnicas (inhalatoria e intravenosa), con el fin de demostrar que las dos técnicas combinadas brindan un mejor bienestar a los pacientes durante la inducción, el mantenimiento y la recuperación de la anestesia, así como un menor riesgo de contaminación y toxicidad para el personal de la sala de operaciones y de hecho un menor costo económico para las instituciones de salud. Los agentes endovenosos, a diferencia de los agentes inhalatorios, que tienen un efecto hipnótico y analgésico (con excepción del óxido nitroso, que es un excelente analgésico, pero es escasamente hipnótico), poseen en general efectos más puros, es decir, algunos son hipnóticos, otros son analgésicos y otros producen parálisis muscular. Los fármacos endovenosos se pueden utilizar como inductores (para continuar luego con gases anestésicos), como suplemento de anestesia inhalatoria (p. ej., para aumentar el efecto analgésico del halogenado o para producir una mayor relajación muscular) o como agentes únicos para la inducción y el mantenimiento. La técnica que consiste en la utilización de una combinación de agentes intravenosos e inhalatorios para la inducción y el mantenimiento de la anestesia general es (Capítulo 9) una de las más utilizadas en la práctica clínica habitual. El término se introdujo para definir la combinación de óxido nitroso con un narcótico, extendiéndose luego a las técnicas de anestesia inhalatoria que utilizan suplementos intravenosos de analgésicos o hipnóticos. Se denomina anestesia balanceada, porque cada compuesto intravenoso se utiliza para un fin concreto, como la analgesia, la inconsciencia, la amnesia, la relajación muscular o el bloqueo de los reflejos autonómicos. La anestesia balanceada nos permite minimizar el riesgo del paciente y maximizar su comodidad y seguridad. El objetivo de la anestesia balanceada es mantener un equilibrio fisiológico del paciente y disminuir los efectos adversos de los diversos fármacos anestésicos y analgésicos administrados por vía intravenosa e inhalada.2,5 Anestesia inhalada Se refiere a la administración de agentes inhalados en todas las fases de un evento anestésico, incluyendo la inducción y el mantenimiento. Se hace de forma pura y con la administración de oxígeno o en combinación con otros agentes inhalados, como el óxido nitroso. Los agentes anestésicos inhalatorios son sustancias volátiles empleadas en algunos procedimientos quirúrgicos tanto en seres humanos como en animales, para aumentar el umbral de sensibilidad al dolor y eliminar el estado de vigilia. Hipócrates y Galeno utilizaron una esponja impregnada en opio, beleño y mandrágora, conocida como esponja soporífera. A finales del siglo XVIII muchos hombres comenzaron a investigar la química de los gases, como el oxígeno y el óxido nitroso (llamado gas hilarante), demostrando que su mezcla provocaba inconsciencia. La era del éter y del cloroformo trajo cambios en la historia de la anestesia, llamados por Holmes estado anestesia (insensibilidad a objetos en contacto con las personas). Faraday publicó en 1818 que “si se inhala la mezcla de vapores de éter con aire común se producían efectos similares a los observados por el óxido nitroso”. Davy y Faraday estaban abriendo las puertas al futuro de la anestesia. Aunque el cloroformo y el éter se dejaron de usar hace tiempo por problemas de toxicidad, continúan usándose agentes por inhalación, como el óxido nitroso, el halotano, el isoflurano, el sevoflurano y el desflurano.6 Los primeros estudios acerca de los efectos nocivos de estos agentes los hizo Hewit en 1893. Kirschner (1925) y Hirsch y Kappurs (1929) determinaron las alteraciones agudas y crónicas que se producían con los Técnicas anestésicas 171 Cuadro 9–1. Características de los agentes inhalados7 Nombre Eliminación de aire espirado Metabolismo > 90% 60 a 80% 80% > 70% – 5% en el hígado 2.5% en el hígado 0.2% 0.02% 3% Óxido nitroso Halotano Enflurano Isoflurano Desflurano Sevoflurano E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. gases anestésicos. En 1948 Werthmann definió la intoxicación crónica por las alteraciones hematológicas que produce. Perthes y Wieloch (1925), Zaaijetr (1927) y Holscher (1928) diseñaron mecanismos para disminuir la contaminación por agentes anestésicos inhalatorios (AAI) en los quirófanos. Todos estos trabajos se sistematizaron hasta 1967, con el estudio epidemiológico de Vaissman sobre 303 anestesiólogos soviéticos, asociando el uso de agentes inhalados con cefaleas, irritabilidad, alteraciones del sueño y disminución del apetito y de la resistencia al alcohol. Observó también una alta incidencia de abortos espontáneos entre las mujeres anestesiólogas.7–8 Los anestésicos inhalatorios tienen propiedades farmacológicas únicas. La captación del anestésico depende de su solubilidad en la sangre, del flujo sanguíneo alveolar y de la diferencia de presión parcial entre el gas alveolar y la sangre venosa. Cuanto más elevado sea el cociente sangre/gas, mayor resultará la solubilidad del anestésico y más grande será su captación en la circulación pulmonar. Como consecuencia de esta solubilidad, la presión parcial alveolar se eleva más despacio y la inducción se prolonga. Los agentes más insolubles en sangre adquieren una concentración alveolar elevada más rápidamente que los solubles y, por consiguiente, producen una inducción más rápida. Con una mayor ventilación y concentración se produce una inducción más Metabolitos en orina – Ácido trifluoroacético Difluorometoxidifluoroacético ion flúor Ácido trifluoroacético ion flúor Ácido trifluoroacético Hexafluoroisopropano rápida. La eliminación es alveolar y también está influida por los factores precedentes. El coeficiente de partición es la relación de la concentración de anestésico en dos fases de equilibrio y expresa la solubilidad relativa entre las dos fases, por ejemplo, sangre/gas. La concentración alveolar mínima (CAM) es la que evita el movimiento en 50% de los pacientes como respuesta a un estímulo estandarizado (cuadro 9–1).6 Aunque en la actualidad se utiliza un número restringido de estos agentes, se consideran como tales todos los que se presentan en el cuadro 9–2, modificado de Ginesta y Gestal.8 La rapidez de la inducción va a depender de la rapidez con que se logre que el agente anestésico llegue al cerebro y la velocidad de despertar va a depender de la rapidez con que se logre “lavar” el agente anestésico desde el cerebro. Debido a que los gases anestésicos ingresan y salen del organismo a través de los pulmones, para cualquier anestésico inhalatorio, cuanto más se ventile al paciente y mayor sea el flujo de gas y la concentración del gas inspirado, mayor será la velocidad con que se logre inducir al paciente. Sin embargo, existe un factor propio de cada agente inhalatorio que va a ser determinante en la velocidad de inducción y del despertar: su solubilidad en la sangre. Cuanto menos soluble sea en la sangre, más rápidas serán la inducción y el despertar. De acuerdo con esto, el orden Cuadro 9–2. Anestésicos líquidos volátiles Éteres Gases anestésicos Hidrocarburos halogenados Éteres simples Éteres fluorados Simples Fluorados S Éter S Éter dielítico Metoxiflurano (Pentrane) Isoflurano (Florane) Halotano (Fluothane) S Éter etílico Desflurano Cloroformo Cloruro de etilo (cloroetano) Tricloro etileno (Trilene) Óxido de etilo Sevoflurano Enflurano (Ethrane) Inorgánicos Orgánicos alicíclicos Protóxido de nitrógeno Ciclopropano Trimetileno 172 El ABC de la anestesia (Capítulo 9) de mayor a menor velocidad de inducción de los agentes inhalatorios es la siguiente: óxido nitroso > desflurano > sevoflurano > isoflurano > enflurano > halotano. Algunos agentes inhalatorios producen irritación de la vía aérea, por lo que son poco adecuados para realizar una inducción inhalatoria, ya que producen tos, apnea o laringoespasmo durante la inducción. Los agentes menos irritantes de la vía aérea son el óxido nitroso, el sevoflurano y el halotano, por lo que son los agentes más utilizados para la inducción inhalatoria. Otro elemento a considerar cuando se plantea la inducción inhalatoria es la pungencia (olor desagradable). Anestesia total endovenosa La técnica de anestesia total endovenosa (TIVA) se puede definir como una técnica de anestesia general en la que se administran los fármacos exclusivamente por vía endovenosa en ausencia de agentes inhalatorios, incluido el protóxido. La TIVA se ha convertido en una técnica popular desde hace relativamente poco tiempo. Esto se debe a la aparición de modernos fármacos, como el propofol, que asociado a opiáceos sintéticos de acción corta constituye una combinación perfecta para su administración mediante infusión continua. Por otro lado, los avances en modelos farmacocinéticos y la tecnología en sistemas de infusión, junto con un mejor control de la profundidad anestésica, le confieren una técnica sencilla y a la vez segura.9–10 Las indicaciones de la TIVA incluyen: 1. Técnica alternativa o coadyuvante a la inhalatoria. 2. Sedación en anestesia local o locorregional. 3. Técnica de anestesia general para procedimientos quirúrgicos de alta o baja complejidad. 4. Anestesia fuera de las áreas quirúrgicas. 5. Reducción de la contaminación ambiental. Las ventajas y desventajas de la anestesia general endovenosa, en comparación con la anestesia regional, se describen en el cuadro 9–3.11 Cuadro 9–3. Ventajas y desventajas de la anestesia general endovenosa sobre la anestesia regional Anestesia regional Anestesia general endovenosa Procedimiento seguro Procedimiento económico Se conserva el estado de alerta Algunas complicaciones son dolor en el sitio de punción, cefalea pospunción, analgesia insuficiente, náusea y vómito Efecto secundario: hipotensión Latencia: minutos Respiración: espontánea Recuperación: de 2 a 4 h Técnica fácil y segura Procedimiento costoso Se pierde el estado de alerta, aunque el despertar es rápido Generalmente no ocasiona complicaciones; en algunos casos se presentan reflujo gastroesofágico, hipo y despertar tardío Efectos secundarios: hipotensión, apnea y bradicardia Latencia: segundos Respiración: asistida o controlada Recuperación: de minutos a2h La comparación de las diversas técnicas anestésicas en el servicio de cirugía ambulatoria se muestran en el cuadro 9–4.12 Anestesia regional El registro histórico muestra que el imperio inca brindó a la anestesia regional la Erythroxylum coca, de la que Albert Nieman aisló la cocaína en 1860 y Carl Köller fue el primero en utilizarla como anestésico local con propósitos quirúrgicos en el verano de 1884. Los primeros pasos se encaminaron al estudio y la descripción de las diversas vías de administración de la cocaína para producir el bloqueo de los impulsos dolorosos producidos por el acto operatorio; la anestesia por infiltración fue descrita por Carl Schleich, los bloqueos en la proximidad de los nervios periféricos por William Halstedt y la vía epidural se ha atribuido, con dudas, a Corning, pero hoy se sabe con certeza que Fidel Pagés fue el pri- Cuadro 9–4. Comparación de las diversas técnicas anestésicas Anestesia local Local + sedación General inhalatoria General endovenosa Complicaciones Sangrado Seguridad +++ ++ + + + + +++ ++ ++ + ++ +++ Consideraciones Tiempo quirúrgico; movimientos del paciente Monitoreo y recuperación de la sedación Arritmias, sangrado, vasodilatación Costos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Técnicas anestésicas mero en utilizarla en anestesia clínica en Madrid en 1921. La raquianestesia fue descrita por el profesor August Bier en 1898. En 1943 Löfgren describió la lidocaína, lo cual representó un paso gigantesco que habría de cambiar el futuro de la anestesia y la analgesia regional. A principios de 1950 ocurrió un accidente que ensombreció por años la anestesia espinal.5,13 La introducción de opioides neuroaxiales se inició con Yaksh, Wang y Behar, y posteriormente se agregó la combinación con diversos coadyuvantes, como la clonidina y la ketamina, que actúan en otros tantos nociceptores espinales. Otro de los adelantos del siglo XX fue el advenimiento de los anestésicos locales isoméricos que revolucionaron el concepto de la seguridad en anestesia regional, gracias a su larga duración de acción y menor toxicidad sobre los sistemas nervioso central y cardiovascular. A principios del siglo XIX se descubrió la morfina. En 1853 Alexander Wood, un médico de Edimburgo, cuya esposa padecía un cáncer incurable, inventó la aguja hipodérmica, precisamente para inyectarle morfina. Fue la primera persona en recibir esta sustancia por esa vía. Charles Gabriel Pravaz (1791 a 1855) diseñó una jeringa, que fue la precursora de las actuales.13–15 Existen muchas técnicas de anestesia regional, por lo que se puede realizar tanto en el neuroeje (columna) como en los nervios periféricos; además de que se pueden ocupar diversas combinaciones de fármacos para lograr distintos objetivos. Asimismo, en la mayoría de las técnicas existe la alternativa de realizar la punción única (técnica simple) o la colocación de un catéter (técnica continua) para dosis adicionales durante cirugías prolongadas o en el posoperatorio. La administración de anestesia regional exige conocimientos de anatomía y fisiología en cuanto a las vías nerviosas que conducen las señales sensitivas (p. ej., dolor, temperatura y tacto) y motoras (p. ej., contracción muscular), así como de farmacología, para la elección de los fármacos que se van a administrar.5,13–16 ANESTESIA RAQUÍDEA La inyección de anestésicos locales en el espacio subaracnoideo produce anestesia raquídea. La historia de la anestesia raquídea desde 1899 y el trabajo de August Bier se han caracterizado por amplias variaciones en cuanto a popularidad; su mayor aceptación ha sido resultado de adelantos técnicos en los anestésicos locales y en 173 las agujas, así como de la investigación para explicar la aparición de complicaciones y la forma de eliminarlas. Indicaciones Es apropiada para procedimientos en los miembros inferiores, la cadera, el periné, la parte inferior del abdomen y la columna lumbar. Se puede usar para procedimientos abdominales superiores, como colecistectomía y resección gástrica, pero se requieren niveles muy altos y los pacientes muchas veces no los toleran. La técnica también requiere un cirujano cuidadoso, acostumbrado a practicar operaciones abdominales mayores en pacientes despiertos, ya que la técnica brusca causa molestias intolerables, aun con un bloqueo intenso. En estos casos la anestesia raquídea se puede usar junto con anestesia general ligera y quizá opioides intratecales, como una técnica anestésica equilibrada. Algunas indicaciones específicas se exponen en los párrafos siguientes. La cirugía urológica endoscópica, en especial la resección transuretral de la próstata, es una indicación relativa de bloqueo central. La preservación de la conciencia en el paciente permite advertir de manera temprana la absorción de soluciones de irrigación, así como el dolor por estimulación peritoneal. La cirugía rectal es una indicación relativa de anestesia raquídea. Como requiere únicamente anestesia sacra, los procedimientos de cirugía rectal suelen practicarse con el paciente en decúbito ventral. Se utiliza en muchas ocasiones el bloqueo en “silla de montar”. La anestesia raquídea para reparación de fractura de la cadera en personas de edad avanza también tiene varias ventajas. La anestesia raquídea baja es adecuada. Las indicaciones de la anestesia raquídea en obstetricia se basan en su facilidad de administración, porque es prácticamente nula la transmisión de anestésico local al feto. El bloqueo en silla de montar se usa para el parto vaginal, la extracción con fórceps o con vacío, la reparación de episiotomía y la extracción de fragmentos placentarios retenidos. La anestesia raquídea se puede usar para la operación cesárea, aun bajo circunstancias de urgencia, siempre que se mantenga en forma enérgica la presión arterial. La prehidratación, el desplazamiento uterino a la izquierda y el uso liberal de efedrina previenen la hipotensión intensa, que puede poner en peligro al feto y a la madre.14–15 La anestesia raquídea tiene nuevas aplicaciones en pediatría. La eficacia de la anestesia raquídea neonatal se ha demostrado con la disminución de apneas, siempre que el paciente no haya sido sedado al poner el bloqueo. Otros estudios han demostrado la seguridad y eficacia de la anestesia raquídea para procedimientos in- 174 El ABC de la anestesia (Capítulo 9) Cuadro 9–5. Dosis y acciones de los anestésicos espinales Fármaco Preparación Dosis Periné y Ext. Inf. Procaína Bupivacaína Tetracaína Lidocaína Ropivacaína Sol. 10% 0.75% – glucosa a 8.25% 1% – glucosa a 10% 5% – glucosa a 7.5% Sol. 0.2 a 1% 75 mg 4 a 10 mg 4 a 8 mg 25 a 50 mg 8 a 12 mg guinales, urológicos y de los miembros inferiores en neonatos pequeños (cuadro 9–5).14,15 Contraindicaciones Las contraindicaciones absolutas incluyen rechazo del paciente, infección de la piel en el sitio de la punción, bacteriemia, hipovolemia intensa, coagulopatías y aumento de la presión intracraneal. Las contraindicaciones relativas son más difíciles de evaluar; incluyen neuropatía existente, cirugía raquídea previa, dolor de espalda, uso preoperatorio de ácido acetilsalicílico, minidosis subcutáneas de heparina y falta de colaboración del paciente, así como inestabilidad emocional.2,5 En el cuadro 9–6 se muestran los factores que afectan la concentración de la anestesia espinal. ANESTESIA EPIDURAL La anestesia epidural consiste en la administración de solución anestésica en el espacio epidural, a través del cual se distribuye a las raíces que pasan por el espacio epidural y también se difunde a través de las meninges hacia el líquido cefalorraquídeo, actuando sobre las raíces y la médula espinal. La anestesia epidural puede ser simple y continua e ir desde la región cervical hasta la región lumbar; ambas se realizan con la aguja de Tuohy. En la técnica continua se instala un catéter flexible, que se debe avanzar al menos 3 a 4 cm en el espacio epidural. Cuadro 9–6. Factores que afectan la concentración de anestesia espinal Posición del paciente Baricidad de la solución anestésica Dosis del fármaco Sitio de la inyección Abdomen inferior 125 mg 12 a 24 mg 10 a 12 mg 50 a 75 mg 12 a 16 mg Duración Abdomen superior 200 mg 12 a 18 mg 10 a 16 mg 75 a 100 mg 16 a 18 mg Simple 45 90 a 120 90 a 120 60 a 75 90 a 120 Epinefrina 60 100 a 150 120 a 240 60 a 90 90 a 120 En la anestesia epidural se utilizan volúmenes mayores de solución anestésica, dependiendo de la extensión que se desee bloquear (hasta entre 20 y 30 mL); el bloqueo sensitivo/motor se caracteriza por: S Mayor latencia. S Bloqueo menos predecible en altura. S Mayor probabilidad de bloqueo diferencial. La anestesia epidural es un bloqueo central con muchas aplicaciones. Los refinamientos de equipo y técnica han hecho que sea cada vez más popular para una amplia variedad de procedimientos quirúrgicos, obstétricos y analgésicos. A diferencia de la anestesia raquídea, que es un bloqueo del todo o nada, la anestesia epidural tiene aplicaciones que van desde la analgesia, con bloqueo motor mínimo, hasta la anestesia densa con bloqueo motor completo. Por tanto, las indicaciones incluyen anestesia quirúrgica, analgesia durante la primera etapa del trabajo de parto y alivio prolongado del dolor posoperatorio después de operación de periné, caderas y extremidades inferiores. Con la aplicación de anestesia epidural en las regiones torácica y cervical de la médula espinal el control posoperatorio del dolor se puede extender para procedimientos quirúrgicos que incluyen la parte superior del abdomen y el tórax (cuadro 9–7). Cuadro 9–7. Contraindicaciones de la anestesia epidural Absolutas 1. Falta de consentimiento del paciente 2. Infección en el sitio de punción 3. Sepsis generalizada 4. Coagulopatía 5. Aumento de la PIC Relativas 1. Infección localizada, periférica al lugar donde se va a puncionar 2. Hipovolemia 3. Enfermedad sistémica del sistema nervioso central 4. Dolor lumbar crónico Técnicas anestésicas Elección del anestésico local La elección del agente y su concentración se determinan por la duración anticipada y por el tipo de procedimiento quirúrgico, así como por la necesidad del balance entre los bloqueos sensitivo y motor. Así, la cirugía ortopédica en los miembros inferiores requerirá anestesia sensitiva densa con bloqueo motor moderado o completo (denso). El uso de un catéter permite la selección de agentes de duración de acción corta o larga. Si se usa la técnica de dosis simple, se utilizan agentes de duración intermedia o prolongada. El procedimiento ortopédico se puede practicar con el empleo de cloroprocaína a 3%, que tiene un inicio rápido de acción y produce bloqueo sensitivo y motor denso; con lidocaína o mepivacaína a 1.5 o 2%, ambas con una iniciación de acción intermedia, con producción de bloqueos motor y sensitivo; o con bupivacaína a 0.5 a 0.75%, que tiene inicio lento de acción y produce anestesia sensitiva densa y grados variables de bloqueo motor. Las concentraciones más bajas de bupivacaína no son adecuadas para procedimientos que requieran bloqueo motor denso. La ropivacaína presenta menos complicaciones cardiovasculares. La seguridad del agente, la dosis total planeada y la experiencia del médico con el fármaco también contribuyen a la elección del anestésico local. Complicaciones E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Similares a las de la anestesia raquídea intradural, entre las que se reseñan la cefalea (la frecuencia de aparición mayor que en el bloqueo intradural), los problemas con la heparinización subsecuente, con hematomas que en los casos más graves pueden producir lesiones medulares, hipotensión, taquicardia, punción accidental venosa, convulsiones e infección, entre otras.2 ANESTESIA CAUDAL La anestesia epidural caudal fue descrita por primera vez en París en 1901 por el urólogo Ferdinand Cathelin y el cirujano Jean Sicard. Los primeros registros datan de 1933 con la aplicación en cistoscopias en pacientes pediátricos. El resurgimiento de la anestesia caudal se experimentó a principios de 1940, cuando Hingson y col. actualizaron el bloqueo caudal para aliviar el dolor durante el parto, con una importancia que ha ido en in- 175 cremento hasta la actualidad en el campo de la cirugía anorrectal en adultos. Tiene la ventaja de que es más selectivo y tiene mayor duración y calidad analgésica que otras técnicas anestésicas.17,20 En realidad, la anestesia caudal fue el primer acceso anestésico en el espacio epidural. El espacio caudal es el componente sacro del espacio epidural, y el acceso se realiza a través del hiato sacro, un defecto de fusión de la porción más caudal del sacro, situado en la línea media. Este espacio no está cubierto por hueso sino por el ligamento sacrococcígeo, que es análogo a los ligamentos supraespinoso e interespinoso de los niveles vertebrales lumbar, torácico y cervical. Está adherido densamente al ligamento amarillo y no se producen los cambios distintivos en la densidad de ligamento que se acostumbra encontrar en otros accesos al espacio epidural. La anestesia caudal se indica en procedimientos quirúrgicos y obstétricos que incluyen periné y distribuciones sacras, como la región anorrectal. La anestesia caudal es particularmente apropiada para la cirugía anal, puesto que estas operaciones se practican con el paciente en posición prona y se puede lograr una anestesia sensitiva densa en los dermatomas sacros con una propagación proximal limitada. El procedimiento es técnicamente más fácil en los niños, puesto que el hiato sacro se identifica fácilmente y el ligamento sacrococcígeo no suele tener calcificaciones ni enfermedades articulares degenerativas. Es más ampliamente usada que la anestesia epidural lumbar o espinal en los niños; está indicada en intervenciones quirúrgicas u obstétricas de las zonas perineal y sacra (figura 9–1).20–21 Indicaciones Este tipo de bloqueo se puede realizar bajo anestesia general en plano superficial, o utilizado como técnica anestésica única. 1. Quirúrgicas: S Cirugía en las regiones inguinal, pélvica y urogenital. S Cirugía ortopédica en las extremidades inferiores. S Cirugía anal, rectal o perineal. S Pacientes con enfermedad pulmonar. 2. Para el tratamiento del dolor: S Agudo. S Crónico. S Intraoperatorio. S Posoperatorio inmediato y tardío. 176 El ABC de la anestesia (Capítulo 9) Base del sacro Ligamento entre las astas Cresta media Disco intervertebral Ligamento sacrococcígeo lateral Ligamento sacrococcígeo dorsal superficial Hiato sacro Lámina ventra Vértice del sacro (S5) Ligamento sacrococcígeo dorsal profundo Astas del sacro Vértice del cóxis Figura 9–1. Anatomía del hueso sacro. Contraindicaciones Las contraindicaciones de la anestesia caudal son las mismas que las de cualquier bloqueo central. Además, debido a la proximidad con la región perianal, las infecciones cutánea o subcutánea se deben excluir cuidadosamente; aun una sospecha de infección es contraindicación absoluta de anestesia caudal. La presencia de úlceras sacras por decúbito también es una fuerte contraindicación de la anestesia caudal, debido a que el riesgo de inyectar bacterias en el interior del sistema nervioso central sería inaceptablemente alto (cuadro 9–8). BLOQUEO MIXTO En las últimas dos décadas ha habido un interés cada vez mayor sobre el uso de técnicas de anestesia regional para Cuadro 9–8. Contraindicaciones del bloqueo caudal 1. 2. 3. 4. 5. 6. Enfermedades del sistema nervioso central Mielomeningocele Enfermedad nerviosa o degenerativa de médula espinal Cirugías previas de la columna vertebral Deformidades de la columna vertebral Niños en muy malas condiciones físicas por la patología que padecen cirugía y manejo del dolor. La tecnología ha sido empleada para el desarrollo de fármacos, agujas y catéteres que proveen calidad y seguridad en anestesia regional. La técnica mixta fue introducida a partir de la década de 1980.1–3 Un bloqueo sensorial de T4–S5 es necesario para llevar a cabo una cesárea. El bloqueo subaracnoideo se ha asociado con efectos colaterales adversos, como hipotensión materna, cefalea pospunción y alteraciones del flujo uteroplacentario, entre otros. Sin embargo, la introducción de agujas espinales con punta lápiz ha incrementado el uso de esta técnica en las cesáreas. Hoy en día la mayoría de los autores prefieren el uso de bupivacaína hiperbárica a 0.5% en rango de dosis de 10 a 15 mg intratecalmente, además del uso profiláctico de vasopresores tipo efedrina (15 mg) para prevenir la hipotensión, además de la infusión de 500 a 1 000 mL de solución de Hartmann.9–12 La modalidad en analgesia peridural para control del dolor ha sido revolucionada con el uso de opioides. Los receptores opioides, localizados en el asta dorsal de la médula espinal, tienen efectos presinápticos y postsinápticos, así como de modulación nociceptiva. Un bloqueo mixto consiste en el uso combinado de las técnicas epidural y espinal, ya sea para mantenimiento del procedimiento quirúrgico o para el control del dolor posoperatorio mediante un catéter. Las indicaciones y contraindicaciones, así como las complicaciones de esta técnica son las mismas descritas para cualquiera de las técnicas antes mencionadas (epidural y espinal).22–24 Técnicas anestésicas BLOQUEO DE NERVIOS PERIFÉRICOS La anestesia regional para la cirugía de las extremidades no es una idea nueva. A finales del siglo pasado se practicaban amputaciones de los miembros después de la exposición quirúrgica del plexo braquial o de los nervios femorales y ciáticos, así como la aplicación de cocaína. Con los grandes adelantos en las técnicas de la anestesia general durante la primera mitad de este siglo disminuyó el entusiasmo por la anestesia regional. El resurgimiento subsecuente de su popularidad se debe indudablemente a nuevos anestésicos locales, a la mejoría en el equipo de bloqueos y a la proliferación de los programas de residencia en anestesia. La cruda realidad de la guerra ha restablecido la seguridad y eficacia de la anestesia regional para heridos en combate. Las técnicas continuadas para la combinación de anestesia operatoria y analgesia posoperatoria, los nuevos anestésicos locales y la posibilidad de agentes de actividad ultraprolongada presentan desafíos para el siglo XXI, sobre todo en pacientes oncológicos, en los cuales la mejoría de la calidad de vida puede llegar a límites desconocidos. Hay muchas formas de practicar bloqueos periféricos; éstas incluyen localización anatómica, bloqueo del campo, producción de parestesias, técnica de vaina perivascular, colocación transarterial y uso de un estimulador de nervios.2,5,25 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Tipos de bloqueos 1. Bloqueo somático de la extremidad superior: S Bloqueo del plexo interescalénico braquial. S Bloqueo supraclavicular del plexo braquial (subclavio). S Bloqueo infraclavicular del plexo braquial. S Bloqueo axilar. S Bloqueo de nervios periféricos. S Nervios intercostohumeral y braquial cutáneo interno. S Nervio musculocutáneo. S Nervio mediano. S Nervio cubital. S Nervios digitales. S Anestesia regional intravenosa del brazo (bloqueo de Bier). 2. Bloqueo somático de la extremidad inferior: S Bloqueo del obturador. S Bloqueo del femorocutáneo. S Bloqueo del nervio ciático. 177 S Bloqueo del tobillo. S Anestesia regional intravenosa de la extremidad inferior (bloqueo de Bier). 3. Bloqueo somático troncular: S Bloqueo del plexo cervical superficial. S Bloqueos intercostales. S Bloqueo paravertebral torácico. S Bloqueo de los nervios inguinales.2,5,25 TÉCNICA DE SEDACIÓN La sedación consciente es el estado en el cual el paciente tolera estímulos nocivos mientras respira con normalidad, abre los ojos tras órdenes verbales, mantiene la estabilidad hemodinámica y mantiene intactos los reflejos de las vías aéreas superiores que evitan la aspiración y la obstrucción de la vía aérea. Estas características definen la sedación ideal para los procedimientos quirúrgicos; sin embargo, en el paciente con reanimación esta definición no siempre es aplicable, ya que los estímulos que reciben estos enfermos son menos predecibles que los quirúrgicos, y las alteraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas hacen imprecisa la relación dosis– respuesta a nivel de la acción de los fármacos sobre el sistema nervioso central. La sedación no es homogénea para todos los pacientes, ni siquiera para el mismo paciente durante un procedimiento determinado, por lo que es necesario individualizar el tratamiento en función de las circunstancias que condicionan su estado y en función de situaciones puntuales durante su evolución. Es importante insistir en el carácter empírico de la sedación y en la necesidad de su ajuste periódico, debido a la gran variabilidad individual e interindividual de las respuestas. Un individuo bajo sedación puede tener alterados los parámetros fisiológicos y metabólicos, lo que afecta a la distribución y dosificación de los fármacos administrados para la sedación. Las causas más frecuentes de estas alteraciones son la disfunción de uno o varios órganos y la administración de otros fármacos, que da lugar a interacciones entre ellos, modificando sus efectos. Pueden existir modificaciones en la concentración de un fármaco, las cuales están en relación con el índice absorción/administración, la cantidad de fármaco administrada, el volumen de distribución y el proceso de eliminación o aclaramiento. La forma de administración más frecuente es la perfusión continua, en ocasiones precedida por un bolo si se desea obtener un comienzo de acción rápido; este 178 El ABC de la anestesia bolo inicial se debe administrar con precaución en el caso de los fármacos empleados en sedación y con efectos depresores respiratorios o cardiovasculares, por el estado de respiración espontánea que en general presentan los pacientes.2,5 Monitoreo del nivel de sedación La utilización de cualquier agente farmacológico implica el control de su dosificación, de su acción, de sus efectos secundarios y de la tolerancia del paciente. La escala ideal que determine con precisión el nivel de sedación de un paciente no existe. Los métodos sofisticados, como el monitoreo continuo del electroencefalograma (EEG), la contracción del esfínter esofágico inferior o el electromiograma (EMG) frontal, no están disponibles en la práctica ni han mostrado mayor utilidad que las sencillas escalas de sedación; la determinación de niveles plasmáticos de los fármacos administrados tampoco proporciona una información totalmente fiable en el paciente de reanimación, ya que la variabilidad es muy amplia y no existe relación entre las tasas sanguíneas y el nivel de sedación. En la actualidad la evaluación del nivel de sedación se sigue realizando en su mayoría mediante la aplicación de la escala de Ramsay u otras similares. La aparición más reciente del índice biespectral (BIS) ha proporcionado un método objetivo de monitoreo de la profundidad de la sedación con buena correlación clínica, en comparación con las escalas clásicas. Escalas de sedación La escala más utilizada como indicador de la profundidad de sedación es la de Ramsay, la cual valora objetivos visualmente identificables. Escala de sedación de Ramsay Otra escala que ha mostrado utilidad, aunque de uso menos extendido que la anterior, es la escala de coma de Glasgow (ECG) modificada por Cook y Palma, basada en la mejor respuesta al estímulo en los pacientes intubados y sedados (cuadro 9–9). Combinando las puntuaciones obtenidas con ambas escalas se pueden considerar cuatro niveles de sedación: 1. 2. 3. 4. Óptima: Ramsay 3 y ECG entre 11 y 12. Adecuada: Ramsay 2 a 4 y ECG entre 8 y 13. Insuficiente: Ramsay 1 y ECG mayor o igual a 14. Excesiva: Ramsay 5–6 y ECG entre 4 y 7. (Capítulo 9) Cuadro 9–9. Escala de coma de Glasgow modificada por Cook y Palma Apertura de los ojos Espontáneamente A órdenes verbales Al dolor Ninguna Respuesta motora Obedece órdenes Movimientos con propósito Flexión sin propósito Extensión sin propósito Ninguna Tos Fuerte y espontánea Débil y espontánea Sólo durante la aspiración Ninguna Respiración Obedece órdenes Espontánea (paciente intubado) SIMV/dispara el trigger Respiración desacoplada del ventilador Ningún esfuerzo respiratorio 4 3 2 1 5 4 3 2 1 4 3 2 1 5 4 3 2 1 Esta valoración de puntuaciones se basa en la experiencia de diversos autores y establece un nivel de sedación adecuado como recomendación general. En la práctica diaria el nivel de sedación deseado para cada paciente se debe ajustar e individualizar a criterio del clínico. El sistema de clasificación o método subjetivo más empleado es la escala de Ramsay, porque es la más fácil de usar; se recomienda para la práctica clínica diaria, mientras que la escala de Glasgow–Cook se recomienda además para investigación, por ser más completa y reproducible. De las otras escalas existentes, la más utilizada en recientes trabajos de investigación es la Modified Observer’s Assessment of Alertness/Sedation Scale (MOAA/SS) (cuadro 9–10). La aparición del BISR ha modificado esta circunstancia, ya que se trata de un sistema de fácil empleo clínico e interpretación, con una buena correlación con las escalas subjetivas de sedación, según los trabajos que comparan ambos métodos de medición. Asimismo, los potenciales evocados auditivos se acaban de incorporar a los métodos de monitoreo de la profundidad anestésica con la aparición del monitor AEP A–lineR, que es un sistema que utiliza la extracción rápida del potencial evocado auditivo (PEA) para medir el nivel de conciencia del paciente sometido a anestesia general. Los PEA se han destacado del resto de los potenciales evocados somatosensoriales en el terreno de la investigación en anestesia, basándose en que tras la administración de un fármaco hipnótico se produce un descen- Técnicas anestésicas Cuadro 9–10. Escala de sedación MOAA/SS Signo Grado Despierto Sedado; obedece una orden compleja No responde a la orden verbal, pero sí al estímulo No responde al estímulo superficial No responde al estímulo intenso 5 4 3 2 1 so en la actividad corticomesencefálica dependiente de la dosis, en cuya secuencia el último sentido en desaparecer es el auditivo. Es de esperar que en el futuro este nuevo sistema pueda ser validado para la medición del nivel de sedación en el paciente de reanimación. 179 ondas, los potenciales evocados del tronco encefálico, los de latencia larga originados en la corteza y los potenciales evocados de latencia media (PEALM), que tienen su origen en el área auditiva de la corteza cerebral. Los dos primeros no son útiles para monitorear la anestesia; sin embargo, diversos estudios han demostrado la existencia de una correlación entre los cambios de morfología de los PEALM y la profundidad de la hipnosis. Para poder cuantificar de forma sencilla la profundidad de la hipnosis los PEALM se han transformado en un índice numérico validado en diversos estudios, denominado índice de profundidad hipnótica (IPH). El IPH ha demostrado una buena discriminación entre los pacientes despiertos (IPH > 60) y anestesiados (IPH < 38). En el rango de valores entre 60 y 38 el paciente se encuentra con distintos grados de sedación.2,5,26,27 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Índice biespectral El BIS se ha definido mediante el análisis biespectral del EEG de más de 2 000 pacientes durante diferentes tipos de anestesia general (isoflurano, propofol, midazolam y tiopental, suplementado con opiáceos y óxido nitroso). El análisis biespectral es un método matemático que permite estudiar los trenes de ondas de la señal del EEG, a través de las posibles interacciones entre las diferentes ondas sinusoidales. Para definir el índice BIS el sistema utiliza tanto los coeficientes biespectrales como la tasa de brotes de supresión de la señal del EEG. Con los registros de una gran cantidad de pacientes despiertos y anestesiados, asociados con signos clínicos y datos farmacocinéticos, se han realizado análisis multivariantes que han permitido desarrollar un algoritmo que define el índice BIS. Este índice tiene una buena correlación con la profundidad hipnótica. El BIS ha demostrado una buena discriminación entre los pacientes despiertos (BIS > 90) y los anestesiados (BIS < 60). En el rango de valores entre 60 y 90 el paciente se encuentra con distintos grados de sedación. Singh estima que durante la sedación con propofol los valores de BIS se deben mantener por encima de 75 para evitar obstrucción de la vía aérea e hipoxia. Potenciales evocados auditivos Es un sistema de monitoreo basado, al igual que el BIS, en el análisis matemático computarizado de señales bioeléctricas que permite la interpretación en un tiempo casi real de distintas ondas del EEG. Los potenciales evocados auditivos (PEA) son la respuesta del EEG a un estímulo acústico. Cada estímulo acústico genera una secuencia de diferentes ondas de PEA; hay tres tipos de ANESTESIA REGIONAL INTRAVENOSA O BLOQUEO DE BIER En 1908 Augusto Bier realizó una descripción de la técnica al referirse a la anestesia regional intravenosa: “...después de exanguinar el brazo afectado se coloca un torniquete neumático a cuatro dedos por encima de la articulación del codo y se expone la vena mediana, la cual se canula, y se administran 100 cm3 de novocaína a 0.25%...”. Se puede observar que las modificaciones que ha sufrido esta técnica son mínimas, a pesar de haber transcurrido casi 100 años de esta genial descripción. El desarrollo de nuevas técnicas y materiales para la terapia intravenosa, el descubrimiento de nuevos anestésicos locales, el monitoreo que permite la detección temprana de alteraciones que son potencialmente fatales y el conocimiento de la patología secundaria al uso inapropiado del torniquete neumático han permitido enmarcar a esta técnica como un procedimiento cada vez más seguro. Creemos que la enseñanza de esta técnica no ha sido lo suficientemente abordada, quizá por los justificados temores a los efectos colaterales graves, tales como la asistolia y la metahemoglobinemia, por lo que ha sido relegada.28–30 La anestesia regional intravenosa, o bloqueo de Bier, es una técnica regional que utiliza las venas para distribuir la solución anestésica. Se puede utilizar en las extremidades superior e inferior, con un doble mango en la parte proximal de la extremidad. Los pasos a seguir son los siguientes: 1. Canulación de una vena lo más distal posible. 180 El ABC de la anestesia (Capítulo 9) Cuadro 9–11. Clasificación de los anestésicos locales Tipo éster Cocaína Benzocaína Procaína Tetracaína 2–cloroprocaína Tipo amida Lidocaína Mepivacaína Prilocaína Bupivacaína Etidocaína Ropivacaína 2. Vaciamiento de la extremidad para dejarla sin sangre; para ello se utiliza una venda elástica. 3. Inflamiento del manguito más proximal, para evitar que la extremidad se vuelva a llenar de sangre. 4. Administración de la solución anestésica a través de la cánula venosa; en general se utilizan de 30 a 40 mL de lidocaína a 0.5%. 5. Retiro de la cánula venosa. 6. Inflamiento del manguito más distal si el proximal produce dolor.28–30 Anestesia local Los anestésicos locales son fármacos que, aplicados en concentración suficiente en su lugar de acción, impiden la conducción de impulsos eléctricos por las membranas del nervio y el músculo de forma transitoria y predecible, originando la pérdida de sensibilidad en una zona del cuerpo (cuadro 9–11). ANESTESIA LOCAL Y BLOQUEO DE CAMPO31–34 tre las aplicaciones en cirugía se destacan los siguientes campos: S En cirugía estética (orejas, párpados, liposucciones, estiramientos de cara, rinoplastias e incluso reducciones de mama). S En las urgencias se halla únicamente limitada por la extensión de las lesiones, por lo que es óptima su utilización para lavado, desbridamiento y sutura de heridas, reducción e inmovilización de fracturas, y colocación de yesos. S En la extirpación y reconstrucción de una gran parte de los tumores de partes blandas. Igual que en todas las técnicas, existen desventajas; la más frecuente es la falla para producir una anestesia completa en el área a ser tratada, lo cual se puede deber a la utilización de una concentración inadecuada de anestésico, al insuficiente volumen de anestesia que no alcanzó a bañar todos los troncos nerviosos, a la existencia de elementos anatómicos propios del paciente (tabiques, cicatrices, etc.) —que no permiten que el anestésico local se distribuya adecuadamente— y a la inadecuada colocación de la aguja al inyectar el fármaco. Estos fenómenos están directamente relacionados con las habilidades y la experiencia del médico, quien debe conocer a la perfección la técnica que está utilizando. Otro inconveniente es que algunos pacientes no soportan estar despiertos y notar o escuchar nada de la intervención. Esto hay que detectarlo antes de la intervención, pues operar a un paciente no colaborador llevará a situaciones incómodas y peligrosas. Es poco frecuente, pero se puede ocasionar una lesión nerviosa, que aunque no suele dejar una pérdida total de la función nerviosa, el daño podría ser irreversible al inyectar el anestésico en el tronco nervioso. lnfiltración local Los anestésicos locales son fármacos que bloquean la conducción nerviosa. Cuando se ponen en contacto con un tronco nervioso pueden causar parálisis sensitiva y motora en el área inervada, y cuando se inyectan en la piel impiden la generación y transmisión de los impulsos sensitivos. Todo ello ocurre de una manera reversible, con preservación de la estructura y función de los nervios y la piel. Debido a estas características la anestesia local se utiliza cada vez con más frecuencia, sobre todo en la cirugía ambulatoria, en la que se necesita la aplicación de técnicas anestésicas que faciliten la recuperación y la deambulación temprana del paciente. En- Se considera como infiltración local a la administración del anestésico en el sitio donde se va a realizar la intervención, por ejemplo, en los bordes de una cicatriz antes de corregirla. Esta inyección se efectúa en tejidos superficiales de la dermis y la subdermis, por lo que es poco frecuente observar complicaciones severas; generalmente se realiza con gran seguridad. Puesto que no se espera encontrar troncos vasculonerviosos, la técnica se puede realizar con seguridad. El procedimiento se inicia con un habón intradérmico con una aguja de muy pequeño calibre y bisel hacia abajo, puesto que debido a la rica inervación de la dermis suele Técnicas anestésicas presentarse dolor, el cual se puede disminuir mediante maniobras de contraestimulación en la misma zona, sea mediante presión continua, percusión o aplicación de frío local. A partir de este habón inicial se realiza la infiltración a medida que avanza la aguja. Bloqueo de campo A diferencia de la infiltración local, el bloqueo de campo no pretende depositar el anestésico sobre los tejidos a intervenir, sino rodearlos de una barrera que bloquee la transmisión de los impulsos generados en el tejido intervenido. De esta forma se trata de practicar una inyección de solución anestésica en los tejidos circundantes a la lesión, a través de los cuales le llega la inervación. Al igual que en el bloqueo local, es muy im- 181 portante considerar la cantidad total de fármaco inyectado, pues de otro modo suele sobrepasarse fácilmente el límite de concentraciones tóxicas en sangre. Este tipo de bloqueo se practica para el tratamiento quirúrgico de lesiones superficiales de la piel; la inyección se realiza a través de habones intradérmicos, de preferencia con una aguja larga, con el fin de disminuir el número de punciones. No se realiza esfuerzo alguno al bloquear selectivamente los nervios, ya que ellos estarán contenidos en los tejidos de la zona que se inyecta. Se utiliza la técnica “geométrica” de infiltración, que consiste en circundar el sitio operatorio con una figura geométrica (rombo) construida por líneas de anestésico local depositado subcutáneamente; después de haber insertado la aguja, se inyecta a lo largo de las líneas imaginarias que componen el rombo. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. REFERENCIAS 1. Clergue F, Auroy Y, Pequignot F, Jougla E, Lienhart A et al.: French survey of anesthesia in 1996. Anesthesiology 1999;91(5):1509–1520. 2. Miller et al.: Anestesia. 4ª ed. Harcourt Brace, 1998. 3. Calverley RK: An early ether vaporizer designed. A treasure of the wood library–museum of anesthesiology. En: Fink BR, Morris LE, Stephen CR (eds.): The history of anesthesia. Illinois, Wood Library–Museum, 1992:91. 4. González IJ: Historia de la anestesia. 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Capítulo 10 Manejo de la vía aérea Juan Pablo Camacho Montoya, José Luis García Flores ANATOMÍA DE LA VÍA AÉREA plano sagital en sentido caudomedial a las órbitas, caudales a la fosa craneal anterior y craneales a la cavidad bucal, de contorno rectangular, con una altura media de 4.5 cm y una longitud de 7 cm.29 Las cavidades nasales son perforadas por las narinas anteriormente y se abren a la nasofaringe por las coanas. La cavidad nasal está tapizada por mucosa, excepto en el vestíbulo; tiene comunicación con la nasofaringe en la cara posterior, los senos paranasales en la superior y lateral, el saco lacrimal y la conjuntiva de la órbita. Los dos tercios inferiores de la mucosa nasal se denominan área respiratoria y el tercio superior área olfatoria. La pared lateral es irregular, debido a la presencia de tres relieves longitudinales enrollados que se denominan cornetes (superior, medio e inferior); asimismo, se forman entre los cornetes unas vías de paso del aire conocidas como meatos (superior, medio e inferior), el espacio posterosuperior al cornete superior, al que se abre el seno esfenoidal se denomina receso esfenoetmoidal.47 La mucosa de las cavidades nasales es ricamente vascularizada por ramas que proceden de la arteria esfenopalatina, terminal de las arterias maxilar y etmoidal anterior (esta última es colateral de la oftálmica). La maxilar y la etmoidal anterior (y otras secundarias) tienen una rama septal y se anastomosan entre sí formando el plexo de Kiesselbach. Las venas forman plexos satélites de las arterias y la linfa drena en los linfonodos de la cadena yugular y los retrofaríngeos. La nariz es irrigada por las arterias facial y angular (terminal de la oftálmica), que se anastomosan entre sí a la altura del surco nasopalpebral; la circulación de retorno se efectúa por venas satélites, mientras que su linfa drena en los ganglios parotídeos y submaxilares.29 El aparato respiratorio está formado en general por una serie de ductos que llevan el aire hasta el sitio en que tiene lugar el intercambio de gases, lo cual se conoce como hematosis. De manera informal, esta serie de ductos se dividen en vías aéreas superiores e inferiores, teniendo como límite entre ambas el cartílago cricoides.29 En este capítulo se centra la atención en las vías aéreas superiores, para desglosar posteriormente el manejo de las mismas, tanto en situaciones normales como especiales, con todo lo que ello implica. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Vía aérea superior Comprende desde las cavidades nasales hasta la laringe.29 La nariz es la porción superior del tracto respiratorio y contiene el órgano periférico del olfato. El tabique nasal divide la narina izquierda de la derecha y éstas a su vez se dividen en área olfatoria y área respiratoria.47 El tamaño y la forma de la nariz es sumamente variable, debido fundamentalmente a diferencias en los cartílagos nasales y en la profundidad de la glabela; desde el punto de vista geométrico, es una pirámide cuyo vértice superior se une por debajo de la frente y en su base cuenta con dos aperturas denominadas narinas, separadas entre sí por el tabique nasal y limitadas lateralmente por el ala de la nariz. La cavidad nasal ocupa el centro del macizo facial y está dividida por el septo en dos cavidades anfractuosas: las cavidades nasales, que están situadas a los lados del 183 184 El ABC de la anestesia La inervación sensitiva de las cavidades nasales es proporcionada por múltiples ramas de los nervios oftálmico y maxilar. La inervación parasimpática autónoma procede de manera principal del ganglio pterigopalatino, en tanto que la simpática llega por el plexo carotídeo externo, que transcurre en la adventicia arterial. Las máculas olfatorias (en la parte alta de la mucosa del septo u en la pared lateral) son asiento de células bipolares, cuyas dendritas reciben los impulsos olfativos, en tanto que los axones van al bulbo y el tracto olfatorios para originar el primer par craneal. La inervación motora (músculos cutáneos) de la nariz procede del nervio facial y la sensitiva del oftálmico y del maxilar; las dos últimas son ramas del trigémino.29 Las funciones de la nariz y de las cavidades nasales comprenden el olfato, la respiración, la filtración de polvo, la humidificación y calentamiento del aire inspirado y la recepción de secreciones de los senos paranasales y de los conductos nasolacrimales; el moco nasal desempeña, gracias a su poder bactericida, una importante función de defensa contra las infecciones.29,47 Senos paranasales Con este nombre se conocen en forma genérica una serie de oquedades excavadas en el esqueleto de la cara y en general a los lados de las cavidades nasales (en las que desemboca de manera directa o indirecta). La función de los senos paranasales es un poco incierta y su presencia contribuye a la fisonomía; dichos senos están poco desarrollados en el niño y alcanzan su mayor tamaño hasta la pubertad. Por su situación topográfica, los senos se dividen en cuatro grupos: central o etmoidal, caudal o maxilar, craneal o frontal, y dorsal o esfenoidal; el grupo central está formado en realidad por varias células, en tanto que los demás tienen individualidad anatómica. En general, lo explicado acerca de la irrigación y la inervación de la nariz y las cavidades nasales también se aplica a los senos paranasales.29 Faringe Es un órgano musculomembranoso que, desde el punto de vista anatomofuncional, constituye una especie de encrucijada entre los aparatos digestivo y respiratorio. Su forma general es la de un canal de dirección vertical, con apertura ventral.29 La faringe se encuentra detrás de las cavidades nasal y oral, y de la laringe; transporta el alimento hasta el esófago y el aire hasta la laringe y los pulmones. Para mayor comodidad, la faringe se divide en tres porciones: la nasofaringe, posterior a la nariz y superior al paladar blando; la orofaringe, posterior a la (Capítulo 10) boca; y la laringofaringe, posterior a la laringe. La faringe, que mide aproximadamente 15 cm de longitud, se extiende desde la base del cráneo hasta el borde inferior del cartílago cricoides por delante y hasta el borde inferior de la vértebra C6 por detrás; este órgano es más ancho (cerca de 5 cm) enfrente del hueso hioides y más estrecho (alrededor de 1.5 cm) en su extremo inferior; la porción posterior de la faringe se apoya en la fascia prevertebral, quedando el espacio retrofaríngeo entre ambas. La pared faríngea se compone de cinco capas que, desde el plano interno hasta el externo, comprende una membrana mucosa, una membrana submucosa, una capa fibrosa que forma la fascia faringobasilar, una capa muscular compuesta de fibras longitudinales internas y fibras circulares externas, y una capa de tejido conjuntivo laxo que forma la fascia bucofaríngea; esta fascia contiene el plexo de nervios y venas de la faringe. La musculatura faríngea consta de tres músculos constrictores o externos —constrictor superior, medio e inferior— y tres músculos elevadores o internos, que descienden de la apófisis estiloides (estilofaríngeo), la porción cartilaginosa de la trompa auditiva (salpingofaríngeo) y el paladar blando (palatofaríngeo).47 En estrecha relación con la capa muscular hay importantes vasos y nervios: el ramo interno del nervio laríngeo superior y la arteria laríngea superior, entre los músculos constrictores medio e inferior; y el nervio laríngeo recurrente (inferior) y la arteria laríngea inferior, entre el músculo constrictor inferior y las fibras esofágicas. Las arterias faríngea inferior y tiroidea superior, ramas de la carótida externa, irrigan la mayor parte del territorio faríngeo; mientras que la pterigopalatina, rama de la maxilar, y la palatina inferior, rama de la facial, contribuyen de manera accesoria. La circulación de retorno se inicia de tal modo que forma un rico plexo submucoso, el cual a su vez drena en un plexo perifaríngeo que da origen a las venas faríngeas, cuyo número, calibre y dirección son variables, pero todas son afluentes de la yugular interna. Según la parte de la faringe de que proceda, la linfa sigue casi siempre tres caminos: los vasos dorsocraneales van a los linfonodos retrofaríngeos y los yugulares altos; la linfa procedente de la pared lateral, incluida la de origen tonsilar, va a los linfonodos cervicales profundos; y la porción caudoventral drena en los linfonodos yugulares superiores y medios. La inervación de la faringe la proporcionan un gran número de nervios; las fibras sensitivas se integran al vago, al glosofaríngeo y al trigémino, las motoras proceden del accesorio y del glosofaríngeo, y las simpáticas proceden del ganglio cervical superior. De cualquier modo, a los músculos, la mucosa, los vasos y las glándulas faríngeas llegan las fibras procedentes del plexo faríngeo, las cua- Manejo de la vía aérea les guardan una estrecha relación con el músculo constrictor medio, en cuya formación intervienen principalmente los pares craneales IX y X, y el gran simpático.29 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Laringe Constituye el inicio del tronco del “árbol” respiratorio; además, es el órgano esencial de la fonación, aunque cabe aclarar que en él sólo se produce el sonido laríngeo y que la modulación de la voz se realiza conjuntamente con otras estructuras (lengua, carrillos, dientes, etc.).29 Aunque forma parte de la vía aérea, la laringe actúa normalmente como una válvula que impide el paso de los elementos deglutidos y de cuerpos extraños hacia el tracto respiratorio inferior. Está situada en la porción anterior del cuello, mide aproximadamente 5 cm de longitud en el varón adulto y se relaciona con los cuerpos de las vértebras C3 a C6 en el plano posterior. La laringe es más corta en las mujeres y los niños, y está situada en un plano más superior en el cuello. El esqueleto laríngeo se compone de nueve cartílagos unidos por diversos ligamentos y membranas; tres de ellos son impares (tiroides, cricoides y epiglotis) y los tres restantes son pares (aritenoides, corniculados y cuneiformes).47 Esta serie de cartílagos se encuentran unidos entre sí por articulaciones especiales y sujetas a la acción motora de los músculos propios del órgano.29 El cartílago tiroides es el mayor de los cartílagos y se compone de dos láminas cuadriláteras; los dos tercios de estas láminas se unen por delante en el plano medio formando una proyección subcutánea, denominada prominencia laríngea (manzana de Adán); el borde superior se inserta en el hueso hioides a través de la membrana tiroidea; en cada lámina se insertan el músculo constrictor inferior de la faringe y los músculos esternotiroideo y tirohioideo; las astas inferiores se articulan con el cartílago cricoides. El cartílago cricoides tiene la forma de un anillo de sello; aunque es más pequeño que el tiroides, es más grueso y robusto, y se inserta en el borde inferior del cartílago tiroides por los ligamentos cricotiroideos y la membrana cricotiroidea, y en el primer cartílago traqueal por el ligamento cricotraqueal; este cartílago representa el sitio más estrecho de la laringe en la etapa infantil.47 El cartílago epiglótico, que tiene forma de hoja, está situado detrás de la raíz de la lengua, a la que se une mediante los ligamentos glosoepiglóticos laterales y el ligamento glosoepiglótico medio, y detrás del hueso hioides y delante de la entrada de la laringe; su extremo superior queda libre y su extremo inferior se inserta en el ligamento tiroepiglótico; la cara anterior se inserta en el hueso hioides a través del ligamento hioepiglótico; la 185 porción inferior de la cara posterior, que se proyecta hacia la cara posterior, se conoce como tubérculo epiglótico.29,47 Los cartílagos aritenoides se articulan con las porciones laterales del borde superior de la lámina del cartílago cricoides; cada cartílago muestra un vértice superior, una apófisis vocal anterior y una apófisis muscular lateral; el pliegue epiglótico se inserta en el vértice, el ligamento vocal en la apófisis vocal y los músculos cricoaritenoideos posterior y lateral en la apófisis muscular. Los cartílagos corniculados y cuneiformes se encuentran en la porción posterior de los pliegues ariepiglóticos; se insertan en los vértices de los cartílagos aritenoides; los cartílagos cuneiformes se encuentran en los pliegues ariepiglóticos y se aproximan al tubérculo de la epiglotis cuando se cierra la entrada de la laringe durante la deglución.47 Algunos cartílagos laríngeos se articulan libremente y se mueven durante el habla; los cartílagos laríngeos se unen entre sí formando verdaderas articulaciones o bien una simple unión mediante ligamentos a distancia o indirectos; además, la laringe se une a estructuras vecinas a través de ligamentos extrínsecos.29,47 La articulación cricotiroidea es una pequeña sinovial plana, presenta movimientos de rotación alrededor de un eje transversal que une al centro de la articulación derecha con el de la izquierda. La articulación cricoaritenoidea también es plana y tiene una pequeña sinovial y cápsula articular; presenta movimientos de rotación y deslizamiento provocando el acercamiento o alejamiento entre sí de los procesos vocales, estrechando o aumentando así la apertura de la glotis. Los ligamentos indirectos están conformados por el ligamento aritenoepiglótico, los haces ligamentosos craneal o ventricular (forma parte del pliegue vestibular), el caudal o vocal (forma parte del pliegue vocal), el cono elástico y el ligamento cricotiroideo. Los ligamentos extrínsecos son el glosoepiglótico, el hioepiglótico, la membrana tirohioidea y la membrana cricotraqueal. Los músculos de la laringe se clasifican en intrínsecos y extrínsecos; algunos de estos últimos se insertan en la laringe y actúan directamente sobre ella (como el constrictor inferior de la faringe, el esternotiroideo y el tirohioideo); otros, sin insertarse en la laringe, sólo actúan indirectamente y la elevan (suprahioideos) o participan en su descenso (omohioideo y esternohioideo). Los músculos intrínsecos, que manifiestan su acción sobre los pliegues vocales, se clasifican en abductores (separadores), que incluyen el cricoaritenoideo, y en aductores (aproximadores), que abarcan el cricotiroideo, el cricoaritenoideo lateral, el aritenoideo transverso, el aritenoideo oblicuo, el tiroaritenoideo y el músculo vocal.29 186 El ABC de la anestesia Configuración interna La laringe está dividida en tres compartimentos por los pliegues superior (cuerda vocal falsa) e inferior (cuerda vocal verdadera) de la membrana mucosa, situados a cada lado y denominados pliegues vestibulares; las tres porciones o pisos constituyen uno superior (vestíbulo), uno medio (glotis) —considerado la porción más estrecha de la laringe en el adulto— y otro inferior (cavidad infraglótica).29 Las arterias laríngeas superior e inferior irrigan a la laringe y son ramas de las arterias tiroideas superior e inferior, respectivamente, así como la rama laríngea posterior, que es rama de la tiroidea superior. La circulación de retorno se efectúa mediante venas satélites de las arterias mencionadas; la vena laríngea superior es afluente de la yugular interna y la laríngea inferior lo es del plexo tiroideo que, a su vez, es afluente de la vena braquiocefálica; la intrincada red linfática, que forma varios grupos que suelen acompañar a las venas, drenan en definitiva, aunque en diferentes alturas, los linfonodos de la cadena yugular.29,47 Los nervios laríngeos proceden de los ramos interno y externo del nervio laríngeo superior y del nervio laríngeo recurrente, que se originan en el nervio vago (X); todos los músculos intrínsecos de la laringe, excepto el músculo cricotiroideo, que está inervado por el nervio laríngeo externo, están inervados por el nervio laríngeo recurrente y por fibras procedentes del nervio accesorio (XI); la porción supraglótica de la mucosa laríngea está inervada por el nervio laríngeo interno, ramo del nervio laríngeo superior, mientras que la porción infraglótica está inervada por el nervio laríngeo recurrente.47 Vía aérea inferior Incluye desde la tráquea y los bronquios hasta los alveolos (sitio donde se efectúa la hematosis); estos últimos se encuentran en un órgano par especializado, que son los pulmones, los cuales están cubiertos por una membrana serosa, llamada pleura. Además, para la realización de los fenómenos respiratorios se requiere un elemento motor que permita la circulación del aire y de un armazón protector de los pulmones: los músculos respiratorios y el tórax óseo, respectivamente.29 En los temas a desarrollar en este capítulo se detallarán las características de las estructuras necesarias para algunos procedimientos en el manejo de la vía aérea, como por ejemplo en la fibrobroncoscopia. (Capítulo 10) EVALUACIÓN DE LA VÍA AÉREA La dificultad para establecer una vía aérea patente varía con factores individuales, entre ellos la anatomía. La identificación de las variables que puedan sugerir una vía aérea difícil es vital en la planeación del manejo anestésico, con el objetivo de poder realizar con seguridad la intubación endotraqueal y la ventilación.24 La valoración precisa preoperatoria puede reducir la incidencia de complicaciones anestésicas catastróficas al alertar al anestesiólogo a tomar medidas adicionales antes de la realización del procedimiento anestésico y al establecer una vía aérea artificial. Durante el periodo preanestésico pueden ser valorados diversos criterios clínicos, incluyendo la apertura oral, la clasificación de Mallampati, el movimiento de la cabeza y el cuello, la movilidad de la mandíbula, la distancia tiromentoniana, el peso corporal y el antecedente de intubación difícil.24 Clasificaciones predictivas de la vía aérea Clasificación de Mallampati Mallampati describió los signos en la examinación y los relacionó con la dificultad para la intubación.39 Correlacionó los grados de visualización de las estructuras orofaríngeas con la dificultad durante la laringoscopia rígida.42 En esta valoración se le solicitaba al paciente que abriera la boca, con apertura bucal y protrusión de la lengua máximas, para registrar la visibilidad de los pilares, el paladar blando y la úvula; con estos datos se clasificaba la vía aérea de la siguiente forma: S Clase 1: se visualizan el paladar blando, las fauces, la úvula y los pilares amigdalinos. S Clase 2: se visualizan el paladar blando, las fauces y los pilares, pero la úvula queda cubierta por la base de la lengua. S Clase 3: sólo se visualiza el paladar blando. El grado 3 podía predecir la dificultad para la visualización de la glotis con la laringoscopia directa.42 La clasificación original de Mallampati identificaba intubaciones difíciles con un alto nivel de precisión, con una sensibilidad de 50% y una especificidad de 100%.36,42 Samsoon y Young extendieron la exposición faríngea a una cuarta clase, modificando la clasificación de Manejo de la vía aérea A B C 187 D Figura 10–1. Clasificación de Mallampati modificada por Samsoon y Young. A, B, C y D. Corresponden a los grados I, II, III y IV, respectivamente. Tomado de Quesada JL, Martínez M, Galletti CL et al.: Vías respiratorias de difícil intubación. ORL–DIPS 2001;28(1):12–19. Mallampati.61 El sistema de cuatro categorías se utiliza comúnmente y se clasifica de la siguiente manera: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S Clase 1: se visualizan el paladar blando, las fauces, la úvula y los pilares amigdalinos. S Clase 2: se visualizan el paladar blando, las fauces y la úvula. S Clase 3: se visualizan únicamente el paladar blando y la base de la úvula. S Clase 4: no se puede visualizar el paladar blando (figura 10–1). Esta prueba se realiza con el paciente en posición sedente, con la cabeza extendida, efectuando fonación y con máxima apertura de la boca y protrusión de la lengua. Una modificación de la clasificación de Mallampati incluye la clase cero, propuesta por Ezri y col.26 La clase cero se define como la posibilidad de visualizar cualquier parte de la epiglotis con la apertura oral y la protrusión de la lengua; tiene una incidencia de 1.18% y ha sido propuesta como un excelente factor de predicción de laringoscopia fácil (figura 10–2).27 Utilizada por separado, la clasificación de Mallampati es insuficiente para predecir una vía aérea difícil36 y debe representar una parte de una valoración global de la vía aérea. Escala de Patil–Aldreti (distancia tiromentoniana) La distancia tiromentoniana o la línea tiromentoniana ha sido citada como un factor de predicción de vía aérea difícil.13 La línea tiromentoniana es la distancia entre el borde superior del cartílago tiroides y la punta de la mandíbula o mentón con la cabeza extendida y la boca cerrada.41 Existen tres clases según la distancia: S Clase I: más de 6.5 cm (laringoscopia e intubación traqueal sin dificultad). S Clase II: de 6 a 6.5 cm (laringoscopia e intubación con cierto grado de dificultad). S Clase III: menos de 6 cm (laringoscopia e intubación muy difíciles).60 La línea tiromentoniana también es la hipotenusa de un triángulo recto: el triángulo de Patil, utilizado para des- Figura 10–2. Clase cero propuesta para la clasificación de Mallampati. Tomado de Ezri T, Warters D, Szmuk P et al.: The incidence of class “zero” airway and the impact of Mallampati score, age, sex, and body mass index on prediction of laryngoscopy grade. Anesth Analg 2001;93:1073– 1075. 188 El ABC de la anestesia (Capítulo 10) Figura 10–4. Distancia tiromentoniana. Tomado de Ríos E, Reyes JL: Valor predictivo de las evaluaciones de la vía aérea difícil. Trauma 2005;8(3):63–70. Figura 10–3. Triángulo de Patil. Tomado de Mace S: Challenges and advances in intubation: airway evaluation and controversies with intubation. Emerg Med Clin N Am 2008; 26:977–1000. cribir las relaciones anatómicas del cuello. El eje del triángulo de Patil es la longitud de la mandíbula o el piso de la boca, que es una medida del espacio mandibular. La abscisa del triángulo es la distancia entre la base de la mandíbula y la parte superior de la laringe, que determina la posición de la laringe en relación con la longitud de la mandíbula o el piso de la boca. La longitud del eje oral es importante porque afecta la habilidad de exponer la glotis durante la laringoscopia. Con un eje oral corto, la laringe queda cubierta por la base de la lengua, lo que impide la visualización de la glotis. Por otro lado, un eje largo sitúa a la glotis fuera del campo de visualización (figura 10–3).41 La distancia tiromentoniana corta (v 6 cm) es un parámetro clínico sencillo que ha demostrado que tiene una relación con la laringoscopia y la intubación difíciles.54 Sin embargo, varios autores han cuestionado su valor como factor de predicción confiable para la laringoscopia difícil (figura 10–4).16,38 tiromentoniana, la prueba modificada de Mallampati, la distancia interincisiva y la protrusión de la mandíbula.62 En otro estudio, Ramadhani y col. reportaron una asociación significativa entre una distancia esternomentoniana de 13.5 cm o menos y una laringoscopia difícil.59 Una distancia menor de 12.5 cm se asocia con una intubación difícil, con un valor pronóstico positivo de 82% (figura 10–5).2 Distancia interincisiva (apertura bucal) La apertura oral (distancia entre los incisivos centrales mandibulares y maxilares) limitada a 3.5 cm o menos tiende a producir una laringoscopia más difícil.39 Se valora al paciente con la boca completamente abierta, y se mide la distancia entre los incisivos superiores y los inferiores. Si el paciente presenta adoncia, se mide la distancia entre las encías superior e inferior a nivel de la línea media. La clasificación es la siguiente: S S S S Clase I: más de 3 cm. Clase 2: de 2.6 a 3 cm. Clase 3: de 2.5 a 2 cm. Clase 4: menos de 2 cm (figura 10–6).60 Se ha demostrado que no existe una correlación entre la máxima distancia interincisiva y la dificultad para la Distancia esternomentoniana (prueba de Savva) La distancia esternomentoniana se mide desde el borde superior del manubrio esternal hasta la punta del mentón con la cabeza completamente extendida y la boca cerrada; depende de múltiples factores, incluyendo el grado de extensión del cuello.62 Savva y col. encontraron que la distancia esternomentoniana fue el factor determinante más sensible y específico de intubación difícil en un grupo de cinco pruebas para la valoración de la vía aérea, entre las que se encontraban la distancia Figura 10–5. Distancia esternomentoniana. Tomado de Ríos E, Reyes JL: Valor predictivo de las evaluaciones de la vía aérea difícil. Trauma 2005;8(3):63–70. Manejo de la vía aérea 189 Figura 10–7. Clasificación de Bellhouse–Dore. Tomado de Quesada JL, Martínez M, Galletti CL et al.: Vías respiratorias de difícil intubación. ORL–DIPS 2001;28(1):12–19. Figura 10–6. Distancia interincisiva. Tomado de Ríos E, Reyes JL: Valor predictivo de las evaluaciones de la vía aérea difícil. Trauma 2005;8(3):63–70. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. intubación cuando la distancia es mayor de 2 cm.62 De acuerdo con lo expuesto anteriormente, se ha sugerido que una distancia interincisiva menor de 2 cm se debe utilizar para predecir una intubación difícil.63 establecieron cuatro grados para predecir la intubación difícil: S S S S Grado 1: la movilidad es de al menos 35_. Grado 2: reducción de un tercio de la movilidad. Grado 3: reducción de la movilidad a la mitad. Grado 4: movilidad nula (figura 10–7).12 Los grados 3 y 4 predicen una intubación difícil.58 Clasificación de Bellhouse–Dore Clasificación de Cormack–Lehane Se refiere a los grados de movilidad de la articulación atlantooccipital.60 La capacidad de extensión completa es importante para alinear los ejes bucal, faríngeo y traqueal, y facilitar así la intubación traqueal. El adulto promedio extiende el cuello 35_ a nivel de la articulación atlantooccipital; este ángulo se mide con el paciente sentado y con la boca abierta, de forma que las caras oclusivas de los dientes superiores queden paralelas al suelo. Se extiende al máximo la articulación atlantooccipital con el resto de la columna recta conservando la boca abierta. El grado de extensión de la articulación se calcula por el ángulo formado entre la línea paralela a la nueva posición de la superficie oclusal de los dientes superiores y la línea de referencia.58 Bellhouse y Dore Expresa en grados la dificultad para visualizar la glotis con la laringoscopia directa.18 Se clasifica de la siguiente manera: A B S Grado 1: exposición de toda la glotis. S Grado 2: sólo es visible la parte posterior de la glotis (comisura posterior y aritenoides). S Grado 3: sólo es visible la epiglotis. S Grado 4: la epiglotis no es visible (figura 10–8). Los grados 3 y 4 son sugestivos de una laringoscopia difícil. El valor predictivo de esta escala ha sido cuestionado por varios autores. Yentis y col. evaluaron a 663 pacientes con la escala de Cormack–Lehane modificada C D Figura 10–8. Clasificación de Cormack–Lehane. A., B., C. y D. Corresponden a los grados I, II, III y IV, respectivamente. Tomado de Quesada JL, Martínez M, Galletti CL et al.: Vías respiratorias de difícil intubación. ORL–DIPS 2001;28(1):12–19. 190 El ABC de la anestesia (Capítulo 10) por ellos, en la que el grado 2 fue dividido en 2a y 2b, según las estructuras visualizadas. Estos autores encontraron que esta modificación fue de mayor utilidad que la clasificación original.74 Cook y col. realizaron un estudio para comparar la clasificación de Cormack–Lehane con una nueva clasificación propuesta por ellos en 500 pacientes.17 Esta clasificación califica la visualización de la vía aérea como fácil (E) si existe una completa observación de la glotis, restrictiva (R) cuando se observan las estructuras posteriores y la epiglotis puede ser levantada, y difícil (D) cuando no se observan estructuras laríngeas o la epiglotis no puede ser levantada, o ambas. Concluyeron que esta clasificación, a la que llamaron ERD, resultó más sensible y específica que la clasificación de Cormack– Lehane para predecir intubaciones fáciles y difíciles. Escala de POGO Se le conoce así por sus siglas en inglés (percentage of glottic opening) y sirve para valorar el porcentaje de apertura glótica. Esta escala reemplaza los grados 1 y 2 de la escala de Cormack–Lehane por grados de visualización glótica. Varía de 0%, si no hay apertura glótica, a 100%, si se observa completamente la glotis hasta la comisura anterior (figura 10–9).51 Permite realizar una diferenciación de rangos de visualización de la vía aérea, de corto a largo.41 Se correlaciona con el número de laringoscopias necesarias para la intubación.52 Valoración del 3–3–2 Evalúa el grado de apertura oral y el tamaño de la mandíbula en relación con la posición de la laringe en el cuello, como elementos que afectan la posibilidad de una intubación exitosa. El primer “3” representa el grado de apertura bucal, que normalmente debe ser de tres traveses de dedo como mínimo. El segundo “3” se refiere a la distancia entre la protuberancia del mentón y el hueso hioides, misma que debe permitir tres traveses de dedo (aproximadamente 5 cm) a lo largo del piso de la mandíbula. El segundo “3” es un índice de la habilidad del espacio mandibular para contener la lengua durante la laringoscopia. Si es menor de tres traveses de dedo, el espacio mandibular será muy pequeño para acomodar la lengua, lo cual dificulta la laringoscopia. Por otra parte, si el espacio es muy largo, existirá un eje oral alargado que alterará la visualización glótica.41 El “2” se refiere a la posición de la laringe en relación con la base de la lengua; dos traveses de dedo entre el hueso hioides y el borde superior del cartílago tiroides son ideales. Más de dos traveses de dedo implican que la laringe se localiza más allá de la base de la lengua, por lo que está fuera del campo de visualización de la laringoscopia. Las dimensiones menores de dos traveses de dedo indican una laringe anterior, situada por debajo de la base de la lengua, lo cual dificulta su exposición. Si no se cumple la regla del 3–3–2 no existe dificultad o imposibilidad para alinear los tres ejes (oral, faríngeo y traqueal) y, con ello, la intubación (figura 10–10).41 Comisura anterior B A Cuerda vocal Glotis 100% C Escotadura interaritenoidea Figura 10–9. Escala de POGO. Tomado de Mace S: Challenges and advances in intubation: airway evaluation and controversies with intubation. Emerg Med Clin N Am 2008; 26:977–1000. Figura 10–10. Valoración del 3–3–2. A. Apertura oral (tres traveses de dedo). B. Mentón y hueso hioides (tres traveses de dedo). C. Hueso hioides y cartílago tiroides (dos traveses de dedo). Tomado de Mace S: Challenges and advances in intubation: airway evaluation and controversies with intubation. Emerg Med Clin N Am 2008;26:977–1000. Manejo de la vía aérea Cuadro 10–1. Escala de Wilson Factor de riesgo Peso < 90 kg 90 a 110 kg > 90 kg Movimiento de cabeza y cuello > 90_ 90_ < 90_ Movimiento de la mandíbula [distancia interincisiva (DI), subluxación (SLux)] DI > 5 cm o SLux > 0 DI < 5 cm o SLux = 0 DI < 5 cm o SLux < 0 Mandíbula hundida Normal Moderado Severo Protrusión de la arcada dentaria maxilar Normal Moderado Severo Nivel de riesgo 0 1 2 0 1 2 0 1 2 0 1 2 0 1 2 Escala de Wilson E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Esta escala combina cinco características físicas para predecir una intubación difícil.2 Estas variables físicas incluyen el peso corporal, el movimiento de la cabeza y el cuello, el movimiento de la mandíbula (incluye la distancia interincisiva y la subluxación mandibular), la mandíbula hundida y la protrusión de la arcada dentaria maxilar. A cada apartado se le asigna un valor subjetivo del 0 al 2 (cuadro 10–1). Una suma total w 2 sugiere intubación difícil. Escala de protrusión de la mandíbula Fue propuesta por Calder y col. para evaluar el grado de protrusión máxima de la mandíbula.15 Se clasifica de la siguiente manera: S Clase A: los incisivos inferiores pueden ser protruidos por delante de los incisivos superiores. S Clase B: los incisivos inferiores coinciden en sus bordes con los superiores, pero no por delante. S Clase C: los incisivos inferiores no pueden ser protruidos al mismo nivel que los superiores. Es útil para predicción de una laringoscopia difícil.15 191 Criterios para valorar el riesgo de ventilación difícil con mascarilla facial Langeron y col. realizaron un estudio para evaluar los factores de riesgo que pudieran asociarse con dificultad para la ventilación con mascarilla facial.35 Reconocieron cinco criterios como factores independientes de riesgo para la ventilación difícil con mascarilla facial, los cuales incluyen: S S S S S La presencia de barba. Un índice de masa corporal mayor de 26 kg/m2. Presencia de edentulia. Edad mayor de 55 años. Historia de ronquidos. Los mismos autores encontraron que la presencia de dos de estos factores indicaba una alta probabilidad de ventilación difícil, con una sensibilidad de 0.72 y una especificidad de 0.73.35 MANEJO DE LA VÍA AÉREA El anestesiólogo, como especialista, desempeña un rol único en el cuidado de la salud de todo paciente que va a ser sometido a un acto quirúrgico. De tal manera que la responsabilidad fundamental de un anestesiólogo es mantener un adecuado intercambio gaseoso; para lograrlo es condición sine qua non la permeabilidad de la vía aérea durante la anestesia; en caso de perderla se deberá restablecer lo más pronto posible, antes de que el paciente sufra efectos adversos irreversibles. Una falla en la protección de la vía aérea durante más de cinco a ocho minutos podría dar como resultado desde un trauma de la vía aérea superior hasta la muerte.69 El control de la vía aérea es una intervención crítica cuando se enfrenta el mantenimiento de la vida de los pacientes, por lo que resulta esencial que los encargados de realizar esto conozcan tantas técnicas como sea posible para establecerlo.55 Aproximadamente 33% de todos los casos médico–legales de mala praxis anestesiológica están relacionados con complicaciones en el manejo de la vía aérea, de los cuales 85% conllevan a algún grado de daño cerebral o a la muerte.69 Factores de evaluación de la vía aérea Historia Antecedente de intubación difícil, de trauma dental en intubaciones previas y de traqueostomía (estenosis subglótica).23 192 El ABC de la anestesia Apertura oral Debe ser adecuada (3 cm o más) para permitir el uso del laringoscopio y la introducción del tubo endotraqueal; los pacientes con enfermedad o trismus de la articulación temporomandibular pueden estar incapacitados para abrir la boca extensamente.23 Clase de Mallampati Cuatro tipos de clase ya descritos:23 Distancia tiromentoniana. Distancia desde el mentón hasta la tiroides con extensión total del cuello; si el espacio es menor de 6 cm, el área para desplazar la lengua con el laringoscopio es más pequeño.23 Dientes. Los pacientes con edentulia casi siempre son más fáciles de intubar, pero más difíciles para ventilar con mascarilla facial; los pacientes con dientes en malas condiciones o muy prominentes pueden ser más difíciles de intubar.23 Lengua. Los pacientes con la lengua grande, inmóvil o edematosa pueden presentar dificultad para la intubación.23 Movilidad de la cabeza. La limitación de la extensión del cuello está relacionada con una escasa visión laríngea y dificultad para la intubación.23 Otros. Combinación de la clase de Mallampati y la distancia tiromentoniana; quizá los pacientes con Mallampati 3 o 4 y una distancia tiromentoniana menor de 7 cm son difíciles de intubar.23 Objetivos del manejo de la vía aérea23 a. Oxigenación. Es controlada por la FiO2; en la anestesia generalmente es de 0.25 (25%) a 1.0 (100%), de acuerdo con la mezcla que se realice con aire o N2O, para mantener una PaO2 de 100 a 150 mmHg. b. Ventilación. Puede ser espontánea, asistida o controlada manualmente o por medio de un ventilador automático. Se pueden utilizar entre 1 y 6 L por minuto de flujo de gas fresco, dependiendo del tipo de circuito. La ventilación se determina por dos parámetros: el volumen tidal (VT), o presión inspiratoria (PI), y la frecuencia respiratoria (FR), los cuales se ajustan de acuerdo con la ETCO2 o la PaCO2 mediante la siguiente fórmula: (Capítulo 10) c. Protección de la vía aérea. Protección de la aspiración del contenido gástrico para evitar la presencia de neumonitis química (especialmente determinada por un pH < 2.5 y un volumen del contenido > 25 mL). Posibles indicaciones para la intubación:23 S Aplicación de anestesia general. S Arresto respiratorio o cardiaco. S Insuficiencia respiratoria. S Hipoventilación/hipercarbia (PaO2 > 55 mmHg). S Hipoxemia refractaria. S Acidosis respiratoria. S Obstrucción de la vía aérea. S Escala de coma de Glasgow v 8. S Necesidad de apoyo ventilatorio prolongado. S Choque hipovolémico clases III o IV. S Trauma, lesiones en la cabeza o estado mental anormal. S Lesiones por inhalación con eritema o edema. S Necesidad de protección por riesgo de aspiración. Aunque se puede creer que el manejo de la vía aérea es sinónimo de intubación traqueal, algunas maniobras tan simples como administrar oxígeno, extender la cabeza sobre el cuello, luxar la mandíbula y usar correctamente las cánulas orales o nasales y la mascarilla facial son tan importantes como la intubación misma.48 Equipo para el manejo de la vía aérea Bolsa y mascarilla de ventilación Existen diversos modelos y tamaños de bolsas y mascarillas, cuyo empleo requiere destreza clínica. La bolsa para reanimación generalmente es autoinflable y con válvulas unidireccionales para la no reinhalación; se utiliza para ventilación con presión positiva y oxígeno a 100%; en anestesiología la bolsa autoinflable se sustituye por la bolsa reservorio y el circuito anestésico. Para ayudar a permeabilizar la vía aérea también existen cánulas orofaríngeas y nasofaríngeas de diferentes tamaños, para usar según la edad y las características físicas del paciente (figura 10–11).53 Equipo para intubación FR o VT o PI x CO 2 actual CO 2 objetivo = cantidad del parámetro a modificar En la práctica clínica se divide en equipo sistémico y equipo especial; el equipo mínimo sistémico consiste en Manejo de la vía aérea A B D 193 C E Figura 10–11. A. Bolsa autoinflable–mascarilla. B. Cánulas orofaríngeas. C. Cánulas nasofaríngeas. D. Circuito anestésico y bolsa reservorio. E. Mascarillas faciales. un laringoscopio, tubos endotraqueales, guías de tubos endotraqueales, conectores, adaptadores, conductores, fijadores de tubo endotraqueal, sondas de aspiración, jeringa para insuflar el globo de sonda, lubricante, anestésicos locales y pinzas de Magill. El equipo especial requiere instrumentos y técnicas para intubaciones especiales o difíciles; se cuenta con laringoscopios y hojas especiales, mascarillas especiales, broncoscopios de fibra óptica flexibles o rígidos, y una infinidad de dispositivos especiales que surgen día con día.53 El equipo especial de la vía aérea se tratará con más detalle en las siguientes secciones. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Laringoscopio Es un instrumento para visualizar la laringe; consiste en un mango metálico que lleva en su interior baterías para proporcionar energía para la luz, además de un sistema de articulación en el que se conecta la hoja del laringoscopio (existen diversos tipos de hojas para las diferentes condiciones).68 La hoja está compuesta por cinco partes: S Espátula: es la parte principal de la hoja; la parte del fondo hace contacto con la lengua y la parte de arriba mira hacia el techo. S Guía o escalón: se proyecta hacia arriba desde la hoja en dirección al techo. S Pestaña: se proyecta en sentido lateral a partir de la guía; la dirección puede ocurrir sobre la hoja, de modo que el área de corte transversal está abierta en parte o cerrada por completo, formando un tubo; de manera alternativa la pestaña se dobla apartándose de la hoja, lo cual se conoce como pestaña invertida. S Pico: es la punta de la hoja que se coloca sobre la vallécula (curva) o más allá de la epiglotis para elevarla directamente (recta). S Foco de iluminación: se encuentra cerca de la punta. El tamaño de la hoja incluye desde la más pequeña (No. 0) hasta la más grande (No. 4) y se dispone de cinco tamaños. Los tres tipos básicos de hojas son la curva (Macintosh), la recta (Jackson o Wisconsin) y la recta con punta curva (Miller); esta última existe en tamaño doble cero (No. 00) (figura 10–12).53 Se han diseñado laringoscopios con hojas especiales de acuerdo con problemas anatómicos; los principales son: S Con hoja de Polio: tiene un ángulo múltiple mayor de 110_; está complementada con el mango de Patil–Syracuse de 8 cm de ángulo ajustable a 180, 135, 90 y 45_. S Con hoja de McCoy con gozne a 25 mm de la punta de la hoja que se eleva para mejor visualización de la laringe. S Con hoja de Miller recta aplanada. S Con hoja de Bizarr–Guifrida (Macintosh con visión mejorada). 194 El ABC de la anestesia A (Capítulo 10) B C Figura 10–12. A. Hojas curvas y rectas. B. Intubación con hoja curva. C. Intubación con hoja recta. S Con hoja de Fink: tiene una curvatura y un borde distales dirigidos hacia delante. S Con hoja de Bainton: es recta y en sus últimos 7 cm es de forma tubular con el foco en su interior; su extremo distal está biselado con un ángulo de 60_, formando una apertura oval. S Con hoja de Heine: es recta con una pestaña pequeña curvada en su punta. S Con hoja de Bellhouse de pestaña invertida y escalón bajo con componente angulado que sirve como montura a un prisma que permite observar de manera indirecta las cuerdas vocales. Laringoscopio de Bullard Tiene una hoja rígida de forma anatómica, con una fuente de luz de fibra óptica; permite la laringoscopia sin necesidad de alinear los ejes anatómicos; del mango sale el brazo visual con pieza ocular donde se observan las diferentes estructuras anatómicas; se pueden adaptar en el mismo cámaras fotográficas o de video. Existe una modificación del Bullard que proporciona mayor espacio para facilitar la intubación (Augustine). Laringoscopio de Oxiscope Incorpora un tubo para la administración de oxígeno; y otros tantos más.53,68 Tubo endotraqueal Es un tubo que sirve para conducir gases y vapores anestésicos, así como gases respiratorios dentro y fuera de la tráquea; el bisel de la sonda se puede situar a la derecha o a la izquierda y sirve como cuña para pasar por las cuerdas vocales; el extremo con bisel sencillo se denomina punta de Maguill; cuando se encuentra un orificio en el lado opuesto al bisel se llama puente de Murphy. Los tubos constan de conector de 15 mm insertado para unirse al ventilador, a la máquina de anestesia, etc. Los tubos endotraqueales son actualmente de cloruro de po- livinilo (PVC); tienen una forma ligeramente curva para que sigan la curvatura boca–faringe–laringe y vienen en diferentes tamaños con marcas cada centímetro a partir de la punta; además, por lo general cuentan con una línea radioopaca a todo lo largo que los hace visibles a los rayos X. Existen tubos reforzados o anillados con globo o sin él, que evitan su oclusión; asimismo, existen tubos acodados o preformados, y últimamente tubos especiales para cirugía con láser que soportan el calor que se genera en estas cirugías.53,68 Los tamaños se miden en escala americana o francesa. La escala americana mide el diámetro interno del tubo endotraqueal señalada como ID a un lado del número del tubo y va desde 2.5 hasta 10 mm con incrementos de 0.5 mm. La escala francesa mide la circunferencia externa en milímetros y va de 10 a 40 con incrementos de dos en dos, señalados como Fr a un lado del número. Para convertir el calibre americano al francés se multiplica el calibre americano por cuatro y para convertir el calibre francés a la escala americana se divide entre cuatro. También existe la medición de los tubos de acuerdo con su diámetro externo, señalada como ED. Los tubos endotraqueales que se emplean en las diferentes edades se indican en el cuadro 10–2.53,68 Existen fórmulas para calcular el tamaño entre los 2 y los 10 años de edad, por ejemplo, edad más 20 (tamaño en escala francesa) o edad más 16 entre 4 (tamaño en escala americana).68 Las sondas para intubación nasal son 2 cm más largas que las orales; el DI es de 0.5 a 1.0 cm más pequeño; para su selección es importante el lado en que se encuentra el bisel. Una sonda con bisel izquierdo se introduce en la narina derecha, mientras que la sonda con bisel sobre el lado derecho se debe introducir en el orificio nasal izquierdo, lo cual permite deslizar el bisel sobre la porción plana del tabique nasal.53 Para el manejo preciso de la vía aérea es indispensable hacer hincapié en las diferencias existentes entre los pacientes pediátricos y los adultos (figura 10–13).23 Manejo de la vía aérea Cuadro 10–2. Comparación de las diferentes escalas y edades para determinar el calibre de las sondas endotraqueales Escala americana o inglesa (ID)mm Escala ED mm Escala francesa (Fr) 2.5 4.3 13 Prematuro 3.0 4.7 14 Prematuro 3.5 5.0 15 Recién nacido 4.0 5.3 16 Recién nacido 4.5 5.7 17 3 a 12 meses 5.0 6.0 18 1 a 3 años 5.5 6.3 19 4 a 5 años 5.5 6.7 20 5 a 6 años 6.0 7.0 21 6 a 7 años 6.5 7.7 22 7 a 8 años 7.0 8.0 23 8 a 9 años 195 MANEJO DE LA VÍA AÉREA EN SITUACIONES ESPECIALES Edad Traumatismo craneofacial 7.5 8.3 24 9 a 10 años 8.0 8.7 25 10 a 11 años 8.0 9.0 26 11 a 12 años 8.5 9.3 27 12 a 13 años 9.0 9.7 28 13 a 14 años 9.5 10.0 29 Fem. adulto 10.0 10.7 30 Masc. adulto 10.0 11.0 32 Masc. adulto La secuencia, por así llamarla, para realizar una intubación se describe en la figura 10–14.23 El manejo de la vía aérea en el paciente con trauma craneofacial siempre es un desafío. El trauma no sólo involucra directamente la vía aérea, sino que en múltiples ocasiones existen condiciones asociadas, como lesión cervical, estómago lleno, hipoxemia e intoxicación por etanol o algún fármaco.34 El traumatismo craneofacial rara vez compromete la vida, excepto en los casos en los que exista compromiso de la vía aérea o hemorragia severa.28 Las fracturas nasales, seguidas de las mandibulares, son las fracturas más frecuentes del tercio medial de la cara. Las fracturas clásicas del tercio medial fueron descritas por LeForte y se conocen como LeForte I, II y III. Se debe realizar un examen detallado en busca de factores que puedan condicionar obstrucción súbita o progresiva de la vía aérea, como inflamación de la lengua, la faringe, el paladar blando o el piso de la boca. Se debe verificar la habilidad del paciente para abrir la boca; en el caso de que exista algún impedimento para hacerlo se debe determinar si el problema es secundario a dolor o a una alteración mecánica. Finalmente se debe inspeccionar la cavidad oral para valorar la movilidad de la lengua, la ausencia de dientes y las posibles fuentes de hemorragia. No se debe administrar ningún fármaco que pueda ocasionar depresión respiratoria, ya que se puede incre- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Epiglotis (más flexible, en forma de “U”) Lengua Hueso hioides Vías respiratorias (más anterior y superior) Cuerdas vocales Cartílago tiroides Anillo cricoides (más estrecho) Tráquea Posterior (más flexible) Lengua Cono Anterior Epiglotis (corta) Hueso hioides Cuerdas vocales Cartílago tiroides Anillo cricoides Tráquea Posterior Figura 10–13. A. Anatomía de la vía aérea pediátrica. B. Anatomía de las vías aéreas de un adulto. Cilindro Anterior 196 El ABC de la anestesia A (Capítulo 10) B C Figura 10–14. A. Alineación de los ejes faríngeo y laríngeo. B. Laringoscopia. C. Intubación. mentar el grado de obstrucción de la vía aérea.57 El manejo de la vía aérea depende de las habilidades del anestesiólogo, de las características del traumatismo craneofacial y del escenario de emergencia. La comunicación con el cirujano es esencial para determinar la vía de intubación. Con frecuencia la intubación endotraqueal con inducción de secuencia rápida es el abordaje de elección. Otras opciones incluyen intubación despierto, inducción inhalatoria, intubación con fibroscopio (nasal u oral), traqueostomía con anestesia local y cricotirotomía.33 Si aún no se descarta una fractura en la base del cráneo, se contraindican la intubación nasotraqueal y la inserción de una sonda nasogástrica. Se debe contar con equipo disponible para intubación difícil. En ciertos abordajes quirúrgicos de la base del cráneo resultan inadecuadas las intubaciones nasotraqueal y orotraqueal.73 La intubación nasotraqueal puede condicionar riesgos en fracturas nasales y de la base del cráneo, mientras que la posición del tubo orotraqueal puede obstruir la visibilidad del campo quirúrgico en procedimientos quirúrgicos, como la osteotomía de mandíbula. En la reunión de la Sociedad Americana de Anestesiólogos (ASA) de 2003 Wilson presentó un algoritmo para el abordaje de la vía aérea en el trauma maxilofacial.73 Traumatismo cervical La estabilidad y las lesiones de la columna cervical, tanto superior como inferior, requieren un conocimiento extenso de distintas disciplinas, incluyendo la anatomía, los mecanismos de lesión, los aspectos radiográficos, la biomecánica y otros criterios que van más allá del enfoque que se pueda dar en esta revisión. Nos limitaremos a detallar únicamente los métodos de inmovilización de la columna cervical, así como los aspectos relacionados con la manipulación de la vía aérea y la laringoscopia. Técnicas para la inmovilización de la columna cervical La posición en la que la columna cervical debe permanecer, la “posición neutra”, no está bien establecida.71 Diversos autores han utilizado una serie de técnicas y dispositivos para estabilizar e inmovilizar la columna cervical lesionada con diferentes resultados.11,19,31,56 Inmovilización manual en línea Se conoce como MILI (manual in–line immobilization) y tiene el objetivo de aplicar suficiente fuerza en la cabeza y el cuello para limitar el movimiento que pudiera producirse durante las intervenciones médicas, particularmente la manipulación de la vía aérea. Es aplicada por un asistente que se coloca en la cabecera del paciente, quien debe permanecer en decúbito supino, con la cabeza y el cuello en posición neutra. El asistente toman la apófisis mastoides con la punta de los dedos y el occipucio entre las palmas si están en la cabecera del paciente; si se encuentra a un lado del paciente, toma el occipucio con las puntas de los dedos y la apófisis mastoides con las palmas. Una vez que se establece la inmovilización es posible retirar la porción anterior del collar cervical para facilitar las intervenciones de la vía aérea. Durante la laringoscopia, el asistente aplicará fuerzas de igual magnitud y en sentido opuesto a las generadas por la laringoscopia para mantener la cabeza y el cuello en posición neutra.71 Esta inmovilización es efectiva para disminuir el movimiento generalizado de la columna durante las maniobras de la vía aérea, con menor efecto restrictivo en el punto exacto de lesión. El impacto de la inmovilización manual en línea en la visualización obtenida durante la laringoscopia ha sido extensamente estudiada por varios autores.30,32 Aunque esta técnica permite un grado de movimiento Manejo de la vía aérea cervical mayor que otros métodos de inmovilización, el impacto en la visualización en la laringoscopia es menor. De igual forma, puede incrementar el grado de dificultad de la laringoscopia en ciertos pacientes. Estudios como los de Lennarson37 y Gerling30 han demostrado que la inmovilización manual en línea mantiene los movimientos de la columna cervical dentro del rango fisiológico, reduciendo la incidencia de lesiones durante la manipulación de la vía aérea. Manejo de la vía aérea difícil E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. En la literatura actual no se cuenta con una definición estándar de vía aérea difícil.3 Para las guías de manejo de la vía aérea difícil establecidas por la Sociedad Americana de Anestesiólogos (ASA) en 2003 la vía aérea difícil se define como la situación clínica en la que un anestesiólogo entrenado de forma convencional experimenta dificultad con la ventilación con mascarilla facial de la vía aérea superior o dificultad con la intubación orotraqueal, o ambas.3 Las Guías de la ASA para el manejo de la vía aérea difícil describen los siguientes escenarios: 1. Dificultad con la ventilación con mascarilla facial: a. No es posible proveer una adecuada ventilación con mascarilla facial por los siguientes problemas: sello inadecuado de la mascarilla, fuga excesiva de gas, resistencia excesiva a la entrada o salida de gas. b. Los signos de una ventilación con mascarilla facial inadecuada incluyen, pero no se limitan a movimiento del tórax ausente o inadecuado, ruidos respiratorios ausentes o inadecuados, signos auscultatorios de obstrucción severa, cianosis, distensión gástrica o entrada de aire al estómago, saturación de oxígeno decreciente o inadecuada, mediciones espirométricas del flujo de gas espirado inadecuadas o ausentes, o cambios hemodinámicos asociados con hipoxemia o hipercarbia. 2. Laringoscopia difícil: no es posible visualizar ninguna porción de la cuerdas vocales después de múltiples intentos con laringoscopia convencional. 3. Intubación orotraqueal difícil: la intubación orotraqueal requiere múltiples intentos en ausencia o presencia de patología traqueal. 4. Intubación fallida: la colocación del tubo endotraqueal falla después de múltiples intentos de intubación. 197 Estas guías fueron desarrolladas para facilitar el manejo de la vía aérea difícil y la reducción de eventos adversos (muerte, daño cerebral, paro cardiorrespiratorio, traqueostomía innecesaria y trauma a la vía aérea). Evaluación de la vía aérea y exploración física Las guías de la ASA recomiendan realizar una evaluación de la vía aérea previa al procedimiento anestésico siempre que sea posible, con el objetivo de detectar factores médicos, quirúrgicos o anestésicos que puedan indicar la presencia de una vía aérea difícil. También recomiendan la revisión de registros anestésicos previos disponibles para el manejo de la vía aérea. Las guías de la ASA recomiendan realizar una exploración física de la vía aérea para detectar características físicas que puedan indicar la presencia de una vía aérea difícil. De igual forma, establecen que no existe ninguna escala de valoración de la vía aérea, que incorpore hallazgos físicos, que sea a prueba de fallas (cuadro 10–3). De igual forma, se recomienda una preparación básica para el manejo de la vía aérea difícil por parte del anestesiólogo, incluyendo: S La información al paciente de los riesgos y procedimientos especiales en el manejo de la vía aérea difícil. S La disponibilidad de una persona adicional que pueda asistir en el manejo. S La administración de preoxigenación con mascarilla facial antes de iniciar el manejo de la vía aérea difícil. S El aprovechamiento de oportunidades para la administración de oxígeno suplementario durante el manejo de la vía aérea difícil a través de diversos dispositivos. Las guías sugieren contar con una unidad portátil con distintos dispositivos para el manejo de la vía aérea difícil (cuadro 10–4). Estrategia para la intubación de la vía aérea difícil Las guías de la ASA recomiendan la elaboración de estrategias para facilitar la intubación en pacientes con vía aérea difícil. Dichas estrategias pueden ser parte de un esquema mayor y formar algoritmos. El algoritmo propuesto por la ASA se aprecia en la figura 10–15. 198 El ABC de la anestesia (Capítulo 10) Cuadro 10–3. Componentes de la exploración física preoperatoria de la vía aérea Componente de la vía aérea 1. Longitud de los incisivos superiores 2. Relación de los incisivos maxilares y mandibulares durante el cierre normal de la mandíbula 3. Relación de incisivos maxilares y mandibulares durante la protrusión mandibular voluntaria 4. Distancia interincisiva 5. Visibilidad de la úvula 6. Forma del paladar 7. Distensibilidad del espacio mandibular 8. Distancia tiromentoniana 9. Longitud del cuello 10. Grosor del cuello 11. Rango del movimiento de la cabeza y el cuello Extubación de la vía aérea difícil Las guías de la ASA recomiendan la formulación de una estrategia para la extubación de la vía aérea difícil, mismas que dependerán del procedimiento quirúrgico, las condiciones del paciente y las habilidades del anestesiólogo.3 Esta estrategia debe incluir: S Consideración de los méritos entre la extubación despierto y la extubación antes de la recuperación de la conciencia. S Una evaluación de los factores clínicos que pudieran tener un impacto adverso en la ventilación una vez que el paciente fuera extubado. S La formulación de un plan de manejo de la vía aérea que pueda ser implementado si el paciente no puede mantener una ventilación adecuada después de la extubación. Hallazgo sin valor establecido Relativamente largos Cierre prominente (incisivos maxilares anteriores a los incisivos mandibulares) Incisivos mandibulares anteriores a los incisivos maxilares Menor de 3 cm No visible con protrusión de la lengua con el paciente sentado (p. ej., Mallampati mayor de clase I) Arco alto o muy estrecho Rígido, indurado, ocupado por una masa o con poca resiliencia Menor de 3 traveses de dedo ordinarios Corta Grueso El paciente no puede tocar el tórax con el mentón o no puede extender el cuello S La consideración del uso a corto plazo de un dispositivo que pueda servir como guía para una reintubación. De igual forma, se recomienda que el anestesiólogo documente las dificultades encontradas durante el manejo de la vía aérea difícil y las técnicas y dispositivos que fueron empleados en cada paciente, con el objeto de facilitar futuras intervenciones. Técnicas e instrumentos para la resolución de la vía aérea difícil Las Guías de la ASA para el manejo de la vía aérea difícil establecen una serie de técnicas y dispositivos que pueden ser utilizados de manera única o en combinación, sin algún orden establecido, para el abordaje de la vía aérea difícil (cuadro 10–5). Cuadro 10–4. Contenido sugerido para la unidad portátil para el manejo de la vía aérea difícil 1. Hojas de laringoscopio de diferente forma y tamaño de las utilizadas de forma rutinaria; esto puede incluir un laringoscopio rígido de fibra óptica 2. Tubos endotraqueales de distintos tamaños 3. Guías para tubos endotraqueales. Los ejemplos incluyen, pero no están limitados a, estiletes semirrígidos, intercambiador de tubo, estilete luminoso y fórceps para manipular la porción distal del tubo endotraqueal 4. Mascarillas laríngeas de diferentes tamaños y tipos 5. Equipo para intubación con fibroscopio flexible 6. Equipo para intubación retrógrada 7. Por lo menos un dispositivo para ventilación de emergencia no invasivo. Los ejemplos incluyen, pero no se limitan a, un tubo esofágico traqueal de tipo Combitubo y un ventilador jet transtraqueal 8. Equipo para acceso invasivo de emergencia de la vía aérea (p. ej., cricotirotomía) 9. Detector de CO2 exhalado Manejo de la vía aérea 1. Evaluar el problema basal y su repercusión clínica a. Ventilación difícil b. Intubación difícil c. Dificultad del paciente para cooperar d. Traqueostomía difícil 2. Importancia del aporte de oxígeno 3. Ver posibilidades básicas a. Intubación despierto vs. intento de intubación tras anestesia general b. Técnica de intubación no invasiva vs. invasiva c. Mantener ventilación espontáneavs. su eliminación 4a. Intubación despierto VA no invasiva 4b. Intentos de intubación después de anestesia general VA invasivab Éxito Éxito Fallo intubación Cancelar d Otras opcionesa 199 ¿Dudoso? Fallo inicial intubación Laringoscopia sin RRMM Considerar: 1. Pedir ayuda 2. Recuperar vía espontánea 3. Despertar al paciente VA invasivab Buena ventilación MF Vía no urgente Ventilación adecuada Intubación fallida Mala ventilación MF Ventilación ML adecuada Considerar intento de ML Ventilación ML no adecuada Vía urgente No ventilable, no intubable Alternativa de intubaciónc Éxito Fallo intubación Si MF y ML son inadecuados Ventilación correcta Pedir ayuda Ventilación urgente Técnica no invasivae Falla E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Cancelar d Otras opcionesa VA invasivab Pedir ayuda VA: vía aérea MF: mascarilla facial ML: mascarilla laríngea RRMM: relajantes musculares IOT: intubación orotraqueal FBO: fibroscopio a. Opciones: cirugía con MF o ML, anestesia local o regional, si no hay problemas con MF b. Acceso invasivo de la vía aérea, traqueostomía quirúrgica o percutánea o coriotomía c. Alternarivas no invasivas para la intubación difícil: uso distintas palas laringoscópicas, ML como guía para OIT (con/sin FBO), FBO, guías de intubación retrógrada, intubación nasal o a ciegas d. Ver posibilidades de intubar despierto o suspender la cirugía e. Posibilidades ventilación urgente no invasiva: bronscopio rígido. Combitubo o ventilación (enfermedad transtroqueal) Figura 10–15. Algoritmo de vía aérea difícil de la ASA. Tomado de American Society of Anesthesiologists: Practice Guidelines for Management of the Difficult Airway: an update report by the American Society of Anesthesiologists. Anesthesiology 2003;98: 1269–1277. 200 El ABC de la anestesia (Capítulo 10) Cuadro 10–5. Técnicas para el manejo de la vía aérea difícil Técnicas para intubación difícil Hojas de laringoscopio alternas Intubación despierto Intubación a ciegas (oral o nasal) Intubación con fibra óptica Estilete para intubación o intercambiador de tubo Mascarilla laríngea como conducto para intubación Estilete luminoso Intubación retrógrada Acceso invasivo de la vía aérea Hojas de laringoscopio alternas La eficacia de las diferentes hojas de laringoscopio depende de las características anatómicas de la vía aérea del paciente y de las habilidades y familiaridad del anestesiólogo con el instrumento. Varios estudios reportan diferentes resultados relacionados con la eficacia de diversos tamaños y tipos de hojas de laringoscopio para la intubación en diferentes escenarios clínicos.5,65 Sethuraman y col. compararon la eficacia entre la hoja Macintosh y las hojas Dorges y McCoy para la intubación con un maniquí, sin encontrar diferencias en los tiempos de intubación, grado de Cormack–Lehane alcanzado y porcentaje de fracaso.65 Asai y col. compararon la eficacia de la hoja Macintosh inglesa con la hoja Macintosh ordinaria para la laringoscopia en 300 pacientes y encontraron que la versión inglesa proporcionó una mejor visualización glótica la mayoría de las veces.5 Técnicas para ventilación difícil Combitubo Estilete intratraqueal jet Mascarilla laríngea Broncoscopio rígido para ventilación Acceso invasivo de la vía aérea Ventilación con jet transtraqueal Ventilación con mascarilla por parte de dos personas Las técnicas serán descritas con mayor detalle más adelante en este capítulo. Intubación a ciegas Representa una alternativa, particularmente el abordaje nasal, en pacientes con alguna restricción para la apertura oral (< 2 cm) o en cirugías en las que el tubo orotraqueal dificulte u obstaculice la intervención quirúrgica.45 Se puede inducir la anestesia antes de la intubación, utilizando un vasoconstrictor en gotas, como fenilefrina a 1.0%.46 Si el paciente ya fue anestesiado, se introduce el tubo por la nariz en un plano perpendicular a la cara. Si la apertura oral lo permite, se realiza una laringoscopia para dirigir el tubo de forma manual o con fórceps de Maguill. Posteriormente se ausculta el tórax para valorar el posicionamiento del tubo. En caso de que el paciente se encuentre despierto, se permite la ventilación espontánea para facilitar el paso del tubo. Intubación despierto Intubación con fibra óptica flexible Representa un abordaje básico en el algoritmo de la vía aérea difícil. Posee varias ventajas sobre la intubación en el paciente anestesiado, como el mantenimiento de la ventilación espontánea, un tamaño incrementado de la faringe, un posicionamiento más anterior de la base de la lengua y más posterior de la faringe, y un espacio retropalatino más patente.7 De igual forma, el estado despierto mantiene el tono de los esfínteres esofágicos superior e inferior, disminuyendo el riesgo de reflujo. Existen situaciones en las que este abordaje debe ser considerado con precaución (estimulación cardiovascular en casos de isquemia cardiaca, broncoespasmo, presión intraocular o intracraneana elevadas). Las únicas contraindicaciones relativas incluyen el rechazo por parte del paciente, los pacientes no cooperadores o la alergia a los anestésicos locales. Es utilizada cuando existe la sospecha anticipada o es conocida la dificultad para la intubación con laringoscopia convencional.66 También está indicada cuando existe columna cervical inestable, lesión de la vía aérea o trauma penetrante para disminuir el riesgo de intubación por una falsa vía.66 La contraindicación absoluta para su uso es la falta de tiempo y existen ciertas condiciones que podrían dificultar su uso, como edema de la faringe o la lengua, hematoma y masas infiltrativas. Su utilización requiere ciertos aspectos clínicos, técnicos y preparación, los cuales serán mencionados más adelante. Mascarilla laríngea La mascarilla laríngea (LMA, por sus siglas en inglés) y la mascarilla laríngea para intubación (ILMA, por sus Manejo de la vía aérea A 201 B Figura 10–16. Intubación con una ILMA con un tubo endotraqueal convencional. A. Se inserta el tubo endotraqueal a través de la mascarilla con la curva del tubo opuesta a la curva de la mascarilla. B. La punta del tubo con la orientación convencional del tubo (incorrecta) en la figura inferior vs. la orientación correcta, para permitir un mejor paso del tubo endotraqueal en la figura inferior. Tomado de McGill J: Airway management in trauma: an update. Emerg Med Clin N Am 2007;25:603–622. siglas en inglés) representan dispositivos de rescate excelentes para situaciones en las que “no se puede intubar o no se puede ventilar”. Sin embargo, la ILMA es superior como conducto para la intubación.14 En quirófano, la intubación a ciegas con ILMA tiene una tasa de éxito de 90% y con el uso de un fibroscopio puede alcanzar hasta 100%.45 Su uso está contraindicado en pacientes con una apertura oral menor de 2 cm y con alteraciones en la anatomía supraglótica.45 Una vez colocada la mascarilla, la intubación a ciegas no es una opción. Es posible utilizar un fibroscopio o un intercambiador de tubo para la correcta posición del tubo endotraqueal (figura 10–16).45 espejos, y está diseñado para proporcionar una visualización aproximada de 90_ a partir de la punta del laringoscopio (figura 10–17).64 Intubación asistida por video Transmite una imagen desde un elemento óptico localizado sobre la hoja del laringoscopio hasta un monitor. Proporciona imágenes que no pueden ser obtenidas con la laringoscopia convencional, mismas que son mejoradas y presentadas en ángulos mayores.45 El videolaringoscopio GlideScope (Verathon, Washington) fue introducido en 2001; es el primero de una E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Intubación con fibroscopio rígido Los laringoscopios que incorporan el uso de fibra óptica están diseñados para la aproximación de la anatomía de la vía aérea superior. Algunos ejemplos son el laringoscopio de Bullard (Circon Corp., Connecticut), el UpsherScope (Mercury Medical, Florida) y el WuScope (Archi Corp., California), que ofrecen las ventajas del fibroscopio convencional con menos entrenamiento y representan adecuadas alternativas en pacientes con columna cervical inestable, debido a que no se requiere movimiento del cuello.45 El laringoscopio de Bullard fue desarrollado por Roger Bullard después de múltiples intentos fallidos para visualizar la laringe de un paciente con síndrome de Pierre–Robin.9 Está disponible en dos tamaños: pediátrico y para adulto.45 Combina tecnologías de fibra óptica y Figura 10–17. Laringoscopio de Bullard. 202 El ABC de la anestesia Figura 10–18. Videolaringoscopio GildeScope. nueva serie de videolaringoscopios rígidos que proporcionan imágenes mejoradas de las estructuras glóticas con menores posibilidades de verse afectados por la presencia de sangre o secreciones.45 Existe en tres tamaños: pequeño, mediano y grande, según la edad. La localización distal de la cámara con respecto a la punta de la hoja hace improbable la obstaculización de la visualización de la glotis y proporciona excelentes imágenes. La única contraindicación relativa para su uso es la apertura oral limitada (< 2 cm) (figura 10–18).45 ANESTESIA DE LA VÍA AÉREA Las técnicas de anestesia de la vía aérea son particularmente utilizadas en el manejo de la vía aérea difícil conocida o que, de acuerdo con la evaluación, se considera como tal. Los pacientes que van a ser sometidos a un procedimiento que requiera anestesia general e intubación y que no se sospecha una vía aérea difícil no ameritan técnicas anestésicas especiales. Por lo tanto, se pueden determinar dos vertientes para la anestesia de la vía aérea: intubación con paciente despierto o con paciente inconsciente. El objetivo final de la anestesia local de la vía aérea es permitir una intubación orotraqueal o nasotraqueal despierto. La estrategia para la intubación de la vía aérea difícil con paciente despierto depende en gran parte del tipo de cirugía, de las condiciones del paciente y de las habilidades y preferencias del anestesiólogo a cargo.69 Cada región del tracto respiratorio tiene su propia inervación, por lo que es indispensable conocer a la perfección la anatomía de la vía aérea. La anestesia local se (Capítulo 10) puede administrar en forma tópica, por atomización, por nebulización o por infiltración.68 La anestesia tópica será relativamente fácil de aplicar en las mucosas oral y nasal; en esta última se recomienda agregar un vasoconstrictor, debido a la alta vascularidad que posee. Los anestésicos locales más utilizados para este fin son la cocaína y la lidocaína, y los vasoconstrictores son la oximetazolina y la fenilefrina.44 La aplicación con jeringa o con aerosol incluye: gel de lidocaína a 5% en boca o nariz y lidocaína a 10% en aerosol en el suelo de la lengua y la orofaringe.44 La aplicación con gasas o lentinas es útil para aplicar cocaína o lidocaína con vasoconstrictor en la cavidad nasal. Se utiliza un rinoscopio y pinzas para meter las lentinas en el fondo de la cavidad nasal (lidocaína a 5% entre 4 y 5 mL y oximetazolina de 0.5 a 1 mL), depositando el anestésico en el espacio que existe tras el cornete inferior, a lo largo del suelo de la nariz hasta la coana.44 Los aplicadores de algodón se impregnan con gel de lidocaína a 5% y oximetazolina, para introducirlos con sumo cuidado entre los cornetes hasta llegar a las mucosas nasal superior y posterior; de esta manera se anestesian las ramas oftálmica, maxilar y mandibular del trigémino (nervios etmoidal anterior, esfenopalatino y lingual).68 Se puede anestesiar el tracto respiratorio a través de un nebulizador. Las partículas mayores de 100 mm se concentraran en la mucosa oral, las de 60 a 100 mm en la tráquea y los bronquios principales, y las de 60 a 30 mm en los bronquios mayores. En el nebulizador se ponen de 4 a 6 mL de lidocaína a 5% y se abre la fuente de oxígeno con flujo de 8 L. Es muy útil en pacientes con aumento de la PIC, ojos abiertos o columna cervical inestable; se requieren entre 20 y 30 min para conseguir una buena analgesia.44 Bloqueos nerviosos de la vía aérea Es una opción para poder intubar a los pacientes con alguna patología respiratoria. Existen un gran número de nervios que inervan la vía aérea y a veces con la anestesia tópica no es suficiente, por lo que se precisa un bloqueo específico de cada nervio.44 Bloqueo de nervios palatinos Abordaje oral Se coloca al paciente en posición de decúbito supino con una almohada bajo los hombros y con la boca abierta; con una aguja de punta fina con un ángulo de 120_ Manejo de la vía aérea (aguja espinal del No. 25 doblada entre 2 y 3 cm del extremo proximal) se localiza el agujero palatino mayor en la parte posterior del paladar duro, medialmente a la encía correspondiente al tercer molar. Se introduce la aguja entre 4 y 5 cm por dicho agujero, en dirección superior y con una ligera inclinación posterior; se aspira y se inyectan 2 mL de lidocaína a 2% con adrenalina 1:100 000. Con esta técnica de bloquea el ganglio pterigopalatino.44 Abordaje nasal Se realiza de preferencia con la aplicación tópica, como ya se describió. Bloqueo de nervios glosofaríngeos Se lleva a cabo el bloqueo del reflejo nauseoso. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Bloqueo anterior Se inyecta el territorio palatoglósico. El paciente permanece en posición sedente y el médico se coloca en el lado contralateral al nervio que va a bloquear; con una mano desplaza la lengua medialmente, mientras que con la otra dirige una aguja espinal del No. 25 a lo largo del suelo de la boca entre la lengua y el diente, hacia un fondo de saco formado por la base del arco palatogloso; se inserta la aguja en la base del fondo de saco y se avanza entre 0.25 y 0.5 cm, se aspira y se inyectan 2 mL de lidocaína a 1 o 2%.44 Bloqueo posterior Inyección en el territorio palatofaríngeo. Se bloquea al nervio más cerca de su origen que en el abordaje anterior. El paciente permanece en posición sedente y el médico se sitúa en el lado ipsilateral del nervio a bloquear; se le pide al paciente que abra la boca lo más que pueda y con un depresor se desplaza la lengua en sentidos caudal y medial, visualizando el paladar blando, la úvula, el arco palatogloso, el lecho amigdalar y el arco palatofaríngeo; se inserta una aguja amigdalar del no. 23 en la pared orofaríngea —detrás del arco palatofaríngeo—, se introduce 1 cm, se aspira y se deposita una dosis de prueba de 0.25 a 0.5 mL de lidocaína a 2%, para administrar posteriormente hasta 3 mL.44 Bloqueo del nervio laríngeo superior El nervio laríngeo superior es responsable de la inervación supraglótica. Con el paciente en decúbito supino y con la cabeza ligeramente extendida se palpa el asta del Nervio laríngeo superior 203 Cuerpo posterior del hioides Figura 10–19. Bloqueo del nervio laríngeo superior. tiroides y la del cartílago hioides en la cara lateral del cuello. En un punto entre éstos se introduce perpendicularmente a la piel una aguja de calibre 25, a una profundidad de 1 cm; se podrá notar una sensación de estallido cuando la aguja atraviesa el ligamento tirohioideo; se inyectan 2 mL de lidocaína a 2% con adrenalina de 1:200 000, en ambos lados (figura 10–19).44 Anestesia translaríngea (punción cricotiroidea) Correspondiente a la región infraglótica. Se identifica el margen inferior del cartílago tiroides en la línea media; el espacio por debajo y superior al cartílago cricoides es la membrana cricotiroidea. Se conecta una cánula intravenosa de calibre No. 20 (punzocat) a una jeringa cargada con 2 mL de lidocaína a 5%, se realiza la punción en el lugar indicado anteriormente y se dirige caudalmente aspirando hasta que salga aire, se retira la aguja y se deja la cánula conectada a la jeringa; se inyecta el anestésico al final de una espiración normal y así se anestesia la zona inferior a las cuerdas vocales y la superior a la carina; lo normal es que el paciente tosa (figura 10–20).44 RESPUESTAS FISIOLÓGICA Y FISIOPATOLÓGICA A LA INTUBACIÓN Los reflejos cardiovasculares a la intubación se inician con la activación de propioceptores en la región supraglótica y la tráquea.41 Las señales aferentes viajan a través de los nervios vago y glosofaríngeo hacia el núcleo tracto solitario en la médula, con activación de los sistemas simpático y parasimpático del sistema nervioso autónomo.41 En el paciente pediátrico se pueden presentar bradicardia, bradipnea o inclusive apnea durante la 204 El ABC de la anestesia (Capítulo 10) Membrana limboidea Membrana cricotiroidea Hueso bloides Cartílago tiroides Cartílago cricoides Anillos traqueales Figura 10–20. Anestesia translaríngea (punción cricotiroidea), región infraglótica. laringoscopia o la intubación. Esto es secundario a la activación del tono parasimpático. Los reflejos de la vía aérea superior, como la tos y el laringoespasmo, son esencialmente respuestas monosinápticas a un estímulo irritante de la vía aérea.20 En los adultos el incremento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial son las respuestas típicas de la manipulación de la vía aérea.49 Esta respuesta es mediada por nervios cardioaceleradores posganglionares provenientes de cadenas simpáticas paravertebrales. La activación de nervios adrenérgicos estimula el aparato yuxtaglomerular en el riñón, promoviendo la liberación de renina y, con ello, el incremento de la presión arterial. Cualquier aumento en la frecuencia cardiaca o en la presión arterial incrementa la demanda de oxígeno miocárdica, que podría empeorar el estado de pacientes con cardiopatía isquémica.41 La estimulación del sistema nervioso central por la activación del sistema nervioso autónomo provoca la elevación de la tasa metabólica cerebral, del consumo de oxígeno y del flujo sanguíneo cerebral.41 Estos efectos pueden tener serias consecuencias en los pacientes con un incremento de la presión intracraneana o trauma. Los reflejos de la vía aérea superior, como la tos o el vómito, pueden producir incrementos en las presiones intratorácica e intraabdominal y empeorar una serie de condiciones clínicas.41 El broncoespasmo también puede ocurrir como una respuesta refleja a la intubación y se puede presentar en pacientes sin historia de asma o enfermedad pulmonar obstructiva. Las fibras parasimpáticas eferentes viajan hacia el músculo liso bronquial y estimulan los receptores muscarínicos M3, produciendo broncoconstricción mediada por sistemas colinérgicos. La estimulación de los receptores laríngeos puede producir constricción de la vía aérea, que resulta en un incremento en la resistencia de la vía aérea.41 CONDICIONES MÉDICAS CON IMPLICACIONES EN LA VÍA AÉREA Existen un número de condiciones médicas que pueden presentar desafíos especiales para el anestesiólogo en el manejo de la vía aérea tanto en la edad pediátrica como en la adulta. Los factores genéticos y ambientales pueden resultar en anomalías del desarrollo craneofacial. Las alteraciones genéticas pueden ser causadas por deficiencias simples de los genes o por aberraciones cromosómicas, mientras que los factores ambientales incluyen infecciones congénitas, radiación y exposición a teratógenos químicos.43 En la edad adulta las condiciones especiales son debidas a enfermedades crónicas, degenerativas, infecciosas o fisiológicas, como el embarazo. Condiciones especiales en la edad pediátrica Todos los síndromes asociados con anomalías de las vías respiratorias se pueden englobar en dos grandes grupos: los síndromes de craneosinostosis y las alteraciones faciales. En el primero el problema inicial se suscita cuando durante el primer año de vida el cierre de las suturas craneales propician el incremento limitado del cráneo, produciendo distorsiones del mismo; el grado de la deformidad dependerá del número de suturas involucradas al momento de la fusión; los múltiples mecanismos involucrados en los defectos genéticos implican los casos de craneosinostosis familiar y de componente sindromático de génesis, que pueden incluir los síndromes de Apert, de E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Manejo de la vía aérea Crouzon, de Jackson–Wiess, de Beare–Steenson cutis gravata, de Pfeiffer, de Crouzon dermoesquelético y de Saethre–Chotzen, así como displasia tanatrófica y craneosinostosis de Muenke, que pueden relacionarse con alteraciones metabólicas, hematológicas y craneofaciales, entre otras. Las condiciones clínicas, que pueden complicar el abordaje de las vías respiratorias de estos pacientes, pueden incluir acortamiento de las cavidades nasales, del paladar y del maxilar, hipoplasia facial, prognatismo mandibular, puente nasal deprimido, labios trapezoideos, arco palatino alto, arco dental agudo en forma de V, mala oclusión dental, paladar hendido o úvula bífida.43 Las anomalías faciales pueden incluir las malformaciones del arco branquial, así como las disostosis mandibulofaciales y los síndromes de microsomía hemifacial. Las anomalías del arco branquial se deben a un crecimiento inadecuado de los arcos branquiales; su patología y etiología son heterogéneas en sí y tienen una amplia variabilidad en su expresión, que es característica e incluye deficiencias en el oído externo, mamelones auriculares y fístulas o quistes branquiales persistentes, con asociación de microstomía o macrostomía y micrognatia. Por otra parte, las disostosis mandibulofaciales involucran estructuras derivadas del primero o del segundo arco branquial; los huesos faciales pueden estar ausentes o hipoplásicos. Como parte de las alteraciones asociadas en este rubro se menciona como prototipo el síndrome de Treacher–Collins, cuyas alteraciones incluyen aplasia o hipoplasia de los huesos malar y zigomáticos, los bordes supraorbitales y la mandíbula, hipoplasia de los músculos de la cara, malformaciones auriculares, hipoplasia faríngea, mala oclusión dental, arcada palatina alta, aparición de fístulas o mamelones entre el oído y el ángulo de la boca; la mayoría de las alteraciones faciales tienden a ser bilaterales. Otras alteraciones, como la secuencia Robin, incluyen retrognatia combinada con paladar hendido y glosoptosis. Las microsomías hemifaciales, el prototipo de estas alteraciones, las representa el síndrome de Goldenhar y las alteraciones que presentan y que pueden complicar el acceso a la vía aérea incluyen hipoplasia facial, malar, maxilar, temporal o mandibular, hipoplasia de los músculos de la masticación o la expresión, macrostomía, extensión de la fisura lateral —como extensión de la boca—, alteraciones del oído y deformaciones de la lengua y del paladar, además de que se pueden asociar anomalías vertebrales cervicales (aunque estas alteraciones también se pueden ver en otros síndromes, como en el caso del síndrome de Down), labio y paladar hendidos, arcada palatina alta, alteraciones laríngeas, alteraciones craneales y otras.43 205 Aun cuando en el caso de los síndromes craneofaciales las alteraciones son evidentes, existen condiciones que pueden dificultar la ventilación, la laringoscopia o la introducción de la sonda endotraqueal, aunque el paciente no evidencie datos de vía aérea difícil.43 Finalmente existe otro grupo de factores que pueden en un momento complicar el acceso a la vía aérea en general, independientemente de su naturaleza, los cuales engloban algunas afecciones infecciosas, como la epiglotitis, la amigdalitis, la adenoamigdalitis, etc., las cuales ocasionan obstrucción de la vía aérea secundaria a hipertrofia de las mismas. La angina de Ludwig es una infección de múltiples espacios del piso de la boca que se inicia por los molares mandibulares infectados, diseminándose a los espacios sublingual, submentoniano, vestibular y submandibular, con elevación y desplazamiento de la lengua hacia la parte posterior, lo cual da lugar a obstrucción; es de particular relevancia considerar la posibilidad de rotura del absceso a la hipofaringe (con la consecuente contaminación pulmonar), sea de manera espontánea o secundaria a la instrumentación de la vía respiratoria, lo cual se debe considerar cuidadosamente antes del abordaje de la misma.43 Estas últimas condiciones clínicas también se presentan en cualquier etapa de la vida con las repercusiones médicas, ya descritas. Condiciones especiales en la edad adulta Diabetes y la vía aérea Cerca de un tercio de los pacientes con diabetes mellitus tipo 1 de largo tiempo presentarán dificultades durante la laringoscopia. Esto se debe al menos en parte al síndrome de articulación rígida, caracterizado por corta estatura, rigidez articular y piel fina y húmeda. Se cree que su causa es la glicación de las proteínas de los tejidos debida a hiperglucemia crónica, que produce un entrelazamiento anormal del colágeno. Con frecuencia las articulaciones interfalángicas proximales se encuentran afectadas, lo cual dificulta la aproximación entre sí de las palmas de las manos y no se pueden extender los dedos hacia atrás (a esto se le conoce como signo del orador). También puede estar involucrada la columna cervical, lo que limita la extensión de la articulación atlantooccipital y puede dificultar la laringoscopia y la intubación. Reissel y col. estudiaron las condiciones de la laringoscopia en 62 pacientes diabéticos sometidos a trasplante renal o cirugía de vitrectomía; la rigidez articular, juzgada por la prueba palmar, fue mostrada en correlación con la dificultad en la laringoscopia.1,23 206 El ABC de la anestesia Apnea obstructiva del sueño Consiste en la ausencia de ventilación nasal u oral a pesar de continuar con los esfuerzos respiratorios. Esto se debe generalmente al movimiento de la lengua y la faringe hacia atrás, con colapso (glosoptosis) secundario a la interferencia con la contracción coordinada normal de los músculos faríngeos e hipofaríngeos. La apnea obstructiva del sueño (AOS) es diagnosticada cuando se encuentran por lo menos 30 episodios de apnea (con una duración de al menos 10 seg) en un periodo de estudio de siete horas. La mayoría de los pacientes con AOS son obesos. Desde el punto de vista anestésico estos pacientes tienen un particular riesgo de obstrucción de la vía aérea durante la inducción y las fases de recuperación de la anestesia. Las opciones para el manejo oscilan desde el monitoreo clínico mayor hasta el uso de dispositivos artificiales para la vía aérea (p. ej., cánula orofaríngea y nasofaríngeas, dispositivos de CPAP, etc.), llevando fuera de la inducción y el despertar en posición sedente o semisedente para disminuir la caída de la pared faríngea.22 Obesidad El paciente obeso tiene reducida la capacidad residual funcional (CFR), con provisiones reducidas de oxígeno tisular, lo cual conduce a una rápida desaturación cuando ocurre apnea. El paciente obeso tiene el cuello corto, la lengua grande y pliegues superfluos de tejido orofaríngeo que pueden dificultar la intubación y aumentar el riesgo de desarrollar obstrucción de la vía aérea. La ventilación con presión positiva puede ser más difícil en estos pacientes a causa de la disminución de la distensibilidad de la pared torácica (defecto pulmonar restrictivo). El incremento del trabajo respiratorio asociado con la obesidad conduce a los pacientes a tomar pequeños volúmenes corrientes y a aumentar la frecuencia respiratoria, conduciendo a atelectasias, alteraciones de la ventilación/perfusión y a aumento del grado de cierre de la vía aérea. Puede llegar a ser necesaria una vía aérea quirúrgica; la situación se hace mucho más dificultosa cuando el cirujano intenta identificar la tráquea profunda en un montículo de tejido adiposo. Los pacientes muy obesos tienen incrementado el riesgo de regurgitación y aspiración a causa del aumento de la presión intraabdominal y la alta incidencia de volúmenes de líquido gástrico mayores de 25 mL y un pH menor de 2.5.23 El paciente obeso presenta un mayor depósito de grasa mamaria, lo cual dificulta la manipulación del mango del laringoscopio; se estima que uno de cada 10 pacientes con obesi- (Capítulo 10) dad mórbida pueden tener un grado laríngeo IV de Cormack–Lehane.1 Artritis reumatoide Es una enfermedad multisistémica autoinmunitaria con muchas implicaciones anestésicas. Los pacientes con artritis reumatoide (AR) pueden representar un reto para el anestesiólogo en el momento de la intubación traqueal, debido a la inestabilidad de la columna cervical. Por otro lado, la articulación temporomandibular (ATM) y la inmovilidad articular de los aritenoides pueden limitar el acceso seguro a la vía aérea. Los pacientes deben ser sometidos a un interrogatorio y examinados ante la evidencia de dolor en el cuello, limitación de los movimientos de la columna cervical, parestesias de las raíces nerviosas o compresión de la médula espinal. Las radiografías laterales en flexión y extensión de la columna cervical están indicadas en pacientes con sintomatología de la columna cervical para evaluar la posibilidad de subluxación de la misma; la necesidad de estas radiografías en pacientes asintomáticos es discutible. Generalmente los pacientes con inestabilidad de la columna cervical deben ser intubados despiertos antes de la cirugía para evitar daños neurológicos. La ATM se debe examinar para asegurar la apertura de la boca y subluxación anterior de la mandíbula para permitir la laringoscopia directa; la sinovitis de la ATM puede ocurrir hasta en 66% de los pacientes; los acúfenos, el dolor de oído, el dolor al momento de la palpación y la crepitación durante el examen físico confirman el diagnóstico. Los pacientes con estridor o carraspera requieren una laringoscopia directa o indirecta para evaluar la posibilidad de afectación de los aritenoides y determinar el grado de apertura glótica. Se ha descrito la presencia de nódulos reumatoides en la epiglotis, las cuerdas vocales y los aritenoides. Finalmente, la laringe puede estar desplazada de su localización habitual por erosión y hundimiento generalizado de las vértebras cervicales.23 Divertículo de Zenker Los pacientes con divertículo de Zenker tienen el esófago en forma de bolsa y en algún momento requieren que se lleve a cabo una reparación quirúrgica, dado que los alimentos y otros materiales pueden ser almacenados en el divertículo, con la posibilidad de que pasen a la vía aérea durante la inducción de la anestesia. Algunos pacientes pueden vaciar manualmente el saquillo, pero otros se pueden beneficiar de la colocación y succión en la bolsa antes de la inducción. Un detalle importante que no se debe olvidar es que la aplicación de pre- Manejo de la vía aérea Estos factores pueden hacer que la laringoscopia y la intubación sean más difíciles e incrementar la probabilidad de obstrucción de la vía aérea durante la recuperación y la inducción de la anestesia. En el gigantismo verdadero es posible que se requieran una mesa de operaciones extralarga, un laringoscopio extragrande, tubos endotraqueales más grandes y mascarillas extragrandes.22 la masa. Es indispensable buscar síntomas y signos que pueden indicar una compresión importante de la vía aérea, los grandes vasos o el mismo corazón. En circunstancias electivas o semielectivas las investigaciones preoperatorias deben incluir electrocardiograma, rayos X de tórax, tomografía computarizada y si lo indican los síntomas o signos del paciente, un ecocardiograma y bucles de flujo/volumen pulmonar con el paciente sentado y en posición supina. En circunstancias en las que la masa es pequeña y no comprime las estructuras vecinas se puede proceder a una inducción intravenosa e instituir la presión positiva intermitente. Los pacientes seriamente afectados pueden requerir una biopsia diagnóstica o instrumentación de la vía aérea con anestesia local cuando el riesgo de la anestesia general excede los posibles beneficios. Con un enfoque prudente se puede incluir la anestesia tópica de la vía aérea seguida de intubación con fibra óptica de la tráquea. En situaciones de emergencia, en las que no hay tiempo para una evaluación más completa hay que aumentar el énfasis sobre los hallazgos clínicos, especialmente los signos y síntomas en posición supina; las opciones a considerar en este caso son la intubación con el paciente despierto y el mantenimiento de la respiración espontánea de manera continua (los relajantes musculares pueden conducir a la pérdida de la vía aérea).22 Embarazo Bocio tiroideo El fracaso en la intubación es aproximadamente cinco veces más frecuente que en la población general (una de cada 300 personas a una de cada 500 parturientas). La evaluación externa de las parturientas no predice realmente la dificultad de la intubación. Se considera que la paciente tiene el “estómago lleno” después de la decimosexta a la vigésima semanas de gestación, con respecto a la intubación. Puede haber edema en la vía aérea, especialmente si la paciente padece preeclampsia, y se puede requerir un tubo endotraqueal pequeño. Un tercio y medio de las mujeres embarazadas en posición supina presentan cierre de la vía aérea durante la ventilación normal, lo cual predispone a hipoxemia. El incremento del consumo de oxígeno asociado con el embarazo también aumenta la probabilidad de que una parturienta pueda ponerse hipóxica durante la inducción de la anestesia. Asimismo, las mamas grandes pueden interferir con la intubación.22 Los grandes bocios tiroideos pueden resultar en la compresión de la tráquea e incluso en traqueomalacia. Esto puede empeorar en la posición supina y durante la inducción de la anestesia general. La extensión retroesternal del bocio gigante podría actuar como masa mediastinal. Rara vez el bocio tiroideo puede constituir una masa orofaríngea o causar parálisis bilateral del nervio laríngeo recurrente.23 sión cricoidea puede sacar el contenido de la bolsa hacia la orofaringe.22 Acromegalia El paciente acromegálico tiene un exceso de hormona de crecimiento, comúnmente por un adenoma hipofisario. Si esto ocurre antes del cierre de los cartílagos epifisarios de crecimiento, se produce gigantismo. Una vez fusionados los cartílagos de crecimiento en la adolescencia, el paciente puede tener sólo características acromegálicas. Desde el punto de vista del manejo de la vía aérea existen tres puntos: 1. La lengua puede ser grande. 2. Pueden existir pliegues de tejido en la orofaringe. 3. La estenosis laríngea es más frecuente que en la población general. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. 207 Masas mediastínicas Los problemas planteados por las masas mediastínicas son algunos de los más grandes desafíos. La elección de la anestesia es guiada por la etiología y localización de MONITOREO DE LA VÍA AÉREA La Asociación Americana de Anestesiólogos (ASA) ha establecido una serie de estándares básicos para el monitoreo anestésico. El estándar I requiere la presencia de personal calificado dentro del quirófano para monitorear al paciente de forma continua con base en la observación clínica. El estándar II se enfoca en la evaluación continua de la oxigenación, la ventilación, la circulación y la temperatura del paciente.4 Este estándar exige el cumplimiento de los siguientes puntos en relación con el monitoreo de la vía aérea: 208 El ABC de la anestesia S Uso de un analizador de oxígeno con una alarma de bajo límite de concentración durante la anestesia general. S Medición cuantitativa de la oxigenación sanguínea durante el cuidado anestésico. S Aseveración continua de la ventilación a través de técnicas diagnósticas físicas durante la anestesia. Monitoreo cuantitativo del volumen corriente y capnografía en pacientes sometidos a anestesia general. S La intubación endotraqueal y la inserción de la mascarilla laríngea requieren la identificación cuantitativa del bióxido de carbono en los gases espirados. Durante la anestesia general son necesarios la capnografía y el análisis del bióxido de carbono espirado.8 Monitoreo de los gases inspirados Oxígeno La concentración de oxígeno dentro del circuito anestésico debe ser medida. La medición del oxígeno inspirado no garantiza una oxigenación arterial adecuada.10 Existen diversos analizadores de oxígeno (paramagnéticos, polarográficos y galvanizados) que correlacionan los cambios físicos con la concentración de oxígeno o la difusión de éste a través de una membrana. Monitoreo de los gases espirados Bióxido de carbono El monitoreo del bióxido de carbono espirado (PECO2) ha evolucionado como un monitor fisiológico importante. El CO2 es medido usualmente cerca de la interfase entre el tubo endotraqueal y el circuito.8 Las alteraciones en la ventilación, el gasto cardiaco, la distribución del flujo sanguíneo pulmonar y la actividad metabólica influyen en el PECO2 y en la capnografía obtenida durante el análisis cuantitativo de los gases espirados. La presión parcial máxima de CO2 obtenida al final de la espiración se conoce como ETCO2 (end tidal CO2 o fracción de CO2 al final de espiración). El capnómetro reporta este resultado como un valor numérico. El capnógrafo añade una medición gráfica del CO2 espirado en función del volumen o el tiempo. Dicha gráfica se conoce como capnograma (figura 10–21).50 Este trazo valida las mediciones numéricas del ETCO2 y la evalua- (Capítulo 10) PCO C D E A B Tiempo Figura 10–21. Fases del capnograma. Obsérvese que la gráfica en el punto E no alcanza el valor basal, lo que indica reinhalación de CO2. ción de la curva aporta información de condiciones fisiológicas y procesos patológicos.67 El capnograma se divide en cuatro fases distintas. La primera fase (A–B) representa la fase inicial de la espiración. El gas medido durante esta fase ocupa el espacio muerto anatómico y no contiene CO2. En el punto B el gas que contiene CO2 se presenta en el capnógrafo, lo que se grafica como una inclinación pronunciada (B–C). Esta fase está determinada por el vaciamiento alveolar. La fase C–D representa la meseta espiratoria, cuando se analiza la muestra alveolar. En condiciones normales el trazo en esta fase es horizontal. El punto D representa el punto más alto de CO2 y se denomina ETCO2. El ETCO2 es el reflejo más preciso del CO2 alveolar (PACO2). Con el inicio de la inspiración existe una entrada de gas fresco y una caída de la grafica a valores basales (D–E). Si no existe reinhalación de CO2, la gráfica se aproxima a cero (figura 10–21).8 INTUBACIÓN CON FIBROBRONCOSCOPIO Uno de los progresos más importantes en el abordaje de la vía aérea difícil (VAD) ha sido la intubación traqueal (IT) guiada por fibrobroncoscopio (FB). Se considera que es una de las técnicas de elección en situaciones en que la laringoscopia es peligrosa, inadecuada o imposible, ya que permite practicar bajo visión directa una intubación rápida y atraumática, incluso en los casos con importantes alteraciones anatómicas. La incidencia de IT difícil varía mucho en la literatura, con rangos que oscilan entre 0.5 y 13.6%. Cuando esto ocurre de una forma inesperada las complicaciones son frecuentes e E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Manejo de la vía aérea incluso la vida del paciente puede estar en peligro. A pesar de que la fibrobroncoscopia se ha convertido en una técnica de referencia en los casos de IT difícil, tanto vía oral como nasal, hay importantes limitaciones que condicionan el uso sistemático de esta técnica. Se ha descrito que con esta técnica el manejo de la VAD es exitoso entre 87 y 100% de los casos. En algunas guías clínicas se describen como posibles causas de fallo para la IT guiada con FB la reducción de la luz laringotraqueal, la sedación profunda o la inexperiencia del broncoscopista.40 Los endoscopios de fibra óptica flexible son aparatos que constan de numerosas fibras ópticas de menos de 10 mm de diámetro en grupos de 6 000 o más de ellas, que viajan envueltas en una cubierta plástica especial y pueden ser introducidas dentro del cuerpo humano, para auxiliar al médico en el diagnóstico y el tratamiento de problemas específicos. Mientras la luz viaja por un grupo de estas fibras, la imagen lo hace por otro grupo de fibras y las transmite por medio de dos lentes, uno colocado en la punta del fibroscopio mientras el ojo humano la recibe por el ocular que se encuentra en el mango del aparato, que tiene además una palanca con la que controla la dirección de la punta del fibroscopio, ya sea hacia arriba o hacia debajo de su posición neutra, y un canal de trabajo que va adosado a todo lo largo del aparato para administrar por ahí oxígeno, fármacos o aspirar secreciones y sangre; la longitud total del fibroscopio es de 83 a 88 cm, en tanto que la longitud del tubo que lleva la luz y la imagen es de 60 cm (cuerpo o cordón de inserción) y su diámetro varía de 1.8 hasta 5.5 mm con marcas cada 5 cm; se le puede agregar cámaras de video y fotografía, y tiene además una conexión para la fuente de luz de 150 W.68 La IT a través del endoscopio flexible es posible con el paciente despierto o bajo anestesia general; en ocasiones puede constituir la primera línea de abordaje de la vía aérea. Sus indicaciones abarcan un campo muy variado.43 Las posibles indicaciones para la intubación con fibroscopio incluyen hipoplasia mandibular, infecciones de la vía aérea (p. ej., angina de Ludwig), quemaduras de la vía aérea, hematomas y masas en el cuello, cirugía de cáncer, posradiación del cuello, compresión del cuello (p. ej., espondilitis anquilosante), síndromes congénitos, inestabilidad cervical, trauma facial, tumores faríngeos y laríngeos, y otras tantas indicaciones más.23 Para una fibrolaringoscopia e intubación exitosas se necesita disponer del equipo necesario para su realización y, así como de un entrenamiento previo del anestesiólogo responsable. 209 Cánulas orales Ayudan a mantener el fibroscopio en la línea media y evitan que el paciente por accidente muerda y dañe el fibroscopio; entre las cánulas más utilizadas están las de Patil, Ovassapian y Williams. Mascarillas faciales Tienen una entrada adicional para el fibroscopio y el tubo endotraqueal, con un diafragma de autosellado que permite administrar oxígeno y gases anestésicos al paciente, al mismo tiempo que se practica la intubación (p. ej., mascarilla de Patil y mascarilla VWM). Fibroscopio flexible Es indispensable conocer el funcionamiento del fibroscopio; la punta del fibroscopio se mueve activamente, gracias al control situado en la parte posterior del objetivo, el cual se debe manipular con el pulgar; el mecanismo de succión debe estar probado, al igual que el mecanismo móvil de la punta. El cuerpo se lubrica con productos solubles en agua (jalea k–y) o con silicona pulverizada para facilitar las maniobras. El anestesiólogo suele colocarse a la cabecera del paciente; se recomienda manipular los controles con la mano no dominante, el manubrio o mango se debe sostener de tal forma que cuando se mire a través del ocular o del monitor la marca de referencia quede colocada a las 12:00; esta marca identifica la posición anterior en la línea media. El cordón del fibroscopio se debe mantener extendido por completo. Es crucial familiarizarse con las diferentes estructuras de la orofaringe y la laringe para llevar a cabo la endoscopia inicial. Tubos endotraqueales No requieren tubos especiales, salvo que tengan al menos 1 mm mayor de diámetro interno con respecto al diámetro del fibroscopio, para que se pueda deslizar sobre el cuerpo.1 Si la intubación traqueal se realiza con el paciente despierto, se le debe explicar claramente el procedimiento y realizarla con anestesia local de la vía aérea, con el método de elección del anestesiólogo, de acuerdo con la situación clínica a la que se enfrente, siempre se debe tener un monitoreo continuo; la premedicación debe incluir un agente secante de ser posible. Se debe administrar oxígeno con catéter nasal o mascarilla, de 210 El ABC de la anestesia preferencia de forma continua; hay que aspirar las mucosidades y la sangre de la mejor manera posible de las fosas nasales y de la región orofaríngea. El paciente debe permanecer en posición de decúbito dorsal con el cuello extendido o por lo menos no flexionado; se prefiere el acceso nasal sobre la oral, debido a que el ángulo de inserción permite visualizar la laringe con mayor facilidad (la cavidad nasal se prepara como se comentó en el apartado de anestesia de la vía aérea). Se coloca primero el tubo endotraqueal en la fosa nasal y se lleva hasta la nasofaringe; estando allí se avanza el endoscopio dentro del tubo endotraqueal hasta la laringe y las cuerdas vocales, haciendo las correcciones manualmente; se aspira lo mejor posible esta zona, se introduce el endoscopio hasta la tráquea, aplicando alrededor de 2 o 3 mL de lidocaína a 1% para anestesiar la tráquea, y después se avanza el tubo endotraqueal hasta que se inserte en la tráquea; una vez confirmada su presencia se extrae el endoscopio y se prosigue con la rutina de instrumentación de la vía aérea.68 La vía orotraqueal para el fibroscopio flexible se intenta cuando existe contraindicación para la intubación nasal, cuando el operador se siente más cómodo con este método o cuando el procedimiento quirúrgico así lo requiere.68 La intubación oral con el fibroscopio puede ser un poco más difícil que la nasotraqueal, debido a la curva más aguda de la cavidad oral hacia la laringe; sin embargo, el fibroscopio es lo suficientemente flexible; con la ayuda de una cánula orofaríngea y de un asistente entrenado el procedimiento en manos experimentadas toma entre cuatro y cinco minutos.1 Después de la preparación del paciente, el endoscopio se introduce en la línea media de la boca, mientras que un ayudante extiende la mandíbula hacia adelante o tracciona la lengua hacia fuera, o se introduce una cánula orofaríngea previamente; enseguida el operador manipula el endoscopio para librar la epiglotis y luego introducirlo dentro de la tráquea y visualizar las cuerdas vocales; el tubo endotraqueal que va montado sobre el endoscopio se introduce a manera de guía del mismo endoscopio. Un problema frecuente es que el paciente puede presentar náuseas y vómito cuando no está bien anestesiada la orofaringe.68 En la actualidad no existen indicaciones bien delimitadas para intubar con el fibroscopio a un paciente con anestesia general. Algunos autores recomiendan que después de inducir la anestesia general se intente una laringoscopia directa; en caso de fallar este primer intento y antes de traumatizar la vía aérea con intentos sucesivos se puede tratar de realizar una intubación con el fibroscopio con la ayuda de una cánula orofaríngea y una mascarilla facial especial. En el paciente anestesiado y paralizado la lengua y los tejidos blandos de la faringe (Capítulo 10) se colapsan, por lo que se cierra el espacio de la hipofaringe, lo cual limita la visión y manipulación del fibroscopio. Estos factores son limitantes importantes para practicar una intubación con el fibroscopio en el paciente anestesiado; además, el tiempo de apnea y el control clínico del paciente hacen que este procedimiento sea imposible sin la ayuda de uno o dos asistentes entrenados. La intubación nasotraqueal con el paciente anestesiado puede ser un poco más fácil en el ámbito técnico.1 No existen contraindicaciones en sí para este procedimiento, pues en manos hábiles cualquier paciente puede ser intubado, pero se requiere entrenamiento previo y si el paciente se rehusa, el procedimiento no se debe llevar a cabo.68 Otras contraindicaciones relativas son el sangrado y las secreciones que dificultan y oscurecen el campo visual, pero muchas veces se pueden obviar con una buena succión y con experiencia al reconocer las estructuras si el sangrado es menor; si el sangrado es mayor, no se debe insistir en una técnica que aumente el riesgo de aspiración pulmonar.1 ACCESOS PERCUTÁNEOS EN EL MANEJO DE LA VÍA AÉREA La cricotirotomía se mantiene como el procedimiento más utilizado para establecer una vía aérea definitiva de emergencia.45 Este abordaje de cuatro pasos fue descrito por primera vez en 1996 y ha ganado popularidad, debido al menor porcentaje de complicaciones en comparación con métodos más tradicionales.6 Se puede establecer una vía aérea de urgencia en uno a dos minutos hasta que se pueda realizar una traqueostomía definitiva. Las complicaciones incluyen daño al cartílago cricoides, hemorragia y la inserción de un tubo de menor calibre.46 El abordaje comienza con una incisión pequeña y horizontal en la membrana cricotiroidea. El gancho traqueal se sitúa en sentido caudal al cartílago traqueal, a diferencia del abordaje tradicional en el que se sitúa por encima. Se debe realizar una incisión vertical generosa si existe dificultad en la identificación de la membrana cricotiroidea.25 Otro abordaje invasivo es la ventilación jet transtraqueal percutánea, que consiste en la inserción de un catéter de gran calibre a través de la membrana cricotiroidea. El calibre del catéter permite el uso de ventilación jet de alta presión. Esta técnica requiere una salida del gas introducido, ya que de no existir puede producir atrapamiento de aire y tamponade pulmonar.39 Manejo de la vía aérea EXTUBACIÓN SEGURA Lo que podría ser una maniobra muy simple en ocasiones puede entrañar serios peligros, ya que al extubar al paciente existe el riesgo de broncoaspiración, la presencia de un espasmo laríngeo o bronquial, etc.68 Una vez finalizado el procedimiento quirúrgico se debe decidir si el paciente será extubado despierto o bajo anestesia profunda.1 Los pacientes bajo anestesia superficial tienen lo reflejos laríngeos muy activos y están propensos a laringoespasmo posterior a la extubación; la tos y el pujo cuando el tubo está en la tráquea elevan la presión intraocular, la presión intracraneana, la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca.1 Esto se puede atenuar con una analgesia adecuada, utilizando lidocaína de 1 a 2 mg/kg de dos a tres minutos antes de la extubación y adyuvantes, como los betabloqueadores (p. ej., esmolol). La extubación y la extracción de aire del manguito siempre se deben realizar al final de la inspiración —antes de que inicie la espiración—, ya que en ese momento la cuerdas vocales se abren y se puede evitar un laringoespasmo, lo cual no ocurre si se realiza en la otra fase de la respiración. Factores a evaluar antes de la extubación E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Son muy numerosos los factores que se deben evaluar antes de proceder a la extubación, por lo que hay que prestar especial atención en las siguientes situaciones y grupos de alto riesgo. 1. Presencia de obstrucción en la vía aérea: se puede presentar tras la descompresión cervical, el traumatismo o la cirugía maxilofacial, así como después de cirugía de tiroides, cuello, carótida o craneal que ocasione edema, hematoma, lesión nerviosa, disfunción de cuerdas vocales, traqueomalacia, etc.70 2. Síndromes con hipoventilación: hay que evaluar si el paciente está aún bajo el efecto residual de relajantes musculares y depresión farmacológica por los medicamentos utilizados (mórficos, halogenados, propofol, benzodiazepinas, bloqueo locorregional extenso, etc.), o si padece alguna patología respiratoria, síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), disfunción diafragmática, obesidad mórbida, etc.70 211 3. Insuficiencia respiratoria hipoxémica: en los pacientes con alteración de la ventilación/perfusión, incremento de la demanda de oxígeno, shunt de derecha a izquierda, aporte inadecuado de oxígeno, alteraciones en el transporte o en la difusión de oxígeno, etc.70 4. Dificultades para movilizar secreciones y realizar la toilette pulmonar: se pueden deber a una disminución del nivel de conciencia, producción de secreciones espesas y abundantes, debilidad neuromuscular, desnutrición, parálisis frénica, disfunción diafragmática, mala hidratación y reposo prolongado en cama, dolor mal controlado, etc.70 5. Incapacidad para proteger las vías respiratorias por incompetencia laríngea tras intubaciones prolongadas; en pacientes con bajo nivel de conciencia; por debilidad neuromuscular con tos ineficaz; por daño nervioso posquirúrgico, sobre todo en cirugías de cabeza y cuello, cirugía de tiroides, endarterectomía carotídea, endoscopias y biopsias de laringe, cirugía maxilofacial, etc. Todas estas cirugías tienen el riesgo de producir edema del eje oral–faríngeo–laríngeo, provocar la afectación de pares craneales bajos y lesión del nervio laríngeo recurrente o del nervio laríngeo superior, y de ocasionar traumatismos directos sobre la vía aérea durante la manipulación quirúrgica.70 6. Vía aérea difícil prevista: pacientes diagnosticados de vía aérea difícil y en los que se ha realizado una técnica especial de intubación.70 7. Acceso limitado a la vía aérea: en los pacientes cuyo acceso a la vía aérea queda limitado al final de la cirugía, como ocurre tras la colocación de vendajes, drenajes, colgajos, fijación intermaxilar, cirugía de cabeza o cuello con reconstrucción maxilofacial o laríngea, o resección traqueal; así como con limitación para la movilidad de la columna cervical (halo vest, anquilosis, etc.).70 8. Vía aérea lesionada: puede ser la consecuencia de una manipulación traumática durante una intubación difícil, inhalación de humo o sustancias tóxicas, daños secundarios a quemaduras, edema angioneurótico, pénfigo, abscesos e infecciones hipofaríngeas, etc. La posición quirúrgica, que incluye un tiempo prolongado en decúbito prono, en Trendelenburg y con flexión o extensión forzada de la cabeza y movimientos repetidos de la misma, puede ser la responsable del edema en las vías aéreas superiores. Otras causas descritas incluyen el aporte excesivo de fluidos durante la intervención, la manipulación de la orofaringe durante la introducción de sondas de ecocardiografía transesofá- 212 El ABC de la anestesia (Capítulo 10) gica y de endoscopia digestiva, y la utilización prolongada de dispositivos orofaríngeos (combitubo, tubo laríngeo, mascarilla laríngea, mascarilla laríngea de intubación FastrachR, etc.).70 Criterios de extubación Criterios clínicos subjetivos Respiración regular, orofaringe e hipofaringe limpias (por ejemplo, sangrado no activo y libre de secreciones), reflejo de protección intacto, mantenimiento de la cabeza elevada durante cinco segundos, apretón de mano sostenido, control adecuado del dolor y concentración mínima del anestésico inhalado al final de la espiración.23 En una vía aérea difícil es fundamental la comunicación con el cirujano y el trabajo en equipo durante la extubación de estos pacientes. La decisión del momento en que se debe llevar a cabo debe ser sometida a consenso. Hay que reevaluar el estado de la vía aérea al final de la cirugía; es recomendable revisar las estructuras faringolaríngeas con fibroscopio o laringoscopia directa antes de la extubación. En ocasiones es necesario realizar otro tipo de pruebas complementarias (tomografía computarizada, resonancia magnética, arteriografía, etc.) para evaluar la permeabilidad de la vía aérea. Antes de extubar al paciente se puede saber si cumple los requisitos ventilatorios para la extubación, pero tras una intubación dificultosa o tras una intubación prolongada es difícil prever las posibles complicaciones. Criterios objetivos COMPLICACIONES DE LA MANIPULACIÓN DE LA VÍA AÉREA Capacidad vital igual o mayor de 10 mL/kg, presión pico inspiratoria negativa voluntaria mayor de 20 cmH2O, volumen tidal mayor de 6 mL/kg, contracción tetánica sostenida de cinco segundos, relación T1/T4 mayor de 0.7, gradiente PaO2 alveolar–arterial mayor de 350 mmHg (con FiO2 de 1.0) y relación volumen tidal con espacio muerto mayor o igual a 0.6 (utilizado en la unidad de cuidados intensivos durante el destete de la ventilación mecánica).23 Antes de efectuar la extubación hay que aspirar en forma efectiva la boca, la faringe, el estómago y la tráquea, proporcionándole al paciente una oxigenación óptima y retirando la cánula endotraqueal durante una inspiración profunda, con el paciente con la boca abierta.53 Siempre hay que tener todo el equipo listo para una reintubación si fuera necesario, como la aparición de datos de insuficiencia respiratoria —cianosis, tiros, estridor o espasmo laríngeo—; en caso negativo se permitirá la ventilación con mascarilla facial con oxígeno durante varios minutos y se colocará un catéter nasal o una tienda facial en la unidad de cuidados posanestésicos.68 La intubación orotraqueal, y otros abordajes utilizados en el manejo de la vía aérea se asocian con una serie de complicaciones.3 Un gran número de ellos pueden comprometer la vida. Los eventos adversos que mencionan las Guías de la ASA para el manejo de la vía aérea difícil incluyen muerte, daño cerebral, paro cardiorrespiratorio, traqueostomía innecesaria y trauma de la vía aérea.21 Se han descrito una gran cantidad de complicaciones durante la manipulación de la vía aérea. Está fuera del alcance de este capítulo la descripción detallada de cada una, por lo que se enfatizará en las que sean potencialmente letales, pero prevenibles. En una revisión de complicaciones con la intubación y otros procedimientos de la vía aérea, Divatia y col.21 clasificaron estas complicaciones según su presentación (cuadro 10–6). La situación más seria se presenta cuando “no se puede intubar/no se puede poder ventilar”.21 Los algoritmos de la ASA para la vía aérea difícil están diseñados para Cuadro 10–6. Durante la intubación Intubación fallida Intubación esofágica Lesión en la columna cervical o la médula espinal Laringoespasmo Broncoespasmo Tubo endotraqueal en posición Obstrucción del tubo Broncoaspiración Sello inadecuado Fuga del circuito Neumotórax Durante la extubación Secundario a la intubación Extubación difícil Edema laríngeo Broncoaspiración Daño nervioso Parálisis de cuerdas vocales Estenosis traqueal Trauma laríngeo Manejo de la vía aérea asistir al anestesiólogo y evitar la presentación de las complicaciones ya mencionadas. Se requiere una pronta identificación de los signos clínicos y las alteraciones para disminuir la probabilidad de eventos desastrosos. Los abordajes invasivos incluyen la traqueostomía y la cricotirotomía percutánea. Algunas de las complicaciones que se pueden presentar con la realización de es- 213 tos procedimientos incluyen hemorragia, lesión nerviosa, enfisema subcutáneo, traqueomalacia, formación de fístulas y estenosis traqueal, entre otras.21 Las complicaciones más frecuentes con el uso de la mascarilla laríngea y el combitubo son la aspiración de contenido gástrico, el trauma de la vía aérea, el posicionamiento incorrecto y las lesiones de la mucosa inducidas por presión.21 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. REFERENCIAS 1. Aldrete JA: Texto de anestesiología. 2ª ed. México, El Manual Moderno, 613–670. 2. Allman K, Wilson I: Oxford handbook of anaesthesia. Oxford University Press, 2007. 3. American Society of Anesthesiologists: Practice guidelines for management of the difficult airway: an update report by the American Society of Anesthesiologists. Anesthesiology 2003;98:1269–1277. 4. American Society of Anesthesiologists: Standards for basic anesthetic monitoring. 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Capítulo 11 Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica Martín Martínez Rosas, Roxana Carbó Zabala, Pastor Luna Ortiz Daría todo lo que sé por saber la mitad de lo que ignoro. Anónimo E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. INTRODUCCIÓN tiene un riesgo intermedio de presentar isquemia miocárdica durante la intervención. Por otra parte, la incidencia de infarto agudo del miocardio (IAM) perioperatorio se sitúa entre 0.1 y 3.5%, con una mortalidad temprana que se ubica entre 24 y 37%, convirtiéndose en la primera causa de muerte posoperatoria.2 En el caso del paciente cardiópata que va a ser sometido a cirugía no cardiaca, el manejo perioperatorio constituye un reto para el equipo formado por el anestesiólogo, el cirujano y el cardiólogo, quienes se enfrentan a la tarea de evaluar el riesgo y diseñar la estrategia a seguir. Mucho se ha escrito acerca del método para evaluar el riesgo tanto en los pacientes cardiópatas como en los que no lo son; asimismo, se han publicado diversos índices de predicción de riesgo con base en los análisis multivariados, con la finalidad de reducir la morbimortalidad cardiaca asociada con cirugía no cardiaca.1–4 Sin embargo, las guías que elaboraron el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón (ACC/AHA, por sus siglas en inglés) actualizadas para 20075 son las más difundidas y utilizadas. Estas guías están basadas en las evidencias reportadas con un enfoque sistemático y estratificado, que ha probado ser altamente práctico y efectivo para la toma de decisiones. Este capítulo busca brindar las bases que apoyen la evaluación preoperatoria adecuada del paciente y sugiere recomendaciones sobre el diagnóstico y manejo de eventos isquémicos cardiacos en el periodo perioperatorio. Una gran proporción de las muertes que ocurren durante una cirugía son debidas a complicaciones cardiovasculares, principalmente relacionadas con eventos coronarios agudos.1,2 El proceso anestésico y la cirugía le imponen al organismo del paciente un estrés fisiológico generalizado, en el cual el corazón es uno de los órganos más afectados, en especial en los pacientes cardiópatas. Por otra parte, la esperanza de vida de la población mundial actualmente supera los 70 años de edad, lo que lleva a una mayor demanda de procedimientos quirúrgicos y a un aumento en la probabilidad de encontrar pacientes con enfermedad coronaria. Por estas razones, en la actualidad se realizan grandes esfuerzos para diseñar estrategias que permitan evaluar, diagnosticar y tratar con oportunidad la isquemia miocárdica durante la cirugía no cardiaca. En los países desarrollados se estima que 30% de los pacientes no seleccionados sometidos a cirugía general presentan coronariopatía establecida o riesgo alto de presentarla durante el perioperatorio y que de 3 a 5% tendrán complicaciones cardiacas asociadas con eventos coronarios.3 En 2005 se encontró que el número de complicaciones cardiovasculares de cirugía no cardiaca excedió el millón de pacientes sólo durante ese año,4 de manera que podría estimarse que uno de cada seis pacientes en edad adulta que llegan a las salas de cirugía general 215 216 El ABC de la anestesia EVALUACIÓN CARDIOVASCULAR PREOPERATORIA PARA CIRUGÍA NO CARDIACA Determinación del riesgo cardiaco preoperatorio El esquema general de las guías ACC/AHA5 está basado en el abordaje clínico y en el examen físico completos. El árbol de decisiones se fundamenta en la valoración de dos aspectos principales: en los factores de riesgo clínicos relacionados con el paciente y los factores de riesgo relacionados con el tipo de cirugía. Combinando estas variables se puede llegar a un punto de definición de los pacientes altamente confiable, sin que haya necesidad de realizar pruebas diagnósticas adicionales. El hecho de clasificar los factores de riesgo en factores dependientes del paciente y en factores dependientes de la intervención quirúrgica permite estratificar el riesgo. En los primeros se buscan factores de predicción clínicos que pudieran aumentar el riesgo cardiaco durante la cirugía. En el cuadro 11–1 se incluyen dichos factores de riesgo.5 Los factores de predicción clínicos mayores son considerados también como “condiciones (Capítulo 11) cardiacas activas”. Es decir, son condiciones que aumentan de manera directa e importante la posibilidad de eventos isquémicos cardiacos durante la cirugía. En el caso de los factores dependientes de la intervención quirúrgica se consideran la duración y la ubicación anatómica de la cirugía, entre otros (cuadro 11–2).5 Estos factores se consideran de riesgo cardiológico quirúrgico alto en los que presentan una tasa de mortalidad (o tasa de IAM) mayor de 5%, de riesgo quirúrgico intermedio en los que presentan una tasa de mortalidad menor de 5%, pero mayor de 1%, y de riesgo cardiológico quirúrgico bajo en los que presentan una tasa de mortalidad menor de 1% en una población de pacientes. Se puede observar que los riesgos perioperatorios aumentan de manera importante en los pacientes sometidos a procedimientos vasculares.4 El algoritmo de las guías para la estratificación del riesgo se presenta en la figura 11–1. Es importante señalar que este algoritmo representa un apoyo en la toma de decisiones y no reemplaza el criterio clínico y el manejo coordinado multidisciplinario de las especialidades médicas involucradas. El algoritmo está compuesto por los siguientes cinco pasos: S Paso 1: ¿el paciente necesita cirugía de emergencia? Si es así, hay que llevar al paciente al quiró- Cuadro 11– 1. Factores de riesgo dependientes del paciente Predictores clínicos mayores. También constituyen las llamadas condiciones cardiacas activas. Requieren un diagnóstico preciso y tratamiento intensivo de la posible patología, y podrían llevar a un retraso en la cirugía o a su cancelación, excepto si es una emergencia a. Síndromes coronarios inestables (IAM agudo o reciente con riesgo isquémico evidente, angina inestable o grave —clases II a IV canadiense—) b. Insuficiencia cardiaca congestiva (ICC) descompensada c. Arritmias graves (bloqueo AV de alto grado, arritmia ventricular sintomática con cardiopatía basal, arritmia supraventricular con frecuencia ventricular descontrolada) d. Enfermedad valvular grave, como estenosis aórtica severa (gradiente de presión medio > 40 mmHg, área valvular aórtica < 1 cm2 o sintomática) y estenosis mitral sintomática Predictores clínicos intermedios. Aumentan el riesgo de complicaciones cardiacas perioperatorias, por lo que se justifica la realización de un examen exhaustivo del estado clínico del paciente antes de someterlo a la cirugía propuesta. a. Angina moderada (clases I y II canadiense) b. Infarto del miocardio antiguo, clínico o electrocardiográfico c. ICC previa o compensada d. Diabetes mellitus (DM), particularmente la de tipo 2 e. Insuficiencia renal Predictores clínicos menores. Son marcadores de enfermedad cardiovascular que no aumentan el riesgo perioperatorio de manera aislada a. Edad avanzada b. Alteración del ECG (hipertrofia ventricular izquierda, bloqueo de la rama izquierda, alteraciones del ST–T) c. Ritmo no sinusal d. Historia de evento vascular cerebral e. Hipertensión arterial sistémica (HTAS) no controlada f. Capacidad funcional baja Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica 217 Cuadro 11–2. Factores de riesgo dependientes de la intervención quirúrgica Localización anatómica de la cirugía Duración de la misma Pérdidas hemáticas y alteraciones del balance hídrico y electrolítico Necesidad de pinzamiento aórtico Riesgo cardiológico alto (tasa > 5%). Incluye cirugía mayor de urgencia (principalmente en personas ancianas), cirugía aórtica o vascular mayor, cirugía vascular periférica y cirugías prolongadas (torácica, abdominal, de cabeza o de cuello) en las que sean previsibles importantes cambios hemodinámicos Riesgo cardiológico quirúrgico intermedio (tasa > 1% y < 5%). Incluyen cirugía urológica y ortopédica, procedimientos no complicados abdominales, torácicos o de cabeza y cuello, y endarterectomía carotídea Riesgo cardiológico quirúrgico bajo (tasa < 1%). Incluye intervenciones dermatológicas y oftalmológicas (cataratas), procedimientos endoscópicos y superficiales, cirugía de mama y cirugía prostática transuretral fano sin retardo; el manejo perioperatorio y de la isquemia se pueden hacer de manera posoperativa. S Paso 2: ¿el paciente tiene una condición cardiaca activa? Si es así, es deseable que recurra a una consulta cardiológica y que se realicen pruebas diagnósticas adicionales antes de proceder con la intervención quirúrgica. S Paso 3: Si el paciente es catalogado como de bajo riesgo, entonces se puede proceder con la cirugía Paso 1 ¿Necesidad de cirugía no cardiaca de emergencia? Sí sin ninguna prueba cardiaca adicional. El riesgo de las complicaciones cardiacas perioperatorias en las cirugías de bajo riesgo es < 1%, aun en pacientes de alto riesgo. S Paso 4: ¿el paciente presenta buena capacidad funcional sin síntomas? En los pacientes asintomáticos altamente funcionales el manejo rara vez llegará a cambiar al realizar pruebas cardiovasculares adicionales. Es importante considerar en este paso Vigilancia perioperatoria Estratificación del riesgo y manejo del mismo en el posoperatorio Sala de operaciones No Paso 2 Sí ¿Condiciones cardiacas activas? Evaluar y tratar mediante las guías ACC/AHA Considerar cirugía No Cirugía de bajo riesgo Paso 3 Sí Proceder con la cirugía planeada Sí Proceder con la cirugía planeada No E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Paso 4 Buena capacidad funcional sin síntomas No o desconocido Paso 5 3 o más factores de riesgo Cirugía vascular Considere más pruebas si cambia el manejo 1 o 2 factores de riesgo Cirugía de riesgo intermedio Cirugía vascular Ningún factor de riesgo Cirugía de riesgo intermedio Proceder con la cirugía planeada con control de la frecuencia cardiaca o considere pruebas no invasivas si cambia el manejo Proceder con la cirugía planeada Figura 11–1. Se muestra el esquema del plan de valoración preoperatoria de pacientes que serán sometidos a cirugía no cardiaca (adaptada del algoritmo ACC/AHA, 2007).5 218 El ABC de la anestesia el uso de betabloqueadores para el control de la frecuencia cardiaca perioperatoria en pacientes con enfermedad cardiovascular o con al menos un factor de riesgo clínico (existe controversia con respecto a la recomendación de los betabloqueadores, por lo que se recomienda ver la sección sobre estos fármacos). Si el paciente no puede alcanzar un esfuerzo físico equivalente a 4 METs (unidades para medir la capacidad aeróbica), es sintomático o tiene capacidad funcional (CF) desconocida, entonces la presencia de factores de riesgo clínicos determinará la necesidad de una evaluación posterior. S Paso 5: ¿el paciente presenta factores de riesgo clínicos asociados con un riesgo cardiaco perioperatorio aumentado (enfermedad cardiaca isquémica, falla cardiaca previa o compensada, evento vascular cerebral [EVC] o ataque isquémico transitorio, diabetes mellitus tipo 1 o insuficiencia renal)? Tomando en cuenta la presencia de estos factores de riesgo se pueden tener las siguientes situaciones: a. Ningún factor de riesgo: entonces se procede con la cirugía. b. Uno o dos factores de riesgo: se procede a la cirugía con control de la frecuencia cardiaca mediante betabloqueadores (ver la sección de estos fármacos) o bien se puede considerar la realización de pruebas no invasivas en caso de cambiar el manejo. c. Tres o más factores de riesgo: en caso de cirugía de riesgo intermedio se puede proceder con el control de la frecuencia cardiaca mediante betabloqueadores o bien considerar la realización de pruebas no invasivas si cambiara el manejo. En caso de cirugía vascular o procedimiento quirúrgico extenso hay que considerar pruebas no invasivas para estratificar mejor el riesgo, pero solamente si cambiara el manejo del paciente. Por otra parte, sin importar el índice de riesgo que se haya calculado para un paciente, se deben mencionar las contraindicaciones para la cirugía. En el cuadro 11–3 se presentan las contraindicaciones absolutas y las relativas, las cuales no aplican en el caso de una urgencia. Pruebas preoperatorias suplementarias El objetivo de las pruebas preoperatorias suplementarias no invasivas como parte de la evaluación preoperatorio consiste en mejorar aún más la estratificación del riesgo y predecir la posibilidad de complicaciones. En- (Capítulo 11) Cuadro 11–3. Contraindicaciones absolutas y relativas para llevar a cabo la cirugía Contraindicaciones absolutas: 1. IAM con menos de un mes de evolución 2. Síndromes coronarios agudos 3. ICC grave Contraindicaciones relativas (forman parte de los factores de riesgo dependientes del paciente que deben ser evaluados): 1. ICC leve 2. IAM de entre tres y seis meses de evolución 3. Alteraciones de la coagulación 4. Angina clases II y III tre estas pruebas se encuentran el electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones, la radiografía de tórax, la prueba de esfuerzo o de tolerancia al ejercicio, la ecocardiografía bidimensional de esfuerzo y dinámica, y la medicina nuclear, entre las más importantes. Estas pruebas tienen una baja sensibilidad en los pacientes sanos; sin embargo, en los pacientes con sospecha de enfermedad arterial coronaria (EAC) se convierten en herramientas de predicción altamente valiosas. Por ejemplo, la prueba de esfuerzo por sí sola puede indicar riesgo de isquemia miocárdica perioperatoria. El ECG ambulatorio en pacientes con EAC con frecuencia revela episodios de isquemia miocárdica silenciosa. Los resultados de estas pruebas constituyen factores de predicción independientes de resultados adversos cardiacos posoperatorios. ECG de 12 derivaciones El ECG de 12 derivaciones revela información objetiva muy importante para la evaluación del paciente. Se considera la mejor prueba inicial, puesto que se realiza de manera rápida, su costo es bajo y es accesible. La presencia de cambios isquémicos, particularmente depresión del segmento ST, identifica al paciente de alto riesgo; por otro lado, un ECG normal identifica al paciente de bajo riesgo de sufrir infarto del miocardio (IM) y complicaciones isquémicas. Sin embargo, presenta la desventaja de que no excluye la posibilidad de un evento isquémico perioperatorio. Hay que considerar que el ECG representa un solo registro en un tiempo único en el análisis de un paciente en el que puede haber alteraciones temporales en la relación aporte–demanda que conduzca a la isquemia. Existe la posibilidad de que el ECG no capte un episodio de isquemia, particularmente en ausencia de síntomas. Sin embargo, la evaluación inmediata del ECG de 12 derivaciones continúa siendo el Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica Cuadro 11–4. Criterios para un ECG anormal en pacientes no cardiacos Hipertrofia ventricular izquierda Ondas Q patológicas Anormalidades del segmento ST Aleteo o fibrilación auricular Ritmo marcapaso Latidos ectópicos ventriculares Taquicardia sinusal (no relacionada con la enfermedad) E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. estándar de evaluación, aun cuando puede presentar poca especificidad diagnóstica. Se ha demostrado que la simple clasificación del ECG en normal o anormal mejora las capacidades pronósticas de la evaluación clínica en pacientes no cardiópatas.6 Para propósitos preoperatorios prácticos, se define un ECG “anormal” cuando se observan diversas condiciones (cuadro 11–4).6 Por otro lado, la información pronóstica obtenida del ECG preoperatorio se hace más relevante en los pacientes coronarios. El hecho de contar con un ECG previo puede ser particularmente útil para incrementar la veracidad diagnóstica de un ECG anormal. El algoritmo propuesto para la evaluación electrocardiográfica de los pacientes a quienes se les practicará una cirugía no cardiaca se muestra en la figura 11–2.6 El algoritmo considera que el ECG se debería ordenar en pacientes que: S Serán sometidos a cirugía de emergencia. S Se encuentran en riesgo alto, debido a comorbilidades (falla cardiaca, EAC, EVC, diabetes, insuficiencia renal, hipertensión no controlada). S Serán sometidos a procedimientos de riesgo alto o intermedio (tienen bajo riesgo los que recibirán anestesia local o regional, y serán sometidos a procedimientos dentales, cirugía endoscópica, de seno, endocrinológica, ginecológica, plástica y reconstructiva). Si el ECG resulta anormal se realizará una valoración cardiológica, como lo propone el algoritmo.6 Capacidad funcional La capacidad funcional (CF) es un predictor muy confiable que se mide en unidades llamadas equivalentes metabólicos (MET). Un MET corresponde a un consumo de oxígeno de 3.5 mL/kg/min (promedio estimado para un varón de 40 años de edad y 70 kg de peso, en re- 219 Riesgo del procedimiento Riesgo intermedio o alto Riesgo bajo Evaluación clínica Riesgo bajo Riesgo alto Cirugía de urgencia Electrocardiograma Anormal Normal Valoración cardiológica Obtener diagnóstico Ajuste de la terapia farmacológica Manejo perioperatorio Proceder a la cirugía Figura 11–2. Algoritmo sugerido para el estudio electrocardiográfico perioperatorio.6 poso). Los múltiplos del valor de un MET se usan para expresar la demanda aeróbica de determinadas actividades de la vida diaria, recopiladas en un cuestionario clínico (índice de actividad de Duke) o mediante una prueba de esfuerzo (se considera que 4 METs corresponden a la posibilidad de lograr una frecuencia cardiaca superior a 100 sin repercusión para el paciente). En el cuadro 11–5 se presentan los requerimientos de energía estimados en METs para diversas actividades. El riesgo perioperatorio y a largo plazo de presentar complicaciones cardiacas está elevado cuando los pacientes no son capaces de alcanzar los 4 METs. Ecocardiografía La ecocardiografía transtorácica o transesofágica preoperatoria es útil para diagnosticar disfunción ventricular izquierda y valorar las válvulas cardiacas. Las anormalidades del movimiento regional del ventrículo y la fracción de eyección (FE) determinados por este método tienen una buena correlación con los hallazgos angio- 220 El ABC de la anestesia (Capítulo 11) Cuadro 11–5 Requerimientos de energía estimados en MET para diversas actividades 1 a 4 MET (CF mala) Cuidado propio Asearse, vestirse y comer Conducir Tareas domésticas ligeras (lavar platos, hacer el aseo) Caminar una a dos cuadras en plano de 3.2 a 4.8 km/h 4 a 7 MET (CF moderada) 7 a 10 MET (CF excelente) Subir un piso sin Tareas doméstidescansar o cas pesadas subir una (mover muecuesta bles, limpiar Caminar en plano pisos) a 6 km/h Realizar deportes Realizar jardinecomo esquí, ría tenis, natación, Hacer las camas fútbol Baile de salón Subir escaleras lento con peso Actividad sexual ordinaria Correr distancias cortas gráficos. El ecocardiograma de reposo no contribuye de manera apreciable a la predicción de resultados adversos, de manera que el análisis de la movilidad de la pared del ventrículo izquierdo durante la infusión de dipiridamol, dobutamina o atropina (prueba de estrés farmacológico) es una buena técnica para valorar la cardiopatía isquémica, particularmente en los pacientes sin historia de IM. El ecocardiograma de estrés con dobutamina proporciona resultados comparables a los de perfusión miocárdica y función valvular. Ventriculografía con medicina nuclear La ventriculografía con medicina nuclear cuantifica la función sistólica y diastólica ventricular. Desde el punto de vista clínico, esta técnica ha demostrado ser muy útil en pacientes con EAC, ya que permite realizar un diagnóstico preciso de esta enfermedad, permitiendo determinar el grado de extensión y gravedad de la misma, así como la detección de la afección en etapas subclínicas, por lo que constituye un apoyo para definir el pronóstico. Por ejemplo, la FE < 50% predice un riesgo aumentado en el posoperatorio de insuficiencia cardiaca en pacientes de cirugía de aorta abdominal. Tomografía por emisión de positrones La tomografía por emisión de positrones (PET) es considerada como la técnica de mayor precisión para el estudio no invasivo del flujo sanguíneo miocárdico. La perfusión miocárdica se puede cuantificar en mililitros /minutos/gramos de tejido. Entre los radiotrazadores empleados en la PET el n–amonia es considerado como el mejor, debido a su vida media larga (10 min), elevada fracción de extracción y características energéticas. Las imágenes de perfusión miocárdica mediante la PET con n–amonia representan un método altamente sensible (94 a 98%) y específico (95 a 100%) para la detección de EAC, superior a la tomografía por emisión de fotón único (SPECT) tanto en precisión diagnóstica como en calidad de imagen. Tomografía computarizada e imagen con resonancia magnética La tomografía computarizada de alta velocidad puede visualizar calcificaciones en las arterias coronarias. La administración intravenosa de medio de contraste radiográfico mejora la clarificación de las imágenes. La resonancia magnética proporciona aún mayor claridad de imágenes y puede delinear la parte proximal de la circulación arterial coronaria. MANEJO DE LA ISQUEMIA MIOCÁRDICA PERIOPERATORIA Características del infarto perioperatorio del miocardio Los pacientes con EAC o con factores de riesgo de cardiopatía isquémica tienen mayor frecuencia de IM perioperatorio, muerte cardiaca y otras morbilidades relacionadas con la isquemia. La mortalidad por IM en cirugía no cardiaca es de alrededor de 15%.7,8 La fisiopatología de la isquemia miocárdica y del IM posoperatorio es diferente a los infartos que se presentan fuera del entorno quirúrgico, ya que existen factores específicos secundarios a la cirugía y a la anestesia, como son liberación de citocinas, activación simpática, hipercoagulación y fluctuaciones hemodinámicas, todos ellos factores que pueden desencadenar la cascada isquémica.4 La frecuencia del IM perioperatorio aumenta con la edad y con cirugías más complejas en pacientes de alto riesgo. Ashton y col.8 encontraron una frecuencia de 4.1% en pacientes de alto riesgo, de 0.8% en pacientes de riesgo intermedio y de 0% en bajo riesgo. Los factores independientes asociados con IM perioperatorio incluyen una edad mayor de 75 años, insuficiencia cardiaca preoperatoria y cirugía vascular. El riesgo del IM perioperatorio ocurre con mayor frecuencia en los primeros dos días del posoperatorio, Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica cuando el paciente comienza a movilizar el líquido administrado en la sala de operaciones y hay mayor riesgo de formación de trombos. La cirugía se acompaña de la elevación de catecolaminas, que se exacerban con el dolor posoperatorio;9 el aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial pueden producir alteraciones en la oferta y demanda de oxígeno miocárdico,10 además de que el estado protrombótico del posoperatorio promueve la ruptura de la placa y la trombosis coronaria. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Diagnóstico de la isquemia miocárdica perioperatoria Los IM perioperatorios a menudo ocurren en las primeras 48 h después de la cirugía, con mayor frecuencia durante la tarde del día de la cirugía. A diferencia de los síntomas usuales que se presentan con la isquemia miocárdica, en la isquemia perioperatoria a menudo no hay presencia de dolor en el paciente. El IM perioperatorio se inicia con un incremento de la frecuencia cardiaca de 90 a 100 lat/min, seguido de la depresión del segmento ST en el ECG y la elevación de las enzimas cardiacas. Es común encontrar junto con el IM perioperatorio falla cardiaca, arritmias, hipotensión y confusión. Badner y col.7 estudiaron a 323 pacientes con EAC sometidos a cirugía no cardiaca y encontraron IM posoperatorios en 18 pacientes (5.6%) monitoreados con la medición diaria de las enzimas cardiacas y registro del ECG durante siete días. Por otra parte, 40% de los IM fueron asintomáticos y 56% fueron IM sin ondas Q. La mayoría de los IM (44%) ocurrieron en el día de la cirugía, mientras que 34% ocurrieron en el primer día posoperatorio, 16% en el segundo día y solamente 6% en el cuarto día posoperatorio. Hasta la fecha no existen datos suficientes que apoyen una estrategia óptima para el seguimiento del IM perioperatorio. Las guías ACC/AHA recomiendan, con base en una evidencia limitada, que la vigilancia de los pacientes sin EAC debería estar restringida a los pacientes que presentaron signos perioperatorios de disfunción cardiovascular. En los pacientes con riesgo clínico alto o intermedio, en quienes ya se conoce o se sospecha la presencia de EAC y son sometidos a procedimientos quirúrgicos de riesgo alto o intermedio, se obtendrá un ECG basal inmediatamente después del procedimiento quirúrgico y durante los dos días siguientes a la cirugía. Parece ser que esta estrategia tiene una mayor relación costo–efectividad. La medición de troponinas específicas de tejido cardiaco debería estar limitada a los pacientes con cambios en el ECG o síntomas sugestivos de 221 síndrome coronario agudo (SICA). Algunos expertos recomiendan la medición posoperatoria de las troponinas como una medida para monitorear a los pacientes asintomáticos que tienen un riesgo alto de sufrir eventos cardiacos posoperatorios (p. ej., pacientes de cirugía vascular); sin embargo, la utilidad de esta estrategia no está justificada. Características del ECG durante la isquemia miocárdica perioperatoria Hay que recalcar que la mayoría de los IM en el perioperatorio son no transmurales, por lo que no presentan onda Q en el ECG. Este hecho se debe a que la fisiopatología del IAM en este contexto no se debe habitualmente a la ruptura de una placa ateroembólica, sino a un desequilibrio entre el aporte y el consumo de oxígeno miocárdico, como se mencionó. Un número elevado de isquemias miocárdicas posoperatorias cursan con un ECG anodino; en caso de alteraciones predomina el descenso sostenido del segmento ST. La presencia de elevación persistente del segmento ST o un bloqueo de rama izquierda de nueva aparición determinan una actitud terapéutica inmediata. Si se presenta lo anterior en el caso de un posoperado tras el monitoreo, se debe llevar a cabo el tratamiento inmediato de los primeros signos y síntomas, y la medición de las enzimas miocárdicas; por otro lado, se debe valorar la realización de una coronariografía y si procede, una angioplastia primaria con posibilidad de colocación de un stent coronario. La isquemia miocárdica también puede aparecer en el ECG como arritmias, desviaciones del eje eléctrico, bloqueos de rama, bloqueos AV, etc. Perfil de la enzimas cardiacas Las enzimas cardiacas son marcadores del daño miocárdico. La mejor valoración de éstas se lleva a cabo mediante la medición seriada durante las primeras 24 h y después diariamente. Existen muchas variables que pueden alterar el valor de estas enzimas, como los traumas musculares, el infarto mesentérico, la circulación extracorpórea (CEC) en la cirugía cardiaca, las arritmias y la desfibrilación eléctrica. Sin embargo, la evolución en sus niveles y el ECG darán el diagnóstico definitivo del SICA. La creatinfosfocinasa–dímero MB (CPK–MB) empieza a elevar su concentración plasmática entre tres y seis horas después del IAM, alcanzando un valor máximo entre 18 y 24 h, con un descenso a la normalidad en- 222 El ABC de la anestesia (Capítulo 11) Manejo de la isquemia miocárdica perioperatoria tre 48 y 72 h. La troponina I comienza su ascenso seis horas después del IAM y permanece elevada hasta entre 7 y 10 días después. Los valores de referencia de las enzimas miocárdicas para pacientes posoperados son controvertidos; sin embargo, el valor enzimático que se debe tener en cuenta en un paciente posoperado no cardiaco será comparable con el de un paciente ambulatorio que acuda a urgencias. Por su parte, en los pacientes operados de cirugía cardiaca se debe considerar la evolución de los valores, más que el valor absoluto, además de tomar en cuenta el tipo de cirugía y las posibles complicaciones (p. ej., durante la CEC). Algunos autores refieren que un valor de troponina I < 15 ng/mL entre 24 y 48 h posteriores a la cirugía cardiaca indica ausencia de isquemia miocárdica perioperatoria. No existen estudios controlados aleatorizados dirigidos al manejo médico del IM posoperatorio. En la actualidad los IM posoperatorios se clasifican en función de la presencia (IMEST) o ausencia (IMNEST) de elevación del segmento ST en el ECG. El manejo del IM posoperatorio es complicado, debido al riesgo incrementado de sangrado en el paciente posoperado, especialmente cuando se consideran fármacos trombolíticos, agentes antiplaquetarios y agentes antitrombóticos. Existen algunas propuestas de algoritmos11 que pueden ayudar a manejar los IMEST y los IMNEST en el periodo perioperatorio (figuras 11–3 y 11–4).11 La tasa de mortalidad hospitalaria para pacientes que presentaron un IM posoperatorio es de 15 a 25%;7 los pacientes que sobrevivieron a la hospitalización tuvieron un riesgo incrementado de muerte cardiovascular e IM no fatales durante los seis meses siguientes a la cirugía.12 Los pacientes que presentaron un IM sintomático después de la cirugía tuvieron un riesgo incrementado de muerte (de hasta 40 a 70%),2 de modo que es necesario que estos pacientes reciban un manejo cercano y un seguimiento para la reducción del riesgo más allá del periodo perioperatorio. El tratamiento médico para el grupo de los IMEST, además de la estabilización del paciente y el tratamiento Ecocardiografía Ante la posibilidad de isquemia intraoperatoria se debería realizar un ecocardiograma transesofágico, puesto que es más sensible y específico que el transtorácico, y puede determinar las zonas de mala contractilidad del ventrículo y la baja fracción de eyección del ventrículo izquierdo. IMEST Inestabilidad hemodinámica/choque cardiogénico Hemodinámicamente estable Aspirinar Vasopresores como se requieran Cateterización cardiaca inmediata con revascularización planeada Isquemia refractaria Manejo médico inicial* Aspirinar/clopidogrel beta bloqueadores Estatinas IECA No Si Cateterización cardiaca una vez que el sangrado sea aceptable Síntomas recurrentes Características de alto riesgo** Estratificación del riesgo en 4 a 6 semanas Figura 11–3. Algoritmo sugerido para el manejo del IMEST perioperatorio. * El manejo médico inicial incluye la administración de sulfato de morfina, oxígeno, nitroglicerina y AspirinaR con o sin heparina fraccionada si el riesgo de sangrado es aceptable. ** Las características de alto riesgo incluyen arritmias mayores (taquicardia ventricular y fibrilación ventricular), depresión del segmento ST dinámico en múltiples derivaciones, un patrón de ECG que previamente incluye determinación de cambios en el segmento ST, evidencia de ICC severa o disfunción ventricular izquierda. La isquemia refractaria consiste en una isquemia que no responde al manejo médico (modificado de Adesanya et al.).11 Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica Inestabilidad hemodinámica/choque cardiogénico Aspirina® Vasopresores como se requieran IMEST 223 Hemodinámicamente estable Aspirina®, beta bloqueadores Nitroglicerina IV Sulfato de morfina Capacidad de anticoagular con heparina Cateterización cardiaca y angioplastia primaria Contraindicación absoluta a la anticoagulación con heparina Manejo médico** Beta bloqueadores Aspirinar/clopidogrel IECAS Estatinas E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Figura 11–4. Algoritmo sugerido para el manejo del IMEST. * El clopidogrel no se debe administrar si está programada una cirugía de revascularización coronaria dentro de los siguientes cinco días. ** El manejo médico incluye sulfato de morfina, oxígeno, nitroglicerina y AspirinaR (modificado de Adesanya et al.).11 de los signos y síntomas, se basa en una terapia antitrombótica y en el tratamiento antiisquémico. Para la terapia antitrombótica se utiliza AspirinaR en dosis de 150 a 300 mg/día, además de clopidogrel con una dosis de carga de 300 mg y la continuación con 75 mg/día. Se recomienda la asociación de dos antiagregantes tras isquemia miocárdica sin elevación del ST, aunque en los individuos posoperados es necesario valorar el riesgo– beneficio de esta terapia. Cuando el paciente se encuentra hemodinámicamente estable se considera la posibilidad de anticoagulación con heparina. Se recomienda valorar el riesgo–beneficio de su aplicación en los pacientes de reanimación. En caso de que se instaure la anticoagulación con heparina se mantendrá entre tres y cinco días. La enoxaparina se aplica en dosis de 1 mg/ kg de peso cada 12 h por vía subcutánea; no hay que administrar en caso de insuficiencia renal (creatinina mayor o igual a 2 mg/dL) ni de insuficiencia hepática severa. En estos casos se sugiere utilizar heparina no fraccionada, la cual se aplica en bolo inicial de 70 UI/kg (máximo 4 000 UI), seguida de infusión IV continua de 15 UI/h (máximo 1 000 UI/ h), ajustando posteriormente la dosis para un tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa) de 50 a 70 seg. Para ello se debe realizar una medición del TTPa tres o cuatro horas después de la dosis inicial y cada 24 h una vez alcanzado el objetivo terapéutico. Además, se debe hacer un control de TTPa a las seis horas posteriores a cualquier cambio en la dosis e inmediatamente en caso de que las condiciones clínicas del paciente cambien de manera significativa (recurrencia de la isquemia, sangrado e hipotensión). El tratamiento antiisquémico se basa en los siguientes fármacos: S Nitratos (sublingual, transdérmico y parenteral): se utilizan con la finalidad de determinar la ausencia de sintomatología. Contraindicaciones: hipotensión e tensión arterial media < 30% del nivel de TA común para hipertensos, cefalea y consumo de sildenafil (Viagra®) en las 24 h previas. S El uso de betabloqueadores está indicado para todos los pacientes con angina inestable/IAM no Q, procurando una frecuencia cardiaca de 50 a 60 lat/min. Contraindicaciones: bloqueo AV, frecuencia cardiaca < 60, hipotensión arterial TAS < 90 mmHg, ICC e hiperreactividad bronquial importante. Cuando no se pueden dar betabloqueadores es posible recurrir a los antagonistas del calcio. Para el grupo de pacientes con IMNEST el tratamiento primordial tras un monitoreo adecuado y la estabilización hemodinámica consiste en la realización de angioplastia primaria y la implantación urgente de un stent. Para ello se recomienda administrar AspirinaR en dosis de 100 a 300 mg/día. Se valorará si es posible el empleo de nitratos y clopidogrel en el paciente posoperado en cuestión. 224 El ABC de la anestesia Cateterismo cardiaco Cuando se observe elevación persistente del ST o bloqueo nuevo de la rama izquierda se realizará con urgencia una angioplastia primaria, sobre todo en caso de: a. IAM anterior o extenso (más de tres derivaciones) y menor de seis horas de evolución. b. IAM en choque cardiogénico, en pacientes menores de 75 años de edad y con menos de 12 h de evolución. c. IAM en pacientes con contraindicación para los fibrinolíticos, como los pacientes posoperados (una contraindicación absoluta de los fibrinolíticos). Hasta la fecha no existen situaciones protocolizadas para llevar a cabo la cirugía de revascularización. Unas probables indicaciones tras la valoración del paciente incluyen: S Fracaso de la angioplastia primaria y estenosis coronaria de alto riesgo. S Choque cardiogénico y estenosis coronaria no tributaria de angioplastia. S Angina o isquemia persistente y estenosis no tributaria de angioplastia. Posibles complicaciones durante el manejo de la isquemia perioperatoria Choque cardiogénico Se define como la incapacidad del corazón (por deterioro de su función) para suministrar suficiente flujo a los tejidos para cubrir sus demandas metabólicas. Su etiología más frecuente es el IAM con pérdida de más de 40% de la función cardiaca de una forma aguda. El diagnóstico y el tratamiento se deben llevar a cabo al mismo tiempo. Hay que canalizar los accesos venosos, iniciando la fluidoterapia con aporte de soporte respiratorio según los precise el paciente y realizando radiografía de tórax. Se realizará el monitoreo invasivo pertinente y un ecocardiograma; el transesofágico es la prueba diagnóstica más eficaz. Debe existir un fácil acceso al marcapasos y al desfibrilador si fuera necesario. Los objetivos a perseguir en estos pacientes incluyen: S Optimizar el gasto cardiaco. S Disminuir la demanda de oxígeno miocárdico (evitando un excesivo volumen y la taquicardia). (Capítulo 11) Lo más importante es intentar reperfundir el miocardio precozmente, puesto que si esto no se consigue, la mortalidad asciende a entre 80 y 90%. Cuando fracasa el tratamiento médico el siguiente paso consiste en el balón de contrapulsación intraaórtico (BIACP), que mejora la presión arterial y la perfusión coronaria, disminuyendo el trabajo miocárdico y la poscarga, entre otros efectos. En el caso de un paciente con choque cardiogénico por un IM con elevación del ST en el posoperatorio es muy controvertido saber cuál es el mejor momento para realizar la angioplastia primaria. La inestabilidad hemodinámica y la necesidad de traslado para la realización de la prueba, entre otros factores, la dificultan. Sin embargo, dicha prueba se debe realizar lo antes posible. Quizá el mejor momento sería, individualizando cada caso, tras la primera estabilización hemodinámica y después de la realización de un ecocardiograma diagnóstico. Valvulopatías agudas (insuficiencia mitral) Suelen producirse más frecuentemente por la ruptura de un músculo papilar de forma aguda. Supone entre 0.5 y 5% de las muertes tras IAM y su prevalencia está entre 0.4. y 0.9% de los IAM. Se presenta generalmente como choque cardiogénico agudo y edema agudo del pulmón. La prueba diagnóstica más eficaz es el ecocardiograma transesofágico; se suele precisar un recambio valvular o la reparación de la válvula o del septum de forma urgente. ESTRATEGIAS DE REDUCCIÓN DEL RIESGO CARDIACO PERIOPERATORIO Paciente de alto riesgo y revascularización coronaria previa En los pacientes clasificados de alto riesgo el reto para el anestesiólogo consiste en determinar qué intervención puede disminuir ese riesgo. Se puede considerar la revascularización coronaria si se encuentra una estenosis significativa en la angiografía. Las formas de revascularización disponibles son: 1. Angioplastia coronaria. 2. Angioplastia con stent. 3. Cirugía de revascularización coronaria. La decisión de efectuar una revascularización es relativamente fácil en los pacientes con cardiopatía isquémi- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica ca sintomática, pero la mayoría de los pacientes son asintomáticos y el beneficio en estos pacientes es menos evidente. La angioplastia sola es una opción en los pacientes que requieren cirugía en un periodo corto y en quienes no se pueden administrar AspirinaR ni clopidogrel. Sin embargo, aun en estos pacientes la cirugía se debe posponer de 7 a 10 días siempre que sea posible. Los stents de metal tienden a formar trombos después de cuatro a seis semanas de su colocación.13 Una revisión retrospectiva realizada recientemente compara las complicaciones de la cirugía no cardiaca entre los pacientes que recibieron angioplastia coronaria transluminal percutánea (ACTP) sola y los pacientes a los que les colocaron los stents.14 Los resultados entre los dos grupos no fueron estadísticamente significativos. La frecuencia de muerte y de infarto fue alta en los dos grupos y la muerte y el sangrado fueron altos en las primeras dos semanas. Estos datos sugieren que no se debe practicar cirugía electiva en un periodo de tres meses después de la angioplastia y del stent. Algunos estudios recomiendan esperar un año. La cirugía de las arterias coronarias puede mejorar los resultados después de la cirugía. El estudio CASS (Coronary Artery Surgery Study) demostró una baja mortalidad y pocos infartos del miocardio en los pacientes con cardiopatía isquémica que fueron sometidos a cirugía no cardiaca.15 Este beneficio se observó en los pacientes que tenían cirugía meses o años después; el beneficio en la mortalidad no se presentó en los pacientes con cirugía de bajo riesgo. Este estudio fue retrospectivo y no tomó en cuenta la mortalidad asociada con la cirugía de las arterias coronarias. En otro estudio aleatorizado y controlado con más de 1 500 pacientes se compararon la revascularización coronaria y la no revascularización antes de cirugía vascular electiva.16 La mortalidad a 30 días fue igual en los dos grupos; el IM no fatal y los resultados fueron iguales, aunque hay que mencionar que los dos grupos fueron tratados con betabloqueadores (estudio CARP). La cirugía de revascularización coronaria antes de la cirugía no cardiaca es razonable en los pacientes con síntomas o en los pacientes con estenosis coronaria significativa mostrada en la angiografía. Las indicaciones de cirugía coronaria incluyen: 1. Lesión de tronco. 2. Lesión de tres vasos y disfunción ventricular izquierda. 3. Dos vasos coronarios más descendente anterior. 4. Isquemia intratable. 225 Betabloqueadores Los betabloqueadores son los medicamentos más estudiados para disminuir el riesgo cardiaco perioperatorio. El mecanismo propuesto para este efecto benéfico es debido a su capacidad para disminuir el efecto de las catecolaminas y así disminuir las demandas de oxígeno miocárdico.17,18 Estos fármacos han demostrado que disminuyen las complicaciones cardiovasculares en la cirugía vascular (IM no fatal, angina inestable, arritmias, muerte cardiaca e insuficiencia cardiaca). Los primeros estudios demostraron que los betabloqueadores disminuyen la ocurrencia de IM y de muerte después de la cirugía no cardiaca.19,20 Las guías de 2007 del ACC/AHA5 recomiendan los betabloqueadores para los pacientes que ya están tomándolos, para los que están programados para cirugía vascular o para los que presentan isquemia en los exámenes preoperatorios (clase I), o bien que en la cirugía no vascular presentan un riesgo intermedio o alto de sufrir EAC (clase II). Algunos estudios aleatorizados no recomiendan su uso y no encuentran efectos benéficos con la administración de betabloqueadores en el perioperatorio. A pesar de esto, las guías de ACC/AHA5 recomiendan que “aunque muchos de los estudios controlados aleatorizados con el tratamiento con betabloqueadores son pequeños, el peso de la evidencia sugiere un beneficio de la terapia con estos fármacos durante la cirugía no cardiaca en pacientes de alto riesgo”. En el estudio POISE (PeriOperative Ischemia Evaluation), publicado recientemente,21 el metoprolol se asoció con 30% de disminución de infarto del miocardio no fatal a expensas de 33% de aumento de mortalidad de todas las causas y 17% de aumento de evento vascular cerebral. La selección de los pacientes a los que se les administran betabloqueadores es tan importante como la forma de administración. Los datos recientes sugieren que las dosis altas y el control estricto de la frecuencia cardiaca se asocian con una disminución de la lesión y de la isquemia miocárdica perioperatoria.22 También los betabloqueadores usados para control de la frecuencia cardiaca pueden obviar la necesidad de más exámenes perioperatorios en los pacientes de riesgo intermedio (estudio DECREASE).23 En resumen, el amplio uso de los betabloqueadores ha disminuido, debido a las publicaciones que no han demostrado beneficio, especialmente en los pacientes de bajo riesgo. La recomendación actual es usarlos en los pacientes de alto riesgo, identificando a estos pacientes mediante el índice de riesgo cardiaco revisado (IRCR).24 Idealmente debe existir el tiempo suficiente para administrar la 226 El ABC de la anestesia dosis adecuada hasta lograr una frecuencia cardiaca de 55 a 70; se debe continuar por lo menos siete días después de la operación o durante 30 días, aunque no hay suficiente evidencia que apoye esta recomendación.25 Aunque la mayoría de los estudios con resultados positivos han usado b1 selectivos, no hay estudios con otros betabloqueadores.26 Estatinas en el perioperatorio Las citocinas inflamatorias están elevadas en el periodo perioperatorio, lo cual expone a los pacientes a un aumento del riesgo cardiovascular. Las estatinas tienen propiedades estabilizadoras de la placa de ateroma, así como efectos antiinflamatorios.27 Por lo tanto, es lógico que estos mecanismos sean de beneficio para disminuir los eventos cardiacos perioperatorios. Mucha de la evidencia conque se cuenta viene de estudios prometedores aleatorizados y prospectivos.28,29 La evidencia acumulada hasta el momento sugiere un efecto protector del uso de las estatinas en el perioperatorio contra las complicaciones cardiacas durante la cirugía no cardiaca. Hindler y col. efectuaron un metaanálisis para valorar el efecto de las estatinas en el preoperatorio y observaron una reducción de la mortalidad de 44%.30 Le Machach y col.31 demostraron que suspender las estatinas en el posoperatorio más de cuatro días representa un factor de predicción independiente de mionecrosis posoperatoria. (Capítulo 11) además de una tendencia a disminuir la mortalidad y el IM.34 El diltiazem en dosis de 1 a 5 mg/kg/min en infusión disminuye la isquemia sin producir hipotensión y bradicardia. Estratificación del riesgo En el paciente estable sometido a cirugía no cardiaca electiva se han descrito clásicamente seis predictores independientes en el IRCR revisado por Lee.23 Dichos predictores incluyen la cirugía de alto riesgo, la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad cerebrovascular, la diabetes insulinodependiente y la creatinina mayor de 2.0 mg/dL. La presencia de varios de estos factores de riesgo aumenta la frecuencia de complicaciones cardiacas posoperatorias. Por lo tanto, es probable que los pacientes con cardiopatía isquémica importante que se presentan para cirugía no cardiaca sean candidatos a una o más de las estrategias de disminución del riesgo, dependiendo de las necesidades de la cirugía. La cirugía de revascularización no es necesaria en el preoperatorio. El manejo médico puede mejorar los resultados de la cirugía. La intervención en las arterias coronarias debe estar guiada por las condiciones del paciente y las consecuencias potenciales de posponer la cirugía. En los pacientes con cardiopatía isquémica estable no tienen indicación las intervenciones coronarias previas. Intervención coronaria percutánea (ICP) Agonistas alfa–2 En un metaanálisis de la administración de a2–agonistas con 32 estudios y 3 395 pacientes, Wijeysundera y col.32 encontraron que estos fármacos reducen la mortalidad y el IM en la cirugía vascular. En un estudio prospectivo doble ciego en pacientes con riesgo de isquemia miocárdica, Wallace y col.33 determinaron que la administración de clonidina tiene efectos hemodinámicos mínimos y disminuye la mortalidad hasta por dos años. Bloqueadores de calcio En 2003 se publicó un metaanálisis sobre el uso de bloqueadores de calcio en cirugía no cardiaca; en él se identificaron 11 estudios con 1 007 pacientes y se encontró que estos fármacos disminuyen significativamente la isquemia miocárdica y la taquicardia supraventricular, La angioplastia coronaria antes de la cirugía no cardiaca electiva puede mejorar los resultados. La angioplastia no siempre se acompaña de la colocación de stent; cuando se coloca stent es necesario el tratamiento antiplaquetario para prevenir la trombosis coronaria aguda y mantener la permeabilidad de los vasos coronarios. Cuando se suspenden la AspirinaR y el clopidogrel, el riesgo de trombosis coronaria es muy alto, por eso se prefiere y se recomienda sólo suspender el clopidogrel y dejar la AspirinaR durante toda la cirugía. Aunque hay muchos factores que influyen en la producción de la trombosis del stent, está muy claro que si se suspende el tratamiento se predispone a la trombosis, con una morbilidad y una mortalidad significativas. Por lo anterior, se deben adoptar las siguientes precauciones: 1. Determinar la fecha y la clase de stent. 2. Considerar el alto riesgo: Evaluación y manejo perioperatorio de la cardiopatía isquémica < 6 semanas de stent de metal. < 1 año de stent con fármaco. 3. Revisar el tiempo de la cirugía propuesta. Es necesario suspender o modificar la terapia antiplaquetaria, según lo indique el equipo multidisciplinario, que consiste en cardiólogo, cirujano y anestesiólogo. Si la cirugía es de urgencia, se debe efectuar en un hospital que cuente con un área de hemodinamia y cardiología intervencionista, pera que se puedan manejar adecuadamente las complicaciones de trombosis del stent. MANEJO ANESTÉSICO DEL PACIENTE CON ISQUEMIA Todas las técnicas y los agentes anestésicos tienen efectos sobre el sistema cardiovascular en mayor o menor grado, por lo que es indispensable la elección de un monitoreo adecuado para distinguir la isquemia miocárdica. Primero se busca prevenir un episodio isquémico, optimizando la oferta de oxígeno al miocardio y disminuyendo las demandas. Por otro lado, se busca manejar adecuadamente el dolor perioperatorio mediante analgésicos vía IV, epidural o controlada por el paciente, con el fin de reducir la respuesta a la activación de catecolaminas y aumentar la probabilidad de isquemia. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Aumento de la demanda de oxígeno El incremento en el requerimiento de oxígeno por parte del miocardio que sobrepase la capacidad de la circulación coronaria para aportarlo da por resultado isquemia miocárdica. Es el mecanismo causal más frecuente de episodios isquémicos en la angina estable crónica y durante la prueba de esfuerzo. Durante el transoperatorio el anestesiólogo debe vigilar los factores determinantes del consumo miocárdico de oxígeno y proteger al paciente de la isquemia por “demanda”. Los principales factores determinantes del consumo miocárdico de oxígeno comprenden la frecuencia cardiaca, la contractilidad miocárdica y la tensión de la pared (presión de la cavidad x radio/grosor de la pared). Los requerimientos metabólicos basales son determinantes menores del MVO2 (consumo de O2 miocárdico). Se han propuesto varios índices de la relación entre aporte de oxígeno y demanda para guiar el tratamiento. 227 El producto presión–frecuencia (frecuencia cardiaca x presión arterial sistólica) proporciona un buen cálculo del MVO2, aunque no se correlaciona bien con la isquemia cuando la frecuencia cardiaca es alta y la presión arterial baja. La relación del índice de tiempo de presión diastólica con el índice de tiempo de presión sistólica fue diseñado para calcular el riego subendocárdico. Disminución del aporte El aumento de la frecuencia cardiaca puede reducir el riego subendocárdico por acortamiento de la diástole y aumentar el consumo de oxígeno. La anemia y la hipoxia también alteran el aporte de oxígeno al miocardio. Es importante evitar los cambios excesivos o persistentes en la frecuencia cardiaca o en la presión arterial. La recomendación es mantener la frecuencia y la presión dentro de 20% del normal de control. Sin embargo, muchos episodios de isquemia miocárdica perioperatoria ocurren en ausencia de cambios hemodinámicos. Inducción de la anestesia La administración de ketamina no está indicada porque aumenta la frecuencia cardiaca y la presión arterial. La laringoscopia para la intubación traqueal debe durar < 15 seg. La lidocaína laringotraqueal o intravenosa, el esmolol y el fentanilo se han usado para prevenir la taquicardia de la intubación traqueal. Mantenimiento de la anestesia Los pacientes con función ventricular izquierda normal pueden presentar taquicardia e hipertensión en respuesta a la intubación traqueal y el estímulo quirúrgico. La depresión miocárdica controlada con anestésicos volátiles puede ser útil para minimizar la actividad del sistema nervioso simpático. Los anestésicos volátiles pueden ser útiles y benéficos en los pacientes con cardiopatía isquémica porque pueden disminuir los requerimientos de oxígeno miocárdico y preacondicionar al miocardio para tolerar eventos isquémicos. Puede ser que los pacientes con función ventricular disminuida no toleren la depresión miocárdica inducida por la anestesia. En estos pacientes es mejor usar opiáceos o etomidato para la inducción y mantener la anestesia con técnica balanceada. 228 El ABC de la anestesia CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS El periodo perioperatorio puede inducir cambios importantes e impredecibles en las respuestas fisiopatológicas del paciente, entre ellas la isquemia miocárdica. La evaluación preoperatoria es una herramienta muy valiosa para evaluar el riesgo y disminuir las complicaciones que se presentan durante el periodo perioperatorio de la cirugía no cardiaca. Esta evaluación persigue en realidad dos objetivos complementarios. Uno consiste en estratificar el riesgo del paciente tomando en cuenta las posibles complicaciones perioperatorias de la cirugía a la que se someterá y adoptar las medidas adecuadas para reducir dichas complicaciones; el otro objetivo es identificar a los pacientes con factores de riesgo cardiovasculares o portadores de cardiopatías. Estos pacientes se beneficiarían con la instalación de un tratamiento adecuado a largo plazo, independientemente de la estrategia inmediata para la cirugía a desarrollar. Por ejemplo, los pacientes con una cardiopatía resultante de riesgo medio o elevado requieren supervisión continua y tratamiento intensivo para reducir ese riesgo, ya que se conoce la alta incidencia de eventos cardiovasculares adversos a largo plazo. Por otra parte, para muchos pacientes, la cirugía representa su primera oportunidad para recibir una valoración apropiada de su riesgo cardiaco a corto y a largo plazos. De esta manera, el médico sirve mejor al paciente cuando, además de hacerle recomendaciones para disminuir el riesgo cardiaco perioperatorio inmediato, determina la necesidad de estratificación del riesgo posoperatorio subsecuente y la necesidad de intervenciones dirigidas a modificar los factores de riesgo coronario. Se requieren estudios prospectivos futuros que determinen el valor de la terapia médica profiláctica de rutina en comparación con el valor de pruebas e intervenciones diagnósticas más extensas. (Capítulo 11) En este sentido, a pesar de que en los últimos años se ha logrado un avance importante en la evaluación perioperatoria de la cirugía no cardiaca, se requieren estudios que identifiquen subgrupos de pacientes en quienes la revascularización coronaria preoperatoria reduzca el IM y la muerte perioperatoria y a largo plazo. Se desconoce en este momento cuál es el método más efectivo de revascularización coronaria preoperatoria. Por otra parte, se conoce el beneficio de las pruebas de valoración cardiaca preoperatorias, especialmente en los pacientes con EAC establecida; sin embargo, son necesarios más estudios que evalúen la relación costo– beneficio y el valor de varios métodos de evaluación cardiaca para reducir las complicaciones. Se requiere establecer también la utilidad del monitoreo intraoperatorio y posoperatorio del segmento ST en los pacientes con EAC conocida o en los que se van a someter a cirugía vascular para detectar isquemia miocárdica durante el perioperatorio. Además, este tipo de monitoreo podría ser considerado en los pacientes con factores únicos o múltiples para desarrollar EAC a quienes se les practicará cirugía no cardiaca. En general, también se requiere definir de mejor manera la implementación de las estrategias farmacológicas de los betabloqueadores y del uso de estatinas y anticoagulantes. Aunque ya se ha estudiado el efecto de los betabloqueadores en los eventos cardiacos en el perioperatorio mediante ensayos aleatorizados y los estudios observacionales han demostrado el beneficio de las estatinas, se requiere mayor evidencia, sobre todo en los pacientes que se someterán a cirugía vascular mayor; asimismo, aún falta evaluar algunos aspectos, como la relación costo–beneficio de los tratamientos. Esperamos que en los próximos años se cuente con una mayor cantidad de pruebas para afinar aún más las estrategias de evaluación y manejo de la isquemia perioperatoria. REFERENCIAS 1. Mangano D: Perioperative cardiac morbidity. Anesthesiology 1990;72:153. 2. Mangano D, Goldman L: Preoperative assessment of patients with known or suspected coronary disease. N Engl J Med 1995;333:1750. 3. Cohen AT: Prevention of perioperative myocardial ischaemia and its complications. Lancet 1998;351:385–386. 4. 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Fotocopiar sin autorización es un delito. 19. 20. ner F et al.: Prognostic value of routine preoperative electrocardiography in patients undergoing non–cardiac surgery. Am J Cardiol 2006;97:1103–1106. Badner NH, Knill RL, Brown JE: Myocardial infarction after non–cardiac surgery. Anesthesiology 1998;88:572–578. Ashton MC, Petersen JN, Wray PN: The incidence of perioperative myocardial infarction in men undergoing non–cardiac surgery. Ann Intern Med 1993;118: 504–510. Breslow MJ, Parker S, Frank SM: Determinants of catecholamine and cortisol responses to lower extremity revascularization. The PIRAT Study Group. Anesthesiology 1993; 79:1202–1209. Indolfi C, Ross J Jr: The role of heart rate in myocardial ischemia and infarction. Implications of myocardial perfusion–contraction matching. Prog Cardiovasc Dis 1993;36:61–74. Adesanya AO, de Lemos JA, Greilich NB, Whitten CW: Management of perioperative myocardial infarction in noncardiac surgical patients. Chest 2006; 130:584–596. 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Sin embargo, la afinidad que tienen las moléculas de O2 para saturar la hemoglobina a una PO2 determinada puede ser alterada por varios estados patológicos y constituye un factor de adaptación en el caso de anemia. Los principales determinantes del transporte de O2 (DO2) son el gasto cardiaco (GC) y el contenido arterial de O2 (CaO2).4 La única razón por la cual se realiza una transfusión sanguínea es para restablecer o mantener el transporte de oxígeno a los tejidos. A pesar de ser una práctica tan común y que puede salvar vidas, la transfusión sanguínea no está libre de complicaciones, como la transmisión de enfermedades infecciosas, las reacciones alérgicas y el daño orgánico agudo, el cual es inesperado y es objeto de investigación en la actualidad.1 Dado que no existen guías bien establecidas para las indicaciones de transfusiones, muchos autores han sugerido el uso de niveles mínimos de hemoglobina; sin embargo, esto aún es controversial.2 La transfusión de sangre data de mediados del siglo XVII, aunque fue hasta el inicio del siglo XX cuando se convirtió en un pilar del tratamiento médico.3 DO2 = GC x CaO2 Cuando se respira aire ambiente en condiciones normales el O2 presente en la sangre arterial es transportado por la hemoglobina, la cual está casi completamente saturada, mientras que otra parte se encuentra disuelta en el plasma. La pequeña cantidad de oxígeno disuelto en sangre es directamente proporcional a la presión parcial y puede ser calculado al multiplicar la PO2 por una constante (k = 0.00301), llamada coeficiente de solubilidad. De esta forma, en circunstancias normales el CaO2 puede aproximarse a la porción unida a hemoglobina (Hb) mediante la siguiente ecuación: E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. BASES DEL TRANSPORTE DE OXÍGENO CaO2 (mL/L) = % Sat. O2 x 1.39 (mL/g) x [Hb] (g/dL) Si el CaO2 es sustituido de la ecuación 2 a la 1, entonces: DO2 = GC x (% Sat. O2 x 1.39 x [Hb]) La hemoglobina es un complejo de cuatro moléculas de globina y un anillo o grupo heme con hierro en donde se fija el oxígeno (figura 12–1). La capacidad que tiene la hemoglobina para transportar oxígeno, o afinidad, se representa por la curva sinusoidal de disociación de oxihemoglobina y la presión parcial de oxígeno (PO2). Esto permite la “carga” adecuada de O2 en los pulmones a altas PO2 y la “descarga” oportuna en los tejidos a bajas En esta ecuación, GC = gasto cardiaco en L/min. % Sat. O2 = saturación de Hb con O2 en %. [HB] = concentración de HB en g/dL. 1.39 = constante de unión de la HB (1.39 mL de O2 se unen a 1 g de HB cuando está completamente saturada). 231 232 El ABC de la anestesia (Capítulo 12) O H 2C H 3C Hierro O CH CH2 Cadena b CH B A Cadena a Grupo heme N N Fe(11) N N D H 3C –OOC H2 C N CH2 C CH3 CH2 H2 C COO– HN Glóbulo rojo CH2 N H CH O Cadena b C Cadena a Forma elíptica de la molécula de polipéptido Figura 12–1. Hemoglobina. La figura 12–2 muestra la relación bifásica que existe entre el transporte (DO2) y el consumo de O2 (VO2). La extracción de O2 (OER) aumenta y la saturación venosa mezclada de oxígeno (SvO2) disminuye en relación con una disminución de DO2. Por debajo de un nivel crítico de DO2 (DO2 crit.), el VO2 se hace dependiente del primero. El DO2 por debajo del nivel crítico marca el inicio del metabolismo anaerobio, como se observa por la elevación de productos celulares, como lactato, NADH y citocromo oxidasa reducida (CtOx). El DO2 crit. de varios órganos y sistemas puede ocurrir en niveles por arriba o debajo del DO2 crítico global, dependiendo del metabolismo y del flujo sanguíneo regionales. Como se puede observar, el VO2 puede permanecer constante aunque varíe el transporte, debido a que los tejidos son capaces de incrementar en forma eficaz la extracción de O2. Esto se refleja en una disminución de la SvO2 en cada órgano o tejido. Sin embargo, cuando se alcanza el nivel de DO2 crit., la OER no se puede incrementar más para alcanzar las demandas metabólicas, alcanzando así un punto de disoxia o isquemia. El DO2 crit. también se alcanza en condiciones que incrementen mucho el consumo, como en las crisis convulsivas o la hipertermia. El DO2 crit. puede variar entre los diferentes órganos y sistemas de acuerdo con sus perfiles metabólicos individuales y su respuesta a los factores neuro- Consumo de oxígeno Consumo no dependiente del transporte Región dependiente del transporte Metabolismo anaeróbico Deuda de oxígeno Punto crítico de transporte Consumo basal Región independiente del transporte Metabolismo aeróbico Transporte de oxígeno Figura 12–2. Relación bifásica entre el transporte y el consumo de oxígeno. Transfusión y ahorro hemático perioperatorio humorales en procesos patológicos. En situaciones como el paro cardiorrespiratorio o el choque hemorrágico, el DO2 crit. de cada órgano y sistema se alcanza casi simultáneamente. En estado fisiológico la cantidad de oxígeno transportada al organismo excede a su requerimiento por un factor de dos a cuatro veces. Por ejemplo, si asumimos que el nivel de Hb es de 15 g/dL, una Sat O2 de 99% y un GC de 5 L/min, entonces el transporte de O2 será de 1 032 mL/min. En reposo el requerimiento de O2 irá de 200 a 300 mL/min. Una disminución aislada en la concentración de Hb a 10 g/dL resultará en un transporte de 688 mL/min. A pesar de este 33% de disminución en la Hb, el DO2 es el doble del requerimiento. Sin embargo, una disminución mayor de Hb a 5 g/dL —con las otras variables constantes— disminuirá el DO2 a un nivel crítico de 342 mL/min. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. ADAPTACIÓN A LA ANEMIA En la anemia disminuye el DO2; sin embargo, la oxigenación tisular se conserva en niveles por debajo de 10 g/dL. Los cambios adaptativos en la anemia incluyen desviación a la derecha de la curva de disociación de la Hb y alteraciones hemodinámicas y microcirculatorias. La desviación a la derecha de la curva antes mencionada es principalmente el resultado de una síntesis incrementada de 2,3–difosfoglicerato (2,3–DPG) en los eritrocitos.5,6 Esta desviación permite que una mayor cantidad de oxígeno sea liberado a los tejidos a una PO2 determinada, compensando así la disminuida capacidad transportadora de O2 por parte de la Hb. El factor más determinante de la respuesta cardiovascular a la anemia es el estado del volumen intravascular del paciente, más específicamente la precarga ventricular izquierda. El organismo intenta preservar el DO2 a órganos vitales a través de un incremento en el GC, así como un incremento en el tono vascular arterial y venoso mediado por un aumento en el tono simpático. El sistema renina–angiotensina–aldosterona también se estimula para retener agua y sodio. El tono simpático desvía el gasto cardiaco del lecho esplácnico, del sistema musculosquelético y de la piel hacia las circulaciones cerebral y coronaria. El aumento en el gasto cardiaco ha sido el cambio compensador más estudiado en la anemia normovolémica. De hecho, existe una relación inversa entre los niveles de hemoglobina (o hematócrito: Hct) y el gasto 233 cardiaco.7 En los niveles que más ocurre lo anterior son en los de la Hb de 7 a 12 g/dL.8 Existen dos mecanismos relacionados con el incremento en el GC durante la anemia normovolémica: la reducción en la viscosidad sanguínea y el incremento en la estimulación simpática. La viscosidad sanguínea tiene su principal efecto en dos determinantes del GC: la precarga y la poscarga, mientras que la estimulación simpática lo hace sobre la frecuencia cardiaca (FC) y la contractilidad (los otros dos determinantes).9,10 EFICACIA DE LA TRANSFUSIÓN SANGUÍNEA Varios estudios11 han confirmado que alcanzar los niveles “supranormales” de transporte y consumo de oxígeno (como lo sugirieron Shoemaker y col.)12 no mejora el pronóstico ni la sobrevida en los pacientes críticos, sino que puede empeorarla. La lógica de transfundir células rojas a un paciente en un intento por mejorar el DO2 y la oxigenación tisular no siempre es válida. Las células rojas almacenadas tienen una P50 baja (presión parcial de O2 en la que la Hb está saturada a 50%), que incrementa la afinidad de la Hb por el oxígeno, por lo que reduce la liberación hacia los tejidos (desviación a la izquierda de la curva de disociación de oxihemoglobina). La sangre almacenada con CPDA (citrato, fosfato, dextrosa y adenina) es rápidamente depletada de 2,3–DPG y ATP (adenosín–trifosfato), lo cual resulta en una inadecuada capacidad de transporte de oxígeno por parte de las células rojas. Los estudios que indican que las transfusiones sanguíneas incrementan el consumo de oxígeno tisular (VO2) y mejoran la circulación han dado resultados contradictorios. Los estudios clínicos no han demostrado en forma contundente que la transfusión de células rojas incremente la utilización de O2 por parte de los tejidos, sea a nivel de todo el organismo o a nivel orgánico. Conrad y col.13 encontraron que a pesar de un incremento del transporte de oxígeno con la transfusión sanguínea en pacientes con choque séptico, no hubo un aumento del VO2 o una disminución del lactato. Sin embargo, el incremento en el DO2 con dobutamina (al contrario de la transfusión sanguínea) es más efectivo para revertir la acidosis a nivel de la mucosa gástrica; asimismo, en otros estudios con este fármaco se ha visto una mejoría en la circulación esplácnica en los pacientes graves.14,15 234 El ABC de la anestesia El tiempo de almacenaje de los paquetes de sangre también en un factor importante para su eficacia. También se ha estudiado la influencia que tiene el almacenaje sobre las propiedades reológicas de los eritrocitos. Los estudios muestran alteraciones en la forma de los eritrocitos después de la segunda semana de almacenaje, con alteración en la deformabilidad del eritrocito, mayor hemólisis y acidosis.16 También se ha observado que al transfundir sangre almacenada la hemoglobina ferrosa libre destruye rápidamente el óxido nítrico (ON) por oxidación a metahemoglobina y nitrato. El ON reacciona 1 000 veces más rápido con la Hb libre que con el eritrocito. La reducción de la disponibilidad de ON produce vasoconstricción sistémica y regional, con posibilidad de disfunción orgánica.17 Se ha sugerido que las transfusiones son un factor de riesgo para el desarrollo de disfunción orgánica múltiple (DOM) y mal pronóstico en pacientes con trauma y cirugía.1,18 Una hipótesis es que las células rojas almacenadas (> 14 días) pueden “descargar” polimorfonucleares (PMN) y provocar DOM. La sangre transfundida se está convirtiendo en un agente inflamatorio potencial. ¿CUÁNTA HEMOGLOBINA ES SUFICIENTE? Hay varios estudios que demuestran que existe tolerancia a los niveles bajos de Hb/Hto, como el realizado por Weiskopf,19 que incluyó niveles de Hb de 5 g/dL en pacientes quirúrgicos sanos, en los que no se demostró una disminución en el transporte de oxígeno asociado con anemia aguda. Rawstron20 comparó pacientes quirúrgicos con niveles < 10 o > 10 g/dL de Hb preoperatoria y no encontró diferencias en las complicaciones posoperatorias. Kitchens y col.21 resumieron su experiencia con pacientes testigos de Jehová sometidos a cirugía; observaron que la mortalidad atribuible a anemia fue de 1.4% en una serie de 1 404 pacientes y que 90% de esas muertes ocurrieron en pacientes sometidos a cirugía cardiaca. Hasta ahora parece que los niveles de Hb/Hto por debajo del rango “mágico de 10/30” son bien tolerados por los pacientes sanos; sin embargo, ¿qué pasa con los pacientes críticos? La mejor evidencia al respecto se desprende del estudio de Hebert y col.,22 en el cual compararon una estrategia permisiva o “liberal” de transfusión (Hb de 10 a 12 (Capítulo 12) g/dL) contra una estrategia “restrictiva” (Hb de 7 a 9 g/dL). Concluyeron que los pacientes en el grupo “liberal” recibieron mayor número de transfusiones sanguíneas. La mortalidad intrahospitalaria global fue significativamente más baja en el grupo “restrictivo”, aunque la mortalidad a 30 días no fue significativamente diferente. Los pacientes menos graves o más jóvenes tuvieron una menor mortalidad en el grupo restrictivo. Por lo tanto, en algunos pacientes la estrategia restrictiva es equivalente, o posiblemente superior, a la estrategia liberal. Por otro lado, se ha sugerido que los pacientes con enfermedad cardiovascular pueden tener mayor riesgo de morbimortalidad cuando están anémicos. Carson y col.23 demostraron en una serie de 1 958 pacientes testigos de Jehová con cirugía no cardiaca que tanto un hematócrito preoperatorio bajo como un sangrado transoperatorio significativo aumentaron el riesgo de morbimortalidad. El efecto fue significativamente más pronunciado en los pacientes con enfermedad cardiovascular. Otros autores, como Nelson y col.,24 demostraron que los pacientes para cirugía de bypass arterial con Hto < 28% tuvieron más riesgo de isquemia miocárdica y morbilidad cardiaca. Se ha sugerido que en los pacientes con función ventricular alterada la falta de incremento en el GC se puede compensar con el aumento en el CaO2 por las transfusiones, aumentando así el DO2. Estos autores han sugerido niveles de Hb de 10 a 12 g/dL. En conclusión, se puede decir que la mayoría de los pacientes pueden tolerar adecuadamente niveles de Hb entre 7 y 9 g/dL. Los pacientes con enfermedad cardiovascular pueden requerir niveles más elevados, aunque hacen falta más datos y estudios al respecto. El uso rutinario de transfusiones de células rojas sin una indicación precisa se asocia con un riesgo elevado y, en el mejor de los casos, con una utilidad limitada. RIESGOS ASOCIADOS CON LA TRANSFUSIÓN Los riesgos se pueden subdividir en infecciosos y no infecciosos. Infecciosos Existen varios agentes o enfermedades potencialmente transmisibles que incluyen varios tipos de virus: hepatitis A, B, C, D y E; virus linfotróficos de células T tipos Transfusión y ahorro hemático perioperatorio Cuadro 12–1. Frecuencia de transmisión de enfermedades infecciosas asociadas con la transfusión Hepatitis B Hepatitis C SIDA Virus linfotrófico de células T Sepsis bacteriana/reacción a endotoxinas Eritrocitos Plaquetas 1/350 000 1/2 000 000 1/2 000 000 1/2 900 000 1/30 000 1/2 000 1 y 2, virus del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) tipos 1 y 2; citomegalovirus; virus de Epstein–Barr; parvovirus B19; virus GBV–C (también llamado virus de la hepatitis G); virus SEN; priones (enfermedad de Creutzfeldt–Jacob y una variante de ésta); bacteria Borrelia burgdorferi de la enfermedad de Lyme; bacterias contaminantes; parásitos (malaria, enfermedad de Chagas y babesiosis); y sífilis (cuadro 12–1).25 En general la frecuencia de infección viral ha disminuido significativamente en las dos últimas décadas. El advenimiento de la prueba de ácido nucleico (PAN) para SIDA y hepatitis C ha ayudado a disminuir la frecuencia de transmisión de estos padecimientos a niveles bajos. El virus de la hepatitis B continúa siendo de alto riesgo, con una frecuencia de transmisión estimada de un caso por cada 350 000 transfusiones. El problema estriba en la posibilidad estadística de que el donador se encuentre en “periodo de ventana” al momento de la donación. No infecciosos E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. La mayoría de estas reacciones son de tipo inmunitario (cuadro 12–2). Reacciones inmunitarias Pueden ocurrir por la presencia de anticuerpos, sean anti–A o anti–B, o que se han formado como consecuencia de la exposición previa a eritrocitos, leucocitos, plaquetas y proteínas de un donador.26 1. Reacciones a antígenos de los eritrocitos: a. Reacción hemolítica aguda (REA): es la más grave de todas. Cuando se administra sangre no compatible se activan anticuerpos y complemento contra los eritrocitos, atacándolos. Se presenta hemólisis que conduce a coagulación intravascular diseminada (30 a 50%), insufi- 235 Cuadro 12–2. Reacciones transfusionales no infecciosas asociadas con transfusión de hemoderivados y su frecuencia aproximada Reacción adversa Frecuencia Reacción transfusional hemolítica aguda Reacción transfusional hemolítica tardía Reacción alérgica leve Reacción anafiláctica Reacción febril no hemolítica Lesión pulmonar aguda por transfusión Reacción injerto vs. huésped Inmunomodulación 1/25 000 a 50 000 1/2 500 1/200 a 250 1/25 000 a 50 000 1/200 1/5 000 Rara 1/1 ciencia renal aguda (IRA) o muerte. La mayoría de las veces el problema surge por un error “clerical”, es decir, no en la administración sanguínea per se, sino en el proceso de entrega de sangre al paciente. Los anticuerpos que con frecuencia se fijan al complemento son el anti–A, el anti–B, el anti–Kell, el anti–Kidd, el anti–Lewis y el anti–Duffy. Existen más de 300 antígenos en los eritrocitos humanos, aunque muchos son débiles y no producen reacción detectable. El tratamiento, además de suspender la transfusión, etiquetarla con los datos del paciente y el evento, y enviarla de regreso al banco de sangre para cruzar y hacer prueba de Coombs directa, incluye medidas de soporte como líquidos IV, inotrópicos o vasopresores según el caso, para mantener una adecuada presión arterial y el gasto urinario; la administración de diuréticos, como el manitol y la furosemida, y de bicarbonato sirve para alcalinizar la orina. b. Reacción hemolítica tardía (RET): este tipo de reacción ocurre por anticuerpos contra antígenos Rhesus (Rh), Kell, Duffy y Kidd. Lo que ocurre habitualmente es que el receptor ya fue sensibilizado en el pasado contra estos antígenos; sin embargo, con el tiempo los anticuerpos han disminuido a niveles no detectables en las pruebas de compatibilidad, dando una reacción negativa a la prueba. Cuando el receptor es expuesto nuevamente a estos antígenos reacciona en forma anamnéstica. La reacción hemolítica ocurre de manera extravascular en el bazo y en el sistema reticuloendotelial. Por lo tanto, los síntomas son más leves y se presentan durante la primera o la segunda semanas posteriores a la 236 El ABC de la anestesia transfusión, incluyendo febrícula, aumento de bilirrubina con o sin ictericia, y reducción en la hemoglobina sérica. La frecuencia de esta reacción va de aproximadamente un caso por cada 800 a un caso por cada 2 500 transfusiones.27 2. Reacciones a proteínas del donador: a. Menores: causan urticaria por liberación de histamina. Ocurren en 0.5% de las transfusiones y casi siempre se presentan con la transfusión de plasma fresco congelado (PFC); sin embargo, como los paquetes de eritrocitos o plaquetas tienen una pequeña porción de plasma, esta reacción también se puede observar con ellos. El tratamiento consiste en difenhidramina y eritrocitos lavados. b. Anafilácticas: son raras; ocurren por deficiencia congénita de IgA en el receptor, el cual ha sido sensibilizado previamente por transfusión o embarazo y se expone nuevamente a IgA “extraña”. La reacción es grave e incluye broncoespasmo, disnea, choque, edema de glotis y dolor torácico. 3. Reacciones a leucocitos del donador: a. Febriles: los pacientes que recibieron múltiples transfusiones de eritrocitos o células rojas desarrollan anticuerpos contra antígenos HLA en los leucocitos del donador. Esto ocurre en 1% de las transfusiones, habitualmente en las primeras cuatro horas de la transfusión y puede durar 48 h. El paciente puede referir escalofríos, disnea, ansiedad, cefalea, náuseas, mialgias y tos seca. El tratamiento consiste en acetaminofén. b. Lesión pulmonar aguda: ocurre en un caso de cada 5 000 transfusiones de hemoderivados, con mortalidad de 5 a 8%. Sucede cuando los anticuerpos del plasma del donador activan los leucocitos del receptor, desarrollando edema agudo pulmonar no cardiogénico, habitualmente seis horas después de iniciada la transfusión.26 c. Reacción injerto contra huésped (RICH): los paquetes de eritrocitos y plaquetas contienen cantidades significativas de linfocitos viables del donador. Los pacientes receptores inmunocomprometidos (SIDA, trasplantes u otros) no reaccionan contra estos linfocitos, haciéndolos “propios” al receptor e iniciando una reacción contra él mismo, es decir que los linfocitos “injertados” reaccionan contra el huésped. La leucorreducción puede atenuar la reacción pero no la elimina. La única medida efectiva es la radiación de los paquetes antes de su administración en estos pacientes. (Capítulo 12) d. Inmunomodulación: se ha asociado una alteración del sistema inmunitario con las transfusiones alogénicas, derivada de observaciones de menor rechazo a órganos en pacientes trasplantados.28 Se reduce la función del sistema inmunitario con varias consecuencias, como mayor mortalidad, mayor frecuencia de recurrencia de cáncer, mayor riesgo de infecciones y una progresión más rápida del SIDA.29 LEUCORREDUCCIÓN Los beneficios de este procedimiento, adoptado cada vez por más países en el mundo como una medida estándar, han sido confirmados por una disminuida aloinmunización y un menor fracaso a la transfusión de plaquetas en pacientes con leucemia, prevención de las reacciones febriles no hemolíticas y reducción en la transmisión de citomegalovirus (CMV). Existen beneficios de este procedimiento que aún están por confirmarse, con la finalidad de disminuir la frecuencia de infecciones posoperatorias y la mortalidad posoperatoria, acortar los días de hospitalización, reducir la frecuencia y la severidad de la RICH, así como prevenir la recurrencia de cáncer y la aceleración del SIDA. Es probable que el mayor costo del procedimiento, que no conlleva riesgos, se justifique en aras de mayores beneficios. OTRAS Existen reacciones no infecciosas a las transfusiones que son de consideración y que sólo serán mencionadas en el presente trabajo, como son las que se relacionan con transfusión masiva. Éstas incluyen hipotermia, con sus repercusiones sobre la coagulación y las plaquetas, sobrecarga de volumen, coagulopatía dilucional, disminución en el 2,3–DPG, alteraciones ácido–base, hipercalemia e intoxicación por citrato. ALTERNATIVAS DE LA TRANSFUSIÓN AUTÓLOGA Surgen como una consecuencia de los problemas asociados con la transfusión alogénica que, como se men- Transfusión y ahorro hemático perioperatorio cionó previamente, son infecciosos y no infecciosos, aunadas quizá al elevado costo de las transfusiones. Donación autóloga preoperatoria E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Esta técnica constituye una alternativa atractiva, debido a que es fácil de realizar y es relativamente económica y segura para la mayoría de los pacientes programados a cirugía electiva. Además, su empleo correcto ha demostrado que reduce la transfusión alogénica. Sin embargo, esta última no se puede evitar por completo, debido a hematócritos basales bajos o al desarrollo de anemia inducida por la donación misma, lo cual puede evitar que se obtengan suficientes unidades de sangre. Además de evitar la transmisión de enfermedades infecciosas, la donación autóloga preoperatoria (DAP) evita los problemas no infecciosos asociados con morbilidad o incluso mortalidad. Idealmente se requiere programar la cirugía con suficiente anticipación, para permitir la compensación de una posible anemia. Otro aspecto importante surge de la creciente necesidad de transfusiones, dado que los pacientes viven más años gracias a los progresos de la medicina y tienen más enfermedades concomitantes conforme progresa la edad. Además, la disponibilidad de sangre se reduce aún más, debido al estricto escrutinio que los hospitales imponen a los donadores. Aunque los pacientes que acuden a la DAP en general tienen problemas médicos más complejos, el proceso de donación es bien tolerado y se habla de que hasta entre 60 y 70% de los pacientes pueden ser candidatos al procedimiento.30 La frecuencia de reacciones en los pacientes que se someten a DAP puede ser similar o ligeramente mayor que en los donadores voluntarios, las cuales consisten en mareos, hipotensión y bradicardia transitorios. Las desventajas de la técnica pueden ser: 1. Un mayor costo, en comparación con la donación homóloga. 2. La posibilidad de que el paciente no tenga una buena respuesta eritropoyética. 3. No se elimina por completo el error humano, sobre todo si el hospital no realiza pruebas de compatibilidad previas a la administración de la sangre autóloga. 4. Si la unidad no se utiliza, algunos hospitales no permiten su uso en otro paciente. La enfermedad coronaria significativa, la estenosis aórtica o el hematócrito inicial bajo son contraindicaciones relativas para el procedimiento. 237 Los pacientes sometidos a DAP deben recibir hierro suplementario (2 mg/kg/día) durante tres semanas o bien se pueden complementar con el uso de eritropoyetina recombinante (EPO). La donación máxima habitual es de cuatro unidades, debido a la vida media de la primera unidad. Eritropoyetina Se ha demostrado el beneficio de la terapia con esta hormona para aumentar el hematócrito de los pacientes, incluso en conjunto con DAP.31 Sin embargo, su uso es limitado, debido al elevado costo que tiene y a la necesidad de administraciones semanales, durante tres semanas, con dos aplicaciones en la última semana previa a la cirugía. La administración en pacientes anémicos ha demostrado que disminuye la transfusión alogénica.32 También ha demostrado su aceptación y efectividad en los pacientes que son testigos de Jehová. Sustancias transportadoras de oxígeno Amberson fue uno de los pioneros del desarrollo de estas soluciones, las cuales se han necesitado desde 1936. Los factores que promueven la investigación y el desarrollo actuales de estos compuestos son: a. La prevalencia de enfermedades transmisibles a través de la sangre. b. La falta de donadores. c. La evidencia de una mayor morbimortalidad con la transfusión alogénica. d. La creciente necesidad de cirugías mayores con requerimientos de transfusión perioperatoria. Los dos principales tipos de sustitutos de células rojas son las sustancias transportadoras de oxígeno basadas en hemoglobina (STOBHb) y los perfluorocarbonos. Basadas en hemoglobina Se trata de sustancias acarreadoras de oxígeno que utilizan hemoglobina purificada humana, animal o recombinante en una preparación libre de células. Son líquidos que se pueden infundir por vía venosa, que tienen una vida media larga y no necesitan refrigerarse, así como tampoco la determinación del tipo ni cruzarse. Pueden ser ideales en los pacientes con choque hemorrágico, cuando no se dispone de sangre. A pesar de muchos esfuerzos en el desarrollo de estos compuestos actual- 238 El ABC de la anestesia mente no se ha aprobado su uso en EUA ni en Europa, aunque varios continúan en fases de experimentación.33 Las de primera generación, como la hemoglobina con diaspirina de cadena cruzada (DCLHb; HemAssist), fueron suspendidas de los estudios clínicos por reacciones adversas y elevada mortalidad. Los de segunda generación (Hemopure, PolyHeme y MP4 —antes Hemospan—) actualmente se encuentran en fase III de experimentación. La hemoglobina recombinante (rHb) se fabrica mediante E. coli. Se elaboraron dos de primera generación (DCIHb (Hemassist) y la recombinante modificada rHb 1.1), que tenía ventajas y desventajas. La de segunda generación (rHb2.0) mostró menos efectos secundarios en modelos animales; sin embargo, la casa fabricante (Baxter) suspendió los fondos para llevar a cabo estudios clínicos. Actualmente se encuentran en fase de experimentación otros compuestos, como el conjugado polioxietilénico de hemoglobina piridoxilada, conocido como PHP, o los compuestos celulares de transportadores de oxígeno, que consisten en moléculas de Hb encapsuladas dentro de acarreadores, principalmente liposomas o micropartículas y nanopartículas.33 Los efectos secundarios asociados con estas sustancias son diversos e incluyen hipertensión, dolor abdominal, erupción cutánea, diarrea, ictericia, hemoglobinuria, oliguria, fiebre, evento cerebrovascular y alteraciones de laboratorio. Aunque estos efectos son transitorios y asintomáticos, muchos estudios se han suspendido debido a su aparición. Se presenta vasoconstricción, debido a que el óxido nítrico se une a la hemoglobina libre. Existe un efecto hemostático incrementado al inhibir el efecto que tiene el óxido nítrico sobre la agregación plaquetaria. CONSIDERACIONES ANESTÉSICAS Técnicas anestésicas en el ahorro hemático Posición del paciente Debido a que la cirugía de columna se realiza en posición de decúbito prono, la colocación de soportes debajo de la pelvis y los hombros evita que exista presión abdominal y, por ende, en la vena cava, reduciendo de esta manera el flujo a través de plexos venosos colaterales a nivel vertebral, conocidos como plexos de Batson.34 Para minimizar la presión abdominal también se ha sugerido el uso de relajación neuromuscular, además (Capítulo 12) de tratar de que el sitio de cirugía quede en un nivel superior al del corazón del paciente, para favorecer así el retorno venoso; con esto último se debe considerar el riesgo de embolia aérea. Ventilación Existen pruebas de que la elevación de la presión intratorácica durante la ventilación mecánica incrementa la presión vascular periférica en forma suficiente como para aumentar el sangrado en el sitio operatorio.35 Técnicas farmacológicas Hipotensión controlada y anestesia regional Las pruebas actuales han establecido que la reducción del gasto cardiaco no se asocia con una reducción de la hemorragia transoperatoria. Otros mecanismos proponen la reducción de las presiones arterial y venosa. Se ha encontrado que la pérdida hemática transoperatoria está ligada a la presión sistólica.36 La relación que tiene la presión arterial media con la pérdida hemática no está totalmente clara, debido a que esta relación no es siempre consistente. La pérdida hemática durante la hipotensión controlada es dependiente, por lo menos en parte, de la presión venosa. En un estudio que comparó el nitroprusiato de sodio (NTPS) con la nitroglicerina (NTG), en el que las presiones sistólicas se llevaron a rango similar, se observó que en el grupo con nitroglicerina hubo una mayor disminución de la presión venosa central y existió también menor sangrado transoperatorio, a pesar de una mayor presión arterial media y diastólica, que en el grupo con NTPS.37 Modig y col. demostraron que la hemorragia transoperatoria y posoperatoria era menor durante la anestesia epidural en comparación con la anestesia general.35,38 Los beneficios del ahorro hemático en artroplastia total de cadera observados durante la hipotensión controlada son también aparentes con el uso de anestesia epidural. En el estudio hecho por Rosberg y col.39 la menor pérdida sanguínea transoperatoria ocurrió en el grupo de pacientes que recibieron anestesia general con hipotensión controlada, seguido del grupo que recibió anestesia epidural. Incluso existen pruebas de que si se continúa con analgesia epidural en el posoperatorio, se reduce aún más el sangrado. En la cirugía de columna, en la que la hipotensión controlada es efectiva para reducir la pérdida hemática, se han observado beneficios también con el empleo de anestesia epidural. Transfusión y ahorro hemático perioperatorio En lo relativo al tema de la anestesia subaracnoidea, la relación que tiene ésta con la pérdida sanguínea transoperatoria es similar a la de la anestesia epidural. Los beneficios son claros tanto en la cirugía de cadera como en la prostatectomía transuretral, la cirugía vascular de miembros inferiores y la colectomía. Efecto de la anestesia regional en la coagulación La anestesia y la analgesia epidurales tienen efectos directos e indirectos sobre la coagulación sanguínea. Existe un estado de hipercoagulabilidad cuando la cirugía se practica con anestesia general, manifestándose con aumento del fibrinógeno y activación plaquetaria. Ocurre lo opuesto con la anestesia epidural, sea sola o combinada con anestesia general.40,41 La anestesia epidural se asocia con un incremento en el nivel de activadores del plasminógeno, lo cual persiste hasta el tercer día del posoperatorio. Técnicas de recuperación perioperatoria de células rojas y autotransfusión 239 tuales, aunque las bacterias continúan siendo una amenaza, por lo que se puede utilizar un filtro de reducción de leucocitos, el cual ha mostrado que reduce este riesgo. La coagulopatía dilucional es un riesgo, sobre todo con la transfusión de grandes volúmenes de recuperación transoperatoria de sangre (RTS), debido a que todos los factores de coagulación y casi todas las plaquetas son eliminados con el lavado. Se debe tomar en cuenta que la recuperación de células rojas del campo operatorio es de alrededor de 50%. Recuperación posoperatoria de sangre Se ha utilizado la infusión de sangre obtenida de los drenajes mediastinales o de heridas quirúrgicas después de artroplastias de cadera o de rodilla. No se realiza un lavado ni centrifugación del líquido obtenido. Se ha sugerido la posibilidad de complicaciones al infundir sustancias presentes en dicha sangre; sin embargo, los reportes de complicaciones son ocasionales. HEMODILUCIÓN NORMOVOLÉMICA AGUDA E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Recuperación transoperatoria de sangre Esta técnica se emplea en muchas cirugías, con un alto potencial de requerir transfusión homóloga. Básicamente el recuperador de células, o cell saver, lo que hace es anticoagular la sangre que se aspira del lecho quirúrgico, separar los eritrocitos de otras células y líquidos mediante centrifugación y lavarlos con solución salina. Dichos eritrocitos lavados son transfundidos al paciente, suspendidos en solución salina en porciones de 125 a 225 mL con un hematócrito de 45 a 65%. Esta técnica se ha utilizado en numerosas cirugías (cirugía cardiovascular, aneurismas de la aorta, instrumentación de columna, cirugía de reemplazo articular y trasplante hepático) y se ha reportado una reducción en la transfusión homóloga.42 Se consideran contraindicaciones la presencia de infección, de células malignas, de orina, de contenido intestinal y de líquido amniótico en el aspirado quirúrgico; sin embargo, en el caso del cáncer se ha utilizado en tumores hepáticos y urológicos sin evidencia de metástasis. Las complicaciones reportadas con esta técnica incluyen el embolismo de partículas, como grasa, aire, microagregados de plaquetas o leucocitos, estroma de eritrocitos, hemoglobina libre, heparina y bacterias. Todos ellos se han reducido al mínimo en los sistemas ac- Consiste en extraer un volumen determinado de sangre del paciente y reemplazarlo simultáneamente con un líquido acelular (coloide o cristaloide). Al producir una baja importante en la masa eritrocitaria del paciente y, por lo tanto, una disminución en la pérdida neta de eritrocitos, la hemodilución normovolémica aguda (HNA) disminuye la necesidad de transfusión homóloga. Estas unidades autólogas mantienen todos los factores de coagulación y de las plaquetas y son reinfundidas en el paciente después del tiempo quirúrgico sangrante. Esta técnica accesible, y hasta cierto punto fácil de realizar, se debe considerar en ciertos procedimientos quirúrgicos, aunque su eficacia dependerá del caso clínico particular.43 Los mecanismos compensadores en la HNA incluyen: 1. 2. 3. 4. Incremento del gasto cardiaco. Incremento del volumen latido. Leve incremento de la frecuencia cardiaca. Reducción de la viscosidad sanguínea, incluida la de la poscarga. 5. Aumento del flujo sanguíneo a los tejidos. 6. Aumento de la extracción de oxígeno orgánico. 7. Aumento del flujo coronario. Los criterios de selección de pacientes incluyen: 240 El ABC de la anestesia 1. Pérdida hemática esperada w 1 500 mL. 2. Hemoglobina preoperatoria w 12 g/dL, corrigiendo la volemia. 3. Función cardiovascular normal (ausencia de isquemia o cambios en el ST). 4. Ausencia de enfermedad pulmonar restrictiva u obstructiva. 5. Ausencia de enfermedad renal. 6. Ausencia de hipertensión no tratada. 7. Ausencia de cirrosis hepática. 8. Ausencia de infección. 9. Ausencia de coagulopatía. El monitoreo durante la HNA es estándar. El monitoreo invasivo depende de la complejidad del caso y de las condiciones del paciente y estará a discreción del anestesiólogo. Sin embargo, existen recomendaciones para el uso rutinario de línea arterial y sonda urinaria. La HNA se considera moderada (Hto de 25 a 30%) o severa (Hto de 15 a 20%). La cantidad de sangre extraída —usualmente de 400 a 2 000 mL— dependerá de la pérdida hemática anticipada y del hematócrito basal del paciente. Existen varias fórmulas para calcular la extracción de la sangre: V = VSC x Hti – Htf/Ht promedio En esta ecuación, V = volumen sanguíneo a extraer, Hto promedio = Hti – Htf/2 + Htf, VSC = el volumen sanguíneo circulante, Hti = hematócrito inicial y Htf = hematócrito final o deseado. Otra fórmula alternativa es: V = VSC (Hti–Htf) (3 – Hto promedio) Es de vital importancia calcular correctamente el VSC de los pacientes. La fórmula de Bourke y col. de 70 mL/ kg en el adulto sobreestima el VSC; con ello se obtiene un nivel más bajo de hematócrito del deseado, lo cual puede poner en riesgo al paciente. La fórmula de Meier y col. es más fidedigna.44 Se pueden utilizar cristaloides para sustitución del volumen extraído en una proporción de 3 a 4 mL:1 o coloides 1:1. El edema generalizado es más común cuando se utilizan cristaloides. Los coloides mantienen una mejor retención intravascular y son más efectivos para restablecer la normovolemia que los cristaloides. La extracción sanguínea se debe hacer con unas estrictas asepsia y antisepsia. Se debe colectar en bolsas destinadas para tal efecto, que contengan anticoagulante (CPD–A). Se irán rotulando y numerando una a una y la retransfusión al paciente se hará en sentido inverso a su recolección. Esto garantiza que la más hemodiluida (Capítulo 12) vaya primero y al final la que contiene el mayor número de células rojas, factores y plaquetas. La principal finalidad de la HNA es reducir la transfusión homóloga en los pacientes quirúrgicos. La transfusión perioperatoria de células rojas y otros productos ha sido posible mediante hemodilución. Las contraindicaciones para la HNA incluyen: 1. 2. 3. 4. 5. 6. Hemoglobina < 7 g/dL. Hemoglobinopatías asociadas a hemólisis. Cardiopatía isquémica activa. Insuficiencia renal. Coagulopatía. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica severa. Debido a que muchos estudios no han sido capaces de llegar a una conclusión algunos investigadores proponen que la cardiopatía isquémica es una contraindicación relativa para HNA, por lo que sugieren mantener un Hto de 30% para alcanzar una recuperación miocárdica adecuada.45 Métodos conjuntos La HNA es equiparable a la donación autóloga preoperatoria (DAP) en cuanto a la reducción de la transfusión homóloga. Sin embargo, al asociar ambos métodos se ha observado que la HNA resultó en una menor cantidad de pacientes que requerían unidades “predonadas”. El mayor beneficio de la HNA se observó cuando la DAP no era posible. Además, la HNA puede ser superior a la DAP, debido al mayor costo de esta última. La combinación de ambas técnicas puede reducir aún más la transfusión homóloga, pero incrementa los costos y el desperdicio de unidades no transfundidas.46 La hipotensión controlada se ha relacionado con la HNA, lo cual reduce los requerimientos de transfusión. La hipotermia leve reduce la temperatura corporal entre 2 y 3 _C, por lo que el consumo de oxígeno disminuye entre 12 y 20%, lo cual puede tener un efecto benéfico cuando se produce hemodilución extrema por sangrado quirúrgico masivo. HIPOTERMIA Y HEMORRAGIA La hipotermia produce un deterioro progresivo en la formación del coágulo. Conforme el paciente se enfría las reacciones individuales se lentifican y el proceso en general pierde la sincronización, dando lugar al desa- Transfusión y ahorro hemático perioperatorio 241 Cuadro 12–3. Temperatura 25 _C 27 _C 29 _C 31 _C 33 _C 35 _C 37 _C II V VII VIII IX X XI XII 5 7 10 17 24 82 100 3 5 8 22 50 75 100 5 7 12 34 60 82 100 0 0 3 16 59 79 100 0 0 3 7 32 66 100 4 6 10 20 44 81 100 2 2 4 16 60 85 100 1 1 1 10 17 65 100 rrollo de coagulopatía. Además, existe una retención de plaquetas en el hígado. La disfunción en la coagulación puede ser difícil de medir. La pruebas rutinarias de coagulación (TP y TTP) enviadas desde la sala de operaciones son calentadas a 37_ con el propósito de una estandarización. Estas pruebas pueden ser útiles en cuanto a la concentración de los factores; sin embargo, no reflejan la función in vivo. El cuadro 12–3 muestra la degradación en la función de los factores de coagulación. La hipotermia a menos de 37 _C prolonga la coagulación al mismo grado que la reducción en la concentración de los factores de coagulación.47 CONCLUSIONES La transfusión de sangre continua, aun en la actualidad, presenta un riesgo de morbimortalidad para los pacientes, a pesar de pruebas de escrutinio más avanzadas. El empleo de métodos alternativos a la transfusión homóloga continúa siendo una opción para tratar a los pacientes quirúrgicos con sangrado. Incluso los criterios de transfusión en cuanto a los límites de Hb/Hto han cambiado con el tiempo, debido a que los estudios demuestran que los pacientes toleran niveles menores del nivel “mágico 10/30”. Esto se debe a un mejor entendimiento de los mecanismos de adaptación a la anemia y a estudios que demuestran esta tolerancia, sobre todo los derivados de la hemodilución. Existen diversas alternativas que, empleadas solas o en conjunto, pueden disminuir la necesidad de transfusión homóloga, en tanto continúan los estudios en el campo de los sustitutos de sangre. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. REFERENCIAS 1. Moore FA, Moore EE, Sauaia A: Blood transfusion. An independent risk factor for postinjury multiple organ failure. Arch Surg 1997;132(6):620–624. 2. Carson JL et al.: Transfusion triggers: a systematic review of the literature. Transfus Med Rev 2002;16(3):187–199. 3. Spence RK, Cernaianu AC, Carson J et al.: Transfusion and Surgery. Curr Probl Surg 1993;30(12):1101–1180. 4. Chittock DR, Ronco J, Russel J: Monitoring of oxygen transport and oxygen consumption. En: Tobin MJ (ed.): Principles and practice of intensive care monitoring. Nueva York, McGraw–Hill, 1998:317–343. 5. Rodman T, close HP, Purcell MK: The oxyhemoglobin dissociation curve in anemia. Ann Int Med 1960;52:295–309. 6. 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Los pasos que se mencionan a continuación constituyen una guía:3 Todos, como médicos, somos capaces de conseguir y leer artículos científicos, pero, ¿cuán capaces somos de hacer un buen análisis sobre ellos? En este capítulo encontraremos algunas herramientas clave que nos permitirán realizar una búsqueda adecuada de la literatura, seleccionar y analizar si el artículo que está en nuestras manos contiene información valiosa o vale la pena leerlo e incorporarlo en nuestra práctica diaria. Estudios hechos en EUA y Holanda sugieren que al menos de 30 a 40% de los pacientes no reciben cuidados médicos acordes con la evidencia científica disponible, mientras que 20% o más de los tratamientos no son necesarios o son potencialmente dañinos para los pacientes.1 Por ello, nuestro deber como médicos es buscar la mejor evidencia posible sobre el manejo médico de los pacientes.2 Nuestra responsabilidad como médicos no se limita a realizar correctamente las intervenciones, maniobras y procedimientos que hemos aprendido en la escuela y en los años de entrenamiento, sino en cambiar cuando las nuevas técnicas, por ejemplo, demuestren ser mejores que las que se venían usando. Es decir, el médico se debe actualizar. El gran problema es la cantidad de información disponible y la mala calidad de mucha de ella. Es por ello que se tienen que desarrollar habilidades para buscar, seleccionar y evaluar la información científica para que esta actualización tenga el fin de adoptar mejores terapias para los pacientes. 1. Identificación de estudios mediante una revisión bibliográfica. 2. Selección de los estudios y evaluación de la calidad. 3. Extracción de los datos y síntesis de los resultados. 4. Elaboración de conclusiones y recomendaciones. ¿Cómo se encuentra un artículo? 1. El artículo nos llega, es decir, nos lo da a leer el jefe de residentes o el adscrito, o lo leemos en la revista que recibimos por suscripción. 2. Llegamos al artículo. Este acercamiento a un artículo es ideal; de nosotros depende llegar finalmente a una buena selección.4 Es importante detallar una estrategia para la búsqueda de bibliografía;5 existen bases de datos en línea que facilitan este trabajo; las principales bases de datos utilizadas son Medline, Embase y Colaboración Cochrane, entre otras. El primer gran reto que se enfrenta al seleccionar un artículo científico es la gran cantidad de mate243 244 El ABC de la anestesia (Capítulo 13) Cuadro 13–1. Búsqueda en base de datos Término de búsqueda No. de artículos Anesthesiology Inhalational Anesthesia Inhalational Anesthesia Complications 86 938 1 465 246 Fuente: http://pubmed.gov. rial disponible. La literatura biomédica sufre una expansión de 5 a 6% al año, lo que significa que tras 10 años de haberse graduado como médico habrá aumentado 10 veces. Tan sólo Pubmed (octubre de 2009) reporta más de 19 millones de citas bibliográficas de artículos en el área biomédica; en una búsqueda realizada en el área de anestesiología se encuentra el número de artículos que se muestran en el cuadro 13–1. De todos los artículos publicados en las posibles revistas que puedan ser de nuestro interés, ¿cuántos podremos leer?, y de estos artículos, ¿cuáles vale la pena leer? Para resolver este problema hay que aprender y aplicar técnicas de selección de la literatura biomédica que permitan ahorrar tiempo, pero sobre todo que permitan encontrar información de la mejor calidad.6,7 Una cuidadosa selección del artículo nos llevará a rechazar la mayoría de los que revisemos. Lo primero que se debe saber es que un buen número de artículos han sido escritos por razones distintas al verdadero interés de hacer avanzar la ciencia médica, otro buen número están mal diseñados, una proporción importante carece de métodos válidos para el análisis de sus datos, etc.8 Sabiendo esto a priori no se experimentará ese “sentimiento de culpa” al terminar rechazando la mayoría de los artículos médicos. Lo siguiente que se debe hacer es conocer e implementar las estrategias de selección y lectura que se explican más adelante. En los buscadores electrónicos se puede introducir una palabra o más. Cuanto más específicos sean los términos, más limitados serán los resultados.9 Para una búsqueda más refinada se pueden emplear marcadores booleanos, como AND (además), OR (en lugar de) y NOT (excepto), los cuales se deben escribir con letra mayúscula,10 por ejemplo, anesthesia AND complications, con lo cual se hará una búsqueda de los dos términos; allergic reactions NOT dermatology, que va a buscar todos los artículos relacionados con reacciones alérgicas, exceptuando las del área dermatológica. Existen también clasificadores de campo, los cuales van después de la frase empleada en la búsqueda y deben escribirse entre corchetes.10 Los más usados son: S [au] o [author] = autor; por ejemplo, Borghi A [au]. Cuadro 13–2. Factor de impacto en algunas revistas de anestesiología 1 2 3 4 5 Título de la revista Número de citas Factor de impacto Pain Anesthesiology Eur J Pain Brit J Anaesth Clin J Pain 24 891 20 294 ă2 312 10 164 ă3 384 6.030 5.124 3.800 2.920 2.889 S [ti] o [title] = título; por ejemplo: What anesthesiologists should know about paracetamol [ti]. Usualmente se lee un artículo para incorporar ese conocimiento en la práctica. Esto puede acarrear un riesgo si no se sabe cómo seleccionar e interpretar lo que se lee.11 Todo esto es válido no sólo para los artículos escritos, sino también para las presentaciones en congresos médicos. El factor de impacto de una revista científica es una forma de evaluar cuantitativamente el valor y la relevancia para la comunidad académica a la que se dirige una revista.12 En el campo de la anestesiología las cinco revistas médicas con mayor factor de impacto en 2008 se muestran en el cuadro 13–2. ¿Cómo seleccionar un artículo científico? Existen manuales11 y textos13 que ofrecen diferentes métodos. En este capítulo vamos a sintetizar y resumir algunas recomendaciones para seleccionar adecuadamente un artículo. NIVELES DE EVIDENCIA Cuando se busca información sobre un tema se debe seleccionar el artículo con el mayor nivel de evidencia disponible. Cuando se encuentra información contradictoria en estudios primarios de alta evidencia (ensayos clínicos controlados) lo mejor es buscar o esperar a que se cuente con la publicación de un metaanálisis.14 El nivel de evidencia es una clasificación por jerarquías de los trabajos científicos de acuerdo con el diseño y la metodología del estudio.15 Existen muchas clasifi- Selección de literatura científica en anestesia 245 Cuadro 13–3. Niveles de evidencia. AATM Nivel Fuerza de la evidencia I Adecuada II Adecuada III Buena a regular IV Buena a regular V Regular VI Regular VII Regular VIII Pobre IX Pobre Tipo de diseño Condiciones de rigurosidad científica Metaanálisis de ECA Análisis de datos individuales de los pacientes No heterogeneidad Diferentes técnicas de análisis Metarregresión Megaanálisis Calidad de los estudios ECA de muestra grande Evaluación del poder estadístico Multicéntrico Calidad del estudio EDA de muestra pequeña Evaluación del poder estadístico Calidad del estudio Ensayo prospectivo controlado no aleatorizado Controles coincidentes en el tiempo Multicéntrico Calidad del estudio Ensayo retrospectivo controlado no aleatorizado Controles históricos Calidad del estudio Estudios de cohorte Multicéntrico Apareamiento Calidad del estudio Estudios de casos y controles Multicéntrico Calidad del estudio Series clínicas no controladas Multicéntrico Estudios descriptivos: Vigilancia epidemiológica Encuestas Registros Bases de datos Comités de expertos Conferencias de consenso Anécdotas o casos únicos ECA: ensayo controlado aleatorizado. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. caciones de los niveles de evidencia; una de ellas es la propuesta por la Agencia de Avaluación de Tecnología Médica (AATM) de la Generalitat de Catalunya, descrita en el cuadro 13–3. METAANÁLISIS Para tener una idea de la abundancia de información médica “científica” de baja calidad basta citar un ejemplo de un metaanálisis que evalúa los resultados de la reparación abierta vs. la cerrada para la luxación anterior recidivante del hombro.16 Se empezará por mencionar que un metaanálisis es un estudio que integra de manera estructurada y sistemática la información de calidad de un número de estudios clínicos. El primer paso para hacer un metaanálisis consiste en identificar las publicaciones relevantes del tema; del total de artículos encontrados se seleccionan los mejores (en cuanto a su diseño y calidad), para realizar con ellos el análisis.17 Los metaanálisis son los estudios que mayor nivel de evidencia tienen en la medicina basada en evidencias.15,18 Este metaanálisis de ejemplo identificó 2 108 estudios potenciales para ser analizados. Tras una evaluación inicial 2 084 fueron excluidos después de la lectura del resumen; de los 24 estudios restantes seis más fueron eliminados tras la lectura del texto completo; quedando así sólo 18 estudios de calidad para llevar a cabo el metaanálisis. Al obtener la proporción de estudios de calidad (18 B 2 108) se observa que sólo 0.0085 (multiplicado por 100 = 0.85%) de los estudios que trataban de la comparación de tratamientos para la luxación recidivante de hombro tienen la calidad suficiente. Este dato es alarmante, pues quiere decir que mucha de la in- 246 El ABC de la anestesia formación disponible no es de la calidad necesaria para tomar decisiones, no sólo en la práctica, sino a nivel institucional, si es que se tiene la responsabilidad de tomar decisiones. Esto nos debe convertir en verdaderos críticos ante cada uno de los artículos que tengamos frente a nosotros. Parte de la responsabilidad en cuanto a la especialidad es nuestra. Se sabe que 1.85% de las publicaciones ortopédicas son ensayos clínicos controlados y sólo 0.03% son metaanálisis, mientras que del lado de la anestesiología 20.4% son ensayos clínicos controlados y 0.4% son metaanálisis. Haciendo cuentas, la literatura de la especialidad de anestesiología tiene 10 veces más ensayos clínicos y 12 veces más metaanálisis. Como paréntesis, esta información puede servir para que se produzcan en conjunto más artículos médicos de alta evidencia y calidad. SELECCIÓN DE UN ARTÍCULO CIENTÍFICO El orden habitual que seguimos al “leer” un artículo es: buscar por título (sin importar el nivel de evidencia), leer conclusiones del resumen y finalmente incorporar ese “conocimiento”. El orden correcto para leer un artículo científico de acuerdo con Sackett13 consiste en: a. Leer el título. Hacerse la pregunta: ¿es interesante o útil? En caso negativo, se desecha el artículo y se pasa al siguiente. En caso afirmativo, se continúa con el siguiente punto. b. Revisar autores. ¿Tienen buena reputación? Cuando se sabe de la mala “reputación” de ciertos autores lo conveniente es desechar el artículo. Muchas veces no se conoce a los autores, en cuyo caso hay que brindar el beneficio de la duda y continuar. c. Leer el resumen. Si fuera válido (esto lo sabremos hasta leer la sección de materiales y métodos), ¿los resultados serían interesantes o útiles? d. Considerar el sitio donde se llevó a cabo el estudio. Si los resultados fueran válidos, ¿se podrían aplicar a mi práctica? Pudiera ser que el tipo de pacientes que llegan a cierto centro de alta especialidad, con tantas complicaciones de algún padecimiento son tan diferentes a los de mi práctica que los resultados del estudio no se podrán aplicar (Capítulo 13) a mis pacientes. O pudiera ser que, por el contrario, el estudio se realizó en un centro de atención primaria y mis pacientes son multioperados, multitratados, etc. Otro punto a considerar son los recursos con los que cuenta el equipo que desarrolló la investigación y compararlos con los recursos con los que cuenta el propio sitio de trabajo. Tras haber leído el título y el resumen debemos identificar la pregunta que generó esta investigación. Esta pregunta, conocida como “pregunta de investigación”, es el origen de todo artículo científico sin excepción y debe ser el hilo conductor para el investigador a lo largo del diseño, la investigación y la redacción del manuscrito. De modo que esta pregunta se debe exponer de manera clara desde el título y se debe observar una continuidad a lo largo del artículo en cuanto a los objetivos y la hipótesis. El investigador debe explicar en la sección de materiales y métodos cómo diseñó el estudio para responder a esa pregunta.19 En los resultados se debe contestar la pregunta de investigación primaria (y no otras preguntas). Una vez que el artículo “aprobó” la primera evaluación se debe identificar muy bien nuestro interés clínico (y el tema del artículo). Esto se encuentra en la sección que muchas veces dejamos pasar sin leer: los materiales y los métodos. Esta sección es probablemente la más importante de un artículo.20 De nada sirve una sección de resultados donde se indique que un tratamiento “x” es superior a otro tratamiento “y” con un RR (riesgo relativo) de 12 (es decir, el tratamiento “x” es 11 veces mejor o 1 100% mejor que el “y”), con una p < 0.0001 si la metodología no fue la adecuada. Aquí se discutirá más acerca de la metodología y el diseño de los estudios. Para seguir con el orden presentado para la selección de un artículo se presentan estas cuatro grandes opciones: a. Artículos que hablan de una prueba diagnóstica (que puede también ser una escala, una clasificación, etc.). b. Artículos que tratan de la evolución y pronóstico de alguna patología. c. Artículos acerca de la etiología (no sólo de una enfermedad, sino de una complicación, como puede ser el aflojamiento aséptico de una prótesis de cadera). d. Artículos que evalúan el tratamiento. En muchos casos el tratamiento es la razón para leer un artículo médico. Saber si una nueva prótesis tiene una mayor sobrevida que otra, conocer si un tipo de profilaxis antimicrobiana es superior a otra, etc. Selección de literatura científica en anestesia ¿Qué se debe preguntar dependiendo de cada una de estas situaciones? E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Para cada caso (diagnóstico, pronóstico, etiología y tratamiento) en estudios de ensayos clínicos controlados se deben evaluar varios puntos. A continuación se presenta la pregunta más importante que se debe hacer ante cada una de las situaciones.13 a. Diagnóstico. ¿Se hizo una comparación independiente y a ciegas con el estándar ideal de diagnóstico? Una prueba diagnóstica nueva se debe comparar con la regla de oro (gold standard); esta comparación debe ser ciega, es decir, no se debe conocer el resultado de la prueba ideal al aplicar la nueva prueba, por ejemplo, una nueva escala para la evaluación de pacientes con afección cardiaca. Se deben hacer evaluaciones concurrentes con el estándar; una vez que se cuente con los resultados de ambas pruebas se harán las comparaciones y las inferencias estadísticas necesarias. b. Evolución y pronóstico. ¿Se creó una cohorte de inicio? Una cohorte consiste en un grupo de sujetos con una característica común, que no necesariamente deben estar enfermos. Para los estudios de evolución y pronóstico es necesario que se incluyan pacientes en las etapas iniciales de la enfermedad. Resulta obvio suponer el gran sesgo que tendría un estudio para conocer la evolución de la diabetes si se incluyen pacientes que ya presentan nefropatía y retinopatía; en este caso se deberían incluir pacientes con un inicio reciente de la enfermedad para poder conocer su verdadera evolución. c. Etiología. ¿Los métodos para demostrar asociación fueron fuertes? Este punto se relaciona muy de cerca con los niveles de evidencia. Resulta obvio que por motivos éticos no se pueden hacer ensayos clínicos que sometan a un grupo de pacientes a un factor (como puede ser la inoculación de una bacteria) para conocer si él constituye la etiología de cierta enfermedad. El siguiente mejor diseño de estudio sería un estudio de cohorte, que consiste en agrupar pacientes que tengan en común la exposición a determinado agente, compararlos con pacientes sin la exposición y darles seguimiento a través del tiempo. d. Tratamiento. ¿La asignación de los pacientes a los grupos de tratamiento (o placebo) fue verdadera y correctamente aleatorizada? La asignación no aleatoria a grupos de tratamiento resulta en ses- 247 gos. El único modo de evitar esto es haciendo una correcta asignación al azar de los pacientes. No sólo es importante que los investigadores hayan hecho asignaciones al azar, sino que hubieren considerado diferentes estratos, esto es, subgrupos que se sabe que tienen diferentes respuestas ante lo que se está tratando. Una vez aplicadas estas guías simplificadas para la selección del artículo se termina por rechazar la mayoría de los artículos médicos. Así, estarán quedando los mejores artículos, los que brindan información de mejor calidad. METODOLOGÍA Y DISEÑO DE ESTUDIOS Es importante conocer los fundamentos de los diseños de estudios en investigación para evaluar si el autor de un estudio determinado realizó un diseño correcto para responder adecuadamente la pregunta de investigación. Existen muchos textos que tocan este tema in extenso. Para fines de este capítulo se van a mencionar sólo los puntos más importantes de los diseños más usados en la investigación clínica. Se ha hablado acerca de la selección de un artículo con base en el título, los autores, el resumen y la situación clínica de la que trate (diagnóstico, pronóstico, etiología o tratamiento).20 Hay que recordar que la sección de materiales y métodos es de suma importancia, y que es allí la parte en la que los autores explican (y deben hacerlo con el máximo detalle) cómo diseñaron el estudio y qué métodos utilizaron para el diseño y análisis de los resultados, así como las características de la población (pacientes). Las características generales de los pacientes se deben incluir en un cuadro, por lo general en el “cuadro 1” de cada estudio, en el que se describe la población estudiada en términos de edad, sexo, etc. Esta descripción debe estar acompañada de medidas estadísticas de tendencia central y dispersión, las cuales se mencionan más adelante. Es un error incluir esta información en la sección de resultados. Ya se mencionaron los diseños de estudios más importantes: el metaanálisis, el ensayo clínico controlado, el estudio de cohortes y el estudio de casos y controles. Se omitieron las series de casos, reportes de casos y opinión del experto. En lo relacionado con la ciencia se debe establecer una comparación, lo cual ocurre en los primeros cuatro diseños mencionados, pero no en las se- 248 El ABC de la anestesia ries de casos, los reportes de un caso ni la opinión del experto. Pero entonces, ¿estos últimos estudios son inútiles? No del todo, depende de la situación. Hace unos 30 años se reportó el caso de un paciente con inmunodeficiencia causada por el virus de la leucemia humana (HTLV–4); esto abrió los ojos de otros investigadores, quienes reportaron series de casos de pacientes similares que resultarían en una nueva infección causada por un retrovirus, el VIH. Con esto se puede ver que el reporte de un caso puede originar investigaciones formales. El reporte de series de casos, sobre todo en padecimientos raros, ofrece información valiosa acerca de los aspectos epidemiológicos de alguna enfermedad. Por ejemplo, una serie de casos de pacientes con alguna enfermedad rara, en la que se describen datos de importancia, como pueden ser el sexo que afecta con mayor frecuencia, el grupo etario que tiene mayor riesgo de padecer dicha enfermedad, etc. Un tipo de estudios descriptivos,21 de series de casos, que son de gran utilidad son los estudios de prevalencia. Un tema que para muchos puede resultar aburrido o poco importante es en realidad una necesidad imperante en toda práctica médica, hospital, región o país. El conocimiento de la prevalencia de las patologías que tratamos nos permite hacer cálculos farmacoeconómicos, analizar los costos en salud, etc., pero lo más importante es que nos permite conocer a través de técnicas frecuentistas o bayesianas los valores predictivos de una prueba diagnóstica.22 Conocer la sensibilidad y especificidad de una prueba diagnóstica determinada brinda información acerca de su valor predictivo, es decir, la probabilidad de que un paciente con una prueba positiva tenga la enfermedad.13,23 (La sensibilidad de una prueba equivale a la probabilidad de que un paciente con la enfermedad tenga una prueba positiva, mientras que la especificidad es la probabilidad que tiene un paciente sin la enfermedad de tener una prueba negativa.) Conociendo la prevalencia de una enfermedad determinada, se pueden calcular el valor predictivo positivo (VPP) (la probabilidad de que un paciente con una prueba positiva tenga la enfermedad) y el valor predictivo negativo (VPN) (la probabilidad de que un paciente que haya salido negativo en la prueba en realidad no tenga la enfermedad). Estos cálculos se pueden hacer a través del método frecuentista o, más tradicionalmente, usando el teorema de Bayes (sistema matemático de probabilidad que calcula probabilidades con información previa; en este caso, la probabilidad previa de tener cierta patología, es decir, la prevalencia). Un ejemplo de la especialidad de ortopedia indica que la sensibilidad de la resonancia magnética para identificar una lesión de menisco medial es de 97.5% y la especificidad es de 92.9%.24 (Capítulo 13) Suponiendo que por la mañana trabajamos en un servicio de rodilla en una institución y que conocemos que la prevalencia de lesiones de menisco medial es de 28%, y por la tarde damos consulta privada y sabemos que la prevalencia de lesiones de menisco medial es de 4%, entonces podemos calcular los valores predictivos positivo y negativo para cada una de nuestras prácticas: VPP (institución): 4.2% VPP (privada): 36.4% VPN (institución): 98.9% VPN (privada): 99.9% Esto significa que un paciente que llega a la institución con un cuadro clínico de lesión meniscal y una resonancia magnética positiva para menisco medial tiene una probabilidad de 84% de tener realmente una lesión meniscal. Por otro lado, en nuestra práctica, un paciente con las mismas características tendrá sólo 36% de probabilidades de tener lesión meniscal. Sirva esta larga apología por los estudios de prevalencia para alentar la realización de los trabajos de investigación, que por lo general no son costosos y son muy útiles. Se puede conocer la prevalencia de muchas patologías y complicaciones de otros países, pero esta información es escasa en México. Algunos puntos de importancia en el diseño de estos estudios son: 1. Incluir a toda la población en riesgo para calcular la prevalencia, es decir, de todos los pacientes que acuden al servicio de clínica de dolor indicar cuántos tienen dolor neuropático. Un error sería buscar la prevalencia de dolor neuropático en un servicio de oftalmología, pero no lo sería en una práctica general, por ejemplo, hacer el estudio en todos los pacientes que llegan a la consulta externa de un hospital general. 2. Se debe calcular el tamaño de la muestra23 (de esto se hablará más adelante); si se toma una muestra pequeña, los intervalos de confianza serán tan amplios que la precisión del estudio será muy escasa. Por ejemplo, si se quiere conocer la prevalencia de cierta malformación congénita y se revisan muchos expedientes de nacimientos (digamos 200), se podrá encontrar que la prevalencia es de 2.8%, pero al calcular los intervalos de confianza a 95% resultaría que la prevalencia de nuestra muestra podría ser tan baja como de 0.5% y tan alta como de 5.1%, es decir, mostraría una diferencia de 4.6 puntos porcentuales. Haciendo un cálculo del tamaño de muestra apropiado, deseando una precisión aceptable de 1%, se sabrá que es necesario revisar 680 expedientes, pero si se quiere que la precisión sea mayor, digamos de 5%, sería necesario revisar 2 717 expedientes. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Selección de literatura científica en anestesia El siguiente mejor diseño de estudios es el de “casos y controles”. Existe mucha confusión acerca de este diseño, pues no se trata de asignar un grupo de tratamiento y otro de controles ni de analizar sus desenlaces (outcome); este error es común. El estudio de casos y controles es retrospectivo; los pacientes se seleccionan de acuerdo con su desenlace y se analizan retrospectivamente sus exposiciones para saber si existe una asociación. La medida de asociación en estos estudios es la razón de momios (odds ratio). Le siguen los estudios de cohortes. Una cohorte es un grupo de sujetos que comparten una característica común. Puede ser la “cohorte de residentes de anestesiología”. En estos estudios el seguimiento es prospectivo (por lo general, aunque existen las cohortes retrospectivas y estudios de casos y controles anidados en una cohorte). En las cohortes prospectivas se evalúa el desenlace con el tiempo, es decir, el efecto que tuvo cierta exposición en los sujetos para compararlo con el mismo efecto en los no expuestos. Por ser un estudio prospectivo, sus inferencias son más sólidas. Su medida de asociación es el riesgo relativo (RR). Los estudios observacionales, es decir, en los que el investigador no realiza ninguna intervención,25 se deben reportar de acuerdo con los lineamientos del Strengthening the reporting of observational studies in epidemiology (STROBE, http://www.strobe–statement. org/). El estudio experimental de mayor solidez y el que aporta una mayor evidencia es el ensayo clínico controlado.15,18 Este diseño de estudio consiste en asignar dos o más grupos a diferentes tratamientos (pueden ser tratamiento A vs. B, tratamiento A vs. placebo, tratamiento A de 10 mg vs. tratamiento A de 20 mg y todas las combinaciones posibles). Lo importante en este tipo de estudios es que la asignación a los grupos sea aleatoria. También se deben reportar todos los desenlaces clínicos relevantes. Las diferencias clínicas que se pretendan probar deben ser significativas, por ejemplo, puede existir un fármaco A que reduzca el colesterol más que el fármaco B (p = 0.000023), con una diferencia en el colesterol de sólo 2 mg/dL. En estos estudios se debe especificar muy bien el comparador, el cual debe ser el estándar ideal de tratamiento, no el placebo. Si en este momento se llevara a cabo el estudio de un nuevo antibiótico y si los investigadores diseñan el estudio para compararlo contra el placebo, además de que no sería ético, es obvio que los pacientes expuestos el nuevo antibiótico tendrían una 249 tasa mayor de curación que los que recibieron placebo. En este caso se debería hacer una comparación con el estándar ideal de tratamiento. Este punto es importante, ya que existen estudios que indican que ese medicamento es casi milagroso, pero comparado con placebo; no sería tan eficaz si se comparara con el estándar ideal. Estos estudios deben estar adecuados a los lineamientos del Consolidated standards of reporting trials (CONSORT. http://www.consort–statement.org/). En los estudios de este tipo se debe presentar un diagrama de flujo de los pacientes que iniciaron el estudio y de los que lo completaron; se debe explicar por qué razón no completaron el estudio (puede ser que un antibiótico produzca tanto daño en la mucosa gástrica que 28% de los pacientes no terminaron el estudio; aunque los resultados del estudio indiquen que es un excelente medicamento, se puede saber que es muy mal tolerado). El diseño que está en la cima en cuanto a solidez y nivel de evidencia es el metaanálisis. Es un diseño difícil y complejo; lo importante es que los autores describan adecuadamente el criterio para seleccionar los artículos que se analizan. Debe incluir idealmente un diagrama de bosque (forest plot), que es el resumen gráfico de los resultados con la ponderación matemática de todos los resultados de los estudios analizados. ASPECTOS BIOÉTICOS Un tema de importancia mayor en el diseño y desarrollo de estudios en medicina es el de la bioética. Los autores deben seguir los principios (llamados principios, aunque más bien son valores) bioéticos de la investigación en humanos,26 adhiriéndose a los lineamientos de la declaración de Helsinki y, en el caso de México, también a la ley General de Salud. Es nuestra responsabilidad como lectores reprobar y rechazar los artículos científicos que no cumplan con los principios bioéticos. Existen estudios en los que se prueban medicamentos contra placebo cuando existe un tratamiento reconocido como el estándar ideal. En este caso a un grupo de los pacientes se les priva del tratamiento para patologías que pueden ser mortales, exponiéndolos a las complicaciones que el medicamento en estudio pretende evitar. Diferentes a los aspectos bioéticos, se encuentran los aspectos éticos de las publicaciones, los cuales no son tema de este capítulo. 250 El ABC de la anestesia (Capítulo 13) REFERENCIAS 1. Grol R, Grimshaw J: From best evidence to best practice: effective implementation of change in patients’ care. Lancet 2003;362(9391):1225–1230. 2. Retos para la psiquiatría y salud mental en España: la investigación en resultados de salud. 1ª ed. España, Editores P, 2003. 3. Haynes RB, Guyatt GH et al.: Clinical epidemiology: how to do clinical practice research. 3ª ed. Filadelfia, Wilkins, 2006. 4. Collaboration TC: The Cochrane Manual Issue 1. 2007. http://www.cochrane.org/admin/manual.htm. 5. Prior M, Guerin M, Grimmer–Somers K: The effectiveness of clinical guideline implementation strategies––a synthesis of systematic review findings. J Eval Clin Pract 2008;14(5):888–897. 6. Torres GA: El origen de un artículo científico. Rev Mex Ortop Pediatr 2008;10(1):4. 7. Lauritsen J, Moller AM: Publications in anesthesia journals: quality and clinical relevance. Anesth Analg 2004;99 (5):1486–1491. 8. Kiter EKV, Günal I: Do orthopaedic journals provide high– quality evidence for clinical practice? Arch Orthop Trauma Surg 2003;123(2–3):82–85. 9. Parsons JJ: Concepto de computación: nuevas perspectivas. 10ª ed. México, 2008. 10. Diccionario de informática & internet. 3ª ed. Sao Paulo, 1999. 11. Moore AM: Bandolier’s little book of making sense of the medical evidence. 1ª ed. Oxford, 2006. 12. 2009 TTR: ISI web of knowledge. 2009. http://www.isihighlycited.com. 13. Sackett DL et al.: Clinical epidemiology. 1ª ed. 1985. 14. Zlowodzki M, Poolman RW, Kerkhoffs GM et al.: How to interpret a meta–analysis and judge its value as a guide for clinical practice. Acta Orthop 2007;78(5):598–609. 15. Castillejo PAC, Zulaica CV: Calidad de la evidencia y grados de recomendación. Guías Clínicas 2007;7(1):1–14. 16. Lenters TR, Franta AK, Wolf FM, Leopold SS, Matsen FA III: Arthroscopic compared with open repairs for recurrent anterior shoulder instability. A systematic review and meta–analysis of the literature. J Bone Joint Surg Am 2007; 89(2):244–254. 17. Manchikanti L, Benyamin RM, Helm S, Hirsch JA: Evidence–based medicine, systematic reviews, and guidelines in interventional pain management: part 3: systematic reviews and meta–analyses of randomized trials. Pain Physician 2009;12(1):35–72. 18. Torres GA: Niveles de evidencia en ortopedia. Rev Mex Ortop Pediatr 2009;11(1):4. 19. Hulley WSB: Designing clinical research: an epidemiologic approach. 1ª ed. EUA, Lippincott Williams & Wilkins, 2006. 20. Torres GAR: Diseño de estudios en ortopedia. Rev Mex Ortop Pediatr 2009;11:43–47. 21. Manchikanti L: Evidence–based medicine, systematic reviews, and guidelines in interventional pain management, part I: introduction and general considerations. Pain Physician 2008;11(2):161–186. 22. Broemeling L: Bayesian biostatistics and diagnostic medicine. EUA, 2007. 23. Streiner N: Biostatistics: the bare essentials. 1ª ed. 2008. 24. Vaz CE, Camargo OP, Santana PJ, Valezi AC: Accuracy of magnetic resonance in identifying traumatic intraarticular knee lesions. Clinics (Sao Paulo) 2005;60(6):445–450. 25. Manchikanti L, Singh V, Smith HS, Hirsch JA: Evidence– based medicine, systematic reviews, and guidelines in interventional pain management: part 4: observational studies. Pain Physician 2009;12(1):73–108. 26. Beauchamp L: Principles of biomedical ethics. 1ª ed. EUA, 2008. Capítulo 14 Análisis e interpretación de datos en la literatura científica en anestesia Armando Torres Gómez, Gerardo Cobos Salcedo E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va. Antoine de Saint–Exupéry con la que se cuenta para poder obtener conclusiones objetivas es la bioestadística, que nos permite estudiar la variabilidad entre sujetos, eventos y fenómenos que existen en la naturaleza, además de evaluar los efectos de diferentes tratamientos. La bioestadística se puede dividir en dos ramas: la bioestadística descriptiva y la bioestadística inferencial. La bioestadística descriptiva se encarga de describir, clasificar, representar y analizar datos utilizando medidas de resumen, como la media (promedio), la mediana o la moda; éstas son utilizadas cuando se desea presentar los datos de una forma resumida, por ejemplo, en un estudio en el que tenemos los valores de la frecuencia cardiaca de 100 pacientes existen diferentes maneras para presentar cada uno de los 100 valores. Una opción sería presentar una lista que incluya a cada uno de los pacientes, es decir, paciente 1: 65X’, paciente 2: 72 X’, paciente 3: 64x’ y así sucesivamente hasta el paciente 100: 88X’. El problema de esta opción es que en un estudio con 50 pacientes podríamos considerar factible la opción de presentar una tabla con 50 registros; sin embargo, cuando tenemos estudios con un tamaño de muestra de 500, 1 000 o más registros se vuelve complicada la presentación de una tabla con 5 000 registros; en este caso lo que se necesita es presentar la información resumida y es aquí cuando se cuenta con una segunda opción para presentar los valores; en lugar de presentar una tabla con 1 000 registros se presenta la media (promedio) de frecuencia cardiaca. Entonces, solamente se presenta una línea de texto que indica lo siguiente: la Hace unos cuantos años los términos estadísticos, como ANOVA, desviación estándar y rango de intercuartiles, entre muchos otros más, estaban reservados para los matemáticos y para unos cuantos médicos; sin embargo, hoy en día son elementos de uso diario en la medicina. A pesar de un incremento mayor de 130% en el número de las publicaciones de 1980 a la fecha,1 existen revistas en las que los requisitos de publicación son mínimos, por lo que en ocasiones se llegan a publicar artículos que contienen errores en la metodología, de cálculo, etc. Si se toma en cuenta que la información publicada en estos artículos es la que determina los fármacos, las técnicas y los tratamientos que recibirá el paciente, será más fácil comprender por qué se le debe dar importancia a la interpretación de un artículo médico. El motivo de este capítulo es describir la interpretación de algunas pruebas estadísticas, cuándo se debe usarlas y saber si los resultados que leemos en los artículos científicos nos indican si un tratamiento será bueno para nuestros pacientes o no. BIOESTADÍSTICA DESCRIPTIVA E INFERENCIAL Alguna vez nos hemos preguntado por qué utilizar un tratamiento en lugar de otro. Hasta el día de hoy la manera de resolver estas incógnitas y la única herramienta 251 252 El ABC de la anestesia (Capítulo 14) media de frecuencia cardiaca fue de 84.5. Con esto se resuelve el problema de presentar 5 000 registros de una manera más sencilla; sin embargo, surge una pregunta: ¿qué ocurre si se tienen una frecuencia cardiaca de 39 o una de 125? Al presentar la información de manera resumida lo único que se puede saber es que el promedio es de 84.5, pero se descartan los valores extremos; para poder solucionar esto se cuenta con medidas de dispersión, las cuales se explicarán más adelante. Por otro lado, la bioestadística inferencial permite generalizar y crear estimaciones, es decir, predicciones a partir del grupo de datos original para aplicarlos en grupos más grandes o diferentes. Se debe tener en cuenta que cada una de las dos ramas tiene sus propias características y medidas, esto es, en un mismo estudio se pueden utilizar fórmulas o herramientas pertenecientes tanto a la bioestadística descriptiva (media, mediana, rango, etc.) como a la bioestadística inferencial (valor p, intervalo de confianza). Por ejemplo, la decisión de prescribir un tratamiento determinado para cierta enfermedad debe estar basada en la demostración de que el tratamiento es efectivo y provee mayores beneficios frente a otras opciones. Esta demostración se obtiene de datos extraídos de los diferentes estudios clínicos (ensayo clínico controlado, metaanálisis, casos y controles, etc.) en los que se realizan las comparaciones entre el estándar de oro y los tratamientos propuestos. Existen diferentes técnicas, medidas y estrategias que se usan para la recolección, sistematización, clasificación y visualización de los datos. En el cuadro 14–1 se incluye un ejemplo de estas medidas.2 Y se especifica la variable a describir (sexo) y la frecuencia absoluta de pacientes (número de pacientes, la frecuencia relativa o proporción, que multiplicada por 100 es igual al porcentaje). Para las variables de edad y peso se describen la media, la desviación estándar y el rango. En cuanto al rango, es un error muy común confundirlo con el “máximo y mínimo”; más adelante se definen a detalle estos conceptos. Ahora la pregunta es: ¿qué tipo de medidas o herramientas se usan para saber si un tratamiento es mejor que otro? Para esto se emplea la bioestadística inferen- cial. Las medidas que se aplican en esta etapa serán las encargadas de extraer conclusiones que nos proporcionen criterios para la toma de decisiones; en esta sección vale la pena profundizar en un concepto denominado “valor p”, si bien hemos escuchado mucho acerca de la famosa “p” de un artículo, no todos sabemos qué significa o para qué se utiliza. El “valor p” se refiere a la probabilidad de que los eventos o fenómenos que estemos estudiando se deban al azar.3 Por ejemplo, se dice que existe una correlación entre la dosis de lidocaína y el pico en la concentración plasmática del fármaco en sangre en un tiempo t con una p = 0.001; esto significa que por cada 1 000 pacientes en los que se encuentren los niveles plasmáticos de lidocaína aumentados en el tiempo t en 999 pacientes se deberá a que se les administró el fármaco, mientras que solamente uno será debido al azar; es por esto que se insiste en que en las ciencias médicas el valor p deba ser menor de 0.05; esto significa que el azar intervenga a lo mucho en 5% de los resultados, por ejemplo, que las verdaderas diferencias entre dos grupos o que el efecto de un fármaco sea debido al azar en a lo mucho 5% de los casos, ya que lo que nos interesa es que la información obtenida se deba a nuestra intervención y no al azar. Existen muchos métodos para obtener este valor p en un estudio, denominados pruebas de hipótesis; sin embargo, no todos los métodos pueden ser utilizados en cualquier artículo; esto depende de la información que se esté manejando, de los tipos de variables, si las variables son independientes o relacionadas (se dice que son relacionadas cuando la variable se evalúa en el mismo individuo en diferentes tiempos, por ejemplo, la frecuencia cardiaca antes y después de la administración de atropina en el mismo paciente), si hay dos grupos en el estudio o más de dos grupos de elementos a evaluar y la distribución de la muestra (una variable puede tener una distribución “normal” en campana de Gauss o sesgada), entre otras. En un estudio que tenga variables independientes con más de dos grupos y una distribución normal se puede utilizar la prueba de ANOVA paramétrica, mientras que en un estudio con variables relacionadas, con tan sólo dos grupos en el estudio y una distri- Cuadro 14–1. Medidas de bioestadística descriptiva. Ejemplo Género Mujer Hombre Total Número de Pacientes Edad (años) Peso (kg) (%) Media " SD Rango Media " SD Rango 33 (68.75) 15 (31.25) 48 34.7 (" 9.7) 41.9 ("10.9) 37.0 ("10.5) 33 45 50 65.0 ("11.1) 96.1 ("26.1) 74.7 ("23.4) 40 106 130 Análisis e interpretación de datos en la literatura científica en anestesia bución nominal, se utilizaría una prueba de Chi2 de McNemar. Este tema es muy complejo, por lo que no se entrará en detalle en este capítulo; sin embargo, cabe resaltar la importancia de saber elegir la prueba correcta para el estudio que se está realizando, ya que de no hacerlo se podrían obtener resultados incorrectos, es decir, existe la posibilidad de obtener una p < 0.05 (significativa) con cualquier prueba; no obstante, al ser incorrecto el método estadístico elegido puede ser que se termine por prescribirle al paciente un medicamento que tenga efectos indeseados. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. TENDENCIA CENTRAL Y DISPERSIÓN En la bioestadística se utilizan diferentes medidas para la síntesis de datos; éstas sirven para caracterizar el comportamiento de una variable en cuanto a su distribución. Los dos principales tipos de medidas que se utilizan son medidas de tendencia central y medidas de dispersión. Las medidas de tendencia central muestran alrededor de qué valores se agrupan los datos en estudio, por ejemplo, la media; si se tiene un estudio con 100 pacientes en el que se analizan sus niveles de glucosa sérica, se puede presentar la media de los 100 valores, que sería de 95 mg/dL —esto significa que la mayoría de los valores de estos 100 pacientes se encuentran en cerca de 95 mg/dL. Por otro lado, las medidas de dispersión nos proporcionan información acerca de cómo se encuentran agrupados o dispersos los valores en estudio, es decir, su variabilidad.4 Ambos tipos de medidas se usan comúnmente en conjunto para determinar hacia qué valor tienden a agruparse (es decir, la media) y cuánto se separan del mismo (p. ej., la desviación estándar). Las principales medidas de tendencia central son la media, la me- diana, la moda y los parámetros de posición (cuartiles, deciles y centiles).3 La media es la medida de tendencia central más utilizada y una de las más sencillas; se puede definir como el promedio matemático de todos los valores que toma la variable en estudio. Hay que tomar en cuenta que la media sólo se utiliza con variables cuantitativas, por ejemplo, la frecuencia cardiaca, la edad, los niveles de glucosa en sangre, el tiempo operatorio, etc. Para ejemplificar el uso de la media supongamos que tenemos dos grupos de doctores que laboran en el Hospital X; si sumamos las horas que trabajan todos los médicos del grupo A da un total de 800 h al mes, mientras que el grupo B de médicos labora 1 200 h al mes. De entrada, se supone que el grupo B trabaja más que el grupo A; sin embargo, el grupo A cuenta con cinco médicos, mientras que el grupo B cuenta con 10, por lo que el promedio diario de horas trabajadas de cada uno de los médicos del grupo A es de 8 h/día, mientras que un médico del grupo B trabaja 6 h/día (figura 14–1). El uso de la media no se recomienda en muestras con valores extremos, ya que esto le resta calidad al resultado, es decir, si se tiene un grupo de cinco pacientes con edades de 4, 6, 3, 7 y 85 años; la media de edad para la muestra será de 21 años, lo cual no es representativo. Tampoco se puede utilizar con clases que no tengan un límite preestablecido, por ejemplo, un índice de masa corporal < 25. Otra de las medidas de tendencia central es la mediana, la cual se define como el valor numérico que divide el conjunto de datos ordenados en dos partes iguales; 50% de los datos serán menores a ella y el otro 50% serán mayores. Supongamos que se tiene un conjunto con nueve valores {1, 3, 3, 4, 6, 15, 16, 17, 18}; gracias a que este conjunto ya está previamente ordenado, al dividirlo en mitades se observa que el subconjunto de cuatro valores {1, 3, 3, 4} queda por debajo del valor 6, mientras que el subconjunto {15, 16, 17, 18} queda exactamente por encima del valor 6, por lo que la mediana para este Horas Media en horas trabajadas por médico 1400 1200 1000 800 600 400 200 0 Horas Grupo A 253 Grupo B 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 Media en horas trabajadas por médico Grupo A Grupo B Figura 14–1. Comparación entre la misma información presentada de una manera diferente. 254 El ABC de la anestesia (Capítulo 14) División del conjunto en dos partes iguales {1, 3, 3, 4, 6, 15, 16, 17, 18} {1, 3, 3, 4, 6, 15, 16, 17, 18} Orden del conjunto 4 elementos cada conjunto 1 2 {1, 3, 3, 4 6, 15, 16, 17, 18} El centro de la distribución es considerado la mediana 3 Figura 14–2. Diagrama de flujo de una mediana. conjunto de valores es 6. La mediana se obtiene de variables cuantitativas, así como de variables ordinales. A diferencia de la media, la mediana sí se puede calcular para valores con clases abiertas; en caso de tener valores extremos es muy útil, ya que no es afectada por éstos y utiliza, a su vez, menos información que la media, además ya no toma en cuenta la magnitud de los datos, sino solamente su orden. Utilizando el ejemplo anterior para un grupo de cinco pacientes con edades de {4, 6, 3, 7, 85} años, la mediana es de tres años (figura 14–2). Otra de las medidas de tendencia central es la moda, que se define como el valor que más veces se repite en la distribución. Es útil tanto para variables cualitativas como cuantitativas y debe ser evitada en conjuntos con pocos datos, ya que disminuye la calidad del resultado; hay que tener en cuenta que puede existir más de una moda para una sola distribución (figura 14–3). Finalmente, los parámetros de posición son valores que dividen el número de observaciones de la distribu- 1 El número 1 se repite 2 veces 1 2 3 4 5 5 El número 5 se repite 4 veces 5 5 8 9 El número 9 se repite 2 veces 9 Para este ejemplo la moda es el elemento que más se repite, en este caso la moda es el 5 Figura 14–3. Ejemplo de moda. ción en partes porcentuales, es decir, dividen el conjunto de la muestra en 100 partes iguales (centiles), en 10 partes iguales (deciles) o en 25 partes iguales (cuartiles); esto es útil cuando se desea conocer el porcentaje de la muestra que posee cierto valor, por ejemplo, en un estudio donde se analizan los niveles de colesterol en el paciente, al dividir la muestra en centiles se podría determinar que 90% de la población tiene una cantidad X de colesterol. Como se mencionó, las medidas de dispersión describen cuán cerca se encuentran los datos de las medidas de tendencia central, es decir, indican si los valores de la variable están muy dispersos o se concentran alrededor de la medida de centralización. Entre las medidas de dispersión se encuentran el rango, la desviación media, la varianza y la desviación estándar. El rango se define como la diferencia entre el valor más alto y el más bajo que tome la variable. Es una medida muy sencilla de calcular; sin embargo, no tiene muchos usos. Tomando en cuenta que el rango es siempre un solo número, por ejemplo, si se tiene una variable cuyo valor más alto es 85 y el valor más bajo es 4, el rango será de 81 (85 – 4 = 81). La desventaja del rango es que un solo valor extremo puede modificar radicalmente el resultado; a pesar de ello, es útil cuando se tiene de nuevo un grupo de cinco pacientes con edades de {4, 6, 3, 7, 85} años, pues se sabe que su media es de 21 años, pero al conocer que el rango es de 81 se puede tener una idea clara de que a pesar de tener una media de 21 existen valores extremos en el grupo que modifican el rango. La desviación estándar es una medida de resumen que indica la dispersión de los valores de una muestra. Una desviación estándar agrupa 68.27% de los valores de esa muestra y 1.96 desviaciones estándar agrupan 95% de la muestra. Por ejemplo, si se sabe que los niveles de hemoglobina de una muestra de pacientes es de 14.0 " 2.0 g/dL, se sabe que esto implica que 68.27% de los sujetos de esa muestra tendrán entre 12.0 y 16.0 g/dL y que 95% tendrán entre 10.08 y 17.92 g/dL. En cuanto a la estadística inferencial, es la encargada de realizar pruebas de hipótesis (es decir, de dar los E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Análisis e interpretación de datos en la literatura científica en anestesia 255 valores “p”, que es lo mismo que indicar si la diferencia clínica que se está notando es debida o no al azar). Hay otros tipos de medidas. Las medidas de asociación indican cuánto ocurre un efecto de interés en un grupo expuesto. Una de ellas es el riesgo relativo (RR), por ejemplo, en dos estudios — en el primero se analiza un grupo de pacientes que han fumado durante 30 años y el desarrollo de cáncer de esófago— se encuentra que el grupo de pacientes que fuman tienen un RR de 6.1 para desarrollar cáncer de esófago, lo cual significa que los pacientes que fuman tienen un riesgo de desarrollar cáncer de esófago 510% veces mayor que los que no fuman (debido a que un RR de “1” significa que no hay diferencia, al 6.1 se le resta 1 = 5.1, multiplicado x 100 = 510%). Para los casos en los que el RR es menor de “1” (es decir cuando el valor del RR está entre 0 y 1) el RR se resta de 1, por ejemplo: RR = 0.8, se resta 1 – 0.80 = 0.20, es decir, que el grupo de interés tiene 20% menos riesgo de presentar el desenlace de interés. En el segundo ejemplo se tiene un estudio en el que se analiza la relación entre los pacientes que consumen omega 3 y la elevación del HDL; aquí se encuentra que tiene un RR de 4.7; esto significa que las personas que consumen omega 3 tienen una posibilidad de elevar su HDL 370% veces más que las que no lo hacen. Con estos ejemplos se puede ver cómo es que el RR indica qué tanto está asociado un factor de riesgo con el desenlace de interés, es decir, cuánto más frecuente es la enfermedad entre un grupo expuesto al factor de riesgo, respecto a los que no están expuestos. Puede variar entre 0 e infinito y su significado cambia dependiendo del valor que tome (cuadro 14–2). Se debe tener en cuenta que el riesgo en un estudio no es necesariamente un efecto indeseado; más bien se refiere a presentar o no un evento de interés. Como se pudo ver en los ejemplos anteriores, en el primer caso el tabaquismo aumenta el riesgo de padecer cáncer de esófago; sin embargo, en el segundo ejemplo, el consumo de omega 3 aumenta el riesgo de incrementar el HDL, lo cual es benéfico. Para los estudios prospectivos (ensayos clínicos y de cohorte) utilizamos el RR, mientras que en estudios retrospectivos (estudios de cohorte re- trospectivo y de “casos y controles”) se utiliza la odds ratio o razón de momios (RM), cuya interpretación es idéntica al RR; no obstante, aunque no sea objetivo de este capítulo explicar el cálculo, vale la pena destacar que la manera de obtenerlo es diferente. Con los estudios prospectivos se puede establecer la incidencia de los eventos y, de este modo, conocer el riesgo de un factor de exposición para el desarrollo de cierto desenlace de interés. En los estudios retrospectivos no se puede conocer la incidencia, ya que, por ejemplo, en el caso de alguna patología cardiovascular, en la que no se sepa cuántos pacientes realmente murieron, no se pueden establecer la incidencia ni el riesgo del factor de exposición; en este caso sólo se puede establecer la asociación. Por último, hay que definir lo que es el intervalo de confianza. Es un par de números entre los cuales se puede encontrar el efecto estudiado de cierto porcentaje de la población. Por ejemplo, se sabe que el fármaco X puede producir hipotensión en el paciente; en un estudio que incluye a 400 pacientes, el grupo de expuestos al fármaco es de 200 y se encuentra que en 20 pacientes produce hipotensión, mientras que en el grupo de los no expuestos 40 pacientes presentaron hipotensión. A la hora de organizar la información se obtienen los datos incluidos en el cuadro 14–3. Para un ejemplo como éste se tendrían un RR = 0.498 y un intervalo de confianza de 95% (IC95%) = (0.40 – 0.63). Para interpretar esto, primero se observa que el RR, que es menor de 1, se interpreta como un factor de protección, es decir, el grupo al que se le administró el fármaco X tiene una probabilidad de 50.2% menor de sufrir hipotensión (1 – 0.498 = 0.502 x 100 = 50.2%), en comparación con el grupo al que no se le administró. Ya se sabe que el fármaco X tiene un factor protector para la hipotensión, pero lo que indica el IC95% es que el efecto mínimo que va a proteger este fármaco en 95% de la población es de 37% (1 – 0.63 = 0.37 x 100 = 37%) y el efecto máximo de protección es de 60% (1 – 0.40 = 0.60 x 100 = 60%), comparado con un paciente al que no se le administre este fármaco (para obtener estos porcentajes se resta cada uno de los valores del IC95% a 1). En el campo de la medicina usualmente se calcula un IC Cuadro 14–2. Interpretación del valor de RR Cuadro 14–3. Cuadro 2 x 2 de estudio sobre el fármaco X y la hipotensión Valor de RR RR > 1 RR = 1 RR < 1 Descripción Factor de riesgo Factor nulo. La exposición no tiene ningún efecto sobre el paciente Factor de protección Expuestos No expuestos Total Hipotensión No hipotensión Total 20 40 60 180 160 340 200 200 400 256 El ABC de la anestesia de 95%. Otra manera de interpretar el intervalo de confianza es que, si se repitiera el mismo estudio 100 veces, en 95 de ellos el RR estará en algún punto dentro de ese intervalo.5 El intervalo de confianza se puede aplicar también a proporciones, medias, etc. Su interpretación es la misma. En un artículo médico el valor del RR (o del RM) va seguido de su intervalo de confianza y del valor p; éste último indica si ese RR es estadísticamente significativo, es decir, qué porcentaje de ese valor pudo ha- (Capítulo 14) berse debido al azar, recordando que si el azar contribuyó en menos de 5% de la magnitud de ese RR (p < 0.05) se puede considerar que estadísticamente hay significancia. Existen muchas otras pruebas estadísticas, muchas otras medidas y valores que son presentados en los estudios científicos, por lo que se cree que conocer las bases es un buen comienzo no sólo para mejorar la capacidad de análisis e interpretación de la mayoría de los estudios, sino para conocer más acerca de este tema. REFERENCIAS 1. U.S. National Library of Medicine. http://www.ncbi.nlm. nih.gov/sites/entrez?db=pubmed.). 2. Rosencher N, Bonnet MP, Sessler DI: Selected new antithrombotic agents and neuraxial anaesthesia for major orthopaedic surgery: management strategies. 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El impulso térmico está integrado después en diferentes niveles de la médula espinal y el sistema nervioso central hasta arribar al hipotálamo, que es el centro termorregulador primario en los mamíferos.2 La superficie de la piel, la cavidad abdominal, los tejidos torácicos, la médula espinal, el hipotálamo y otras partes del cerebro contribuyen cerca de 20% al impulso involucrado en el control termorregulador autónomo.3,4 En contraste, las respuestas de conducta dependen más de la temperatura corporal.5 Cada respuesta termorreguladora puede ser caracterizada por un umbral, una entrada y una máxima intensidad de respuesta. El umbral es la temperatura central que dispara la defensa termorreguladora (a una temperatura de la piel dada). El umbral es análogo al marcador de temperatura de un termostato casero. La ganancia (gain) determina la magnitud de la respuesta a la cual la intensidad de ésta aumenta, con una subsecuente desviación de la temperatura central del activador del umbral. En un sistema de calefacción casero la ganancia es el control que incrementa el impulso de calor cuando la temperatura ambiental declina progresivamente, disminuyendo por debajo de lo marcado por el termostato.5 Para continuar la analogía, la intensidad máxima de respuesta del sistema de calefacción casero es el mayor impulso de calor del que es capaz el aparato. Las variaciones de aproximadamente 1 _C con el ciclo circadiano y de aproximadamente 0.5 _C con el ciclo menstrual están contempladas en la temperatura humana central de 37 _C.6 Los mamíferos necesitan mantener constante la temperatura interna, pues si la temperatura interna se desvía sustancialmente de la normalidad, las funciones metabólicas corren el riego de deteriorarse. El sistema termorregulador humano normalmente mantiene la temperatura central cercana a los 37 _C. La hipotermia perioperatoria es común debido a varios factores, como la edad, el tipo ambiental, las condiciones del paciente, la cirugía y los anestésicos, dando lugar a complicaciones, como coagulopatías, alteraciones cardiacas, problemas de cicatrización e infecciones quirúrgicas, entre otras. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. TERMORREGULACIÓN NORMAL El proceso de información termorregulatoria tiene tres componentes: sensibilidad térmica aferente, regulación central y respuestas eferentes. Juntos mantienen normal la temperatura corporal central. La temperatura central puede ser medida en la arteria pulmonar, la membrana timpánica, el esófago distal y la nasofaringe.1 IMPULSO AFERENTE Y CONTROL CENTRAL Los receptores para el frío y el calor están ampliamente distribuidos en el cuerpo; las señales de los receptores 257 258 El ABC de la anestesia El umbral de respuesta al calor (sudoración y vasodilatación activa) normalmente excede al indicador para la primera defensa contra el frío (vasoconstricción) por sólo 0.2 _C. Las temperaturas centrales entre las primeras respuestas al calor y al frío entran por definición en el rango del interindicador. Las temperaturas dentro de este rango no activan respuestas termorreguladoras. El sistema termorregulador normalmente mantiene la respuesta central dentro de un rango de 0.2 _C y asume un valor objetivo.6 La precisión del control termorregulatorio es similar en el hombre y en la mujer,6 y disminuye en los ancianos.7 RESPUESTA EFERENTE La conducta del individuo es la más efectiva respuesta termorreguladora. Son los ajustes primarios de conducta los que le permiten al ser humano vivir y trabajar en un medio ambiente extremo; estos cambios son promovidos por la incomodidad térmica e incluyen respuestas como la vestimenta y otras medidas protectoras para ajustarse a la temperatura ambiental. La mayor defensa autonómica son la sudoración y la vasodilatación cutánea activa. La sudoración es mediada por los nervios colinérgicos posganglionares, que terminan ampliamente distribuidos en las glándulas. El sudor es plasma ultrafiltrado y su composición depende de la magnitud de la sudoración, del estado de hidratación y de otros factores. La tasa máxima de sudoración en muchos adultos excede los 0.5 L/h y es entre dos y tres veces mayor en los atletas entrenados.8 Cada gramo de sudor evaporado absorbe 584 calorías. En consecuencia, el sudor disipa fácilmente la tasa metabólica de calor en un medio ambiente seco. La eficacia de la sudoración es aumentada por la vasodilatación termorreguladora precapilar. La vasodilatación termorreguladora activa es una respuesta humana única que es medida por un factor no identificado de las glándulas sudoríparas; incrementa en gran medida el flujo sanguíneo cutáneo para facilitar la transferencia de calor del centro a la piel, para una eventual disipación al medio ambiente.9 La vasoconstricción termorreguladora ocurre en cortocircuitos localizados primordialmente en los dedos de los pies y de las manos. Estos cortocircuitos son controlados por receptores adrenérgicos alfa 1 mediados centralmente, pero la constricción es aumentada de manera sinérgica por la hipotermia local inducida a través de receptores adrenérgicos alfa 2.10 (Capítulo 15) El diámetro de los cortocircuitos abiertos es de aproximadamente 100 mm, por lo que pueden llevar 10 000 veces más sangre que un capilar con una longitud equivalente (diámetro normal, 10 mm).11 La termogénesis sin temblor es una importante defensa termorreguladora en los niños,12 pero contribuye poco a la termorregulación en los adultos.13 La termogénesis sin temblor es mediada por receptores adrenérgicos beta 3 sobre las terminaciones nerviosas en regiones grasas.14 La coloración café macroscópica de este tejido adiposo especializado resulta de la enorme densidad de las mitocondrias. La grasa café está equipada con una proteína única no acoplada, que facilita la transformación directa de sustrato a calor.15 El temblor es una actividad muscular involuntaria que incrementa la taza metabólica dos o tres veces el valor normal.16 El hipotálamo es el centro control termorregulador primario en los mamíferos. La superficie de la piel, los tejidos torácicos y abdominales profundos, la médula espinal y las porciones no hipotalámicas del cerebro contribuyen cada una con cerca de 20% del impulso que es integrado por el hipotálamo en el control de las defensas termorreguladoras autónomas (este impulso se muestra entrando al hipotálamo a la izquierda de la figura 15–1). La temperatura del hipotálamo por sí misma también contribuye con cerca de 20% de la información usada en el control termorregulador.17 En el hipotálamo la temperatura corporal integrada es comparada con el umbral de las temperaturas que disparan las respuestas termorreguladores específicas. Los valores mayores que el del umbral para las respuestas al calor (p. ej., sudoración) o menores que el umbral para las respuestas al frío (vasoconstricción y temblor) ini- Hipotálamo anterior Sudoración Piel ÃÃ ÃÃ ÃÃ ÃÃ ÃÃ ÃÃ ÃÃ Tejidos profundos Médula espinal Cerebro no hipotalámico 37 _C Vasodilatación Vasoconstricción 36 _C Termogénesis sin temblor Temblores 35 _C Figura 15–1. Control regulador por parte del hipotálamo. Hipotermia perioperatoria cian la defensa apropiada. Los valores entre los umbrales para la sudoración y la vasoconstricción se unen en un rango interumbral que no activan ninguna defensa termorreguladora. El rango interumbral es normalmente sólo de 0.2 _C, porque las defensas termorreguladores son casi siempre efectivas y las temperaturas corporales humanas rara vez desvían más de unos cuantos decimos de grado del valor manejado por el hipotálamo.17 PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE CALOR La temperatura tisular se relaciona directamente con el contenido de calor por el calor específico del tejido, lo cual es aproximadamente de 0.83 kcal S kg S – 1 _C. Las alteraciones en la temperatura corporal son una consecuencia directa de las alteraciones en el contenido de calor tisular.17,18 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Producción de calor Los tejidos corporales producen calor en proporción con sus tasas metabólicas. La primera ley de termodinámica especifica que la generación de energía por una reacción química es determinada solamente por el sustrato y los productos de la reacción. Casi toda esta energía en algún momento es convertida en calor. El sustrato más importante para el metabolismo humano son la glucosa, las proteínas y la grasa. Los productos más importantes del metabolismo aerobio son generalmente el bióxido de carbono y el agua.17,18 La combustión de glucosa y proteínas produce 4.1 kcal/kg mientras que la grasa libera 9.3 kcal/kg. El cerebro y los órganos más importantes del tronco son los órganos metabólicamente más activos y generan más calor que los músculos en reposo.19–21 En contraste, la producción de calor por parte del músculo esquelético puede exceder la tasa metabólica basal por un factor de 10. El metabolismo es casi siempre la única fuente interna de calor, aunque en ocasiones lo son las bebidas calientes, la radiación de microondas o los gradientes de resonancia magnética.22 El cuerpo humano puede ser descrito burdamente en un compartimento térmico central y uno periférico. El central está constituido por tejidos bien perfundidos en los cuales la temperatura permanece relativamente uniforme; la distribución de calor es rápida. Como resulta- 259 do, las temperaturas en varios sitios dentro del compartimento central rara vez difieren en décimas de grado centígrado. Físicamente, el compartimento central consiste del tronco y la cabeza; de hecho, la piel y muchos tejidos periféricos del tronco y de la cabeza no forman parte de éste. El compartimento central comprende entre 50 y 60% de la masa corporal. Los tejidos en los cuales la temperatura no es homogénea y varía con el tiempo se denomina compartimento térmico periférico.23,24 Dicho compartimento consiste en brazos y piernas. La temperatura del compartimento periférico usualmente es menor de 2 a 4 _C con respecto al central en medioambientes moderados. Sin embargo, esta diferencia puede llegar a ser menor durante extremos térmicos o circunstancias fisiológicas. La disminución de los gradientes de temperatura central a periférica resulta cuando el medioambiente es caliente o cuando la vasodilatación termorreguladora facilita el flujo de calor metabólico a la periferia. Por el contrario, la vasoconstricción retiene el calor metabólico en el centro, incrementando el gradiente de temperatura del centro a la periferia.25,26 Hay gradientes de temperatura aun dentro de las mismas extremidades; los tejidos distales son varios grados más fríos que los que se encuentran ubicados en sentido más próximo. También son frecuentes los gradientes de temperatura en los tejidos radiales y llegan a ser especialmente grandes en medioambientes extremos. Una característica fundamental del compartimento periférico es que el contenido del calor y sus sustanciales cambios en la distribución son producto de la exposición al medioambiente, en contraste con el compartimento central, en el que la temperatura es regulada de una manera más precisa.27,28 En un medioambiente cálido, en sujetos vasodilatador la periferia puede igualar al central y se refiere como una extensión del compartimento central. Sin embargo, la temperatura de estos tejidos puede disminuir y volver a ser no uniforme en medioambientes fríos.27,28 Generación y flujo de calor En contraste con la rápida distribución de calor en los tejidos centrales, el flujo de calor es relativamente lento en los tejidos periféricos. El flujo de calor del centro a la periferia es mediado por la convección de calor llevado por la sangre y la conducción del mismo dentro de los tejidos adyacentes. El componente convectivo puede variar de manera brusca y ser moldeado como un gran y relativamente rápido flujo longitudinal de calor dentro de los grandes 260 El ABC de la anestesia vasos axiales de las extremidades. Los principales factores que influyen en la distribución convectiva del calor son el flujo sanguíneo periférico, la contracorriente de calor intercambiada entre arterias y venas adyacentes, y el gradiente de temperatura central periférica.29 El componente conductivo es un flujo radial lento de calor de los tejidos relativamente calientes en el centro hacia los más fríos en la periferia, cerca de la piel. El flujo conductivo es determinado por el coeficiente de difusión, que es una función que depende de las características de los tejidos.29 Por ejemplo, la grasa es un aislante superior al músculo, que provee aislamiento sustancial. Que el calor conductivo se transfiera, depende mucho de las características intrínsecas de los tejidos más que de los factores termorreguladores.30–32 El depósito de calor en los tejidos periféricos es aumentado por el calor que es producido por el metabolismo de los tejidos locales y disminuido por la pérdida de calor cutáneo regional hacia el medioambiente.32 La transferencia de calor regional y la producción local son descritas por la ecuación de biocalor; sin embargo, para llevar a cabo esta ecuación se requieren numerosos factores que no pueden ser medidos. Por lo tanto, se han desarrollado ecuaciones para cuantificar varios aspectos de la transferencia de calor a los tejidos y la producción de calor local en términos de cantidades medibles.33–35 Las modificaciones en la ecuación de bicolor han sido usadas para construir numerosos modelos de distribución de calor en los tejidos.36,37 Los modelos de balance de calor han probado ser menos útiles de lo que se esperaba, dejando a los investigadores grandes dependientes sobre datos experimentales. Por fortuna hay mediciones detalladas de las que se puede disponer en una variedad de circunstancias.38,39 Todo el calor metabólico eventualmente es disipado al medioambiente para mantener un estado térmico estable. Alrededor de 95% de ese calor atraviesa la superficie de la piel y el resto pasa a través del tracto respiratorio.40,41 En ausencia de sudoración, sólo cerca de 10% de la pérdida de calor cutáneo es evaporada en los adultos (esta fracción puede ser considerable en los niños y en los bebés prematuros).42 La sudoración es, sin embargo, muy efectiva y puede disipar 10 veces la tasa metabólica basal en un medioambiente convectivo seco.43,44 El tórax superior y la cara son más sensibles a la temperatura, aunque la creencia común de que la mitad del calor corporal se pierde por la cabeza solamente aplica cuando el cuerpo está en reposo.45 (Capítulo 15) FACTORES DE RIESGO PARA DESARROLLAR HIPOTERMIA INTRAOPERATORIA La definición exacta de hipotermia intraoperatoria ha sido sujeta a debate por parte de muchos autores, que en general la definen cuando es menor de 36 _C.46 Los 37 _C de temperatura promedio corporal normales varían hasta 1 _C con el ciclo circadiano.47,48 Los datos en la literatura indican que los factores de riesgo para que el paciente desarrolle hipotermia intraoperatoria son el estado térmico del paciente antes de la cirugía,49,50 el tamaño y la edad del paciente,51,52 la temperatura del quirófano,53 el tamaño de la incisión quirúrgica54,55 y la presencia de neuropatía.56 Los estudios más recientes encontraron que los factores que más provocan hipotermia intraoperatoria en orden de importancia incluyen: pacientes neonatos menores de un mes de edad, temperatura del quirófano menor de 18 _C (< 64 _F), pacientes quemados, anestesia general más regional, pacientes geriátricos mayores de 65 años de edad, pacientes hipodérmicos desde antes de la cirugía, pacientes de complexión delgada, temperatura en el quirófano de 18 a 20 _C, pérdida sanguínea superior a 30 mL/kg de peso, pacientes pediátricos entre un mes y 14 años de edad, y operaciones prolongadas.57 Una ligera hipotermia central puede incrementar el riesgo de infección de heridas,58 sangrado,59,60 complicaciones cardiacas61 y estancias prolongadas en recuperación.62 Además, el paciente presenta una deficiente calidad en la recuperación de la anestesia, debido a temblores e incomodidad térmica.63,64 ANESTESIA GENERAL Casi todos los pacientes a los que se les administra anestesia general presentan hipotermia de entre 1 y 3 _C dependiendo del tipo, de la dosis, de la exposición quirúrgica65,66 y de la temperatura ambiente.67 La hipotermia se desarrolla con un patrón característico (figura 15–2). La temperatura central disminuye entre 1 y 1.5 _C durante la primera hora. Esta hipotermia es seguida por dos o tres horas de una disminución lenta en forma linear de la temperatura central. Finalmente, los pacientes entran en una fase de meseta durante la cual la temperatura central permanece constante. Cada segmento de esta curva de hipotermia está ocasionada por diferente causa. Hipotermia perioperatoria Central 37 _C 0 261 Central 36 _C –1 Temperatura central –2 _C Periférico Periférico 31 a 35 _C 33 a 35 _C –3 0 2 4 Tiempo transcurrido (h) 6 Figura 15–2. Patrón típico de hipotermia durante la anestesia general. Durante la primera hora la temperatura central disminuye de 1 a 1.5 _C. Esto es seguido por una disminución lenta y linear de la temperatura central. Finalmente, la temperatura central alcanza una meseta. REDISTRIBUCIÓN El compartimento térmico central consiste en tejidos bien perfundidos del tronco y de la cabeza, que son mantenidos con una temperatura relativamente alta. La temperatura central no representa adecuadamente la temperatura corporal media, porque los tejidos periféricos están entre 2 y 4 _C más fríos que el tronco y la cabeza. Este gradiente de temperatura normal entre la parte central y los tejidos periféricos es mantenido por vasoconstricción termorreguladora tónica de los cortocircuitos arteriovenosos en los dedos de las manos y de los pies.68–71 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Mecanismos La inducción de la anestesia general promueve la vasodilatación a través de dos mecanismos: 1. La anestesia general reduce el umbral de la vasoconstricción para disminuir la temperatura central;72–77 esta inhibición central media la constricción termorreguladora. 2. Anestésicos que causan vasodilatación periférica.78 La vasodilatación permite que el calor central se difunda a los tejidos periféricos, disminuyendo el gradiente normal79 (figura 15–3). Esta redistribución interna de calor corporal disminuye la temperatura central e incrementa de manera propor- Figura 15–3. Redistribución de la hipotermia después de la inducción de la anestesia general. Por lo general el contenido del calor corporal no es distribuido de manera uniforme. La vasoconstricción termorreguladora tónica mantiene un gradiente de temperatura central periférico. La inducción de la anestesia general inhibe la vasoconstricción, permitiendo una redistribución central periférica del calor corporal. cional la temperatura de los tejidos periféricos; no hay un intercambio neto de calor con el medioambiente y el contenido de calor corporal permanece constante.79 Los estudios cuantitativos del balance de calor sistémico y regional de la distribución de calor corporal indicaron que después de una hora de anestesia la temperatura central disminuyó 1.6 _C y la redistribución contribuyó sólo con 43%. Por consiguiente, la redistribución contribuyó con 65% de la disminución de la temperatura central durante las tres primeras horas de anestesia, lo cual constituye la primera causa de hipotermia en la fase inicial de la anestesia.79 Factores importantes que influyen en la magnitud La inducción de la anestesia general provoca hipotermia por redistribución. La intensidad depende de varios factores, como el contenido de calor corporal inicial del paciente, entre los más importantes. La temperatura central, la cual es regulada con exactitud, permanece esencialmente normal en medioambientes calientes.80,81 Sin embargo, el contenido de calor corporal aumenta cuando los tejidos periféricos absorben calor. Después de un número de horas de estar en un medioambiente caliente la temperatura de los tejidos periféricos es similar a la temperatura central;82 el flujo de calor necesita gradientes de temperaturas; la magnitud de la redistribución es limitada cuando las temperaturas periférica y central son similares.83,84 Un factor importante adicional es la morfología corporal; los pacientes obesos tienen una redistribución mucho menor que los que tienen un peso normal, por lo 262 El ABC de la anestesia que en los pacientes muy delgados la redistribución es mucho mayor.85 A los obesos les cuesta mucho tiempo y trabajo lograr la vasodilatación, en parte porque tampoco tampoco tienen una gran vasoconstricción, por lo que se reducen los gradientes de calor central y periférico durante la inducción de la anestesia.85 Otros factores que determinan la temperatura central, como el medioambiente frío o una incisión quirúrgica grande, independientemente de la redistribución, se analizarán más adelante.86 FASE LINEAR La segunda porción de la curva de hipotermia es más o menos lenta; es una disminución linear de la temperatura central que resulta del hecho de que la pérdida de calor excede la producción de calor metabólico; la tasa metabólica es reducida entre 15 y 40% durante la anestesia general.87,88 Las causas exactas de esta reducción no están bien establecidas, pero contribuyen a la disminución del metabolismo cerebral y la ventilación mecánica, que permiten reposar el diafragma y los músculos de la caja torácica. El proceso puede ser revertido por la administración de aminoácidos89 o de cafeína.90–92 La pérdida de calor cutáneo es mediado por los mismos cuatro mecanismos fundamentales que modulan la transferencia de calor entre dos sustancias: radiación, conducción, confección y evaporación.93 De las cuatro formas de pérdida de calor, sólo la conductividad depende linealmente de la diferencia de temperatura entre el paciente y el medioambiente. Es un periodo en el cual el aislamiento pasivo del paciente y el calentamiento intraoperatorio activo son más efectivos.93–96 Radiación De los cuatro mecanismos de pérdida de calor, la radiación es la que más contribuye. Es la transferencia de calor de una superficie a otra a través de fotones, por lo que no depende de la temperatura del aire que interviene.97 En la radiación la pérdida de calor está en función de la emisividad de las dos superficies, entendiéndose por emisividad la habilidad para emitir y absorber calor. Los objetos que absorben y emiten calor son llamados cuerpos negros y tienen una emisividad de 1, mientras que (Capítulo 15) los que no lo hacen tienen una emisividad de 0. La piel humana actúa como un cuerpo negro, con una emisividad de 0.95 para la luz infrarroja.97 Conducción y convección Muchas veces la convección es considerada como una conducción facilitada, porque los dos tipos de pérdida de calor participan en un mecanismo fundamental. La conducción es la transferencia directa de calor de una superficie a una segunda superficie adyacente. La transferencia de calor en este caso es proporcional a la diferencia de temperaturas en la superficie y a cualquier forma de aislamiento entre ellas.97 Cuando hay factor de viento o aire en movimiento la convección permanece como la segunda fuente más importante de pérdida de calor durante la anestesia y la cirugía, sobre todo cuando hay flujo laminar.97 Un mecanismo para evitar la pérdida de calor por conducción es la administración de soluciones calientes.97 Evaporación La pérdida de calor por evaporación se deriva del calor de evaporación del agua. Sólo 5% de la tasa metabólica basal se pierde por evaporación del agua transcutánea durante circunstancias normales. La pérdida evaporativa respiratoria tiende a ser menor de 10% de la tasa metabólica basal.98 Hay pérdidas por evaporación sustanciales, debido al tamaño de las incisiones quirúrgicas, las pérdidas de calor perioperatorias resultan también de la evaporación de sustancias para la preparación de la piel. Esto es significativamente menor con el empleo de soluciones preparadas con agua que con las preparadas con alcohol.99 MESETA DE LA TEMPERATURA CENTRAL La fase final de la curva de hipotermia intraoperatoria típica es una meseta de la temperatura central que casi siempre se desarrolla después de dos a cuatro horas de la anestesia y la cirugía. Se caracteriza por una temperatura central que permanece constante aun durante las cirugías prolongadas. La temperatura central algunas veces es pasiva y otras es sostenida activamente. Hipotermia perioperatoria Meseta pasiva Surge cuando la producción de calor metabólico es igual a la pérdida de calor, sin defensas termorreguladoras. Esto podría mantenerse durante largos periodos, pero hay varios factores que intervienen durante la anestesia y la cirugía: 1. La anestesia disminuye en gran medida la producción de calor metabólico. 2. La pérdida de calor puede ser anormalmente alta, debido al medioambiente frío del quirófano y a la administración de soluciones frías por vía intravenosa o usadas para irrigación,100,101 así como a la pérdida por evaporación y radiación de las incisiones quirúrgicas.3 No hay compensaciones de conducta, dado que se trata de pacientes inconscientes. Una meseta de la temperatura central es más común en las cirugías relativamente cortas, en las que los pacientes están cubiertos con aislantes eficaces.102,103 263 Torniquetes en los miembros La consecuencia clínica de los torniquetes radica en que el calor se concentra en el compartimento central, por lo cual permanece relativamente caliente. La habilidad para aislar un miembro y enfriar con lentitud el compartimento central ha quedado demostrada en voluntarios inmersos en agua fría.109 Un torniquete en un miembro de un paciente adulto lentifica el desarrollo de la hipotermia central o induce a una meseta. Sin embargo, los pacientes pediátricos casi siempre son tratados en un medioambiente caliente para mantener la normotermia sin la activación de la vasoconstricción termorreguladora.109 La aplicación de un torniquete en un miembro incrementa la temperatura central en los pacientes que no son tratados de manera similar.110 Los niños tratados en un medioambiente caliente permanecen normotérmicos sin torniquetes; en contraste, cuando se coloca un torniquete la temperatura se eleva 1 _C y cuando son dos torniquetes la temperatura se eleva 1.7 _C. Cuando se liberan los torniquetes hay una caída de la temperatura central por redistribución del calor.111,112 Meseta activa E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. PACIENTES PEDIÁTRICOS Los pacientes hipotérmicos que no pueden activar la vasoconstricción termorreguladora desarrollan una meseta mantenida activamente. La diferencia es la vasoconstricción termorreguladora, que disminuye la pérdida de calor. La meseta activa altera sobre todo la distribución de calor dentro del cuerpo. Se requiere una temperatura central entre 34 y 35 _C para disparar la vasoconstricción termorreguladora a concentraciones convencionales de muchos anestésicos. La vasoconstricción reduce de pronto, aunque ligeramente, la pérdida de calor cutáneo.104 La razón de esta disminución de pérdida de calor se debe a los cortocircuitos arteriovenosos en los dedos de los pies y de las manos. La principal consecuencia de la vasoconstricción termorreguladora es que la temperatura central permanece relativamente caliente, lo cual se esperaría con base en el balance del calor sistémico; esto produce temperaturas centrales en mesetas.105 Dependiendo de la temperatura del medioambiente y del tamaño de la operación se puede manifestar como una lentificación de la tasa de enfriamiento de la temperatura central o bien como un aumento de este mismo parámetro.106,107 El calor metabólico ha sido cuantificado durante la anestesia general.108 En general los niños poseen un cuerpo esférico, con grandes fracciones de masa en el dorso más que los adultos. Esto parece disminuir la redistribución inicial por inducción, sobre todo en los niños pequeños. La redistribución es menor, porque sus extremidades son pequeñas en comparación con el tronco y la cabeza, y no absorben mucho calor de la parte central. La cabeza constituye la más importante fracción de la superficie total en los niños, lo cual no es así en los adultos.113 En los niños, a diferencia de los adultos, la pérdida de calor de la cabeza puede ser proporcionalmente importante con respecto al total, quizá porque el cráneo y el cuero cabelludo son más delgados y permiten la pérdida de calor liberado por el cerebro. La pérdida de calor a través del cuero cabelludo se puede usar para detectar sufrimiento fetal.114–116 La pérdida de calor cutáneo es proporcional al área de superficie, mientras la producción de calor esta en función de la masa. En consecuencia, es relativamente más fácil para los niños perder grandes sumas de calor por la superficie de la piel.117 La pérdida de calor intraoperatoria en los niños puede exceder con facilidad la producción metabólica de ca- 264 El ABC d