Subido por Antonio Isla Tapia

Cómo combatir psicológicamente al coronavirus

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Cómo combatir psicológicamente al coronavirus
Es necesario estar listos para la batalla psicológica que seguro ya se está gestando en muchas
de nuestras mentes.
11 de Marzo del 2020 - 3:21 PM
Rachel Watson Delucchi
Rachel Watson Delucchi
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Frente a la situación mundial y a los primeros casos de coronavirus en nuestro país (que ya son
trece en el momento de escribir este artículo) no nos queda más que estar preparados no solo
con las indicaciones de cómo cuidarnos y las medidas de higiene. También es necesario estar
listos para la batalla psicológica que seguro ya se está gestando en muchas de nuestras
mentes.
Podemos experimentar varias sensaciones y emociones. Algunas naturales, otras no tanto.
Revisemos una a una y tomemos también las medidas psicológicas pertinentes de acuerdo con
lo que cada uno de nuestros familiares pueda estar experimentando.
1.- Miedo
Primera emoción muy natural que puede emerger dado que está directamente ligada a
nuestro instinto de supervivencia. El miedo emerge cuando sentimos que una situación es
peligrosa. Predispone a la huida, a la protección. Es saludable sentirlo en cierta medida porque
de lo contrario no nos cuidaríamos.
No todos lo sentirán, muchos tomarán con calma está situación, pero otros no podrán evitar
sentirse preocupados, con temores. Más aún si nos sentimos desprotegidos con nuestro
sistema de salud. Más aún si tenemos familiares mayores en riesgo de complicación o
pequeños con trastornos respiratorios. He de confesar que yo siento cierto grado de temor,
con una madre muy mayor y una hija pequeña, ambas con problemas respiratorios.
Frente al miedo:
* Evitar entrar en pánico. Ojo, esto en especial para las personas ansiosas, a quienes la
ansiedad las puede llevar a estar demasiado intranquilas. Poner las cosas en su perspectiva
real, no adelantar un futuro catastrófico.
* Manejar el miedo estando bien informados de lo que está ocurriendo, tomando todas las
precauciones, siguiendo todas las indicaciones para evitar los contagios.
* Emplear técnicas de relajación y meditación que nos permitan estar en equilibrio emocional,
ya que como adultos somos los responsables de tranquilizar a los niños, niñas y adolescentes.
* Evitar hablar exageradamente del tema o asustados delante de los niños. Ellos no merecen
recibir ansiedad de los adultos.
* Para minimizar el miedo en los niños y adultos mayores, mantenerlos bien informados. Es
peor que escuchen cosas e imaginen en su mente lo que no entienden. Dar espacio al diálogo y
a contestar sus preguntas. Contestarles con serenidad.
| Fuente: EFE | Fotógrafo: Alberto Valdes
2.- Enojo: molestia, irritación, fastidio, ira, e inclusive indignación.
En cualquiera de sus formas, desde las menos hasta las más intensas. Podemos sentirnos así
por muchas razones: sentir que ya se deberían estar tomando medidas más drásticas, ver lo
inefectivo de nuestro sistema de salud (no es un secreto que no estamos preparados), ver lo
irresponsable que es la gente que sigue saliendo a las calles resfriada, así sea un simple resfrío,
entre muchas más.
Sentir enojo es natural, también es otra emoción que nos permite protegernos, luchar cuando
tenemos que enfrentar un obstáculo.
Frente al enojo:
* Calmarnos, no vamos a solucionar nada en ese estado, pero sí, una vez identificada la causa,
hacer lo posible por canalizar nuestras inquietudes y protestas.
* Hablar de lo que sentimos y pensamos con interlocutores que nos ayuden y no que
exacerben los ánimos. Intentar encontrar soluciones juntos.
* No enojarnos con los niños y adultos mayores, ellos no tienen la culpa de nuestro enojo, ellos
no entienden bien toda la situación.
* Entender y validar el enojo que puedan estar sintiendo. Ayudarlos a canalizar. Los niños no
sentirán tanto enojo (más sentirán miedo), pero los adultos mayores sí podrían caer en mal
humor y estar renegando. Evitar que lo hagan delante de los niños.
* Evitar discusiones de pareja por este tema delante de los familiares. A veces la pareja no está
del todo de acuerdo con algunas medidas a tomar, sobre todo si uno está más preocupado y su
pareja tiende a minimizar los hechos. Es importante dialogar y llegar a acuerdos.
Las medidas que ha tomado el gobierno hoy seguramente ya estarán calmando los ánimos de
muchos de nosotros.
3.- Impotencia:
Es lógico sentirla cuando algo escapa de nuestro control. Y esta es una situación que escapa de
nuestro control personal, del margen de acción que uno tiene.
Frente a la impotencia:
* Aprender a lidiar con la incertidumbre, con lo que no podemos controlar. Eso no significa
dejarnos vencer, significa hacer lo que a cada uno le toca hacer.
* Hasta que las cosas mejoren en el mundo y no sepamos qué sigue en nuestro país, mantener
la calma, la sensatez.
* Si ya te tocó estar en cuarentena, más paciencia aún. Tratar de que en casa haya un clima
familiar agradable, a pesar de que haya enfermos o potenciales enfermos. Aprovecha al menos
que están juntos como familia, en hacer cosas juntos, conversar, revincularse. Si la coyuntura
nos lleva a estar juntos, pues aprovechémosla de alguna manera.
Podría seguir escribiendo mucho más, hay muchas más emociones que pueden emerger, tal
vez en un próximo artículo, pero creo que estas son las primeras que van emergiendo.
Si bien no estamos aún en una crisis, todos tenemos que sumar para que esto no ocurra.
Nos toca a todos poner el hombro. Es una excelente oportunidad para demostrar que somos
solidarios. Que nos queremos como peruanos.
¿Cómo?
Actuando desde lo que a cada uno le toca. Siendo responsables. Siguiendo todas las
recomendaciones y no saliendo de casa si estamos con síntomas de resfrío, gripe o síntomas
similares al coronavirus, aunque no lo tengamos.
Yo ya estoy en eso, mi pequeña cayó el viernes con problemas respiratorios. Luego por
cuidarla, obviamente me contagió. Ambas estamos enfermas en casa. Por eso no estaré en Sin
Vueltas estos días. No saldremos de casa hasta estar saludables. Si bien su pediatra afirma que
es rinofaringitis y asma bronquial, estamos tomando todas las medidas.
Llamé al Minsa. Demoraron en contestar. Cuando lo hicieron me preguntaron varias cosas y
me dijeron que no aplicábamos, que no habíamos llegado del extranjero, que no habíamos
estado en contacto con gente enferma. En tal caso, no vendrán. ¿Nos quedaremos con la
duda? ¿Si insisto vendrán? No me preguntaron ni mi nombre, me atendieron apurados, yo era
la que iba con calma repreguntando por qué no podrían venir.
Intuyo que no se dan abasto. Que las pruebas son solo para los que aplican. Estoy tranquila
porque en nuestro caso estamos medicadas y los antibióticos están haciendo efecto, por
tanto, queda minimizada la posibilidad del coronavirus. Pero igual, no lo sabremos nunca si no
hay una prueba de descarte.
¿Que nos toca? Repito: ser solidarios y responsables. Protejamos a los demás. Si tenemos que
quedarnos en casa aprovechemos en meditar, revisar nuestra vida, volver a establecer
prioridades y estar con la familia.
Con mucho cariño.
Esperando haberlos ayudado un poco con nuestro intenso mundo emocional que puede a
veces ser más terrorífico que la realidad. Por ahora todos tranquilos tomando precauciones.
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