FERVOR DE BUENOS AIRES f'OI:JI\AS · jORGe LUI) BORGE) ~--"' fERVOR De ...;:;"" UENO). AIRE.)··._· POEMAS . o- "• . . • • - - - --•• . •e·."-"":• • ·• - . '' ·-.:· ·A QUIEN LEYERE Suelen ser las prefaciones de autor wia co¡upouenda mal. •Crfleliad<1, cnt•·c la primordial jactancia de quien. mnpara que es propiamente facción suya, y la lwmildad que ""'''"'n" la mu11dología y el uso. A !al costumbre esta ad""'''""'"~'"'1. no desmentirá. interrupción. · l!i• ¡;,nbteP.•n declarando que mis poemas, pese al fádl equí- . q1f.e es motivable por .sn·nombre, 110 so un~ se .abatie-. _en instante alguno a. S~~ apro'i-'Cc/Umtiett(O .de /(rs ith!iv,•rsi''da.des num;rosOIS de ámb1tos y parajes que hay en 111rti!i0 ~ Buenos Ah·es - 110 ·es el dilatado g'eográfico que esas dos pala-bra:s señalan; ·es mi casa., barrios amigables, J.' juntam-ente_ con esas calles .:v re ti~" que SO JI querida ocióu de mi tiempo, lo. que en ellas a_,. de amor, de l'f?1W .\' de dudas. propósito jn1es, he rec~a.zado ·zas 'i.IChemeutes reclauws quie'11es en Buenos Aires no a-dvierten s.ino lo e:rtranjeri-:_.[.a. vocinglera cnergí.ai de. algunas calles centrales y la. , chusma dolorosa. que hay en los puertosJ acon.tcci-:-, 'W'''"''"' ámbos que rubrican- con inquietud inusitadtt< la·d_e;. de uua; población criolla. Sln 1Hlras- a ló ·vetiidero n{ de lo que f-ué_, mis ';.:ersos qzderen ensalzar- ld; t4sión portciia, la sorpresa y la utaravilla. de !Os Zuue' aswúen mis caminatas. Semejante a los ]at-i!to"¿ «Num-en lncst». A(J'uf la dlvlnidad, habla. mi <•ersó para dec/amr el asomlas calles endiosadas por la cspemuza o cl¡·ecuerda. al atra:vesar un solo 111-ztrmura.ban §tate t)r1ivei:.sH:Y. of-kn.va L-1DPf6·r:~ fE_-*_ J O R G E ~-;_por L U l S B O R G E 'S donde dfscurrió nues.tra 1.,•ida, se introduce_ poco apOco en san f11arw·. . · E11fiCJ~do ·qttC--tales iutenciones smwrán forasteras a esta épac~, CJf)'O· lírica suele _desleírse en ca-si- ·m-úsicas de rit-m-o d rcba.jarse a pila de baratt:jas 'ilistosas. No ha.y odio en ld que asc'i.·ero, sino rencot jus#ficado. Cóuw no malquerer a. ese ;scritor que reza atropella.damente palábras sin pala• dear el t~scondido asombro que albergan, }'.a ese otro que, . nbr-illa.ntador de endebleces, abarrotq, su. escrhtwa de oro :Y de jD'}'as"" a.bat1:e.ndo con taufa. lnm1~11a.ria nuestros pobres Persas opacos, sólo alwnbrados por el resplandor indigente 'de los ocasos de snburbio. A la lírica áecorativa1.nente v"su.al y l:cstrosa. que nos legó don L:uis de Góngora por, in/ termediiJ de su albacea R·ubén, quise oponer otra-, med#a~ · , hunda, lieclla de a·venturat espi·rituales y- cuya profeiiótt · .j de fe Cilbc c11 las rasones que copio de S1~r Tl!omas Brozu·ne (Religia Medici, 1643): <11.fi '<'ida es un milagro cuya ¡·e/a~ ¡ ció1-1- antes 0-7Nc·índasc a la poesía que a la hi-storia, y sonar1a .. · a guisa de fábula en las orejas del <:nlgo. Hay sin du.da.,·en nosotros, ttn trozo de d·ivhddad, algo q·ne prei:ed·i'.ó a lo.1 elementos y no debe -Jw·nwnaje al Sol. Quien esto no ·com":' prend·ie.re a-1111 habrá de estudüw la. cartilla hu.111-a1ÚI-»; En lo a.ta.Ji.en.te) uo-j'a a. la esencia, sino q.- la hech-ura· de mis 7.Jersos, fué mi propósito darles una cou.figu.racióit .se~.. mejanie a la tra-zada por Heine en «Die Nordsce». Existe1i, sin embatgo, algunas diferencias formales. HÚas aqu·í: La ineq:dc•ocabi!idad y certeza de la· pron<mciaeión ·espa.¡1ola, junto co11 su cater-va de vocales, no sufren Se haga enella <'erm absolutamente libre y e~·igen el empleo de a.sonan.cids. La tradición oral1 ade.¡n4s que posee en nósOtros -. el endecasílabo, me hizo a.btmdar en versos de esa nudiáa, ·. 1 FERVOR DE BUENOS AIRllS Acerca del idiollla poco lwbré de asentar. Siempre f4-" perseveranc-ia; en mi p/11111"- na sé si ventw·osa. d. infaHsta - HSar de los •·ocablos según sll primordia.! acepción, discipliM más ard1w de lo q11e suponen qni.e¡¡;;s sh> logmr imágenes nuevas, fían s11 pensamiento a /a. inc01istancia de wn est-ilo í.nvctcradamcJÍte meiaf6rico y. ag>;adable con flo7 jedad ... Mi sensnalidad verbal sólo abare" determinadas pa1abras, lacta ·imputable " cua11tos escritores conozco y cll-).'a. e.·rcepción úni-ca. fué don f.ra.Jlcisco de Quc·vedo, que ·vi-vi.ó en la cua11Hosa- plenitud y -millonan'.a entereza de mws~ tra leng11a cas.tella•na. Sie-mp>'e fní 11o<•elero de metáforas, pero solicita-udo fuese notorio en ellas antes lo eficaz que lo i1isólito. E>l este libro rws 'i..mri.as campoúcioncs hechas por 'cnfila11úen~ to de ünágellCs, método que alcaliZÓ perfección en breves poemas de Jacobo Sured", J. Rivas • Pa:nedas. y Norah Lange, pero que desde, luego no es .el ¡\llico. Esto - qnd h11 de parccer.axiom~ des<fbrido ~!lector- será. blasfemia¡ pa-ra ·ii-Z-ii-chos compm?_eros sectarws. _ Si. e11 las siguientes págénas lw.y algún verso logrado, perdóne111e el lector el atJ'evilnielito de haberlo compuesto yo antes que él. Todos som.os unos; poco difieren nuestras nadedas~ y tan.to üzfl1t,-)1CH en las .a,lma.s las drcu-n'standas}. que es casi 1111-11 casualidad esto de se1' tú el leyente y. <yo. el escribidor - el desconfi-ado y ferwroso .esc>·ibidor ~ 1 t!c m·is ''uersos. LAS CALLES Las calles de Due!JOS .A'1res , ) ~ son la entraña de mi al . l\o las ca 11 es enérgicas nM. molestadas de prisas . . ) a;etreos, u 1ce calle de arrabal sino la d enternecida , ·'·uo1es Y ocasos , , ,de al 3. aque 1¡as mas afuera . a¡enas . · d oSos arbolados d ~. d e lJla onde a nsteras · ,. • C'l'l.tas '" apena· ~ se aYentnrán · · l! 01 1nmortale s d'tstanctas · - ----,.-..~?1a10stilizadas ent ~ . ro meterse en la 1 d .. , . _hecha de oTa • wn a YlSIOn .. S ,_, n llanura y mayo . 1 , on. todas ellas ¡)ara el d' ' .. r cte o.1 ~ CO IClOSO de una_ promesa d e 1·entnra . a mas pues .a su - 11ermananse • 'd - am pato tatitas vidas· esnunt!endo la reelu . . . . swn d e .las casas y pol ellas con volunÚtd her . anda nuestra es¡>e mea de engaño ~ - ranza. los cuatro puntos cai·dinales se van de<,¡ d · · ·· ojalá en .. ¡ :gan o como banderas las cane's .. ' < . mJs versos enhiestos yu'e!en _es:ts banderas. J. L. B. -~---- • ' LA RECOLETA Convencidos de caducidad vueltos un poco irreales por el morir altivado en tanto [sepulcro irrealizados por tanta grave certidumbre _de muerte, nos demoramos en las veredas que apartan los panteones enfilados cuya vaniJocuencia hecha de mármol, de rectitud y sombra interior equivale a ·sentencias axiomática~ y severas de Manrique o de Fray Luis de Granada. Hermosa es la serena. decisión de las tumbas, su arquitectura sin rodeos y las plazuelas donde hay frescura de patio y el aislamiento y la .individuación eternales ; cada cual fué contemplador de su muerte única y personal como un recuerdo. Nos place la quietud, ¡ equivocamos tal paz de vida con' el morir 1 v mientras creemos anhelar el no· ser i ~ . ··-. - - --· . . . -. " ·--. " --·-···"' ¡ lanzamos jaculatorias a la vida apac>ble. · Vehemente en !as batallas y remansado ·en las losas sólo el vivir •:o:.iste. \ Son aiedaños suyos tielupo y. espacio, son arrabales de alma . , son las herramientas y son las manos del alma y en desbaratándose esta, • ~¡-' FERVOR D E BUENOS AIRE S juntamente caducan _el cspa_~!?.~_ el tiempo, el morir, como al cesar la luz . se acalla el s¡tnulacro -~~ _esp_e)OS _j tarde fué cntnstectendo. q\le y a la • 1 Som~)ra sonora ~~-los arbo s~sbre las ramas ondea, yient.o rico en paJaros que corazones y calles, n de ser, alma mía que se desparrama por. fuer ;e milagro que algun:; vez- de¡ara con grave milacrro incomprensible, m~u?.tto b ~ e su presunta repet1Cl011 a arque a un(~tl ~ [.horror la existencia. l~o anterior: escuchado, leído, meditado Jo realicé en la Recoleta, junto al propio lugar donde han de enterrarme. CALLE -- ' DESCONOCIDA Penumbra de la paloma J!amaron los judíos a la iniciación de la tarde cuando la sombra aún no entOrpece los pasos y la venida de la noche se advierte antes como adyenimiento de música esperada· :'que como enorme símbolo de nue·stra primordial nadería { En esa hora de._flna luz arenosa " mis andari·zas ·dieron -con una calle ignorada; abierta ·en ·noble anchura de terraza mostrando en las Cornisas y en las paredes colores blandos como el mismo cielo que conmovía el fondo. Todo - honesta medianía de las casas auste'ras, travesuras de columnitas y aldabas~ tal vez una esperanza de niña en los balcones se me adentró en el corazón anhelante con lifl1pidez __ sle lágrima .. Q~iTZi esa hora única aventajaba con prestigio Ja cal1e dándole privilegios de ternura haciéndola real como una leyenda o un Yerso; lo cierto es qne la sentí leja11amente cercana como rtCí.lerdo que si p<irece llegar cai1sado de: lejos , es porque viene de la Í)ropia hondura del alma.· Intimo y entrañable ··---------- F E R 11 O R. D E B U P. "l OS All?r!S era el milagro de la,' calle elata EL JARDIN BOTANICO y solo después entendí qtte aquel lugar era extraño, que es toda casa un candelabro donde arden"'cóh aislada llama las vidas, <¡ue todo inmeditado paso nuestro camina sobre Gólgotas ajenos. Muy lejos de nosotros par más que nuestras manos atestigüen los troncos los árboles que balbucean apenas el ser sueltan en pos de lo desconocido su vana lumbrerada de hojas ciegas que en piadosa ficci6n arriba se- abrazan como dobladas por la combadura celeste. En · supremo aislamiento cada árbol está conmovedoramente perdido y son sus vidas tan incomunicadas y hurañas cual _esp_ejos _que profundizan habitaciones. distintas como ef sofiar deÍnuchos durmientes que reune idéntico techo. Nosotros mientras tanto a la vera de su primordial existencia, también oscuramente nos buscam.os con nuestra carne désgarrada e impar: burdo secreto a voces que con triste congoja nos ·arrastra y nos socava el pecho con la grave eficacia de una pena, Angustia grande --·a que sin embargo no eS más que una corazonada borrosa del anhelo y del doloroso entusiasmo --que hubo Dios de sentir .antes del génesis, FERVOR DE BUENOS A(RES y que aún no encontró hartazgO en la manirrota caterva de estrellas, almas, voces y (acasos que grita el tiempo gárrulo y abarca en éiencia universal el espacio. (Al salir ví en un alboroto de niñas una chiquilla tan linda que mis miradas enseguida buscaron la conjetural hermana mayor que abreviando las prolijidades del tiempo lograse en hermosura quieta y mor.ena la belleza colmada que balbuceaba la primera). MUSICA PATRIA Quejumbre mora bordeando oscuramente ambas eternidades del cielo gigantesco y de las leonadas arenas. llevada con horror de alfanjes heroicos , , a los límpidos prados andaluces_ desgarrándose comq una hoguera por las malezas del [tiémpo, entre los siglos escurriéndose quemando las vihuelas en llamarada de jácaras hasta el milagro de -la gesta de Indias cuando los castellanos saqueadores de mundos , iban robando tierras de albur al poniente. - Desmelenada por la pampa , trasegada de guitarra criOlla en guitarra~ entreverándose con la pena de ayi!lanada gente quichua descoyuntándose con la insolencia del puerto, hecha otra vez picota de afrufialladÜs vivires y humilladero de mujeres malas, ha logrado ahondar con tal virtud en nuestra alma que si de nochecita tuia ventana la regaia en sonora generosidad a la calle el caminatlt<:, siente com(\ si le palparan el q>razóil con la ·m~no. LA PLAZA SAN MARTIN EL A Macedonio Fcrnánde::, espectador apasionado de Buenos Aires. En busca de la tarde fuí ap:Jrando en \'ano las calles. Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra. Con fino bruñimiento de caoba la tarde toda se había remansado en la plaza, serena y sazonada bienhechora y sutil como- una lámpai·a clara como una frente r:rrave como ademán de.. hÜmbre enlutado: ::::. jacaraii.dá o acaciá _.:_ ' ': . .: . "~·-' de goce y sufrimiento carnales y una risue~a génesis-· _ va poblando el tiempo usurpado con los brillantes embelecos de una mitología criolla y tiránica. En los lindes de la mesa Adentro hay otro país: . las aventurás del envidci y del quiero, la iuerza del as de espadas -cuyas piadosas corúbaduras amortecen la rigidez pueril de la estatua y en cuya excelsitud se altiva . la gloria vespertina de las luces a igual distancia del leve azul y de la tierra rojiza. ¡ Qué bien se ve la tarde desde el fácil sosiego de los bancos! Ahincado en la revuelta ele un dec1ive el puerto dice de comarcas hurañas ¡ y la honda plaza igualadora de almas ábrcsE como pecho generqso ) ,; ~-- que derrama confianza. Cua1·enta naipes han desplazado la vida. Amuletos de cartón pintado conjuran en placentero exorcismo · la maciza realidad primordial , \el vivir común se detiene. Todo sentir se aquieta bajo la rumorosa absoluCión de sus árboles - TRUCO com.o don Juan l\-1anuel, omnipotente, y el siete . de oros tintineando esperanza. Una gauchesca lentitud · va refrenando las palabras que por declives patrios resbalan " y como los altibajos del juego·· ·· son sempiternamente iguales los jugadores e11 fervor presente copian remotas bazas cosa que inmortaliza un poco, apenas, a los compañeros que hor callan. !_;,· ' FINAL DE Al'tO CIUDAD Ni la minucia guarismal de reemplazar un tres por un [dos Anunci~s luminosos tironeando el cansancio. Charras algarabías " ni esa metáfora baldía que convoca un año agonizante y otro que surje, . ni el cumplimiento de un enrevesado plazo astronomtco socavan con cataclismos de badajadas y gritos la altiplanicie de la media noche serena v en agorería fantástica ;1os l1acen aguardar las doce campanadas oscuras. La causa verdadera ~s la sospecha universar .y borrosa de las metafísicas posibilidades del Tiempo, es ei- azoramiento ante_ el milagro de que a despecho de alternativas tan infinitas pueda persistir algo en' nosotros inmó'vil. entran a saco en la quietud del alma. Colores impetuosos escalan las .atónitas fachadaS. De las plazas hendidas rebosan amplian1ente las distancias. El ocaso arrasado _que se acurruca tras los arrabales es escarnio de sombras despeñadas. Yo atravieso las calles desaÍmado por la insolencia de las luces falsas" y es tu recu'erdu como Un ascua -viva., que nunca sueltó aunque n1e quema las manos. -·---· HALLAZGO \ ...~ UN PATIO i CómQ entre tanto abatimiento y desgano d acaso alistó para mi alma Esa música tan .cariñosa y valiente, Esa inconfesable racha portefia que resolvió :ni pena desparramada en su alarde de igual n~anera que el cielo rinde y abarca en su anchura los temporales· y las quejas. Yo llevé aquella música a flor de alma · como guien llev..-a una bande1·a. Con la tarde se cansaron Jos dos o tres colores -del patio. La gran franqueza de ~a luna Ile1)a ya no entusiasma su habitual ·firmamento. Hoy que está crespo el cielo dirá la agorería que ha muerto un angelito.· Patio, cielo encauzado. El patio es la ventana por donde Dios mira las almas. El patio es el declive pnr el cual se derrama el cielo en la casa. Serena la eternidad espera en la encrucijada de estrellas: . Lindo es vivir en la amistad oscura de un zaguári, de un alero y. de un aljibe. _.,:._ __ .. BARRIO RECONQUISTADO VANILOCUENCIA ./ j( el ee CE q' d q le l c. Nadie justip1·eció la belleza de los habituales caminos hasta que pavoroso en clamor v dolorido en contorsión de mártir ~e derrumbó el complejo cielo verdoso en · manirn¿to abatimiento de agua y de sombra. El temporal desaforado maltrató la humillación de las casas y aborrecible fué a las miradas el mundo, Pero cuando un arco benigno alumbró con sus colores el deJo y un olor a inquieta tierra mojada alentó los jardines nos echamos a caminar por las calles como quien recorre una recuperada heredad; · v en Jos cristales hubo generosidades de sol )· en las hojas lucientes que ilustran la arboleda dijo su temblorosa inmortalidad el estío .. . -'-~-.... .·'"'·· La ciudad está en mí como un poema que aún no he logrado detener en palabras. ··A un lado hay la excepción de algunos versos y al .otro, arrinconándolos, la vida se adelanta sobre ,el tiempo como terror . ·. que usurpa toda el alma. · Siempre hay otros ocasos, otra glm;ia; yo siento el rendimiento del espejo ··que no descansa 'en una imagen soJa. ¿Para qué esta porfía de clava< con dolor un claro verso de pié como una lanza sobre el tiempo si mi _calle_. mi casat""'"¡,._,\.v..\....._~tfl"s desdeñosas de plácemes verbales, . me gritarán su novedad· mañana? Nuevas como uila novia rio besada.' ' VILLA 1JRQUIZA SALA VACIA Atendido de amor y rica esperanza, cuántas veces he visto morir sus calles agrestes en el Tuicio Final de cada tarde! La fr~cuente asistencia de un encanto acuña en mi recuerdo una predllecta eficacia ese arrabal cansado, y es habitual evocación de mis horas la yista de sus calles, el horizonte .qüe se acurruca en los lejo_s~ i las quintas que interrumpe el cielo baldío, la calle Pampa larga como un· beso, ~las alambrada~s que son afrenta del campo : -)r la dicho.sa resignación áe unos sauces. Paraje que árraigó una tra.dición de amor en el alma no ha menester vanaglorioso renotnbre, ayer fué campo, hoy .es incertidumbre _ ' de la ciudad que del despoblado se aduena: bástale para conseguir las laudes del verso ser el sitio implorado de una pena. L. os muebles de caoba perpetúa11 entre la indecisión del brocado su tertulia de siempre. I,os dagueneotipos mienten su falsa cerca11ía de vejez enclaustrada en un espejo y ante nuestro exani.en se escurren como fechas inútiles de aniversarios borrosos. Con ademán desdibujado su casi -voz angustiosa corre detrás de nuestras almas . . con más de medio siglo de atraso · y apenas si estará ahora en las .mañanas iniciales de nuestra infancia. J,a actualidad constante convincente y sanguíne'a aplaude en el trajín de la calle su plenitud irrecusable de apoteosis presente mientras la luz a puñetazos obre unboquete en los cristales y humilla las seniles ~butacas ~ y arrincona y al~orca la voz lacia ' de Jos antepasados. ROSAS INSCRIPCION SEPULCRAL Para el c01'onel Don hidoro Suárc,", 111A biJabue/o. Dilató su Yalor allende los Andes. Contrastó ejércitos y montes. La audacia fué impetuosa costumhte de su espada. Impuso en Jun!n término formidable ... a la lucha ' y a las lanzas del Perú dió sangre espanola. Escribió su censo de hazañas , en prosa rígida como los clarit1es behsonos. :Murió cercado de nn destierm implacable.! Hoy es o>·illa de tanta gloria el olvido. En .el ámbito desamorado de la sala tacitumamente rendida · cuyo reloj austero derrama m:; tiempo ya_ sin aventuras ni asombro soÍ)re la lastimosa blancura que amortaja la ·pasión roja de la caob~, alguien en queja de cariño pronunció el nombre familiarmente horrendo. La imagen del tirano abarrotO el instatlte no dara como un mármol en un bosque, · ,, aates grande y umbría como lá sombra de una lejana n1ontaña · y conjeturas y recuerdos sncedieron .al _eventual nombramientO como sucede· a un golpe una lucha. Famosamente infame _ ese nornbre fué- desolación en 1aS calles, idolátrico amor entre el gauchaje . y horror de puñaladas en la historia .• Hoy el oh·ido borra su censo de muertes, pues qne 8on parciii.!es !os crímenes si los cotejamos con la fechoría del Tiempo, es.a inmortalidad infatigable que a nonada con siiet!cioSa cuipa las razas y ~n .-:·uy::'l. herida .sien1pre abierta FiiRVOR DE BUENOS AIRE:S que el último dios habrá de restañar el último día cabe toda la sangre derramada. ·No sé si Rosas fué solo un ávido puñal como nuestros abuelos decían; creo que fué como tú y yo un accidente intercalado en los hechos que vivió en la cotidiana zozobra e inquietó para felicidades y penas la incertidumbre de otros ánimos. Hoy es el mar una separación caudalosa entre su reliquia cenizal y la patria, l~oy tocla vida. por .lastimera que sea . Puede pisar su aniquilamiento y su .noche.: Ya Dios lo habrá olvidado · . y es. antes una iniSe~icordia benévola que un rencoroso ensañamiento e injuria el reanimar su oblitera\1Óu O_e~iRiva con limosnas de odio. ARRABAL A Gu{l/erulo de Torre .. es··-;,r El árrahal reflejo de la fatiga del viandante. Mis pasos claudicaron cuando iban a pisar el horizonte y eStuve entre las casas miedosas y humilladas juiciosas cual ovejas en manada, encarceladas en manzanas diferentes e iguales como si fueran todas ellas recuerdos superpuestos, barajados ·de una sola manzana. . El pastito precario desesperadamente esperanzado. f salpicaba las piedras de la calle y mis miradas comprobaron gesticulante y vano el cartel del poniente en su fracaso cotidiano y sentí. Buenos Aires y literaturicé en la hondura del alma la viacrucis inmóvil de la calle sufrida y el caserío ¡;os~gado. REMORDIMIENTO POR CUALQUIER DEFUNCION Inconmensurable~ abstracto, casi divino, .·desbaratadas las trabaduras del ser, d muerto ya no es ttn muerto: es la muerte. Como el Dios de los místicos del cual han de negarse todos los predicados, el muerto ubicuamente ajeno no es sino la pe~·dición y ausei1cia del mundo. Todo Se lo robamos, 1;.0 le dejamos ni. una brizna de_ cielo: aquí está el patio que ya no palpan sus ojos, allí la acera donde acechó su esperanza. Aún lo que pensamos podría estarlo pensando él también; nos hemos repartido co"n1o ladrones el asombroso caudal de noches y días. J ARDIN Zanjones sierras ásperas médan"os, sitiados por jadeantes singladu~as y por las leguas de temporal y de arena que desde el fondo del desierto se agolpan: En nn declive está el jardín. Cada arbolito es una selva de hojas. Lo asedian vanamente _ los infecundos cerros doloridos que apresuran la noche con ·su sombra y el triste mar de inútiles verdores. Todo el jardín es una luz apacible que ilumina la tarde y es también -una canción conocida entre la algarabía del paraje.· El jardincito es un día de fiesta en la eternidad de la tierra. Yacimientos del Chubut, 1922. -- INSCRIPCION EN CUALQUIER SEPULCRO arriesgue el mármol temerario gárrulas 'excepciones a la omn_]potencia de olvidO co;:mmen::.orando las prolijidades del nombre, la opinión, los acontecimientos, la patria. Tanto abalorio bien adjudicado está a la tiniebla y el n1ármol no hable lo que callan los- hombres. Lo esencial de la. Yida fenecida - la trémula esperanza, el 1~1ilagro implacable del dolor y el asombroso del [goce siempre perdurará. · Ciegamente reclama duraCión el alma arbitraria cuando la tiene asegurada en vidas ajenas, cuando tú mismo eres la continuación realizada de quienes no alcanzaron tu tiempo , serán otros ·a· su vez 'tu inmortalidad en la tierra. DICTAMEN Sí alti'.·ecen un libro gloria ,-erbal. grandeza en el estilo y no limaré mis entusiasmos y será mi voz vÍYa herramienta de su honra n3.s no me· embaücará ·mi devoción y silenciosamente ~abré qnc aquello es artimaña y trampa dichosa. Pero si al· terminar un libro liso c.:.uc ni atcmorízó ni fué _{eliz con jactancia siento que por su influjo se justi fic.aü los otros libros, mi vida y la propia existe11cia de ]as cosas, ron gratitud lo cns~lzo, y con amor lo atesOro como quien guarda un beso en la memoria. ' LA VUELTA LA GUITARRA • Después de muchos años de ausencia husqu¿ la casa p-rimordial de la infancia y aún perseYera forastero su áni.bito. J\Hs manos han tanteado los árboles como quien besa a un durmiente y he copiado andanzas de antaño como quien p¡·actica, un verso olvidado y advei·tí al desparramarse la tarde la frágil luna nueva que se a r!·imó al ampar~· benigno de 1a palmera pródiga de hojas excelsas, como ~wedlia que a Ia nidada :se acoje. i Qué cater\'a de cielos \'Ínculará entre stts paredes. el patio, cuánto heroico poniente militará en la hondura de la caUe y cuán{a qüebradiza luna nueva infundirá al jardín su dulcedumbre. antes que llegue a reconoce1·me la cas~ Y torne a ser una provincia de_ mi alma J He mirado la_ Pampa de un patiecito de la calle .Sarandí en Buenos .:\irCs. Cuando entré no la ví. Estaha acm-rucada en lo profundo de _un_a brusca guitana. Solo se desmelenó al entreverar la diestra las cuerdas. X o sé lo que azuzaban; a lo mejor {ué un triste del Norte pero yo ví la Pampa. . Ví muchas brazadas de ctelo sobre un manojito de pasto: \:""í una loma que arrinconan quietas distancias · . •· mientras leguas y leguas caen desde lo alto. Ví el c~mpo donde cabe Dios s!n haber de inclinarse, YÍ el único lugar de- la tierra dond-e puede caminar ~Dios a Sus anchas. Vi la pan¡pa cansada que antes horrorizaron l?s malone~ y hoy apaciguan en qutetud mae1za las parvas. De un tirón ví todo eso .; . mientras. se· desesperaban las ~uerdas: FERVOR DE llUB.VOS A 1 RE S en un comp~; tan zarandeado como éste. (La ví tamb1en a ella . cuyo recuerdo aguarda en toda mtlsica.) Hasta que en brusco cataclismo se allanó la guitarra encabritada Y estrujome el silencio y hurafíamentE· tornó "r~! ,.,·,.,·,. a estancarse. RESPLANDOk Siempre ·es conmo,·edor el ocaso por vocinglero o apocado que sea, pero más conmovedor todavía es aquel brillo desesperado y final cuya hen-mnbre avejenta cualquier llanura espaciacl:i cuando en ·su horizonte nada recuerda la vanagloria del poniente. Nos duele sostener esa luz tirante r distinta esa lnz tan sin causa que es una alucinación que impone a la vida nuestro unánime miedO de la sombra y que se desharat;t y -cesa de golpe al advertir nosotros su.falsía, como la validez de un sueño caduca cuando el . soñador advierte que duerme. J AMANECER En la honda noche universal • que apenas contradicen los macilentos faroles una racha perdida ha ofendido las calles taciturnas como presentimiento tembloroso :1~1 amanece¡· horrible que ronda Jgual que una _mentira ~)s _arrahal_cs d"esmantdaclos del mundo. - unoso de la descansada tiniebla :' a~o;)ardado por la amenaza. del alba reahce la tremenda conjetura de Schopenh::1Hf'T y de Berke1ey_- que arbitra ser la vida Y ya que las ideas eter~1as como el mármol smo in~nortales como una selva o un río, la prccttada especulación metafísica al ::~talavar de-.de ,,,,· el YlVlr .. • ~ - ~ .c•·a'•1eo • • tw.·o una forma inusitada y la superstición de esa hora cuando la 1t~z· como una enredadera va a ím~licar las paredes de la sombra, doblegó mi pensar · .· · · ~razó el_ Capricho .siguiente: r L U I S BORGES Si están ajenas de sustancia las cosas y si esta numerosa urbe de Buenos Aires asemejable· en .complicación a un ejército no es más que un sueño que logran en _común alquimia las ánimas, hay i~ti instante en que peligra deSaforadamente su set y es el ins.tante estremecido del alba cuando el dormir· derriba los pensares y solo algunos trasnochadoi·es albergan cenicienta y apenas bosquejada la Yisión de las calles que de.finirán después con los otros. ¡Hora en que el. sueño pertinaz de la vida está en peligro de quebranto reducido C<?11 angus~ia forzosa a la estrechez de pocas almas que ptensan hora en que >le sería fácil a .Dios matar del todÓ 'la amortiguada eXistenci:l l 1 · nn ejercicio pertinaz ele la mente un populoso ensueño colectivo ' sin basamento ni finaiidad ni volumen. n_o son O K G E Pero otra vez. el mundo se h~ salvado. La luz discurre inventando sucios colores y con algún remordimiento de mi complicidad en la resurrección cótidiana solidto mi casa atónita y glacial en la luz turbia ._ mientras un zorzal lmpide el silencio '\Y la "oche abolida · · · se ha quedado en los ojos de los ciegos. ' EL SUR Juntameñte caducan la población y la tarde. Semejantes a ejércitos . por aqtü discurren los trenes evidenciando con rudo herraje oficioso la inmóvil pol~rería de las casas ·polvorientas de -tedio, . que al pié del claro cielo ·:·vertiginosamente dilatado insinúan a la oración su rígida sombra. ¡Qué lastim.osas las enaltecidas barreras sobre la herrumbre del ponient-e! En estos aledaños hay vislÍÚnbres de sitios de batalla: · tenaces _territplenes que abaten alrededor los campos serviles, charcas abandonadas que _las puestas de sol criminan de sangre, zanjones, humaredas, puentes, clangores y el tajo renegrido de los rieles apartando las casas y· una précisión militar de tiempo y señales y un milibr desorden de alternativas de lucha Todo ello deja un sabor amargo en el alma. CARNICERIA l. ~Iás yi} que nn lupanar la c::~.rnicería rubrica como una afrenta la calle. Sobre el dintel la esculpidura de Úna cabeza de Yaca de mirar ciego y cornamenta grandiosa preside d aquelarre de carne charra y mármoles finales con la lejana majestad de ttll ídolo o con la fijeza impasible ele la· palabra escrita junto a la palabra qne se habla. .::;..- BENARES ALQUIMIA Admirable por todos corno la fíCI !resct1ra de agua -de aljibe esta musiquilla de siempre sujeta en dolorido asombro h1i aJma, que al abrazar su arbitrio contempla aquilatadas en ella. las ·propias emociOnes que Ja socavan: congoja Yaronil. horror de ausencia, renunciación rdeseosa' - ' Asimismo en el cielo . . . . . con esa palabra quiero nombrar el regalo qne alguna vez ha- de responder al ansia entrañable con venturosa precisión de voces que riman __:_ no ha de allanarnos nna comím excelsitud-; perseveraremos con ensalzadas minucias levantados a- divinidad, trasmutados, ' pero inmutablemente individuales, como ·¡a azulenca raya en el mapa copia los meandros de la limosa corriente. como la turbiá pena vuélvese prez uniYersal en la copla. Falsa y tupida como un jardín cakado_, en~_J.tn_ .espejo, fa- til~t:e -t"r;,~gi-na~l~ ¡ que nlis pisadas no conocen\entreteje hurañas distancias / y repité sus casas _..--- \ como una boca que repite plegarias. "El sol salvaje semejante a la decisiva zarpa de un tigre desgarra la oscuridad maciza de- templos, muladares, cárceles, patios·· y ha de estrujar l?s muros. de colores borrachos y colgar de lÜs hombros escurridizos mochilas- de- c-alor. Jadeante· la ~ciudad-...que.oprimió ·un follaje -de estrel1as.~ desborda el horiimite"------:--'"·-------------- -cual una piedra agujereando un_ estanque· y en la mañana llena. · de pasos y 'de ."Sueño la luz ,-a abriendo como ramas las calles. La selva donde grita el hedQr de Ji alimaña naufra-ga lejos encallada I'EI<FOR DE B U E N O S A l R. E S contra los arrecifes ele nna aurora en jirones, mientras juntamente arllanece en las persianas todas que miran al oriente Y la voz de un almuédano que j·a rezó el-éiiS"P~r~o rosario de los astros ape~<tdumbra desde sn alút ·torre la 1;:-.·,.c madrugada. (Y pensar ... que_ mientras brujuleo las imágenes la cwdad que "'catrto:--·Jersiste sobre la espalda d~l ·mundo con s11s visiones ineludibles v fijas ~-c:pleta como -un sueño "" -con agresiones de injurios·a miseria con arrabales v cuarteles Y -b2-'.~~:s~;-~!ahi()_s_J2.~~:idou .no en los dientes~) q:~.-~:~nten "··-····,·--'-----------------~--.------~--...S ALBA DESDIBUJADA Se apagaroJl los barcos en el agua cuadr~da de -la dárse1la. . Las ..periódicas grúas relajan sus tendones. Los máStires··. se···ei11hótan . .<hf..·ec·c;C1o playo. Una sirena ahogada pulsa en vano las cuerdas de la distancia. La ceniza de adioses aventados \'a agostando el paraje y es un pañuelo en despedida e la gaviota que pasa } rozando con las alas · las hachas de las pr?as que talan· la foresta de los, {mares.· En previsto milagro la aurora despeñada roda,·á de alma en ·alma. AUSENCIA JUDERIA Queja-s que tHmca cesan se alzan las anhelantes [paredes Paredes tan escarpadas que han caído en lo profundo [los hombres. Desanprad~antaño en Yanas palalJras hoy se cicatrio '-·-· --~ l.zaron las bocas ~Jadas como el harapo dc1n·fiL~_ito que- las aristas de os aleros ahorcan ){ que se arrodilla en los ojos por done el miedo está Les piando, lVI ientras en ~1 gesto de la resignación as otoñales . rmanO~·--s·~atrOjáú Y las plegarias rotas se despeñan desu-e·-· e·I firmamento f.imp!acable. Con las alas plegadas los kerubin1 han suspendido el [aliento. Ante el p-ortón la chnsma_ se ha Ycstido de mJurias fcomo guíen se envuelve en un trapo. Dios se ha perdido y dcscsperac~ones de miradas lo [buscan. Presintiendo horror de matanzas los mundos han (suspendido el aliento. Alguna voz invoca ~u fé: «A<lonáí iejacJ>> - «Dios es uno» }labré dC leYantar la vida imne11Sa que _aún ahora es tu espejo:¡ p.i.ed;-a-:-po·Í·-·111eJ·ra··1fa1)1:(:""'(_] ~- ·J:·~'CO l1 S t ;·ui r] a. Desde que te alejaste, cuántos parajes se han tornado Yanas y sin· sentido, iguales a luminarias que arrincona el alba, cuántas sendas perdieron su fraganCia! Tardes que fueron nichos de tu in1agen, · músicas donde siempre me aguardabas_. palabras de aquel tiempo, habéis de ser quebradas y a mis n1anos, reacias y con- dolor. El vivo cielo inmenSo clama y- torna a clamar tu dejamiento. ¿En qué hondonada empozaré_ mi aln1a donde no pueda vigilar tu ausencia que con16 un sol terrible sin ocaso briUaJ definithra e incleme11te? . Tu ausencia ciñe el alma como cuerda _que abarca tina garganta. Y arrecia la muchcidumbre cristiana con un pogróm [en Jos pttiíos. --~ - .--· LLANEZA Se alH~e la verJa del jardín con esa preste7.a incondicion.::tl de las páginas que una frecuente de\-oción manosea y adentro mis mirat;ias no han menester fijarse en la casa que ya está cabalmente en mi recuerdo. Conoz.co las costumbres y las almas y ese· dialecto de alusion~s y giros que toda agrupación humana va urdiendo. No necesito hablar ni mentir pt:ivilegios; bien me conocen cuantos aquí mC.rodean, bien saben mis congojas y mi flaqueza. Eso es aícanzar lo más aito, · · lo que tál ,rez hemos de conseguir en el cielo: no admiraciones ni victorias sino sencillamente ser admitido.s como parte de una Realidad innegable, como las piedras y los árboles. LLAMARADA • Dajo la dolorida sombra del cielo ante los austeros mástiles ane se alzan sobre las aguas sin ruido - y bs luces~ pobres del puerto que en amplia inmóvil procesión, . an.illadas de roJO en la penm11bra lo ciñen, -- una l1an.1arada ondula en el aire pardo y pesado a ras de la tierra ~ en el derrümbamiento de las cosas '-"isibles, - en la angustiosa espera de 1a tormenta rercana ... La llam.arada salta y chisEorrotea. - Y o ·paso junto a la llama; yo escuc.ho lo que quiere proclatnar su. 1engna de fuego,.- yO doy palabras y voz. a lo que snsurra esa 11ama. Yo, laten.t<; bajo todas las máscaras, ' - nunca ao2.P"ada y eternamente acechando, - hermana de la· ai.1i;rta herida de luz en el desnudo flanco. del aire hermana de lares Y piras - hermana de astros que a1·den en los jardines1 ·colgantes cuya serellida~ eno¡·m:e vo envidio, - desterrada .de las selvas ·del sol hac~ abismos de siglOs - encarno la grande fati o"'a • la sed de no ser de todo cuanto en esta tierra poluta vibra, y sufriendo vive. Te siento y- paSo. - Sigo 'a lo largo de la ~arde lenta -- '' medito el significado de tu roja palabra v yeo qu~ en verdad eres símbolo - de nosotros que inevitablemente sufrimos -,uncidos al, gris yugo del día - o al enjo¿rado yugo de·-1~ noche.- y ansiamos FBNVOR }) B BUE¡VOS .1. l R E S como tú la alta serenid·td Y I d , felina noche ' , e esden claro de la Espoleados -.. '(j eseant.u 1 deslumbra. en las culütinaciones cartlal r perdernos • es - enInos la 'f' ., cuerpos tremantes _ ( . . crucr txton de · ~ \ p1enso - (j\ t 1 utra cosa Ja vt'cla -· te a vez no es -- que el d muerta hace siglo' _ ~scya e una hoguera f 'd ._ :s que el ultmw ec d. encct a ·- (jtte n rr . . o e una voz • • OJO e1 acaso a , ·t t' e::. a tena -· a!go 1el ano a lo~ do. , y"¡a llama ~l)e b~mcd.teuces _elle! espacio y del tiempo) :_ en e <lTan ere · 1 · 'lue en girones clesaa.. 1~ .. p:lscu o enfermo 11 · .-::. an os gnses vtentos. CAMINATA !' / Olorosa c?n1o "llll. mate curado \___la noche· acerca agrestes lejanlas y fortalece mi jnri?dicción de las calles que laciamente sumisas acon~pailan mi soledad con la súya hecil3. d_~ ii1leCfO,-S0111bri". Y·~lííi·cas--· ~encillas. La brisa trae C~!~::fl~~,Ji~-~--.~~.!~_1)?.?_t...-J franqueza de pinares y dukedumbre de quintas ~n.temDlKí·lSajo rigideces ~e n.sfálto la detenida tierra viva que sin tregua de huertas espaciosas se está n1.uriendo hundida·'· por el apretón· del caserío incontable. s;b,;.Jd~-ra neXitlc11ocl1e1eliíia-· ··--·-' inquieta los balc-ones ·cancelados que durante la leve tat;deeita enarbolaron chacotera y reidora la notoria esperanza de las niñas y hoy austeros como cicatrices se niegan en guardosa hurañía. También. hay gran silencio en lüs zaguanes por cuya pausa familiarmente tibia · aturdió el patio alborotado la calle. Para enmendar esa tadturna porfía vierten_ un ti.empo generó~o e li1cierto . los relojes ·de la media noche t11agnffica, FERVOR D ¡; AlREl'l un tiempo caudaloso donde todo soñar halla cabida tiempo de anchura de- idma. distinto de las tacaúas y ai)Qcadas ~1edidas · que con precisión de afrenta regulan J"-"- mezquindades atareadas del día. {Y o soy el único espectador de esta calle, ~i dejara de Yerla. se moriría. (ACT\';jcrto un ,.quieto paredón erizado de un agresión de in;.;olentadas aristas qne desmintiendo la soledad v la somb-ra el cielo bondádoso martirizany ltn foco amarillento que ay_entura :<u indecisión de 'luz sohre la esqui~·a.· También advierto estrellas haJbúcientes.) Grandiosa y viva · . · co~;:¡.o el oscuro plumazón de m• -.c'\.ngcl que. anonadase con pavor de alas el día. la noche pierde la-s zaharefias calles de la ciudad hundida en un borroso recoveco del tiempo ba}o la inmensidad yana y baldía. LA NOCHE DE SAN JUAN El poniente implacable en esplendores quebró a filo de espada las distancias. Suave como un sauzal está la noche. .Rojas chisporrotean las cálidas guitarras de las _bruscas hog·ueras: leña sacrificada que se desangra en briosa 11at'narada, bandera viva en ágil travesura. La sombra es apacible como una lejanía;. hien recuerdan las calles qt~e ftteron ('.ampo 1111 dla. Toda la santa noche la soledad rezando el ros-ario disperso de astros desparramat.los. L u- 1 ~- B ú R-.; E SABADOS ,.,:_Para mi no'i.'ia, Concepción Gttfrrero. Benjuí de tn pi-esencia qu_e .iré quema.ndo luego en el recuerdo Y mnadas felices de bordear tu v1v 1r. Hay afuera un- ocaso, alhaia oscura engastc..da en el tiemp_o que redim,c las calles humi'lladas Y una hotída ciudad ciega de hombres que no te vieron. L-<l tarde calla o canta. Alguien_ descrttcifica Jos anhelos ciaYados en el piano. Siempre la multitud de tu hermosura en claro esparcimiento sobre mi alma. *** No hay más que una sola tarde la {mica tarde de siempre. Aquí está su remanso. Las palabras no logran arraigarse· en su paraje y se escurren como agua. El corazón refleja tus lal~ios que una noche serán besos Y mis ojos abiertos como heridas habrán de sostener otros lugares. Te traigo vanamente { mi corazón final para la fiesta. *** A despecho de tu desamor tn hermosura prodiga sn milagro por el tiempo. Está en .tí la ventura comn 1a primavera en la hoja nueya .. Quedamente a tu· vera se desangra el silencio. Ya casi no soy nadie, soy tan solo un anhelo q ne se pierde en la tarde. En tí está la delicia como está· la crueldad en las espadas.· *** Sua,'e como una rosa fué tu silencio, mas hoy lo· rayan ~os present~mientos. _ l~mpujando la reja está 1a noche dura que desalma la quinta. Nuestras dos soledades en la sala severa se buscan como ciegos; Acallando palabras momentáneas hablan la angustia y tu pudor y mi' anhelo: \Sobrevive a la tarde · blancura glorio~a de tu carne. \En .nuestro amo!" no hay algazara, !hay tma pena paredda al alma-. --- ha Tú *** q_ue ~yer solo eras toda.,~ la hermosura-"' eres también todo el amor;· ·ahm~a. S CERCANIAS CAÑA DE AMBAR / Los pai ios ag.a·renos llenos de ancesÍralidad y eficacia, pues están cimentados en las do..s cosas más primordiales que existen: en l'a tierra y el ciel.o. Las yentanas con reja desde la cual lacaHe vuélvese familiar como una lámpara. Las encrucijadas oscuras que alancean cuatro\ infinitas distancias e.n arnthalf'~ hechos ele acallamiento y sosiego. Las alcobas profundas donde arde en quieta llama. la caoba y el espejo a pesar de resplandores, es una- remansada serenidad en la sombra. Las calles que altivece tu hermosura ... He nombrado los sitios donde se despamama mi ternura y el corazón está consigo mismo. He aquí una flor llamada caña de Úínbár. · Es recuerdo querid.? de una tarde en que me dió su boca una palahra dichosa como un beso.> Esas línea..;; publican mi secreto semejante al ·de todos. ¿A qué apilar altos alardes yerbales, decoro de sentencias y de imágenes,. para decirte lo que- sabes? También tú junto a la esperan.za ·viviste y huho en tí dicha dolorosa. desolación de ausencia y [gloria inconstante y certidun}bre Yenturosa ·entre dudas y amartelada gustación de otra alma. Quiero que ante esta flor y esa palabra nos reconozcamos iguales·_ como ante una común múSica ·patria. TROFEO INSCRIPCION SEPULCUAL Como viandante que recorre la __ costa Para el coronel d~n Fn1llrisco Borges~ m.-i almcll}. Las cariñosas lornas orientales, :os ardientes esteros paraguayo-s . y la pampa rendida fueron ante t1.1 alma una s.o1a violencia continuada. En el combate de La Verde desbarató tanto valor Ia muerte. Si esta vida contigo fué acerada · y el corazón, airada muchedttmbre se te agolpó e>\ el pecho, ruego al justo destino aliste para tí toda la. dicha y que toda la inmortalidad sea contigo. mara'\•illado de b muchedumbre del mar, al1)riciado de .luz y pródigo espacio o como qui~i.1 escucha y torna a escuchar un acorde cuya vehemencia le socava el alma_ .des~osa, yo fui el espectador de tu. hermosura a lo largo de, una sumisa jornada. :\os despedimos al anochecer cuando conñiesan su abatimie;lio los _c.ampos y en gradual soledad al volver por la calle cuyos rostros aún te eonocen. se apesadumbró mi dicha, pensando que de tan noble acopio. de memori_as perdurarían escasamente una o dos para ser decoro del alma . . en la inmortalidad de su andanza. ATARDKCERES FORJADURA Con1o tln ciego de manos precursoras que apartan muros y vislumbran cielos, lento de azoramiento YOY palpando por las noches hendidas los versos venideroS. He de qnernar la sombra formidable en sn límpida hoguera: púrpura de palabras sobre la espalda ilagelada del tiempo. He de encerrar el llanto de los siglos en el duro diamante del poema. Nada impo.rta que el alma <~:nd(" sola y Oesnuda como el viento si el universo de un glorioso beso aún abarca mi vida y en Jo callado se embravece un grito. Para ir semhrindo versos la noche es una tierra labrantí3:. · .---· Toda la chin~a. multitud-· de un püüiente alborota la calle b calle abierta como un ancho sueño bacia cualé¡uier azar. La límpida arboleda que serena y bendice 1111 vagancia se olvida del paisaje y acalla el barullero resplandor de sus ¡·amas. l,a tarde maniatada solo dama su ·quejti en el ocasO~ La mano jironada de un mendigo e~f uerza 1a congoja de la ta1·de. >-----~·~··~""''V~---·-·-----~-~"'>•''-'--'-~- *** La vihuela ya no dice su amor en tu r·egazo. El silencio que vive en los espejos ha forzado su cárceL La oscuridad es la sangre de las cosas heridas. En el poniente pol11·e la tarde m utitada rezó un Avemaría ·de colOres. FI~T?.VOR AJH(;S [) li Campos Atardecidos El poniente de pié colno un Arcáno·el • • ' D tuamzo el sendero. La soledad repleta como un sueño se ha reman~ado al derredor del pueblo. Las esquilas recogen la tristeza dispersa de la tar~le. La luna nueTa l::S una YOcccita desde el cielo. Según Ya anocheciendo Yuelve a ser campo el püeblo. *** El poniente que no se cicatriza aún le duele a la tarde. Los colores temblando se acurrucan en ·las entrañas de las cosas. Al caminar mis pasos desmienten la fatiga del tiempo desparramada sobre el campo lacio~ En la alcoba vacía la noche ajusticiará los espejos. DESPEDIDA ' Entre mi-·amor y yo hat1 de 1eva·ntarse trescientas noches como trescientas pared~s y el mar será un milenio entre nosotros. E1 tiempo ·arrancat·á con. 'dura mano las calles enzarzadas ·en mi pecho. No habrá sino recuerdos. (Oh tardes ·merecidas de mi· pena, noches. e:;peranzadas de nürarte, campos desale;ltados, pobt~ cielo humillado en la hondura de los charcos como un ángel c.aldo ... - . y tu vivir que agracia inis anhelos y r:;;e barrio dejado y placentero que hoy en _luz. de mi amor se resplandece ... ) Definitiva como .Una: estatua, entristecerá tu atlsencia otroS campos.. - ---'