PARTICIPACION CIUDADANA TAREA 4 CLAUDIA ELIZABETH BOHORQUEZ CC 51.975.445 ANDREA PAOLA PEÑA MOYA CC 52.933.524 MYRIAM STELLA TAUTA AGUILAR C.C. 52116300 SECRETARIA DISTRITAL DE HACIENDA 1. 2. Identifique y explique cinco (5) dimensiones para definir la función pública y determinar el papel del servidor público en cada una de estas dimensiones (utilice una herramienta práctica de resumen para evidenciar la capacidad de síntesis y abstracción del grupo). La función pública la definimos en cinco dimensiones: Sintáctica, Semántica, Pragmática, Ética La sintáctica, se refiere al lenguaje propio del sistema administrado. La semántica, es el significado de dicho lenguaje en el contexto interno del sistema La Eficacia, Como la función pública trata de una actividad del estado, este garantiza la efectividad técnica en los servicios que presta. La pragmática es el nivel operativo de dicho lenguaje para lograr los fines y propósitos del sistema. De tal manera que el problema fundamental en la administración de los sistemas reside en la comunicación; es decir, reside en el lenguaje y en la información. En tal sentido, el lenguaje proporciona el conjunto de códigos y de signos para poner en común la información; pero la estructuración de la información que se va a comunicar le exige al administrador la capacidad y la experiencia en la elaboración conceptual, a partir de una lectura del contexto social y sus relaciones; y no únicamente del texto y sus signos. Pues en la actualidad, no basta con la administración para administrar, se requiere el uso de la política para consensar y elaborar para decidir; antes bastaba con mucha administración y poca política; hoy se requiere de la política para administrar; y aunque la política no resuelve el problema técnico de la administración, sí ayuda para el diseño de las políticas que le darán sentido y viabilidad a la administración. La transparencia, es objetiva; es visible y tangible. Se la puede identificar con el cristal. Pues este nos permite ver con claridad lo que está detrás; y sin lugar a dudas es la mejor expresión de claridad. No obstante, esa transparencia cristalina, nítida, objetiva, se utiliza para darle sustento a ideas, razones y conceptos cuyo origen es abstracto. Por ejemplo, la desconfianza social relacionada con los procesos electorales, se contrarresta con credibilidad procedimental a través de un objeto tangible como lo es una urna transparente. Así el procedimiento, que aunque cae en el dominio del HACER, se asocia más con el PODER. En este sentido, Giovanni Sartori, señala que el Poder como verbo denota autosuficiencia del sujeto para actuar, para hacer las cosas; en cambio, el Poder, como sustantivo, se traslada al campo de la política con la connotación de mandar; de mandar hacer. En resumen, la administración pública exige, además de lo ya señalado arriba, que el administrador conozca el sistema que administra; su estructura organizativa y funcional; los operadores institucionales del sistema; el lenguaje en sus tres dimensiones; y principalmente, requiere saber cómo actúan y cómo elaboran sus ideas los actores institucionales. 3. Identifique y defina la relación que tiene cada una de las dimensiones identificadas con los conceptos de participación ciudadana y control social analizados a lo largo del módulo (utilice una herramienta práctica de resumen para evidenciar la capacidad de síntesis y abstracción del grupo). El retorno hacia a lo público deberá alcanzar acuerdos para generar reglas de juego entre lo público y lo privado. En esa dimensión las reformas legales para fortalecer el papel del Estado y la función pública demandarán un marco de consensos ciudadanos para un modelo estable de la función pública que no solamente facilite condiciones regulatorias para el intercambio de bienes y servicios, sino para mantener la primacía del Estado en el aseguramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos. 2. La función pública se ha convertido en la última frontera de las reformas de la administración pública. Estos virajes de última generación están ahora decantándose por modelos no terminados hacia una función más estable. Pero quedan en el camino variables aún incontestables: los pasivos laborales, los sistemas de contratación, los niveles y los cargos directivos de designación directa. Esta etapa con sus matices tiene enormes contenidos y componentes políticos que demandan acuerdos mesurados y prudentes. Estamos en los umbrales de una etapa que deberá alimentarse con la diferenciación de cada país, en la que su propia experiencia y decisión de Estado conducirá a la nueva institucionalidad de la función pública. La función pública debe entenderse dentro de los marcos políticos de la realidad del Estado. En ese sentido, cuando el gobierno gesta las políticas públicas es la administración pública la responsable de su ejecución, por lo tanto la profundización de las medidas de cambio, de los procesos transformadores y la velocidad de las mismas, tiene como plataforma la función pública y en ello involucra un marco institucional. A partir de este marco, la función pública no es un empleo ni puede situarse en los criterios del mercado laboral. Sino como parte de un modelo sostenible y estable que garantice los mínimos administrativos diferenciados del mercado. La calidad del Estado se mide por el buen desempeño del gobierno. Sin embargo, las instituciones de la administración pública son responsables por delegación de competencias constitucionales del cumplimiento del servicio y gestión pública. En esa dimensión, el papel de la función pública deberá constituir uno de los bastiones más estables en la conducción institucional y será la estabilidad institucional, el buen desempeño y la calidad de la gestión que deberán constituir la plataforma que asegure la institucionalidad gubernamental. La clave de la institucionalidad esta en capacidad del desempeño de un Estado con visión de largo plazo. Las políticas públicas y su articulación con lo privado no solamente depende del tamaño y resonancia del reclamo del mercado para incursionar en lo público; sino de mejores capacidades en la conducción de la gestión y dimensión del rol y papel del Estado y de cada uno de los funcionarios públicos. No se trata de liderazgos profesionales en la administración de negocios, sino de asegurar la institucionalidad fortalecida de entidades Estatales y gubernamentales para formar la masa crítica de especialistas, gestores y técnicos con pensamiento de Estado. En ello deberá asegurarse que los marcos legales del servicio civil consignen procesos institucionalizados de acreditamiento y de certificaciones de formación continúa que garanticen profesionales capaces de comprender los roles dentro del Estado en los espacios de lo público y lo privado. En esto el pensamiento estratégico de Estado no limita las alianzas de lo público y lo privado, por el contrario, tiende los puentes con la claridad diferenciada de roles en cada espacio. Esto será fundamental para comprender el retorno a lo público, particularmente del rol las instituciones responsables de la formación y capacitación pública para que exista una provisión de la masa crítica para la gestión pública con sentido de capital humano y competitividad orientada a generación de activos sociales. El retorno a las visiones comunes y objetivos comunes de la sociedad y el Estado en torno a la función pública deberá ir tono con los tiempos. Se deberá retomar el cause de la generación de pensamiento; la investigación y el desarrollo de tecnologías y la innovación deberán ser áreas a fortalecer. Esto solamente se podrá entender en la medida que cumpla una mejor función en el servicio de la gestión pública hacia el ciudadano. La función pública en el entramado político demanda la demarcación de fronteras claras entre la función pública y la función política. La demanda de un pacto político en la función pública no solamente deberá emerger como el instrumento de aseguramiento de la institucionalidad sino como la para garantizar los roles de la función pública. Finalmente, La nueva gestión pública con un elevado entusiasmo hacia la globalización que va desde el impulso a la descentralización, el combate a la corrupción, la privatización, etcétera, no ha avanzado significativamente. Los retrocesos resultarán elevados en su costo. Deberemos de retomar entonces la construcción de un modelo de función pública ajustado a las demandas ciudadanas y a los retos del desarrollo humano, que al final resulta ser ideal de nuestros Estados latinoamericanos