Subido por Miluska Gallardo

ejercicio 2a primera parte

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[…] La bella guía se sentó sobre varios cojines de seda que habían estado regados por el piso.
Al hacerlo, lanzó su amplio velo níveo en varias direcciones, unas veces descubriendo formas
cada vez más bellas, otras ocultándolas ligeramente, alternando delicadamente. Florio la
observada con ojos inflamados. De repente llegó desde el jardín un hermoso canto. Era una
vieja, piadosa canción que a menudo solía escuchar en los días de su niñez y que desde
entonces casi había olvidado por las cambiantes imágenes de sus viajes. Estaba totalmente
distraído, cuando de pronto se le vino a la mente que podía ser la voz de Fortunato.
“¿Conocéis al cantor?”, preguntó precipitadamente a la dama. Ella pareció asustarse
muchísimo y aturdida, respondió negativamente.
Sugerencia:
[…] La bella guía se sentó sobre varios cojines de seda que habían estado regados por el piso.
Al hacerlo, lanzó su amplio velo níveo en varias direcciones, algunas veces descubriendo
formas cada vez más bellas, otras ocultándolas ligeramente, alternando delicadamente. Florio
la observaba con ojos inflamados. De repente llegó desde el jardín un hermoso canto. Era una
canción vieja y piadosa que a menudo solía escuchar en los días de su niñez y que desde
entonces casi había olvidado por las cambiantes imágenes de sus viajes. Estaba totalmente
distraído, cuando de pronto se le vino a la mente que podía ser la voz de Fortunato.
“¿Conocéis al cantor?”, preguntó precipitadamente a la dama. Ella pareció asustarse
muchísimo, y aturdida, respondió negativamente.
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