HABLANDO DE MACORINA. Al poeta Alfonso Camín en el 30ª Aniversario de su muerte (1982-2012) Por Rafa Lorenzo (cantautor de Tineo) El pasado domingo cinco de agosto se marchitaba en la vida la cantante mexicana Chavela Vargas con dolor de corazón para los que sentimos pasión por la música de veras y aun mas por colegas del coraje; de tal puro sentimiento espontáneo, publicábamos al día siguiente de la triste noticia en LA NUEVA ESPAÑA, condolidos versos a su memoria, enmarcada ahora y para siempre en el pentagrama de su ausencia vital. Chavela puso voz y sentido a cientos de canciones que en su mayoría le escribía su incombustible José Alfredo, pero iba a ser una por si sola, la que le diera luz universal, rotación permanente. Decir Chavela Vargas es decir Macorina y viceversa. Lo que muchos ignoran es que “Macorina” en realidad, es una poesía de 75 versos, escritos por el Poeta de Asturias Alfonso Camín, de los cuales la cantante escogió 31, más el estribillo, adoptado, en el poema y en la canción, de un danzón cubano antiguo y popular. La historia del poema caminiano “Macorina”, no tiene nada que ver con la damisela del danzón, la que paseaba su palmito por La Habana en un Ford rojo, como siempre se ha pensado, puede que alimentado por el morbo que despierta la canción del mismo titulo basada en el poema e interpretado con fama y relumbre por la chamana azteca. Para aclarar el entuerto, basta leer el capítulo dedicado al poema, en su libro autobiográfico Entre palmeras, (México 1958): –“…así nació “Macorina”, sin ninguna concomitancia con la bella cortesana habanera, a no ser en el estribillo.” Más claro, el agua. Otra cosa es el danzón del mismo título, muy popular en las primeras décadas del siglo XX, que ciertamente tiene en la versión mas conocida referida a la bella “taxista”. Más allá de todo eso, la propia Chavela, en una entrevista afirma que su origen se remonta al siglo XVII. Alfonso Camín dedica un capitulo entero a Macorina, en el libro Entre palmeras, (1958, México, pp. 123. 136), donde desgrana la historia en Cauto Embarcadero en 1908 y 18 años después versificará para publicarlo en su revista Norte en 1931. -“Durante mi estancia en Cauto Embarcadero, que solo fue de unos meses, hice dos o tres visitas a don Tomás en “La Punta”(el ex Presidente Estrada Palma que conoce en el viaje en barco) Allí vivió tranquilo, hasta que el 4 de noviembre de 1908, al visitar unos amigo en la calle Segarra, muere de repente en Santiago de Cuba.” ( CAMIN, Alfonso. México, 1958; Entre palmeras, cap. XII, pp.123-139) - “A las pocas horas de navegar estaba yo en Cauto Embarcadero… Desde el atracadero, allá abajo, se subía por una barranca hasta el pueblo. Aquí nació “Macorina”. Aunque la escribiese muchos años después, aquí nació “Macorina”. (ibid.) El bardo de Roces escribe el poema en 1926, lo publica por primera vez publica en 1931 en la revista NORTE, y años después lo incluye en su magno poemario afro- cubano, “Carey”, México 1945. Versifica un lance amoroso sufrido por él mismo, con una hermosísima lugareña de la que se prenda nada mas verla en un baile. El inmigrante asturiano, ya comenzaba a espabilar en décimas y espinelas, tres años después de llegar al Caribe; trashuma por tierras cubanas orientales, de almacén en almacén, buscando sustento como vendedor de telas y quincallas, o, en lo que se tercie. Tiene 18 años cuando desembarca en la puebla ribereña de Cauto Embarcadero, donde consigue trabajo en “La Campana” un bazar de todo género y útiles para el campesinado del contorno. Se hacen lánguidas las tardes después de cerrar y recolocar la tienda, los muchachos empleados, escuchan a la otra orilla del río Cauto, la música sabrosa que se dispersa como niebla entre las pomaradas asturianas, impregnándolo todo de aroma y son. Como en Ítaca, los cantos de sirenas son embaucadores, mozos que desangran adrenalina por los poros de la piel, escapan en cayucos al barracón sonero de la otra margen, vestidos de domingo. Las mujeres solteras y casadas, negras, blancas o mulatas, aceptan o deniegan la cortés petición al baile; la mayoría de los hombres toman ron en la barra del tinglado. El inquieto Alfonso encuentra nada mas llegar, la mujer de sus pupilas, se prenda de una hembra veinteañera, rubia, blanca, de ojos verdes, a la que invita una y otra vez a la danza, sin ser rechazado nunca, mueven las caderas apretándose las manos sobre el pecho, rodeándole él la cintura frágil y ella el hombro requemado por el sol del llano, toca la orquesta el danzón de turno…ponme la mano aquí Macorina, ponme la mano aquí… están ambos en la gloria. -“Era un idilio casi mudo. Terminó el quinto, el sexto, el octavo danzón y la llevé hasta el asiento.” Pero en una de las pausas, cuando la acompaña al asiento, el llanto inesperado de un niño, sustrae a la joven, se apresura hacia el pequeño al cuidado de una muchachita, y tomándolo en brazos le da el pecho que tapa púdicamente con un pañuelo de seda. El galán cortejador sorprendido, le coge desprevenido, ella por el rabillo del ojo choca con su mirada desconsolada, tintándosele de inmediato los pómulos de azafrán, canela y amapolas. -“… agarró al niño y le dio el seno, cubriendo aquella parte con un pañuelo de seda. La miré y se le acarminaron las mejillas. Inquirí y me dijeron que era casada.” (O.C.) Como la del romance lorquiano, “y que yo me la llevé al río/ pensando que era mozuela,/ pero tenía marido.”, la de Camín, era también una mujer “malcasada”. El noviazgo imaginado se cae al precipicio. El padre del criollo amamantado, era un blanquecido mulato, musculoso y pendenciero, gañan engreído a quien todo le mundo teme. Cuando se acaba la música al borde de la amanecida, el marido cuarentón al que apodan “El Jabato” empapado en aguardientes, esgrime n machete de pésimas intenciones, se encara con el asturianín menudo: -“Aquí hay que bailar más decente y mucho más tratándose de mi mujer.” (O.C.) Camín saca un revolver y amenaza con usarlo, interviene la Guardia Rural, concluyendo la pendencia por suerte para el voceras que se libró de un tiro certero, se va entre risotadas dando tumbos de valiente. Alfonso Camín titula el poema con el nombre de la protagonista de aquella canción que bailaron en el sarao de Cauto Embarcadero, un nimio romance que nunca se le habrá de ir de la cabeza. “Macorina”, ya sería demasiada coincidencia, si ese fuese en realidad el nombre de la bailarina del guateque, lo que nunca sabremos, guarda en la memoria, el recuerdo y la imagen ilustrada con aquel estribillo pegadizo, soniquete archiconocido; lo saca a la luz, al cabo de los años, desempolvando aquella vestal dorada que no dejó de ser mas que el sueño de una noche de verano y el recuerdo permanente de un flechazo juvenil. Al fin y al cabo, como en las películas de Chaplin, al que también conoció, Don Quijote se queda solo y sin Dulcinea, marchando por los caminos infinitos, al vaivén del bastón, entre las candilejas del olvido. Esa y no otra es la verdadera historia del poema. .–“…así nació “Macorina”, sin ninguna concomitancia con la bella cortesana habanera, a no ser en el estribillo.” (ibid) Más claro, el agua. UNA TEORIA. Decía Chabela cuando le preguntaban por el origen de Macorina, que ésta estaba basada en una pieza del siglo XVII, aunque no se ha podido comprobar que existiera un texto ni una música que antecediera a lo que ella cantaba; respondía esto, mas bien porque la admirada cantante nacida en Costa Rica, evadía decir que la letra pertenecía al poeta gijonés, hubo un tiempo al principio del éxito musical, que ella afirmaba ser la autora de la canción, lo que obliga a Camín a hacerle varias advertencias verbales y finalmente medirle las espaldas con su bastón para que entre por la verdad y la razón de reconocer su autoría; suele contarlo con pelos y señales el biógrafo del de Roces, Albino Suárez, poeta de Laviana. 1 Tampoco cuadra muy bien la historia mas generalizada que pone a la protagonista que da título al danzón, en aquella damisela llamada María Calvo Nodarse, una mujer bandera, nacida en 1892, dos años después que Alfonso, la primera automovilista con licencia oficial de conducir por las calles de La Habana, con un flamante Ford rojo descapotable, fruto de su belleza y sensual descarte con pasajeros de alta alcurnia. Es bastante difícil que la canción “Macorina” que bailaran en el guateque de Cauto Embarcadero en 1908, fuese el mismo danzón referido a la Macorina del automóvil colorado, porque aunque con 16 años que tendría en el año ocho ya podría ser hembra de cuidado, su biografía bien conocida habla de su dedicación placentera cuando ya había rebaso con creces los veinte años, antes tubo un primer y prolongado romance con un mulato, atada y bien atada, que la abandono en la capital cubana, convirtiéndose entonces en vampiresa de fama y poder, por su regusto desfilaron personajes de mucho renombre y prestigio, el propio Presidente Miguel Gómez se dice que fue su amante y quien la puso a vivir como una reina. Falleció en 1977. Toma por tanto sentido la idea de que hubiese otra Macorina anterior, o que el danzón de ese título y estribillo tuviese otra protagonista del mismo apodo, evolucionando con el tiempo a la del carro encarnado. 2 Lo mas rocambolesco, quien le dice amante de Chavelas, la canción es de una sensualidad incomparable para su época, icono de homosexualidad, himno del lesbianismo, declarado por la canzonetista mexicana. Siguiendo con esa gueta, aun 1 ‐ “El encuentro de los dos en la isla caribeña se produjo en 1950, cuando Chavela había viajado a La Habana por una semana y se quedó a vivir en ella durante dos largos años. De ahí que tuviera oportunidad de conocer a Camín en una de las frecuentes reuniones bohemias en que se intercambiaban poemas y canciones. Así llegaron a sus manos los versos de Macorina, según relata la cantante en su biografía titulada Y si quieren saber de mi pasado (Aguilar, Madrid 2002)…”(Internet, la opinión.es. 9-8-2012) - “Su compositor es desconocido, aunque algunos han sugerido que Tomas Corman fuera su autor, mas no hay documentación suficiente al respecto. Sin embargo, aunque no se sepa quien fue el autor de esta canción, si se sabe la historia de la mujer que dio origen a la misma. (…) En la canción que lleva su nombre, se le achacan poderes curativos a sus manos, poderes sexuales que podian curar cualquier mal con solo colocar sus manos "aquí"… (Internet, Macorina) 2 hay quien afirma que “Macorina” en realidad fue una palabra mal expresada por un borrachín rechazado que en realidad quiso llamar a la Nordase, “maricona”. 3 Aunque el paso del tiempo ha dado en advocar este personaje de la Habana, con el cantar de la macona de rancheras, bien por empatía, o bien por otras causas, acabó confundiéndose la una con la otra, avocado todo a un marasmo de aconteceres y contradicciones, que sin duda viene a alimentar y enriquece la leyenda; pero hay una cosa real y fidedigna, la autoría del poema, la historia del mismo y el éxito de una canción de igual raíz y recortado contenido, con paternidad indiscutible. 4 El danzón que mueve los pies rítmicamente de la joven pareja en Cauto Baradero con el resabido estribillo, ponme la mano aquí Macorina… se ejecuta en un baile de 1908, ella es veinteañera, habría de nacer por tanto hacia 1888, casada y con un hijo de corta edad, al que cuida una muchachita que no sabemos si es también de su descendencia; él, nacido en 1890 tiene entonces 18. 5 3 - “Tampoco me convence la teoría de que el apodo Macorina, que tanto incordiaba a María Calvo, fuera fruto de la lengua tropelosa de un borracho. Esa fue la interpretación que la propia María ofreció en una de las varias entrevistas que concedió a la prensa. Pero yo leí en alguna parte que Macorina es el anagrama de otra palabra similar considerada obscena: maricona. Y tengo la impresión de que, si ello fuera cierto, habría sido eso exactamente lo que quiso decirle a la bella María aquel inconveniente de la Acera del Louvre, porque todos los ociosos con dinero que habitaban en La Habana compartían la existencia licenciosa, y se conocían entre sí sus vidas y milagros. “ (Internet, hija del aire, 7-10-10, Gina Picart) -.”Según cuentan algunos estudiosos, como Darío Jaramillo, la primera versión de Macorina fue publicada en la revista madrileña Norte, en 1931. Con posterioridad, Camín añadió a las estrofas el estribillo de Pon, ponme la mano aquí, Macorina, todo un santo y seña que luego llevaría la canción en su vertiginosa propagación por todo el mundo, porque, en su prima etapa y antes de que surgiese la música que le añadió Chavela, era una simple rumba que se originó en un espectáculo del teatro Alhambra, de La Habana, grabada posteriormente por la orquesta de Jaime Prats.” (Internet, la opinión.es 9-8-2012) 4 5 - La referencia discografica primera, del año 1916, viene de la mano de la orquesta Herrera, (ref. 5144 Ed-60028 1916. Macorina: El pescado (F.Corona) ; otra de la orquesta de Tomas Ponce Reyes, también de 1916, - 48050 " Co C2780 Macorina pon, pon (AT) (Internet, http://latinpop.fiu.edu/IV%20El%20danzon.pdf