EL HOMBRE Cada hombre es único, es inédito, inconfundible, no sumable dentro de una especie, no sustituible por ningún otro. Nada de lo que somos o hacemos tendría sentido sin la participación de los otros. El hombre para descubrirse, para valorarse, necesita ser valorado por los otros, mirarse a los ojos del otro. La persona en síntesis no existe sino hacia los otros, no se conoce sino por los otros, no se encuentra sino en los otros. Todo hombre es interpelado como persona por otro ser humano, en la palabra, en el amor y en la obra, y debe dar su respuesta. Pero esa respuesta, sin embargo, puede ser diversa: aceptación o rechazo. En efecto, si bien el dialogo y la comunión existencial se pueden dar, también aparecen el rechazo, la agresión, la cosificación. El trato humano encierra por igual diversas posibilidades de cooperación y de conflicto. FORMAS FUNDAMENTALES DE LAS RELACIONES INTERSUBJETIVAS Existen dos formas fundamentales de intesubjetividad: aquella que deviene del trato personal y la que proviene del trato cosificante. EL TRATO PERSONAL El trato personal implica considerar el otro como un TU, requiere una actitud de entrega, participación y colaboración. Reconoce en el otro un ser único, distinto a mi, lo cual no significa concluir que sean extraños o hostiles. En la zona de trato personal la persona aparece como: Inabarcable: es un todo irreductible a la suma de sus partes. Es originaria, inédita, creadora. Inacabada: El hombre en cuanto persona es un ser haciéndose. Inaccesible: Su apertura a otro, no puede jamas coactivamente. No numerable: La persona se designa por su nombre. No mensurable con criterios cuantitativos: Nadie es mas o menos persona. No es una realidad exterior a mi: En el trato personal la oposición exterior- interior no se da, puesto que implica acercamiento, comprensión, coejecucion, coexistencia, constitución reciproca. Es afectante: una persona tratada como tal no puede ser indiferente. La escucha de su llamado hace nacer la exigencia de darle respuesta. EL TRATO COSIFICANTE En esta zona de las relaciones intersubjetivas, el otro-que no deja de ser persona- es percibido y tratado como si fuese un objeto, una cosa. Hay una actitud de desapego que permite ponerlo a distancia y someterlo a una observación no comprometida. Se trata de saber que es lo que el otro tiene de interesante para nosotros, no importa lo que es. El otro degradado a la condición de cosa se presenta como: Abarcable: Siendo objeto, es una sumatoria de cualidades o características perfectamente inventariables Acabado: Como cualquier cosa, el otro obejto es un mero despliegue de potencias, y en tal sentido esta ya definitivamente constituido.Nada nuevo, originario puede esperarse de el. Patente: En ocaciones quien objetiva se da cuenta de que algo se le escapa del conocimiento del otro. Pero piensa que es cuestión de perspectiva, que si lo estudia desde otro punto de vista lograra aprehenderlo totalmente. Numerable y y cuantificable: Como cualquier cosa, se lo numera. Distante: Entre sujeto y el objeto hay siempre una distancia, aun cuando estén en contacto físico. Indiferente: La falta del TU degradado a cosa deja nuestro ser intacto, no lo afecta, puede ser sustituido fácilmente por otro.