Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto Un legado cultural en la transmisión del conocimiento Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto Un legado cultural en la transmisión del conocimiento Mauricio Antonio Hoyos Gómez Universidad de Antioquia Facultad de Artes Maestría en Historia del Arte Séptima Cohorte Periodo 2016-1 Historia del Arte Antiguo Profesor Carlos Esteban Mejía Londoño Medellín Mayo de 2016 Contenido Introducción2 El Río Nilo y la Civilización Egipcia 3 Primeras Manifestaciones7 La Escritura Egipcia8 Un Sustrato para la Escritura 11 El Escriba en el Antiguo Egipto 14 El Manuscrito Ilustrado 17 Consideraciones Finales21 Créditos de Imágenes22 Referencias25 Introducción S on varios los sucesos que han marcado de manera determinante la evolución de la comunicación gráfica en la historia de la humanidad. Los primeros antecedentes de los cuales se tenga conocimiento datan de la prehistoria, desde el periodo paleolítico hasta el neolítico, aproximadamente del año 35.000 al 4.000 a. C., con los hallazgos realizados en las cuevas de Altamira y Lascaux. Las transcripciones pictográficas hechas en la roca, conocidas como arte rupestre, se constituyen en las primeras manifestaciones de carácter visual y en la máxima representación del espíritu creador del hombre de ese entonces, cuya finalidad respondía, según se ha señalado, a un rito mágico-religioso para favorecer la caza de animales. Otro suceso que evidencia de manera importante la evolución en la comunicación escrita, hacia el año 3.000 a. C., es la invención de la escritura cuneiforme en la Antigua Mesopotamia, con el establecimiento de la cultura sumeria en el valle ubicado entre los ríos Tigris y Éufrates; dicha escritura consistía en el registro de signos pictográficos en tablillas de arcilla húmeda mediante un tallo vegetal biselado en forma de cuña y cuya finalidad era llevar registros de transacciones de la vida cotidiana. Posteriormente, cerca al año 3.100 a. C., tendría lugar en el valle del río Nilo un acontecimiento trascendental para el progreso de la comunicación gráfica universal: el establecimiento y desarrollo de la civilización egipcia. En este contexto, el trabajo presentado a continuación tiene como objetivo fundamental presentar, por medio de un estudio documentado en bases teóricas y visuales relevantes, el legado de la antigua cultura egipcia a la comunicación gráfica, considerando diversos aspectos que lo hicieron posible, tanto en sus sistemas de transcripción de la información, como en sus soportes y mediadores. El Río Nilo y la Civilización Egipcia Fig. 1 / Mapa histórico del Antiguo Egipto. H ablar de la cultura egipcia obliga a mencionar la relación que durante siglos ha sostenido con la principal fuente de su existencia: el río Nilo. Con un recorrido aproximado de 6700 kilómetros, el Nilo, considerado el río más largo del mundo, surca el nororiente del continente africano hacia su desembocadura en el Mar Mediterráneo. El lugar exacto de su nacimiento se constituye en uno de los mayores enigmas de la geografía mundial y muchas son las versiones que lo han tratado de establecer. Algunos señalan que nace en el Lago Victoria, el mayor de los lagos africanos, cuyo principal afluente es el río Kagera; otros, como el explorador alemán Burkhart Waldecker en 1937, afirmaron que nace en las fuentes de dicho río, o como el astrónomo, matemático y geógrafo griego Tolomeo, quien hacia el siglo ii d. C. afirmó que nacía de los glaciares del Ruwenzori. Lo que sí es evidente es que el valle del Nilo se configura en un oasis que se extiende a lo largo de su trayecto y se encajona entre dos desiertos: en el occidente, la interminable llanura del Sahara y, en el oriente, las erosionadas montañas que separan a Egipto del Mar Rojo. Protegido y aislado del exterior, el Valle se explaya hacia el Norte a partir de la primera catarata de Asuán y se ensancha paulatinamente, formando una llanura de tierra inundable, hasta que, más al norte de El Cairo, la corriente se divide en numerosos brazos que configuran el amplio abanico del Delta. (Ver fig. 1). Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 4 Esta tierra, aunque carente en lluvias, ha sido fertilizada permanentemente gracias a los desbordamientos anuales de ese cauce dador de vida, los que sucedían al final de cada verano y aseguraban su riqueza agrícola; unas condiciones ecológicas cuyo valor ha sido reconocido desde tiempos inmemorables como el fundamento de la cultura faraónica y ha marcado su propio carácter. Sin embargo, estas condiciones no siempre se dieron, al remontarnos a las raíces que marcan la prehistoria de la cultura egipcia no hay que pasar por alto las transformaciones a las que ha sido sometido su entorno geográfico, entorno que se ha modificado de manera radical esencialmente por dos factores: las lluvias y las crecidas del Nilo. Mientras el primer factor fue determinante para habitar las zonas desérticas circundantes y con esto las relaciones entre el Valle y su entorno y las de sus habitantes para con sus vecinos, el segundo factor definió decisivamente las condiciones de vida en el Valle.1 1 / Seidlmayer, Stephan, “El camino de Egipto hacia la civilización”, en Egipto, El mundo de los faraones, España, 2004, p. 9. 2 / En tiempos de la antigua civilización egipcia, la división del Estado en Alto y Bajo Egipto constituyó un factor primordial para la organización del mismo, situándose el límite que existía entre ambos en el espacio comprendido entre la ciudad de El Fayum (o El Faiyum) y Menfis, primera capital del Egipto histórico, situada al Norte del enclave precedente. Así, el Bajo Egipto corresponde al Delta del Nilo, mientras que el Alto Egipto, comprende el resto del curso del río. Bolaños Bonzález, José Iván, “El Valle del Nilo: de la geografía al mito”, en Cuadernos Geográficos de la Universidad de Granada, Nº 33, 2003, pp. 75-103. 3 / Español, Francesca, Las claves del arte egipcio. Cómo identificarlo, Barcelona, 1988, p. 4. Y fue precisamente allí, donde tuvo lugar el florecimiento de la antigua civilización egipcia, un lugar en el cual la mayor parte de sus ciudades se ubicaban en el Valle del Nilo y el Delta, al norte de Asuán; un lugar al que etimológicamente hace referencia el significado de la denominación Egipto: “país entre dos tierras” 2. El río fue vital para la cultura egipcia desde la Edad de Piedra; el cambio de clima y la desertización desecaron las tierras de caza y pastoreo del África septentrional para conformar el desierto del Sahara, en torno al año 8000 a. C.; entonces, muchos habitantes migraron y se asentaron junto al río, donde desarrollaron una sociedad centralizada con una econowmía preeminentemente agrícola. Según menciona Francesca Español, en su obra Las claves del arte egipcio 3, en el Egipto faraónico el largo Valle estaba presidido por el Nilo, el cual también se constituyó en su vía de comunicación por excelencia y cuyo curso establece la conformación de dos zonas: el Alto y el Bajo Egipto, este último integrado por la totalidad del Delta. Aunque inicialmente estas dos zonas fueron independientes entre sí, se unificaron hacia el año 3000 a. C. bajo la autoridad de un solo monarca. Pese al avance que alcanzó la frontera sur durante el Imperio Medio, el periodo que marca la expansión territorial fue el del Imperio Nuevo, cuando se conquistó totalmente Nubia y, en Asia Anterior, Palestina y parte de Siria. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 5 El sustento jugó un papel crucial en la fundación de la civilización egipcia y el Nilo fue una fuente inagotable de existencia para ello. Cuando se desbordaba cada año, provocaba que en sus riveras la fertilidad brotara por doquier, y gracias a esto el pueblo egipcio pudo cultivar trigo, cebada y lino, además de proveer abundancia en peces y papiro, esta última una especie de planta que desempeñaría una función fundamental como soporte físico para la transmisión del conocimiento de esta maravillosa cultura y en la cual profundizaremos más adelante. Estas condiciones hacían posible obtener alimento suficiente y otros recursos importantes para la población, con lo cual se podían evitar posible hambrunas, muy características por esta época en las poblaciones del Próximo Oriente debido a la irregularidad de las cosechas. La figura 2 ilustra la relación que mantenía la civilización egipcia con el río Nilo y lo que este representaba para su subsistencia. Fig. 2 / Expedición de caza y pesca, pintura de la tumba de Nebamón. Museo Británico, Londres. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 6 Fig. 3 / Barcos de peregrinos. Los egipcios debían realizar una peregrinación a Abydos, donde se hallaba la tumba de Osiris, para garantizarse una próspera eternidad. Para el viaje se usaban pequeños barcos como este. En las tumbas se han hallado maquetas y relieves que los representan. 4 / Benito Goerlich, José María, “La Barca Solar en el arte del Antiguo Egipto”, en Ars Longa, Valencia, 2009, p. 33-50. De otro lado, el río Nilo también se constituyó en una vía eficiente y cómoda para el transporte de personas y mercancías, con finalidades comerciales o recreativas. La obtención de lino y trigo también posibilitó las relaciones diplomáticas entre Egipto y otros países, con lo que el río contribuía a la estabilidad económica y política del país y la región. El río también se constituía en una fuente espiritual; según lo dicen las creencias egipcias, el dios Hapy era quien, en compañía del Faraón, controlaba las inundaciones del Nilo y a cambio del agua y las cosechas los campesinos debían hacerse cargo de cultivar el suelo fértil enviando una parte de sus recursos al soberano, quien se encargaba de usarlos en bien de la sociedad. Asimismo, en esta concepción espiritual, se consideraba que el río era una ruta de la vida hacia el “más allá”, como lo ilustran algunas representaciones de las barcas que se concebían como vehículos de la divinidad, a la vez que sirvieron de transporte a los difuntos en su tránsito hacia el otro mundo, lo cual llegó a ser plasmado en medios como la decoración cerámica, los grabados rupestres, las maquetas o los papiros.4 (Ver fig. 3). Primeras Manifestaciones Fig. 4 / Jeroglíficos egipcios. A sí como la antigua cultura egipcia realizó innumerables viajes a lo largo del río Nilo en su trasegar por el continente africano, emprendamos un recorrido por uno de los aspectos más valiosos que ha podido heredarle la cultura egipcia a la humanidad: la comunicación gráfica. Desplacémonos entonces hacia sus primeros antecedentes. Hacia el año 3100 a. C., época en que el rey Menes unificó el territorio egipcio y formó la Primera Dinastía, muchos inventos de la cultura sumeria como el sello cilíndrico, los diseños arquitectónicos basados en el uso del ladrillo, los dibujos decorativos y los fundamentos de la escritura, entre otros, habían sido heredados desde Mesopotamia y transferidos a la cultura egipcia. A diferencia de la cultura de la media luna fértil, cuya escritura evolucionó de pictográfica cuneiforme abstracta, los egipcios establecieron un sistema de escritura pintura denominada jeroglíficos, la cual se conservó durante aproximadamente 3500 años.5 5 / Meggs, Philip B., Historia del diseño gráfico, México, 1991, p. 25. La Escritura Egipcia L Fig. 5 / Jeroglíficos egipcios. os egipcios se explicaban el logro cultural inaudito de la escritura como un regalo de los dioses, más exactamente de Thot, el responsable en su calidad de dios-Luna de la cronología y también de la ciencia, de la escritura y de los escribas. Mdw-ntr, “las palabras divinas”, fue como ellos mismos denominaron a su escritura, para la cual hoy día se utiliza un concepto semánticamente muy similar, el acuñado por los griegos como jeroglíficos (de hyeroglyphikòs grammata) es decir “signos sagrados”. Así lo explica Stefan Wimmer, quien además menciona que “...quien haya estado ya una vez ante la pared de una tumba admirando las misteriosas combinaciones de plantas y partes del cuerpo, figuras geométricas y aves, que en algunos casos están realizadas con todo cariño hasta el último detalle, podrá compartir el sentimiento del concepto de la ‘poesía visual’ y reconocerles a los egipcios su convicción de haberlos recibido de las manos de los dioses.” 6 6 / Wimmer, Stefan, “Los jeroglíficos. La escritura y los escritos”, en Egipto, El mundo de los faraones, España, 2004, p. 343. Los jeroglíficos fueron un sistema de escritura inventado y utilizado por los antiguos egipcios para comunicarse desde la época predinástica hasta el siglo iv. Según Philip B. Meggs, los jeroglíficos más antiguos de los que se tenga conocimiento se remontan aproximadamente al año 3100 a. C. y la última inscripción jeroglífica conocida data de 394 d. C., décadas después de que Egipto pasara a convertirse en colonia romana. Los sacerdotes de los templos egipcios fueron los últimos en emplearlos, cuatro siglos antes de Cristo, y llegaron a ser tan discretos que los eruditos griegos y romanos de aquel tiempo alcanzaron a pensar que los elementos de esta maravillosa escritura eran símbolos de carácter mágico exclusivos para ritos sagrados. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 9 El sistema de escritura egipcio comprende básicamente tres tipos: jeroglífica, hierática y demótica. Se caracteriza por el uso de signos, cuyo significado se conoce gracias al descifrado de los textos contenidos en la Piedra de Rosetta, una losa negra hallada en el delta del río Nilo por las tropas que acompañaban a Napoleón en la conquista de Egipto hacia el año de 1799. Esta pieza presentaba algunas inscripciones en las que se identificaron grabados los textos que reproducen un decreto sacerdotal de tiempos ptolemaicos en tres grafías diferentes y dos distintas lenguas: jeroglíficos, escritura demótica y griego. Se llegó a suponer que dicha inscripción tenía el mismo significado y se adelantaron las labores requeridas para tratar de descifrar su contenido. Pasaron alrededor de 1500 años mientras que el hombre apreciaba con fascinación los jeroglíficos egipcios sin poder descifrar su significado. Finalmente, la decodificación del documento se logra gracias a los estudios realizados por el diplomático y orientalista sueco Johan David Akerblad (1763-1819), el científico inglés Thomas Young (1773-1829) y, fundamentalmente, por el egiptólogo francés Jean-François Champollion (1790-1832), quien logró interpretar el método de su lectura en 1822, después de 23 de ser descubierta la piedra. (Ver fig. 6). Fig. 6 / Piedra de Rosetta. 7 / El término jeroglífico en griego significa “escultura sagrada” y en egipcio “las palabras de dios”. Meggs, Philip B., Opus cit., p. 25. La escritura jeroglífica consistía en un sistema sumamente original que se orientaba de derecha a izquierda, dibujando pequeños signos con la siluetas de los objetos a los que se referían. Estos signos, ejecutados con gran habilidad, eran denominados jeroglíficos 7, y eran ante todo una escritura de carácter monumental que exigía cuidado y atención, ya que por su gran complejidad se les empleaba preferentemente en las inscripciones de los templos y tumbas que se erigían para la posteridad; se encuentran labrados a cincel o pintados en sus paredes, en muy diversos objetos del ajuar funerario , en estelas de todo tipo, en joyas, etc. Los contenidos de los textos con jeroglíficos abordan aquello que debía quedar grabado para toda la eternidad, sobre todo textos de carácter religioso, inscripciones de tipo político e histórico y biografías. En determinados manuscritos elaborados sobre papiro se emplearon jeroglíficos ligeramente simplificados y trazados con tinta, denominados jeroglíficos cursivos. El famoso Libro de los muertos es una muestra de este tipo de escritura. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 10 Por su parte, la escritura hierática o “escritura de los sacerdotes”, empleada por estos y los escribas para textos de uso más efímero, se caracterizaba por la letra cursiva y surge a razón de la fluidez con la que había que trazar los jeroglíficos, pues estos últimos no eran apropiados para una escritura fluida; aunque parece ser que se desarrollaron de manera paralela y se solían usar de manera simultánea. La escritura hierática era más sencilla y estilizada que la jeroglífica, lo que le otorgó las cualidades para emplearse en la redacción de textos religiosos y literarios, por lo que llegaría a ser la más característica en la elaboración de los papiros. El texto se escribía en tinta negra con una caña afilada y la tinta roja se empleaba para la demarcación de determinados fragmentos. Aunque la escritura hierática temprana se escribía como la jeroglífica, por cuanto se aplicaban las mismas reglas ortográficas para ambos sistemas y se disponían en líneas o columnas indistintamente, a partir de la XII Dinastía los textos aparecen sólo en líneas y siempre de derecha a izquierda. Este tipo de textos se registraban en muchos documentos históricos del Antiguo Egipto hasta que el sistema de escritura fue reemplazado por la escritura demótica en el año 700 a. C. Sin embargo, se siguió utilizando en documentos religiosos y papiros hasta que la casta sacerdotal desapareció. Con el paso del tiempo la escritura manual se fue simplificando, y hacia el siglo vii a. C. surge una tercera escritura, la demótica o “escritura del pueblo”, la cual se convierte en la escritura cotidiana y se constituye en el último estadio en cursiva de la escritura jeroglífica egipcia. Mientras la hierática permanecería y se emplearía de manera simultánea, aunque exclusivamente para textos sagrados, la hierática se utilizaría para escribir textos administrativos y literarios hasta el siglo v a. C. Un Sustrato para la Escritura Fig. 7 / Planta de papiro. D esde las primeras manifestaciones que enmarcan la evolución de la comunicación gráfica y escrita, los sustratos y medios para cumplir con este propósito han sido numerosos y de diversa naturaleza; es así como encontramos las paredes de las cavernas y los pigmentos elaborados a partir de sustancias de origen animal y vegetal que caracterizaron el arte rupestre; las tablillas de arcilla húmeda que por medio de un estilete permitían consignar datos sobre todo de carácter económico en Mesopotamia; el uso de tablillas de madera recubiertas de cera y unidas a manera de díptico por medio de una bisagra, generalmente en cuero, en la antigüedad clásica; la invención del papel por los chinos hacia el siglo ii a. C. y el uso del pergamino que a partir de la piel procesada de animales daría lugar a los manuscritos iluminados y códices que anteriores a la invención de la imprenta por Gutenberg facilitarían el registro de la información. Entre esta gama de posibilidades, producto de la necesidad y la creatividad para registrar el conocimiento por parte de las principales culturas que han dejado su huella en la historia de la humanidad, la civilización egipcia también hizo un aporte trascendental: el papiro, una especie de papel para escribir manuscritos. Conocido científicamente como Cyperus Papyrus L. (fig. 7), esta planta emblemática del Bajo Egipto, crecía en las riberas del Nilo, así como en lagunas y pantanos poco profundos; sus tallos, que alcanzan una altura hasta de dos metros y crecen por encima del agua, se cortaban en tiras que luego se disponían en dos capas, una longitudinal y otra transversal, para luego ser prensadas hasta convertirlas en una lámina; la savia glutinosa del tallo seguramente actuaba como adhesivo. Varias hojas elaboradas de esta manera se pegaban unas a otras por los bordes para formar rollos. El Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 12 Fig. 8 / Papiro Ebers, uno de los más antiguos tratados médicos conocidos. Fue redactado en el Antiguo Egipto cerca del año 1500 antes de nuestra era; está fechado en el año 8 del reinado de Amenhotep I, de la XVIII Dinastía. papiro de mayor longitud que se conoce alcanza más de 40 metros. Los más comunes eran los elaborados con 20 hojas y una longitud de 1,5 a 2 m. El ancho variaba, entre los 16 y 20 cm, el máximo se aproxima a medio metro. El papiro fresco era blanco y adquiría su tonalidad amarillenta luego de un largo periodo de almacenamiento, hasta finalmente tornarse en un color parduzco. El tallo también era empleado para la elaboración de velas para las embarcaciones, esteras, telas, cuerdas y hasta prendas de vestir como sandalias. Sus flores eran utilizadas para formar guirnaldas en la decoración de los templos y la raíz se utilizaba como combustible y en la fabricación de utensilios. El historiador romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) en su obra Historia Natural hace una descripción sobre la planta y relata la forma en que se fabricaba el papiro en tiempos del Antiguo Egipto (XIII, 71-72): “El papiro, pues, nace en las zonas pantanosas de Egipto o en las aguas estancadas del Nilo, después de las inundaciones, en donde la profundidad no sobrepasa los dos codos. La raíz, del grosor del brazo, es rampante; el tallo, de sección triangular, de 10 codos de longitud máxima, va haciéndose más delgado hacia lo alto, termina en un ramillete alrededor de una especie de tirso, desprovisto de semillas y sin otro uso que el de servir para coronar de flores las estatuas de las divinidades.” 8 8 / Segura Munguía, Santiago; Torres Ripa, Javier, Historia de las plantas en el mundo antiguo, Bilbao-Madrid, 2009, p. 371. Los papiros más finos, denominados hieráticos o sagrados, se obtenían de la parte basal de la corteza; los Ieneóticos, de inferior calidad, de las zonas más epidérmicas de la misma. Los papiros más antiguos que se conocen corresponden a la V Dinastía (mediados del III milenio a. C.) y se hallan redactados en caracteres hieráticos, dispuestos en columnas verticales. La escritura en líneas horizontales se impuso durante la Dinastía XII (principios del II milenio a. C.), época de la que data también la división del texto en páginas por medio de líneas verticales. Durante las Dinastías XVIII-XX se prefirió el uso de caracteres jeroglíficos y, a partir del siglo vii a. C., se difundió la escritura demótica, que supuso una simplificación caligráfica de los signos y una reducción de su número. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 13 Los griegos y romanos llegarían a adoptar el papiro de los egipcios; se tiene constancia del uso de los rollos de papiro en Grecia desde comienzos del siglo v a. C., fueron el vehículo de la cultura griega durante muchos años. No en vano, el nombre griego para “libro” es biblos, el mismo de la ciudad Fenicia de Biblos, que era el puerto más importante para la exportación de rollo de papiro. Posteriormente, cuando Grecia fue dominada por los romanos, estos últimos lo adoptaron desde el siglo ii a. C. En la Roma imperial se consumían grandes cantidades de papiro y de diferentes calidades, lo transportaban en barco desde Egipto y lo conservaban más tarde en almacenes especiales que vendían al por mayor los rubros más diversos (horrea chartaria 9). Juvenal, poeta satírico romano, decía que el libro de papiro estaba condenado a una vida efímera, (sólo el clima seco del desierto lo mantiene en buen estado, en climas húmedos la vida del papiro es muy limitada). 9 / García Garrido, Manuel, El comercio, los negocios y las finanzas en el mundo romano, Madrid, 2001, p. 28. 10 / Meggs, Philip B., Opus cit., pp. 61-62. Posterior al papiro, hacia el año 190 a. C., llegaría el pergamino, un sustrato cuya fabricación se basaba en las pieles de animales como el cordero, el ternero o el cabrito, preferiblemente jóvenes, pues proporcionaban mejor calidad. Tras sumergir la piel en una solución de cal para poder pelarla y descarnarla, la tensaban en un caballete y con la ayuda de una piedra pómez eliminaban las impurezas, puliendo la superficie de escritura. El pergamino reemplazaría al papiro sobre todo por algunas propiedades que lo hacían más práctico: más resistente y cómodo para el copista y el lector, más fácil de conseguir, más duradero y de mejor calidad. Además se podía escribir por las dos caras pudiéndose lavar y así reutilizarse, aunque tenía un inconveniente respecto al papiro, su elevado precio. Esta última fue la causa de que convivieran juntos durante mucho tiempo. Sobre este innovación existe una historia que enuncia que cuando Tolomeo V de Alejandría (quien gobernó al rededor del año 205 al 181 a. C.) y el rey Eumenes II (gobernó del año 197 al año 160 a. C.) de Pérgamo estaban sosteniendo una intensa rivalidad por construir bibliotecas y Tolomeo embargó los embarques de papiro a fin de interrumpir que Eumenes continuara su rápida producción de obras. De esta manera, como salida al obstáculo del embargo, se inventó el pergamino.10 Más adelante, luego de abordar el tema sobre los escribas en Egipto, trataremos algunos de los papiros más importantes de los que se tenga conocimiento. El Escriba en el Antiguo Egipto E 11 / James, Thomas G. H., El pueblo egipcio. La vida cotidiana en el imperio de los faraones, Barcelona, 2003, p. 115-116. 12 / Urruela Quesada, Jesús J., Egipto faraónico. Política, economía y sociedad, Salamanca, 2006, p. 56. 13 / Chapinal Heras, Diego, “El escriba en Egipto”, en Ab Initio, Núm. 3, Madrid, 2011, pp. 3-22. n el mundo de la simbología egipcia la palabra escrita tenía un poder enorme, convertía en inmutable lo escrito, se relacionaba con la posibilidad de ser recordado a perpetuidad o de ser sentenciado al más absoluto olvido; de ahí que la descripción en templos y tumbas, de rituales, epítetos y cultos aseguraban su supervivencia eterna por el solo acto de haber sido escritos. Con el tiempo, el carácter perpetuador de la escritura se arraigaría con mayor fuerza en sus tradiciones, a la vez que la élite egipcia iba tomando conciencia del poder de la palabra escrita a la hora de consolidar su estatus social, en detrimento de las clases populares.11 La sociedad de la antigua cultura egipcia estaba marcadamente dividida. Había una gran distancia entre el nivel más básico de la pirámide social y el más elevado. En la cúspide se encontraba una minoría, los personajes de la más alta alcurnia, funcionarios del Estado y de los puestos más importantes de la administración, vinculados a familias emparentadas o no con la realeza. Inmediatamente debajo, nos encontramos con otro grupo, más numeroso, integrado por los cargos directores de las distintas secciones administrativas centrales y locales, a lo que hay que añadir el sacerdocio.12 Posteriormente, estaban los funcionarios de los centros de poder, templos y palacios, entre los cuales se encontraban la mayoría de los escribas, mientras que una minoría de estos podría incluirse en las categorías superiores. En el mismo nivel se encontraban los artesanos de las “ciudades de los trabajadores”, adscritas a las necrópolis reales de las diversas épocas.13 Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 15 Al igual que en la cultura Sumeria, el conocimiento representaba poder y estatus, y de manera similar los escribas poseían cierta autoridad en la sociedad egipcia. La educación estaba restringida a un muy reducido porcentaje de la población, entre el que se encontraban los escribas, los artesanos encargados de la decoración de las paredes de los templos y de las tumbas, además de los sacerdotes, los funcionarios y algunos militares de alto rango. Aprender a leer y a escribir el complejo lenguaje tomaba muchos años y la profesión de escriba era altamente respetada y disfrutaba de muchos privilegios, uno de los cuales era estar exento de impuestos. Cada escriba portaba una paleta de madera que a manera de distintivo lo identificaba como una persona con la capacidad de leer y escribir. (Ver fig. 9). Según lo enuncia Barry J. Kemp en su obra El Antiguo Egipto, Anatomía de una civilización14, en el Papiro Chester Beatty iv15 aparecen dos pasajes que hacen referencia a cómo en Egipto los escribas no solamente estaban entre la élite; lo sabían y lo declaraban con toda franqueza: Fig. 9 / El jefe de escribas Mery (en la imagen) aparece representado en su tumba con los instrumentos de su oficio para la eternidad. Museo del Louvre, París. 14 / Kemp, Barry J., El Antiguo Egipto, Anatomía de una civilización, Barcelona, 1996, p. 142. 15 / Los Papiros Chester Beatty son un grupo de papiros bíblicos escritos en griego y de origen cristiano, compuesto por once manuscritos, siete del Antiguo Testamento, algunos de ellos los más antiguos que han llegado a nuestros días en griego; tres del Nuevo Testamento; y un undécimo que contiene el importante Libro de Henoc y unos textos sobre liturgia no identificados. 16 / Wimmer, Stefan, Opus cit., pp. 348, 353. “Sé un escriba –reza el consejo-, te libra del trabajo agotador, te protege de cualquier tipo de tarea ingrata.” “Sé un escriba. Tus miembros tendrán una apariencia impecable, tus manos serán suaves. Irás ataviado con ropas blancas, se te honrará y los cortesanos te saludarán”. Kemp además afirma que muchos de los altos personajes de la corte incluían el título de “escriba” entre otros muchos de su curriculum vitae. Por su parte, Stefan Wimmer, haciendo mención a otro apartado del mismo papiro, ilustra cómo no sorprende que la casta de los escribas desarrollara su propia conciencia de clase: “¡Hazte escriba, tómate esto en serio, para que tu nombre se haga igualmente (imperecedero)! Es más útil el rollo de un libro que una estela pintada, que una sólida pared. Ellos (los libros) erigieron templos y pirámides en el corazón del que habla sobre sus nombres”.16 Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 16 Fig. 10 / Escriba. Esta estatua de caliza pintada representa a un escriba en su postura habitual, sentado con las piernas cruzadas y con el rollo de papiro extendido sobre ellas (V Dinastía). Museo egipcio, El Cairo. El aprendizaje de los escribas tenía lugar en las escuelas, donde realizaban copias de muestras, entre las que se encontraban obras de literatura considerada como clásica. De esta manera, se grababan de memoria las palabras como unidades completas; no se enseñaban los caracteres aislados. Antes de que un escriba tomara el cálamo17 y trazara el primer signo, esparcía una gota de agua que tomaba de una vasija pequeña como ofrenda al dios de los escribas, Thot. Esta vasija la llevaba consigo para diluir la tinta seca y sólida, que era comparable con lo que actualmente conocemos como acuarela. La tinta negra se elaboraba con hollín y la roja con base en ocre o hematita, esta última podía usarse por ejemplo para la fecha del día o para las cabeceras de cada capítulo y para apuntar las correcciones. Se aplicaba con un junco delgado y el escriba llevaba mínimo uno sobre la oreja como signo de su estatus. Al parecer masticaban un extremo del tallo hasta lograr darle un aspecto de pincel, apto para la escritura, sin embargo hay quienes opinan que escribían con el otro extremo liso y que el extremo masticado respondía a otras razones. El rollo de papel era sostenido con la mano izquierda y el escriba comenzaba en el borde derecho una columna de jeroglíficos que iba desde la parte superior hasta la inferior, escribiendo columna tras columna y dibujando las imágenes pictóricas originadas a partir de la paleta, el porta pincel y el saco de tinta, imágenes que con el tiempo se llegarían a tornar en rápidos trazos que simplificaron los jeroglíficos inscripcionales en lugar de una cuidadosa realización pictórica. (Ver fig. 10). 17 / El cálamo (del latín: calamum, y del griego: kalamos κάλαμος) es una caña hueca, cortada oblicuamente en su extremo, que se utilizaba para escribir en la antigüedad. Se obtenía del tallo de una planta o de una pluma de ave; de hecho, se denomina también cálamo a la parte inferior hueca de la pluma que está insertada en la piel de un ave. El Manuscrito Ilustrado L Fig. 11 / Óstraca, XIX-XX Dinastias. Encontrada en el Valle de los Reyes, Tebas, durante las excavaciones que realizó Howard Carter. Piedra pintada, dimensiones 14 x 12.5 cm. Muestra una escena de caza: un rey acompañado por su perro, está matando a un león herido. a literatura egipcia abarca un periodo de tres milenios y su riqueza y profundidad es incalculable. Los documentos que hoy día están disponibles representan un volumen inconmensurable y seguramente corresponden a una cantidad insignificante de lo que llegó a ser su producción en el transcurso de esos siglos. Aunque la mayoría de textos que se conocen de los egipcios hablan de temas religiosos, de alguna manera condicionado por la élite encargada de los templos y del culto funerario, la creación literaria de entonces no estuvo restringida solamente a este aspecto; abarcan prácticamente todos los campos del saber, los cuales hoy clasificamos dentro del ámbito tanto público como privado, como la literatura, las ciencias, las leyes, la administración, la economía y el comercio, por mencionar algunos; asimismo anotaciones, cartas y otros documentos que hacían parte de la vida cotidiana y se escribían tal y como se hablaba, contrario a los documentos oficiales y a la literatura que se redactaban en la lengua culta clásica. Entre estas manifestaciones de comunicación escrita, durante la segunda mitad del Imperio Nuevo, se destacaron los llamados óstraca, escritos producidos en un estilo lingüístico que se apartaba gramaticalmente y de manera notable de los textos oficiales, literarios y religiosos (fig. 11). Estas piezas, que solo eran de utilidad por un periodo limitado de tiempo, estaban constituidas por pequeñas placas de piedra que se encontraban disponibles ilimitadamente a orillas del desierto, además de los fragmentos de las vasijas rotas. Este material, que era de adquisición gratuita, fue empleado para diferentes fines, como la escritura de ejercicios en las escuelas, los documentos en los juzgados, las facturas, listas de diversa índole, cartas y simples notas. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 18 De otra parte, la cultura egipcia fue la primera en realizar manuscritos ilustrados, cuya principal característica era la combinación entre palabras e imágenes para transmitir la información. Su gran interés por la muerte y la fuerte creencia en la vida después de ella, dio lugar a que desarrollaron toda una mitología en torno al tránsito del individuo hacia el “más allá”, una mitología que hacía posible acercarse a los fenómenos naturales y a otros aspectos desconocidos de la vida y del mundo; así, el mito y la leyenda permitían comprender y afrontar lo inexplicable. Se tenía la convicción sobre un juicio final que permitía al difunto ser admitido en compañía de los dioses o sufrir una condena eterna, y cada oración se constituía en una súplica para estar libre de pecado y ser digno de enfrentar dicho juicio. 18 / Brier, Bob, “El libro de los muertos”, en Los misterios del Antiguo Egipto, Barcelona, 2008, pp. 127-136. Fundamentados en esta creencia, los escribas y artistas eran encargados de la realización de papiros funerarios conocidos como El libro de los muertos, según un erudito del siglo xix los denominó, nombre con el que actualmente se les conoce. Con respecto a esto, señala Bob Brier, en su libro Los misterios del Antiguo Egipto18, la manera de designar este tipo de escritos realmente no es la más adecuada, pues no se trataba de una obra única, sino más bien de una tipología de documento conformada por una serie de rollos de papiro que presentaban características similares y de los que se han encontrado innumerables versiones. Adicionalmente, no se constituyen en libros en el sentido de lo que hoy se conoce como una obra coherente que desarrolla de manera progresiva un tema central, pues su contenido es una recopilación de conjuros, invocaciones, oraciones, himnos y rituales. El libro de los muertos representa la evolución y el desarrollo lógico de dos prácticas anteriores, la de los textos de las pirámides y la de los textos de los ataúdes; así como los primeros se constituían en conjuros para exclusivo beneficio del faraón, los segundos eran asequibles a todo aquel que pudiese pagarse un ataúd con inscripciones mágicas. En este caso la limitación del espacio era una dificultad, teniendo en cuenta los numerosos aspectos que debía atender la protección. Como solución a esta situación, nace en tiempos del Imperio Nuevo el mencionado libro, de esta manera los difuntos podían acceder a las copias de todos los textos que no cabían en sus ataúdes. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 19 Por lo general, este tipo de escritos ilustra diversos aspectos de la vida sobrenatural, entre los que se encontraban la protección del cadáver en su sepultura, fórmulas para ayudar al alma del difunto y superar el juicio de Osiris, y pasajes para reconocer a los dioses que le serían favorables en su travesía hacia el “más allá”, por mencionar algunos. Fig. 12 / Papiro de Ani, conocido también como el Papiro Ferrofé (detalle). Sección 03 de 66 X 41 cm. La escena más importante, la 125, y que aparece en todos los Libros de los Muertos, es “El juicio de ultratumba” donde se decide la suerte de Ferrofé, ya que después de su muerte se define si al difunto se le considera digno de entrar en el reino de Osiris. El título original de estos libros se ha interpretado como “El tránsito diurno”, sin que haya quedado muy claro el significado de esta expresión, posiblemente aluda al viaje hacia el “más allá” y su denominación se justifique porque los egipcios temían a la noche y sería ventajoso realizar cualquier tránsito durante las horas en que hubiese luz. Según Thomas Allen, uno de los mejores traductores modernos de este documento, el título se puede referir al deseo de retornar del “más allá” a este mundo durante el día. Independientemente de cuál sea el verdadero significado del título del libro, es evidente que para los egipcios guardaba alguna relación con la muerte, a la que preferían no llamar por su nombre. El Papiro de Ani (ver fig. 12) es la versión más conocida y completa de estos documentos; un texto constituido por 3 capas de hojas de papiro pegadas entre sí y dividido en 6 secciones, con una longitud entre 1.5 y 8 metros cada una y con una longitud total del texto de 23.6 metros. Fue adquirido por el Museo Británico en Tebas, en el año 1888. Según puede apreciarse en las grafías que en él aparecen, el papiro fue realizado por 3 escribas diferentes, sin embargo se presume que solo uno realizó los dibujos. Originalmente es posible que no fuese encargado por Ani, un escriba que vivió aproximadamente hacia el año 1300 a. C., o al menos no en su totalidad, pues su nombre aparece inscrito con una escritura diferente. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 20 Otra importante pieza de esta índole es el Papiro Hunefer (ver fig. 13), una de las versiones más conocidas del Libro de los Muertos. La viñeta, que ilustra el famoso pasaje 125, presenta al difunto ante el tribunal de los muertos. Hunefer es introducido por el dios Anubis con cabeza de chacal ante la presencia del tribunal, donde su corazón es colocado en el platillo de la balanza y sopesado con el signo de la verdad, la pluma que representa a la diosa Maat. Finalmente, el difunto, una vez que ha sido justificado por el tribunal de los muertos, es conducido ante el juez supremo de ese alto tribunal y señor del “más allá”, Osiris. Fig. 13 / Papiro Hunefer: el dios Thot en el juicio de los muertos (detalle). Fue elaborado durante la XIX DInastía, en el Imperio Nuevo, aproximadamente entre 1310 y 1275 a. C. Con una altura de 39 cm y 5,50 m de largo originalmente; para su conservación fue necesario dividirlo. Actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres. Junto con el Papiro de Ani, el Papiro Hunefer se destaca por ser ejemplo clásico del Libro de los Muertos, con viñetas ilustrativas que con todo su colorido y su belleza plasman las habilidades de los escribas egipcios en este arte. Consideraciones Finales Fig. 14 / Bajorrelieve de escarabajo en la pared del antiguo templo, Egipto, Luxor, templo de Karnak. Fig. 15 / FLor de loto, presente en el Libro de los Muertos. E ntre otros aportes importantes que realizó la antigua cultura egipcia al desarrollo de la comunicación gráfica y escrita están los sellos cilíndricos y las marcas de propietario en artículos como los de la alfarería, con evidencias de que muy posiblemente fueron heredados de los sumerios. Otra contribución egipcia, que manifiesta el amor hacia las formas naturales y la decoración, es la representación de vegetales y animales, entre los que se destacan las flores de loto y de papiro, y exclusivamente, el sello del escarabajo (ver fig. 14 y 15). Todos estos elementos de la expresión gráfica presentan una riqueza plástica y simbólica impresionante y tratar de abarcarlos todos en este trabajo sería bastante pretencioso. No cabe duda que esta majestuosa civilización, que sobrevivó por más de tres mil años, nos dejó un legado visual sumamente valioso, representado esplendorosamente, entre otros, a través de sus papiros, jeroglíficos y manuscritos ilustrados; un legado que posteriormente se constituyó en base fundamental para el desarrollo del alfabeto y la comunicación gráfica en la cultura fenicia y el mundo greco-romano, un acervo de conocimiento que sobrevive hasta hoy y que nos sorprende con los hallasgos que continuamente se realizan. Créditos de Imágenes Portada / Dinastías del Antiguo Egipto Recuperado de: http://www.viajejet.com/faraones-de-egipto/dinastias-del-antiguo-egipto/ Fecha: 22-05-2016 Fig. 1 / Mapa histórico del Antiguo Egipto. Recuperado de: http://www.mapahistorico.com/7042_mapa-historico-antiguo-egipto.html Fecha: 22-05-2016 Autor: Mucho tiempo, Jorge, 1800-1879; La sociedad para la difusión de conocimiento útil (Gran Bretaña). Fig. 2 / Expedición de caza y pesca, pintura de la tumba de Nebamón. Museo Británico, Londres. Recuperado de: http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ los-barcos-de-los-faraones_8270/5 Fecha: 22-05-2016 Foto: Werner Forman / GTRES Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 23 Fig. 3 / Barcos de peregrinos. Recuperado de: http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ los-barcos-de-los-faraones_8270/1/los-barcos-de-los-faraones_8270/5 Fecha: 22-05-2016 Foto: E. Lessing. Fig. 4 / Jeroglíficos egipcios. Recuperado de: http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef017d3e036aad970c-pi Fecha: 22-05-2016 Fig. 5 / Jeroglíficos egipcios. Recuperado de: http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef017d3e038b2b970c-pi Fecha: 22-05-2016 Fig. 6 / Piedra de Rosetta. Recuperado de: https://comprenderelayer.wordpress.com/2007/01/30/la-piedra-rosetta/ Fecha: 22-05-2016 Fig. 7 / Planta de papiro. Recuperado de: https://libreriapergamo.files.wordpress.com/2014/10/plantapapiro. jpg Fecha: 22-05-2016 Fig. 8 / Papiro Ebers. Recuperado de: https://www.ub.uni-leipzig.de:9000/54d8b146f3e91b134c000038/ apps/55327c81569c2c2d3d000ed3/ Fecha: 22-05-2016 Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 24 Fig. 9 / El jefe de escribas Mery. Recuperado de: http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ jeroglificos_7758/6 Fecha: 22-05-2016 Foto: DEA / Scala, Firenze Fig. 10 / Escriba. Recuperado de: http://www.letra15.es/L15-03/L15-03-41-Escuchando-con-losojos-en-la-era-digital.html Fecha: 22-05-2016 Fig. 11 / Óstraca, XIX-XX Dinastías. Recuperado de: http://egiptomaniacos.top-forum.net/t450-ostraca Fecha: 22-05-2016 Fig. 12 / Papiro de Ani, conocido también como el Papiro Ferrofé (detalle). Recuperado de: https://museodekurdingburgo.wordpress.com/arqueologia-y-antiguedades/el-papiro-ferrofe-papiro-de-ani/#jp-carousel-76 Fecha: 22-05-2016 Fig. 13 / Papiro Hunefer (detalle). Recuperado de: http://www.arteiconografia.com/2010/09/el-juicio-de-osiris.html Fecha: 22-05-2016 Fig. 14 / Bajorrelieve de escarabajo. Recuperado de: http://es.123rf.com/photo_7935599_bajorrelieve-de-escarabajo-escarabajo-en-la-pared-del-antiguo-templo-egipto-luxor-templo-de-karnak.html Fecha: 22-05-2016 Fig. 15 / Flor de loto. Recuperado de: http://www.rtve.es/alacarta/videos/documenta2/documenta2-escribas-del-antiguo-egipto/3264184/ Fecha: 22-05-2016 Referencias Benito Goerlich, J. M. (2009). La Barca Solar en el arte del Antiguo Egipto. Ars Longa (18), 33-50. Bolaños Bonzález, J. I. (2003). El Valle del Nilo: de la geografía al mito. Cuadernos Geográf icos de la Universidad de Granada (33), 75-103. Brier, B. (2008). El libro de los muertos. En B. Brier, Los misterios del Antiguo Egipto. Claves secretas de una civilización fascinante ( J. A. Bravo, Trad., pág. 313). Barcelona, España: Ediciones Robinbook. Chapinal Heras, D. (2011). El escriba en Egipto. Ab Initio, II (3), 3-22. Español, F. (1988). Las claves del arte egipcio. Cómo identif icarlo. ( J. Capdevila, Ed.) Barcelona, España: Ariel S. A. García Garrido, M. J. (2001). El comercio, los negocios y las finanzas en el mundo romano. Madrid, España: S. L. - Dykinson. James, T. G. (2004). El pueblo egipcio. La vida cotidiana en el imperio de los faraones. Barcelona, España: Crítica. Comunicación Gráfica y Escrita en el Antiguo Egipto / 26 Kemp, B. J. (1996). El Antiguo Egipto, Anatomía de una civilización. (M. Tusell, Trad.) Barcelona, España: Crítica (Grijalbo Mondadori, S. A.). Meggs, P. B. (1991). Historia del Diseño Gráfico. México, México: Trillas. Segura Munguía, S., & Torres Ripa, J. (2009). Historia de las plantas en el mundo antiguo. Bilbao-Madrid, España: Universidad de Deusto. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Seidlmayer, S. (2004). El camino de Egipto hacia la civilización. En Varios, R. Schulz, & M. Seidel (Edits.), Egipto, El mundo de los faraones (pág. 538). España: Köhnemann. Urruela Quesada, J. J. (2006). Egipto faraónico. Política, economía y sociedad. Salamanca, España: Ediciones Universidad Salamanca. Wimmer, S. (2004). Los jeroglíficos. La escritura y los escritos. En Varios, R. Schulz, & M. Seidel (Edits.), Egipto, El mundo de los faraones (pág. 538). España: Köhnemann. Emulando a nuestros antepasados, los escribas, con la noble intención de transmitir el conocimiento, esta obra se terminó de producir el vigésimo quinto día del mes de mayo de mmxvi en la ciudad de Medellín, departamento de Antioquia, Colombia.