EL FRACASO ACTUAL DE LA FILOSOFÍA El fin del hombre o el fin de la filosofía -3- -4- DANIEL TACILLA EL FRACASO ACTUAL DE LA FILOSOFÍA El fin del hombre o el fin de la filosofía EVOHÉ Revista de Filosofía LIMA -5- Biblioteca de la Editorial Evohé ENSAYOS DE FILOSOFÍA Segunda Serie: Filosofía actual Numero: 2 DANIEL TACILLA A. 1984 El fracaso actual de la filosofía: “El fin del hombre o el fin de la filosofía” Lima: Editorial Evohé. 2018 FILOSOFÍA PERUANA/FILOSOFÍA LATINOAMERICANA Editorial Evohé Edición e impresión computarizada y por demanda © Editorial Evohé – Lima, 2018 © Daniel Tacilla Aquino Depósito legal: Biblioteca Nacional del Perú N° 2018-05910 Impreso en Lima por Multiservicios Sánchez, Cercado de Lima, LIMA -6- PRESENTACIÓN El Comité Editorial de la Revista de Filosofía Evohé tiene como finalidad fundamental abrir un espacio al diálogo académico entre las distintas tendencias y especialidades de la filosofía así como también ser un semillero de futuras investigaciones y nuevas propuestas filosóficas. Es por ello, que nos vemos en la obligación moral e intelectual de publicar trabajos que aun en nuestro medio no son muy conocidos. Nuestra meta es dar a conocer y promover la filosofía como tal, es decir, dar la debida importancia no solo a la originalidad, sino a su forma como se relaciona con nuestra tradición, y no solo a la comunidad filosófica sino a la comunidad intelectual peruana y del extranjero. Es así como nace “Ensayos de filosofía” y con ésta la primera serie: “Filosofía actual” que fue publicado en el 2012, y que tuvo un rotundo éxito por la difusión y acogida; ahora publicamos nuestra segunda serie donde se expone los trabajos de filósofos de considerable trayectoria y de jóvenes promesas. Este hecho significa un gran esfuerzo de trabajo y economía para nuestro Comité Editorial, pero cuyo impulso es de apropiarnos de ese conocimiento llamado filosofía, no como extraña -7- investigación de especialistas sino como pensamiento articulador de nuestra manera de ser y de actuar del hombre actual en nuestro continente y del mundo globalizado. Terminamos esta presentación, no sin antes agradecer a todos aquellos que impulsaron este, nuestro proyecto filosófico, el cual no se llevaría a cabo sin su ayuda. Un saludo y agradecimiento sincero a todos ellos. En esta ocasión presentamos a un joven filósofo peruano, Daniel Tacilla A. donde expone una polémica sobre nuestro filosofar y que ya fue publicado en la revista Evohé N°5 pero ahora publicamos como Ensayo de Filosofía. Comité Editorial Evohé Lima, lunes 19 de marzo del 2018 -8- EL FRACASO ACTUAL DE LA FILOSOFÍA1 (El fin del hombre o el fin de la filosofía) Daniel Tacilla Universidad Nacional Federico Villarreal “Invisibilia enim ipsius, dei per ea quae facta sunt intellecta conspiciuntur” San Pablo S que iempre hay de qué preocuparse frente al afortunado desarrollo de la historia. Según sabemos, la historia viene a ser el conjunto de toda una serie de eventos nos afectan y, como consecuencia de ésta, desencadena toda una serie de eventos que son el resultado de todo lo que ya pasó, al menos de aquel 1 El presente trabajo también se encuentra publicado como ensayo en el libro colectivo: El destino de la civilización. Crítica a la filosofía Vassalliana y una nueva propuesta para el desarrollo de la filosofía en el Perú, Lima: Gaviota azul editores, 2016, pp. 111123 y en el volumen n°5 de la Revista de Filosofía Evohé.. -9- Daniel Tacilla pasado cuantificable y mensurable. Puede ser que todo esto tenga algo de cierto, sobre todo cuando queremos hacer un mapa exacto de todos los pasos que ha ido dando el hombre desde que apareció pero, viéndolo de esa manera, ¿A dónde nos llevarían estos pasos? Aquellos pasos que no son nuestros, aquellos que nosotros no ayudamos a construir. Entonces, cuando hablamos de un fracaso de la filosofía, lo más seguro es que estemos hablando del fracaso de éste hombre, de lo que ha decidido hacer éste hombre con lo que se le fue heredado. Si bien es cierto, toda la historia no ha sido preparada para los que ya no están, y tampoco para los que serán más tarde, sino para los que son. No sólo es un progreso que abandona el pasado o que se aleja del presente, sino que se ha vuelto algo más que tan sólo dividir el mundo en más mundos, más que despedazar el mundo y dejarlo en la incertidumbre1 de un mundo que cada vez se vuelve más irreconocible, incognoscible para aquél que ya vive en su propio fragmento, sino que esta necesidad de dividir cada vez más la realidad llega a 1 Así como ya en la filosofía se planteaba y difundía la creencia en la relatividad gnoseológica y moral, el asunto también alcanza a la ciencia, como lo expuso Heisenberg y Schrödinger, pero al contrario de como lo creen, no es para profundizar en la realidad, sino para alejarnos de ella, dejándonos en un mundo que es siempre el mundo de otro y nunca el nuestro. -10- El fracaso actual de la Filosofía dividir al hombre mismo, pues ya no encontramos al Hombre como tal, sino que el hombre, así como cada mundo en el que se ha partido la realidad, se ha separado de sí mismo, siendo así la incertidumbre la virtud que lo caracteriza. No hace falta conocerse a sí mismo2 cuando lo que hay por conocer ahí está ocupado con cada multiverso que se ha creado en la realidad, un mundo para cada experiencia, para cada hombre, para cada individuo. Así como lo indica, no sólo se ha encontrado útil dirigirnos a un mundo donde habite un individuo, sino que éste mismo también ha sido dividido de tal forma que se ha quedado solo. Si al igual que las cosas, el hombre se ha reducido hasta su mínima expresión, tanto como que se ha logrado escudriñar en lo más hondo de su entidad3, al parecer, ya no queda más a donde ir sino hacia fuera, sólo queda salir e irse solo. 2 Fue Sócrates quien toma esta sentencia para señalar el lugar donde habita la Verdad. Todo lo contrario al hombre moderno que busca incansablemente verdad donde sólo habita la multitud de diferencias. Así, conociéndose uno se llega a todos. 3 La entidad como aquello que forma parte de nuestra peculiar y extraña realidad, aquella que existe en el ahora y en la actualidad de nuestra conciencia, siendo así perceptible de forma cuantitativa. -11- Daniel Tacilla Si revisamos la situación de la Filosofía dentro de este embrollo donde todo es medido desde la actualidad4 de un hombre que sólo puede decir algo sobre aquello de lo que puede hablar, pues de lo contrario mejor es callar. Pero qué puede decir un hombre sobre aquello que no conoce. Sólo podemos hablar sobre lo que nosotros mismos somos, queramos o no, cada palabra que damos no hace más que presentar el hogar en el cual habitamos. Ahora, dirijámonos a conceptos tales como evolución, adaptación, progreso, avance, desarrollo, éxito, entre otros más que nos han sido transmitidos desde las ciencias positivas, a su vez aparecidas como resultado de la subjetividad inherente al pensamiento moderno, las cuales, cada vez más, nos exhortan a consumir aquello que satisfaga a nuestras necesidades menos humanas y más inconscientes, que están determinadas por el principio del placer, el cual a su vez se encuentra en actividad pasiva frente a los estímulos que actúan sobre él. Pero – aunque no siempre se quiere creer, y mucho menos 4 Lo actual deviene en algo distinto a él mismo, siempre mirando hacia adelante y abandonando la seguridad de su hogar, el ser, para entregarse a los objetos, en virtud de su dependencia inmediata sobre el sujeto. -12- El fracaso actual de la Filosofía aceptar- se puede retroceder de una manera tan ridícula ante un mundo que se enorgullece de vivir a la “vanguardia” de la tecnología junto a un montón de niños y hombres que cada vez salen de la pobreza tan sólo porque ya no piensan5 en la pobreza. Si tan solo diéramos un vistazo a lo que hemos dejado atrás, entenderíamos que a lo que llamamos progreso es al hecho de olvidar, el no recordar. Siendo así que no recordamos, tampoco entendemos lo que es involucionar, sino que siempre se creerá que se progresa y mientras más nos alejemos más habremos progresado: es seguro afirmar que vivimos en una cultura del vacío. Desde hace más de un siglo ya se viene teniendo la idea de que el mundo se mide a partir de la subjetividad, frecuentemente por las malas interpretaciones de los pensadores fundamentales, y más que ello, por el pensamiento pragmatista y cientista que se ha vuelto un éxito desde la aparición del sujeto. Y tal como ésta última idea, el hombre se aventura a ir “hacia las cosas mismas”, haciendo la suposición de que ha llegado a tal punto en el que su espíritu ha adurado por ser capaz de violar con éxito su propia 5 Son las ciencias positivas las que han engendrado tal diferencia entre el pensar lógico y el pensar psicológico, dejando a un lado al Pensamiento como una actividad que sobrepasa la realidad cognoscible. -13- Daniel Tacilla naturaleza al manipularla. Tal vez el atrevimiento del sujeto es lo que se da para estos nuevos tiempos, ya que si no se tiene nada con qué pensar, tampoco habrá qué temer para un hombre que siempre vive en un mundo nuevo. Una de las pocas cosas de las que puedo estar seguro –dice la existencia de un hombre- es que mi existencia es nada frente a las cosas, pues éstas, viven cada una seguras de sí mismas, seguras de lo que son, sin angustias de lo que son o no. Aquí nos encontramos frente a una gran desventaja. Yo mismo soy consciente de los cambios por los que atravieso, en cada etapa de mi vida, no tengo ninguna seguridad frente al mundo, llevándome a mí mismo a la única seguridad que encuentro en un mundo de oscura relatividad: no hay sentido en mi existencia. Es este escepticismo el que se ha apoderado de los hombres que ante un alma frágil y un exceso de experiencias en una sola existencia, no encuentran más que una relatividad absoluta… al menos en esta existencia. Es en una de estas tantas películas que aparecen guiadas por el espíritu nihilista de la posmodernidad, como lo es Vivre sa vie de Jean-Luc -14- El fracaso actual de la Filosofía Godard, antes de su primer capítulo, que hace referencia al abandono, se cita Il faut se prêter aux autres et se donner à soi-même, casi exhortando a que, hay que prestarse a los demás y darse a sí mismo. Hablamos de la paradoja de una existencia incomprendida por sí misma, perturbada por la insistencia de la razón, ante lo cual decide hacer una apuesta copernicana: estar en los demás. Tal vez no lo parezca pero, así como el hombre ha ido descubriendo más mundos en un mismo mundo, a su vez, ha ido olvidándose a sí mismo. Al parecer, las ciencias han ido profundizando más y más en cada parte del mundo, y así han aparecido los eruditos, los expertos, los académicos por excelencia –al parecer-. Pero, ¿Cuántos de ellos conocen sobre sí mismos, sobre quiénes son, qué es la vida, qué es el amor, qué es la justicia, qué es la belleza? Ninguno de seguro. Lo más seguro es que nos den una descripción detallada de los eventos o fenómenos que suelen acompañar a la esencia de tales cuestiones. Hay una razón por la que son eruditos, expertos, la razón es que nadie sabe más que ellos sobre las preguntas que menos importan y, sobre lo que verdaderamente es fundamental, nada dicen. Han agarrado sus almas -15- Daniel Tacilla y las han arrojado fuera de ellos, intentaron hacer algo bueno, y lo único bueno fue su buena voluntad, y ésta murió sobre lo demás. En las aulas, con jovencitos de todas las edades, pude darme cuenta del dulce y cruel adormecimiento en que viven los hombres. A su corta edad creen que no hay nada que no se pueda saber –es la herencia cientista que rechaza todo misterio oculto en el mundo- y al mismo tiempo creen que todo lo que saben no tiene sentido. Y si a esto le agregamos la estadística que les enseñan sus autoridades, diciéndoles que estamos “progresando” como humanidad, así como de todo aquello que saben, tal como Mario afirma hasta hoy en su defensa al capitalismo, que gracias a éste el hombre tiene acceso al conocimiento en cualquier parte, confundiendo gravemente lo que es conocimiento con información. Así visto, todo evoluciona, progresa, mejora, avanza. Entonces, ¿Qué sentido le darán al pasado? Y claro, el pasado, al no encontrarse a la mano, es construída por las autoridades de los hombres, ofreciéndoles “algo que está a la mano”: non veritas sed auctoritas facit legem, no la verdad sino la autoridad es quien hace las leyes. -16- El fracaso actual de la Filosofía Ahora el pasado nos es tan ajeno como las cosas mismas. Siempre somos modernos, cada día, ya no existe un pasado, ya no existen cosas que sean independientes a mi voluntad, ahora son objetos que existen por mi voluntad creadora y hemos terminado robando las cosas, o si fuera mejor decirlo así, hemos decidido transmutar hacia las cosas: el hombre se ha cosificado. Las cosas hoy no son más que objetos en los cuales nos reconocemos, una breve extensión de nosotros mismos, que poco a poco va cobrando más valor que éstos. Vemos en aquellas lo que queremos ser. A pesar que este “nosotros mismos” no sea más que un decir, la realidad del asunto está en que el tal “nosotros mismos” ha caído en las cosas, pero, las cosas como tal –sin el hombre– no son más que, lo que son, ni verdaderas ni falsas, sin angustias, tan sólo son, sin necesidad del hombre; podría decirse que tiene más sentido la vida de una roca o un animal cualquiera, que la vida de un hombre. Según podrían percibir, las cosas andan mejor que nosotros, andan más seguras y sin vacilaciones que enfrentar. Se ha llegado a un punto en el cual el hombre ya no quiere reconocerse a sí mismo, tal vez -17- Daniel Tacilla por miedo a lo que ya sabe que encontrará en él, y en lugar de ello, prefiere vivir en las cosas, encerrado, aprisionado, sin ser consciente de lo que sucede en la realidad, se cosifica, transmuta en cosa. Y seguro se dirán: al menos las cosas tienen una función y, sea ésta buena o mala tal vez, nunca se enteran de ello, pues tan sólo cumplen su función de manera irracional y mecánica. A pesar que la razón es la que ordena cada cosa en su lugar para que cumpla su función, pues esto implica tener una función, tener una finalidad. Ahora, lo dicho no es más que un mero espectáculo sin sentido ante el actual fracaso de la filosofía, lo cual es admirable por su grandiosidad con la que se la exhibe. Se ha convertido en el orgullo y la nueva dignidad ante el exhibicionismo de la mediocridad, la falta de un fundamento de donde reciba sentido la vida –la verdad- y el ocultamiento voluntario, por parte del hombre, realizado bajo el temor de volverse –recordar- hacia sí mismo, bajo el temor de ver la traición por su propia mano. Lo cierto es que esta idea ya ha sido pensada desde hace mucho, con los mismos griegos, pasando -18- El fracaso actual de la Filosofía por los padres de la Iglesia, hace dos siglos lamentando que Dios ha muerto, el s. XX del extremo individualismo y hasta podríamos decir desde que nace la razón. Podríamos decir que el hombre actual se inclina hacia la huída de su propia naturaleza, o al menos podría serlo en el caso de aquellos que no tienen esta capacidad de ejercer la razón pero sí de quitarle dignidad. Hace medio siglo que los intelectuales vivos ya se alarmaban indignados por la situación en la que se encuentra el espíritu humano, cada vez más enfermo de sí mismo y a la vez sin ser culpable –si en algo ayuda a éstos el ver el origen del mal en los objetos o los otros, que siempre son lo que conocen, y lo que conocen siempre se les es dado, y es preferible esto antes que sentir culpa sobre ellos mismos–. Tan sólo basta imaginar lo que aquellos hombres exclamarían frente a nuestra situación, en el pleno siglo XXI, hombres con un total desprecio ante lo que involucra las letras, las humanidades, el alma, la Filosofía, y en su lugar estiman más lo que no les pertenece, lo que de hecho, no es suyo. Hablamos del hecho de depender de algo que cualquiera puede dominar a su antojo ¿Es que acaso no se logra ver lo idiota6 que resulta todo esto? Sólo un ser con un 6 Del griego ιδιωτης , aquel que se ocupa de asuntos tan bajos, -19- Daniel Tacilla profundo desprecio hacia sí mismo es capaz de buscar su dignidad en aquello donde cualquiera puede violentar de mil maneras. Ahora es oportuno invocar al fundador de la Academia, que ya revelaba el sentir de su época, donde logró encontrar el germen que, cada año que pasa, hasta ahora, crece como un buen crío de la progresista humanidad, más virtuoso, el pensador, que no del hombre tal vez, al llevar una labor solitaria como es la del pensar, no logró embarrarse con lo que suelen mancharse las masas, de la satisfacción y el embelesar que brindan los apetitos más superficiales, de la dejadez con la que vive el mundo de las cosas, pretendiendo ser una cosa, queriendo dejar su propia naturaleza para sólo darse vergüenza a sí mismo creyendo ser algo que no es, asegurando ser libre de elegir. Cuando esto sucede, elige siempre el mal ¿Podemos decir con razón que sabe elegir? ¿Y el que no sabe elegir, diremos que elige y que a su vez es libre? “… el error y el descrédito que se abaten actualmente sobre la filosofía se debe, como ya he dicho antes, a que no se la cultiva dignamente. En efecto, no primitivos y egoístas, alejándose de lo racional y lo universal. -20- El fracaso actual de la Filosofía deben cultivarla los bastardos sino los bien nacidos (…) En primer lugar, quien vaya a cultivarla no debe ser cojo en el amor al trabajo, con una mitad dispuesta al trabajo y otra mitad perezosa. Esto sucede cuando alguien ama la gimnasia y la caza y todo tipo de fatigas corporales, pero no ama el estudio ni es dado al diálogo y a la indagación, sino que tiene aversión por los trabajos de esta índole; y es cojo también aquel cuyo amor al trabajo marcha en sentido contrario”. Platón, La República, VII, 535c-535d. A pesar de estas palabras del divino Platón, las cosas han cambiado, gravemente. Pero es de esto de lo que tenemos que dialogar ahora. A pesar que en este momento no lo hagamos como es que “debería de ser”, me refiero, a tomar el asunto con la seriedad que amerita, y es por ello que tal asunto se debe llevar a cabo en un diálogo, en las aulas, donde existe el verdadero diá-logo. Claro está que sólo será posible mientras las condiciones lo permitan, que como sabemos, al menos en estos tiempos y con los niveles de educación que contamos, no lo es para nada, o en el mejor de los casos, como pensara el buen Kant siguiendo a Séneca nullum magnum ingenium sine mixtura dementiae fuit, no existió nunca un gran ingenio sin un poco de locura, ya que, a -21- Daniel Tacilla pesar de los obstáculos, el genio siempre se abre paso ante la tempestad, ante el sinsentido del hombre que a veces debe esperar demasiado para que “la lechuza de Minerva levanta el vuelo al anochecer”, tal vez sea la condición para el pensar. Con la calidad –que ha transmutado a cantidad, pero no importa porque hoy todo termina siendo lo mismo- educativa que sólo ve el éxito, que tiene como proyecto construir emprendedores más que Hombres, éxitos más que autoconocimiento, es cada vez más raro ver espacios libres para poder realizar aquel asunto que es propio y natural al hombre: El pensar. El pensar es imaginado como un cáncer que se ha quedado y que devora desde dentro las cadenas de los siervos que sienten la ausencia de aquello que se les quita. A pesar de esto, los textos, libros, revistas especializadas en el campo académico, son lo más cercano a lo que se puede llegar en la verdadera búsqueda de la libertad de pensamiento, a falta de estos espacios “libres”. En contra de lo que parezca, pues vemos en las calles de nuestra ciudad una infinidad de personas marchando a viva voz por sus derechos y beneficios –nunca por sus deberes y responsabilidades– atropellando a todo aquel que se atreva a pensar – -22- El fracaso actual de la Filosofía creer– distinto; uno podría pensar que se vive en un mundo libre al ver que todos “opinan”. Pero es libertad lo que se niega. Se sigue viviendo en un mundo donde se cree que ser libre es hacer lo que “yo quiero”. Este “quiero” se debe entender como la sumisión ante un tirano que nos gobierna placenteramente. Diferenciemos entre el deseo de un hombre y los deseos de un animal cualquiera. Volviendo al asunto, y aunque parezca desmerecedor, debemos decir que un texto nunca dialogará, nunca replicará. El único que juzgue será el lector, que con un poco de justicia sabrá descubrir lo que falta decir donde se pueda. Lo ideal sería tener al lector frente a un libro que lo escolta hacia la claridad, acompañándolo en sus dudas, donde juntos puedan superar los obstáculos de la percepción, y se realice un verdadero diálogo humano que, dicho sea de paso, hoy se ha perdido en las escuelas primarias y secundarias, que es desde donde deben ser encaminados hacia los asuntos fundamentales y esenciales de todo ser humano digno, preparándolos para enfrentar lo que se encontrarán al cruzar aquella puerta hacia la verdadera vida, la vida como hombres independientes. No existe un diálogo ahí donde el -23- Daniel Tacilla profesor dedica su clase como una apología al éxito y el pragmatismo de las cosas. La falta del diálogo, con mucha pena, es por lo cual pocas veces vemos a una persona vivir verdaderamente. En su lugar vemos gente que se aleja hacia las cosas, hacia el momento, lo pasajero, hasta llegar al punto donde el pasado lo encuentra, y tiene que abandonar el mundo, atrapado en el rechazo de lo que somos, ese pasado, experimentando la desaparición de sí mismo. Todo le sugiere escapar de aquellos fantasmas fantasmas del dogmatismo científico que lo han envuelto y consumido todo. Todo lo verdaderamente humano le es extraño y los errores resultan ser lo más humano, haciendo de la verdad un error muy humano que cada quien debe tener. Así, ha aprendido que hasta el amor es un objeto cuantificable, medible, falible, por lo cual puede dominarse. Tanto el amor, como todo lo que nos da verdadera humanidad, se ve como objeto, y como todo objeto, nos es dado. Y así como lo verdaderamente humano ha sido destruido como objeto de un sujeto, que acaba con lo natural e impone sus propios errores como realidades eficientes para éste mismo, así es que todo aquello que termina, termina para el sujeto que lo ha impuesto. Todo lo que acaba es artificial: la -24- El fracaso actual de la Filosofía humanidad es artificial. Sin humanidad no hay pensamiento, ni amor, ni nada. Pasamos de ser seres con alma, a seres artificiales, hombres que son lo que se les pone en frente. La deshumanización es lo que vivimos hoy. Una gran independencia, tal vez no como lo deseaba -o tal vez sí- el espíritu ilustrado del siglo XVIII. Vemos en las universidades que, cada vez más, se está instrumentalizando el diálogo humano, es decir, que el diálogo humano no es más que un accesorio al cual se acude hasta el momento en que no haya falta un hombre, hasta entonces se sirven de prácticas pruebas, test, estadísticas, diapositivas, etc. y un gran conjunto de artificialismos que distraen de la mejor manera al ya adormecido lector. Retomando, este ensayo no es más que un conjunto de breves apuntes sobre el tan afortunado “fracaso actual de la filosofía”. De manera que trato a grosso modo lo que se supone debería tratarse a profundidad en toda aula, y no sólo en una donde esté programada una “lectura o clase” de filosofía. Uno de los tantos motivos de que la filosofía se haya apartado del mundo, y cada vez más, es la -25- Daniel Tacilla inexistencia de su objeto de estudio. Y es que empezamos mal, la filosofía no tiene un objeto de estudio como lo quisiera el sujeto posmoderno, que necesita de objetos para ser. Esta necesidad tan humanista la encontramos en los pensadores modernos. Esto, como lo referí antes, revela una falta de identidad con “nosotros mismos” por nosotros y a la vez no. Tal vez podríamos llamar a esto una “mentira involuntaria”, pero esto lo iré desarrollando. Antes necesitamos reconocer algo. Todo cambio social, cultural, histórico, lo cual involucra la actitud del hombre frente al mundo y a él mismo, siempre ha sido por el movimiento de las ideas, es decir, de la Filosofía. Son las decisiones que toma un hombre las que lo alejan o acercan de las ideas que lo guiarán en la historia y por lo cual construirá una historia. Es la filosofía la responsable, más no los filósofos. Tal vez pinte a hegeliano sin querer, y aún así es su responsabilidad y no la de Hegel. El filósofo tan sólo está encargado de expresar lo que el mundo siente y piensa, es decir, el vivir: pensar para sentir verdaderamente. A pesar que las críticas vayan por la ausencia de su sentir, -26- El fracaso actual de la Filosofía son los que más han reflexionado acerca del vivir bien. El filósofo no es un dios –aunque hay muchas semejanzas– menos en un tiempo donde todo de lo que se puede hablar tiene que estar-ahí al mismo tiempo que nosotros, desde que el sujeto aparece. De ahí el, rechazo a todo lo que escapa a nuestras limitaciones y a lo eterno. El pensar del científico aparece junto con su propia existencia, es decir, con las cosas. Son éstas las que forman el pensamiento del hombre moderno por lo que la creación de conocimiento surge con él. El filósofo traspasa los límites del sujeto, del creador moderno. El filósofo crea a partir de lo increado. Está antes de él o después, pero siempre para nosotros. Veamos tan sólo un par de siglos atrás, al siglo XIX. Hacia la segunda mitad el objeto de estudio del hombre académico fue muy marcado. La maduración de las ciencias y su gran predominio en esta época dio un giro en torno al interés del hombre en el aspecto epistemológico, que a su vez removió de manera paralela el interés moral hacia la actitud humana. Aquí comienza, al menos de manera más evidente –perceptible– el problema. Tal como hoy día lo vemos, el hombre tan sólo ve como objeto de estudio aquello que le puede ser útil, aquello que -27- Daniel Tacilla está a la mano –su mano–, y casi hasta podríamos decirlo de manera literal, pues aquello que no sea capaz de ver –sentir–, no-es. Existe una identidad entre el sujeto y su objeto. Tanto como vamos capturando y ejerciendo un control sobre los objetos vamos teniendo la sensación de que tenemos control sobre nosotros mismos. Es el poder, el dominio sobre lo que alcanzamos sin ser conscientes de la proyección en la que nos encontramos. Suficientes motivos para desear que los objetos sean maleables, al no haber un poder real sobre lo otro. Tantos son los filosofos del s. XX, sobre todo los existencialistas, que proyectan sus condiciones a la naturaleza humana. Sólo hace falta un pequeño razonamiento para advertir lo que nos espera, pero tal vez ni necesidad haya de hacer tal esfuerzo ya que tan sólo hace falta echar una mirada allá fuera. Debe ser esto por lo que los jóvenes de ahora no ven en el “objeto” de la filosofía un objeto, por el simple hecho de que no se es capaz de ver algo en lo cual no nos hallamos (hayamos). Tal afirmación no es una redundancia, como se suele imaginar. El no poder ver algo podría deberse a que no existe, no hay, lo que se vuelve una excusa perfecta para rechazar a la filosofía en su sentido clásico, como -28- El fracaso actual de la Filosofía metafísica, pero también podría ser que la no posibilidad de la metafísica se origine en la incapacidad del sujeto para ver algo que él aún no conoce por ser no mensurable. Hallamos lo que buscamos, ¿Y si hallamos algo distinto? Un hombre enclaustrado toda su vida intenta ver en la oscuridad sin jamás haber sido alcanzado por la luz, por lo cual, cuando se tope con algo, tan sólo verá… nada. Ahora, la ciencia se ha encargado de despejar el camino hacia las cosas, rechazando todo lo relacionado a la filosofía de la tradición, es decir, la metafísica, que no son más que obstáculos para su intento de penetrar en las cosas, más no en la vida, pues describir el objeto que percibimos no es lo mismo que comprenderlo, que vivirlo, así como uno no aprende de la vida leyendo un libro de biología o química, uno no aprende a interactuar con el mundo aprendiendo física, o sabe del amor describiendo lo que hace nuestro cuerpo/cerebro cuando amamos o sentimos que amamos. Es absurdo dedicarse a los asuntos de la filosofía si sus asuntos son estimados como in-útiles. Lo que resulta ser útil sólo mira nuestro beneficio. Estos objetos, útiles, son realmente las cosas, que -29- Daniel Tacilla pertenecen al mundo, es decir, han perdido su naturaleza para estar al servicio de un hombre. ¿Cómo se puede vivir en un mundo que sólo busca la paz de un hombre? Recordemos lo que postulaba el filósofo de Königsberg, que los objetos no son más que lo que conoce el sujeto. De esta forma podemos decir que los objetos son objetos en tanto éstos tengan alguna utilidad para mí. Hay tantas maneras en que un objeto puede serme útil, y cada vez más mientras aumente el abismo entre un hombre y el otro. El mundo, así, es un complejo utensilio y su finalidad es servirme, al menos es la idea del atrevido sujeto moderno. Llegamos a un punto, donde la imagen del mundo tiene un desenlace que tal vez ya lo vemos, los objetos no son más que el resultado de lo que yo soy. La forma que va adotpando este objeto es la misma que recibe del que lo conoce. ¿Acaso no se dice que no hay objeto sin sujeto? Y este se piensa a sí mismo –inocente e inconscientemente– y a los demás, en los objetos. Ya ni siquiera hace falta pensar en uno mismo o en la misma realidad cuando todo no es más que una proyección de mis juicios, reducidos a mis experiencias y a las categorías fundadas en mis placeres. Cada guerra, revolución, lucha, no ha sido más que la angustia de perderlo todo. -30- El fracaso actual de la Filosofía A todo esto hay que agregarle el trabajo que hace la psicología moderna. La tradición psicologista que aún nos llega como un fantasma a través de la televisión, las grandes empresas, el Estado y sus instituciones, la tecnología y, aunque no pareciera, la misma religión. Todas, en un trabajo dedicado, han colaborado para que podamos ver un “fracaso de la actual filosofía”. Pero, si recordamos bien, hablamos de un “fracaso”, no hay duda, pero ¿De la filosofía? Platón ya lo anunciaba en su República. ¿Qué se está entendiendo por “fracaso” de la filosofía? Algo así ocurre con su sentencia, o condena, que dirige hacia la filosofía de los filósofos populares. ¡La filosofía es “inútil”! Es fundamentada en la inutilidad para el hombre vulgar e ignorante, el idiota, aquel que vive en su burbuja creyendo que el mundo ha sido creado sólo para él. Más no para el Hombre como tal, para el filósofo. ¿Qué utilidad puede tener la luz para un hombre que vive entre las sombras? Para él las sombras son la mejor manera de ocultar su propia oscuridad, son el camuflaje por el cual encuentran seguridad en la indiferencia. -31- Daniel Tacilla De este mismo modo es que la filosofía ha fracasado, pero no por ella. En un mundo lleno de luz, tal como se cree actualmente, es absurdo que se produzcan sombras. Acá tenemos que evocar la más tradicional y la única definición que debe haber de la filosofía, independientemente de la cultura o tiempo en el que nos encontremos: la filosofía es el amor a la sabiduría, es la búsqueda de la verdad, el perseguir e insistir en alcanzar algo que es inalcanzable. Es salir hacia un viaje que nos lleva hacia nosotros mismos. Y ¿Para qué? Tal vez justo en esto es en que muchos ven su inutilidad. Hay filosofía y hay filósofos donde vive aquel espíritu deseoso de alzarse, animado por eros: un espíritu que ama. Haciendo un leve descargo, en la filosofía no es necesaria la presencia del hombre. Una mujer es bella, no porque un hombre lo consienta. Se puede hablar de las distintas formas en que ella es bella para uno y otro. Del mismo modo la Filosofía no es dependiente de lo que un hombre juzgue sino de la razón. No podemos decir que lo que nos hace Hombres es alguna condición natural-material sino el ir más allá de esa condición. Los filósofos pueden producir pensamientos, pero no pueden destruirlas, existen haya o no hombres. Mientras haya razón, -32- El fracaso actual de la Filosofía habrá filosofía y mientras exista un mundo, siempre se podrá ir más allá de él. Tal como lo dice Platón, lo que conduce al fracaso de la filosofía es el hecho de que no se la cultiva dignamente. La naturaleza está ganando partido, si es que cabe decirlo de esta forma, el hombre deja de ser hombre, la naturaleza queda sola, y el hombre sólo fue un breve descuido o aventura que ahora mismo la naturaleza va corrigiendo. El cosmos vuelve a tener sentido, el universo mismo mantiene su orden y deja atrás a aquello que altera el orden de las cosas. Unos miles de años respecto al tiempo son casi nada. Tal vez debamos entenderlo así o tal vez ¿En lugar que haya algo deba intervenir la nada? Con algo se rompe la identidad, se crea la diferencia. Sólo el pensamiento es capaz de recoger cada uno de esos algos para volver a su identidad. Los sentidos no hacen más que dividir el mundo, la razón rompe la individualidad y crea la Unidad. No me cabe duda que la filosofía siempre estará, ahí o allá, siempre esperando una oportunidad para encontrarse. Amor es tan sólo lo que se necesita, ese deseo de salir de sí mismo y fundirse con el mundo ¿Acaso no es el propósito de -33- Daniel Tacilla la vida? Hallarse, reconocerse en la identidad a partir de la contradicción que encierra la vida. Amar –aprehender la totalidad– no tan sólo una fría capa superficial que perturba y siente mi cuerpo, sino, es un fuego ardiente que sólo un alma libre sabe dar, que no perturba. Si todo ser existente busca amor es porque desea volver al principio de todo y no alejarse. Cada paso y movimiento es con un solo fin, reunirse consigo mismo. Pero es difícil para cualquiera el salir de la prisión en la cual vive, sobre todo si él mismo es la prisión. Algunos no estarán de acuerdo en que viven en una prisión, afirmarán alzando la voz que ellos son libres, que “hacen lo que quieren”, y la pregunta aquí es ¿Quién lo quiere? Tratemos de ver un poco más allá ¿Quiénes son los que verdaderamente hacen lo que quieren? Una posible respuesta puede ser ¿Los hombres libres? Y para dar un argumento ligero pero de más antiguo, diremos que los hombres libres no son aquellos que están aquí o allí, sino que no se les puede señalar, están en todas partes. Pero esto tal vez suena confuso, aclaremos. ¿De qué manera un hombre puede estar en todas partes de la misma manera? Pues no por medio de su experiencia o su manera de sentir, pues esto es lo -34- El fracaso actual de la Filosofía que más nos aleja de los otros y por lo cual se vuelven más otros. Ésta está determinada por tradición, religión, idioma, leyes, propios de un lugar o época dada y, de esta manera, un hombre cuya actividad está regida por sus hábitos, que en realidad son determinaciones independientes a él, no puede ser libre, pues su ser está contaminado por el ser de “otros” ¿Y cuándo es que es independiente de cualquier otro ser y ejerce su libertad? Tal vez sea cuando aquella praxis esté guiada, no por lo que lo hace distinto en cada caso –su manera de sentir– sino por lo que haya de común con los hombres, es decir, la razón, lo que es patrimonio exclusivo de todo hombre y no propiedad de uno. Naturalmente, muchos podrán creer que el ser libres es hacer algo distinto a los otros. Hay confusión al parecer. Ser distinto y saber distinguir son cosas distintas. El que es distinto no necesariamente sabe distinguir, mientras que el que sabe distinguir puede ver el orden que lo guía. Que un hombre camine de cabeza o que ande semidesnudo no lo hace libre porque es distinto. El hombre libre es aquel que es capaz de unirse a todos, aquel que no se pierde ni se deja perder en la relatividad de las opiniones, es aquel capaz de encontrarnos a todos encontrándose a sí mismo, y no hay otra manera para ello que llevar -35- Daniel Tacilla una actividad conforme a la razón, aquello que es universal y que nos permite movernos con todos desde nosotros mismos. De ahí que podemos afirmar con Platón: “La filosofía es la ciencia de los hombres libres”. Para seguir con este asunto y relacionarlo con lo anterior, cabe traer a la mente un pensamiento de Johann Gottlieb Fichte: “Filosofar quiere decir propiamente, no vivir; vivir quiere decir propiamente, no filosofar”. Todo indica que se opone a lo sustentado aquí. Esta es una idea que desde hace ya varios siglos que viene calando en la mente de las masas. Son muchas las veces que escucho y veo cómo es que la gente afirma, con tal orgullo, que sí viven, a diferencia de los filósofos que viven en una burbuja sin vivir realmente. Cuando afirman esto suelen dar a entender que viven porque están siempre en movimiento, porque van de acá para allá o, peor aún, porque viven agitadamente, porque siempre tienen qué hacer, entendiéndose por movimiento, felicidad, en el sentido más vulgar que pueda tener tal término. De esta forma, se asume que aquellos que dedican la vida a la reflexión, a leer, meditar o, para ser más precisos, pensar, son personas que han muerto. ¿Es posible imaginar una acción sin previa -36- El fracaso actual de la Filosofía reflexión, sin ideas? ¿Es el pensamiento necesario para vivir? No para vivir, pero sí para vivir bien. Apenas andamos ya se nos enseña a competir por algo que está allá fuera, tomarlo y lograr tener el éxito. A cambio una nimiedad, la libertad, es decir, suprimir el pensamiento. Al fin, el pensamiento tan solo genera un obstáculo en la ejecución del actuar, y el actuar se entiende en estos casos desde la perspectiva posmoderna, un ir hacia fuera, salir hacia donde sea, pero salir, perderse. Aquel mundo que se encuentra fuera es al que se debe llegar. Y, al tener por hábito recharzar todo pensar, el mundo queda bajo el control de las cosas, objetos sin dueños. De ahí la idea que, aquél que prefiere la tranquilidad, permanecer consigo mismo, contemplando el mundo y a sí mismo como una gran unidad, el que prefiere pensar, no es más que un síntoma, un trastorno de la personalidad, un síndrome o algún mal que no muchos quisieran experimentar. Se cree que para entender lo que es la vida, hay que dejar a un lado el pensamiento, la razón, despojarnos de nuestra esencia, de lo que nos es propio, es decir, dejar de ser nosotros mismos. Pero ¿Cómo se puede vivir sin ser nosotros mismos? ¿Quién viviría, nosotros o algún otro? -37- Daniel Tacilla Es muy gracioso ver cómo toda la gente que afirma vivir, adaptándose muy bien a su entorno, siendo parte del objeto de la ciencia, compartiendo tantas semejanzas con la tecnología y, más aún, este movimiento cultural –por usar un eufemismo– son los que menos comprenden del verdadero mundo y son los que menos vida tienen, verdaderamente. Veamos por un pequeño momento el caso de las ciencias, que ya desde hace siglo y medio que vienen infectando al mundo y las masas con estas ideas tales de “verificación” y “especialidad”. Cada vez aparecen más ciencias nuevas, a comparación de hace más de dos mil años atrás. Ahora lo que provoca que haya más especialización, aunque no muchos lo vean así, es el espíritu de nuestro tiempo: el individualismo. El “intelectual” del siglo XXI tiene que ser un individualista, nihilista, ateo, un rebelde insolente hacia toda autoridad. Estas creencias de que ya no hay verdades absolutas, y lo que hay son metarrelatos que los podemos encontrar en cada barrio y rincón de la historia de la cultura humana, va acompañada de todo un mundo de experiencias que intentarán defenderlas como absolutas. Esto mismo los ha aventado a profundizar –y es sólo un decir– en cuestiones tan apartadas como cercanas. -38- El fracaso actual de la Filosofía Algo así como sucede en la nueva carrera de la filosofía y toda la parafernalia que se ha creado en su entorno, donde cada vez más se escribe hasta saciar de lo que “pensó” Marx, Heidegger, Hegel, Mariátegui, tomándolos como escudo para invadir el mundo de otros. Hay cosas más grandes que un filósofo para ocuparse una vida. Sinceramente, no creo que ninguno de ellos hubiera deseado que la filosofía sea una interpretación de su pensar. Comienzan a haber tantas ciencias como objetos hay en el mundo. Lo cual nos conduce a suprimir al mundo y alejarnos de él. Las personas viven fascinadas en un átomo, sin saber lo que pasa con el mundo. Personas que viven tan solas que no lo pueden entender, porque para ello hay que ser capaces de pensar y pensar no es parte de su especialidad y pensar no es una moda, pero sí lo es el rechazarla. Han huido, encerrándose en el buen recaudo de sus experiencias y se ha acostumbrado a ella. Vemos que a un muchacho le agrada la idea de verse bien, lo que implica sentirse bien, para luego asumir que es lo mismo que estar bien, llegando a la grandiosa conclusión de que todo va bien. Soportan y se esfuerzan por grandes retos para lograr su objetivo y alcanzar el éxito. Incluso la estupidez al -39- Daniel Tacilla normalizarse se ha vuelto una virtud, si esto los hace “aparentar bien”. Y claro que la educación –y el Estado– juega un papel importantísimo para esto que nos sucede. Se ha alimentado de forma muy deficiente la idea de que tenemos que aprender a leer. Se menciona este hábito un par de veces en algún discurso comprometedor para luego ofrecer todo lo contrario. No se nos ha explicado lo que debemos entender cuando se dice “leer”, en su intento de apresurar la madurez y escape del tiempo para progresar se acepta incuestionablemente lo que la RAE nos ofrece, sin tener ninguna profundidad sobre nada, y si uno comenzara a explicar y profundizar sobre tal idea, se corre el riesgo de dañar el orgullo intelectual del jovenzuelo ansioso de progresar, lo ofenderíamos al deternerlo en algo tan sencillo que se encuentra en cualquier diccionario, y a su vez perderíamos su confianza por dudar de lo que ya está escrito, lo cual nos lleva a todo un aparato de asuntos legales que se han creado para defender el derecho a la ignorancia, que bien se lo han ganado. De esta forma, leer es descifrar un conjunto de símbolos, ya sea de las redes sociales, un periódico -40- El fracaso actual de la Filosofía de deportes, una revista de moda, un cuento o novela de cientos de páginas con temática sexual o violentista, en el mejor de los casos. Todo esto es cultura de la imagen, tal vez esto tenga sentido pues lo que más se usa es la imaginación que la razón. Con mucho pesar hay que ver cómo el leer ha tomado como fin el distraerse, entretenerse, no más. Nos hemos ocupado demasiado en el acto de leer, en aquella imagen que nos permite ver un joven leyendo mil palabras por minuto, y poco nos hemos interesado en qué es lo que debe leer. Todas y cada una de estas interrogantes se deberían aclarar en la educación, con el maestro. La Filosofía es la destinada, por excelencia, a esta tarea, pero tristemente la presencia de la filosofía no es algo que esté en los planes de nuestras instituciones, y menos aún en el Ministerio de Educación. Lo que más preocupa a la educación de hoy es darles un “enseñanza de calidad”. Lo entretenido de esto es que cuando ellos prometen dar una enseñanza de “calidad”, están entendiendo una educación donde el cliente esté a gusto, cómodo. De ahí que las escuelas se estructuren bajo esta premisa, ofreciendo “tecnología y trabajo” y no tediosas lecturas o clases -41- Daniel Tacilla aburridas de filosofía, sino espacios donde se formen emprendedores o talleres de adoctrinamiento para la distracción. Ya casi se ha quitado la idea de que la educación es un constante dar a luz. Tal vez, y es lo más seguro, se está terminando por entender la educación a través de las empresas. Sabemos que la filosofía cobra menos presencia cada vez, ya en varios países se amenza con desaparecerla, como si fuera una bruja hereje que atenta contra sus becerros de oro. Ya casi es un fantasma en las aulas, que sólo vive por 2 ó 4 razones de 120. Es vergonzoso ver que el mundo en el que uno vive, tenga que ser así, sin alma, sin filosofía. Y más lamentable es ver que las personas no encuentran ninguna relación a esta mala praxis con la destrucción del mundo y el espíritu del hombre –la filosofía-, que no encuentren relación entre el “fracaso actual de la filosofía” y el “fracaso del hombre”. Si así pasa con estas ideas, “leer”, “educación”, pues qué pasará con todos los demás conceptos, los que aún más determinan nuestras vidas y, todavía más, las vidas de los otros. ¿Acaso creemos que lo que decimos o hacemos ante otros, no influencia, beneficia o daña a aquellos? Cada día hacemos y decimos cientos de cosas, palabras donde -42- El fracaso actual de la Filosofía representamos ideas, las que el otro tomará, como cuando hablamos del pensamiento, del bien, de la justicia, de la belleza, de la inteligencia, del amor, la vida, la educación, el alma, Dios, etc. Así que, mientras más especializado se torna el mundo, más lo estamos destruyendo, dividiendo, despedazando, fragmentando. Se ha ido elaborando un gran plan, un gran método para destruir el mundo sistemáticamente. Tal vez podríamos estar hablando de un desarrollo humano que se ha ido desplegando y manifestando desde los griegos. Tal vez haya algo de razón en lo que Hannah Arendt ijo sobre Eichmann y aquellos que no son perversos, ni sádicos, sino terrible y aterrorizadamente humanos. ¿O tal vez es que el mal está en las calles, en aquello que nos hace dejar de ser niños, en las mentes que han salido de sí mismas, que se han alejado de la luz de su propia alma y se han arrojado a miles de caminos, donde sólo se encuentra oscuridad, que devora toda luz, o tal vez sea que el mal no esté en la sociedad, no está fuera de nosotros, sino que ya habitamos con él? De ahí que, cuando se hable de “el fracaso actual de la filosofía”, debe entenderse el “fracaso” -43- Daniel Tacilla como algo que no llegó, interrumpió o no cumplió con su propósito, a tal punto que se podría decir que deviene en contradicción respecto a su intención original. “Actual”, pues lo que se espera -los resultados tan ansiados de la ciencia de hoy, ciegas ante lo que está más allá de lo inmediato– de la filosofía no es en ningún tiempo inmediato o, en todo caso, no se encuentra en las pruebas inmediatas que espera el hombre de hoy, de ahí que resulte inútil. La “Filosofía”, es propia del Hombre y no lo es, pues ella sólo existe como actividad de búsqueda hacia la Verdad, lo cual sólo es posible de alguna manera, saliendo de sí misma: el ensimismamiento. El hombre puede fracasar como hombre al inclinarse en contra de su naturaleza, el hundimiento en la angustia por la experiencia de un mundo donde él no se encuentra, racionalizando su culpa. La Filosofía nunca fracasa, está o no en el hombre, pues ella sólo se presenta cuando el hombre encuentra su propio camino, y no otro. La Filosofía debe inclinarse hacia lo que le es natural: el deseo de saber -ausente de interés-, de acercarse con vehemencia a la Verdad. -44- DATOS SOBRE EL AUTOR Daniel Tacilla Aquino Licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional Federico Villarreal. Subdirector y miembro fundador del Comité Editorial de la Revista de Filosofía "Evohé" desde el 2010 a la actualidad. Organizador y ponente en distintas universidades estatales y privadas de Lima y provincias del Perú. Desarrolla un proyecto de Iniciación de la Filosofía a través de la crítica al dogmatismo posmoderno y su aplicación en las escuelas como fundamento del principio estético-ético-político y filosófico de la sociedad. Profesor de Filosofía, además de Psicología y Lógica en colegios y academias de Lima desde el 2008 y, más aún, amante de la sabiduría. -45- -46- FONDO EDITORIAL EVOHÉ ENSAYOS DE FILOSOFIA 2012 1° SERIE: FILOSOFÍA ACTUAL 1.- DAL DIALOGO AL CONFLITTO / Gianni Vattimo (Traducción hecha por Margareth K. del Piélago Vasquez) 2.- EL EVENTO DE PEDRO III: APUNTES DE ONTOLOGÍA DE LA ACTUALIDAD / Víctor Samuel Rivera 3.- PARÁFRASIS MODERNA SENTIDO DESDE MORAL, DE LA Y UNA ÉTICA PERSPECTIVA LA SIMPATÍA DEL EN SHAFTESBURY, HUTCHESON Y HUME / Miguel A. Perez 4.- EFRAÍN MIRANDA: POISES Y ONTOLOGÍA / Zenon Depaz 5.- LA ESPERANZA DE UNA NUEVA TIERRA Y UNA HUMANIDAD ESCLARECIDA / Alberto Benavides Ganoza 6.- FILOSOFÍA Y Gustavo Flores Quelopana -47- GLOBALIZACIÓN / 7.- PERÚ: GUÍA DE MORAL Y PODER / Ricardo Paredes Vassallo 8.- NIETZSCHE: UN FILÓSOFO PARA TODOS Y PARA NADIE / Erick Sotomayor 9.- GIANNI INTERPRETACION VATTIMO DEL Y ¿LA / Efrain MUNDO? Huamanchahua 10.- EL PRINCIPIO DEL FIN: CUATRO DISCURSOS SOBRE EL PERÚ ACTUAL / José Chocce 11.- EXISTENCIA Y MORAL / Daniel Tacilla 12.- EL VALOR DE LA FILOSOFÍA EN LA EDUCACIÓN / Fidel Gutierrez 13.- A PROPOSITO DEL CONSTRUCTIVISMO Y EL ROL PROTAGÓNICO DEL ALUMNO / Arturo Ortiz Morote 14.- FILOSOFÍA DEL TIEMPO / Montoya Sejuro -48- Andres FONDO EDITORIAL EVOHÉ ENSAYOS DE FILOSOFIA 2018 2° SERIE: FILOSOFÍA ACTUAL 1.- REFLEXIONES SOBRE LA REALIDAD NACIONAL: “EL SER NACIONAL ENTRE EL ESCILA DE LA DOMINACIÓN Y EL CARIBDIS DEL PODER”/ José Chocce 2.- EL FRACASO ACTUAL DE LA FILOSOFÍA. “EL FIN DE LA FILOSOFÍA O EL FIN DE LA FILOSOFÍA / Daniel Tacilla 3.- GLOBALIZACIÓN Y SU DIRECCIÓN HACIA LA EDUCACIÓN / Erick Sotomayor -49- -50- ______________________________________________ Está prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación a través de algún medio mecánico, fotoquímico, electrónico o de cualquier otra índole sin la previa autorización del Comité Editorial Evohé. -51- -52- Esta obra se terminó de imprimir por sistema digital y por la autorización del Fondo Editorial Evohé, y por demanda el lunes 23 de Abril del año 2018 en Lima-Perú -53-