SOBRE LA JUBILACIÓN FORZOSA DE LOS FACULTATIVOS DEL SERGAS La decisión del Gobierno de Galicia de forzar la jubilación de los Facultativos del Sergas al cumplir los 65 años de edad, está produciendo una inestimable pérdida de capital humano al prescindir -en una edad todavía fértil intelectualmente - de unos profesionales con una gran experiencia y, con frecuencia, altamente cualificados. En algunas ocasiones, se trata de profesionales de referencia en determinadas técnicas o tratamientos específicos que, al no poder continuar trabajando en el Sistema Público, se ven abocados, en muchas ocasiones, a continuar ejerciendo en el ámbito privado. A este hecho, debemos de sumar el efecto perverso de la reducida tasa de reposición de las vacantes producidas. A los jóvenes facultativos -magníficamente formados- al terminar el MIR sólo se les ofrece, habitualmente, un trabajo precario y poco atractivo profesionalmente (refuerzo de guardias, sustituciones de bajas maternales y poco más) por lo que, los mejores, al privárseles de un acceso digno a nuestro Sistema Sanitario, buscan destinos más atractivos, frecuentemente en otros países. El efecto final, de una y otra medida es una progresiva descapitalización del Sistema Sanitario Público Gallego. La pérdida de profesionales sanitarios por jubilación se estima que será, en el período comprendido entre 2014 y 2017, de 3.016 (que supone un 9 % de los 33.716 trabajadores que tenía el Sergas a finales de 2013), según el Plan de Ordenación de Recursos Humanos del Sergas relativo a jubilación (publicado en DOG el 13 de diciembre de 2013). De estos 3.016 profesionales, 740 son Facultativos. Si tenemos en cuenta que la tasa de reposición marcada por el Gobierno de la Nación es del 10 % (Real Decreto Ley 20/2011 de 30 de diciembre), sólo será posible cubrir 300 de los 3.000 profesionales jubilados. Es una auténtica exanguinación que está conduciendo a una evidente pérdida de calidad de la atención sanitaria diaria y, de seguir así, pronto será perceptible una disminución paralela en el nivel científico-técnico de nuestra sanidad. De las repercusiones más visibles de todo ello están dando cuenta, en estos días, los medios de comunicación con gran profusión de información al respecto. Este impacto negativo, inmediato, en la calidad asistencial no debe de sorprendernos ya que, lejos de disminuir el número de profesionales sanitarios, sería necesario incrementar su cantidad para poder hacer frente, de manera eficaz, a los cambios sociológicos, clínicos y epidemiológicos que están ocurriendo en nuestra sociedad. Así, el aumento de la esperanza de vida da lugar a un incremento de las patologías crónicas que suponen un elevado consumo de servicios sanitarios. También es necesario tener en consideración los avances espectaculares en el tratamiento de muchas enfermedades que ofrecen oportunidades terapéuticas inéditas hasta ahora. Una tercera cuestión a considerar sería la mayor concienciación social de los derechos de los usuarios que los hacen más exigentes y demandantes de servicios de calidad. Y a estos factores hay que añadir, en la actualidad, el impacto negativo de la crisis económica en la salud física y, sobretodo, mental de la población, que está producido un aumento de la demanda de atención en enfermedades infecciosas, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad o consumo de alcohol, entre otras. En consideración a lo expuesto, desde la “Asociación Batas Blancas” queremos dirigirnos al Presidente de la Xunta de Galicia para instarle a que ponga fin a esta política suicida en el ámbito sanitario y adopte de manera inmediata, antes de que sea demasiado tarde, un conjunto de medidas correctoras, entre las que cabría señalar la reversión de la jubilación forzosa a los 65 años, permitiendo que aquellos que lo deseen, y estén condiciones para ello, puedan continuar ejerciendo su profesión en el Sergas, bien continuando su actividad clínica ordinaria o bien a través de fórmulas flexibles de dedicación parcial para la realización de proyectos concretos en el ámbito clínico, docente o investigador. Al mismo tiempo, reclamamos que toda baja que se produzca por jubilación sea cubierta por otro profesional para permitir el acceso al sistema de las nuevas generaciones de personal sanitario, extraordinariamente preparado. De este modo, se rentabilizaría el esfuerzo invertido en su formación y se evitaría el drama personal de la emigración forzada. Por último, habría que recordar que en varias Comunidades Autónomas, por diferentes motivos, ya se han dictado sentencias contrarias a la jubilación forzosa de los facultativos de los servicios autonómicos de salud. Por todo ello, desde “Batas Blancas” estamos recogiendo la opinión de los distintos actores y sectores afectados para liderar la batalla contra una decisión que consideramos claramente perjudicial para nuestro sistema sanitario. En Galicia, a 15 de enero de 2015 Asociación Batas Blancas