Subido por Andrea Herrera

semana 5

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La industrialización substitutiva de importaciones había producido una dependencia creciente de
la importación de materias primas, componentes intermedios y bienes de capital.
Antes de que fuera evidente el alcance maligno de la crisis económica, posterior a 1979, la
situación era excepcionalmente mala para la mayor parte de la población.
A finales de 1985 la renta per cápita en Costa Rica y Guatemala era la misma que en 1972; en
Honduras había descendido hasta los niveles de 1970; y en El Salvador y Nicaragua, hasta los de
1960 y 1965, respectivamente.
La recesión económica regional del decenio de 1980 golpeó con mayor gravedad a Nicaragua y
menos a Costa Rica, que fue el único país que registró algún crecimiento entre 1985-89. Medidas
de ajuste estructural y estabilización creadas y, en realidad, impuestas por el FMI empezaron a
aplicarse en Guatemala en 1981 y pronto en todos los demás países con diversos grados de éxito.
Los objetivos de reducir la inflación, controlar el déficit fiscal y mejorar la balanza de pagos ni
siquiera se cumplieron a costa de sufrir estancamiento, que estuvo garantizado por una caída de
las importaciones cifrada en más del 50% y fuertes reducciones del gasto público.
En un ejercicio comparativo, los efectos políticos se observan en la fuga de capitales con elevados
déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, incrementos en la deuda externa y retrasos en el
pago de intereses, la desinversión tradicional agrícola, la renuente actitud política empresarial, más
grave en Nicaragua y menos en Honduras y Costa Rica.
También hubo migraciones internas e internacionales y graves daños por la destrucción de
infraestructura física. La pérdida de vidas humanas fue cuantiosa, como lo fueron los mutilados de
Guerra.
La política económica se concentró en el ajuste estructural y la estabilización macroeconómica,
con el fin de controlar los graves desequilibrios internos y externos, expresados en déficit fiscales
elevados, desajustes de balanza de pagos, pérdidas de reservas internacionales, alta inflación, y
desarreglos monetarios y cambiarios. Aunque en el transcurso de los años ochenta la mayoría de
países adoptó medidas de cambio estructural, sólo a inicios de los años noventa se puede decir que
la región transita por el proceso de construir una nueva estrategia de desarrollo.
Democracias de baja intensidad:
Las negociaciones
Con el enemigo para alcanzar el fin del conflicto son asumidas
Inevitablemente como una transacción. El caso más complejo es nicaragua porque ahí se
Acumulan dos ‘herencias’ que se refuerzan malignamente. Por un lado su tradicional inestabilidad
resultado del fraccionamiento De sus élites dirigentes, muy enflaquecidas por.
Su tendencia a emigrar, y por el otro, los graves problemas
Sociales que somoza dejó y que los últimos años del
sandinismo agravaron por la suma de la crisis económica
mundial, la crisis política nacional y los errores de los
comandantes. La democracia se construye en condiciones
de suma precariedad por esa herencia.
La originalidad aquí es
que la democracia se filtra a través de la revolución. El régimen
sandinista fue internamente un poder fuerte por el apoyo de
masas y legítimo por su victoria militar, pero vulnerable por su
historia de nación ocupada durante un cuarto de siglo continuada
por cuarenta años de un poder cuasicolonial.
Las fuerzas para triunfar son de naturaleza distinta de las
fuerzas sociales para gobernar, sobre todo aplicando un programa
económico nacional social-popular en un escenario internacional
ensombrecido por la Guerra Fría y la enemistad norteamericana. La paz en Nicaragua no fue
resultado de ganar la guerra
sino de la estrategia sandinista de salvar la revolución.
La ofensiva del neosomocismo y de EEUU hacia
1995 fue descarnada en su celo por borrar las herencias
sandinistas; por ejemplo, financiaron los proyectos de
todas las alcaldías de la derecha especialmente al Alcalde
de Managua. El clima político reprodujo
las polarizaciones de la época de la guerra, se festinaron
medidas electorales a última hora y personal no calificado
administró el proceso. Lleno de anomalías, los resultados
finales se dieron un mes después con acusaciones de
fraude. No lo hubo, pero sí anomalías que lo enturbian.
Arnoldo Alemán le ganó a Ortega por 51% a 37.7% (42 y
36 diputados) y tomó posesión en enero 1997. El ex presidente Alemán ha sido considerado como
el
hombre público más eficaz en la corrupción de la historia
postsomocista. Alemán fue juzgado y condenado por el
saqueo a la hacienda pública por más de 100 millones de
dólares.
Salvador: los dos
primeros presidentes, Duarte y Cristiani, no fueron dictadores
y su elección no fue fraudulenta. Pero la guerra mantenía en
pie muchas instituciones y prácticas autoritarias, entre otras,
matanzas campesinas, estudiantiles, bombardeo a población
civil, llegando al cenit sangriento con el asesinato de los
jesuitas de la Universidad católica. Ayuda a valorar la consolidación democrática, las reformas
judicial, policial y militar y las políticas sociales. Los
acuerdos de paz propusieron cambios sustantivos relativos
a las funciones del ejército en la nueva época: la defensa de
la soberanía; y la policía ocupada de la seguridad interior
bajo el poder civil, junto con las labores de inteligencia; se
acordó la reducción de la tropa en un 50%.
un rasgo descalificador de la democracia en
El Salvador es la abstención electoral, que ha ido en aumento:
en 1982, hubo un 63.6% de votantes y en 1991, ya sólo el
45.8%. En ningún momento se ha alcanzado el 50% a pesar
de la vibrante competencia que alimenta la polarización
ideológica. El modelo económico dolarizado
no alcanza a crecer como se esperaba, la pobreza se
disimula por la dependencia de las millonarias remisiones de
dólares de los emigrantes, pero las desigualdades aumentan.
Las políticas sociales son prudentes y el malestar económico
se mantiene.
Guate: La voluntad del presidente Alvaro Arzú fue decisiva en el último año cuando se firmaron
varios acuerdos importantes y el terminal Acuerdo de Paz Firme y Duradera. No
se creó una Comisión de la Verdad sino un mandato general
para establecer los hechos criminales cometidos, sin mencionar
autores, la Comisión de Esclarecimiento Histórico. Se limitó
la rebaja solo en un 33% el tamaño del ejército. El acuerdo del
29 de diciembre es importante no sólo porque puso fin a un
conflicto armado sino también propicia el desmantelamiento
del Estado contrainsurgente. Los gobiernos civiles favorecieron la búsqueda de la paz.
A diferencia con El Salvador, aquí se conformó la llamada
Asamblea de la Sociedad Civil, que tuvo varias intervenciones
en la redacción propositiva de algunos Acuerdos.
El escenario de la sociedad guatemalteca está calificado en
este período por la exacerbación del tema étnico. No es posible
hacer un repaso de algo que tiene, al menos dos factores de
signo contradictorio: por un lado, la matanza perpetrada por
el Estado contra la población indígena, que por su magnitud
y naturaleza tiene rasgos genocidas.
Honduras: Sin guerra pero con algunos
de sus efectos. Y aunque Honduras comparte los rasgos
negativos del atraso económico social y de las dictaduras
militares de la región, no hubo guerra civil ni conflictos
violentos. Es este resultado el que conviene explicar. Hay
varios factores. Los conflictos por el control del Estado, peleas
políticas intra élite, fueron frecuentes y sangrientos. Fueron
luchas políticas en estado puro. A cambio, de forma original,
las luchas sociales importantes fueron las de los trabajadores
agrícolas con la UFCO. La más importante, en 1954, llamada
‘huelga bananera’ tuvo efectos positivos y negativos de largo
plazo. La ambigüedad del proceso democratizador centroamericano
se repite con originalidad en Honduras y se explica por
la militarización de la vida social que ocurre cuando a partir de
1981 los ‘contras’30 instalan sus campamentos en la frontera
y el país se llena de bases aéreas y navales norteamericanas,
como parte de una visible estrategia contrarrevolucionaria.
No es prudente establecer una relación causal entre alta
educación y horror a los pleitos sociales. Pero revela un orden
político con predominio cultural de ciudadanos con alguna
cultura política que la tradición refuerza y un Estado como
eje político y no de la Iglesia ni los militares. La educación
popular dejó de hacerla la Iglesia desde el XIX. El resultado de la ‘guerra civil’ en relación con la
democracia fue inusitadamente múltiple: abolió al ejército,
promulgó la avanzada Constitución de 1949 que es la versión
local de un proyecto de modernidad política, situó al Estado
en el centro motor del desarrollo. De manera particular,
estableció claros derechos sociales y garantía de libertades
democráticas, y un Tribunal Supremo Electoral que aseguró las elecciones sin el fraude, por cierto
consentido en el
período oligárquico.
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