EL CURPO HUMANO - ANTONIN ARTAUD Pasar de cuerpo en cuerpo, ni palabra ni dicho, el gesto, la actitud, sonido, grito, suspiro,/ insuflación profunda que inspira al hombre el olvido,/ el olvido de cualquier cosa que pudiera estar alrededor del simple cuerpo./ el cuerpo humano/ ¿pero quién ha dicho que era un ser y que existía?/Vive./ ¿no basta eso?/ Alcanzaré la nada antes que tú, dios/ decía el cuerpo al espíritu, porque vivo./ ¿y qué es un cuerpo?/ ¿a qué llamamos un cuerpo?/ Se llama cuerpo a todo lo que está hecho con el modelo del hombre,/ que es un cuerpo/ ¿Y quién ha dicho o creído alguna vez que el cuerpo era lo finito, que había finalizado?/ ¿Ha dejado de vivir ya,/ de avanzar?,/ ¿hasta dónde irá?/ no en el eternidad, sino hacia el tiempo ilimitado (…)/ ¿hasta dónde irá?/ el cuerpo humano nunca está acabado/ Es él quien habla,/ él quien golpea/ él quien camina/ él quien vive/ ¿Dónde está el espíritu?,/ quién lo ha visto alguna vez/ fuera de aquello que se lo hicieron creer a ustedes, los cuerpos?/ Alrededor de él,/ como una bestia/ como una enfermedad./ Así el cuerpo es un estado ilimitado que necesita que se lo preserve,/ que se preserve su infinito./ y el teatro ha sido hecho para eso./ Para poner al cuerpo en estado de acción/activo/eficaz/ efectivo/ para darle al cuerpo su registro (…)/ para hacer que el cuerpo no olvide que es dinamita en actividad (…) (fragmento) Antonin Artaud (Marsella, Francia, 4 de septiembre de 1896 - París, 4 de marzo de 1948), fue un poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, director escénico y actor francés. Artaud es autor de una vasta obra que explora la mayoría de los géneros literarios, utilizándolos como caminos hacia un arte absoluto y "total". Sus primeros libros de poemas anuncian ya el carácter explosivo de su obra posterior. Es más conocido como el creador del teatro de la crueldad (véase El teatro y su doble, 1938; Manifiesto del teatro de la crueldad, 1948), noción que ha ejercido una gran influencia en la historia del teatro mundial. Pasó los últimos años de su vida recluido en un manicomio. No ha quedado demostrado, ni mucho menos, que el lenguaje de las palabras sea el mejor posible.