Subido por Pablo Kriger

Título Transtorno de estrés postraumático. Equipo de primera respuesta o víctimas

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Título: “Transtorno de estrés postraumático. ¿Equipo de primera respuesta o víctimas?”
Autores: Lic. Estela Bax (*), Dra. Laura Díaz (**),Dr. Carlos Lipovesky(***)
(*)Psicóloga suplente de guardia del Hospital Teodoro Álvarez
(**)Médica interna de la guardia de los días martes del Hospital Teodoro Álvarez
(***)Jefe del Departamento de Urgencias del Hospital Teodoro Álvarez
Resumen: A raíz del incendio ocurrido en el hospital el día 10 de enero de este
año en el pabellón “D” del Hospital General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez,
donde desarrollaba, entre otros, sus tareas el Departamento de Urgencias y que
dicho acontecimiento por sus características puede considerarse un estresor de
importancia ya que excedió la capacidad de respuesta del equipo con sus
mecanismos usuales: creímos oportuno a meses de ocurrido, hacer una
evaluación de las consecuencias que dicho evento podría haber causado en los
integrantes del equipo de primera respuesta que se encontraba en ese momento
en el lugar. Teniendo en cuenta el doble rol al que estuvieron expuestos ya que
no actuaron sólo como equipo de ayuda sino que fueron también parte de las
víctimas afectadas por lo sucedido, pasibles por tanto de desarrollar una serie de
síntomas compatibles con lo que el DCM IV define como trastorno por estrés
postraumático. Para ello se realizó al personal que trabajó durante el evento
adverso escala autoevaluativa de Davidson, con el fin de establecer si habían
padecido transtorno de estrés agudo (TEA, o transtorno de estrés postraumático
(TEPT). De 38 personas que realizaron la encuesta, el 18% presentó criterios de
TEPT, siendo esta una cifra mayor que la esperable en la población general. Es
necesario trabajar más sobre el cuidado de la salud de los equipos de
emergencias, para disminuir los efectos deletéreos sobre su salud psicofísica
Palabras claves: Trastorno por estrés postraumático.
Introducción:
Teniendo en cuenta la experiencia vivida por la comunidad, el equipo de salud y
los pacientes el día 10 de enero de este año al incendiarse el pabellón “D” del Hospital
General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez donde desarrollaba, entre otros, sus tareas el
Departamento de Urgencias y que dicho acontecimiento por sus características puede
considerarse un estresor de importancia ya que excedió la capacidad de respuesta del
equipo con sus mecanismos usuales; creímos oportuno a meses de ocurrido, hacer una
evaluación de las consecuencias que dicho evento pudo haber causado en los integrantes
del equipo de primera respuesta que se encontraba en ese momento en el lugar.
Teniendo en cuenta el doble rol al que estuvieron expuestos ya que no actuaron sólo
como equipo de ayuda sino que fueron también parte de las víctimas afectadas por lo
sucedido, pasibles por tanto de desarrollar una serie de síntomas compatibles c con lo
que el DCM IV define como trastorno por estrés postraumático.
El estudio de las respuestas del ser humano frente a una situación que lo excede
ha tratado de explicarse desde el inicio del relato de la historia humana, relacionada con
cuestiones místicas, fabulosas o con patologías de las que se conocía un poco más.
Luego de la Gran Guerra y sobre todo luego de la 2° guerra empezaron a aparecer
síntomas por demás característicos que fueron definidos como “neurosis de guerra” o
“histeria de guerra”. Los soldados, los prisioneros y los sobrevivientes de campos de
concentración presentaban con frecuencia síndromes postraumáticos que no sólo
persistían sino que empeoraban con el transcurso de los años; estos cuadros se
caracterizaban por síntomas como irritabilidad, fatiga, trastornos del sueño, respuestas
exageradas de sobresalto, temblores, falta de concentración, pesadillas, fobias entre
otros.
En 1952, la primera edición del DSM incluye el diagnóstico de “reacción a gran
estrés”; durante la guerra de Vietnam en 1968 aparece la segunda edición en la que se
reemplaza la denominación anterior por la de “trastorno adaptativo de la vida adulta”.
Aparece la tercera edición con las denominaciones de “estrés postraumático” y “estrés
agudo”, que es modificada con la aparición en 1994 del DSM IV hasta lo que es la
actual denominación: “trastorno por estrés postraumático” que define tres subtipos,
agudo: si la duración de los síntomas es menor a 3 meses; crónico: si la duración de los
síntomas es de 3 meses o más y de inicio demorado: si los síntomas se manifiestan con
posterioridad a 6 meses de ocurrido el hecho.
Objetivo: 1) Evaluar la presencia de trastornos por estrés postraumático (TEPT) en el
equipo de primera respuesta durante el incendio del Hospital Álvarez. 2) Analizar el
desempeño de los equipos de apoyo en el evento adverso
Material y Método:
Se tomó una muestra de 38 personas presentes el día del incendio, incluyendo
personal de guardia, y personal que actuó activamente durante el incidente y que estuvo
desde el inicio en la “zona caliente” del evento.
Se les solicitó que completaran la “Escala autoevaluativa para el TEPT de
Davidson” (DTS). Se trata de una escala autoadministrable que consta de 17 items que
cuantifican la frecuencia y gravedad de una serie de síntomas agrupados en categorías
de acuerdo a los criterios del DSM IV. Proporciona una puntuación total y puntuaciones
en las dos subescalas. La puntuación total se obtiene sumando la puntuación en cada
ítem y oscila entre 0 y 136. Las puntuaciones en las subescalas se obtienen sumando las
puntuaciones en los ítems que forman cada una de ellas, y pueden oscilar entre 0 y 68
puntos. Los autores proponen como punto de corte para la puntuación total de la escala
40. Es una escala con adecuada fiabilidad, validez, y sensibilidad.
La encuesta fue contestada por cada uno de los participantes en presencia del
profesional. Se solicitó su autorización para tomar nota de los comentarios que hicieran
durante el procedimiento y que contestaran una pregunta que con referencia al trabajo
en equipo durante el evento
ESCALA DE TRAUMA DE DAVIDSON (DTS)
Frec
Int
1. ¿Tuvo alguna vez imágenes, recuerdos o pensamientos dolorosos
referidos al incendio?
2. ¿Tuvo alguna vez pesadillas sobre el acontecimiento?
3. ¿Sintió que estaba ocurriendo de nuevo?
4. ¿Le molestó alguna cosa que se lo haya recordado?
5. ¿Tuvo manifestaciones físicas por recuerdos del acontecimiento?
(Sudores, temblores, taquicardia, disnea, nauseas, diarrea)
6. ¿Ha estado evitando pensamientos/sentimientos sobre el hecho?
7. ¿Ha evitado hacer cosas o situaciones que le recordaran el hecho?
8. ¿Ha sido incapaz de recordar partes importantes de esa situación?
9. ¿Ha tenido dificultad de disfrutar de las cosas?
10. ¿Se ha sentido distante o alejado de la gente?
11. ¿Ha sido incapaz de tener sentimientos de tristeza o de afecto?
12. ¿Se le dificulta imaginar una vida larga y cumplir sus objetivos?
13. ¿Ha tenido dificultad para iniciar o mantener el sueño?
14. ¿Ha estado irritable o ha tenido accesos de ira?
15. ¿Tuvo dificultades de concentración?
16. ¿Se ha sentido nervioso, fácilmente distraído o “en tensión”?
17. ¿Ha estado nervioso o se ha asustado fácilmente
Resultados:
De las 38 personas entrevistadas, 19 fueron mujeres y 19 hombres (gráfico 1),
con una edad promedio de 45,8 años (entre 23 y 65 años). La antigüedad en sus cargos
osciló entre 2 y 43 años, con un promedio de 16,60. Entre el equipo hubo 15 médicos, 1
psicóloga, 2 choferes, 2 instrumentadoras quirúrgicas, 3 administrativos, 2 bioquímicos,
4 camilleros, 3 enfermeros, 1 farmacéutica, 2 del personal de alimentación, 1 asistente
social, 1 kinesióloga y 1 telefonista. (gráfico 2; tabla 1)
DISTRIBUCIÓN POR SEXO
Mujeres
50%
50%
Hombres
GRÁFICO 1:
DISTRIBUCIÓN POR
SEXO
Puntaje Profesión Edad Sexo Antig.
79
78
53
51
51
46
42
39
37
36
28
27
27
26
23
23
20
17
13
9
8
8
6
5
4
4
2
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Médico
Médico
Médico
Médico
Médico
Psicólog
Médico
Instrum
Médico
Médico
Chofer
Administ
Vec/Com
Camill
Enfermer
Administ
Médico
Médico
Laborat
Farmac
Camill
Camill
Médico
Camill
Enfermer
Administ
Operador
Médico
Médico
Médico
Kinesio
Asis. Soc.
Enfermer
Laborat
Instrum
Chofer
Vec/Com
50
62
55
42
47
57
36
42
50
43
49
60
34
35
48
65
46
63
50
52
64
29
32
53
43
35
30
28
35
30
50
65
45
54
44
54
23
f
m
f
m
m
f
f
f
m
m
m
f
f
m
f
f
m
m
f
f
m
m
f
m
f
f
m
m
m
f
f
f
f
m
f
m
m
27
25
27
5
22
7
10
19
22
19
25
32
11
12
15
43
14
37
10
20
42
7
3
30
20
2
2
3
4
6
24
4
6
20
4
34
3
TABLA 1: CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN
Actividad
médicos
psicolog.
16
kinesiólog.
14
12
bioquím
médicos; 15
farmacia
10
enfermeria
8
instrument.
6
4
2
camilleros
camilleros; 4
enfermeria; 3
adminsitrat.; 3
bioquím; 2 instrument.;
choferes;
2
alimentación;
2
2
asist. Social; 1
psicolog.;
kinesiólog.;
1 farmacia;
1
1
telefonista; 1
0
choferes
adminsitrat.
alimentación
asist. Social
cantidad
telefonista
GRÁFICO 2: ACTIVIDAD DE LOS ENTREVISTADOS
Si se evalúa sólo el TEPT crónico, 11 de los entrevistados no refirieron ningún
síntoma, 20 presentaron TEPT leve, y 7 TEPT moderado. (gráfico 3)
RESULTADOS
20
20
15
PACIENTES 10
11
7
5
0
CANTIDAD
0
ENTRE 1 Y 40
>40
GRÁFICO 3: TEPT CRÓNICO.
Por lo tanto, si se hace una estimación porcentual de la incidencia de TEPT, el
29% no desarrolló transtorno alguno, el 53% presentó síntomas leves y el 18 % presentó
síntomas moderados. (gráfico 4)
PORCENTAJE
60
50 52,63
40
30 28,94
20 18,42
10
0
CANTIDAD
0
de 1 a 40
más de 40
GRÁFICO 4: INCIDENCIA DE TEPT
De aquellos que desarrollaron síntomas el 34% tuvo TEA, 13,4% TEPT leve y el
05,6% TEPT moderado. (gráfico 5).
TEPT
MODERADO
TEPT LEVE
TEA
5,6
0
13,4
20
SIN SÍNTOMAS
34
40
47
60
PORCENTAJE
GRÁFICO 5: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LOS TRANSTORNOS.
El 37% de los entrevistados escribió al pie de la escala frases relacionadas con
displacer por la situación edilicia posterior, por la falta de reconocimiento y por la
demora en la toma de decisiones.
A la pregunta referente al trabajo en equipo, 35 personas contestaron que
consideraron que se trabajó bien y en conjunto, representando un 92,10%. De las tres
personas que consideran que no se trabajó coordinadamente, dos se encontraban
alejadas del área del incendio.
Los síntomas más frecuentes fueron: 1) imágenes, recuerdos o pensamientos
dolorosos 22 personas (57,8%) (reexperimentación), 2) alejamiento de pensamientos o
sentimientos dolorosos sobre el hecho 18 personas (47,36%) (evitación) y 3)
nerviosismo, irritabilidad 18 (47,36%) (hiperactivación). (gráfico 6)
SÍNTOMAS MÁS FRECUENTES
120
PORCENTAJE
100
100
80
REEXPERIMENTACIÓN
EVITACIÓN
60
57,89
HIPERACTIVACIÓN
TOTAL
40
47,36
20
47,36
0
CANTIDAD
GRÁFICO 6: SÍNTOMAS MÁS FRECUENTES.
Durante, y luego del evento, el personal que se encontraba trabajando no recibió
la contención correspondiente, es así como, durante las más de 5 horas que duró el
operativo, no recibió líquidos ni alimentos, así como tampoco durante la noche.
Tuvieron que cambiar su lugar habitual, continuaron la guardia hasta la mañana
siguiente, sin ser relevados como hubiese correspondido por la guardia correspondiente.
Estos y varios motivos más hacen que no sean extrañas las cifras de los resultados con
las que nos encontramos.
Discusión
Los desastres son acontecimientos traumáticos de una cierta intensidad que
afectan generalmente a un gran número de personas de manera imprevista, produciendo
pérdidas familiares, daños en la salud o la economía, destrucción de la residencia o el
trabajo, reacciones de pánico, etc. Un desastre implica una situación en la que la
necesidad de cuidados médicos supera los recursos disponibles en forma inmediata,
haciendo necesaria la aplicación de medidas extraordinarias (Swedish Health
Secretariat). Un evento traumático excede la capacidad de un individuo de responder
con sus mecanismos habituales de elaboración y control. A su vez, el tipo de desastre
influye también en la respuesta del individuo; no es lo mismo enfrentarse a un desastre
de origen natural que a un evento provocado por el hombre, en éste último caso, las
consecuencias psicológicas sobre los individuos son mayores. En todo evento adverso
existen víctimas, y estas son a la vez: primarias (directamente afectadas), secundarias
(familiares y/o allegados), terciarias (personas que por su ocupación deben responder en
la asistencia de las víctimas) y cuaternarias (miembros de la comunidad afectada).
El estrés es un tipo de reacción que se activa en aquellas situaciones en las que
percibimos que no tenemos suficientes recursos para atender a la demanda. Esto nos
permite reaccionar con rapidez< y seguridad ante contextos en los que hay que dar
respuesta para la que no tenemos suficientes recursos de afrontamiento. Dicho
mecanismo pone en marcha un sistema de activación a nivel cognitivo, fisiológico y
conductual que se detiene cuando se consigue el objetivo deseado.
El estrés en los trabajadores de la salud, no es una señal de debilidad o
vulnerabilidad, sino que es una reacción natural del ser humano cuando enfrenta
situaciones como vivencia excesiva del sufrimiento humano, muertes traumáticas,
hechos amenazantes para su integridad física, pérdida de compañeros, etc. No existe
ningún tipo de entrenamiento que pueda eliminar completamente la posibilidad de que
una persona que trabaja en el marco de una situación de desastre o accidente grave sea
afectada en el orden psíquico.
Pueden surgir dificultades si nuestro cuerpo y nuestra mente están activándose
permanentemente, sin que se permita la recuperación. Más importante aún será la
consecuencia cuando la situación que provoca el desastre alcance tal magnitud que nos
supere por completo y no nos permita dar respuesta alguna.
Cuando se produce un evento traumático, en el individuo se genera una
respuesta que será acorde al tipo de evento, y al balance de su vulnerabilidad y su
resiliencia. Un evento traumático provoca una situación de estrés inescapable.
El estudio de las consecuencias psicológicas de los desastres cobró un fuerte
interés desde el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Luego de aquel
evento, la prevalencia de estrés postraumático alcanzó el 7,5% en la población, llegando
hasta un 20% en personas cercanas al lugar del desastre.
El transtorno de estrés postraumático suele producirse tras haber sufrido u
observado un acontecimiento altamente traumático, en el que está en juego la vida de
las personas, o nuestra propia vida. La experiencia puede originar un aprendizaje
emocional que tiene como fin proteger al individuo ante situaciones similares, pero que
va a ocasionar una serie de síntomas que se agrupan en tres tipos: 1)
REMEMORACIÓN O REEXPERIMENTACIÓN, 2) HIPERACTIVACIÓN
FISIOLÓGICA Y 3) EVITACIÓN O EMBOTAMIENTO AFECTIVO, entre los tres
van a integrar parte de los criterios diagnósticos del TEPT (tabla 2)
Criterios para el diagnóstico de F43.1 Trastorno por estrés postraumático (309.81)
A. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que han existido 1 y
2:
1. la persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos
caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás
2. la persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos. Nota: En
los niños estas respuestas pueden expresarse en comportamientos desestructurados o
agitados
B. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una (o más)
de las siguientes formas:
1. recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se
incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. Nota: En los niños pequeños esto puede
expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o aspectos característicos del trauma
2. sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar. Nota: En los
niños puede haber sueños terroríficos de contenido irreconocible
3. el individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo
(se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios
disociativos de flashbacks, incluso los que aparecen al despertarse o al intoxicarse). Nota: Los
niños pequeños pueden reescenificar el acontecimiento traumático específico
4. malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o
recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
5. respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o
recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
C. Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad
general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres (o más) de los
siguientes síntomas:
1. esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso
traumático
2. esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma
3. incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma
4. reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas
5. sensación de desapego o enajenación frente a los demás
6. restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor)
7. sensación de un futuro desolador (p. ej., no espera obtener un empleo, casarse, formar una
familia o, en definitiva, llevar una vida normal)
D. Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) (ausente antes del trauma), tal
y como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:
1. dificultades para conciliar o mantener el sueño
2. irritabilidad o ataques de ira
3. dificultades para concentrarse
4. hipervigilancia
5. respuestas exageradas de sobresalto
E. Estas alteraciones (síntomas de los Criterios B, C y D) se prolongan más de 1 mes.
F. Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Especificar si:
Agudo: si los síntomas duran menos de 3 meses Crónico: si los síntomas duran 3 meses o
más.
Especificar si:
De inicio demorado: entre el acontecimiento traumático y el inicio de los síntomas han
pasado como mínimo 6 meses.
TABLA 2: Criterios para el diagnóstico del TEP según el DSM-IV-TR
La prevalencia del TEPT en la población general varía de acuerdo a los estudios,
probablemente relacionado con las escalas y/o métodos que se utilizan para su
diagnóstico, en algunos estudios relatan una prevalencia de 1,95%, mientras que en
otros llegan a8%. Aproximadamente el 40% de los adultos están expuestos a un evento
traumático, pero sólo una cuarta parte de ellos desarrollan un TEPT, por lo cual se
considera que existen factores asociados con mayor riesgo.
Los trabajadores de la salud, no sólo estamos expuestos a situaciones extremas,
sino que se suman a nuestra labor situaciones que influyen en nuestra eficiencia, o en la
eficiencia del equipo de respuesta y que favorecen la aparición de problemas
psicosociales. Existen factores que influyen en la eficiencia del trabajador o el equipo de
salud, a saber: 1) FACTORES INDIVIDUALES, enfermedades crónicas, problemas
previos que provocan estrés, edad, pérdidas personales, lesiones, etc.: 2) FACTORES
INTERPERSONALES: conflictos familiares por responsabilidades laborales,
separación prolongada de los afectos, roces interpersonales, etc.; 3) FACTORES
COMUNITARIOS: los medios de comunicación social y los curiosos en la escena de la
emergencia pueden contribuir a generar un clima de presión emocional sobre los
equipos de respuesta; 4) FACTORES PROPIOS DEL DESASTRE: los desastres
tecnológicos producen mayor estrés, los producidos durante la noche, la duración del
desastre, el grado de incertidumbre, el cambio repentino del aspecto físico de la
comunidad, etc.; 5) PROBLEMAS DE ORGANIZACIÓN: ausencia de un lugar donde
descansar, falla en la misión, trabajo que requiere gran esfuerzo físico y mental por un
tiempo prolongado, baja recompensa, interferencia o conflicto de funciones, etc.
Por otra parte existe la llamada “Teoría del atrapamiento de la emergencia”, que
no es más que un desamparo aprendido, una adicción al microtraumas de la práctica
cotidiana, mediada por opioides y catecolaminas. La exposición a múltiples eventos
lleva a una mayor probabilidad de desarrollo de TEPT.
Cuando ocurre un evento adverso, el personal que se ve más involucrado desde
el inicio es el “equipo de primera respuesta”, que es el conjunto de personas que
integran una determinada organización y prestan sus servicios en los primeros
momentos ante una situación de emergencia. Las personas que realizan este tipo de
tarea, ya sea por largo tiempo, o durante una sola experiencia, son vulnerables al estrés.
El estrés agudo (TEA), es uno de los riesgos ocupacionales más graves en el servicio de
emergencias, porque afecta la salud y el desempeño en el trabajo, así como en la vida
social y familiar.
Es responsabilidad de los líderes proteger no solamente la salud física sino
también la salud mental de los integrantes de los equipos de respuesta como única
garantía para cumplir con éxito las tareas y proteger al personal contra los efectos
destructivos del estrés.
El trabajo en desastres y emergencias incluye el enfrentamiento a situaciones
estresantes, como las siguientes:
• Largas horas de esfuerzo continuo.
• Lucha contra el tiempo por salvar vidas.
• Trabajo en ambientes adversos.
• Trabajo en condiciones climáticas adversas
• Labores pesadas
• Presión por tener que trabajar ante la presencia de periodistas.
• Equipo inadecuado o insuficiente.
• Alteración en el ritmo diario de vida (como dormir y comer).
• Labor de triage
• Servicios públicos esenciales destruidos.
• Presión por parte del público por encontrar a sus familiares desaparecidos.
• Información confusa o contradictoria, rumor o desinformación
Se deben realizar actividades para prevenir los efectos negativos del trabajo de
los equipos de respuesta.
Cuidadosa selección de los postulantes a integrarse a los equipos de respuesta.
• Definir perfiles para cada tipo de especialidad o labor en el trabajo de
Respuesta, con la finalidad de poder designar al personal más idóneo para cada tipo de
tarea.
• Pautar, como rutina anual, un proceso de evaluación en salud mental con la finalidad
de identificar de manera oportuna el agotamiento emocional, los síntomas de estrés
postraumático y otros trastornos psíquicos.
• Establecer anualmente actividades de prevención del estrés ocupacional
y autocuidado de la salud mental
Se debe contar con equipos de apoyo que realicen seguimiento a las personas
que intervienen en un accidente o desastre, y ese apoyo debería ser desde el momento
del inicio: a) Fase de intervención: al comenzar el evento, aspectos organizativos; b)
Seguimiento posterior: técnicas grupales de intervención para evitar la cristalización de
los síntomas que podrían derivar en un cuadro de TEPT; y c) Derivación, cuando así se
requiera.
Los responsables superiores de planificar las acciones, no pueden descuidar
estos últimos detalles, ya que de la labor del equipo de respuesta depende el éxito del
trabajo.
Conclusiones
1) De las 38 personas entrevistadas, hubo igual porcentaje de ambos sexos
2) La edad promedio fue de 45,8 años
3) El 34% tuvo síntomas de TEA
4) El 18% de la población estudiada desarrolló criterios de TEPT.
5) La prevalencia de TEPT en la población general no supera el 9%, por lo tanto,
se considera que el 18% es una cifra elevada. De cualquier manera existen
estudios limitados de esta patología en el personal de la salud.
6) El equipo de apoyo operativo no brindó la contención física ni psicológica a la
que está obligada. Dejando al personal sin bebida ni alimentos y obligando a que
continuaran su guardia hasta el día siguiente, sin haberlos relevado. Debe ser
revisado ese tema con celeridad.
7) Se requieren trabajos serios sobre el tema que nos ocupa, para poder mejorar,
no sólo nuestra calidad de vida, sino también de esa manera mejorar la calidad de
atención a los pacientes que requieren de nuestra integridad psicofísica.
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