Maximiliano Hernández Martínez (San Matías, El Salvador, 20 de octubre de 1882 – Hacienda Jamastrán, Danlí, Honduras, 15 de mayo de 1966) fue un militar, dictador y Presidente de El Salvador (1931-1944),12 cargo al que accedió tras un golpe de Estado.3 Tras realizar sus estudios militares en Guatemala, ascendió en rangos militares hasta ser general de brigada.34 En 1931, el partido Pro Patria lo postuló a la vicepresidencia, la cual ganó. Nueve meses después, participó en el golpe de Estado contra el presidente Arturo Araujo tras el que se autonombró presidente, siendo ratificado al año siguiente por la Asamblea Legislativa. Prolongó su mandato durante trece años por medio de elecciones en las cuales era el único candidato, y también a través de decretos legislativos.56 En su mandato (conocido coloquialmente como martinato) destacaron la matanza de 25 000 indígenas que contradijeron y amenazaron, de forma armada, su gobierno en 1932,7 sus políticas apegadas a sus creencias teosóficas,8 los movimientos diplomáticos durante la Segunda Guerra Mundial,9 la disminución significativa de la delincuencia mediante el uso de la fuerza, el saneamiento de las finanzas públicas, la creación de un banco estatal emisor de moneda, la venta de viviendas a bajo costo para campesinos, la reducción significativa de la deuda para personas al borde de la quiebra, la construcción de la Carretera Panamericana y la cancelación de la deuda externa.10 En 1944, un grupo de militares se alzaron contra el presidente, los cuales fueron sofocados mediante la fuerza en un par de días.11 Un mes después se suscitó una huelga general de la sociedad civil, la cual obligó al general a deponer el cargo de la primera magistratura.5 Hernández Martínez fue asesinado 22 años después en Honduras, a manos de su motorista. En el golpe de Estado fue acompañado por una minoría civil y por un buen número de militares con rangos bajos y medios, los cuales eran conocidos como "Juventud Militar". Los militares fueron incitados principalmente por incumplimiento salarial del ejecutivo y por las condiciones poco favorables para el ejercicio de su labor. Tras un día de deliberación, Hernández fue nombrado presidente interino por haber abandonado al presidente saliente antes de comenzar el alzamiento.5 En 1935, año en el cual debían celebrarse las elecciones regulares, Hernández Martínez renunció a la presidencia, dejando el cargo por seis meses en manos del general Andrés Ignacio Menéndez, fungiendo durante ese tiempo únicamente como ministro de Guerra. Se inscribió como candidato único a la presidencia, por lo cual obviamente prolongó su mandato por un periodo más. En 1939 fue ratificado por el poder legislativo en el cargo.4 En 1944, fue el poder legislativo quien prolongó, de nuevo, el mandato de Hernández Martínez. Principales logros[editar] Palacio de la antigua Policía Nacional, actual sede de la dirección general de la Policía Nacional Civil, que fue construido en el martinato. El Salvador estaba esencialmente en bancarrota durante la década de 1930, y como esto dejó poco dinero para los proyectos gubernamentales, Martínez se negó a contratar nuevos préstamos en el extranjero, para insistir, en su lugar, en que su nación viva de sus propios recursos. "Propongo ante la nación que nunca consienta en la incurrancia de nuevas deudas." El gobierno de Martínez construyó una modesta red de caminos de tierra y varios edificios gubernamentales, promulgó algunos programas de seguridad social e intentó administrar la economía, en contraste con las políticas económicas de los regímenes liberales que habían gobernado El Salvador desde la década de 1870. 60 reos condenados a trabajar en obras públicas en 1947 Durante su mandato obtuvo aciertos tales como la organización de la banca, mediante la creación del Banco Central de Reserva de El Salvador y el Banco Hipotecario de El Salvador entre 1934 y 1939, la eliminación momentánea de la deuda externa,41 la creación de instituciones de crédito para el campesinado (Federación de Cajas de Crédito Rural), la ejecución de proyectos de construcción de vivienda asequible para obreros, el saneamiento de la tesorería nacional, el respaldo a los productores de café, de azúcar y de algodón mediante medidas económicas favorables para dichos rubros; la construcción de 300 kilómetros de la Carretera Panamericana y la reducción de las deudas de pequeños y medianos propietarios de tierras que estaban en proceso de embargo.310 Además, su logro más recordado fue la reducción significativa de la delincuencia, mediante el cumplimiento implacable de la ley. Levantamiento campesino de 1932 Manifiesto de Maximiliano Hernández Martínez del 23 de enero de 1932, publicado en el Diario Oficial de El Salvador. En enero de 1932, Agustín Farabundo Martí (líder de grupos estudiantiles y político de izquierda) fueron fusilados por haberles sido encontrados panfletos de apoyo al Partido Comunista Salvadoreño. La situación política se volvía tirante para el presidente Hernández y, días después, estalló el levantamiento campesino.19 El levantamiento campesino de 1932 fue una insurrección que acabó en la muerte de aproximadamente 25.000 indígenas.20 Las causas fueron diversas, entre ellas el fuerte descontento de los campesinos ante las políticas del gobierno del General Hernández Martínez.21 En poco tiempo, bajo las órdenes presidenciales, el ejército salvadoreño sofocó la revuelta y se instauró un estado de sitio. El líder indígena Feliciano Ama fue linchado y ahorcado por fuerzas militares, fomentando la participación de los paisanos de Ama en el levantamiento.22 Tras la matanza, los cadáveres enterrados a poca profundidad sirvieron como foco de contaminación, lo cual propagó focos de enfermedades entre los residuos de los insurrectos. Además, los cerdos y otros animales desenterraron los cuerpos y se alimentaron de los mismos, lo cual trajo una reacción gubernamental inmediata, puesto que repercutía en la economía al contaminar a los animales de corral.23 Una vez sofocada la insurrección, el presidente se negó a recibir ayuda militar extranjera, refiriendo un telegrama al almirante de los buques de guerra que Estados Unidos y Gran Bretaña habían enviado. El telegrama apuntaba que: El jefe de Operación de la Zona Occidental de la República, general de división José Tomás Calderón, saluda atentamente, en nombre del gobierno del general Martínez y en el suyo propio, al almirante Smith y comandante Brandeur, de los barcos de guerra Rochester, Skeena y Wancouver, y se complace comunicarles que declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos bolcheviques. General José Tomás Calederón Tras la matanza, Hernández Martínez se ocupó de llevar a todo el país diversas obras teatrales, tales como Pero también los indios tienen corazón y Pájaros sin nido, cuyo contenido pretendía matizar los hechos para aplacar los rumores y los reclamos de algunos sectores. Mandó destruir todos los periódicos, artículos o panfletos que le fueran contrarios con respecto al tema;23 el objetivo fundamental fue el de convencer a la opinión pública de que los indígenas fueron confundidos por los comunistas y de que la insurrección había sido financiada por la Unión Soviética,25 lo cual obligó a la matanza.26 Además, tras los acontecimientos, Alfredo Schlesinger, simpatizante del gobierno de Hernández Martínez, escribió un libro titulado La verdad sobre el comunismo, en el cual contaba la historia según la versión oficial. Más tarde, el mismo Schlesinger escribió otro libro, titulado Revolución comunista, y que fue publicado en 1946, donde reafirmaba lo que decía en el primero.27 Algunas partes de los libros han sido fuertemente criticadas por encubrir los hechos,28 aunque también hay críticas por exagerar los acontecimientos.29 En general, las acusaciones apuntan a que las cifras de fallecidos son mucho menores de las reales y que se describen actos vandálicos de parte de los alzados que en realidad no sucedieron.27 En cuanto a medios de comunicación, el presidente limitó las emisiones radiales, prensa escrita e incluso el cine, intentando dar un giro a la historia mediante el manejo de la opinión pública. Después de la ruptura de la sociedad colonial y de la época de la federación, con sus luchas y sus crisis, Centroamérica se enfrentó a la formación de estados nacionales. En el caso de Costa Rica, Guatemala y El Salvador, el proceso de formación del estado estuvo íntimamente ligado al desarrollo de economías de exportación centradas en un producto principal: el café. Introducido en Costa Rica en 1840, en Guatemala en 1860 y en El Salvador, en 1880. La aparición del cultivo del café estabilizó la economía agraria y obligó a la clase dominante a desarrollar una institucionalidad estatal. De este modo, el desarrollo de las nacionalidades estuvo estrechamente asociado a la integración y funcionamiento del sistema mundial de mercado, donde el modo de producción capitalista era ya el dominante. El ingreso del café a El Salvador no fue por casualidad. Existen varios motivos por la cual se dio, entre los que se destacan: 1-La industria añilera, que era el principal producto agrícola de exportación, mostraba signos de agotamiento, debido a la guerra civil interna en los Estados Unidos; esta guerra hizo que los Estados Unidos bajara el valor y el volumen de las exportaciones añileras de El Salvador. 2-Los comerciantes europeos aumentaron sus compras de añil proveniente de Asia. 3-El aparecimiento de los productos químicos. Su aparición sustituyó al añil. Esto hizo que la demanda de añil se redujera drásticamente como producto de exportación. 4-El cultivo del café ya se venía dando desde varias décadas anteriores, por lo que al dejar de cultivar el añil, aumentó un avance del cultivo del café. Poco a poco el café fue reemplazando al cultivo del añil, lo que implicó cambios drásticos en las clases oligárquicas de la época. Incidencia Social y Económica 1845 El añil, que había sido el principal producto de exportación en el siglo XVIII, tuvo aún auge en el XIX, como la cochinilla en Guatemala; pero sufrió el mismo golpe de gracia con los colorantes sintéticos y con la competencia del añil de las Indias Orientales. Sin embargo, la crisis del añil fue más lenta; todavía a principios del siglo XX, el añil se seguía cultivando en algunas zonas, hasta que se extinguió del todo. Mientras el añil se daba en tierras cálidas y bajas, especialmente de Chalatenango y San Miguel, las zonas cafetaleras se concentraron en las laderas de los volcanes y en las partes más altas de las mesetas entre ellos. DESARROLLO DE LOS PUEBLOS POR EL CULTIVO DEL CAFÉ 1870 Debido al cultivo, producción y exportación del café, el país experimento ciertos avances en varias áreas. Entre éstas destacan: 1- Infraestructura: Hospital Rosales, Teatro Nacional, Teatro de Santa Ana, obras de saneamiento (acueductos y alcantarillados), sistema eléctrico, se asfaltaron las calles principales de San Salvador, construcción del " Puente de Oro" sobre el río Lempa, se termina de construir el ferrocarril que une a San Salvador con las ciudades de Santa Ana, Sonsonete, Ahuachapán y Acajutla. 2- A la sociedad salvadoreña se le ofrece: Acceso a la educación, campañas de vacunación, uso de automóviles, camiones y autobuses, se mejoró el sistema de transporte, se reemplazó las carreteras por tranvías de tracción animal y tracción eléctrica. 3- Inversión extranjera: Inversión de sus capitales en la producción, financiamiento y exportación del café (como fuente de acrecentar sus fortunas). 4- Instituciones de apoyo al café: Banco Hipotecario, la Compañía Salvadoreña del Café, el Departamento Nacional del Café, la Asociación Cafetalera de El Salvador, la Federación de Cajas de Crédito y el Banco Central de Reserva. 5- Medidas económicas: Establecer el tipo de cambio de ó 2.50 por $ 1.00, se emite la ley monetaria, se firman acuerdos comerciales como el Convenio Interamericano del Café. PRESIDENTE ZALDÍVAR Y LA REFORMA DEL ESTADO SALVADOREÑO 1870 – 1886 Se dice que en la década de 1870, el café tuvo un gran impulso en su cultivo. Esto generó una reestructuración agraria, transformando la forma de la tenencia de la tierra. Más de cuarenta pueblos regularon el uso de los ejidos entre 1878 y 1880. Para que la producción de café se obtenga, pasa por un período largo de crecimiento, por eso se tenía la necesidad de una seguridad en la posesión de la tierra para hacer la inversión. Como en su momento la mayor parte de la tierra era comunal, era necesario crear decretos para suprimir la forma de tenencia y posesión de la tierra salvadoreña. En 1881, el Presidente Dr. Rafael Zaldívar (1876-1885) publicó varias leyes destinadas a despojar a los indígenas de las tierras comunales y ejidales. Según su investigación que realizó, en 1879, sobre el desarrollo de la agricultura, arrojó como resultado la necesidad de reformar ya que era " un sistema arcaico e ineficaz en el uso de la tierra" . Razones por las cuales el 26 de febrero de 1881 se crearon decretos de expropiaron tierras comunales y ejidos, con el fin de estimular la expansión del cultivo del café a través de la propiedad de la tierra. Estos decretos facilitaron la obtención de tierras a los cafetaleros. Sin embargo no todos los gobernantes estuvieron de acuerdo con la abolición de estas tierras ejidales y comunales. La Iglesia Católica no quedó exenta de estas reformas. Los bienes eclesiásticos que se poseían fueron reestructurados, aunque fueron pocos dichos bienes. El Estado creó leyes para garantizar la mano de obra en las fincas, creando para ello la Ley de Jornalero y Jueces Agrícolas (con esta Ley se evitaba que los campesinos emigraran a las ciudades o fuesen a trabajar en las plantaciones bananeras en Honduras. Servía para reclutar, controlar y garantizar que la mano de obra no escapara de la región). Estas leyes establecían la obligatoriedad del trabajo y la posibilidad de que los caficultores obtuviesen la mano de obra disponible en las distintas etapas del desarrollo del cultivo del café: siembra, poda, limpia, recolección y pepena. Los terratenientes trataron de extender sus propiedades lo más posible aprovechando que cualquiera podía reclamar libremente la tierra común como propiedad. Estas pasaron a ser legales desde la creación del Registro de Propiedad Raíz e Hipotecas, en 1884. Las comunidades indígenas que lucharon por sus ejidos fueron obligadas a defenderse en los tribunales, a tal grado que vendían sus tierras para poder costear los gastos del litigio, aprovechándose los grupos de clase media y extranjeros para la compra de tierras. Los campesinos pobres o sin tierra ganaban un salario por tareas de trabajo en fincas y haciendas ajenas. Algunos de ellos recibían, en la hacienda, la comida y un pequeño salario que era pagado en fichas, las cuales sólo eran cambiables en la tienda de la finca, que para colmo de males, era la tienda del dueño de la finca. Los dueños de las fincas necesitaban emplear a un gran número de trabajadores para la producción y recolección del grano de oro. Santa Ana, Sonsonete y Ahuachapán es una de las zonas primeras de la producción del café. Para esa época y todavía a mediados del siglo XX, muchas personas viajaban desde el interior del país, otros departamentos y países visitaban Santa Ana con el fin de ir a la recolección del grano de café. Posteriormente se establece el cultivo del café en los Departamentos de la Libertad y San Vicente, así como también en la cordillera del Volcán Chaparrastique. Más adelante, se incentiva el cultivo en Usulután, Santiago de María, Tecapán y Jucuapa. En San Vicente, todos sus pueblos tenían viveros de café, excepto Santa Clara. Los cambios en la forma de la tenencia de la tierra, favoreció a un pequeño grupo que tenía el control del Estado, entre ellos se mencionan a los Presidentes de la República productores de café: Dueñas, Regalado, Escalón, Figueroa, Orellana, Menéndez, Alfaro, Palomo, etc. Por estos motivos, se entiende la sucesión de Constituciones Políticas tan rápido, como la de 1871, 1872, 1880, 1883 y 1886. Todo era para legitimar la nueva forma de tenencia de la tierra y la estructuración de la nueva sociedad. Así nace la nueva Oligarquía Cafetalera de El Salvador. Este grupo oligárquico había conseguido establecer su dominio total, amparado en la Constitución Política de 1886, que duró más de cincuenta años. República cafetalera A partir de 1898, con la llegada al poder del general Tomás Regalado y hasta 1931, sucedieron una serie de gobiernos relativamente estables, producto de que la presidencia quedó en manos de los grandes terratenientes cafetaleros. La élite económica gobernó el país pasándose la presidencia en forma directa. A este período histórico se le conoce como la “República Cafetalera”. INICIOS E IDEALES DEL MERCADO COMUN CENTROAMERCANO (MCCA). Preámbulo. Durante más de dos décadas, el MCCA no consiguió realizar plenamente sus objetivos por múltiples razones. Entre ellos están: Escasez de recursos y de oportunidades de expansión del mercado regional. Escasa vinculación entre países en lo que se refiere a la infraestructura limítrofe. Inestabilidad política en algunos de los miembros del MCCA. Falta de preparación de recursos humanos y áreas técnicas para universitarios en toda Centroamérica. La iniciativa de integración centroamericana tiene particularidades muy especiales, pues el proyecto con frecuencia fue calificado de intento de reunión de miembros separados de una nación desunida, ya que hasta 1821 los cinco actuales territorios centroamericanos constituían una unidad política y económica, reconocida como la Capitanía General de Guatemala, parte del Imperio español en el Continente Americano En ese entonces, debido a las dificultades en el transporte de mercancías, el comercio dentro del área centroamericana era escaso, de manera que cada una de las audiencias integradas en la Capitanía General contaba con su administración y recursos propios para dar atención a las necesidades de abastecimiento más importantes de las poblaciones que comprendían. El fracaso reiterado se explica por el hecho de que en ninguna de esas tres perspectivas se contó con intereses económicos comprometidos con la idea de la unión. El atraso en las comunicaciones, los antagonismos de intereses entre las oligarquías locales, la presión del gobierno norteamericano y de las compañías transnacionales del café y, sobre todo, del banano, fueron factores negativos. Con la independencia de México, en 1821, el movimiento independentista se extendió también a toda América Central, área territorial que tras un corto lapso de incertidumbre se unió al llamado Imperio Mexicano de Agustín Iturbide. Sin embargo, poco después, en 1823, ante la caída del emperador Iturbide, las cinco provincias reclamaron su propia independencia, como Provincias Unidas del Centro de América, dotándose de una serie de instituciones económicas comunes; entre ellas, un sistema monetario único, basado en el peso centroamericano, legado que era del viejo real de a ocho español, que también sirvió de referencia para el dólar con la Hamilton CoinageActde 1792. El que la región obtuviera su independencia primero de España y más tarde de México sin guerra o sin luchas de gran envergadura contribuyo a que no llegara a forjarse una identidad nacional centroamericana, haciendo que emergieran tendencias separatistas entre las distintas provincias. Sin embargo, en los últimos tiempos de la Capitanía General, el comercio dentro de la zona se concentraba en el puerto de Acajutla, en territorio actualmente salvadoreño, por el que salían los productos de las provincias de Guatemala y Chiapas (la parte de Guatemala que en 1823 quedaría dentro de México). La creación del Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano, subsidiario de la CEPAL, marco desde 1951, el comienzo de una nueva senda de entendimiento, esta vez la económica, la cual tuvo su vertiente política en la fundación de la Organización de Estados Centroamericanos. Con la constitución de la Organización de Estados Centroamericanos, ODECA (creada en 1951 con el objetivo de promover la integración centroamericana) Sin embargo, el proyecto no funciono, y en 1999 el CMCA se fija objetivos más realistas: la coordinación, armonización, convergencia o unificación de las políticas monetarias, crediticias, cambiarias y financieras de los Estados centroamericanos, a fin de realizar gradual y progresivamente la integración monetaria y financiera regional. Para contribuir a la financiación de proyectos de todo tipo, relacionados con el proceso de integración, en 1960 se fundó por los cinco países miembros el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), institución regional que capta recursos externos para su canalización a los proyectos industriales de interés multinacional. El Banco tiene su sede en Tegucigalpa y cuenta con oficinas en cada país centroamericano. Simultáneamente, con la construcción del arancel aduanero común, los países centroamericanos pusieron en marcha un dispositivo de liberación del comercio intracomunitario, consistente en la desgravación arancelaria progresiva y en la supresión paulatina de las restricciones cuantitativas. Para agilizar el comercio intracomunitario, en 1962 se constituyó la Cámara Centroamericana de Compensación, a través de la cual se multilateralizo la liquidación de las operaciones comerciales dentro del MCCA. La Cámara llego a realizar normalmente la liquidación de más del 80 por 100 del comercio intracomunitario (Banco Central de Honduras, 1964). Las economías de los países centroamericanos prosperaron hasta que en 1966 bajan los precios de los productos tradicionales de exportación del área. El modelo de sustitución de importaciones había logrado suplir algunas importaciones menores, pero no aquellas de grandes magnitudes. La integración del istmo transformó a la población en un mercado de consumidores sumidos en la pobreza, pues solamente el 8% de los habitantes tenía capacidad de compra. Régimen comercial del MCCA Se creó con el fin de celebrar la integración económica impulsar el desarrollo regional. Los países Centroamericanos (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) se comprometieron a constituir una Unión Aduanera entre sus territorios. El MCCA estimula el libre tránsito para los vehículos que transportan las compañías nacionales, a las empresas de los otros estados qué invierten en la construcción de carreteras, puentes, sistemas de riego, electrificación, vivienda y otras obras vinculadas al desarrollo de la infraestructura regional. Entre las alternativas de crear una zona de libre comercio o un mercado común, los autores del Tratado de Managua escogieron la segunda vía, como superación precisamente de los anteriores acuerdos multilaterales de libre comercio. Para ello, elaboraron un Arancel Aduanero Común, basado en su propia nomenclatura (Sistema Arancelario Centroamericano, SAUCA). El arancel así construido se puso en aplicación a lo largo de los años 1961 a 1966, en un proceso programado de equiparación de gravámenes frente al exterior que no llego a hacerse efectivo. El MCCA experimentó un crecimiento notable durante la década de los 60 y los 70, ya que el intercambio comercial entre los países del área ascendió en forma sostenida durante ese periodo Guatemala y El Salvador fueron los países que se manifestaron como principales beneficiados comerciales, debido a las facilidades de infraestructura industrial, esta ventaja les permitió adaptar su estructura productiva a la fabricación y colocación de artículos manufacturados en el ámbito regional. Conforme a las normas del MCCA, existe libre comercio entre sus cinco países, pues hasta el 96 por 100 del total de productos están en esa libre práctica. Pero aún se aplica un régimen de excepción para productos considerados vulnerables (café, azúcar, bebidas alcohólicas y derivados del petróleo). Además, es posible imponer salvaguardas intrarregionales cuando un país se considera afectado por prácticas de comercio desleal. Para la solución de controversias se cuenta con un cuerpo arbitral compuesto por un representante de cada país miembro. Contexto histórico. Funcionamiento del MCCA. El proceso de acercamiento económico de las cinco repúblicas fue avanzando, alcanzándose una serie de hitos históricos entre 1948 y 1959: Tratado Triangular (El Salvador, Guatemala, Honduras) de 1955, Tratado Multilateral de Libre Comercio (1958) por medio del cual se establecía el libre comercio y la creación de una zona para el efecto, que se perfeccionaría en los siguientes cinco años; Convenio de Industrias Centroamericanas de Integración (1958)cuyo objetivo era la adopción de medidas para el establecimiento o ampliación de industrias regionales para el mercado centroamericano en conjunto; Tratado Tripartito de Integración (Guatemala, El Salvador, Honduras) en1959.En 1953, se creó la NAUCA, que sirvió para que en 1959 los aranceles adquirieran uniformidad. Y, finalmente, en 1960, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras firmaron el Tratado General de Integración Económica (Tratado de Managua), al cual se adhirió Costa Rica en 1962. Su principal objetivo fue la construcción del Mercado Común Centroamericano (MCCA), que se desarrollaría siguiendo las líneas maestras del Tratado de Managua, origen de los mecanismos económicos comunitarios.También, se creó el Consejo Económico Centroamericano para la dirección y ejecución del programa de integración. En 1951 la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) formó en México el comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano, del cual surgieron innumerables acuerdos y tratados, y comenzó a plantearse la formación del Mercado Común Centroamericano (MCCA), cuyo propósito se orientaba al proteccionismo excesivo, monopolios regionales, y el complejo sistema de incentivos Fiscales al desarrollo industrial. Se creó con el fin de celebrar la integración económica impulsar el desarrollo regional. Los países Centroamericanos (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) se comprometieron a constituir una Unión Aduanera entre sus territorios. El Mercado Común es una organización económica que agrupa a varios estados de Centroamérica, fundado en 1960 en virtud del Tratado General de Integración Económica o Tratado de Managua, por el cual Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua (2 años más tarde se incorporó Costa Rica) se comprometieron a eliminar los aranceles y otras restricciones a los intercambios y establecer una política comercial de un arancel común frente a terceros países, con el fin de crear un espacio económico integrado en la región. Inicios. La ruptura del MCCA. En 1964 se dio un paso más en la política monetaria común, al establecerse el Consejo Monetario Centroamericano (CMCA), actualmente con sede en San José de Costa Rica, con la meta final de la unión monetaria de los cinco países, tomando como moneda común el peso centroamericano ya empleado como unidad de cuenta (en equivalencia al dólar) en las operaciones de la citada Cámara de Compensación. Su entramado institucional, que comparte con la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), descansa sobre un órgano de deliberación, el Consejo Económico Centroamericano, de cuyas decisiones dependen el Consejo Ejecutivo y la Secretaría. Entre 1960 y 1968, se produjo un rápido crecimiento comercial regional y se fundaron instituciones para el fomento de la integración como la Secretaria de Integración Centroamericana (SIECA) con sede en Guatemala. Posteriormente, ya como SICA, su sede se trasladó a San Salvador. Es una institución encargada de la vigilancia y preparación de los estudios conducentes al desarrollo del Tratado. Guerra del Fútbol Mensaje del presidente salvadoreño Fidel Sánchez Hernández del 18 de julio de 1969 La guerra del Fútbol —conocida en El Salvador y Honduras como guerra de las Cien Horas y en El Salvador como guerra de Legítima Defensa—[cita requerida] fue un conflicto armado ocurrido entre el 14 y el 18 de julio de 1969 entre las repúblicas de El Salvador y Honduras, donde la primera ganó militarmente aunque no políticamente. Su nombre se tomó de la historiografía anglosajona (en inglés: Football War o Soccer War), debido a la coincidencia con un partido de fútbol que el 26 de junio de 1969 enfrentó a las selecciones nacionales de El Salvador y Honduras con motivo de la clasificación para la Copa Mundial de Fútbol de 1970. Acuñaron dicho nombre el reportero polaco Ryszard Kapuściński y el reportero jamaicano Bob Dickens,3 quienes no dieron cuenta de las causas reales que provocaron tal conflicto en Centroamérica. Durante esta guerra se evidenciaron las tensiones políticas que llevaron al conflicto armado. Fue una guerra breve —los combates duraron cuatro días— y ambos bandos utilizaron aviones de combate obsoletos para la época. Fue la última ocasión en la que participaron en acciones bélicas los aparatos estadounidenses Douglas C-47 Skytrain, Cavalier P-51D Mustang, T-28A Trojan, F4U-1 Corsair (como bombardero improvisado por ambos bandos) y AT-6C Texan, todos veteranos de la Segunda Guerra Mundial. Antecedentes Campaña hondureña contra los salvadoreños hacia 1969 Un elemento importante en la tensión diplomática entre El Salvador y Honduras fue la situación social en ambos países, donde los respectivos gobernantes militares buscaban una salida conveniente para los grupos en el poder político de cada país. Los dos contendientes se caracterizaban por tener una economía nacional basada en la producción de materia prima de origen agrícola, al ser muy escaso el poderío de la industria y el sector servicios de ambas economías. Una gran parte de la población de los dos países estaba formada por campesinos sin tierras, quienes trabajaban como jornaleros en fincas de grandes terratenientes. Los grandes hacendados controlaban la mayor parte de la tierra cultivable en El Salvador desde los años 1920 puesto que los sucesivos gobiernos salvadoreños habían rechazado todo proyecto de distribución de tierras a campesinos pobres. Esto llevó a la emigración constante de campesinos salvadoreños a regiones de Honduras cercanas a la frontera con El Salvador, cuya extensión territorial era equivalente al 20 % del territorio hondureño, pero cuya población era más numerosa que la de Honduras en 1969: 3 600 000 salvadoreños y 2 600 000 hondureños. La sobrepoblación de El Salvador halló una válvula de escape en la emigración de campesinos salvadoreños a Honduras, país con menos población y con demanda de mano de obra no cualificada, al punto que hacia 1969 había casi 300 000 jornaleros salvadoreños viviendo en Honduras, donde formaban casi el 20 % de los peones rurales de dicho país. Esto permitía a las élites de El Salvador reducir la alta densidad demográfica de su país sin sacrificar sus intereses financieros, evitando todo posible «reparto de tierras». En 1969 la situación cambió en Honduras. Los grandes terratenientes hondureños también experimentaron la presión social de tener grandes masas de jornaleros sin tierras que podían ser fuente de revueltas contra el gobierno. Para paliar el descontento de los campesinos pobres de Honduras, el presidente Osvaldo López Arellano decidió realizar una reforma agraria sin afectar a los grandes propietarios de tierras (entre los que se contaba la empresa estadounidense United Fruit Company, dueña del 10 % de la tierra cultivable de Honduras). La solución del gobierno hondureño consistió en expropiar tierras a los campesinos salvadoreños que habían vivido allí durante varias generaciones y que se habían hecho propietarios a base de esfuerzo propio, además de expulsar a los jornaleros salvadoreños residentes en Honduras. Esto generó una persecución de salvadoreños en Honduras por el escuadrón clandestino «La Mancha Brava», surgido en los meses previos a la guerra. Esta formación paramilitar asesinó y detuvo a una gran cantidad de salvadoreños en la zona fronteriza, lo que produjo un «regreso» masivo a El Salvador y agudizó la situación entre los dos países.[cita requerida] Los gobiernos aprovecharon esta escalada de tensión para orientar la atención de sus poblaciones al exterior, en vez de enfocarse en los conflictos políticos internos de ambos países. Los medios de comunicación alentaron el odio entre hondureños y salvadoreños. Los conservadores en el poder en El Salvador temían que la expulsión de salvadoreños de Honduras causase tensiones sociales: más campesinos implicarían más presiones socioeconómicas en El Salvador, cosa que ocurrió. Debido a la pasividad del gobierno hondureño ante el genocidio que cometía «La Mancha Brava» sobre los salvadoreños en Honduras, las autoridades de El Salvador decidieron intervenir militarmente en Honduras. La contienda Un caza F4U-5N Corsair hondureño, que participó en el que sería el último combate aéreo entre aviones de pistón de la historia Soldados salvadoreños patrullando el área fronteriza con Honduras durante la guerra de las 100 horas, 1969 El 14 de julio, el ejército salvadoreño lanzó la invasión a Honduras con ataques aéreos sobre suelo hondureño. Un pelotón del ejército de El Salvador capturó la guarnición fronteriza de Ocotepeque en Honduras, y otro contingente se desplazó a través del paso de El Amatillo. Su aviación bombardeó los aeropuertos de La Mesa y de Toncontín sin tanto éxito debido a que muchas bombas erraron. En respuesta, la aviación hondureña bombardeó el Puerto de Acajutla, donde impactó tanques de combustible que en su mayoría estaban vacíos debido a que días antes se había retirado el combustible, y el Aeropuerto de Ilopango, donde muchas bombas erraron y las que impactaron cayeron en hangares vacíos. Ese mismo día la Fuerza Aérea Salvadoreña atacó Honduras, esta vez con mayor éxito. Mientras tanto, en la tarde del 15 de julio, el Ejército de El Salvador tomó la ciudad de Nueva Ocotepeque, luego de capturar muchas tropas hondureñas que huían. La Organización de Estados Americanos negoció un alto al fuego la noche del 18 de julio que entró en vigor el 20 de julio. El gobierno salvadoreño exigió que cesara la persecución de sus compatriotas, pero la OEA le exigió antes desalojar suelo hondureño. Las tropas salvadoreñas se retiraron a principios de agosto. Fue la última confrontación de la historia donde combatieron aeronaves de pistón y hélice. Ambos bandos tenían en servicio material de origen estadounidense que había servido al final de la Segunda Guerra Mundial. Se enfrentaron dos de las mejores aeronaves de este tipo jamás construidas: por un lado, los F4U Corsair de la Fuerza Aérea Hondureña, y por el otro, los P-51 Mustang de la Fuerza Aérea Salvadoreña[cita requerida]. Ambos bandos utilizaron sus aviones C-47 Skytrain como bombarderos improvisados, cuando la Fuerza Aérea Salvadoreña bombardeó el Aeropuerto Internacional Toncontin en Honduras y cuando Honduras bombardeó el Aeropuerto de Ilopango en El Salvador. El mayor Fernando Soto Henríquez, al mando de su nave una Chance Vought F4U Corsair con registro FAH-609 de la Fuerza Aérea de Honduras, anotó tres derribos en combate: un Cavalier P-51D Mustang y dos Goodyear FG-1D Corsair S de la Fuerza Aérea Salvadoreña el 17 de julio de 1969, logrados así, el de un P-51 por la mañana y dos FG-1 por la tarde. Con esto se convirtió en el único piloto latinoamericano en obtener tres victorias en un conflicto bélico en suelo continental americano. Esto le supuso varios reconocimientos a nivel mundial y fue invitado de honor al «Eagles Gathering». También se menciona que la Fuerza Aérea de Honduras contrató personal extranjero para pilotar sus aeronaves. Al final de la guerra, los ejércitos de ambos países encontraron un pretexto para rearmarse y el Mercado Común Centroamericano quedó en ruinas. Bajo las reglas de dicho mercado, la economía salvadoreña (la más industrializada en Centroamérica en aquella época) estaba ganando mucho terreno en relación con la economía hondureña. Las dos naciones firmaron el Tratado General de Paz en Lima (Perú) el 30 de octubre de 1980, por el cual la disputa fronteriza se resolvería en la Corte Internacional de Justicia: ello dio paso a la solución negociada del litigio fronterizo por el control de unos 450 kilómetros cuadrados, conocido como Los Bolsones, los cuales pasaron a formar parte del territorio hondureño, en detrimento del territorio salvadoreño. El fútbol[editar] Pelea entre salvadoreños y hondureños al finalizar el partido en el estadio Flor Blanca 1969 Estos son los resultados de los partidos de fútbol entre ambas selecciones: En Tegucigalpa el 8 de junio de 1969: Honduras 1-0 (0-0) El Salvador. En San Salvador el 15 de junio de 1969: El Salvador 3-0 (3-0) Honduras. El encuentro de desempate tuvo lugar en la Ciudad de México el 27 de junio de 1969: El Salvador 3-2 (1-2, 2-2) Honduras. En estas eliminatorias El Salvador consiguió su primer pase a una competición mundialista en México 1970. Consecuencias de la guerra Mayor Jorge Colindres Reyes (derecha) participando en una ceremonia al finalizar la guerra. La muerte de entre 4000 y 6000 civiles, y más de 15 000 heridos, dependiendo de la fuente.3 Entre 60 000 y 130 000 de los 300 000 salvadoreños indocumentados que vivían en Honduras fueron forzados a regresar a su país.3 El fin del esfuerzo de integración regional conocido como Mercado Común Centroamericano (MCCA), diseñado por EE. UU. como una contraparte económica regional para contrarrestar los efectos de la revolución socialista en Cuba. El refuerzo del papel político de los militares en ambos países. En El Salvador, en las elecciones legislativas que siguieron, la mayoría de los candidatos del Partido de Conciliación Nacional (PCN) de El Salvador, en esa fecha en el gobierno, salidos del Ejército, hicieron una enorme apología de su papel en el conflicto y, por consiguiente, resultaron victoriosos en las elecciones de diputados y alcaldes. El agravamiento de la situación social en El Salvador, producto de las deportaciones desde Honduras, ya que el gobierno tuvo que facilitar a estas personas la reinserción económica, lo que no logró satisfacer (sigue siendo la zona más pobre de El Salvador). Aumentó la presión social que derivó en la posterior guerra civil salvadoreña. Mercado Común Centroamericano La industrialización por sustitución de importación (llamada también ISI) es un modelo económico, adoptado en América Latina y en otros países en desarrollo con posterioridad a la Primera Guerra Mundial y el período de posguerra de la Segunda Guerra Mundial. La falta de productos elaborados provenientes de las naciones europeas industrializadas durante las guerras mundiales, e incluso durante la Gran Depresión, fue un estímulo para esta política, que también se puede definir como el dejar de importar productos extranjeros y comenzar a consumir los producidos en el país de origen. El progreso técnico sustituye productos primarios por productos manufacturados, lo que ocasiona un descenso de la demanda por productos primarios y, por tanto, una disminución en los precios de los mismos. El progreso técnico ocasiona que el producto final requiera menor cantidad de productos primarios, con efectos similares a los del primer punto. La elasticidad-ingreso de la demanda por alimentos es menor que la unidad en los países avanzados, de tal manera que el crecimiento del ingreso implica un crecimiento menos que proporcional en su demanda. Los países avanzados han establecido una política proteccionista sobre bienes primarios (estableciendo aranceles, cuotas y subsidios al comercio internacional). La ISI es un modelo que busca fomentar el desarrollo de industrias locales para que produzcan bienes que están siendo importados, a través de mecanismos de política económica tales como los incentivos fiscales y crediticios o la protección comercial. De esta manera consigue expandir el aparato industrial local con la consecuente disminución del desempleo y el aumento del consumo interno, suponiendo una clara estrategia de crecimiento económico. Cuando en una economía sustitutiva se ha generado la demanda de productos manufacturados, y se pueden financiar empresas manufactureras -a partir del excedente generado por el sector primario- a través del ahorro y la exportación, es posible acelerar su desarrollo por medio de la protección con la instrumentación de aranceles y cuotas. Esto es lo que da origen al modelo de ISI. Prácticamente todos los países industrializados y en desarrollo, han transitado por un esquema de protección para sus nacientes industrias manufactureras.3 Es decir, por una primera etapa de un proceso de sustitución de importaciones con esquemas que aplican aranceles a los productos de consumo que son de importación. Estos productos consisten principalmente en ropa, calzado, enseres domésticos y los insumos tales como textiles, piel y madera, siendo relativamente fácil la sustitución de importaciones.4 Al profundizarse el tránsito por esta primera etapa, la producción nacional aumenta en mayor proporción que el consumo, debido a que la producción debe satisfacer no sólo los incrementos en la demanda interna sino también debe sustituir las importaciones, generando un importante ahorro de divisas. La segunda etapa comprende la sustitución de la importación de bienes de consumo intermedios y de bienes de consumo duradero, por bienes de fabricación nacional, lo que requiere una mayor capacidad de capitales, que se han logrado ahorrar en la etapa previa gracias a la sustitución de importaciones, lo cual genera un stock de divisas en el país.5 La teoría estructuralista de la ISI que se preocupa del crecimiento, la inversión, el empleo y la distribución en el largo plazo, más que de la eficiencia estática como tal, tiene también bases históricas claras. Su raíz explícita está en una interpretación del desarrollo de la economía de América Latina durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial que vivió la experiencia de sustitución de importaciones en las dos décadas previas como un proceso espontáneo de los gobiernos y las empresas para responder al desplome externo (Rodríguez, 1980). Más que una estrategia consciente dirigida a la industrialización y al manejo macroeconómico de la demanda, se entendió que este proceso era resultado de la utilización de la capacidad manufacturera instalada cuando las importaciones disminuyeron.6 La política de sustitución de importaciones contribuyó a diversificar la capacidad industrial de la región y a atender con producción interna sus necesidades de bienes de consumo y una parte de los bienes intermedios y de capital. Estuvo acompañada de un proceso de inversión y de transformación productiva y tecnológica. En algunos países la ISI fue más acentuada que en otros. La agricultura, en especial en Argentina, Brasil, y Chile se benefició de la aplicación de modernas tecnologías y formas de producción en el cultivo de la tierra. Mientras que los países de América Central y el Caribe y los andinos se mantuvieron rezagados al no modernizar su agricultura y seguir con el modelo primarioexportador, lo que diferenció por un lado a los países del Cono sur donde alcanzaron notable desarrollo las actividades vinculadas a la energía, las comunicaciones, el transporte y otros servicios, que lograron desarrollar una vigorosa y temprana clase media, con un mercado interno amplio resultado de la ISI, y por otro lado los países andinos y de Centro América que continuaron con el modelo primario exportador, sin desarrollar una clase media, caracterizándose por la profunda división de clases entre una pequeña élite y amplios sectores campesinos e indígenas pobres y la concentración de la renta y la riqueza en viejas élites rentistas opuestas a cualquier tipo de innovación tecnológica, política o social. El resultado de estos esfuerzos fue el acelerado crecimiento de América Latina que, en conjunto, alcanzó durante este período y al amparo de la industrialización sustitutiva una tasa media de expansión superior al 5,4% anual, que superó no solamente su ritmo histórico de crecimiento sino también el de otras regiones del mundo, con inclusión de la mayoría de los países industrializados. Solamente el Japón y los exportadores de petróleo registraron índices mayores de crecimiento. RUPTURA DE MECADO COMUN CENTROAMERICANO Conflictos al interior del MCCA Las causas específicas de los severos conflictos del Mercado Común Centroamericano se pueden observar en el interior de cada país de la región: Escasez de recursos y oportunidades de expansión del mercado regional. Escasa vinculación entre países en lo que se refiere a la infraestructura limítrofe. (que tiene límites) Inestabilidad política en algunos de los miembros del MCCA. Falta de preparación de recursos humanos y áreas técnicas para universitarios en toda Centroamérica. Desorganización de todo el procedimiento de integración, ya que el conflicto de 1969 llevó a la separación de Honduras del proceso integracionista. CONSECUENCIAS DE LA RUPTURA DEL MCCA Causas que potenciaron la crisis del MCCA La Alianza para el Progreso LA RUPTURA DEL MCCA Y CONSECUENCIAS ECONÓMICAS ESTANCAMIENTO Y FIN DEL MCCA La región no logró reducir su vulnerabilidad externa, ya que continuó dependiendo de las exportaciones de bienes primarios. El estilo de desarrollo que caracterizó a la zona fue concentrador, o en todo caso excluyente, en el sentido que favoreció a los distintos estratos de la población en forma notoriamente desigual, acentuando el grado de concentración del ingreso de algunos países. El conflicto armado en El Salvador y Nicaragua creó tal desconfianza política en Centroamérica, que el esquema de integración terminó por desarticularse. Conflicto: Creciente déficit (falta de ingreso) comercial interregional: Exigencia: Realización inmediata de todas las leyes comunes. Acuerdos: Realización unilateral de las leyes comunes. Boicot de las reuniones de los ministros del Estado. Fijación de aranceles idénticos para bienes nicaraguenses por los países asociados. Solución: Renuncia a los aranceles y desistimiento de los aranceles de castigo, después de la ratificación de todas las leyes comunes por todos los miembros del MCCA. Desistimiento de las contramedidas. El potencial conflictivo queda sin solucionarse. EL SALVADOR 1969 Conflicto: Delimitación de la frontera sin clara definición. Problemas migratorios. Desequilibrio en la balanza comercial bilateral. Exigencias de El Salvador: Fijación de la delimitación de la frontera como estaba definida en la constitución política salvadoreña. Acuerdos: Boicot (interponer) a la importación de bienes salvadoreños. Expulsión de los emigrantes salvadoreños. Solución: Fin de las luchas armadas de 1969. Legislación de los emigrantes hondureños en El Salvador. Hasta 1990 ninguna determinación de la delimitación de la frontera. IMPACTO DEL DESARROLLO EN LOS PISES POBRES Existe una estrecha y recíproca relación entre la reducción de la pobreza, el desarrollo y los derechos humanos, pues el desarrollo humano consiste en la realización de los derechos humanos y, por consiguiente, en la progresiva reducción de la pobreza. El desarrollo humano debe estar centrado en los pueblos y en los individuos que los conforman, y tiene como objetivos la mejora de su bienestar y el respeto de su dignidad e identidad. Por esta razón, la pobreza constituye, en la medida en que supone la antítesis del desarrollo social, una brutal y violenta negación de todos los derechos humanos, que limita sustancialmente el alcance de las libertades públicas de los más pobres, privando a éstos y a las comunidades a las que pertenecen de los bienes necesarios para vivir dignamente. Al igual que el desarrollo humano y sostenible, la pobreza posee un carácter multidimensional y complejo al implicar elementos materiales, como el hambre, la malnutrición, la falta de seguridad alimentaria, la falta de agua potable y para la higiene personal, los problemas de salud ligados a enfermedades fácilmente curables con las medicinas y conocimientos actuales, las viviendas precarias e insalubres, el desempleo y el subempleo, y la escasez de ingresos económicos, así como elementos inmateriales, como el analfabetismo, el acceso restringido a centros de educación y a otros servicios públicos, la exclusión y la marginación social, la violencia y, en definitiva, la falta de perspectivas y de esperanzas de que la situación mejore, que empuja a la desesperación [1]. Asimismo, la pobreza implica una importante limitación de los derechos de participación política al limitar la capacidad de expresión de las necesidades e intereses en la vida pública. Por este motivo, cabe cuestionarse qué significa la libertad para quien no tiene suficiente para comer e incluso se muere de hambre, pues los derechos humanos y del ciudadano carecen de sentido para aquellos hombres que vegetan en el hambre, la enfermedad y la ignorancia. La carencia de bienes esenciales para vivir dignamente y la exclusión de la vida económica, política, social y cultural no son problemas exclusivos de los países más pobres, pues también en los países más ricos e industrializados mucha gente no puede satisfacer sus necesidades básicas, caso por ejemplo de EE.UU., donde pasan hambre 30 millones de personas, entre ellos 13 millones de niños menores de 12 años [3]. En este país se calcula en 38 millones el número de personas que sobreviven por debajo del umbral de pobreza y en el conjunto de los países más industrializados se calcula que más de cien millones de personas viven por debajo de dicho umbral. Estas cifras no sólo no están disminuyendo, sino que su tendencia es al alza. La catástrofe causada por el ciclón Katrina en el Sur de EE.UU. puso al descubierto hasta qué punto este superestado está afectado por la pobreza y la desigualdad, a pesar del empeño de los grandes medios de comunicación en ocultarlo. Es también significativo que en este país, fuertemente marcado por una violencia estructural en todos los ámbitos, la población reclusa alcance la cifra de 715 presos por cada 100.000 habitantes (cifra casi cinco veces superior a la de España, que es una de las más altas de la Unión Europea) [4], los cuales, al igual que gran parte de los condenados a muerte, son en su mayoría pobres con insuficientes recursos para costear debidamente una asistencia jurídica adecuada que haga frente a multitud de irregularidades procesales. El Banco Mundial (BM) establece en un dólar diario el umbral de la denominada “pobreza extrema”, lo cual no deja de ser arbitrario, puesto que el dólar es una moneda de un país industrializado y su valor monetario no sólo no equivale a la misma cantidad de bienes en los diferentes lugares del planeta, sino que la disparidad puede ser muy elevada. Además, establecer en un dólar diario el umbral de la pobreza extrema permite ocultar que también existe este tipo de pobreza en los países que se presumen más “desarrollados”. De todos modos, si tomamos ese dólar como referencia a título orientativo, aun con todas sus imprecisiones, se calcula actualmente entre 1.200 y 1.300 millones los seres humanos a lo ancho del planeta que viven (malviven) con menos de dicho dólar diario [5]. Esto supone que uno de cada cuatro o cinco seres humanos vive en condiciones de "pobreza extrema" y con escasas perspectivas de que su situación cambie a corto plazo, dado que el número de personas que viven en tales condiciones no está disminuyendo. Una característica relevante de este fenómeno es su feminización, es decir, la pobreza incide con más intensidad en las mujeres, pues se estima que el 70% de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en todo el mundo son mujeres. Es más, sólo perciben una décima parte de los beneficios y poseen solamente una décima parte de los derechos de propiedad [6]. Ello se debe, entre otras cosas, a los grandes obstáculos que encuentran las mujeres en su emancipación a causa de determinadas leyes locales profundamente arraigadas en tradiciones culturales y costumbres sociales, de las que los agentes de la economía de mercado capitalista, principalmente las empresas transnacionales, no dudan en aprovecharse para incrementar la sobreexplotación laboral y así obtener mayores beneficios con menor coste [7]. Algunas de las principales dificultades de los países del tercer mundo se refieren a la enorme carga de la deuda externa, el deterioro de la relación de intercambio comercial, la disminución de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y la escasez de corrientes de capital privado y de recursos humanos hacia dichos países. Asimismo, llama la atención sobre la difícil situación del continente africano, donde la pobreza alcanza niveles particularmente graves: “Gran parte del continente se ve afectada, entre otras cosas, por una infraestructura física e institucional deficiente, escaso desarrollo de los recursos humanos, falta de seguridad alimentaria, malnutrición, hambruna, epidemias, enfermedades generalizadas, desempleo y subempleo. A todo ello se suman diversos conflictos y desastres. Estas variadas limitaciones y restricciones hacen que sea difícil para África beneficiarse plenamente de los procesos de mundialización y de liberalización del comercio e integrarse plenamente en la economía mundial” (párrafo 17) [8]. Por este motivo, “la crítica situación de África y de los países menos avanzados exige que se asigne prioridad a esos países en la cooperación internacional para el desarrollo y en la asignación de la Asistencia Oficial para el Desarrollo” (párrafo 185). Esta lamentable situación empuja a muchos jóvenes africanos a intentar desesperadamente emigrar a Europa u otros países industrializados, muriendo muchos de ellos en el empeño, o siendo maltratados y malheridos, al intentar atravesar unas fronteras cada vez más difíciles de franquear, y que convierten a los Estados más ricos e industrializados en una especie de fortalezas inaccesibles, contradiciendo abiertamente su reiterada autoproclamación de “libres”. La pobreza no consiste solamente en la escasez de ingresos económicos La pobreza extrema supone la negación de todos los derechos humanos y que la libertad sin el respeto y cumplimiento de los derechos económicos, sociales y culturales es mera ilusión [9]. Una cumbre particularmente relevante fue la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995, a cuyo término se aprobó la Declaración sobre Desarrollo Social, donde se plantea como objetivo primordial de la comunidad internacional la erradicación de la pobreza, en tanto que imperativo ético, social, político y económico de la humanidad [10]. La pobreza se caracteriza como un problema complejo y multidimensional que requiere un enfoque intersectorial e integrado, al igual que el desarrollo humano y sostenible. Al fin y al cabo, la pobreza es consecuencia de la negación del desarrollo y, por lo tanto, de los derechos humanos, incluidos los derechos económicos, sociales y culturales. Uno de los aspectos relevantes de la pobreza se manifiesta, según lo expresado en la citada Cumbre, a través de la falta de participación de los grupos e individuos más vulnerables en la adopción de decisiones en la vida civil, social y cultural. Ello se debe a que la pobreza constituye un importante hándicap para la comunicación y el acceso a las instituciones, los mercados, el empleo y los servicios públicos, lo cual facilita que estos sectores de población sean olvidados y marginados por los encargados de elaborar y decidir políticas. Además, se considera que la satisfacción de las necesidades básicas es esencial para reducir la pobreza, y para que esto sea posible se insiste en la necesidad de crear empleo digno [11]. Por otro lado, desde hace tiempo, son muchos los autores y expertos que denuncian que “el deterioro de las actuales formas de intercambio prosigue su tarea de pauperización internacional” [12], y que por este motivo, es más realista hablar de países subdesarrollados y no en vías de desarrollo, dado que los hechos muestran que más bien se encuentran en vías del subdesarrollo, y que más propiamente podríamos hablar del "desarrollo del subdesarrollo", o del "subdesarrollo del desarrollo" en el denominado tercer mundo [13]. La pobreza, como carencia de medios para producir y reproducir la vida con un mínimo de dignidad, tiene su origen en situaciones y estructuras económicas sociales y políticas que hacen funcionar a nivel internacional mecanismos que generan ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres [14]. Otro aspecto fundamental para entender y definir la pobreza consiste en lo que se denomina como componente relacional, el cual es un factor que suele ser obviado por los autores de ideología liberal. Dicho componente relacional está estrechamente vinculado con el sentimiento de dignidad y de autoestima respecto de sí mismo, el cual es un aspecto que los propios pobres suelen recalcar con notoriedad a la hora de definir y de describir por sí mismos en qué consiste la pobreza y qué es lo que les hace sentirse pobres. En este sentido, la pobreza tiene una dimensión relacionada con los ingresos, en la que se define a los pobres como quienes viven por debajo de un nivel determinado de ingresos o de consumo, y tiene también una dimensión relacionada con los recursos, que impide a las personas adquirir las capacidades necesarias para cruzar duraderamente el umbral de la pobreza. Por lo tanto, la pobreza no se reduce a una mera falta de ingresos económicos, sino también a una falta de desarrollo de las capacidades o facultades personales, debido a la privación o escasez de los medios y recursos básicos para poder llevar a cabo su desarrollo personal plenamente. De este modo, la pobreza se traduce en una deficiente calidad de vida, de seguridad y de autoestima personal. Así pues, la pobreza se subdivide en dos dimensiones principales: la económica, ligada a la escasez de ingresos económicos para satisfacer sus necesidades básicas, y la social, que se vincula estrechamente con la “exclusión social”, y donde el aspecto relacional mencionado adquiere mayor relieve, sobre todo en los países más ricos e industrializados [15]. Medidas que deberían aplicarse Una de las medidas reseñables se refiere al respaldo de la denominada "Iniciativa 20/20", adoptada por varias agencias y programas de las Naciones Unidas (PNUD, UNESCO, FNUAP, UNICEF y OMS), que consiste en hacer un llamamiento a todos los Estados, ricos y pobres, para que asignen al menos un 20% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y un 20% de los presupuestos estatales a programas sociales básicos, es decir, a la provisión de servicios sociales básicos para todos, especialmente para los más desprotegidos [16]. Hay que destacar la necesidad de disponer de servicios sociales básicos para todos, principalmente para los más pobres, lo cual constituye un elemento esencial en cualquier estrategia de lucha contra la pobreza. Estos servicios sociales deben comprender, por ejemplo, la alimentación suficiente, la atención primaria de la salud, la educación básica, la salud de la reproducción y la planificación familiar, el abastecimiento de agua potable y el saneamiento en viviendas adecuadas, entre otros, por lo que toda estrategia de lucha contra la pobreza requiere, además, la colaboración conjunta de organismos como la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) o la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), por ejemplo, los cuales se ocupan a escala planetaria de las cuestiones de la alimentación, de la salud, de la educación básica y de los niños, respectivamente. Además, deben tomarse medidas no sólo para “aliviar” sino incluso para anular enteramente la pesada carga de la deuda externa, dado que en muchos casos se trata de deuda ilegítima u odiosa, especialmente por parte de los acreedores del Club de París y de las instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial)[17]. Estas medidas deberían ser acompañadas de la aplicación de políticas económicas y sociales apropiadas y el fomento de la capacidad técnica y de las infraestructuras física e institucional necesarias para llevar a cabo estas políticas, así como dedicar al menos el 0,15% del PNB (20% del 0,7%) de los países donantes de AOD a los países PMA. En particular, deberían emprenderse medidas específicas para combatir las enfermedades que se cobran un elevado número de vidas humanas (SIDA, malaria, por ejemplo) y para reducir los efectos desmesurados de los desastres y catástrofes naturales en estos países. También hay que mencionar los objetivos de desarrollo del milenio, acordados en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, celebrada en Nueva York en septiembre del año 2000. En dichos objetivos los líderes mundiales (participaron en total 189 Estados) fijaron una serie de metas a lograr en plazos definidos y cuyo progreso hacia su realización fuera mensurable. Dichas metas y objetivos consisten básicamente en la lucha contra la pobreza, el hambre, las enfermedades endémicas, el analfabetismo, el deterioro del medio ambiente y la discriminación contra la mujer. Entre los objetivos citados figura el reducir a la mitad el número de personas que subsisten con menos de un dólar diario para el año 2015. En la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Johannesburgo en el año 2002, se insistió particularmente en las metas encaminadas a reducir el número de personas que carecen de acceso a agua potable y de saneamiento e higiene básico, entre otros. De todos modos, son múltiples las voces que manifiestan abiertamente su pesimismo al respecto, en la medida en que no se están llevando a cabo profundas reformas en el proceso de globalización o mundialización económica imperante, que no hace sino ahondar más y más la desigualdad y la brecha entre ricos y pobres no sólo a escala mundial, Sino también en el interior de cada país, incluidos los más ricos e industrializados LA DOLARIZACIÓN DE EL SALVADOR La dolarización es el proceso por el cual un país adopta, de manera oficial o extraoficial, la moneda estadounidense para su uso en transacciones económicas dentro del país. La moneda extranjera estadounidense reemplaza a la moneda nacional en todas sus funciones (reserva de valor, unidad de cuenta, medio de pago). Puede adoptarse como moneda de curso legal exclusiva o predominante, perdiendo o cediendo parte de soberanía monetaria. El Salvador está oficialmente dolarizado desde el 1 de enero de 2001. Para el año 2000, el gran flujo de las remesas repercutía en la estabilidad macroeconómica. Las operaciones de mercado abierto trataban de mantener la inflación baja como se había mantenido durante los años 1990, sin embargo el exceso de liquidez por el exceso de divisas empujaba las tasas de interés hacia arriba. Estas medidas regulatorias representaban un costo financiero para el Banco Central de Reserva, lo que constituía una fuente adicional de desequilibrios fiscales de naturaleza monetaria, generando el gasto cuasifiscal. Se calculaba que estos costos cuasifiscales eran cercanos a 1 % del PIB a fines del 2000.4 A finales del 2000 el entonces presidente de El Salvador, Francisco Flores, anunció que a partir del 1 de enero del 2001 entraría en vigencia la Ley de Integración Monetaria,5 la cual planteaba, entre otras cosas, la libre circulación bimonetaria del colón salvadoreño y el dólar estadounidense, lo cual ocurrió unos cuantos meses. Tiempo después el país se dolarizó totalmente sacando, arbitrariamente, el colón de circulación y dejando únicamente el dólar como moneda de curso legal. Ya que el supuesto bimonetarismo de la ley nunca se dio porque de acuerdo al artículo 5 de la misma, el Banco Central de Reserva debía recolectar los colones disponibles. La ley plantea: 1. 2. 3. 4. Fijar el precio de $1,00 = ₡8,75.5 Declarar el dólar estadounidense como moneda oficial junto al colón. Los bancos comprarán y venderán dólares cuanto sea necesario. Las transacciones comerciales, las cuentas de los bancos y los precios de los productos pueden expresarse tanto en dólares como en colones. Se han tenido ventajas como la supresión de las casas de cambio y otras figuras irregulares (especulativas) como el mercado negro. Del total de remesas una parte importante quedaba en mano de ese mercado. Otra ventaja fue la baja en tasas de interés pasivo, sobre todo a largo plazo como viviendas. Aunque la dolarización es una herramienta para atraer inversión extranjera, luego que del 2000 en adelante se vendieran todos los bancos locales a firmas extranjeras, no hay más pruebas que la inversión creciera. Entre los aspectos negativos se menciona el retiro selectivo y secreto de fuertes depósitos bancarios en colones para comprar dólares baratos a la tasa de cambio anterior y luego depositarlos en los bancos ya en dólares, la dolarización de los fondos de pensiones a la nueva tasa con lo que hubo una disminución del valor cotizado por años por sus derechohabientes, la pérdida de soberanía monetaria y el costo de funcionamiento del banco central que ya no tenía las mismas facultades como entidad emisora de moneda. Al cumplirse 10 años de la dolarización, se plantea la baja productividad del país, imponiéndose las importaciones basadas en dólares de remesas, ante un sector exportador diezmado por la crisis global. En 2009, el nuevo gobierno de Mauricio Funes dejó claro que no se contemplaba la vuelta a la moneda del colón. Sería como abrir la Caja de Pandora, algo que no estaba dispuesto a hacer. Ventajas: La dolarización estabiliza el nivel de precios, deteniendo inmediatamente los procesos hiperinflacionarios. Esto sucede porque al adoptar una moneda con un historial sólido, emitida por un país con una política monetaria responsable, se gana nuevamente confianza en el dinero en circulación y las expectativas mejoran. Por ello, la inflación en el país dolarizado tiende a converger en el mediano plazo con la del país emisor de la moneda adoptada. Dolarizar también elimina la capacidad de financiar el déficit creando nuevo dinero, es decir, promueve la responsabilidad fiscal ya que el Estado no posee una moneda que puede imprimir a su discreción para financiarse. Sin embargo, siempre queda la opción de acudir al mercado internacional para obtener financiamiento, por lo que aún tras dolarizar es posible mantener un déficit. Finalmente, la dolarización facilita el comercio internacional, al adoptarse una moneda ampliamente aceptada a nivel global. Desventajas: El país que dolariza pierde la capacidad de usar las herramientas de política monetaria para suavizar las variaciones en el PIB nominal, porque cuando se cuenta con una moneda propia el Banco Central tiene la capacidad de mantener una política monetaria expansiva en las épocas de contracción y una política restrictiva en las épocas de expansión. Esto le permite suavizar el ciclo económico, generando mayor estabilidad en los indicadores económicos, lo que a su vez facilita a los agentes la planificación de sus actividades en el mediano y largo plazo. Al dolarizar se pierde el mecanismo de ajuste del tipo de cambio como estabilizador automático ante shocks externos. Por ejemplo, si hay una caída en los precios de las materias primas de las cuales dependen los ingresos de la economía dolarizada, la moneda del país no se depreciaría automáticamente como debería hacerlo para mantener la competitividad de su industria, por lo que se volvería comparativamente más cara. La economía del país que emite la moneda puede sufrir fluctuaciones diferentes a las de la economía dolarizada, que se vería negativamente afectada por dichos vaivenes. En otras palabras, para que la dolarización no presente esta desventaja los países tendrían que encontrarse en situaciones económicas similares. En una economía dolarizada es difícil que el Banco Central ejerza su rol como prestamista de última instancia, entonces en caso de una crisis bancaria la entidad no sería capaz de hacer préstamos para rescatar a las instituciones. Por último, al dolarizar se pierde el ingreso por señoreaje, que es el ingreso percibido por el estado al producir la moneda del país.