bunales y de la ASOCIACION PARA LA DEFENSA DE LA... PUBLICA, con CIF nº …. ... DON ISAAC GIMENEZ NAVARRO

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AL JUZGADO DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
DE ZARAGOZA
DON ISAAC GIMENEZ NAVARRO Procurador de los Tribunales y de la ASOCIACION PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD
PUBLICA, con CIF nº …. y con domicilio a efectos de notificaciones
en …….; ……………………………, cuyas demás circunstancias, así
como mi mandato y representación, constan en la escritura de poder
que, debidamente bastanteada, acompaño al presente escrito (Documento nº UNO), con ruego de su inserción en Autos y devolución del
original, ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Zaragoza al que por turno corresponda comparezco y, como mejor proceda
en Derecho, DIGO:
Que, en fecha 17 de febrero de 2015, fue publicado en el Boletín
Oficial de Aragón nº 32, el anuncio del Servicio Aragonés de Salud,
por el que se convoca, por tramitación ordinaria y anticipada, la licitación por procedimiento abierto, con admisión de variantes y varios
criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública
para la construcción y explotación del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel).
Considerando que dicha resolución no es conforme a Derecho,
por medio del presente escrito vengo a interponer RECURSO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO contra la convocatoria, por el Servicio Aragonés de Salud, por tramitación ordinaria y anticipada, de la
licitación por procedimiento abierto, con admisión de variantes y
varios criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra
pública para la construcción y explotación del nuevo Hospital de
Alcañiz (Teruel).
En cumplimiento de los requisitos exigidos por el artículo 45 de
la Ley 29/1998, reguladora de esta Jurisdicción, hago constar:
PRIMERO: Que, en cumplimiento de lo previsto en el art.
45.2.c), se adjunta, como DOCUMENTO Nº DOS, copia del BOA nº 32,
en el que figura el texto íntegro del acto administrativo objeto de esta
impugnación.
Asimismo, como DOCUMENTOS Nº TRES al …… , se aportan
certificaciones de los acuerdos adoptados para la interposición del presente recurso contencioso-administrativo, por las distintas Entidades
recurrentes.
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SEGUNDO: El presente recurso se interpone dentro del plazo
legalmente establecido en el artículo 46.1 de la Ley de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa, es decir, en el plazo de dos meses a contar desde la publicación en el Boletín Oficial de Aragón de la convocatoria de licitación impugnada
TERCERO: Se acompañan, como ya hemos señalado ut supra,
como Documento nº UNO, en virtud del art. 45.2.a), los poderes que
acreditan la representación que ostento, debidamente bastanteados.
CUARTO: Deberá darse al recurso la tramitación del procedimiento ordinario por razón de las pretensiones en el mismo ejercitadas, superiores a 30.000 euros.
Por lo expuesto,
SUPLICO AL JUZGADO: Que, teniendo por presentado este
escrito, con los documentos que se acompañan y sus copias, se sirva
admitir todo ello, teniendo por comparecido y parte al Procurador actuante, en nombre y representación de la ASOCIACION PARA LA
DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA…………………………, contra
la convocatoria, por el Servicio Aragonés de Salud, por tramitación
ordinaria y anticipada, de la licitación por procedimiento abierto,
con admisión de variantes y varios criterios de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública para la construcción y explotación
del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel); y que, en virtud del artículo
48 del mismo texto legal, se solicite la remisión del expediente administrativo para que, en su momento, se me dé traslado del mismo a fin
de formalizar el escrito de Demanda, prosiguiendo con los demás trámites legalmente establecidos hasta dictar Sentencia estimatoria de las
pretensiones de mi representada.
PRIMER OTROSÍ DIGO: Que, siendo general para pleitos el
poder que acompaño, y precisándolo para otros usos,
SUPLICO AL JUZGADO: Que tenga por hecha la anterior manifestación y acuerde la devolución de dichos poderes, una vez tomada nota bastante en Autos.
SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Que, sin perjuicio de la que tenga a
bien señalar el Juzgado, conforme a lo prevenido en el artículo 40 de la
Ley Jurisdiccional, esta parte manifiesta que la cuantía del presente
recurso es indeterminada.
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SUPLICO AL JUZGADO: Que tenga por hecha la anterior manifestación, en relación con la cuantía del procedimiento, a los efectos
legales procedentes, y sin perjuicio de la competencia que a este Juzgado corresponde para la definitiva fijación de la misma.
TERCER OTROSÍ DIGO: Que interesa a esta parte la SUSPENSIÓN CAUTELAR del acto administrativo impugnado.
Para determinar, en cada caso concreto, si procede o no la tutela
cautelar, es precisa la ponderación de tres elementos: la intensidad
con la que el interés general demanda la ejecución inmediata del acto,
la intensidad del daño que la ejecución inmediata del acto administrativo puede causar a su destinatario, y la apariencia de buen derecho de
quien solicita la tutela cautelar
Respecto de los dos primeros elementos, el Auto del Tribunal
Supremo de fecha 21 de enero de 1997, Ar. 84, afirma que, “cuando las
exigencias de ejecución que el interés público presente sean tenues, bastarán
perjuicios de escasa entidad para provocar la suspensión. Por el contrario, cuando aquellas exigencias sean de gran intensidad sólo perjuicios de muy
elevada consideración podrán determinar la suspensión”. Y, en cuanto a la
apariencia de buen derecho, el Auto del Tribunal Supremo de fecha 17
de marzo de 1995 establece que, si bien “no puede ser por sí sola causa
determinante de la suspensión de los actos administrativos recurridos, sí es
criterio complementario con el principal de la existencia de daños y perjuicios
de imposible o difícil reparación”.
Veamos los tres elementos:
A) Es manifiesto que el interés público no exige la inmediata
ejecución del acto administrativo impugnado:
Para el Tribunal Constitucional, el privilegio de la autotulela
encuentra su fundamento constitucional en el art. 103.1 CE, si bien,
advierte, se trata de un fundamento abstracto y genérico, cuya existencia ha de verificarse en cada caso concreto, cuando el interesado cuestione ante los órganos judiciales la necesidad de dar inmediato cumplimiento al acto impugnado (STC. 78/1996).
Se considera que la forma “constitucionalmente correcta” de
afrontar las solicitudes de medidas cautelares es la que comienza por
preguntarse si el acto administrativo recurrido, y frente al que se solicita la tutela judicial cautelar, necesita ser ejecutado inmediatamente o, lo que es igual, si el interés público, entendido como la necesidad de servir con eficacia a los intereses generales, demanda su in3
mediata ejecución, porque, si no es así, no hay fundamento constitucional que legitime la prerrogativa de la ejecutividad de dicho acto.
Obviamos la transcripción de los artículos 129 y ss. LJCA, reguladores de la tutela cautelar judicial, en los que se destaca la necesaria
ponderación de los distintos intereses en conflicto, la necesidad de
analizar si la ejecución del acto puede hacer perder la finalidad legítima del recurso y el contenido del art. 130.2, que, como cláusula de cierre, prevé la denegación de la medida cautelar cuando pueda causarse
perturbación grave de los intereses generales o de tercero, lo que no
ocurre en el asunto que nos ocupa.
Es claro que el acto recurrido (la convocatoria de licitación del
Nuevo Hospital de Alcañiz) no requiere la inmediata ejecución del
mismo, pues la población de Alcañiz, si bien, en el medio y largo plazo, va a precisar del nuevo Hospital, a fecha de hoy y en los próximos
dos años (lo que puede durar el procedimiento) tiene sus necesidades
sanitarias correctamente atendidas por el antiguo (actual) Hospital de
Alcañiz, en pleno y correcto funcionamiento e íntegramente gestionado, en todos sus servicios, hospitalarios y no hospitalarios, por el SALUD, misma gestión que se pretende por partes de los recurrentes para el nuevo Hospital, en contra de lo licitado.
Y, es más, a tenor de lo que señalaremos a continuación, dados
los desmedidos costes del contrato de concesión de obra pública que
nos ocupa, muy superiores a un contrato de obra pública ordinario,
con posterior gestión directa o indirecta por la Administración, lo que
requiere el interés general es la no ejecución del acto administrativo
impugnado; al menos durante el año o dos que dure el procedimiento en la primera instancia.
B) En el asunto que nos ocupa, el “fumus boni iuris” juega a
favor de la suspensión del acto.
Comenzaremos la fundamentación citando a Don Marciano
Sánchez Bayle, con una transcripción parcial de su documento de trabajo nº 182/2014 “La privatización de la asistencia sanitaria en España”:
“El siguiente paso, no en el tiempo, pero sí en la intensidad de la
privatización ha sido la puesta en marcha de las iniciativas de financiación privada (PFI por sus siglas en inglés = private finance initiative),
un modelo que se puso en marcha en el Reino Unido como una variante
de la colaboración público-privada por el gobierno conservador de John
Major en 1992 y que posteriormente se ha extendido a muchos países del
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mundo (…). El sistema PFI consiste básicamente en que una empresa o
un grupo de empresas privadas construye un centro (no necesariamente
sanitario, también se ha empleado para centros educativos, etc.) pone la
financiación para hacerlo y luego las administraciones públicas le pagan
durante un plazo entre 20 y 30 años según los casos concretos un canon
establecido previamente, además las empresas privadas se hacen cargo de
las actividades de mantenimiento y de otras en teoría no relacionadas directamente con la prestación del servicio (en el caso de los hospitales todas la consideradas no sanitarias, es decir todas excepto la enfermería y la
práctica médica).
En España los primeros hospitales PFI se construyeron en la Comunidad de Madrid, un total de 6 centros, 5 de ellos constituyendo una
sociedad pública para gestionar cada uno de los mismos, manteniendo la
adscripción al sistema público de la parte sanitaria en el de Majadahonda
(resultado del cierre y el traslado del personal de la Clínica Puerta de
Hierro). La apertura se produjo en 2007, excepto el de Majadahonda que
lo fue en 2008.
Del funcionamiento de estos centros conocemos poco o nada por
los datos oficiales porque el secretismo y la falta de transparencia han sido
la norma. Lo que si se conoce es la sobredotación presupuestaria de los
centros de modelo PFI y/o titularidad privada respecto a los centros públicos. Por poner un ejemplo, en 2010 el presupuesto cama/año de los
centros de gestión pública era de 277.375 €/año de media y el de los centros de gestión privada suponía 434.686 €/año de media; y en 2011 el de
los hospitales públicos era de 307.187 €/año de media, mientras que el de
los hospitales privados y PFI fue 485.970 euros, lo que contradice la supuesta mejora de la eficiencia de estos centros. Otro hecho a tener en
cuenta es que, siendo el coste de construcción de los 7 hospitales que se
abrieron en primer lugar de 701 millones de euros, al acabar 2011 las
empresas concesionarias han recibido 763´1 millones de euros (de acuerdo
con los cálculos del concurso inicial), quedando una deuda de 4.284´7 millones de euros, por lo que es evidente que podrían haberse construido escalonadamente a un precio netamente inferior sin incurrir en la exorbitante deuda actual. También es conocido que las concesionarias han reclamado a la Comunidad Autónoma de Madrid 80 millones de euros en
concepto de pérdidas y un aumento del canon anual de 9´2 millones de
euros (sobre una rentabilidad esperada del 11´5%, declaran haber obtenido ¡¡sólo!! el 9%)
En este mismo ámbito de cosas se conoció en 2012, en el Informe
del Tribunal de Cuentas, que en 2010 la Comunidad de Madrid, sin darle
publicidad, había aumentado el canon en 1´9 millones € anuales, y que ha
estado pagando directamente al personal no sanitario que trabajaba en
Majadahonda, ahorrándole a la empresa concesionaria un total de 11 millones de euros.
(…)
5
El modelo PFI ha tenido numerosas críticas en Reino Unido, que
es donde existe una más dilatada experiencia de su funcionamiento. Las
críticas pueden resumirse en los siguientes aspectos (McKee 2006, Talbot-Smith 2006, Fisher 2007, Pollock 2012, Ruane 2012, Francis 2013):
-Resulta mucho más caro (entre 7 y 8 veces) debido tanto a los
elevados intereses de los préstamos como a la necesidad de las empresas
de obtener beneficios, como al hecho de que permite manipulaciones financieras que encarecen los costes al estar ligados los contratos a actualizaciones automáticas con indicadores financieros (Libor).
-Disminuye de manera importante el número de camas y el personal sanitario y no sanitario.
-Se ha encontrado aumentos de las enfermedades nosocomiales e
incluso se ha responsabilizado a este modelo de la elevada mortalidad detectada en el hospital de Staffordshire”.
Pues bien, del Pliego de Cláusulas Administrativas Particulares
del contrato de concesión de obra pública del “Nuevo Hospital de Alcañiz”, sometido a información pública, se infiere que estamos ante un
Hospital modelo PFI, en cuya construcción y explotación se van a dar
todos los problemas y vicios que se han referido con anterioridad.
La empresa que resulte adjudicataria va a construir el Nuevo
Hospital, encargándose de su urbanización, financiación y puesta a
disposición del mismo al SALUD, y a cambio la concesionaria va a recibir un canon mensual desorbitado con revisión anual indexada al
IGC, y además va a gestionar (con beneficios, lógicamente) los servicios de mantenimiento general del edificio, instalaciones y mobiliario
general, conservación de viales y jardines, suministros y gestión energética, mantenimiento y gestión del aparcamiento, mantenimiento del
equipamiento de electromedicina, transporte interno-externo, seguridad, restauración para pacientes, limpieza, desratización, desinsectación y desinfección, residuos urbanos y sanitarios; y a lo anterior se
añade que la concesionaria va a tener todos los derechos de explotación (con beneficios, lógicamente, también) de cafetería-restaurante y
comedor externo, servicios multimedia/TV, máquinas de vending y
otras explotaciones comerciales, previa autorización de la Administración.
Si se analiza el “Estudio de la viabilidad económico-financiera
del Nuevo Hospital de Alcañiz”, fechado el 20 de noviembre de 2014,
también sometido a información pública, el presupuesto total del
Hospital (edificación, urbanización y mobiliario) es 99.381.786´43 euros
(IVA incluido), el período de explotación por la concesionaria es de 20
años, a iniciar en enero de 2018, y durante ese período está prevista
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una rentabilidad garantizada para el concesionario del 7´5% (más
una segunda retribución que garantiza un 6´5% adicional), lo que
implica una Cantidad Máxima Anual (en euros 2014) –que, como
siempre y tal y como nos dicta la experiencia más reciente, será mínima- de 18´08 millones de euros (IVA incluido).
Como puede colegirse del Pliego de Cláusulas y del Estudio de
Viabilidad, se prevé un calendario de ejecución de tres ejercicios, entre
2015 y 2017, con unos porcentajes de compromiso de gasto del 39´7%,
32´4% y 27´9%, lo cual supone unas cantidades anuales de 38’2, 31’2 y
26’8 millones de euros, que no parecen imposibles de asumir por el
SALUD, que va a tener que asumir y estar pagando durante 20 años la
media (mínima, como ya advertimos) de 18´08 millones de euros a la
concesionaria. ¿Quid prodest?
En el propio Estudio de Viabilidad, sus autores (AFI-CAP),
cuando analizan el sistema de concesión pública, después de señalar
una serie de “ventajas”, como que se resuelve simultáneamente la financiación, explotación y mantenimiento de la infraestructura; que se
trasladan parcialmente los riesgos del proyecto fuera de la Administración; y que se produce un menor impacto en las cuentas públicas
durante el período de construcción, difiriéndose ésta en el tiempo, se
señalan como inconvenientes, los siguientes:
“-Complejidad en la determinación del equilibrio de riesgos entre la
Administración y el explotador.
-Dificultades potenciales de estimación de la demanda de algunos servicios y de las tarifas a aplicar.
-Necesidad de la Administración de realizar un continuo seguimiento
y control de la concesión de manera permanente.
-La Administración ha de soportar el IVA de la Cantidad Máxima
Anual (CMA), concepto que se podría evitar con otra forma de gestión.
-El coste de financiación al que se somete el privado es superior al que
soportaría la Administración Pública.
-Desde la experiencia de AFI-CAP en proyectos de similares características, el proyecto de obra, las condiciones de explotación y los diferentes
supuestos de modificación contractual han de estar perfectamente definidos,
porque a posteriori podría conllevar reequilibrios permanentes con los problemas de negociación que ello supone”.
Tal y como acreditaremos en la fase de prueba, con las periciales
oportunas, el Gobierno de Aragón ha escogido un tipo de contrato totalmente inadecuado para el servicio público sanitario. Si bien el contrato de concesión de obra pública puede ser adecuado, e incluso óp7
timo para construir una autopista o un aeropuerto (y aun así todos
conocemos los problemas que han generado las concesionarias, con
sus intentos de reequilibrio económico de la concesión), no es válido
para la prestación de un servicio como el sanitario (o el educativo), que
va a ser prestado por funcionarios y personal de la Administración:
médicos y enfermeras (o profesores), y donde la concesionaria sólo
asume un papel, totalmente ajeno al servicio público, de “acreedor” y
beneficiario de una supuesta (falsa) incapacidad de la Administración
para financiar una obra (100 millones de euros) y una serie de servicios
durante 20 años.
Para lo que sirve el contrato de concesión de obra pública implementado a la construcción de hospitales no es para la mejor prestación del servicio, y ni siquiera para la mejor financiación, sino que
sólo sirve para dar un gran paso en España hacia la privatización de
la sanidad y para trasvasar ingentes fondos públicos (los impuestos
de los contribuyentes) a las empresas del Ibex.
En el contrato que nos ocupa, no sólo se da un gran paso hacia
la privatización de la sanidad, sino que, además, el Gobierno de Aragón se va a obligar a abonar a una concesionaria –según el propio Informe de Viabilidad Económica- unas cantidades que, al garantizarse
el beneficio del 7´5 % anual (¡una barbaridad!) –más un 6´5% adicional- va a suponer 18´08 millones de euros (IVA incluido), que, en veinte años de concesión, representan casi 400 millones de euros (que con
actualizaciones anuales se calculan en 500 millones), por un hospital
cuya puesta en funcionamiento cuesta apenas 100 millones de euros,
dejándose los servicios no clínicos a la concesionaria, quien, obviamente, los reducirá cuanto pueda en aras al ahorro y al beneficio propio, y
además dejándose la explotación de todos los negocios lucrativos del
Hospital al concesionario (¿cuánto pagaría una empresa de restauración por el restaurante o el bar del Hospital?, ¿y una empresa de TV y
multimedia?, ¿y una floristería? … ingresos todos éstos que pasan directamente a la concesionaria).
Consideramos que es un contrato no aplicable al servicio de salud pública y extraordinariamente ventajoso para quien resulte adjudicatario -y desastroso para el interés general, tanto en términos económicos como en términos de prestación del servicio-. El contrato en
cuestión supone un primer (y gran) paso hacia la privatización del
servicio público de sanidad, supone la privatización de todos los servicios no clínicos y rentables del hospital (limpieza, cocinas, mantenimiento, lavandería, seguridad, archivo de historias, laboratorio, radiología …), y supone el placet de la Administración para la instalación y
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explotación de los negocios más rentables del Hospital (restaurante,
bar, tiendas …), manteniéndose, eso sí, la financiación pública de los
servicios clínicos y sanitarios, prestados por personal estatutario de la
Administración (médicos y enfermeras).
Si pensamos hoy que todas las grandes constructoras del país
tienen ya sus divisiones de limpieza, restauración, vigilancia, mantenimiento, jardinería …, parece claro el pingüe beneficio para la concesionaria: cuando construye y urbaniza se lleva el beneficio industrial
de la construcción; cuando gestiona servicios se lleva el beneficio industrial de todos ellos (mantenimiento, limpieza, cocina, lavandería,
vigilancia …) y el cliente es la Administración; y, además puede establecer negocios lucrativos con clientela asegurada, pues tales actividades económicas se van a instalar dentro del Hospital de Alcañiz. Y todo ello a costa de los contribuyentes, tristemente representados, para
esta ocasión, por el Gobierno de Aragón, el cual, dentro de 20 años,
habrá trasvasado 500 millones de impuestos pagados por los ciudadanos a una empresa concesionaria (o a una UTE), que habrá hecho un
negocio fácil y redondo.
Se utiliza el contrato de concesión de obra pública para la construcción y gestión de un Hospital porque se está pretendiendo convencer de que la financiación privada es una mejor alternativa para la
búsqueda de recursos para la construcción de cualquier infraestructura; pero se obvia que es, de siempre y por lógica, la financiación pública la que consigue que se le “fíe” a mejores precios por debajo de los
del mercado bancario (vgr. créditos del Fondo Social Europeo, Banco
Europeo de Inversiones, FEDER). Y si se obtiene el dinero “más barato”, menos dinero se abona a largo plazo; todo lo contrario que con las
financiaciones “caras” de la empresa privada, incapaz de autofinanciarse.
Además, utilizar el contrato de concesión de obra pública para
una infraestructura como la del Nuevo Hospital de Alcañiz, cuyos
principales servicios, los sanitarios, se van a prestar con funcionarios y
personal a cargo y en nómina del Gobierno de Aragón, no parece que
tenga demasiado sentido. Sí lo tendría el que para conseguir el mismo
objetivo (construcción y explotación del Hospital) se licitara un contrato de obra –como siempre se ha hecho-, y luego los de gestión de servicios; y, así, la citada Administración podría gestionar directa o indirectamente, según prefiriera, los servicios no sanitarios, optimizando y
pudiendo controlar los costes y la eficiencia; y el Gobierno de Aragón
podría gestionar también directa o indirectamente, según eligiera, las
actividades lucrativas o negocios a instalar en el Nuevo Hospital; y
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nunca se podría plantear el problema (tan previsible como que se producirá) de que, como advierte AFI-CAP en su Estudio de viabilidad
económica-financiera, la concesionaria, tarde o temprano, ponga a la
Administración entre la espada y la pared, en la búsqueda de un “reequilibrio” de un supuesto desequilibrio económico-financiero del
contrato en contra de la concesionaria. Últimamente en España son
demasiados los ejemplos de rescates forzosos de las Administraciones
a “sus” concesionarias, por desequilibrios y porque no se obtiene el
beneficio garantizado, con el consiguiente perjuicio a los contribuyentes.
C) Existe “periculum in mora”.
Si conectamos con las palabras del propio Tribunal Supremo
contenidas en el Auto de 21 de enero de 1997, transcritas ut supra
(“cuando las exigencias de ejecución que el interés público presente sean tenues, bastarán perjuicios de escasa entidad para provocar la suspensión. Por el contrario, cuando aquellas exigencias sean de gran intensidad
sólo perjuicios de muy elevada consideración podrán determinar la suspensión”), el hecho de hallarnos ante una nula exigencia de inmediata ejecución y ante unos perjuicios de muy elevada consideración, parece
que debería conducir al otorgamiento de la tutela cautelar.
Parece claro que si continúa la licitación y hay adjudicación, si
luego ésta se anula porque el Juzgado llega a la conclusión de que el
contrato de concesión de obra pública impugnado (el que consta en
Pliegos y se analiza en el informe de viabilidad) no es legal, ni es el
adecuado para la construcción de un Hospital ni para el interés general (100 millones de inversión particular inicial, para recibir 500 millones en veinte años a cargo del Gobierno de Aragón), el concesionario
que resulte adjudicatario pedirá todo tipo de indemnizaciones.
Es por todos conocido el Auto de fecha 10 de julio de 2013, dictado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Sección Tercera,
en la pieza de medidas cautelares nº 674/2013, por la que se acordó:
“ADOPTAR LA MEDIDA CAUTELAR URGENTE solicitada
y suspender provisionalmente la ejecución de la Resolución de 30
de abril de 2013 de la Viceconsejería de Asistencia Sanitaria de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid por la que se hace pública la convocatoria para la licitación del contrato de servicios denominado “Gestión por concesión del servicio público de la atención sanitaria especializada correspondiente a los hospitales
10
universitarios Infanta Sofía, Infanta Leonor, Infanta Cristina,
del Henares, del Sudeste y del Tajo”.
Y también el Auto que fuera dictado el 17 de abril de 2006 por el
Juzgado Contencioso-Administrativo nº 2 de Zaragoza, suspendiendo
las obras del nuevo Campo de Fútbol:
“Estimar la medida cautelar solicitada consistente en la suspensión
instada por los recurrentes respecto dos acuerdos de la Junta de Gobierno Local de 23-12-2015 que aprobó el Proyecto de Nuevo Campo de Fútbol y 3-22006, que adjudicó las obras a la UTE ACCIONA INFRAESTRUCTURAS,
SA - SACYR, S.A., por lo que acuerdo la suspensión de ambos, previa prestación de doscientos mil euros de fianza en el plazo de quince días”.
En aras a evitar esas indemnizaciones que el adjudicatario del
concurso impugnado, todavía en el trámite de convocatoria de licitación, pudiera solicitar, de anularse el contrato de concesión de obra
pública objeto de litis, es por lo que se viene a solicitar la medida cautelar de suspensión de la convocatoria, por el Servicio Aragonés de
Salud, por tramitación ordinaria y anticipada, de la licitación por
procedimiento abierto, con admisión de variantes y varios criterios
de adjudicación, del contrato de concesión de obra pública para la
construcción y explotación del nuevo Hospital de Alcañiz (Teruel).
Esta parte, en su Demanda, va a solicitar la anulación y revisión
del tipo de contrato escogido por el Gobierno de Aragón (y de varias
cláusulas de su Pliego) para la construcción del Nuevo Hospital de
Alcañiz y que se abandone el contrato de concesión de obra pública y
se implemente el sistema tradicional para la urbanización, edificación,
financiación y gestión del Nuevo Hospital: un contrato de obras y los
subsiguientes de gestión de los servicios propios del hospital, tanto los
sanitarios como los no sanitarios.
Por lo expuesto,
SUPLICO AL JUZGADO: Que dicte Auto de SUSPENSIÓN
CAUTELAR del acto administrativo impugnado, con base en los argumentos expuestos y al quedar acreditada la concurrencia de los requisitos jurisprudencialmente exigidos para que se acceda a dicha
suspensión.
Zaragoza, a 7 de abril de 2015.
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