Subido por luifer ahumada

EL DIÁLOGO SOCIAL COMO UN MEDIO EFECTIVO PARA LOGRAR UNA JUSTICIA SOCIAL

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EL DIÁLOGO SOCIAL COMO UN MEDIO EFECTIVO PARA LOGRAR UNA
JUSTICIA SOCIAL
TRICENTENARIA UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
DOCTORADO EN DERECHO DEL TRABAJO, PREVISIÓN SOCIAL Y DERECHOS
HUMANOS
Barranquilla-Colombia, enero de 2020
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
3
OBJETIVO GENERAL
3
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
3
DEFINICIÓN, FUNDAMENTOS JURÍDICOS E IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO SOCIAL EN LA
CONSECUCIÓN DE LA JUSTICIA SOCIAL
4
CONCLUSIONES
15
INTRODUCCIÓN
El tripartismo como eje fundamental de la OIT, ha jugado un papel importante en la legitimidad,
prestigio y aceptación en el concierto nacional e internacional de los diferentes instrumentos
internacionales que esta ha promulgado; ya que es precisamente este modelo de diálogo social el
que ha permitido que luego de serios debates en el seno de la Conferencia Internacional en los que
participan los actores sociales principales, gran cantidad de los estados miembros ratifiquen los
convenios aprobados por la Organización.
Pero la presencia del tripartismo no solo se justifica como un modelo ideal de la Organización, ni
por que dota a sus decisiones de aceptación o legitimidad, sino que es en sí la esencia de la misma,
puesto que así lo ha reconocido al señalar al diálogo social como el medio idóneo para alcanzar la
justicia social y una paz permanente. Tanto así que es uno de los 4 objetivos principales de la OIT
como lo determinó en la Declaración de Filadelfia (1944), y uno de los 4 pilares en que debe
fundarse el trabajo decente, reconocido en la Declaración de la sobre la justicia social para una
globalización equitativa adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo en su nonagésima
séptima reunión, Ginebra, 10 de junio de 2008.
En consecuencia, el diálogo social es modelo, medio y fin, presente en la estructura organizacional
del ente de derecho público, así como en cada uno de sus procedimientos y acciones, pero a su vez
como objetivo de la organización y pilar fundamental del trabajo decente, se erige como un
principio de gobernanza para reducir la brecha social y lograr una sociedad más justa; lo que se
logra en principio garantizando el diálogo social desde su nivel más básico que es el intercambio
de informacion, hasta llegar al más alto que es la negociación colectiva e incluso la concertanción
nacional.
Es preciso que se entienda el dialogo social bajo la concepción extensa de la OIT, que incluya la
negociación, la consulta o el simple intercambio de información, reconociendo las diferentes clases
como el bipartita, tripartita y tripartita plus , y a su vez la necesidad de hacer efectivos los derechos
de libertad sindical y negociación colectiva para la implementación de un diálogo social eficaz,
toda vez que son estos los medios idóneos para mejorar las condiciones laborales y reducir las
desigualdades sociales.
Frente a los grandes problemas que enfrenta la sociedad actual, como el desempleo, la
informalidad, la discriminación de género en materia laboral, la pobreza, las condiciones precarias
de trabajo, el trabajo y las nuevas tecnologías, el cambio climático entre otros, es el diálogo social
enfocado como sistema de gobernanza y política pública; un camino ideal para lograr consensos
y llegar a la toma de decisiones en ese sentido; dotadas de aceptación generalizada y legitimidad,
contribuyendo así a una justicia social y una paz permanente.
OBJETIVO GENERAL
Identificar las condiciones necesarias para el establecimiento de un diálogo social eficaz como
medio para lograr una justicia social.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Reconocer el concepto de diálogo social, así como cada una de sus tipologías.
Identificar las condiciones necesarias para implementar un diálogo social eficaz.
Reconocer los problemas de mayor trascendencia que obstaculizan la implementación de un
diálogo social eficaz
3
DEFINICIÓN, FUNDAMENTOS JURÍDICOS E IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO
SOCIAL EN LA CONSECUCIÓN DE LA JUSTICIA SOCIAL
El derecho del trabajo concebido como aquel que busca garantizar un piso mínimo universal para
asegurar una vida digna y demás derechos humanos a los hombres y mujeres en el ámbito laboral,
ha evolucionado en gran medida por el reconocimiento del conflicto social histórico entre una clase
capitalista y una clase obrera; de las condiciones precarias y privaciones en que históricamente ha
sido sometido el hombre y la mujer trabajadora, amén de la posición vulnerable que ocupan en la
relación laboral; coyuntura que incentivó ostensiblemente a la creación de la OIT a través del
Tratado de Paz Versalles en 1919. Sin perder de vista además las diferentes doctrinas que abonaron
el terreno para la creación de una legislación internacional del trabajo, como las escuelas europeas
del mercantilismo, el liberalismo económico de Adam Smith, el movimiento obrero, el Manifiesto
Comunista, el Edicto de Turgot en 1776, la ley de Chapellier, la Doctrina Social de Iglesia, la
cuestión social, entre otras.
La Organización Internacional del Trabajo es una Institución tripartita de Derecho Público
Internacional adscrita a la ONU que reúne a representantes de gobiernos, empleadores y
trabajadores de 187 Estados miembros; y cuyo fin último es promover la justicia social para lograr
la paz universal y permanente. De acuerdo a lo señalado en la 89 ªConferecncia de la OIT de 2001,
citado en Ostau de Lafont (2015): “La OIT que se crea en este Tratado tendrá como mandato
promover la justicia social para lograr la paz universal y permanente, crear mayores oportunidades
para que el ser humano pueda tener empleo e ingresos dignos, mejorar la cobertura de la seguridad
social para todos, y promover y establecer como principio del diálogo social el tripartismo producto del proteccionismo ante los intereses del mercado” (p 96)
No cabe duda alguna que la justicia social es la razón de ser de la OIT, y que este organismo
internacional desde su fundación ha reconocido incansablemente que son el dialogo social o
tripartismo el medio idoneo para lograr consensos mediante los cuales se ponderen las leyes del
mercado amén de los derechos mínimos laborales; con lo cual no solo se legitiman las decisiones
o medidas que resulten de ese diálogo social, sino que en virtud de ello se genere una satisfacción
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por parte de los diferentes actores sociales y en suma una efectiva contribución para una paz
permanente.
De hecho fue la OIT la que introdujo en el concierto internacional el tripartismo como una forma
de diálogo social; lo que genera gran confianza y legitmidad de cada uno de los instrumentos
internacionales, órganos de control y procedimientos adelantandos por los mismos, así de acuerdo
a Nicolás Válticos, citado por en Ostau de Lafont (2015), la creación de este organismo
internacional generó:
“dos grandes innovaciones: la primera, la estructura tripartita en la que participan los
actores del mundo del trabajo, es decir, empleadores, trabajadores y Estado, que actúan
de manera conjunta en la adopción de políticas que interesan al mundo de los derechos
humanos en relación con el trabajo; y la segunda, la obligación por parte de los Estados
miembros, a partir de la aprobación de los convenios, a adoptar su legislación de acuerdo
con los estándares mínimos de protección que consagran dichos instrumentos, es decir,
constituyen una obliga- ción frente a la comunidad internacional”(p 98).
El tripartismo como modelo o tipología de diálogo social por excelencia para la OIT, es el ADN
de este sistema internacional, presente no solo en su estructura organizacional, sino que es uno de
los 4 principios fundamentales del organismo, reconocido así en la Declaración de Filadelfia
(1944) inmersa en el acta de constitución:
La Conferencia reafirma los principios fundamentales sobre los cuales está basada la
Organización y, en especial, los siguientes: (a) el trabajo no es una mercancía; (b) la
libertad de expresión y de asociación es esencial para el progreso constante; (c) la
pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos; (d) la
lucha contra la necesidad debe proseguirse con incesante energía dentro de cada nación y
mediante un esfuerzo internacional continuo y concertado, en el cual los representantes
de los trabajadores y de los empleadores, colaborando en un pie de igualdad con los
representantes de los gobiernos, participen en discusiones libres y en decisiones de
carácter democrático, a fin de promover el bienestar común. (Declaración relativa a los
fines y objetivos de la Organización Internacional del Trabajo 1.944).
De tal suerte que el diálogo social en materia del derechos fundamentales del trabajo, nace con la
OIT, pero se vigoriza en cada uno de los actos de la Organización, principalemnte en la adopción
de convenios internacionales y de las recomendaciones, puesto que los mismos son el resultado de
un serio y arduo debate en el seno de la Conferencia Internacional con la participación de
represnetantes de los gobiernos, de los trabajadores y de los empleadores. Pero a su vez el diálogo
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social se encuentra presente de manrra específica en diferentes instrumentos internacionales tales
como el Convenio No. 98 sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, (1949) ;
Convenio No. 144 sobre la consulta tripartita (1976); Convenio No. 150 sobre la administración
del trabajo (1978) y Convenio No. 154 sobre la negociación colectiva, (1981).
El tripratismo como especie del diálogo social es protagonista en la función más importantes de la
OIT como es la legislativa; Junko Ishikawa (2004) señaló: “Uno de los recursos más importantes
con que cuenta la OIT para fomentar el diálogo social es la ratificación y aplicación de las normas
internacionales de trabajo. En numerosos convenios y recomendaciones de la OIT se estipula que
el diálogo social es el instrumento para lograr los objetivos correspondientes” (p7).
La OIT por su parte ha señalado : A su vez los siguientes intrumentos proporcionan
una orientación adicional: la Recomendación sobre los contratos colectivos, 1951
(núm. 91) y la Recomendación sobre la colaboración en el ámbito de la empresa, 1952
(núm. 94) ; la Recomendación sobre la consulta (ramas de actividad económica y
ámbito nacional), 1960 (núm. 113) ; la Recomendación sobre las comunicaciones
dentro de la empresa, 1967 (núm.129) ; la Recomendación sobre el examen de
reclamaciones, 1967 (núm. 130) ; la (Recomendación sobre la consulta tripartita
(actividades de la OIT), 1976 (núm.152) ; y la Recomendación sobre la negociación
colectiva, 1981 (núm. 163) .( https://www.ilo.org/global/topics/dw4sd/themes/sdialogue-tripartism/lang--es/index.htm).
Cabe precisar que de los convenios internacionales citados han sido ratficados por Colombia,
Convenio No. 98 sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, (1949) ; el Convenio
No. 144 sobre la consulta tripartita (normas internacionales del trabajo), (1976); y el Convenio No.
154 sobre la negociación colectiva, 1981 (núm. 154), de los cuales hacen parte del bloque de
constitucionalidad el 98 y el 154. A su vez en Colombia se han aprobado las siguientes normas que
desarrollan el tema del diálogo social en materia laboral: Ley No. 410 de 1997, por medio de la
cual se aprueba el Convenio No.144 sobre consultas tripartitas para promover la aplicación de las
normas internacionales del trabajo, adoptado en la 61a. reunión de la Organización Internacional
del Trabajo, Ginebra, 1976, Ley 278 de 1996 por la cual se regalmenta la composición y el
funcionamiento de la comisión permanente de concertación de políticas salariales y laborales
creada por el art. 56 de la Constitución Nacional, Decreto No. 814 de 1995 por el cual se crea el
Comité asesor tripartito para la productividad, se determina su composición y se le asignan
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funciones. Decreto No. 0348, de 1993, por el cual se adiciona el artículo 2° del decreto núm. 120
de 1993 y la Ley núm. 54 por la cual se crea el Consejo Nacional Laboral.
La OIT a través del tripartismo promueve el diálogo social a nivel nacional principalmente no solo
mediante las normas internacionales del trabajo, sino a través de la cooperación técnica, la
asistencia técnica y el asesoramiento en la formulación en las políticas. A su vez ha sido reconocida
la importancia del diálogo social como uno de los 4 pilares fundamentales del trabajo decente, así
lo señalo la OIT (2.008):
La Declaración expresa la universalidad de la Agenda de Trabajo Decente: todos los
Miembros de la Organización deben propiciar políticas basadas en los objetivos
estratégicos, a saber, el empleo, la protección social, el diálogo social y los derechos en
el trabajo. Al mismo tiempo, hace hincapié en la importancia de un enfoque holístico e
integrado al reconocer que esos objetivos son «inseparables, están interrelacionados y
se refuerzan mutuamente», garantizando la función de las normas interna- cionales del
trabajo como medio útil para alcanzar todos esos objetivos. (P2).
El concepto de diálogo social puede abarcar variados enfoques, la OIT hace una definición ámplia
de esta noción, el cual es citado por Junko Ishikawa (2004): el diálogo social comprende todo tipo
de negociaciones y consultas o, simplemente, el mero intercambio de información entre los
representantes de los gobiernos, los empleadores y los trabajadores, sobre cuestiones de interés
común relativas a las políticas económicas y sociales. La OIT reconoce que la definición y el
concepto de diálogo social varían en función del país y del período.(p3) (OIT, 2013a: 39)
Por su parte y de una manera más restringida el Grupo de Alto Nivel de la Unión Europea sobre
Relaciones Laborales, en la Comision Europea 2002ª definió el diálogo social como “un proceso
en el que los interlocutores se comunican sus intenciones y capacidades, elaboran la información
que se ha puesto a su disposición, y clarifican y explican sus hipótesis y expectativas”, dejando
fuera de este concepto a la negociacion colectiva por cuanto se considera que esta última es la
consecuencia del primero siguiendo así la concepción de Visser (2001:184) quien señaló: el diálogo
social “no es lo mismo que negociar, pero ofrece un marco para una negociación más eficaz al
ayudar a diferenciar una negociación sobre “la situación actual de las cosas” de una negociación
sobre la distribución de los costes y los beneficios” .
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Aunque pareciera trivial la discusión: si conceder o no a la negociación colectiva en específico la
condición de diálogo social y tenerla o no como una de sus tipologías; ello reviste trascendencia
por cuanto al ser el diálogo social uno de los principios sobre los que está basada la Organización
Internacional del Trabajo comforme se estableció en la Declaración de Filadelfia (1944) inmersa
en el acta de constitución, tal reconocimiento conlleva necesariamente a que la negociación
colectiva es uno de los medios idóneos para promover el bienestar común y más allá de ello se
constituye en un canal para que el diálogo social sea una realidad, al respecto Junko Ishikawa
(2004) recirdó que hay otros convenios que son esenciales para la efectividad del diálogo social,
entre otros los Convenios núms. 87, 98 y el Convenio de Negociación Colectiva, 1981 (núm. 154),
así como el Convenio No. 150. (p 7); reconociendo que el Convenio No. 154 sobre negociación
colectiva es uno de los intrumentos que le dan vida al diálogo social.
Conforme a lo anterior; resulta impensable definir el diálogo social desligándolo de la libertad
sindical y la negociación colectiva, por cuanto entendidos estos como derechos y principios que
materializan o hacen efectivo de manera genuina, los mecanismos, procedimientos y condiciones
que le son inherentes al diálogo social, ya que se erigen como medios para lograr acuerdos
concertados que contribuyan a mejorar las condiciones y derechos laborales, y como fin, puesto
que es en esencia uno de los objetivos fundantes de la organización; sin perder de vista además que
tanto la negociación colectiva como la libertad sindical son derechos fundamentales del trabajo
reconocido así por la OIT al determinar que hacen parte de los 8 convenios fundamentales: el
Convenio Relativo a la Libertad Sindical y a la Protección del Derecho de Sindicación, 1.948 (No.
87), y el Convenio Relativo a la Aplicación de los Principios del Derecho de Sindicación y de
Negociación Colectiva, 1.949 (No. 98).
La relevancia jurídica de estos principios y derechos desarrollados en los 8 convenios
fundamentales; se centra en la categoría de derechos fundamentales o derechos humanos del trabajo
que estos ostentan; por cuanto como señaló Vega y Martínez (2002) “Los derechos que éstos
reconocen se conciben como prioritarios a los demás ya que proporcionan los instrumentos
necesarios para luchar libremente por la mejora de las condiciones de trabajo individuales y
colectivas”. (p16)
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En ese orden, es preciso que el concepto de diálogo social sea mirado bajo una perspectiva holística;
lo que conlleva indefectiblemente a que el mismo no se agote en la mera cosulta o conversación de
los actores, sino que una de sus máximas expresiones por decirlo menos es precisamente la
negociación colectiva, ya que una vez dadas las condiciones apropiadas, es uno de los medios más
idóneos para lograr un trabajo realmente decente y humano; sin perder de vista además las
concertaciones o negociaciones del más alto nivel que con la participación de diferentes actores
sociales, pueden llegar acuerdos sobre políticas nacionales contribuyendo así a una sociedad más
justa.
Interpretado el diálogo social mediante un punto de vista ámplio e integrador; este puede
clasificarse según el grado de intensidad y la participación de los interlocutores; así según el nivel
que alcance el diálogo este puede ser de intensidad baja, media o alta. Es de intensidad baja cuando
solo se trata de intercambio de información, de intensidad media cuando se llega a un grado de
consulta y de intensidad alta siempre que medie una negociación; a su vez la negociación se
clasifica en dos tipos predominantes: la negociación colectiva y la concertación política.
Respecto de la concertación política Trebilcock, (1994) la definió:
…la concertación política se define como la codeterminación de las políticas públicas por
los gobiernos, las organizaciones de empleadores y las confederaciones sindicales. Puede
considerarse que la concertación política tripartita o “concertación social” es el “pleno
florecimiento” del diálogo social por medio del cual los representantes de los
empleadores, los trabajadores y los gobiernos crean el hábito de actuar de un modo
concertado y multifacético con el fin de buscar el consenso para abordar todos los grandes
problemas de política económica y social
La importancia del diálogo social radica fundamentalmente en que las políticas públicas
concertadas que resulten del mismo gozan de mayor aceptación y legitimidad por cuanto han sido
producto de un acuerdo entre los actores, quienes principalmente son representantes de los
trabajadores, de los empleadores y de los gobiernos, actuando este último ya sea en calidad de
empleador o de facilitador; sin perjuicio de que participen activamente otros interlocutores sociales
que puedan tener interés en los temas abordados. Por lo anterior, es preciso que el diálogo social
sea en sí mismo una política pública de los gobiernos, que se materialice en serias medidas
destinadas a la participación organizada de los diferentes actores sociales en las decisiones de
interés nacional que afecten directamente sus espectativas.
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A su vez; es preciso incluso que el diálogo social se mire como una forma de gobernanza que
abone el terreno para generar un desarrollo sostenible; que contribuya a disminuir los efectos del
cambio climático garantizando a su vez condiciones de trabajo dignas y humanas, así lo reconoció
Hermans, Huyse y Ongevalle (2017):
Ejemplos prominentes de iniciativas en materia de políticas ambientales sostenibles y
orientadas hacia el futuro en el contexto del trabajo incluyen la Iniciativa de Empleos,
establecida en 2008 por la OIT, el PNUMA, la Confederación Sindical Inter- nacional
(CSI) y la Organización Internacional de Empleadores (OIE), así como el Programa
Empleos Verdes, lanzado por la OIT en 2009. Estos programas reconocen el diálogo
social como un instrumento fundamental a la hora de examinar y obte nerapoyo para las
implicaciones en las cuestiones laborales de las nuevas iniciativas en materia de políticas
ambientales. (p 23)
Por otra parte; de la participación que tengan los actores sociales se desprende otra clasificación:
es bipartito si el diálogo es entre los actores sociales fundamentales (represnetantes de los
trabajadores y representantes de los empleadores); se se denomina tripartito si el diálogo es entre
los actores sociales fundamentales y el gobierno, la OIT (2017) señaló el concepto de tripartismo:
El tripartismo se puede definir como “la interacción del gobierno, empleadores y trabajadores (a
través de sus representantes) como asociados iguales e independientes para buscar soluciones a
asuntos de interés común” (p 13); pero si el gobierno actúa como empleador será bipartito el
diálogo; pero si además de los actores fundamentales y el gobierno participan otros interlocutores
sociales se denomina diálogo social tripartito plus; como describió Junko Ishikawa (2004) ocurre
el algunos paises:
En Irlanda y Sudáfrica, algunos representantes de la sociedad civil participan en la negociación de acuerdos sociales. En Irlanda, el número de actores sociales que intervienen en
los pactos sociales ha aumentado a medida que se han ido sucediendo las negociaciones
de los mismos. En Sudáfrica, el diálogo social surgió con la democratización y el cambio
de régimen político tras el fin del apartheid. La lucha contra el apartheid se tradujo en que
los intereses de la comunidad se estructuraron a menudo en forma de diálogo civil.
Además de las organizaciones de empleadores y trabajadores, estas estructuras
representativas han seguido desempeñando un importante papel en el diálogo social en
Sudáfrica. En otros países como Austria, Bélgica, la India o España, debido a la
importancia del sector agrícola en el conjunto de la economía, los agricultores se han
involucrado en el diálogo social a nivel nacional (p5).
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Como lo que se pretende exponer es el diálogo social como factor generador de condiciones que
conlleven a un nivel de satisfacción generalizada, una justicia social, y en suma a una paz
permanente, es preciso que el tema sea aboradado con total seriedad, honestidad y concepción
democrática por parte de los interlocutores, cumpliendo unas condiciones básicas para un diálogo
social constructivo que en términos de Junko Ishikawa (2004), son los siguientes:
✓ Respeto a la libertad sindical y el jercicio de este derecho, lo que conlleva a garantizar
todas las indemnidades que enmarca este principio fundamental del trabajo.
✓ El diálogo social, al igual que el entorno político en el que se desarrolla, necesita unos
fundamentos democráticos. El diálogo social puede constituir un mecanismo eficaz de
participación que es esencial para el gobierno democrático.
✓ La legitimidad por medio de organizaciones de trabajadores y empleadores que sean
representativas, transparentes, responsables, y estén unidas
✓ La voluntad y el compromiso políticos de todas las partes que participan en el diálogo social
✓ La aceptación social del diálogo tripartito
✓ La competencia técnica
✓ La capacidad de cumplir lo pactado.
Luego entonces; la correcta aplicación del diálogo social bajo los parámetros anteriremnte
explicados incidirá no solo en las mejores condiciones laborales de los trabajadores, valga decir en
la obtención de un trabajo realmente decente; sino en el mejor rendimiento o productvidad de las
empresas, y en consecuencia en el crecimiento económico nacional, sin perder de vista del
protagonismo del diálogo social en la generación de importantes niveles de satisfacción social, lo
que sin duda alguna conjurará o evitará posibles convulsiones sociales que generen inestabilidad
política y social, como las que se han presnetado hoy en día en Francia, España, chile, Venezuela,
Colombia, entre otros.
Al respecto la OIT (2017) ha reconocido las bondades del diálogo social como una forma de
gobernaza:
El diálogo social difiere de otras formas de gobernanza de las relaciones laborales por
el tipo de resultados que produce y los medios para obtenerlos. El diálogo social genera
resultados tangibles, como convenios colectivos y pactos sociales. Asi mismo, puede
facilitar la determinación conjunta de políticas o el gobierno tripartito de ciertas áreas
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de políticas (como el desarrollo de recursos humanos y las políticas de empleo). Estos
resulta- dos normalmente se obtienen a través de la ne- gociación o la cooperación
entre el gobierno y los interlocutores sociales (diálogo social tripartito), o entre los
interlocutores sociales (diálogo social bipartito). También puede incluir la prevención
y solución de conflictos. En este sentido, difiere fundamentalmente, por ejemplo, de
las decisiones unilaterales tomadas por gobiernos en materia de cuestiones laborales
(por ejemplo, la adopción de legislación laboral o salarios mínimos) o estrategias en
caso de conflicto, como protestas, huelgas o cierres patronales. (p7).
Hay ejemplos importantes de los efectos positivos, y esperanzadores del diálogo social como factor
generador de justicia social, o por lo menos para abonar el camino, se encuentran entre ellos el caso
de Comisiones Tripartitas para la igualdad de oportunidades en el empleo en los países del Cono
Sur desde la década de los 90s; que incentivó la formulación de políticas sociales de igualdad de
género, el Consejo bipartito de trabajadores y empleadores del Pakistán (WEBCOP), cuyo principal
logro hasta el momento ha sido, la implantación de un salario mínimo en el país, el diálogo social
en Sudáfrica que fue fundamental para facilitar una transición política y económica relativamente
suave desde el régimen de apartheid a la democracia, logrando importantes reformas sociales a
partir del acuerdo, entre otros casos el de Singapur es trascendente por los buenos resultados en el
desrrollo de la nación; así lo explicó Junko Ishikawa (2004)
Singapur ha creado una serie de instituciones permanentes de carácter tripartito, como
es el Consejo Nacional de Salarios, el Tribunal de Arbitraje sobre Conflictos Laborales
y la Junta de Productividad Nacional. El Consejo Nacional Salarial, que es una de las
instituciones tripartitas más conocidas del Sudeste Asiático, ha contribuido al crecimiento económico armónico del país mediante una distribución justa de los beneficios
y una estimulación del crecimiento económico por medio de una serie de directrices
tripartitas sobre política salarial (p22).
En el caso colombiano resulta estéril en materia de diálogo social, toda vez que si bien el gobierno
ha ratificado los convenios que imponen la necesidad de establecer el diálogo social, y que de
alguna manera ha emitido leyes en ese sentido, no se estructuran las condiciones necesarias para
que de manera efectiva y vivaz resulten políticas sociales y económicas producto de de esa
concertación social, lo que ha generando mayor desigualdad, pobreza, e insatisfacción social,
siendo estas el aditamento perfecto para producir las convulsiones sociales que actualmente se han
presnetado.
Esta coyuntura se presenta por tres problemas fundamentales: 1) la falta de voluntad del gobierno
de fomentar y hacer efectivo el diálogo social, lo que obedece al seguimiento irretsricto a un
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modelo económico neoliberal incapaz de resolver los problemas sociales, 2) la falta de voluntad
de los empleadores de aceptar y participar en el diállogo social, en parte por carencia de un espíritu
de soldaridad, actitud reticiente frente al reconocimiento de las organizaciones de trabajadores
como un interlocutor válido, la satanización que en nuestro medio se le ha adscrito al movimiento
sindical, y en especial a la negociación colectiva, la tendencia marcada a desconocer los derechos
humanos laborales y 3) La fragilidad de los sindicatos en la capacidad de negociación, la cual es
mayoritariamente débil en todos los niveles.
Frente al primero de estos problemas que presenta Colombia que dificultan la efectividad del
diálogo social; cabe precisar que es este el de mayor incidencia y gravedad, ya que la puesta en
marcha de políticas neoliberales y en especial de procesos de flexibilización lablaboral que
sesestimulan la estabilidad en el empleo, la debilidad de las Inspecciones del Trabajo por carencia
de recurso humano y logístico en el aficaz control en el cumplimiento de las normas por parte de
las empresas, sin lugar a dudas impiden, obstaculizan e incluso proscriben el ejercicio del derecho
de libertad sindical y de negociación colectiva, lo que a todas luces hace imposible el ejercicio de
un diálogo social que incida en mejorar las condiciones que conllevan a una justicia social.
Urge en consecuencia adoptar medidas eficaces para que diálogo social se establezca no solo como
un medio para reducir las desigualdades sociales, sino como un sistema de gobernanza a través del
cual se genere un empleo realmente decente y humano, que se establezcan las condiciones que
cotribuyan a la igualdad de género y no discriminación, se incremente la productividad y la riqueza
a través de un desarrollo sostenible, y en general se adopten políticas sociales y económicas
producto de la concertación social, lo que generará mayor confianza en la población amén del alto
grado de legitmidad de dichas medidas, y con ello conjurar y prevenir posibles convulsiones
sociales que generen inestabilidad social y política, que se traducen en situaciones graves de
violencia, anarquía y represión desmedida.
Finalmente; y apartanado inclinaciones ideológicas, es irrefutable desde todo punto de vista que la
sociedad actual, y en especial la nuestra debe hacer buen uso de una comunicación eficaz para
recomponer o celebrar un nuevo contrato social, en el que se incluyan todos los actores sociales,
es decir, sin cesgos ni tratos discrimnatorios, y con mayor razón en el caso colombiano donde por
décadas se han implementado políticas sociales y económicas producto de diferentes motivaciones
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pero en su mayoría proscritas de una verdadera concertación social; lo que ha contribuído a
favorecer a pocos y mantener a muchos en los márgenes de pobreza.
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CONCLUSIONES
El diálogo social se encunetra presnete en la OIT , desde su constiución al ser uno de los objetivos
de la Organización conforme se estableció en la Declaración de Filadelfia, y a través del tripartismo
tanto en su estructura, funcionamiento como en cada una de sus decsiones, acciones, a través de
la cooperación técnica, la asistencia técnica y el asesoramiento en la formulación en las políticas,
al mismo tiempo se concreta en el Convenio No. 98 sobre el derecho de sindicación y de
negociación colectiva, (1949) ; Convenio No. 144 sobre la consulta tripartita (1976); Convenio No.
150 sobre la administración del trabajo (1978) y Convenio No. 154 sobre la negociación colectiva,
(1981), sin perder de vista además que es uno de los 4 pilares fundamentales del trabajo decente.
Es preciso que para que el diálogo social sea eficaz se reunan al menos las siguintes condiciones:
respeto a la libertad sindical y la negociación colectiva, fundamentos democráticos, legitimidad y
representatividad de las organizaciones, voluntan y compromiso político, aceptación del
tripartismo, competencia técnica y capacidad de cumplir lo pactado. Lo anterior pone de presente
que es esencial que se garanticen los derechos de libertad sindical y negociación colectiva puesto
que son estos los medios más idoneos para lograr mejores condiciones para alcanzar un trabajo
realmente decnte y humano.
Hay evidencias que el diálogo social ha sido determinante en diferentes países ya sea para la
adopción de políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de trabajo como en el caso de
Paquistán e incluso para lograr concensos nacionales como en Sudáfrica, a su vez la OIT ha
reconocido la posibilidad del diálogo social como sistema de gobernanza para el desarrollo
sostenible generando estabilidad social, política debido a la adopción de políticas públicas
concertadas.
Colombia presenta serias dificutades para la eficacia del diálogo social, la falta de voluntad del
gobierno de fomentar y hacer efectivo el diálogo social, la falta de voluntad de los empleadores
de aceptar y participar el diállogo social, la fragilidad de los sindicatos en la capacidad de
negociación. Bajo este escenario resulta particularmene complejo lograr la adopción de políticas
sociales concertadas producto de un diálogo social, para llegar a un trabajo decente y una justicia
social.
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La falta de voluntad del gobierno para implementar un verdadero diálogo social, se debe en parte
a la insitencia en la adopción políticas neoliberales y en especial de procesos de flexibilización
lablaboral , la debilidad de las Inspecciones del Trabajo en el control eficaz del cumplimiento de
las normas, la polarización política; siendo este uno de los principales obstáculos, ya que debe ser
precisamente el gobierno el garante para que se den las condiciones neceasrias para un diálogo
social efucaz.
Urge en consecuencia adoptar medidas eficaces para que diálogo social se establezca no solo como
un medio para reducir las desigualdades sociales, sino como un sistema de gobernanza a través del
cual se genere un empleo realmente decente y humano, que se establezcan las condiciones que
cotribuyan a la igualdad de género y no discriminación, se incremente la productividad y la riqueza
a través de un desarrollo sostenible, y en general se adopten políticas sociales y económicas
producto de la conertación social, lo que generará mayor confianza en la población amén del alto
grado de legitmidad de dichas medidas, y con ello conjurar y prevenir posibles convulsiones
sociales que generen inestabilidad social y política que se traducen en situaciones graves de
violencia, anarquía y represión desmedida.
16
BIBLIOGRAFIA
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Grupo de Alto Nivel de la Unión Europea sobre Relaciones Laborales, en la Comision
Europea 2002ª
•
Francisco Rafael Ostau de Lafont de León El derecho internacional laboral
2015Universidad
Católica
de
Colombia
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Caracas
46-72
piso
5
Bogotá, D. C.
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