MAURICIO GERMÁN MONTOYA VÁSQUEZ LA CARGA DINÁMICA DE LA PRUEBA EN LOS PROCESO DE RESPONSABILIDAD MÉDICA (Maestría en Derecho con énfasis en Derecho Procesal) Bogotá D.C., Colombia 2017 UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA FACULTAD DE DERECHO MAESTRÍA EN DERECHO CON ÉNFASIS EN DERECHO PROCESAL Rector: Dr. Juan Carlos Henao Pérez Secretaria General: Dra. Marta Hinestrosa Rey Director Departamento Derecho Procesal: Dr. Ramiro Bejarano Guzmán Director de Monografía: Dr. Fredy Toscano López Presidente de Monografía: Dr. Ramiro Bejarano Guzmán Examinadores: Dr. Ulises Canosa Dr. Jimmy Rojas Para mis queridos padres Luis German y Alba Luz, que todo lo han hecho por sus hijos manteniéndose siempre unidos. Y a mis hermanos médicos Luis Jaime y Andrés Felipe, quienes impulsaron el desarrollo de la presente investigación. AGRADECIMIENTOS Infinita gratitud para mis profesores de pregrado, especialización y maestría, y en especial al doctor Fredy Toscano López. CONTENIDO Pág. RESUMEN ..................................................................................................... vii INTRODUCCIÓN .......................................................................................... viii CAPÍTULO I. LA CARGA DE LA PRUEBA ..................................................... 1 1.1 LAS FUNCIONES Y FINALIDADES DE LA PRUEBA EN EL PROCESO CIVIL.................................................................................... 1 1.2 LA CARGA DE LA PRUEBA ................................................................. 7 1.2.1 La Regla de Juicio ......................................................................... 13 1.2.2 La Carga Dinámica de la Prueba .................................................. 17 1.2.3 Tensiones entre la Regla de Juicio y la Carga Dinámica de la Prueba ........................................................................................... 19 CAPÍTULO II. EL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD MÉDICA EN COLOMBIA ................................................................................................... 24 2.1 UN BREVE RECUENTO DE LA NOCIÓN DE RESPONSABILIDAD .. 24 2.2 ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD. ....................................... 25 2.3 RESPONSABILIDAD SUBJETIVA, OBJETIVA Y CRITERIOS DE IMPUTACIÓN ....................................................................................... 26 2.3.1 El Régimen de Responsabilidad Subjetivo .................................... 26 2.3.2 Imputación Objetiva ....................................................................... 29 2.3.3 La Responsabilidad Médica .......................................................... 30 2.3.3.1 Régimen de Obligaciones del Médico ..................................... 30 2.3.3.2 Lex Artis .................................................................................. 32 2.3.3.3 Mala Praxis en la Actividad Médica ......................................... 34 2.3.3.4 Modos de Conducta Constitutivos de Mala Praxis Médica ..... 36 CAPÍTULO III. LA REGLA DE JUICIO DE EN LOS PROCESOS DE RESPONSABILIDAD MÉDICA ..................................................................... 41 v 3.1 EVOLUCIÓN DE LA REGLA DE JUICIO DE LA RESPONSABILIDAD MÉDICA ............................................................. 41 3.2 ¿LO ANTERIOR REFLEJA UNA TENDENCIA A CONSERVAR LA REGLA DE JUICIO? ....................................................................... 51 3.3 ¿QUÉ DEBE CONTENER EL AUTO QUE ORDENA MODIFICAR LA REGLA DE JUICIO? ....................................................................... 56 3.4 ¿CUÁL ES LA CONSECUENCIA DE INCUMPLIR CON LA RUPTURA DE LA REGLA DE JUICIO? ............................................... 58 CONCLUSIONES ......................................................................................... 75 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................. 79 vi RESUMEN En este trabajo se buscará ofrecer una respuesta a la siguiente pregunta de investigación: ¿En qué casos se podría aplicar la carga dinámica de la prueba en responsabilidad médica, aplicando correctamente los criterios del Código General del Proceso para no vulnerar la seguridad jurídica o el derecho de defensa? Nuestra hipótesis es que la aplicación del principio de la carga dinámica de la prueba en los procesos de responsabilidad médica civil y/o administrativa es casuística, es decir, no debe partir de la base de modificar la regla de juicio y, en consecuencia, solo debe ser aplicada en aquellos casos en donde se configure alguno de los criterios previstos en el artículo 167 del Código General del Proceso. De esa forma se evita la vulneración de la seguridad jurídica o el derecho de defensa Palabras Claves: Carga de la Prueba; Responsabilidad Médica, Culpa, Carga Estática, Carga Dinámica. vii INTRODUCCIÓN Son múltiples las reformas introducidas por el Código General del Proceso a nuestro ordenamiento procesal civil, una de ellas está en la carga de la prueba. Este trabajo busca analizar esta institución procesal – la carga de la prueba – en un escenario polémico – la responsabilidad médica –. En ese contexto, nuestro interés es contribuir en la discusión sobre la aplicación de la carga dinámica de la prueba y, en el camino, develar las discusiones que subyacen a esta figura y, en especial, fijar una posición sobre la tensión que de allí se deriva. En ese orden de cosas, la presente investigación buscará ofrecer una respuesta a la siguiente pregunta de investigación: ¿En qué casos se podría aplicar la carga dinámica de la prueba en responsabilidad médica, aplicando correctamente los criterios del Código General del Proceso para no vulnerar la seguridad jurídica o el derecho de defensa? Nuestra hipótesis es que la aplicación del principio de la carga dinámica de la prueba en los procesos de responsabilidad médica civil y/o administrativa es casuística, es decir, no debe partir de la base de modificar la regla de juicio y, en consecuencia, solo debe ser aplicada en aquellos casos en donde se configure alguno de los criterios previstos en el artículo 167 del Código General del Proceso. De esa forma se evita la vulneración de la seguridad jurídica o el derecho de defensa. Como puede verse, la selección del problema de investigación busca que discutamos la teoría de la carga de la prueba en un escenario que podamos asociar a los “casos difíciles”. Por esa razón, la responsabilidad médica resulta el escenario ideal para concretar nuestra discusión ya que, en él, viii suelen entrar en colisión múltiples derechos de rango constitucional que, en cualquier caso, merecen una consideración especial como: la vida, la integridad, el debido proceso, la tutela jurisdiccional efectiva. No es un secreto para nadie que en asuntos de responsabilidad médica, suelen presentarse discusiones probatorias complejas representadas en las dificultades que deben superar los pacientes para la obtención de pruebas que permitan el éxito de sus pretensiones. Durante el trabajo, esperamos que el lector encuentre las posiciones doctrinales y jurisprudenciales que han alimentado el debate alrededor de los deberes probatorios de las partes en este escenario y, a partir de ellas, esperamos ofrecer elementos que permitan aportar a una solución sobre la aplicación de una figura polémica, de tal forma que las conclusiones puedan replicarse a otros casos difíciles y, por obvias razones, a todos los demás. Así las cosas, nuestro punto de partida tendrá que ser la institución jurídica que nos hemos propuesto analizar y, de ella, estudiaremos las teorías que han hecho carrera para comprender el sentido y alcance de la carga de la prueba en el Derecho Procesal Colombiano. La primera referida a que el actor debe acreditar el supuesto de hecho que propone, es una teoría de carácter objetivo que traslada automáticamente la obligación a un sujeto por su condición procesal; y de otra parte, la teoría de la carga dinámica de la prueba, con su condición variable, esto es adaptable a las circunstancias del caso, bien sea por estar frente a una posibilidad de acceso fácil al material probatorio o por cualquier otras circunstancias que le impiden acceder a la misma. En este punto, el análisis que plantearemos gira alrededor del artículo 167 del Código General del Proceso, el cual, prevé la coexistencia de teorías que, en principio, parecerían ser antagónicas. De allí que la discusión que se ix pretende dar en este trabajo busque soliviar un poco la forma en la que debemos acercarnos a esta institución. No olvidemos que dicha norma, en su primer inciso, reivindica el postulado romano: “Actore non probante, reusabsolvitur” al expresar textualmente: “… incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen…”, lo cual, corresponde al principio tradicional de la carga estática de la prueba. Sin embargo, en su párrafo siguiente incorpora el principio de la carga dinámica de la prueba al otorgar al funcionario judicial la posibilidad de que, oficiosamente o a petición de parte, distribuya las cargas al decretar las pruebas pertinentes. Por lo anterior, se evidencia que el proceso dialéctico de construcción de la sentencia se vislumbra como un camino cambiante que seguramente propiciará discusiones jurídicas que, en todo caso, harán del ejercicio profesional una actividad rica y entretenida. En cualquier caso, la coexistencia de estas dos formas de asumir las cargas probatorias en el proceso exigirá que el juez adopte decisiones en las que tenga presente las tensiones que de allí se derivan y, en especial, debe lograr que, de una parte, se garantice la efectividad de los derechos sustanciales reconocidos por la ley y, de la otra, que no se vulneren los derechos y garantías institucionales de quienes son convocados a juicio. La aplicación esta facultad es conflictiva y, por tanto, necesita de espacios sólidos de discusión jurídica en el punto de la distribución de la prueba. Una buena determinación sobre los escenarios en donde debe aplicar nos permitirá obtener decisiones justas que, a su vez, respeten los derechos de todos los que participan en el proceso. En cambio, la aplicación irreflexiva sobre esta institución propiciaría una inestabilidad jurídica que alteraría enormemente la buena marcha de la administración de justicia, incluso desembocando en extralimitaciones por parte del juez. x En cuanto a la metodología, el presente trabajo de investigación es de carácter bibliográfico y documental. Por esa razón las fuentes primarias serán las disposiciones normativas del Código General del Proceso y de la norma anterior, Código de Procedimiento Civil; así como la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado e, igualmente, las diferentes posiciones doctrinarias que, en todo caso, buscan enriquecer la discusión sobre los fundamentos constitucionales y procesales que se materializan con la aplicación del principio de la carga dinámica de la prueba en los procesos de responsabilidad médica en el ámbito civil y administrativo. En ese orden de cosas, este trabajo estará dividido en cuatro partes. En la primera analizaremos la figura de la carga de la prueba. En la segunda analizaremos la forma en la que la jurisprudencia ha desarrollado esta institución y, en especial, buscaremos analizar su relación con los elementos de la responsabilidad civil médica. En el tercer capítulo fijaremos nuestra postura en relación con lo que es el objeto de nuestra discusión, es decir, que la regla de juicio debe prevalecer y, en qué escenarios, deben operar sus excepciones. Para en un último capítulo, poner de presente las conclusiones del trabajo. xi CAPÍTULO I. LA CARGA DE LA PRUEBA En este primer capítulo haremos un análisis descriptivo de la carga de la prueba, lo cual, nos permitirá poner de presente el sentido y alcance de la que será nuestra principal categoría de análisis. Para ello, debemos comenzar por hacer una breve reflexión sobre la prueba, su relación con el proceso y, al final, establecer el sentido y alcance de esta institución. Los primeros dos pasos son necesarios para contar con un contexto previo sobre el cual se edifica la institución que pretendemos analizar y, a la vez, nos permite comprender el contexto en el que se desenvuelve. 1.1 LAS FUNCIONES Y FINALIDADES DE LA PRUEBA EN EL PROCESO CIVIL Lo primero que debemos tener claro es que no existe un consenso sobre la relación entre la prueba y el proceso civil. Es decir, la doctrina no ha sido unívoca al establecerle un rol específico a la prueba dentro del proceso. En ese sentido, hay quienes sostienen que la prueba es un medio de persuasión1 y, de otra parte, hay otros que sostienen que la prueba es un medio de conocimiento2. La diferencia principal radica justamente en el rol que cumple la prueba dentro del proceso. En la primera, el rol es persuasivo y, en la segunda, es un medio de conocimiento. O lo que es lo mismo, en la primera la prueba es 1 DEVIS ECHANDÍA, HERNANDO (1995) “TEORÍA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL” Editorial ABC. Bogotá. D.C. Pág. 239 – 253. 2 C.fr. DUQUE OSORIO, ALBERTO LEÓN (2014) “TEMA DE PRUEBA EN LA RESPONSABILIAD MÉDICA” Editorial Biblioteca Jurídica DIKE. Medellín. Sobre el particular, citando a Jeremías Bentham, señala que: “El arte del proceso es un razonamiento que mediante un conjunto de medios de prueba acredita la verdad de un hecho.” Pág. 25. 1 un elemento del discurso y, en la segunda, es un instrumento para permitir que el juez tenga certeza sobre lo ocurrido. Al respecto, vale la pena comenzar por rescatar las palabras de Alvarado Velloso3 quien, consiente de la discusión, advierte que la palabra prueba tiene distintas connotaciones según los campos o ámbitos donde se emplea, pues, “(…) la misma palabra puede significar acreditación, verificación, comprobación o convicción, no obstante, cada una de ellas tiene distinto que en rigor no permite estimarlas como sinónimas”. Lo cual, concuerda con lo dicho por Devis Echandía en el sentido de que la palabra prueba es un vocablo que “posee toda una gama de significados, ya que se usa para designar objetos distintos aunque conexos”4, Por lo anterior, será necesario mencionar que, en nuestra opinión, coincidimos con quienes sostienen que las pruebas son un medio de conocimiento. Entre ellos, destacamos a Couture quien sostiene que la prueba “(…) es un medio de verificación de las proposiciones que los litigantes formulan en el juicio”5 e, igualmente, a Claus Roxin quien concibe la prueba como “el medio u objeto que proporciona al Juez el convencimiento de la existencia de un hecho”6. 3 Cfr. ALVARADO VELLOSO, Adolfo. La Prueba Judicial: Reflexiones Críticas sobre Confirmación Procesal. Universidad del Rosario. 2010. Bogotá D.C Pág. 53 4 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Tomo I. Víctor de Zabalía Editor. Buenos Aires. 1970 Pág. 3 [En Línea]. Consultado el 19 de septiembre de 2015. Disponible en: http://es.slideshare.net/edgardpbarrera/grupo-b-11-teoria-general-dela-prueba-representante-edgard-vladimir-platero-barrera 5 COUTURE, Eduardo. Fundamentos del Derecho Procesal Civil 3. Edición Ediciones de Palma. Buenos Aires. 1997. Pág. 2015 [En Línea]. Consultado el 19 de septiembre de 2015. Disponible en: http://es.slideshare.net/edgardpbarrera/grupo-b-11-teoria-general-de-la-prue ba-representante-edgard-vladimir-platero-barrera 6 ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Editores del Puerto Buenos Aires. 2000. Pág. 82 [En Línea]. Consultado el 19 de septiembre de 2015. Disponible en: http://es.slidesh are.net/edgardpbarrera/grupo-b-11-teoria-general-de-la-prueba-representante-edgard-vladim ir-platero-barrera 2 Teniendo claro lo anterior, consideramos de la mayor importancia destacar que, además, coincidimos con Kielmanovich quien sostiene que la prueba es una palabra obtenida de “una derivación del latín ‘probe’, que significa rectamente, honradamente; esto es que es un elemento que permite tomar decisiones apropiadas, rectas ante las circunstancias, sin lugar a dudas; por tanto se le entiende como un concepto que trasciende el campo del derecho”7. En ese orden de cosas, consideramos que las pruebas y el proceso tienen una íntima relación que se releja en justamente servir de base para adoptar decisiones justas. Cuando aseguramos que las pruebas tienen una relación con la justicia de la decisión, consideramos oportuno mencionar que esa afirmación tiene una íntima relación con un debate particularmente extenso: la relación entre la verdad y el procedimiento. En nuestra opinión, compartimos la idea de ALBERTO LEÓN DUQUE OSORIO quien, sobre el particular, sostiene: “La verdad de los hechos nunca es absoluta, si no que viene dada por la hipótesis más probable, o sostenida por mayores elementos de confirmación. La situación de la reconstrucción de los hechos en los procesos jurídicos de responsabilidad no es un asunto pacífico, pese a alineamientos probatorios consagrados normativamente, puesto que “las verdades históricas solo son probabilidades”; y, por eso, “como el juez no tendrá nunca completa certeza, no podrá jactarse de conocer perfectamente la verdad” Cuando se realiza el debate de las posibles hipótesis susceptibles de prueba en los procesos jurídicos de responsabilidad, el asunto de la verdad material o sustancial, que sería la “verdad absoluta y omnicomprensiva… carente de límites y confines legales, alcanzable con cualquier medio más allá de las rígidas reglas procedimentales” y, el asunto de la “verdad formal o procesal”, que sería la “alcanzada mediante el respeto a reglas precisas”, tiene sus particulares limitaciones, puesto que, en cuanto el conocimiento en concreto de los hechos en general y su institucionalización jurídica en particular no siempre coinciden fielmente, así como lo precisa Marina Gascón Abellán: “nótese que el concepto de verdad (o verdad objetiva) traduce, 7 KIELMANOVICH Jorge. Teoría de la Prueba y Medios Probatorios. Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1996. Pág. 15. 3 en relación con el de prueba (o verdad procesal), un ideal, y en esta medida dicha distinción tiene la virtualidad de poner de relieve las inevitables limitaciones que el conocimiento de hechos en general y su institucionalización jurídica en particular padecen a la hora de averiguar lo que efectivamente ha sucedido”. Siendo así la situación, no es lo menos en los debates jurídicos de responsabilidad medica asistencial.”8 En ese orden de cosas, para efectos del presente trabajo destacamos que, en armonía con la función que le hemos asignado a las pruebas en el proceso, coincidimos en señalar que sí es posible alcanzar el esclarecimiento de los hechos, solo que, como se menciona en la cita que antecede, dicho esclarecimiento es parcial y limitado. Ahora bien, si las pruebas tienen como función la corroboración de los hechos expuestos por las partes en el proceso, no cabe duda que el objeto de la prueba será, en general, la realidad empírica. Al respecto, consideramos de utilidad rescatar la posición del maestro JAIRO PARRA QUIJANO quien, sobre el particular, sostiene: “Son objeto de la prueba judicial las realidades susceptibles de ser probadas, sin relación con ningún proceso en particular, se trata de una noción objetiva y abstracta. Desde este punto de vista, y siguiendo las enseñanzas del profesor Hernando Devis Echandía, son hechos objeto de prueba. a) Todo lo que puede representar una conducta humana, los sucesos, acontecimientos, hechos o actos humanos, voluntarios o involuntarios, individuales o colectivos, que sean perceptibles, inclusive las simples palabras pronunciadas, sus circunstancias de tiempo, modo y lugar, y el juicio o calificación que de ellos se tenga. b) Los hechos de la naturaleza en que no interviene actividad humana. c) Los casos o los objetos materiales y cualquier aspecto de la realidad material sean o no producto del hombre, incluyendo los documentos. 8 DUQUE OSORIO, ALBERTO LEÓN (2014) “TEMA DE PRUEBA RESPONSABILIAD MÉDICA” Editorial Biblioteca Jurídica DIKE. Medellín. Pág.22. 4 EN LA d) La persona física humana, su existencia y características, estado de salud etc. e) Los estados y hechos síquicos o internos del hombre, incluyendo el conocimiento de algo, cierta intención o voluntad y el consentimiento tácito o de conformidad (el expreso se traduce en hechos externos: palabras o documentos), siempre que no impliquen una conducta apreciable en razón de hechos eternos, porque entonces correspondería al primer grupo. Igualmente, por hechos hay que entender algo que ha sucedido o que está sucediendo, lo que ocurrió en el pasado o en el presente.”9 Ahora bien, la doctrina ha hecho una especial consideración que permite diferenciar el objeto10 de la prueba con el tema de la prueba. En el sentido que la primera es general o abstracta y, la segunda, está determinada por cada uno de los elementos que interesan al proceso11. En ese sentido, es importante aterrizar las nociones que anteceden y mencionar que si bien el objeto de la prueba es idéntico para todo tipo de procesos, el tema de la prueba difiere según el asunto de que se trate. En el caso de las discusiones sobre la responsabilidad médica, el tema de la prueba son todos y cada uno de los elementos que la componen, los cuales, serán desarrollados en profundidad en el capítulo siguiente. Al respecto, es 9 PARRA QUIJANO, JAIRO (2014) “MANUAL DE DERECHO PROBATORIO” Décima Tercera Edición. Editorial Librería Ediciones del Profesional. Bogotá D.C. Pág. 121 y 122. 10 C.fr. DUQUE OSORIO, ALBERTO LEÓN (2014) “TEMA DE PRUEBA EN LA RESPONSABILIAD MÉDICA” Editorial Biblioteca Jurídica DIKE. Medellín. “El maestro Devis Echandía señala que en cada proceso debe probarse todo aquello que forma parte del presupuesto factico para la aplicación de las normas jurídicas y que no esté eximido de prueba por la ley; que están excluidos del tema de prueba no solo los hechos que no interesan para aplicar la solución de derecho en el respectivo proceso, sino también aquellos que no obstante formar parte del presupuesto de hecho en este proceso, debe considerarlos ciertos el juez, sin necesidad de prueba, por cualquier razón legal, o porque su prueba es imposible, o está prohibida por la ley.” Pág. 70 11 C.fr. DUQUE OSORIO, ALBERTO LEÓN (2014) “TEMA DE PRUEBA EN LA RESPONSABILIAD MÉDICA” Editorial Biblioteca Jurídica DIKE. Medellín. “Sobre el tema de prueba, el maestro Devis Echandía, quien no precisa ninguna diferencia entre tema o necesidad de prueba, señalo que solo aquello que interesa al respectivo proceso por constituir los hechos sobre los cuales versa el debate o la cuestión voluntaria planteaba, sin cuya demostración no puede pronunciarse la sentencia, es tema de prueba. Devis Echandía describe las diferencias que tiene con el objeto de prueba y la carga de la prueba buscando demostrar sus precisas fronteras.” Pág. 70 y 71. 5 importante traer a colación a ALBERTO LEÓN DUQUE OSORIO quien, sobre el tema de la prueba mencionó: “El especificar criterios racionales aplicables a la descripción apropiada del hecho como tema de prueba en procesos de responsabilidad medica asistencial es un asunto novedoso para la doctrina jurídica. El proceso, como mecanismo efectivo de reconocimiento del derecho, demanda un examen de sus características estructurales, entre ellas, el objeto de proceso integrado por los hechos que son llevados al proceso y el proyecto de solución planteado por las partes, proyecto de solución dentro del cual se encuentra el acervo probatorio.”12 Ahora bien, queda claro que la prueba, como elemento de conocimiento, busca llevar al juez al convencimiento sobre la ocurrencia de determinados hechos que interesan al proceso. Así mismo, dejamos dicho que, lo anterior, se concreta en lo que la doctrina denomina el tema de la prueba y que, en el caso de la responsabilidad médica, está compuesto por todos y cada uno de los elementos de la responsabilidad. Hasta allí, tenemos clara cuál es el lugar en el que se ubica la prueba dentro del proceso y, además, hemos adelantado que el tema de la prueba que nos interesa será aquel comprendido por los elementos de la responsabilidad médica. Sin embargo, no hemos establecido quién tiene el deber de llevar al juez al convencimiento de aquellos hechos que componen el tema de la prueba. Por ello, en el acápite siguiente desarrollaremos una noción que nos ofrece una respuesta y que, además, comporta el objeto central de este trabajo: la carga de la prueba. 12 DUQUE OSORIO, ALBERTO LEÓN (2014) “TEMA DE PRUEBA RESPONSABILIAD MÉDICA” Editorial Biblioteca Jurídica DIKE. Medellín. Pág.22. 6 EN LA 1.2 LA CARGA DE LA PRUEBA Teniendo en cuenta las consideraciones que anteceden, queda claro cuál es la tarea de la prueba en el proceso, pero aún resta descifrar un aspecto polémico, referido a la determinación del sujeto procesal que tiene la misión de allegarla, es decir, ¿a quién corresponde la carga de probar? Y, en especial, la carga de la prueba responde a una inquietud sobre cuál debe ser el sentido de un fallo cuando las partes incumplen con las cargas de probar los hechos que sirven de base a su pretensión, en este último sentido, vale la pena traer a colación a LEO ROSENBERG que, al respecto, menciona: “La esencia y el valor de las normas sobre la carga de la prueba consisten en esta instrucción dada al juez acerca del contenido de la sentencia que debe pronunciar, en un caso en que no puede comprobarse la verdad de una afirmación de hecho importante, la decisión debe dictarse en contra de la parte sobre la que recae la carga de la prueba con respecto a la afirmación de hecho no aclarada, esto es, en el caso del ejemplo dado, en contra del demandado, siempre que se lo tenga por gravado con aquella carga de acuerdo con el tribunal de apelación, o bien, en contra del demandante, si se impone a éste la carga de la prueba como lo da a entender el Tribunal del Reich (lug.cit), y como yo creo que corresponde.”13 13 ROSENBERG, LEO (2002) “LA CARGA DE LA PRUEBA” Editorial B de F. 2da Edición. Montevideo – Buenos Aires. Pág. 17. En similar sentido: MICHELLI, GIAN ANTONIO (2004) “LA CARGA DE LA PRUEBA” Editorial TEMIS. Bogotá D.C. “La tesis de ROSENBERG representa una formulación, si se quiere más exacta, de la doctrina corriente, cuando esta afirma que el actor puede limitarse a probar los hechos constitutivos, cuya norma jurídica atribuye una específica eficacia constitutiva mientras que al demandado le corresponde la prueba de los hechos impeditivos o extintivos, pero no conduce a ulterior profundización, por lo que concierne a la distinción entre varios hechos. En segundo lugar, y dado que la norma jurídica contiene la calificación, en el plano del derecho, de una determinada situación de hecho, y de ahí que la misma desvincula determinadas consecuencias a la existencia de ciertos presupuestos, de ello se sigue que el contenido de aquella es doble, esto es, según que aquellos presupuestos existan o no. Desde un punto de vista abstracto, puede resultar, por tanto, dudoso si las consecuencias de la falta de certeza deben gravar sobre quien está interesado en probar la existencia de los requisitos mismos, o bien sobre quien, por el contrario, está interesado en probar la inexistencia de estos últimos. En cuanto a los hechos modificativos, es de observar que la prueba de ellos incumbe a quien los opone, en cuanto importen una modificación en menos, respecto a la pretensión formulada por el adversario.” Pág. 353 7 Con el fin de dar respuesta a la pregunta enunciada, se han desarrollado unas teorías de la carga de la prueba en el Derecho Procesal Colombiano. Estas teorías tienen un margen estable de aceptabilidad, la primera referida a que el actor debe acreditar el supuesto de hecho que propone, la cual coloca la carga de la prueba en la parte demandante, esto implica una asignación automática de la obligación de la carga de la probar a un sujeto por su condición procesal14; y la teoría de la carga dinámica de la prueba, que como se indicó, se caracteriza por su condición variable, lo cual permite que la carga de la prueba sea asignada a cualquiera de las dos partes dependiendo de la cercanía o posibilidad de acceso al material probatorio, por la existencia de circunstancias que complican o impiden que la parte demandante pueda acceder a la misma. En cualquier caso, queda claro que la carga de la prueba se predica de aquellos hechos que deben ser objeto de prueba y, en consecuencia, quedan por fuera de esta discusión aquellos hechos que no son objeto de prueba como los hechos notorios, las negaciones indefinidas y las presunciones. En este punto, merecen una especial mención la diferencia entre la carga de la prueba y las presunciones ya que, al respecto, hay quienes señalan que las presunciones son, en últimas, una alteración de la carga de la prueba. Sin embargo, es importante traer a colación al maestro JAIRO PARRA QUIJANO quien, al respecto, precisa que: 14 C.fr. ROSENBERG, LEO (2002) “LA CARGA DE LA PRUEBA” Editorial B de F. 2da Edición. Montevideo – Buenos Aires. “El principio desarrollado en los parágrafos precedentes –según el cual el demandante debe probar los presupuestos de la norma constitutiva (o los hechos constitutivos del derecho) y el demandado los presupuestos de las normas impeditivas, desde destructivas o excluyentes (o los hechos impeditivos, etc.)-, por ser simplemente la consecuencia del principio general de la aplicación de derecho, es válido no sólo para los derechos y relaciones jurídicas que constituyen inmediatamente el objeto de la demanda y de la decisión capaz de adquirir fuerza de cosa juzgada, sino también para los derechos y relaciones jurídicas –discutidos- que sólo son elementos del estado de cosas presupuesto por el derecho o la relación jurídica que se hace valer mediante la demanda o la excepción (llamados derechos y relaciones jurídicas prejudiciales o condicionantes).” Pág. 175. 8 “a) Hay algunos autores que sostienen que las presunciones legales invierten la carga de la prueba, porque en vez de soportarla la parte que normalmente seria gravada, la soporta la otra parte esta tesis no la compartimos, porque en realidad para que se pueda aplicar la presunción se requiere probar el supuesto de hecho del cual se parte, lo que significa que la parte si tiene que probar. b) Hay cambio de objeto en la prueba. Por ejemplo fenech dice: Tiene lugar el cambio de objeto en los actos de prueba, cuando la utilización de los medios correspondientes, en lugar de tender a convencer al juzgador de un hecho de trascendencia en el proceso, tiende a probar la certeza de otro hecho, ligado con el primero, con algún vínculo jurídico o material. En este caso la prueba se desplaza del tema probandi al tema probantum, o sea, del hecho que se tiene interés en probar al hecho que efectivamente y realmente se prueba. Se trata, pues, de un verdadero cambio de objeto. No cabe considerar. Que las presunciones o indicios supongan un desplazamiento o relevación de la carga de la prueba, como se ha pretendido deducir de lo dispuesto en la norma según la cual las presunciones que la ley establece dispensan de toda prueba a los favorecidos por ellas, y como ha sostenido un sector de la doctrina. De este precepto no puede derivarse otra consecuencia que la de aquel a quien favorece la presunción queda libre de la carga de la prueba del hecho conocido; en definitiva y como decíamos antes, ha cambiado el objeto, pero de la carga de la prueba no se ha relevado al favorecido por la presunción. c) La presunción libera de la carga de probar a la parte favorecida con ella, pero teniendo en cuenta que soportan la carga de probar el hecho que sirve de base al razonamiento. Ejemplo: En la presunción del artículo 76 del C.C., probando que se tiene la calidad de poseedor, se presume, que se es dueño, es decir, que al poseedor que es el favorecido con la presunción se le libera de probar que es propietario.”15 En ese orden de cosas, compartimos la opinión del maestro PARRA QUIJANO en el sentido de precisar que las presunciones no afectan la carga de la prueba y, en su lugar, cambian el objeto de la prueba estableciendo que, en lugar de probar el hecho que interesa al proceso, debe probarse el hecho que sirve de base para aplicar la presunción. 15 PARRA QUIJANO, JAIRO (2014) “TRATADO DE LA PRUEBA JUDICIAL, INDICIOS Y PRESUNCIONES” Tomo IV. Librería Ediciones del Profesional Ltda. Pág. 240 y 241. 9 Como anunciamos, el artículo 167 del Código General del Proceso, en su primer inciso establece como parámetro rector, el postulado romano: “Actore non probante, reusabsolvitur” al expresar textualmente: “… incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen…”16, y con ello consagra el principio tradicional de la carga de la prueba. Sin embargo el mismo articulado, en el párrafo siguiente, propone una modificación al tradicional principio de la carga de la prueba cuando concede al funcionario judicial la posibilidad de que oficiosamente o a petición de parte, distribuya las cargas de aportar las pruebas pertinentes entre los sujetos procesales. Ahora bien, nos parece igualmente importante precisar que la carga de probar, a diferencia de las obligaciones dentro del proceso, son actividades que cada uno de los interesados en ella debe desplegar para obtener un fin concreto. En nuestro caso, ya el artículo 167 del Código General del Proceso nos pone de presente cuál es el interés que le asiste a las partes de probar determinado hecho: el de procurar el efecto jurídico de una norma. En este punto, es preciso traer a colación a GIAN ANTONIO MICHELLI quien, al respecto, señala: “La noción sobre la cual se ha hecho girar toda la teoría de la carga de la prueba, es precisamente la de la carga entendida como entidad jurídica distinta de la obligación, en el sentido de que en determinados casos la norma jurídica fija la conducta que es necesario observar, cuando un sujeto quiera conseguir un resultado jurídicamente relevante. En tales hipótesis, un determinado comportamiento del sujeto es necesario para que un fin jurídico sea alcanzado, pero de otro lado, el sujeto mismo es libre de organizar la propia conducta como mejor le parezca, y, por consiguiente, también eventualmente en sentido contrario al previsto por 16 HENAO CARRASQUILLA, Oscar Eduardo. PADILLA NOGUERA, María Eugenia. RIVERA MARTÍNEZ, Alfonso. Código General del Proceso y de Procedimiento Civil Comentado. 3ra Edición. ISBN: 978-958-769-256-3Código: 0212. Bogotá. 2015[En Línea]. Consultado el 29 de enero de 2015. http://www.edileyer.com/codigos-comentados/product/567-codigo-gener al-del-proceso-y-de-procedimiento-civil-comentado 10 la norma. La no observancia de esta última, pues, no conduce a una sanción jurídica, sino solo a una sanción económica; y precisamente la no obtención de aquel fin, conducirá, por tanto, a una situación de desventaja para el sujeto titular del interés tutelado. En tal modo, la figura de la carga ha venido adquiriendo una consistencia propia de la sistematización jurídica junto a la de la obligación, caracterizada esta última por un vínculo impuesto a la voluntad del obligado por un interés ajeno; vínculo cuya obligación importa una ilicitud, en cuanto es violación de un mandato que no deja al obligado libertad de elección. En sustancia, pues, la norma jurídica o bien indica una conducta que debe ser observada en interés ajeno (eventualmente bajo pena de sanción jurídica) o bien una conducta que debe ser observada por el interesado si este quiere conseguir un fin, de otra manera no alcanzable.”17 De todas formas, para la doctrina es claro que no solo basta tener un interés en procurar la prueba, sino que, además, es necesario auscultar las realidades concretas que nos ponen de presente una relación muy especial entre la prueba y la satisfacción de los derechos sustanciales. Lo anterior, ha suscitado un especial interés en establecer el rol del juez en relación con la aducción de las pruebas del juicio. Alrededor de este particular, se han suscitado múltiples y muy interesantes discusiones relacionadas con sus facultades y, en especial, vale la pena mencionar al doctor CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO quien resalta una labor activa de los jueces en la obtención de las pruebas, lo cual, sea dicho de paso, se concreta en un escenario en donde no solo participa el interés de las partes para la incorporación del material probatorio al proceso sino que, además, en este contexto también participa el juez que no tiene interés distinto que el de la realización del derecho objetivo. En ese sentido, señala el autor: “Al fin y al cabo tantas veces se ha dicho, de poco o de nada vale el derecho sin su prueba, en ocasiones esquiva y compleja, merced a sus dificultades técnicas o generales, que no pueden ser soslayadas, las que han generado que el terreno deba abonarse, en aras de la realización de 17 MICHELLI, GIAN ANTONIO (2004) “LA CARGA DE LA PRUEBA” EDITORIAL TEMIS. BOGOTÁ D.C. Pág. 54 y 55. 11 la anhelada justicia material. Lo que exige de su juzgadores proactivos, participativos y responsables con su noble oficio.”18 Ahora bien, en medio de este contexto es necesario acudir al maestro HERNANDO DAVIS ECHANDÍA quien nos ilustra sobre el sentido y alcance de la carga probatoria. En síntesis, para tener un cabal entendimiento de la carga de la prueba es necesario comprenderla en dos sentidos diferentes: (i) el primero denominado la regla de juicio y, (ii) la segunda, la regla de conducta de las partes. Al respecto, el maestro señala: “Para saber con claridad qué debe entenderse por carga de la prueba, es indispensable distinguir las dos aspectos de la noción: 1º) por una parte, es una regla para el juzgador o regla de juicio, porque le indica cómo debe fallar cuando no encuentre la prueba de los hechos sobre los cuales debe basar su decisión, permitiéndole hacerlo en el fondo y evitándole proferir un non liquet, esto es, una sentencia inhibitoria por falta de pruebas, de suerte que viene a ser un sucedáneo de la prueba de tales hechos; 2º) por otro aspecto, es una regla de conducta para las partes, porque indirectamente les señala cuáles son los hechos que a cada una le interesa probar (…)”19 Con la claridad que antecede, la carga de la prueba no es otra cosa sino la certeza que tienen las partes de su deber de probar determinados hechos, lo cual se deriva de la aplicación de la regla de juicio, o lo que es lo mismo, del conocimiento que tienen respecto de quien debe cargar con las consecuencias de no probar determinados hechos. En palabras del maestro Echandía: “Quizás el aspecto más importante de la evolución de este concepto es el reconocimiento de que esencialmente una regla de juicio dirigida al juez, que le señala el modo de decidir en el fondo cuando falta la prueba de los hechos que fundamentan las pretensiones y excepciones de cada 18 JARAMILLO JARAMILLO, CARLOS IGNACIO (2015) “LA CULPA Y LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL CAMPO DE LA RESPOSABILIDAD MÉDICA. Editorial IBAÑEZ. Bogotá D.C. Pág. 184. 19 DEVIS ECHANDÍA, HERNANDO (1972) “TEORÍA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL” Editorial FIDENTER. Buenos Aires Argentina. Pág. 424. 12 proceso; regla que no pertenece al sistema de la prueba o tarifa legales, sino al derecho procesal. Pero, simultánea e indirectamente, resulta perjudicada cuando el juez la aplique (a falta también de prueba aportada oficiosamente o por la parte contraria, dada la comunidad de la prueba, que estudiamos en el núm. 31, punto 4º), puesto que, conforme a ella, la decisión debe ser adversa a quien debía suministrarla y, por lo tanto, le interesa aducirla para evitar consecuencias desfavorables. Por ello al hablar de carga de la prueba, se contempla generalmente el segundo aspecto de la noción, que sin duda es tan importante como el primero.”20 En idéntico sentido se pronuncia ROCHA ALVIRA al referirse al tema en los siguientes términos: “Se quiere indicar la actividad correspondiente a cada una de las partes en la tarea de hacer conocidos del juez los hechos en que basan sus afirmaciones de la demanda o de la defensa (1757 del Código Civil). Es el onus probando de la terminología forense, pero la actividad se extiende también a las negaciones que forman parte del diálogo procesal.”21 E, igualmente, el maestro EDUARDO JUAN COUTURE se refiere a esta categoría como: “(…) una situación jurídica de realización facultativa, normalmente establecida en el interés del propio sujeto y cuya omisión trae aparejada una consecuencia gravosa para él.”22 1.2.1 La Regla de Juicio Con las precisiones que anteceden, es importante desarrollar nuestro eje de trabajo: la regla de juicio. Como quedó dicho, las reglas de juicio que informan sobre la carga de la prueba que, bajo ninguna circunstancia, podríamos dejar de mencionar son: (i) la primera, el muy conocido onus 20 DEVIS ECHANDÍA, HERNANDO (1972) “TEORÍA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL” Editorial FIDENTER. Buenos Aires Argentina. Pág. 425. 21 ROCHA, ALVIRA (1990) “DE LA PRUEBA EN DERECHO” Clásicos jurídicos colombianos. Medellín. Biblioteca Jurídica DIKE. Pág. 61. 22 Couture, Eduardo Juan. (1978). Fundamentos del Derecho Procesal Civil. 3a. ed. Buenos Aires: Editorial Depalma. Pág. 240. 13 probando incumbit actori, ósea que el demandante le incumbe el deber de probar los hechos en los que funda su pretensión; y (ii) la segunda, reux, in excipiendo, fit actor, ósea que el demandado, cuando excepciona, se convierte en demandante para efectos de tener que probar los hechos sobre los que cimienta su defensa; A estas reglas se les conoce como la carga estática de la prueba y, en consecuencia, sirven de guía para todos los casos que llegan a conocimiento del juez. Su fuente, como ha quedado dicho, se encuentra en el artículo 167 del Código General del Proceso. Como ya anticipábamos, “la carga de la prueba es básica pues, en función de ella se determinarán los efectos que produce que ciertos hechos no resulten probados”23. En este punto, conviene anotar que el autor del presente trabajo coincide con lo expuesto por Moreno Molina y Massó Garrote24, para quienes la prueba y la carga de la misma es una figura de resultados, pues de ella dependerá la decisión final. Así mismo, debe quedar claro que la carga de la prueba incorpora, a su vez, una discusión adicional sobre el umbral de certidumbre exigido por el legislador para efectos de dar por probados los hechos del caso, al respecto se destaca: “Las reglas sobre carga de la prueba comprenden, pues, de un lado, la determinación del umbral de certidumbre que requiere el juzgador para satisfacer la pretensión y, de otro, la determinación de cuál de las partes ha de suministrar las pruebas para alcanzar dicho umbral, so pena de recibir una decisión adversa sobre el fondo del asunto si no lo hace”25. 23 LOPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Instituciones de Derecho Procesal Penal. Ediciones Jurídicas Cuyo. Mendoza – Argentina. 2001. Pág. 255 24 MORENO MOLINA, José Antonio. MASSO GARROTE, Marcos Francisco. Procedimiento y Proceso Administrativo Práctico. España. La Ley. Vol. 3. 2006 25 GÓMEZ POMAR. Fernando. 2001. Pág. 5 [En Línea]. Consultado el 26 de abril de 2015. Disponible en: www.raco.cat/index.php/InDret/article/download/81064/105539 14 Lo anterior permite establecer que en sí misma, la prueba, como se anunció en el acápite que antecede, permite que el juez conozca la realidad empírica al superar el umbral de convencimiento necesario para que declare probado un hecho concreto. En ese orden de cosas, vale la pena poner de presente que ante semejante exigencia – la de probar los supuestos de hecho so pena de castigar su pretensión o defensa –, la doctrina ha discutido sobre la inconstitucionalidad de aquellas disposiciones que hagan imposible cumplir con el deber antes descrito: “La garantía de prueba consiste en dar a los litigantes la oportunidad de rendir los medios probatorios necesarios para acreditar sus derechos, de modo que la Ley que haga imposible la prueba es tan inconstitucional como la Ley que haga imposible la defensa”26. Lo anterior, denota que la carga de probar es una condición imperante para ambas partes a fin de evitar ser vencidas en el juicio, independientemente del extremo de la litis en que se encuentran, pues, cuando cada una de las partes cumple con la carga de la prueba, se acercan más a la posibilidad de ser vencedoras en el juicio e, igualmente, con su aporte están constatando la realidad empírica que necesita el Juez para establecer la verdad de lo ocurrido y, en consecuencia, adopte una decisión justa y debidamente estructurada. Por ello se considera que “las normas de carga de la prueba, constituyen reglas de decisiva orientación para la actividad de las partes”27, incluido en este caso al juez que dirige el proceso. Lo anterior, habida cuenta que él se 26 MOLINA GONZÁLEZ, Héctor. Teoría General de la Prueba. Revista de la Facultad de Derecho de la UNAM. 1978. Pág. 155 [En Línea]. Consultado el 16 de agosto de 2015. Disponible en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/109/dtr/dtr7.pdf 27 GARCÍA PAREDES, María Luz. Ley de Procedimiento Laboral: Comentado y con jurisprudencia. La Ley. Las Rozas – Madrid. 2006. Pág. 809 15 encuentra en una posición de incertidumbre y si las partes no aclaran las dudas sobre el suceso, al juez se le dificultaría llegar a una decisión sana y justa en el proceso. Por lo anterior, autores como Midón han afirmado en sus publicaciones que “el problema de la carga de la prueba se presenta solo cuando al Juez le faltan pruebas; cuando por ausencia de estas o insuficiencia de las rendidas él sigue dudando”28; es decir, considera que la carga de la prueba no es una figura necesaria, solo si no existe en el funcionario judicial plena certeza del origen real de los hechos que motivan el proceso, puesto que si los hechos están probados resultaría agotador e ineficaz la tarea de determinar quién debe probar; siendo esta una postura clave para determinar en qué casos se aplicaría el principio de la carga de la prueba, en tal sentido, se aclara entonces que la carga de la prueba como principio del Derecho Procesal, tiene la misión de constituir orientaciones claras sobre el rumbo que ha de tomar la acción de la administración judicial, pero sobre todo, en caso de duda. Hasta este punto, estaría claro que el deber de las partes en el proceso es adoptar una conducta que asuma los deberes que le asigna la regla de juicio que hemos explicado hasta aquí: cada quien debe probar los supuestos de hecho de las normas cuyo efecto jurídico espera que lo beneficien. Lo anterior, se insiste, conforma la regla general sobre la carga de la prueba y, en particular, constituye la regla de juicio que cada operador judicial debe aplicar para los casos que llegan a su conocimiento. 28 SEBASTÍAN MIDÓN, Marcelo. Derecho Probatorio. Volumen I. Ediciones Jurídicas Cuyo. República Argentina. 2007. Pág.128 16 De todas formas, también ha quedado claro que ese deber correlativo de probar los hechos que nos interesan pasa por un análisis sobre la posibilidad de allegarlos al proceso. Y es justamente en este punto en donde emerge una propuesta alternativa a la regla de juicio analizada: la carga dinámica de la prueba. 1.2.2 La Carga Dinámica de la Prueba La carga dinámica de la prueba quedó prevista en nuestro ordenamiento en los siguientes términos: “No obstante, según las particularidades del caso, el juez podrá, de oficio o a petición de parte, distribuir, la carga al decretar las pruebas, durante su práctica o en cualquier momento del proceso antes de fallar, exigiendo probar determinado hecho a la parte que se encuentre en una situación más favorable para aportar las evidencias o esclarecer los hechos controvertidos. La parte se considerará en mejor posición para probar en virtud de su cercanía con el material probatorio, por tener en su poder el objeto de prueba, por circunstancias técnicas especiales, por haber intervenido directamente en los hechos que dieron lugar al litigio, o por estado de indefensión o de incapacidad en la cual se encuentre la contraparte, entre otras circunstancias similares.”29 Para Peyrano30 “se considera regla de distribución de la carga de la prueba, el colocar la carga respectiva en la cabeza de la parte que se encuentre en mejores condiciones para producirla”; tal planteamiento muestra un enfoque subjetivo al interior de la concepción estática y tradicional de la carga de la prueba, promoviendo entonces otros escenarios y un mecanismo apto para para afianzar aún más la igualdad entre las partes y la sensibilización del Juez, pasando a una distribución dinámica de la prueba. Este cambio del concepto en el sistema probatorio orienta el proceso en el sentido de que quien esté en mejores condiciones de probar le debe ser 29 Artículo 167 del Código General del Proceso. PARRA GUZMAN, Mario Fernando. Carga de la Prueba en la Responsabilidad Médica. Ediciones Doctrina y Ley Ltda. 2010. Pág. 7 30 17 asignada esta carga31. El Juez le otorga la obligación de probar a la parte que se encuentre en mejor posición de acceso al material probatorio, lo cual, ha encontrado múltiples desarrollos incluyendo en la legislación de extinción de dominio32. Desde esta premisa, la Procuraduría General de la Nación ha considerado que “la carga dinámica de la prueba es, finalmente, una obligación para el juez, que debe contar con la capacidad de estructurar los hechos jurídicamente relevantes y la respectiva parte a la que le incumbe probarlos, en este sentido el juez es un ente activo que debe repartir las cargas probatorias”33. Con base en esta modificación, queda claro que se ha construido una excepción para la regla de juicio y, en ese caso, se ha privilegiado la posición del juez quien queda investido con la facultad de examinar quien tiene una situación más favorable respecto del acopio de determinada prueba. Esta figura procesal de la dinámica de la prueba muestra las intenciones de hacer cada vez mejor y más justo el sistema de administración de justicia; el 31 C.fr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil (2012); M.P. RUTH MARINA DÍAZ RUEDA. Bogotá D.C. 7 de diciembre de 2012. Expediente 2001-00049 "Igualmente cabe resaltar, que la jurisprudencia ha ido tomando en cuenta teorías propias de las tendencias modernas del Derecho Probatorio, que propugnan por la flexibilización de los reseñados principios, como es el caso de la tesis acerca de la “carga dinámica de la prueba”, que en ocasiones viabiliza imponer al sujeto procesal que se encuentre en mejores condiciones o en posición más favorable, la aportación del elemento de juicio necesario para la acreditación o esclarecimiento de los hechos controvertidos." Pág. 45. En idéntico sentido: 32 CORTE CONSTITUCIONAL; M.P. LUIS ERNESTO VARGAS SILVA. Bogotá D.C. 27 de Agosto de 2009, Expediente T-590 de 2009. "De allí que al afectado con el ejercicio de la acción de extinción de dominio, le sea aplicable la teoría de la carga dinámica de la prueba, de acuerdo con la cual quien está en mejores condiciones de probar un hecho, es quien debe aportar la prueba al proceso”… “ya que el titular del dominio sobre los bienes es el que está en mejores condiciones de probar su origen lícito, es él quien debe aportar las pruebas que acrediten ese hecho y que desvirtúen el alcance de las pruebas practicadas por las autoridades estatales en relación con la ilícita procedencia de esos bienes”. Pág. 22. 33 PROCURADURÍA CUARTA DELEGADA ANTE EL CONSEJO DE ESTADO. Teoría de la Carga dinámica de la Prueba. Concepto 22. 10 de febrero de 2014. Pág. 9. 18 principio de flexibilización probatoria también demuestra que la justicia es flexible no en el sentido de los fines, pues este se mantiene en impartir justicia, sino que la flexibilidad deriva de los métodos para lograr los fines; al respecto, se encuentra que autores como Jaramillo sostienen que “la carga de la prueba […] tiende a manifestar que no se trata de aplicación de unos axiomas inflexibles e inmutables, sino que tiene absoluta correlación con la naturaleza del debate, la disponibilidad, la realidad y la eficacia de la prueba”34, lo cual implica que el sistema judicial y el Derecho Procesal reconocen la necesidad de flexibilizar los procesos según las condiciones del mismo. 1.2.3 Tensiones entre la Regla de Juicio y la Carga Dinámica de la Prueba De la simple lectura de los acápites anteriores, no queda duda que la regla de juicio y la carga dinámica de la prueba responden a dos lógicas distintas. Ahora bien, en este acápite nos corresponderá analizar cuáles son las tensiones que se derivan de la coexistencia de estas dos instituciones dentro de nuestro régimen procesal civil. Consideramos que las principales tensiones derivadas de la coexistencia normativa de la regla de juicio y la carga dinámica de la prueba giran en torno a dos grandes aspectos: (i) ¿La carga dinámica de la prueba altera el deber o principio de la carga de alegación de los hechos? y, por otra parte, (ii) ¿La carga dinámica de la prueba debe alterar la regla de juicio y, por ende, sustituirla? Las preguntas que anteceden encuentran fundamento en los cuestionamientos presentados por el Dr. Fredy Toscano López en su 34 JARAMILLO, Carlos Ignacio. La Culpa y la Carga de la Prueba en el Campo de la Responsabilidad Médica. Colección Ensayos 11. Pontificia Universidad Javeriana. Grupo Editorial Ibáñez. Bogotá. 2011, Pág. 214 19 ponencia “Disposiciones Generales del Régimen Probatorio y Pruebas Extraprocesales y Carga de la Prueba”35. En primer lugar, se plantea una inquietud sobre si ¿La carga dinámica de la prueba altera ese deber o ese principio de la carga de alegación de los hechos? En este punto, subyace un cuestionamiento en cuanto a quién le corresponde alegar los hechos relevantes del proceso y, de allí, que la primera tensión que se identifique tiene que ver con si la carga dinámica de la prueba modifica, a su vez, la responsabilidad que pesa sobre el demandante al momento de delimitar la base de su pretensión. En este punto, consideramos que cada una de las partes debe conservar su obligación de enunciar las bases fácticas de su pretensión o defensa. El concepto de la carga dinámica de la prueba lo que busca es establecer sobre quién debe pesar las consecuencias de la falta de pruebas sobre un punto en concreto y, en consecuencia, quien debe procurar su acreditación. En ese orden de cosas, el planteamiento de la carga dinámica de la prueba está soportada en la real dificultad o impedimento de acceso a ésta por el demandante. Al respecto se destaca que: “resulta necesario que el favorecido por la regla se encuentre ante una real dificultad probatoria y no, únicamente ante una desventaja. Si en últimas ambas partes pueden aportar la prueba, no tendría objeto ni razón invocar la carga dinámica de la prueba”36. Es decir, la dificultad o imposibilidad al acervo probatorio debe ser demostrada; por tanto, las personas no pueden de manera sencilla apoyarse en que no pueden demostrar lo afirmado en su demanda, sino que también 35 TOSCANO LÓPEZ, Fredy. Disposiciones generales del régimen probatorio y pruebas extraprocesales y carga de la prueba. Ponencia. Universidad Externado de Colombia. [En Línea] 28 de junio de 2016. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=5kp4sYPN-Lc 36 BARBEIRO, Sergio José. ¿Qué debe probar el que no puede probar? en Cargas Probatorias Dinámicas. Rubinzal – Culzoni Editores. Santa Fe, 2004. Pág. 9 20 deben demostrar que no tiene posibilidades de acceso a las pruebas de su caso, por las razones y procedimientos avalados en el sistema de justicia. Consideramos que, precisamente, sobre este punto gira la discusión sobre si hubo, o no, una alteración respecto de quien debe alegar los hechos que sirven de base para su pretensión o defensa. En nuestro criterio, no ha habido modificación alguna ya que cada una de las partes debe revelar las bases sobre las cuales gira su posición jurídica en pleito. En estos casos, la discusión gira no entorno al deber de enunciar los hechos que sirven de base para sus intereses, sino que estamos en el punto de quién debe contribuir en la construcción de los hechos del caso aportando las pruebas que puede acompañar al proceso por tener, se insiste, una posición más favorable. Ahora bien, no podemos pasar de largo la razón de ser de la carga dinámica. Como anunciábamos, esta institución es una respuesta ante los obstáculos, no en pocas veces insuperables, que acompañaban a las partes para acreditar los hechos que les correspondía para tener éxito en juicio. De lo anterior, debe quedar claro que no podemos sucumbir ante la tentación de adoptar esta nueva institución como un dogma incuestionable o, peor aún, como un parámetro de conducta incuestionable. Bien lo señalaba Sokal en el sentido de que “(…) pareciera que hubiéremos pasado del dogma de las cargas probatorias estáticas al dogma de las cargas probatorias dinámicas. (…) No se puede caer en esa forma de idealización académica que tiende a creer que los errores de las teorías ajenas son esenciales, mientras que los propios son meramente accidentales”37; este autor considera que el 37 Cfr. SOKAL Alan, Bricmonp Jean (1999). Imposturas Intelectuales. Barcelona. Ediciones: Paidós. Pág. 236. 21 desplazamiento de las cargas probatorias estáticas parece ser en respuesta a “errores” en la teoría y no como un cambio, una modernización o flexibilidad que sustentada en la forma como suceden los eventos en la realidad, en las que en ocasiones las circunstancias impiden que un sujeto del común pueda llegar a acceder al tipo de pruebas que se requieren para hacer justicia en su caso. Sokal hace una crítica a las cargas probatorias dinámicas, aunque no desde la efectividad de las mismas, sino desde su percepción de “idealización”. Es muy oportuno el llamado que hace el autor en el sentido de no echar a la borda las instituciones que nos han servido de base para resolver nuestros inconvenientes porque, en casos concretos, estamos encontrando dificultades para la implementación de las herramientas que veníamos utilizando. En este punto, traemos a colación el autor porque coincidimos en señalar que la carga dinámica de la prueba exhibe a todas luces una solución concreta a una dificultad específica: la evidente injusticia que se presenta cuando una persona es sometida a probar un hecho que, por sus especiales condiciones, no puede cumplir sin asumir cargas desproporcionadas frente a su contraparte que, en cambio, goza de una mejor posición en pleito para allegar la prueba. En segundo lugar, nos avocamos a la pregunta sobre si ¿La carga dinámica de la prueba debe alterar la regla de juicio y, por ende, sustituirla? Consideramos que no. En el capítulo tres, nos encargaremos de demostrar cómo se ha incorporado en nuestra jurisprudencia la discusión sobre la carga de la prueba y, en particular, cuáles son los escenarios en los que ha encontrado cabida la aplicación de la carga dinámica de la prueba. 22 En ese sentido, comulgamos con la posición reciente de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia quien sostuvo: "Es precisamente en este sector del comportamiento en relación con las prestaciones debidas, donde no es posible sentar reglas probatorias absolutas con independencia del caso concreto, pues los habrá donde el onus probandi permanezca inmodificable, o donde sea dable hacer actuar presunciones judiciales, como aquellas que en ocasiones referenciadas ha tenido en cuenta la Corte, pero también aquellos donde cobre vigencia ese carácter dinámico de la carga de la prueba, para exigir de cada una de las partes dentro de un marco de lealtad y colaboración, y dadas las circunstancias de hecho, la prueba de los supuestos configurantes del tema de decisión (...)"38 A partir de ello, formularemos nuestra posición sobre cuáles son los aspectos que, en principio, podría recaer la aplicación de la carga dinámica de la prueba. De todas formas, anticipamos que, en nuestra opinión, la aplicación de la carga dinámica de la prueba debe ser casuística, tal como se anunciaba en la hipótesis de nuestro trabajo. Lo anterior, nos pone de presente que, en estos casos, lo más importante será construir las nociones que permitan delimitar con precisión el sentido y alcance de la categoría que habilita al juez para aplicarla: encontrarse en una posición más favorable. Por ahora, hemos dejado en claro cuáles son las nociones detrás de la carga de la prueba, la carga dinámica y, en particular, el centro de la discusión sobre su coexistencia en nuestro ordenamiento: la posible modificación de la regla de juicio y, con ello, del deber de conducta de las partes en relación con las pruebas. 38 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil (2016); M.P. FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ. Bogotá D.C. 20 de Junio de 2016. Expediente SC219. Pág. 39. 23 CAPÍTULO II. EL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD MÉDICA EN COLOMBIA Ahora bien, desde el comienzo del documento anunciábamos que nuestra principal categoría de análisis – la carga de la prueba – sería objeto de estudio en un escenario complejo. Lo anterior, nos permitiría poner de presente las principales tensiones que trae consigo la incorporación en nuestro ordenamiento de la carga dinámica de la prueba. En ese orden de ideas, escogimos la responsabilidad médica como un escenario ideal ya que, como se verá más adelante, han sido múltiples y muy variadas las discusiones alrededor de la regla de juicio en este escenario. Para ello, es importante comenzar por una breve alusión a la noción de responsabilidad. 2.1 UN BREVE RECUENTO DE LA NOCIÓN DE RESPONSABILIDAD En la actualidad, la noción responsabilidad está enmarcada dentro de un esquema que prevé la reparación del daño causado39, lo cual, no descarta las discusiones sobre las nuevas finalidades de la responsabilidad pero que, por no ser objeto de este trabajo, escapa a nuestro propósito principal. Sin perjuicio de lo anterior, no cabe duda que el daño tiene un rol protagónico en nuestro ordenamiento, el cual, gira alrededor de su reparación. En ese orden de cosas, la responsabilidad, en cuanto a su función resarcitoria, consiste en la obligación de reparar o indemnizar un daño 39 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 16 de mayo de 2011, Exp. 52835-3103-001-2000-00005-01: “obligación de restituir, reparar o indemnizar la lesión de un derecho, interés o valor tutelado por el ordenamiento jurídico, rectius, responsabilidad civil […]”. 24 causado. Pero, de todas formas, es importante recordar que, visto desde el punto de vista de su rol en nuestro ordenamiento, también comprende el deber legal de prevención, evitación y mitigación del daño y, por tanto, no se circunscribe a la reparación40. Por consiguiente, la responsabilidad puede, también, definirse como el deber legal de prevenir y evitar o reparar, resarcir e indemnizar un daño. De todas formas, pareciera existir un consenso alrededor de la necesidad de existencia del daño ya que, para la función indemnizatoria, se requiere un daño consumado y, para la función preventiva, se requiere un daño potencial41. 2.2 ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD. Ahora bien, al inicio de este trabajo mencionábamos que la relación entre tema de la prueba y la responsabilidad médica estaba en los elementos que la componen. Ya decíamos que el objeto de prueba estaba constituido por la realidad empírica, pero, así mismo, anunciábamos que el tema de la prueba tenía que ver con los elementos que la conformaban. 40 JARAMILLO JARAMILLO, Carlos Ignacio (2013): LOS DEBERES DE EVITAR Y MITIGAR EL DAÑO EN EL DERECHO PRIVADO, 1a ed., Bogotá: Grupo Editorial Ibáñez Pág. 29, 6 y ss.; ORDOQUI CASTILLA, Gustavo (2012): “LAS FUNCIONES DEL DERECHO DE DAÑOS DE CARA AL SIGLO XXI”, en: Realidades y Tendencias del Derecho en el Siglo XXI, t. IV, v. 2, 2012, Pontificia Universidad Javeriana–Editorial Temis. Pág. 7 y ss.; RESTREPO RODRÍGUEZ, Tomás (2008). “EL REMEDIO PREVENTIVO”. Revista de Derecho Privado, No. 14, Universidad Externado de Colombia. 2008. Pág. 220; SANTOS BALLESTEROS, Jorge (2013): “RESPONSABILIDAD CIVIL”, 1a ed., t. I. Bogotá: Editorial Temis, Pág. 24; SOLARTE RODRIGUEZ, Arturo (2009). EL PRINCIPIO DE REPARACIÓN INTEGRAL DEL DAÑO EN EL DERECHO CONTEMPORÁNEO. TENDENCIAS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL EN EL SIGLO XXI. Pontificia Universidad Javeriana y Editorial Diké, Pág. 133 y ss. 41 No olvidemos que el daño contingente está previsto en el artículo 2359 del Código Civil, que, de esa misma forma, es objeto de protección a través de las medidas cautelares – artículo 590 del Código General del Proceso y, entre otros instrumentos, su amparo es posible a través de acciones populares y de grupo e, incluso, a través de la acción de tutela. 25 Por tal razón, es importante mencionar que los elementos de la responsabilidad son las bases necesarias para su existencia. De allí, que valga la pena mencionar que, conforme a nuestro ordenamiento, según el daño provenga del incumplimiento de las obligaciones contraídas en un contrato o por fuera de él pueden clasificarse como responsabilidades contractuales o extracontractuales. En este punto, la jurisprudencia ha sido clara al señalar que al interesado le corresponde la carga de probar: (i) la conducta, (ii) el daño y (iii) el nexo de causalidad42. 2.3 RESPONSABILIDAD SUBJETIVA, OBJETIVA Y CRITERIOS DE IMPUTACIÓN Ahora bien, nuestro sistema normativo ha desarrollado unos esquemas de responsabilidad de los que se derivan criterios específicos de imputación, los cuales, responden al fundamento o sustento de la responsabilidad conforme a los diferentes títulos disciplinados en el ordenamiento jurídico. 2.3.1 El Régimen de Responsabilidad Subjetivo En general, existe una posición que postula el factor subjetivo basado en el dolo o culpa para predicar la existencia de la responsabilidad. En ese escenario, queda claro que no basta con que al interesado se le haya causado un daño, es necesario causarlo con dolo o culpa, y deben probarse con la relación de causalidad, salvo que se presuma. 42 CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo contencioso administrativo (2001); C.P. RICARDO HOYOS DUQUE. Bogotá D.C. 22 de marzo de 2001. Expediente 13284 "En todo caso, para que proceda la declaración de responsabilidad del Estado por la prestación del servicio médico, el demandante debe acreditar la prestación del servicio médico asistencial o la omisión de dicha asistencia cuando ésta ha sido requerida y existía el deber de prestarla; así como el daño sufrido por esa causa.(...)" Pág. 16. 26 En este tipo de sistemas, la ausencia de dolo o culpa impide el surgimiento de la responsabilidad, y el supuesto autor se exonera probando diligencia o cuidado, causa extraña exclusiva, fuerza mayor o caso fortuito, intervención de la víctima o participación de un tercero. La relevancia de la culpa en las obligaciones, el negocio jurídico y la responsabilidad es evidente por los valores que se esperan de las relaciones entre las partes, lo cual, además, encuentra fundamento en los postulados del ordenamiento jurídico. La culpa se emplea con diversos significados pero, para efectos de este trabajo, comulgamos con la noción de culpa objetiva y que, en concreto, la asocia a un comportamiento contrario a derecho. De todas formas, “(…) todos los intentos de los juristas por definir la culpa mediante una fórmula general que explique todos los comportamientos censurables han resultado infructuosos. “La culpa – decía Josserand - es un pecado jurídico que nunca hemos podido definir”43 . En el caso de la responsabilidad médica es de carácter subjetivo y, en consecuencia, la parte interesada en predicar la existencia de la responsabilidad debe asumir la carga de probar el dolo o la culpa. En ese sentido, vale la pena traer a colación al doctor CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO quien, al respecto, señala: “Tópico tampoco exento de dificultad, en efecto, es el atinente a la prueba de la culpa médica, hasta el punto que es uno de los más intrincados temas de la responsabilidad civil en general; y también de la ciencia procesal en particular, más de lo que prima facie pareciere, como se comprobara en la líneas subsiguientes y como lo realzó el profesor 43 MANTILLA ESPINOSA, Fabricio-TERNERA BARRIOS, Francisco. La ‘culpa’ en la responsabilidad civil extracontractual del derecho colombiano”. Revista de responsabilidad civil y seguros, No 12, pp. 125-137. 27 Ricardo De Ángel Y. en el amable prologo que antecede a esta publicación. No en vano, la doctrina y la jurisprudencia, felizmente, han dedicado un espacio importante a esta problemática de la prueba, capital en la esfera galénica, la que tampoco se comporta idéntica o simétrica en todos los ámbitos, v.gr: en el medico, según se anticipó, en el que igualmente reviste singularidades (responsabilidad individual de los médicos, contractual extracontractual; responsabilidad hospitalaria o institucional; responsabilidad del Estado o de la administración, etc.) Como afirmáramos en el primer capítulo de este ensayo, lo consignamos nuevamente, ha dejado entonces de ser el tema de la prueba, como es un lugar común, un espacio privativamente adjetivo, propio de prácticos, supuestamente huérfano de la cientificidad del teórico o del dogmático. Hoy la prueba, sin distingo, es patrimonio iuris; es piedra sillar del derecho; es un instituto de la mayor riqueza y penetración jurídicas, consustancial a la ciencia de derecho procesal y con inescindible connotación sustancial, cada vez más reconocida, ennoblecida, amen que fortalecida desde la óptica jurídica, en general, en la que se enseñorea, en la hora de ahora, como una nobilísima disciplina pletórica en connotaciones de variada índole. Este es pues, se insiste en ello, un punto neurálgico en los tiempos que corren, signados por principios tales como el favor probationem, como el ius aequum, como el pro damnato, entre otros más, enderezados a facilitar racionalmente la prueba, pues una interpretación invariable, rígida o estática de esta temática, ab initio, haría nugatorias algunas de las pretensiones formuladas por los demandantes en general que, en tales circunstancias, verían conculcados sus derechos de carácter sustancial a contrapelo de la equidad, hecho que explica que, en los últimos años, se haya dado en este campo un importante y justiciero viraje. Por ello estos postulados, al unísono, persiguen la realización del derecho material, obviando frustraciones y quebrantamientos de legítimas expectativas e intereses dignos de tuición o mejor aún para evitar “… el fracaso de la finalidad reparadora del régimen de la responsabilidad civil, particularmente, por las dificultades probatorias en las que se puede encontrar la víctima”, en términos de la Corte Suprema de Justicia, en reciente y esclarecedora sentencia del 22 de julio de 2010. (Exp. 00042 01, Sala de Casación Civil).”44 Para mitigar dificultades probatorias de la culpa, dentro de los regímenes de responsabilidad subjetiva se defiende una presunción de culpa del autor del daño y, en otros escenarios, se ha dispuesto definitivamente la sustitución de 44 JARAMILLO JARAMILLO, CARLOS IGNACIO (2015) “LA CULPA Y LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL CAMPO DE LA RESPONSABILIDAD MÉDICA” Editorial Ibáñez. Colección Ensayos. Pág. 183 y 184. 28 un sistema de responsabilidad subjetivo a uno objetivo dejándole al demandado la carga de probar la causa extraña para exonerarse de la responsabilidad. Algunas corrientes, combinan ambos criterios de imputación, el subjetivo y objetivo, o admiten por regla general la responsabilidad subjetiva, y por excepción, la objetiva. 2.3.2 Imputación Objetiva De otra parte, existe otro régimen de responsabilidad en donde la culpa carece de relevancia y, en consecuencia, la responsabilidad surge sin ésta. En este sistema de responsabilidad, el demandado, como se anunció, debe romper el nexo causal para liberarse de su condena. Los criterios que le sirven de fundamentos son múltiples y variados, los cuales, se remiten a el riesgo de las cosas o actividad, al riesgo creado, al peligro y el control de las fuentes del riesgo, a la distribución del riesgo, a la relación costo de prevención y daño generado, entre muchas otras. Las principales objeciones que ha recibido esta teoría tiene que ver con la eliminación de la culpa y, de esa forma, constituirse en un régimen que genere temor a la innovación por estar expuesta a reparar toda lesión causada y, por ende, recibir una ampliación de los costos y gastos de toda actividad. Queda aún en discusión todo lo que tiene que ver con el riesgo permitido, la prohibición de regreso y el principio de confianza que, en últimas, implica que la víctima tiene el deber de soportar el daño como un infortunio45. 45 Corte Constitucional, Sentencias SU-1184 de 2001; C-227 de 2002, C-115 de 2008, 595 de 2010; Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, 29 2.3.3 La Responsabilidad Médica Como hemos anunciado, nuestro interés es analizar la carga de la prueba en un contexto problemático: el de la responsabilidad médica. En ese orden de ideas, debemos analizar el régimen de obligaciones de la actividad médica ya que, como quedó dicho, la existencia de la responsabilidad depende de la acreditación de la culpa o, lo que es lo mismo, la infracción de alguna obligación atribuible al médico en ejercicio de su profesión. 2.3.3.1 Régimen de Obligaciones del Médico Si bien en la actualidad, el régimen de obligaciones del médico tiene lineamientos taxativos consagrados en la ley, el origen de estas obligaciones podría remontarse a la adopción del juramento hipocrático como base ética y modo de conducta de la profesión de la medicina, conteniendo éste obligaciones, que los mandatos de honor y el respeto a la palabra le investían un carácter vinculante para con el paciente en ocasión del ejercicio de la profesión, enmarcando el comportamiento ético - moral de aquel que ejerciera como tratante de las dolencias y males que aquejan a quienes acuden ante estos. Es por medio de este juramento que el galeno funge como tal, teniendo como propósito particular la utilización de todos los medios disponibles para la obtención de un resultado idóneo, mediante el despliegue de todos los medios disponibles para preservar y mejorar la vida de la persona. Esta protección a la que se compromete el galeno se da en dos sentidos, el primero consiste en la labor física del médico como sujeto cualificado sentencia de 24 de febrero de 2005, expediente 14170; Sección Tercera, Subsección C, C, sentencias del 9 de mayo de 2011, Radicación número: 54001-23-31-000-1994-0865401(19976); 26 de marzo de 2014, Radicación Número: 52 001 23 31 000 1995 06432 01 (25831); 26 de febrero de 2015, Radicación número: 680012315000199902617 01 (30924); 25 de febrero de 2016, Radicación número: 76001-23-31-000-2000-02207-01(36343). 30 profesionalmente, y el segundo es el uso y disposición de todos los recursos tecnológicos, instrumentales y de infraestructura para lograr la adecuada atención al paciente. Al respecto, han señalado Franco y Guzmán que “(…) el profesional de la salud debe tener una habilidad básica basada en la ciencia de su oficio, una disposición de ánimo y medios claros para utilizar el cerebro, las manos y los instrumentos de una manera adecuada, con el objeto de modificar o eliminar la enfermedad o la malfunción orgánica del paciente, para prolongar la vida y mejorar su calidad de vida”46 Por esto, en términos generales a los médicos se les han asignado una serie de obligaciones, entre las cuales se encuentra la guarda del secreto profesional, la información adecuada, el consentimiento informado, obligación de conocimiento, obligación de diligencia y técnica, continuidad en el tratamiento, asistencia y consejo y certificación de la enfermedad y tratamiento efectuado47. Todo esto encuentra como origen la obra de Hipócrates llamada aforismos, que en su aforismo número veinticuatro reza “y si hubiere de emplearse hágase después de meditarlo bien y de tomar las más diligentes precauciones”48, sentando el autor una base sobre el régimen de obligaciones en la responsabilidad médica. En la actualidad, la Corte Suprema de Justicia, en su Sala de Casación Civil ha señalado respecto del régimen de obligaciones del médico que “el galeno debe asumir, con un elevado e impoluto sentido de la responsabilidad, una serie de conductas encaminadas a la humanización (humanistas) y a la profesionalización de su elevado ministerio, vale decir un plexo de deberes 46 Guzmán Mora, F & Franco Delgadillo, E (2004); Derecho medico Colombiano. Elementos básicos, tomo I, Volumen 2; Biblioteca jurídica Diké; Medellín. Pág. 717. 47 Ibídem. 48 Ibídem. Pág. 718. 31 que articulados integran la llamada deontología médica 49 (tejido comportamental), enderezada entre varios cometidos, a la búsqueda de una cabal prestación del servicio a su cargo y, ante todo el respeto irrestricto de la vida humana y a la preservación o mejoramiento de la vida física o mental e integridad de las personas, rectamente entendida, todo de cara a la sociedad y a los demás profesionales inmersos en la misma ciencia”50 2.3.3.2 Lex Artis Lex Artis o ley del arte, ha sido abordada por Herrera como: “[La] regla artesanal, regla de regla de actuación de la que se trate, se ha venido empleando de siempre, como afirma Martínez Calcerrada para referirse a un cierto sentido de apreciación sobre si la tarea ejecutada por un profesional es o no correcta o se ajusta o no a lo que debe hacerse”51 Señala ese mismo autor “que si la actuación se adecúa a las reglas técnicas pertinentes se habla de “un buen profesional, un buen técnico, un buen artesano y de una buena praxis” en el ejercicio de una profesión. Suele aplicarse el principio de la lex artis a las profesiones que precisan de una técnica operativa y que plasman en la práctica unos resultados empíricos. Entre ellas se destaca, por supuesto la profesión médica, toda vez que la medicina es concebida como una ciencia experimental.”52 Respecto a la Lex Artis, han señalado Franco & Guzmán (2004) que 49 Deontología médica: Es el conjunto de principios y reglas éticas que han de inspirar y guiar la conducta profesional del médico (Organización Médica Colegial de España, 2011, tomado de https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf 50 Corte Suprema de Justicia, Sala de casación civil; Sentencia radicado 00488-01; M.P. Ruth Marina Díaz Rueda, Agosto 30 de 2013. 51 Herrera Ramírez, F.J. (2008); Manual de responsabilidad medica; Leyer editores; Bogotá D.C. Pág. 205. 52 Ibídem. Pág. 205. 32 “[La Lex Artis] esta orienta a través de una serie de normas técnicas y procedimientos que pueden aplicarse en situaciones similares. Debido a la diferencia de criterios entre las personas, se aplica por analogía. Se basa en normas jurídicas, literatura médica, experiencia decantada de la práctica médica por parte de personal debidamente adiestrado y elementos de juicio tomados de la ciencia y de la lógica en general”53 En Colombia, actualmente se regula el ejercicio de la medicina en la Ley 23 de 1981 y el Decreto 3380 del mismo año, los cuales regulan las normas de ética médica; y encuentran complemento en la jurisprudencia de las altas cortes. La lex artis, ha sido definida por la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, así: “Es por ello por lo que, se ha entendido, que las normas que disciplinan la ética médica, se traducen en componente de su lex artis, con todo lo que ello supone, especialmente en la esfera de su responsabilidad, como tal, susceptible de ser valorada o, si se prefiere, juzgada, por los órganos y autoridades competentes para ello.”54 En el mismo sentido, se ha pronunciado este alto tribunal en Sentencia radicado 00488-01 de 2013, en la cual indica: “De lo anterior se desprende entonces, que cuando la entidad o galeno a cuyo cargo se halla la atención de la salud de un paciente, no observa los deberes que le competen dirigidos a salvaguardar o mejorar el estado físico o mental de aquel, por ejemplo, porque deja de utilizar los medios diagnósticos aconsejados, se despreocupa de los resultados de los exámenes que ha dispuesto, lo formula tardíamente o deja de hacerlo cuando era necesario, omite sin excusa las respectivas remisiones o interconsultas si a ellas hay lugar con la prontitud necesaria, compromete su responsabilidad, lo que por tanto, puede 53 Guzmán Mora, F & Franco Delgadillo, E (2004); Derecho medico Colombiano. Elementos básicos, tomo I, Volumen 2; Biblioteca jurídica Diké; Medellín. Pág. 719. 54 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil. Sentencia del 18 de diciembre de 2009. Radicado 00533-01. M.P. William Namén Vargas. Pág. 23. 33 generar obligación de resarcir los daños que esa negligencia le irrogue al afectado.”55 En ese orden de cosas, “(…) las singularidades y particularidades de cada supuesto influyen pues, de manera decisiva en la determinación de la regla técnica aplicable al caso. De ahí que la doctrina y la jurisprudencia hablen, de la lex artis ad hoc como módulo rector o principio director de la actividad médica, al respecto Martínez Calcerrada ha definido la lex artis ad hoc como el criterio valorativo de la corrección del concreto acto médico ejecutado por el profesional de la medicina que tiene en cuenta las especiales características de su autor, de la profesión, de la complejidad y trascendencia vital del acto y en su caso de la influencia de otros factores endógenos (estado e intervención del enfermo, de sus familiares o de la misma organización sanitaria) para calificar dicho acto de conforme o no con la técnica normal requerida”56 2.3.3.3 Mala Praxis en la Actividad Médica Siendo la lex artis entendida como la forma correcta de proceder en el actuar médico, debe entenderse que las conductas negativas dentro del proceder del profesional de la salud son posibles, a estas se les denomina como mala praxis, que es la omisión injustificada del buen actuar médico; al respecto, ha señalado Herrera que “la mal praxis implica una ruptura con las reglas del juego, un apartarse del camino del buen hacer, una desviación o viciamiento del acto médico al referirnos a mala praxis médica en particular”57 55 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil. Sentencia 11001-31-03-0182005-00488-01; M.P. Ruth Marina Díaz Rueda; Agosto 30 de 2013, Bogotá D.C. Pág. 32. 56 Herrera Ramírez, F.J. (2008); Manual de responsabilidad medica; Leyer editores; Bogotá D.C. Pág. 206. 57 Herrera Ramírez, F.J. (2008); Manual de responsabilidad medica; Leyer editores; Bogotá D.C. Pág. 207. 34 Ha señalado al respecto, la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia58 lo siguiente: “La complejidad del cuerpo humano imposibilita que, a pesar de los significativos pasos que día a día se obtienen en materia de salud, prevención y tratamiento de enfermedades, la medicina no sea una ciencia exacto (…) por esta razón, solo es constitutiva de responsabilidad civil una mala praxis, ya sea por proceder en contravía de lo que el conocimiento científico y la experiencia indican o al dejar de actuar injustificadamente conforme a los parámetros preestablecidos, eso sí, siempre y cuando se estructuren los diferentes elementos de daño, culpa y nexo causal que contempla la ley.” Con respecto a la mala praxis, ha señalado Herrera que “existirá mala praxis en el área de la salud cuando se provoque daño en el cuerpo o la salud humana, sea este daño parcial o total, limitado en el tiempo o permanente como consecuencias de un accionar profesional realizado con imprudencia o negligencia, impericia en su profesión o arte de curar o por inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo con apartamiento de la normativa legal aplicable”59. Por su parte, la Ley 23 de 198160 dispone que “la medicina es una profesión que tiene como fin cuidar de la salud del hombre y propender por la prevención de las enfermedades, el perfeccionamiento de la especie humana y el mejoramiento de los patrones de vida de la colectividad” (Artículo primero, numeral primero), lo cual le genera al galeno obligaciones de “estudiar al paciente como persona que es con su entorno, con el fin de diagnosticar la enfermedad y sus características individuales y ambientales, y 58 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil; Sentencia Radicado 00566-01; M.P. Fernando Giraldo Gutiérrez; Julio 27 de 2015. Pág. 12. 59 Herrera Ramírez, F.J. (2008); Manual de responsabilidad medica; Leyer editores; Bogotá D.C. Pág. 208. 60 Ley 23 de 1981, por la cual se dictan normas en materia de ética médica; Febrero 18 de 1981, D.O. 35.711 de Febrero 27 de 1981, Bogotá D.C. 35 adoptar las medidas curativas correspondientes” (Numeral segundo, artículo primero de la Ley 23 de 1981). Esta ley, consagra además los parámetros fundantes de la relación médico paciente dentro de la práctica médica, a partir de la reciprocidad que ésta requiere para la adecuada prestación del servicio, mediante la disposición de conductas por parte del profesional, incorporándose a la ley de ética médica vigente en Colombia las normas a que deben ceñirse el ejercicio de la medicina al interior del territorio. Puede observarse dentro del desarrollo de la actividad médica, la obligación que consagra el artículo décimo de la Ley 23 de 1981, la cual dispone que “el médico dedicará a su paciente el tiempo necesario para hacer una evaluación adecuada de su salud e indicar los exámenes indispensables para precisar el diagnóstico y prescribir la terapéutica correspondiente”61. Para poder señalar la mala praxis como causa de un daño al paciente, debe configurarse una lesión a la salud física o psíquica que deberá originarse en un acto imprudente, negligente o fruto de la impericia o el apartarse de las normas y deberes a cargo del causante del daño. 2.3.3.4 Modos de Conducta Constitutivos de Mala Praxis Médica La conducta humana, es susceptible de valoración no solo dependiendo del contexto, sino del sujeto a quien se imputa determinada acción, en el caso de la actividad médica, la valoración de la conducta es ejecutable sobre un sujeto cualificado, pues éste cuenta con unos conocimientos específicos y unas obligaciones éticas y legales previamente definidas. 61 Ha señalado el Decreto 3380 de 1981 en su artículo séptimo que “se entiende por exámenes innecesarios o tratamientos injustificados: los prescritos sin un previo examen general, los que no corresponden a la situación clínico patológica del paciente” 36 Imprudencia: Considerando lo señalado por Franco & Guzmán, debe observarse la prudencia en el actuar médico “a partir del conocimiento de las condiciones del enfermo, en la aceptación de las propias limitaciones, la planeación reflexiva del mejor camino terapéutico a seguir, la previsión de la mayoría de formas de complicación y la permanente vigilancia de resultados adversos y no deseados”62. A partir de esto, se dice que la imprudencia consiste en una acción temeraria que se realiza a pesar de haberse previsto el resultado adverso que ocasiona el daño en el enfermo, en consecuencia, la imprudencia es un modo de actuación contrario a la ley del arte, sin tomar las precauciones o contraviniendo conductas determinadas previamente, que deriven en un resultado nocivo para el paciente. Negligencia: Franco & Guzmán señalan que la negligencia es entendida como: “la actitud contraria a la diligencia, sinónimo de abandono, dejadez, desidia, descuido en el cual se viola un deber de atención estando en capacidad intelectual y técnica de preverlo”63, es decir, se habla de una conducta negligente cuando existiendo un deber legal del galeno, este no lo ejecuta de manera idónea, sin desplegar en su conducta comportamientos para evitar el resultado dañoso. Impericia: Herrera indica que “está determinada por la insuficiencia de conocimientos para la atención del caso, que se presumen y se consideran adquiridos, por la obtención del título profesional y el ejercicio de la profesión”64; asimismo, se ha pronunciado Bañuelos Delgado que “ en suma 62 Guzmán Mora, F & Franco Delgadillo, E (2004); Derecho medico Colombiano. Elementos básicos, tomo I, Volumen 2; Biblioteca jurídica Diké; Medellín. Pág. 721. 63 Guzmán Mora, F & Franco Delgadillo, E (2004); Derecho medico Colombiano. Elementos básicos, tomo I, Volumen 2; Biblioteca jurídica Diké; Medellín. Pág. 722. 64 Herrera Ramírez, F.J. (2008); Manual de responsabilidad medica; Leyer editores; Bogotá D.C. Pág. 210. 37 consiste en la incapacidad técnica para el ejercicio de la profesión médica, en los tratamientos de tipo quirúrgico o invasivo, se debe tener en cuenta el riesgo- beneficio, diagnóstico preoperatorio, la técnica implementada, el conocimiento de las variaciones anatómicas y la experiencia ante tales situaciones y el manejo postoperatorio entre otros muchos” 65 Una vez observadas las formas de conducta de las que se desprende la responsabilidad del médico, puede concluirse que la prudencia y diligencia bajo los parámetros que manda la lex artis, generan obligaciones para el médico desde el deber de brindar cuidados necesarios para el mantenimiento de la salud y vida de quienes a estos acuden, lo cual de no suceder, da lugar a imputaciones de responsabilidad, debido a que las lesiones provocadas por faltas en la actuación del galeno, no deberán ser soportadas por el paciente o usuario de los servicios de la salud dado que sus efectos siempre recaerán sobre su integridad. De lo anterior se desprende que la prudencia y diligencia exigida al galeno no sólo se extiende al deber de procurar la sanación, sino que además involucra la práctica de una interacción directa con el paciente en la elaboración de una clara, completa y secuenciada historia clínica, así como la verificación de aceptación y conciencia sobre el consentimiento informado. En ese contexto, vale la pena traer a colación a ALBERTO DE LEÓN DUQUE OSORIO quien, en síntesis, nos indica que: “La asistencia médica, como practica deontológica, comporta una serie de actos propios del sector, desarrollados por pautas de conductas que su misma ciencia crea para el ejercicio. Estas serie de actos se alternan entre conductas metodológicas constituidas por aseveraciones teóricacientíficas y conductas constituidas por actos manuales y habilidades del 65 Tomado de http://www.conamed.gob.mx/comisiones_estatales/coesamed_nayarit/publicac iones/pdf/mala_practica.pdf Pág. 2. 38 profesional de la salud que se ajuntan al unísono de la especialidad que demanda el paciente, acorde de la patología que lo aqueja, ajustándose a lo que constituye la Ley de arte médica asistencial. Así pues, tales circunstancia llevan a que la situación de la conducción de la prueba en los debates jurídicos de responsabilidad medica asistencial tenga sus particularidades, que no escapan de ciertos argumentos, cuyo objeto principal es averiguar si se cumplieron aquellos protocolo metodológicos – científicos o de ejercicios de disposición talentosa. El conjunto de conductas señaladas por la ley del arte en la actividad médica asistencial están clasificadas en dos escenarios secuenciales, los cuales, el uno procede al otro: el escenario que precede es el del diagnóstico; y el escenario que sucede es el de la terapéutica. Si partimos de la base de las propias definiciones del diagnóstico y de la terapéutica, no es difícil comprender que cada cual reviste una serie de etapas científicas, unas trazadas por protocolos metodológicos constituidos por aseveraciones teórico – científicas y otras orientadas por actos manuales y habilidades personales. No obstante dicha especificidad, la misma ciencia médica ha trazado derroteros protocolarios genéricos que se deben agotar en los pacientes acorde a sus situaciones patológicas particulares. En el escenario del ejercicio del acto médico asistencial se ha tenido como propósito principal y como componente inseparable de la actividad profesional y labor científica, el análisis, la valoración y el desarrollo de criterios morales y procedimientos normativos para la ejecución de sus actos, los que se han incorporado no solo en los mandatos de la deontología en la práctica médica como la ciencia o tratado de los deberes, sino también en los mandatos que se han incorporado en los códigos de ética y en la norma constitucional. La medicina es una práctica eminente moral que busca hacer el bien a las personas y a las comunidades, por lo que su ejercicio se rige por un código de ética y por los deberes establecidos constitucionalmente. Es de conocimiento el conflicto que enfrenta el medico moderno y el ejercicio de la actividad medica asistencial ante el triunfo de las ciencias biomédicas y la enorme posibilidad de aplicar los nuevos conocimiento al tratamiento y prevención de la enfermedad como supremo imperativo hipocrático y ético, contra el confinamiento de la medicina institucionalizada que se expresa como mandato burocrático, el cual, por razones generalmente de orden económico, lo limita en su capacidad de acción. Los factores socioeconómicos juegan un papel de creciente importancia en la regulación de la práctica médica. Los ascensos de los costos de la medicina en forma paralela con el avance tecnológico establecen una forzosa discriminación, clasificación o “triage” de tipo económico en el ejercicio de la actividad medica asistencial, lo cual significa una contradicción ante el imperativo ético y no pocas veces ante el imperativo constitucional. Se ha creado una tendencia hacia la planificación de la atención médica por parte de las Empresas 39 Promotoras de Salud, E. P. S., y lo que es más grave, a la toma de decisiones por parte de personal no médico, de aquel que tiene el manejo y la administración de las instituciones que deciden sobre la presentación del servicio médico asistencial. En tales circunstancias, el profesional de la salud y las Instituciones Prestadoras del Servicio de Salud, I. P. S., en su acto se ven enfrentados a esta situación de choque: por una parte, su formación para la lex artis; y, por otra, la exigencia de cumplimiento de parámetros económicos de rendimiento establecidos, que muchas veces lo obligan a capear una infraestructura en salud que desentona frente el clamor de las peticiones hechas por los pacientes para obtener sus servicios. Frente a dicha situación, el acto en salud no escapa de la inesperada falta, y por ende, del inicio de un proceso de responsabilidad medica asistencial, que como mecanismo efectivo de reconocimiento de derecho, busca bien sea un fallo de condena o un fallo de absolución.”66 66 DUQUE OSORIO, ALBERTO LEÓN (2014) “TEMA DE PRUEBA EN RESPONSABILIAD MÉDICA” Editorial Biblioteca Jurídica DIKE. Medellín. Pág. 23 a 25. 40 LA CAPÍTULO III. LA REGLA DE JUICIO DE EN LOS PROCESOS DE RESPONSABILIDAD MÉDICA Teniendo en cuenta lo anterior, en este capítulo emprenderemos el análisis de la jurisprudencia sobre la aplicación de la regla de juicio en los casos de responsabilidad médica. Lo anterior, para efectos de poder sentar las bases de lo que será nuestra posición respecto de la pregunta de investigación formulada. 3.1 EVOLUCIÓN DE LA REGLA DE JUICIO DE LA RESPONSABILIDAD MÉDICA Comencemos por señalar que, de conformidad con la jurisprudencia analizada, la regla de juicio y el deber correlativo recaía sobre quien pretendía la convicción del médico señalado por mala praxis. “Hasta el inicio de la década de los noventa, en casos de responsabilidad administrativa por la actividad médica, era imperativo que quien demandaba aportara las pruebas que acreditaran la falla del servicio en el acto médico, con el fin de que sus pretensiones salieran avante; esto comportaba el régimen de la falla del servicio probada”67 Ya en el año 2006 los logros de la dinámica en la carga probatoria sufren un decaimiento posicionándose nuevamente la teoría de la falla probada e incluyendo la prueba indiciaria con un poder supremo a los indicios en el proceso de responsabilidad administrativa del acto médico. En ese momento histórico del Consejo de Estado, dicha corporación sustentó su decisión de suprimir la carga dinámica de la prueba inicialmente porque la 67 PÉREZ RESTREPO, Juliana. La Carga Dinámica de la Prueba en la Responsabilidad Administrativa por la Actividad Médica – Decaimiento de su Aplicabilidad. 2011 Pág. 210. 41 falla probada si cumplía con el ordenamiento legal, puesto que para el 2006 el legislador no había contemplado expresamente la dinámica probatoria sino que se estaba implementando por vía jurisprudencial, pero por orden legal se sostenía en la rigidez del artículo 177 del Código de Procedimiento Civil. En la actualidad, existiendo el fundamento del Código General del Proceso, la polémica del sustento legal para su aplicación finaliza, sin embargo, para la academia es imperativo distinguir diversos pronunciamientos que sustentaban una posición favorable hacia la falla presunta del servicio médico, y con ella, una dinámica de las cargas antes de establecerse el artículo 167 Código General del Proceso, debatiéndose entre la falla presunta y la falla probada para determinar la carga probatoria, por lo que dada esa tarea merece destacarse la Sentencia del Consejo de Estado del 24 de octubre de 1.99068 expediente 5902. En esa oportunidad, siendo consejero ponente el doctor Gustavo De Greiff Restrepo, se resolvió una demanda contra el Instituto de Seguros Sociales – ISS por fallas en la prestación de un servicio de trabajo de parto que luego de ser atendido y por solicitud de la paciente y de su esposo se le practicó una ligadura de trompas a cargos de ginecólogo con intervención de un anestesiólogo que para realizar la cirugía le colocó anestesia raquídea. Al día siguiente de dicho procedimiento quirúrgico la paciente empezó a sufrir molestias en sus miembros inferiores consistentes en adormecimientos lo que con el pasar de los días (4 meses) se convirtió en parálisis e incontinencia urinaria y fecal. Desde que fue operada en el ISS su movilidad se deterioró progresivamente hasta llegar al punto de ser diagnosticada con 68 CONSEJO DE ESTADO. SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCIÓN TERCERA. Sentencia del 24 de octubre de 1.990. expediente 5902. Magistrado Ponente: Dr. Gustavo De Greiff Restrepo. [En Línea] Consultado el 29 de mayo de 2016. Disponible en: http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52623578 42 Aracnoiditis Lumbar69, por lo que la demandante considera que el instituto médico incurrió en una falla del servicio consistente en la deficiente atención médica que le prestó el anestesiólogo, quien le aplicó la anestesia raquídea sin realizarle las debidas pruebas de sensibilidad y sin prever los riesgos que generarían en ella como paciente. Dentro de los trámites procesales, el médico demandado se presentó alegando que no tenía culpa ni actúo con dolo en el daño que según la paciente ocasionó. En primera instancia se le concedieron las pretensiones de la demanda en cuanto a la reparación del daño y de perjuicios como ama de casa basándose en el salario mínimo legal, a lo que el demandado presentó recurso de apelación alegando entre otros aspectos, que no se demostró la falla del servicio que lo que ocurrió fue un accidente imprevisible de carácter típico. En este punto el Consejo de Estado consideró: “El curso de los sucesos, la línea de conducta, el eslabón de los hechos, el deudor los sabe, quedando por tanto a él la prueba más factible. Si un empleado llega a la oficina a las diez de la mañana, debiendo llegar a las ocho, él debe saber, y no el acreedor, qué fuerza mayor te impidió llegar a tiempo y cumplir su obligación; el constructor que debe levantar una casa en cierto tiempo y entregar obra hecha, sabe inmediatamente, directamente, si la inundación, el fuerte invierno, etc. le impidió cumplir; el artista debe saber por qué no entregó a tiempo la obra encomendada; el impresor por qué se pararon las máquinas. Y así en toda obligación de hacer. Mientras el acreedor está más lejos de la conducta del deudor 69 NOTA ACLARATORIA: “La Aracnoiditis es una enfermedad neurológica debilitante, caracterizada por graves problemas de picazón y ardor. Es causada por una inflamación de la membrana aracnoides, una de las tres membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Esta inflamación causa irritación constante, cicatrización y unión de las raíces nerviosas y vasos sanguíneos”. GOBBI, Enrique A. Aracnoiditis. [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: http://www.grupovertebral.com.ar/afecciones /aracnoiditis.html 43 y de los hechos concurrentes que pudieron impedirle a éste satisfacer a tiempo su prestación.” 70 Se demuestra entonces, que esta jurisprudencia del Consejo de Estado puede ser considerada un hito en materia de cargas probatorias, toda vez, que muestra una flexibilización de la responsabilidad de quien debe probar cuando el Juez, dentro de un proceso de responsabilidad administrativa por el servicio médico asistencial, no cuenta con los medios probatorios suficientes para decidir, debido a la misma dificultad del demandante para aportarlos al proceso y la factibilidad del demandado de probar los hechos que originaron las pretensiones que motivan la demanda. En este caso, la corporación resalta que quien tiene las calidades suficientes para demostrar cómo ocurrieron los hechos y si se encuentra incurso en culpa o no es el médico anestesiólogo, que en cumplimiento de los requerimientos laborales que presta al ISS aplicó la anestesia raquídea a la demandante. Por lo que se evidencia en esta sentencia una aplicación de la carga dinámica de la prueba desde hace más de 25 años por falla presunta del servicio médico. Dentro de tal perspectiva, el problema de la culpa y su prueba pierde relevancia y pasa a un segundo plano, puesto que su presencia o ausencia deja de tener importancia en el juzgamiento de la responsabilidad administrativa. De la administración no se espera prudencia o diligencia, entendidas tales expresiones en el sentido civilista, pero pasivo, con que las trata la ponencia, sino a ella se debe exigir una actitud dinámica, enmarcada dentro de la ley, pero siempre atenta y dispuesta a realizar lo razonablemente necesario para la mejor prestación del servicio. […] Y si la 70 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 24 de octubre de 1.990. [En Línea] Consultado el 13 de mayo de 2016. Disponible en: http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52623578 44 obligación de esta última era tratar de realizar sus mejores esfuerzos, emplear de la manera más eficiente posible sus recursos, y utilizar unos y otros para la prestación de un óptimo servicio, pues entonces el lógico corolario será que, ante una alegada falla, deba la administración demostrar que ella no existió, o que ocurrió por circunstancias incontrolables más allá de la capacidad preventiva o correctiva que razonablemente puede esperarse de las entidades públicas71. Entonces, con la sentencia del 24 de octubre de 1.990, de la Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera del Consejo de Estado, desde una óptica procesal confirma que cuando la culpa se presuma de la administración en el campo de la prestación del servicio médico, esta debe adquirir una actitud dinámica probando que las fallas no se cometieron y que de haberse cometido fueron producto de fuerza mayor o caso fortuito, teniendo la necesidad el Estado como demandado de aportar la prueba. En este estudio, también merece su distinción la sentencia del Consejo de Estado del 30 de julio de 1.992, siendo consejero ponente al Dr. Daniel Suárez Hernández, donde se concreta lo siguiente: “Ahora bien, por norma general le corresponde al actor la demostración de los hechos y cargas relacionados en la demanda. Sin embargo, con mucha frecuencia se presentan situaciones que le hacen excesivamente difícil, cuando no imposible, las comprobaciones respectivas, tal el caso de las intervenciones médicas, especialmente quirúrgicas, que por su propia naturaleza, por su exclusividad, por la privacidad de las mismas, por encontrarse en juego intereses personales o institucionales etc., en un momento dado se constituyen en barreras infranqueables, para el paciente, para el ciudadano común obligado procesalmente a probar aspectos científicos o técnicos profesionales sobre los cuales se edifican los cargos que por imprudencia, negligencia o impericia formula en el ejercicio de una determinada acción judicial contra una Institución encargada de brindar servicios médicos u hospitalarios”72. 71 PÉREZ RESTREPO, Juliana. La Carga Dinámica de la Prueba en la Responsabilidad Administrativa por la Actividad Médica – Decaimiento de su Aplicabilidad. 2011. Pág. 123 72 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 30 de julio de 1.992. Magistrado Ponente: Dr. Daniel Suárez Hernández. 45 Esta posición es tomada por la honorable Corporación dentro del caso de un paciente con otitis que demandó al ISS luego de que le fuese practicada una cirugía en el oído derecho, la cual le afectó el nervio facial trayéndole problemas para su salud y disminuyendo gradualmente su capacidad laboral, proceso en el que el ISS a través de apoderado manifestó que el médico tratante realizó el procedimiento quirúrgico bajo los cuidados necesarios y que fue producto de una infección que le sobrevino la parálisis facial al demandante. En primera instancia se decidió que no existió falla del servicio, amparado en el riesgo que amerita toda cirugía, por lo que el demandante interpuso recurso de apelación, y en segunda instancia, la Sala señaló que por la dificultad del procedimiento el demandado debió demostrar que actuó con el cuidado e implementación de medidas de protección necesarias para prevenir la lesión, es decir, se pronunció trasladando la carga probatoria al ISS, específicamente al médico tratante. Sin duda, resultaría más beneficioso para la administración de justicia en general, resolver esta clase de conflictos, si en lugar de someter al paciente, normalmente el actor o sus familiares, a la demostración de las fallas en los servicios y técnicas científicas prestadas por especialistas, fueran éstos, los que por encontrarse en las mejores condiciones de conocimiento técnico y real por cuanto ejecutaron la respectiva conducta profesional, quienes satisficieran directamente las inquietudes y cuestionamientos que contra sus procedimientos se formulan73. Es así como el Consejo de Estado demuestra una ruta de flexibilización de la carga probatoria, cuando la circunstancias que encierra cada caso concreto Bogotá. [En Línea] Consultado el 25 de marzo de 2016. Disponible en: http://www.notine t.com.co/pedidos/ce6897-92.htm 73 Ibídem. 46 en materia de responsabilidad por la prestación del servicio médico y la dificultad del tema científico de cada demanda en particular, se hace necesario pasar de una carga de la prueba estática a una dinámica donde se traslada la responsabilidad de probar al Estado, es decir, a la entidad responsable de la prestación del servicio sanitario asistencial, donde el profesional de la salud que realizó el procedimiento o prestó el servicio debe demostrar la idoneidad de la conducta adoptada en la atención realizada. Esta misma posición es tomada en la sentencia del 13 de agosto de 1.992 igualmente siendo consejero ponente el Dr. Daniel Suárez Hernández quien reitera lo dicho en la jurisprudencia anteriormente estudiada: Es por ello, por lo que la Sala entiende que en estos eventos la carga de la prueba se traslada del paciente común y corriente, lego e ignorante en la ciencia médica, a quienes son expertos en la misma y sobre todo quienes han llevado la parte activa en el comportamiento profesional censurado, todo esto, desde luego, sin desconocer en momento alguno que también la ciencia médica tiene sus limitaciones, que en el tratamiento clínico o quirúrgico de las enfermedades se hallará siempre un campo extraño al cálculo más riguroso a las previsiones más prudentes, que conducen a enfocar la responsabilidad médica recordando que es una obligación de medio y no de resultado74. En esta ocasión, el problema se plantea cuando a una mujer que se le debía practicar cesárea por motivos de sufrimiento fetal es atendida tardíamente por el ISS, lo que produce la muerte del feto luego de 24 horas de haber nacido debido que duró 7 horas para que le practicaran la cesárea que ya estaba programada previamente, por lo cual la madre del fallecido demanda la responsabilidad administrativa de la entidad y el pago de perjuicios, pero 74 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 13 de agosto de 1.992. Bogotá. [En Línea] Consultado el 03 de marzo de 2016. Disponible en: http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52621854 47 por no contar con las pruebas que demostraran la negligencia en la atención médica en primera instancia no se reconocen sus pretensiones. Sin embargo, en segunda instancia la Sala llega a la conclusión que por la complejidad del tema la prueba debe ser valorada luego de ser aportada por los médicos tratantes. En el anterior entendimiento al actor le corresponde probar de una parte, que hubo una intervención quirúrgica o un tratamiento médico y, de otra, que se produjo un daño, presumiéndose entonces que este último lo ocasionó el servicio médico. Frente a esta presunción , probatoriamente la conducta del ente oficial a través de sus profesionales no será otra que la de acreditar que hubo diligencia y cuidado en la prestación del servicio, como demostración en contra de las manifestaciones que conllevan los cargos formulados en la demanda y que por su naturaleza, se tornan difíciles de probar75. Así, nuevamente ante la dificultad del contenido técnico científico de la prueba y las dificultades que conlleva su aporte en manos del demandante, el Consejo de Estado frente a la carga probatoria invierte la responsabilidad en quien debe demostrar que actuó con el deber objetivo de cuidado en la prestación del servicio, en este caso el demandado. Posteriormente, en sentencia del 24 de agosto de 199276 se reconoce nuevamente la posibilidad de hacer las cargas probatorias dinámicas como también ocurre en la sentencia del 10 de febrero de 200077, donde hay un condicionamiento de la falla presunta en el servicio médico, determinando 75 Ibídem. CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 13 de agosto de 1.992. Bogotá. [En Línea] Consultado el 03 de marzo de 2016. Disponible en: http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52621854 77 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 10 de febrero de 2.000.Consejero Ponente: Alier Eduardo Hernández Enríquez. Bogotá. [En Línea] Consultado el 08 de febrero de 2016. Disponible en: http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52584133 76 48 para cada caso concreto una responsabilidad de probar escogiendo a quien se encuentre en mejores calidades para aportar la prueba. Ya en la sentencia del 31 de agosto de 2006 con ponencia de la Dra. Ruth Estella Correa Palacio, existió una variación en la carga probatoria debido a que empezó a implementarse la falla probada del servicio, toda vez que tomaron fuerza los indicios y el proceso exigió entonces que el demandante probara la falla del servicio de atención médica. Es decir, se posicionó en primer lugar la prueba indiciaria que amerita la relación entre el nexo causal y el daño, materializándose en el ordenamiento legal vigente en aquel momento, puesto que el código de procedimiento civil en el artículo 177 señala el deber de probar tanto del actor como del demandado. La Sala ha recogido las reglas jurisprudenciales anteriores, es decir, las de presunción de falla médica, o de la distribución de las cargas probatorias de acuerdo con el juicio sobre la mejor posibilidad de su aporte, para acoger la regla general que señala que en materia de responsabilidad médica deben estar acreditados en el proceso todos los elementos que la configuran, para lo cual se puede echar mano de todos los medios probatorios legalmente aceptados, cobrando particular importancia la prueba indiciaria que pueda construirse con fundamento en las demás pruebas que obren en el proceso, en especial para la demostración del nexo causal entre la actividad médica y el daño78. Se entiende entonces que en ese momento se exigía la demostración de todos los hechos que el paciente afectado o familiares pretendían hacer valer para poder salir victoriosos, teniendo presente además que debía demostrarse la relación entre los hechos y las causas que originaron el daño, 78 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 31 de agosto de 2.006. Bogotá. [En Línea] Consultado el 08 de febrero de 2016. Disponible en: http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52523946 49 puesto que, se iniciaron fuertes críticas a la falla presunta desmeritando la efectividad de estas para valorar el acervo probatorio, pues el paciente carecería de pruebas para demandar. Posteriormente, luego de este decaimiento histórico de la carga dinámica de la prueba en materia administrativa, devinieron posiciones en contra de acabar la modalidad de la carga dinámica de la prueba en los casos de responsabilidad administrativa en la prestación del servicio médico, como las expuestas por el consejero de Estado, doctor Enrique Gil Botero, quien salvo su voto respecto al tema en reiteradas ocasiones, “en sentencia del 18 de Febrero de 2010 (M.P. Ruth Stella Correa Palacio79), en la cual Enrique Gil Botero sostuvo salvamento de voto; en sentencia del 09 de Junio de 2010, expediente N° 19074 (M.P. Ruth Stella Correa Palacio)80 y en sentencia del 09 de Junio de 2010, expediente N° 19276 (M.P. Ruth Stella Correa Palacio), en las cuales aclaró su voto, este magistrado reitera su posición”81, posición que era otra diferente a considerar que las condiciones especiales en que se encuentran quienes tienen dificultad de acceso al material probatorio, hacen necesaria la dinámica de la carga probatoria. De la jurisprudencia analizada es necesario destacar que, como se mencionó, la discusión entre la doctora RUTH STELLA CORREA y el doctor ENRIQUE GIL BOTERO han sido los protagonistas en cuanto a si se debe, o 79 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 18 de febrero de 2.010. M.P. Ruth Stella Correa Palacio Bogotá. [En Línea] Consultado el 22 de febrero de 2016. Disponible en: http://colombiaaldia.co/estados/bol etines/boletin11/documentos/Reparacion%20Directa/20060110000.pdf 80 CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 09 de junio de 2.010. M.P. Ruth Stella Correa Palacio Bogotá. [En Línea] Consultado el 22 de febrero de 2016. Disponible en: https://www.google.com.co/search?q=s entencia+del+09+de+Junio+de+2010%2C+expediente+N%C2%B0+19074+(M.P.+Ruth+Stel la+Correa+Palacio)&oq=sentencia+del+09+de+Junio+de+2010%2C+expediente+N%C2%B0 +19074+(M.P.+Ruth+Stella+Correa+Palacio)&aqs=chrome..69i57.932j0j7&sourceid=chrome &ie=UTF-8 81 PÉREZ RESTREPO, Juliana. La Carga Dinámica de la Prueba en la Responsabilidad Administrativa por la Actividad Médica – Decaimiento de su Aplicabilidad. 2011 Pág. 221. 50 no, modificar la regla de juicio y, para los casos de la responsabilidad médica, prever la carga del médico de exonerarse de responsabilidad probando su diligencia y cuidado. En síntesis, a partir del “(…) 31 de Agosto de 2006 la Sección Tercera del Consejo de Estado con ponencia de la Honorable Consejera RUTH STELLA CORREA PALACIO, profiere una providencia que da inicio a una nueva temporada de sentencias que abogan por el especial deber probatorio que le incumbe al demandante tendiente a acreditar los elementos estructurantes de la responsabilidad patrimonial del estado. Hasta aquí todo parece indicar que se volvía a la noción clásica de la carga de la prueba de la primera etapa ya comentada y en virtud de la cual es el demandante quien tiene el deber jurídico de acreditar los elementos constitutivos de la responsabilidad patrimonial. Sin embargo, esta nueva concepción también hace especial esfuerzo en aplicar las teorías novedosas que permiten aligerar la prueba de los elementos estructurantes de responsabilidad, en particular el nexo causal cuando no exista prueba directa del mismo o sea muy difícil su obtención.”82 3.2 ¿LO ANTERIOR REFLEJA UNA TENDENCIA A CONSERVAR LA REGLA DE JUICIO? De la posición expuesta frente a ese interrogante, el autor de este estudio monográfico considera que no debe ser alterada la carga de la prueba como regla de conducta o como juicio. Esto se fundamenta en que primeramente la regla general se encuentra señalada en el artículo 167 del CGP inciso 82 QUINTERO MEZA, MIGUEL ÁNGEL (2012) “LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO POR FALLA EN LA PRESTACIÓN DEL SERVICIO MÉDICO ASISTENCIAL. ACTO MÉDICO DEFECTUOSO EN LAS ENTIDADES DE SAUD” Tesis de Maestría Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario. Tomado de internet: http://repository.urosa rio.edu.co/bitstream/handle/10336/3946/79796429-2012.pdf?sequence=1 51 primero, donde se indica la carga tradicional de la prueba, la cual es la que incumbe a las partes probar los hechos que alegan. Esto señala una responsabilidad probatoria en iguales condiciones tanto para demandante como para demandado según lo que ellos pretenden alegar y defender. Sin embargo, en el segundo inciso de esta misma norma (167CGP) hay una alteración expresa de esta carga probatoria cuando de forma expresa consagra que la distribución de las cargas dependerá de las particularidades del caso. Lo que se entiende como una alteración a la regla de conducta o de juicio tradicional que venía consagrada anteriormente (art 177 CPC). Partiendo de que se pasa de una carga tradicional a una dinámica ya se demuestra una alteración. Sin embargo, debe quedar claro que, como se ha señalado en la jurisprudencia analizada, la carga se analiza, caso a caso, dependiendo del papel activo que cada una de las partes debe cumplir dentro del proceso. La regla de conducta para las partes se modifica al examinarse que el demandante se le hace exigible alegar la disponibilidad y facilidad probatoria del demandado a través de la solicitud de aplicación de la carga dinámica que presenta ante el juez, mientras que la regla de conducta tradicional que venía ejerciendo el demandante debe conservarse y demostrar los hechos que inicialmente alegaba en la demanda. De todas formas, la prueba no es una unidad; es un conjunto de evidencias; la responsabilidad de probar es conjunta y compartida de las partes frente al proceso; en tal sentido se puede colegir que con el fin de lograr la tutela efectiva de los derechos del demandante y del demandado lo único que debe permanecer inmaculado en el proceso es la verdad a la que se pretende 52 llegar, bien sea con la aplicación de la carga dinámica o estática de la prueba. Puede afirmarse que las pruebas no son de un dueño, por lo que se habla de comunidad de la prueba; las pruebas son parte intrínseca e inherente del proceso; al respecto Jaramillo83 ha expuesto: “teniendo en cuenta la importancia social, política y jurídica que el proceso reviste, las pruebas no le pertenecen a las partes – en concreto a quien solicitó incorporar el respectivo medio al caudal probatorio – sino que le pertenecen al proceso”. En consecuencia mal podría uno de los representantes de las partes negar u ocultar una prueba que esté a su alcance, pues con ello estaría alterando el proceso al no colocar ésta en comunidad entorpeciendo la administración de justicia. Sin embargo, esta afirmación no deja de ser un llamado moral que, de todas formas, debe preocuparse por la conservación de la regla de juicio ya que, de todas formas, el juez debe tener una orientación clara en caso de que las partes incumplan sus deberes probatorios. En cuanto a la regla de juicio, consideramos que no debe existir una alteración permanente e imponer al juez la obligación de aplicar, automáticamente, una carga dinámica de la prueba asumiendo, prima facie, que el galeno está siempre en la mejor posición para probar. Para trasladar la carga de la prueba en cabeza del demandado, debe estar probado que él y no el demandante está en mejor posición y, además, que la posición que ocupa el demandante le hace muy gravosa o imposible el acompañamiento de la prueba. 83 JARAMILLO, Carlos Ignacio. La Culpa y la Carga de la Prueba en el Campo de la Responsabilidad Médica. Colección Ensayos 11. Pontificia Universidad Javeriana. Grupo Editorial Ibáñez. Bogotá. 2011. Pág. 192 53 Al respecto, expone el Dr. Toscano, que la parte en situación de dificultad para probar debe alegar objetivamente cual es el hecho de difícil prueba, a su vez, demostrando que quien tiene la disponibilidad probatoria es la parte contraria, es decir, que deberá aplicarse los criterios de disponibilidad según el cual, quien tiene en su poder el medio de prueba, es aquel que participó directamente en los hechos, y que existen circunstancias técnicas especiales por las cuales el demandante se encuentra en un estado de indefensión o en un estado de inferioridad frente a la contraparte. Así mismo, se le debe proponer al Juez la manera en que debe aplicar la carga dinámica de la prueba teniendo en cuenta el caso en particular. En este aspecto, resalta que solo quien ha experimentado la dificultad de probar es quien específicamente sabe cómo solventarla. Para efectos del análisis de los criterios de la carga dinámica de la prueba, las reglas se convierten en “pautas pedagógicas y orientadoras de la actividad que las partes (reglas de orientación); en desarrollo de los cánones que estereotipan el proceso contemporáneo, deberán observar”84. Tal consideración más que un apoyo parecería connotar una especie de crítica a la caracterización prejuzgada y predecible (“estereotipada”) en cuanto a los procedimientos que las partes en cuestión deberán observar. Aspecto de interés que amerita un espacio exclusivo para su análisis, pero es claro que este principio para el legislador fue formulado con el ánimo de cumplir una función de direccionamiento de la actuación de las partes procesales con el fin de asumir sus roles en busca de la certeza y la verdad, de manera que puedan identificarse y controlarse, cualquier desviación o exceso que se presente por parte de los litigantes e incluso del juez que preside. 84 JARAMILLO, Carlos Ignacio. La Culpa y la Carga de la Prueba en el Campo de la Responsabilidad Médica. Colección Ensayos 11. Pontificia Universidad Javeriana. Grupo Editorial Ibáñez. Bogotá. 2011 Pág. 190 54 El principio de las reglas de orientación se cumple en toda su integridad en la carga de la prueba dinámica, pues hay condiciones definidas y situaciones tipificadas ante las cuales el juez puede modificar y reasignar la carga de aportar las pruebas según el hecho que se trate en la demanda, sea a la parte demandante o a la demandada, siendo el criterio del juez el único criterio aparentemente subjetivo que pueda encontrarse; sin embargo, bajo el principio constitucional de “buena fe” tal subjetividad no es tal, sino una expresión de confianza que el Estado le concede a los administradores de justicia en Colombia. El principio de disponibilidad y facilidad probatoria es la piedra angular que da lugar a teoría de la carga de la prueba dinámica, bajo la cual el Estado concede a la administración judicial, en cabeza del Juez, la libertad de actuar bajo criterios suficientemente motivados, que si bien es cierto no están expresamente legitimados por el Derecho Procesal, debe hacerse de cara a la prevalencia del Derecho Sustancial y, en especial, la reivindicación de la verdad en el proceso. Al respecto Aguilar et al, ha expuesto que: “Ahora bien, las reglas de la carga de la prueba no sólo están dirigidas a las partes sino también a la actividad del juez. No sólo proporciona información respecto de cuál debe ser la labor de las partes en caso de que quieran hacer prosperar sus pretensiones, sino que también evita que el juez emita sentencias inhibitorias que no resuelvan el problema de fondo al proporcionarle una regla de juicio en casos de insuficiencia probatoria”85. Tal y como se ha dicho antes, aunque no existe una regulación que legitime de manera explícita el “buen” o “justo” criterio del juez que preside el caso, de la cita se extrae que la discrecionalidad tiene un fundamento básico 85 AGUILAR, Gabriel Hernán. ARANGO FERNÁNDEZ, Emilia. CANDAMIL BURITICÁ, Valentina. DELGADO BENAVIDES, Katherine. RUBIANA GROOT - GOMEZ, Sebastián. TORRES SEMANTE, Cristian. VESGA RODRÍGUEZ, María Paz. VILLASMIL VERGEL, Andrea Liliana. Imposturas Intelectuales: La Carga Probatoria Dinámica y su Fuerza Expansiva. Univ. Estud. Bogotá (Colombia) N° 11: 233-263, enero-diciembre 2014. Pág. 239 55 orientado a facilitar los mecanismos para “hacer justicia”, el cual de una forma global o general aplica criterios constitucionales, como es el principio de la buena fe, con el cual Colombia expresa de manera indirecta un mecanismo jurídico a través del cual demuestra a la sociedad que confía en sus jueces; en tal caso la buena fe se entiende que es el fundamento personal que debe guiar la ponderación y razonamiento que hace la autoridad del Juez en su determinación discrecional. En definitiva, la parte demandante tiene que argumentar las razones para que se aplique la carga dinámica explicando en que consiste la disponibilidad probatoria del demandado y la indefensión del demandante para aportar los medios probatorios. Corolario de lo anterior, analizaremos cuál debe ser el contenido del auto en virtud del cual un juez acuda a la institución de la carga de la prueba ya que, con ella, se está alterando, para el caso concreto, la regla de juicio. 3.3 ¿QUÉ DEBE CONTENER EL AUTO QUE ORDENA MODIFICAR LA REGLA DE JUICIO? En el auto que un Juez decida aplicar la carga dinámica de la prueba debe motivar las pruebas que permiten concluir que uno(s) determinado(s) hechos de prueba son de difícil acreditación y, que, por el contrario, la parte contraria está en mejor situación para esclarecerlo. El debate probatorio de fondo tiene que continuar y el resultado de lo decidido de la carga dinámica de la prueba debe ingresar al acervo probatorio como un elemento más, y no como la decisión que vaya a ser el centro que resuelva todo el tema de la prueba. 56 La contradicción de ese auto que ordena la distribución de la carga dinámica de la prueba puede ser encaminado a desvirtuar que ese hecho invocado es de difícil prueba, ofreciendo razones por las cuales no es verosímil pensar que a una parte le resulte más fácil probar que a la otra. O bien, demostrar que esa actividad que exige el Juez es demasiado gravosa, coloca en un estado de indefensión o que hace imposible ejercer el derecho a la defensa del demandado86. El juez debe mantener su objetividad e imparcialidad en el trámite de esa distribución de cargas probatorias, teniendo en cuenta los planteamientos de ambas partes al respecto, pues de no hacerlo así, seria dinamizar de manera caprichosa y equivocada la carga de la prueba, sin razones contundentes y de peso que la sustenten, lo que no sería ajustado a derecho, alejándose de la finalidad para la que fue consagrada de manera expresa por el legislador en el Código General del Proceso, y por el contrario convirtiéndose en un abominable fenómeno que pueda vulnerar el debido proceso. Como se ha ido esbozando en esta monografía, el acto de acceder a la prueba conlleva unos requerimientos de cercanía, conocimiento y facilidad que muchas veces no reposan en cabeza del demandante, dicha realidad conduce a que su responsabilidad en la carga de la prueba se debilite colocándolo en una posición inferior; debido a lo anterior, será el Juez quien teniendo en cuenta los parámetros establecidos en el artículo 167 del CGP, tendrá la potestad de examinar reflexivamente las condiciones que tiene cada una de las partes para aportar la prueba. En el caso de los procesos de responsabilidad civil médica, el material probatorio conlleva un lenguaje científico-técnico de alta complejidad, así como una serie de procesos internos de las instituciones de salud que 86 TOSCANO LÓPEZ, Fredy. Disposiciones generales del régimen probatorio y pruebas extraprocesales y carga de la prueba. Ponencia. Universidad Externado de Colombia. [En Línea] 28 de junio de 2016. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=5kp4sYPN-Lc 57 impiden al paciente o a su familia allegar las pruebas requeridas para el caso; bajo estas situaciones el Juez debe considerar que en ciertos aspectos muy puntuales y concretos que requieren ser probados dentro del proceso, es una mejor opción y más segura posición asignar la responsabilidad la carga de la prueba al médico demandado; bajo este principio puede darse plenamente la respectiva contradicción, de tal manera que el demandante tenga la opción de demostrar la responsabilidad, culpa o dolo del profesional, pero también el profesional médico pueda demostrar su apego a las reglas y procedimientos médicos. Es por ello, que en cumplimiento de este principio, el juez de oficio puede decretar la carga dinámica pero siempre estrictamente ceñido a los derroteros que hacen viable esa dinámica probatoria. Sin embargo, de llegar a fallar en esa valoración, para conjurar esos efectos adversos, dicha decisión interlocutoria debe traer consigo los respectivos recursos ordinarios, los cuales deben proceder si el galeno considera que no se encuentra en mejores condiciones para probar, en contraste al paciente o sus familiares (demandante), lo que permite entender un ejercicio de la contradicción en materia procesal y la materialización de una arista del derecho de defensa. Este principio en pleno se aplica al momento de probar, durante la valoración de las pruebas y hasta antes de fallar, es decir, aplica durante todo el proceso, se itera, siempre en búsqueda de la prevalencia del interés sustancial. 3.4 ¿CUÁL ES LA CONSECUENCIA DE INCUMPLIR CON LA RUPTURA DE LA REGLA DE JUICIO? Al adoptar la carga dinámica de la prueba como estándar probatorio, surge una última inquietud. ¿Cuál es la consecuencia de incumplir la obligación impuesta a la parte que, supuestamente, podría estar en mejor condición de probar determinado hecho? 58 De la jurisprudencia analizada, se ha planteado que este hecho debe ser valorado como un elemento más o un indicio más para la forma posterior, final y definitiva de una decisión del litigio, de tal manera que no se eluda el deber de valorar conjuntamente la prueba. El autor comparte este punto pero se considera viable agregar que esta relatividad del caso va de la mano de las razones o justificaciones que presente el demandante que debía probar y no lo hizo, pues, de no exigirse se dejaría una laguna para ocultar la verdad de su actuación y hacer inane la carga dinámica de la prueba. En este orden de ideas, por imaginarse la dificultad que trae consigo la aplicación de las cargas probatorias en el proceso de responsabilidad médica, se hace imperativo poner de presente las características que estructuran la prestación médico asistencial, por lo que inicialmente se identifican dos momentos: uno de diagnóstico y otro terapéutico. El primero, obedece a la anamnesis en donde se pone de presente una pericia del profesional tratante para registrar el motivo de la consulta, la necesidad de ciertos exámenes acordes a la sintomatología que presenta el paciente. Respecto de este primer punto, consideramos que no debe alterarse la regla de juicio, salvo que, como se ha dicho, se acredite una circunstancia que demuestre la imposibilidad de probar el error en la fase de diagnóstico. En este punto deberá tenerse en cuenta que el paciente tiene, justamente, la cercanía con el objeto de prueba: su historia clínica. Por ende, debería acreditarse una muy especial circunstancia para, en este punto, evadir su responsabilidad. 59 En ese sentido, la carga de la prueba cobra vital importancia si se entiende que en muchas ocasiones el paciente no cuenta con el conocimiento científico para aportarla al proceso, por ejemplo, si la historia clínica que consignó su diagnóstico cuenta con los protocolos médico – científicos exigidos y si se derivan del registro de interrogatorios que el médico debió realizarle en la consulta, lo que debió efectuarse acorde al malestar que generó la atención y transcribirse en forma detallada y cronológica, circunstancias que solo sabe el médico en cumplimiento de la Ley 23 de 1.981, que reza: “ARTICULO 10. El médico dedicará a su paciente el tiempo necesario para hacer una evaluación adecuada de su salud e indicar los exámenes indispensables para precisar el diagnóstico y prescribir la terapéutica correspondiente”87. Siendo por ello más difícil para el mismo demandante aportar al proceso la consignación de su diagnóstico, no solo por la ausencia de entendimiento médico científico sino porque el médico demandado cuenta con ese conocimiento. En este evento, se puede destacar que el profesional de la medicina por hacer parte del recurso humano de la entidad donde se prestó la atención, tiene más facilidades de analizar el material, sin embargo, por ese solo hecho no queda demostrada la dificultad para que el demandante asuma su deber probatorio. Otro aspecto a destacar en la fase de diagnóstico, que corresponde a la superación de la fase del TRIAGE88 de aquel paciente que ingresa por 87 CONGRESO DE COLOMBIA. Ley 23 de 1.981. Ley de Ética Médica. Febrero 18 de 1.981. Diario Oficial No. 35.711 de 27 de febrero de 1981 88 NOTA ACLARATORIA: Según Cook y Sinclar el TRIAGE es el proceso mediante el cual un paciente es valorado a su llegada para determinar la urgencia del problema y asignar el 60 urgencias, siendo pre valorado para ubicarlo en una lista de espera según la magnitud de su problema, estos procedimientos son conocidos por profesionales de la salud y poco distinguidos por el personal común, lo que se ve reflejado en dificultad al momento de pretender aportar pruebas. Siguiendo con la estructura de la atención médico asistencial, luego del diagnóstico el galeno debe prestar el servicio terapéutico, entendido como: “el tratamiento a seguir para lograr la recuperación de la salud del paciente, o de su conservación y el procedimiento de seguimiento o rehabilitación del paciente”89 encierra este punto la prescripción de los medicamentos adecuados, pertinencia de procedimiento quirúrgicos, terapias y seguimiento profesional. El aspecto probatorio aquí compromete la demostración de la elección acertada de un tratamiento efectivo acompañado de los fármacos pertinentes con el diagnóstico, lo que lleva nuevamente a la afligida necesidad de trasladar la carga de la prueba al médico demandado, toda vez que el demandante común no conoce la necesidad de la utilización de los diferentes tipos de fármacos así como tampoco la forma de prescribirlo en cantidades y tiempos. Dentro de la parte terapéutica también se encuentran las prácticas quirúrgicas, las cuales exigen un conocimiento especial y detallado de recurso de salud apropiado para el cuidado del problema identificado; el paciente es clasificado de acuerdo con prioridades. En el manual de Advanced Trauma Life Support (ATLS), el TRIAGE se define como el método de selección y clasificación de pacientes, basado en sus necesidades terapéuticas y los recursos disponibles. Esta definición contempla el TRIAGE como un proceso dinámico, con capacidad de adaptación a factores cambiantes incluso dentro de una misma institución (número de pacientes, hora del día, disponibilidad de recursos, etc.). ENCOLOMBIA. Triage. Revista de Actualizaciones de Enfermería. Volumen 5. Número 1. [En Línea] Consultado el 06 de mayo de 2016. Disponible en: https://encolombia.com/medicina/revistas-medicas/enfermeria/ve-51/enferme ria5102-triage/ 89 DUQUE OSORIO, Alberto León. Tema de Prueba en la Responsabilidad Médica. Biblioteca Jurídica Diké. Universidad CES. Medellín. Colombia. 2014. Pág. 131 61 carácter técnico científico que conlleva años de estudio y experiencia, la cual se le atribuye al tratante, pues en demasía sería injusto que le correspondiera al demandante si este no está en condiciones para hacerlo. En este punto, el paciente asume una posición de total desventaja porque al momento de realizarse procedimientos quirúrgicos la mayoría de las veces se lo realizan bajo efectos de anestesia y sedación lo que lo torna inconsciente de lo acontecido durante el procedimiento, por lo cual desconoce lo sucedido y las dificultades o vicisitudes que pudieron presentarse, lo que impide aportar pruebas al respecto. Frente al acto médico asistencial, cabe distinguirse que el paciente tiene el derecho a ser informado oportunamente de todas la actuaciones que en el proceso de atención realiza el médico, por lo que, para que el profesional de la medicina actúe, es necesario garantizarle al enfermo que será informado de los procesos y del riesgo que cada uno de estos conlleva, en busca de obtener la autorización expresa del paciente para proseguir, a esto se le llama consentimiento informado. Por ello, dentro de un proceso de responsabilidad médica el consentimiento informado que demuestra la aceptación del paciente de asumir los riesgos que conlleva su tratamiento no exime de responsabilidad al médico tratante, debido a que la manifestación de voluntad del paciente para realizar determinado procedimiento no implica que el médico en su actuación proceda con negligencia o en contravía de las reglas estrictas de la práctica médica. Sin embargo, en materia probatoria es importante demostrar que se firmó el consentimiento informado con el conocimiento del riesgo que se asumía, en el tiempo anterior a la realización de los procedimientos médicos, en 62 condiciones de capacidad física y psicológica, si fue libre y voluntario, pues de existir dudas al respecto, el demandante puede solicitar la aplicación de la carga dinámica de la prueba para que el demandado demuestre las formas y condiciones en que obtuvo el consentimiento informado. Sobre el acto médico, es de público conocimiento, que se efectúa en función de generar la promoción de la salud, evitar las enfermedades y recuperar el estado saludable de los pacientes, lo que permite manifestar que la acción médica requiere la puesta en marcha de técnicas y conocimientos en busca de un resultado favorable para el enfermo, basado en la lex artis o correcta ejecución del acto médico, lo cual en algunas ocasiones desprende consecuencias legales que pueden producir sanciones de tipo penal, disciplinarias, civil o administrativas debido a que no se ejerció correctamente la actuación médico asistencial, lo que finalmente origina la responsabilidad médica. Otro asunto de gran relevancia es la naturaleza del contrato a través del cual se obtiene la atención médica, pues en Colombia para acceder a la prestación del servicio médico asistencial, quien requiere la atención tiene dos vías de las cuales dependerá la competencia para establecer la jurisdicción ante la cual accionar el proceso de responsabilidad médica, uno es la vía del contrato privado, de naturaleza y carácter particular entre el paciente y médico, el cual no siempre es escrito, pues en muchas ocasiones las manifestaciones de voluntad se realizan de forma verbal, por un lado de atender y por la otra de recibir la atención. Una segunda vía es esperar la prestación del servicio de un médico del régimen subsidiado o lo que es lo mismo de una entidad estatal. Lo que hará la distinción entre un proceso civil y uno administrativo en pro de resarcir el daño que produjo la falla en el servicio médico. 63 Como ya se explicó la posición del Consejo de Estado y así la aplicación de la carga dinámica de la prueba en los procesos contenciosos se procederá a estudiar, desde la naturaleza civil, por lo que debe partirse de la existencia de un contrato de prestación de servicios médico asistenciales entre el paciente y el profesional de la salud donde de manera verbal o escrita, ambas partes se comprometen al cumplimiento de unas obligaciones, uno de prestar los servicios de la buena práctica médica – lex artis – en cabeza del galeno, y otro que se compromete al pago de estos servicios y seguir los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que le propone el contratado. Una vez se rompa el equilibrio de estas obligaciones se configura el incumplimiento de dicho contrato lo que conlleva consecuencias que derivan sanciones jurídicas. presencia de “La española Encarna Roca, estima que se está en responsabilidad contractual o responsabilidad por el incumplimiento de contrato, cuando se incumple una obligación la cual deriva de un contrato, obligación que proviene de un vínculo anterior”90. En este orden de ideas, si el médico que celebró el contrato dentro de su asistencia profesional le genera daños derivados de la impericia o negligencia de su actuación, debe responder por los daños generados. Entonces, “si bien el pacto de prestación del servicio médico puede generar diversas obligaciones a cargo del profesional que lo asume, y que atendiendo a la naturaleza de éstas dependerá, igualmente, su responsabilidad, no es menos cierto que, en tratándose de la ejecución del acto médico propiamente dicho, deberá indemnizar, en línea de principio y dejando a salvo algunas excepciones, los perjuicios que ocasione mediando culpa o dolo, cuya carga probatoria asume el demandante, sin que sea admisible un principio general encaminado a establecer de manera absoluta una presunción de culpa de los facultativos”91. 90 IRISARRI BOADA, Catalina. El Daño Antijurídico y la Responsabilidad Extracontractual del Estado Colombiano. Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Ciencias Jurídicas Departamento de Derecho Público. Santafé de Bogotá, D.C. 2000. Pág. 20 91 SANTOS BALLESTEROS. Iván. ORTIZ ARCINIEGAS, Emma. RUÍZ ALARCÓN, Ruth. . Las cargas probatorias en la responsabilidad civil médica a partir de la doctrina y la 64 Es decir, que se reconoce una responsabilidad concomitante por la falla de la prestación del servicio médico, lo que deriva un litigio donde inicialmente el demandante, asume la carga probatoria pero que no se torna absoluta ni inmodificable, pues, de demostrarse que no tiene las calidades suficientes para aportar las pruebas se reinvierte la tarea en cabeza de aquel que a pesar de contar con la posibilidad de salir afectado tiene la responsabilidad por su conocimiento científico y/o cercanía con el elemento probatorio. Y es que en la realidad resulta común la situación en que el paciente se le hace complicado aportar las pruebas que demuestren la responsabilidad del médico tratante, sea por el alto contenido científico de estas, por la impenetrabilidad de las instituciones prestadoras de los servicios de atención en salud especialmente las privadas, o por la falta de solidaridad para acceder a ciertos documentos, entre otros aspectos que estancan el proceso, porque el ciudadano común y corriente en muchas ocasiones no cuenta con las herramientas económicas, científicas, ni físicas para acceder a los medios probatorios que ponen en riesgos a personajes calificados como los médicos, más aún los especialistas y a las instituciones reconocidas como clínicas y centros especializados. Por lo que la distribución de la carga de la prueba en los procesos de exagerada complicación para acceder a la prueba por parte del demandado debe volverse dinámica, previo cumplimiento de la carga probatoria que ello per se implica, obligándose al ejecutante de la acción médico asistencial que se encuentra con las condiciones idóneas para probar su conducta profesional en determinado caso. “El hecho que, según el caso, se desplace la prueba al médico – demandado, por encontrarse éste en mejores condiciones de probar lo jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. DIXI / Volumen 18 / Número 23 / enero-junio 2016 Pág. 67 65 realmente acontecido (criterios de facilidad y disponibilidad), no significa que no pueda defenderse, o que esté condenado de antemano, en cuya hipótesis tendrá el camino expedito para postular los medios de prueba que considere adecuados a dicho fin. No en vano, le asiste el acelerado derecho a la prueba, hoy, incluso, de claro estirpe y abolengo constitucional”.92 Lo que conlleva a una “integración del contradictorio”, por así llamarlo, respecto a la carga de probar, que será resuelto de forma posterior previa valoración del Juez, las cual en ningún momento pude atentar contra el principio de la presunción de inocencia de la que goza el galeno hasta que no se demuestre su culpabilidad. Una de las más recientes sentencias de la Corte Suprema de Justicia (marzo - 2016) “destaca también que en materia probatoria, la jurisprudencia ha morigerado la rigidez del artículo 177 del Código de Procedimiento Civil para aceptar una interpretación de este precepto en sentido dinámico, e imponer así la carga de probar a la parte que esté en las circunstancias más propicias para aportar los medios de convicción93. En el contexto de construcción del conocimiento de este asunto, destacar los avances que el proceso de responsabilidad civil médica ha tenido en la actualidad hace imperativo para la academia estudiar en breve el recorrido que ha vivido la carga probatoria en esta temática, por lo que se subraya que tiempo atrás para cubrir las fallas del servicio médico, se empleaba el fundamento de que este profesional ejercía actividades peligrosas, y así fue 92 JARAMILLO, Carlos Ignacio. La Culpa y la Carga de la Prueba en el Campo de la Responsabilidad Médica. Colección Ensayos 11. Pontificia Universidad Javeriana. Grupo Editorial Ibáñez. Bogotá. 2011 93 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL. MP: Margarita Cabello blanco. SC2506-2016 Radicación n.° 05001-31-03-003-2000-01116-01. Bogotá D. C., dos (2) de marzo de dos mil dieciséis 2016 66 como se le aplicó la culpa presunta del artículo 2341 del Código Civil 94 colombiano, sin embargo, desde la Sentencia de Casación del 03 de noviembre de 1.97795 se empezaron a dar las primeras flexibilizaciones de la carga probatoria en un caso de responsabilidad médica contractual donde se formuló la responsabilidad del médico de demostrar la competencia de la atención que prestó y los diversos resultados que fueran posibles de la prestación de sus servicios, por lo que apuntó la Corte a una inversión de la carga probatoria en ese momento. Además, es hasta la Sentencia del 05 de marzo de 1.94096 donde se empezó a despojar la idea de que la actividad médica era a toda costa una labor riesgosa, amparándose en que de ser así nadie fuese médico. En este fallo la Corte Suprema de Justicia estudió el caso de un paciente que luego de recibir por el médico la aplicación de tres colirios en el ojo izquierdo sufrió quemaduras en este órgano, al punto de perderlo a través de una cirugía que debió realizarse. El juez en primera instancia absolvió al médico demandado, por lo cual, el afectado apeló ante el Tribunal el cual también negó las pretensiones. Ya en la Corte se trató de establecer la relación de causalidad entre la práctica médica ejercida y la pérdida del ojo izquierdo que padeció el paciente, pero al no lograrse establecer la misma, la Corte no casó la decisión. 94 NOTA ACLARATORIA: “ARTÍCULO 2341. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL. El que ha cometido un delito o culpa, que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización, sin perjuicio de la pena principal que la ley imponga por la culpa o el delito cometido”. CÓDIGO CIVIL. Sancionado el 26 de mayo de 1873. [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/n ormas/Norma1.jsp?i=39535 95 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL. Sentencia del 03 de noviembre de 1.977. Gaceta Judicial. Página 320 [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: http://190.24.134.101/corte/index.php/jurisprudencia/ 96 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL. Sentencia del 05 de marzo de 1.940. Magistrado Ponente: Dr. Liborio Escallón. Gaceta Judicial. Página 115. [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: http://190.24.134.101/cor te/index.php/jurisprudencia/ 67 Posteriormente, en Sentencia del 12 de septiembre de 1.98597 teniendo en cuenta que la actividad médico asistencia es de medios y no de resultados, se sostiene que para su reclamación debe probarse la culpa. En 1986, en Sentencia del 26 de noviembre98 se establece que en el ámbito de la responsabilidad del profesional de la medicina, si en el contrato este aseguró la curación o un resultado específico y no lo obtuvo, se entenderá culpable, excepto por fuerza mayor o caso fortuito. De los anteriores pronunciamientos se deduce que la Corte entiende el riesgo que conlleva la práctica médica pero que no puede encuadrarse de plano esta como una actividad riesgosa y ampararse en este punto para eximirse de reparar los daños que se produzcan por la culpa del galeno. Además, debe primar el ejercicio de la profesión en cabeza de personas capacitadas con idoneidad y experiencia certificada que obran en beneficio de sus pacientes. Aún se sostiene que el médico tiene una obligación de medio y que en solo en pocos casos, como ocurre en los estéticos, adquiere una obligación de resultado, lo que de todas formas para que surja una responsabilidad debe previamente haberse probado la culpa del galeno. Ahora bien, en materia jurisprudencial la Corte dio el gran salto a la dinámica probatoria cuando expuso la dificultad de probar el daño auditivo de un paciente en Sentencia del 30 de enero de 200199, lo cual amerita mayor descripción narrativa, toda vez que desde aquí se resalta la dificultad y 97 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL. Sentencia del 12 de septiembre de 1.985. Magistrado Ponente: Dr. Horacio Montoya Gil. Gaceta Judicial. Página 407. [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: http://190.24.134.101 /corte/index.php/jurisprudencia/ 98 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL. Sentencia del 12 de septiembre de 1.985. Magistrado Ponente: Dr. Horacio Montoya Gil. Gaceta Judicial. Página 407. [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: 99 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de Casación Civil. Expediente N° 5507 del 30 de enero de 2001.Magistrado Ponente: Dr. José Fernando Ramírez Gómez. [En Línea] Consultado el 29 de mayo de 2016. Disponible en: http://hipertexto-obligaciones.unian des.edu.co/lib/exe/fetch.php?media=csj-cc-30-ene-2001.pdf 68 desventaja que presenta muchas veces el demandante para demostrar la responsabilidad del demandado cuando este es el médico tratante, es así como se narra el caso que inicia ante el Juzgado 19 Civil del Circuito de Bogotá, cuando se presenta demanda por incumplimiento del contrato de prestación servicios médicos, donde el galeno se compromete a operar a un señor que le manifestó sentir el oído derecho tapado con hipoacusia izquierda leve100 y rinorrea nasal101, teniendo el oído izquierdo en mejores condiciones, lo que aconteció el 20 de octubre de 1.987. Por lo anterior, procede a operar el 25 de noviembre de 1.987 utilizando una fresa para realizar la ampliación del conducto auditivo y extirpación de exostosis. Luego, el 14 de diciembre del mismo año, el paciente presenta tinnitus102 y membrana timpánica perforada, lo cual no fue anotado en la historia clínica cuando se realizó la intervención quirúrgica. Más adelante, el 20 de enero de 1.988 el paciente persiste con tinnitus y membrana timpánica perforada por lo que el otólogo como médico tratante, decide realizar miringoplastia izquierda, la cual efectúa sin ningún costo al paciente. En fecha de 05 de abril de 1.988, el paciente no presenta síntomas del problema auditivo, pero el 19 de mayo del mismo año manifiesta continuar con el tinnitus en el oído izquierdo por lo que se le inicia tratamiento con audífono con el cual mejora. En la demanda instaurada manifiesta el demandante que durante la intervención quirúrgica accidentalmente le rompieron el tímpano, lo que le generó el tinnitus por un mal procedimiento médico. En el proceso el demandante aporta la historia clínica, la cual concuerda con la del Otólogo, pero el demandado aceptó unos hechos y otros no, aduciendo que el demandado presentó solo un resumen de los controles y no todos por lo que 100 NOTA ACLARATORIA: Se entiende que esta se presenta como una deficiencia auditiva. NOTA ACLARATORIA: Se presenta como un goteo o secreción nasal. 102 NOTA ACLARATORIA: es popularmente comprendido como zumbido en los oídos. 101 69 el Juzgado negó las pretensiones de la demanda. Decisión que fue confirmado posteriormente por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el 06 de octubre de 1.994 basándose en que la actividad del médico es de medios y no de resultados, así que el tinnitus no es consecuencia de la cirugía realizada por el otólogo, pues en la historia clínica se anotó que en el procedimiento quirúrgico no hubo complicaciones. Para la toma de la decisión el Tribunal también tuvo presente las pruebas testimoniales del anestesiólogo, la instrumentadora quirúrgica y el segundo ayudante en la cirugía, los cuales a pesar de tener una relación laboral con el demandado fueron incluidos y tenidos en cuenta para decidir, en atención a que sus relatos dan fe de una cirugía exitosa. Sin embargo, el perito clínico manifestó que podía existir la posibilidad de que la fresa si pudiese llegar a romper el tímpano. No obstante, con el desconocimiento científico de los miembros de la sala, respecto a la actividad y el riesgo de la fresa para romper el tímpano, estos manifestaron que el demandado no tenía la culpa del padecimiento del tinnitus del demandante. Al llegar el caso a la Sala de Casación civil de la Corte Suprema de Justicia, esta inicia por cuestionar la idoneidad del procedimiento quirúrgico con la fresa dado los riesgos a los que se exponía el paciente, dejando ver que el Tribunal desconocía el alcance del procedimiento y aún supuso la imposibilidad de un daño. Tampoco apreció el Tribunal que el mismo otólogo recomendó para subsanar el daño una miringoplastia, la cual realizó sin ningún costo al paciente, lo que parece sospechoso e incluso se puede llegar a entender como un indicio contra el otólogo. La generosidad, concluye, no puede tener sino una causa, esto es, que el que “reparó fue el mismo que rompió”, por lo que la gratitud de la miringoplastia viene entonces a convertirse en un indicio necesario de que la ruptura del tímpano fue durante la operación, indicio que 70 corrobora y hace verosímil la confesión de que el tímpano fue perforado en la intervención quirúrgica103. Con todo lo expuesto, se identifican por la Corte tres errores de Derecho que se cometieron: 1. Como el Juez ignoraba los hechos debió decretar pruebas de oficio. En este punto debió solicitar un dictamen pericial para determinar la necesidad del uso de la fresa, el riesgo que este procedimiento acarreaba y la posibilidad de que llegara a romper el tímpano. 2. El demandado alegó los beneficios de utilizar la fresa para el caso específico y expuso una predisponibilidad del demandante a sufrir de tinnitus, lo cual no fue posible probarse pero aun así el Tribunal invirtió la carga de la prueba y valoró sin tener en cuenta conocimientos científicos. 3. Si no se hubieran cometido los anteriores errores de hecho y derecho se hubiese terminado probando las excepciones y condenando al demandado al pago de los perjuicios. En este caso no se pudo determinar realmente si hubo o no lex artix, porque el Tribunal desconoció las particularidades del caso: “autor, profesionalidad, estado de la técnica, complejidad de la intervención, medios disponibles, estado del paciente y otras circunstancias exógenas, como el tiempo y el lugar del ejercicio, pues no de otra manera, con justicia y equidad, se pudiera determinar la corrección del acto médico (lex artix)”104. Lo que aún sigue sin probarse es si el procedimiento quirúrgico del otólogo fue el que le generó el rompimiento del tímpano al demandante, pues el error estuvo en la falta del Tribunal de decretar las pruebas de oficio lo que incidió en la decisión. En el caso estudiado la Corte no casó. Lo que demuestra una posición de la Corte de acogerse a la teoría de la Carga Dinámica de la Prueba en los casos de 103 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de Casación Civil. Expediente N° 5507 del 30 de enero de 2001.Magistrado Ponente: Dr. José Fernando Ramírez Gómez. [En Línea] Consultado el 29 de mayo de 2016. Disponible en: http://hipertexto-obligaciones.uniand es.edu.co/lib/exe/fetch.php?media=csj-cc-30-ene-2001.pdf 104 Ibídem. 71 Responsabilidad Médica, evidenciando además que la consagración legal de esta teoría tuvo un origen doctrinal y jurisprudencial. En pronunciamientos más recientes, se encuentra la aplicación de la carga dinámica en la Sentencia del 05 de noviembre de 2013 cuando siguiendo la jurisprudencia hito – del 30 de enero de 2001 - la Corte señala: Es particularmente importante en situaciones excepcionales, en las que exista una evidente dificultad probatoria para el paciente o sus familiares en orden a obtener los medios de prueba que sirvan para acreditar la culpa médica, y por el contrario, por cercanía o disponibilidad, la demostración de la diligencia resulte de mayor facilidad para el facultativo o la institución hospitalaria demandada. En tales supuestos, obviamente, debe existir suficiente claridad en cuanto a la distribución probatoria que se determine para el caso particular, adoptada en el momento procesal oportuno y garantizando la adecuada defensa y contradicción de las parte105. Esta posición deja extraer con claridad que la aplicación de la carga probatoria en materia de responsabilidad médica en el ámbito civil, sea contractual o extracontractual, inicialmente mantiene la postura rígida que hace imperativo al demandante su condición de probar los hechos que motivan sus pretensiones, exceptuándose aquellos eventos en que se demuestre o evidencien las dificultades que el paciente o sus familiares tienen para obtener las probanzas que demuestren lo que pretenden hacer valer ante el Juez; y así mismo, en el evento en que el médico demandado o la entidad prestadora de los servicios de salud donde se practicó el ejercicio médico objeto del pleito, cuente con la facilidad evidente de aportar las pruebas necesarias para comprender el procedimiento demandado. 105 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de Casación Civil. Ref.: 20001-3103-005-20050001 del 05 de noviembre de 2013. Magistrado Ponente: Dr. Arturo Solarte Rodríguez [En Línea] Consultado el 29 de mayo de 2016. Disponible en: https://docs.google.com/ document/d/1lNY5LiH-pPn_O5qlGX8gWeqjtRnBYyrQQ2PufJEenGM/edit?pref=2&pli=1# 72 Es menester señalar que cuando la responsabilidad médica no surge directamente del incumplimiento de un contrato particular, sino que nace del incumplimiento del servicio de un médico estatal, el proceso para reparar el daño será de responsabilidad administrativa médica. Dejando concretamente establecido que los objetivos del Estado Social de Derecho en gran medida dependen de la eficacia de la actividad administrativa, del cumplimiento de principios como la legalidad, la transparencia, de la imparcialidad, de la prevalencia del interés sustancial, y además, ante contingencias como el hecho antijurídico, en este caso, que el daño materialice una responsabilidad que cubra los riesgos o daños generados por la misma administración. Exhibiéndose una responsabilidad patrimonial del Estado como una herramienta proteccionista contra el abuso o aumento desmedido de autoridad que puede ocasionar perjuicios, para lo que existe el compromiso constitucional y jurídico del Estado de responder patrimonialmente (art. 90 Constitución Política). Entonces, luego de revisadas las bases doctrinales, los principios constitucionales y los dogmas de la Lex Artis que cobija el ejercicio médico; se entiende que bajo ciertas circunstancias probatorias en el marco de la teoría de la carga de la prueba, le Ley y la jurisprudencia le otorgan al juez la facultad o la libertad discrecional de actuar bajo criterios ajustados a Derecho, pues de hecho no tienen otro fin diferente al de evitar la impunidad y garantizar la justicia, al de proteger los derechos de la parte que corresponda, bajo el manto de la equidad y teniendo en cuenta el “fumus boni iuris” o aroma de buen derecho. Por otro lado, se destaca que la carga dinámica de la prueba no es exclusiva para los casos de responsabilidad médica, sino que emerge como una actividad procesal que obedece al propósito del legislador de amparar las 73 partes que por circunstancias ajenas a su voluntad no pueden cumplir con su responsabilidad de probar; como lo es el caso del paciente o su familia que ha visto vulnerados sus derechos a recuperar la salud en condiciones de calidad de vida a consecuencia de errores médicos por negligencia o mala praxis; e incluso por ejercicio ilegal de la medicina en el territorio colombiano. Así las cosas, para el paciente de los servicios de atención en salud, la asignación de la carga de la prueba dinámica bajo la condición procesal no implica que el paciente, tenga de manera obligada la tarea de cumplir con la carga probatoria, pues son muchas las razones por las cuales no podría tener acceso a ésta dadas sus condiciones personales, como serían la falta de recursos económicos, inexistencia de acceso a los medios de prueba, desconocimiento científico y académico respecto al uso y condiciones del material probatorio, a limitaciones físicas, entre otras. Bajo estas circunstancias desfavorables sería a todas luces injusto que la parte en juicio en mayor estado de indefensión o inferioridad frente al otro sujeto procesal, sea quien deba asumir la tarea de aportar las pruebas de la culpabilidad del demandado, siendo que el demandado se encuentra en mejores condiciones para asumir dicha carga y dicho sea de paso, para corroborar su inocencia con pruebas fehacientes que no den lugar a dudas por parte del juez que preside el caso. De todas formas, se insiste, el análisis sobre este tipo de escenario debe realizarse caso a caso sin afectar la regla de juicio y, de todas formas, quien pretenda beneficiarse de esta institución jurídica – la carga dinámica – debe acreditar la dificultad que le representa el asumir la carga que en principio le correspondía y, además, las razones que justifican la cercanía del contrario en el material probatorio. 74 CONCLUSIONES 1. En el Derecho Procesal colombiano uno de los principios rectores es la carga de la prueba, la cual inicialmente se aplicaba de forma estática con fundamento legal en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil referida a que el actor debe acreditar el supuesto de hecho que propone; luego se aplicó otra de carácter objetivo, aquella que traslada automáticamente la obligación a un sujeto por su condición procesal; y finalmente, la teoría de la carga dinámica de la prueba, sustentada legalmente en la actualidad en el artículo 167 del Código General del Proceso, caracterizada por su condición variable, según las circunstancias del caso, bien sea por estar frente a una posibilidad de acceso fácil al material probatorio, o por otras circunstancias que le impiden acceder a la misma al demandante. 2. Las partes tienen la responsabilidad de probar los hechos que pretenden hacer valer a través de las pretensiones o de las excepciones dadas en cada proceso en particular. La flexibilización de la carga de la prueba permite que a solicitud de los interesados en el proceso, o de oficio por parte del Juez, pueda ser distribuida de manera justa, pero de manera estrictamente ceñida a las consideraciones particulares de cada parte para aportar la evidencia de culpa o inocencia. 3. Para asignar dicha responsabilidad de la carga de la prueba, el legislador faculta como persona de su confianza al Juez director del proceso conocedor de la ley; quien puede asignar la carga atendiendo a cuál de las partes del proceso tiene una cercanía especial con la prueba o quien la posee, sea porque disponga de un acervo de conocimiento científico, 75 técnico o especialización con el medio de prueba, o por haber participado activamente en la ocurrencia de los hechos que motivaron el litigio. 4. La distribución que deba hacerse de la carga de la prueba depende, en gran medida, que las partes interesadas demuestren la dificultad a la que se ven enfrentados cuando emprenden la tarea de probar o cuando esa situación emerge del plenario. 5. Así mismo, ha quedado claro que no todos los elementos que podrían ser tema de prueba deben quedar automáticamente subsumidos por esta institución. En concreto, se pudo establecer que dependiendo de la etapa del cuidado médico hay actos más o menos difíciles de acreditar. 6. Así mismo, quedo claro que el carácter subjetivo de este régimen de responsabilidad debe invitar a que justamente la prueba de la culpa pueda ser el elemento a tener en cuenta para aplicar la carga dinámica. Sin embargo, estaríamos en riesgo de convertir un régimen subjetivo de culpa probada en un régimen de responsabilidad presunta, como las actividades peligrosas, lo cual, como se analizó en la jurisprudencia, no es aceptado. 7. La carga de la prueba no altera el principio de la carga de alegación de los hechos. Esta distribución dinámica probatoria se aplica en casos particulares y concretos, por lo que no puede entenderse como un precedente judicial, ni generalizarse. Igualmente, al momento de aplicar la carga dinámica se debe demostrar quién tiene la facilidad y disponibilidad probatoria. Por su parte, el auto que ordena la carga dinámica de la prueba debe contener la descripción objetiva del hecho de difícil prueba y la resolución que ordena su aplicación. 76 8. Cuando a la parte a la que se le impone la carga dinámica de la prueba no cumple con la actividad probatoria debe tenerse como un indicio que se valorará en la decisión final siempre y cuando no haya una circunstancia que justifique el incumplimiento de su obligación. 9. En materia Civil, para entender la carga dinámica de la prueba en los procesos de responsabilidad médica inicialmente ha de entenderse que la prestación del servicio médico asistencial se basa en la lex artis o pericia profesional de la medicina, dejando establecido que su atención es de medio mas no de resultado, es decir, que tiene la obligación de prestar un servicio diagnóstico y terapéutico bajo principios de carácter técnico científicos que proporcionan el estudio y la experiencia minimizando los riesgos, más no le permite asegurarle al paciente un resultado que no se puede prever. 10. Solo después con la Sentencia de la CSJ del 05 de marzo de 1.940106 donde se abolió la medicina como actividad riesgosa, se empezó a mencionar el deber de implementar una carga dinámica de la prueba. En 1.977 se iniciaron las flexibilizaciones de las cargas probatorias asumiendo la Corte la postura de la inversión de la carga. En 1.985 se reafirmó que la tarea de ejercer el servicio médico asistencial es de medio y no de resultado, pues quien asegura un resultado específico dentro de contrato médico y no lo obtuvo, si se entendía culpable. Es con la Sentencia de la CSJ del 30 de enero de 2001107 donde dadas las desventajas y dificultades que presentaba el paciente y sus familiares 106 SALA DE CASACIÓN CIVIL. Sentencia del 05 de marzo de 1.940. Magistrado Ponente: Dr. Liborio Escallón. Gaceta Judicial. Página 115. [En Línea] Consultado el 27 de mayo de 2016. Disponible en: http://190.24.134.101/corte/index.php/jurisprudencia/ 107 SALA DE CASACIÓN CIVIL. Expediente N° 5507 del 30 de enero de 2001.Magistrado Ponente: Dr. José Fernando Ramírez Gómez. [En Línea] Consultado el 29 de mayo de 2016. Disponible en: http://hipertexto-obligaciones.uniandes.edu.co/lib/exe/fetch.php?media=csjcc-30-ene-2001.pdf 77 para probar los hechos, se inició formalmente con la teoría de las cargas dinámicas, la cual con la consagración del CGP cuenta con un soporte legal que tuvo su origen en la doctrina y la jurisprudencia. 11. Por su parte, el Consejo de Estado ha dirimido la distribución de la carga probatoria en el proceso de Responsabilidad Médica desde diversas posiciones, inicialmente exigió la falla probada del servicio donde el demandante tenía la obligación de probar el daño a través de la demostración de los hechos que originaron la responsabilidad del galeno, esto aconteció hasta los inicios del año 1.990. Posteriormente, la Corporación reflexionó de forma intermitente entre los años 1990 y 2005 sobre las dificultades técnicas y científicas de algunos pacientes dado la complejidad que encerraba demostrar la producción del daño por la atención médica recibida, planteándose la falla presunta del servicio, donde el Estado asumió la tarea de probar que prestó la atención médica asistencial de forma diligente, oportuna y de calidad. En este punto específico se aplicaba la carga dinámica de la prueba traslada del demandante hacia el demandado, bajo la valoración del Juez, con la obligación de asumir la carga probatoria en manos de quien se encontraba en mejores condiciones para aportarla. Dado que para el año 2006 no existía una consagración legal expresa de las cargas dinámicas, esta entró en un decaimiento apoyándose el Consejo de Estado en que el Juez debe dirimir su actuación bajo el imperio de la Ley, volviéndose a implementar la falla probada del servicio, teniendo gran relevancia la prueba indiciaria, ante lo cual el Consejero Enrique Gil Botero a través de diferentes salvamentos de voto ha manifestado la necesidad de aplicar para los casos específicos que encierran condiciones especiales, como una dificultad técnico científica, el deber de implementar la carga dinámica de la prueba. 78 BIBLIOGRAFÍA DOCTRINA AGUILAR, Gabriel Hernán. ARANGO FERNÁNDEZ, Emilia. CANDAMIL BURITICÁ, Valentina. DELGADO BENAVIDES, Katherine. RUBIANA GROOT - GOMEZ, Sebastián. TORRES SEMANTE, Cristian. VESGA RODRÍGUEZ, María Paz. VILLASMIL VERGEL, Andrea Liliana. Imposturas Intelectuales: La Carga Probatoria Dinámica y su Fuerza Expansiva. Univ. Estud. 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