“EL LIBREPENSAMIENTO Y LA MASONERIA” R.·.H.·. Fredy De La Cruz V.·.M.·. de la R.·.L.·.S.·. Manco Capac Nº 35 “SI TODA LA ESPECIE HUMANA NO TUVIERA MÁS QUE UNA OPINIÓN, Y SOLO UNA PERSONA TUVIERA LA OPINIÓN CONTRARIA, NO SERÍA MÁS JUSTO EL IMPONER SILENCIO A ESTA SOLA PERSONA, QUE SI ESTA SOLA PERSONA TRATARA DE IMPONÉRSELO A 1 TODA LA HUMANIDAD, SUPONIENDO QUE ESTO FUERA POSIBLE” El vocablo compuesto “librepensamiento” es reciente, a lo largo de la historia siempre ha habido librepensadores según el sentido que normalmente se atribuye a esta palabra2, pero se les denominaba de formas diversas; incrédulos, increyentes, paganos, infieles, ateos, etc. Librepensador es una persona que sostiene que las posiciones referentes a la verdad deben formarse sobre la base de la lógica, la razón y el empirismo en lugar de la autoridad, la tradición, la revelación o algún dogma en particular. Cualquier juicio así constituido debe llamarse «librepensamiento»3 y quienes lo formulan son «librepensadores»4, personas que constituyen sus opiniones y certezas sobre un análisis imparcial de hechos y son dueñas de sus propias decisiones, independientemente de la imposición dogmática de cualquier institución, religión, tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica. 1 John Stuart Mill, Sobre la Libertad – 1859. 2 “Partidarios de la doctrina que reclama para la razón individual la independencia absoluta de todo criterio sobrenatural en materia religiosa”. Diccionario Enciclopédico Abreviado, Espasa Capole S.A., Madrid 1935. 3 Real Academia Española y Asociación de Española (2014). «librepensamiento». Diccionario de la Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. 4 Real Academia Española y Asociación Española (2014). «librepensador». Diccionario de Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. de la Academias de la lengua española (23ª Lengua edición). Academias de la lengua española (23ª Lengua edición). El término se usó generalmente para definir a los numerosos filósofos franceses ilustrados del siglo XVII y actualmente se asocia la palabra librepensamiento a los términos escepticismo y laicismo. Sin embargo, una definición precisa hay que buscarla en el origen histórico del pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como el Renacimiento, el Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la Revolución Francesa. Pero con el surgimiento de nuevas ideas filosóficas también se fueron desarrollando nuevas y diferentes maneras de manejar el concepto de librepensador. El término librepensamiento a partir de la Ilustración define una actitud filosófica consistente en rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra clase, y confiar en la razón para distinguir lo verdadero de lo falso en un clima de tolerancia y diálogo. En España, el librepensamiento se difundió principalmente a través del semanario Las Dominicales del Libre Pensamiento (1883-1909)5, editado por los masones; Fernando Lozano Montes (1844 - 1935), y Ramón Chíes (1846-1893), y perseguido sin tregua por las autoridades religiosas y civiles. El propio Fernando Lozano, máxima autoridad del movimiento en España, y Chíes, fallecido poco después, organizaron en 1892, año de cuarto centenario del Descubrimiento, un magno Congreso Universal de Libre-Pensadores, en donde hubo participación masónica de diversas logias y potencias masónicas de España, y en Latinoamérica participaron 35 logias mexicanas, 7 argentinas, 9 cubanas, 3 portorriqueñas y una por cada uno de los siguientes países; Uruguay, Colombia, Perú y República Dominicana. Con el correr de los años, surgieron polémicas en torno al significado de librepensamiento y a los ideales y criterios que auténticamente le corresponden, por lo que se establecieron congresos internacionales orientados a llegar a consensos respecto a las concepciones y perspectivas existentes. Así tenemos en el congreso internacional librepensador reunido en Roma el 22 de septiembre de 1904, se declara como principios que a la postre quedaría como definitiva hasta nuestros días6, en donde destaca; “El librepensamiento no es una doctrina, es un método, es decir, un manera de conducir el pensamiento, y, por consecuencia, la acción en todos los dominios, de la vida individual y social”, y “Este 5 Fue fundado por los periodistas republicanos federales Ramón Chíes "Eduardo de Riofranco" y Fernando Lozano Montes "Demófilo", próximos a Manuel Ruiz Zorrilla. Su primer número se imprimió el 4 de febrero de 1883 y el último el 27 de agosto de 1909. Chíes y Lozano lo codirigieron hasta que el primero falleció en 1893; Lozano continuó solo hasta que lo empezó a ayudar Antonio Zozaya. Aparecía los domingos con números de cuatro páginas en que dominaban sesudos artículos de fondo sobre política, cultura, sociedad, activismo, literatura, teatro, humanidades y ciencias. Fue probablemente la publicación periódica más heterodoxa de España entre los siglos XIX y XX y acogió en su seno todo tipo de pensamiento divergente del oficial. Fuente: http://www.filosofia.org/hem/med/m039.htm 6 La declaración completa puede verse en Las Dominicales del Libre Pensamiento, Madrid, 14 de octubre de 1904. método se caracteriza no por la afirmación de ciertas verdades particulares sino por una obligación de buscar la verdad de cualquier orden que sea, únicamente por los medios naturales de la inteligencia humana, por la sola luz de la razón y la experiencia”. En definitiva, como se ha puesto de manifiesto, se han ido asociando históricamente diversas características y rasgos al concepto de librepensamiento, tales como el racionalismo, el empirismo, el laicismo, el ateísmo, el deísmo, el materialismo, el escepticismo, el libertarismo, etc. No obstante, cabe insistir en que no se trata de un programa exclusivo y, por tanto, no tenían que darse necesariamente todas las notas a la vez. El término librepensamiento se ha asociado a diversos movimientos e ideales, y muchos personajes y grupos han reclamado esta denominación. En consecuencia, lo característico del librepensamiento es la forma en la que justifica y sostiene las ideas que se tienen, y no tanto cuáles sean tales ideas. No puede confundirse las organizaciones masónicas con las librepensadoras, no obstante que la masonería supuso un gran soporte para el librepensador, y viceversa. La intransigencia de la Iglesia católica los aglutino en un común denominador; “el anticlericalismo”, pero el vínculo entre ellos haya que buscarlo también en una identidad de ideales. De hecho que la confusión entre masonería y librepensamiento reside en un programa común de libertad, de instrucción, de tolerancia, de perfección del hombre en particular y de progreso humano. Con lo hasta aquí expuesto, ¿qué entendemos los masones sobre el librepensamiento?. En principio veamos lo que sostiene Mackey en su “Enclopedia de la Masonería”; “La libertad se define como significación del estado de exención del control o poder de otro. Es la doctrina que los Masones deberían gozar con libertad irrestringible, y la circunstancia de ser libre en todos sus pensamientos y acciones”. Pero aclara Mackey que “Es evidente que la palabra libertad se usa en la Masonería en el sentido simbólico o metafísico, difiriendo de su significación ordinaria”. Entiéndase, entonces que en el uso masónico se observa la aplicación de las palabras hombres libres y cultos, en su acepción legal y acostumbrada recogida en la declaración de principios estatuido en la Constitución de la Gran Logia del Perú7. En esto, Mackey cita a Gadicke, que en la palabra libertad, en su enciclopedia masónica, la define como: “Una palabra que con frecuencia la oímos entre nosotros, y que es restringida a la misma limitación como 7 “(…) La francmasonería tiene como objeto el perfeccionamiento moral e intelectual de sus adeptos y la formación de una conciencia universal de solidaridad y fraternidad entre los hombres, cuidando que no solo sean libres y cultos, sino también consciente de su responsabilidad personal y social. (….) La francmasonería busca el conocimiento de la verdad, considera la justicia como el valor supremo que regula nuestra conducta y a la libertad e igualdad como derechos consustanciales del ser humano, exige que sus afiliados practiquen la tolerancia como actitud permanente en el trato social, respetando las ideas de todos los hombres a los que considera componentes de una misma familia, no admitiendo entre ellos ningún tipo de discriminación, ya sea por su raza, nacionalidad, religión, credo político o situación económica”. Ver Constitución de la GLP. la libertad de la vida social. En nuestras Asambleas no tenemos libertad de obrar como a cada uno le parece, pero somos o deberíamos ser, libres del dominio de la pasión, orgullo, prejuicios, y todas las otras locuras de la naturaleza humana. Somos libres del falso prestigio de que no necesitamos ser obedientes a las leyes”. Y agrega que “...siendo de este modo, equivalente con la integridad”. Hablamos entonces de valores, puesto que la integridad es cualidad de la persona recta, proba, intachable8. Es decir, el francmasón al expresar sus ideas, debe ejercerla reconociendo, estimando el valor o mérito de algo o alguien. En conclusión; no cabe duda que el francmasón, por su condición de tal, en el ejercicio irrestricto de la razón y por ser un librepensador desde el enfoque que nos ilustra Mackey, debe ser, sin duda alguna, un renovador de ideas. Pero su derecho a su libre pensar no es absoluto, y resulta imperante la necesidad de hacer un uso crítico de la libertad de expresión y de regulación frente a hechos de injuria, amenazas a la honra, además el francmasón debe respetar la dignidad de las autoridades masónicas y ser obediente a los antiguos linderos inmutables de la francmasonería. BIBLIOGRAFIA: 1.- Diccionario Enciclopédico Abreviado, Espasa Capole S.A., Madrid 1935. 2.- Diccionario Enciclopédico de la Masonería.- Lorenzo Frau Abrines. Tomo II.- Ed. Valle de México. 3.- Cincuenta Lecciones Masónicas.- Luis U. Santos.- Ed. Pax México.-. Primera edición.- 1985. 4.- Enciclopedia masónica de Mackey (1874) 5.- Sobre la Libertad, John Stuart Mill, Sobre la Libertad – 1859, Libera Los Libros Aguilar. 6.- Conceptos de Librepensamiento: Aproximación histórica, Pedro F. Álvarez Lázaro, Áreas: Revista internacional de ciencias sociales, ISSN 0211-6707, Nº 6, 1986, págs. 75-83. 7.- Masonería y librepensamiento españoles de entre siglos, Pedro F. Álvarez Lázaro, 1989, ISBN 84-505-1744-3, págs. 105-120 8.- Anticlericalismo y librepensamiento masónicos en Portugal, Fernando Catroga, Masonería, revolución y reacción / coord. por José Antonio Ferrer Benimeli, Vol. 1, 1990, ISBN 84-404-7606-X, págs. 111-122 8 Real Academia de la Lengua Española. Ver; https://dle.rae.es/?id=LqNlFID