Subido por Sol Any

concepto de conducta

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concepto de conducta:
Dentro de la Psicología, la conducta está constituida por las acciones o manifestaciones
humanas, tanto externas como internas, en relación con el medio, es decir, el contexto social,
cultural, etc., en el que se desarrolla la vida de una persona. Las conductas externas, o de la
dimensión exterior, son aquellas que podemos observar; mientras que las de la dimensión
interior suceden, pero son imperceptibles para quienes nos rodean, por ejemplo, podemos no
hacer ningún movimiento, gesto, o manifestación, y sin embargo, estar llevando a cabo un
razonamiento.
La conducta de un individuo se refleja a través de tres elementos fundamentales: el cuerpo, las
relaciones dentro de la sociedad, y la mente, y a su vez, muestra su personalidad, puesto que
la conducta está íntimamente relacionada con el sujeto que la posee, y depende de la
personalidad
del
mismo.
La conducta no sólo tiene que ver con lo psicológico, sino que además, intervienen en ella los
procesos biológicos y sociales. Para facilitar su estudio y comprensión, podemos clasificar a la
misma, según dos aspectos: el energético, que por una necesidad de acción, motiva e impulsa
a la conducta; y el cognoscitivo o estructurante, cuya función es conocer y organizar los datos
obtenidos de la realidad; ambos aspectos permanecen unidos permanentemente, e
influenciando
uno
sobre
el
otro,
de
manera
mutua.
El Conductismo o la Psicología conductista es la escuela, fundada por John Watson
(psicólogo), encargada del estudio de la conducta (como reacción a un estímulo) de manera
objetiva, por medio de la observación científica. El Conductismo niega la introspección como
método, puesto que dice que es la mayor expresión del subjetivismo.
Los lóbulos del cerebro y sus funciones
El cerebro humano puede dividirse en dos partes más o menos simétricas
denominadas hemisferios. Cada hemisferio puede dividirse en 4 lóbulos
diferentes:
 Lóbulo Occipital (rojo). En el lóbulo occipital reside la corteza visual y por
lo tanto está implicado en nuestra capacidad para ver e interpretar lo que
vemos.
 Lóbulo Parietal (amarillo). El lóbulo parietal tiene un importante papel en
el procesamiento de la información sensorial procedente de varias
partes del cuerpo, el conocimiento de los números y sus relaciones y en
la manipulación de los objetos.
 Lóbulo Temporal (verde). Las principales funciones que residen en el
lóbulo temporal tienen que ver con la memoria. El lóbulo temporal
dominante está implicado en el recuerdo de palabras y nombres de los
objetos. El lóbulo temporal no dominante, por el contrario, está implicado
en nuestra memoria visual (caras, imágenes,…).
 Lóbulo Frontal (azul). El lóbulo frontal se relaciona con el control de los
impulsos, el juicio, la producción del lenguaje, la memoria funcional (de
trabajo, de corto plazo), funciones motoras, comportamiento sexual,
socialización y espontaneidad. Los lóbulos frontales asisten el la
planificación, coordinación, control y ejecución de las conductas.
El área de Broca, o centro del lenguaje articulado, está ubicada en la parte
posterior de la circunvolución frontal inferior del lóbulo frontal, en una zona que
abarca ambos lados de la rama ascendente de la cisura de Silvio, en el
hemisferio cerebral izquierdo ( en la mayoría de las personas; en algunas en el
hemisferio cerebral derecho. El área o zona de Broca es un componente
esencial de los mecanismos motores que regulan el lenguaje articulado.
La zona de Broca es una de las dos áreas cerebrales del lenguaje humano; la
otra es el área de Wernicke. De estas dos zonas, el área de Broca es la
responsable de la producción motora del lenguaje como así también de la
comprensión sintáctica de la oración. Sus axones la conectan con el área de
Wernicke, la cual se especializa en la comprensión del languaje.
El área de Broca se subdivide a su vez en dos zonas: la triangular (anterior),
que probablemente se encarga de la interpretación de varios modos de los
estímulos (asociación plurimodal) y de la programación de las conductas
verbales; y la opercular (posterior), que se ocupa de sólo un tipo de estímulo
(asociación unimodal) y de coordinar los órganos del aparato fonatorio para la
producción del habla, debido a su posición adyacente a la corteza motora.
Lesiones en el área de Broca pueden provocar una condición llamada Afasia
de Broca, o afasia motora, que impide la comprensión o la creación de
oraciones complejas desde el punto de vista gramatical. El habla no es
productiva, y generalmente contiene muy pocas palabras y muchas
repeticiones y muletillas.
El área de Wernicke es una zona de la corteza cerebral que está localizada en
la parte posterior de la circunvolución temporal superior del lóbulo temporal, en
el hemisferio cerebral izquierdo (en el 90% de las personas). El área de
Wernicke es una de las dos áreas del cerebro humano que participa del
funcionamiento del lenguaje humano. Si el área de Broca en el lóbulo frontal es
responsable de la producción del lenguaje, el área de Wernicke desempeña un
papel clave en la comprensión del lenguaje hablado y escrito. Estas dos áreas
que participan de la producción motora-sintáctica y comprensión del lenguaje
humano están unidas y sincronizadas por un haz de fibras axónicas conocido
como fascículo arcuato.
La destrucción o herida en el área de Wernicke provoca la discapacidad de
comprensión del lenguaje conocida com afasia receptiva. Esta área del lóbulo
temporal lleva el apellido de Carl Wernicke, quien fue el neurólogo alemán que
hipotetizó la relación que había entre la parte superior-posterior del lóbulo
temporal y el entendemiento del significado de la palabra oral y escrita, como
así también el entendimiento de los patrones sintácticos articulados por el área
de Broca.
Ubicación anatómica del área de Wernicke
TRASTORNOS COGNITIVOS
·CONCEPTOS.
Trastornos Cognitivos.
Bajo este nombre se agrupan aquellos trastornos en los que la alteracion
predominante es un déficit clinicamente significativo de las funciones
superiores, que supone un cambio en el nivel de funcionamiento previo y que
se debe a una causa médica o tóxica conocida o de la que hay fuerte
sospecha. Antes recibía el nombre de "trastornos mentales orgánicos".
CLASIFICACION DE LOS TRASTORNOS COGNITIVOS.
-
AGUDOS. Delirium (baja la
conciencia)
1. GENERALIZADOS
-CRÓNICOS. Demencias (no baja
la conciencia)
TRASTORNOS
COGNITIVOS
- AFASIAS
- APRAXIAS
2. SELECTIVOS
- AGNOSIAS
-AMNESIAS.TRASTORNOS
AMNÉSICOS.
Trastornos Cognitivos
Aunque, a menudo, se define de forma imprecisa, el término Trastornos
Cognitivos se refiere a aquellos trastornos mentales en que confluyen
disfunciones neurobiológicas y funcionales de mecanismos cognitivos básicos,
en particular, del procesamiento perceptivo, de los procesos de categorización
o de conceptualización de entidades, eventos o propósitos, del procesamiento
de memoria, de los procesos de inferencia, de solución de problemas y de
toma de decisiones, y de los procesos de representación y comunicación como
se expresan en la habilidad específicamente humana del lenguaje.
Los Trastornos Cognitivos resultan de alteraciones funcionales de los procesos
que sirven a la conducta. En su expresión más específica, en el ámbito de la
Psicología Clínica, estas alteraciones funcionales derivan de la experiencia, de
cómo la experiencia afecta al desarrollo de creencias irracionales o la
búsqueda de objetivos irracionales o inalcanzables en la perspectiva del sujeto
que condicionan la forma en que se percibe el mundo y afectan a aquellas
habilidades cognitivas implicadas en la acción. Así, los Trastornos Cognitivos
se expresan en ciertas conductas desadaptativas o disfuncionales en relación
con los objetivos de un sujeto, y que, en última instancia, afectan a su
bienestar. En su expresión más general, en el ámbito de la Neurociencia
Cognitiva, el término de Trastornos Cognitivos se refiere a alteraciones
funcionales de los procesos que subyacen a la ejecución conductual, y que
derivan de la interacción entre subsistemas neurobiológicos que soportan el
aprendizaje y la experiencia que hace este aprendizaje posible. La clave de
este concepto son, pues, los procesos de aprendizaje, los mecanismos
neurofuncionales subyacentes al aprendizaje, y la experiencia que permite la
conformación de estos mecanismos que se expresan en la formación de redes
neuronales con efecto funcional en la conducta. Integrando ambas
expresiones, general y específica, el término de Trastornos Cognitivos
trasciende una noción reduccionista como la que se expresa en el concepto de
Psicopatología de la tradición psiquiátrica que tiende a interpretar la conducta
bajo los términos de salud y enfermedad, y una noción reduccionista como la
que se expresa en el concepto de Psicología Anormal, que tiende a interpretar
cierto tipo de conductas como precursores o desencadenantes de una
alteración mental.
El problema para este concepto reduccionista de la Psicopatología al
interpretar la conducta bajo el modelo de enfermedad es interpretar
correctamente la diferencia esencial en la noción de “enfermedad” entre
enfermedades pasivas, aquellas que afectan a las funciones biológicas, y en el
mismo sentido neurobiológicas y cuyas causas remotas y próximas no pueden
atribuirse a la conducta del sujeto, y enfermedades activas, aquellas que
afectando a funciones biológicas y neurobiológicas tienen causas remotas y/o
próximas que pueden remontarse a la conducta del sujeto. La dificil imbricación
de unas y otras causas hace a menudo muy dificil discriminar entre aquellas
conductas del sujeto que resultan funcionalmente lesivas para los sistemas
neurobiológicos que permiten la acción del sujeto, y aquellos agentes causales
que tienen efectos lesivos para tales sistemas sin que el sujeto pueda, de
hecho, hacer nada para evitar sus efectos. Intuitivamente, parece obvio que en
la encefalitis herpética, la conducta no tiene el mismo grado de responsabilidad
que la que tiene en la drogadicción, la bulimia y la anorexia, o en el suicidio. La
Psicopatología, en estos términos, ignora la importancia de un modelo
explicativo de los Trastornos Cognitivos que trascienda la noción de
enfermedad.
El problema para este concepto reduccionista de Psicología Anormal en su
intento de comprender y controlar la conducta es definir el concepto de
conducta anormal, de si la noción de conducta anormal es un concepto cultural,
un concepto ético o moral, o de mera distribución estadística. En estos
términos, la Psicología Anormal ignora el proceso de causación de la conducta,
y los mecanismos neurobiológicos que la hacen posible, y en este sentido,
renuncia a una explicación comprensiva de la conducta humana que no acepta
una segregación artificial entre conducta normal y anormal. Las nociones
reduccionistas de la Psicopatología y de la Psicología Anormal, a veces
tratadas como términos sinónimos, cabalgan sobre un dualismo mente-cuerpo
que ignora que la mente es lo que el cerebro hace, a través de los sensores y
actuadores que sirven a la acción, en su interacción con el entorno. De ahí, la
compleja diversidad y ausencia de sistematicidad en la clasificación de los
trastornos mentales.
En una clasificación general de los Trastornos Cognitivos, pueden reconocerse,
a) alteraciones funcionales específicas de base cognitiva que afectan a
funciones cognitivas básicas, típicamente alteraciones del procesamiento
perceptivo, de los procesos de categorización o de conceptualización de
entidades, eventos o propósitos, del procesamiento de memoria, de los
procesos de inferencia, de los procesos de solución de problemas y de toma de
decisiones, alteraciones del comportamiento motor y de los procesos de
representación y comunicación como se expresan en el lenguaje y la
comunicación, tales como la amnesia, la enfermedad de Huntington, los
trastornos específicos del lenguaje, las afasias, las apraxias, etc.; b)
alteraciones funcionales de base cognitiva inespecífica que afectan a la
integración general de procesos cognitivos básicos, tales como los síndromes
de espectro autista, la esquizofrenia, los trastornos psicóticos, los trastornos
esquizoafectivos, la depresión, los trastornos bipolares, etc.; b) trastornos de
aprendizaje que afectan a aquel tipo de habilidades del sujeto que permiten
ciertas adquisiciones y que hacen posible la adaptación sobre la base de su
experiencia, tales como la discalculia, la dislexia, etc.; c) trastornos
somatomórficos relacionados con la percepción sensorial interoceptiva y
propioceptiva, que afectan a la percepción del propio cuerpo, a la percepción
del dolor, a la somatización de alteraciones funcionales de diverso origen, y
que se expresan en el síndrome de fatiga crónica, en el amplio espectro de los
trastornos de la conducta alimentaria, en los trastornos de la percepción
somatomórfica, etc.; d) trastornos conductuales de la interacción social que
incluye trastornos que se expresan en el control activo o pasivo de la conducta
ajena, tales como las conductas antisociales o la simulación de trastornos
ficticios; y, e) trastornos de la personalidad, un amplio espectro de conductas
que afectan a la expresión social del sujeto, alterando o modificando de forma
substancial su libertad de actuación y su habilidad para lograr sus propósitos,
tales como los asociados a la conducta de género, el mutismo electivo, los
trastornos de conducta, etc.
La cognición es un proceso complejo y compuesto que expresa la habilidad del
cerebro para procesar y registrar información, para elaborar información y
actuar en base a la experiencia, lo que se identifica en la habilidad del sistema
para aprender de modo que la acción que resulte sea la propia de un agente
racional sin más limitación que la que se deriva de las restricciones impuestas
por el mismo sistema y la información disponible. Las alteraciones que se
expresan en los Trastornos Cognitivos reflejan conductas adaptativas
impuestas por la compleja articulación entre un sistema biológico y un sistema
social. Estas conductas adaptativas no son necesariamente invalidantes. El
complejo conjunto de interacciones causales que se expresan en la conducta
no permiten la adopción de una perspectiva maniqueista. En la identificación
causal de los Trastornos Cognitivos confluyen causas genéticas (p. ej. la
enfermedad de Huntington), y ambientales (p. ej. la simulación de trastornos
ficticios o la conducta desafiante) en una interacción compleja, a menudo,
inextricablemente imbricados (p. ej. la taquifemia o la dislexia), que se
expresan en conductas de efectos lesivos para el sujeto afectado pero por
cuyos efectos el sujeto afectado puede tambien eventualmente obtener
beneficios. La intervención no siempre es posible, no siempre es practicable,
no siempre es rentable, no siempre resulta beneficiosa para el paciente, y no
es siempre exitosa porque se haya inspirado en una teoría correcta del
trastorno. El objeto de la ciencia es la explicación y predicción de los
fenómenos que se observan y/o pueden experimentarse en condiciones
apropiadas. La traslación del conocimiento científico a la práctica profesional
ordinaria no es posible sino se cuentan con los instrumentos apropiados para la
acción.
Bajo el epígrafe Trastornos Cognitivos se agrupan en los Programas de
Experto en Clínica Logopédica y Magister en los Trastornos del Lenguaje
materias específicas que son centrales en la Clínica del Lenguaje, en particular,
los Trastornos Cognitivo-Funcionales, Anomias, Disnomias y Discalculias, los
Trastornos Cognitivos del Desarrollo, en particular los síndromes de Espectro
Autista, y los Trastornos Cognitivos asociados con el Deficit Atencional.
Aquellas materias que pudiendo clasificarse como Trastornos Cognitivos se
refieren a trastornos relacionados con el lenguaje y la comunicación se integran
bajo el epígrafe de Trastornos del Lenguaje.
Afasia (pérdida del lenguaje)
Última revisión: 19. marzo 2012Autor: Redacción Onmeda
Revisión médica: Dra. Cristina Martín
La afasia (pérdida de la capacidad de comprender o emitir el lenguaje) es un
trastorno adquirido del lenguaje, que se produce a consecuencia de una lesión
en una región determinada del cerebro. Supone la pérdida total o parcial del
lenguaje adquirido previamente.
En primera instancia son responsables de la afasia los trastornos circulatorios
de la zona del cerebro del área del lenguaje causados por las alteraciones de
los vasos sanguíneos (apoplejía o infarto cerebral). Estos pueden aparecer con
mayor frecuencia cuando se padece arteriosclerosis o diabetes mellitus.
También las hemorragias y los tumores pueden causar lesiones cerebrales con
el consiguiente trastorno del habla. La afasia infantil se produce normalmente
tras un traumatismo craneoencefálico.
¿Qué es un infarto cerebral (ictus)?
El infarto cerebral por una oclusión vascular se trata, principalmente, con
medicamentos que disuelven el coágulo o sustancias que inhiben la
coagulación de la sangre en el cerebro (anticoagulantes).
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Por lo general, la afasia afecta a todas las áreas del lenguaje, de manera que el
trastorno se hace evidente al usar el lenguaje en distintos grados como, por
ejemplo, en el incumplimiento de las reglas concernientes a la formación de
palabras (léxico), la falta de comprensión del significado de las palabras
(semántica), fallos en la gramática (sintaxis) o la articulación de la palabra
(fonología). Además, los trastornos afásicos se hacen patentes en el habla, la
escritura, la comprensión y la lectura.
Según qué síntomas se presenten y su gravedad, las afasias se pueden
clasificar en diferentes síndromes. Los más importantes de los que citaremos a
continuación son la afasia de Broca, la afasia de Wernicke, la afasia amnésica
y la afasia global. Estos síntomas pueden clasificarse de manera clara en
función de la lesión de una determinada región del cerebro.
Definición
Una afasia (pérdida de la capacidad de compresión y emisión del lenguaje) es
un trastorno adquirido de la capacidad de elaboración del lenguaje que surge
debido a una interrupción en el desarrollo del lenguaje. Las afasias disminuyen
la capacidad de comunicación, sin embargo, los pacientes no presentan signos
de minusvalía física o intelectual.
Incidencia
Se estima que hay entre 150.000 y 300.000 pacientes que padecen afasia en
países como España. Anualmente, entre un 21 y un 34% de personas se ven
afectadas por una pérdida prolongada del habla tras sufrir un ictus.
Historia
La base de nuestro conocimiento sobre la afasia (pérdida del habla) data de la
primera mitad del siglo XIX. Por aquel entonces, en el campo de la patología
cerebral se empezó a establecer una relación entre las funciones motoras y
sensoriales, respectivamente, y los trastornos y la afectación de determinadas
regiones del cerebro. En el punto central de este desarrollo se encuentra el
médico francés Paul Broca (1824-1880), que logró por primera vez en 1861
identificar en un hombre con trastornos motores del habla, que el centro motor
del habla en los diestros se halla en la mitad izquierda del cerebro una región
que hoy en día se denomina área de Broca. La labor de Broca sobre la
identificación del lugar (localización) donde se rigen algunas de las funciones
del cerebro fue clave para el posterior desarrollo de la anatomía y fisiología del
cerebro.
Por primera vez en el primer cuarto del siglo XX, hubo un gran interés en
investigar la estructura de cada región del cerebro y trazar el mapa de todo el
cerebro. Ya en 1909 Korbinian Brodmann distinguió 52 zonas diferentes, que
designó con números desde el Área 1 al Área 52. El sistema de Brodmann
todavía se sigue usando mayoritariamente hoy en día.
Con la investigación de las regiones del cerebro, había esperanza de obtener
información acerca de las funciones del cerebro mediante el conocimiento de la
estructura histológica. Estudios posteriores demostraron, sin embargo, que no
se habían logrado identificar con exactitud las regiones y funciones del cerebro.
Esto podía deberse, entre otras cosas, a que la mayoría de las veces los
análisis solo se llevaban a cabo en unas pocas personas.
Los nuevos análisis comparativos muestran que las partes de la estructura
histológica del cerebro son extraordinariamente distintas. A pesar de todo, es
posible establecer relaciones entre los trastornos de determinadas funciones
motoras o sensoriales y lesiones en determinadas áreas del cerebro. Además,
las formas más importantes de afasia se atribuyen de manera más o menos
clara a lesiones en determinadas regiones del cerebro. De esta manera, la
afasia de Broca, por ejemplo, se origina principalmente por una lesión de la
denominada área de Broca en el lóbulo frontal del cerebro, en el Área 44 y 45
según la clasificación de Brodmann, mientras que en la afasia de Wernicke se
encuentra dañada esencialmente la denominada área de Wernicke, situada en
el lóbulo temporal del cerebro.
Causas
Las causas de la afasia (pérdida del habla, tanto en la expresión como en la
comprensión del lenguaje) son siempre las lesiones del cerebro. Estas pueden
producirse de diversas maneras.
En los adultos, en el 84% de los casos la causa de la afasia es un ictus (infarto
cerebral), mientras que en los niños, en el 80% de los casos el traumatismo
craneoencefálico causado por una caída es el responsable, al dañar
directamente el tejido cerebral. Por el contrario, dicho traumatismo
craneoencefálico solo causa el 10% de las afasias en edad adulta. Las caídas
que producen traumatismos craneoencefálicos suelen ocurrir en accidentes de
tráfico, aunque también practicando deporte o jugando. Además, estas lesiones
pueden ser consecuencia de actos violentos.
Infarto cerebral: Vídeos
En el 5% de los casos, un tumor cerebral es el causante de la afasia. Solo en el
1% de los afásicos, el trastorno del habla tiene su origen en un proceso
inflamatorio del cerebro.
Puesto que hay mayor incidencia de personas diestras que zurdas y, para
alrededor de un 90% de los diestros la mitad izquierda del cerebro (hemisferio)
es la mitad que se encarga del lenguaje, la afasia se origina casi siempre en
una lesión del hemisferio izquierdo del cerebro. Por el contrario, cuando la
afasia afecta a los zurdos, suele ser el hemisferio derecho del cerebro el que
está dañado. Existen casos aislados en los que los diestros sufren la
denominada afasia cruzada en la que se han dañado determinadas regiones en
ambos hemisferios cerebrales.
Síntomas
La afasia (pérdida del habla) puede mostrar síntomas diversos. Dependiendo
del área del cerebro que esté afectada, aparecen diferentes tipos de afasia con
sus síntomas más frecuentes.
Afasia de Broca
En la afasia de Broca, los síntomas del trastorno del habla afectan
principalmente a la expresión. De ahí que también se denomine con el nombre
de afasia motora (la pérdida del habla afecta a la expresión activa del
lenguaje). El síntoma más importante de este trastorno del lenguaje es el
agramatismo (del griego a = sin, no). Los pacientes ya no están en condiciones
de construir oraciones gramaticalmente correctas en su lengua materna. Por
eso emplean secuencias cortas de tipo telegráfico formadas por una o hasta
tres palabras y se destacan por construir oraciones extremadamente simples.
Normalmente, el orden de las palabras no sigue las reglas gramaticales, sino
que se basa en la importancia del tema. Este agramatismo se muestra también
al escribir. Para buscar el término adecuado, los afectados suelen hacer un
gran esfuerzo. Este esfuerzo al hablar puede ser mayor si se encuentra
acompañado de un trastorno de la articulación del habla (disartria), sobretodo si
su origen es central (por una lesión cerebral).
La afasia de Broca está causada por una lesión que se produce
fundamentalmente en el área de Broca, la cual se encuentra en el lóbulo
central del cerebro en el Área 44 y 45 según la denominación de Brodmann.
Afasia de Wernicke
Otro tipo de afasia (pérdida del habla) es la denominada afasia de Wernicke, se
manifiesta normalmente a través de síntomas que muestran una capacidad de
comprensión del lenguaje notablemente dañada. Los pacientes suelen tener
dificultad para comprender palabras simples. De ahí que a este trastorno
también se le denomine afasia sensorial, es decir, la pérdida de la comprensión
del lenguaje del afectado. Sin embargo, los pacientes suelen reconocer
factores de la comunicación relacionados con el habla como la diferencia en la
entonación de preguntas y respuestas o la mímica, y basándose en estos
factores, pueden participar en una conversación.
Otro síntoma importante de la afasia de Wernicke es el paragramatismo (del
griego para = junto a, cerca de), que conduce al incumplimiento de las reglas
gramaticales en la combinación de distintas partes de la oración (la unión
incorrecta de las partes de la oración, corte de las frases o repetición de las
frases). Además, el habla de los afectados se caracteriza por las denominadas
parafasias. En una parafasia se modifica la estructura fonética de las palabras
mediante modificaciones, omisiones o adiciones de fonemas (por ejemplo, se
dice tonco en lugar de tronco, delinquencuente en lugar de delincuente) o los
pacientes cambian unas palabras por otras, por ejemplo, peso en lugar de
plomo. También utilizan palabras que no existen en su lengua, como si
inventaran un lenguaje propio.
En la afasia de Wernicke la zona afectada por la lesión es principalmente la
denominada área de Wernicke, situada en la parte superior del lóbulo temporal
del cerebro.
Afasia amnésica
La afasia (pérdida del habla) amnésica se caracteriza principalmente por
síntomas que afectan la evocación de palabras. Estos problemas para
encontrar palabras producen largas pausas al hablar o cortes en las frases en
un discurso con una fluidez casi normal. Normalmente, los pacientes con este
tipo de trastorno del habla desarrollan estrategias para sustituir esas palabras
mediante perífrasis, por ejemplo, la cosa. Los problemas a la hora de evocar
palabras también se presentan en la escritura.
La lesión del cerebro responsable de la afasia amnésica pura se encuentra
sobre todo en el lóbulo temporal, en el área 37 de Brodmann. Sin embargo,
este tipo de afasia amnésica no siempre se puede identificar claramente con
una determinada área del cerebro.
Afasia global
La afasia global (pérdida del habla) se considera la forma de afasia más grave.
El síntoma más importante lo conforman las esterotipias. Los afectados repiten
con frecuencia secuencias lingüísticas rígidas que no persiguen un fin
comunicativo. Más allá de estas esterotipias, muchas personas afectadas de
afasia global apenas son capaces de emitir secuencias lingüísticas.
La comprensión también está muy dañada en la afasia global. La mayoría de
las veces este trastorno del habla afecta a todas las áreas del lenguaje
(vocabulario [léxico], significado de las palabras [semántica], construcción de la
oración [sintaxis] y articulación [fonología]) y también a todos los tipos de
formas de expresión del lenguaje (habla, escritura, comprensión, lectura).
Las lesiones que provocan la afasia global son amplias y afectan a regiones de
los lóbulos frontal, temporal y parietal.
Otras formas de afasia
Además, una afasia (pérdida del habla) puede presentarse en otras formas,
que muestran unos síntomas típicos: la denominada afasia de conducción, en
la que el síntoma característico consiste en los problemas en la repetición de
palabras u oraciones, mientras que el habla espontánea no presenta alteración
evidente en esta forma de trastorno del habla.
La afasia transcortical sensorial se caracteriza por los grandes problemas para
evocar las palabras y dificultades en la comprensión. Sin embargo, los
afectados pueden repetir palabras y oraciones sin problemas, aunque no las
entienden.
Diagnóstico
El primer paso para diagnosticar la afasia (pérdida del habla) es el denominado
diagnóstico primario. En este, el médico realiza un primer reconocimiento del
trastorno del habla. El diagnóstico de las afasias requiere mucha experiencia y
sensibilidad. De ahí que existan diferentes tipos de test a nuestra disposición.
El test de Token es el más indicado para diagnosticar una afasia de la forma
más rápida. Los pacientes deben escoger de una a dos láminas de
determinados colores, formas y tamaños entre 10 o 20 láminas tras escuchar
unas órdenes. La precisión de este test para diagnosticar una afasia es del
90%.
Para realizar un diagnóstico más exacto se utiliza normalmente el denominado
test de afasia de Aachen (AAT). Este test se lleva a cabo en una entrevista
estándar en la que se analiza lo siguiente: la eficacia de la repetición, la
escritura, la lectura, la designación y la comprensión. Con la ayuda del test de
afasia de Aachen se puede reconocer la forma de afasia que se padece y
establecer su gravedad. Además, el test puede realizarse a lo largo de una
terapia, para valorar el progreso del paciente.
También es conveniente que junto al diagnóstico se compruebe la capacidad
de percepción e inteligencia no oral del paciente, ya que a veces se ven
afectadas debido a la lesión del cerebro.
Tratamiento
En los casos de afasia (pérdida del habla), el tratamiento lo suele conducir un
logopeda. Puesto que el tratamiento mejora notablemente la capacidad
comunicativa del paciente en la mayoría de los casos, se debería comenzar lo
antes posible.
En las primeras fases de una afasia, en las que el paciente normalmente
apenas es capaz de emitir una locución oral, el logopeda intenta reactivar la
capacidad oral. Para ello, se recurre a diferentes métodos. El terapeuta anima
al afásico a que repita con él o repita seguidamente unas series automáticas de
palabras (días de la semana o números, por ejemplo).
En la segunda fase del tratamiento se realizan ejercicios dirigidos a los
trastornos del habla característicos del tipo de afasia que se padezca. Cuando
se trata de una afasia de Broca, por ejemplo, el terapeuta practica con el
paciente la construcción de oraciones sencillas gramaticalmente correctas.
En la tercera fase, el terapeuta y el afectado intentan aplicar las capacidades
comunicativas que se han logrado durante la terapia a las necesidades de las
situaciones comunicativas del día a día. Para facilitar esto, normalmente se
recurre a la terapia en grupo.
Evolución
El desarrollo de una afasia (pérdida del habla) depende principalmente del tipo
y gravedad de lesión del cerebro y de la edad del afectado. En muchos casos,
la afasia mejora de manera paulatina, sobre todo en los primeros seis meses
después de la lesión cerebral a causa de la mejoría del riego sanguíneo.
Aunque también hay casos de afasias de carácter crónico según la naturaleza
de la lesión. Comenzar el tratamiento precozmente repercute en general de
manera positiva en el desarrollo de la afasia.
Prevención
Existen diferentes medidas con las que prevenir la afasia (pérdida del habla).
La afasia se desarrolla con frecuencia como consecuencia de un ictus, que
generalmente aparece a su vez como consecuencia de la arterioesclerosis. Por
este motivo, es importante reducir el riesgo de padecer arterioesclerosis. Esto
significa que deben evitarse valores elevados de tensión arterial, los
incrementos en el nivel de colesterol y los excesos en el >nivel de glucosa en
sangre, así como mantenerlos en unos rangos adecuados, ya que aumentan el
riesgo de padecer apoplejía. También es recomendable evitar el sobrepeso,
dedicar más tiempo a hacer deporte y dejar de fumar. Estas medidas
repercuten de manera positiva en los vasos sanguíneos.
Puesto que la afasia también puede estar causada, sobre todo en niños, por un
traumatismo craneoencefálico debido a una caída, es importante utilizar un
casco protector adecuado cuando el niño monte en bicicleta o practique
deportes como el patinaje o el esquí.
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