Subido por julietatonello

El Museo - Inicios

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El Museo - Inicios
A medida que pasaron los años, en Victoria el nombre de Silvia Pérez Simondini se fue
asociando cada vez más con el fenómeno ovni y los interesados en el tema que se acercaban
hasta su casa eran cada vez más numerosos. Los vecinos de la ciudad sabían dónde enviar a
quienes preguntaban por el asunto. Silvia recibía a todos de buena manera y se pasaba horas
hablando. Sin embargo los sorpresivos visitante caían en cualquier momento. Frente a esto su
hija Andrea le recomendó que acomodara la piecita del fondo y pusiera un horario. Sería una
suerte de centro de información donde recibir a la gente y exponer el material de sus
investigaciones. A Silvia le pareció una buena idea. Además se sumaba con un acontecimiento
que tiempo atrás ya le había hecho considerar la posibilidad de compartir su trabajo. Andrea
estaba enferma y Silvia había viajado a capital para acompañarla. Al regresar a Victoria
descubrió que habían entrado ladrones a su casa. Se había llevado absolutamente todo menos
lo que se encontraba detrás de una puerta; la colección ovni y sus investigaciones. La puerta
tenían marcas y rasguños, habían intentado abrirla a toda costa. Aquella noche del robo,
desosegada y triste, mientras pensaba en finalmente abandonar todo y volverse a Buenos
Aires, Silvia tuvo una revelación. Si Dios había querido que esas cosas se salvaran debía ser por
algún motivo. Entonces se dio cuenta de que ella estaba haciendo lo mismo que tanto criticaba
en los organismos oficiales, esconder la verdad en un cuarto oscuro. El próximo paso estaba
claro, debía compartir su material con todo el mundo. Poner un centro de información era
ideal. Además el lugar también podía cumplir otras funciones importantísimas: por un lado
facilitarle a la gente un espacio acorde para contar sus experiencias sin recibir burlas ni ser
juzgados, y por el otro convertirse en un punto de encuentro para los investigadores de todo el
país. El museo se inauguró en enero del 2005. El sábado en que abrieron las puertas se
encontraron con una sorpresa. La primera persona en ingresar fue el periodista Martín
Jáuregui, quien era amigo de Andrea pero desconocía completamente que aquella señora que
lo estaba recibiendo era su madre. A la semana siguiente el periodista narró su visita en el
programa de la televisión pública donde trabajaba. Contó detalles del viaje y dijo que había
estado en el ¨Museo Ovni¨. De esa forma, y sin quererlo, estaba bautizando al lugar con el
nombre por el cual sería reconocido en el mundo entero. El museo consistía en dos espacios.
Un garage, que hasta entonces se utilizaba como depósito, y una pequeña habitación contigua.
Se ingresaba por un portón. Las tres paredes del garage se encontraban completamente
cubiertas: afiches, notas, fotos, diplomas, gacetillas. Una puerta camuflada entre los recortes
daba a la siguiente sala; una pequeña habitación con quince sillas plásticas que servía de
auditorio. El material de aquel primer museo provino sobre todo de dos fuentes; la colección
de Silvia y la donación realizada por el investigador rosarino Nicolás Ojeda. Este pionero
comenzó a estudiar el fenómeno en la década del 50 y luego de cuarenta años decidió
retirarse de la activdad. Un día de 1999 apareció en Victoria, se presentó ante Silvia y le dijo
que quería donarle todo su material. La sorpresa fue inmensa. Silvia lo conocía de nombre
pero nunca lo había tratado en persona. Le explicó que la había elegido a ella por la seriedad y
la dedicación de su trabajo. Unos meses después, un camión de mudanza trajo desde Rosario
sesenta y seis cajas repletas de bibliografía, estudios y pruebas. Como reconocimiento a este
inmenso gesto el museo lleva su nombre.
(fotos del primer museo)
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