Subido por dianik24

ETIMOLOGÍA DE PERDÓN Y RESENTIMIENTO

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ETIMOLOGÍA DE PERDÓN Y RESENTIMIENTO
La falta de perdón ha saqueado el mundo.
Es la causa de guerras, asesinatos y divorcios. El ingreso emocional de falta de
perdonar es fatiga nerviosa (tensión), enojo, odio y celos. Falta de perdón le expone
el corazón a heridas emocionales y espirituales. Se vuelve un dictador del alma e
irónicamente domina a su anfitrión al control del objeto no perdonado.
Eventualmente, falta de perdón roe al cuerpo físico y lo saquea con enfermedades
incluso hacia la muerte.
Falta de perdón engendra a terroristas llevando bombas emocionales que revientan
con granada de metralla en otros corazones y almas.
Ciertamente, el más gran asesino de tierra no es cáncer, enfermedades del corazón
o alguna otra enfermedad física. El más gran asesino de tierra es la falta de perdón
y amargura del corazón.
Tanto la ansiedad como la tristeza continuadas son capaces de modificar la función
del sistema inmunitario, hecho que puede perfectamente influir en el desarrollo o el
crecimiento de una enfermedad tumoral.
La falta de perdón es clasificada en los libros médicos como una enfermedad. Según
el Dr. Steven Standiford, jefe de cirugía en el Cancer Treatment Centers of America,
negándose a perdonar hace que la gente siga enferma y los mantiene de esa
manera.
Con esto en mente, la terapia del perdón está siendo utilizado para ayudar a tratar
enfermedades, como el cáncer. "Es importante para el tratamiento de heridas o
trastornos emocionales porque realmente pueden obstaculizar las reacciones de
alguien a los tratamientos, incluso la voluntad de alguien para seguir el tratamiento",
explicó Standiford.
De todos los pacientes con cáncer, el 61 por ciento tiene problemas de perdón, y de
ellos, más de la mitad son graves, de acuerdo con la investigación por el Dr. Michael
Barry, un pastor y el autor del libro, El Proyecto de perdón. Además, "La ansiedad
crónica produce muy predecible exceso de adrenalina y cortisol, que agota la
producción de células asesinas naturales, que es soldado de a pie de su cuerpo en
la lucha contra el cáncer", explicó.
Un veneno para el cuerpo es no saber perdonar; pues el primer paso para aprender
a hacerlo es darse cuenta de lo mucho que hemos sido perdonados por Dios.
"Cuando una persona perdona de corazón es capaz de encontrar la paz”, dijo Barry;
dado que la mayoría de las personas no se dan cuenta que la ira y el odio son una
carga hasta que los dejan ir.
Todos hemos sido heridos o recibiremos una ofensa durante la vida, si no tenemos
cuidado esas ofensas y heridas pueden arruinar el curso de nuestra vida. El Padre
celestial también fue ofendido con nuestros pecados, pero Él para darnos ejemplo
tomó la decisión de perdonarnos y rescatarnos a través del sacrificio de su hijo
Jesucristo. Dios nos ofrece perdón de pecados, y Él quiere que nosotros
aprendamos a perdonar, a cancelar deudas, para que vivamos una vida feliz y
abundante. La falta del perdón es una trampa, es una piedra de tropiezo para
nuestras vidas y existen algunos peligros al no perdonar
Digno es quien perdona; así como es estúpido pensar en la venganza que mantiene
anclado el dolor. La venganza sabia es dejarlo ir, seguir adelante, es construir en
vez de destruir, por lo que el perdón es un regalo, para sí mismos. Es regalarse paz,
es soltar la carga. No se debe perdonar para que el otro cambie, sino acéptalo, tal
como es.
El enojo surge de una función básica e instintiva de los seres humanos, que está
encaminada a responder agresivamente ante posibles amenazas, y puede variar
desde una leve irritación hasta la violencia descontrolada. Al no manejar
correctamente emociones como la ira y la falta de perdón, no sólo se afectan las
relaciones sociales y personales, sino que también se generan consecuencias
nocivas para la salud
Se debe optar por no darle a ninguna persona o motivo el poder de hacerle infeliz,
de robarle la paz. Es preciso perdonar por decisión, retomar el poder, la inmensa
capacidad de construir la propia tranquilidad. Se puede aseverar que el perdón es
el medio para reparar lo que está roto, toma el corazón roto y lo repara, engancha
el corazón atrapado y lo libera, apresa el corazón manchado por la vergüenza y la
culpa y lo devuelve a su estado inmaculado. El perdón restablece al corazón la
inocencia que conoció en otro tiempo, una inocencia que permite la libertad de amar.
Perdonar no es justificar comportamientos negativos o improcedentes sean propios
o ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión, la indiferencia y la deshonestidad son
algunos de los comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables. El motivo
más obvio para perdonar es liberarse de los efectos debilitadores de la rabia y el
rencor, crónicos. Al parecer estas dos emociones son las que más convierten el
perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee una
paz mayor.
El perdón es muchas cosas: es una decisión, una actitud, un proceso y una forma
de vida. Es algo que se ofrece a otras personas y algo que aceptamos para sí
mismos. “La prudencia del hombre domina su ira, y su gloria es dejar pasar una
ofensa”. Según la Real Academia Española, las palabras perdón y perdonar
provienen del prefijo latino per y del verbo latino donāre, que significan,
respectivamente, "pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de" y "donar, donación,
regalo, obsequio, dar”; si procede de la palabra donum, significa "hasta que se
cumpla el tiempo (estipulado)", si procede de la palabra donec, implica la idea de
“una condonación, remisión, cese de una falta, ofensa, demanda, castigo,
indignación o ira, eximiendo al culpable de una obligación, discrepancia o error”.
Es considerado también “Remisión de la Injuria o deuda”, indulgencia.”Perdón
proviene de la palabra perdonar, que a su vez proviene de los vocablos latinos per
+ donāre. La preposición “per” significa, según los casos por, con, pasar (por algo),
por medio de, en cuenta de, a causa de, pasar por encima, sobre de, en presencia
de, durante, en el curso de, muy, excesivamente, total, completamente.
Existe otra posibilidad que parece algo plausible, la palabra procede o podría
también proceder del verbo “perdo” acción de destruir, arruinar, tirar (a la basura) o
desperdiciar, dispersar o esparcir, desaprovechar, despilfarrar, y hacer perdidizo,
así que perdonar vendría a ser la acción de arrojar el agravio a la basura, o destruir
la falta. El perdón consiste en esencia en que, el perdonante que estima haber
sufrido una ofensa, decide, bien a petición del ofensor o espontáneamente, no sentir
resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra el mismo,
renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, y
optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones
entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden afectadas.
El perdonante no hace justicia con su concesión del perdón, sino que renuncia a la
justicia al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras de
intereses superiores. También se habla en un sentido impropio de perdonar un
castigo, una deuda u otro tipo de obligación, en el sentido de renunciar a exigirla.
“Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. Perdonar no es lo mismo
que reconciliarse.
La reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan
de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra
ha cometido contra ella. Uno puede perdonar y sin embargo no reconciliarse, como
en el caso de una esposa continuamente maltratada por su compañero”.
“El perdón opera un cambio de corazón: Debemos ponerle fin al ciclo de dolor por
nuestro propio bien y por el bien de nuestras futuras generaciones: es un regalo que
debemos proporcionarle a nuestros hijos. Podemos pasar del dolor a la compasión.
Cuando perdonamos reconocemos el valor intrínseco de la otra persona”.
“El perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el
daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida.
Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho… perdonar es un
proceso complejo. Es algo que solo nosotros mismos podemos
hacer…paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos
el poder para sanarnos…al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también
lo recibimos”
Muchas veces se piensa que el cáncer es un mal netamente físico pero las
emociones también son determinantes. Poco se habla acerca de cómo el factor
emocional incide en el desarrollo del cáncer. La negatividad puede ser, uno de los
factores de riesgo más peligrosos que existen.
Todas las personas nos enfrentamos a situaciones negativas y convivimos con
el estrés cotidiano. El problema llega cuando estas emociones como la molestia,
rencor, odio, estrés, resentimiento, tristeza o miedo, no son superadas y las
personas acumulamos dichos sentimientos negativos por un largo periodo.
Esta negatividad no solo traerá complicaciones en la salud mental, sino también
física, llegando a impactar, inclusive enfermedades tan como el cáncer. Estudios
han comprobado científicamente que la negatividad hace que las células
cancerígenas se multipliquen en el organismo. Desde.
Perdonar es soltar la ofensa y decidir avanzar en el camino de manera que ya no
afecte mas el esa ofensa .También incluye fomentar amor, compasión, empatía y
generosidad hacia aquellas personas que han infligido dolor. Erróneamente es
confundido con el olvido o la resignación, pero significa llegar a un estado de paz
con uno mismo, con las demás personas y con el entorno frente a una situación
específica.
De acuerdo al Dr. Michael Barry, autor de “The Forgiveness Project”, más del 61%
de pacientes con cáncer tienen problemas con el perdón y más de la mitad de casos
tienen que ver con situaciones graves y traumáticas.
Diversos estudios señalan que las personas que aprendieron a perdonar son más
propensas a tener una autoestima más alta, a bajar sus niveles de presión arterial
y por ende, a mejorar su sistema inmunológico. El perdón también tiene un efecto
beneficioso para el corazón e incrementa la calidad del sueño, permitiendo así una
mejor regeneración de las células.
Adicionalmente, también existe evidencia que aquellas personas que sienten
empatía hacia los demás y tienen la capacidad de perdonar, muestran niveles de
estrés mucho más bajos.
La amargura afecta nuestra salud.
La amargura es veneno para el cuerpo. El resentimiento, la amargura, el odio y la
falta de perdón pueden producir úlceras, hipertensión arterial y docenas de otras
enfermedades. Algunos médicos han estimado que casi el 90% de las
enfermedades tienen su origen en los enojos, miedos, resentimientos y
amarguras.
Mantener la amargura en tu corazón puede causarte pérdida de sueño y un
cansancio permanente. Te quitará el disfrutar de tu comida. Matará tu felicidad.
Con el tiempo se verá en tus ojos y en tu rostro. Un médico dijo:
Desde el momento que empiezo a odiar a un individuo me hago su esclavo. Ya
no puedo disfrutar de mi trabajo porque él controla mis pensamientos. Mis
resentimientos producen demasiada tensión en mi cuerpo, me canso después de
tan sólo pocas horas de trabajo. El trabajo que antes disfrutaba es ahora algo
penoso. Aún las vacaciones han dejado de entusiasmarme… No puedo escapar
de su tiránico poder sobre mi mente.
Está comprobado que la amargura puede causar, y causa depresión. La gente
que tiene tendencia a estar deprimida la mayor parte del tiempo, es a menudo
gente que tiene resentimientos en contra de un ser amado o de algún pariente
que los lastimó a una edad temprana. Si tú eres una de estas personas, nunca
podrás conocer una victoria perdurable sobre la depresión hasta que te deshagas
de esa amargura.
La amargura afecta la personalidad.
Mientras más nos resentimos de alguien, más pensamos en él. Y mientras más
pensamos en una persona, más nos a semejamos a ella. Es un hecho que cuando
enfocas tus emociones en una persona, tiendes a parecerte a ella.
1. Tómate un tiempo para pensar lo que vas a decir. Si estás en una situación tensa, busca las
palabras adecuadas para no generar un conflicto mayor y no pasar a llevar a otros.
2. Sé empático y no juzgues antes de tiempo. Si alguien no llegó a tiempo a una reunión o cometió
un error, pueden haber razones de peso que lo justifiquen. No te dejes llevar por la ira
anticipadamente.
3. Recurre al humor para disminuir la tensión. Antes de gritar a otros, aprende a reírte de las
situaciones complejas sin ironía ni sarcasmo. Con respeto, puedes ayudar a distender un ambiente
de
conflicto
y
así
evitar
caer
en
el
enojo.
4. Practica un deporte regularmente. Trota, anda en bicicleta o al menos, da una pequeña
caminata diariamente. Esto ayuda a liberar las tensiones y a tener una actitud más positiva.
5. Atrévete a probar terapias o técnicas de relajación. Practica deportes como el yoga o aprende
técnicas de meditación que ayuden al equilibrio mental y entreguen herramientas para enfrentar de
mejor forma las situaciones de estrés.
6. Perdona y no guardes rencores. Si vives una situación difícil con una persona en particular,
intenta resolverlo y no guardar rencores que puedan aflorar en el futuro. Aprende a dimensionar los
problemas y no darles mayor valor del que merecen.
El enojo es una reacción normal y defensiva del ser humano, que no permite ver con claridad la
realidad del problema, lo que impide que se pueda solucionar. Sin embargo, hay ciertas técnicas que
pueden ayudar a controlar de mejor forma las emociones y a enfrentar los momentos difíciles con
más calma.
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