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Edición nº 41 enero-marzo 2020
LOS PROGRAMAS
ALTERNATIVOS AL
CUMPLIMIENTO DE PENAS
ENFOCADOS DESDE LA
PSICOLOGÍA
FOUCE FERNÁNDEZ, J. G.; LAGOS FERNÁNDEZ,
J.F..; SEMPERE GIL, G.; BERNAL CARAVACA, A.;
DOMÍNGUEZ GÓMEZ, I.; DOMÍNGUEZ BETORET, M.;
VAN HOEY, J.; TORTOSA TORTOSA, F.; TORRES
FERNÁNDEZ, G.; ROSELLÓ MAS, M.; MARTÍNEZ
ZAMORA, C. Y GARCÍAVILLAMERIEL, L.
Grupo intervención psicológica y jurídica de la
Fundación Psicología sin Fronteras y Psicofundación
Curso válido para solicitar ser reconocido como miembro titular de la
División de Psicología de Intervención Social y División de Psicología
Jurídica
ISSN 1989-3906
Contenido
DOCUMENTO BASE ...........................................................................................
3
Los programas alternativos al cumplimiento de penas enfocados desde la Psicología
FICHA 1 ...........................................................................................................
33
Grupo de Apoyo Psicológico (GAP)
FICHA 2 .................................................................................................................................
La intervención psicológica con grupos en Medidas Alternativas
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Documento base.
Los programas alternativos al cumplimiento de penas
enfocados desde la Psicología
ÍNDICE
1. Fundamentación. La intervención en medidas alternativas, necesidad y justificación.
1.1. Legislación.
1.1.1. Regulación de la Sustitución de la pena de prisión en el nuevo Código Penal
1.2. Introducción a la Intervención Psicoterapéutica en Medidas Alternativas en España
1.2.1. Trabajos en Beneficio de la Comunidad
1.2.2. Sustituciones y Suspensiones de condena
1.2.3. Programas de tratamiento específicos
1.2.4. Dificultades que encontramos a la hora de intervenir
2. Los Programas de medidas alternativas Justificación y fundamentación.
2.1. PRIA-MA: Programa de reeducación de agresores de género.
2.1.1. Fundamentación PRIA-MA.
2.1.2. Otros programas de violencia de género en España.
2.1.3. Los seguimientos.
2.2. PROBECO: Programa de intervención, sensibilización y reeducación en competencias sociales
2.2.1. Fundamentación PROBECO.
2.2.2. La experiencia durante el 2017-2018 de psicólogas y psicólogos sin fronteras en Valencia y Alicante.
2.3. TASEVAL-PROSEVAL:
2.3.1. Introducción a la violencia en el ámbito vial.
2.3.2. La Fundación Psicología sin Fronteras en el Ámbito de la Seguridad Vial
3. Evaluación y eficacia de los tratamientos.
3.1. Qué debemos tener en cuenta en la evaluación.
3.2. La evaluación de la eficacia de los programa.
3.3. La valoración del riesgo.
4. Los penados y su situación inicial.
4.1. Perfil sociodemográfico del usuario y disfunciones
4.2. La víctima.
4.3. Tipología delictiva.
5. ¿Cómo se sienten los psicólogos/as? Factores de riesgo y protección.
6. Dificultades y retos de algunos programas de intervención en medidas alternativas.
6.1. Algunos errores metodológicos de los modelos.
FICHA 1. Grupo de Apoyo Psicológico (GAP)
FICHA 2. La intervención psicológica con grupos en el ámbito penitenciario
1. FUNDAMENTACIÓN: LA INTERVENCIÓN EN MEDIDAS ALTERNATIVAS, NECESIDAD Y JUSTIFICACIÓN
Los programas que desarrollan intervenciones alternativas al cumplimiento de penas son hoy más necesarios que
nunca. En tiempos en que se plantean posibles cambios legislativos hacia el incremento de las penas y el endurecimiento de las mismas se deslizan, entre otros argumentos, lo imposible de rehabilitar y reinsertar a los delincuentes
que, al parecer deberían ser internados toda su vida eliminando el principio constitucional de la rehabilitación.
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La rehabilitación y recuperación son, sin embargo, una obligación legal, basándose en los derechos humanos y el
sentido de las penas impuestas y la verdadera prevención, planteada como hacer lo posible para que no se reproduzcan los delitos y la sociedad no se vea amenazada. Sin rehabilitación no hay recuperación ni protección a la sociedad
real y se vulnerarían los derechos humanos fundamentales.
Con frecuencia para desarrollar estos argumentos se utilizan simplificaciones intencionadas de las actuaciones que
se están desarrollando en estos momentos, deformando la realidad y sembrando dudas que buscan, por encima de
cualquier otra cuestión, conectar con los sentimientos sin análisis racional, conectar con emociones como la venganza, la ira o el miedo. Se apelan y usan cuestiones de falsa empatía reduccionista como plantear que la prevención pasaría por la reclusión permanente y el castigo continuado a los que delinquen, apelar a emociones básicas que nos
interpelen para ponernos en el lugar de las victimas pensando solo en la venganza y el odio. Uno de los objetivos del
presente trabajo es dar a conocer los programas y lo que hacemos en ellos para conseguir la rehabilitación y recuperación con el fin de que se pueda argumentar y hablar sobre ello con propiedad.
Ciertamente los programas de rehabilitación deben ser pensados y repensados constantemente y deben ejecutarse
con recursos suficientes y con profesionales preparados específicamente para su desarrollo, deben hacerse adecuadamente porque trabajan sobre materias delicadas, trabajar con personas que presentan situaciones complejas y difíciles
de abordar no es fácil pero es, sin duda, necesario. Por ello, hay que desarrollar programas basados en la evidencia,
evaluados y evaluables, así como medir el impacto y cambios en los destinatarios a raíz de los programas.
Una parte importante de los errores atribuidos a la rehabilitación o su supuesta imposibilidad tienen que ver más,
desde nuestro punto de vista, en la práctica y en la evidencia de años, con la ausencia de recursos o la inadecuada
aplicación de los programas más que con los propios programas en sí mismos o con los penados.
Hay que profundizar en el conocimiento de los programas, en su evaluación, en la exigencia de recursos para aplicarlos adecuadamente, en pedir que se desarrollen por profesionales especializados, en completarlos con otras actuaciones.
En un país con un número muy significativo de presos y en el que escasean los recursos de tratamiento resulta necesario impulsar estos programas, desde su conocimiento público a la presentación de sus resultados y eficacia. Combatir la reincidencia y reproducción de delitos pasa por, entre otras cuestiones, este desarrollo y evaluación sistemática
de los programas alternativos. Queremos con este texto plasmar la experiencia desarrollada a lo largo de los últimos
años en este ámbito para mostrar mediante la evidencia que la rehabilitación es hoy más necesaria que nunca y, sin
duda, es posible.
Enfocamos estas intervenciones desde una triple vertiente, la psicología jurídica, la psicología social y la psicología
clínica porque esta es un área con componentes de las tres áreas. En los tres casos nos planteamos desarrollar intervenciones basadas en la evidencia desde la psicología científica.
1.1. Legislación
Con la llegada del R.D. 840/2011, de 17 de Junio, se derogó el Real Decreto 515/2005 de 6 de mayo y se estableció
las circunstancias de ejecución de las penas de trabajo en Beneficio de la Comunidad y de localización permanente,
de determinadas medidas de seguridad, así como de la suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad
y sustitución de penas.
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Estadistica-Judicial/Estadistica-por-temas/:
“Los Servicios de gestión de Penas y Medidas alternativas, definidos como unidades administrativas dependientes de
la Administración Penitenciaria que están configuradas como equipos multidisciplinares, y que tiene encomendado el
cumplimiento de las penas y medidas alternativas a la privación de libertad”.
Se introduce la modificación habida del art. 49 del C.P., posibilitando el cumplimiento de TBC a través de la participación de penado en talleres o programas formativos, como venía recogido en RD 1849/3009, de 4 de diciembre. Así
el art. 5.1 del RD 840/2011 dispone:
“…Cuando las circunstancias o características vinculadas a la persona condenada, o derivadas de su etiología, así lo
aconsejen,….su participación en talleres o programas formativos o de reeducación, laborales, culturales de educación
vial, sexual y otros similares, de los que la Administración penitenciaria venga desarrollando como parte de las políticas públicas de esta naturaleza, o que cuenten con su aprobación si el cumplimiento mediante esta modalidad se realizará en un ámbito o institución no penitenciaria”.
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El R.D. 840/2011, de 17 de Junio, no sólo trata de las circunstancias de ejecución de las penas de localización permanente y de trabajos en beneficio de la comunidad, sino que también contempla las de determinadas medidas de
seguridad y las de la suspensión de las penas privativas de libertad y sustitución de penas, así como unas disposiciones comunes respecto de su contenido.
«Las medidas penales alternativas incluyen aquellos supuestos previstos en el Código Penal, en que, ante la comisión
de hechos antijurídicos (delitos y faltas), permiten a los órganos judiciales dar una respuesta sancionadora menos aflictiva que el ingreso en una institución penitenciaria, que, de acuerdo con la orientación reeducativa y de reinserción
social de las penas y medidas de seguridad que recoge la Constitución, combina los elementos retributivos con otros
más dirigidos a la prevención general y, sobre todo, especial (reducción del riesgo de reincidencia mediante el abordaje de las causas que motivan el delito).» (Dirección General de Ejecución Penal en la Comunidad y Justicia Juvenil
de la Generalitat de Cataluña, 2014).
La Constitución Española declara: “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados...” (art. 25.2) y “la Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiariamente, impliquen privación de libertad” (art. 25.3).
Constitución Española BOE» núm. 311, de 29 de diciembre de 1978. BOE-A-1978-31229
La recomendación CM/REC (2010) del Consejo de Europa, relativa a las reglas europeas sobre la probation (condicional), la define de la manera siguiente: “la implementación en la comunidad de sanciones y medidas, definidas en la
ley e impuestas a un infractor. Incluye un conjunto de actividades e intervenciones que abarcan la supervisión, guía y
asistencia del delincuente dirigidas a su reinserción social, así como la protección de la comunidad”. El elemento
esencial de la probation es como un método de reeducación del delincuente: un plan de conducta en libertad adaptando la respuesta del derecho penal a las circunstancias que rodean al hecho, las condiciones personales del imputado y a la posibilidad que brinde la comunidad o el sistema social. Con ello, la probation constituye una parte clave de
los sistemas penales orientados a la reinserción (Capdevila, Ferrer, Framis, Blanch, Garrigós, Batlle, López & Mora,
2016).
1.1.1. Regulación de la Sustitución de la pena de prisión en el nuevo Código Penal
Con el nuevo Código Penal de 2015 la sustitución de la prisión como figura autónoma queda suprimida, por ello, el
Juez cuando vaya a pronunciarse sobre la suspensión de la pena, podrá condicionar ésta a que la persona condenada
cumpla con alguna de las siguientes medidas:
4 El cumplimiento del acuerdo alcanzado por las partes en virtud de mediación.
4 El pago de una multa, cuya extensión determinarán el juez o tribunal en atención a las circunstancias del caso, que
no podrá ser superior a la que resultase de aplicar dos cuotas de multa por cada día de prisión sobre un límite máximo de dos tercios de su duración.
4 La realización de trabajos en beneficio de la comunidad, especialmente cuando resulte adecuado como forma de
reparación simbólica a la vista de las circunstancias del hecho y del autor. La duración de esta prestación de trabajos se determinará por el juez o tribunal en atención a las circunstancias del caso, sin que pueda exceder de la que
resulte de computar un día de trabajos por cada día de prisión sobre un límite máximo de dos tercios de su duración.
Por tanto, para que se sustituya una pena de prisión, ahora se exige:
1. Si la pena de prisión que se quiere suspender es INFERIOR a DOS AÑOS, y se cumplen los requisitos
subjetivos y objetivos del art. 80.2 C. Penal, el Juez potestativamente podrá condicionar la suspensión a que el condenado pague una multa, realice trabajos en beneficio de la Comunidad o bien otro programa específico de medidas alternativas (será el propio SGPMA el que designe el tipo de programa que tendrá de realizar en función del
delito cometido).
2. Si la pena de prisión que se quiere suspender es SUPERIOR a DOS AÑOS o siendo inferior el condenado TENGA
ANTECEDENTES PENALES, y se cumplen los requisitos de la suspensión establecidos en el art. 80.3 C. Penal, obligatoriamente el Juez impondrá siempre una de estas dos medidas:
a) El pago de una multa
b) Realizacion de trabajos en beneficio de la comunidad
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La extensión de cualquiera de las anteriores medidas no podrá ser inferior a la que resulte de aplicar los criterios de
conversión fijados en el artículo 84 sobre un quinto de la pena impuesta.
1.2. Introducción a la Intervención Psicoterapéutica en Medidas Alternativas en España
Tan solo en el cuarto trimestre del 2018 encontramos 24 452 mandamientos de TBC (Trabajos en Beneficio de la
Comunidad) a nivel nacional: 12018 TBC, 3495 TBC por sustitución, 2082 TBC por suspensión, 2832 suspensiones,
23 sustituciones (PROGRAMA), 2 Regla Conducta Artº 83.1. 8ª. Es decir el número de usuarios que cumplen la pena
de manera alternativa a la prisión son un número cada vez mayor.
El objetivo general de los Servicios es la Gestión de la Ejecución de las Penas y Medidas Alternativas (SGPMA).
El Ministerio del Interior Secretaría General Instituciones Penitenciarias, en la Carta de Servicios 2018-2021, define
las funciones de los SGPMA:
Actualmente, una parte primordial del tratamiento judicial en prisión y en las medidas alternativas, ejes del cumplimiento de las penas privativas de libertad, está en manos de ONG y asociaciones, con equipos de intervención formados por grupos de psicólogas y psicólogos no siempre especializados y no siempre profesionalizados, que desarrollan
su labor asistencial intramuros y fuera de la prisión en condiciones de precariedad.
La carencia de psicólogos/as y trabajadores sociales suficientes es una demanda antigua. Que unida a los deberes de
carácter administrativo, elaboración de informes, la falta de material e instrumentos, becas y ayudas para el estudio
merece una seria reflexión sobre la importancia que la sociedad otorga a la situación de las personas privadas de libertad y al verdadero interés institucional respecto al fin social de la reinserción.
En el Reglamento Penitenciario (Real Decreto 1201/81) se menciona claramente “El medio carcelario no es el contexto adecuado para modificar la conducta delictiva, ya que no es allí donde ésta se ha producido”. La paradoja reside
en enseñar conductas para vivir en libertad en un ambiente de privación de libertad (Garrido, García, Sancha, Clemente y Gil, 1986, p.182). La prisión es un ambiente absolutamente artificial, que se aleja del mundo normal. Haciendo muy difícil que lo aprendido allí pueda utilizarse por el delincuente cuando consiga la libertad. Para
establecer el éxito o el fracaso de los Programas de tratamiento, la reincidencia debe ser el criterio básico. El ajuste
emocional, las habilidades sociales, progreso educativo, estabilidad laboral, etc. difícilmente se pueden alcanzar sin
una desaparición de los comportamientos delictivos. De hecho la reincidencia se asocia con un ajuste más pobre a
otras áreas de la vida. Los intentos rehabilitadores en las prisiones, salvo excepciones, no han tenido efectos apreciables sobre la reincidencia (Garrido et al., 1986).
1.2.1. Trabajos en Beneficio de la Comunidad (TBC)
Tomando como fuente la página de Instituciones Penitenciarias:
Los Trabajos en beneficio de la comunidad son una pena privativa de derechos. Su imposición requiere el consentimiento del penado y le obliga a prestar su cooperación no retribuida en determinadas actividades de utilidad pública.
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El trabajo en beneficio de la comunidad será facilitado por la Administración estatal, autonómica o local que, a tal fin,
podrán establecer los oportunos convenios entre sí o con entidades públicas o privadas que desarrollen actividades de
utilidad pública, debiendo remitir mensualmente a la Administración Penitenciaria la relación de plazas disponibles
en su territorio. La Administración Penitenciaria supervisará sus actuaciones y les prestará el apoyo y asistencia necesarios para su eficaz desarrollo. El penado podrá proponer una tarea concreta a la Administración Penitenciaria, como
cumplimiento de la pena.
La ejecución de esta pena estará regida por un principio de flexibilidad para compatibilizar, en la medida de lo posible, el normal desarrollo de las actividades diarias de los penados con el cumplimiento de la pena.
El Trabajo en Beneficio de la Comunidad es una actividad complementaria, no remunerada, que no sustituye puestos de trabajo ni compite con el mercado laboral. Cumple también una finalidad restitutiva a la vez que ejemplarizante e integradora.
Los trabajos en beneficio de la comunidad tendrán una finalidad de utilidad pública, y podrán consistir en labores de reparación de los daños causados o de apoyo y asistencia a las victima; o de participación del penado
en los talleres o programas formativos o de reeducación, laborales, culturales, de educación vial, sexual y otros
similares.
El abanico de actividades sociales susceptibles de ser desarrolladas es muy grande. Como parte de ellas podrían destacarse las siguientes:
4 Comedores sociales: indigentes y niños.
4 Apoyo a discapacitados físicos y psíquicos.
4 Reparto de alimentos y ropa.
4 Apoyo a personas mayores y dependientes.
4 Apoyo a enfermos terminales.
4 Apoyo a transporte adaptado y ambulancias.
4 Apoyo centros de día, residencias para personas mayores y teleasistencia.
4 Apoyo en centros de día: programas inserción sociolaboral, drogodependencias, violencia de género o doméstica.
4 Apoyo en programas de orientación y búsqueda de empleo.
4 Apoyo en comunidades terapéuticas.
4 Apoyo en campañas y eventos culturales y deportivos.
4 Apoyo en campañas de prevención, sensibilización, etc., ante el consumo de drogas, alcohol.
4 Apoyo o participación en programas: alfabetización, español para extranjeros, formación profesional, inserción laboral, etc.
4 Apoyo o participación en programas de educación vial, primeros auxilios, socorrismo.
4 Apoyo en programas de ocio y tiempo libre para distintos colectivos: mujeres, niños, jóvenes y extranjeros.
4 Apoyo en las tareas de mantenimiento y limpieza.
4 Apoyo administrativo: archivos, almacenes, atención teléfono, ofimática, mensajería, etc.
4 Apoyo en oficios varios: albañilería, carpintería, fontanería, electricidad, cocina, etc
Un tipo de trabajo en Beneficio de la Comunidad que es asignado a un gran número de usuarios es el programa TASEVAL: Talleres de sensibilización en seguridad vial.
El artículo 49 del Código Penal, en virtud de la modificación operada por Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio, faculta el cumplimiento de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad a través de la participación del penado en
talleres o programas formativos o de reeducación, entre los que cita textualmente los de educación vial.
TASEVAL es el taller de sensibilización en materia de seguridad Vial diseñado para el cumplimiento de la pena en
los casos de delitos contra la seguridad del tráfico. TASEVAL es el fruto del trabajo conjunto entre la Dirección General de Tráfico, el Instituto INTRAS de la Universidad de Valencia -como especialistas en esta materia-, y la propia Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
El objetivo de este taller es promover el cambio actitudinal y comportamental, así como una mayor concienciación
sobre la importancia del cumplimiento de las normas de tráfico para reducir la tasa de reincidencia de los usuarios
por delitos contra la seguridad vial. Se explicará más adelante en profundidad.
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1.2.2. Sustituciones y Suspensiones de condena
La página de Instituciones Penitenciarias informa de las suspensiones de condena con lo siguiente: Los jueces podrán dejar en suspenso la ejecución de las penas privativas de libertad no superiores a dos años. El plazo de suspensión será de dos a cinco años para las penas privativas de libertad inferiores a dos años, y de tres meses a un año para
las penas leves. Serán condiciones necesarias para dejar en suspenso la ejecución de la pena que el condenado haya
delinquido por primera vez. La suspensión de la ejecución de la pena quedará siempre condicionada a que la
persona no delinca en el plazo fijado por el juez.
1.2.3. Programas específicos de intervención
Dentro de las penas y medidas alternativas merecen especial consideración los programas de intervención vinculados a las reglas de conducta que pueden imponer las autoridades judiciales como complemento de una suspensión de
condena, o que se consideran la opción más apropiada de cumplimiento para trabajos en beneficio de la comunidad
de larga duración.
Las diferentes circunstancias penales y tipologías delictivas requieren que los programas de intervención a desarrollar por los Servicios de gestión de penas y medidas alternativas –a través de recursos propios o recursos externos comunitarios- deban ser específicos para cada una de esas circunstancias y tipologías.
El catálogo de los distintos recursos disponibles abarca:
4 Programa de intervención para agresores de violencia de género (PRIA-MA)
4 Programa para control de la agresión sexual (PCAS)
4 Programa de intervención frente a la delincuencia sexual con menores en la red (Fuera de la Red)
4 Programa de intervención frente a la violencia familiar (violencia ascendente y violencia descendente, así como
violencia intrafamiliar de la mujer al hombre) (Encuentro)
4 Programa de sensibilización y reeducación en habilidades sociales (delitos violentos, medioambientales, ecológicos
y otros) (PROBECO)
4 Programa de intervención psicoeducativa en seguridad vial (PROSEVAL)
4 Programa de sensibilización en drogodependencias (Cuenta Contigo)
4 Programa de Justicia Restaurativa
4 Programa de formación para el empleo e inserción laboral para personas condenadas a medidas alternativas a la
prisión (FEMA)
4 Programa INTEGRA
4 Programa Puente Extendido
4 Intervención en drogodependencias
4 Intervención en salud mental
http://www.institucionpenitenciaria.es/web/portal/PenasyMedidasAlternativas/programas/#c1
1.2.4. Dificultades que encontramos a la hora de intervenir
El fracaso, o el limitado alcance de estos programas, no es en muchos casos debido a la Ineficacia de las técnicas en
sí, sino a otras razones como pueden ser (Garrido y Corral, 1988):
4 La resistencia general a la aceptación y aplicación de los programas por parte de los Responsables de las propias
instituciones e incluso por el propio personal del Centro.
4 La dificultad de aplicación de los programas (por rotación y cambio de personal)
4 La desproporción numérica y escasez de personal cualificado.
4 La mala reputación de los programas, por los abusos cometidos en algunos de ellos (coacción a los internos, ausencia de voluntariedad en la participación en los programas, etc.).
Habría que diseñar programas específicos que sustituyan el fuerte énfasis en el control externo de habilidades comunitarias adaptativas y habilidades cognitivas de autocontrol, así como la participación voluntaria, informada y responsable de las personas en procesos de toma de decisión y autogobierno (Clemente y Gil, 1986).
La intervención en el contexto comunitario (penas en libertad) presenta una serie de peculiaridades que la diferencian de otras intervenciones penitenciarias (privación de libertad):
4 Es de obligado cumplimiento. Aunque al penado se le da la opción generalmente de elegir si prefiere prisión o no,
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en la mayoría de las ocasiones no es informado de lo que conllevan ambas opciones, y una vez elegida como cualquier condena debe ser cumplida, por lo tanto dicha intervención no depende, en definitiva, de la voluntad de la
persona condenada.
4 Se lleva a cabo en libertad, lo que potencia la generalización de los conocimientos y conductas adquiridas.
4 Las personas condenadas deben compatibilizar su asistencia a estos programas de intervención con el resto de actividades de su vida ordinaria, tanto a nivel familiar como laboral.
4 Requiere una adecuada coordinación con recursos externos.
4 Es un tipo de prevención secundaria: la eficacia de la intervención en la comunidad puede evitar futuros delitos y el
ingreso en prisión.
2. LOS PROGRAMAS DE MEDIDAS ALTERNATIVAS: JUSTIFICACIÓN Y FUNDAMENTACIÓN.
2.2. PRIA-MA: Programa de reeducación de agresores de género
INTRODUCCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
La violencia de género no se trata, desafortunadamente, de un fenómeno nuevo. Continuamente se tiene conocimiento de casos de violencia, que en contra de lo que se espera, en vez de disminuir van en aumento. El número de
denuncias en los últimos años se ha incrementado, tal y como se observa en el siguiente cuadro:
TABLA 1
DENUNCIAS PRESENTADAS EN LOS JUZGADOS DE VIOLENCIA DE
GÉNERO EN ESPAÑA
Año
Denuncias recibidas
2016
2017
142.893
166.260
Fuente: Consejo General del Poder Judicial. Sección de estadística Judicial
Por otro lado, es de relevancia conocer el tipo de delitos que se cometen y su frecuencia:
.
Fuente: elaboración propia a partir de los datos
del Consejo General del Poder Judicial. Sección
de estadística Judicial
Fuente: elaboración propia a partir de los datos
del Consejo General del Poder Judicial. Sección
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Con todos estos datos, la preocupación colectiva por la existencia y la repetición de la violencia se hace notable,
observándose en todos los estratos sociales y, por supuesto, en los servicios públicos. Por suerte, tras la aparición de
la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la violencia en la pareja ha dejado de entenderse como un problema que debe de resolverse entre los implicados. La creación de esta ley hace que las medidas existentes en materia de violencia de género no sólo se orienten hacia la
protección de la víctima, sino también hacia un justo tratamiento penal del agresor acorde a la realidad de los hechos
cometidos.
Es dentro de este marco legal, donde ocurre un cambio importante a nivel de intervención con los agresores. Por un
lado, se endurecieron las penas privativas y no privativas de libertad asociadas a este tipo de delitos y, por otro, se incluyó la necesidad de que los hombres condenados por violencia de género fueran sometidos a tratamiento. Es en ese
momento cuando se crea el primer programa de tratamiento para agresores en el ámbito familiar (Ruiz et al., 2010).
Posteriormente a éste, y dados los resultados obtenidos, se confecciona el programa PRIA en el año 2010 y, finalmente, éste último se actualiza en 2015 para implantarlo en Medidas Alternativas, denominándose Programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas (PRIA-MA) (Suárez et al., 2015).
El interés suscitado por la eficacia de dichos programas es evidente dada la creencia de que las conductas que han
generado los hechos son inamovibles, considerándose, por tanto, que cualquier tipo de tratamiento va a carecer de
sentido. Esto no es así. Se debe de intervenir con todos aquellos que hayan agredido o maltratado a sus parejas dado
que el objetivo principal del programa de tratamiento no es otro que el de hacer que los agresores se responsabilicen
de su comportamiento agresivo y sean conscientes de que la respuesta violenta es intencional y aprendida y que, por
tanto, se puede aprender y modificar (Programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas. Manual para el terapeuta, 2015). No hay duda de que el tratamiento no tendrá los efectos deseados en todos los participantes, pero lo que si es cierto, es que la intervención acelerará el proceso de rehabilitación
(modificando la conducta) en la mayoría de los penados a este tipo de programas; favoreciendo así, la evitación de
nuevas víctimas y objetivándose una disminución del riesgo de reincidencia en comparación con aquellos que no han
realizado el programa.
Esto último, se puede apreciar de forma objetiva en el estudio titulado ‘Reincidencia de los agresores de pareja en
Penas y Medidas Alternativas’ (Pérez-Ramírez, Giménez-Salinas y De Juan Espinosa, 2013), donde se refleja que
aquellos que asisten a un programa de intervención para agresores de violencia de género tienen una tasa de reincidencia de un 6.8%. Esta tasa está basada en la reincidencia policial, es decir, se observa y calcula en función de si
hay nuevas denuncias en este ámbito en los cinco años siguientes tras finalizar el tratamiento. Además, los datos arrojados muestran una evolución positiva de los penados tratados en todas las variables analizadas: actitudes sexistas, celos, abuso emocional, conflictos de pareja, asunción de la responsabilidad, empatía, impulsividad, hostilidad y
expresión y manejo de la ira. Este estudio también señala que, aunque no se hayan podido constatar los resultados
tras los abandonos del tratamiento, “por referencias de otros estudios internacionales se sabe que el porcentaje de
reincidencia se duplica y hasta triplica cuando hay abandono del programa” (Pérez-Ramírez et al., 2013 pág. 34).
Con todo ello se concluye que la intervención que se realiza, por parte de profesionales de la psicología, es eficaz y
adecuada; sin perder de vista en esta eficacia, los factores de riesgo que influyen en la misma.
2.2.1. Fundamentación PRIA-MA
El Programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas (PRIA-MA) (Suárez et al.,
2015) surge de la problemática existente en materia de violencia de género por el creciente número de víctimas y denuncias relacionadas con este tipo de delitos en España. Este programa lo realizan, de forma obligatoria, penados por
violencia de género como medida penal alternativa ya sea como pena de trabajo en beneficio a la comunidad, suspensión o sustitución a la pena privativa de libertad.
Antes de proseguir con la exposición cabe definir el término agresor, entendido éste como una persona que ha cometido una agresión en algún momento de su vida y, al contrario de lo que se piensa, no es un enfermo mental ni tiene porque ser agresivo de forma continua, ni tiene que serlo por un consumo excesivo de alcohol (aunque esté
demostrado que el abuso del mismo actúe como desinhibidor y facilitador de la conducta violenta) sino que existen
muchos factores que influyen en esa agresividad. Entre esos factores que podemos encontrar se destacan los déficits
en la capacidad de resolución de problemas, la impulsividad, la alta ansiedad, las distorsiones cognitivas, los celos,
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dificultad para reconocer y expresar los sentimientos propios y de los demás, creencias sexistas…).
Según el Manual del Terapeuta del PRIA-MA (Suárez et al., 2015), éste ha sido diseñado sobre la base de modelos
etiológicos y de intervención específicos de violencia de género de tipo multidimensional, estableciendo como uno
de los factores causales de la violencia de género la presencia en los hombres agresores de creencias sexistas que
apoyan la desigualdad de poder entre hombres y mujeres. Asimismo, el programa se basa en los siguientes modelos
teóricos:
A. Modelo RNR (Andrews y Bonta, 2006): El modelo RNR plantea que los programas de intervención son efectivos
pues se centran en los factores dinámicos de riesgo, vinculados directamente con la conducta delictiva, es decir, es
necesario identificar inicialmente las necesidades criminógenas de los sujetos, para luego evaluar los riesgos de
reincidencia.
Las necesidades criminógenas de los hombres condenados por violencia de género son las siguientes:
B. Modelo de las Buenas Vidas: Incorpora elementos de la psicología positiva y humanista. Su objetivo es que la persona aprenda a identificar objetivos vitales y prosociales y a mejorar sus fortalezas personales. Por lo tanto, no tiene
como fin terapéutico, exclusivamente, la no reincidencia. Se entiende que el delito ha sido una forma inapropiada
de conseguir objetivos vitales pro-sociales (intimidad, sentido de pertenencia a una comunidad…).
C. Enfoque psicoterapéutico: Enfoque cognitivo-conductual que integra elementos de la perspectiva de género. Su
objetivo es la eliminación de conductas violentas y aprendizaje de conductas alternativas más adaptativas. En
cuanto a su perspectiva de género, plantea intervenciones de corte educativo (igualdad, nuevas masculinidades,
creencias machistas).
D. Modelo de Prevención de recaídas: entiende el delito como un proceso. Su objetivo es ayudar a identificar situaciones de riesgo y desarrollo de habilidades.
Los objetivos terapéuticos de PRIA-MA son:
1. Erradicar las conductas violentas y reducir el nivel de reincidencia de los participantes.
2. Modificar aquellos factores de riesgo dinámicos que la literatura señala como relevantes en los delincuentes de género.
3. Facilitar la adherencia y receptividad al tratamiento por parte de los penados mediante un enfoque positivo del tratamiento.
4. Introducir mejoras en el funcionamiento psicológico de los participantes
Además de estos objetivos, la intervención con el colectivo de hombres maltratadores evita el fenómeno de la transmisión intergeneracional de la violencia, previene futuras situaciones de victimización y previene nuevas situaciones
de revictimización ya que en muchos casos, agresor y víctima siguen conviviendo juntos (Echeburúa y De Corral,
2012; Lila 2013 pág.2).
En cuanto a la estructura del programa, el PRIA-MA consta de tres fases diferenciadas:
1. Fase de Motivación y Evaluación: donde se trabaja de manera individual para aumentar la motivación al cambio,
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crear un Plan Motivacional Individualizado y eliminar resistencias. Se realizan tres entrevistas motivacionales individuales, de forma independiente, con frecuencia semanal. Tras ello, se elabora el Plan Individual Motivacional
(PMI) y se administran los tests para evaluar las posibles variables.
2. Fase de Intervención: donde se trabajan los contenidos teóricos y psicoeducativos del programa. Se abordan, de
manera progresiva, aspectos esenciales como la inteligencia emocional y el fomento de la autoestima, las habilidades de autocontrol y la gestión de la ira, la empatía, las creencias y esquemas sexistas y que apoyan la violencia,
los celos, los diferentes tipos de violencia psicológica, la construcción de relaciones de pareja sanas, las consecuencias de la violencia en los menores y el afrontamiento del futuro.
3. Fase de Seguimiento: donde se evalúan los cambios realizados de forma individual y se cierra la intervención enfatizando los objetivos prosociales más importantes en cada caso. Se revisará junto a cada participante su PMI y el
mantenimiento de logros alcanzados, dado por finalizada la intervención.
El PRIA-MA, consta de una serie de módulos a trabajar durante las 37 sesiones de dos horas de duración que lo conforman los siguientes módulos:
MÓDULOS
SESIONES
1. Inteligencia emocional
2. Pensamiento y bienestar
3. Género y nuevas masculinidades
4. Habilidades de autocontrol y gestión de la ira
5. La empatía
6. Cuando sentimos miedo a perder a alguien: los celos
7. Antídotos contra la violencia psicológica
8. Afrontando la ruptura y construyendo relaciones de pareja sanas
9. Pensando en los menores
10. Afrontando el futuro
3
3
2
4
3
4
4
4
3
2
Fuente: Suárez et al., 2015
Tanto empatía, como género son módulos que se trabajan transversalmente a lo largo del programa, al igual que
gestión emocional.
2.1.2. Otros Programas de Violencia de Género en España.
Los programas de intervención para agresores de violencia de género se efectúan en el territorio español bajo distintos nombres.
A. En el país vasco, por ejemplo, nos encontramos ante el programa “GAKOA” de rehabilitación de personas condenadas por delitos de violencia de género. Este se sustenta sobre la base conceptual de la perspectiva de género, entendiendo esta como una expresión de la desigualdad, control y dominio de los hombres sobre las mujeres. En él,
se trata de empatizar con una persona que ha sido condenada por maltrato y a quien desde juzgados se le ha impuesto realizar terapia.
b. En la provincia de Valencia, desde 2016, se ha implantado el “Programa Contexto”. En éste se realiza una intervención desde el modelo ecológico de Broenfenbrenner, basándose el programa en la atención a cuantos factores de
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riesgo y de protección hayan en los distintos niveles para poder explicar lo sucedido. Todo ello ocurre sin obviar la
idea que fundamenta el mismo y es que la violencia contra la mujer es un problema especialmente social que se
mantiene en gran medida por la tolerancia del entorno de las personas implicadas.
C. En Galicia el nombre dado a un programa de estas características es “Abramo-lo círculo”. Su peculiaridad es que
combina sesiones individuales con sesiones grupales, haciendo más flexible y adaptable el programa de reeducación a la persona maltratadora.
D. En Barcelona, ofrecen un servicio de información, asesoramiento y tratamiento dirigido a hombres que quieren alejarse de las pautas violentas y vivir sus relaciones afectivas de una manera saludable y libre de violencia. El enfoque con el que se plantea es narrativo-constructivo y se puede acceder de manera voluntaria u obligada como
alternativa a entrar en prisión.
E. En Soria, se ha promovido el programa de tratamiento psicológico a maltratadores “Fénix” desde el año 2005. Este,
también con la posibilidad de incluir a quien quiera acceder de manera voluntaria así como a quienes son derivados por Medidas Alternativas. Su objetivo es ahondar en el conocimiento de su situación vivida y, posteriormente,
trabajar en el cambio de la conducta.
Si bien la mayoría de programas de intervención se basan en el modelo Cognitivo-Conductual no es el único abordamiento posible para la realización de tales medidas alternativas. Sí el más utilizado y el más referenciado en la literatura científica. Sin embargo, existen otros modelos que se están implementando en violencia de género. Ejemplo de
ello son el programa PREMOVIGE, que presenta un enfoque emocional que se realiza en Instituciones Penitenciarias
Provinciales de Jaén (Rodriguez-Esparta & López-Zafra, 2013). Y otro estudio piloto con evaluación pre-post y enfoque de Terapia de Aceptación y Compromiso en combinación con estrategias formales de Mindfulness efectuado en
la Comunidad Autónoma de Castilla y León (Flores & Pascual, 2013). Estos abordamientos fueron citados en la Revista
Española de Investigación Criminológica evidenciando de esta forma que el modelo Cognitivo-Conductual no es el
único pilar de la psicología desde el cual poder operar en los programas de Medidas Alternativas.
2.1.3. Los Seguimientos
En anteriores programas realizados en medidas alternativas hasta 2015, específicamente en la intervención de los
Prias, los seguimientos duraban 3 meses; en los actuales sólo se contempla un mes. El objetivo de los seguimientos es
responder a las siguientes cuestiones: qué conclusiones ha sacado el participante tras el programa, si lleva a cabo lo
aprendido, cómo se siente, si ha alcanzado las metas propuestas.
En otras comunidades autónomas los programas de maltratadores alcanzan 12, 18 y 24 meses. Consideramos que no
es suficiente con las entrevistas motivacionales y del seguimiento, ya que algunos participantes no consiguen expresar
sus necesidades debido a la reactancia psicológica (responder a las presiones para el cambio con una postura negativa o enfado) y la reactancia pasiva (responder a las presiones para el cambio participando de forma superficial). Se
antoja como una necesidad dominante de terminar programas con “éxito”, ya que todos los usuarios son “iguales” en
sus delitos y el manual los acoge a todos.
¿Han servido los esfuerzos de los terapeutas para la motivación a los participantes,...? Son algunas incógnitas de las
que no tenemos retroalimentación.
2.2. PROBECO: Programa de Intervención, Sensibilización y Reeducación en Competencias Sociales
Siempre han existido conductas ilícitas que si bien han sido entendidas como delitos, no acababan de “ajustarse” a
un determinado perfil delictivo. Es el caso de delitos relacionados con el maltrato animal, delitos violentos, delitos
contra el medio ambiente y otros delitos. Es en el año 1995 cuando este tipo de conductas ilícitas comienzan a categorizarse de manera más clara.
Los delitos relacionados con el maltrato animal se presentan de forma significativa en España, siendo el país de la
Unión Europea con más casos. En el año 2016 fueron abandonados 135.000 animales, de los cuales 100.000 eran canes. Este tipo de delito es un delito común, entendiéndose este como aquel que tiene como resultado la muerte o lesión de un animal, ya sea por comisión u omisión. Estos delitos se recogen en el Código Penal (CP) según la tipología:
maltrato animal (art. 337.1CP y art. 337.3 CP), maltrato cruel en espectáculos no autorizados legalmente (art. 337.4
CP) y abandono de animales (art. 337 bis CP). Código Penal y Legislación Complementaria. NIPO (PDF): (BOE) 00715-103-X versión actualizada 9 de julio 2018.
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En el caso de los delitos contra el medio ambiente, recogidos éstos en el Código Penal en el Título XVI, “delitos
contra los recursos naturales y el medio ambiente” (Capítulo III) y “delitos relativos a la protección de la flora, fauna y
animales domésticos” (Capítulo IV); es de señalar que es un tipo de delincuencia que se ha convertido en un grave
problema, atentando contra la preservación del entorno ecológico. Los delitos más comunes en la UE dentro de esta
tipología están relacionados con la explotación ilícita de la fauna y flora silvestres, la contaminación, y la comercialización y eliminación de residuos peligrosos. España es el país de Europa con mayor investigación en este tipo de delitos, contando con 975 sentencias condenatorias y 2499 procesos abiertos en el año 2016. (Agencia EFE Fiscalía de
Medioambiente (2017)
En lo que se refiere a delitos violentos, éstos se entienden como aquellos en los que se hizo uso de la violencia en la
comisión del acto delictivo, pero no se incluyen en el ámbito de la violencia de género, familiar o de carácter sexual.
Ejemplos de delitos violentos serían las amenazas, las coacciones y las lesiones tipificadas en el Código Penal (Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre).
En la categoría “Otros delitos”, se incluirían aquellos en los que no se ha empleado la violencia en la comisión del
hecho delictivo. Se destacan delitos contra la hacienda pública y contra la seguridad social (Título XIV del CP), contra
los derechos de los trabajadores (Título XV del CP), ordenación del territorio y el urbanismo (Título XVI, Capítulo I del
CP) falsificación documental y delitos contra el patrimonio histórico (Título XVI, Capítulo II del CP).
Con todo lo expuesto, es de señalar que fue en el año 2015, con la entrada en vigor de la L.O. 1/2015, de 30 de
marzo por la que se modifica la L.O. 5/2010, de 22 de junio de Código Penal; cuando se objetivó la necesidad de intervenir terapéuticamente con aquellos (los que se han visto anteriormente) que no tenían cabida en los demás programas existentes en Medidas Alternativas, creando así el Programa de intervención, sensibilización y reeducación en
competencias sociales (PROBECO).
La diversidad de delitos existentes y la especificidad (o la falta de la misma) que presentan obliga, como se ha explicado, la creación de un programa caracterizado por la generalidad a la vez que por la especificidad.
2.2.1. Fundamentación PROBECO
El programa de intervención, sensibilización y reeducación en competencias sociales (PROBECO), (Ballano y Suárez, 2015) entendido como un “Programa en beneficio a la comunidad” surge de la necesidad de intervenir terapéuticamente con aquellos condenados por la comisión de delitos específicos contra el medio ambiente, de maltrato
animal y de índole socioeconómica, y delitos inespecíficos que hayan implicado concretas formas de violencia.
Este programa lo realizan, de forma obligatoria, penados como medida penal alternativa ya sea como pena de trabajo en beneficio de la comunidad, suspensión, sustitución a la pena privativa de libertad.
En cuanto al objetivo que persigue no es otro que, en la línea de lo que marca la Constitución española, los penados
alcancen la reinserción, la reeducación y la resocialización. Esto último se logra a través de actuaciones que promuevan la sensibilización de los penados para vivir respetando las normas sociales. De forma más específica el PROBECO
tiene como objetivos la erradicación de las conductas delictivas, la minimización de la tasa de reincidencia, la modificación de los factores de riesgo susceptibles de intervención, la facilitación de la adherencia al tratamiento y la mejora a nivel psicológico a través del aprendizaje de nuevas habilidades y valores.
El PROBECO es un instrumento psicoeducativo de orientación cognitivo-conductual que fomenta la adquisición y/o
desarrollo de diversos recursos personales, para mejorar la competencia social, que son clasificados en distintas áreas
(Garrido y López, 1995): área cognitiva, área conductual y área emocional.
El programa adapta la intervención a realizar por el terapeuta en base a la tipología delictiva. Debido a esta característica, el PROBECO cuenta con un módulo general compuesto por sesiones de diverso contenido y módulos específicos a cada tipo de delito y, por último, un módulo de prevención de recaídas.
En cuanto a la estructura del programa, se establecen cuatro fases diferenciadas:
1. Fase de Intervención Genérica: En esta fase todos los usuarios deben de realizar 26 sesiones generales, que tendrán
como objetivo la prevención del delito. En la primera sesión del primer módulo se debe de realizar una evaluación
inicial, con el objetivo de establecer una línea base con la que comparar los resultados terapéuticos alcanzados a
lo largo de la intervención. Se realizaría una entrevista inicial, el análisis de las competencias emocionales y el estadio del cambio en el que se encuentran los usuarios.
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MÓDULOS
SESIONES
1. Caracterización del comportamiento delictivo
2. Autorregulación emocional
3. Creencias que sustentan el comportamiento delictivo
4. Personalidad y su influencia en el comportamiento delictivo
5. Habilidades sociales básicas
6. Dilemas morales
4
4
4
7
3
2. Fase de Intervención Específica: Tras la fase anterior, se deriva a cada usuario al módulo específico que le corresponda según el delito cometido. Los módulos entre los que se derivan son los siguientes:
MÓDULOS
1. Estilo de vida positivo
2. Prevención del maltrato animal
3. Reducción de comportamientos violentos
4. Sensibilización medioambiental
SESIONES
5
5
5
5
3. Fase de Prevención de Recaídas: En este punto, se analizarán los contenidos más significativos que se han trabajado a lo largo del programa. Asimismo, se pretenden reforzar aquellas habilidades que muestren los penados y que
les vayan a servir en el mantenimiento de su cambio. Se realiza en una única sesión y, ésta podrá ser adaptada a
cada tipo de delito.
4. Fase de Seguimiento: Se realizará de forma individual y se evaluarán los cambios conseguidos y las dificultades
que puedan tener para llevar a cabo lo aprendido.
Por último, y dada la heterogeneidad de perfiles delictivos presentes en ese tipo de programa, se especifican una serie de características y habilidades que debería de tener un/a terapeuta a la hora de trabajar con este colectivo, entendiendo que la presencia de dichas características aumentará la eficacia de la intervención (Marshall y Serran, 2004;
Redondo, 2010, Tellier y Serin, 2001; Ward y Brown, 2004). Las características a las que nos referimos son:
4 Relacionadas con las actitudes hacia los/as usuarios/as:
● Evitar juicios y ser respetuosos.
● Ser conscientes de que los participantes pueden cambiar y hacérselo ver a los mismos.
● Mostrar aceptación y transmitirles que pueden dejar atrás sus conductas disruptivas y aprender nuevas formas de
actuación.
● Ser auténticos y sinceros con los usuarios.
4 Relacionadas con las habilidades terapéuticas:
● Tener un estilo terapéutico flexible.
● Trabajar de un modo colaborativo con los usuarios
● Actuar de facilitador para la expresión emocional de los participantes.
● Ofrecerles apoyo
● Promover la cohesión grupal y facilitar el aumento de la autoestima de los participantes.
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2.2.2. La experiencia durante el 2017-2018 de psicólogas y psicólogos sin fronteras en Valencia y Alicante
VALENCIA
Las conductas por las cuales las personas penadas están en estos talleres (Probeco), es por tener comportamientos no
adaptados a la sociedad, conductas incívicas, que colocan a la persona penada en una situación de desequilibrio social. La parte más fundamental psicoeducativa es enseñarles a tener conductas, pensamientos y reacciones hacia la
sociedad que sean más constructivas y no destructivas. A partir de ahí, les enseñamos diferentes formas de afrontar las
emociones que les son más difíciles de manejar, como son la frustración, la rabia, el enojo, para que así tengan otras
formas de afrontar la realidad.
Con este aprendizaje, evitamos recaídas y futuras conductas delictivas por parte de ellos, les enseñamos, con las experiencias que van teniendo durante los 9 meses de intervención, como calmarse, como evitar la impulsividad, como
tener mejor autocontrol emocional, y desarrollar la empatía.
Todo el aprendizaje anterior, durante todas las sesiones, está acompañado con técnicas cuyo objetivo es cambiar y
conocer mejores habilidades sociales, mejores habilidades interpersonales, relacionales y de comunicación. Comunicación violenta vs comunicación no violenta. Y poco a poco, van tomando consciencia sobre la conducta delictiva,
como han aprendido a usarla, qué provoca que las mantengan, como la ansiedad puede influir en la conducta delictiva, qué pensamientos llevan a realizar la conducta delictiva y cuales no… Poco a poco, por modelado grupal, van
aprendiendo nuevas formas de sociabilizar, y nuevas conductas más pro sociales.
Su autoestima mejora, su auto concepto también, las relaciones con su entorno son más sanas repercutiendo todo
ello, en un mayor bienestar psicológico, emocional y social de las personas penadas en los grupos de medidas alternativas.
ALICANTE
Al igual que en Valencia, las experiencias resultantes de aplicar el Programa Probeco en Alicante ha generado resultados beneficiosos en las diferentes áreas de la persona penada: personal, laboral, salud mental y física y sobre todo a
nivel social. El tomar consciencia y realizar autocritica es uno de los objetivos principales que se han tenido en cuenta a lo largo del desarrollo del programa para posteriormente modificar los pensamientos irracionales a pensamientos
racionales en materia de resolución de conflictos alternativos a la violencia.
El aprendizaje y la asimilación de los contenidos del programa como por ejemplo la gestión de la ira y de la ansiedad o la práctica de la asertividad, permiten que se desarrollen estrategias con la posibilidad de optimizar los diferentes tipos de relación que puedan tener las personas penadas.
Sin embargo, es necesario explicar que nos hemos encontrado dificultades en el desarrollo del programa debido a la
heterogeneidad del grupo, es decir, la variedad en la tipología del delito y el estado psicológico afectado por alguna
enfermedad mental o por abuso de sustancias de algunas de las personas penadas, en ocasiones imposibilita ofrecer
con detalle alguno de los contenidos relevantes para su desarrollo psicológico y emocional de tal manera que se ha
tenido que aplicar la baja recomendando otro tipo de recurso adaptado a las necesidades de la persona penada.
2.3. Introducción a la Violencia en el ámbito vial
Como indica Sergio Vargas Velázquez en su artículo “La construcción social de la violencia” (2018, p.1), los medios
de comunicación nos exponen diariamente a sucesos de todo tipo que invita a pensar que existe una tendencia del
ascenso de la violencia y la hostilidad en las relaciones interpersonales como medida de resolución de conflictos en
cualquier ámbito de la vida a nivel mundial.
Este incremento de la violencia también se ha extrapolado al ámbito vial. De hecho, identificar las conductas y poder entender los mecanismos que subyacen en ellas, es y será objeto de evaluaciones de diversas disciplinas que intervienen en la seguridad vial para poder al menos prevenir aquellos comportamientos que son factores de riesgo y
que generan consecuencias desastrosas en distintos niveles.
El riesgo de accidente aumenta ante conductas que clasificadas como violentas suponen una transgresión clara no
solamente a las normas de tráfico, sino a las normas de convivencia establecidas socialmente. Además de escucharse
con frecuencia el término de violencia vial, también se incorpora el concepto de agresividad en la conducción. Ambos conceptos son diferenciados y definidos desde distintas disciplinas. No obstante aunque pueden tener matices di-
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ferentes, tienen un aspecto en común que debemos señalar: son conductas que generan riesgo de peligrosidad en la
seguridad vial. Por tanto, nos referimos a que existe violencia vial cuando las conductas agresivas durante la conducción culminan en la comisión de un delito.
No solamente nos encontramos con las acciones cargadas de agresividad de forma independiente, sino que existen
otros factores como el consumo de alcohol y/o sustancias que potencian las actitudes violentas en la conducción.
A continuación, extraemos la siguiente tabla reflejada en la Nota de Prensa de 27 de julio de 2017 del fiscal de la
Sala Coordinador de Seguridad Vial, donde se reflejan la estadística comparativa entre los expedientes administrativos
tramitados en el ámbito de la DGT por infracciones de alcoholemia/drogas por un lado, según datos suministrados por
la propia DGT, y, por otro, los procedimientos penales incoados por el delito de conducción bajo la influencia del alcohol o drogas:
Conducciónalcohol o drogas
2011
2012
2013
Expedientes administrativos totales*(alcoholemia+drogas)
105.905
105.350
Expedientes administrativos (alcoholemia)
105.165
102.862
Expedientes administrativos (drogas)
Procedimientos penales
2014
2015
2016
103.085
104.092
106.740
102.818
100.506
94.638
80.388
75.888
740
2.488
2.579
9.454
26.352
26.930
84.352
73.778
72.430
69.340
61.346
61.177
En el mismo recurso del Fiscal de la Sala Coordinador de Seguridad Vial (2017, p.9). “La evolución y repunte de la
siniestralidad en 2016. Cifras nacionales y europeas. Sus causas y respuestas frente a ella. La distracción y las nuevas
tecnologías del automóvil”, se explican las fluctuaciones en los procesos sancionadores derivadas del consumo de alcohol y drogas, destacando el descenso de expedientes administrativos totales (por alcoholemia y drogas) del año
2015 al año 2016 siendo la diferencia de 3.922 expedientes administrativos. También es interesante señalar el incremento considerable de los expedientes administrativos registrados por drogas desde el año 2011 hasta el año 2016, de
740 a 26.930. Sin embargo, el número de expedientes administrativos por alcoholemia es superior en el año 2011
respecto al año 2016 con una diferencia de 29.277 de expedientes administrativos contabilizados por alcoholemia.
Además, los procedimientos penales son superiores en el año 2011 respecto al año 2016 con una diferencia de
23.175 procedimientos a nivel penal.
2.3.1. Fundamentación Taseval- Proseval
Fase Educativa TASEVAL
Los talleres se sensibilización en material de seguridad vial diseñado para el cumplimiento de la pena en los casos
de delitos contra la seguridad del tráfico (TASEVAL), sin duda alguna, han contribuido y siguen contribuyendo eficazmente a una mayor concienciación vial. La necesidad de adaptar estos talleres a la nueva normativa penal y ampliar
su radio de acción a ejecutorias en delitos contra la seguridad en el tráfico con un mayor número de jornadas, ha permitido desarrollar el programa PROSEVAL (Lijarcio et al., 2016). (Montoro González, Escamilla Robla, Lijarcio Cárcel,
Martí-Belda Bertolín, Puchades Villarreal, 2010). Su naturaleza reparadora y preventiva favorece cambios en el sistema de creencias, de valores y por tanto comportamentales del penado.
El objetivo principal de TASEVAL es dar cumplimiento a la pena TBC, a través de actividades relacionadas directamente con la seguridad vial, y reducir así la tasa de reincidencia de los penados por delitos contra la Seguridad Vial.
También se pretenden conseguir algunos objetivos específicos como:
1. Sensibilizar frente al problema de los accidentes de tráfico y sobre los nuevos delitos que el código contempla.
2. Generar predisposición a los participantes de las consecuencias de ciertos comportamientos en el ámbito vial.
3. Empoderar al participante sobre diferentes técnicas de afrontamiento para resolver situaciones que pueden suponer
un riesgo para la salud vial.
4. Promover valores sociales que afectan positivamente en la conducción y en la Seguridad Vial.
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Durante 8 sesiones de 4 horas se ofrecen talleres y dinámicas que contemplan los siguientes puntos: (Montoro González, Escamilla Robla, Lijarcio Cárcel, Martí-Belda Bertolín, Puchades Villarreal, 2010, p. 11-12):
TEMÁTICA
OBJETIVOS
1. Introducción al problema del
accidente de trafico
4
2. Alcohol
4
4
4
3. Drogas
4
4
4. Velocidad
4
4
5. Conduccion temeraria
4
6. Distracciones
4
4
4
8. Valores
4
4
9. Afrontamiento
Conocer los efectos del alcohol en la conducción.
Conocer la responsabilidad del alcohol en la accidentalidad.
Conocer los efectos de los diferentes tipos de drogas en la conducción.
Conocer la responsabilidad de las drogas en la accidentalidad.
Concienciar del impacto negativo que tiene la velocidad inadecuada en la seguridad vial.
Conocer la relación entre velocidad y lesividad en caso de accidente.
Conocer los motivos que impulsan a la adopción de conductas arriesgadas y dotar de estrategias para la búsqueda de
soluciones alternativas.
4 Sensibilizar sobre las consecuencias que pueden tener las conductas imprudentes al volante.
4
7. Sistemas de retención
Comprender que el factor humano es una pieza clave en la prevención de la accidentalidad.
Conocer la magnitud de los accidentes de tráfico, sus causas y sus consecuencias.
4
4
Comprender el funcionamiento de los procesos atencionales en la conducción.
Conocer distractores internos y externos para aprender a evitarlos.
Conocer la eficacia de los sistemas de retención en la reducción de las lesiones en caso de impacto.
Sensibilizar sobre la responsabilidad de los adultos en la seguridad de los niños.
Incrementar el sentido de responsabilidad de los participantes como usuarios de la vía pública.
Reflexionar sobre la responsabilidad de los actos y sus consecuencias.
Desarrollo de habilidades para resolver situaciones problemáticas relacionados con la seguridad vial.
Aprender respuestas alternativas a diferentes situaciones amenazantes para la seguridad vial, tanto a nivel individual
como grupal.
Fase terapéutica PROSEVAL
Una vez finalizada la fase educativa del TASEVAL, se inicia la fase de intervención cuya duración es de 42 horas divididas en sesiones de dos horas aplicando los contenidos del programa de intervención psicoeducativa en seguridad
vial PROSEVAL (Lijarcio et al., 2016). La estructura general del programa se divide en tres partes:
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Por último cuenta con una fase de Finalización, que consiste en una sesión de seguimiento, transcurrido un mes después de haber finalizado el programa, se realizará una sesión de seguimiento (2 horas). Su objetivo es comprobar el
cambio de cada participante en lo que respecta a su pensamiento y, en su caso, conducta en el tráfico.
2.3.2. La Fundación Psicología sin Fronteras en el Ámbito de la Seguridad Vial
Ha implementado programas Taller de Sensibilización para penados por delitos contra la seguridad vial TASEVAL –
PROSEVAL en nuestras instalaciones y en los Centros de Inserción Social (CIS) de Madrid, desde 2011 hasta 2018,
con 1524 beneficiarios procedentes de los CIS de Victoria Kent y Josefina Aldecoa (Madrid).
Según Memoria de actuaciones: Memoria de Psicología Jurídica 2018, Fundación Psicología sin Fronteras.
José Lagos Fdez.
Asimismo, en Febrero del 2017 se realiza una Agrupación entre Psicofundación, Fundación Psicología sin Fronteras
y Psicólogas y Psicólogos sin fronteras, que continúa en la actualidad 2018, para ejecución de los programas: PRIA
MA, PROBECO y TASEVAL/PROSEVAL en la Comunidad Valenciana con penados procedentes del Centro de Inserción Social (CIS) Fontcalent (Alicante) e implementados en el mismo CIS e instalaciones del COP de Alicante, y penados procedentes del SGPMA de Valencia implementados en locales de Psicólogas y Psicólogos sin fronteras COP CV
Valencia con la siguiente distribución de programas y número de beneficiarios:
El programa PROSEVAL y los talleres de TASEVAL, no trabajan un contenido tan complejo como el PRIA-MA. Sin
embargo, la heterogeneidad que nos encontramos implica una necesidad mayor de adaptación a los usuarios que
componen cada grupo. El contenido es importante y nos piden presentarlo a ellos pero la intervención deja de ser útil
si no se trabaja, aunque sea superficialmente, el origen de los problemas de cada uno de ellos al volante y a nivel de
control de impulsos, otras conductas delictivas o adicciones en el resto de ámbitos de su vida.
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3. EVALUACIÓN Y EFICACIA DE LOS TRATAMIENTOS
3.1. Qué debemos tener en cuenta en la Evaluación (Fuente: Fundación Psicología sin Fronteras. José Lagos Fdez)
La persona evaluada y penada está en un proceso judicial y de sometimiento a determinadas Reglas de Conducta no
existiendo, por tanto, voluntariedad por parte de la persona sujeta a la exploración e intervención o se trata de una
voluntariedad mediada. De ahí, el énfasis de la necesidad de trabajar la motivación inicial de los penados.
Un gran número de los participantes intentan instrumentalizar en todo momento la situación, para dar buena imagen
y terminar cuanto antes y adecuadamente el programa al que han sido derivados.
Debemos recordar que el incumplimiento por parte del penado de las obligaciones o deberes impuestos penalmente, puede dar lugar tratándose de comisión de delito relacionado con la Violencia de Género, a la revocación de la
suspensión de la condena, ejecutándose la pena suspendida, entre otras situaciones. Los penados deben saber que todos los trimestres tenemos la obligación de dar cuenta de su asistencia al programa PRIA, al CIS de referencia.
La situación del participante supondrá un factor distorsionador de los datos de la exploración. Especialmente importante para el/la psicólogo/a será atender al error fundamental de atribución (atribuir principalmente a factores de personalidad la explicación de déficit conductuales o pobres rendimientos durante la exploración, subestimando la
incidencia de los factores situacionales). Así como la presencia de factores de vulnerabilidad individuales desde; ser
testigo de violencia familiar, victimización infantil, consumo de tóxicos, antecedentes de violencia en otras relaciones, dependencia emocional, hasta la autoestima negativa que predispone al individuo a la posesión de desajustes
afectivos y comportamentales.
Por ello, la finalidad del programa es facilitar el cambio en el usuario/a, y la incorporación de conductas más adaptativas en su entorno social, familiar y de pareja en particular, basadas en el respeto y la igualdad de género (caso de
los PRIA-MA). Por ello el objetivo principal del programa es la impartición de contenidos específicos y la modificación de factores dinámicos (por descubrir en la intervención mediante las PMI y las dinámicas) que exhibe el penado.
Algunos terapeutas en prácticas se vuelcan con el penado cuando observan alteraciones de su capacidad de adaptación al entorno, ideación autolítica y heterolítica, dependencia emocional, dificultades de relación, rigidez, entre
otros factores implícitos en estos perfiles de participantes que asisten a estos programas, situando en segundo lugar el
motivo penal (delito) por el que está aquí el participante y en tercer lugar el programa y sus contenidos…
Si acudimos a sistemas de clasificación o categorización, las tipologías de los maltratadores están basadas en clasificaciones no españolas.
Habitualmente se ha utilizado la clasificación de Holzworth y Stuart (1994), la cual divide los agresores de violencia
de género en 3 subtipos: los agresivos solamente en la familia, los agresivos “borderline/disfóricos” y los agresivos
“antisociales”. Sin embargo, una reciente investigación realizada por Carbajosa, Catalá-Miñana, Lila y Gracia (2017),
añade un nuevo subtipo: el agresor antisocial bajo nivel. Aparte de esta clasificación entre otras, la posibilidad de que
aparezcan penados de estas características depende de la heterogeneidad del grupo que nos “asignan desde el CIS”.
Ni que decir tiene que el especialista en violencia (agresores/as de género, agresores/as sexuales, agresores/as medioambientales, de animales, seguridad vial) no juzga al participante (competencia que no le corresponde) sino que
valora las consecuencias que han tenido para el penado la comisión del delito y por ello le han traído al ámbito comunitario y cómo repercuten en su forma de interpretar los diferentes contextos en los que se mueve: vida laboral, social, familiar y de pareja y la capacidad de dar respuestas adecuadas.
Lo habitual es que los/las psicólogos/as especialistas prestemos atención a la auto y/o hetero agresividad, adicciones,
conductas antisociales y creencias. Disfunciones de algunos participantes que conforman la heterogeneidad del grupo. Al inicio desconocen el contexto, entre ellos y a los terapeutas; generando hostilidad, desconfianza y vergüenza
entre los participantes.
Generar un contexto de cohesión es otra dificultad intrínseca de este tipo de programas; donde la habilidad del terapeuta es cardinal (mientras no cohesione el grupo, no existe). Generando un oneroso gasto emocional en los terapeutas, ocasionalmente no previsto en los factores de riesgo del propio terapeuta.
En definitiva, el programa pretende un moldeado del penado, quien en muchos casos se resiste al no entender esa
imposición encubierta donde el único culpable es él. Se obvia una intervención más cercana, emocional, sugerente y
no paternalista e impositiva.
La realidad, nos traslada a otra dimensión. Una vez acabado el programa el/los penado/s se diluye; en algunos casos
se turba pues ha empleado tiempo, atención, emoción (ha compartido sus sentimientos y relatos de su vida) y partici-
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pación; ha tenido insights que en ocasiones comparte, le cuesta la despedida y agradece la atención. En otros es un
adiós y hasta la vista…
3.2. La Evaluación de la eficacia de los Programas
La comprobación científica de la eficacia de las intervenciones y programas que se realizan constituye en la actualidad un objetivo de máxima prioridad debido a dos razones fundamentales: en primer lugar, debido a la existencia de
diversos modelos teóricos y de un amplio inventario de intervenciones que supuestamente pretenden los mismos objetivos de reducción del riesgo delictivo. La segunda razón para someter a evaluación científica las técnicas y los programas es la creciente exigencia de disponer de intervenciones eficaces.
Para poder evaluar la eficacia de los programas de intervención, es necesario realizar una evaluación objetiva y rigurosa comparando los resultados obtenidos en las pruebas psicométricas antes del inicio del programa, con el fin de
obtener un perfil de los usuarios así como saber sus déficits y sus necesidades, y al finalizar el programa, con el fin de
poder observar los resultados obtenidos y los cambios que ha generado el programa.
En la primera sesión del programa, el terapeuta administrará el Inventario Clínical multiaxial de Millon (MCMI-III)
con el fin de determinar la personalidad y rasgos psicopatológicos de los usuarios. Además, cada terapeuta podrá elegir otras pruebas que él considere relevante. Así como una valoración de riesgo hacia su pareja.
La evaluación de los penados en estos programas es continua. A continuación, exponemos una muestra del arsenal
psicométrico más utilizado para esta población:
Personalidad y rasgos
psicopatológicos
4
4
4
Autoestima
Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI)
Inventario Clínical multiaxial de Millon (MCMI-II y MCMI-III)
Listado de Comprobación de Síntomas (SCL-90)
4
Cuestionario de autoestima de Rosemberg
Cuestionario de autoestima AUT-17
Motivación
4
Uso del Modelo Transteórico del Cambio de Prochaska y Diclemente a lo largo del programa de intervención
Habilidades sociales y valores
4
4
Escala de Habilidades Sociales (EHS)
Cuestionario de Valores Interpersonales (SIV)
4
Escala de impulsividad de Barratt (Bis-11)
4
Escala de Locus de Control de Rotter
Escala de responsabilidad y Minimización
Autocontrol/Impulsividad
Locus de control
4
4
Ansiedad
4
Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA)
Inventario de Ansiedad de Beck (BAI)
Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI)
Depresión
4
Cuestionario de depresión de Beck (BDI)
Empatía
4
Test de empatía cognitiva y afectiva (TECA)
Índice de Reactividad Interpersonal (IRI)
4
4
4
Consumo de sustancias adictivas
4
Cuestionario de Identificación de los Trastornos debidos al Consumo de Alcohol (AUDIT)
Escala de creencias acerca del abuso sustancias
Cuestionario de creencias sobre el craving
Inteligencia emocional
4
Trait-Meta Mood Scale (TMMS-24)
Celos
4
Escala de celos románticos de White
4
Cuestionario de dependencia emocional
Cuestionario de Escala de tácticas de resolución de conflictos (CTS2)
4
4
Dependencia emocional
4
Comportamiento delictivo
4
4
4
4
4
Agresividad
4
4
4
Escala de actitudes y valores criminales
Inventario de pensamientos distorsionados sobre la mujer y uso de violencia
Escala de actitudes hacia la mujer
Escala de actitudes hacia la Policía
Cuestionario de refuerzo ante la ley
Inventario de ira
Cuestionario de agresividad (AQ)
Cuestionario Estado-Rasgo de la ira (STAXI-2)
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En cuanto a los aspectos positivos y negativos de los programas, se destacan los siguientes:
Fuente: Fundación Psicología sin Fronteras
La principal motivación percibida por el usuario en el transcurso del programa es: la implicación de los terapeutas,
sentirse no etiquetado y la ayuda incondicional del terapeuta.
La eficacia del programa se distribuye en un 40% en las dinámicas, un 40% en los contenidos y un 20% en las reproducciones de cortometrajes. Según investigaciones propias, quienes se encuentran realizando las medidas alternativas priman el cómo se lo cuenta el/la terapeuta (acercamiento, pedagogía, empatía, etc.) a qué le cuenta.
En estos programas se tocan transversalmente temas que afectan a los usuarios como son maltrato intrafamiliar o
abuso de drogas, permitiendo que los usuarios puedan expresar sus sentimientos y que se puedan modelar sus respuestas. La expresión oral y/o escrita de ellos cambia y se enriquece al tiempo que se modera fruto de este modelado
que ocurre, al comienzo, por el/la terapeuta y, después, por otros usuarios.
Tal es el cambio que provoca en la conducta, que quienes se encuentran realizando estos programas de medidas alternativas manifiestan que han incorporado/interiorizado que con ellos comprenden a los demás y han ganado mayor
autocontrol; son más reflexivos y responsables; gestionan mejor sus emociones y son capaces de aceptar a los demás
como son sin tratar de cambiarlos o frustrarse como antes, etc. Ello repercute en un ser más maduro y justo, capaz de
actuar socialmente y de no atacar a la mujer. Sólo un 3% manifestó que no incorporó nada tras los programas.
3.3. LA VALORACIÓN DEL RIESGO
Al terminar el programa de intervención, a todos los usuarios se le valora el riesgo de reincidencia. Una de las limitaciones de los protocolos actuales de valoración del riesgo es que no tienen en cuenta los factores de protección “genuinos” y que tienen que ver con las fortalezas del ser humano. El Cuestionario VIA de Fortaleza Personales (Martin
Seligman) es el instrumento más utilizado para su valoración. También se puede realizar un pre-post para ver si continua o no la presencia de los factores de riesgo:
Los factores que se valoran para ello son los siguientes:
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Tabla Adaptada de factores de riesgo que más correlacionan con violencia física severa, la más “fácil” de predecir. [guiaviolenciacontralamujer
VCMP pdf, COP 2011 ].
Se sintetiza la parte psicopatológica que es importante para valorar el riesgo tener claro qué cuadro clínico presenta el sujeto ya que la clínica,
evolución y pronóstico son esenciales para realizar una adecuada valoración del riesgo (no todos los cuadros clínicos están asociados a la VCMP).
Incluir puntuaciones del MCMI III u otro test de personalidad, puede dar lugar a error en evaluadores noveles. Las pruebas son instrumentos que
valoran un factor de riesgo pero por sí mismas no son indicadores de la presencia/ausencia de ese factor, máxime atendiendo al margen de error
de medida que presentan. En nuestro caso, sirve para orientar la exploración psicopatológica a tenor de las puntuaciones significativas y ayudará
a confirmar o no el “diagnóstico” si el perfil es consonante con los datos derivados de la exploración psicopatológica.
SARA: Manual para la valoración del riesgo de violencia contra la pareja.
Es fundamental contrastar los datos recogidos por todas las fuentes de información a nuestro alcance (entrevistas realizadas, hechos probados del delito, cuestionarios administrados). Además, el/la psicólogo/a debe estar atento/a para
no sugerir respuestas, así como a cualquier indicador de distorsión de la información.
Es necesario prestar especial atención a los jóvenes dado que pueden ser los más problemáticos por: consumo de alcohol, presentar un historial criminológico, violencia generalizada. (Hanson y Wallace-Capretta, 2004). Así como a la
heterogeneidad de los maltratadores pues las recaídas y abandonos dependen más de las características personales de
los mismos en vez de depender del tipo de intervención recibida. (Gordon y Moriarty, 2003).
En usuarios muy violentos se puede usar el HCR 20, para predecir el riesgo. Además de la Guía de buenas prácticas
para la evaluación psicológica forense del riesgo de violencia contra la mujer en las relaciones de pareja (GómezHermoso, Muñoz, Vázquez-Mezquita, Gómez & Mateos, 2012).
Por último hay que tener en cuenta dos dificultades:
1. En cuanto a los informes: Instituciones Penitenciarias solo nos pide un breve resumen de su paso por el programa
cuando la condena es una suspensión de condena y cuando son TBCs un documento firmado en el que solo se
menciona si ha asistido o no, a todas las jornadas que le correspondían hacer. Es decir, la información que damos a
nivel de valoración de riesgo es muy reducida. Desde algunas asociaciones se trata de hacer informes más completos, desde los que se incluya también aspectos como la asunción de responsabilidad, factor fundamental para valorar la peligrosidad y la posibilidad de reincidencia.
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2. En cuanto a los psicólogos evaluadores: el informe que se traslada al Juzgado solo corresponde al psicólogo que está interviniendo en el grupo. Es decir, no se trata de un informe forense objetivo. Dicha valoración debería hacerse
por agentes externos como aquellos psicólogos forenses que trabajan en Vigilancia Penitenciaria. Especialmente en
delitos como la Violencia de Género, que es uno de los delitos con mayor porcentaje de reincidencia en presos
(Gómez-Hermoso, 2015).
4. LOS PENADOS Y SU SITUACIÓN ACTUAL
En este apartado tomaremos como datos a los penados por delitos de Violencia de Género que han pasado por los
programas del PRIA-MA. Después de ocho años de implementación de programas con hombres condenados por delitos de Violencia de Género (PRIA MA) desde 2011 y modificado por Instituciones Penitenciarias en 2015. La Fundación Psicología sin Fronteras aporta datos basados en la experiencia con más de 58 programas ejecutados con un total
de 828 beneficiarios, cuyos resultados exponemos. Los programas se han llevado a cabo en los Centros de Inserción
Social C.I.S. de Madrid: Victoria Kent, Josefina Aldecoa, Melchor Rodríguez García, así como en las instalaciones de
la antigua asociación Psicólogos sin fronteras Madrid.
4.1. Perfil sociodemográfico del usuario y disfunciones
Es necesario reflejar cuales son los condicionantes previos que influyen en la intervención con ellos.
SITUACIÓN JURÍDICA: (Suspension y /o Trabajos en Beneficio de la Comunidad (TBC)) Pena introducida por el C.P.
de 1995 como una manifestación del principio de reinserción. Prevista para algunos de los delitos leves (antiguas faltas), como pena alternativa en todos los casos, dado que es imprescindible el consentimiento del penado y como modalidad de cumplimiento de la responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa. Algunos usuarios cumplen
simultáneamente esta pena con programas psicoeducativos, (PROSEVAL, PRIA MA,…) de carácter obligatorio que interfieren con su asistencia al programa o en la ejecución de las tareas.
TEMPORALIDAD: Desde que el penado es juzgado, hasta que se ejecuta el Cumplimiento del Plan Individual de Intervención y Seguimiento valorado por el CIS, puede pasar desde meses a varios años.
ESTADO MOTIVACIONAL: Baja autoestima, alta resistencia a la participación del programa, sentimientos de perjuicio, críticas a la ley 1/2004. Se trata de programas que se plantean como alternativa a la prisión (que en principio nadie quiere) pero lo viven como una imposición, por lo tanto la motivación con la que parten suele ser muy baja.
DISPOSITIVOS DE LOCALIZACIÓN PERMANENTE: Algunos usuarios acuden al programa con estos dispositivos, señalando la severidad de su aplicación.
EL QUEBRANTAMIENTO DE LA REGLA IMPUESTA: Algunos usuarios en el inicio del tratamiento, refieren quebrantamiento de la orden de alejamiento y en ocasiones el juez es conocedor en casos donde el penado sustenta a la familia, entre otras particularidades…
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Si tenemos en cuenta el PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO DEL USUARIO:
.)
Fuente: Fundación Psicología sin Fronteras (datos registrados por José Lagos Fdez
En cuanto a las diferentes problemáticas o DISFUNCIONES DEL USUARIO encontramos las siguientes variables que
interactúan entre sí.
Fuente Fundación Psicología sin Fronteras
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4.2. La víctima
Sobre la Víctima (Consejo General del Poder Judicial, 2015)
4 La víctima por la que acuden los agresores (varones) derivados suele ser la pareja actual o ex pareja. PROGRAMA
PRIA MA (sólo Violencia de Género)
4 La Violencia Familiar incluye a los/las agresores/as que maltratan a su hijo/a, padre, madre u otros familiares o incapacitados. (v. Intrafamiliar ascendente y descendente) y la violencia intragénero. Realizan el programa ENCUENTRO específicos…para este tipo de violencia.
4 Cuando la víctima es el varón (Programa ENCUENTRO) y su agresor es (su pareja o ex pareja): El maltrato a hombres es una violencia invisible. El informe del CGPJ sobre violencia doméstica o familiar, señala algunos datos sobre
el perfil del hombre maltratado. Ninguno de los asesinados por sus parejas puso denuncia previa, tenían una edad
media de 44 años…
4.3. Tipologia delictiva
La reforma del Código Penal por la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, afecta a los preceptos relativos a la violencia de género, con especial detalle de la inclusión de la agravante del art. 22.4 de actuar por discriminación por
razones de género, que se introduce manteniéndose la anterior de actuar por discriminación por razón de sexo; y los
nuevos delitos de Stalking y Sexting, que son un reflejo de la adaptación del Código Penal a las nuevas circunstancias
sociales.
En Medidas Alternativas se muestran diferentes tipos de delitos, en algunos casos en forma de antecedentes penales
como: robo, robo con fuerza, falsificación, secuestro, tráfico de estupefacientes, reincidencia, ingresos previos en prisión. Aunque su presencia y gravedad en los grupos depende del tipo de programa de Intervención, siendo más frecuentes en PROBECO (delitos ambientales, maltrato animal, violentos y otras etiologías delictivas), PROSEVAL
(prevención de accidentes y delitos de tráfico), CUENTA CONTIGO (problemática en el consumo de drogas) y menos
frecuentes en PRIA-MA. Además de diferentes grados de Impulsividad, y trastornos del control de impulsos como ludopatía, trastorno explosivo Intermitente (los más frecuentes en violencia de género). Sin olvidar la influencia de las
T.I.C., en los penados.
Son frecuentes los quebrantamientos (art. 468 CP) en el colectivo de PRIA-MA, algunos motivados por la aproximación consentida por la ex compañera STS de 26-9-2005 (TOL765.923, RJ 2005\7380);
“Faraldo Cabana, P. 2010. Las penas de los delitos relacionados con la violencia de género. Especial referencia
a la prohibición de aproximación y su quebrantamiento pág. 44”
La retirada de la denuncia por la víctima alegando el amor, el miedo o la dependencia para no reaccionar frente a
esta lacra social. La desconfianza a las declaraciones de la mujer…. existen los estereotipos de que en estos casos muchas mujeres desesperadas denuncian por venganza, enemistad o por otros intereses oscuros; los hijos ocultando la
carencia de autonomía de la mujer en tanto adopta sus decisiones pensando en el bien de los mismos o en las consideraciones de que, a pesar de los golpes, su pareja “es un buen padre”, que los hijos están mejor atendidos materialmente o en la creencia de que es mejor conservar a todo coste la “familia normal” (Valiño, 2014).
http://hdl.handle.net/2183/15837 .
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5. ¿CÓMO SE SIENTEN LOS PSICÓLOGOS/AS? FACTORES DE RIESGO Y PROTECCIÓN
Es un aspecto que no se tiene en cuenta en los escasos estudios e investigaciones que circulan (Díaz Marroquín, N.,
Guillé Tamayo, M., Pérez Duarte Noroña, M.C. 2012).
Atendemos al penado, se ayuda a la víctima…pero el/la terapeuta no cuenta en esta ecuación ¿Acaso no absorbe lo
que le llega del grupo? o es imperturbable. Cómo gestiona las emociones y la reactividad durante la intervención. En los
actuales programas en Medidas Alternativas, no se contemplan los factores de riesgo y protección de los psicólogos.
FACTORES DE RIESGO
FACTORES DE PROTECCIÓN
La frustración debido a la percepción de no progreso en el grupo. Pueden
aparecer sesgos cognitivos: ¿el terapeuta trata a todos igual o tiene
preferencias? Efecto Pigmalión o “profecía autocumplida”
4 Adaptabilidad al grupo.
4 Dejarse influir por el resultado de los tests de personalidad, y sus trastornos,
etiquetando inconscientemente al usuario.
4 Empatizar demasiado con el participante
4 Síndrome burnout:
● Elevada autoexigencia, nivel de excelencia y perfección
● Baja tolerancia al fracaso
● Necesidad de control
● Sentimiento de omnipotencia frente a la tarea (no caer en la creencia de
saberlo todo). Es importante utilizar la escucha activa (terapeuta) y escuchar
lo que el grupo comunica.
4 Flexibilidad/plasticidad vs. Rigidez e imposición
4 Parejas de terapeutas y su influencia en el penado: Hombre-mujer/ mujermujer / hombre-hombre y cómo interpreta el penado esas combinaciones
anteriores. Se manifiesta necesario que sea mixto. La mujer terapeuta
complementa la ausencia de la víctima, su pensamiento y sentimiento.
4 Afrontamiento de ataques del usuario hacia el terapeuta.
4 Ser directivo o no directivo con el grupo.
4
4
Estrategias fuera del centro de trabajo o extra laborales:
Mantener áreas personales libres de contaminación
● Evitar la contaminación de espacios de distracción con temas relacionados
con la violencia
● Evitar la saturación de las redes personales de apoyo
● Poner límites entre el ámbito laboral y el familiar
● Cuidar de la familia y amigos
● Invertir en ocio
4 Estrategias laborales o dentro del espacio de trabajo:
● Registro oportuno y visibilización de malestares
● Vaciamiento y descomprensión
● Reconocer los propios límites para la acción profesional
● No caer en el síndrome del salvador
● El objetivo es dotarles de alternativas más adaptativas sin imponerlas, que
emerjan de ellos tras dinámicas, cortos,..
●
Se trata de una intervención con alto desgaste emocional para el psicólogo. Por ello, en general es adecuado que la
intervención en grupo se haga entre varios psicólogos (ya sean de prácticas o profesionales) puesto que no solo sirve
para una mejor intervención in situ, si no que sirve para el desahogo y apoyo emocional de los que están interviniendo en un mismo grupo.
6. DIFICULTADES Y RETOS DE ALGUNOS PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN EN MEDIDAS ALTERNATIVAS
Desde la experiencia en el desarrollo de las intervenciones realizadas planteamos algunas carencias en los programas en medidas alternativas.
Es un enfoque basado principalmente en el concepto de riesgo y en la evitación o escape de los factores de riesgo
que puedan conducir al fallo o a la recaída. Por lo tanto, dice a los usuarios qué evitar o qué no hacer, pero no ofrece
objetivos vitales alternativos. El modelo no aborda adecuadamente cómo deben mantenerse los cambios conductuales, actitudinales y cognitivos que se han obtenido a lo largo de la intervención.
Se aplica bien a conductas delictivas que se han producido en varias ocasiones, y en las que se ha seguido un proceso hasta culminarlas. Cuando se intenta aplicar a comportamientos puntuales o a reacciones impulsivas, el proceso de
recaída se desdibuja y pierde sentido para el usuario.
Una alternativa para el abordaje del mantenimiento de los cambios es la propuesta por el Modelo de las Buenas Vidas, GLM (Ward y Stewart, 2003; Ward y Maruna, 2007). Las intervenciones han de ir orientadas a establecer objetivos de acercamiento, es decir, comportamientos y hábitos positivos, basados en valores, que permitan conseguir
objetivos vitales de forma legítima.
Son frecuentes los penados que repiten los mismos aprendizajes de abordamiento y convivencia de la anterior pareja con la siguiente (conducta serial, diferenciándolo del poliamor y la monogamia serial). A pesar de haber realizado
el programa PRIA-MA en varias ocasiones. Siendo más indicada la intervención individual que la grupal para estos casos. También se da con bastante frecuencia la reincidencia en los penados que realizan los programas de TASEVAL y
PROSEVAL, a pesar de haber desarrollado un aprendizaje a nivel teórico no han llegado a responsabilizarse de su
conducta y de las consecuencias que ésta puede llegar a producir.
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El GLM permite sustituir la intervención en conductas delictivas centrada únicamente en los factores de riesgo (del
RNR), por un enfoque basado en las capacidades y fortalezas y orientado hacia el logro de un plan de vida satisfactorio. Esto permite potenciar la capacidad de rehabilitación desde el refuerzo continuo en la consecución de metas y la
formulación de objetivos pertinentes y relevantes.
La aplicación del modelo se inicia con la “colaboración” con el penado para motivar un proceso de autorreflexión
que identifique los valores o bienes que para él constituyen una vida satisfactoria. Junto con esta valoración, el/la profesional identificaría los factores asociados al riesgo de reincidencia y los déficits psicológicos y sociales que impiden
la satisfacción de necesidades fundamentales (Purvis, Ward y Willis, 2011).
Como cita Ávila (2016): “Algunos usuarios no se han planteado lo que quieren en la vida, en especial los de baja inteligencia… Y otros conciben la intervención como una penitencia impuesta, donde la culpa es unidireccional y asimétrica, donde se excluye “la culpabilidad de la pareja, y en numerosos casos los conflictos de pareja”. (Asumo mi
parte de la responsabilidad... pero y la de mi pareja se tiene en cuenta?)”
Ward y Brown (2006) relacionan los derechos humanos con el tratamiento penitenciario. En esta relación nos recuerda que somos vulnerables y el derecho a ser persona requiere de una intervención educativa y un programa de
actividades en cuya realización el sujeto adquiera nuevos hábitos, actitudes y fines vitales.
Dado que los funcionarios de vigilancia y otros profesionales de las prisiones no están formados en derechos humanos, esta intervención desde la perspectiva de reeducación de aquellas personas que se encuentran en prisión o medidas alternativas de servicios penitenciarios tendrían que ser realizadas por aquellas/os profesionales que tengan tales
conocimientos.
La recaída del participante, se aborda desde la perspectiva importada del mundo del tratamiento de las drogodependencias (Ward y Gannon, 2006). El modelo sólo enfatiza con aquellos factores de riesgo (situaciones, pensamientos,
emociones, estímulos) que constituyen un antecedente de un posible fallo y de una recaída (reincidencia) y se entrena
al usuario en técnicas para su afrontamiento o evitación.
Por último, hablando de la conducta delictiva en el ámbito de la Seguridad Vial, suele darse como punta del iceberg
de otros problemas más graves como antecedentes penales de mayor gravedad (robos, lesiones, delitos contra la salud
pública, …), adicciones (en muchos casos hablamos de delitos producidos bajo los efectos del alcohol). Este tipo de
factores que predisponen a la comisión de delitos contra la Seguridad Vial quedan poco reflejados y trabajados en los
programas TASEVAL y PROSEVAL.
6.1. Algunos errores metodológicos de los modelos
4 El “éxito” de estos modelos se produce intramuros (con alto porcentaje de abandonos). En comunitario no hay estudios empíricos que lo avalen actualmente.
4 Los usuarios que acuden al programa no presentan los mismos niveles de riesgo entre otras variables, es decir, no se
forman grupos homogéneos.
4 Un alto porcentaje de participantes no son delincuentes (el modelo RNR se centra en esta perspectiva).
4 En los extranjeros, la interiorización de esquemas culturales y necesidades criminógenas son distintas a los de la población autóctona.
4 La relación entre víctima y victimario/a es, en ocasiones, es decir ambos se agreden.
4 El diseño de estos programas no tiene en cuenta la realidad de las personas a quienes va dirigida, en particular con
los conflictos de pareja, variables sociodemográficas, etc.
Los Centros de Inserción Social (CIS), reciben del Juzgado ingentes cantidades de ejecutorias de penados a quienes
debe localizar, citar y efectuar un Plan de Intervención Individual y Seguimiento para cumplir la pena impuesta por el
juez en estos casos Suspensiones, TBCs y/o Talleres / Programas de carácter psicoeducativo… Constituyendo el principal problema de los CIS encontrar ONGs entre otras Instituciones privadas cooperantes por el interés social pertenecientes al Consejo Social Penitenciario (Subcomisión de Penas y Medidas Alternativas), en algunos casos o las/os
psicólogas/os terapeutas (funcionarios muy escasos) quienes pueden implementar los diversos programas en medidas
alternativas, cayendo en el desbordamiento y acumulación de penas.
Las entidades se ven a su vez desbordadas para poder atender la demanda y dar un servicio de “calidad”; según los
manuales diseñados para las psicólogas/os profesionales de la psicología jurídica y clínica que publican Instituciones
Penitenciarias. Reduciendo el número de admisión de programas en Medidas Alternativas en sus centros para alcan-
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zar los objetivos. En muchas ocasiones las asociaciones se ayudan de personas en prácticas y voluntarios no profesionales (desde el punto de vista formal) que asumen una gran responsabilidad al intervenir en un contexto como es el
penitenciario.
En repetidas ocasiones y “porque lo dice el juez” envía a penados que no hablan español al programa, o bien desconocemos si tiene algún tipo de enfermedad contagiosa y en qué grado, a veces descubres que es seropositivo, o que
padece enfermedad auditiva y no oye, bajo nivel intelectual, consumidores habituales de THC, o alcohol que asisten
al programa “puestos”, penados con tratamiento farmacológico (antidepresivos, antipsicóticos,…) etc. Estos hechos repercuten en el normal funcionamiento del grupo. En otras ocasiones son penados violentos, con antecedentes penales
“cancelables” y ocasionalmente reincidentes.
Señalar que un alto porcentaje de penados derivados por el CIS, asiste por conflictos de pareja con perfiles de baja peligrosidad (sería fundamental revisar la duración del programa en algunos casos y aplicarla a este tipo de penados), el porcentaje restante pertenece a “perfiles del cluster B” T.P. antisocial, limite, narcisista e histriónico. Por otro lado e
igualmente asociado a los Programas PRIA-MA los profesionales, voluntarios y prácticums deberían estar formados en Género, nos encontramos con que tienen que ser las propias asociaciones (cuando tienen los recursos) las que forman en esta
línea, aunque el propio programa PRIA-MA establece como eje transversal la intervención con perspectiva de Género.
Es conocido que los CIS dan oportunidades a todos y cada uno de los penados. Forma parte de su quehacer en la rehabilitación y reinserción; pero a un coste muy alto. Por un lado, las limitaciones señaladas que deben paliar las psicólogas y psicólogos especialistas sin un informe previo con el que orientar la intervención. [Otro motivo de la
necesidad de especialistas psicólogas/os] Esto no implica que aquellas/os terapeutas pretendan un grupo de participantes a “la carta”, si no más información y recursos humanos por parte de los C.I.S, Juzgados; y por otro lado aportar
orientación y consejo a jueces, fiscales y demás letrados dónde derivar a los condenados (indicando la existencia de
programas específicos para los delitos. Evitando “combinaciones” incompatibles, ej.: incluir a penados que han maltratado a sus hijos o a sus mayores o violencia intra género en un programa de violencia de género o reincidentes por
robo en programas de seguridad vial,…). Cuantificando la duración del programa en función de la gravedad del delito
y las limitaciones funcionales.
Se echa de menos información testimonial de terceros y por supuesto la versión de la víctima (se podría incluir entrevista, bien procedente del juzgado, policía, psicólogas/os forenses si la hubiera).
La elección adecuada de los instrumentos de evaluación es otro de los ejes de la justificación de la presencia de profesionales de la psicología, orientando la intervención de los participantes por su “disfuncionalidad”. La relación entre
la psicóloga y el psicólogo con el participante, en este colectivo supone un gran esfuerzo para alcanzar la alianza terapéutica y en el mejor de los casos promoviendo la autoexploración. Así como generar la adecuada cohesión en el
grupo. De ahí que el desarrollo del programa se ejerza por profesionales.
Asociaciones y fundaciones como Fundación Psicología sin Fronteras tratamos de hacer el mejor trabajo posible con
carencias en recursos de todo tipo, en un contexto difícil, duro y con una cierta peligrosidad. Seguimos haciendo este
tipo de intervenciones con población en riesgo o ya excluída socialmente porque es en este tipo de contextos en los
que la superación y el cambio humano se ven con mayor fuerza.
REFERENCIAS
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Ficha 1.
Grupo de Apoyo Psicológico (GAP)
Posteriormente a la corrección de la pruebas y extraída la información de la primera entrevista se realiza una valoración de riesgo del penado. Si los terapeutas detectan riesgo alto Auto o Heteroagresivo remiten al penado al grupo de
evaluación de GAP.
Este grupo se creó en 2012 por José Lagos Fdez. (Coordinador de programas en Medidas Alternativas en Fundación
Psicología sin Fronteras) dentro del área de Psicología Jurídica. Es un grupo de apoyo terapéutico formado por psicólogos/as expertos y desarrollado para actuar sobre los penados en Programas en Medidas Alternativas. Principalmente,
está orientado a contextos de violencia contra la mujer pareja en el marco de los programas PRIA-MA. Su intervención se centra inicialmente en apoyar a los penados para poder seguir el programa en modo grupal.
Paralelamente el programa cuenta con dos equipos de apoyo para, de una parte, dar soporte individual a los programas grupales (grupo de apoyo psicológico) y, de otra, recoger indicadores de evaluación y control tanto de los usuarios como del programa (grupo de Evaluación).
Son varios los factores que se tienen en cuenta. Se considera prioritaria la evaluación e intervención en GAP cuando
esté presente la ideación suicida u otros indicadores que hagan pensar a los psicólogos/as en que el nivel de riesgo de
violencia contra la pareja u otras personas está aumentando peligrosamente. Estas evaluaciones serán siempre realizadas por dos psicólogos/as entrenados en evaluación de riesgo de violencia utilizando la metodología apropiada en cada caso.
Valorando si existe simulación. Los terapeutas se aseguran de que el penado no está utilizando el GAP para instrumentalizar su situación y obtener ventajas en el grupo PRIA-MA correspondiente, a la vez que beneficios individuales,
ajenos al programa. Para ello, los psicólogos/as utilizan metodología especializada para su detección.
La intervención se amplía, en casos excepcionales, a la monitorización de penados a quienes se detecta la conveniencia de un refuerzo adicional (comportamientos violentos o de violencia de género, trastornos límite de la personalidad, ideación suicida, etc.) Complementando la intervención grupal.
El Grupo de Evaluación, por su parte, está orientado a la intervención en la valoración inicial (si se detectan elevaciones en las puntuaciones) o en la progresión del penado en el programa respecto a los siguientes aspectos: Evaluación diagnóstica de las características de los agresores (rasgos cognitivos, afectivos, conductuales e interaccionales).
Así como la valoración del nivel motivacional: pre-contemplación, contemplación y proceso de cambio; a la evaluación del riesgo; y los criterios para determinar la inclusión o no en el tratamiento, así como procedimientos de derivación si corresponde.
Finalmente, la función de GAP cumple con un propósito esencial en estos programas; aumentar la adherencia al
tratamiento y evitar el abandono. Debido a que las variables relacionadas con el mismo son multivariadas: el
abuso de alcohol y drogas, el historial psiquiátrico (Hanson, 2007; Boira y Jodrá, 2010); haber sido victimizados
en la infancia o haber estado implicados en conductas delictivas anteriores (Barber y Wright, 2010), en Fundación Psicología sin Fronteras implementamos el uso de estrategias motivacionales y técnicas activas de retención
(Ver casuística).
Somos conscientes de que el tipo de intervención/asistencia es única y necesaria en estos programas (Echeburúa,
2013). Destacar que se atienden casos individuales de contextos de violencia sin orden judicial. Es decir, de modo voluntario.
Algunos profesionales consideran completar o llevar en paralelo la intervención grupal con intervención individual. Sería ideal, pero sólo eso, no hay recursos suficientes, por otra parte, debería ser un recurso complementario
porque no todos los usuarios la necesitarían o al menos no en las mismas proporciones.
Por este motivo, entidades como la del Gobierno Vasco aportan su propio programa de intervención (Gakoa) sin orden judicial, diferenciándolo del Institucional (II.PP.) y prolongando el mismo en función de las necesidades del participante. O el programa “Abramo-lo circulo” subvencionado por la Xunta donde la duración es de 52 sesiones siendo
la mitad individual y el resto grupal, con un seguimiento no inferior a un año.
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INTERVENCIONES EN GAP
CASUÍSTICA
Año
Prias
Usuarios
2012
3
4
Trastorno Control impulsos (1), control de la ira (2), depresión (1)
2013
3
10
Sintomatología ansioso-depresiva (1), ideación suicida (2), Celos (1), Impulsividad (1), Duelo (1), toxicomanía (1), TP Antisocial
(1), TLP (1), Riesgo heteroagresivo ex pareja (1)
Intento de suicidio (1), Trastorno Control impulsos (1), Duelo (1), Dependencia emocional (2), Entrenamiento en asertividad (1)
2014
4
6
2015
4
8
Poli toxicomanía estado depresivo (2), Control de la ira (2) Paranoia persecutoria (1), Entrenamiento HH.SS. (2), Depresión (1)
2016
5
10
Dependencia emocional (2), toxicomanía e ideación suicida(2) Control de impulsos (2) Conductas disruptivas y TP Antisocial (2)
Deterioro cognitivo (1) Rigidez y sumisión (1)
2017
3
4
Ideación suicida (3) TP Antisocial y alcoholismo (1)
2018
5
6
Ideación suicida (4) Celotipia (1) Sintomatología ansioso-depresiva (1)
Fuente: Datos de Fundación Psicología sin Fronteras, hasta Mayo 2018 José Lagos Fdez.
LOS ABANDONOS
Según Memoria de actuaciones: Memoria de Psicología Jurídica 2018, Fundación Psicología sin Fronteras. José Lagos Fdez.
Sendas son las razones por las que se producen abandonos en los programas de medidas alternativas. Las más citadas son las siguientes:
4 Coincidir con otra medida de Trabajo Beneficio Comunidad.
4 Prefiere trabajar y pospone la pena.
4 Coincidir con otras medidas.
4 Interfiere con sus ocupaciones y prefiere posponerlo a pesar de la sentencia.
4 Por causas sobrevenidas (Exitus familiar, cambio de domicilio y provincia, ingreso en prisión, ingreso en CIE y deportación...).
4 RMI Renta Mínima de Inserción subsidios por desempleo, que puede coincidir con programa en MA, por la obligatoriedad de asistencia y participación a talleres para poder cobrar dicho subsidio.
4 Falta de motivación real o aceptación instrumental.
4 Reincidente (ha empezado otros programas PRIA y no los termina). No lo considera necesario para él.
4 Por mala evolución (no reconocimiento del delito).
4 No asunción de la responsabilidad.
4 Negación de los hechos.
4 Abandono (inmigrantes) por esquemas culturales distintos a la población autóctona.
4 Abandono voluntario por desinterés.
4 Abandono por traslado del usuario a solicitud propia o por traslado forzoso.
4 El usuario prefiere un formato individual y/o grupal para su desarrollo.
4 Abandono en el seguimiento.
4 La heterogeneidad de los maltratadores.
Fuente: Fundación Psicología sin Fronteras. José Lagos Fdez.
OTROS MOTIVOS DE ABANDONO Y JUSTIFICACIÓN DE INTERVENCIÓN DE GAP
Usuarios que niegan su responsabilidad delictiva y no finalizan el programa. Una explicación es que se ven más
confrontados, tanto por los terapeutas como por sus compañeros, y reaccionan de manera hostil y oposicionista. La
conducta de confrontación es continúa, si bien señalar que algunos intentan utilizar al grupo en contra del terapeuta y/o del sistema (habitual en perfil narcisista o antisocial), o bien en solitario generando malestar en el normal desarrollo del grupo y en la intervención. Esta situación a veces esconde un deseo de intervención individual en el
mejor de los casos.
4
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4
Usuarios que asumen el delito y no terminan la intervención, mayoritariamente la abandonan de forma voluntaria.
Probablemente se ven superados por las exigencias emocionales del programa, tales como sentimientos de culpa o
dificultades para expresar sus sentimientos.
4 El usuario niega los hechos delictivos pero considera útil el programa, como postura externa (hacia el grupo y los
terapeutas), pero interiormente ha modificado parcialmente su actitud según avanza el programa (algunos usuarios,
inicialmente niegan los hechos como conducta adaptativa al grupo).
Desde la implementación de GAP en la intervención en los programas se ha reducido en un 20% los abandonos. En
el 2016, se evitó el abandono de 10 usuarios, siendo la tasa de abandonos de un 5.36%. La media del abandono acaece entre la sesión número 2 o la 11 (MO= 2. 11). Al terminar los programas, se estima que el 78.5% de los penados
ha superado el programa. Sin intervención GAP restaríamos 10 penados de 78.5, es decir, obtendríamos una cifra de
superación del programa del 67.75%. Los principales trastornos implicados por los que han recibido atención psicológica, son por orden de importancia: conductas por trastornos de personalidad (5%), trastornos emocionales (3%) y
conductas adictivas (2%),
AÑO 2016
BAJA por Inasistencias 7
7.52%
Expulsiones 6
6.45%
No supera entrevista 0
0.00%
NP no presentados 2
TOTAL
2.15%
14.12%
Abandono Ingreso prisión 0
0.00%
Abandono por huida de España 0
0.00%
Abandono por dificultad económica 1
1.07%
Abandono por Incompatibilidad horaria 3
3.22%
Abandono por Psicopatología segto.0
0.00%
Abandono por Impedimentos sobrevenidos
1.07%
TOTAL ABANDONOS
5.36%
*N=93
Fuente: Fundación Psicología sin Fronteras. José Lagos Fdez.
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Ficha 2.
La intervención psicológica con grupos en Medidas
Alternativas
Las Medidas Alternativas basadas en grupos de intervención están planteadas de tal manera que el usuario pueda
cumplir una condena en la que se trabaje problemáticas asociadas al delito o las motivaciones que dieron lugar al delito que cometió. En su mayoría se trabaja a través de grupos.
NORMAS MÍNIMAS DE LOS GRUPOS
Existen unas normas básicas que deben cumplir para el buen funcionamiento del grupo, algunas de las más importantes son:
1. Asistencia a todas las sesiones: en principio se establecen un máximo de dos faltas justificadas al programa. Sesiones que además deben ser recuperadas de alguna manera; en función del criterio del responsable del grupo en ocasiones muy excepcionales se puede permitir alguna falta más, por ejemplo cuando el usuario está rindiendo muy
bien en el programa. Además la asistencia debe ser puntual.
2. Participación: este tipo de intervenciones son complejas, puesto que no solo son obligatorias sino que además se
les pide participar, inicialmente muchos se muestran bastante resistentes y es necesario ajustar las expectativas y la
forma de trabajo con cada uno de los usuarios. Establecer alianza terapéutica con personas que están obligadas a
asistir y participar es muy complicado, muchos de ellos inicialmente no tienen intención de modificar ningún aspecto de sí mismos o de su vida.
3. No se puede acudir bajo los efectos de ninguna droga (alcohol incluido): dentro de la población con la que trabajamos hay un porcentaje significativo que presentan adicciones, por lo tanto, es un aspecto difícil de gestionar. En
su mayoría tras alguna llamada de atención reaccionan y no vuelven a consumir antes de asistir al grupo, sin embargo alguno con una adicción cronificada necesita de intervenciones paralelas en CADs, incluso cuando hay informes que acreditan dicha problemática se puede ser más flexible a la hora de cumplir esta norma siempre y
cuando no distorsione el grupo. Si viene bajo los efectos del alcohol difícilmente se puede realizar una sesión con
él en esas condiciones.
4. Se debe mantener una actitud de respeto con las/los psicólogas/os y los compañeros del grupo: si no fuera así se
considera una incidencia grave, motivo de expulsión.
En cualquiera de los casos anteriores de incumplirse se hace un informe de incidencia informando al servicio. Si no
ceja de sus actuaciones, o sobrepasa el límite de faltas se procede a su baja del programa.
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TIPO DE PREVENCIÓN
Es necesario tener en cuenta el tipo de intervención que llevamos a cabo en función del nivel de prevención:
Teniendo en cuenta la situación de los usuarios cuando llegan a los programas nos podemos encontrar ante una prevención secundaria y una prevención terciaria. En la secundaria puesto que algunos se encuentran en el presente repitiendo la conducta delictiva, por ejemplo, aquellos usuarios del PRIA-MA (Violencia de Género) que continúan con
sus parejas, o nuevas parejas en las que también hay situaciones de violencia, generalmente la que nos comentan con
riesgo bajo-medio, si no es necesario informar de ello. Y por otro lado, prevención terciaria en aquellos en los que
aunque ya no se da dicha conducta delictiva existe riesgo de recaída porque no se han trabajado todavía factores de
protección necesarios para que dicha persona adquiera herramientas que le permitan no reincidir.
La forma de intervenir, aunque se encuentren en el mismo grupo es diferente, y se puede detectar si se realiza una
buena entrevista.
ENTREVISTAS INICIALES
Otra parte fundamental en los diferentes programas es la entrevista, en su mayoría se encuentra pautada al inicio de
los programas. En aquellos de corta duración como el TASEVAL no está programada, así como en el PROBECO, la
cumplimentación de los cuestionarios pautados se lleva a cabo en grupo en las sesiones iniciales. En el programa
PRIA-MA se ha establecido una entrevista motivacional de 3 sesiones, difícil llevarla a cabo con 15 usuarios de media
en cada grupo, que pretende influir positivamente a la motivación para el cambio, como comentábamos con anterioridad debido al carácter “obligatorio” de la intervención y en muchas ocasiones la falta de conciencia de problema
los inicios de estos programas son difíciles y duros.
Por otro lado otro de los aspectos fundamentales que se valora es su relato del delito, y por lo tanto el reconocimiento de los hechos y el nivel de asunción de responsabilidad previa al programa. En muchas ocasiones nos encontramos
con relatos que no tienen que ver o bien que minimizan los hechos. Incluso cuando los hechos narrados se acercan a
los hechos probados de la sentencia justifican su actuación o culpabilizan a la víctima; especialmente en programas
como el PRIA-MA, en otros como el PROSEVAL la narración guardia más similitudes con los hechos probados en la
sentencia, aunque en ocasiones algunos usuarios debido a la acumulación de condenas no son conscientes ni de la
causa por la que se les ha enviado al programa. Esto muestra el tiempo y esfuerzo que hay que dedicar a trabajar con
la responsabilidad durante el programa.
Otros aspectos fundamentales de la entrevista son: familia (ascendente y descendente), adicciones, otros delitos anteriores, autoestima (brevemente) y control de impulsos. Pareja (en el caso de PRIA-MA) y actividades relacionadas
con los delitos específicos de Seguridad Vial (PROSEVAL) dinámicas familiares (ENCUENTRO).
La entrevista inicial es de gran utilidad, necesaria para tener en cuenta los factores de riesgo que han llevado a cada usuario
a cometer un delito. Además ayuda a la alianza terapéutica y a que el penado vaya ganando confianza con la psicóloga/o.
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ALGUNOS FENÓMENOS GRUPALES
Es necesario analizar las alianzas que se van produciendo entre ellos y con las/los psicólogos, puesto que la principal herramienta de cambio es el manejo del propio grupo y lo que se dicen y comparten los unos con los otros.
METODOLOGÍA
En la mayoría de los grupos las sesiones que se realizan son grupales y una a la semana (de duración variable, por
ej. En el PRIA-MA las sesiones son de 2 horas, mientras que en el TASEVAL son de 4 horas). Además en algunos de los
programas se refuerzan las sesiones grupales con sesiones individuales, pautadas por el propio programa o bien como
forma de recuperación ante las faltas de asistencia.
Los programas tienen un gran contenido teórico, en ocasiones muy complejo que se trabaja de diferentes formas:
1. A través de psicoeducación ya sea ayudándose de presentaciones o incluso usando pizarras normales para entender determinados conceptos.
2. Usando medios audiovisuales: vídeos generalmente, pero también música etc.
3. A través de dinámicas que refuerzan a nivel práctico la teoría que estamos trabajando.
4. A través del debate: toda dinámica bien hecha o bien si queremos profundiza en algún contenido tiene que despertar debate y el compartir experiencias y reflexiones de cada uno de los usuarios, si no existe esta confianza e implicación con la intervención difícilmente el programa va a ayudar a los usuarios y prevenir futuras conductas
delictivas.
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POSICIÓN TERAPÉUTICA
Estas pequeñas indicaciones son claves en diferentes intervenciones, sobre todo cuando se trabaja a nivel grupal y
más en un contexto como el penitenciario. Partimos de la base de que inicialmente ellos llegan resistentes al programa, a las instituciones y a los compañeros que se pueden encontrar en el grupo, que están, en general, en la misma situación que ellos. Por ello la base para poder empezar a trabajar y que la intervención sea eficaz es la cohesión
grupal, hay que dedicarle tiempo durante todo el programa puesto que si no tienen la confianza suficiente con los demás para poder sacar sus experiencias, preocupaciones, pensamientos y emociones reales no hay forma de que los
contenidos les sean útiles. Esta en ocasiones es la tarea principal del psicólogo, conseguir un contexto de seguridad y
confianza en el que se respeten, se escuchen e incluso traten de ayudarse los unos a los otros, además del trabajo de
los propios contenidos de cada programa.
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