Subido por Jose Luis Alvarez

Tesis la ropa española HISTORIA

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Pág.
-INTRODUCCIÓN
3.
-CAPÍTULO I
La singularidad e influencia de la indumentaria en la España de los Austrias.
9.
10.
I.1.Indumentaria masculina .
I.2.Indumentaria femenina.
29.
44.
-CAPÍTULO II
La moda en el siglo XVIII
68.
69.
II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda.
II.2. Influencia y difusión de la moda francesa.
II.3. Análisis de la indumentaria masculina.
II.4. Análisis de la indumentaria femenina.
74.
76.
88.
98.
-CAPÍTULO III
El siglo XVIII en España: moda y reformas.
103.
104.
III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa
III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda francesa
y el patrocino de la industria sedera.
III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo.
III.4. Carlos IV, primera década de su reinado.
María Luisa de Parma como “esclava de la moda”.
104.
-CAPÍTULO IV
Los protocolos notariales como fuente para el estudio
de la indumentaria sevillana del siglo XVIII .
139.
IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial
IV.2. Inventario post-mortem y testamento.
140.
155.
-CAPÍTULO V
Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII.
177.
178.
V.1. Tejidos, telas y encajes.
V.1.a. Lino.
V.1.b. Lana.
V.1.c. Seda.
V.1.d. Algodón.
V.1.f. Encaje.
179.
179.
181.
184.
186.
189.
- CAPÍTULO VI
Un hombre a la moda. La indumentaria masculina
en la Sevilla del siglo XVIII
192.
VI.1. Análisis de la indumentaria masculina
193.
122.
125.
133.
140.
193.
1
VI.2. Ropa blanca e interior
VI.3. Traje
VI.4.Prendas de encima
VI.5. Sombreros y pelucas.
VI.6. Zapatos y medias
VI.7. El traje de majo, casticismo y precedente del vestido de torear
196.
200.
223.
226.
230.
233.
-CAPÍTULO VII
La indumentaria femenina, una interpretación
de la moda internacional en Sevilla
240.
VII.1. Ropa blanca interior
VII.2. Vestidos compuestos por varias prendas
VII.3. Vestidos enteros
VII.5. Vestido de novia
VII.6. Prendas de encima
VII.7. Peinados
VII.8. Accesorios y complementos
VII.9. Zapatos y medias
VII.10. Traje de maja, atuendo propio de la mujer española.
254.
276.
291.
302.
304.
313.
317.
321.
323.
-CONCLUSIÓNES
328.
-APÉNDICE DOCUMENTAL
332.
-INDÍCE DE RETRATOS
496.
-GLOSARIO DE TÉRMINOS
499.
-FUENTES DOCUMENTALES
512.
-BIBLIOGRAFÍA
524.
241.
2
INTRODUCCIÓN
3
La moda surgió en Europa durante el siglo XIV. En la Baja Edad Media la vestimenta
de ambos sexos comenzó a diferenciarse, los hombres se decantaron por prendas cortas y las
mujeres largas. El objetivo principal de la ropa es cubrir el cuerpo, no solamente para
preservarlo de las inclemencias del tiempo, sino también de las miradas ajenas. Una vez
cumplida esta premisa el siguiente cometido es la clara diferenciación entre sexos, la
indumentaria de hombres y mujeres debe ser distinta. La ropa proporcionaba una imagen clara
de la persona, sus gustos y su posición en la escala social. Los usos en la vestimenta están
ligados a cada época aportando una información esencial sobre el devenir histórico ya que
encierran numerosas claves de tipo sociológico, económico, e incluso político. La
voz
“moda” no figura en el Tesoro de la Lengua Castellana, pero ya aparece en el Diccionario de
Autoridades definida como: “Uso, modo o costumbre. Tómase regularmente por el que es
nuevamente introducido, y con especialidad en los trages y modos de vestir.” La primera
mención del término en España la encontramos en la obra de Vélez de Guevara El diablo
cojuelo publicada en 1641: “Vieron entrar, por la posta tras un postillón, dos caballeros
soldados vestidos a la moda”.
El objetivo de la presente investigación es el análisis y estudio de la indumentaria de
todo el espectro social sevillano durante el siglo XVIII, desde las capas trabajadoras a las más
altas. Tal y como pondremos de relevancia la ropa tuvo una importancia muy destacada
durante el Antiguo Régimen, no sólo en cuanto a su valor económico sino como signo externo
en la escala social. Al no existir una bibliografía específica sobre la moda en Sevilla durante
el siglo XVIII, hemos partido de una de carácter general sobre la indumentaria en los siglos
XVII y XVIII en Europa, fundamentalmente en España, Francia e Inglaterra. Así mismo
hemos recurrido a una serie de estudios de carácter histórico, artístico, sociológico,
económicos, político e incluso jurídico para una mejor compresión de la época.
La investigación se ha realizado partiendo de fuentes de archivo, fundamentalmente a
través de dos tipos de documentos notariales muy frecuentes en la época: las cartas y recibos
de dote y los inventarios post-mortem; en menor medida al no ser tan comunes, también
hemos analizado diversos inventarios capitales,
partidas de bienes y capitulaciones
matrimoniales En las cartas de dote conoceremos las piezas que formaban parte del ajuar
femenino, mientras que a través de los inventarios post-mortem lo haremos con respecto a la
indumentaria masculina e infantil y al ajuar doméstico.
4
Para nuestro análisis hemos acudido a una serie fuentes indirectas, tales como la
pintura y la literatura de la época. Hemos localizado una serie de retratos en distintas
colecciones particulares sevillanas, cuyas imágenes se adjuntan al texto y que nos
proporcionarán diversas claves en cuanto a los distintos atuendos y modas. A todo ello se le
debe sumar la serie de los Carros de Domingo Martínez (hacia 1748) que se encuentran en el
Museo de Bellas Artes de Sevilla; sus ocho lienzos nos muestran la moda en la capital
hispalense a mediados de la centuria, tanto de las clases altas como de extractos medios y
bajos. Igualmente recurriremos a piezas de vestimenta de diversas colecciones de
indumentaria, tales como el Museo del Traje de Madrid y el del Disseny de Barcelona,
además de algunos extranjeros como el Galliera de París o el Metropolitan de Nueva York,
que custodian una importante colección de prendas y complementos europeos del siglo XVIII.
Nuestro estudio comienza en el año 1700, fecha en que Felipe de Anjou es nombrado
rey. España había tenido desde su época imperial unos usos muy característicos en cuanto a
moda se refiere, que se prolongaron por espacio de ciento cincuenta años llegando a los
primeros años del siglo XVIII, tal y como comprobaremos a través de la documentación. Para
comprender el drástico cambio que se produjo a raíz de la llegada al trono de la nueva dinastía,
es esencial conocer la vestimenta de los Austrias con sus tipologías, su concepto de elegancia
y una serie de valores muy enraizados que quedaron obsoletos. En el capitulo I presentaremos
de manera sucinta la moda española desde 1550 a 1700; una manera de vestir que se exportó a
toda Europa caracterizada por la sobriedad, la rigidez y el predominio del color negro en
cuanto a indumentaria masculina. La femenina tuvo igualmente sus propias señas de identidad
caracterizadas por un disfraz absoluto de la silueta a través de cartones de pecho y diversos
ahuecadores de faldas. La posición de cada persona debía estar en perfecta concordancia con
la manera de vestir, estas cuestiones eran ineludibles y tenían una importancia clave en los
hábitos sociales. Los reinados de Carlos I y Felipe II representan la etapa de mayor esplendor
del imperio español con el consiguiente deseo de emulación por parte de otros países. El
descubrimiento de América y la llegada a la Metrópoli de nuevas materias tintóreas hicieron
que nuestros tejidos gozaran de una gran demanda y consideración. Durante el reinado de
Felipe III se produjo una etapa de gran ostentación que terminó bruscamente al acceder Felipe
IV al trono en 1623, que mandó establecer unas normas presididas por cierta sencillez y
austeridad. El monarca se encontraba a la cabeza de esta manera de entender la indumentaria
5
como muestra de un sentimiento de orgullo por lo intrínsecamente nacional, a la par que una
repulsa manifiesta hacia lo francés. Este fenómeno no fue extrapolable a la moda femenina
que llegó a uno de los momentos de mayor riqueza y extravagancia de nuestra historia. A
finales del siglo XVII el traje “a la francesa” va penetrando paulatinamente, Carlos II ya lo
usó compaginándolo con el atuendo “a la española” para los actos de carácter oficial.
El capitulo II expondrá la creación de las tipologías de traje masculino y femenino
objeto de nuestro estudio y cuyo origen radica en la Francia de Luis XIV. La labor del
monarca en cuanto a la elaboración y los códigos de la indumentaria fue esencial en cuanto a
su posterior implantación en todo el continente. La moda durante el Antiguo Régimen surgía
en las cortes y después pasaba al resto de la población. Luis XIV se decidió a adoptar para la
vida civil una versión del uniforme de sus militares. El terno compuesto por casaca, chupa y
calzones fue el de toda la sociedad elegante durante el Siglo del Luces. Así mismo el traje
femenino del siglo XVIII tiene su origen en la Francia de Luis XIV, un atuendo compuesto
por un cuerpo escotado, antebrazos al aire y dos faldas que con sus consiguientes variaciones
permanecerá hasta la adopción del “vestido camisa” en los últimos años de la centuria.
A lo largo del capitulo III presentamos la situación de España durante el periodo que
nos ocupa. La nueva dinastía comenzó un proceso de modernización a través de una serie de
iniciativas que ayudaran a dinamizar su anquilosada economía. Se inaguraron diversas
academias al modo francés y se trató de agilizar la industria a través de la creación de una
serie de manufacturas. En la segunda mitad del siglo se produjo un movimiento que afectó a
todas las artes; la denominada Ilustración cuyos preceptos se basaban en la racionalidad
como fuente de felicidad y progreso y que debía ser ofrecidos a los súbditos para la mejor
marcha de la nación. Carlos III acometió una serie de cruciales reformas tales como la
dignificación del trabajo y el libre comercio.
En el capítulo IV se analizarán las fuentes de archivo estudiadas y la información que
proporcionan para el conocimiento de la indumentaria sevillana del siglo XVIII. La dote era
un requisito indispensable para acceder al matrimonio, una institución que poseía una fuerte
endogamia. Las cartas de dote se nos muestran como una vía esencial para el estudio de la
moda femenina, su evolución y costes. Los inventarios post-mortem nos informan acerca de
los espacios de habitabilidad en la casa sevillana, así como del atuendo masculino e infantil.
6
Los documentos que incorporan las tasaciones de las piezas no son de gran ayuda para
comprender el alto valor que tenía la ropa y sus múltiples vidas.
A lo largo del capítulo V constatarán los cuatros tejidos básicos destinados a la
confección: lienzo, lana, seda y algodón y sus derivados. A través de algunos documentos
pertenecientes a mercaderes o a cargadores a Indias veremos las distintas telas que se
comercializaban tanto de procedencia nacional como extranjera. En el capítulo VI se hará un
pormenorizado análisis de todas las prendas que aparecen en los protocolos destinadas al
atavío masculino comenzando por la ropa blanca e interior para pasar al traje, prendas de
abrigo y complementos como el sombrero y la peluca. Por último se hablará del traje de majo,
sus características y su gran importancia como antecedente del vestido de torear. Hemos
decidido hacer un desglose de piezas para otorgar una mayor claridad y un mejor sentido
temático tanto en la moda masculina como en la femenina.
El capítulo VI se dedica a un exhaustivo estudio de la indumentaria de la mujer
comenzando por una introducción donde se detallan los cambios en el gusto, fruto de una
sociedad hedonista y refinada. Las nuevas tipologías de vestimenta surgirán en Francia e
Inglaterra desde donde llegarán a España. El estudio del guardarropa de la mujer en Sevilla
comenzará por la ropa blanca con todas sus piezas siguiendo por los distintos atuendos. En
España el traje más común fue el compuesto por varias prendas, iremos viendo pieza por
pieza y explicando sus particularidades. Tras ello se pasará a los vestidos enteros y sus
tipologías: bata, traje “a la francesa”, “a la polonesa”, “vaquero a la inglesa” y “vestido
camisa”. A continuación se proseguirá con las prendas de encima como el manto y la
mantilla, atavío imprescindible de la mujer española de cualquier extracto a lo largo de toda la
centuria. Para concluir se analizarán los complementos sin olvidar las pelucas que jugaron una
gran importancia desde 1770. Por último se tratará el traje de maja, un atuendo castizo frente
a las modas extranjeras que alcanzó un importante eco social llegando a las capas más altas de
la sociedad. El presente estudio se cierra con un epígrafe dedicado a las conclusiones que
pondrá de manifiesto los objetivos alcanzados.
A continuación se incluye un apéndice documental formado por una serie de
documentos escogidos, y transcritos, desde 1700 a 1800, a través de los cuales se ha
pretendido ofrecer una muestra de toda la escala social, desde artesanos a funcionarios
7
pasando por tenderos y mercaderes hasta llegar a la nobleza. Tras el apéndice se incluye un
glosario de términos, que complementa a los ya existentes y ayuda a arrojar luz sobre el
vocabulario específico de los distintos términos, aparte de las diversas voces que hoy en día
han caído en desuso. Tras el apéndice se incluye una amplia bibliografía de carácter general y
específico en la materia que nos ocupa, junto a un amplio espectro de estudios de diversas
materias que apoyan y refrendan nuestra investigación.
Tras estos años de trabajo queremos hacer constar una serie de agradecimientos; en
primer lugar a la directora de la tesis doña María Jesús Mejías por su guía, apoyo e interés; al
diseñador gráfico y fotógrafo Juan Ferrandis por la realización de todo el archivo gráfico en
las distintas colecciones particulares; al Archivo de Protocolos de Sevilla; a Marina Martín
Ojeda, archivera del Archivo Municipal de Écija; a doña Isabel León, marquesa de Méritos,
por abrirme el palacio de Lebrija para estudiar sus retratos; a los condes de Santa Coloma y a
todas las personas que generosamente me han permitido estudiar y fotografiar sus pinturas.
Por último agradecer a mi marido Luis Olivar O´Neill su apoyo en estos últimos meses, por
entero dedicados a la conclusión de la presente investigación.
8
CAPÍTULO I
9
La singularidad en influencia de la indumentaria en la España de los Austrias.
Durante el siglo XVIII se produjo un fenómeno de internacionalización en cuestión de
gusto. España, al igual que el resto de Europa se vio sacudida por la moda francesa, pero hasta
finales del reinado de Carlos II nuestro país gozó de un sello distintivo y absolutamente
original que no se puede obviar en este estudio. Por lo tanto, en este primer capítulo se hará
un recorrido que abarcará los usos durante la dinastía de los Habsburgos. La España de finales
del siglo XVII protagoniza el declive de uno de los imperios más vastos conocidos por la
Humanidad. Esta decadencia, que comenzó unas décadas antes, afectó profundamente a todos
los órdenes, desde el político y económico al social. Al frente de la nación se encuentra Carlos
II (1661-1700), un rey enfermo e incapaz de asumir tan ingente tarea 1 . La política
matrimonial de la dinastía había llevado a cabo continuos matrimonios consanguíneos por lo
que con su último monarca, hijo de tío y sobrina carnal, llega el ocaso. España se encuentra en
una situación precaria devengada por una profusión de campañas bélicas. Un desgaste
producido por las derrotas de Rocroi (1643) y las Dunas (1658), como en los tratados de paz
de Westfalia (1648) y Los Pirineos (1659) 2 . Con Carlos II el imperio se hallaba en total
decadencia, incluso algunos políticos anhelaban la llegada de una nueva dinastía que
supusiera un cambio de rumbo.
La moda está en estrecha conexión con cada momento histórico, por lo que es preciso
conocer la manera de vestir de los españoles desde los tiempos de Carlos I, para comprender
en toda su dimensión la crucial transformación que se produjo a partir de 1700 con la llegada
de los Borbones franceses al trono. Parece lejano remontarse a mediados del siglo XVI pero
es preciso ya que en ese momento se sentaron unas bases que se prolongarían durante un siglo
y medio. En el XVI España se convirtió en una primera potencia mundial, el inmenso poder
territorial de la monarquía de Carlos I y su hijo Felipe II hizo que las cortes europeas se
rindieran a los Habsburgos. El reinado de Carlos I (1517-1556) es trascendental ya que
supone el inicio del Estado moderno. Desde 1550 hasta 1700 hubo una moda nacional que se
mantuvo prácticamente incólume hasta la primera década del siglo XVIII, aunque se debe
poner de manifiesto que fue durante el mandato de los Reyes Católicos cuando España
empezó a marcar la pauta en cuestión de indumentaria.
1
CONTRERAS y LÓPEZ DE AYALA, J.:: Historia de España. Tomo V. Barcelona, 1977, p. 54.
Esta sucesión de conflictos supuso un terrible descenso demográfico al que se sumaron las terribles epidemias
de peste que asolaron España a mediados del siglo XVII.
2
10
Imitar los hábitos y gustos de los poderosos es un fenómeno consustancial a la especie
humana y el vestir “a la española” era considerado signo de gran elegancia y distinción. El
continente contemplaba con verdadero asombro las victorias de Carlos V al frente de sus
ejércitos, mientras que los conquistadores aumentaban las posesiones hispanas en América3.
Como consecuencia el traje español comenzó a gozar de un enorme prestigio ya a finales del
siglo XV4 con la expulsión de los moros del reino de Granada, a lo que se sumó la conquista
de México a manos de Hernán Cortés entre 1519 y 1521 y la aplastante victoria en la batalla
de Pavía contra Francisco I de Francia en 1525.
Hasta finales del siglo XVIII las distintas modas surgían en las cortes europeas desde
donde pasaban al resto de la población. El status del individuo debía quedar claramente
reflejado a través de su arreglo exterior. Las novedades viajaban por varias vías: por medio de
las llamadas muñecas de moda que se enviaba de unas cortes a otras para conocer las últimas
tendencias, por las misiones diplomáticas y por último, a través de los ejércitos, ya que como
se verá los usos militares tendrán una marcada influencia en la moda civil. 5 En lo que
respecta a la moda, el siglo XVI se divide claramente en dos mitades. La primera
caracterizada por el influjo de las cortes italianas, Alemania y Flandes; mientras que la
segunda mitad lo estuvo por la corte española6. A partir de 1540 las clases altas europeas
empezaron a seguir nuestra moda y aproximadamente veinte años mas tarde lo adoptaron
otras capas sociales7. No debemos entender este fenómeno como una simple copia de nuestros
modelos sino una adaptación a los gustos de cada lugar, por poner un ejemplo, las italianas no
renunciaron al escote.
El siglo XVI se divide en dos periodos, la primera mitad tendrá por influencias,
italianas, flamencas y alemanas, mientras que la segunda tendrá como protagonista a la corte
de Madrid8. El Renacimiento trae consigo numerosos cambios sociales y de mentalidad que
se reflejaran claramente en la indumentaria. Frente a las formas verticales del gótico que
tendían a alargar la silueta, se produce el fenómeno inverso, es decir, un ensanchamiento de la
misma fundamentalmente en la parte superior del cuerpo, torso y brazos adquieren mucha
presencia. La diferenciación entre lo femenino y masculino es mas evidente que nunca
3
FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Carlos V el césar y el hombre. Barcelona. 2007, p. 169.
BOUCHER, F.: Historia del traje en occidente desde la antigüedad hasta nuestros días. Tomo II, Barcelona,
1967, p. 226.
5
SOLÁNS SOTERAS, M C.: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Zaragoza, 2009, p. 53.
6
Ibidem p. 52.
7
VON BOEHN, M.: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes hasta nuestros días. Tomo II.
Barcelona, 1928, p 83 y ss.
8
SÓLANS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 52.
4
11
produciéndose una sexualización explícita sobre todo en los escotes de las damas y en las
exageradas braguetas de los hombres.
Carlos I desembarcó en España en 1517
rodeado de su séquito de flamencos para
hacerse cargo de su colosal legado, era un
joven extranjero no solo por su origen y su
desconocimiento del castellano sino también
por su arreglo exterior. Su juventud había
transcurrido en la corte de Malinas y su idioma
era el francés. El atuendo del joven rey tenía
influencias flamencas y francesas que se
caracterizaban por el rico colorido. La primera
prenda claramente española que vistió fue la
capa durante un torneo en Valladolid a los
pocos días de llegar a Castilla9. Una serie de
tempranas
muertes
familiares
y
la
indisposición de su madre doña Juana I de
Barend van Orley. Retrato de Carlos V.
Emperador del sacro imperio romano germánico.
Después de 1515. Museo municipal de Bourg-enBresse. Francia.
Castilla para asumir las tareas de gobierno,
hicieron que en una misma persona confluyese
una fabulosa herencia territorial. Su reinado es
trascendental ya que supone el inicio del Estado moderno10, mientras que su dignidad al frente
del Sacro Imperio Romano Germánico convertirá a España en una nación de referencia. El
traje es un magnífico vehículo para demostrar el poder y la riqueza. La pasión por el lujo se
adueñó de las cortes europeas, estamos en pleno Humanismo y el atuendo no solamente
constituía un elemento clave de autoafirmación sino una fuente de placer. Nos encontramos
ante sociedades refinadas deseosas de llevar prendas sofisticadas y ornamentadas11.
En el mundo de la globalización es complicado entender los usos tan estrictos que se
prodigaban entre jerarquías durante el Antiguo Régimen, de hecho cada país tenía sus gustos
y maneras. La sociedad española era católica, corporativa y jerarquizada al igual que el resto
de las occidentales, incluso conservaba elementos heredados del feudalismo. La población se
9
BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1992, p. 22.
SOUSA CONGOSTO, F.: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Madrid, 2007, p. 111.
11
SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 76.
10
12
hallaba dividida en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. La nobleza era el sector
mas reducido con respecto a los otros dos:
“Aquella sociedad aceptaba la idea de que la nobleza era una cualidad natural que elevaba a
sus miembros sobre el resto de los mortales”12.
La posición de cada persona debía estar en perfecta concordancia con la manera de
vestir, estas cuestiones eran ineludibles y tenían una importancia clave en los hábitos sociales.
El reinado de Carlos I (1517-1556) conlleva una rotunda preeminencia de nuestro país no solo
en asuntos internacionales, sino también una exportación de los gustos españoles en diversas
materias, es decir, Europa entera volvió la vista hacia la nación más poderosa del momento.
La cuestión del traje tenía la máxima relevancia, de hecho una de las primeras peticiones que
se hizo al nuevo monarca en las cortes de Castilla, convocadas en 1518 y en las que fue
jurado rey, trataba sobre como atajar el excesivo lujo que determinados sectores prodigaban
con respecto a la indumentaria. Los legisladores se preocupaban por los cuantiosos gastos que
ocasionaban estas prácticas y trataron sin éxito de frenar estos dispendios. Las élites se
estaban lanzando a unos gastos desmesurados que no debían permitirse ya que conllevaban la
merma de patrimonios, por otro lado se trataba de una medida proteccionista cuyo fin era
potenciar la industria textil nacional. Ya en 1515 doña Juana la Loca dictó una pragmática13
prohibiendo el uso del brocado y dejando la seda para determinadas piezas. Las pragmáticas
contra el lujo se repetirán en numerosas ocasiones durante el siglo XVI14, mas concretamente
en los años, 1518, 1523, 1532, 1534. En el último de estos bandos15 se prohibía el uso de
brocado, hilos de oro y plata, bordados y recamados en seda, especificando lo siguiente:
12
BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales del Quijote. Madrid, 2001, p. 117.
Según la Real Academia Española, se trata de una "Ley emanada de competente autoridad, que se
diferenciaba de los reales decretos y órdenes generales en las fórmulas de su publicación."
14
"En 1534, el lujo, en creciente, se confirma por la cantidad de disposiciones que a partir de esta época se
dictaron, pero sobre todo el lujo se manifestó por una gran variedad de formas de guarniciones. Hasta esta fecha
en las ordenanzas contra el lujo, aparecen citadas únicamente fajas, cintas y ribetes; pero a partir de ahora se
citan en las prohibiciones más variedad de guarniciones. En 1534 se prohibieron bordados, recamados y toda
cosa hecha con bastidor. En 1535 se prohibió llevar "recamo, trenza, ni cordón, ni franja, ni pasamano, ni
ninguna otra cosa de hilo de oro, ni de plata, ni de seda, ni pespunte, ni colchado alguno, sino el que fuese
menester para la costura de la faja (...) En 1548 precisamente se da una pragmática que prohíbe "echar
guarniciones de oro y plata en sayas, calzas, capas y jubones" (...) En 1552 otra pragmática dispuso que "nadie
llevará bordado de hilo de oro ni plata, ni cordón, ni pespunte de ello, ni cordoncillo de seda, ni entorchado, ni
torcido, ni grandujado, ni otro género de guarnición alguna, ni franja, ni pasamano" (...) A pesar de tanta
pragmática tratando de contener el lujo, éste sigue en aumento: los críticos acusan a los sastres o alfayates de
ello" ( GONZÁLEZ MENA, M Á: Colección pedagógico-textil de la Universidad Complutense de Madrid.
Madrid, 1994, pp. 84).
15
Un bando es un mandato publicado por el Alcalde de obligatoria y general observancia. Normalmente se
distingue de los edictos en que éstos se dictan para promover la audiencia de todos o sólo de una parte del
vecindario, en relación con ciertos actos o resoluciones municipales. El bando suele ser solemne en la forma de
redactarse y aún en la de publicarse. http://leyderecho.org/diccionario-juridico-espasa/
13
13
“Los oficiales menestrales de manos, sastres, zapateros, carpinteros, herreros, texedores,
pellejeros, tundidores, curtidores, zurradores, esparteros y especieros y otros cualquiera oficios
semejantes a éstos mas baxos, y obreros y labradores y jornaleros, no pudan traer seda alguna escepto
gorras, caperuzas o bonetes y un ribete en los mantos que traxeren de paño; y declaramos que los
labradores se entiende los que ordinariamente labran las heredades de sus manos; y en lo que toca a
los especieros solamente se entiendan las personas que tienen tiendas y venden en ellas por menudo”16.
Por tanto las leyes suntuarias tenían varios objetivos, por un lado ejercer un control
económico e incluso político tratando que no se introdujeran mercancías extranjeras en
España, pero también un control sobre el tipo de tejidos y decoraciones que debían usar las
distintas capas de la sociedad ya que la indumentaria debía ser un fiel reflejo de la extracción
social del individuo. El hecho de que las pragmáticas se fueran sucediendo unas a otras, pone
de manifiesto su falta de cumplimiento. Durante el reinado de Felipe II se promulgaron en
1563 y 1590. La primera de ellas vetaba a cualquier persona el uso de brocados, bordados,
recamados y un significativo número de adornos. Los militares que acudían al frente se veían
libres de estas prohibiciones, de hecho Carlos V les permitió usar brocados y bordados en
1550. Sus tropas vestían de amarillo y rojo aunque todavía no había un uniforme militar
propiamente dicho. Los militares al servicio del emperador no vestían de negro al uso español.
En Milicia, Discurso y regla militar escrito por Martín de Aguiluz en 1521 se afirma:
“Diez mil soldados, armados y vestidos de colores abultan y meten mas terror que veinte mil y
mas vestidos de negro”17.
Los nobles de alta cuna eran asistidos por un ejército de lacayos, pajes y escuderos que
debían vestir ricamente al igual que su señor. Del mismo modo las damas principales se
hacían acompañar de dueñas y sirvientas que vestían a su modo; como ya se ha apuntado
anteriormente, estos lujos ocasionaban un gasto excesivo que comenzó a preocupar a los
gobernantes desde el siglo XV. La seda poseía un claro signo de superioridad social, por lo
que solo debía ser usada por personas de estatus alto. Solamente quedaban exentos de su
cumplimiento los reyes y sus hijos18, las penas no solo afectaban a los que usaran estos tejidos
sino a los sastres que fabricaran prendas con ellos. Las prohibiciones se revalidaron en los
años 1537, 1551 y 1552 lo que indica claramente que se hacía caso omiso de ellas. La de 1552,
última de Carlos I, dice textualmente:
16
PUERTA ESCRIBANO, R: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa:
cuadernos de arte, Nº 9-10, Valencia, 2000, p. 1 y ss.
17
DESCALZO LORENZO, A.: “Nuevos tiempos, nueva moda”. Sevilla y corte: las artes y el lustro real (17291733). Madrid, 2010, p.157.
18
BERNIS, C.: Ob. cit., p. 13.
14
“(…)muchas personas allí en nuestra corte
como fuera de ella, al hecho muchas ropas de
brocado y telas de oro y de plata y traen bordados y
dorados y plateados y cordones y franjas de oro y
plata…lo qual diz que es causa que muchos gasten
sus haciendas y hay mucha desorden y nuestros
reynos se destruyen y empobrecen”19.
La coronación de Carlos V como
emperador
del
Sacro
Imperio
Romano
Germánico en Bolonia en 1530 por el Papa
Clemente VII 20 , nos deja interesantes crónicas
sobre la manera de vestir de los participantes en
tan magno evento. Los aristócratas españoles que
acompañaron al emperador dejaron literalmente
estupefactos a todos los asistentes por el
impresionante derroche de lujo de sus trajes, no
solo por la riqueza de las telas sino por la
cantidad y calidad de las joyas que las
recamaban21. Carlos V promulgó una pragmática
en Bruselas en 1550 por la cual daba permiso a
Tiziano Vecellio. Carlos V con un perro. 1533.
Museo del Prado. Madrid.
ciertos miembros de la realeza, aristócratas y
caballeros a usar tejidos de plata y oro decorando sus arneses únicamente si acudían al
campo de batalla. Este hecho, que desde nuestra perspectiva actual resulta de lo mas
sorprendente, no era algo novedoso ya que sus abuelos los Reyes Católicos actuaron de la
misma manera en 1499 dando libertad a los caballeros que acudían a la guerra a llevar las
prendas y tejidos que estimaran oportunas incluyendo la seda.
19
SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p.452 y ss.
Sobre dicha coronación, véase: CADENAS Y VICENT, V de: Doble coronación de Carlos V en Bolonia 2224/II/1530. Madrid, 1985. p. 97 y ss.
21
BERNIS, C.: Ob. cit., p. 8.
20
15
Los principios e ideales de la nobleza formaban parte de toda la sociedad española. Ser
noble exigía una vida de gasto y lujo, los Grandes debían tener varias casas abiertas; su poder
económico y social debía ser ostentado mediante signos externos inequívocos como la
indumentaria, las joyas, las obras de arte, los coches y una multitud de criados. Los grandes
de España gozaban del privilegio de poder llevar la cabeza cubierta en presencia del monarca,
es decir, un honor relacionado con la vestimenta y solo reservado a unos pocos22. No siempre
la aristocracia contaba con medios suficientes para vivir conforme a su estatus, pero era
inconcebible que no estuvieran rodeados de las comodidades que debían disfrutar, de tal
manera que en ocasiones se endeudaban para mantener el nivel exigido. Estamos en pleno
Renacimiento, el individuo comienza a sentirse protagonista. Este acusado cambio en la
mentalidad entre las clases dirigentes llevará consigo un desarrollo de las modas nacionales y
una gran riqueza y esplendor en la indumentaria tanto de damas como de caballeros. Se desató
una pasión por el lujo en el vestir de las cortes europeas, siendo una de las épocas que ha
concedido mayor importancia a la moda y muy en particular este fenómeno afectó a nuestro
país. El desarrollo económico y la pujante burguesía convierte a las ciudades en espacios mas
Daniel Hopfer. Los cinco mercenarios. 1530.
22
"En España, dentro del colectivo de la nobleza se distinguió desde el siglo XVI la Grandeza de España. Sus
orígenes se encuentran en discusión pero se suele coincidir en su diferenciación como grupo durante el reinado
de Carlos V. En ese momento se concibió su distinción ceremonial, muy vinculada al Monarca. Su condición
venía definida por él, que decidía otorgar esa categoría como un grado jerárquico superior dentro de los títulos
nobiliarios. Ser duque suponía la Grandeza de España, mientras que marqueses, condes y otros denominaciones
podían
serlo
si
el
Rey
decidía
añadirles
esa
dignidad".
( HERNÁNDEZ BARRAL, J. M.: Grandes de España: distinción y cambio social, 1914-1931. Madrid, 2012. p.
13. http://eprints.ucm.es/17440/1/T34077.pdf)
16
abiertos con un destacado movimiento comercial. El nivel de vida sube y por ello se precisan
cada vez objetos mas lujosos y específicos por lo se crean nuevos gremios que puedan
responder a las demandas de la sociedad.
La gran opulencia que desplegó el emperador con respecto a su atuendo tuvo su punto
de inflexión en 1539 al quedar viudo de Isabel de Portugal23. A partir de ese momento vistió
de negro y de una manera mucho mas sobria. En 1540 con motivo de su viaje a París, un
relato alude a la sorpresa que provocó en sus anfitriones franceses la sencillez con la que
vestía el “rey guerrero” 24 . Como se ha apuntado anteriormente cada corte guardaba sus
propios usos en el vestir que en ocasiones eran perceptivos, es decir, con obligación de ser
seguidos por las personas que eran recibidas en ellas. Esta costumbre también afectaba a las
cabezas coronadas y sus familias que en determinados actos debían vestir a la moda del país
que les recibía.
23
Al morir la emperatriz, Carlos V se retiró al monasterio jerónimo de Santa María de Sisla, en la provincia de
Toledo.. CHUECA, F: Casas Reales en monasterios y conventos españoles. Madrid, 1966, pp. 158. El
monasterio fue construido en 1348 y fue la segunda fundación de la orden jerónima en España. Carlos V
permaneció en Sisla desde el 12 de mayo al 26 de junio de 1539. CAÑAS GÁLVEZ, F.: El itinerario de Juan II
de Castilla (1414-1454). Madrid, 2007, p. 137.
24
BERNIS, C.: Ob. cit., p. 14.
17
Carlos V fue sin lugar a dudas un
cosmopolita, durante sus casi cuarenta años al
frente de la monarquía hispana viajó y guerreó
en
numerosas
ocasiones.
Sus
ejércitos
atravesaron Europa llevando consigo distintas
usos que posteriormente fueron adoptados por la
indumentaria
civil.
Los
lansquenetes
eran
mercenarios alemanes, soldados de infantería
que lucharon junto al emperador. Inventaron las
calzas25 y su forma de vestir, que posteriormente
pasó a la indumentaria civil, se caracterizaba por
colores
vivos,
exageradas
braguetas,
acuchillados y grandes gorras. Su abuelo,
Maximiliano I, fue requerido para prohibir la
Roger Van der Weyden. Felipe el Bueno,
portando el collar de la Orden del Toisón de
Oro. Hacia 1450. Museo de Bellas Artes de
Dijon.
exagerada moda de los acuchillados en los
lansquenetes
pero
se
negó
a
ello
26
,
posteriormente lo intentó pero fue demasiado
tarde. Los acuchillados ya venían confeccionados y su uso se prolongó durante tres
generaciones.
El emperador introdujo la etiqueta borgoñona en la corte española, entre cuyos
preceptos el color negro se consideraba signo de elegancia para caballeros y damas. Su
antepasado Felipe III de Borgoña, mas conocido como Felipe el Bueno (1396-1467), vistió de
negro como señal de luto por la muerte de su padre Juan I Sin Miedo en 1419 y
posteriormente lo siguió haciendo. En Italia también se usaba el negro durante el siglo XV, lo
hicieron Alfonso I de Nápoles y su hijo Ferrante, siendo también signo de elegancia y poder
en Venecia y en Lombardía:
“El negro se interpretó como una expresión de virtud moral”27.
La singular personalidad del rey que abdicó para retirarse al monasterio de Yuste y su
gusto por la simplicidad en los últimos años de su vida, condicionaron la imagen oficial de
sus descendientes. El retrato que le realizó Tiziano en 1548 nos lo muestra sentado y vestido
25
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 122.
Ibidem p. 120.
27
COLOMER, J L.: “El negro y la imagen real” en Vestir a la española en las cortes europeas (siglos XVI y
XVII) Vol. I, Madrid, p. 81.
26
18
completamente de negro, incluso las medias y las zapatos. Solo asoma el sencillísimo cuello
blanco de la camisa y como único adorno el toisón de oro que cuelga de su cuello. Esta es la
imagen que quiso dar el monarca mas poderoso de su tiempo en los años finales de su
mandato y cuyo testigo tomó su hijo Felipe II. Este último le siguió en lo que respecta al uso
del negro; desde la trascendental victoria en la batalla de Lepanto (1571) hasta su muerte
veintisiete años mas tarde, el todopoderoso rey vistió de oscuro. Este hecho que puede
parecer anecdótico, no lo es en absoluto ya que los usos adoptados por el mas poderoso
monarca de la cristiandad no solo afectaban a su persona, sino a toda la sociedad española y a
los países dependientes de su corona.
El luto en España era negro desde que
fuera instaurado por los Reyes Católicos en su
Pragmática de luto y cera en 1502, antes se
utilizaban además del negro, los colores blanco,
violeta y perla. En 1497 con motivo de las
exequias del príncipe Juan se usaron los colores
blanco y negro. El luto llevaba como signo de
respeto y solo se podía prescindir de el en
ocasiones muy especiales. En otros países se
usaban distintos colores, en Francia por ejemplo,
las reinas guardaban luto blanco desde que lo
instaurase doña Blanca de Castilla, madre de San
Luis. La propia Isabel la Católica es su testamento
pidió que nadie llevara luto por ella y que su
Tiziano Vecellio. Carlos V sentado. 1548.
Alte Pinakothek. Múnich.
cuerpo se vistiera con el hábito franciscano. El
enterrarse con el hábito de alguna orden religiosa
era algo común en aquellos tiempos. El rey Fernando hizo caso omiso de la voluntad de su
esposa28. Es preciso resaltar que vestir de luto era costoso ya que en el caso de una personaje
de la realeza debía llevarlo toda la corte. La casa del rey daba a todas las personas a su
servicio ropas de color negro, confeccionadas con paño o bayeta. Tanto uno como otro eran
tejidos compuestos a base de lana, siendo el paño basto y grueso, y la bayeta fina y muy
apreciada por su calidad29.
28
29
SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 263.
Ibidem p.263 y ss.
19
Para estudiar la indumentaria de hace siglos la pintura se convierte en un aliado
imprescindible. Los tejidos son perecederos por lo que la investigación debe apoyarse en
todas las fuentes a su servicio. El género del retrato que sufre una auténtica eclosión en el
siglo XVI, convirtiéndose en uno de los géneros mas solicitados por los monarcas y sus
familias como vehículo para demostrar su poder y su gloria. Los pintores al servicio de Carlos
I y Felipe II elaboraron una iconografía del retrato cortesano que perduró durante toda la
centuria siguiente. Tiziano y Antonio Moro fueron
los responsables de la plasmación de la idea de
majestad regia que debía provocar en el espectador
veneración y reverencia para lograr este objetivo se
centraron
en
la
figura,
otorgándole
monumentalidad y empaque pero sin rodearla de
muchos atributos que implicasen distracción. Los
personajes aparecen recortados sobre un fondo
neutro en actitud digna y distante. La alusión al
poder se hace de una forma sutil a través de
elementos como la columna, el bufete, la silla o el
sombrero. Sobre la cuestión del parecido físico no
se
pretendía
someter
al
personaje
a
una
idealización total pero si a un concepto que ya se
practicaba en el mundo clásico; la llamada
disimulación tenía como objeto enaltecer las
cualidades y atenuar los defectos.
Felipe II adoptó el color negro como norma
de su vestimenta, esto siempre se ha entendido
como un hecho consustancial a la leyenda negra
Antonio Moro. Doña Juana de Austria.
1560. Museo de Prado. Madrid.
que durante siglos tuvo como protagonista al
llamado “rey prudente”, pero en la actualidad los expertos consideran que este color fue
escogido porque representaba la elegancia y la sobriedad que deseaba personificar. En 1554,
siendo todavía príncipe de Asturias, viajó a Inglaterra para contraer matrimonio con María
Tudor, estando la mayoría de sus prendas confeccionadas a base de terciopelo negro. El
atuendo masculino de su época deja a las claras la imagen que los españoles pretendían dar de
sí mismos. Al ser un traje tan ceñido obligaba a una postura muy derecha, se trataba de
20
moverse poco y de una manera sosegada lo que era posible debido a la gran habilidad de los
sastres españoles famosos en toda Europa por su confección de prendas complejas con
múltiples rellenos. Ser un sastre de categoría era una profesión muy reputada.
El objetivo de la vestimenta “a la española” radicaba en realzar la silueta por lo que
las prendas eran ceñidas al cuerpo. El concepto de elegancia masculina radicaba en la calidad
de los tejidos y en el buen corte de las prendas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI se
creó en nuestro país una moda verdaderamente nacional cuyos preceptos y signos distintivos
llegarían al 1700. Sin embargo, en muchas ocasiones no hay un único motivo para el
desarrollo de una determinada moda, sino
que intervienen numerosos factores. En
este caso en concreto, el descubrimiento
de América fue decisivo para la obtención
del color llamado “ala de cuervo” extraído
del palo de Campeche, un árbol procedente
del
Nuevo
Mundo.
Este
tinte
proporcionaba a los tejidos un negro
intenso y extraordinario frente al mediocre
“ala de mosca”. Las tejidos preferidas por
los caballeros eran el paño y el terciopelo,
normalmente el traje era del mismo color.
La lana producida en la península era de
gran calidad y muy apreciada en el
extranjero. Había muchos tipos de telas
Hans Eworth. Felipe II y María Tudor, Reyes de
Inglaterra. 1588. Woburn Abbey. Bedfordshire.
fabricadas a base de lana, entre los mas
usados por los hombres estaba el paño que
era basto y grueso y la bayeta, de cuya existencia se tiene constancia desde el siglo XIV, de
gran calidad y muy usada para capas y ropas de abrigo.
Felipe II (1527-1598) disfrutó de una larga vida para aquellos tiempos, pero tuvo
muchas ocasiones de llevar luto. Su madre Isabel de Portugal, a la que estaba profundamente
unido, falleció cuando Felipe contaba doce años. Después tendría que hacer frente a la muerte
de sus cuatro mujeres, de cinco de sus hijos, de su hermana Juana y de su padre el emperador,
retirado a Yuste en 1556 y que falleció dos años mas tarde víctima del paludismo.
21
La ultracatólica España va a convertirse en abanderada de la Contrarreforma. Europa
vive momentos de terrible convulsión ya que los cimientos comunes sobre le fe cristiana se
han dividido. No hay que olvidar que el emperador fue uno de los principales valedores del
concilio de Trento celebrado en 1545. La Iglesia Católica debía ganarse el respeto por medio
de nuevas prácticas mas cercanas al primitivo cristianismo30. Los ideales del buen católico
van a plasmarse en la sociedad31 y una manera de ejemplificar esos nuevos valores en la vida
cotidiana se traducen en la manera de vestir.
El retrato del monarca que realizó Sofonisba Anguisola hacia 1565-1573, nos
proporciona una idea certera sobre la imagen que el monarca deseaba proyectar y que de
hecho, fue asumida por la sociedad. El
rey aparece vestido completamente de
negro, menos el cuello y los puños de
encaje, con capa, bonete y espada. De su
pecho cuelga el toisón de oro de un
sencillo cordón y en su mano izquierda
lleva un rosario, que alude claramente a
la festividad del Rosario instaurada por el
papa Gregorio XIII el primer domingo de
cada
mes
de
octubre
como
conmemoración de la victoria contra el
turco en la batalla de Lepanto. Lleva
barba, tal y como puso de moda su padre,
y el pelo corto. El llamado rey burócrata
nos ofrece la imagen de un hombre serio
y concentrado, es el perfecto ejemplo de
la dignidad real y la autoridad en sí
Sofonisba Anguissola. Felipe II. Hacia 1565-1573.
Museo del Prado. Madrid.
30
FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Ob. cit., p.667.
Sin embargo, esta no fue una tarea exenta de dificultades. "En España e Italia, no fue fácil la victoria de la
vieja Iglesia. En estos dos países aparecieron movimientos de dudosa ortodoxia, susceptibles de dejar penetrar
las nuevas ideas. En España se planteaba el caso de los recientes conversos del judaísmo y del islamismo que,
aunque no especialmente inclinados a abrazar el luteranismo, siempre inspiraban la sospecha de que podían
perder fácilmente la gracia en la primera oportunidad que se les presentase: estaban también los iluminados o
alumbrados, grupos de místicos cuyos antecedentes continúan siendo tan oscuros como sus doctrinas, pero que,
en todo caso, ponían la unión personal con Dios por encima de los formalismos de la Iglesia". (Cfr. BALDERAS
VEGA, GONZALO La reforma y la contrarreforma: dos expresiones del ser cristiano en la modernidad. Ed.
Universidad Iberoamericana. Madrid, 2007. P. 200).
31
22
misma sin recurrir a ningún elemento anecdótico. En El cortesano (1528) Baltasar de
Castiglione afirmaba que la indumentaria de los cortesanos debía ser sobria, siendo el color
negro el mas adecuado32.
La iconografía del retrato oficial en la corte de los Austrias fue creada por Tiziano y
Antonio Moro, pintor flamenco que estuvo al servicio de Felipe II y su familia. El personaje
aparece sobre un fondo neutro que hace resaltar la monumentalidad de la figura. Las poses
son serenas y llenas de majestad mientras que los tejidos y adornos aparecen pintados de una
manera sumamente precisa. El Museo del Prado cuenta con una magnífica colección de su
obra, casi todos proveniente de la colección real. Como el mas poderoso monarca de su
tiempo, Felipe II estaba muy interesado en ofrecer a través de sus retratos la imagen de digna
e intocable majestad, al igual que lo debían mostrar sus hermanas, hijos y esposas. La tipo de
retrato fue seguido por sus dos sucesores en el oficio de pintor de cámara, Sánchez Coello y
Pantoja de la Cruz durante el reinado de Felipe III y mas tarde Bartolomé González y Rodrigo
de Villandrando.
Por tanto, se puede afirmar que la representación oficial de los reyes de España hasta
el siglo XVIII es, en comparación con otras monarquías europeas, bastante sencilla y sin
estridencias. La personalidad del monarca se vislumbra claramente en una de las cartas
dirigidas a sus hijas en 1581. Felipe II, que se hallaba en Portugal con motivo del juramento
de las Cortes, se queja a las infantas de tener que vestir de brocado para el acontecimiento33.
Durante la boda de su hija, la infanta Catalina Micaela con el duque de Saboya celebrada
en Zaragoza en 1585, el rey vistió con su proverbial sencillez. Esta cuestión que no debe ser
pasada por alto ya que las bodas reales eran uno de los acontecimientos donde se prodigaba la
mayor pompa. Este dato nos lo ofrece Enrique Cock, jefe de sus archeros flamencos y dice así:
“Era su majestad vestido de negro y sin pompa alguna, con su Toisón de oro”34.
32
BANDRÉS OTO, M.: La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII, Pamplona, p. 147.
BOUZA, F.: Cartas de Felipe II a sus hijas. Madrid, 1998, p. 35.
34
COCK, H: Relación del viaje hecho por Felipe II, en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia escrita por
Henrique Cock, notario apostólico y archero de la guardia del cuerpo real. Madrid, 1876, p. 47 y 52.
33
23
Felipe II adoptó el color negro como norma, lo cual siempre se ha entendido como un
hecho consustancial a la leyenda negra que durante siglos tuvo como protagonista al llamado
“rey prudente”, pero en la actualidad los expertos consideran que este color fue escogido
porque representaba la elegancia y la sobriedad de la que el rey hacía gala. Algunos filósofos
de la Antigüedad como Aristóteles, tenían en gran consideración el color negro al que
consideraban signo de equilibrio. Para ser recibido por su católica Majestad era preceptivo el
uso del negro. 35 En cualquier caso, no se
debe pasar por alto que Felipe II se vio
obligado a guardar luto en múltiples
ocasiones.
Su hijo Felipe III no parece haber
mostrado la misma inclinación que su padre
ya que casi todos los retratos conservados
del monarca nos lo muestran vestidos de
otros colores, fundamentalmente de blanco.
La “oscuridad” de nuestro traje solo se veía
alterada por los puños y cuellos de encaje
blanco, estos últimos adquirieron a finales
del siglo XVI y principios del siglo XVII un
tamaño absolutamente desproporcionado de
Tiziano Vecellio. Isabel de Portugal. 1548. Museo del
Prado. Madrid.
tal
manera que al ver los retratos de la época
parece que la cabeza estuviera dispuesta sobre una enorme bandeja. En España este tipo de
cuellos se llamaron lechuguillas porque su forma se asemejaba a las hojas de las lechugas
encarrujadas y fueron usados por ambos sexos. Hacia 1550 empezaron a asomar tímidamente
por el cuello de la camisa y los puños de las mangas. El citado adorno comenzó rodeando el
cuello para unas décadas mas tarde convertirse en grandes estructuras que subían por las
orejas hasta llegar al cogote, alcanzando un diámetro desmesurado y que podían ir dispuestos
sobre una arandela de pergamino o plata36. Una moda absolutamente extravagante que causó
una honda preocupación a las autoridades por los tremendos dispendios que ocasionaba.
Caballeros y damas lucieron estos complicados y costosos cuellos. Covarrubias en su Tesoro
de la lengua castellana recoge la voz lechuguilla que aparece escrita por primera vez en
35
PUERTA ESCRIBANO, R de la: La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias
extranjeras. Ars Longa. 2008. p. 77.
36
BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales en el Quijote. Madrid, 2001, p. 261.
24
documentos sobre la ropa de la emperatriz doña Isabel de Portugal. Los abanillos eran las
ondulaciones que se hacían con el molde después del almidonado, con el tiempo se hicieron
mas grandes y abiertos.
Durante el Renacimiento se popularizó entre las clases pudientes el uso de cuellos de
encaje, esta moda surgió en Italia, más concretamente en la corte de los Medicis, y de ahí pasó
al resto de Europa. A principios del siglo XVII el diámetro llegó a tal desproporción, se
exageraron de tal manera que en ocasiones llegaron a medir medio palmo. Damas
y caballeros de la alta nobleza lucían magníficas gorgueras cuyo precio era muy elevado, un
cuello podía alcanzar la cifra doscientos reales.
El encaje se importaba de Flandes, lo que resultaba muy perjudicial para las arcas
españolas ya que un cuantioso capital escapaba fuera de nuestras fronteras.
La gorguera constituye un elemento clave en la moda de principios del siglo XVII. Se
confeccionaba con lino y para conseguir su rigidez había varias posibilidades tales como la
superposición de telas, el uso de alambres o el almidonado. Esta última técnica avanzó
espectacularmente, el almidón de arroz proporcionaba al lino un ligero tono azul. Las
gorgueras mas lujosas estaban rematadas por magníficos encajes por lo que el coste era
astronómico. Su diámetro llegó a tal desproporción que los mangos de las cucharas debieron
alargarse para que las élites pudieran llevarse
la comida a la boca. Si tuviéramos que hacer
un repaso de la indumentaria europea, esta
sin duda estaría entre las más incómodas,
caras y extravagantes. Damas y caballeros
nobles durante el reinado del tercer Felipe
lucieron el citado artilugio aunque los
hombres se liberaron antes en favor de un
cuello caído llamado valona que igualmente
podía ser lujosa y amplia. En algunos
retratos las gorgueras llegan a un tamaño tal
que
las
cabezas
parecen
literalmente
dispuestas sobre una bandeja, como si fueran
independientes del cuerpo. Las lechuguillas El Greco. Jerónimo de Cevallos. 1613. Museo del
se confeccionaban con holanda y para darles Prado. Madrid.
25
esa forma se usaban hierros calientes. Von Boehn afirma categóricamente:
“La moda española era más a propósito que ninguna para la gente rica, porque, para lucir
debidamente, exigía no solo telas ricas, recios rasos, terciopelos y brocados de oro y plata, sino,
además, muchos adornos”37.
Las grandes gorgueras impedían a las damas el uso de pendientes grandes, incluso el
peinado tendía hacia la verticalidad para que el cuello tuviera el espacio necesario. Como la
piel permanecía completamente oculta (salvo rostro y manos) las joyas y adornos se
desplegaban sobre la superficie del vestido y el
peinado. Si el traje masculino resultaba rígido, el
femenino debía ser una auténtica cárcel. Las
formas sinuosas de la silueta femenina quedaban
ocultas, bajo el sayo el pecho se aplastaba con
cartones engomados. En cuanto a la falda, los
retratos nos la muestran absolutamente rígida
dando sensación de pesadez. Para dotar a la
basquiña de esa apariencia tan característica se
usaba el verdugado, una estructura realizada con
varillas de mimbre que se colocaba sobre las
enaguas. El verdugado tuvo diversas formas a lo
largo de los tiempos lo cual repercutía lógicamente
en la silueta de falda. Este armazón se lucía en
acontecimientos significativos como las bodas
reales. Grandes damas, reinas e infantas españolas
lo llevan en los retratos cortesanos como era
Antonio Moro. Archiduquesa Maria de
Austria. Esposa de Maximiliano II. 1551.
Museo del Prado. Madrid.
preceptivo. En Francia se usaba el llamado
“verdugado de rollo” o “lardo de mujer” que
consistía en una especie de almohada que se
colocaba rodeando las caderas.
Tal y como estamos comprobando la moda española de principios del siglo XVII se
distinguía por enmascarar completamente la silueta. La masculina presentaba abombamientos
en pecho y muslos, jubón y calzas aparecían rehenchidos. Solamente la parte de las piernas
37
VON BOEHN, M: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes hasta nuestros días. Tomo III,
Barcelona, 1928, p. 84.
26
que se cubrían con medias seguían su proporción real. Parece mentira que una indumentaria
tan incomoda y costosa perseverara tanto tiempo, hacia 1620 las clases altas europeas
empiezan a seguir otras pautas mientras que algunos países mas dependientes de la Corona
española continuaron con nuestros “usos”. En aquellos tiempos no se decía como ahora “ir a
la moda” o “estar de moda” sino “ir al uso”.
El hecho de que una manera de vestir sea sustituida por otra completamente diferente
no es un fenómeno actual; el caballero europeo abandonó progresivamente la rigidez del traje
español a favor de un atuendo de formas amplias, los ricos cuellos se siguieron llevando pero
caídos. Dejar el cuello libre trajo consigo varios
cambios, entre ellos que algunos hombres se
dejaran el pelo largo; las mujeres por su parte,
empezaron a lucir su escote y a adornar su rostro
con pendientes de mayor tamaño y su cuello con
collares. Desde 1615 se tienen noticias del uso de
pelucas en París pero el espaldarazo definitivo se
produjo en 1624 cuando el mismo Luis XIII optó
por llevarlas para tapar su calvicie, estas se
fabricaban con cabello humano pero también se
usaba el pelo de cabra y el de caballo. Poco a poco
las pelucas se pusieron de moda y esta vez los
hombres fueron los primeros en adoptar la nueva
tendencia. A principios del siglo XVII la gorguera
pasó de ser rígida a dejarse caer por los hombros,
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
Retrato del infante don Carlos. Hacia 16261627. Museo del Prado. Madrid.
el cuello caído posibilitará que el hombre se deje
el pelo largo.
Felipe III creó una Junta de Reformación que años mas tarde recuperó su hijo junto a
su valido el Conde-Duque de Olivares. Nada mas subir al trono Felipe IV cortó por lo sano
prohibiendo su uso y adoptando la golilla, un cuello muy sencillo y económico que los
españoles usaron hasta la llegada de los Borbones. El monarca decidió poner fin a tales
dispendios y con el fin de proteger la economía nacional dictó una pragmática en 1623 por la
cual el uso de cuellos de encaje quedaba abolido:
27
“Su Majestad, no sólo como buen legislador hizo la ley sino que ejemplarmente la cumple,
habiendo puesto Valona, con el serenísimo infante D. Carlos”38.
Como había que buscar una alternativa se escogió la valona: sencilla, plana y que
dejaba el cuello al descubierto. En muchas en ocasiones las modas se crean y destruyen por
los motivos más inesperados, la valona tuvo poco tiempo de validez ya que el rey padeció una
afección de garganta y no le gustó llevar el cuello al aire, por lo que unos meses más tarde
comenzó a usar un nuevo tipo llamado golilla, que había sido creado por un sastre madrileño
ese mismo año. Desde el comienzo del largo reinado de Felipe IV (1623-1665) apreciamos
como la moda española sigue su propio camino completamente al margen de la europea que
Jean Mozin (Taller) Fabrica de los Gobelinos.Historia del Rey. 3ª serie, 2ª pieza. Entrevista de Luis
XIV y Felipe III en la isla de los Faisanes, el 6 de junio de 1660. Embajada de Francia en Madrid.
comienza a mirar a Francia. Las marcadas diferencias entre los dos países se escenificaron en
1660 con motivo de la boda entre Luis XIV y la infanta María Teresa, hija de Felipe IV y su
primera mujer Isabel de Borbón. El encuentro de ambos séquitos, con motivo de la entrega de
la infanta y de la firma de la paz de los Pirineos39, tuvo lugar en la isla de los Faisanes en el
río Bidasoa.
38
DESCALZO LORENZO, A.: “El traje masculino español en la época de los Austrias” en Vestir a la española
(siglos XVI y XVII). Vol. I. Madrid, 2014, p. 23.
39
La paz de los Pirineos fue firmada por las monarquías española y francesa el 7 de noviembre de 1659 tras diez
años de guerra. El tratado estipulaba la boda de Luis XIV con la infanta María Teresa cuya dote se cifró en
medio millón de escudos de oro, cantidad que no fue satisfecha.
28
Este histórico episodio se puede conocer al detalle por un tapiz realizado según
modelo de Charles Le Brun para la fábrica de los Gobelinos entre 1665 y 1668. La escena que
representa el tapiz es el fiel reflejo de lo dispar entre los gustos francés y español en cuestión
de vestimenta. Felipe IV aparece sobriamente ataviado de negro con jubón, calzas, ropilla,
golilla y ferreruelo. El rey ofrece a su hija que luce sayo y basquiña provista de
guardainfante confeccionado todo en satín blanco40, bordado y adornado con lacitos de plata
junto con el peinado característico de este atuendo cortesano41.
I.1. Indumentaria masculina.
A continuación se hará un repaso de las indumentaria española tanto masculina como
femenina para conocer mas de cerca las distintas prendas que se usaban. Se comenzará de
dentro a fuera, es decir, de las prendas en contacto con la piel para finalizar con los accesorios.
En primer lugar se encuentra la camisa, que llegaba hasta la cintura y se muestra como una
prenda imprescindible para ambos sexos. Llevar la camisa blanca y en buen estado era señal
de aseo, se aconsejaba mudarla una vez a la semana. La ropa interior tenía además el
cometido de recoger la suciedad corporal. La noción que se tenía de la higiene era cuanto
menos deficiente, las partes del cuerpo a la vista sí se lavaban; pero el baño por inmersión no
se hacía ya que se tenía por cierto que el agua caliente al abrir los poros de la piel, dejaba a la
persona expuesta al contagio de enfermedades. La camisa sí se lavaba, de hecho existen
documentos en Sevilla que recomendaban mudarla al menos una vez a la semana 42 . Esta
prenda debía estar limpia e inmaculada ya que era señal inequívoca del aseo de la persona.
De cintura para abajo el hombre usaba bragas. El vocablo “braga” alude actualmente a
una prenda femenina, el Diccionario de la Real Academia la define como: “Prenda interior
femenina e infantil que cubre desde la parte inferior del tronco y tiene dos aberturas por las
piernas”, pero hace siglos era diferente. Se llamaba braga a una pieza de ropa interior de uso
40
El blanco todavía no era el color distintivo para los trajes de novia.
La crónica que dejó madame de Motteville sobre el atuendo de la infanta es muy reveladora: “Su
guardainfante era un aparato semi redondo y monstruoso”. BOUCHER, F.: Ob. cit., p.278. Véase, Bertault
Langlois de Motteville, F.: Mémoires pour servir à l' histoire d'Anne d'Autriche, épouse de Louis XIII roi de
France. Vol I. 1723.
42
Véase, AGUADO DE LOS REYES, J.: Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1996.
41
29
exclusivamente masculino, un calzón corto confeccionado con lienzo blanco. El origen es
remoto, se piensa que se encuentra en una pieza de paño que usaban los antiguos griegos a
modo de suspensorio. Bragueta es el diminutivo de braga, esta última aparece recogida en
nuestro primer diccionario, siendo definida como:
“Cierto género de zaragüelles justos que ciñen los lomos y cubren las partes
vergonzosas, por delante y por detrás, y un pedazo de los muslos, usan dellas los pescadores y
los demás que andan en agua, los que lavan lana, los tintoreros, los curtidores también las
usan los religiosos y llámanlas paños menores. Antiguamente usaron las bragas los que
servían en los baños, por la honestidad, los que se ejercitaban en los gimnasios, luchando y
haciendo demás ejercicios, desnudos. Los que
entraban a nadar que se enseñaba en Roma con
gran cuidado que importaba mucho para la guerra.
Los pregoneros, porque no se quebrasen, dando
tantas voces. Los comediantes, los cantores, los
trompeteros, y los demás que tañían instrumentos
de boca. Los quebrados traen un género de bragas
mas recogido, que llaman braguero. La cobertura
en la encajadura de las calzas se llama bragueta, y
braguetón, la que es grande, como la de los
Tudescos”.
43
Covarrubias nos aporta mucha
información sobre esta prenda, haciendo también
alusión a la gran bragueta que usaban los alemanes
(tudescos). En el siglo XVIII la voz “calzoncillo”
Jacopo Pontormo. Autorretrato. 1522-1525.
British Museum. Londres.
ya es de uso común en España y así aparece citada
en los documentos44.
La camisa solía llevar adornos en el cuello pero se mostraba menos que la femenina.
Sobre esta, el hombre vestía jubón, sayo y calzas, estas últimas eran bastante cortas y anchas
por lo que gran parte de las piernas, que se cubrían con medias, quedaban al descubierto. El
jubón, que era apretado y llegaba hasta la cintura, y las calzas se unían mediante agujetas. La
moda del siglo XVI nos muestra jubones con las mangas abiertas con cortes llamados
43
COVARRUBIAS, Sebastián de: Tesoro de la Lengua Castellana., Madrid, 2006, pp. 350.
El calzón confeccionado con cualquier tipo de lienzo blanco y el calzoncillo hacen referencia a la misma
prenda. aparecen en los documentos como en el inventario post-mortem de don Hermenegildo López del Águila
donde figuran: “cuatro pares de calzoncillos de crea muy remendados”. AHPSE-P: 5192, 595 v.
44
30
cuchilladas por donde asomaba la camisa. Las mangas del jubón sufrieron diversos cambios,
de rectas pasaron a estar abombadas en la parte superior para mas adelante ser rectas y muy
ceñidas. En ocasiones se usaba la almilla, una prenda de abrigo entre la camisa y el jubón45.El
jubón surge en el siglo XIV, era una prenda estrecha, con mangas abombadas a la altura de
los hombros y unido a las calzas por las agujetas 46 . El jubón siempre iba debajo de otra
prenda, el Tesoro de la Lengua Castellana en su definición de jubón que la expresión “En
calzas y en jubón” significaba ir medio desnudo. 47 Los abombamientos de las mangas se
llamaban bocados o bocadillos, eran pequeños bullones que salían de las cuchilladas. El jubón
podía estar relleno de algodón, lana o borla, si estaba relleno se denominaba jubón fornido48 y
era confeccionado por los jubeteros.
En cuanto a las calzas, el
primer
documento
en
el
que
aparecen es el Cantar del mío Cid
(hacia 1200), eran fabricadas por
los calceteros, un oficio exclusivo
para tal fin. En la segunda mitad del
siglo XVI las calzas adquirieron un
considerable tamaño asemejándose
a globos, para darles ese tamaño se
incorporaban rellenos49.
Las calzas mas lujosas eran
Alejandro de Loarte. La gallinera. Detalle. 1626. Museo del
Prado. Madrid.
de punto, un invento español 50 ,
sobre estas se llevaban calzones cortos y abombados. La técnica del punto se iría
perfeccionando paulatinamente 51 . Las que iban unidas al jubón de denominaban calzas
atacadas. La palabra calzones aparece por primera vez en 1463, se hacían cortos o largos
hasta la rodilla, siendo una prenda mas sencilla que las calzas. Estas últimas fueron variando
de tamaño y forma a través de las décadas. La prominente bragueta pasó de moda hacia 1590,
45
BERNIS, C: Ob. cit., p. 76.
BERNIS, C: Op. cit., p. 15.
47
COVARRUBIAS, S de.: Ob., cit., p. 492.
48
DESCALZO LORENZO, A: Ob. cit., p. 19.
49
SOLÁNS SOTERAS, M C: Ob. cit., p. 99.
50
VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 166.
51
Ibidem, p. 171.
46
31
mas adelante las calzas se alargaron sujetándose a las rodillas llamándose gueguescos. A
principios del siglo XVII las calzas fueron perdiendo volumen y ganando largura, de tal
manera que llegaron a cubrir la rodilla y así quedaron todo el siglo. En los primeros años del
reinado de Felipe IV eran anchas, un ejemplo bastante elocuente sobre esta prenda nos lo
ofrece Las lanzas de Velázquez.
Sobre el jubón también se podía vestir diversas prendas como el coleto (generalmente
de piel y sin mangas) que no sobrepasaba la cintura, la ropilla (con mangas y faldillas) o la
cuera. El coleto era una prenda que se utilizaba también para practicar deportes al aire libre.
El coleto y la cuera provenían del traje militar y se llevaban sobre el jubón. Durante el siglo
XVI las voces coleto y cuera se hicieron sinónimas. Sobre esto se usaba el sobretodo, abierto,
con mangas y a veces forrado con pieles; esta prenda también era denominada simplemente
ropa. La moda del acuchillado presentaba mangas muy decoradas con aberturas en varios
sentidos, en ocasiones las mangas se confeccionaban por separado y después se unían al traje.
Hacia 1550 comienzan a asomar el cuello de la camisa y los puños de las mangas. Las mangas
dobles y caídas por detrás tienen origen turco.
Como prenda de abrigo se encontraba la simple capa o algunos tipos mas ricos como
el herreruelo con cuello ribeteado o el bohemio, pieza forrada de piel pasando por el tudesco
que tenía mangas pero no se
usaban. La capa dejaba las
piernas al descubierto y podían
tener capucha y se trata tal vez,
de
la
única
pieza
de
la
indumentaria antigua masculina
que ha llegado al siglo XX.
Otras prendas de abrigo eran el
capuz,
tabardo
abrigo
sin
(especie
mangas
o
de
con
mangas abiertas mas usado en
el extranjero) y capote, capa de
abrigo para protegerse de la
lluvia. La voz capote está
documentada
a
partir
Francisco de Zurbarán. Defensa de Cádiz contra los ingleses. 16351635. Museo del Prado. Madrid.
del
32
Cancionero de Baena (siglo XV). Por último,
el gabán lo usaban todas las clases sociales,
tenía mangas y capucha. La cabeza se tocaba
con gorra o sombrero.
El calzado era plano con algunas
decoraciones en el empeine y en los lados, da
la sensación de ser cómodo y flexible.
También usaban unas botas estrechas y muy
altas ya que llegaban hasta los muslos que
quedaban atadas a las calzas por una especie
de ligas. El pelo se llevaba en melena recta
Alonso Sánchez Coello. El Príncipe don Carlos.
1557-1559. Museo del Prado. Madrid.
por delante y corto por detrás; en 1526, año
de la boda de Carlos V con Isabel de
Portugal, el emperador se decantó por la barba que nunca abandonaría. En 1529 estando en
Barcelona, se cortó el pelo52; por estos motivos el caballero español llevó varias décadas pelo
corto y barba. El primero perduró mas que la última que fue sustituida por un fino bigote con
las puntas hacia arriba a mediados del siglo XVII.
Lo que más sorprende desde nuestra óptica actual es la indumentaria masculina en
boga hacia la segunda mitad del siglo XVI ya que se trata de un traje fuertemente sexualizado
en el que se aumenta el torso y el órgano viril por medio de rellenos. Hablamos de un atuendo
ceñido que potencia los hombros y el pecho por medio de jubones rehenchidos mientras que
gran parte de las piernas solamente se hallan cubiertas por medias. Las grandes braguetas
fueron utilizadas en primer lugar por los soldados alemanes (lansquenetes) que batallaban con
el emperador por toda Europa, posteriormente comenzaron a ser tendencia en la corte de
Carlos V. Su forma protuberante era signo de poder y hombría. Los retratos de reyes y
caballeros del siglo XVI nos muestran unos descomunales bultos que tratan de representar
una erección permanente.
A principios del siglo XVII las calzas fueron perdiendo volumen y ganando largura,
de tal manera que llegaron a cubrir la rodilla y así quedaron todo el siglo. En los primeros
años del reinado de Felipe IV eran anchas, un ejemplo bastante elocuente sobre esta prenda
nos lo ofrece Las lanzas de Velázquez. Los greguescos, eran abombados y se ataban debajo
de la rodilla que se adornaba con rosetas, motivo decorativo que también se usaba en el
52
BERNIS, C.: Ob. cit., p. 34.
33
calzado. Para proporcionarles volumen se colocaban rellenos de algodón, papel o serrín entre
el forro y la tela, bajo este se utilizaba un sencillo calzón de lienzo 53. En los años cuarenta las
calzas se fueron estrechando, también podían estar acolchadas albergando en su interior
varias capas de algodón y siempre estaban forradas. Para unirlas al coleto se usaban agujetas
pero poco a poco fueron sustituidas por el cinturón que se denominaba braguero. Las agujetas
eran unas cintas de seda o hilo con los cabos rematados por metal o hueso. Es preciso señalar
que algunas ropas iban unidas por estos cordones denominándose prendas atacadas, por
ejemplo las mangas podían ir atacadas al coleto y
este último a las calzas.
El coleto era una prenda a modo de chaleco
que llegaba hasta debajo de la cintura mientras que la
cuera se denominó así en un principio porque se
confeccionaba con piel. Estás dos prendas eran
utilizadas por caballeros que seguían la moda
mientras que la ropilla era de uso común a todos los
estamentos54. El coleto fue una pieza utilizada por los
militares ya que al no tener mangas facilitaba el
movimiento. Los arcabuceros y ballesteros debían
estar cómodos para el manejo de las armas55.
Un precioso ejemplo de coleto lo encontramos
en la obra
de Velázquez Felipe IV con jubón
amarillo hacia 1628, (Ringling Museum or Arts,
Sarasota, Florida, USA). El coleto que luce es de
Antonio Moro. Retrato de Felipe II en la
jornada de San Quintín. 1560. Patrimonio
Nacional. Real Monasterio de San
Lorenzo de El Escorial.
cuero de “ámbar de infusión,” un método por el cual
se perfumaban las pieles y frecuente en el acabado de
los guantes. La prenda es abierta por delante siendo
del tipo llamado “vientre de oca” ya que por medio de rellenos el pecho parecía mas
voluminoso lo que daba mas empaque al individuo. El atuendo del monarca es rico en cuanto
a colorido y materiales, con mangas estofadas, banda de seda roja guarnecida de encajes,
53
BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 173.
DESCALZO LORENZO, A.: “La moda en tiempos de Cervantes” en La Moda Española en el Siglo de Oro.
Toledo, 2015. p. 53.
55
DUEÑAS, G.: “Las armas y la indumentaria en El Quijote”, El Quijote y sus trajes. Madrid, 2005, p. 104.
54
34
calzones muy anchos, botas altas y guantes de “ámbar
de infusión”. Esta técnica en el tratamiento de las
pieles se seguirá utilizando en el siglo XVIII.
El coleto en principio no contaba con mangas,
se llevaba muy ceñido al cuerpo y encima del jubón.
El coleto y el justillo eran utilizados por los caballeros
rejoneadores en la lidia ya que se consideraba a la piel
como material56 con mas capacidad de protección que
otros. El cinturón se colocaba sobre el jubón y podía
estar elaborado con metales preciosos en caso de que
el atuendo fuera de gala.
No podemos olvidar la
espada, un componente básico del traje masculino, un
atributo de los caballeros desde la Edad Media. Vemos
la espada en los retratos de reyes y aristócratas como
una parte esencial de la imagen de poder que
pretendían dar. Este elemento les proporcionaba:
“(…) una aureola de soberanía en su imagen y en
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
Felipe IV con jubón amarillo. Hacia
1628. Ringling Museum of Arts,
Sarasota, Florida.
sus acciones, de ahí que fuese un elemento fundamental en su vestuario, sobre todos cuando
los nobles todavía se suponían garantes del orden y de la sociedad a la que pertenecían
durante la edad media y moderna”57.
La golilla se colocaba en la garganta por lo que debía resultar muy incómoda
provocando además una figura muy envarada. Por su bajo costo, se extendió rápidamente a
todas las clases sociales. Los retratos del genial Velázquez ponen de evidencia como todos
usaban la golilla desde el rey, hasta el bufón pasando por el noble, el comerciante, el artesano
o el letrado. Felipe IV, que era muy sencillo en su atavío, la lució toda su vida. Su uso era
obligado en su real presencia, ya que no recibía en audiencia sino se llevaba puesta. La
adopción de tan singular cuello hay que entenderla junto a otras iniciativas como medida de
austeridad ante tanto derroche innecesario. Tanto el rey como su valido, el conde-duque de
Olivares, consideraron necesario volver a las idea de sencillez de Felipe II58.
56
CAMPOS CAÑIZARES, J.: El toreo caballeresco en la época de Felipe IV: técnicas y significado sociocultural. Sevilla, 2007, p. 275.
57
Ibidem, p. 624.
58
Se llevó a cabo una restructuración del personal palatino reduciendo cargos y salarios. DOMÍNGUEZ ORTIZ,
A.: Ob. cit., p. 243.
35
La golilla era un cartón forrado de tela
almidonada de color blanco que se sostenía
por medio de un alambre y su forma se
asemejaba a un plato. Esta pieza se colocaba
alrededor del cuello y fue el tipo mas común
aunque esto no implica que no se usasen ricas
valonas caídas sobre los hombros tal y como
nos muestran pinturas de la época, incluso el
mismo rey tiene algunos retratos en los que
lleva preciosas valonas aunque son los menos
ya que este cuello representaba la imagen
institucional
de
la
monarquía
española.
Bartolomé Esteban Murillo cuenta con una
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Retrato
de Juan Martínez Montañés. Hacia 1635. Museo
del Prado. Madrid.
serie de retratos masculinos de cuerpo entero
en los que podemos apreciar como los
caballeros sevillanos usaban el citado cuello; aunque en su autorretrato de hacia 1670 que se
conserva en la National Gallery de Londres, el maestro se pintó con una valona guarnecida
de encajes.
En cuanto a las formas de la vestimenta “a la española”, su objetivo consistía en
realzar la silueta por lo que eran estrechas. El concepto de elegancia masculina radicaba en la
calidad de los tejidos y en el buen corte de las prendas. La golilla pervivió hasta principios del
siglo XVIII. Un anónimo viajero de 1700 detalla:
“En vez de alzacuello llevan una especia de rotonda hecha de cartón, sobre la cual hay
estirada una tela almidonada y arreglada en varias pinzas que llaman golilla; es una invención
muy incómoda (…) Os envara el movimiento del cuello y de la cabeza, y os da un aire grave,
a pesar del que tengáis. Algunos no se acostumbran a ello y llevan grandes alzacuellos que
valones”59.
Estos datos nos resultan de gran interés ya que vemos que los dos tipos de cuello se
alternaban, por otro lado la golilla impedía moverse con libertad por lo que parecía ideada
para gentes ociosas provocando una postura que los españoles consideraban muy digna pero
59
GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit. p. 229.
36
los extranjeros entendían como grave. El relato del padre Labat escrito 1706 nos informa que
en Sevilla estuvo con un comerciante francés que usaba golilla60.
Según estamos comprobando la moda masculina del siglo XVII fue bastante parecida
a la de la centuria anterior en cuanto al tipo de prendas en los distintos sectores de la sociedad,
la diferencia radicaba lógicamente en los materiales. Se siguieron usando los mismos
elementos aunque algunas con variaciones en cuanto a forma y los hombres siguieron
vistiendo de oscuro. Un cambio si se produjo en cuanto a la ropa cómoda para estar en casa,
se trataba de prendas de origen oriental con forma
de bata o kimono que usaron tanto hombres como
mujeres y que se denominaron ropas de levantar.
Este tipo de batas se seguirán usando a lo largo de
todo el siglo XVIII tal y como informan los
documentos por lo que trataré sobre ellas en su
momento.
Las prendas para la vida diaria se
confeccionaban con tejidos sencillos como la lana
y el cuero pero si se trataba de un traje de gala la
cosa se complicaba ya que tanto jubón como
calzas podían llevar acuchillados, picados o
bordados. El calzado mas común para diario eran
las botas de cuero, los mas lujosos se fabricaban
con seda o bordados y se adornaban con hebilla. El
sombrero era un elemento imprescindible, los mas
usados eran los de ala ancha llamados monteras y
los de ala estrecha llamados monterillas. Los
sombreros se adornaban con plumas a un lado y a
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
Pedro Barberana y Aparregui. Hacia 16311633. Kimbell Art Museum. Fort Worth.
Texas.
veces con joyas mientras que una de las alas se solía llevar subida. La voz montera será
sustituida por chambergo a partir de 167061. La voz chambergo procedía del llamado ejército
de la Chamberga creado por la reina regente doña Mariana de Austria en 1669. El sombrero
60
LABAT, J-B.: Viaje por Andalucía en los años 1705-1706. Sevilla, 2007, p. 23. El padre Labat (1663-1738)
fue un monje dominico francés. Con treinta años se embarcó para América donde estuvo doce años. Destacó no
sólo como religioso, sino como, explorador, botánico, matemático, ingeniero, llegando a construir molinos para
mejorar la producción de azúcar y otros artilugios. Después estuvo en España e Italia.
61
BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 63.
37
era una pieza absolutamente indispensable en la imagen del caballero español del siglo XVII.
Su tejido y adornos proporcionaban información fidedigna de su portador.
El escritor y dramaturgo Juan de Zabaleta publicó en 1654 Día de fiesta por la
mañana, un relato costumbrista donde nos muestra su particular visión de la sociedad
madrileña de pleno siglo XVII. El autor va narrando la manera de solazarse de distintos
arquetipos, quedando muchos de ellos bastante mal parados. Los capítulos dedicados al galán
Pedro de Camprobín. El caballero y la muerte. Mediados del siglo XVII. Hospital de la Caridad. Sevilla.
y a la dama nos son de gran ayuda para conocer la indumentaria española del Barroco, ya que
se habla del tipo de prendas que usaban las clases pudientes, mientras se hace una enconada
crítica contra las personas preocupadas en exceso por su aspecto físico, y por lo tanto
demasiado presumidas y esclavizadas por la moda. El galán era un individuo vanidoso cuyo
traje debía estar a la última. El estoico joven tenía que sufrir todo tipo de apreturas para
presentarse en sociedad. El traje de caballero español era excesivamente ceñido y por lo tanto
muy incómodo. El relato comienza en casa del joven la mañana del día festivo, una vez se ha
levantado de la cama procede a arreglarse con esmero para salir a la calle a dejarse ver. Para
tan complicado procedimiento es asistido por varias personas a su servicio. Una tras otra se va
embutiendo en todas las prendas, entre ellas el autor destaca el precioso jubón (prenda de
manga larga que se ponía sobre la camisa) confeccionado con una tela riquísima. Sobre las
telas recamadas de oro o plata es importante resaltar que su uso estaba vetado aunque no se
38
respetaba. Felipe IV promulgó una serie de disposiciones sobre el uso de determinados tejidos
y la prohibición de otros tantos.
El traje de los españoles, según cuentan los que tuvieron que padecerlo, excesivamente
apretado, lo cual provocaba una postura tan envarada
que sorprendía mucho a los extranjeros. El tormento
también llegaba a los pies ya que los zapatos debían
quedar muy justos. El caballero francés Antonio de
Brunel que visitó España en 1654 quedó impresionado
del martirio que debían sufrir los hombres, sobre todo
en lo que respecta a los zapatos estrechos. Zabaleta se
mofa de esta absurda práctica y explica el tremendo
esfuerzo que debe hacer el oficial de zapatero para
calzar al presumido galán, cuando lo mas fácil y
lógico sería usar un zapato cuya medida fuera acorde
con la del pie y dejarse de extravagancias.
El
galán
ya está vestido, calzado y afeitado por lo que se
procede a la colocación de la golilla. Zabaleta la
aborrece por su incomodidad y afirma:
“(…) es como meter la cabeza en un cepo,
Bartolomé Estebán Murillo. DonAndrés
de Andrade y la Cal. 1665.Metrpolitan
Museum of New York.
tormento inexcusable en España. Ésta es la nación de
cuantas la razón cultiva, que menos cuida de sus comodidades. Está la golilla aforrada en blanco por
dejar de la valona no mas que algunos visos”62.
Parece sorprendente que el uso de un cuello tan incómodo perdurara mas de ochenta
años. Madame d´Alnoy también se hace eco de este tipo de cuello diciendo que el joven que
la llevaba no podía mover la cabeza con naturalidad:
“Su golilla de cartón le mantenía el cuello tan erguido, que no podía ni bajar ni volver
la cabeza. No hay nada más ridículo que ese alzacuello; porque no es ni una gorguera, ni una
valona, ni un corbata. Esa golilla, en fin, sin que se parezca a nada, incomoda mucho y
desfigura otro tanto”63.
62
63
ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. 1983.p. 106.
AULNOY, M C.: Relación del viaje a España. Madrid, 1986. p. 171.
39
Volviendo
al
galán en cuestión, nos
encontramos
en
la
última fase de su arreglo.
Se
coloca
(prenda
la
ropilla
exterior
con
mangas), tan ajustada
que le cuesta un rato
atarse el cinturón. Para
poder
vestirse
afeitado
y ser
cómodamente
el joven lleva el pelo
recogido con una cinta,
Gregorio de Tapia y Salcedo. Ejercicios de la jineta. 1643. Biblioteca
Nacional de España. Madrid.
un vez terminado todo el proceso se la retira cayendo en guedejas. Este tipo de peinado fue
muy criticado, incluso el mismo rey lo prohibió en 1639, el veto rezaba así: “Prohibición de
guedejas y copetes en los hombres sin excepción de privilegio o fuero”. Zabaleta pone de
manifiesto una vez más que las leyes en materia de indumentaria no se acataban. Ya con la
melena al viento el caballero solo precisa espada, capa y sombrero. El mismo se pone el acero
al cinto y un criado le coloca la capa de bayeta ricamente labrada con puntas. Por último se
acomoda un sombrero de castor negro confeccionado en París; el autor echa pestes de su alto
precio, afirmando que con un solo sombrero se podrían comprar mantos para seis viudas
pobres.
El texto dedicado al caballero “a la última moda” nos es de gran utilidad, no solamente
el tipo de prendas que utilizaba y sus materiales, sino cual era el orden que seguía el atavío
masculino.
Los relatos de viajeros constituyen una valiosa herramienta en manos del investigador
para conocer los usos sociales. En 1672, el francés Jouvin64 afirma que los españoles van bien
vestidos y calzados, todavía no se había implantado el tacón para uso masculino; aunque no
obvia que los trajes son negros y demasiado ceñidos. La espada se llevaba a la izquierda, al
igual de la corta capa, mientras que el puñal iba a la derecha. 65 La capa se sujetaba en el
64
Albert Jouvin de Rochefort (c.1640 – c. 1710) fue un cartógrafo que realizo diversos viajes por el continente.
En 1672 publicó Le voyageur d'Europe. Veáse, GARCÍA MERCADAL, J.: Viajes por España. Madrid,
1972, p. 115.
65
GARCÍA MERCADAL J.: Ob. cit., p. 172.
40
hombro izquierdo y la recogían con este mismo
brazo. Parece que esto era símbolo de elegancia.
Según relata madame d´Alnoy, el lujo que observó
en la corte madrileña era fastuoso. La francesa tuvo
ocasión de asistir a la corrida de toros que se celebró
en la plaza mayor de Madrid con ocasión de la boda
del rey Carlos II con la princesa María Luisa de
Orleans. Tan magno acontecimiento tuvo una puesta
en escena especialmente rica y cuidada, y aunque los
caballeros rejoneadores vestían de negro sus trajes
estaban bordados de oro y plata. Los sombreros
lucían a un lado plumas blancas, mientras que en
brazos, cintura o pecho llevaban bandas bordadas de
distintos
colores
(blancas,
carmesí
azules
Bartolomé Esteban Murillo. Joshua van
Belle. 1670. National Gallery. Dublin.
y
amarillas)66. La banda es el primer signo distintivo del matador. Los séquitos de los caballeros
no les iban a la zaga ya que usaban tejidos ricos como el muaré de oro o el damasco.
El matrimonio de Carlos II con la primogénita del duque de Orleans y por tanto,
sobrina carnal de Luis XIV marca un punto de inflexión en la corte madrileña ya que en
deferencia a su mujer, el rey se vistió a la francesa para la celebración de su matrimonio. El 5
de noviembre de 1679, tan sólo unos días antes de conocerse, el rey recibió de María Luisa de
Borbón una corbata de encaje:
“…con la particularidad de habérsela puesto antes la Reyna, con una cinta de color de fuego”67.
En los inventarios de su guardarropa aparecen casacas siempre a juego con los
calzones68, por tanto el último de los Austrias vistió ya a la moda imperante en Europa. En
cualquier caso, Carlos II siguió vistiendo a la española para los actos. Como ya se ha hablado,
la cuestión del atuendo era asunto de suma relevancia en la corte. El embajador francés era
único diplomático que podía ir vestido a la moda de su país:
66
AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 289.
ORTIZ DE ZÚÑIGA, D.: Anales eclesiásticos y seculares de la ciudad de Sevilla. Lib .XVIII. p. 336.
68
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 152.
67
41
“Ordinariamente, es el embajador de Francia el que llama mas la atención, porque su séquito
va todo vestido a la francesa, y es el único embajador que goza de este privilegio, porque los otros van
vestidos a la española” 69.
Carlos II siguió en sus retratos de corte la imagen oficial de la monarquía hispánica.
Carreño de Miranda nos muestra, a lo largo de múltiples versiones, al malogrado joven
completamente vestido de negro exceptuando la golilla, los puños, las medias blancas y la
larga
melena.
En
las
cuentas
del
guardarropa del rey aparece por primera
vez la acepción “traje a la española” con
motivo
de
distinguirlo
llamado “a la moda”
70
del
francés
. El atuendo
masculino español a finales del siglo
XVII siguió las pautas anteriores pero
introdujo algunas modificaciones: las
ropillas y los calzones se estrecharon al
máximo. Al mismo tiempo las mangas
adquirieron
un
tamaño
descomunal,
incluso con varios abombamientos.
El hecho de que el traje a la
francesa fuera asumido paulatinamente se
pone de manifiesto en La Adoración de
la Sagrada Forma de Claudio Coello
realizado en 1690. Se trata de una pintura
Luca Giordano. Carlos II. 1693. Museo del Prado.
Madrid.
de altar realizada para la sacristía del
monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En la parte derecha de la composición aparece el
rey arrodillado con una serie de caballeros a sus espaldas. Tanto Carlos II como su séquito
aparecen vestidos a la moda francesa con casacas cuyas mangas rematan en amplias vueltas,
corbatas de encaje y pelucas; se trata de retratos individualizados que responden a un
momento histórico concreto. La magnífica obra de Claudio Coello no es la primera en la que
el rey se presentaba vestido a la moda extranjera. Se conservan varias pinturas de Carlos II
niño vestido con colores alegres, una de ellas con bordados de oro y valona de encaje en un
retrato ecuestre realizado por Herrera Barnuevo que sucedió en el cargo de Pintor de Cámara
69
70
AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 285.
DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 31.
42
a Juan Bautista Martínez del Mazo hasta su muerte en 1671. En otra pintura atribuida al
mismo artista y titulada Carlos II niño y sus antepasados (Museo Lázaro Galdiano, Madrid),
el rey viste hongarina con lazos, ropilla y calzones grises71.
El niño rey porta en una mano el bastón de mando y en la otra un sombrero negro
adornado por preciosas plumas. La melena es larga con raya al lado y onda sobre la frente.
Por último contamos con otro retrato de Herrera Barnuevo hacia 1670 (Ermitage, San
Petersburgo), en el que el monarca
lleva un traje rojo compuesto por
hongarina y calzones ricamente
labrados y adornados con lazos,
valona que cae por los hombros,
zapatos rematados con lazadas y
sombrero adornado con vistosas
plumas blancas.
El modo de vestir se halla
en estrecha conexión con las
circunstancias históricas. En el
siglo XVII Europa se vio inmersa
en una serie de terribles conflictos
bélicos, la indumentaria “a la
española” tan ceñida e incómoda
no era adecuada para los soldados
por lo que se tendió a un tipo de
traje
de
formas
amplias
que
facilitara el movimiento. Aún así
nuestro atuendo no solamente se
Sebastián Herrera Barnuevo. Carlos II. Hacia 1670. Museo del
Hermitage. San Petesburgo.
71
La hongarina es una prenda documentada en España a partir de 1653 a raíz de un traje de paño
confeccionado a Felipe IV que se componía de calzón, ropilla, ferreruelo y hungarina. Esta pieza
parecida a la casaca acabará siendo sustituida por ella, según podemos apreciar en las citadas pinturas,
la hongarina no era ceñida al talle y llegaba a medio muslo llevándose abierta aunque contaba con
botones. En 1669 se aconsejaba a uno de los ejércitos del rey sustituir las hongarinas por las casacas:
“se les han de quitar las hungarinas y darles casacas que hoy se conservan en la armada para cubrir las
armas”. Véase: MORALES, N., QUILES GARCÍA, F.: Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1733).
Madrid, 2010.
43
perpetuó durante todo el siglo en España, sino que también continuó en los lugares que
dependían políticamente de ella como Viena, Nápoles o Génova 72. El traje militar que se
configuró en el siglo XVII constaba de tres piezas características: la casaca, la chupa y los
calzones. La evolución del jubón y el coleto hacia la casaca y la chupa fue lenta, el jubón
llevaba mangas y el coleto no mientras que los faldones de ambas prendas se unían mediante
lazos. El cambio se produjo cuando las mangas del jubón pasaron al coleto que: “…tomó la
forma de casaca con sus largos faldones, no añadidos aparte. Este casacón ya había sido usado
por la gente del campo pero hacia 1630 fue adoptado en general. Los calzones eran muy
amplios y el zapato plano fue sustituido por las botas altas que incluso llegaban al muslo y se
remataban en forma de embudo”73. El traje masculino al uso francés fue implantándose en
España paulatinamente hasta quedar afianzado en los primeros años del siglo XVIII.
I.2. Indumentaria femenina.
La moda femenina en la España
de los Austrias se caracteriza por
enmascarar la silueta. Como prenda
imprescindible se encontraba la camisa,
considerada una segunda piel, se
lavaba y aunque se consideraba una
pieza de ropa interior a veces podían
asomar cuellos, puños o mangas. Las
piernas
se
cubrían
con
calzas,
estrechas y de distintos colores. Las
camisas se confeccionaban con lienzo,
siendo a veces las mangas de un tipo y
el cuerpo de otro, cuellos y puños se
podían decorar con encajes. La camisa
femenina se denominaba “camisa de
72
73
Pedro Machuca. Descendimiento. Detalle.1547.
Museo del Prado. Madrid
VON BOEHN, M.: Vol III. Ob. cit., p. 92.
Ibidem, p. 98.
44
pechos”74 En cuanto al vestido, comenzamos por el sayo alto que comenzó a usarse hacia
1530. Era completamente cerrado y se basaba en el modelo masculino. Los vestidos podían
tener escote cuadrado o redondo, que se cubría con fino tejido transparente. Hacia 1550 los
trajes son completamente cerrados y con cuello alto75, enfatizando el estrechamiento de la
cintura. Por contraposición a la sencillez del atavío masculino español en la segunda mitad del
siglo XVI, nos encontramos con unos retratos femeninos que nos presentan a reinas e infantas
vestidas con un lujo extraordinario. La moda femenina fue bastante inmovilista durante los
reinados de Felipe II y Felipe III, es decir, que durante unos setenta y cinco años hubo pocas
variaciones.
Mientras los hombres mostraban sin pudor sus atributos, la moda imponía a las
mujeres disimular los suyos. Los cartones de pecho consistían en una faja que se llevaba
desde la cintura al pecho, se podían confeccionar de distintas maneras, por ejemplo a base de
una serie de tablillas forradas con cuero que se colocaban delante del pecho para aplastarlo. o
por medio de un cartón engomado colocado entre la tela y el forro. Su objetivo era ocultar las
formas de la silueta además de conseguir una cintura lo más estrecha posible. La moda de
disimular y aplastar el pecho llegó hasta finales del siglo XVII:
“Entre ellas es un bello detalles no tener pechos, y toman precauciones desde muy pronto para
evitar su desarrollo. Cuando el seno comienza a formarse se colocan encima pequeñas placas de
plomo y se vendan como se faja a los niños”76.
El escote no era bien visto en España, mientras que en otros países las damas lo
usaban ya en el siglo XVI, aquí tardará en llegar. Un ejemplo muy elocuente lo constituye la
boda de la infanta Ana de Austria 77 con Luis XIII en 1615. Ambas naciones tenían sus
respectivos usos. En Francia el escote estaba a la orden del día, cosa que no estaba bien vista
en la pudibunda corte española. Felipe III le pide a su hija un retrato en 1617 pero aclara:
74
COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 419.
PUERTA, R.: Ob. cit., p. 67.
76
AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 234.
77
Ana María Mauricia de Habsburgo, nacida en 1601, fue la hija primogénita de Felipe III y Margarita de
Austria- Estitia. En su boda lució un vestido de terciopelo morado bordado con flores de lis, símbolo de la casa
real francesa desde la Edad Media. Las cuestiones en materia de indumentaria eran muy estrictas y más en las
distintas Cortes, por lo que la nueva reina de Francia comenzó a vestir según la moda de su nuevo país por lo
cual vistió vestidos escotados. Los trajes de las damas francesas también llevaban cuellos de encaje, el llamado
cuello Medicis”, alto, almidonado y en forma de abanico.
75
45
“Esto querría que fuese sin descubrir los pechos, y assi creo lo areis, que creo no puede ser
bueno para nada, aunque allá se use…”78.
La única parte de la anatomía femenina que no se enmascaraba era la cintura. El talle
en la época de los Austrias aparece situado a su altura .La cintura de avispa se nos muestra
como un ideal de belleza permanente a través de los siglos. Las pobres niñas tampoco se
veían libres de este tormento y se les colocaba el cartón de pecho; este uso se prolongó en
España durante más de un siglo. Esta moda parece tener un carácter de negación de la propia
mujer ya que uno de los símbolos propios de
la feminidad son los pechos, no solamente
como elemento sensual sino como portador de
vida a través de la leche materna. En el siglo
XVIII se dará un giro total en este sentido y
aparecerán unos escotes de vértigo.
Independientemente de cómo fuera el
atuendo exterior, la indumentaria femenina
constaba de prendas que siempre permanecían
ocultas como el corpiño ajustado y la falda
interior. El vestido podía ser entero (saya
entera) o dos piezas (jubón y basquiña). El
jubón,
a
diferencia
del
masculino,
se
presentaba a la vista en su totalidad. Su
confección
corría
a
cargo
de
maestros
jubeteros y de sastres mientras que su
decoración estaba en manos de maestros
Atribuido a Sofonisba Anguissola. Isabel de
Valois sosteniendo un retrato de Felipe II. 15611565. Museo del Prado. Madrid.
bordadores. La llamada ropa era una prenda
exterior larga y abierta En el caso del traje de
aparato, tanto uno como otros, iban acompañados de varios artefactos indispensables: el
cartón de pecho, el verdugado y el cuello de lechuguilla, es decir, una serie de tormentos que
convertirían el movimiento en algo bastante complicado. Este tipo no sería utilizado en todo
78
VÁLGOMA Y DÍAZ-VARELA, D.: El ajuar de Ana de Austria, Infanta de España. Reina de Francia.1949,
p. 17.
46
momento, sino que las damas prescindirían del jubón a favor de un cuerpo sin mangas y con
escote por el cual saliera la camisa. El verdugado tampoco se usaría para la vida diaria79.
Los retratos femeninos de la familia de Felipe II nos ofrecen un testimonio de sumo
interés para conocer la moda femenina de la segunda mitad del siglo XVI. La indumentaria de
sus hermanas, mujeres e hijas nos muestra unos modelos de indiscutible elegancia donde
podemos apreciar los elementos básicos de la moda femenina. Un bello ejemplo lo constituye
el retrato de Antonio Moro de Isabel de Valois, que luce un espléndido vestido rojo de cuyo
pecho cuelga la cruz de diamantes que lució el día de su boda según cuentan las crónicas. En
su inventario post-mortem el citado vestido aparece así descrito:
“saya de terciopelo carmesí riço y leonada, y
hecha unas lavores y oxas para lo cortado, con
cuerpo alto e manga de punta, aforrado de
tafetán leonado; y las mangas e ruedo en raso
blanco raspado, e la guarniçión de la saya es con
las ojas de terciopelo cortado”, siendo tasado en
50.000 maravedíes80.
Lógicamente la mujer del monarca mas
poderoso de la Tierra debía lucir las mas
espectaculares ropas y joyas que el dinero
pudiera comprar. El vestido en cuestión está
formado por varias piezas. A mi primera vista lo
Antonio Moro. Retrato de Isabel de Valois.
Hacia1660. Coleccion Varez Fisa. Madrid.
que mas destaca son las espectaculares mangas
dobles, abiertas longitudinalmente por delante.
El sayo también tiene aberturas y se decora con
numerosos adornos iguales formados por cuatro perlas; la prenda remata en cuello alto por el
que asoma la blanca gorguera. La basquiña (falda) presenta acuchillados en distintos sentidos.
El acuchillado era de una cortadura practicada en las prendas muy de moda durante los siglos
XVI y XVII que comenzó en la indumentaria militar para luego pasar a la civil. Este vestido
es magnífico en cuanto a colorido y decoración pero parece ser que la reina mas adelante
comenzó a vestir de negro como su augusto esposo.
79
80
BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales del Quijote. Madrid, 2001, p. 208
CHECA CREMADES, F.: Felipe II. Mecenas de las artes. Madrid, 1997, p. 157.
47
El verdugado era una estructura de forma acampanada compuesta por aros de mimbre,
metal o madera forrados de tela y unidos por cintas que se colocaba encima de la falda
interior aunque en un principio los verdugos iban cosidos a la misma falda. Tan curioso
término tiene su origen en forma redonda y verde al igual que los verdugos de los árboles81.
Los verdugos son también criticados por fray Hernando de Talavera (1428-1507), monje
jerónimo que ha pasado a la historia por haber sido el confesor de Isabel la Católica. Talavera
fue un hombre docto que escribió sobre cuestiones morales. Es célebre su Tratado sobre la
demasía en vestir y calzar, comer y beber redactado en 1477 e impreso en forma de
compendio. Se trata de un tratado sobre los usos sociales de su tiempo que juzga censurables,
con motivo de un decreto de excomunión
promulgado en Valladolid contra las
mujeres que usaran
gorguera y caderas
anchas y contra los hombres que llevasen
camisones con cabezones labrados.
El verdugado se trata de la gran
aportación española a la indumentaria
europea.
Surgió
hacia
1560
82
y
lógicamente estaba al alcance de unas
pocas, se trataba de una pieza costosa e
incómoda que hacía lucir las ricas telas de
la falda en todo su esplendor ya que
quedaban muy estiradas.
El verdugado
pasó a la corona de Aragón, Italia, América
y mas tarde a toda Europa. Su gran tamaño
Juan Pantoja de la Cruz. Ana de Austria. 1604.
Kunsthistorisches Museum. Viena.
creaba todo tipo de inconvenientes, en las
ceremonias donde era preceptivo su uso las damas para caber holgadamente debían estar
bastante separadas, de hecho se creó un tipo de asiento llamado “sillón de verdugado”, sin
brazos y bastante ancho83. Esta estructura llegará al siglo XIX con distintas variantes, por
orden cronológico podemos hablar del verdugado, guardainfante, sacristán, tontillo,
miriñaque y crinolina. Estamos ante un atuendo complejo que pervive unos trescientos años.
81
DE LA PUERTA ESCRIBANO, R .: “La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias
extranjeras”. Ars Longa, Valencia, Valencia, 2008. p. 68.
82
BERNIS, C.: Ob. cit., p. 22.
83
BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 192.
48
Su origen radica en la llamada saya verdugada, una falda con los verdugos incorporados. Mas
adelante se convirtió en la estructura que se colocaba bajo el vestido. Diversos escritos de la
época mencionan esta peculiar moda femenina, el mismo Lazarillo de Tormes cuenta que
nada mas llegar a Valladolid encontró a una señora en la calle, para mas señas esposa de un
sastre, que llevaba verdugado, chapines y apoyaba su mano en la cabeza de un escudero. El
Lazarillo entra a su servicio y relata que al llegar a su casa la mujer se desprendió del manto y
los chapines pero no del verdugado84. Ambos elementos se usaban juntos, el verdugado no se
acompañaba de zapatos corrientes. Las dos últimas esposas de Felipe II usaron verdugados y
en la corte vallisoletana de Felipe III era el atuendo
corriente para las altas damas.85
En los cuerpos, las mangas se nos muestran ricas
y complejas. Muchas de ellas dobles, la interior estrecha
por la que asoman los puños de encaje y la exterior
abierta y rematando en punta. Otra posibilidad son las
mangas redondas, que cubren el brazo hasta el codo y
luego quedan abiertas. Sobre el vestido cortesano se
desplegaban un sinfín de abalorios, las llamadas “puntas”
eran unas cintas rematadas por cabos de metal. El talle
se situaba en la cintura que se adornaba con cinturón de
piedras preciosas al igual que el cuello, con collar e
inmensa gorguera que podía estar dispuesta sobre una
arandela. El peinado debía ser vertical debido al gran
Diego Rodríguez de Silva y
Velázquez.
Doña
Antonia
de
Ipeñarrieta y Galdós y su hijo don
Luis. 1632. Museo Nacional del Prado.
Madrid.
cuello siempre adornado con joyas y a veces con un
gracioso sombrerito. La lechuguilla impedía que los
pendientes cayeran de manera natural. Estos cuellos se
turnaron con las valonas, cuellos blancos y amplios que
alcanzaban los hombros y caían sobre ellos. El origen de la valona femenina se encuentra en
Italia y podían ser tieso o flexible, en ocasiones se usaban dos cuellos superpuestos como es el
caso del retrato de Antonia de Ipañerrieta.
Es preciso tener en cuenta que estos elementos solo se usaban en ocasiones señaladas,
para la vida cotidiana las señoras llevaban un cuerpo escotado sin mangas por el que asomaba
84
ANÓNIMO: La vida del Lazarillo de Tormes sus fortunas y adversidades. Madrid. 1845. p. 346.
HERRERO GARCÍA, M.: Estudios sobre indumentaria española en la época de los Austrias. Madrid,
2014, p. 235.
85
49
la camisa. Los brazos femeninos no se muestran hasta el siglo XVIII y solo una parte, en
cambio fuera de la corte sí se usaba escote. La pintura española por desgracia nos muestra
pocos ejemplos de la indumentaria femenina de las clases populares.
Las mujeres sencillas vestían dos piezas, cuerpo sin mangas y falda, esta última solía
ser doble formada por saya (exterior) y faldellín (interior); las criadas se levantaban la saya
para poder trabajar por lo que el faldellín quedaba a la vista. En ausencia de testimonios
gráficos, para poder rastrear la vestimenta de épocas tan lejanas, los investigadores deben
recurrir, no solamente a los documentos notariales, sino también a la literatura. Las novelas y
obras de teatro son una magnífica fuente para conocer los usos y costumbres de cada
momento histórico lo cual es de gran ayuda para el
historiador. Cervantes, Lope de Vega, Quevedo,
Calderón o Tirso de Molina entre otros, nos
muestran a través de sus personajes nobles y
plebeyos, la sociedad del momento con sus hábitos,
tradiciones y rutinas.
El atuendo por excelencia de la moda
femenina española de pleno siglo XVII es el
guardainfante, heredero del verdugado, su uso
comenzó en el teatro cómico de Madrid para mas
tarde pasar a la corte española hacia 163686. La voz
guardainfante se supone que se debe a que tal
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
Dama del Abanico. Hacia 1635. Wallace
Collection. Londres.
artilugio podía ser útil para ocultar embarazos.
Consistía en
un armazón en forma de campana
colocado alrededor de la cintura y realizado a base
de aros de metal o mimbre unidos con cintas o cuerdas cuya su función era ahuecar la
basquiña, debido a su gran tamaño la tela quedaba muy estirada por lo que lucía esplendida,
sin arruga alguna. El guardainfante era una estructura compleja que precisaba de distintos
materiales:
“(…) tendríamos que incluir cuerdas o cintas como elementos verticales, ballenas, aros de
mimbre, bandas de cañizo y pleitos de esparto como elementos horizontales, y almohadillas
llenas de paja como elementos laterales.” 87 La falda tenía unas aberturas que permitían
86
87
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 71.
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 238.
50
recolocar los alambres si estos habían salido de su sitio. El aspecto exterior de la basquiña se
asemejaba a la forma de una enorme cesta invertida. El guardainfante fue ampliamente
reprobado en su tiempo por escritores y moralistas.
Este atavío se concebía en un sentido global, el vestido de corte constaba de un sayo
(cuerpo) muy entallado y apretado que aplastaba el pecho, mangas acuchilladas y un cuello
amplio llamado valona cariñana que cubría el escote, en cuyo centro se colocaba un gran
broche. El peinado tenía vital importancia ya que la cabeza debía tener un tamaño acorde con
la gran falda para no parecer ridículamente pequeña, por ello se ensanchó por medio de
pelucas y postizos que se colocaban mediante alambres y se adornaba con flores, plumas y
joyas. El guardainfante tuvo su máximo apogeo desde la llegada de Mariana de Austria pero
tiempo antes ya se vestían basquiñas sobre verdugados bastante anchos.
Un ejemplo nos lo ofrece Velázquez en La dama del abanico (Wallace Collection,
Londres) fechado en 1638. La elegante dama se nos presenta de medio cuerpo vistiendo sayo
y basquiña de paño marrón y mantilla negra. El sayo tiene mangas perdidas y se cierra por
delante mediante pequeños botones, debajo un corpiño muy ceñido sobre la camisa cuyo
cabezón se deja ver por el escote. Normalmente el escote no estaba bien visto en España y se
solía cubrir con valona o pañuelo. En cuanto a la mantilla, es de cerco de encaje de puntas88.
Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; junto al
rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente
las solteras podían llevar la cabeza descubierta aunque también la usaban las niñas. Se trata de
una pieza básica en el ajuar de cualquier mujer española, que al menos tenía una. La dama
completa su atuendo con unos elegantes guantes de cabritilla de infusión y un abanico brisé.
88
BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 286.
51
El enorme tamaño del vestido hacía que las mujeres no cupieran por las puertas y
tuvieran que franquearlas de una en una y de lado, además se tuvieron que modificar las
puertas de los carruajes y de las sillas de manos para que las damas pudieran entrar. El
guardainfante provocaba todo tipo de incomodidades, Calderón de la Barca en su comedia No
hay burlas con el amor relata como las mujeres
debían sentarse sobre taburetes y lo
complicado para acceder a los carruajes. Estas
complicaciones en los viajes y traslados se repetirán
en el siglo XVIII en lo concerniente a los altísimos
peinados que se pusieron de moda.
En 1639 se dictó una pragmática contra los
guardainfantes por la cual las mujeres decentes
quedaban excluidas de su uso. Incluso se intentaba
legislar el número de varas con las que se debían
confeccionar las faldas y sus ruedos. También se
vetaban los escotados: “salvo las mujeres que
públicamente ganen con sus cuerpos y tienen licencia
para ello, a las cuales se les permiten traer los dichos
jubones con el pecho descubierto; y a todas las demás
se les prohíbe dicho traje.” El castigo podía conllevar
una multa de hasta 20.00 maravedís e incluso el
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
Mariana de Austria, reina de España.
Hacia 1652. Museo del Prado. Madrid.
mismo destierro. Huelga decir que todo quedó el papel
mojado como podemos comprobar a través de los
retratos de los grandes maestros españoles89.
Zabaleta al relatar el arreglo de la dama, cuenta que una vez peinada y maquillada,
comenzaba la colocación del guardainfante, sin duda la parte mas complicada del proceso. El
escritor hablando de este particular artilugio afirma:
(…) este es el desatino mas torpe que el ansia de parecer bien ha caído” y continua:
…con tanto ruedo que colgada podría servir de pabellón90.
89
90
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 247.
ZABALETA; J.: Ob. cit., p. 117
52
El magistral Velázquez nos deja testimonio de tan lujoso atavío en sus retratos de la
familia real tales como la reina Mariana de Austria y las infantas María Teresa y Margarita.
La reina Mariana (segunda esposa de Felipe IV) adoraba el guardainfante y lo usó muy
exagerado pero cuando falleció el rey adoptó las tocas de viuda hasta su muerte. En 1652
Velázquez la retrató con un espectacular vestido de terciopelo negro con galones de plata. El
cuerpo es muy ajustado, con ballenas, dobles mangas y se remata con haldetas. El escote se
cubre con un suntuoso cuello blanco de forma semicircular llamado valona cariñana que
cubría pecho, hombros y parte de la espalda 91 de cuyo dentro prende un gran joyel. El hecho
de que se denominara valona
está en estrecha relación con el
tipo
de
cuello
flamenco
que
de
origen
usaban
los
militares92.
El peinado no es menos
exagerado ya que se trata de una
peluca sobre un armazón de
alambre
sobre
la
que
se
disponían joyas, flores y plumas.
Al igual que la basquiña, el
peinado es muy ancho pero está
en concordancia con el enorme
tamaño del guardainfante. La
reina lleva además manillas de
oro con cintas rojas, anillos y
dos collares de filigrana. Los
collares
que
se
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Las Meninas. 1656. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
colocaban
cayendo por los hombros se denominaban collares de hombros y podemos ver a través de
diversos retratos que los usaban damas y caballeros. El retrato es de aparato y presenta a la
reina con toda la magnificencia de la moda y los gustos españoles del momento. La imagen es
de una gran elegancia y de una incuestionable maestría ya que el pintor se mueve solo en
91
El cuello tomó este nombre por María de Borbón, princesa de Carignan que llegó a España en 1636 junto a su
marido el príncipe Tomás de Saboya, capitán de los ejércitos de Flandes y primo del rey. En 1637 se celebraron
en Madrid las mas fastuosas fiestas del reinado de Felipe IV en honor de tan altos personajes ya que había
muchos intereses políticos y diplomáticos en juego. TEJEDA FERNÁNDEZ, Margarita.: Ob. cit., p. 476.
92
Ibidem, p.147.
53
cuatro tonalidades: rojo, negro, plata y blanco. Aunque el calzado siempre permanecía oculto
por las faldas no podemos obviar que con estos vestidos se usaban los chapines, un calzado
con altísimo tacón que provocaba un tipo de andar característico a pasos cortos.
Al hablar del guardainfante no podemos pasar por alto a La familia de Felipe IV
popularmente conocido como Las Meninas. La obra de Velázquez nos muestra de manera
elocuente la moda cortesana de pleno siglo XVII:
“Doña Carmen Bernis, pionera en el estudio de la moda en España, en sus estudios sobre la moda
en la época de Velázquez, acertadamente considera el guardainfante como un personaje velazqueño,
pues, gracias a la universalidad del pintor, este rasgo característico del vestido femenino español ha
quedado asociado a su obra, y por ello es conocido por un público extremadamente amplio”93.
La infanta Margarita, una niña de cinco años, aparece con un vaquerillo de seda
brocada de color crudo con decoraciones en negro. El cuerpo del vestido es rígido, va abierto
por delante con pequeños botones y las mangas son acuchilladas por lo que dejan ver la
camisa mientras que la basquiña lleva guardainfante.94 Isabel de Velasco y María Agustina
de Sarmiento, las dos damitas que atienden a la infanta, llevan sayo y la enana Maribárbola
un traje de terciopelo negro aunque sin guardainfante, aunque sí una enagua que ahueque la
falda95. Las dos meninas llevan el peinado típico del atuendo si bien usando solamente su
propio cabello arreglado con la raya en medio grandes rizos y preciosos adornos con forma de
mariposa96. Tanto en una como en otra, se aprecia claramente como la valona cariñana se
colocaba sobre el escote sujetándola al vestido con un joyel en su centro. Este tipo de cuello
es el antecedente del escote que se usará durante el Romanticismo.
Los reyes se ven reflejados en el espejo, Felipe IV va vestido sobriamente de negro
como era su costumbre mientras que doña Mariana luce el rico atuendo cortesano en el que
podemos distinguir el voluminoso peinado, la valona adornada con el joyel, el collar de
pechos y las mangas acuchilladas. Por último no podemos obviar a doña Marcela de Ulloa
cuyo cargo era “guarda menor de damas”, la dueña viste a la manera de las viudas, un hábito
93
DESCALZO LORENZO, A.: La moda en las Meninas de Velázquez. 2008. p. 2.
Los expertos aseguran que para la vida diaria las niñas, aunque fueran hijas del rey, usarían prendas mas
cómodas que les facilitaran el movimiento. Niños y niñas iban vestidos igual hasta los ocho años
aproximadamente, edad en que comenzaban a hacerlo al modo de los adultos. Las faldas eran mas adecuadas
para efectuar los cambios de pañal. Los niños también llevaban delantal. Una vez que alcanzaban la edad
adecuada y si pertenecían a las élites debían sufrir jubones apretados, verdugados, gorgueras o las prendas que
estuvieran de moda en ese momento.
94
95
BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 360.
Este tipo de adorno aparece también en otros retratos como el de la infanta María Teresa, hacia 1651-1652.
Nueva York. Metropolitan Museum.
96
54
llamado monjil que se parecía al que usaban las monjas. La reina al quedarse viuda en 1665
adoptó el monjil hasta el fin de sus días. Cada país tiene sus símbolos por los que es
reconocido universalmente, en España uno de ellos lo encarna, sin duda, esta obra de arte
universal cuya protagonista es la infanta Margarita que
se sitúa en el centro de la
composición. Cuatro años mas tarde Velázquez volvió a retratar a la infanta que porta un
magnífico guardainfante de codos que sorprende por la anchura de su tamaño. El traje está
confeccionado con brocado rosa con tejido de plata y lleva todos los elementos anteriormente
señalados. Este retrato es una clara prueba del nivel de lujo y sofisticación que alcanzó la
moda femenina a finales del reinado de Felipe IV.
Mas adelante el tamaño de la basquiña
se fue transformando ganando en anchura, se
denominó guardainfante “de codos” ya que
estos podían apoyarse en la falda. Al observar
los retratos da la sensación como si las damas
estuvieran literalmente embutidas en una mesa.
Esta modalidad se puede ver en el retrato de la
infanta Margarita fechado en 1660, obra de
Martínez del Mazo y en los retratos de la
marquesa de Santa Cruz
Monterrey
de
y la condesa de
Carreño
de
Miranda.
Evidentemente, este traje solamente lo usaban
personas de la familia real y damas muy
Juan Carreño de Miranda. Doña Inés de Zúñiga,
Condesa de Monterrey. Hacia 1660-1670. Museo
Lázaro Galdiano. Madrid.
principales para las ocasiones solemnes. Para
rematar las “comodidades”
las señoras se
subían a los chapines, una especie de zuecos
con una altísima plataforma de corcho donde metían el pie ya calzado (según un escrito de la
época el tacón era tal alto que las hacía crecer prodigiosamente). Un conjunto absolutamente
majestuoso que dejó boquiabiertos a los visitantes extranjeros. El atuendo de guardainfante no
era privativo de la corte, las damas lo usaban en toda España. La colección Abelló cuenta con
una interesante vista de la Alameda de Hércules en la cual vemos a varias mujeres luciendo
sayo junto a enormes basquiñas y la cabeza tocada con mantillas o mantos.97
97
La Alameda fue el primer paseo de Sevilla, levantado por el conde de Barajas intendente de la ciudad en
1574.
55
En cuanto a la pervivencia del guardainfante, está documentado que la Tarasca lo
llevó hasta 1667 lo que nos es de gran ayuda para conocer la pervivencia de esta moda. La
Tarasca era una figura femenina que representaba a la prostituta de Babilonia, se le llamaba la
“gigantona”98 e iba acompañada por un animal fantástico con cabeza de dragón que se sacaba
en procesión durante la festividad del Corpus Christi. En los años posteriores al Concilio de
Trento, como reacción al protestantismo, se incorporan a la celebración de la Fiesta de la
Eucaristía una serie de figuras como: gigantes, cabezudos, tarascas. Formaban un séquito
grotesco que representa a los pueblos paganos, diablillos y seres malignos que con su
presencia en la procesión patentizan la majestad de la Eucaristía y su “soberanía” sobre todos
los pueblos de la tierra, acatando y reconociendo el poder supremo de Cristo sobre todo el
Anónimo. Vista de la Alameda de Hércules en Sevilla. 1650. Colección Abelló.
Orbe real e imaginario. A partir del siglo XVII esta figura fue vestida y peinada a la última
moda siendo imitada por el público femenino. Durante el Barroco las procesiones del Corpus
adquirieron una riqueza inusitada, fundamentalmente en Madrid y Sevilla. La Tarasca fue
prohibida durante el reinado de Carlos III, mas concretamente en 1772.
98
BASS, L.R. y WUNDER, A.: “Moda y vistas de Madrid en el siglo XVII” en Vestir a la española en las
cortes europeas (siglos XVI y XVII). Vol. I. p. 363.
56
Los usos en la vestimenta
comenzaron
a
paulatinamente,
el
cambiar
escote
fue
bajando hasta llegar a mostrar la
totalidad de los hombros a finales
del
siglo
XVII.
También
se
modificaron los cuerpos y la forma
de las faldas. En el retrato de la
infanta Margarita fechado en 1665,
Martínez del Mazo nos la presenta
vestida de negro debido al reciente
fallecimiento de su padre, el rey.
Podemos observar como se han ido
produciendo modificaciones, lleva
sacristán, cuyo jubón pierde las
Tarasca de la Porcesión del Corpus Christi. Madrid 1667.
faldillas. Bajo el jubón la cotilla,
mientras que la basquiña es larga y con mucho vuelo lo que provoca que la cintura luzca gran
cantidad de pliegues. El escote tiene forma de barco y el sayo remata en punta acentuando la
estrechez de la cintura. El peinado también ha variado, se presenta con un recogido con dos
trenzas y la raya a un lado. La melena partida se pondrá de moda durante el reinado de Carlos
II ya que el escote despejado posibilita este nuevo tipo de peinado.
El guardainfante dejó de utilizarse definitivamente hacia 1679, fecha del matrimonio
de Carlos II y María Luisa de Orleans. Al igual que las anteriores reinas de España, María
Luisa comenzó a vestir al uso nacional dejando de lado la moda francesa. La joven recibió a
su marido el rey vestida espléndidamente a la moda francesa y repleta de joyas aunque al día
siguiente mudó su atuendo a la moda nacional: “y el rey la encontró mucho mejor99”. En
cualquier caso, la reina consorte trajo la moda francesa de las faldas con gran cantidad de
pliegues en la cintura.100
El heredero de tan descomunal artefacto fue el sacristán:
99
VILLARS, marquesa de, en GARCÍA MERCADAL, José.: Ob. cit., p.178. La marquesa de Villars fue la
esposa del embajador de Francia en España. FARRÉ VIDAL, J.: Teatro y poder en la época de Carlos II: fiestas
en torno a reyes y virreyes. Madrid, 2007, p. 18.
100
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 237.
57
(….) se ponen unos sacristanes que
son, propiamente hablando, como los hijos
de los verdugados. Están hechos con aros de
grueso alambre que rodean la cintura, unos
con otros se unen por medio de cintas, y
según están mas abajo van siendo mas
anchos; de ese modo llevan cinco o seis aros
que alcanzan hasta el suelo y que sostienen
las faldas101.
El sacristán era una pieza interior
compuesta por aros de hierro en disminución
por
cintas
aunque
el
tamaño
había
disminuido considerablemente con respecto
al modelo anterior, dotaba a la falda de una
forma circular y se usaba con varias enaguas
Juan Martinez del Mazo. Emperatriz Margarita de
Austria. 1665. Museo del Prado. Madrid.
debajo.
El jubón femenino de finales del XVII deja hombros y parte de la espalda al descubierto,
aún así sigue siendo muy ceñido y aplasta el pecho:
“Sus jubones están abiertos del todo por detrás, de suerte que se les ve la mitad de la espalda,
porque no llevan pañuelo al cuello. La parte delantera de su vestido cubre gran parte de su pecho y les
aprieta tan fuerte sus brazos, que parecen completamente violentadas”102.
En el Museo del Traje de Madrid se conserva un precioso ejemplo de jubón femenino
de la segunda mitad del siglo XVII. Confeccionado en tafetán de seda negro, comprobamos
que el escote es mas pronunciado por la espalda, tal y como cuentan los observadores
extranjeros mencionados anteriormente. El jubón pierde las faldillas, al ser sustituido el
guardainfante por el sacristán, y se remata en un pico muy pronunciado. Esta forma de aprecia
claramente en el retrato de María Luisa de Orleáns de José García Hidalgo y en de Mariana de
Neoburgo por Luca Giordano. Las mangas presentan una silueta muy original con
abombamientos que en los años 80 y 90 se transformaron en grandes y vistosos globos.
101
102
AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 232.
GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 227.
58
Otra posibilidad era el llamado jubón encotillado que
aunaba dos piezas en una, es decir, el jubón propiamente
dicho más la cotilla que era un corpiño emballenado que
veremos reiteradamente a lo largo de la centuria siguiente. El
atuendo femenino mas común a finales del XVII constaba de
dos piezas: la saya, basquiña o tapapiés de cintura para abajo
y la hongarina o gabacha de cintura para arriba. La hongarina,
por tanto, la usaron ambos sexos. La femenina se usaba sobre
el “monillo”, un jubón sin
faldillas ni mangas.
En los últimos años
del
siglo
las
faldas
Jubón escotado. Segunda mitad
siglo XVII. Museo del Traje.
Madrid.
comenzaron a adornarse con
volantes, moda que ya se llevaba en Francia en 1676,
apareciendo por primera vez citado en España en 1691. A
principios del siglo XVIII veremos a la reina María Luisa de
Saboya luciendo este tipo de basquiñas plagadas de volantes.
Según madame de Alnoy las españolas llevaban una
increíble cantidad de faldas, una bajo otra, los expertos
Jubón encotillado. Hacia 1660.
Museo del Traje. Madrid.
opinan que tal vez sea una exageración pero el dato queda
ahí. En cuanto al peinado, no era muy habitual el uso de
tocados pero si adornarlo con todo tipo de joyas, agujas, mariposas y moscas de diamantes. El
pelo se podía recoger en varias trenzas y la raya se llevaba a un lado con onda pegada a la
frente. Como calzado las mujeres usaban zapatos con o sin tacón, además de botines y
chinelas, estas últimas sin talón y muy apropiadas para estar en casa.
59
Para salir a la calle las mujeres usaban un manto más o menos abrigado según la
estación del año, con este podían taparse la cabeza aunque es bien sabido que la costumbre de
llevar mantilla entre las mujeres casadas estaba muy extendida. El manto fue una prenda de
eso muy común entre las féminas que se ponían sobre los hombros y a veces sobre la cabeza.
Esta pieza se confeccionaba con hasta dieciocho varas de tela y llegaba hasta el ruedo de la
falda. En los hombros podía llevar capilla, una capucha de gran tamaño. El ruedo de manto
presentaba labores lujosas en el caso de damas con posibles. Durante el siglo XVI las mujeres
de la corte se decantaron por el uso de sombreros pero en Andalucía se usaron manto y
sombrero, ambas piezas superpuestas. Los mantos se podían usar directamente sobre los
hombros atados al cuello con cintas y como se ha explicado anteriormente, sobre la cabeza.103
Los mantos muy finos se denominaban de soplillo y también de humo. Veremos numerosos
Jorge Manuel Theotocópulos. La familia de El Greco. Hacia 1605. Museo de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando. Madrid.
ejemplos también en el siglo XVIII. Los mantos mas humildes se llamaban de “raja” aunque
también se podían confeccionar con los tejidos mas preciados e incluso estar guarnecidos de
encajes. Mujeres modestas como artesanas y campesinas no lo usaban104.
En cuanto al adorno de la cabeza, la española usaba tocas incluso dentro de casa. Era
costumbre llevar el cuello y la cabeza tapados desde el siglo XII 105 exceptuando a las solteras.
Las tocas eran una simple pieza de tela que se podía disponer de las más diversas maneras. El
primer documento donde aparece la voz “toca” es de 1256 106.Tenemos ejemplos de tocas en
103
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 307-308.
DELEITO y PIÑUELA, J.: La mujer, la casa y la moda ( en la España del rey poeta) . Madrid, 1987, p. 168.
105
BERNIS, C.: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos. Vol. 1, Madrid, 1978, p. 17.
106
BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962, p.106.
104
60
muy diversas pinturas, desde el famoso retrato de Juan de Flandes de Isabel la Católica en el
que la reina luce una cofia y una toca, hasta en escenas religiosas de todo tipo. Las tocas
dejaron de usarse en Europa en siglo XV.
A partir del siglo XVI se impuso llevar el cabello al aire, moda de origen italiano, pero
en España la costumbre de ocultar el cabello
con la toca tradicional estaba muy arraigada.
Veremos que incluso a inicios del siglo XVII
todavía se ven tocas como a la manera antigua,
sobre todo entre las capas populares y las
viudas. Velázquez nos presenta en La vieja
friendo huevos (1618) a una anciana con toca
blanca al igual que ocurre en Cristo en casa de
Marta y María (1618). La toca de cabos se
usó desde mediados del siglo XVI hasta la
segunda década del siglo XVII. Cubría la
cabeza y la parte posterior del cuello, con dos
prolongaciones delanteras (los cabos) que se
unían sobre el pecho mediante una joya o joyel.
En 1621 pasaron de moda.
Sofonisba Anguissola. La dama del armiño.
Hacia 1550 (tradicionalmente atribuia al Greco y
fechada hacia 1577- 1580). Pollock House.
Glasgow. Reino Unido.
La mantilla fue hasta mediados del
siglo XIX, una pieza básica en el ajuar de cualquier mujer española, que al menos tenía una.
Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; junto al
rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente
las solteras podían llevar la cabeza descubierta aunque lo normal era que también la usaran al
igual que las niñas pequeñas. Su origen parece que se remonta al siglo XV, siendo el primer
documento en el que aparece de 1483.107Para su confección se utilizaban todo tipo de tejidos
más o menos ricos dependiendo de la capacidad económica de su poseedora, desde vastos
linos a finos paños y bayetas, pasando por la franela, la sarga, el tafetán, la gasa, el raso o la
seda; a veces una misma prenda se confeccionaba con distintos tejidos uno para el anverso y
otro para el reverso, por ejemplo mantillas de raso forradas de tafetán incluso de colores
107
Ibidem, p. 97.
61
diferentes. Para sujetarla se usaban frecuentemente broches de plata. Las damas con posibles
tenían varias mantillas.
El uso de las mantillas y mantos para salir a la calle provocó la curiosa costumbre de
que las mujeres se velaran por completo. La cosa llegó a tal punto que las autoridades
debieron intervenir, el mismo Felipe II:
“Y mandó que ninguna mujer de cualquier estado, calidad y condición que fuese, en todos
estos reinos, pudiese andar, ni andase tapada el rostro, en manera lalguna sino llevándolo descubierto:
so pena de tres mil maravedís”108.
No podemos pasar por alto una parte esencial del arreglo femenino, me refiero al
maquillaje. El colorete no solamente se usaba sobre toda la superficie de las mejillas y parte
del rostro, sino también en el cuello, los hombros e incluso las manos. Los productos
cosméticos se llamaban mudas109, afeites o aliños. Covarrubias define afeite como:
“El aderezo que se pone a alguna cosa para que parezca bien, y particularmente el que las
mugeres se ponen en la cara, las manos y los pechos, para parecer blancas y roxas, aunque sean negras
y descoloridas, desmintiendo a la naturaleza, y queriendo salir con lo imposible, se pretenden mudar el
pellejo”110.
108
LEÓN PINELO, A.: Velos en los rostros de las mujeres: sus consecuencia y daños.1966. p. 246.
DELEITO y PIÑUELA, J.: Ob. cit., p.194. Las llamadas “mudas” daban color mientras que las “blanduras”
se usaban para blanquear la piel.
110
COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 17.
109
62
Diego Velázquez. Infanta María Teresa. 1651. Metropolitan Museum. Nueva York.
El proceso del arreglo de una dama era largo y complejo, teniendo lugar en una
habitación destinada a tal uso llamada tocador. La palabra “tocador” en un principio servía
para designar al gorro que hombres y mujeres usaban para dormir, mas tarde y por influencia
francesa se empezó a utilizar para nombrar a la habitación misma. Los afeites metidos en
distintos recipientes, se desplegaban sobre la mesa, normalmente vestida. En el centro había
un pequeño espejo, cuyo marco podía ser mas o menos lujoso, en España era común el ébano
(procedente de Indias) o la madera teñida.
El ideal de belleza femenino era la piel blanca y el pelo rubio, por lo en España era
una práctica relativamente frecuente que las señoras se blanquearan el rostro, para tal fin se
usaba el solimán (cosmético hecho a base de preparados de mercurio). Para aclararse el pelo
se utilizaban lejías. La base fundamental del maquillaje de esas épocas era el colorete. En
nuestro país se usaba el llamado “color de Granada” que se vendía dispuesto en hojas de papel
y para conservarlo se guardaba en salserillas. El colorete también se denominaba carmín,
color o arrebol. Las cejas y la pestañas se tintaban de negro con alcohol o antimonio, para
63
los labios carmín o cera. El pintarse los labios ya venía de lejos, está documentado que
Catalina de Medicis (1519-1589) florentina de nacimiento y reina consorte de Francia por su
matrimonio con Enrique II, se pintaba los labios con carmín111. Con el fin de tener las manos
blancas e hidratadas se elaboraba una pasta hecha con almendras, mostaza y miel llamada
sebillo. Los ingredientes mas utilizados para fabricar cosméticos eran: huevos, limas,
almendras, limones, raíces de lirio, pasas, miel, algalia (sustancia que se extrae de la bolsa que
tiene cerca del ano el gato de algalia), almizcle (sustancia untuosa que segregan algunos
mamíferos) y azufre112. Viendo este tipo de ingredientes se comprueba que muchos de ellos
eran nocivos para la salud, ya que el blanco que se daba al rostro podía estar elaborado a base
de precipitados de bismuto o de plomo. Para la fabricación del colorete se usaban minerales
como el minio, el plomo, el azufre o el mercurio entre otros, calcinados al horno. Estos
preparados cosméticos producían dolores de cabeza, alteraban la piel y dañaban la vista ya
que sus componentes eran tóxicos.
En España, hay referencias literarias en el siglo XVII que relatan como las damas se lo
ponían en cara, cuello y hombros cosa que sin duda produciría un efecto muy exagerado. Pero
no solo había criticas por el abuso de estos productos, sino porque algunos pensaban que el
maquillaje era literalmente un engaño. La mujer se embellecía artificialmente y cuando
llegaba el momento de que se la viera sin todos esos aditamentos, el hombre quedaba
desolado. Zabaleta también criticó sin paliativos el uso de los cosméticos, considerándolos un
auténtico fraude:
“…pónese a su lado derecho la arquilla de los medicamentos de la hermosura y empieza a
mejorarse el rostro con ellos. Esta mujer no considera que, si Dios gustara que fuera como ella se pinta.
Él la hubiera pintado primero. Diole Dios la cara que le convenía y ella se toma la cara que no le
conviene”113.
Por su parte madame de Aulnoy nos describe el arreglo de una dama a la que visita
quedando perpleja de su modo de usar el colorete:
“(…) tomó una taza de carmín con un grueso pincel, y se pintó con él no sólo las mejillas, la
barbilla, bajo la nariz, encima de las cejas y el extremo de las orejas, sino que se dio también en las
112
ARRELLANO AYUSO, I.: “Sobre el léxico de los afeites del Siglo de Oro y las dificultades de contexto (a
propósito de cosméticos de J. Tenón con breves observaciones quevedianas)”. Revista de Filología Hispánica,
Vol 6, nª2, 1990, p.179-199.
113
ZABALETA, J.: Ob. cit., p. 115
64
palmas de las manos, los dedos y los hombros. Me dijo que se pintaba todas las noches al acostarse y
por la mañana al levantarse”114.
El relato tal vez sea exagerado, pero este abuso de los cosméticos es recogido por
otros viajeros y por literatos como Quevedo, Calderón o Tirso de Molina. En cualquier caso,
los retratos femeninos de la época dan fe de cómo el colorete se extendía por toda la
superficie de las mejillas
115
. La
mujer del siglo XVIII también
encontrará en el maquillaje un
indiscutible aliado, asunto sobre el
que se tratará en su momento.
En cuanto al calzado, la materia
prima mas común su
fabricación
calzado era la piel de cabra. El
fenómeno de los tacones altos, y a
veces
desproporcionados
con
respecto a la silueta, podría parecer
un hecho surgido en el siglo XX
pero no lo es en absoluto. Las
Chapines. España. 1500-1550. Museo del Disseny de Barcelona.
españolas ya usaban chapines en la
Edad Media. El diccionario de la Real Academia lo define como: “Chanclo de corcho,
forrado de cordobán, muy usado en algún tiempo por las mujeres.”, esta descripción no es del
todo precisa. Los chapines eran un tipo de calzado sin punta ni talón116 donde se metía el pie
ya calzado previamente con un zapato bajo y ligero como las servillas. El chapín tenía las
siguientes partes: plantilla, cerco, orejas y suela. Para poder caminar se sujetaban el empeine
por una guía. Se fabricaban con muy distintos materiales como terciopelo, cordobán, telas
bordadas, y cintas. Era un calzado muy rico que incluso podía estar decorado con plata y que
en la época se denominaban “tacones de siete pisos” 117. Los chapines fueron usados por
114
AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 216.
El mismo Diego Velázquez en sus retratos de la reina Mariana y la infanta María Teresa ofrece una clara
muestra de cómo el colorete se utilizaba sobre toda la superficie de las mejillas.
116
En España se conservan chapines en el Museo de la Alhambra, en el Museo Textil y de Indumentaria de
Barcelona y en Museo Diocesano de Solsona en Lérida.
117
DELEITO PIÑUELA, J.: Ob. cit., p. 179.
115
65
ambos sexos aunque en el siglo XVII se restringió a uso femenino 118 . La suela aunque
normalmente era de corcho también podía fabricarse de madera:
(…) son una especie de sandalias donde se mete el zapato, y que hacen crecer
prodigiosamente, pero que no es posible andar con ellos sin apoyarse en dos personas.
La altura de estos “prodigios” variaba según la cantidad de láminas de corcho. En
cuanto a su origen, se cree que pudiera ser romano y que tal vez fuera usado en los baños para
Chapines de corcho forrados con piel repujada. Siglo XVI. Museo Diocesano de Solsona. Lérida
aislar los pies del agua y la humedad. Los musulmanas también usaban este tipo de calzado
llamándolo alcorques. Aunque
Covarrubias lo define como: “Calzado de mujeres
principales”119 se sabe que era un calzado común a todas las mujeres, la diferencia estribaba
en la riqueza de sus materiales120.
A pesar de que puede parecer que solo se destinaban a presumir, también eran útiles
para no mancharse las largas faldas cuando se caminaba por las calles. Antiguamente las
ciudades estaban muy sucias y enfangadas por lo que transitar por ellas no debía ser nada
agradable. Las señoras normalmente se paseaban en coche de caballos o en silla de manos.
118
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 161.
COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 410.
120
MARINETTO SÁNCHEZ, P.: “El calzado en el Siglo de Oro” en La Moda Española en el Siglo de Oro.
Toledo, 2015, p. 92.
119
66
Las Ordenanzas de chapineros de Sevilla atestigua que este calzado podía ser abierto o
cerrado. Los primeros se confeccionaban con piel de oveja mientras que los segundos del
mismo material o de cordobán. Para su examen el chapinero debía realizar dos pares distintos
pero con “cinco corchas” de tacón. Esta altura era la normal pero la cliente podía elegir mas
altura si quería.121 Valencia fue un gran centro de producción y exportación de chapines122, el
último maestro chapinero de la ciudad murió en 1709. El gremio de chapineros valencianos
(tapiners) tuvo una destacada importancia, se dedicaban a la fabricación de este calzado,
también usado por los hombres en el siglo XV, pero no a la de zapatos (con algunas
excepciones) ni de borceguíes ni polainas. Todo estaba reglado por el gremio en cuanto a
materiales, calidades, decoraciones. Según la tradición castellana de que el mismo día de su
boda la señora podía comenzar a usarlos. Una frase popular para decir que una mujer iba a
casar era: “la ponía en chapines”. Este uso, que seguía vigente en tiempos posteriores, inspiró
aquellos versos de un precioso romance de Quevedo: “Y ponerse chapines/ alzacuello y
verdugado, / sin saber lo que hacía/ dio a su marido la mano”123.
121
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p.330.
CAMARENA GUAL, M.: “Concordia entre los gremios de zapateros y chapineros de Valencia (1486)”
Saitabi: revista de la Facultad de Geografia i Història, Nº.9, 39-42, 1953, p. 5.
123
Véase, BERGUA, J.: Romancero español: colección de romances selectos desde el siglo XIV hasta nuestros
días. Madrid.
122
67
CAPÍTULO II
68
La moda en el siglo XVIII.
El 9 de noviembre de 1700 fallecía Carlos II de España a los treinta y ocho años de
edad. Su muerte sin dejar sucesión supuso un punto de inflexión en la historia de España. El
último de los Habsburgos había contraído matrimonio en dos ocasiones, pero sus graves
problemas de salud impidieron que el futuro del trono quedara asegurado. La rama española
de la Casa de Austria llegaba a su fin después de gobernar durante casi dos siglos. Carlos II
legó en su testamento124 el trono español a su sobrino el duque de Anjou, segundo hijo del
Delfín, nacido en Versalles en 1683.
A pesar de sus constantes rivalidades, las
casas reales francesa y española estaban entroncadas
por lazos matrimoniales desde antiguo. El 9 de junio
de 1660 en la localidad francesa de San Juan de Luz,
se celebró el matrimonio entre Luis XIV y María
Teresa de Austria, hija de Felipe IV e Isabel de
Borbón. Los contrayentes eran primos hermanos por
partida doble. Una de las cláusulas matrimoniales
estipulaba la renuncia al trono español para sí y sus
descendientes. La dote de la infanta se cifró en medio
millón de escudos de oro, suma que nunca fue
satisfecha debido a los cuantiosos gastos que estaba
Juan Carreño de Miranda. Carlos II.
1675. Museo del Prado. Madrid.
ocasionando la guerra con Portugal. Luis XIV se consideró eximido del acuerdo 125 sobre la
renuncia a los derechos al trono español al no haber sido sufragada la dote.
124
“declaro ser mi sucesor, en caso de que Dios me lleve sin dejar hijos, al Duque de Anjou, hijo segundo del
Delfín, y como tal le llamo a la sucesión de todos mis Reinos y dominios, sin excepción de ninguna parte de
ellos. Y mando y ordeno a todos mis súbditos y vasallos de todos mis Reinos y señoríos que en el caso referido
de que Dios me lleve sin sucesión legítima le tengan y reconozcan por su rey y señor natural, y se le dé luego, y
sin la menor dilación, la posesión actual, precediendo el juramento que debe hacer de observar las leyes, fueros y
costumbres de dichos mis Reinos y señoríos”. MARIANA, J. y SABAU, J.: Historia General de España.
Vol.19. Madrid, 1821. p. 406.
125
Felipe IV deja en el trono a su hijo Carlos II, cuya mala salud anunciaba una muerte prematura. Su madre,
Mariana de Austria, quedaba como regenta, apoyada por su confesor, el Padre Nithar y su ministro Valenzuela.
En el testamento del monarca español, había dejado instituido que tras su desaparición se diese a Francia
500.000 escudos en caso de fallecer su hijo Carlos, de esta manera no sería María Teresa la heredera al trono,
sino su segunda hija, la infanta Margarita, habida con su segunda esposa, Mariana de Austria y que tenía
entonces catorce años, ya prometida al emperador Leopoldo, lo que era inadmisible para el monarca francés que
seguía defendiendo los derechos de su esposa, ya que su dote seguía impagada y esta alianza con Austria
significaba un grave peligro para Francia GARCÍA LOUAPRE, P.: María Teresa de Austria, hija de Felipe IV y
esposa de Luis XIV de Francia. Ed. Visión. Madrid, 2010, p. 173)
69
El rey Sol aceptó la corona para su nieto en tan sólo veinticuatro horas, de tal manera
que el duque de Anjou le fue presentado como rey de España en Versalles el 16 de noviembre
de 1700, debiendo renunciar a sus derechos al trono francés. Luis XIV mandó llamar a su
nieto y le comunicó que era rey de España, acto seguido el joven recibió a la legación
diplomática de su nuevo reino encabezada por su embajador el marqués de Castelldosrius.
Para tan trascendental acto, Felipe V fue ataviado completamente de negro, es decir, a la
manera española. El negro era perceptivo en la corte española y como tal, el joven monarca
debía vestir según sus usos. La manera de vestir en la corte de los Austrias era un asunto
estricto que debía ser aceptado a rajatabla.
La indumentaria masculina que se había establecido en nuestro país desde el comienzo
del reinado de Felipe IV, a partir de la real pragmática de 1623, estaba presidida por cierta
sencillez y austeridad. El monarca se encontraba a la cabeza de esta manera de entender la
indumentaria como muestra de un sentimiento de orgullo por lo intrínsecamente nacional, a la
par que una repulsa manifiesta a lo francés126. Muestra de ello se comprueba claramente a
través de los retratos de Diego Velázquez, en los que el monarca da una imagen de gran
sobriedad. En la práctica totalidad de ellos, su católica Majestad se nos muestra vestido de
negro de una manera muy sencilla, sin prácticamente adornos ni joyas en contraposición con
sus homólogos europeos. Esta manera no estaba únicamente dirigidas hacia sus
representaciones, sino a la vida diaria; en este sentido es muy elocuente el relato de la visita
del embajador francés a la Corte española. Antes de presentarse ante el rey atravesó diversas
estancias que albergaban parte de la magnífica colección de la monarquía hispánica,
quedando realmente impresionado de tanta obra maestra. Al acceder el Salón del Trono
comprobó que se trataba de un espacio prácticamente vacío, en el que el rey sentado en un
sillón sobre un estrado, aparecía completamente vestido de negro 127 . El embajador debió
quedar sumamente sorprendido ya que Felipe IV no portaba ninguno de los símbolos de su
dignidad como el cetro o el manto de armiño.
126
VON BOEHN, M: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros
días. Barcelona, 1928 p. 10.
127
BROWN J, ELIOTT, J.: Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV. Madrid, 1988.
Durante el reinado de Felipe IV la colección pictórica del Alcázar madrileño pasó de 400 a mas de 1.500 obras.
A lo que habría que añadir las pinturas encargadas para el palacio del Buen Retiro, la Torre de la Parada y la
Zarzuela. p. 121.
70
Las diferencias entre el atuendo español y
francés ya eran un hecho a principios del siglo
XVII. Una curiosa obra de 1622 hace un
pormenorizado análisis de la moda masculina
en las naciones vecinas:
“La apariencia de un español vestido si bien se
considera, es del todo contraria a la de un Francés.
Porque el Español de medio cuerpo arriba es
gruesso y del medio cuerpo abajo es degaldo. El
Frances es al reves: del medio cuerpo abaxo es
ancho por los innumerables pliegues q lleva en los
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Felipe IV.
1653. Museo Nacional del Prado. Madrid
calçones y del medio arriba es estrecho y degaldo.
Entre mil Españoles no se hallará uno que traiga el
vestido acuchillado y entre mil Franceses no avrá
uno que le lleve sin acuchillar. En verano no hay Frances que no lleve el jubon abierto por delante y
por detrás, teniendo por gala, mostrar la camisa y un español aunque caygan lanças de fuego no se
desabotonará jamas teniendo por notable afrenta mostrar la camisa.”128
Las divergencias también llegan al calzado, plano y simple el español, con tacón y
decoraciones el francés; y continúan en la forma y manera de llevar la capa, de colocar el
puñal e incluso de las ligas y medias. La interesante disertación pone en evidencia que el
vestido de los españoles era mucho más sencillo y contenido. Ambas naciones seguían
conceptos diferentes que se agudizarán finalizando el siglo. Las pragmáticas contra el lujo,
que no dejaron de ser revalidadas en nuestro país durante toda la centuria, establecían que
únicamente los militares estaban fuera de su cumplimiento. Su atuendo era alegre y vistoso
caracterizándose por el uso de plumas, adornos y pelo largo. Un ejemplo muy elocuente al
respecto ya que supone una excepción, es el magnífico atuendo que porta Felipe IV en el
retrato realizado por Diego Velázquez en 1644129 en la localidad de Fraga. Antonio Palomino
se hizo eco de la pintura:
128
GARCÍA, Carlos.: Oposición y conjunción de los dos grandes luminares de la Tierra. Cambray, 1622, p. 345
y ss
129
El rey acudió junto a su ejército a Lérida, que finalmente fue liberada de la ocupación francesa. Velázquez le
retrató en Fraga.
71
“de la forma que entró en Lérida, empuñando el militar bastón, y vestido de felpa carmesí, con tan
lindo aire, tanta gracia, y majestad, que parecía otro vivo Philipo”130.
El rey luce un magnífico
atuendo militar, un vestido de gala formado por
jubón, coleto y sobreveste; una pieza abierta y
holgada que se solía llevar encima de la armadura. El
sobreveste es rojo y aparece bordado de hilo de plata,
bajo él se aprecia el coleto, de color amarillo. La
amplia valona, guarnecida por encajes dista mucho
de la escueta golilla. Este traje fue utilizado en su
entrada triunfal en Lérida tras la victoria, lo que nos
indica que la indumentaria militar seguía otros
parámetros completamente distintos a la civil. El
vestido militar tendrá una importancia clave en la
creación del traje masculino que se impondrá Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
durante el reinado de Luis XIV y que será copiado Felipe IV en Fraga. 1644. Frick Collection.
Nueva York.
en toda Europa. El grave, envarado y oscuro atuendo que siguió a rajatabla Felipe IV y por
tanto, toda la corte española, iba a ser desterrado unas décadas mas tarde en la persona de su
bisnieto y heredero al trono Felipe V.
En su primer retrato como rey de España, Felipe V aparece completamente vestido de
terciopelo negro con las prendas típicas: jubón, ropilla, calzón, capa y golilla. Es en realidad
el mismo atuendo con el que aparecía Carlos II, su antecesor en el trono, en los retratos
oficiales. El joven porta el collar de la Orden del Toisón de Oro131 y la Cruz de la Orden del
Espíritu Santo132, mientras apoya su mano derecha sobre la corona de España133. La pintura,
ejecutada por Rigaud en 1701, sigue los preceptos del retrato cortesano francés en cuanto a
ampulosidad mostrándonos a un rey cuya imagen simbolizara el inicio de una nueva época
para España.
130
PALOMINO, A.: El museo pictórico y escala óptica III. El parnaso español pintoresco laureado. Madrid,
1988, p. 272.
131
Desde 1506 en la figura de Carlos I, los reyes de España son Grandes Maestres de la Orden del Toisón de Oro.
132
La Orden del Espíritu Santo fue creada en 1578 por Enrique III de Francia.
133
PUJOL, C.: Leer a Saint-Simon. Barcelona, 2009. p. 83.
72
“(…) le representó muy joven, con un rostro hermoso y delicado, en una pose elegante,
vestido de negro a la moda española… la juventud y belleza de la imagen del rey querían ser el
anuncio de una era de progreso e ilustración que dejaran atrás el atraso y la decadencia.”134
Después de la decadencia, la corona
recaía en un joven cuyo reinado ha sido el más
largo de nuestra historia. La postura de brazos
y piernas es casi idéntica a la del famosísimo
retrato Luis XIV de la mano del mismo artista.
La pintura iba destinada a su nieto y su destino
era España, aunque al final se quedó en
Francia. El retrato es sin duda el ms conocido
del rey Sol y constituye la imagen prototípica
del absolutismo francés donde Luis XIV, un
hombre de unos sesenta y tres años, se presenta
imponente rodeado de toda la magnificencia
posible en una postura de bailarín. Aparece
engalanado con los atributos de su poder: el
manto de la coronación forrado de piel de
Jacinto Rigaud. Felipe V. 1701. Museo del Prado.
Madrid.
armiño y bordado con flores de lis (emblema
de la monarquía francesa) sobre terciopelo azul,
la espada, el bastón de mando y la corona. Su rostro es el de un anciano en un cuerpo
joven135. La boca hundida del monarca refleja la extracción de varios dientes de la mandíbula
superior. Las piernas aparecen perfectamente proporcionadas en una espectacular pose, y "la
quatrième position"136, se asemeja a la de un bailarín dispuesto a ejecutar una danza cortesana.
El rey muestra orgulloso y sin pudor sus piernas, cubiertas con medias blancas sujetas por
unas ligas bajo las rodillas y calzado con sus preciosos zapatos abotinados de tacón rojo con
hebillas salpicadas de brillantes. En su cabeza luce una voluminosa peluca de pelo natural y
en el cuello una corbata de encajes, todo rezuma magnificencia y teatralidad. El lienzo
persigue, y alcanza, cierta estudiada informalidad dentro de un fastuoso acabado. El cetro,
134
PEREZ SAMPER, M.: Isabel de Farnesio. Madrid, 2003, p. 370.
BURKE, P.: La fabricación de Luis XIV. San Sebastián, 1992, p. 39.
136
Esta posición es un de las cinco básicas del ballet, según la cual los pies se cruzan de manera tal que el talón
de un pie se encuentra a la misma altura que los dedos del otro, y viceversa, dejando un espacio entre ambos
equivalente al largo de un pie
135
73
insignia de su dignidad, es portado en sentido inverso como si fuera un bastón. La
grandiosidad emulando la divinidad, es planteada por el artista con gracia terrenal a pesar de
la absoluta magnificencia que reviste todo el conjunto. La pintura es el mas célebre retrato del
rey Sol137y la creación mas significativa de la carrera de Rigaud.
II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda
Para comprender la introducción de
la moda gala en España es obligado echar la
vista atrás. A partir de 1630 Francia se va
convirtiendo en líder y árbitro de la moda
europea. El reinado Luis XIV (1638-1715),
se nos muestra del todo imprescindible para
comprender los profundos cambios que
sacudieron a Europa, no solamente a nivel
político, sino social y artístico. Luis XIII
falleció en 1643 cuando su primogénito
contaba solamente cinco años. La regencia
fue ejercida por la reina viuda Ana de
Austria con el cardenal Mazarino al frente
del gobierno. El “Principal Ministro de
Estado” dejó un país en paz que, con sus
diecinueve
millones
de
habitantes,
Hyachinthe Rigaud. Luis XIV. 1701. Museo del
Louvre. París.
se
convirtió en la primera potencia europea. A la muerte de este último en 1661, Luis XIV se
puso al frente de los asuntos del Estado ante la estupefacción general:
“Era tan remoto esperar ser gobernado por el soberano, que ninguno de los que hasta entonces
habían trabajado con el primer ministro le preguntó al rey cuándo sería escuchado. Todos le
preguntaron: “¿A quién nos dirigiremos?” y Luis les contestó: A mi. Mas sorprendente aún fue verlo
perseverar. Desde hacía algún tiempo medía sus fuerzas y probaba en secreto su genio para reinar.
Una vez tomada esta resolución la mantuvo hasta el último momento de su vida”138.
137
La obra le agradó tanto al monarca que encargó diversas copias
138
VOLTAIRE.: El siglo de Luis XIV. México, 1978, p. 50.
74
Nos encontramos, por tanto, ante una nueva manera de ejercer la función real. A
finales del siglo XVII Francia se hizo con el control político en Europa, era una nación muy
fuerte demográficamente hablando, bajo el cetro
de un rey joven, inteligente y con las ideas muy
claras sobre el papel que debía desempeñar. Luis
XIV fue un hombre que nació para ser rey y el
destino lo puso en el trono de Francia. El mismo
monarca escribió sus Memorias hacia 1668 con
el fin de orientar y ayudar a su hijo el Gran
Delfín en la difícil tarea de gobernar:
“Francia es una monarquía. El rey representa
a la nación entera, y cada particular no representa
otra cosa que un solo individuo respecto al rey. Por
consecuencia, todo poder, toda autoridad reside en
manos del rey, y sólo debe haber en el reino la
autoridad que él establece”139.
Charles Lebrun. El rey gobierna por sí mismo.
1661. Palacio de Versalles. Francia.
El absolutismo fue el sistema político de
la nueva monarquía francesa. Teóricos como el obispo Bossuet, que tuvo a su cargo la
educación de Gran Delfín, defendió el origen divino de la monarquía. Según su teoría el
príncipe es el elegido para desempeñar su función por el mismo Dios y debe buscar el bien de
sus súbditos. Esta sacralización comenzó siglos antes con la dinastía de los Capetos; llegados
al Renacimiento Francisco I y Enrique II se hacen representar como dioses mitológicos
personificando toda una serie de virtudes. Tras las funestas guerras de religión la Casa de
Borbón encarnó a la perfección el origen divino de la monarquía aparejado a un gobierno
mucho mas secularizado.140
Luis XIV estaba convencido del origen divino de su poder, algo que todos reconocían
o no se atrevían a negar. Desde su infancia se le había repetido que el era casi un dios, una
“divinidad visible”, un hombre diferente a los demás, porque era Rey “por gracia de Dios” y
139
Luis XIV.: Memorias sobre el arte de gobernar. Buenos Aires, 1947, p. 59.
BENITO DE LA FUENTE, J.: Júpiter, Apolo, Sol…Luis XIV dios olímpico o metáforas del poder absoluto
en el cuadro de Jean Nocret La famille de Louis XIV répresentée en travestis mythologiques. Valladolid, 2007, p.
2 ss.
140
75
sólo ante éste debía rendir cuentas141. Ningún hombre podía juzgar al rey y nada era ajeno a
éste. Luis XIV tenía las condiciones necesarias que le hacían capaz de tan colosal tarea en un
momento en que la sociedad estaba preparada para el absolutismo monárquico: era fuerte,
equilibrado, trabajador incansable, reflexivo, dueño de si mismo y consciente de su
responsabilidad de gobernante, lo que llamaba “el oficio de ser rey”. Para él, gobernar era un
trabajo que requería una plena dedicación. Según la monarquía absoluta de derecho divino, se
consideraba que la autoridad del monarca procedía de Dios y que sólo ante Él, y no ante los
hombres, era responsable. Todo el poder de decisión estaba en manos del rey, pero existían
consejos con fines de asesoramiento, ministros y secretarios:
II.2. Influencia y difusión de la moda francesa.
“El poder real tiene su
origen en la deidad misma…de ahí
que el trono real no sea el trono de
un hombre, sino el del mismo
Dios…el soberano tiene autoridad
para hacerlo todo. Los reyes son
reyes para poseerlo todo y dar
órdenes a todo el mundo…todo el
poder del Estado se encarna en la
Jean Nocret. Luis XIV y la familia real. 1670. Palacio de Versalles.
Francia.
persona de príncipe. En él yace el
poder. En él actúa la voluntad de
todo el pueblo”.
142
Su mandato (1643-1715) supuso una transformación esencial en la sociedad lo que
consecuentemente alteró las formas y el sentido del vestir. Francia se convirtió en el
indiscutible centro creador y emisor de la moda. Luis XIV aumentó y destacó la importancia
141
“El Rey aparecía como el punto de origen de todo: a imagen de la estructura del palacio de Versalles, cuyo
centro exacto es la cámara real, Luis XIV, rodeado de su corte se erigía más que nunca como arquetipo y
encarnación del absolutismo triunfante. En torno al monarca en majestad, se distinguía un primer círculo de
poder: el de los ministros y los consejos, la administración central (...) Versalles se erigía, naturalmente, en
síntesis, y al mismo tiempo en "monarquía administrativa", auténtico templo del "Rey Sol", cuyo "gobierno
personal" constituía una forma de perfección monárquica. Una perfección que culminaba con la "reducción a la
obediencia" de una nobleza domesticada, sumisa al oneroso ritual de una "rey de gloria" autoritario e impetuoso,
dispensador de favores y pensiones”. CORNETTE, J.: "Monarquía absoluta y absolutismo en Francia. El reinado
de Luis XIV revisitado", El nacimiento y la construcción del Estado Moderno. Valencia, 2011, p. 94.
142
GUNTER, B.: La época del absolutismo y la Ilustración 1648-1779, Ed. Siglo XXI, México, 1983, p. 132.
76
de la moda aumentando su necesidad en vez de menospreciar a su costo. El asunto es
controvertido, ya que incluso se ha afirmado que el rey pretendía que los nobles se
endeudaran, aunque también se ha puesto de manifiesto que en ocasiones debía hacerse cargo
a las deudas de algunos aristócratas. En cualquier caso, es un hecho que Luis XIV se sirvió de
la moda para controlar a la nobleza.143
Los galos se convirtieron en árbitros de la educación y la etiqueta; escenificada por
poner un ejemplo, en los modales que se debían seguir en la mesa con el uso del cuchillo y el
tenedor144. El francés se convirtió se convirtió en el idioma elegante. El palacio de Versalles
fue erigido entre 1660 y 1680 siendo la residencia de la familia real, la corte y una multitud de
servidores. En total se calcula que unas 10.000 personas lo habitaban. La corte de Luis XIV
era esplendorosa, un escaparate de buen gusto para irradiar a toda Europa. La vida diaria de la
familia real estaba absolutamente programada, se trataba de un gran teatro en el que el rey era
el actor principal. Estamos ante un hombre con un alto sentido de su misión y de la historia,
muy consciente de su papel y del lugar que debía ocupar Francia en la esfera internacional.
El joven Luis se proclamó el Rey Sol, símbolo de Apolo, dios de la belleza y de la
razón. El Sol es el astro de la vida y el monarca se identificó con él. Para mayor gloria de su
mandato y de su país mandó erigir el palacio mas espectacular de la época donde se trasladó
la corte en 1682, una inmensa residencia donde se siguió un complejo programa iconográfico
rodeada de impresionantes jardines, que aún hoy nos dejan atónitos. El Sol es emblema muy
presente en Versalles junto con otros atributos de Apolo como los laureles y la lira. Las
personas más principales de la nación vivían con los reyes en Versalles, estar presente era
crucial si se quería solicitar alguna merced. La aristocracia se vio paulatinamente desbancada
de su poder político ejerciendo una labor cortesana más puramente ornamental:
“El rey Sol estableció unas complejas reglas de protocolo transformando todos los actos,
incluso los mas cotidianos en un ceremonial casi sagrado, en el que el fasto tenía una función política,
con los que pretendía impresionar a los embajadores extranjeros como a su propio pueblo”145.
143
MANSEL, P.: Dressed to Rule: Royal and Court Costume from Louis XIV to Elizabeth II. New Haven and
London: Yale University Press, 2005, p .3.
144
El tenedor fue introducido en la corte francesa por Catalina de Medicis, mujer de Enrique II. En su momento
se consideró signo de enorme sofisticación. Véase, FRIEDA, L.: Catherine de Medici: A Biography. Phoenix,
2005.
145
CASAL MACEIRAS, O.: “La construcción de la imagen pública del poder a través del protocolo y
ceremonial. Referencias históricas “en Historia y Comunicación Social. Vol. 18. Madrid, 2013, p. 769.
77
Se requirió un código diferente en la vestimenta según fuera la situación. Las fiestas
obligaban a unos gastos astronómicos pero la aristocracia pretendía permanecer dentro de los
círculos más altos ya que la proximidad física al monarca podía constituir una gran ventaja
Toda la jornada estaba regulada y planificada y el ceremonial se prolongó durante los
reinados de sus sucesores Luis XV146 y Luis XVI, aunque ellos prefirieron una vida íntima
algo más privada que la tiránica etiqueta. Algunas de las actividades del ceremonial cortesano
estaban directamente relacionadas con la indumentaria. Presenciar el acto de levantarse y el
de acostarse del rey de Francia constituía un gran privilegio ya daba pie a poder hablar con él.
Dicho ritual tenía un complicado proceso. Una vez se levantaba, el rey se calzaba las
zapatillas mientras el gran chambelán le ponía el traje de cámara, es decir, una bata. Este
primer acto se conocía como “Petite lever”. Después de desayunar y una vez que ya habían
entrado en la cámara diversas dignidades, se procedía a su vestido; el “Grand lever”, era una
ceremonia presenciada por los mas importantes caballeros de la nación. La camisa de Su
Majestad era calentada previamente y un criado la entregaba al primer gentilhombre de
cámara, que a su vez se la daba al caballero destinado a la merced de presentársela. Luis XIV
era cubierto con una bata mientras se procedía a su vestido. Asistido por un auténtico arsenal
de lacayos y maestres se procedía a vestirle, después elegía corbata y pañuelo cada día, por
último se le ofrecían los guantes, el sombrero y el bastón. Al terminar rezaba una oración
junto a su cama y comenzaba la jornada. El acto de acostarse “coucher” también estaba
reglamentado pero era mas sencillo y rápido. Un alto caballero le presentaba la camisa de
dormir. Con el paso de los años, los “levers” y los “couchers” se volvieron cada vez menos
frecuentes. Y los cortesanos se quejaban de ya no ver nunca al Rey, a diferencia de la época
de Luis XIV.
Las artes se pusieron al servicio de la Monarquía; a través de su ministro Colbert, se
crearon o reorganizaron las grandes instituciones artísticas y científicas del Reino. En 1661 la
Academia Real de danza, en 1663 la manufactura Real de los Gobelinos, la Academia Real de
Pintura y Escultura, la Pequeña Academia, que se convertirá en la Academia de la Lengua; en
146
La sensación de búsqueda de intimidad empieza a tenerla el mismo Luis XIV, habilitándose unos
apartamentos privados. Lo mismo hizo su bisnieto: “El pabellón de caza de Luis XV en Choisy contenía un
mecanismo que permitía subir una mesa completamente puesta al comedor desde las cocinas de abajo,
eliminando la necesidad de sirvientes y permitiendo que el rey y sus amigos gozaran de total intimidad. En
Versalles era costumbre que se hiciera salir a los criados y que el propio rey sirviera a sus invitados después de
las cenas, cuando la compañía se retiraba al salón a tomar café”. RYBCZYNSKI, W.: Ob. cit., p. 95
78
1666 la Academia de Francia en Roma y la Real Academia de Ciencias. En 1667 se fundó la
Manufactura Real de Muebles de la Corona que se instaló en la antigua fábrica de los
Gobelinos147. La fundación de las Manufacturas Reales propició un enorme desarrollo, se
fabricaban todo tipo de objetos de lujo para la Corona pero también trajo consigo un fuerte
deseo de emulación, no solamente en Francia sino también en otras naciones.
El rey y Colbert nombraron a Le Brun director de la gran manufactura en 1663. Éste
era un artista multidisciplinar con una gran capacidad de trabajo y organización. A sus
órdenes figuraban doscientos cincuenta artífices entre pintores, tejedores, tintoreros,
Charles Lebrun. Luis XIV visitando la fábrica de los Gobelinos. 1673. Palacio de Versalles. Francia.
bordadores, plateros, ebanistas, escultores, grabadores y marmolistas a los que en primer lugar,
para comenzar su aprendizaje se les daba una buena base de dibujo. El famoso tapiz de la
visita de Luis XIV a los Gobelinos nos muestra la extensa tipología de objetos que allí se
fabricaban como tapices, alfombras, objetos de plata y un largo etcétera. Le Brun fue además
un gran dibujante y diseñador; en 1666 fue nombrado director de la Academia de Francia en
Roma, de reciente fundación. Su magna obra fue la decoración del palacio de Versalles
fundamentalmente los salones de la Guerra y la Paz, la escalera de Embajadores y el
147
CONSTANS, C.: Versailles. Château de la France et orgueil des rois. París, 1989, p. 94.
79
celebérrimo salón de los Espejos. Este último fue un prodigio de su tiempo en el que el artista
colaboró con Jules Hardouin-Mansart, nombrado primer arquitecto en 1681.
Este fuerte empeño de control por parte de la monarquía no solo afectó a las llamadas
Bellas Artes sino muy especialmente a la industria. La fuerte inversión en todo tipo de piezas
para la decoración de Versalles, y en todo lo concerniente a la moda convenientemente
publicitado; sitúo a Francia como principal proveedor del mercado del lujo. Los gremios
perdieron parte de su poder a favor del Estado y los oficios fueron mas reglamentados. La
clase media despuntó por la consolidación de la actividad industrial, según un embajador
marroquí que visitó España:
“Los comerciantes gozan cerca del rey de Francia, ¡al que Dios aniquile!, mucha
consideración y de un gran poder, porque estos años formaban parte de su Consejo y de su séquito.
Les concedía todas las ventajas útiles al comercio y favorables a sus empresas. Lo que redunda en su
propio provecho y le procura riquezas considerables, contrariamente a lo que pasa en otras naciones,
entre los españoles por ejemplo”148.
Se abrieron fábricas de encajes y tejidos que abastecían la creciente demanda. Luis
XIV prohibió la importación de encajes el 17 de noviembre de 1660. El astuto ministro de
Finanzas no estaba dispuesto a que saliera mas caudal para la adquisición de encajes saliera
de las fronteras francesas, por este motivo hizo llamar a encajeros de Venecia y Brabante que
fundamentalmente se afincaron en las ciudades de Alençon, Reims y Sedan. En Alençon ya
existía una prestigiosa manufactura famosa por sus magníficos encajes de aguja, desde que en
el siglo XVI la patrocinara Catalina de Medicis149. El cardenal Richelieu costeó la creación de
una industria encajera en la citada localidad para no tener que adquirir los encajes a Italia.150
Colbert hizo llamar a treinta encajeras venecianas para trabajar en la manufactura de
Alençon151. Los encajes venecianos eran muy apreciados en Francia desde el siglo XVI. Los
motivos decorativos de la manufactura francesa se inspiraron claramente en la labor
veneciana. El resultado fue un encaje de magnífica calidad que pudo competir con el de otros
países europeos. Colbert ofreció al rey los primeros encajes confeccionados en Alençon; la
rica y compleja labor se denominaba punto de Francia y antes de ser puesta a la venta pasaba
148
GARCIA MERCADAL, J.: Viajes de extranjeros por España y Portugal: desde los tiempos más remotos
hasta comienzos del siglo XX. Salamanca, 1999 p. 323.
149
BEMBINBRE, C.: Del Barroco al Rococó: indumentaria, encajes, bordados. Buenos Aires, 2005. p.50.
150
COSGRAVE, B.: Historia de la moda desde Egipto hasta nuestros días. Barcelona. 2007. pp.149.
151
BOUCHER, F.: Ob. cit., pp. 285.
80
nada
menos
distintas.
152
que
por
diecisiete
manos
El encaje se puso de moda no
solamente para la indumentaria femenina sino
también para los caballeros que lo usaban en sus
corbatas, en los puños de las camisas e incluso
en los camisones.
En Francia se ya fabricaban unas
magníficas sedas desde el siglo XV. La ciudad
de Lyon ostentaba el monopolio del comercio de
la seda desde 1450153. Francisco I, con el fin de
potenciar esta industria mandó llamar a tejedores
italianos para que se establecieran con sus
familias en distintas ciudades francesas. Les
ofreció ventajas fiscales y la carta de ciudadanía.
Encaje de aguja de Alençon. Hacia 1760-1775.
Colección MoMu. Amberes. Bélgica.
Mas adelante, Enrique IV protegió la sericultura;
se inventó el telar a la tira que posibilitaba la
fabricación de diseños de mayor tamaño con una extensa gama de colores. El primer rey
francés de la Casa de Borbón contrató los servicios de artífices valencianos para su
establecimiento en Lyon. Los terciopelos brocados españoles eran famosos por su alta calidad
ya desde el siglo XV. 154 Los modelos, que todavía eran deudores de lo italiano, se
convirtieron en plenamente franceses desde la época de Luis XIII. Los 14.000 telares lioneses
se agrupaban bajo la Grand Fabrique; en 1667 Colbert dictó una ordenanza para regular la
152
PITON, C.: Le costume civile en France du XIII au XIX siecle. París, 1950, p. 210.
En el siglo XIV, salían de Francia 400 o 500 millones de escudos de oro al año para pagar los lujosos tejidos
procedentes de Italia a las ferias de Lyón y La Champagne. También se importaba seda de la España árabe y,
además, comerciantes orientales, venidos quizás de la lejana Mongolia, eran vistos en la feria de Lyón; pero los
mercaderes más numerosos eran los de Génova, Florencia y Lucca. Los Papas de Aviñón introdujeron el cultivo
de la morera y la cría del gusano de seda. En 1466 Luis XI mandó instalar en Lyón talleres para la fabricación de
la seda, como fábrica propiedad de la corona. Pero faltaba mano de obra especializada, cuestión ésta repetida a lo
largo y ancho del mundo, en la historia de la seda; recuérdense los obreros griegos apresados por Roger II de
Sicilia, para crear su propia industria sedera en Palermo. Así es que, por fin, es Francisco I quien contrata con
dos italianos piamonteses, Stéfano Turquet y Bartolomeo Nariz, que en 1545 fundan la sociedad comercial de la
Fábrica de Lyón, aun existente en la actualidad. El año 1600 esta fábrica contaba con siete mil telares, daba
empleo a toda la ciudad de Lyón, a inmigrantes de otras regiones francesas e italianas y consumía toda la seda
producida en la región, el Languedoc, Beaujolais, y continuó la importación de seda cruda del Piamonte hasta el
XIX.
154
BATISTA DOS SANTOS, A.: Los tejidos labrados en la España del siglo XVIII y las sedas imitadas del arte
rococó en Minas Gerais (Brasil). Análisis formal y analogías. Valencia, 2009, p. 50.
153
81
producción y la calidad de los tejidos. La belleza y esplendor de las sedas lionesas para la
decoración del palacio de Versalles no tuvieron rival en toda Europa.155
La industria francesa fue sumamente proteccionista, Colbert declaró ilegal la
importación de tejidos chinos pidiendo a los fabricantes franceses que trataran de imitarlos156,
las ganancias debían quedar a buen recaudo dentro de sus fronteras. Las materias primas
tenían que ser francesas, se trataba por tanto de producir lo que se consumía y venderlo al
extranjero. El sistema mercantilista se desarrolló en Europa entre los siglos XVI y XVIII. En
Francia comenzó en el mismo siglo XVI. Se basaba en un reforzamiento de las exportaciones
como creación de riqueza junto a la posesión de metales preciosos. Ya en 1539 fue prohibida
la importación de lana española. Durante el ministerio de Colbert, que se prolongó durante
veintidós años, se impulsaron todo tipo de medidas proteccionistas por medio de regulaciones
para provocar un crecimiento económico a través del comercio exterior157, considerando que
la economía debía tender al autoabastecimiento y tratando de anular mediante obstáculos a
sus enemigos comerciales.
El gobierno francés se comprometió de manera determinante en la economía para
acrecentar las exportaciones, eliminando trabas al reducir las tasas aduaneras interiores y
mejorando las infraestructuras para una mejora de las comunicaciones. El llamado
colbertismo desarrolló una serie de eficaces medidas que hicieron crecer
la industria,
convirtiendo a Francia en una gran potencia. Toda Europa occidental comenzó a imitar el
gusto francés, incluso sus mas acérrimos enemigos como Inglaterra y Holanda.
158
El fin
residía en aumentar las exportaciones lo máximo posible, en este sentido el fenómeno de la
moda francesa es clave. No se trata únicamente de una cuestión de cambio de gustos en la
sociedad europea, sino de cómo Francia llevó a la práctica a través de su política económica
155
BENITO GARCÍA, P.: La seda en la Europa meridional desde el Renacimiento hasta la aparición del
mecanismo jacquard. Recurso electrónico. p. 4.
156
DEJEAN, J.: La esencia del estilo. Historia de la invención de la moda y el lujo contemporáneo.
San Sebastián, 2008, p.56.
157
SANZ SERRANO, J A.: Esquemas de historia del pensamiento económico. Sevilla, 2006, p. 33.
158
Recuérdese que el mercantilismo, como expresión de una política interior de nación-Estado, no se limita a la
intervención y regulación de ciertos sectores de la economía con directa implicación del sector público, sino que
requiere para llevarlas a cabo la participación activa de agentes privados a los que incorpora en un proyecto
común a través de monopolios legales en forma de privilegios, de manera que el mercantilismo puede
contemplarse como una alianza de poder entre la Monarquía y un selecto grupo de capitalistas-comerciantes.
Estas "patentes de monopolios" vendidas u otorgadas por el Estado a grupos de mercaderes dispuestos a
coadyuvar los fines económicos de la Monarquía, en la financiación de la guerra, la recaudación de impuestos o
en la acumulación del tesoro en cuanto incremento de las reservas metálicas constituían el meollo del sistema de
régimen monopolístico estatal (BERNAL, A. M: España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio.
Madrid, 2005, p. 170).
82
una transformación en la indumentaria que afectó a toda Europa y las colonias americanas. El
predominio del gusto francés llegó a todas las naciones vecinas, pero sin duda alguna el hecho
mas revelador fue lo que sucedió con respecto a la moda. Las diferencias que en esta materia
existían entre los distintos países quedaron literalmente arrolladas, es mas, se puede afirmar
que el traje de sociedad durante el siglo XVIII fue el mismo en todas partes. Se produjo un
fenómeno de internacionalización de la moda cuyo epicentro fue Versalles.
Francia se convirtió en el referente del buen gusto y de la elegancia siendo la moda
uno de sus grandes embajadores. En París comenzaron a abrirse tiendas 159 donde las damas
podían adquirir las últimas novedades, por tanto, estamos ante el embrión del consumismo.
La capital gala fue sacudida
por este impulso creador hacia
1670, por tanto se puede
afirmar que el sentido que
damos
actualmente
al
concepto “Moda” surgió en
París durante el último tercio
del siglo XVII. El primer
periódico dedicado al tema y
dirigido al sector femenino se
lanzó al mercado en 1672 bajo
el nombre de Le Mercure
Mercure galant. Modelo de invierno.
Galant. Estaba dirigido por el
escritor Jean Donneau de Vizé y contenía noticias sobre la corte, poemas, historietas y
crónicas de la vida social entre otros temas. Al principio fue una publicación trimestral pero
pronto comenzó a ser mensual. En 1674 reapareció bajo el nombre de Nouveau Mercure
Galant que perduró hasta 1724 año en el que cambio a Mercure de France. La gaceta tuvo
una importancia clave en el desarrollo de la incipiente industria de la moda ya que ponía de
manifiesto las necesidades que surgían en las distintas estaciones del año con respecto a la
indumentaria. Nació el concepto de temporada y la imagen conjuntada, según fuera otoño o
primavera variaban los colores y los complementos160. Los textos estaban acompañados de
grabados que mostraban el atuendo de damas y caballeros a la última tendencia. Las
159
DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 23.
Ibídem p. 51.
160
83
ilustraciones fueron una de las vías mas efectivas para publicitar las nuevas creaciones que
constantemente salían de la capital gala.
En París, en una tienda de la calle Saint Honoré, se colocaba una muñeca de tamaño
natural a la que iban cambiando de atuendo. La muñeca se copió y multiplicó llegando a
varios países, su primer destino fue Londres, donde a mediados del siglo XVII, se enviaban al
mes dos maniquíes vestidos a la última moda (uno vestido con traje de gala y otro con traje
de diario). Los ingleses llamaron Pandora161 a la famosa muñeca en el siglo XVIII. La gran
Pandora iba ataviada con traje de corte mientras que la pequeña llevaba los vestidos de diario.
Pandora viajó
a
Inglaterra
durante dos
siglos. 162 Estos envíos se llevaron a cabo,
incluso, durante guerras abiertas entre Francia
e Inglaterra163; en España igualmente durante
la guerra dejaron pasar por el frente los
encargos procedentes París y destinados a la
reina Isabel de Farnesio164. Lo que nos puede
parecer una curiosa anécdota demuestra la
enorme importancia que se daba a la moda,
tanta que no la frenaban ni las guerras. Las
muñecas de moda se remontan al siglo XIV,
las cortes se las enviaban para conocer las
últimas tendencias que se prodigaban en la
manera de vestir.
Las muñecas eran usadas como eficaz
propaganda intercambiándose entre las casas
Muñeca de moda con accesorios. Fabricada en
Inglaterra. Hacia 1755-1760. Museo Victoria y
Alberto. Londres. Reino Unido.
reales europeas. Las ansiadas novedades de París se vieron libres del embargo del enemigo
consiguiendo un pasaporte especial para poder acceder a otros territorios. Se conocen
numerosos ejemplos de estos intercambios entre la realeza; en 1496 Ana de Bretaña mandó
una fastuosa muñeca a Isabel la Católica. En Inglaterra, por ejemplo, gozaron de enorme
popularidad, siendo uno de los mercados principales franceses. Lo sarcástico del asunto es
161
Según la mitología griega, Pandora fue la primera mujer creada por Zeus.
PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España: El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba,
2009, p.25.
163
Fue tal su trascendencia que lograron la inmunidad diplomática en varias ocasiones, por ejemplo en 1712 a
pesar del conflicto bélico entre Inglaterra y Francia
164
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 156.
162
84
que Inglaterra producía sus propias “Pandoras”, con el fin de enviarlas a otras naciones como
Rusia o Estados Unidos. Es tal la riqueza de estas muñecas, que muchos escritores de la época
protestaron sobre alto costo, considerándolas otro símbolo más de la presunción de las clases
altas. En los primeros años del siglo XVIII las muñecas de moda se mostraban en los
escaparates de las principales ciudades europeas. A finales de la centuria, este vehículo de
transmisión quedó obsoleto a favor de la difusión de las revistas de moda; una vía mucho mas
económica y fácil que podía llegar a un público mucho mas amplio. Los avances en la
difusión de sus productos colocaron a Francia en un lugar preeminente que aún conservan.
Diversos factores contribuyeron a crear una potente industria textil. Por un lado, una
clientela cada vez más exigente que demandaba productos lujosos y especializados, por otro
la mejora de las comunicaciones lo que posibilitaba la expansión comercial. La Corte de
Versalles por sí sola ejercía una gran demanda, pero los avezados franceses no se quedaron
ahí sino que pusieron en marcha la idea de vender sus artículos y prendas en otros lugares y
círculos. Los responsables de esta nueva iniciativa demostraron una gran agudeza e
inteligencia ya que muchos de los conceptos que desarrollaron han llegado hasta el siglo XXI.
Por lo visto, todo el continente hablaba de “la mode” un concepto inventado por los franceses
y que parecía residir en su misma esencia. Se considera que la figura de la modista fue en
parte responsable de esta revolución. En 1675 se fundó en París el gremio de costureras por lo
cual las mujeres podían diseñar y fabricar ropa. La modista conocía a sus clientas, sus gustos
y necesidades; las damas de la corte eran también creadoras, juntas la señora y su costurera
ideaban prendas y complementos. La visita del modisto o traje a la clienta para elegir el
diseño no era un método eficaz para la poner en marcha unas bases industriales. Todo se
realizaba a mano, por tanto eran piezas únicas; pero las damas no se contentaban con eso,
querían nuevas experiencias, como salir a comprar a la calle. En un primer momento
acudieron a la feria anual que se celebraba en el barrio parisino de Saint Germain:
“Había comenzado la era del demasiado de todo, concepto sin el que la industria de la moda
no hubiera florecido jamás”165.
El sector textil acortó distancias sociales, la indumentaria de la alta aristocracia era en
extremo costosa por lo que la incipiente industria se decidió a comercializar complementos, a
los que podía acceder un sector mucho mas amplio de la población. Los accesorios
165
DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 41.
85
adquirieron mucha importancia en este sentido, se comercializaban en las mercerías,
establecimientos que ofrecían un sin fin de objetos lujosos. Las encargadas de estos negocios
fueron llamadas “marchandes de mode”, es decir, “vendedoras de moda”; entre sus puntos
fuertes se encontraban los accesorios para la cabeza y vestidos. El gremio de costureras de
París se fundó como consecuencia de la gran demanda de artesanos especializados en el oficio
de la costura; a principios del siglo XVIII se reconoció la labor de la “marchande de modes”,
“comerciante de modas” o “milliner”, dedicada a confecciones de poca complejidad o
adornos tanto para prendas civiles como para uniformes militares y posteriormente, se
estableció el de las sombrereras. De esta manera las últimas tendencias se acercaron a la
población que podía adquirir modelos modernos pero fabricados con materiales mas sencillos.
Durante este preciso momento histórico se produjo un cambio en el consumo, las féminas
empezaron a comprar mas que los hombres. En 1694 el Diccionario de la Academia Francesa
incluyó la acepción “Esclavas de la moda” y en 1719 “Reinas de la moda”.
Una de las fuentes mas solventes para conocer la moda francesa durante el reinado de
Luis XIV es la colección de grabados de los hermanos Bonnart, dejaron centenares de
estampas dedicadas a la moda166 en los que se pueden observar detalles con suma precisión.
Su padre Henri Bonnart se instaló como impresor en París en 1642. Sus hijos, que
comenzaron a realizar grabados de moda en los últimos años del siglo XVII, fueron los
primeros en llevar a cabo impresiones en serie;167 donde no sólo mostraban los atuendos a la
última moda sino la vida de las clases dirigentes a través de personas concretas. Por tanto los
grabados de moda tuvieron un papel destacado en el interés del gran público por las
celebridades.
A finales del siglo XVII Francia y su rey comprendieron el valor del lujo, entendiendo
la fascinación que siente el ser humano por usar piezas únicas y sofisticadas que adornen sus
cuerpos y sus vidas, y como la posesión de dichos objetos hace a las personas sentirse
especiales. El fenómeno del mercado del lujo actual tiene aquí su germen ya que la élite sintió
la necesidad por estar a la última moda ya fuera en trajes, peinados, accesorios o decoración.
Tuvieron la maestría de convertir lo superfluo en imprescindible y hacer a la sociedad esclava
de la moda; por tanto se puede afirmar que Luis XIV fue un auténtico visionario. Su papel en
cuanto a las nuevas formas en la indumentaria fue crucial.
166
167
PITON, C.: Ob. cit., p. 209.
DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 9.
86
En París más de la tercera parte de la población se dedicaba a la industria textil en sus
múltiples facetas, ya fuera vendiendo ropa, confeccionándola o realizando accesorios.
Alrededor del Palais Royal se abrieron todo tipo de negocios, desde mercerías a sastrerías
pasando por pañerías, vendedores de pelucas, zapaterías, peleterías, tiendas de guantes, de
abanicos y un largo etc… Una gran mayoría consumía ropa de segunda mano ya que solo
unos pocos se podían permitir el elevado gasto que suponía adquirir las prendas realizadas por
los mejores sastres y modistas. En prácticamente todos los niveles sociales la ropa estaba en
permanente circulación. Por su alto precio se heredaba, se vendía ya usada a personas que
comerciaban con ella y era una forma de pago a los criados. Es curioso que la alta aristocracia
alquilara conjuntos y joyas para acudir a veladas cortesanas, bodas o reuniones sociales. En
Versalles y otros palacios reales estaba permitida la entrada a los franceses bajo una serie de
códigos en cuanto a la indumentaria. A las puertas del palacio se disponían una serie de
comerciantes que proveían de las ropas y sombreros necesarios para poder acceder al lugar. El
fenómeno de la moda no solamente afectó a las clases altas ya que a cualquier persona que
fuera correctamente vestida le estaba permitido pasear por los jardines de Versalles.
Los sastres de París eran los mejor considerados. La manera de vestir también
proporcionaba un claro sello de identidad nacional, al mismo tiempo que un cierto sentido del
patriotismo. Tras el fallecimiento de Luis XIV en 1715, su bisnieto y heredero sólo contaba
con cinco años, por lo que Felipe II de Orléans ejerció la regencia hasta su muerte en 1723.168
El gusto de la alta sociedad parisina comenzó a cambiar, la vestimenta femenina se decantó
por un estilo mas ligero y menos grave. A pesar de los problemas de Francia, en los primeros
años del reinado de Louis XV surgió un nuevo estilo apoyado activamente por el duque de
Orleans, que trasladó el gobierno del país desde Versalles a París. En la capital una sociedad
aristocrática, que ya atisbaba su brillo, comenzó a abrir sus los salones y otras instituciones
sociales que iban a ejercer de marco a las ideas de la ilustración. En dichas residencias una
nueva moda surgió para la decoración de los interiores. Las pinturas que las decoraban nos
muestran escenas de disfrute cotidiano, es decir, de pasatiempos populares en parques, ferias,
o en el campo. Nuevos tejidos para la decoración se inspiraron en diseños chinos o árabes
dando un toque exótico a los cálidos interiores. La moda de la regencia, que floreció desde
1710 hasta 1720 aproximadamente, sentó las bases del estilo rococó que a mediados del siglo
168
Felipe II de Orléans (1674-1723) era hijo de Felipe I de Orléans, el único hermano de Luis XIV, e Isabel
Carlota del Palatinado.
87
XVIII definió el gusto de clase alta elegantes, pero ligeras y alegres. A pesar de esta
evolución en el gusto el vestido de corte permaneció prácticamente inalterable. Las
prescripciones de Louis XIV en el vestido en los círculos cortesanos fueron respetadas s
particularmente en las ocasiones mas formales. Louis XV regresó el gobierno a Versalles y
continuó con la etiqueta de los tiempos de su bisabuelo, pero aún así la vida del rey y su
familia gozaba de ciertas esferas de privacidad, antes impensables.
II.3. Análisis de la indumentaria masculina.
Todos estos acontecimientos coincidieron con la ascensión de Francia a primera
potencia europea, su manera de entender los recientes gustos sociales hizo que suplantara a
España como principal inspirador de una nueva manera de vestir. Durante la primera etapa del
reinado de Luis XIV la moda ejemplifica el gusto del rey por la magnificencia y la
pomposidad, sobre todo en lo que respecta al vestido del hombre excesivamente abigarrado y
enriquecido con cintas, lazos y encajes. El rhingrave fue el atuendo masculino que Luis XIV
y su corte lucieron en la década de los sesenta. Su origen radicaba en los Países Bajos donde
comenzó a usarse hacia 1640 siendo confeccionado con lino blanco y paño negro. En Francia
sufrió una notable transformación desembocando en un traje excesivamente recargado y
complicado, de anchos volúmenes y cuajado de decoraciones. El atuendo estaba formado por
una camisa muy amplia bajo una chaqueta corta que la dejaba bastante a la vista. La parte
inferior del cuerpo se vestía con dos calzones, uno interior que dejaba unos volantes al aire y
otro exterior que se asemejaba a una falda. En realidad era una especie de falda pantalón, de
una anchura colosal, que a veces era una falda. Este atuendo comenzó a usarse hacia 1652
teniendo su apogeo en las décadas de los sesenta y setenta, aunque perduró hasta 1678169. Con
este flamante atuendo acudió Luis XIV a su encuentro con Felipe IV en la isla de los Faisanes
en 1660. El cartón para tapiz de Lebrun sobre el acontecimiento histórico trataba
evidentemente de ponderar el lujo francés frente a la ponderación española, de ostentar la
riqueza de la nueva primera potencia europea frente al desgastado imperio hispano.170
169
Podemos contemplarlo en la serie de los catorce tapices de la historia del rey, cuyos cartones fueron
realizados por Charles Le Brun.
170
COLOMER, J L.: Arte y diplomacia de la monarquía hispánica en el siglo XVII. Madrid, 2003, p. 77.
88
Lo que llamaba mas la atención de sus contemporáneos era la enorme cantidad de
metros de cintas de colores de debía llevar un caballero a la moda. Las cintas se llamaban
“galants” y a los adornos “menudillos de oca”171. El rhingrave francés fue muy sofisticado, e
incluso mas lujoso que el atuendo femenino del momento; aunque su pervivencia duró
bastante, cayó en desuso a favor de una adaptación del atuendo militar. El rhingrave se
siguió utilizando en ceremonias muy formales relacionadas con la Orden del Espíritu Santo,
en el Museo del Prado se conserva un retrato de Luis I como príncipe de Asturias, realizado
por Houasse en 1717, en el que aparece ataviado
con el hábito de novicio de la citada orden. El
matrimonio morganático de Luis XIV con
madame de Maintenon en 1683 supuso un cierto
cambio en cuanto a las formas en el vestir. El traje
masculino se simplificó ciñéndose al cuerpo, los
encajes quedaron relegados corbata y camisa
mientras que las plumas se usaron solo como
adorno del sombrero. En cuanto a los metros de
cinta
que
engalanaban
a
los
caballeros,
directamente se desterraron. Los bolsillos de la
casaca, en un primer momento verticales, pasaron
a horizontales hacia 1684.172
El empuje francés llegó a Inglaterra mucho
antes que a España.
Carlos II (1660-1685)
deseaba una restauración monárquica en toda
regla. Por este motivo introdujo en fecha muy
temprana el riquísimo atuendo masculino galo.
Simon Pietersz Verelst. Carlos II de Inglaterra
luciendo un rhingrave.1670-1675. Colección
Real Británica.
Encargó en París una serie de magníficos atavíos para presentarse ante sus súbditos en su
entrada triunfal en Londres y posterior coronación en la abadía de Westminster. La capital de
Francia era considerada el culmen de la civilización occidental, su moda, comida y modales
influyeron decisivamente en la sociedad británica. No ocurría lo mismo con otras naciones
como Portugal, cuando en 1662 el mismo Carlos II contrajo matrimonio con la infanta
portuguesa Catalina de Braganza, ésta llegó a Inglaterra vestida con el traje de corte de su país
171
172
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 125.
BOUCHER, F.: Ob. cit., p. 260.
89
que no era otro que el guardainfante173. Una vez en su nuevo país, su atuendo considerado
anticuado y feo, fue desterrado y vistió a la francesa como su real y británico consorte.
Es en este preciso momento
histórico cuando surgen las nuevas
formas en las indumentarias masculina y
femenina que se irán desarrollando a lo
largo de todo el siglo XVIII. Por tanto,
es imprescindible conocer el origen de
ambos atuendos. La influencia del traje
militar trae consigo un cambio radical.
Nace un nuevo estilo que a pesar de
algunas modificaciones, se impone en
toda
Europa
hasta
la
Revolución
Francesa. El punto de inflexión lo marcó
el mismo rey Sol. Sus visitas y estancias
junto a sus tropas eran frecuentes pero
John Michael Wright. Carlos II con el traje de la
coronación. Hacia 1661-1662. Colección Real Británica.
no podía vestir mas lujosamente que sus
militares. Por este motivo decidió usar la casaca y vestirla a su vuelta a la corte. Con motivo
del fallecimiento de su suegro Felipe IV en 1665, Luis XIV decidió que una vez pasado el
periodo de luto ya no volvería a usar las mangas abiertas174. De esta manera la casaca hizo su
aparición en la corte de París.
El traje masculino consta de tres elementos principales que surgen en esta época y
persisten en toda la centuria siguiente. Estas tres prendas básicas son: casaca “Justacorps”,
chupa “Veste” y calzones “Coulotte”. En España la voz casaca se menciona por primera vez
en 1548175 .En el Tesoro de la Lengua Castellana se define como: “Un género de ropilla
abierto por los lados”. Covarrubias apunta varios orígenes a esta prenda, desde un vestido
usado en Grecia, una prenda proveniente de ciudad de Córcega o una palabra hebrea.
173
ASHELFORD, Jane.: The art of dress. Clothes and society 1500-1914. Londres, 1996, p. 88 y ss.
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 134.
175
BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. p.83.
174
90
También afirma que son las ropas de los ministros de justicia, popularmente conocidas como
sayones176.
Otras fuentes refieren que la casaca es de origen turco y que fue utilizada por primera
vez por los soldados alemanes en el siglo XVII177. Según Boehn el jubón y el coleto se fueron
transformando progresivamente hasta llegar a unirse en una sola pieza, las mangas del
primero pasaron a formar parte del segundo. Comenzó a formarse la casaca con sus faldones
en la misma prenda. Este casacón de mangas amplias y faldones fue usado por los campesinos
alemanes antes de 1630. Se trataba de una prenda holgada y abierta por delante con mangas
anchas o perdidas. Fue utilizada por las
tropas imperiales en Flandes y por los
tercios españoles. Ya se ha hecho
mención que el indumento militar
gozaba de cierta libertad en cuanto a
colorido y adornos siendo su prenda
mas característica la casaca. El retrato
del cardenal-infante don Fernando de
Austria,
luciendo el atuendo militar
que usó para su entrada en Bruselas en
1634, es elocuente al respecto.
El
hermano menor de Felipe IV lleva una
casaca
de
terciopelo
rojo
con
decoraciones en dorado y una valona a
la flamenca guarnecida con encajes. La
Anton van Dyck. El Cardenal-Infante Fernando de Austria.
Hacia 1634. Museo Nacional del Prado. Madrid.
casaca es una pieza amplia y abierta por delante cuajada de botones en los delanteros, mangas
y amplias vueltas. Por tanto, ya tenemos noticias sobre el uso de la casaca por la familia real
española y
los militares a su servicio en fecha temprana. Esta pieza irá sufriendo
modificaciones, incluso ya en el siglo XVIII se irá tendiendo a su simplificación.
La casaca o justacorps es una de las prendas mas importantes de la historia de la
indumentaria. Apareció en la vida civil francesa en los años sesenta, en un principio tenía
mangas cortas que dejaban asomar otras debajo pero a partir de 1675 las mangas son largas
176
177
http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/765/453/tesoro-de-la-lengua-castellana-o-espanola/ pp. 453.
VON BOEHN, M.: Ob. cit., Vol. II. p. 96.
91
con vuelta; esta última se irá ensanchando hasta adquirir un gran protagonismo. La casaca,
que llegaba hasta las rodillas, tenía aberturas en la parte posterior y en los laterales y bolsillos
bajos en la delantera. En torno a 1690 la prenda adquiere mas vuelo por detrás a través de
unos pliegues en forma de abanico. Esta prenda adquirió un gran protagonismo por sí misma
ya que cubría completamente las dos restantes prendas del atuendo: chupa y calzones; por
tanto ofrecía lugar para desplegar decoraciones y bordados, además dejaba asomar los puños
de la camisa. El traje masculino se simplifica pero no por ello perdió su riqueza178.
La moda surgía en la corte y el poder llevar determinados atuendos gozaba de gran
prestigio:
“Para distinguir a sus principales cortesanos inventó casacas azules bordadas de oro y plata. El
permiso para usarlas era un gran favor para hombres a quienes guiaba la vanidad. Se las pedía casi
como el collar de la orden. Puede hacerse notar, ya que tratamos aquí de pequeños detalles, que en
aquel tiempo se llevaban las casacas encima de un jubón adornado con cintas, y sobre la casaca pasaba
un tahalí del cual colgaba la espada. Usaban una especie de valona de encaje y un sombrero adornado
con dos hileras de plumas. Esta moda duró hasta 1684 y se siguió en toda Europa, excepto en España y
Polonia. En casi todas partes se preciaban de imitar la corte de Luis XIV”179.
Esta prenda llamada “casaca de patente” estaba destinada a unos pocos elegidos. Unos
sesenta caballeros gozaban de este inmenso privilegio que les daba la posibilidad de poder
acompañar al rey sin ninguna otra autorización especial180.
La chupa se llevaba bajo la casaca teniendo ambas piezas idéntica largura. Abierta por
delante, era ajustada, sin cuello y se cerraba por medio de botones pudiendo llevar bolsillos181.
Los calzones en un principio eran más bien holgados con dos aberturas con botones a los
lados como bragueta y bolsillos182. Los calzones cubrían las rodillas y con el paso del tiempo
presentaron una silueta mas entallada. Estas tres piezas: casaca, chupa y calzones forman el
llamado en España “vestido a la moda” o “a la francesa” que fue introducido en nuestra corte
como consecuencia del matrimonio de Carlos II con la princesa María Luisa de Orleans,
178
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p.134.
VOLTAIRE.: Ob. cit., p. 197.
180
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p.135.
181
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 166.
182
Ibídem p. 381.
179
92
sobrina carnal de Luis XIV. A estos elementos principales hay que añadir la corbata, los
zapatos con hebilla, el sombrero de tres picos y las grandes pelucas.
La corbata era en origen un cuello militar, se tiene por cierto que procede de los
soldados croatas que lucharon en el bando francés durante la guerra de los Treinta Años. Esta
pieza sustituyó a la valona, un cuello de lienzo grande que cubría los hombros y parte del
pecho y espalda. La valona surgió en Flandes y fue usada por ambos sexos durante el siglo
XVII, podían ser lisas o guarnecidas con encajes. En el capítulo I se ha hecho referencia a la
llamada valona cariñana, un tipo de cuello muy lujoso que usaron las damas principales y las
de la familia real. La valona fue sustituida para uso masculino por la corbata. Era un pañuelo
de de hilo anudado al cuello cuyos extremos caían sobre el pecho aunque en un primer
momento la forma de esta pieza era distinta. El encaje blanco quedaba prácticamente a la
altura del cuello y en su centro se adornaba con una lazada roja de otro material. Esta pieza
fundamental en la indumentaria masculina occidental que ha ido evolucionando hasta el
momento presente, se comenzó a usar en la corte francesa hacia 1656 183 . Las corbatas
formaban parte del cuello de la camisa y se guarnecían con encajes sujetándose mediante
broches o hebillas. Luis XIV creó el cargo de “corbatero” a las ordenes del Jefe del
Guardarropa, cuya función era anudar la corbata al rey y ponerle los botones en la camisa.
En cuanto al calzado, ya hemos visto como entre los caballeros se extendió el uso,
durante la primera mitad del siglo XVII, de botas altas con boca ancha por influencia del
atuendo militar. Las botas se usaban fundamentalmente para montar a caballo y cazar durante
el siglo XVI y su silueta era pegada a la pierna y se remataba con vueltas. Hacia 1610 se
pusieron de moda las llamadas botas embudo, llegaban hasta la rodilla o incluso mas altas y
se usaban para salir a la calle o incluso estar por casa184.
A mediados del siglo la bota cedió el testigo a los zapatos En este sentido debemos
hacernos eco de nuevo de los gustos del rey Sol. Durante su viaje hacia la Isla de Los
Faisanes en 1660 para firmar la paz con España y contraer matrimonio con su prima hermana
la infanta María Teresa de Austria, fue obsequiado en Burdeos con un par de maravillosos
zapatos realizados en seda color miel, con tacón rojo, decorados con lirios y forrados de
183
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 187.
ÁLVAREZ SELERS, A.: Del texto a la iconografía aproximación al documento teatral del siglo XVII.
Valencia, 2007, p. 74.
184
93
tafetán realizados por un zapatero de la ciudad llamado Nicolás Lestage. El monarca quedó
tan fascinado por la creación que los usó el día de su matrimonio.
El ingenio de este artífice no terminó ahí ya que cuatro años mas tarde acudió a Paris
con otro nuevo regalo. Esta vez se trataba de unas botas sin costuras, lo que fue considerado
como un hito sin precedentes ya que resultaba muy difícil averiguar como las había
confeccionado sin dar una sola puntada. Se apunta la posibilidad que lo hiciera utilizando las
patas desolladas
de un ternero. Luis XIV prohibió expresamente al señor Lestage
confeccionar otro par de botas iguales. Tal proeza que se vio recompensada con el titulo de
maestro zapatero del rey de Francia, incluso le concedió rango nobiliario con un escudo de
armas que consistía en una bota
sobre un fondo azul con flores de
lis (color y emblema de los
Borbones franceses) y cubierta
con una corona. Además se
colocó un retrato del insigne
artesano en una de las galerías
Reales de pinturas bajo el cual
rezaba: “Maestro Nicolás Lestage,
el milagro de su época” 185 . El
hecho que el retrato de un
zapatero ocupara un lugar tan
principal
era
algo
inaudito,
teniendo en cuenta que
Nicolas de Largillière. Luis XIV y su familia. 1710. Wallace
Collection. Londres.
las
profesiones artesanales eran un trabajo mecánico y por lo tanto poco considerado, estando
además
los zapateros en la parte baja del
escalafón. Pero como ya se ha apuntado
anteriormente las ideas del rey en este sentido preconizaban un cambio de mentalidad. Luis
XIV estipuló que los tacones masculinos debían ser de color rojo lo que rápidamente se
convirtió en signo de status social. Mas adelante, veremos a los miembros de la familia real
española luciendo zapatos con tacones rojos en sus retratos. Al final de su vida el rey encargó
a grandes artistas de la corte que pintaran en sus tacones escenas de sus aclamadas batallas.
185
DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 83.
94
En cuanto al sombrero, el llamado de tres picos o tricornio surgió en el siglo XVII y
permaneció de moda durante toda la centuria siguiente. Fabricado con fieltro o cuero se cree
una evolución del sombrero usado por los militares. En un principio se levantaron las alas y
posteriormente ya se fabricaron rígidas. Fue usado por los militares franceses y
posteriormente pasó a la corte186. Las pelucas para uso masculino comenzaron a usarse hacia
1624, Luis XIII la incorporó para cubrir su calvicie. Eran unas pelucas oscuras, largas y de
pelo rizado. Este mismo tipo siguió su hijo Luis XIV como consecuencia del mismo problema.
En torno a 1660 las pelucas se colocaban sin tapar en la frente el nacimiento del pelo. Se
podían arreglar de dos maneras: dejando los bucles caídos y con mechones formando rulos
sobre las orejas187. La peluca masculina mas común hasta mediados del siglo XVIII fue la
llamada in folio. Tenía un tamaño mas que considerable y en la parte superior de la cabeza
remataba en puntas. Hacia 1703 las
pelucas comenzaron a empolvarse con
polvos de arroz. Había distintas formas
para usar a lo largo del día según
fueran las actividades. El rey usaba una
pequeña para levantarse, otra mayor
para el resto de la jornada y una
especial para practicar la caza188.
La
Nicolas de Largillière. Autoretrato con su familia. 17101715. Museo del Louvre. Paris
moda
de
las
pelucas
comenzó hacia 1670, los comerciantes
mandaban cortadores de pelo por toda
Europa. El largo de la melena apropiado para su fabricación debía tener un mínimo de setenta
centímetros de longitud. En 1659 se fundó en París el gremio de “Barberos fabricantes de
pelucas”. De esta época data el primer peluquero famoso llamado Champagne y la
inauguración de los primeros salones de peluquería regentados por hombres y mujeres. Tal
vez lo mas curioso es que antes de la creación de la moda en el vestir surgió la moda del
peinado. Para la elaboración de pelucas también se utilizaba pelo de cabra y caballo. El
ampuloso gusto de la corte de Versalles imponía unas enormes pelucas de pelo largo y rizado.
La cabeza masculina se asemejaba a la de un león solo que un poco más ordenada. Las
186
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 446.
Ibídem, p. 381.
188
PITON, C.: Ob. cit., p. 249.
187
95
pelucas de pelo tan largo exigían una gran cantidad de “género” por lo que su precio solo
estaba al alcance de los mas pudientes. En cuanto al color el más valorado en Francia fue el
rubio ceniza y en Inglaterra el negro azabache, es decir, lo que mas escaseaba en cada país
correspondiente.
Tampoco se pueden pasar por alto las joyas como una parte inexcusable del atavío de
las clases altas. Durante el reinado de Luis XIV se produjeron una serie de avances en la
orfebrería que no podemos obviar en este estudio. Hasta el siglo XVII las gemas mas
valoradas
eran
las
perlas,
Colón
las
descubrió en su tercer viaje a América en
1498 en la actual Venezuela. En el siglo
XVI los soldados de Vasco de Gama las
encontraron en el golfo de Panamá, el
hallazgo mas notable se produjo en 1579
cuando un esclavo encontró la famosa perla
Peregrina.
Estas gemas eran en extremo
costosas debido a lo complicado de su
extracción y al hecho de ser naturales, por lo
que tener un collar de perlas parecidas en
forma,
tamaño
y
color
era
algo
verdaderamente especial que muy pocas
damas podían permitirse. Hasta el siglo
XVIII en que los españoles descubrieron un
yacimiento
en
Brasil,
los
diamantes
llegaban a Europa desde la India. Desde el
siglo XV los joyeros europeos fueron
mejorando la técnica del tallado, pero fue a
Nicolas de Largilli re. Retrato de Jean-Baptiste
Tavernier. Hacia 1700. Herzog Anton Ulrich
Museum. Alemania.
mediados del siglo XVII cuando los artífices flamencos perfeccionaron la talla brillante cuyas
facetas debían ser múltiplo de ocho.
Luis XIV en su afán por el lujo y la sofisticación decidió que los diamantes iban a
convertirse en sus grandes aliados, adoraba su brillo y durante su largo reinado se hizo con
una magnífica colección. Hasta ese momento las piedras preciosas se engastaban en monturas
grandes y pesadas, pero el monarca decidió que la piedra debía ser la única protagonista y no
96
enmascarar su belleza, por lo que comenzó a ponerse de moda el solitario. Uno de los
hombres que proporcionó a la Corona francesa tan magnífico tesoro fue Jean-Baptiste
Tavernier, un gran aventurero que consiguió llegar a las minas indias de Golcona, lugar de
extracción de los brillantes. El mismo contó en sus memorias189 como vio trabajando a miles
de esclavos, hombres, mujeres y niños casi sin ropa con el fin de que no pudieran esconderse
ninguna piedra en el cuerpo. El francés llevaba consigo piezas de joyería europea de oro y
esmaltes muy apreciadas en ese país para intercambiar por piedras preciosas. Tavernier volvió
de su largo viaje en 1668, Luis XIV prácticamente se hizo con toda su mercancía que
consistía en cuarenta y cuatro piedras grandes y mil doscientas más pequeñas, aunque esto es
un decir, ya que las mas modestas pesaban como mínimo ocho quilates. El más famoso de
todos ellos fue un brillante azul de ciento once quilates que una vez tallado quedó en sesenta y
nueve, esta maravillosa piedra fue llamada el diamante Azul de la Corona francesa. El rey lo
llevaba engastado en una sencilla montura y colgado del cuello con una cinta.190
El monarca comprendió el hecho de que la posesión de brillantes significaba poder,
apreciaba mucho su magnífica colección ya que cuando precisó de mas medios para sufragar
las contiendas bélicas, no se desprendió de sus joyas sino que mandó fundir parte de las
piezas de plata y oro que había en Versalles. El rey no solo compraba las piedras sino que se
involucraba en su tallado y montura, el joyero realizaba un molde en cera que luego le
presentaba para su visto bueno. Uno de los más celebres al servicio del rey fue Montarsy,
tenía su tienda ubicada cerca del Louvre primer barrio donde se juntaron los negocios de
joyería en París. Montarsy concibió para su majestad un nuevo tipo de aderezos compuestos
por decenas e incluso de cientos de piezas.
Lo curioso es que el rey llegó a usar todas sus piedras, cualquier prenda era adecuada
para ser adornada con brillantes, ya fuera el sombrero, las hebillas de los zapatos, la
empuñadura de la espada, los ligueros, los botones o incluso toda la superficie del traje. El
ultimo acto oficial que presidió antes de morir fue la recepción al embajador persa, para
deslumbrarle Luis XIV llevaba encima todos sus brillantes cuyo valor era aproximadamente
12 millones de libras de la época. Se tiene constancia de que el traje resultaba tan pesado al
anciano rey que tuvo que quitárselo antes de tiempo. La plaza Vendôme fue inagurada en
189
Publicadas en París en 1676.
La piedra se convirtió en la mas legendaria gema de la monarquía francesa hasta que fue robada en 1792
junto con parte del Tesoro Nacional. Actualmente se conoce como el diamante Hope que después de un largo
periplo fue donado por el joyero americano Harry Winston a la Smithsonian Institution en 1958.
190
97
1699 con el nombre de plaza de Luis el Grande; desde un principio dedicó su actividad al
comercio de joyas, en su centro se erigía una estatua ecuestre de Luis XIV realizada en
bronce por Girardon. En este mismo lugar pero tres siglos mas tarde se encuentran las mas
prestigiosas joyerías del mundo. A su muerte en 1715 el rey Sol había conseguido que Francia
fuera el país europeo con el mas fabuloso Tesoro Real.
Durante el siglo XVII las piedras preciosas comenzaron a cobrar mas importancia que
las monturas, que a su vez se hicieron mas delicadas. Se avanzó mucho en el facetado, sobre
todo de los brillantes. La llamada “talla rosa”191 era la mas habitual. Los tratantes de gemas y
los artífices se asentaron en Amsterdam que se convirtió en un emporio del comercio de
piedras preciosas. Los diamantes se engastaban casi siempre sobre plata mientras que las
piedras preciosas de colores lo hacían sobre oro. El engaste invisible se inventó en París en la
segunda mitad del siglo XVII192.
II.4. Análisis de la indumentaria femenina.
Al igual que sucede con la masculina, la indumentaria femenina del siglo XVIII tiene
su origen en la época de Luis XIV. Tal y como hemos visto, los europeos abandonaron el tipo
de traje “a la española” a favor de un atuendo más cómodo y holgado. En el caso del bello
sexo, no ocurrió lo mismo ya que pervivieron la gorguera, el corpiño emballenado y las
grandes faldas
193
. Los cambios, que se van produciendo gradualmente, comienzan
recuperando una silueta mas natural. La pujante sociedad holandesa tuvo mucho que ver en la
adopción de un vestido más práctico. El siglo XVII fue una etapa hegemónica para los Países
Bajos, al igual que en Francia se practicó el mercantilismo y se desarrolló una extraordinaria
actividad comercial. La principal fuente de riqueza la constituía la Banca, a la que afluían los
enormes capitales sobrantes del comercio exterior. Pero si importancia tuvo en el contexto la
economía y sistema político, mucho más la tuvo la ideología y, su principal manifestación, la
religión cuya corriente generalizada en Holanda en el siglo XVII el calvinismo.
191
Este tipo de trabajo consiste en que solamente se talla la parte superior del brillante. CASABÓ, J.: Joyería.
Buenos Aires, 2010, p. 82.
192
DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 151.
193
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 111.
98
El calvinismo poseía un enfoque de la vida cristiana muy distinto del católico que trajo
consigo un nuevo pensamiento que se adaptaba a la perfección a la realidad política y social
del siglo XVI en los Países Bajos. Esta doctrina afectará de modo incuestionable a su modo
de vida y, por tanto, a la apariencia: austeridad, la convicción de que el trabajo forma parte de
la virtud moral, y que el éxito en los negocios es una evidencia de la gracia divina. El rechazo
hacia el despilfarro, la crítica a la extrema fastuosidad de la liturgia cristiana católica, se
traladó a la vestimenta, marcando un atuendo con ausencia de lujo tanto en los materiales
como en su decoración.194 La burguesía comerciante condujo a este nuevo y recién creado
Estado independiente a convertirse en un tiempo record en unos de los países mas ricos de
Europa. Los adinerados comerciantes eran los principales clientes de los artistas y es a través
de las pinturas de Hals, Vermeer o Hooch entre otros, donde podemos apreciar la manera de
vestir de esta nueva clase social. El vestido de la mujer holandesa de la primera mitad del
siglo XVII es deudor de la moda española en cuanto al uso del negro y las gorgueras. Su
silueta en cambio se simplifica, este cambio llegará a Francia aunque mas adelante las
holandesas usaran colores alegres y copiaran a las francesas al igual que toda Europa.
La almohadilla se suprime bajo las faldas. En Francia se usó un tipo de verdugado
cuya estructura era distinta a la española. A principios del siglo XVII consistía en un aro
dispuesto a la altura de las caderas. Mediando la centuria se sustituyó por una almohadilla en
forma de cilindro que se colocaba en la cintura, llamado cul de París 195 , esta manera de
ahuecar la falda la usaron todas las mujeres. En las dos últimas décadas se abandonó el
verdugado y se utilizaron numerosas enaguas para ahuecar las faldas.
El atuendo consistía básicamente en un cuerpo y dos faldas. El primero dejaba libre el
cuello y los antebrazos. El escote tuvo muchos detractores, desde los púlpitos muchos
sacerdotes criticaron esta práctica que consideraban pecaminosa, pero la dama europea
adoptó el escote y lo mostró durante todo el siglo XVIII. En cuanto a las dos faldas, la de
encima era abierta por delante con larga cola y decoraciones mientras que la de abajo se
almidonaba y llevaba aros de metal para no perder la forma. La falda superior, para que
tuviera mejor caída, se confeccionaba con materiales mas pesados como el terciopelo. Las dos
faldas perduraron durante buena parte del siglo XVIII, el cuerpo y la falda exterior solían ser
194
Concretamente es en los Países Bajos donde a partir del siglo XVII empieza a despuntar un nuevo modelo de
vida. Hacia 1560 las provincias del norte de los Países Bajos (lo que actualmente es Holanda) comenzaron a
rebelarse contra el dominio español alcanzando la independencia en 1585 que fue ratificada legalmente en el
tratado de Münster en 1648. En 1602 se funda la Compañía de las Indias Orientales con sede en Ámsterdam,
esta entidad situó a Holanda en un centro neurálgico del comercio mundial.
195
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 482.
99
a juego mientras que en la inferior se desplegaban mas decoraciones. 196 Durante la década de
1680 las damas lucieron adornos suntuosos aunque sin entregarse a la exageración de los
caballeros. Hasta los años 90 el estilo femenino se mantiene sin cambios. Las características
principales son vestidos con cuerpos ajustados y rematados en punta siendo la innovación mas
destacada el escote que descubre los hombros. El escote comenzó mostrándose tímidamente,
al principio se tapaba con alguna tela transparente para mas adelante ser mostrado sin recato
alguno. Las mangas se acortan, por primera vez desde los comienzos de la Edad Media las
mujeres muestran sus brazos parcialmente. Las mangas son dobles, luciendo las interiores
abombamientos y volantes de encaje. Los peinados llevan los lados abultados y tirabuzones.
En los últimos años del siglo XVIII la silueta se ve modificada ya que se exagera la longitud
del talle. Los tejidos son mas pesados y sus decoraciones recargadas, se utilizan plisados y
telas bordadas. La falda exterior “manteau” se pliega detrás sosteniéndose con telas
engomadas. Las mangas terminan en volantes llamados “engageantes”197. Los colores mas
usados por las féminas en las primeras décadas del reinado de Luis XIV fueron el negro, los
grises, el amarillo limón y los rojos y naranjas. En cuanto a los tejidos, los mas frecuentes
eran el terciopelo, el moaré y el brocatel.
La moda femenina durante la última etapa del reinado del rey Sol permaneció con pocas
variantes durante un espacio de unos cuarenta años. Los expertos achacan esta estabilidad a la
personalidad de madame de Maintenón198, dama con la que Luis XIV contrajo matrimonio
morganático en 1683, unos meses después de enviudar de la reina María Teresa. Madame de
Maintenón fue nombrada gobernanta
de los hijos naturales del monarca y madame de
Montespan en 1667; de ahí surgió una amistad con Luis XIV que desembocó en boda. Su
talante austero y su profunda religiosidad influyeron decisivamente en el rey y en toda la
corte de Versalles. En 1686 fundó la Casa Real de San Luis para la instrucción de jóvenes de
casas nobles sin recursos económicos. La marcado carácter de la dama tuvo una decisiva
influencia en el vestido femenino.
196
PLAZA ORELLANA, R.: Ob. cit., p. 32.
Este tipo de mangas se pusieron de moda nuevamente a mediados del siglo XIX para vestidos de día. Se
cerraban en la muñeca.
198
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 158.
197
100
En cuanto al peinado ya comienzan los atisbos de la extrema complicación que
alcanzarán durante el reinado de Luis XVI. El peinado “a la fontagne” surgió hacia 1690, era
vertical y se realizaba mediante bucles superpuestos; también podía usar de una cofia plisada
en forma de tubos con una armadura de alambre para que quedara sostenida. El peinado
fontange lleva el nombre de María Angélica de Scorailles de Roussille, marquesa de Fontange
(1661-1681), joven dama que fue amante del rey. Según cuenta la tradición, esta singular
manera de arreglarse el pelo surgió de manera fortuita. Durante un paseo a caballo junto a
Luis XIV, la marquesa, perdió su sombrero por lo que recogió su melena en la parte superior
de su cabeza con una cinta quedando sus rizos sobre la frente. Al rey le hizo gracias la forma
en que lo había hecho. Rápidamente este peinado se extendió por toda la corte y fue seguido
por las mujeres de moda de todo el continente europeo. Después de un tiempo, las mujeres
comenzaron a usar fontanges cada vez mas
altos y complicados. La malla de alambre se
colocaba en la parte superior de la cabeza
sobre la cual se introducía el cabello real y
el falso199.
El conjunto se podía decorar con seda,
muselina, cintas, joyas y flores. La creación
de este peinado era muy compleja, el cabello
se endurecía con claras de huevo y una vez
realizado se solía dejar durante semanas con
las consiguientes incomodidades como la
suciedad y los piojos. Luis XIV, rechazó los
excesos del fontanges, pero sus intentos por
liberar a las damas de tal tormento fueron
infructuosos. “Las esclavas de la moda”
continuaron
luciéndolo
e
inventaron
peinados más elaborados. Este peinado que
Grabado de Robert Bonnart. La Veüe. Finales del
siglo XVII. Museo Victoria & Albert. Londres.
se puede calificar como un edificio de hilos
de metal y cintas, tuvo vigencia entre 1680 y
1714 aproximadamente. El cambio de estilo se produjo de manera repentina, dos damas
inglesas asistieron a una cena en Versalles luciendo peinados bajos ante la sorpresa general.
Al rey le agradó afirmando:
199
Ya en el siglo XVI se tienen noticias del uso de pelo postizo por parte de la reina Catalina de Medicis en 1558
y muy probablemente no fue la única. PITON, C: Ob. cit., p. 249.
101
“que si las francesas fueran sensatas, imitarían a aquellas señoras”200.
Al día siguiente las damas francesas de la corte habían suprimido el fontange. El peinado
femenino apostó por un moño bajo y sencillo que pervivirá varias décadas. Esta
transformación en el tocado y el escote provocarán una serie de modificaciones en cuanto a
las piezas de joyería que se adecuarán a la nueva silueta del vestido.
200
GONCOURT, E y J.: La mujer en el siglo XVIII. Buenos Aires, 1946, p. 206.
102
CAPÍTULO III
103
El siglo XVIII en España: reformas y moda.
1700 es una fecha crucial en la historia de España, el nuevo siglo fue inaugurado con
un cambio de dinastía, la de los Borbones franceses, y por lo tanto con una nueva manera de
enfocar el gobierno y la Administración del país. A través de las siguientes páginas se tratarán
de forma sintética los avances y cambios que se produjeron durante los reinados de Felipe V,
Fernando VI, Carlos III y el principio del de Carlos IV, que coincide con la última década de
la centuria. La nueva política de los Borbones trató de mejorar y modernizar la anquilosada
situación económica y comercial del país basada todavía en el sistema gremial. En la segunda
mitad del siglo se produjo un movimiento que afectó a todas las artes; la denominada
Ilustración que basaba sus preceptos en la racionalidad como fuente de felicidad y progreso
que debía ser ofrecida a los súbditos por el rey. Frente al perfil de los mandatarios en la
España de los Austrias, fundamentalmente aristócratas de alta cuna, la nueva dinastía apostó
por hombres procedentes de la clase burguesa que trataron de llevar a cabo las ideas ilustradas:
“La ideología ilustrada es evidentemente moderada, en modo alguno revolucionaria.
Corresponde a unos hombres, pertenecientes generalmente a la pequeña nobleza, que se configuran
como una pequeña élite vinculada al servicio del Estado, actividad que consideran, en último término,
por encima de cualquier otra, predominando en su mentalidad la condición de funcionario, por cuanto
del Estado dependen tanto las posibilidades de unas reformas que habrían de dar la felicidad al pueblo
como, en definitiva, su propio prestigio y poder”201.
III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa.
Felipe V nació en Versalles el 19 de diciembre de 1683, era el segundo hijo del Gran
Delfín de Francia y de la duquesa María Ana Victoria de Baviera202. Felipe de Borbón era un
201
MORALES MOYA, A.: "La ideología de la Ilustración española". Revista de Estudios Políticos. Nueva
época. nº 59. Enero-marzo 1988. p. 68 y ss.
202
El matrimonio tuvo tres hijos varones siendo Felipe el mediano, su madre fue una persona enfermiza que
padeció “melancolías” (depresiones) , acaso heredadas por su hijo, que llegaron a aislarla del mundo
recluyéndola en sus habitaciones; tal vez porque no se pudo integrar en la corte francesa, murió al contar su hijo
Felipe con siete años de edad. La vida de los soberanos y sus familias: “estaba privada de toda espontaneidad
afectuosa, y ellos no eran más que actores de una magna dramaturgia prevista al minuto… Hora por hora, la vida
estaba cuadriculada por el protocolo y la etiqueta, estudiados por todos los partícipes al pie de la letra”.La
infancia del duque de Anjou transcurrió en Versalles con sus hermanos, al aire libre, montando a caballo y
nadando. Pero el hecho de no contar con amigos y ser educado en una piedad exagerada tuvo consecuencias en
la vida adulta, provocándole excesivos escrúpulos. VOLTES, P.: Felipe V, fundador de la España
contemporánea. p. 13.
104
hombre sumamente tímido, devoto y gran entusiasta de las artes y la música. Por desgracia, el
protagonista del reinado más largo de nuestra historia, estuvo aquejado de terribles
depresiones; según relatan las crónicas alternaba periodos de gran actividad con otros de
profunda tristeza. En 1701 cruzó los Pirineos, siendo un joven de tan sólo diecisiete años, con
un total desconocimiento del castellano y de la realidad y circunstancias de la Corona que iba
a sostener. El rey llegó a Madrid el 18 de febrero de 1701; en un principio su círculo íntimo
estuvo muy limitado debido a su desconocimiento del
idioma, que fue aprendiendo paulatinamente pero en el que
nunca se desenvolvió con comodidad:
“El máximo aburrimiento envolvía la vida de Felipe V en
los comienzos de su reinado, no conociendo a nadie en la corte,
no hablando más que con los franceses que le habían acompañado
y con los grandes que antes de su llegada habían favorecido su
partido. De los franceses el que más le acompañaba era
Louville203, testigo constante de su desánimo, y al que a menudo
decía que volvería a ser con gusto el duque de Anjou pues no
podía sufrir a España”204.
La maldición de la Casa de Austria por la falta de
herederos varones llegó a su fin con la nueva dinastía. La
Miguel Jacinto Meléndez. María
Luisa
de
Saboya.
Hacia
1712.Fundación Lázaro Galdiano.
Madrid.
primera esposa del rey, María Luisa Gabriela de Saboya,
murió muy joven después de doce años de reinado y de
haber tenido cuatro hijos varones, entre ellos, los futuros
Luis I y Fernando VI. María Luisa fue muy querida por el pueblo, ya que a pesar de su
juventud demostró fuerza y resolución al asumir la regencia por encontrarse su marido en el
frente, además de la crucial cuestión de asentar la dinastía. Los retratos nos presentan a la
joven reina con vestidos adornados con pequeños volantes a lo largo de las mangas, escote
cuadrado y fontange decorado con encajes, cintas y perlas. A los pocos meses de enviudar el
monarca contrajo nuevamente matrimonio, esta vez con Isabel de Farnesio, princesa
parmesana, que se convirtió en reina de España con veintiún años. Felipe V permaneció en el
203
El marqués de Louville (1664-1731) fue el jefe de la casa francesa de Felipe V. Junto con el embajador de
Francia y el conde de Ayeu formó parte del reducido séquito francés que acompañó a Felipe V a España.
COLÁS LATORRE, G.: Historia general de España. Madrid, 1990, p. 340.
204
GARCÍA MERCADAL, J.: Viajes de Extranjeros por España y Portugal: desde los tiempos más remotos
hasta comienzos del siglo XX l. p. 413.
105
trono hasta su muerte en 1746 por lo que su mandato abarca prácticamente la primera mitad
del siglo. Luis XIV en unas “instrucciones” describe la situación caótica que sufría nuestro
país:
“Un cuadro lamentable de la desorganización que había en España, de su miserable estado y
del daño causado en ella por la indolencia de sus últimos monarcas, apáticos y víctimas de la tiránica
etiqueta”205.
El nombramiento de Felipe V como rey de España desató la Guerra de Sucesión, una
larga y cruenta contienda206. Pronto se conformaron dos bandos tanto dentro como fuera de
España, uno a favor de los Borbones y otro que rechazaba frontalmente al nuevo rey
apoyando al Archiduque Carlos de Habsburgo. La guerra civil y europea estalló. El conflicto
tenía una doble perspectiva: el ascenso al trono de Felipe V aumentaba la hegemonía francesa
y la temida unión de España y Francia bajo un mismo monarca. Esta situación condujo a
Inglaterra y Holanda a apoyar al candidato austriaco, sostenido por los Habsburgo de Viena.
Las diversas potencias europeas se posicionaron ante el conflicto sucesorio español.
Felipe de Borbón representaba el modelo centralista francés, apoyado en la Corona de
Castilla, mientras que el archiduque personificaba el modelo foral, defendido por la Corona
de Aragón y, fundamentalmente, por Cataluña. La guerra terminó con el triunfo de Felipe V a
través de las victorias militares de Almansa (1707), Brihuega (1710) y Villaviciosa (1710).
Un acontecimiento internacional fue definitivo para comprender el desenlace: Carlos de
Habsburgo heredó en 1711 el Imperio alemán. Sus aliados pasaron en ese momento a ver con
preocupación la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca. La guerra
concluyó con la firma del Tratado de Utrecht en 1713207. El contienda puso terminó con la
205
GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 412.
La Guerra de Sucesión representa el inicio de una etapa diferente en el equilibrio de fuerzas europeas y vino
aparejada de cambios importantes en la monarquía hispánica aunque de su análisis se desprende que fue mayor
el peso de las continuidades. La guerra tuvo sus orígenes en la política exterior y podría haberse evitado con una
mayor prudencia de Luis XIV. Los términos del tratado de Utrecht eran la demostración que la guerra para
España tuvo más costes que beneficios. Los orígenes de la enemistad entre sus partidarios en la península es una
cuestión que responde a múltiples motivaciones y está muy condicionada según el territorio. La negativa
experiencia del último Habsburgo y el sentimiento antifrancés acumulado durante siglos son las dos
motivaciones básicas del distanciamiento entre los partidarios del príncipe Felipe y del archiduque Carlos, pero
no se deben pasar por alto los conflictos de intereses entre nobles que al final acabaron por arrastrar a las clases
populares en enfrentamientos con un fuerte componente de lucha de clases. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Estado
y sociedad en el siglo XVIII español, Barcelona, 1976, p. 37.
206
207
El tratado estipuló lo siguiente: Felipe V era reconocido por las potencias europeas como Rey de España pero
renunciaba a cualquier posible derecho sobre la corona francesa. Los Países Bajos españoles y los territorios
italianos (Nápoles y Cerdeña) pasaron a Austria. El reino de Saboya se anexionó la isla de Sicilia. Inglaterra
obtuvo Gibraltar, Menorca y el navío de permiso (derecho limitado a comerciar con las Indias españolas) y el
asiento de negros (permiso para comerciar con esclavos en las Indias). Sobre el Tratado de Utrecht, véase: DEL
CANTILLO, A.: Tratados, convenios y declaraciones de la paz y del comercio que han hecho las potencias
106
hegemonía que España detentaba en Europa desde el siglo XVI 208. Nos encontramos, por
tanto, ante un escenario muy complicado, el país inmerso en una larga guerra y con un rey
extranjero, sin preparación para tan complicada tarea y excesivamente dependiente de Francia.
El cambio de dinastía conllevó una nueva manera de entender el gobierno y la
Administración del país. Cabe destacar a estos efectos la aprobación de los famosos “Decretos
de Nueva Planta” de inspiración francesa. Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716),
llamados así por dotar de nueva organización o planta nueva a los organismos y tribunales de
esos territorios, contribuyó a la puesta en marcha de una profunda transformación política y
administrativa, a consecuencia de la cual surgió la España moderna, una estructura política
unitaria y centralizada, circunscrita a los
territorios peninsulares de los antiguos Reinos de
Castilla y Aragón, en la que comenzó a
configurarse un sentimiento compartido por los
súbditos de ser españoles, de sentirse unidos por
vínculos históricos, geográficos y culturales
comunes209.
En lo referente al terreno artístico Felipe
V se sintió muy defraudado al llegar a Madrid.
Venía de la corte más suntuosa de Europa y se
encontró en el lóbrego Alcázar 210 y sin buenos
artistas a su disposición. Lo que encontraba le
parecía anticuado, provinciano y mediocre. La
Jean Ranc. Felipe V de España. 1723. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
extranjeras los monarcas españoles de la casa de Borbón. Desde el año 1700 hasta el día. Imprenta de Alegría y
Charlain. Madrid, 1843.
208
ALBAREDA SALVADÓ, J.: La Guerra de Sucesión de España (1700-1714).Barcelona, 2010, p. 334.
209
A partir de la aplicación de la Nueva Planta se inició un proceso histórico, en el curso del cual se produjeron
unos acontecimientos de hondas repercusiones, como la ruptura del dualismo monárquico estamental, la reforma
del aparato administrativo, la homogenización legislativa y la mayor eficacia en los poderes públicos (...) Esta
operación reformista no fue impulsada en exclusiva por los políticos franceses que vinieron a España con Felipe
de Anjou. En principio, la iniciativa correspondió a dirigentes como Amelot, Orry y Bergeyck, que conocían
bastante bien los sistemas políticos y administrativos del poderoso país vecino. BONELL COLMENERO, R.:
“Los Decretos de Nueva Planta”. Saberes. Revista de estudios jurídicos, económicos y sociales. Separata. Vol. 8,
2010. pp. 16-17.
210
Destruido en el incendio de 1734.
107
representación del monarca y su familia constituía un asunto de extrema importancia ya que a
través de los retratos se pretendía trasladar el concepto de la nueva monarquía. Una nueva
visión de la majestad real encarnada en un monarca joven y valiente211.
“Frente a los sistemas impositivos de los retratos de la corte española, que se basaban en un
distanciamiento majestuoso y en una separación de carácter moral casi infinita, la concepción del
retrato francés representaba al rey que había nacido para brillar en medio de la corte, y así debía ser
representado usando todos los recursos de la retórica”212.
El rey adopta el traje nacional español, acostumbrado como estaba al francés, pero
pronto se escribió en latín un decreto contra la golilla:
“(…) sobre el abandono de la golilla, busque en este Corte que no faltará el elegante y
gracioso Poema de P. Juan Commirio cuyo título es: Golilla decreto Jovis intervicta. Ludus Catolici
Regis (Philippi V) versus reditus, donde verá bien pintadas las incomodidades de este traje. La idea del
Poeta es celebrar el festivo enojo, con que nuestro Rei Felipe V (representado su persona en la de
Jupiter) arrojó de si la golilla, como trage enfadosissimo que le aogaba después de haberlo usado unos
quantos unos cuantos dias cuando estaba para venir a España.”213
Una de las primeras manifestaciones de la influencia francesa fue la progresiva
implantación de su moda, que es una realidad indiscutible en nuestro país hacia 1707 214. Lo
que más llamaba la atención de los caballeros españoles que visitaban tierras europeas era la
rigidez de movimientos que provocaba su traje. Como ya sabemos, nuestros embajadores
vestían de negro con el atuendo perceptivo de la corte de Madrid. Este uso había sido seguido
en casi todo el continente, pero a finales del siglo XVII se encontraba totalmente obsoleto.
España pasó de ser un país vestido severamente de negro o pardo a lanzase a la sensualidad
del color. Carlos II contaba con los servicios de un sastre francés y se sabe que en los últimos
años de vida vistió con frecuencia al modo extranjero. Su sucesor en el trono siguió las pautas
211
Debido a su coraje en el campo de batalla, Felipe V fue apodado “el Animoso”.
SIMAL LÓPEZ, M.: Retrato de Felipe V vestido de cazador, Miguel Jacinto Meléndez. Madrid, 2007, p. 11.
213
FEIJOO, B. J.: Teatro crítico universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de
errores comunes. Madrid, 1773, p. 155.
214
La batalla de Almansa que se produjo el 25 de abril de 1707 en las proximidades del puerto del mismo
nombre en Albacete. Las tropas borbónicas estaban comandadas por el duque de Berwick y los segundos o
austracistas eran dirigidos por los generales Galway y Das Minas. Tras la derrota de los partidarios del
Archiduque en Almansa, se produjo toda una reorganización política y administrativa de los territorios
controlados. Las regiones que habían combatido al lado del bando austriaco pagaron muy pronto su apoyo al
oponente. El primer decreto de Nueva Planta se promulgó en junio de 1707, poco después de la derrota teniendo
una función eminentemente punitiva sobre los reinos de Aragón y Valencia.
212
108
de la corte en cuestión de indumentaria; su abuelo le aconsejó que fuera muy prudente y que
de ninguna manera desairara a sus nuevos súbditos. Por tanto,
fue un cambio gradual y sin imposiciones por parte del poder.
El joven Felipe no contaba con la debida formación a lo que
se debe añadir que tampoco hablaba el castellano. Aún así,
convino con sus ministros en acabar con la tremenda mala
fama que tenía España. La estética de la monarquía de los
Austrias quedó relegada y se desplegó un nuevo tipo de
imagen que afectó a todo el orden social.
En el transcurso del viaje de Felipe V hacia España
Claudio Coello. Adoración de
la Sagrada Forma. Detalle.
1691-1692. Sacristía de la
Iglesia del Monasterio de San
Lorenzo de El Escorial.
para tomar posesión del trono, salieron a recibirle algunos
Grandes de España que en deferencia al nuevo rey se vistieron
al modo francés; el mayor privilegio de ésta elite era no
descubrirse la cabeza ante el rey, es decir, un honor que se
expresa a través de la indumentaria. El duque de Osuna fue el primer noble en adoptar la
moda francesa215. Luis XIV recomendó a su nieto que no alterara las modas españolas nada
más llegar a Madrid, debía ser un proceso paulatino de aceptación por parte de la sociedad, de
tal manera que su nieto comenzó a usar la golilla a los dos días de instalarse en el Buen Retiro.
El rey de Francia le escribió:
“Mi opinión es que el Rey de España no cambie este uso al llegar, que se conforme primero
con los modos del país. Cuando haya satisfecho a la nación con esta complacencia será dueño de
introducir otras modas. Pero debe hacerlo sin dar ninguna orden y su ejemplo bastará para
acostumbrar a sus súbditos a vestirse como él”216.
Durante los primeros años de su mandato Felipe V usó el traje nacional y también el
francés, aunque para los actos oficiales se decantaba por el traje negro con la golilla. Juan de
Barreada, su sastre por aquel tiempo, se encargaba de la confección de los trajes a la española
215
Francisco de Paula Téllez-Girón y Benavides, VI duque de Osuna (1694-1716), fue embajador de España en
Francia. Estuvo presente en la ceremonia de renuncia al trono de Francia de Felipe V. COXE, W.: España bajo
reinado de la casa de Borbón, desde 1700, en que subió al trono Felipe V hasta la muerte de Carlos III acaecida
en 1788 .Vol. II. Madrid, 1846, p.90.
216
BOTTINEAU, Y.: El arte cortesano en la España de Felipe V (1700- 1746). Madrid, 1986, p. 326.
109
aunque desde 1707 ya no se le requirió mas217. El 30 de mayo de 1707 Amelot 218explicaba a
Luis XIV:
“(…) desde la batalla de Almansa toda la Gente de noble condición, Consejeros de los
tribunales que no son togados, Oficiales empleados en las secretarías y en la hacienda, Negociantes,
Burgueses, así como los sirvientes de los Grandes Señores, han renunciado absolutamente a la
vestimenta española, sin que se haya testimoniado a nadie la menor cosa por parte del rey vuestro
nieto, para procurar ese cambio”219.
El cambio en la indumentaria de los españoles empezó en Madrid. El traje nacional
quedó relegado a una serie de profesiones y muy rápidamente se quedó anticuado. Diego
Torres Villarroel220 en sus Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por
Madrid (1727) afirma que la profesión de golillero estaba pereciendo. El cambio de moda y
costumbres había traído nuevas profesiones como los peluqueros franceses 221.Por su parte, la
reina María Luisa, aceptó en un principio la moda española, pero no de buen grado. No le
agradó el tontillo (que había sucedido al guardainfante) ya que llevaba un dobladillo tan largo
que arrastraba, lo que provocaba muchas incomodidades222. María Luisa tampoco gustó de la
cantidad de lazos y adornos que se debían lucir en la cabeza; por no hablar de la moda de los
anteojos que usaban tanto jóvenes como mayores, aunque:
“Su determinación de ser prudente duró poco tiempo, pues al dirigirse a Madrid, mientras que
el rey se hallaba en Italia, suprimió el tontillo y también la larga cola que las damas traían a sus pies
para cubrirlos cuando se sentaban atraían a sus pies para cubrirlos cuando se sentaban en el suelo
según el modo español”223.
217
DESCALZO LORENZO, A.: “El arte de vestir en el ceremonial cortesano. Felipe V”. España festejante. El
siglo XVIII. 2002. p. 198.
218
Michel-Jean Amelot de Gournay (1655-1724), fue embajador de Francia en España. Nombrado por Luis XIV
en 1705.
219
Véase, Luis XIV (Rey de Francia), AMELOT DE GOURNAY, M-J.: Correspondencia de Luis XIV con M.
Amelot, su embajador en España: 1705-1709. Alicante, 2012.
220
Véase, TORRES VILLAROEL, D.: Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por Madrid.
Madrid, 1727
221
MOLINA, Á. VEGA, J.: “Vistiendo el nuevo cortesano. El impacto de la feminización.” Sevilla y corte: las
artes y el lustro real (1729-1733). Madrid, 2010, p. 169.
222
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos
XVII y XVIII. Málaga, 2006, p. 463.
223
BOTTINEAU, Y.: Ob. cit., p. 327.
110
De París comenzaron a llegar envíos de ropa para los reyes, incluso toda la canastilla
para el futuro príncipe de Asturias. Estas compras continuaron durante el segundo matrimonio
del rey pero fueron a menos con el tiempo. El gusto francés se adoptó de tal manera que las
relaciones comerciales entre los dos países fueron
muy estrechas, no sólo encargaba la corte sino
también los particulares por lo que la industria
española se resentía. La familia real adquiría los
encajes en Bruselas y los relojes y sombreros de
castor a Londres224.
El
nuevo
soberano
y
su
gobierno
emprendieron la tarea de modernizar España, por
desgracia nuestro país no gozaba de buena prensa
en el resto del continente. Nuestros antepasados
tenían fama de soberbios y arrogantes, este defecto
no sólo se nos achacaba fuera de nuestras fronteras
sino también dentro. El escritor Baltasar Gracián
Miguel Jacinto Meléndez. Luis I, ríncipe de
Asturias. 1712. Museo Cerralbo. Madrid.
(1601-1658) afirmó de hecho que la soberbia reinó en ella225. Verdaderamente España era
bastante desconocida, sus súbditos se asimilaban a los arquetipos trazados en El Lazarillo, El
Buscón o La Celestina: una caterva de gentes de poco bien, pendencieros y supersticiosos. Un
país atrasado, lleno de vagos y fanáticos en comparación con la racional y próspera
Europa226.Felipe V quiso dotar al país de las instituciones que ya funcionaban hacia tiempo en
Francia. Es por este motivo, por lo que empieza un lento pero eficaz proceso de
modernización en el que se protege e impulsa el comercio y la industrialización.
El mercantilismo en España se caracterizó por ser acumulativo y defensivo de los
metales preciosos provenientes de las minas de América. Se trataba de obtener la mayor
cantidad de oro y plata posible y prohibir su salida. Sin embargo, al finalizar el siglo XVIII
nuestro país se encontraba en una situación muy precaria en cuanto a desarrollo industrial ya
224
Ibídem, p. 646.
“La Soberbia, como primera en todo lo malo, cogió la delantera. Topó con España primera provincia de la
Europa. Parecióla tan de su género que se perpetuó en ella. Allí vive y allí reina con todos sus aliados, la
estimación propia el desprecio ajeno, el querer mandarlo todo y servir a nadie, hacer de Don Diego y vengo de
los godos, el lucir, el campear, el alabarse,…”. Edición de Julio Cejador, Madrid, 1913-1914, p. 178.
226
MOLINA, A. y VEGA, J.: Vestir la identidad, construir la apariencia. La cuestión del traje en la España del
siglo XVIII. Madrid, 2004, p. 9.
225
111
que se descuidó el trabajo como fuente de riqueza y la creación de fuentes de prosperidad
económica. Francia no poseía minas por tanto para obtener oro y plata dirigió sus esfuerzos a
la exportación de mercancías de manufactura nacional. El principal mercado pasó a ser
España, por su exceso en oro y plata y su déficit en capacidad productiva. Tal y como se ha
visto anteriormente, Francia implementó industrias de lujo con exportaciones muy ventajosas
para su economía.
A finales del siglo XVI la industria textil era la más importante en nuestro país, la
aparición del fenómeno “moda” supuso una verdadera revolución. Segovia fue el centro más
sobresaliente de toda Castilla 227 . Se fabricaban paños veintidosenos (veintidós hilos por
urdimbre). En el siglo XVII la calidad bajó, la demanda comenzó a caer; los artífices no
recibían ningún tipo de ayuda estatal y tenían excesiva presión fiscal. Por desgracia, España
perdió su clientela mas selecta ya que en el siglo XVI exportábamos guantes, tejidos y
mercaderías de lujo. Durante el XVII las damas se decantaron por adquirir tejidos extranjeros
siguiendo la moda francesa que proporcionaba colores nuevos. Los gremios españoles se
quedaron desfasados en este sentido228.
La clase burguesa era la artífice de la fabricación textil, que iba de los paños a las
sedas constituyendo un motor económico clave. Los cinco gremios mayores fundados en
Madrid en 1686 eran los siguientes: pañeros, sederos, drogueros, lanceros y joyeros. Las
artesanías estaban organizadas en gremios, siguiendo todavía el modo medieval229. En el siglo
XVIII esta estructura frenaba la productividad a gran escala siendo Cataluña la región que
empezó a abrir fábricas textiles donde trabajaban centenares de obreros230. Este modelo, que
se mantuvo vigente durante toda la centuria, había quedado caduco para responder a las
nuevas necesidades económicas y sociales de tal manera que:
227
Al comienzo del reinado de Felipe V la industria textil nacional se encontraba en franca decadencia, no
pudiendo -por su retraso técnico- competir con el resto de Europa. No obstante, a partir de 1709 se realizan
importantes encargos para la confección de uniformes militares con paños nacionales, lo cual supuso un
verdadero revulsivo. Nada menos que 10.000 uniformes fueron confeccionados por sastres de Madrid en esa
primera etapa, con tejedores de Villoslada y otras villas DE CASTRO, C.: A la sombra de Felipe V: José de
Grimaldo, ministro responsable (1703-1726). Madrid, 2004, p. 198.
228
DOMINGUEZ ORTIZ, A.: El antiguo régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias. Madrid, 2006. p. 277.
229
La abolición del régimen gremial se aprobó en 1813 en las Cortes de Cádiz.
230
DOMINGUEZ ORTIZ, A.: Ob. cit., p. 198.
112
“se les acusaba de construir una rígida armadura que encarecía los artículos y las innovaciones
y al mismo tiempo impedía o dificultaba el desarrollo industrial y los inventos técnicos”231.
La burguesía actuaba desde la familia, como la nobleza, y desde ella extendía su red.
Los valores del Antiguo Régimen eran extensivos a todas las clases sociales, ya que los
comerciantes enriquecidos deseaban formar parte de la nobleza, y el reconocimiento social de
la elite. El comercio dentro de nuestro país se veía afectado por diversas trabas entre ellas las
aduanas y “aduanillas”; Felipe V suprime las interiores (salvo las de Vascongadas y Navarra)
con motivo de agilizar la economía; aunque no se pudo igualar el régimen tributario por lo
hablar de las malas comunicaciones y las innumerables trabas administrativas:
“La realidad era la inexistencia de un mercado nacional, y sin un mercado nacional en sentido
estricto de comunicación generalizado de bienes y servicios entre las diferentes regiones del país es
evidente que tampoco hay economía nacional”232.
El reinado del primer Borbón con el consiguiente cambio de gusto influye
decisivamente en las artes textiles. Los terciopelos pesados y oscuros dejan paso a los rasos y
tafetanes livianos y luminosos. Se ponen de moda los tejidos labrados que siguen los modelos
decorativos franceses. La fundación de las Reales Fábricas comenzó después de la Guerra de
Sucesión dentro de una serie de medidas económicas233 que trataron de mejorar la balanza
exterior y ser menos dependientes del extranjero, fundamentalmente de Inglaterra y Francia.
Los cuatro monarcas españoles del siglo XVIII trataron de dinamizar la anquilosada situación
económica del país a través de la creación de estas instituciones:
“La falta de iniciativa privada impulso una acción tutelar del Estado mediante una política
intervencionista, bien fuera estimulando la capacidad del capital privado, o sustituyendo esta falta de
inversión por la acción del propio Estado como empresario y promotor industrial. En este contexto hay
231
PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 193.
Ibídem, pp. 347.
233
Sin embargo estas iniciativas han sido cuestionadas por diversos autores. "La experiencia de las fábricas reales
ha tenido mala prensa. Los economistas del siglo XVIII ya denunciaban la excesiva burocratización y la escasez
de beneficios. La crítica de las manufacturas reales se ha convertido en un tópico (...) El balance de las industrias
creadas con apoyo estatal durante el siglo XVIII no resulta muy fructífero (...) La fábrica de Guadalajara resultó
ser un sumidero de dinero público." (SUÁREZ FERNÁNDEZ, L., RAMOS PÉREZ, D., COMELLAS, J. L.,
ANDRÉS-GALLEGO, J.: Historia General de España y América. Vol. X-2º, Madrid, 1990. p. 24.
232
113
que entender la creación de las manufacturas dependientes de la Real Hacienda o en manos de
particulares, pero financiadas por el Estado y con regulación de privilegios y exenciones fiscales”234.
En 1702 y 1703 se abrieron fábricas de paños en Chinchón y Talavera; y las primeras
de algodón en Cataluña y fábricas de tejidos por toda España:
“En 1704 la fábrica de tapices de Madrid, en 1705 de paños en Calahorra y San Fernando, en
1723 la de Segovia y una compañía de comercio textil en Madrid. En 1726 se dicta un decreto
protector de las industrias de paños y sedas, y dos años más tarde se veda la entrada de lienzos
estampados de algodón y seda…”235.
La fábrica de paños de Valdemoro fue fundada en 1710 bajo la protección del
flamenco conde de Bergeyck 236 que contrató a veintisiete obreros de Flandes; lo mismo
ocurrió en la fábrica de paños de Guadalajara donde fueron a trabajar obreros holandeses:
“En suma, la industrialización española no puede concebirse sin el riguroso proteccionismo
borbónico del siglo XVIII”
237 238
.
Se dispusieron medidas proteccionistas con el fin de impulsar la industria textil, pero
paradójicamente, los reyes continuaron
encargando a París su vestimenta,
incluso
la
“canastilla” del Príncipe de Asturias fue confeccionada en Francia. El gobierno comenzó la
urgente reforma económica mediante la creación de talleres textiles, lo cual trajo consigo un
primer momento de actividad que, cuando encontró demanda para sus productos, hizo
necesaria la mecanización, es decir la importación de máquinas. Esta etapa será larga y
compleja, prolongándose hasta segunda mitad de siglo; momento en el que se empezará a
pensar en medidas liberalizadoras, libre tránsito de mercancías y libertad de comercio con
América.
En 1712 se concedió un privilegio Real para la Fábrica de cristal de la Granja de San
Ildefonso bajo protección real; y también se creó la Real Biblioteca, que era pública y recibía
constantemente libros de Francia. En 1713, la Real Academia de la Lengua Española, en 1730
234
PEÑALVER RAMOS, L. F.: “El complejo manufacturero de la Real Fábrica de Seda de Talavera de la Reina
(1785)”. Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Historia moderna, 1996, p. 359.
235
BOTTINEAU, Y.: Ob. cit., p. 480.
236
Superintendente general de finanzas en Flandes.
237
VOLTES, P.: Felipe V, fundador de la España contemporánea. Madrid, 1991, p. 378.
238
No obstante, otros autores sitúan –acaso con mayor propiedad- el incipiente desarrollo industrial español
durante la etapa final del reinado de Fernando VI. COMELLAS, J. L.: Ob. cit., p. 150.
114
la “Junta de Jurisprudencia Práctica”239, en 1734 la Real Academia de Medicina, en 1738 la
Real Academia de la Historia; y se establecieron las bases para la creación de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando 240 . Otro de los cambios significativos fue el
progresivo ascenso de la burguesía a puestos de
responsabilidad, siendo un claro ejemplo don
José Patiño, jefe del gobierno241.
Felipe V enviudó en 1714, unos meses
más tarde y a pesar de tener resuelta la cuestión
de la descendencia, optó por volver a contraer
matrimonio. La elegida fue la princesa italiana
Isabel de Farnesio La reina ejerció un papel
muy activo en decisivas cuestiones ya que su
pretensión residió en proporcionar a sus hijos un
futuro bien asentado242. Su perfil encajaba con
lo que se pretendía de una reina en el Siglo de
Miguel Jacinto Meléndez. Felipe V. 1727.
Biblioteca Nacional de España. Madrid.
las Luces, una persona cultivada, conocedora de
idiomas y versada en varias disciplinas. Su pasión por la belleza le llevó a formar una
espléndida colección pictórica que fue marcada con una blanca flor de lis, emblema de la
familia Farnesio243 aunque la corte española no tenía el esplendor ni la riqueza de la francesa:
239
Actual Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Creada durante el reinado de Fernando VI en 1752 aunque sus primeros estatutos fueron aprobados en 1744.
241
José Patiño nació el 11 de abril de 1666 en Milán, ciudad en la que se educó en los primeros años como
novicio de los jesuitas; pasó luego a Roma y abandonó de forma oscura la compañía de Jesús. En 1707 obtuvo
plaza en el Consejo de Órdenes, siendo también distinguido con la gracia de la orden de Alcántara. Desde el
Consejo de Órdenes fue trasladado a Extremadura como Superintendente General, llevando a cabo una brillante
gestión materializada en la instrucción particular que le fue aprobada el 1 de diciembre de 1711, a fin de ordenar
lo relativo a las rentas reales. A partir de marzo de 1713 desempeña el mismo cargo en Cataluña, y desde enero
de 1717 la intendencia de ejército y marina en Sevilla, juntamente con la presidencia del Tribunal de la
Contratación ESCUDERO LÓPEZ, J. A.: Los orígenes del Consejo de Ministros en España. Vol I, Madrid,
2001, p. 90.
242
Isabel de Farnesio (1692-1768) era una mujer de fuerte carácter y sumamente ambiciosa que no fue querida
por sus súbditos, aunque sí por su marido y sus hijos De su unión con Felipe V nacieron siete hijos de los cuales
seis llegaron a la edad adulta, algo verdaderamente notable para aquellos tiempos donde la mortalidad infantil
era pavorosa. Isabel había nacido en Parma, una corte culta y sofisticada. Los palacios en donde habitó estaban
adornados espléndidamente con obras de los mejores artistas italianos. La princesa mostró desde joven gran
inclinación por las artes recibiendo lecciones de pintura a partir de los once años. También fue muy aficionada a
la música, de hecho sabía tocar el clavicémbalo. Entre sus aficiones también se contaba la lectura y el
coleccionismo de libros. Véase, PÉREZ SAMPER, Mª. Á.: Isabel de Farnesio. Barcelona, 2003.
243
Hasta el siglo XVIII las pinturas de la Colección Real no fueron marcadas, las personas a su cargo la
supervisaban a través de los inventarios de bienes. El primer rey en marcar su colección particular fue Felipe V
para lo cual adoptó el emblema de la Casa Ducal de Borgoña, una cruz en forma de aspa. La necesidad de tener
mejor controladas las pinturas vino dada a raíz del pavoroso incendio del Alcázar de los Austrias que se produjo
240
115
Jean Ranc. La familia de Felipe V. 1723. Museo Nacional del Prado. Madrid.
”La corte es triste; sin embargo, es más brillante que en otro tiempo, a causa de las tropas que
forman la casa del rey. Hay seiscientos guardias de coros vestidos como los del rey de Francia; hay
guardias españolas y guardias valonas244, vestidos como los guardias franceses”245.
Felipe V e Isabel de Farnesio fueron grandes amantes de las artes, sobre todo de la música y
la pintura246. En 1721 se comenzó a levantar el palacio de La Granja de San Ildefonso., se ordenó
a Teodoro Ardenas la construcción de un pequeño palacio barroco con grandes jardines. Aunque
intervinieron varios arquitectos en su construcción aparte de Teodoro Ardemans, Procaccini,
Felipe Juvara y Sachetti. El conjunto, un magnífico ejemplo de arquitectura palatina
dieciochesca, es un pequeño Versalles al que Felipe V se retiró cuando cuando abdicó en 1724,
El 10 de enero de 1724 Felipe V comunicó al Consejo de Castilla su abdicación a la corona:
el día de nochebuena de 1734. El palacio, que era la residencia principal de la familia real española y la sede de
la corte, quedó reducido a cenizas. Su exterior era sobrio pero albergaba tal vez la mejor colección de pintura de
la época, formada por unos dos mil cuadros de los mejores artistas que había dado Europa hasta el momento. Se
estima que se perdieron unas quinientas pinturas además de un sinfín de obras de arte de todo tipo.
244
Las Guardias Españolas y Valonas vestían casaca larga y calzón azul turquí, con vuelta, collarín y chupa
encarnados. La casaca no presentaba solapas sino tres órdenes alternos de alamares en blanco, con tres alamares
por grupo, desde el collarín hasta el puente del calzón. El pico de los alamares miraba hacia el hombro. La vuelta
de los puños llevaba cuatro sardinetas también blancas (tres hasta 1789), con el pico hacia la mano.
245
GARCIA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 628.
246
Durante su estancia en Sevilla descubrió a Murillo, comprando todas las obras del pintor que pudo, más
adelante, en 1744 compró La sagrada familia del pajarito que se convirtió en su cuadro preferido y del que
nunca se separó. La reina mandó marcar sus pinturas con la flor de lis del escudo de los Farnesio, y así las
podemos admirar en el museo del Prado donde hoy día reside gran parte de su colección.
116
“Haviendo considerado de quatro años a esta parte, con alguna particular reflexión y madures,
las miserias de esta vida por las enfermedades, guerras y turbulencias que Dios ha sido servido
enviarme, en los 23 años de mi reinado y considerando también que mi hijo primogénito Don
Luis, Príncipe juarado de España, se halla en edad suficiente para regir y gobernar con acierto y
en justicia esta Monarquía he deliberado apartarme absolutamente del gobierno y manejo de ella,
renunciándola con todos sis Estados, Reynos y Señoríos, en el referido Príncipe Don Luis, y
retirarme con la Reyna, en quien he hallado un pronto ánimo y voluntad a acompañarme gustosa,
a este palacio y sitio de San Ildefonso, para servir a Dios desembarazado de otros cuidados,
pensar en la muerte y solicitar mi salvación”247
A pesar de su deseo de abandonar el trono, el rey debió reasumir sus funciones a los
siete meses ya que su hijo primogénito de diecisiete años de edad, proclamado Luis I de
España el 9 de febrero de 1724, falleció a causa de la viruela. En el retrato de la mano de
Houasse del futuro Luis I observamos que porta el hábito de novicio de la Orden del Espíritu
Santo, cuyos calzones siguen el modelo de “rhingrave”
usado en la moda cortesana francesa antes de la
implantación del traje militar, tal y como vimos en el
capítulo II. Por tanto un atuendo que había sido suprimido
desde hacía cincuenta años se mantenía vigente como
uniforme de los Caballeros de la Orden del Espíritu Santo.
La Granja de San Ildefonso fue concebida como un
retiro para el monarca cuya salud mental se encontraba
bastante debilitada. Para decorar el palacio los reyes
adquirieron una magnífica colección de pintura, escultura y
artes decorativas en general:
247
Michel-Ange Houasse. Luis I,
príncipe de Asturias. 1717. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
Véase, KAMEN, H.: Felipe V, el rey que reinó dos veces. Madrid, 2000.
117
“… siguiendo el ejemplo de todos los grandes monarcas, sabían muy bien la importancia que
el arte tenía para dar esplendor a un reinado. No era solo arte, era también política. Isabel de Farnesio
llegó a tener en su colección más de novecientas pinturas, gustaba de escenas familiares, infantiles y
galantes”248.
Es de nuestro interés la obra del pintor Michel-Ange Houasse (1680-1730), llamado en
1715 por Jean Orry, ministro de finanzas. El artista realizó retratos de la familia real y pintura
de género de pequeño formato. En su trayectoria se entrecruzan diversas herencias, desde
Poussin y los maestros barrocos italianos hasta los cuadros de género holandeses; en España,
también asimilará influencias, sobre todo la de Velázquez.
El pintor francés se convierte en un cronista de su tiempo a través de una serie de
escenas que nos permiten acercarnos a la vestimenta de la primera parte del reinado de Felipe
V. En El jardín de los monjes del monasterio de El Escorial aparece un caballero vestido a la
francesa pero enfundado en una capa, pieza que seguirá siendo un signo identitario del
hombre español. Sus escenas de género, que se encuentran en su mayor parte en los Reales
Sitios, son un ejemplo palpable de cómo la moda francesa se había asentado por completo en
la sociedad española. En Velada musical se recrea una escena de la sociedad elegante en la
Michel-Ange Houasse. El jardín de los monjes del monasterio de El Escorial. Palacio de la Moncloa.
Madrid.
248
PÉREZ SAMPER, Mª. Á.: Ob. cit., p. 363.
118
que se encuentran un grupo de elegantes damas y caballeros. Ellos con pelucas, grandes
casacas y zapatos abotinados, mientras que ellas lucen vestidos con tonos suaves y sencillos
moños al gusto del momento. La peluca no sólo la lucían los caballeros más principales sino
que se adoptó por otros tipos como podemos observar en esta escena donde el músico la lleva.
En La barbería (Palacio Real, Madrid), los mismos barberos a los que vemos en plena
faena llevan peluca empolvada. A su lado aparece la peluca y el sombrero de tres picos del
caballero que está siendo afeitado, mientras a la izquierda otro hombre (con la cabeza rapada)
aparece sentado esperando al arreglo de su correspondiente peluca. Tal y como venimos
comprobando la nueva moda era costosa ya que exigía de elementos ciertamente costosos
como las pelucas. El gasto en ropa del rey y su familia era desorbitado, pero el gobierno
siempre preocupado por los dispendios que
acarreaban los nuevos hábitos,
dictó una
“Pragmatica sancion, que Su Magestad
manda observar, sobre trages, y otras cosas,
año de 1723”. Ésta fue promulgada en San
Ildefonso el 15 de noviembre de 1723,
versando sobre la moderación en el vestir y
en todo tipo de gastos superfluos, como las
guarniciones de carrozas y coches, o el
número de mulas o caballos para el tiro.
También se trataba de regular el vestir de los
Michel-Ange Houasse. Velada musical. Palacio de
la Granja de San Ildefonso.
artesanos y profesiones liberales, "o mas
baxos" como obreros, labradores y jornaleros; asimismo los lutos y las dotes, etc249. El texto
insiste en consumir tejidos españoles y en limitar el uso de la seda en vestidos y guarniciones:
“como sean de fabricas destos reynos y sus ò de los de sus Dominios, y provincias amigas: y
para el consumo, y extincion de todo lo que toca à vestidos, encaxes y puntas que se traen al presente,
y ya viados, y lo demas que se prohibe en esta Pragmatica (…) Permito que las libreas que se dieren a
los Pages puedean ser casaca chupa y calçones de lana fino ù seda llanas fabricadas en estos mis
249
Esta pragmática fue impresa en diversas ciudades de España, entre las conocidas, Madrid, Sevilla, Barcelona.
Granada, Zaragoza, y Palma, conservándose varios ejemplares de las ediciones de Madrid y Sevilla.
119
Reynos, y en sus Dominios y no se han de poder dar ni traer capas de seda, ni fino de paño, bayeta,
raxa u otra cosa que no sea de seda ni aforradas en ella; y las medias han de poder ser de seda”250.
Pero el citado documento no fue el primero, el cual se dictó en 1716 mientras que el
último del reinado vio la luz en 1745. Se prohibían los tejidos extranjeros así como los hilos
de oro, plata, encajes y bordados en seda. Los militares y otra serie de profesionales quedaban
exentos de su cumplimiento251. Por otro lado, el luto causaba innumerables gastos en el vestir
Louis-Michel van Loo. La familia de Felipe V. 1743. Museo Nacional del Prado. Madrid.
no sólo de las personas sino de las casas y las iglesias. En la España de la Edad Moderna era
una costumbre observada por la sociedad; algunas disposiciones testamentarias se hacían eco
de la sencillez y humildad en el entierro pero por lo general se celebraban con gran fasto. En
Sevilla las exequias se celebraron con mayor pompa en el siglo XVIII que en el anterior252.
250
Pragmatica sancion, que su Magestad manda observar, sobre Trages, y otras cosas, año de 1723. Fondos
digitales Universidad de Sevilla.
251
PUERTA ESCRIBANO, R.: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa.
Cuadernos de arte. Valencia, 2000, p. 69.
252
MARTÍNEZ GIL, F.: Muerte y sociedad en la España de los Austrias. Cuenca, 2000, p. 538.
120
Uno de los hechos más curiosos del largo reinado de Felipe V fue el traslado de la
corte a Sevilla entre febrero de 1729 y mayo de 1733. La estancia de la corte durante cuatro
años en la capital hispalense constituye un hecho excepcional. Una de las razones que se
apunta para explicar el viaje real fue el deseo de la reina 253 de mejorar la salud del rey con la
intervención de algunos médicos expertos en terapia musical que había en la ciudad254. Por
desgracia en Sevilla, Felipe V sufrió una de sus crisis más largas y alarmantes255.
A pesar de sus continuos problemas de salud el rey vivió trece años más. En 1743 el
francés Van Loo realizó La familia de Felipe V , una gran pintura cortesana que se puede
considerar símbolo de un época; en ella los reyes aparecen rodeados de sus hijos y nietos en
un escenario palaciego. Isabel de Farnesio, que se encuentra en el centro de la composición,
apoya su brazo en el rico cojín que sostiene la corona. Tanto su atavío como el de las restantes
damas sigue los preceptos de la moda rococó del momento a través de vestidos “a la francesa”
con profundo escote, petos adornados con joyas de pecho, cinturas de avispa, pequeños
moños y cabezas empolvadas adornadas con tembladeras256. El rey y sus hijos llevan pelucas
también empolvadas, grandes casacas guarnecidas con hilo de oro y plata, y medias recogidas
sobre las rodillas. Todos los tejidos y encajes se reproducen con gran verismo. La
composición rezuma riqueza y teatralidad siguiendo los preceptos en indumentaria que
marcaba la corte de Versalles; La familia de Felipe V supone la obra cumbre en el ámbito del
retratística de las transformaciones que trajo consigo la nueva dinastía.
253
Durante su estancia en Sevilla descubrió a Murillo, comprando todas las obras del pintor que pudo, más
adelante, en 1744 compró La sagrada familia del pajarito que se convirtió en su cuadro preferido y del que
nunca se separó. La reina mandó marcar sus pinturas con la flor de lis del escudo de los Farnesio, y así las
podemos admirar en el museo del Prado donde hoy día reside gran parte de su colección.
254
PEREZ SAMPER, Mª. A: Ob. cit., p. 388.
La mayor afición del rey y consuelo a sus desdichas era la música. Hicieron venir a España al gran cantante
Farinelli en 1737 nombrándolo “Músico de cámara de SS.MM”, con una paga anual de 135.000 reales de vellón.
255
Los desequilibrios mentales de Felipe V fueron agravándose con el tiempo de tal manera que pasaba días
enteros sin salir de la cama y sin querer lavarse, dormía de día y estaba despierto de noche, obsesionado con la
muerte y con comportamiento era absolutamente disparatado por desgracia la estancia en la capital hispalense lo
mejoró su estado de salud. “El rey, afligido durante años por una condición mental incurable, intentó la tarea
imposible de seguir un extraño horario, al tiempo que todo el mundo que le rodeaba seguía otro. Su incapacidad
periódica originó una de las monarquías más extrañas del siglo. Muy rara vez, en la Europa moderna, un reino
había sido gobernado desde el lecho de un enfermo” KAMEN, H.: Ob. cit., p. 269. “Felipe V era un anormal,
con periodos de lucidez y otros en que frisó la locura completa; sus obsesiones y ridículas” DOMÍNGUEZ
ORTIZ, A.: La sociedad española en el siglo XVIII. p. 25.
256
ARANDA HUETE, A.: “Aspectos tipológicos de la joyería femenina española en el reinado de Felipe V”.
Anales de Historia del Arte. Madrid, 2000, p. 219.
121
III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda y el patrocino de la industria
sedera.
En 1746 subió al trono Fernando VI, el prudente, el primer rey de la dinastía Borbón
nacido en España. Hijo de Felipe V y su primera mujer María Luisa de Saboya, su mandato
duró trece años y no dejó herederos257, el periodo fernandino se caracterizó por la estabilidad.
Se rodeó de ministros capaces y junto con ellos destacó por su interés en el progreso artístico,
la creación de varias academias y el impulso de las ya existentes como la de la Lengua y de la
Historia. Fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid en 1752 y en
Sevilla, en 1751, la Academia de la Buenas Letras con título real. En principio, Fernando no
estaba destinado a reinar pero de sus tres hermanos dos murieron en la infancia y su hermano
mayor, Luis fue rey solamente siete meses en 1724, ya que murió prematuramente aquejado
por la viruela. El infante se convirtió en príncipe de Asturias con once años. Siendo
adolescente se concertaron sus esponsales, la elegida fue Bárbara de Braganza, hija de Juan V
de Portugal258; la ceremonia matrimonial se celebró en Badajoz en 1729259.
El reinado de Fernando VI trajo consigo una etapa de paz y estabilidad. A mediados
del siglo XVIII parte de la sociedad española había sucumbido al afrancesamiento, una nueva
forma de vida que afectó profundamente, no sólo a la indumentaria, sino también a los
modales y relaciones sociales que adoptaron, en primer lugar, las capas altas para más
adelante pasar a las restantes. Los nuevos usos hicieron que hombres y mujeres se reunieran,
en muchas ciudades se construyeron paseos y se abrieron cafés.
257
Al morir su mujer, el rey literalmente enloqueció, retirándose al castillo de Villaviciosa de Odón donde se
abandonó totalmente. Después de un terrible año en el que desatendió sus deberes como monarca y preso de
ataques de ira y angustia y víctima de una tremenda depresión, falleciendo con solo 45 años.
Bárbara
de
Braganza falleció a causa de un cáncer de útero. La reina había sido querida por su pueblo pero su testamento
fue considerado un ultraje (teniendo en cuenta que la dote que había entregado no fue muy cuantiosa) ya que
dejó la práctica totalidad de su fortuna, unos siete millones de reales, a su hermano el infante de Portugal Don
Pedro. Corrieron pasquines criticándola duramente, tachándola de estéril y avariciosa. Fernando VI intentó el
suicido en varias ocasiones, fue presa de ataques de ira maltratando a las personas que le servían, incluso llegó a
hacerse el muerto. Dejó de dormir en la cama para hacerlo en una silla. En definitiva, un comportamiento
absolutamente disparatado. Lo más probable es que tuviera un cuadro maniaco-depresivo con ataques de
epilepsia. Véase, VOLTES, P.: Fernando VI, Barcelona, 1996.
258
Bárbara de Braganza estaba muy preparada intelectualmente, hablaba varios idiomas y tocaba el clave. Su
maestro de música fue nada menos que Scarlatti. Cuando se convirtió en reina protegió a Farinelli, el célebre
“castrato” italiano de voz prodigiosa que había sido llamado a la corte española por su suegra. Durante los largos
años que pasaron siendo príncipes de Asturias, incluso fueron en ocasiones apartados de la corte no pudiendo
realizar actividades en público.
259
Se escogió ese enclave porque era la ciudad española más cercana a Portugal pero no se pensó en que sus
arcas no estaban preparadas para recibir con el agasajo que merecían a tan ilustres visitantes.
122
El monarca creó la Compañía de Fábricas y de Comercio que tenía como objetivo
relanzar la industria sedera toledana y que estaba relacionada con fábricas de Granada, Sevilla
y Extremadura. Una de las más importantes fábricas del siglo bajo titularidad de la Corona fue
la Fabrica de Tejidos de Seda, Plata y Oro de Talavera de la Reina. Inaugurada por el mismo
rey en 1748, y en cuya fundación tuvo un papel clave su ministro José de Carvajal. En la
manufactura se llevaba a cabo todo el proceso desde el cultivo y cría de los gusanos hasta el
hilado, teñido y tejido además de la creación de los modelos. En Talavera se confeccionaban
sedas labradas al modo de Lyon, pero también tejidos lisos y elementos decorativos para
indumentaria civil, religiosa y para la decoración260. El primer director fue el francés Juan
Domingo Martínez. Carro del pregón de la máscara. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla.
Ruliere, que contrató solamente a tejedores extranjeros, fundamentalmente franceses, con el
fin de enseñar paulatinamente todo el proceso a los españoles261.
Durante su reinado se abrieron las siguientes Fábricas Reales: la Real Fábrica de
Paños en San Fernando de Henares en 1746, la del mismo nombre en Brihuega en 1750 como
una sucursal de la de paños de Guadalajara. La Real Fábrica de Paños de Ezcaray en 1752
260
BATISTA DOS SANTOS, A. F.: Los tejidos labrados en la España del siglo XVIII y las sedas imitadas del
arte rococó en Minas Gerais (Brasil). Análisis formal y analogías. Valencia, 2009, p. 55.
261
PEÑALVER RAMOS, L. F.: “El complejo manufacturero de la Real Fábrica de Seda de Talavera de la Reina
(1785)”. Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Madrid, 1996, p. 364.
123
llamada también Fábrica de Santa Bárbara. Por último, en 1759 se abrieron las Reales
Fábricas de Lencería en la Granja de San Ildefonso y en León. En 1753, para potenciar la
industria sedera valenciana se trasladó a dicha ciudad la Real Casa Fábrica de los Cinco
Gremios Mayores de Madrid por su gran cantidad de maestros y su mejor ubicación para el
comercio a través de su puerto262. En Sevilla se construyó la Real Fábrica de Tabacos (la
primera de Europa) que comenzó a funcionar en 1758. El director de la Fábrica de Tabacos
don José Antonio de Losada encargó a Domingo Martínez una serie de ocho grandes lienzos
que describen las celebraciones que tuvieron lugar en las calles de Sevilla con motivo de la
ascensión al trono de España de Fernando VI en 1746. Tanto los festejos, como los lienzos
del mismo tamaño y marco fueron costeados íntegramente por la Real Fábrica de Tabacos,
asimismo se publicó un grueso volumen que describía el magno acontecimiento. La fiesta era
un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un instrumento de ostentación y
propaganda. La cultura barroca era fundamentalmente visual, su objetivo radicaba en
impresionar al espectador por lo que se gastaban cifras considerables en este tipo de actos. Se
levantaban arquitecturas efímeras y se engalanaban las ciudades a pesar de que la situación
económica no estaba para tales dispendios, pero era el precio de la paz social.
Las pinturas de Domingo Martínez son un valioso testimonio ya que nos permiten
comprobar cómo era la Sevilla de la época. El cortejo pasa por delante de la catedral, del
palacio arzobispal y del ayuntamiento (cuyo piso alto todavía no estaba labrado). La ciudad
aparece engalanada y repleta de público observando la procesión que consta de una serie de
carrozas fastuosamente decoradas con personajes disfrazados que hacen alusión a las futuras
alegrías que traería el nuevo reinado. La clase alta presencia el cortejo desde los balcones que
aparecen abarrotados de damas lujosamente ataviadas a la moda, es decir, con vestido “a la
francesa”, pelucas empolvadas y elegantes abanicos. Así mismo los caballeros lucen el traje a
la francesa compuesto por casaca, chupa y calzones, zapatos abotinados, pelucas empolvadas
y sombreros de tres picos. La serie también nos muestra la indumentaria de las clases
populares a través de hombres con gran capa y chambergo y mujeres con sencillo corpiño
sobre la camisa, saya y delantal.
262
GARZÓN PAREJA, M.: La industria sedera en España: El arte de la seda de Granada. Granada, 1972, p.
89.
124
Domingo Martinez. Carro del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla.
Otro de los importantes logros del periodo fue la elaboración de un catastro que ha
pasado a la historia como el catastro de Ensenada263, realizado en la Corona de Castilla sin
incluir al País Vasco. Fue puesto en marcha por Real Decreto de Fernando VI de 10 de
octubre de 1749, como paso previo a una reforma fiscal, que sustituyera las complicadas e
injustas rentas provinciales por un solo impuesto, la llamada Única Contribución que no se
llegó a implantar. Entre 1750 y 1754 todas las poblaciones de Castilla fueron sometidas a un
interrogatorio constituido por cuarenta preguntas264 por medio de las cuales se pretendía un
mejor conocimiento de la población y sus circunstancias.
III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo.
263
Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1707-1781). Marqués de la Ensenada.
Nombre de la población, jurisdicción, extensión y límites, tipos de tierras, árboles,; medidas de superficie y
capacidad que se usan ; especies, cantidad y valor de los frutos; diezmos y primicias; minas, salinas, molinos y
otros "artefactos"; ganados; censo de población, con vecinos, jornaleros, pobres de solemnidad, censo de
clérigos y conventos; casas y otros edificios; bienes propios del común , sisas y arbitrios, gastos del común,
como salarios, fiestas, empedrados, fuentes, impuestos ; actividades industriales y comerciales, con la utilidad de
los bienes o servicios producidos: tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías, puentes, barcas sobre ríos,
mercados y ferias, hospitales, cambistas y mercaderes, tenderos, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos,
arrieros etc.; albañiles, canteros, albéitares, canteros, herreros, zapateros etc.; embarcaciones; bienes enajenados
y rentas propias del Rey. (http://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController?accion=2&opcion=10).
264
125
A su muerte le sucedió su hermanastro Carlos III, uno de los reyes de España mejor
considerados por la historia. El monarca desarrolló su función con la experiencia que había
adquirido durante veinticinco años ocupando el trono de Nápoles y Sicilia bajo el nombre de
Carlos VII. Ejerció el despotismo ilustrado, y fue sin duda el rey español más preparado y
eficaz del siglo XVIII. Su carácter era metódico hasta el extremo y poco dado al
esparcimiento, por lo que la corte española no tenía la brillantez y el boato de otras europeas.
El rey quedó viudo nada más llegar a Madrid y no volvió a contraer matrimonio ya que su
descendencia estaba asegurada. De su matrimonio con María Amalia de Sajonia (1724-1760)
tuvo trece hijos de los que siete llegaron a la edad adulta.
El
haber
sido
testigo
de
los
problemas mentales de sus antecesores, su
padre Felipe V y su hermano Fernando VI, le
llevó a asumir que la vida ociosa era insana
por lo que siempre estaba ocupado en algo.
Carlos fue un hombre muy devoto y piadoso,
su confesor franciscano durante más de
veinticinco años llamado Joaquín de Eleta,
tuvo un papel destacado en algunas de sus
decisiones. Cada día seguía el mismo ritual:
se levantaba temprano, oía misa, iba a ver a
sus hijos y trabajaba en los asuntos de
Estado. Mas tarde comía en público, recibía
audiencias y dormía un rato. Las tardes las
dedicaba a la caza. Según cuentan las
Pierre Joufroy. Retrato del marqués de la Ensenada.
Hacia 1770. Museo de Valladolid
crónicas era un hombre amable, de trato sencillo y vida extremadamente ordenada. El conde
de Fernán Núñez265, que fue durante años su ayuda de cámara, nos dejó esta semblanza:
265
Carlos José Gutiérrez de los Ríos y Rohan-Chabot (1742-1795), fue gentilhombre de cámara del Rey con
ejercicio y embajador en Francia y Portugal.
126
“Su vestido era el más
sencillo
y
Cuando
modesto.
tenía
que
vestirse de gala, se ponía
de muy mala gana, sobre
la chupa de campo, un
vestido
rico
de
tela
guarnecido por una rica
botonadura de diamantes.
De
este
modo
se
presentaba a la Corte, a
la capilla y al besamanos,
y luego que pasaban las
Luis Paret. Carlos III comiendo ante su corte. Hacia 1775. Museo Nacional del
Prado. Madrid.
dos o tres horas de la
ceremonia, apenas había
entrado en su cámara, se quitaba la casaca echando un gran suspiro y diciendo ¡Gracias a Dios!” y
continuaba: “Estrenar vestido, zapatos o sombrero nuevo era para S.M un martirio”266.
Durante el reinado del rey Carlos III se fundaron una serie de manufacturas: La Real
Fábrica del Buen Retiro en 1760 por iniciativa del propio monarca y la Real Fábrica de
Platería Martínez en 1778. Siendo rey de Nápoles fundó la fábrica de Capodimonte267. Por
otro lado, el rey y su gobierno emprendieron una reforma de la Hacienda:
“y diez años después se presentaba un proyecto de contribución única dividida en tres
secciones: real, industrial y comercial"268.
A comienzos su reinado, se produjo el motín de Esquilache a consecuencia de un
bando publicado en 1766 sobre la prohibición de una serie de prendas de vestir. Antes ya se
266
Véase, GUTIERREZ DE LOS RÍOS, J.: Vida de Carlos III. Madrid, 1988.
El enlace entre el monarca napolitano y María Amalia de Sajonia despertó enseguida en el joven Rey el
interés por el conocimiento del secreto de la auténtica porcelana, a imitación de su suegro. Sus deseos quedaron
plasmados con la construcción de la Fábrica de Capodimonte a semejanza de la manufactura de Meissen. Una
vez como rey de España mandó llamar a artesanos especializados de Nápoles. La futura fábrica comenzó en un
jardín del en el Real Palacio de Nápoles. Posteriormente se proyectó el edificio en la Alameda de Capodimonte,
las primeras piezas de porcelana se fabricaron en 1743. El rey se ocupó personalmente de la fábrica, contratando
obradores de Alemania y Viena.
268
Toynbee, Arnold y otros. Historia de España. Ed. Marín. Barcelona, 1981, p. 76 y ss.
267
127
habían producido varias prohibiciones sobre llevar la
cara tapada, concretamente el bando del 9 de julio de
1716 repetido en 1723, 1729, 1740 y 1745 prohibía
expresamente llevar oculto en rostro:
“Ninguna persona de qualquier estado,
calidad o distinción u de fuero militar u otro alguno,
sea osado de andar embozado por esta Corte, tanto
con motera como con gorro calado y sombrero, u
otro qualquier género de embozo que oculte el rostro,
especialmente en los corrales de comedias”269.
El bando del 10 de marzo de 1766 pretendía
el abandono de las capas largas y los sombreros de
ala ancha, indumentaria propia de los delincuentes:
Francisco de Goya. Paseo de Andalucía o
La maja y los embozados. 1777. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
“quiero y mando que toda la gente civil...y
sus domésticos y criados que no traigan librea de las que se usan, usen precisamente de capa
corta (que a lo menos les falta una cuarta para llegar al suelo) o de redingot o capingot y de
peluquín o de pelo propio y sombrero de tres picos, de forma que de ningún modo vayan
embozados ni oculten el rostro; y por lo que toca a los menestrales y todos los demás del
pueblo (que no puedan vestirse de militar), aunque usen de la capa, sea precisamente con
sombrero de tres picos o montera de las permitidas al pueblo ínfimo y más pobre y mendigo,
bajo de la pena por la primera vez de seis ducados o doce días de cárcel, por la segunda doce
ducados o veinticuatro días de cárcel... aplicadas las penas pecuniarias por mitad a los pobres
de la cárcel y ministros que hicieren la aprehensión.”
La hambruna se extendía por la escalada de precios de los productos básicos (el pan
duplicó su precio en cinco años) 270 y los salarios se hundían. Las crisis de subsistencia
pasadas permanecían en la memoria colectiva y existía una profuna animadversión hacia los
ministros extranjeros ya que sus medidas económicas no aliviaron la carestía de la población.
269
Novísima recopilación (supra 1) 6.13.10. PÉREZ MARTÍN, A.: “El derecho y el vestido durante el Antiguo
Régimen”. Anales de Derecho nº16. Murcia, 1998, p. 266.
270
El salario medio de un peón era de 4 reales, por tanto con la escalada de los precios con este dinero sólo podía
comprar tres piezas de pan. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Carlos III y la España de la Ilustración. Madrid, 1990, p.
101
128
El gobierno pretendía terminar con el uso de la capa larga y el chambergo 271, ya que los
delincuentes los utilizaban para encubrirse; el objetivo era preservar el orden público y
modernizar a una sociedad anquilosada272.
El 10 de marzo de 1766, las calles de Madrid se vieron salpicadas con carteles que
prohibían a la población el uso de la capa y el sombrero. Estalló el motín por las calles de la
capital, la plebe destruyó miles de farolas que se acababan de colocar, asaltaron y saquearon
la residencia 273 de Esquilache y fueron hasta las misma puertas del Palacio Real a pedir
cuentas al rey. Dicho motín tuvo una significación más profunda de la que popularmente se le
atribuye 274 ya que los pasquines contra el bando ministerial se vieron en ciento veintiséis
localidades, de entre las cuales treinta y nueve sufrieron revueltas. Las autoridades para
convencer a la población se habían hecho eco de que la capa “a la española” siempre había
sido corta y no larga, por lo tanto convenía continuar con esta tradición. En cualquier caso, tal
y como veremos más adelante los hombres siguieron usando capa aunque los protocolos no
nos informan de su tamaño.
En el terreno artístico Carlos III quiso mejorar las malas condiciones de la capital, a
través de intervenciones en diversas infraestructuras y su embellecimiento, así mismo fue el
272
“Es sabido que desde tiempo atrás el Gobierno español deseaba transformar muchas cosas de la vida nacional,
y una de ellas era la manera de vestirse de las clases populares, sobre todo de los madrileños. Las capas
enormemente largas, que permitían un concienzudo embozo bajo el cual todos podían esconderse; los grandes
sombrerazos de ala anchísima, el llamado sombrero gacho o, mejor, chambergo, que ejercía una demasiado
eficaz protección y vertía impenetrable sombra sobre el rostro. El rey Carlos III, a la vez que establecía, no sin
protestas, el alumbrado público, quería levantar las alas que ocultaban los rostros de sus vasallos: el espíritu de la
Ilustración, de las luces, por ser verdaderamente sincero -la gran fe de la época- descendía a los detalles más
materiales y humildes. Yo pienso que estas razones utilitarias -seguridad pública, conveniencia de que se pudiera
reconocer a los delincuentes- no eran más que apariencia: la justificación “objetiva” de otras razones más hondas,
“estéticas”, “estilísticas”: los hombres del Gobierno de Carlos III sin duda sentían malestar ante aquellos
hombres tan de otro tiempo, tan distintos de lo que se usaba en otras partes, tan arcaicos. Yo creo que la aversión
a la capa larga y al chambergo era una manifestación epidérmica de la sensibilidad europeísta y actualísima de
aquellos hombres que sentían la pasión de sus dos verdaderas patrias: Europa, y el siglo XVIII”. MARÍAS, J.:
Meditaciones sobre la sociedad española. Madrid, 1966, p. 105.
273
La llamada “Casa de las Siete Chimeneas” está ubicada en actual plaza del Rey . Hoy es una sede del
Ministerio de Cultura.
274
"El motín no había sido pues un hecho accidental, sino que hubo una dirección inteligente y un propósito
político que repercutió en varias provincias. Hubo plan, organización y objeto. En las distintas versiones
antiguas del suceso se insiste en que el alboroto no estalló de improviso quien ha movido esto es gente muy rica".
Se ha subrayado el sentido religioso del motín y que quisieron defender la religión, que en su opinión iba
decadente. Se dijo que semejantes bullicios no sólo eran lícitos, sino meritorios, y que algunos de los heridos
llevados a los hospitales, no quisieron confesarse porque morían mártires y tenían la salvación asegurada"
MARTÍ GILABERT, F.: Carlos III y la política religiosa. Madrid, 2004, p. 101.
129
primer rey que habitó en el
Palacio Real 275 . Una de las
manufacturas
que
vivió
su
momento de mayor esplendor
fue la Real Fábrica de Tapices
de Santa Bárbara, fundada en
1720, con Antón Rafael Mengs
como director desde 1762. El
checo llamó a una serie de
jóvenes pintores españoles para
realizar
futuros
cartones
tapices
temática
desarrollado
que
para
los
variando
la
se
había
anteriormente
Francisco de Goya. La merienda. 1776. Museo Nacional del Prado.
Madrid.
hacia la representación de asuntos populares que gozaban de gran aceptación por parte de las
élites. Francisco de Goya recibió su primer encargo 276 en 1776, cuyos tapices estaban
destinados al comedor de los príncipes de Asturias en el palacio de El Pardo. Los cartones del
maestro aragonés nos acercan a la indumentaria de las clases populares, lo cual es de gran
interés para conocer el fenómeno del majismo, cuya indumentaria veremos en los capítulos
dedicados a la moda masculina y femenina.
Dentro del terreno económico cabe destacar la liberalización parcial del comercio
exterior, y a partir de 1778 el de América a través de un decreto. Se suprimió la Casa de
Contratación, permitiendo la creación de compañías internacionales, según la tradición de
Holanda y Francia y se abrieron nuevos puertos en la península y América para destinados al
comercio:
“Como desde mi exaltación al Trono de España fue siempre el objeto de mis atenciones y
cuidados la felicidad de mis amados vasallos de estos Reynos y los de las Indias, he ido dispensando a
unos y a otros las muchas gracias y beneficios que deben perpetuarse en su memoria y reconocimiento.
275
La construcción comenzó en 1738, según trazas de Juvarra. Al fallecer éste, se encargó el proyecto a Juan
Bautista Sachetti. Ventura Rodríguez es el responsable de la Capilla Real. Sabatini, llamado a Madrid por
Carlos III en 1760, lo concluyó. CHUECA GOITIA, F.: El Palacio Real de Madrid, León, 2000, p. 16 y ss.
276
Formado por: La maja y los embozados, La merienda a orillas del Manzanares, El baile de San Antonio de la
Florida, La riña en la Venta Nueva, El bebedor, El quitasol, La cometa, Los jugadores de naipes, Niños inflando
una vejiga y Niños cogiendo fruta.
130
Y considerando Yo, que solo un Comercio Libre y Protegido entre Españoles Europeos y Americanos
puede restablecer en mis Dominios la Agricultura, la Industria (...)".
La sociedad española seguía durante el reinado de Carlos III anclada en viejas
premisas que en parte frenaban el desarrollo de la nación. Los trabajos manuales se
consideraban despreciables, de hecho ser aristócrata impedía la realización de una serie de
actividades que se consideraban indignas, mentalidad que produjo en España un gran atraso
económico con respecto a otros países. El asunto generaba una gran polémica aunque es
sabido que algunos nobles poseían fábricas textiles o negocios mercantiles. Un ejemplo lo
constata: en 1706 la gran mayoría de las fábricas de paños en Segovia estaban en manos de
hidalgos. En Sevilla cabe destacar a los marqueses de Moscoso, herederos del acaudalado
mercader de origen flamenco Miguel de Neve, que incluso llegaron a participar en el
Consulado de Mercaderes277. La dignificación del trabajo no es una realidad hasta el reinado
de Carlos III y concretamente hasta la Real Cédula de 18 de marzo de 1783, en la que se
declaró que todos los oficios son honestos y honrados, que no envilecen a quien los practica
y que no inhabilitan para realizar cualquier cargo público278:
“Declaro que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios del herrero,
sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y honrados; que el uso de ellos no
envilece la familia ni la persona del que lo ejerce; ni la inhabilita para obtener los empleos municipales
de la república en que están avecindados los artesanos y menestrales que los ejercitan; y que tampoco
han de perjudicar las artes y oficios para el goce y prerrogativas de la hidalguía, a los que la tuvieren
legítimamente... siendo exceptuados de esta regla los artistas o menestrales o sus hijos que
abandonasen su oficio y el de sus padres y no se dedicaren a otro o a cualesquiera arte o profesión con
aplicación y aprovechamiento aunque el abandono sea por causa de riqueza y abundancia; en
inteligencia de que mi Consejo, cuando hallare que en tres generaciones de padre, hijo y nieto ha
ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de
utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá concederse al que se
supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que promueve y conserva su aplicación”.
En 1783279 se dictó la última pragmática suntuaria, hemos venido hablando de la larga
lista de pragmáticas contra el lujo que se produjeron en España. Estas leyes tenían diversos
277
Véase, VILA VILAR, E.: Los mercaderes sevillanos y el destino de la plata de Indias. Sevilla, 2001.
PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 198.
279
SEMPERE Y GUARIÑOS, J.: Historia del luxo y de las artes suntuarias en España. Madrid en la Imprenta
Real, 1788. Valladolid, Ed. Maxtor, 2008, p. 172.
278
131
objetivos, trataban de salvaguardar y proteger el mercado nacional frente a las importaciones
extranjeras pero no se debe pasar por alto que una de sus principales cuando hallare que en tres
generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las
fábricas con adelantamientos notables y de utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la
distinción que podrá concederse al que se supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que
promueve y conserva su aplicación”.
En 1783280 se dictó la última pragmática suntuaria, hemos venido hablando de la larga
lista de pragmáticas contra el lujo que se produjeron en España. Estas leyes tenían diversos
objetivos, trataban de salvaguardar y proteger el mercado nacional frente a las importaciones
extranjeras pero no se debe pasar por alto que una de sus principales características residía en
que las diferentes clases sociales fueron diferenciadas por su manera de vestir. Durante el
reinado de Carlos III comenzó el fenómeno social denominado majismo, estamos en pleno
despotismo ilustrado y se cultiva el neoclasicismo; la sociedad elegante mira hacia Francia
pero hay un sector de la población que reivindica lo autóctono:
“(…) el pueblo se opone y sigue aferrado al barroco; gusta del teatro viejo, de los romances de
ciego, de las historias truculentas de santos y pecadores. (…) Valora la juventud en función del garbo
y arrojo de hombres y mujeres: estas cualidades deben percibirse en el modo de vestir, en el modo de
cantar, bailar y hacer el amor. (…) este cuidado que ponen el majo en su capa o cofia, la maja es sus
peines o jubones, esta preocupación por el gesto de la cabeza o de las manos y por el meneo es muy
privativa (…). En 1770 ó 1780 la máxima aspiración de un hijo o hija del pueblo de Madrid era ir lo
más adornado que se pudiera”281.
El majismo pone en valor la estética andaluza en danzas y costumbres populares. Su manera
de vestir fascinará a cierta nobleza española:
“El majo andaluz viene a entronizar de forma definitiva el tópico nacionalista, aunque todavía
en sus formas mas primitivas. Su apasionamiento barroco y popular, tal vez habría que decir español,
es un reducto contra el predominio de la razón neoclásica y el elitismo”282.
280
SEMPERE Y GUARIÑOS, J.: Historia del luxo y de las artes suntuarias en España. Madrid en la Imprenta
Real, 1788. Valladolid, Ed. Maxtor, 2008, p. 172.
281
CARO BAROJA, J.: Temas castizos. Madrid, 1980. pp. 99-100.
282
CASTILLA URBANO, F.: El análisis social de Julio Caro Baroja: empirismo y subjetividad. Madrid, 2002.
p. 264.
132
III.4. Carlos IV, primera década de su reinado. María Luisa de Parma como “esclava de
la moda”.
El hecho de que Carlos III quedara viudo nada más llegar a España y su sencillo
carácter no dado al esparcimiento, propició que la corte española no tuviera el brillo de otras
europeas. Su hijo y sucesor el futuro Carlos IV283 contrajo matrimonio en 1765 con su prima
hermana María Luisa de Parma (hija de Felipe de Parma e Isabel de Francia, por tanto nieta
de Luis XV y prima hermana de Luis XVI). La pareja, que permaneció veinte años en el trono,
tuvo catorce hijos de los que solamente cinco llegaron a la vida adulta. Carlos IV asumió los
destinos del país en un momento de gran complejidad política. Europa vivía conmocionada
por la Revolución Francesa, a raíz de la muerte de su primo Luis XVI en la guillotina el rey
rompió relaciones con el país vecino. Después de una serie de desavenencias que habían
surgido con su ministro el conde de Aranda, éste fue destituido y Manuel Godoy284, que había
protagonizado una meteórica carrera de ascensos, fue nombrado primer secretario de Estado y
del Despacho. Entre 1793 y 1795 se produjo la llamada guerra de la Convención entre la
Francia republicana y España cuyo resultado fue nefasto para nuestro país.
283
Carlos IV era alto, corpulento y gran nariz como su padre. Fue muy aficionado a las artes y a la pintura no en
vano había sido criado en Nápoles. Era un gran aficionado a los relojes, a los que daba cuerda constantemente, y
a la música. Tocaba el violín y adquirió una colección de varios Stradivarius que se conservan en el Palacio Real
de Madrid. Los retratos del rey nos lo muestran normalmente con el traje “a la francesa” en colores alegres como
el rojo, también aparece con tonos pastel como el azul celeste en el retrato de la mano de Francisco Bayeu de
1790 que se encuentra en la Academia de San Fernando.
284
Véase, LA PARRA LÓPEZ, E.: Manuel Godoy: la aventura del poder. 2002
133
Durante la última década del siglo XVIII se
produjeron una serie de cruciales transformaciones
en
indumentaria,
fundamentalmente
en
la
femenina. La sociedad se tambaleaba y fruto del
momento político llegó de Francia una nueva
manera de concebir la belleza femenina mientras
que dentro de nuestras fronteras se asentó con gran
fuerza el majismo, y no solamente entre las clases
populares. Carlos IV y María Luisa de Parma,
como príncipes de Asturias, encargaron una serie
de tapices sobre temas populares. Eran entusiastas
de los festejos y diversiones y deseaban decorar
sus residencias con tapices que reflejaran la
sociedad española del momento.
Francisco de
Goya realizó entre 1775 y 1792 varias serie de
Francisco de Goya. Carlos IV. 1789.
Museo Nacional del Prado. Madrid.
cartones para tapices destinados a la Real Fábrica
de Santa Bárbara. La colección de cartones de
Francisco de Goya. El pelele. 1791-1792.
Museo Nacional del Prado. Madrid.
Goya, que se encuentra íntegramente en el museo del Prado, nos es de gran ayuda ya que
ilustra a la perfección la indumentaria de los tipos populares de la España del momento.
La figura del majo está presente en muchas comedias de la época, como en las de
Ramón de la Cruz. El género teatral adquirió una gran relevancia en la sociedad y el tipo
personajes populares que protagonizaban las comedias “seducían al público con aquella
presentación tan a lo vivo sobre las tablas de los desplantes de majos y majas”285.
Lo plebeyo se puso de moda, se consideraba más auténtico y real; las actrices españolas
contribuyeron destacadamente al desarrollo y configuración de esta corriente indumentaria
que era, sin duda, un reflejo de una parte de la sociedad española. Este prototipo se fue
nutriendo de elementos que formaban parte de la indumentaria tradicional, pero
paulatinamente se constituyó en un estilo propio con sus propias señas de identidad que fue
aceptado, adoptado y difundido por todos los estamentos sociales, incluida la aristocracia. La
literatura del momento se hace eco de este choque cultural entre el afrancesado y el majo
285
MARTÍN GAITE, C.: Ob. cit., p. 99.
134
expresado a través de la forma de vestir y las costumbres, pero con un trasfondo social de
mayor calado.
A principios del reinado de Carlos IV se produjeron una serie de iniciativas con el fin
de contener el derroche que los excesivos gastos en indumentaria venían ocasionando. Hemos
venido analizando cómo desde el siglo XVI se trataron de acometer una serie de reformas en
este sentido a las que la sociedad hizo caso prácticamente omiso. En 1788, se publicó en la
Imprenta Real de Madrid Discurso sobre el lujo de las Señoras y proyecto de un traje
nacional. La propuesta residía en la idea de uniformizar la vestimenta femenina a fin de paliar
los enormes gastos que conllevaba, esta iniciativa no solamente surgió en España, sino
también en otros como Inglaterra, Suecia y Dinamarca. El discurso argumentaba de los
peligros del lujo para la buena marcha del Estado y sobre lo conveniente de vestir conforme al
estatus social de cada uno y no por encima del mismo286. Una vez más comprobamos que el
problema de las apariencias continuaba estando presente en la sociedad.
El proyecto presentaba tres tipos de atuendo femenino 287 : española, carolina y
borbonesa o madrileña. El primero era la “gala principal”288 , por tanto “se deberán emplear
los géneros mas exquisitos”. El llamado “española” era en realidad un vestido “a la francesa”
sobre ancho tontillo, pañoleta de encajes tapando el escote y el peinado del momento, la
cabeza en forma de globo con unos rizos cayendo por el cuello, todo coronado con dos
grandes plumas y cintas. El atuendo “carolina” era un vestido tipo polonesa289 con el volumen
dispuesto en la parte trasera y peluca empolvada rematada con cintas de color. La borbonesa
era el más sencillo de los tres, compuestos por una casaca con faldillas y dos faldas, la inferior
quedaba totalmente a la vista por delante mientras que la superior sólo cubría la parte trasera.
El peinado era algo más sencillo que los dos anteriores y se cubría con unas pequeñas lazadas.
Cada uno de estos tres atuendos se dividía a su vez en tres clases: primera, segunda y tercera,
estableciéndose qué señoras podían llevarlos. La Junta de Damas290 señaló la inoperancia de
esta iniciativa ya que lo fundamental según su criterio para paliar los excesivos gastos
286
MOLINA, A., VEGA, J.: Ob. cit., p. 143 y ss.
Los tres modelos se explicarán en el capítulo 6, dedicado a la indumentaria femenina.
288
ANÓNIMO: Discurso sobre el lujo de las Señoras y proyecto de un traje nacional. Madrid, Imprenta Real,
1788. p. 41 y ss.
287
290
La Real e Ilustre Junta de Damas de Honor y Mérito fue fundada el 27 de agosto de 1787,en virtud de una
Real Orden de Carlos III, siendo la primera asociación de mujeres fundada en España.
135
radicaba en la mejora de la educación. Por otro
lado, consideraban que en España no había
fábricas preparadas para acometer tan ingente
tarea.
Los intentos de diseñar un traje
nacional habían fracasado, sin embargo, la
indumentaria maja se consolidó en Madrid y
en otras ciudades como Sevilla, posiblemente
como una prueba de orgullo patrio ya antes la
invasión
napoleónica.
Diversas
damas
sucumbieron a este atuendo, hasta la misma
reina María Luisa fue retratada por Francisco
de Goya en 1799291 con un traje de maja negro
y mantilla de encaje adornando la cabeza con
un gran caramba292 rosa. María Luisa aparece
Anton Rafael Mengs. aría Luisa de arma,
princesa de Asturias. Hacia 1765 Museo Nacional
del Prado. Madrid.
mostrando los brazos ya que se sentía muy orgullosa de ellos. El traje de maja que usaban las
damas más principales seguía el prototipo del vestido popular pero lógicamente era más
lujoso en tejidos, decoraciones y adornos.
No podemos obviar la figura de María Luisa de Parma, la reina fue una gran
aficionada a las últimas novedades francesas, tal como podemos ver en sus retratos. Desde su
etapa como princesa de Asturias donde Mengs la presenta con un traje de corte “a la francesa”
en verdes y plateados, hasta el drástico cambio de moda que aparece en todas las damas de la
familia real en La familia de Carlos IV (1800). En las diversas pinturas que se conservan
podemos ver a María Luisa de Parma engalanada con los diversos atuendos que se sucedieron
en tan corto periodo de tiempo, desde el traje “ a la polonesa”, pasando por el vestido sobre
“tontillo”, hasta llegar a la estética impuesta durante el Directorio francés (1795-1799), con
cuerpo corto con talle bajo el pecho, falda recta con sobrefalda y pelo en su color293.
291
La reina encargó una copia del retrato a Agustín Esteve que regaló a Manuel Godoy.
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España.
Siglos XVII y XVIII. Málaga, 2006. p. 492.
293
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 8.
292
136
La reina encargaba sus atuendos a París gastando unas cifras astronómicas, y no
solamente en su juventud. Adquiría trajes y ropa blanca además de flores para los tocados de
moda. María Luisa de Parma compartía modisto con la emperatriz Josefina. Louis Hippolyte
LeRoy confeccionó una serie de vestidos para la Josefina, trajes que partían la línea del
sencillo vestido camisa pero más recargados y acompañados de manto, como el vestido de la
coronación (1804).
En lo que respecta al traje masculino aunque se continuó usando el traje “a la francesa”
aparecieron en los últimos años nuevas prendas como el frac y los pantalones largos, de clara
influencia inglesa que se consolidarán a principios del siglo XIX. Por último cabe resaltar la
publicación en 1801 de Colección General de los Trages que en la actualidad se usan en
España: principiado en el año de 1801, compuesto de ciento doce estampas con
representaciones de distintos vestidos de muy diversos lugares de España. Se trata de la
segunda colección de
trajes
publicada
en
nuestro país despues
de la Colección de
trajes tanto antiguos
como
modernos
de
Juan de la Cruz Cano
y Olmedilla en 1777.
Por tanto, nuestro país
ya seguía la estela de
Inglaterra o Francia en
este tipo de iniciativas
que se desarrollarán
plenamente en el siglo
XIX.
Francisco de Goya. La familia de Carlos IV. 1800. Museo Nacional del Prado.
Madrid.
A modo de conclusión diremos que este capítulo nos ha permitido establecer un
sucinto recorrido de los avances y reformas que trajeron consigo la nueva dinastía, basadas en
el modelo francés, a través de distintas iniciativas cuyo fin estribaba en mejorar la mala
situación económica y de infraestructuras de todo tipo; así como un cambio radical en la
137
indumentaria típica española que se transformó no sólo en su aspecto exterior sino también en
costumbres y modos de sociabilidad.
138
CAPÍTULO IV
139
Los protocolos notariales como fuente para el estudio de la indumentaria.
IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial
La institución dotal es un elemento básico para el mejor conocimiento, no sólo del
matrimonio y la herencia, sino para el estudio de la vida privada. La dote provenía del
patrimonio familiar de la esposa, que era entregada al casarse. En España estuvo regulada
desde las Partidas de Alfonso X294 y constaba de una serie de bienes materiales que se podían
cuantificar económicamente. Era un reconocimiento de la herencia de la mujer aunque ella no
la podía administrar; en el caso de que la pareja fuera menor, ese caudal era controlado por el
padre de la contrayente. Debido a lo abultado de muchas y al ser requisito imprescindible para
acceder al matrimonio, ya Felipe IV y más tarde Felipe V intentaron limitar su cuantía con
respecto al total de la fortuna, de tal manera que no podía exceder de la octava parte. Este
último, incluso requirió a los ayuntamientos el registro de los contratos matrimoniales, y a la
justicia a estar pendiente de los gastos que conllevaban. Las damas de la corte se vieron
afectadas por estas medidas restrictivas, ya que la cantidad entregada no podía ser superior a
un quento de maravedí295. En el siglo XVII el asunto fue denunciado ante conde-duque de
Olivares debido a que el excesivo gasto que ocasionaban estaba dañando la economía del
país. La cuantía requerida podía dificultar el matrimonio:
“Los hombre calculan desde luego sus rentas con el porte de las mujeres, y si resulta, como es
regular, que no corresponde los dotes a los gastos de adornar una casa, y prevenir todo el tren
necesario de vestidos y demás requisitos, huyen de casarse, o no pretenden sino a las ricas”296.
294
Partida IV, Título 11, De las dotes y de las donaciones y de las arras, Ley 1: El algo que da la mujer al marido
por razón de casamiento es llamado dote; y es como manera de donación hecha con entendimiento de
mantenerse y ayudar el matrimonio con ella. Y según dicen los sabios antiguos es como propio patrimonio de la
mujer y lo que el varón da a la mujer por razón de casamiento es llamado en latín donatio propter nuptias, que
quiere tanto decir como donación que da el varón a la mujer por razón que casa con ella; y tal donación como
esta dicen en España propiamente arras. Más según las leyes de los sabios antiguos esta palabra arra tiene otro
entendimiento, porque quiere tanto decir como peño que es dado entre algunos para que se cumpla el matrimonio
que prometieron hacer; y si por ventura el matrimonio no se cumpliese, que quedase en salvo el peño a aquel que
guardase la promesa que había hecho, y que lo perdiese el otro que no guardase lo que había prometido; y
comoquiera que pena que fuese puesta sobre pleito de matrimonio no debe valer, pero peño o arra o postura que
fuese hecha en tal razón, debe valer
295
PUERTA ESCRIBANO, R.: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa
cuadernos de arte. Valencia, 2000, p. 69.
296
AMAR Y BORBON, J.: AMAR Y BORBÓN, J.: Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres.
Madrid, 1994, p. 203.
140
La dote y las arras formaban parte del patrimonio inicial de la familia, y siempre
pertenecerían a la mujer297 aunque la administración de esos bienes corría a cargo del esposo.
Las arras, cuyo origen es germánico, las entregaba el esposo, las Partidas y las Leyes de Toro
las reglamentaban. Desde la Edad Media se estipuló que no podían constituir más de una
décima parte del patrimonio del marido. Tal y como se ha podido apreciar a través de los
protocolos notariales, la dote gozó de un gran importancia en la sociedad del siglo XVIII.
Todas las mujeres la llevaban al casarse, desde una humilde sirvienta hasta una pudiente
aristócrata. Esta práctica comenzó a desaparecer en el siglo XIX debido al cambio
experimentado en la sociedad tras el comienzo del capitalismo industrial ya que su
seguimiento ocasionaba una serie de trabas 298 . Se denominaba “estimada” cuando era
ejecutada por profesionales que realizaban las tasaciones de los bienes y la “desestimada”
cuando el valor no se hacía constar299. Al morir la esposa sus bienes pasaban a los hijos y en
el caso de no haberlos los parientes más cercanos. Esta ley trataba de proteger los derechos de
la mujer aunque dependía del marido el hacer un buen uso de los bienes. Los documentos que
han sido analizados demuestran que los matrimonios se contraían entre miembros de la misma
clase social, por poner una serie de ejemplos: un panadero a favor de otro panadero, un
maestro del arte de la seda a favor de un maestro del arte de la platería, un caballero de
Calatrava a favor del hijo de un caballero de Santiago, un maestro carpintero a favor de un
maestro sombrerero etc…, aunque se debe precisar que en muchas ocasiones no aportan dato
alguno sobre la profesión del padre y del futuro esposo.
297
Esto se afirma como regla general, sin perjuicio de la excepción prevista en la Partida VII, Título 17, Ley 15:
Acusado siendo algún hombre que había hecho adulterio, si le fuere probado que lo hizo, debe morir por ello,
mas la mujer que hiciese el adulterio, aunque le fuese probado en juicio, debe ser castigada y herida
públicamente con azotes y puesta y encerrada después en algún monasterio de dueñas; y además de esto debe
perder la dote y las arras que le fueron dadas por razón del casamiento y deben ser del marido. Pero si el marido
la quisiese perdonar después de esto, puédelo hacer hasta dos años. Y si por ventura no la quisiese perdonar, o se
muriese él antes de los dos años, entonces debe ella recibir el hábito del monasterio y servir en él a Dios para
siempre como las otras monjas
298
No obstante, recuérdese que la Ley de 11 de mayo de 1888 por la que se autoriza al Gobierno a publicar un
Código Civil con arreglo a las condiciones y bases establecidas en la misma, contempla la dote en su base 25ª:
"La condición de la dote y de los bienes parafernales podrá estipularse a la constitución de la sociedad conyugal,
habiendo de considerarse aquélla inestimada a falta de pacto o capitulación que otra cosa establezca. La
administración de la dote corresponderá al marido, con las garantías hipotecarias para asegurar los derechos de la
mujer y las que se juzguen más eficaces en la práctica para los bienes muebles y valores, a cuyo fin se fijarán
reglas precisas para las enajenaciones y pignoraciones de los bienes dotales, su usufructo y cargas a que está
sujeto, admitiendo en el Código los principios de la Ley Hipotecaria en todo lo que tiene de materia propiamente
orgánica y legislativa, quedando a salvo los derechos de la mujer durante el matrimonio, para acudir en defensa
de sus bienes y los de sus hijos contra la prodigalidad del marido, así como también los que puedan establecerse
respecto al uso, disfrute y administración de cierta clase de bienes por la mujer, constante el matrimonio.
299
ORTEGO AGUSTÍN, Mª. A.: Familia y matrimonio en la España del siglo XVII: ordenamiento jurídico y
situación real de las mujeres a través de la documentación notarial. Madrid, 2004, p. 104.
141
Uno de los objetivos fundamentales era la preservación del propio grupo, sobre todo
en lo que respecta a la nobleza. El matrimonio de conveniencia era algo consustancial a todos
los grupos sociales; en algunos casos se pactaban cuando los futuros contrayentes eran niños,
y se esperaba a los catorce años de la mujer para celebrar el sacramento300. Las bodas se
programaban entre las familias respondiendo a intereses económicos y sociales, normalmente
el padre de la novia elegía el marido y muchas veces la pareja no se conocía hasta la boda:
“Y puesto que los matrimonios de los monarcas se regulaban por estrictas normas, sin que
hubiera que tener en cuenta los deseos personales, también se trasplanta ese modelo regio con todas
sus consecuencias”301.
Las cartas de dote presentan, por lo general, un ajuar formado por prendas de vestir
para la futura esposa, mobiliario, joyas y accesorios. Dependiendo de la capacidad económica
de la contrayente se podían entregar todo tipo de enseres, piezas artísticas e incluso esclavos,
tal es el caso doña Petronila de Pineda Páramo (1702), que aportaba dos esclavas turcas
valoradas en 5.100 reales302.
En muchos casos la diferencia de edad entre los contrayentes era notoria, a veces las
niñas pasaban de jugar con muñecas a ser amas de su propia casa. Para la nobleza lo
importante era la procreación con el fin de perpetuar la estirpe y los apellidos, por lo que
otras consideraciones como los sentimientos no se contemplaron hasta épocas muy
posteriores. Por este motivo no era rara la existencia de hijos ilegítimos, que aumentaron en el
siglo XVIII. En 1796, los bastardos fueron por primera vez admitidos en los gremios lo que
300
En la actualidad, el Art. 46 del Código Civil señala que no pueden contraer matrimonio los menores de edad
no emancipados, reglamentación aprobada por la Ley 30/1981, 7 julio («B.O.E.» 20 julio), por la que se
modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil y se determina el procedimiento a seguir en las causas
de nulidad, separación y divorcio. De forma complementaria, cabe resaltar que en la actualidad la libertad para
contraer matrimonio es un pilar básico de nuestro sistema, frente al matrimonio de conveniencia antes
referenciado. De hecho, la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 abril de 2011,
relativa a la prevención y lucha contra la trata de seres humanos y a la protección de las víctimas, incluye el
matrimonio forzado entre las conductas que pueden dar lugar a una explotación de personas. Igualmente, la
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de Naciones Unidas,
ratificada por España, establece en su artículo 16 que «los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas
para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las
relaciones familiares y, en particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: a) El
mismo derecho para contraer matrimonio; b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer
matrimonio sólo por su libre albedrío y su pleno consentimiento».
301
FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Casadas, monjas, rameras y brujas la olvidada historia de la mujer
española del Renacimiento. Madrid, 2002, p. 113.
302
AHPSE: P- 8173, 1623 r. La dote es a favor de su segundo marido el doctor don Cristóbal de Pedrosa y
Luque.
142
nos muestra un cambio en la mentalidad; evidentemente era más común tener hijos fuera del
matrimonio por parte del varón, ya que los hijos que tenía la mujer se consideraban del mismo.
“La familia era un reino en miniatura. Y un reino que se reproducía. Esto es, y aquí radica su
singularidad respecto a los tiempos actuales, los padres no solo mandaban plenamente sobre sus hijos,
sino también sobre quienes iban a ser los padres de sus nietos. De ese modo se establecía una cadena
familiar que atravesaba los siglos”303.
Muchas veces los padres pactaban cifras para entregar en dotes que más tarde no
podían satisfacer, esto causó numerosos problemas ya que las hijas reclamaban lo prometido.
Si el progenitor no cumplía lo pactado, la dote podía ser reclamada a los herederos, por este
motivo se desataron graves conflictos familiares, sobre todo entre las clases altas. Era del
dominio público que en ocasiones la novia y su familia engañaban al futuro marido en la
cuestión de cifras:
“Los hombres tendían a desanimarse de tomar estado porque con la dote que aportaban las
mujeres (que en la mayoría de los casos era sobrevalorada para engañarlos) no solía haber bastante, ni
mucho menos, para atender a los gastos que ellas requerían e inventaban”304.
Ante notario se firmaba una carta de pago y recibo donde se detallaban los bienes
muebles e inmuebles que contenía. La dote es extensiva a todas las clases sociales, siendo tan
básica su aportación que se crearon fundaciones para dotar a doncellas sin recursos con el fin
de que pudieran casarse o ingresar en un convento. Lo habitual era que el padre de la novia
otorgara la dote, pero lógicamente se daban todo tipo de circunstancias. En caso de no haber
padre, la entregaba la madre. Si la doncella era huérfana, alguno de sus familiares como tíos o
abuelos.
“…doncella de 18 años, nuestra sobrina y aijada a quien hemos criado desde edad de
año y medio natural de la villa de utrera…hemos querido y criado como hija decidimos
entregarlo de nuestro propio caudal los bienes…305
Don Diego de Valverde otorgó la dote a su nieta Teresa de Merciel en 1705:
303
Ibídem., p. 110.
MARTÍN GAITE, C: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987, p. 154.
305
AHPSE: P-682. 206 r.
304
143
“con que poder mantener las obligaciones de dicho matrimonio de doy y entrego de mis
propios bienes por dote y caudal conocido de la dicha mi nieta 8.551 reales de vellón en los vienes y
alajas vestidos ropa blanca y demas cosas”306.
En el caso de que la doncella fuera huérfana de padre y madre y sin parientes
próximos, ella misma podía hacer entrega de su dote, como es el caso de doña Leonor Ramos
Villasandino (1720), quien la otorga ella misma a su futuro marido Domingo Miguel de
Casafonda, “hijo de Juan Antonio Casafonda, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición”307;
de igual manera doña Juana Suárez Fernández, viuda, entregó ella misma la dote a su futuro
marido don Francisco García de Casteñeda en 1715308.
En ocasiones se especifica en la propia carta que aparte del padre de la novia otros
familiares han contribuido en la compra del ajuar: “…por dadivas de parientes y otras
personas a causa de dicho matrimonio”309. En un documento otorgado por la viuda de Juan
Crescencio Martínez a su hija en 1786 en la que le es entregada el importe de la legítima
paterna, se le ofrecen a su vez:
“diferentes prendas y ropas que han regalado a la dicha su hija diferentes personas parientes
(…)”, lo cual aparece constatado y descrito en una partida aparte llamada “Ropa y prendas donadas
por los parientes”, en la que figuran dos vestidos, una saya, una cadena de oro, dos manteletas, una
mantilla y dos abanicos310.
Era costumbre de las personas con posibles dotar a las doncellas que habían trabajado
a su servicio. El servicio doméstico era una de las profesiones más comunes para las capas
bajas de la sociedad. La nobleza empleaba numerosísima servidumbre, dentro de la cual había
distinciones entre los de “escaleras arriba” y los de “escaleras abajo”. En los palacios de los
Grandes el servicio doméstico estaba formado por centenares de personas de ambos sexos. La
servidumbre era un trabajo esencialmente urbano, a finales del siglo XVII se censan más de
280.000 criados en Madrid, sobre un 35% de la población total de la ciudad. Otras fuentes
306
AHPSE: P- 10326 ,935 r.
AHPSE: P- 692, 706 r.
308
AHPSE: P- 5178, 851 r.
309
AHPSE: P- 5205, 92 r.
310
AHPSE: P- 9578, 619 r.
307
144
hablan de hasta el 43% de la población de Madrid dedicado al servicio de las grandes casas311.
Fray Luis de León en La perfecta casada (1584) ya hablaba obligación de los señores dar
buen trato a los criados, criticando enconadamente a las personas que abusaban de su
posición 312 . Lo mismo afirma Juan de Zabaleta quejándose
del mal trato que algunas
soberbias damas daban a sus sirvientas313. En la literatura española del siglo de oro la figura
de los criados es muy frecuente, son los que acompañan siempre a sus amos y su relación a
pesar de la distancia social es estrecha; de hecho la sirvienta de confianza dormía cerca de su
señora. Una parte de la realidad no era tan negativa ya que el amo tenía como tal,
obligaciones para con sus criados; en el sentido de costearles el aprender una profesión, la
dote, ropa, comida y casa. Cuando un gran señor fallecía sus hijos heredaban los criados,
siendo su obligación el no desatender sus necesidades, tan es así que una de las obras de
caridad frecuentes era dotar a doncellas sin recursos.
Son relativamente frecuentes las cartas de dote de señores a sus sirvientes; en 1740,
don José Bucareli 314 , conde de Gerena, otorga la dote a la prometida de su criado don
Domingo de Cuesta. Don José Francisco Bucareli y Ursúa (1707-1781), fue un caballero
principal de la Sevilla de su tiempo, V conde de Gerena315, III Marqués de Vallehermoso316,
Coronel del regimiento de milicias provinciales de Sevilla, Teniente de Hermano Mayor de la
Real Maestranza de Caballería y Comendador de San Esteban de Florencia317. El aristócrata
entregó una dote de 5.789 reales, una parte en dinero en efectivo: 300 reales, denominado
311
Los datos que nos dan algunos viajeros como madame de Aulnoy (300 dueñas de la duquesa de Osuna) o el
duque de Saint-Simon (700 servidores el duque de Medinaceli) tal vez sean una exageración pero no cabe duda
que correspondían a la realidad de la sociedad española del momento.
312
“…y hay tan vanas algunas, que casi desconocen su carne, y piensan que la suya es carne de ángeles y las de
sus sirvientas de perros, y quieren ser adoradas de ellas, y no acordarse de ellas si son nacidas; y si se quebrantan
en su servicio, y si pasan sin sueño las noches, y si están ante ellas de rodillas los días, todo les parece que es
poco y nada”.
313
“El hacerse servir de ellos de rodillas, no siendo no Dios ni rey, es soberbia muy desamedrentada”, y afirma:
“ ejor plaza es la de perrito faldero en casa de una mujer poderosa que de criada valida”. ZABALETA, J.: El
día de fiesta por la mañana y por la tarde. Madrid, Castalia, 1983, p. 362.
314
La noble familia Bucarelli es de origen italiano, concretamente de Florencia. El primero de este apellido que
se estableció en Sevilla fue Antonio María Bucarelli, hijo de Vincenzo Bucarelli y de María de Andrés Rinieri.
Recibió el bautismo en el oratorio de San Juan Bautista de Florencia en 1578. Don Antonio se estableció al
menos desde 1615, año en que contrajo matrimonio con doña Gema Federigui, perteneciente también a una
ilustre familia florentina establecida asimismo en Sevilla, hija de Luis Federigui y de doña Lucrecia Fantoni. En
segundas nupcias casaría alrededor de 1635 con doña Beatriz de la Torre.
315
Concedido en 1650 a don Pedro de Ursúa y Arizmendi, Almirante General de la Guardia y Carrera de Indias
en 1650. CADENAS Y LÓPEZ, A.: Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles. Madrid, 2008, p. 434.
316
Concedido en 1679 por Carlos II a don Francisco Antonio Bucarelli y Villacís, Caballero de Calatrava. Desde
1790 ostenta Grandeza de España. Ibídem, p. 1061.
317
Contrajo matrimonio en Madrid en 1734 con doña Ana Antonia de Baeza y Vicentelo de Leca, hija de don
Luis de Baeza Manrique de Lara y Mendoza, Marqués de Castromonte, Grande de España, y de doña María
Teresa Vicentelo de Leca y Silva.
145
“dinero de contado”; y otra en ropa y muebles, incluso: “camisas nuevas bordadas con sus
encajes” 318 . En exacta fecha, el mismo caballero entregó dote a: “Don José Mihurra, mi
criado mayor vecino de esta ciudad de Sevilla y natural de Zugarramurdi obispado de
Pamplona”. El ajuar es muy sustancioso, habiendo todo tipo de ropa, ajuar de la casa y
mobiliario sorprendiendo lo costoso de algunas piezas.
Otros ejemplos de entrega de dote a criados lo constituyen el de don Juan Bautista
Clarebout319 que la otorgó Ana Josefa Martín (1719), doncella natural de Dos Hermanas, para
contraer matrimonio con Juan Alfonso de Prado, maestro zapatero de opera prima 320 que
recibió:
“ 8.007 reales y medio de vellon todo ello lo recibo de la dicha Ana Josefa Martín por mano
del dcho Sr. D. Juan Bap.ta Clarebout quien le a dado graciosamente dicho dinero de contado, y
alguna ropa y alajas, lo demas lo a costeado la suso dcha con el salario”321.
El citado documento pone de relieve la situación de las mujeres humildes, las cuales
debían ahorrar con su trabajo para hacer entrega de la dote y así poder acceder al matrimonio.
Otro ejemplo de otorgamiento de dote a servidores es el de don Alonso de Soto (1730) quien
la entregó a don Pedro Guerrero, trabajador del campo y natural de Valdepeñas para casar
con su criada Isabel María Ana Canello: “a quien he criado en mi casa y servicio desde que la
trajeron”. Don Alonso refiere que le ha dado trabajo y la ha “alimentado con desencia como
es notorio” y le adjudica un montante que alcanza los 6.018 reales, 4.000 en el ajuar y los
restantes proporcionándoles casa, almuerzo y cena, lo que se valora en 4 reales diarios322. La
carta contiene los enseres básicos: una cama con dos colchones poblados de lana, seis sábanas
y cuatro almohadas, un cobertor, una colcha y un rodapié, dos arcas de cedros, dos sillones,
dos sillas de paja, un espejo, unos cuadritos y una mesa para comer, a esto se le debe sumar la
ropa interior, de vestir, de casa y complementos, como cosa original lleva un caballo de seis
años valorado en 450 reales.
318
AHPSE: P- 2855, 486 r. Apéndice documental, documento 13.
En 1720 adquirió la hacienda de Seixa (Alcalá de Guadaira) por más de veinte mil ducados. La comunidad
flamenca compraba bienes raíces lo que les permitía ser naturalizados y poder comerciar con las Indias. Ser
naturalizado en Castilla era un requisito indispensable. para obtener la licencia de comercio. En el siglo XVII
numerosas naturalezas se repartieron a flamencos en Sevilla. Diversos caballeros flamencos invirtieron en tierras
comprando o construyendo haciendas de olivar. Juan Bautista Clarebout se dedicaba a la exportación de lana.
320
AHPSE: P- 10355, 255 r. Apéndice documental, documento 13.
321
AHPSE: P- 10342, 256 r.
322
AHPSE: P- 702, 148 r. Apéndice documental, documento 20.
319
146
Doña Elvira María de Castilla y Guzmán323, condesa de La Laguna otorgó en 1726
dote a favor de Alonso Rodríguez, maestro pasamanero, para casar con su criada Flor de los
Ríos “a la cual por el mucho amor y voluntad que le tengo y aberla criado” 324 , por un
montante de 4.900 reales. En 1700 aparece una carta de dote singular, se trata del documento
de doña Rosa Romero Ponce de León, hija de un caballero de la orden de Calatrava, otorgado
a don Sancho Muñoz de Lodena, hijo de un caballero de la orden de Santiago. La escritura no
aporta ninguna pieza de ropa, tan sólo mobiliario por un montante de 22.000 reales325.
En la alta nobleza las cantidades podían alcanzar cifras astronómicas, desde los
tiempos de los Reyes Católicos las damas a su servicio percibían una dote regia de un millón
de maravedíes326 denominada “cuento de damas”327. Durante el siglo XVIII las dotes de las
familias más principales podían llegar a los 80.000 y 100.000 escudos328.
Las mujeres que no podían ser dotadas, a veces, se veían abocadas a la vida religiosa;
los moralistas criticaban enconadamente esta práctica. Por otro lado, era frecuente que las
damas tras enviudar se retiraran a conventos. Éstos contaban con una serie de disposiciones
para admitir a las nuevas novicias tales como conocer su vida, familia y linaje. Según la
cantidad aportada transcurría la vida de la religiosa dentro de sus muros; las de pocos recursos
eran monjas de “velo blanco” y las que entragaban la totalidad de la cantidad requerida se
denominaban de “velo negro”. Las segundas podían ocupar los cargos más importantes y
participar en la toma de decisiones329. Tomando como ejemplo un convento de clarisas:
323
Hija de don Juan Laurencio de Castilla, caballero de Calatrava y Veinticuatro de Córdoba, y de doña María
Isabel de Guzmán, Sra de la villa del Cadoso y del mayorazgo de Sotomayor en Carmona. RAMOS, A.:
Descripción genealógica de la Casa de Aguayo. Málaga, 1781, p. 334.
324
AHPSE: P- 11144, 180 r.
325
AHPSE: P- 1306, 944 r.
326
"Las “mercedes dotales pecuniarias” suponían la concesión de una dote en dinero a una mujer, bien con una
sola cantidad fija para su casamiento, bien con carácter anual mientras viviese. Ya las Cortes de 1628 habían
puesto como condición para la concesión del impuesto de millones que se redujesen “las mercedes que por vía
de dote o de otra manera se hacían a las damas de Palacio” por importe de un millón de maravedíes, cuando se
casaran Grande o hija de Grande, y de medio millón cuando se tratase de gentilhombres de cámara. En los años
siguientes las mercedes pecuniarias no sólo se mantuvieron sino que se incrementaron. Basta con echar una
ojeada a la documentación de hacienda que conserva el Archivo General de Palacio de Madrid en la que se
encuentran mercedes dotales consignadas sobre los “efectos de la Real Cámara” en las postrimerías del siglo
XVII". ANDÚJAR CASTILLO, F.: “Mercedes dotales para mujeres, o los privilegios de servir en palacio (siglos
XVII-XVIII)”. Obradoiro de Historia Moderna, nº 19, Santiago de Compostela, 2010, p.220.
327
VIGIL, M.: Ob. cit., p. 87.
328
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad española del siglo XVIII. Madrid, 1951, pp. 89.
329
DINAN, S y MEYERES, D.: Mujeres y religión en el Viejo y el Nuevo Mundo, en la Edad Moderna. Madrid,
2002, pp.90.
147
“La novicia queda obligada, una vez obtenida la correspondiente licencia del P. Provincial de
la Orden de San Francisco, a una serie de requisitos indispensables, encaminados a asegurar y
garantizar la dote, (distinta según se renuncie o no a las herencias legítimas), que deberá entregar en
dinero de contado al tiempo de la profesión, sin que se pueda recibir cosa alguna antes de ese
momento por parte del Monasterio”330.
Un caso singular es el de la escultora Luisa Roldán, hija de Pedro Roldán, que
contrajo matrimonio con Luis Antonio de los Arcos (aprendiz de escultor) contra los
designios de su padre331, por lo que se le negó la dote. Esta situación hizo que incluso llegaran
a los tribunales que acabaron por darle la razón a ella, por este motivo La Roldana se vio
obligada a abandonar Sevilla, primero trabajó en Cádiz para más tarde trasladarse a Madrid
donde llegó a ser escultora de cámara de Carlos II
Una de las instituciones que dotaba a doncellas sin recursos en Sevilla era la Casa de
la Misericordia, fundada a finales del siglo XV. Su finalidad residía en casar a solteras pobres,
huérfanas o desamparadas. Estas personas debían cumplir una serie de requisitos para poder
acceder a la dote332. Una vez habían contraído matrimonio se les entregaba el ajuar en una
ceremonia que se celebraba los viernes santos en la catedral, los bienes se entregaban una vez
que se verificara que todo estuviera conforme con las condiciones requeridas.333 334. En 1710
la Casa Hospital de la Misericordia, en Sevilla, dotó a veinte doncellas sin recursos, a todas
330
PEÑAFIEL RAMON, A.: Mujer, mentalidad e identidad en la España moderna (siglo XVIII). Murcia, 2001,
p. 61.
331
Todo ello pese a existir formalmente plena libertad de los contrayentes, conforme a la Partida 4ª, Título 1, Ley
5: "Consentimiento solo con voluntad de casar hacer matrimonio entre el varón y la mujer; y esto es por esta
razón, porque aunque sean dichas palabras según deben para hacer el casamiento, si la voluntad de aquellos que
las dicen no consiente con las palabras no vale el matrimonio cuanto para ser verdadero, comoquiera que la
Iglesia juzgaría que valiese, si fuesen 87 probadas las palabras por juicio que fueran dichas en la manera que se
hace el casamiento por ella. Pero razón hay por la que se podría hacer el matrimonio sin palabras tan solamente
por el consentimiento; y esto sería como si alguno casase que fuese mudo, que aunque por palabras no pudiese
hacer el casamiento, lo podría hacer por señales y por el consentimiento.
332
"Resulta significativo el hecho de que una décima parte declare no haber llevado dote al matrimonio. Índice
que consideramos elevado si tenemos en cuenta el papel social y cultural que tenía la dote en la sociedad
tradicional. No aportar dote alguna se consideraba una deshonra pues se iba en contra de una práctica tradicional,
tan es así que la Iglesia entre las causas que permitía para solicitar la dispensa matrimonial por consaguinidad
incluía la carencia de dote". IRIGOYEN LÓPEZ, A., PÉREZ ORTIZ, A.: Familia, transmisión y perpetuación.
Murcia, 2002. p. 98.
333
PÉREZ GARCÍA, R. M.: El hospital de la Misericordia en la Sevilla del siglo XVI: caridad, dotes y
organización social. Sociabilidades na vida na morte (séculos XVI-XX) Braga, 2014, p. 27.
334
En cierto modo, la evolución de esta situación trae causa el vigente artículo 788 del Código Civil: “Será
válida la disposición que imponga al heredero la obligación de invertir ciertas cantidades periódicamente en
obras benéficas, como dotes para doncellas pobres, pensiones para estudiantes o a favor de los pobres o de
cualquier establecimiento de beneficencia o de instrucción pública bajo las condiciones siguientes (…)
148
ellas se les entrega la misma cantidad de dinero “de contado” y de enseres. Los gastos corrían
a cuenta de los difuntos que así lo habían establecido así en su testamento. Según Alonso
de Morgado:
“las calidades que han de tener de naturales de Sevilla, de diez y ocho años arriba, y que
hayan servido por lo menos dos años a gente honrada, doncellas, pobres, honestas y recogidas, y de
buena vida y fama, y que no sean indias, negras, ni mulatas ni moriscas, sin otra dote de axuar, y fe d e
b a p t i s m o ” 335.
En cuanto a las valoraciones, en algunos casos se recurría a personas que realizaran la
tasación correspondiente, las cuales se comprometían a hacer su trabajo con rigor y seriedad,
para apreciar la ropa se llamaba a un sastre, para muebles a un ebanista etc…336. Dentro de los
documentos manejados, la partida más extensa suele estar destinada a la indumentaria de la
novia. Normalmente se empieza por la cama y todo lo necesario para ella: sabanas, colchas y
almohadas. A continuación, se pasaba a la ropa; es difícil generalizar ya que depende de las
posibilidades económicas de la contrayente, pero se citan todas las prendas; la tela y el color,
los forros y todos los adornos, cada pieza con su precio correspondiente. De igual manera se
hace con la prendas interior y con la ropa de casa como manteles y servilletas. Es difícil
establecer un montante aproximado de los recibos de dote, en los documentos de las clases
más populares las cantidades suelen encontrase entre los 2.000 y 4.000 reales, un ejemplo es
el de Joaquín Martínez, “ofical de carpintero de lo blanco” que recibe 3. 842 reales en 1763 337.
La institución matrimonial poseía una fuerte endogamia, es decir, se realizaban entre
miembros de la misma clase social; incluso la nobleza cortesana pedía permiso al rey para
contraer matrimonio. El matrimonio en España sigue las normas del Concilio de Trento (así
se especifica en gran parte de los documentos), establecido por Felipe II en 1564. Es un
sacramento que se basa en la libre elección de los contrayentes lo que no debe ser entendido
desde una perspectiva actual, sino en el sentido de que no se debían celebrar enlaces a la
fuerza. Eran de por vida y el divorcio no se contemplaba338. La edad media para contraer
335
MORGADO, A.: Historia de Sevilla. Sevilla, 2007, fl.126 r.
LÓPEZ BELTRÁN, Mª T. (Coord.): Historia y género. Imágenes y vivencias de mujeres en España y
América (Siglos XV- XVIII). Málaga, 2007, pp.107.
337
AHPSE: P- 10359, 222r.
338
Sin embargo, esta situación, lejos de ser excepcional, ha tenido su continuación hasta épocas muy cercanas.
Recuérdese el Art. 22 del Fuero de los Españoles, de 18 de julio de 1945: "El Estado reconoce y ampara a la
familia como institución natural y fundamento de la sociedad, con derechos y deberes anteriores y superiores a
toda Ley humana positiva. El matrimonio será uno e indisoluble (...)"
336
149
matrimonio era de veinticinco años para los hombres y veintidós para las mujeres. La
separación de derecho era prácticamente imposible, y la mujer tenía todas las de perder,
incluso podía ser recluida en un convento. Las separaciones de hecho no eran infrecuentes
entre las clases elevadas, donde algunas parejas vivían bajo un mismo techo pero no hacían
vida en común339.
El hombre al casarse llegaba a la plena independencia, pero la mujer estaba sometida a
una “capitis diminutio”, lo que conllevaba estar en manos del marido. El matrimonio se
basaba en una serie de requisitos tales como, el consentimiento de los padres, que los esposos
pertenecieran a parecido nivel social y que la mujer fuera virgen, punto que no se exigía al
marido como tampoco la fidelidad conyugal, requerida a la esposa. El padre es el que ejerce
el poder absoluto sobre la familia, a la que tiene obligación de proteger y mantener, por lo que
no era común que la mujer trabajara fuera de casa. Aún así hay profesiones normalmente
desarrolladas por mujeres como la fabricación de tejidos y la elaboración de tabaco; aunque
siempre con sueldos inferiores a los hombres. La mayor parte de mujeres asalariadas se
dedican al servicio doméstico:
“Las familias no son muy numerosas: raramente se encuentra un español que haya
engendrado tres o cuatro hijos…Jamás un español exigirá el menor trabajo de su esposa, porque todas,
ricas o pobres les responderían: No hemos venido al mundo para trabajar, sino para agradar a los
hombres y hacerles placer”340.
En definitiva, el matrimonio introducía a la mujer en la sociedad, a la que sino
difícilmente podía acceder, además de salir del yugo paterno o de la posibilidad de profesar en
un convento. Se tenía por cierto que al casarse obtendrían algún tipo de emancipación ya que
la soltería era un problema grave para ella misma y para su familia. Mientras en Francia las
señoras casadas tenían parte activa en la vida social, España se nos muestra todavía inmersa
en unas costumbres arcaicas como la pervivencia del estrado, lugar exclusivamente femenino,
que ponía de manifiesto la separación entre ambos sexos. La vida de la casada estaba por
entero circunscrita al hogar, sus obligaciones residían en cuidar a los hijos, familia y personas
339
En este sentido, la Partida cuarta, Título segundo, Ley tercera: "Además crece el amor entre el marido y la
mujer, pues que sabe que no se han de partir, y son más ciertos de sus hijos, y ámanlos más por ello, pero con
todo esto bien se podrían separar si alguno de ellos hiciese pecado de adulterio, o entrase en orden con
otorgamiento del otro después que se hubiesen juntado carnalmente. Y comoquiera que se separen para no vivir
en uno por alguna de estas maneras, no se rompe por eso el matrimonio".
340
GARCIA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 655. FALTA VIAJERO
150
a su cargo como criados y todo lo relacionado con la vida cotidiana como comida y ropa;
aunque la situación de la mujer española comenzó a ser más autónoma, los Borbones
aportaron nuevos marcos de sociabilidad y hacia 1755 la costumbre del ama de casa siempre
recluida en su estrado había pasado:
“A nadie puede extrañarle que las mujeres españolas tuvieran hambre atrasada de divertirse
sin ser reprobadas. Los modelos que mediante el vehículo de la literatura o de La oratoria sagrada que,
les habían venido siendo propuestos con uniformidad desesperante como espejo rector de su conducta,
no les ofrecía más alternativa que aburrirse o pecar”341.
Por otro lado, cabe destacar que pese a su poca formación era la encargada de
administrar el dinero para el hogar además de ser la depositaria del honor de la familia, la
virtud más preciada y considerada:
“El honor del padre y por extensión el honor de la familia- incluidos los miembros femeninos
de la misma-, descansaba en la incuestionable fidelidad de la esposa y en la igualmente incuestionable
virginidad de las hijas. Esto afectaba a todos los estamentos”342.
Es por ello que en las cartas de dote después del nombre de la mujer se suele
especificar que es virgen “de estado doncella”. Evidentemente, su vida dependía en gran
parte de la clase social a la que perteneciera, aunque la mayoría de
lo expuesto con
anterioridad es común a la mayoría. Las señoras acomodadas no criaban personalmente a sus
hijos, ya que no se conocían las ventajas de la lactancia materna, aún así ésta era la única vía
para la supervivencia del bebé por lo que se contrataba a nodrizas.
La sociedad del Antiguo Régimen era estamental, pero la mujer perteneciera a uno u
otro, estaba en franca desigualdad legal con respecto al hombre 343 . Su cometido era la
341
MARTIN GAITE, C.: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987, p. 26.
VIGIL, M.: La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII. Madrid, 1998, p. 145.
343
De hecho, esta supeditación al varón se consolidó legalmente hasta la Ley 14/1975, de 2 de mayo, sobre
reforma de determinados artículos del Código Civil y del Código de Comercio sobre la situación jurídica de la
mujer casada y los derechos y deberes de los cónyuges. Dicha norma señalaba expresamente en su Exposición de
Motivos: "Una de las corrientes de opinión fuertemente sentidas en nuestros días en el ámbito del derecho
privado, reflejo de autenticas necesidades de carácter apremiante, es la que incide sobre la situación jurídica de
la mujer casada. Sufre ésta señaladas limitaciones en su capacidad de obrar que, si en otros tiempos pudieron
tener alguna explicación, en la actualidad la han perdido. Por lo demás, las normas en que tales limitaciones se
contienen no pasan de tener una efectividad predominantemente formal, creadora de trabas en la vida jurídica,
sin la contrapartida de una seria protección de los intereses de orden familiar (...)"
342
151
obediencia, primero a su padre y luego a su marido e
hijos, estaba limitada en la
administración de sus bienes y no podía ejercer cargo alguno. Tenía la responsabilidad de la
atención a las relaciones sociales de la familia, es decir, de recibir a las amistades: a un
hombre viudo se la dispensaba de determinados convencionalismos sociales al no haber una
mujer encargada. La viudedad colocaba a la mujer como cabeza de familia y así era censada.
Según el censo de 1768 elaborado durante en reinado de Carlos III por su ministro el conde de
Floridablanca, en España había 9.308.804 habitantes, de los cuales 4.626.363 eran mujeres, lo
que significa que numéricamente estaban por encima de los hombres. Las tasas de natalidad
eran muy altas pero también las de mortalidad, muchos niños venían al mundo pero las
familias numerosas no eran tan comunes debido a la alta mortalidad infantil.
Las mujeres casaban jóvenes y muchas fallecían por problemas devengados del parto.
Por otro lado, al ser la lactancia materna la única vía de supervivencia para el recién nacido,
los nacimientos se espaciaban, ya que ésta se podía prolongar hasta dos años. En lo que
respecta a su educación, era muy deficitaria, la gran mayoría eran analfabetas y muchas ni
siquiera sabían firmar incluso en estatus superiores. Las clases acomodadas contrataban un
ayo o aya que instruía a las niñas en leer, escribir, religión y costura por lo general, además de
nociones de aritmética para poder llevar la economía doméstica. En ninguna de las cartas de
dote consultadas hemos visto que se lleve algún libro, ni siquiera la Biblia. Las mujeres eran a
su vez educadas por mujeres, que instruían a sus hijas en todas las tareas correspondientes al
ámbito doméstico. Las madres debían educar a sus hijas en el buen gobierno de sus casas ya
que:
“No hay cantinela más ordinaria, que el atribuir a las mujeres la ruina de las casas por sus
extremados gastos”344.
En 1637 la escritora doña María de Zayas expresa su descontento por la falta de
preparación de las mujeres, de la que culpa a los hombres:
“¿Qué razón hay para que ellos (Los hombres) sean sabios y presuman que nosotras no
podemos serlo? Esto no tiene a mi parecer más respuesta que su impiedad o tiranía, y no darrnos
maestros”345.
344
AMAR Y BORBON, J: Ob. cit., pp. 203.
LANGLE DE PAZ, T.: ¿Cuerpo o intelecto? Una respuesta femenina al debate sobre la mujer en el siglo
XVIII. Málaga, 2004, p. 33.
345
152
En el siglo XVIII la formación de la mujer no había mejorado mucho, numerosos
testimonios afirman que no estaban preparadas para la conversación y el intercambio de ideas;
sus charlas tenían como tema principal las modas, cotilleo y hablar de las criadas 346 . La
ignorancia era en parte responsable de los innumerables vicios que se achacaban al sexo
femenino. En cuanto a la educación de las niñas, una de las básicas era la costura, existían las
llamadas Escuelas de Labores que se dividían en dos: las Labores primeras para prendas
básicas y mantenimiento del ajuar doméstico y las Labores de primores, para confeccionar
encajes, bordados y adornos en general; a través de esta formación se pretendía que la mujer
no requiriese la labor de un sastre.
En algunos casos se realizaban capitulaciones matrimoniales
347
, un contrato
formalizado antes o después del matrimonio. Su objetivo residía en fijar las normas que
debían regir el aspecto económico del mismo respetando las leyes y los límites que marcan348.
En 1711 Jacobo Félix Malcampo, de ascendencia flamenca, contrae matrimonio con María
Catalina del Campo. En sus capitulaciones aparecen los gastos ocasiones por la celebración de
su boda: “por todo lo gastado en la boda de dulces comidas bebidas regalias y otras cosas
quince mil reales de plata nueba”349.
En 1713 Eugenia de Villavicencio casa con Esteban Alonso Guerrero, marqués de
Zela
350
. En sus capitulaciones sus padres le entregan 3.600 pesos de plata a cuenta de su
legítima, mientras que su tía doña Teresa de Lorenza de Vivero y Escobar351 le entrega 2.200
pesos: “que graciosamente le a dado para aumento de su dote”. A estas cantidades se añaden
2.200 pesos escudos de plata que: “le han regalado diferentes parientes y amigas de cariño”.
346
MARTIN GAITE, C.: Ob. cit., p. 69 y ss.
“Se trata de un contrato sobre bienes con ocasión del matrimonio, discutiéndose si han de referirse únicamente
al régimen económico matrimonial o si pueden englobar cualquier estipulación que se adopte por razón del
matrimonio, sea cual fuere su naturaleza”. PÉREZ MARTÍN, A. J.: Tratado de Derecho de familia. Pactos
prematrimoniales. Capitulaciones matrimoniales. Convenio regulador. Procedimiento consensual. Valladolid,
2009, p. 45
348
Para su validez, deben de hacerse en escritura pública, con el asesoramiento imparcial del notario que deberá
indicar la manera más idónea para reflejar la voluntad de los esposos y también cuáles son los límites que marca
la ley. http://www.notariado.org/liferay/web/notariado/regimen-economico-del-matrimonio
349
AHPSE: P- 10334, 233 v.
350
El título fue instituido por el rey Carlos II por decreto de 12 de diciembre de 1696, a favor de Joseph
Francisco Guerrero Chavarino, para premiar su contribución en hombres y dinero a la defensa de Ceuta.
351
Esposa de Juan Bautista Clarebout, caballero de la orden de Alcántara. En 1720 compró la hacienda de Seixa
en Alcalá de Guadaira por más de 20.000 ducados. http://www.iaph.es/patrimonio-inmuebleandalucia/resumen.do?id=i185250
347
153
Otro tipo de documento que podía formalizarse antes de la boda era el llamado
inventario capital. Se llevaba a cabo tanto por hombres como por mujeres con el fin de que
constaran todas sus pertenencias antes del cambio de estado. Tal y como reflejan los
documentos era práctica común volverse a casar tras enviudar en ambos sexos. La partición
de bienes de María de Felices de Medina (1711), nos informa que en 1666 contrajo
matrimonio con Diego Mestre Aernoust natural de Brujas. Don Diego hizo inventario capital
de todos sus bienes antes de la boda declarando 688.284 reales de plata antigua y 16.812
reales de vellón mientras que María de Felices aportó una dote de 238.730 reales de vellón352.
Este tipo de documento no era privativo de las personas principales sino que también
lo realizaban trabajadores como zapateros, sastres u otros profesionales aunque es más
corriente en las clases altas. Las capitulaciones matrimoniales de Francisco Rodríguez 353 ,
maestro sastre y vecino de la calle Sierpes, nos muestran cómo podía estar amueblada una
casa de clase media de la Sevilla de 1785. El documento recoge en primer término una
imagen de la virgen de los Dolores con vestido de terciopelo morado y corona de plata
valorada en 380 reales, la piezas más costosa del conjunto. Por lo demás, aparecen “sillas
altas francesas”, “corredorcillos” de lana, cortinas con sus borlas, un par de puertas de
cristales, láminas, cornucopias, una estera de estrado, una rinconera, una cómoda. De menaje
encontramos platos, vasos, posillos, chocolateros, tinajas, cucharas de peltre y cubiertos de
metal, de todo ello pocas piezas. Para terminar el sastre tenía tijeras, dos planchas de hierro,
tres perchas de madera y una mesa grande. De su lectura desprendemos que el ajuar
doméstico de las clases medias era todavía muy limitado, constando de ìezas básicas y con
pocos elementos.
El contrapunto lo tenemos en las capitulaciones matrimoniales de Isabel Maestre
(1791) que ascendieron a un montante de 122.253 reales e incluían un magnífico ajuar tal y
como veremos. El documento además otorgaba mobiliario a la última moda como cómodas
de caoba con marquetería tasadas en 1.688 reales, un tocador de plata con su espejo, cajas,
bandejas, una escribanía compuesta por dos candeleros, platillo, despabiladeras, salvilla, vaso,
peine y “cuchillito” todo de plata con un peso de 302 onzas y seis adarmes tasado en 9.609
reales354.
352
AHPSE: P- 10335, sf.
AHPSE: P- 12128, 49 r- 52 v.
354
AHPSE: P- 12128, 359 v. Apéndice documental, documento 51.
353
154
IV.2. Inventario post-mortem y testamento
El inventario post-mortem era un documento notarial realizado ante “escribano” y
testigos que consistía en una pormenorizada enumeración de todos los bienes muebles e
inmuebles del fallecido. Se iniciaba citando localidad y fecha, para situarnos en la vivienda
donde iba a tener lugar el recuento de los bienes.
En el documento consta el nombre
completo del difunto y la collación (barrio) donde residía. En general, el inventario de la
propiedad de un difunto se realizaba dentro de los treinta días de su muerte para determinar la
herencia que dejaba 355 . Durante el siglo XVIII, no existía una profesión destinada a su
elaboración. La enumeración se realizaba estancia por estancia; por lo general, el recuento
comenzaba en la planta baja y continuaba en los pisos superiores. En las casas amplias, las
estancias principales se detallaban por separado antes que el resto, mientras que las
habitaciones secundarias y las áreas de servicio se dejaban para el final.
Los inventarios post-mortem incluían los enseres de la casa y las posesiones
personales, es decir la ropa y alhajas, el efectivo o bonos, las herramientas de trabajo,
inventarios de mercancías en el caso de comerciantes, deudas, cobros pendientes, el ganado,
las edificaciones anexas, las herramientas agrícolas y los esclavos. Su estudio nos permite
seguir la evolución de la indumentaria masculina e infantil ya que es en este tipo de
documentos donde aparece consignada. La manera de efectuar el recuento podía ser bastante
aleatoria; mientras que en algunos artículos se ofrecía descripción exhaustiva, otros elementos
simplemente se enumeran:
“La finalidad del inventario no era otra que la de proceder al reparto de los bienes legados por
el inventariado y puesto que se daba la circunstancia de que los bienes vinculados no estaban sujetos a
partición resultaba “normal” que no se les hiciese constar ni se les valorase”356.
Tanto los inventarios post-mortem como las cartas de dote, en menor medida,
355
En la actualidad el plazo fijado en España para la aceptación de la herencia (únicamente a efectos fiscales) es
de seis meses desde el fallecimiento del difunto. En cuanto a los bienes muebles, aquellos de escasa cuantía no
se incluyen en las modernas escrituras de "declaración de herederos" o "aceptación y partición de herencia", sino
que lisa y llanamente, la normativa presume que el valor del "ajuar doméstico" (ropa, muebles, enseres y
utensilios adscritos a las necesidades personales) asciende al 3% del "caudal hereditario". Una vez aceptada la
herencia se entiende que el heredero ha sido propietario de los bienes desde el momento de la muerte del
"causante", teniendo pues efectos retroactivos.
356
ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C. y GARCÍA-BAQUERO, A.: La nobleza titulada en Sevilla, 1700- 1834
(Aportación al estudio de sus niveles y vida y fortuna). Sevilla, 1981, p. 128.
155
constituyen una valiosa herramienta para acercarnos a la vida cotidiana de sociedad sevillana,
las profesiones, la cuantía de los salarios, el ajuar doméstico, y la tasación de distintas piezas
de mobiliario, pintura, ropa y demás enseres si se acompañaban de un “aprecio de bienes”.
Un documento fechado en 1757 nos informa que en Sevilla un maestro albañil ganaba 10
reales diarios aproximadamente, lo mismo que un maestro carpintero; mientras que un
aprendiz de este último oficio percibía 4 reales al día357.
Para su elaboración se recurría, en ocasiones, al auxilio de una serie de profesionales
tales como: ebanistas para el mobiliario, plateros para plata y joyas, sastres para la ropa o
mercaderes de libros para la biblioteca entre otros. En la memoria e inventario de los bienes
de Juan Pérez de Vivar (1733), se encuentran el contraste Juan de Riverola para apreciar “las
alaxas de Platta de Diamantes y Perlas”; la biblioteca corrió a cargo del librero de Gradas,
mientras que de las prendas de vestir se ocupó Francisco Ordóñez 358. En el inventario postmortem de María Magdalena Ferrer (1799) se requirió a los siguientes profesionales: Miguel
Méndez, platero; Antonio Deschamps, maestro relojero, José Ximenez, maestro carpintero; y
por último Diego Gómez, apreciador de escultura y pintura359.
Para la realización del inventario post-mortem de Úrsula Echevarría, su viudo don
Jacinto de Aguilar contó con el trabajo de una serie de profesionales. Para la ropa llamaron a
Francisco Javier Medina, maestro sastre; para el menaje de la casa a Antonio Gómez, maestro
carpintero y ebanista. La plata labrada estuvo a cargo de José García, maestro artista platero, y
para los relojes se llamó a Manuel Morales, maestro relojero 360 . Cada uno de ellos se
presentaba ante el escribano público y los testigos que daban fe del acto. Para inventariar la
ropa blanca también se podía recurrir al auxilio de costureras, en un documento fechado en
28 de junio de 1735, aparecen doña Melchora Delgado y doña María Lorenzo del Valle
“costureras de esta ciudad” para valorar sábanas y mantelería, ambas no sabían firmar y así
consta361.Dentro de los inventarios se van enumerando los objetos uno a uno, normalmente
siguiendo un orden establecido por partidas tales como: mobiliario, pintura, ropa de casa,
ropa de vestir, plata, joyas, enseres de cocina etc… Los realizados por estancias resultan muy
interesante para conocer los espacios de habitabilidad en la casa andaluza tales como: sala de
357
AHPSE: P- 11168, 215 r.
AHPSE: P- 18005, 349 r. Apéndice documental, documento 28.
359
AHPSE: P-10731, 359 r.
360
AHPSE: P- 9580, 451 r.
361
AHPSE: P- 14122, 693 r.
358
156
estrado, alcoba, escritorio, gabinete, cocina ó capilla. Por último, los hay sin un orden
preestablecido en los cuales los objetos se hacen constar arbitrariamente
La nobleza titulada, sin contar a los grandes de España, constituía un grupo esencial;
en 1770 había catorces condes y cuarenta y dos marqueses362. Lo interesante de estas fuentes
reside en que nos proporcionan una visión imparcial en contrapunto con los testamentos
donde el finado puede dejar de sí mismo una apreciación mas subjetiva. Los inventarios de la
aristocracia nos acercan a la mentalidad del Antiguo Régimen, cómo era su forma de vida a
través de los objetos de los que se rodeaban y la imagen que debían prodigar de sí mismos. En
los protocolos se aprecia cómo Sevilla tuvo un notable intercambio comercial, encontramos
mobiliario, joyería y textiles procedentes de diversos países de Europa, Asia y de las colonias
de América; incluso se tiene constancia de maestrantes de Sevilla dedicados al comercio en
la época. La ciudad fue un gran emporio comercial hecho que se refleja en la cantidad de
mobiliario extranjero que aparece, en su mayoría procedente de Inglaterra, Flandes y
Alemania; así como de pintura flamenca, sobre todo paisajes y bodegones. Las casas se
hallaban literalmente repletas de imágenes religiosas de todo tipo, ya fueran pinturas, láminas
o tallas, la religión era omnipresente e impregnaba todas las facetas de la vida. En las casas
principales las pinturas se cuentan por decenas, en su descripción se habla de las medidas y
del marco, y a veces muy someramente del tema, además de la procedencia si es extranjero.
Por desgracia los cuadros de temática profana, tan útiles para rastrear modos de vida y
costumbres, son más bien escasos.
Otro hecho que nos resulta singular es la enorme importancia dada a la indumentaria,
la cual obligaba a importantes desembolsos. Los documentos atestiguan que un traje, de
hecho, podía ser mucho más costoso que una pintura o un mueble, por lo tanto la descripción
de las prendas es exhaustiva, se enumeran y se consigna su estado de conservación. En 1705 a
la muerte de doña Mariana de Quintanilla se elaboró un inventario de sus bienes para realizar
una almoneda con la que cubrir las deudas contraídas. Se pusieron en venta prendas de vestir
y de casa (algunas de ellas “muy usadas”) y joyas valoradas en 400 pesos. La señora dejó
expresamente a su criada María Josefa de la Cruz “para ayuda a tomar estado”, una hongarina
de calimanco y un tapapiés de montería celeste junto con 100 pesos de plata y 1.224 reales363.
362
363
AGUILAR PIÑAL, F.: Historia de Sevilla, Vol. IV. Sevilla, 1976, p. 167.
AHPSE: P- 10326, 559 r.
157
Las casas sevillanas de personas pudientes constaban, por lo general, de dos plantas y
sobria fachada, lo que contrastaba con interiores ricos engalanados con alfombras, tapices y
colgaduras. En la vivienda española un elemento esencial fue el estrado; lugar destinado a la
señora de la casa, donde recibía a sus visitas, cosía e incluso comía:
“Hasta el siglo XIII la voz estrado no denomina al conjunto de muebles que conforman una
pieza de recibir. Sin embargo ésta está ya formada con anterioridad debido a la asimilación de las
364
costumbres de la admirada cultura cordobesa”
.
Antes del siglo XIV la voz “estrado” hacía referencia a un asiento que podía hacer las
veces de lecho. Aparece en el Libro de los Juegos de Ajedrez, Dados y Tablas (1283-87) y en
las de las Cantigas de Santa María (1280-85), donde se muestran tarimas cubiertas con una
alfombra o tela con personas recostadas o sentadas. En el siglo XV ya se refiere a la estancia
destinada a las mujeres para sus momentos de esparcimiento. Ya en el siglo XVII y en
algunas casas principales había hasta tres: el "de respeto", que sería un recibidor, el "de
cumplimiento" una sala, y el llamado "de cariño", que según relata Zabaleta se encontraba en
la alcoba de la dama y se engalanaba igualmente con colgaduras. Para el escritor tal
disposición servía para fundamentalmente para exhibir la riqueza de los propietarios365. En
ella se recibía a las personas mas íntimas y de confianza a las que se les daba un agasajo,
generalmente chocolate espeso con bollos y bizcochos, también dulces o confituras secas de
frutas:
"Coronaba la sala un rico estrado con almohadas de terciopelo verde, a quien las borlas y
guarniciones de plata hermoseaban sobremanera, haciendo competencia a una vistosa camilla que al
lado del vario estrado había de ser trono, asiento y resguardo de la bella Lisis (que como enferma pudo
gozar desta preeminencia, era asimismo de brocado verde, con fluecos y alamares de oro. (…) Estaba
ya la sala cercada toda alrededor de muchas sillas de terciopelo verde y de infinitos taburetes pequeños,
para que, sentados en ellos los caballeros, pudiesen gozar de un brasero de plata que, alimentado de
fuego y diversos olores, cogía el estrado de parte a parte. Desde las tres de la tarde empezaron las
señoras, y no sólo las convidadas, sino otras muchas que a las nuevas del entretenido festín, se
364
RODRÍGUEZ BERNIS, S.: “El mueble medieval”, El mueble español. Estrado y dormitorio. Madrid, 1990, p
43
365
ZABALETA, J.: Ob. cit., p. 351.
158
convidaron ellas mismas a ocupar los asientos, recebidas con grandísimo agrado por la discreta Laura
y la hermosa Lisis (…)”366.
La sala de estrado es de origen musulmán y perdura hasta bien entrado el siglo XIX.
Era una estancia o parte de ella con una tarima de madera o corcho, cuyo objeto era preservar
de la humedad del suelo, sobre la que se disponían esteras, almohadones que servían de
asiento, taburetes y las llamadas “sillitas de estrado”367. Esta tarima podía estar delimitada por
una barandilla, la parte de la habitación que restaba se destinaba a los hombres, si los había,
que solían sentarse en taburetes o sillitas. El estrado en sí, sólo lo ocupaban las mujeres. En
invierno se calentaba con braseros de plata, a los que se les ponía huesos de aceituna para dar
buen olor. En verano se refrescaba el ambiente con recipientes llenos de agua perfumada368.
Esta estancia es común a todas las clases sociales, su tamaño y las piezas que lo decoraban
estaban lógicamente en consonancia con las posibilidades de la familia.
En los inventarios post-mortem, aunque no haya un cuerpo aparte donde se hable de
las distintas estancias de la casa y de lo que contiene cada una, se especifican los elementos
que se encuentran en el estrado, como las almohadas, bufetillos, esteras, etc... Para
engalanarlo se utilizaban colgaduras normalmente de damasco, a veces con almohadones a
juego. Las paredes se cubrían con telas para enriquecerlas y como defensa del frío. Según nos
ofrecen las descripciones, podemos conjeturar que el espacio se hallaba plagado de muebles
de pequeño tamaño tipo contadores y sillitas; aparte de tallas religiosas, algunas con corona o
potencias de plata labrada369. En el “memoria de bienes y alajas” de don Sebastián García de
la Torre aparecen: “Cinco paños que visten la sala de estrado (…), una alfombra de la sala de
estrado de cinco varas (…), un esterado de la sala de estrado”370. En el aprecio de bienes de la
marquesa de la Peñuela (1709) figuran dos alfombras de estrado valoradas en 1.800 reales y
“catorce almohadas de tela encarnada y plata inventariadas y tasadas en 900 reales”. Las
almohadas, destinadas al acomodo de las señoras, se contabilizan añadiendo su color, tejido,
decoraciones y estado de conservación. En el inventario del capitán Francisco Moreno (1702)
366
ZAYAS Y SOTOMAYOR, M.: Tres novelas amorosas y ejemplares: y Tres desengaños amorosos. 1989.
Madrid, p. 58.
367
Las casas señoriales en la España del XVII. Museo Nacional de Artes Decorativas.
http://www.mecd.gob.es/mecd/dms/mecd/cultura-mecd/areascultura/principal/novedades/museos/2010/convocatoria-publica-del-puesto-de-directora-del-museo-nacional-deartes-decorativas/mnad-convoca/Guias_sala_de2_2-2_6_casas_senoriales.pdf , p. 9.
368
DELEITO Y PIÑUELA, J.: La mujer, la casa y la moda en la España del rey poeta. Madrid, 1987, p. 90.
369
Las imágenes de vestir solían tener varios trajes o túnicas, que podían mudarse según la época del año.
370
AHPSE: P- 1888, 463 r.
159
constan “Seis almoadas viejas de estrado de terciopelo”371. En el de don Ambrosio Pérez de
Tejada (1715) se constata la existencia de un estrado en el que se encontraban: veinte
almohadas de terciopelo, una estera de junco encarnada y cinco corredorcillos, dos bufetillos
de carey con su herraje y otros dos de madera de Inglaterra, y un escaparatillo con sus
vidrieras. En cuanto a las imágenes sagradas, contenía una de la Concepción y otra del
Rosario con sus peanas doradas, un San Antonio, un niño Jesús de vestir (casi todas las casas
cuentan con un niño Jesús con varios vestidos cuando no mas), un San Jerónimo, dos
cajoncitos del niño Jesús y San Juan con sus vidrieras y otros dos con dos cabezas de Jesús y
su Madre 372 . Las imágenes de devoción se prodigaban en una sorprendente cantidad, no
solamente en sitios sagrados como iglesias, capillas u oratorio, sino en cualquier lugar. Las
damas sentían predilección por las pequeñas tallas de madera de la Virgen o del Niño Jesús,
muchas eran imágenes de vestir y contaban con varios vestidos que se iban cambiando373. En
el estrado de don Juan Angulo Pedroso “que fue secretario de Su Majestad” (1723), había una
colgadura de damasco carmesí, varios escritorios e “imágenes de talla con su corona
labrada”374.
Los colores de las tapicerías eran vistosos siendo habituales el verde y el carmesí;
pero en el caso de que la familia estuviera en periodo de duelo, incluso los estrados se
tapizaban de negro. El luto era muy riguroso y lo llevaban las personas y las casas. En el
inventario post-mortem de don Juan Pérez de Vivar (1733) “del Consejo de su Magestad y su
Fiscal Electo de la Real Audiencia de Sevilla, nos encontramos con que las valoraciones y el
menaje del estrado superan con mucho al resto. Aparece una colgadura de brocatel de
diecisiete paños y nueve cenefas en 2.100 reales, una alfombra grande en 1.800, una imagen
de la concepción con su urna y bufete azul y oro en 10.500, dos escritorios de Inglaterra con
sus espejos en 6.000, seis cortinas de damasco carmesí en 900, aparte de un reloj y varios
cuadros y grabados de vírgenes375. En ocasiones se aporta en la dote el estrado en sí, en 1750
371
AHPSE: P- 1307, 68 r.
372
AHPSE: P- 5178, 691 r. Apéndice documental, documento 12.
En los conventos de clausura sevillanos se conservan gran cantidad de imágenes de bulto del Niño Jesús que
las novicias aportaban en sus dotes. Las religiosas confeccionaban túnicas y ropas (algunas con gran primor)
para las imágenes a las cuales iban cambiando. Era costumbre que cada monja conservara y cuidara su imagen y
la vistiera con los distintos colores del año litúrgico, de pastores, reyes, monaguillos, sacerdotes, obispos, con
los instrumentos de la pasión, resucitados, con trajes regionales etc…
374
AHPSE: P- 8194, 105 r.
375
AHPSE: P- 18005, 349 r y ss. Apéndice documental, documento 28.
373
160
José Tabeada, artista platero de oro, entrega a su hija: “Un estrado con sus corredorcillos,
esteras y camonsillos y una docena de sillas en 60 reales”376.
El inventario de la marquesa de la Peñuela (1709)377, exclusivamente se alude a dos
estancias diferenciadas: estrado y escritorio. Aún así el cuerpo de hacienda se haya formado
por las siguientes partidas: “Alhajas de estrado y scriptorio, ropa de mesa blanca y colchones,
pintura, colgaduras y vienes de oratorio”. En el estrado aparecen catorce almohadas de tela y
plata “inventariadas y apreciadas en novecientos r”378.No sólo se especifican los muebles sino
también cosas accesorias como las toallas: “cuatro toallas de estopilla con encajes para
estrado”. Las señoras hacían la vida en esta sala por lo que necesitarían toallas para secarse
las manos, las destinadas a esta sala aparecen consignadas aparte de las demás. “Tres toallas
de estrado de estopilla con sus puntas pequeñas todas en cuarenta y cinco”379. Las almohadas
destinadas al estrado son una constante a lo largo de todo el siglo, se confeccionaban con
materiales costosos y muchas veces llevaban guarniciones. En el inventario del marqués de
Aguiar (1710), vecino de la collación de San Vicente aparecn doce almohadas de estrado de
damasco carmesí380.
Uno de los espacios de habitabilidad que no aparecerá en Sevilla hasta finales del siglo
será el comedor. Esta estancia dedicada exclusivamente a comer surge en Francia 381 . En
España durante esta época, las comidas se realizan sobre mesas que se mueven y en los
documentos se especifica: “bufete para comer”. En el inventario de don Juan Pérez de Vivar
(1733) aparece el comedor como estancia diferenciada, pero no encontramos ni mesa, ni sillas,
destinados a tal fin sino: “Un baúl, un escritorio, cuatro colchones pequeños usados, un
calentador de camas, una fresquera y un escaparate de cocina” 382. En otro documento se
376
AHPSE: P- 1892, 214 r.
El marquesado de la Peñuela fue otorgado a Gonzalo Chacón de Medina Salazar en 1692. Contrajo
matrimonio el 8 de septiembre de 1665 en Sevilla con Francisca de Medina Salazar Castañeda y Villaseñor,
nacida el 10 de noviembre de 1647. Gonzalo y Francisca testan conjuntamente el 17 de octubre de 1699 ante
Toribio Fernández de Cosgaya. Gonzalo fallece el 29 de noviembre de 1705 y se encuentra enterrado en la Iglesia
del Hospital de la Caridad de Sevilla bajo la lápida que figura a la derecha. Francisca fallece el 19 de octubre de 1708
en Sevilla, está enterrada en el convento de Nuestra Señora de la Merced de Sevilla.
378
AHPSE: P- 3777, 66r y ss. Apéndice documental, documento 8.
379
AHPSE: P- 1326, 439 r.
380
AHPSE: P- 2822, 456 r.
381
RYBCZYNSKI, W.: La casa. Historia de una idea. Madrid, 1986, p. 94.
382
AHPSE: P- 18005, 349r y ss.
377
161
hallan: “ cuatro mesas que sirven para dar de comer y dos bancos y una tabla que sirve de
banco”383
Las alcobas ricas se engalanaban con colgaduras en sus paredes, don Sebastián García
de la Torre (1730) tenía en su dormitorio cuatro paños de corte384. La novia, por lo general,
aporta la cama con todo lo necesario. La más común es la llamada “de barandillas” cuyo
precio ronda los 200 reales, se suele especificar el material o materiales y si es antigua o
moderna, aunque a veces solo se cita. Las cunas también podían llevar torneados como las
camas. En el inventario de bienes de la condesa de Lebrija (1750) consta “una cuna torneada
de madera de palosanto”385.
Los precios no eran siempre tan elevados, en un ajuar de 1740 consta “Una cama de
colgar de palo santo bronceada con sus varas y bastidores en 315 r” acompañada de “Una
colcha de damasco carmesí bordada de tafetan del mismo color”386. En la carta de dote de
Beatriz Fernández (1730) “doncella natural de Alcala de Guadaira” por su matrimonio con
Francisco Mateos, de oficio panadero, aparece: “Primeramente una cama de colgar de
granadillo antigua en doscientos quarenta r”387. En los ajuares de las capas más sencillas es
muy habitual la aparición de la cama en primer lugar, tal es el caso del recibo de dote de José
de Robles (1710), maestro albañil vecino de la collación de San Vicente, por un montante de
1.959 reales, en el que aparece la cama junto a colchones, sábanas , almohadas, concha y
toallas388.
La cama más lujosa era la llamada “de colgar” cuyos cortinajes llevaban varios paños,
normalmente a juego con la colcha, en la carta de dote de Francisca López de Montoya (1731)
constan “una colgadura de cama de damasco carmesí con su cuchillexo de oro y colcha de lo
mismo rodapié y sitial en 1.800” y “una colgadura de raso de raso de la china carmesí con
treinta y seis bedeles de a tres varas y tres cuartas cada bedel en tres mil setecientos ochenta
r”389. La tasación más elevada que hemos hallado para una colgadura se encuentra de la
partición de bienes de María de Felices (1711): “de damasco carmesí con alamares y fluecos
383
AHPSE: P-5666, 461 r. Apéndice documental, documento 28.
AHPSE: P- 2822, 463r.
385
AHPSE: P- 2865, 220 v. Apéndice documental, documento 42.
386
AHPSE: P- 1335, 27 r.
387
AHPSE: P- 702, 415 r.
388
AHPSE: P- 2822, 605 r.
389
AHPSE: P- 1326, 439 r.
384
162
de oro” en 8.250 reales; seguida por una colcha de brocado de oro verder con galón de oro
valorada en 40 pesos escudos, es decir, 600 reales390. En el inventario de doña Francisca de
Medina y Salazar, marquesa de la Peñuela (1709) aparece una colgadura, siendo de terciopelo
verde con revés de felpa y rodapié, todo guarnecido con cuchillejo de oro de Milán en 4.500
reales con su colcha a juego en 540. La partida de “colgaduras” en el citado documento
alcanza la elevada cifra de 21.550 reales y está formada por cuarenta y tres colgaduras junto a
la de la de cama citada anteriormente 391 . Las camas “a la portuguesa” tuvieron mucha
difusión, en ellas los torneados de madera se decoraban con aplicaciones de metal dorado. La
colcha podía estar forrada de telas como tafetán u holandilla y estar confeccionada a juego
con el rodapiés: “Una colcha y un rodapiés de damasco carmesí en seiscientos r”392. Debajo
de la colcha lujosa que era para vestir la cama, se disponían otras de algodón o los llamados
cobertores, que eran de abrigo. Incluso podían cambiar las colgaduras dependiendo de la
estación del año, en verano se solían quitar y sustituir por mosquiteros de gasa. Doña Rosa
Romero Ponce de León llevaba en su dote (1700) “Una colgadura de cama labrada de colores
dee velillo de gasa y se compone de seis cortinas”393.
Los colchones llevaban lana en su interior, se decía “poblados de lana” cuando su
calidad era óptima, y el precio de la unidad rondaba los 100 reales. El forro podía variar y se
especifica: “un colchón camero de lienzo adamascado” 394 . En las casas principales cada
elemento se multiplica, en el testamento de la condesa de Lebrija (1750) aparecen dieciocho
colchones y diecisiete cobertores, mientras en la partición de bienes de la marquesa de la
Peñuela (1709) hay treinta y ocho colchones. Las sábanas eran de bramante o hilo gordo y no
siempre la novia llevaba sábanas nuevas. Lo que encarecía el precio tanto de sábanas como de
las fundas de almohadas, eran los remates con encajes: “cuatro sábanas guarnecidas de
encajes en doscientos cuarenta” 395 o “Seis almohadas de estopilla ancha guarnecida con
encages de pittiflor finos en noventa”396. El inventario de don Juan Antonio Correa (1750)
contiene dos sábanas de Bretaña con sus encajes y otras cuatro de bramante para uso de los
criados: “que sirven a los mosos”397.
390
AHPSE: P- 10335, sf.
AHPSE: P- 3777, 66r y ss. Apéndice documental, documento 8.
392
AHPSE: P- 1888, 262 r.
393
AHPSE: P- 698, 944 r.
394
AHPSE: P- 2822, 583r.
395
AHPSE: P- 1311, 212 r.
396
AHPSE: P- 1323, 337 r.
397
AHPSE: P- 4574, 270 r y ss. Esto indica que la bretaña era un tejido más fino que el brabante, aunque
estuvieran confeccionadas con el mismo material.
391
163
La ropa de casa se guardaba en arcas muy habitualmente fabricadas en cedro, una
madera cuyas característica principales son el ahuyentar a insectos y gusanos y un olor
agradable olor. Doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel llevaba en su dote un arca de
cedro mediana mediana tasada en 60 reales y otra grande en 120 398. En ocasiones las arcas y
baules se forraban en su interior con pieles como la cabritilla, la badana o incluso de cerdo o
caballo399; en el inventario de bienes de don Iñigo Fernández de Velasco y Tovar, marqués de
Caltojar400 (1747), hay seis baules “forrados en pellejo”401, mientras que en el
de doña Leonor del Alcázar y Zuñiga (1765) aparece “un baul forrado en badana de vaca y
quartta de largo, con dos serraduras” dentro del cual aparecieron numerosas piezas de ropa402
y se especifica si el arca tiene o no llave. La popularización del uso del armario ropero es
posterior,
aunque en el inventario de don Juan Pérez de Vivar
(1733) aparece “un
guardarropa con su pie maqueado” que se encuentra en el “salón grande”403. El diccionario
de Autoridades define guardarropa como: “La oficina destinada en palacio y en las casas de
los señores para tener en custodia la ropa que sirve almenaje de casa como colgaduras, tapices
alfombras y cortinas”.
Un elemento imprescindible en las dotes son las servilletas404 y los manteles, llamados
“tabla de manteles”, en los bodegones de la época comprobamos cómo aparecen
perfectamente planchados pero que los dobleces de la tela se dejaban. Los manteles y
servilletas aparecen prácticamente en todos los ajuares, confeccionados con distintos tipos de
lienzo, a veces se guarnecían con encajes de bolillos o de aguja.
Los tapices se denominan, en ocasiones, “colgaduras”; en el inventario de doña Teresa
Romero (1715) aparece una formada por siete paños con la historia del rey Minos fabricada
en Bruselas y valorada en 4.600 reales405. En aprecio de bienes de don Ignacio de Chacón de
Medina y Salazar, Caballero de Calatrava, hijo de los marqueses de la Peñuela (1725) que
398
AHPSE: P- 10318, 845 r. Apéndice documental, documento 1.
MARTÍNEZ ALCÁZAR, E.: “El mueble en la vivienda murciana a finales del siglo XVIII”. Imafronte, nº
19-20. Murcia, 2008, p. 224.
400
Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos de su Majestad, Capitán de Granaderos, Capitán de Guardias de
Infantería Española. Casado con Josefa de Herrera y Loizaga.
401
AHPSE: P- 12049,1005 r.
402
AHPSE: P- 14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45.
403
AHPSE: P- 18005. Folio 349 y ss. Apéndice documental, documento 28.
404
“…tan fina y tan hermosamente labrada de las dobleces que me pasó por la imaginación limpiarme con las
faldas de mi ropilla por no violalla”. ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. Madrid,
1983, p. 454.
405
AHPSE: P- 5666. Folio 990.
399
164
alcanza la cifra de 772.993 reales encontramos “Una tapiceria de la historia de hercules en
siete mil quinientos r”406. Mientras que el de don Miguel Lasso de la Vega (1750) contiene
“una tapiceria con la historia de sanson de ocho paños”, otra de siete paños con la historia de
Moisés y por último una compuesta por ocho paños “con las guerras civiles de granada”407.
Las puertas se valoraban especialmente si tenían cristales; algunas podían engalanarse
mediante cortinajes, como elemento decorativo y sobre todo como defensa del frío. Los
tejidos destinados a la confección de cortinas iban desde el sencillo lienzo hasta el damasco o
el tafetán, dentro de una misma casa las hay de varios tipos dependiendo de la estancia.
El mobiliario sigue siendo el típico del siglo XVII español, escritorios, bufetes, sillas,
sillas de manos, sillones, contadores, papeleras, arcas o escaparates. Sevilla fue un ciudad con
un gran intercambio comercial ya que en las casas aparece mobiliario importado de varios
países europeos como Alemania, Flandes, Portugal, Francia e Inglaterra o incluso de China.
Los documentos enumeran el tipo de madera o maderas que lo forman, tamaño, estado de
conservación y en ocasiones del precio. Aparecen maderas oriundas y de las Indias, cuyo
precio suele ser más elevado. La maderas españolas más comunes eran pino, nogal, haya,
castaño, roble y encina; mientras las americanas son por lo general
caoba, granadillo,
palosanto, ébano y cedro entre otras. Para marquetería y embutidos se usaban hueso, marfil y
carey, este último procedía del golfo de Méjico.
Los asientos más comunes en la Sevilla del XVIII siguen los modelos de la centuria
anterior, se trata de las llamadas sillas de baqueta de Moscovia fabricadas con distintos tipos
de madera y muchas veces con clavazón dorada. En el inventario de bienes de don Bernabé
de Orozco y Ayala (1719), Caballero de la Orden de Santiago, y residente en la collación de
Santa María la Blanca aparecen: “Seis sillas de baqueta de moscovia con clavazon dorada y
madera de caoba bien tratadas” y unos “sitiales de damasco carmesí” 408 . Los estrados se
hallaban repletos de sillas bajas y taburetes. La baqueta se exportaba a las Indias, prueba de
ello es la partición de bienes de María de Felices (1711), en la cual figura que se han enviado
setenta “atados” de baqueta de Moscovia, a 16 pesos escudos de plata cada uno por un total de
9.240 reales de plata409.
406
AHPSE: P- 5188, 72 r.
AHPSE: P- 2865, 63 r.
408
AHPSE: P- 6418, 58 r.
409
AHPSE: P- 10335, sf.
407
165
El escritorio410 es el mueble español por excelencia, a pesar de se cree que su origen
es oriental, aparece en la corona de Aragón en el siglo XV. En los costados tenía aldabas para
facilitar el transporte, se asentaba sobre pie cerrado o sobre pie abierto. Si tenían tapa la
cerradura estaba en ella, sino cada cajoncito tenía su bocallave. En el diccionario de
Autoridades lo llaman “alhaja de madera” ya que normalmente se fabricaba con materiales
ricos. La papelera servía para guardar papeles u objetos preciados, se trajeron de Alemania
Italia y Flandes (carey y ébano). Escritorio y papelera son términos que han cambiado su
significado , pero a pesar de su nombre, no son muebles para escribir sino para guardar (se
escribía sobre los bufetes). En el inventario de bienes de don Luis de Montenegro (1700)
aparecen “dos papeleritas con tres gavetas de carey y marfil con bufetillos de lo mismo” y un
escritorio de Salamanca de dos cuerpos411, mientras que en el de don Miguel Lasso de la Vega
(1750) hay dos escritorios de Salamanca con sus pies a juego y dos de Inglaterra de “charol
negro y oro”412. En la escritura de fideicomiso413 de don Diego de Córdoba Lasso de la Vega
(1733) constan “dos escritorios contadores de carey y con coronas de bronce hechos en
Flandes con sus pies cubiertos de evano en tres mil r”414. En la “Memoria de los bienes” de
Juan Pérez de Vivar (1733) aparecen dos escritorios de Inglaterra con sus respectivos espejos
tasados en 6.000 reales y uno de Salamanca con su pie puertas y cajones en 900415.
Los escaparates eran una especie de rica vitrina muchas veces fabricada con maderas
nobles e incrustaciones de carey o hueso. Su función era exhibir objetos preciados. Los
espejos son de pequeño tamaño y los que se utilizan para el arreglo personal suelen tener
marco de ébano o de madera teñida de negro, tal vez por influencia holandesa; también
aparece el llamado “espejo de vestir”, tal vez de mayor tamaño. En 1702, Antonio Romero,
“mercader de alhajas”, deja en su testamento: cuatro sillas de cañamazo, un escritorio de
ébano y marfil con su pie, un baulito de terciopelo antiguo, un escritorio de Alemania con sus
pie, un arca de cedro, un escritorio de tres cuartas hecho en Campeche, un espejito tocador, un
escaparate de cedro de dos cuerpos, un arcón de pino de Flandes y un escritorio de vara de
largo hecho en Portugal muy mal tratado y viejo y algunas gavetas sin cerradura ni llave416.
410
En el siglo XIX este tipo de mueble comenzó a denominarse bargueño incorrectamente.
AHPSE: P- 1306, 698 r.
412
AHPSE: P- 2865, 63 r.
413
Disposición por la cual el testador deja su hacienda o parte de ella encomendada a la buena fe de alguien para
que, en caso y tiempo determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le señala.
414
AHPSE: P- 18005, 181 r.
415
AHPSE: P- 18005, 349 r y ss.
416
AHPSE: P- 5192, 651 r.
411
166
Los escritorios de Salamanca, típicos del barroco español, aparecen con cierta
frecuencia, a veces con su pie de cajonería a juego, o si no sobre un bufete, es un mueble
costoso, se decoraba con arquillos y columnillas de hueso en el frente (inspirado en motivos
arquitectónicos). También encontramos escritorios de ébano, marfil o hueso con escenas de
procedencia flamenca. Los alemanes tenían puertas en su frente, mientras que los ingleses
aparecen por lo común de charol negro ( tipo de pintura que imitaba las lacas orientales). A
finales de siglo se observa un cambio de mobiliario, las viviendas acomodadas se nutren de
nuevas tipologías de procedencia extranjera como el canapé, las cómodas de caoba, las
rinconeras y las mesas de juego.
Con la llegada de los Borbones se produce una clara separación entre el mueble
cortesano, al gusto europeo, y el resto del país donde se sigue fabricando el mueble
tradicional. A partir del reinado de Luis XIV se produjo en Francia una auténtica eclosión en
cuanto a la creación de mobiliario surgiendo nuevas tipologías de muebles para sentarse y
echarse como la duquesa denominada en España otomana417. La silla se acomoda a la moda
de tal manera que se retranquean los brazos para que quepan holgadamente las anchas faldas.
La mujer tuvo un papel fundamental en el desarrollo de nuevas formas de mobiliario que
debían responder a las nuevas exigencias de la moda, no sólo en cuanto al tamaño del vestido,
sino también de las grandes pelucas que adornaron las cabezas femeninas a partir de 1770, lo
que provocó que los respaldos fueran más bajos. Comprobamos, por tanto, que los muebles de
asiento se hallan intrínsecamente unidos a los cambios en indumentaria femenina. El avance
en la concepción y fabricación de las sillas y sus derivados fue muy significativo ya que se
hizo un correcto uso del almohadillado.
Las casas principales contaban con oratorio o capilla, por lo que los señores no tenían
necesidad de salir para ir a la iglesia; teniendo en cuenta que era práctica común oir misa a
diario. El estado de las calles a veces no invitaba al paseo por la suciedad y los deshechos que
se acumulaban, las señoras acudían a sus visitas en silla de manos o coche. En los inventarios
aparecen los objetos necesarios para la celebración de la liturgia, además de imágenes
religiosas, pinturas y a menudo relicarios.
417
Denominada en los inventarios palatinos: “Silla cómoda a manera de catre”. Mueble español. Estrado y
dormitorio. Madrid, 1990, p. 324.
167
Para sus desplazamientos las personas pudientes contaban con sillas de manos,
carrozas o berlinas418. La silla de manos consistía en un asiento suspendido entre varas largas
cargado por dos mozos que soportaban todo el peso del viajero y de la silla sobre sus hombros
mediante unas correas. Marchaban uno delante y otro detrás a paso lento y uniforme y eran
relevados por otros dos criados cuando la distancia a recorrer era larga. La “de manos”
constaba de una silla cubierta con paredes y techo de madera, y cada costado con dos herrajes
por los que se pasaba una gran vara que posibilitaba que dos o cuatro hombres puedan
levantarla y desplazarla; en 1560 la reina hacía uso de ella419 . El 26 de noviembre de 1691
Carlos II dictó una Real Pragmática sobre el lujo de los carruajes que prohibía el uso de
determinados tejidos:
“Art. 11. Y para evitar el exceso que se ha experimentado en el abuso de los coches, carrozas,
estufas, literas, furlones y calesas, en conformidad por lo dispuesto por un capítulo de la ley segunda,
título doce, mandamos que de aquí adelante ningún coche, carroza, estufa, litera, calesa ni furlón se
pueda hacer ni haga bordado de oro, ni de seda, ni aforrado en brocado, tela de oro, ni de plata, ni de
seda alguna que lo tenga, ni con franjas, ni trencillos, ni otra guarnición alguna de puntas de oro ni de
plata”420.
La citada pragmática se renovó en 1723, se prohibían los coches pintados con
cualquier tipo de escena o blasones permitiéndose las decoraciones de marmolizados o
jaspeados, asimismo cada ciudad debía confeccionar un registro de todos los vehículos
existentes. El registro que confeccionó el ayuntamiento de Sevilla alcanzó los 580 coches. En
el caso de tenerlo lo habitual era contar con uno pero varios caballeros poseían varios, Juan
Bautista Clarebout y el conde de Torrejón tenían cinco respectivamente mientras que el
marqués de Valdeosera 421 y el de Medina contaban con seis 422 , una cifra verdaderamente
notable:
418
Los primeros taxis empezaron a circular en Madrid en1704 con el nombre de simones, al parecer por el
nombre del empresario que los explotó, un tal don Simón. Las primeras paradas estuvieron en las plazas de
Santo Domingo, Cebada y Puerta del Sol.
419
LÓPEZ ÁLVAREZ, A.: Poder, lujo y conflicto en la corte de los Austrias. 1550-1700. Madrid, 2007, p. 69
420
Ibídem p. 58
421
Alonso Thous de Monsalve y Mendoza casado con Manuela Nicolasa Clarebout fue el IV marqués de
Valdeosera. El título fue concedido en 1680 a don Diego Jalón y Baeza (1627-1699), caballero de Calatrava,
Veinticuatro, Procurador Mayor de Sevilla y familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Diego era hijo de Pedro
Jalón, nacido en Amberes. Su madre Elvira de Baeza le compró el cargo de Veinticuatro en 1645 por 2.337.500
mrs. ABADÍA FLORES, C.: “La comunidad flamenca en Sevilla en el siglo XVI”. Archivo Hispalense. Tomo
93. Nº 282-284, Sevilla, 2010, p. 87.
168
“Ninguna familia que se precie en el siglo XVIII puede prescindir del carruaje para sus
traslados, con las correspondientes caballerizas y servidores”.423
El precio de uno de cuatro plazas rondaba 11.000 reales y su mantenimiento anual más
de 500 ducados. El coche no era solo un elemento necesario para las personas acaudaladas
sino una manera de ostentar el poder personal en las calles y paseos. La carroza añadía
distinción a las damas y caballeros de la alta sociedad, pero querían dejar clara su posición
con respecto del resto:
“Puede decirse pues, que el uso de los carruajes representativos – coches, carrozas, literas,
sillas de mano y trineos -, se extendió es un momento de la historia de Europa el que las monarquías
dinásticas necesitaban de nuevos instrumentos para separar a quienes hacían la política y conformaban
la corte, de la masa de los gobernados”424.
En la partición de bienes de María de Felices (1711) se hacen constar dos coches, uno
nuevo y otro “traido” con todos sus pertrechos, tasados en 22.000 reales; y una calesa en 800.
Cinco mulas son valoradas en 12.000 reales, mientras que tres caballos lo son en 3.000425. En
el inventario post-mortem de doña Isabel de Malcampo aparecen “un coche grande”, cinco
mulas y un caballo, junto a dos pares de libreas y dos “sobretodos de los mosos” 426. La dote
de doña Inés María de Barradas (1769) aportaba: “Un coche de Gala a la francesa forrado en
terciopelo carmesí con flores blancas, flueque de catulina pintado de historias y todo él, a la
ultima moda en cinquenta y quatro mil y quinientos rr”, seguido por: “Otro coche verde a la
española abarcado para estricote en cinco mil rr”. Todo acompañado de cuatro mulas
“empeladas y domadas” valoradas en 11.000 reales, junto a un juego de seis guarniciones “a
la francesa pespunteadas y de ultima moda en ocho mil rr” y “otro tiro de guarniciones de
quatro tambien nuevas de ultima moda en mil y quinientos rr”. Junto a los coches y mulas
constan las vestiduras de cocheros y lacayos que se componían de nueve libreas “tres de gala,
tres de estricote y tres de campo completas con seis sombreros, tres gorras de postas y dos
Pedro Jalón fue un rico mercader, en su inventario se registró un inmueble de 32.254.597 mrs aunque tenía
deudas por un 2´3 % del total. Su entierro costó 126.532 mrs, mientras que se pagaron 550.993 mrs en misas por
su alma. AGUADO DE LOS REYES, J.: Riqueza y sociedad en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1992, p. 161.
422
RECIO MIR, A.: “De color de hoja de oliva: la pintura de los coches en la Sevilla del siglo XVIII”. Revista
Laboratorio de Arte, nº22, Sevilla, 2010, p. 237
423
AGUILAR PIÑAL, F.: Historia de Sevilla. Siglo XVIII. Sevilla, 1989, p. 117.
424
Ibídem, p. 26
425
AHPSE: P- 10334, sf.
426
AHPSE: P- 5188, 690 r.
169
bastones siendo las libreas, unas de grana galoneadas de oro y otras de paño verde con otros
galones de oro” todo tasado en 11.500 reales427.
Durante el siglo XVIII surgen nuevas tipologías de muebles como la cómoda el buró,
el sofá y la consola. Estos nuevos modelos vienen determinados por los nuevos usos y las
diferentes maneras de relacionarse socialmente. Así el estrado pasa a transformarse
paulatinamente en salón desplazando a las damas de la almohada al canapé, variando así el
uso social de las casas428 .En el inventario post-mortem de Juan María Bravo (1800), dedicado
al negocio textil, se enumeran las siguientes estancia: sala de escritorio, sala de estrado,
corredor, alcoba, sala de la cancela, comedor , sala de pasión y sala de la calle de las Sierpes,
entre otras. Unos de los objetos más curiosos de este documento son “unas tinas para
bañarse”429.
En los que respecta a la pintura en España, los protocolos ponen de manifiesto la
cantidad de imágenes religiosas que tenían los sevillanos de toda condición ya fueran simples
estampas o grandes lienzos. Son muy comunes cuadros de vírgenes con distintas
advocaciones, de la Soledad, de Guadalupe… santos, y episodios de la vida de Cristo. Sus
precios son muy variables aunque no llegan ni con mucho a las cifras de los tapices o de las
colgaduras. Los marcos eran costosos, en una dote de 1750 se especifica que todos los
marcos están dorados y son nuevos430.
En 1710 José Robles, maestro albañil, recibe : “Seis cuadros de diferentes
devociones”, siendo el montante de la dote de tan sólo 1.959 reales 431 . En las casas
importantes las pinturas se cuentan por decenas, en su descripción siempre se habla del
tamaño,
del marco y normalmente del tema pero muy someramente, además de la
procedencia si es extranjero; es frecuente encontrar obras de factura flamenca432.
Es poco frecuente la mención a pintores, en la carta de dote de doña Rosa Manuela de
Sotomayor y Montiel (1701) aparece un San Francisco de Zurbarán tasado en 200 reales, una
427
Archivo Marqués de Peñaflor, Leg. 9, doc. 4.
JUNQUERA MATO, J. J.: “Mobiliario en los siglos XVIII y XIX”. El mueble español. Estrado y dormitorio.
Madrid, 1990, p 134.
429
AHPSE: P. 9586, 1626 r.
430
AHPSE: P- 1340, 393r.
431
AHPSE: P- 2822, 605 r.
432
Véase, SANZ, Mª. J., DABRIO, Mª. T.: “Inventarios artísticos sevillanos del siglo XVIII : relación de obras
artísticas”. Archivo Hispalense, nº 176, Sevilla, 1974.
428
170
cantidad menor en comparación con prendas de vestir como una “gabacha” que se valora en
300 reales433. En el inventario post-mortem de Ana Josefa Mahuis y Príncipe (1719) aparece
“Un lienzo copia de Murillo”434, al igual que en la dote de Alfonsa de Quesada (1750): “un
cuadro de nuestra señora de la Concepción copia de Murillo en 200 reales”435; mientras que
en el inventario de bienes de doña Josefa Nicolasa de Andrade (1742), aparecen unas pinturas
de Antolinez: “doce paises de Antolines historia de Jacob de a dos varas y cuarto de ancho y
uno y cuarto de alto con molduras negras”. Doña Josefa poseía más de cincuenta cuadros de
temática religioso436.
Si el formato es apaisado se denominaba “echado” mientras que los cuadros de forma
apaisada para colocar encima de las puertas se denominan “lienzos sobrepuertas”. En el
inventario de bienes de don Juan Calvo de la Banda (1715) hay “dos lienzos sobrepuertas” y
“cuatro lienzos echados que estan en el oratorio con diferentes devociones”437. Sorprende que
se valorara más la moldura que la propia pintura ya que la primera siempre aparece reflejada y
descrita pormenorizadamente. Algunas dotes llevan pinturas, fundamentalmente religiosas
como la de doña Faviana de la Peña (1740) en la que que en primer lugar aparece “Un
apostolado pintura de lienzo de una bara y media de cuarta de ancho en trescientos sesenta
r”438. En el inventario de doña Rafaela Maria de Gasayo Ochoa de Lecea (1750), condesa de
Lebrija, residente en la calle de las Palmas en la collación de San Miguel, constan más de
cincuenta pinturas casi todas de temática religiosa a lo que se añaden “dos retratos de difuntas”
y “dos floreritos”439. Los cuadros de tema profano, por desgracia, no son abundantes; hay
paisajes, bodegones, temas mitológicos y retratos. Las descripciones no son muy elocuentes:
“Dos lienzos de dos niños echados”440 “dos cuadros pinturas de dos chulos”441. De toda la
documentación manejada, donde hemos hallado un mayor numero de obras de pintura
profana, es el inventario post-mortem de don Pedro Dutramble (1715), “hombre de negocios
de la nación francesa”:
“un retrato del rey nuestro señor Phelipo Quinto…con moldura tallada toda dorada, un retrato
de don Pedro Dutramble de vara y tercia del largo y poco mas de vara de ancho llano, otro retrato de
433
AHPSE: P- 10318, 845 r. Apéndice documental, documento 1.
AHPSE: P- 10342, 387 r.
435
AHPSE: P- 1340, 393r.
436
AHPSE: P- 5202, 187r y ss.
437
AHPSE: P- 5178, 289 r.
438
AHPSE: P- 18013, 341 r.
439
AHPSE: P- 2865, 217 r y ss.
440
AHPSE: P- 6418, 58r.
441
AHPSE: P- 5165, 411 r.
434
171
una madama, otro retrato de Maria Rodríguez, un país de cosina, un retrato de un muchacho, dos
países de floreros, un par de países pintura en tabla, otro par de países en lienzo, otra pintura en tabla
de tres cuartas de un bodegón con moldurilla negra antigua, dos fruteros y floreros, un par de lienzos
muy viejos de unos filósofos, ocho países de a dos varas llanos muy viejos”, es decir unas treinta
obras, pero como es frecuente, de temática religiosa posee una cantidad más elevada442.
En idéntica fecha, don Ambrosio Pérez de Texada dejaba dos retratos de Carlos II, dos
láminas con retratos de Felipe V y “seis países de fruteros”443. Las molduras constituyen un
capítulo fundamental, incluso se les da más importancia que a la propia pintura en sí debido a
que su coste era elevado; se especifica su medida, sus materiales y si están pintadas o doradas.
En el inventario de don Andrés Mariscal (1750) constan más cincuenta pinturas en las que
casi siempre se obvia el tema mientras que sí se citan las medidas y los marcos444.
Hemos tratado a hacer un sucinto repaso al ajuar doméstico en el periodo que nos
ocupa percibiendo que todavía la vivienda sevillana no se había modernizado en cuanto a
mobiliario y distribución de estancias, siendo todavía deudora del pasado. Siguiendo con el
análisis de los inventarios debemos recalcar que en ellos aparecen los esclavos que formaban
parte de la servidumbre también aparecen “inventariados”. En el inventario de bienes de doña
Josefa de Montes y Chaves (1701), residente en la collación de San Nicolás en una casa
arrendada al marqués de Castilleja,
aparecen tres esclavas turcas de 20, 16 y 25 años
respectivamente y “un esclavo negro atesado llamado Miguel de edad de veintidos años mas o
menos”445. En Sevilla tráfico y venta de esclavos, un viajero anónimo en 1700 relata que son
muy numerosos, están marcados en la cara o nariz y tienen distintos precios; su valor
dependía de la edad, sexo y cualidades físicas:
“Los negros eran apreciados por su docilidad y porque no se resistían al bautismo. Las
mujeres esclavas eran más caras por su alto rendimiento doméstico, por su mayor longevidad, por su
mejor adaptación a las condiciones de vida”446.
442
AHPSE: P- 5178, 600 r y ss. Apéndice documental, documento 11.
AHPSE: P- 5178, 691 r y ss. Apéndice documental, documento 12. Muchas personas contaban en sus casas
con retratos de los reyes, tanto pinturas como grabados; ya que eran el único vehículo para conocer la imagen de
los monarcas.
444
AHPSE: P- 7137, 418 r.
445
“9.505 reales de vellón que el dicho don Diego del Hanón tiene pagados anticipados al Marqués de Castilleja
por el arrendamiento de las casas de la morada en que vive y murió la dicha difunta”. AHPSE: P- 1307, 78 y ss.
446
NUÑEZ ROLDÁN, F.: La vida cotidiana en la Sevilla del Siglo de Oro. p. 76.
443
172
En la partición de bienes de doña María de Felices (1711) aparecen dos esclavas
negras: María de veinticinco años y Rosa de 21 a las que otorga la libertad: “dejo libres de
toda carga, sujecion de captiverio” 447 . En el inventario post-mortem de don Juan Angulo
Pedroso (1723), “que fue secretario de Su Majestad” figura: “una negra color atesado
llamada Josefa que será de cuarenta y poca más o menos” 448 , la palabra “esclava” se
encuentra en el margen de la página.
En ocasiones los inventarios post-mortem van seguidos de un “Aprecio de bienes”, el
cual es idéntico al primero pero con la diferencia que las piezas aparecen con tu tasación
correspondiente. Los inventarios constituyen una valiosa herramienta para el mejor
conocimiento de la indumentaria pero también para la reconstrucción de la vida privada ya
que detallan los enseres que formaban parte del ajuar doméstico. Al ser muy exhaustivos su
estudio nos aporta múltiples claves para retratar al difunto y así conocer su comportamiento
hacia el consumo, su religiosidad, su comportamiento, devociones y gustos artísticos.
Testamento
Actualmente, el Art. 667 del Código Civil señala que "El acto por el cual una persona
dispone para después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos, se llama
testamento"449. La práctica testamentaria es común desde mediados del siglo XVI. El llamado
testamento “abierto”450era el que se realizaba ante escribano público y testigos. La estructura
comprendía las siguientes partes: invocación a Dios, datos de testador: nombre, lugar de
origen y domicilio; nombre de los padres y lugar de origen; estado de salud y de las facultades
447
AHPSE: P- 10335, sf.
AHPSE: P- 8194, 105 r.
449
Con anterioridad, la Partida sexta, Título 1º, señalaba lo siguiente: "Testamento es una de las cosas del mundo
en que más deben los hombres tener cordura cuando lo hacen, y esto es por dos razones: la una, porque en ellos
muestran cuál es su postrimera voluntad; y la otra, porque después que los han hecho, si se mueren, no pueden
otra vez tornar a enderezar ni hacerlos de cabo. Queremos decir en este título de la guarda que deben tener los
hombres cuando los quisieren hacer y mostrar qué quiere decir testamento; y a qué tiene provecho; y cuántas
maneras hay de él; y cómo debe ser hecho y cuáles no pueden ser testigos en él; y quién lo puede hacer y cuándo;
y por qué razones se puede revocar; y qué pena deben tener los que impidan a otros que no los hagan”.
450
Recuérdese que a día de hoy, el testamento abierto otorgado ante notario (escribano) sigue siendo el más
utilizado en la práctica. No obstante, la obligatoriedad (con carácter general) de la presencia de testigos se
mantuvo hasta épocas muy recientes, concretamente hasta la entrada en vigor de la Ley 30/1991, de 20
diciembre, de modificación del Código Civil en materia de testamentos.
448
173
mentales; la profesión de fe y la notificación de la voluntad de hacer el testamento. Todo esto
venía seguido de las cláusulas relativas a los asuntos del alma seguidas de las terrenales:
estado civil y, en el caso de matrimonio, nombre del cónyuge; el monto de la dote y referencia
a la carta relativa, en los casos en que se aplica; nombre de los hijos legítimos, ilegítimos o
naturales, en caso de existir y los recursos a ellos destinados; especificación de los bienes del
testador; orden de pago a acreedores, cuando existen; orden de cobro a deudores,
nombramiento de los albaceas; designación de los herederos; nombramiento de tutores y
curadores de bienes. Por último, el lugar y la fecha, la validación del testador y del acto
testamentario por parte del escribano y las firmas al final del documento451.
Aunque en los testamentos, normalmente, no se incluían la ropa ni el ajuar doméstico
podemos encontrar datos interesantes que nos acerquen a determinadas costumbres y usos
sociales de la época. Este tipo de documento se solía redactar cuando el individuo se hallaba
cercano a la muerte, a través de sus líneas se puede:
“(…) observar las pautas colectivas de comportamiento social ante la muerte. Igualmente, los legados
piadosos tienen un lugar destacado en las escrituras de postrera voluntad, porque mediante estos el
otorgante destina parte de sus bienes a fundaciones pías, servicios a la Iglesia, a comunidades
religiosas, cofradías u hospitales, para obtener así, mediante las oraciones de sus religiosos, el reposo y
la salvación de su alma”452.
Uno de los datos que proporcionan son los gastos detallados del funeral y entierro,
como el precio del ataúd, la cera, las misas y los responsos. En sus disposiciones era práctica
relativamente frecuente que el testador pidiera que su cadaver fuera vestido con el hábito de
alguna orden religiosa. Doña Sebastiana de Salazar en tu testamento otorgado en 1798 incluye
una disposición en este sentido:
“Mi cadaver será vestido con el Hábito de nuestro Serafico Padre San Francisco y sepultado
en la Iglesia Parroquial de mi domicilio. (…) al tiempo de mi entierro se celebrarán doce misas
rezadas (…) y la misa cantada de mi cuerpo presente según costumbre, pagandose por ella lo que sea
conveniente”453.
451
Véase, PEÑAFIEL RAMÓN, A.: “Aproximación al estudio de los testamentos en el siglo XVIII: el murciano
ante la muerte”. Áreas. Revista Internacional de Ciencias Sociales. nº6, Murcia, 1986.
452
REDER GADOW, M.: “Vivencia de la muerte en el Antiguo Régimen”. Baética. Estudios de Arte, Geografía
e Historia, 9, Málaga, 1986, p. 348.
453
AHPSE: P- 9584, 58 r. Doña Sebastiana de Salazar dóno en su testamento una Virgen de Guadalupe pintada
en México por Antonio Torres a la San Juan de la Palma, su parroquia.
174
Las misas se solían celebrar en la parroquia del finado además de en conventos y
hospitales si era una persona adinerada454. Los testamentos consultados incluyen legados a
diversas instituciones religiosas, las limosnas, las deudas, la manumisión de esclavos, e
incluso el salario de los criados. En el testamento de María de Felices Medina (1711) consta
el valor de su ataúd (160 reales) y todo el montante que dejaba para limosnas y misas por su
alma, en concreto se celebraron 6.380 en diversas parroquias 455 . Doña María dejaba así
mismo una serie de casas en Dos Hermanas456, dos cortijos en Alcalá de Guadaira y diversas
casas en Sevilla. En el testamento de José Maestre, fechado en 1733, se cita el salario de
cinco de sus criadas, cada una cobraba 20 reales mensuales, mientras que el despensero
percibía 33, el mozo de mulas también 33, y el cochero 4 y medio al día 457. En la división de
caudal de don José Díaz “vecino del comercio”, dentro de la partida “Funeral, Entierro y
Missas” se recoge la cantidad destinada por el “valor de tres mill Missas” cuyo montante
asciende a 12.044 reales, es decir, cada misa a 4 reales458.
Solamente hemos hallado algunos testamentos que incluyen ciertas disposiciones
sobre prendas de vestir. La ropa era costosa por lo que se reaprovechaba de alguna manera al
fallecer su propietario, el testamento de don Juan Coello (1738) es un claro exponente:
“Ytem Mando y es mi voluntad se le den mi compadre Juan de Soto una chupa y calzones de
paño que yo tengo y una camissa y que me encomiende a Dios Ytem Mando y es mi voluntad se le
den a Lucas de Carpas dos pares de calzones de
gamuza que yo tengo y una camissa y me
encomiende a Dios”
459
Al igual que la disposición testamentaria de don Jerónimo Gaytán (1791):
454
“En la actualidad, los profundos cambios sociales producidos, impiden el conocimiento en profundidad de
determinados usos y costumbres a través de los testamentos (u otros documentos como la escritura de partición y
adjudicación de herencia) como en lo referente al ajuar doméstico. Las normas fiscales vigentes se limitan a
presumir la existencia de este último y a otorgarle un valor equivalente al 3% de la herencia. Así lo señala el
Artículo 15 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre, del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones: "Ajuar
doméstico. El ajuar doméstico formará parte de la masa hereditaria y se valorará en el tres por ciento del Importe
del caudal relicto del causante, salvo que los interesados asignen a este ajuar un valor superior o prueben
fehacientemente su inexistencia o que su valor es inferior al que resulte de la aplicación del referido porcentaje".
455
AHPSE: P- 10335.
456
Una de ellas ha llegado al siglo XXI en manos de la misma familia. Se trata de la hacienda de olivar adquirida
por Diego Maestre Aernoust (Diego Meester en su identidad flamenca), natural de Brujas, casado con María de
Felices.
457
AHPSE: P- 120025, 1477v, 1478 r.
458
AHPSE: P- 729, 490v. Apéndice documental, documento 62.
459
AHPSE: P- 10350, 81 r.
175
“Como Albazeas testamentaríos que somos y quedamos de dn. Geronimo Gaytan y Salzedo difunto
declaramos que cumpliendo con lo que dexó dispuesto en su ultima disposicion hemos repartido entre
nos con union y amigablemente toda la ropa de su uso blanca y de color, nueba, mediada, y usada, y
de ella dímos la que tubimos por conveniente â los Sirvientes que actualmente estavan en su Casa y
algunos que ya estavan fuera de ella, y para que todo conste firmamos el presente en Sevilla â 13 de
Marzo de 1791”460.
Don José Policarpo Díaz (1797) “vecino del comercio desta ciudad”, dejó en su
testamento 2.028 reales destinados a comprar vestidos a “doce pobres”461.
En 1727 encontramos una “declaración de pobre” según la cual se solicita que su ropa
y enseres sean vendidos para poder recibir sepultura:
“Temiendome que la muerte llegue como es natural y queriendo estar prevendio para cuando
llegue (…) digo y declaro que no tengo cuadal, vienes ni efectos quepoder hacer testamento (…) haga
dar sepultura sagrada a mi cuerpo en mi parroquia y me mande decir las misas que pudiese por mi
alma vendiendo para ello toda mi ropa y trastecitos”462.
En cuanto a las inhumaciones se preferían siempre los enterramientos dentro de
recinto sagrado, sólo los más pobres debían conformarse con reposar en el cementerio. Era
costumbre dentro de la aristocracia y familas pudientes contar con capilla propia o lugar
asigando dentro de sus parroquias, mientras que por una limosna anual se podía ser enterrado
en los sótanos o en el mismo suelo de la iglesia; fundamentalmente se valoraba la cercanía
con el altar mayor, para lo cual la cuantía de la limosna debía ser mayor463.
El testamento constituye un documento más de tipo piadoso donde el otorgante se
prepara para entregar su alma a Dios; pero en algunas de sus claúsulas nos ofrecen claves de
gran interés para acercarnos a la sociedad del Antiguo Régimen, su mentalidad y cómo la
religiosidad impregnaba casi todas las facetas de la vida.
460
AHPSE: P-788, 666 r. Apéndice documental, documento 50.
AHPSE: P- 729, 490 r. Apéndice documental, documento 62.
462
AHPSE: P- 1888, 234 r.
463
REDER GADOW, M.: Ob. cit., p. 351.
461
176
CAPÍTULO V
177
Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII
En el periodo que ocupa nuestro estudio, la textil es la principal actividad industrial,
de hecho, es la primera que adopta el maquinismo y la producción a gran escala 464. La moda,
no solo se encuentra estrechamente interconectada con las transacciones comerciales europeas
desde el siglo XIV, sino que sus sucesivos cambios han constituido un motor económico
clave en el desarrollo de las sociedades465. Hasta el siglo XVIII los tejidos destinados a la
confección de prendas eran fundamentalmente la lana y el lino. A finales de dicha centuria se
extiende el uso del algodón, que en el siglo XIX se convierte en la fibra principal. El punto
crítico en el avance técnico industrial se localiza en la década de 1760, particularmente en el
Reino Unido. El periodo entre 1770 y 1800 contempla un cambio decisivo en las técnicas
industriales que introducen revolucionarias innovaciones en todas las fases de su producción.
El hilar de Hargreaves en 1764 y el telar hidráulico de Arkwright en 1769 466 abrieron el
camino a las ya obsoletas técnicas manuales, primero multiplicando la acción de la mano de
obra y luego utilizando fuentes de energía hasta entonces desconocidas como la máquina de
vapor. James Watt en 1755, después de asociarse con el manufacturero de Birmingham,
Matthew Boulton, con la colaboración de J. Wilkinson, experto en cañones,
puso en
funcionamiento la primera máquina de vapor467. Watt había conseguido liberar a la sociedad
de una de sus grandes limitaciones: la energía disponible. La máquina de vapor fue el invento
que posibilitó la revolución industrial.
Hasta el siglo XVIII Europa se había autoabastecido con sus propios materiales, pero
el uso del algodón hizo que dependiera de los países de ultramar. En España se fabricaban
todo tipo de tejidos, siendo los más afamados y apreciados los paños y bayetas. Desde 1630
las lanas de Segovia y de Molina de Aragón cotizaban en la Bolsa de Ámsterdam468, las lanas
finas españolas eran muy apreciadas en el extranjero por su magnífica calidad.
464
PLAZA PRIETO, J.: Estructura económica de España en el siglo XVIII. Madrid, 1976, p. 314.
JUAREZ ALMENDROS, E.: El cuerpo vestido y la construcción de la identidad en las narrativas
autobiográficas del Siglo de Oro. Woodbridge, 2006, p.19.
466
PEVSNER, N.: Pioneros del diseño. Buenos Aires, 2000, p. 47.
467
RIERA, S.: Tecnología en la Ilustración, Volumen 34. Madrid, 1992, p. 22.
468
TUÑÓN DE LARA, M.: Historia de España: (1476-1714). La frustración de un Imperio. Barcelona, 1982, p.
474.
465
178
Bajo el reinado de Felipe V se avanzó en la aplicación de los tintes para la fabricación
textil, que hasta ese momento estaban faltos de variedad. Por este motivo fueron llamados a
Madrid trabajadores franceses que en 1719 crearon una:
“fábrica modelo para el perfeccionamiento de los colores, que debería servir para el desarrollo
de las fábricas de tintes”469.
V.1. Tejidos, telas y encajes
Los tipos de tejidos que se consignan en los protocolos notariales sevillanos son muy
variados, al igual que los colores y adornos. Los nombres que en la época se daban a los
colores, en ocasiones, evocaban elementos de la naturaleza como flores, frutos, piedras o
animales: “color flor de romero”, “color de café”, “color de ámbar”, “color de aceituna”,
“color cochinilla”, “color de perla”, “color de fuego”, “color verdemar” “color ala de cuervo”,
o por semejanza como: “color de clavo”, “color de tabaco”, “color de punzón”, “color de
oblea” y un largo etc.
Para comenzar se hará una breve alusión a los tipos de tejidos hallados en los
protocolos consultados en los distintos archivos tanto de la ciudad de Sevilla como en la de
Écija, así como a los adornos o bordados y su procedencia, tanto si es extranjera, como
nacional. Los documentos recalcan la procedencia de determinados tejidos y adornos si la
procedencia era de otros países. A Sevilla llegaban tejidos procedentes de Portugal, Francia,
Inglaterra, Francia e Italia fundamentalmente. En cuanto a los de fabricación española aparece
un amplio abanico de localidades, desde Segovia y Grazalema con sus paños, pasando por las
sedas de Valencia, las medias de Toledo o los lienzos de Vizcaya, entre otros. A continuación
se detallarán los cuatro tejidos básicos desde los lienzos a las sedas, sin olvidar que un gran
número de ellos están compuestos por varias fibras a la vez.
V.1.a. Lino
469
PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 323.
179
El lienzo se utilizaba fundamentalmente para confeccionar la ropa interior de ambos
sexos, como camisas, calzones, enaguas, corpiños, calcetas o escarpines, así como ropa de
cama (sábanas y almohadas) y ajuar doméstico compuesto por servilletas, manteles, toallas y
cortinas. Algunas novias llevaban en su ajuar piezas de distintos lienzos para confeccionar
ropa de cama, un ejemplo es el recibo de dote de José Antonio de Lesaca (1781):
“Primeramente por barias piezas de lienzo bretaña y estopilla para ropa de cama mil
quatrocientos setenta y dos r”470. A lo largo de la centuria veremos una extensa cantidad de
tipologías, muchas de ellas con nombres que aluden a su lugar de origen como Ruan, Morles,
Holanda, Bramante, Bretaña o Cambray. Los documentos de personas principales ponen de
manifiesto que el encaje tanto de bolillos como de aguja era una labor muy utilizada para
guarniciones de ropa blanca.
Los tipos de lienzos más frecuentes son: la estopilla, basta y muy frecuente en la
confección de camisas y ropa de cama; la crea que podía ser de lino o de lino mezclado con
algodón, económica y muy común en confección de la ropa interior de las clases populares; la
holandilla u holanda, era
muy fina, blanqueada y de buena calidad. Covarrubias la
menciona en la definición de lechugillas 471 . Cervantes cita la holanda en el Quijote
refiriéndose a “camisas de delgada holanda”, sabanas y herreruelos 472 . La bretaña y el
bramante se utilizaban generalmente para ropa interior, sabanas y ropa de mesa; el cambray
según Covarrubias era más delgado que la holanda473, mientras que la beatilla también era
muy fina y similar a la muselina, aparece con frecuencia la procedente Vizcaya 474. El morles
no era delicado y se utilizaba en prendas interiores como camisas y corpiños. Aunque no es
habitual, a veces aparece el lienzo crudo (sin blanquear).
Muchos de los lienzos podían ser de dos tipos: anchos o angostos. En la partición de
bienes de María de Felices (1711) aparecen una serie de piezas de distintos lienzos. Las piezas
no tenían siempre las mismas cantidades en varas. En cuanto a las valoraciones la holandilla
470
AHPSE: P- 10363, 26 r.
COVARRUBIAS, S.: Tesoro de la Lengua Castellana. 1611, p. 557.
472
CERVANTES SAAVEDRA, M.: Don Quijote de la Mancha. Madrid, 1999, pp. 172, 106, 654.
473
Ibídem, p. 182.
474
AHPSE: P- 1311, 152 r.
471
180
se valoraba a ocho reales de plata la vara, mientras que el bramante “fino” se hacía a cuatro y
medio. La pieza de bretaña “angosta” se tasó en veinte reales de plata475.
V.2.b. Lana
La lana es el tejido español por excelencia. El paño era el más común fabricado a base
de lana, generalmente muy tupido476, grueso y de un solo color. Grazalema fue en uno de los
centros productores de paños más importantes de España y Andalucía. En 1792, fabricó más
de 80.000 piezas de paño de color negro, frente a las 16.000 piezas de todas las tintadas
segovianas. Los paños de Grazalema, junto a los producidos en Antequera y Sevilla
monopolizaron el mercado andaluz. Por lo general una fábrica de paños dividía sus oficios en
cuatro: tundidores, tejedores, pelaires y tintoreros 477. En el 26 de noviembre de 1745 Felipe
V expidió en Madrid una Real Cédula de Privilegio, eximiendo a las fábrica grazalemeña de
una serie de obligaciones lo que atrajo a un número considerable de población beneficiando a
su la industria. Un ejemplo que demuestra la venta en Sevilla de este tipo de paños lo ofrece
el inventario de Rita Águeda Rodríguez (1758), en el aparecen una serie de mercaderías entre
las que figuran treinta capas de paño de Grazalema478.
Otra variante, que aparece con relativa frecuencia en la confección de prendas
masculinas, es el paño de Guadalajara. El 24 de diciembre de 1714 Felipe V e Isabel de
Farnesio celebraron la misa de velaciones de su matrimonio en el palacio del Infantado, y
como agradecimiento a la ciudad, el rey otorgó la posibilidad de instalar una manufactura
real. La Real Fábrica de Paños se ubicó en el palacio de los marqueses de Montesclaros. El
barón de Riperdá siguiendo instrucciones del cardenal Alberoni y debido a la ausencia de
personal especializado, llamó a tejedores de la ciudad de Leyden. Una vez firmados los
contratos que estipulaban honorarios y condiciones llegaron de Holanda cincuenta tejedores y
un director que fueron los primeros trabajadores de la fábrica479:
475
476
AHPSE: P- 10335, sf.
GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p. 16.
478
AHPSE: P- 11170. 1050 r.
Véase, VILLAVERDE SASTRE, Mª D.: “La Real Fábrica de Paños y la ciudad de Guadalajara”. Revista
Moneda y Crédito 133, 1975.
479
181
“Tiene una Fábrica Real de exquisitos paños suaves, vistosos y de calidad tan aventajada,
como los mejores de Holanda, pues de ella traxeron los primitivos operarios, a solicitud de Juan
Guillermo, barón de Riperddá”480.
En Sevilla se comercializaban los paños de San Fernando, Brihuega, Béjar, Alcoy,
Castilla y Segovia así como los extranjeros de varias ciudades francesas como Sedán y Eupen,
así como de varios países europeos como Alemania, Holanda e Inglaterra. En cuanto a los
colores no sólo aparecen el pardo y el negro, sino que tenemos un gran abanico de tonos como
turquesa, amarillo, celeste, blanco, morado o carmesí entre otros. En el inventario de los
bienes de don Manuel Rodríguez (1788), se detallan “los efectos del Almacen y ropa de la
tienda” donde fundamentalmente aparecen piezas de paño, entre los cuales se encuentran de
Grazalema, “de la fabrica de Sevilla” y paño de Calderón, también hay capas y polainas “de
dieciséis botones” de paño de Bujalance (Córdoba)481.
La bayeta, rala y poco tupida482 era muy apreciada por su calidad tanto en nuestro
país como en el extranjero, con este tejido (del que se tiene constancia desde el siglo XIV) se
solían confeccionar las capas y ropa de abrigo. En el inventario de bienes de Juan de Aguilar
y Cueto “familiar que fue del numero del santo oficio de la Inquisicion de esta ciudad”
fechado en 1702 aparecen 285 varas de bayeta “de la sierra”483. Este tejido se exportaba a
Indias según podemos comprobar en una memoria de gastos de embarque a cuenta de don
José Maestre, cargador a Indias. Según el documento por teñir una pieza de bayeta se pagaron
20 reales de plata, por tundirla, doblarla y prensarla se pagaron 4 reales de plata. Las piezas se
agrupaban en fardos que se depositándose en cajones convenientemente forrados y atados con
hilo y cordeles. Por hacer cada fardo se pagaron 22 reales de plata, mientras que por llevarlos
al río se pagaron a “los mozos” 9 reales por cada viaje, como dato curioso figura les dieron 11
reales y medio de plata a los enfardeladores para vino484.
La partición de María de Felices (1711) informa que las bayetas se envolvían en
estameña para su transporte. La bayeta no solamente se fabricaba en España, sino que nuestro
país importaba de Inglaterra. Este tejido podía aparecer en muy diversos colores tales como
480
ESTRADA, J.: La población de España en sus Reynos, Provincias y Ciudades. Madrid, 1748, p. 230.
AHPSE: P- 11247, 1742 r y ss.
482
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos
XVII y XVIII. Málaga, 2006, p. 88.
483
AHPSE: P- 1307, 212 r.
484
AHPSE: P- 12025, 1416 v.
481
182
avellana, pistacho, blanco, verde botella, negro, amarillo, rojo o lirio entre otros. Las mantillas
de bayeta blanca aparecen con relativa frecuencia tal y como veremos en el epígrafe
correspondiente.
La sempiterna era basta y muy tupida, se denominaba así por lo mucho que duraba;
aparece en colchas y también en prendas de vestir; la lamparilla era delgada y poco fina, se
teñía de distintos colores y se destinaba a la fabricación de prendas para el verano; la grana
era un paño muy fino de color púrpura, teñido con una materia colorante extraída de la
cochinilla, insecto originario de México. Desde la antigüedad, los colores púrpura y escarlata
fueron objeto de deseo en el mundo mediterráneo. El descubrimiento de ambos tintes se
atribuye a los fenicios, que obtenían el primero a partir de caracoles marinos y el segundo de
dos insectos, uno de ellos llamado quermés; de él deriva la palabra carmín. Con escarlata se
teñían las túnicas de los legionarios romanos y posteriormente los trajes de la nobleza europea.
Durante la conquista de México se tuvo conocimiento que los aztecas fabricaban una
sustancia a la que denominó “grana” .La antigüedad de su cultivo no se conoce con exactitud,
aunque se considera fue durante el período Tolteca (siglo X).
En 1523 aparece registrado el primer envío desde México a España. Después del oro y
la plata, la grana constituía la segunda de todas las exportaciones 485 . Fray Bernardino de
Sahagún en Historia de las cosas de Nueva España (1540-1585) la cita. La grana cochinilla
novohispana por su magnífica calidad fue uno de los tintes más importantes del mundo entre
los siglos XVI y XIX. La ciudad de Oaxaca ostentó el monopolio de su producción durante
tres siglos. A finales del XIX irrumpieron los tintes de origen químico 486 lo que alteró
profundamente el mercado de los tintes naturales.
La costumbre de algunos escritores españoles del siglo XVI de llamar “semilla” al
referirse a la grana, determinó que la mayoría de los europeos pensaran se que se trataba de
producto de origen vegetal. Esta confusión fue fomentada por España, para dificultar lo más
posible la identificación del colorante, salvaguardando así el secreto de su monopolio. La
medida fue tan eficaz como la estricta prohibición sobre la exportación de los insectos vivos.
Debido a los intentos de emancipación de los pueblos americanos y ante el temor de perder
486
SÁNCHEZ SILVA, C., SÚAREZ ROSA, M.: “Evolución de la producción y el comercio mundial de la grana
cochinilla, siglos XVI-XIX”. Revista de Indias, Madrid, 2006, pp. 475-478.
183
tan preciado negocio, la grana cultivada se llevó a Cádiz y de ahí a las Islas Canarias entre los
años de 1824 y 1827. Este tejido aparece profusamente a lo largo de toda la centuria en la
confección de todo tipo de prendas, y también en las mantillas. En el capital de bienes del
mercader Francisco Santiesteban (1758) el paño de grana se valora en 24 reales de plata la
vara, mientras que el de Castilla se hace a 8 y el inglés a 14487.
Otros telas fabricadas a base de lana eran el carro de oro (su nombre procede de la
insignia de la tienda del artífice de Bruselas que la fabricaba), muy fino y de procedencia
flamenca; según la definición del diccionario de Autoridades tenía la cualidad de despedir las
manchas. El burato, que era áspero al tacto y muy utilizado en la confección de mantos y
sayas, también podía ser de seda. La estameña se usaba fundamentalmente para los hábitos
de órdenes religiosas; el chamelote era de origen oriental, mezclaba lana con piel de camello
o cabra. Era basto, muy fuerte e impermeable. El chamelote era un tejido resistente que
aparece con frecuencia en la vestimenta a de las capas trabajadoras, aunque también lo hemos
visto en ropa interior, por ejemplo en enaguas488; camellón o pelo de camello son sinónimo de
chamelote.489 El llamado “chamelote de aguas” era una tela de seda brillante y su superficie
parecía hacer aguas490. La lila era parecida al chamelote, su nombre proviene de la ciudad
francesa de Lille; la palmilla, era un paño corriente fabricado en Cuenca generalmente de
color oscuro; por último, el barragán era una tela de lana fina muy frecuente en la confección
de mantos491, y el anascote era burdo de color pardo u oscuro492
V.3.c. Seda
La seda es una fibra fina fabricada con distintos capullos de larvas de insectos,
especialmente la oruga “Bombyx mori”, durante el siglo XVIII (periodo que abraca nuestro
estudio) aparecen fundamentalmente tres tipos: la lisa, de un solo color; la “listada”, es decir,
a rayas, y la labrada que ofrecía una gran serie de dibujos de tema floral y volutas 493. En los
487
AHPSE: P- 11170, 813 r.
AHPSE: P- 10342, 255 v.
489
CONGOSTO MARTÍN, Y.: Aportación a la historia lingüística de las hablas andaluzas (siglo XVII)
Descripción de una sincronía. Sevilla, 2002, p. 151.
490
SANTOS VAQUERO, A.: La industria textil sedera de Toledo. Cuenca, 2010, p. 581.
491
GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p.8.
492
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 53.
493
BOSCH, D.: La indumentària menorquina en el segle XVIII. Menorca, 2008, p. 202.
488
184
documentos a veces simplemente se consigna el material, simplemente citando un vestido de
seda o un manto de seda, pero es frecuente que se ofrezcan más detalles debido a lo elevado
de su precio. Hay diversos tipos de tejidos realizados a base de seda, entre los que hemos
encontrado figuran: la persiana, decorada con flores grandes y diversidad de matices; la
griseta, con grandes flores tejidas; el gorgorán, con cordoncillo; el damasco, originario de
la ciudad del mismo nombre en cuyo tejido se formaban dibujos y que ha llegado hasta la
actualidad; la llamada nobleza era parecida al damasco pero más fina, se denominó así
porque comenzó a usarla la aristocracia; la lama era pesada y muy costosa, se fabricada con
seda y oro o con seda y plata; el moaré era resistente y brillante, mediante la aplicación de
unas planchas muy calientes se conseguían unos efectos irisados, que cambiaban con la luz; el
brocado era un paño de seda con hilos de metal formando dibujos, los que tenían hilos de oro
y plata eran llamados lama; el tabí era de seda pura y muy resistente normalmente con
dibujos de rayas y flores; la muselina era muy delicada y costosa y se utilizaba a menudo
para la confección de corbatas. Además aparecen muy asiduamente de telas confeccionadas
con este material como: el terciopelo, el raso o el tafetán494 .
En el Archivo hemos podido localizar una carta de dote de doña Francisca Zeilas,
fechada en 1738, en la que aparece la palabra “moda” en referencia a un tejido. Se trata de un
vestido compuesto por guardapiés y casaca de “raso de moda nombrado tapiseria” valorado
en 648 reales 495 , así mismo figura otro conjunto formado por las mismas piezas y
confeccionado en persiana 496 usado que por estar “muy bien tratado” se valoraba en 400
reales. Durante el siglo XVIII las sedas labradas francesas llegaron a una perfección y belleza
que tal vez no han sido superadas. Los motivos decorativos más frecuentes, muy del gusto
rococó, fueron distintos tipos de flores como rosas, margaritas o lirios con efectos de luces y
sombras.
En España, a partir del reinado de Felipe V la fabricación de la seda experimentó un
gran auge fundamentalmente en Valencia, ciudad con gran tradición en este tipo de
manufacturas desde el siglo XV. En 1474 se fundó el Gremio de Sederos con San Jerónimo
como patrón, ya que según la tradición fue el primer Santo que vistió seda por su condición
495
AHPSE: P- 10350., 283 r.
185
de cardenal. Valencia se convirtió en el principal centro español que suministró a la corte sin
olvidar que gran parte de su producción iba destinada a la exportación a Indias.
A finales del siglo XVIII y como consecuencia del estallido de la Revolución Francesa
se produjo un paulatino abandono del uso de las sedas a favor del algodón:
“La substitución de la seda y del raso por la indiana estampada y el algodón con dibujos, que la
miseria había impuesto en París, propagose también en el extranjero, en donde se seguía la moda
francesa, y fue causa en Francia de la completa ruina de la industria sedera”497.
V.1.d. Algodón
Es una planta textil de fibra suave cuyo cultivo es remoto, exige cuidados muy
delicados ya que su extracción debe realizarse a mano. Procede de las plantas llamadas
“Gossypium”; hay tres tipos de fibras, la corta (procedente de la India), la mediana (de
América) y la extralarga (de Sea Island) 498 . Uno de los primeros productos con los que
Cristóbal Colón tuvo contacto al desembarcar en la isla de Guanahaní fue el algodón, el cual
le ofrecieron los indígenas como presente, tal y como relata en su Diario de a bordo el 13 de
octubre de 1492: “Traían ovillos de algodón hilado y papagayos y azagayas y otras cositas
que sería tedio de escribir, y todo daban por cualquier cosa que se los diese” 499.Más adelante
Colón estableció un impuesto a varias tribus indias, que debía ser satisfecho en esta fibra.
La materia básica de la producción textil de los aztecas era el algodón, estando muy
experimentados en la aplicación de tintes ya que conocían el añil, la cochinilla y el palo de
brasil. Los tejidos fabricados con algodón fueron introducidos en Europa en el siglo XVII a
través de la compañía de Indias. El algodón comenzó a usarse en Francia a finales del siglo
XVII, aunque fue prohibido por el gobierno ya que se temía que perjudicara a la industria
sedera. Los tejidos a base de esta fibra llegaban al país de contrabando y la misma madame de
497
BOEHN, M.: Ob. cit., p 122.
DÁVILA, R. Mª., DURAN PUJOL, M., GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Diccionario histórico de telas y
tejidos. Salamanca ,2004, p.26.
498
499
COLON, C.: Diario de a bordo. Madrid, 2006, p. 97.
186
Pompadour mandó tapizar con indianas uno de los apartamentos de su castillo de Belleveu en
1755, a cargo de cuya decoración estuvo el pintor François Boucher.
A las profundas transformaciones sociales que se sucedieron en el siglo XVIII hay que
añadir los avances en la técnica con la invención de la maquina de coser y la implantación del
uso del algodón a gran escala. Esta fibra posibilita el estampado, antes reservado a las élites
debido a su alto costo, y aunque tampoco resultaban económicas se popularizó el uso de las
indianas. En España se vetó la importación de algodón en 1771 mediante una pragmática:
“Prohición de introducir y usar en estos Reynos los texidos de algodon, ó con mezcla de él,
que sean de fábricas extranjeras”, la muselina que no hubiera sido vendida en seis meses
debía ser quemada o entregada a la autoridad 500, esta pragmática fue revocada por un Real
Decreto en 1789.
De todas las fábricas de algodón europeas la más renombrada fue la francesa de Jouy,
cerca de Versalles y fundada por Christophe-Philippe Oberkampf 501 en 1758. Luis XV había
adquirido este sector en 1760. Durante muchos años, la favorita y su círculo íntimo habían
ignorado las regulaciones contra el uso de telas impresas importadas del extranjero. Madame
de Pompadour animó al rey a fundar una industria nacional para la producción de tela
estampada. Oberkampf fue el primer diseñador reputado en cuanto a tejidos de algodón se
refiere, su fama llegó a todo el continente e incluso fue condecorado con la Legión de Honor
por Napoleón en 1809502. La estampación se realizaba por medio de planchas grabadas que
permitían diseños más grandes y con efectos de luz y sombra. Los dibujos ya no se limitaban
a flores o diseños geométricos. Oberkampf encargó diseños a buenos artistas que realizaron
escenas con figuras humanas. Este nuevo estilo permitió la representación de acontecimientos
importantes del período como el primer vuelo en globo o la fascinación por Egipto. El toile de
500
Novísima recopilación de las leyes en España. Tomo IV, p. 304.
Christophe-Philippe Oberkampf, fundador de la manufactura de algodón estampado en Jouy-en-Josas, era de
origen alemán. Se trasladó a París con 20 años en 1758. Tanto su padre y su abuelo habían tenido negocios de
paño teñido. En París, ascendió rápidamente y un año después tras se asoció con su antiguo patrón quien había
anticipado que la prohibición del algodón estaba a punto de ser levantada y calibró los conocimientos de
Christophe-Philippe. En 1759 deciden trasladar el molino a Jouy-en-Josas, un pequeño pueblo bordeando el río
Bièvre, donde el agua era pura y la tierra abundante. En 1764 se construye el primer edificio de 47 metros de
largo en una gran pradera al borde del río, seguido por otros. Oberkampf y su hermano la ciudadanía francesa en
1770 después de más de 10 años de residencia en Francia. La fábrica se convierte en real en 1783. Tras seis años
Oberkampf se convirtió el único propietario de la fábrica. En 1797, recibe el título de Escudero del rey junto con
el derecho a portar armas y el lema: Recte et Vigilanter (honestidad y vigilancia). La fábrica logra enormes
ganancias hasta 1792, incluso convirtiéndose en la segunda más importante en Francia después de la compañía
de Saint-Gobain. Véase, CHASSAGN, S.: Oberkampf Un grand patron au siècle des Lumières: L'inventeur de
la toile de Jouy, Aubier, 2015.
502
YAFA, S.: Cotton: The Biography of a Revolutionary Fiber. New York, 2005, p. 33.
501
187
jouy se convirtió en sinónimo de elegancia y la misma madame de Pompadour lo usó para sus
vestidos. La fábrica de Jouy fue declarada manufactura real obteniendo exenciones fiscales y
de las leyes de comercio en vigor503.
La indiana o indianilla, así llamada por ser originaria de la India, desde donde
llegaron a finales del siglo XVII y cuyo uso se extendió en España fundamentalmente a
finales del XVIII para la confección de un gran abanico de prendas y accesorios 504 . La
indiana era un tejido de algodón con ligamento tafetán y su característica principal era el
estampado con rayados y dibujos sencillos, generalmente a un color, mediante planchas de
cobre o madera entintada. El algodón provenía de la Indias occidentales y su industria nació
en España en 1746, más concretamente en Barcelona, Cataluña comenzó una etapa de gran
prosperidad. Se fabricaban “indianas” sobre todo para pañuelos y lienzos pintados505 . Las
fábricas catalanas se dedicaban únicamente al tejido y estampación ya que se realizaban con
hilaturas procedentes de Inglaterra, Suiza o Francia.
En 1718 y 1728, se promulgaron
decretos prohibiendo la importación de indianas procedentes del extranjero, pero estas
mediadas no afectaban a la importación de materias primas. Las manufacturas barcelonesas
conllevaron un drástico cambio en el sistema de trabajo y producción por medio de la
centralización de todo el proceso en una sola fábrica. En Sevilla aparecen piezas de algodón
pero diseminadamente, fundamentalmente en colchas y cobertores. Será a finales de siglo a
raíz de introducción masiva de la muselina, cuando asistamos a su popularización.
La holanda u holandilla506 podía también estar fabricada con algodón, al igual que el
damasco, el terciopelo y el raso. Otras telas fabricadas a base de algodón fueron la beatilla,
casi transparente y similar a la muselina, y
el soplillo, muy frecuente en los mantos
femeninos. A finales del siglo en Francia se produjo una diferencia sustancial en el vestido de
ambos sexos, esta radicó en el cambio de tejidos, el raso y la seda fueron sustituidos por el
algodón y la indiana debido a la pobreza y desabastecimiento que causó la Revolución, la
moda resultante se siguió en el resto de Europa lo que trajo consigo la ruina de la industria
sedera francesa507.
503
GARRIOCH, D.: The Making of Revolutionary Paris. Berkeley, 2002, p. 276.
504
BOSCH, D.: Ob. cit., p. 200.
PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 322.
506
Este tejido se llama así al hacer referencia a su país de origen, aunque se fabricara en España.
507
BOEHN, M.: Ob. cit., p. 122.
505
188
La muselina es una tela de algodón muy fina y vaporosa cuyo origen radica en Irak.
Llegó a Europa procedente de la India en el siglo XIII pero es a finales del siglo XVIII
cuando su uso se populariza convirtiéndose en el tejido por excelencia. A partir de ese
momento se produjeron una serie de transformaciones que afectaron profundamente a la
industria textil europea. Los comerciantes ingleses comenzaron a fabricar muselina en sus
colonias americanas lo que conllevó el inicio de una poderosa industria que desembocó en la
Revolución Industrial. En España este tejido se prohibió en varias ocasiones sin ningún
resultado, finalmente en 1788 se permitió su importación debido a la reciente creación de la
Real Compañía de Filipinas establecida el 10 de marzo de 1785 mediante una Real Cédula de
Carlos III, planteada como una empresa de participación pública y privada, y con autorización
para comerciar con América y Asia508.
La voz muselina se incorpora en 1803 al Diccionario de la Real Academia aunque ya
Terreros la había incluido. El termino “muselina” está documentado en la obra de Feijoo
Teatro crítico universal publicada en 1728509. Este tejido no sólo aparece profusamente a
finales de siglo en la ropa de vestir sino también en la interior, en complementos como los
pañuelos que las mujeres se ponían en el cuello para tapar el escote y en las corbatas
masculinas.
V.1.f. Encaje
Es una labor tramada entre dos telas, fabricado en hilo, algodón o seda. El ajuar de
cualquier novia distinguida no podía estar falto de encajes, que también se denominaban
“puntas”. Hay dos tipos: de bolillos o de aguja. El documento que se considera más antiguo
sobre la labor de bolillos data de 1493 y más concretamente de la familia Visconti, en la
ciudad italiana de Ferrara. El encaje de Milán, que aparece con bastante frecuencia en Sevilla
en los guardarropas de personas muy principales, era de bolillos: “formando trencillas tejidas
que iban haciendo dibujos, dando vueltas y formando motivos floreados unidos por barretas
trenzadas y más tarde por fondos calados de formas variadas”510.
508
YUSTE LÓPEZ, C.: El comercio de la Nueva España con Filipinas, 1590-1785. Volúmenes 108-109. México,
1984, p. 81.
509
MORENO MORENO, A. y TORRES MARTÍNEZ, M.: Estudios de léxico histórico español. Salamanca,
2014, p. 172.
510
BAROJA de CARO, C.: El encaje en España. Barcelona, 1933, p. 118.
189
En 1733 se dictó una pragmática que permitía el encaje fabricado en el país pero de
ningún modo el extranjero, los españoles tenían fama por su riqueza y policromía; las
encajeras españolas eran muy diestras en el manejo de los bolillos, otorgándoles un estilo
especial. Desde fines del siglo XVI hubo en nuestro país modelos de ornamentación
propios511, aunque ya en el XVIII la influencia francesa en cuanto a motivos decorativos fue
la más seguida. A lo largo del periodo de nuestro estudio hubo un gran auge en la confección
de blondas sobre todo para mantillas, en los libros de los modistos de María Antonieta se
mencionan frecuentemente las blondas “a la manera de España”512. En protocolos los encajes
de procedencia extranjera que aparecen con más frecuencia son los flamencos, franceses e
italianos.
El encaje se pesaba en libras, y los había que imitaban el oro y la plata. El uso de
encajes es una constante en toda la centuria. Se utilizaba como guarnición en todo tipo de
piezas tanto en ropa interior como en vestidos y adornos, llegando a verdaderos excesos. En
1739 con motivo de la boda de la princesa Luisa Isabel de Francia, hija primogénita de Luis
XV, con el infante Felipe de España, los encajes se valoraron 625.000 francos513.
La labor de encaje era muy costosa por tanto en ocasiones aparecen piezas sueltas que
se trasladarían de unas prendas a otras, en los autos de aprecios de los bienes de doña Inés de
Aguilar de la Cueva514, viuda del I marqués de Peñaflor, aparecen encajes franceses “que han
servido de guarnizión”, unos más anchos que otros; así como dieciséis varas de encaje negro
que se encontraban sobre un lienzo blanco que habían guarnecido un vestido, más otro de
seda negra “de seis dedos de ancho”. En el inventario post-mortem de doña Petronila de
Sangronis (1702) aparece un corte de encaje: “Ytt un corte de encaxe negro para manttto de
cinco puntas de media bara y una òchava de Ancho”515. En el inventario de bienes de don José
de Palacios (1705) figuran: “Ytem una savan de olan y otra media savana de los mismo
guarnesida de encajes de quatro dedos de ancho”516.
511
MARTIN ROA, M.: Encajes: origen y técnicas. Recurso electrónico.
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221.
512
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221.
513
BAROJA de CARO, C.: Ob. cit. p. 123.
514
Fondo Marqués de Peñaflor. Leg 4, doc, 35.
515
AHPSE: P- 10321, 624 r. Apéndice documental, documento 4.
516
AHPSE: P- 5165, 311 v. Apéndice documental, documento 6.
512
190
No hemos hallado menciones explícitas a encajes realizados en Sevilla aunque en el
inventario de la viuda de un mercader aparecen en 1709 “Ciento sesenta y cinco varas de
encajes de Los Palacios angostos” 517 junto con ciento setenta y nueve varas de encajes
blancos de Bruselas de distintos anchos, trescientas trece varas de encajes de trencilla de
pittiflor de distintos anchos, de Madrid, negros, de seda cruda y lenceados518.
Sevilla importaba encajes flamencos a Indias tal y como se puede apreciar en determinados
documentos de cargadores a Indias, en la partición de bienes de doña María de Felices
aparecen encajes blancos “comprados en Flandes” por un montante de 82. 236 reales de plata.
La partida informa que “tres surtimientos de encajes blancos de diferentes marcas, piezas y
varas” son entregados en “un arca de cedro de cinco palmos de largo” a Juan de la Peña,
piloto de Nuestra Señora del Rosario, Santo Tomás y Santa Margarita cuyo importe es de
30.704 reales519. Por tanto se indica que al ser el encaje una labor tan costosa, su transporte se
realizaba con mayores medidas de seguridad.
El encaje de blonda aparece reiteradamente a lo largo de todo el siglo aunque sobre
todo en la segunda mitad. Las blondas francesas y españolas guarnecían mantillas, manteletas,
vestidos o pañuelos. Se trata de una labor de bolillos con dos tipos de hilos de seda, mate y
brillante aunque también se podían confeccionar con hilos de oro y plata 520. Su origen se
encuentra en la ciudad francesa de Caux, se denominó blond por su color rubio y se fabricaba
a base de hilos de seda natural importados de China. Desde 1768 el encaje de red se fabricó a
máquina521. Tal y como veremos en los capítulos VI y VII el encaje se utilizó con profusión
en las clases altas, ya fuera en la ropa interior de ambos sexos, como en vestidos femeninos y
complementos; esta preciada labor fue un signo inequívoco de prestigio social.
517
AHPSE: P- 11991, 663 v.
AHPSE: P- 11991, 681 r.
519
AHPSE: P- 10335, sf.
520
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221.
521
DÁVILA, R. Mª., DURAN PUJOL, M., GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit.,p.77.
518
191
CAPÍTULO VI
192
Un hombre a la moda. La indumentaria masculina en la Sevilla del siglo XVIII
VI.1. Análisis de la indumentaria masculina
El traje masculino en la España del siglo XVIII sigue dos tendencias, el llamado “a la
francesa” compuesto básicamente por casaca, chupa y calzones, y el traje popular. El primero,
que también aparece en los documentos citado como “traje a lo militar” o “traje a la moda”,
fue el atuendo de las clases altas, aunque según veremos también lo usaron otros extractos
sociales en una versión simplificada. El atuendo que desembarcó durante los primeros años
del reinado de Felipe V estaba compuesto por las
mismas piezas que el adoptado por su abuelo Luis XIV;
con él los caballeros europeos lucieron una variedad de
colores y adornos sin precedentes, aunque siempre
usando las mismas tres piezas que fueron sufriendo
algunas modificaciones en bolsillos, botones o mangas,
pero sin alterar su configuración522.
Mediando la centuria, se produjo un fenómeno
frente al afrancesamiento en la indumentaria por parte
Traje masculino. (Vestido a la
francesa). Hacia 1750-1760. Museo
del Traje. Madrid.
de las capas bajas de la sociedad surgiendo el alegre y
colorido traje de majo. El pueblo llano despreciaba la
figura del petrimetre, un hombre vestido a la última
moda extranjera, en exceso acicalado y preocupado por su imagen 523. El vocablo petimetre
proviene del término del francés “petit maître”, un caballero que cortejaba a una dama y cuyo
perfil debía cumplir una serie de ineludibles requisitos como llamar la atención por su aspecto
y encanto personal. Se trataba de un hombre frívolo y superficial no interesado en el
522
DESCALZO LORENZO, A.: “El arte de vestir en el ceremonial cortesano”. TORRIONE, M. (ed.): España
festejante. El siglo XVIII. Málaga, 2002, p. 199.
523
Hacia 1750 floreció el llamado el cortejo. Las mujeres podían, a través de él, relacionarse con el sexo opuesto.
Esta moda aristocrática venía avalada por otra italiana: el ciscibeo, un modo de susurrar, decirse secretos al oído.
El cortejo, era una especie de acompañante de la dama, podía ser un amigo de la familia, un caballero
cosmopolita o un simple abate. Los majos acusan a los petimetres de ausencia de hombría y juzgan a los maridos
que permiten el cortejo de cornudos. Surge una corriente tradicionalista que empieza a revalorizar lo popular.
Véase, MARTÍN GAITE, C.: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987.
193
conocimiento y sí en dejarse ver en paseos y reuniones524. Este caballero que seguía fielmente
las últimas modas de París, dedicaba demasiado tiempo y dinero a su arreglo personal, lo cual
se consideraba en exceso teatral y también ridículo525. Los arquetipos petimetre y majo son
antagónicos y representan dos vertientes paralelas en la moda masculina en la España del
Siglo de las Luces.
Durante los primeros años del XVIII todavía pervive en Sevilla el traje “a la española”
compuesto por jubón, ropilla y calzones entre otras prendas. En el inventario post-mortem de
don Luis Rodríguez (1702), mercader de madera, muestra que se continuaba usando el traje
“a la española”. Sus vestidos se componían de capa, hongarina y calzones o de capa, ropilla,
calzones y mangas. Éstas últimas podían ser intercambiables denominándose mangas
“atacadas”; las mangas se ataban al cuerpo de la prenda y podían confeccionarse con
materiales distintos. Don Luis tenía un traje compuesto por capa y ropilla de burato con
calzones y mangas de tafetán, y otro confeccionado con mangas de rizo junto a ropilla y
calzones de paño526, (todas las prendas de
la indumentaria del hombre español del
siglo
XVII
fueron
analizadas
pormenorizadamente en el Capítulo I).
En el inventario de bienes de don
Hermenegildo López del Águila (1729)
aparece “una ropilla de vayeta negra
apolillada” 527 , es decir, que ya bien
entrado el siglo todavía encontramos
prendas a la antigua usanza.
Anónimo. Bodegón con negro. Último cuarto siglo
XVII. Colección particular. Sevilla.
El citado inventario de don Luis Rodríguez, pone de manifiesto que los comerciantes
usaban tejidos en principio destinados a la aristocracia como el brocado y los encajes, o
directamente prohibidos. Tal y como vimos, el traje “a la española” llevaba como adorno de
524
El petrimetre debía tener una economía holgada ya que estaba obligado a sufragar los caprichos de su
acompañante. El caballero tenía que conocer París y saber en primera persona todos los rasgos distintivos de su
elegante sociedad en cuanto a moda, gastronomía y usos sociales en general. Véase GÓMEZ JARQUE, N.: “El
cortejo y las figuras del petimetre y el majo en algunos textos literarios y obras pictóricas del siglo XVIII”,
Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2007.
525
MOLINA, A., VEGA, J.: Construir la identidad, vestir la apariencia Vestir la identidad, construir la
apariencia: la cuestión del traje en la España del siglo XVIII. Madrid, 2004, p. 117.
526
AHPSE-P: 5165, 311r. Apéndice documental, documento 3.
527
AHPSE-P: 5192, 595v. Apéndice documental, documento 19.
194
cuello la valona, en particular, el citado mercader poseía cuatro gorgueras con valonas de
encaje y varios armadores, dos de ellos con encajes de oro 528 , lo que revela que las
pragmáticas contra el lujo no se cumplían. En el inventario post-mortem de doña Juana
Montes y Chaves (1701), aparecen nueve camisas infantiles “con sus cuellos y valonas” y
“una balona de todo encaje blanco” más siete pares de “calzetillas” usadas 529. Los protocolos
nos mostrarán a lo largo de todo el periodo que la vestimenta de los niños era igual a la de sus
padres; no será hasta finales de la centuria cuando se produzca un mayor acercamiento y
compresión de las necesidades de la infancia.
Don José de Palacios
contaba con: “Dos golillas nuevas
de damasco riveteadas con su
prensa”
530
. La golilla quedó
restringida
a
determinadas
profesiones como la magistratura;
en
1726
el
Diccionario
de
Autoridades aclara: “hoy solo la
conservan los ministros togados,
Domíngo Martínez. Carro del pregón de la mascara. Detalle.
Hacia 1748. Museo del Bellas Artes. Sevilla.
abogados, alguaciles, y alguna
gente particular”. Lejos de los
principales focos urbanos su uso se pervivió durante más tiempo.
El paño seguirá siendo uno de los tejidos por excelencia para la confección del traje
masculino a lo largo del siglo XVIII. El procedente de Segovia continuaba estando muy
considerado apareciendo habitualmente en el guardarropa de los sevillanos. Una de las piezas
clásicas de la indumentaria de los Austrias fue el coleto, Alejandro Carlos de Licht (1702)
tenía uno de ante con solapas y faldillas y un “capotillo de dos haldas” de paño fino para ir al
campo531; mientras que don Salvador Moreno (1705) tenía un conjunto de ante compuesto por
coleto, armador y calzones532.
528
AHPSE-P: 1612, 1612 r.
AHPSE-P: 1301, 78 r.
530
AHPSE-P: 5165, 311 r.
531
AHPSE-P: 10321, 622 r. Apéndice documental, documento 4.
532
AHPSE-P: 5165, 361 v. Apéndice documental, documento 7.
529
195
El capotillo533 era una prenda de abrigo cuyo origen se remontaba a la Edad Media.
En un principio fue utilizada exclusivamente por la nobleza hasta que a partir del siglo XVI se
popularizó su uso. Una variante fue el paletoque, con mangas flotantes y confeccionado con
telas ricas, al extenderse a capas más bajas se acompañó de capucha. Durante unos años los
nuevos usos conviven con las prendas clásicas de la indumentaria de los Austrias aunque la
aceptación total de la moda francesa fue cuestión de pocos años según nos proporciona el
estudio de los protocolos. Diversos sectores sociales no aceptaron de buena gana este cambio
tan radical:
“Los propios contemporáneos que vivieron los hechos fueron conscientes de la importancia
del atuendo. El vestido “a la española” pasó a convertirse en símbolo de la nación, detrás del cual se
escondía una enconada contienda entre tradición y renovación”534.
El traje masculino que desembarca en España tiene las formas opulentas y recargadas
del final del Barroco, pero progresivamente se va aligerando debido a la nueva estética que
propugna el Rococó. Un estilo menos grandilocuente resultado de una sociedad que busca el
confort, la diversión y el refinamiento535. Tal y como se ha venido exponiendo, estamos ante
un moda internacional, el traje elegante será el mismo en toda Europa. La imagen del
caballero no dista mucho entre unos países y otros, según se puede observar en las pinturas de
Gainsborough, Reynolds, Quentin de La Tour, Chardin, Roslin o el mismo Francisco de Goya,
cuya larga serie de cartones para tapices y retratos se convierten en un indispensable aliado
para el mejor conocimiento de la moda en España durante parte de la época que nos ocupa.
VI.2. Ropa blanca e interior
Las prendas de uso masculino que se usaban bajo el traje eran la camisa y los
calzones o calzoncillos. La camisa, que llegaba a la altura de las caderas, tenía manga larga y
cuellos. Los calzoncillos o calzones iban desde la cintura a las rodillas. Ambas prendas se
533
El Diccionario de Autoridades define el capotillo de dos haldas o faldas como: “Casaquilla hueca abierta por
los costados hasta abaxo, de forma que viene a quedar como en dos mitades, por estar cerrada por delante, con su
abertúra para meterla por la cabeza. Tiene mangas bobas, que se dexan caer a la espalda quando se quiere, por
estar abiertas por debaxo del sobaco. Es trage mui común en la Mancha y Andalucía para los hombres del campo,
y en la Corte, Ciudades y Villas le suele usar”
http://web.frl.es/DA_DATOS/TOMO_II_HTML/CAPOTILLO_001860.html
534
DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 159 y ss.
196
confeccionaban con lienzo. Para confeccionar un par de calzoncillos se necesitaban
aproximadamente dos varas de tela siendo la crea un material habitual 536. Sobre la camisa los
hombres pudientes llevaban la camisola, sin cuello, y con un hueco en el pecho que se
decoraba con una chorrera o guirindola, un volante de hilo fino o encaje parecido al adorno
del final de las mangas537. En el inventario capital de José Ruiz (1729), torcedor de sedas, hay
dos camisolas “con puños de olan”538. El marqués de la Candía (1772) tenía dieciséis 539,
mientras que el pintor Domingo Martínez (1751) contaba con una “camisola fina” 540.Según
pone de manifiesto la documentación, las camisas y calzones en muchas ocasiones se
confeccionaban a juego, el conjunto de ambos a veces se denominaba “aderezo”: “Ytten
quatro aderesos de camisas y calzones de bretaña y mangas de estopilla guarnecida de
encaxes de Yndias en setecientos cinquenta Rs (…) Ytten tres aderezos de camisas y calzones
llanos en doscientos y noventa y siete Rs de vellon”541.
A veces aparecen englobadas simplemente bajo la denominación “ropa blanca” o
“vestiduras blancas”. Como puede parecer obvio, camisas y calzoncillos podían encontrarse
en mal estado pero aún así esto no era motivo para no registrarla en los inventarios postmortem; en el de don Hermenegildo López del Águila (1729) aparecen cuatro pares de
calzoncillos “de crea muy remendados”542. Las camisas y calzones se confeccionaban con
lienzos como la holanda, la bretaña o la crea. Las camisas ricas se guarnecían con encajes y
en algunos casos, también los calzones. En el inventario capital de don Bartolomé Profumo
(1731) aparece una camisa con calzones de holanda guarnecidos con encaje fino valorados en
130 reales de plata; más doce pares de calzones, seis de bretaña y seis de crea cuyo valorados
en 80 reales543. Los puños de las camisas podían llevar botones finos de oro o plata que se
intercambiaban: “Ytt. un par de botones de oro de puños de Camisa en cincuenta y ocho
reales (…) Ytt. Otro par de botones de plata en ocho reales”544.
La caprichosa moda mandaba llevar las manos tapadas por los volantes de encaje que
remataban los puños de las camisas, denominados “orlas persuasivas” o “pagodas”, los cuales
536
La crea se valora en 1746 en 2 reales y medio la vara. Se utilizaba también para toallas y forros.
LEIRA SÁNCHEZ, A.: “La moda en España durante el siglo XVIII”. Indumenta. Madrid, 2007, p. 88.
538
AHPSE-P 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18.
539
AHPSE-P: año 1772, 672 v. Apéndice documental, documento 48.
540
AHPSE-P: 18023, 59 v. Apéndice documental, documento 43.
541
AHPSE-P: 1711, 923 r.
542
AHPSE-P: 5192, 595 v. Apéndice documental, documento 19.
543
AHPSE-P: 1326, 475 v.
544
AHPSE-P: 12128, 1286 r. Apéndice documental, documento 26.
537
197
podían ser diferentes según estuvieran destinados a llevarlos de día o de noche. Dependiendo
de la caída del encaje se denominaban “llorones” o “acartonados”545 .Los puños guarnecidos,
a veces se consignan aparte de las camisas como en las capitulaciones de Francisco Rodríguez
(1785), maestro sastre: “Ytt dos pares de bueltas de olan unas con encajes en sesenta rr”. El
sastre llevaba una buena partida de ropa interior, aunque citada sin precisar: “Yt. una docena
de camisas de varios generos, y una camisa de estopilla en quinientoa y quarenta rr” seguida
por tres pares de calzones, igual número de calcetas 546.
Determinadas partidas de inventarios post-mortem nos muestran cómo se vestía por
dentro un rico caballero sevillano, en el de don José de Velasco y Patiño (1734) aparecen en
la partida de ropa blanca: “Doce aderezos de ropa blanca que se componen de camisones,
jugones, calzoncillos, y calzetas y escarpines de bretaña de Campeo”547. Por lo general la ropa
blanca aparece simplemente consignada sin ninguna información adicional: “Ytt. diez pares
de calzones blancos y tres armadores de diferentes lienzos”548.
Así mismo en ocasiones se aprecia que las piezas de ropa blanca en buen estado se
regalaban o donaban, el sacerdote Juan Alonso (1709) lega dos camisas a Ana Duarte y a la
hija de ésta llamada Josefa de Salinas, mientras que a sus “ahijados sobrinos” se les debe
hacer entrega de dos camisas y dos armadores, uno de raso morado y otro color de cobre549.
Para dormir los hombres usaban camisón como las mujeres, igualmente
confeccionados con lienzo. Jacobo Félix Malcampo (1711) llevó a su matrimonio seis
camisones valorados en 120 reales de plata, seis calzones en 60 y otros seis armadores en la
misma cifra; todos ellos guarnecidos con encajes. En el inventario de bienes del capitán
Francisco Moreno (1702) constan catorce camisones de hombre delgados con valonas,
algunas de ellas guarnecidas de encajes550; mientras que en el de don Pedro Dutramble (1715)
aparecen veinte de diversos lienzos 551 junto a tres de estopilla guarnecidos, un número
elevado para una sola persona. En las partidas de José Antonio Maestre (1733) constan siete
545
GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p. 87.
AHPSE-P: 12118, 50 r. Apéndice documental, documento 51.
547
AHPSE-P: 9546, 419 r.
548
AHPSE-P: 5178, 604 v.
549
AHPSE-P: 11991, 280 r.
550
AHPSE: P- 1307, 68 r.
551
AHPSE: P- 5178, 604 v. Apéndice documental, documento 11.
546
198
camisones de estopilla “las mangas y el cuerpo de bretaña” tasados en 157 reales 552. En el
inventario de bienes de Pedro Fontache (1776) figura: “un camison de Bretaña por estrenar”
tasado en 26 reales mientras que uno usado del mismo material se valora en 15 y otro de “crea
ancha” solamente en 2 reales553. En el aprecio y partición de bienes de don Pedro Manuel
Laguna de la Muela fechado en 1791 constan ocho camisones usados tasados en 20 reales la
unidad más cuatro capillos a 3 reales cada uno554. La partida “ropa blanca” en el inventario
post-mortem de don Rodrigo Márquez de Plata (1788) constaba de una docena de camisas,
siendo media de camisolas, media de camisones de bretaña con los puños de holanda,
camisolas de media holanda, cuatro chalecos de media holanda y cuatro de cotonía, seis
calcetas de hilo, seis pares de calzones blancos,
doce gorros de hilo y otros tantos de holanda”555.
Los camisones podían estar confeccionados con
distintos lienzos en una misma pieza, tal y como
ocurría con las camisas. Don Miguel de Olaondo
llevó a Indias en 1746 doce camisones
confeccionados los cuerpos en bretaña ancha y
las mangas en bretaña angosta, valorados en 29
reales de vellón incluida la hechura, el hilo y los
botones556.
Para la realización de determinados
documentos se recurría al auxilio de una serie de
profesionales, en el inventario post-mortem de
Úrsula Echevarría (1791) figura Francisco Javier
de Medina, maestro sastre: “(…) apreciador
Anónimo. Retrato de caballero. Mediados siglo
XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.
nombrado por don Jacinto de Aguilar para el aprecio de ropa que quedó perteneciente a las
disposiciones de Úrsula Echevarría su difunta mujer”. Dentro de la partida “Ropa blanca del
viudo” aparecen dieciséis camisas llanas buenas, tres camisas de bretaña con encajes de
Flandes viejos, nueve camisas de vuelos de muselina, una bata de sarasa, tres pañuelos con
552
AHPSE: P- 12025, 1636 v.
AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50.
554
AHPSE: P- 12128, 1284 r.
555
AHPSE: P- 11246, 51 r. Apéndice documental, documento 48.
556
AHPSE: P- 10351, 87 r. Apéndice documental, documento 40.
553
199
rayas rojas, cuatro gorros de holanda viejos y seis
pares de medias de seda blancas, entre otras cosas557.
De la bata apenas contamos con información,
normalmente sólo se nombran. Ésta era una prenda
amplia que se llevaba para estar por casa, en el
inventario de Pedro Dutramble (1715) aparece: “un
Ropon o bata de Espumilla plateada forrada de tafetan
carmesi mui vieja” 558 . En el palacio de Lebrija, se
custodia el retrato de un caballero que aparece
plácidamente sentado con una bata de terciopelo azul
rematada por galón dorado sobre una lujosa casaca de
seda bordada por entero con flores con botonadura de
Francisco de Goya. Ramón
Bayeu. 1795. Museo Nacional del
Prado. Madrid.
oro sólo a un lado (por lo que tal vez también fuera
una pieza destinada a uso doméstico), bajo la que se asoma la camisa con puños de encaje.
Los hombres usaban ropones y gorro en la cabeza, sobre todo los que trabajaban en
interior como pintores559 y escritores. Goya retrató a su cuñado Francisco Bayeu vistiendo
una bata gris con amplias solapas caídas y al pintor Asencio Juliá con la misma prenda (1798,
Museo Thyssen). Don Rodrigo Márquez de la Plata (1788) tenía dos, una de invierno forrada
con bayeta y otra de verano forrada en sarasa 560 .Otras prendas de ropa blanca eran los
armadores, los capillos (gorros para dormir) y los pañuelos; también se incluían entre las
piezas de de ropa blanca peinadores, toallas y pañitos para la barba, a veces guarnecidos con
encajes.
VI.3. Traje
557
AHPSE: P- 9580, 451 v.
AHPSE: P- 5178, 605 v. Apéndice documental, documento 11.
559
Jean Baptiste Simeon Chardin se autorretrató con gorro de lienzo en 1771 y 1775. Al igual que Luis Paret y
Alcázar en Autorretrato en el estudio, hacia 1786.
560
AHPSE: P- 11246, 476 r. Apéndice documental, documento 48.
558
200
El vestido compuesto por casaca, chupa y calzones abarca toda la centuria hasta el
primer cuarto del siglo XIX, en el queda restringido al atuendo cortesano561 . El hombre se
equipara a la mujer en el uso de colores alegres y vistosos y abandona los tonos oscuros que
volverá a adoptar en el XIX. La nueva indumentaria masculina usa tejidos similares a la
femenina con la misma sofisticación y riqueza lo que suponía un desembolso considerable
con respecto a los usos antiguos, un rico caballero no escatimaba en sedas, damascos,
bordados, encajes, hebillas de oro con piedras preciosas, sombreros de piel de castor e
imponentes pelucas. Según vimos en el capítulo I, la indumentaria del hombre español
durante los siglos XVI y XVII constituía un signo inequívoco de su estatus, pero al adoptar en
el XVIII el traje militar, se produce una escisión entre el ser y el parecer 562. Al citado asunto
se refiere el obispo Belluga en 1722:
“Y esto que es hoy general en toda Europa, en nuestra España en mucho más, pues vemos que
en nada se diferencia el vestido de cualquier caballero o señora al que usan los reyes, porque
llanamente se toma la imitación de la moda de las personas Reales que es una monstruosidad”.
La cuestión de las apariencias tuvo vigencia durante todo el siglo, los jóvenes que
acudieron al campo de batalla debieron usar el uniforme militar por lo que al regreso de la
contienda abandonaron el traje a la española:
“El uso del traje militar en la vida civil propició no pocas confusiones a la hora de reconocer
la condición social de la persona asunto que se acabó convirtiéndose en un problema de Estado. (…)
El uso del traje a la moda no solo trajo, como se ve, no sólo un problema de distinción en cuanto a las
clases sociales sino también importantes consecuencias económicas”563.
De las prendas citadas en los documentos se suele constatar generalmente su tipo,
material y decoraciones, incluso en ocasiones su color y estado de conservación tal y como
ocurre en la “División de caudal” de don José Díaz en 1791: “Ytt, un vestido de militar de
paño de Guadalajara, y la chupa guarnecida de plata pícado todo de polilla en doscientos, y
561
REDONDO SOLANCE, M.: Casaca y chupa, traje a la francesa. Madrid, 2008, p.11.
MOLINA, A.: Ob. cit., p. 99.
563
MOLINA, A.: “Vistiendo al nuevo cortesano”. Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1739). Madrid,
2010, p. 169.
562
201
dies”,564 o en el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1776): “Ytem una Chupa vieja de
Paño tambíen color de café en quatro reales”565.
La casaca, también se denominó chamberga por el atuendo que lucía el Cuerpo Real
de Madrid creado por Mariana de Austria en 1669. Este cuerpo pasó a llamarse el ejército de
la chamberga o chambergos en clara alusión a su uniforme usado por el mariscal francés
Schomberg que introdujo la nueva prenda566:
“Chamberga se llamó al Regimiento de la Guardia del Reya y también la casaca que llevaban
sus soldados; (…) Describen la prenda así llamada como “casaca ancah cuya longitud passaba de las
rodillas; su aforro volvía sobre la tela de que era la casaca, con una faxa de quatro a seis dedos de
ancho de arriba abaxo por ambos lados; las mangas algo más anchas de lo que se usan ahora, y más
cortas también con una vuelta del mismo aforro”, y autorizan al uso de la voz con cita de la
Pragmática de tassas de 1680 (fecha con que la DCECH se documenta la primera aparición del
término)”567.
La casaca, que estudiaremos a lo largo de la centuria, se ceñía al cuerpo con pliegues
laterales; mientras los bolsillos se disponían horizontalmente llevando solapa. Las mangas
eran estrechas y al llegar al codo se ensanchaban desembocando en amplias vueltas; por esta
forma se les llamó mangas de “botas”. A finales de siglo las citadas vueltas y los pliegues
laterales menguarán mientras que los extremos delanteros de la casaca se redondearán
surgiendo el frac568.
La chupa569, que en un principio no se mostraba ya que la casaca se llevaba cerrada,
irá acortándose con el paso de los años. La casaca que se impuso durante el reinado de Felipe
V tenía rectos los delanteros, iba cuajada de botones de arriba abajo aunque sólo se cerraban
algunos por lo que los ojales presentaban decoración. En los conjuntos más lujosos los
botones se contaban por decenas, llegando incluso a sobrepasar tres destinadas a la casaca y
similar cantidad para la chupa. El cuello era a la caja debido al uso de grandes pelucas, las
vueltas de las mangas alcanzaban el codo y se decoraban con ojales y botones. Esta prenda
564
AHPSE: P- 729, 563 r. Apéndice documental, documento 62.
AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50.
566
RUIZ RODRÍGUEZ, I.: Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica: entre la política, el poder y la
intriga. Madrid, 2007, p. 12
567
VARELA MERINO, E.: Los galicismos en el español de los siglos XVI y XVII. Vol 1. Madrid, 2009, p. 840.
568
DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 200 y ss.
569
El término veste aparece por primera vez en el diccionario de la Academia Francesa en 1694.
565
202
presentaba mucho vuelo debido a los grandes pliegues que partían de la cintura y que
arrancaban de un botón constando de tres aberturas, dos en los laterales y una en la parte
posterior, su cometido residía en dejar espacio a la espada que se colocaba atada a un cinturón
y era un elemento imprescindible en la indumentaria de un caballero.
En 1701 ya tenemos constancia del traje “a la francesa” en Sevilla, concretamente en
la partida de ropa infantil del inventario de doña Juana Josefa de Montes y Chaves, residente
en la collación de San Nicolás y viuda de Diego de Hanon y antes del capitán Juan de
Sangronis. En el documento constan: “una chupita y calzones de rasito de oro” y “dos
chupitas blancas de estopilla llanas”570. Don Alejando Carlos de Litch (1702) tenía una casaca
“a la moda” confeccionada con castorcillo negro y forrada de tafetán, un sombrero de tres
picos, y una funda para peluca; estos datos revelan que parte de la sociedad sevillana se vestía
a la nuevo uso antes de finalizar el siglo XVII571.
En 1705 don Salvador Moreno, mercader572 de la calle Francos573 dejaba entre otras prendas,
un calzón y chupa confeccionados con raso de oro color celeste aunque su guardarropa
también contaba con piezas como el coleto y el armador. El inventario de su tienda pone de
manifiesto que el traje “a la francesa” para uso masculino ya se usaba en Sevilla ya que
aparecen quince botones de hilo de oro y plata fino grandes para casacas y once gruesas 574 de
botones de oro y plata finos para chupas575. La nueva moda convivió con la antigua ya que
junto a estos botones aparecen también dieciocho gruesas de botones de oro y plata para
armadores.
570
AHPSE: P- 1307, 80 r.
AHPSE: P- 10321, 621 r. Apéndice documental, documento 4.
572
El mercader era el comerciante con tienda abierta, mas conocido como tendero. El grupo más numeroso se
dedicaba a los tejidos, dentro del éste figuraban los pañeros dedicados al negocio de la lana, y los merceros
dedicados al negocio de la seda, lienzos y otros productos. El segundo grupo lo formaban los drogueros,
confiteros y cereros, dedicados sobre todo a alimentación, especias y productos de ultramar como el cacao. Por
último cabe destacar los mercaderes de joyas, como los plateros. CAPEL MARTINEZ, R.: El siglo de las luces.
Política y sociedad. Madrid, 2006, p. 131 y ss.
573
El nombre de Francos procede de 'franquicias', es decir, los negocios que proveían a la armada de Fernando
III que se encontraban en esta calle. El rey les otorgó en 1250 un fuero por el cual todos los habitantes del barrio
serían caballeros además de beneficiarse de una serie de exenciones en los tributos. Era a algo similar a una zona
franca de impuestos, en contraposición al resto de los negocios que debían pagar a la hacienda Real. "El rey
Alfonso X, en su tarea renovadora de gobierno del reino, actúa plenamente como legislador, tanto en el plano
general, en el que, a veces, tuvo que rectificar; como en el plano local que ahora nos interesa. Se trataba de
legislar para las nuevas tierras, ciudades y villas, recién conquistadas a los musulmanes y que se consideraron de
realengo, el monarca actuó otorgando como Fuero el Liber Iudiciorum vulgata, a título de Fuero de Toledo, y así
lo hizo Fernando III concediéndolo a Córdoba (1241) y a Sevilla (1250) en ambos casos añadiendo una serie de
privilegios y franquicias para los pobladores de ambas ciudades". CERDÁ, J.: La política de Alfonso X, en torno
a los orígenes del Estado (notas sobre unos textos jurídicos murcianos). Homenaje al profesor Juan Torres
Fontes. Vol I, 1987, pp. 290-291.
574
Doce docenas.
575
AHPSE: P- 5165, 360 v. Apéndice documental, documento 7.
571
203
Como ya se apuntó, el traje francés tenía su origen en el uniforme militar y guardó esta
acepción en España aunque ya distaba mucho del atuendo usado por las tropas. Es común que
se cite como “traje a lo militar” o “traje a la moda”. En el inventario capital de don José Ruiz
(1729), torcedor de sedas, con motivo de su boda con Jerónima del Valle figura como traje
principal: “un bestido de paño de Segovia a lo milittar y chupa de perziana de seda en
seiszientos y quinse reales vellon” 576 .En el inventario post-mortem del pintor Domingo
Martínez (1751) consta “Una casaca a lo militar de tafetan negro doble y calzones de lo
mismo”577.
Un ejemplo representativo de este tipo de
casacas lo podemos observar en el retrato
Felipe V
cazador realizado por Miguel Jacinto Meléndez 578 en
1712. La obra, de carácter privado, muestra al rey
ejercitando una actividad de gran tradición en la
monarquía hispánica. El monarca se presenta de medio
cuerpo luciendo una magnífica casaca de terciopelo rojo
bordada con hilo de oro. Apreciamos cómo del botón
del costado arrancan cuatro pliegues, y la decoración de
las amplias vueltas de las mangas con enormes ojales
longitudinales en cuyo extremo se hallan los botones de
Miguel Jacinto Meléndez. Felipe V
cazador.
1712.
Museo
oro.
Cerralbo.
Madrid
La confección de la casaca era compleja. La
pieza constaba normalmente de dos piezas delanteras, dos para la espalda (todos con forma en
la sisa), cuello y mangas; la costura se encontraba en el centro de la espalda. Para dotar a la
prenda de volumen se colocaban entretelas de lienzo fuerte, en ocasiones con borra y crin de
caballo; el objetivo residía en que los faldones quedaran tiesos. Los ojales al ser decorativos
podían presentarse cerrados579. A comienzos de siglo las mangas de la chupa sobresalían por
las de la casaca, ambas piezas llevaban bolsillos de tapa bajo los cuales se disponían otros
ocultos. La chupa podía ser de otro tejido, su delantera acogía decoraciones que
576
AHPSE: P- 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18.
AHPSE: P- 18023, 59 v. Apéndice documental 43.
578
Véase SANTIAGO PÁEZ, E. Mª.: Miguel Jacinto Meléndez. Madrid, 2012.
579
LEIRA, A.: Casaca masculina rococó. Madrid, p. 3 y ss.
577
204
posteriormente llegaron a la casaca. La primera era
casi tan larga como la segunda e iba adornada con
una hilera de botones, mientras que la trasera de la
chupa se confeccionaba con materiales mas
económicos ya que siempre permanecía oculta.
En cuanto a la corbata, a principios del
siglo XVIII se comenzó a usar un lienzo doblado y
rígido que encajonaba el cuello y se abotonaba por
detrás, la moda elegante marcaba grandes corbatas
confeccionadas con fina holanda o muselina
Miguel Jacinto Meléndez. Felipe, duque de
Parma. 1727. Biblioteca Nacional de España.
guarnecida de encajes, como los de pitiflor, cuyos
extremos caían sobre el pecho. El francés don Pedro Dutramble (1715), tenía seis corbatas de
estos mismos géneros guarnecidas con encajes todas menos una 580 . Esta gran corbata fue
perdiendo volumen y años más tarde se sustituyó por el corbatín, una tira fina que se colocaba
sobre el cuello de la camisa y que se cerraba por detrás mediante una hebilla. En el capital de
José Ruiz (1729), aparecen cuatro corbatines valorados en 45 reales581. El corbatín se sujetaba
mediante pasadores tal y como informan los documentos: “quatro evillas para Colbatín en
quince r”582. Frente a las ricas corbatas guarnecidas con encajes, los corbatines eran simples
tiras por lo que resultaban económicos, en las capitulaciones de Francisco Rodríguez (1785),
cuatro se valoran en 25 reales 583 . Los retratos muestran corbatines generalmente negros
rodeaban el cuello alto de la camisa.
En la partida “Ropa de color de hombre” del inventario de don Ambrosio Pérez de
Tejada (1715) aparece un vestido de paño francés negro compuesto por casaca y calzones con
botones de seda, otro del mismo tejido color ámbar que incluía las tres piezas con botonadura
de oro, otro de raso color café guarnecido con galón de oro y botones también de oro seguido
por una chupa de terciopelo carmesí con la misma decoración y botones584. El rojo es un color
frecuente en el guardarropa masculino, de la misma manera que la decoración a base de
galones que rodeaban los bordes de la casaca y la chupa, así como los puños y la tapa de los
580
AHPSE: P- 5178, 604 v. Apéndice documental, documento 11.
AHPSE: P- 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18.
582
AHPSE: P- 12128, 1286 r.
583
AHPSE: P- 12118, 50r. Apéndice documental, documento 51.
584
AHPSE: P- 5178, 697 v. Apéndice documental, documento 12.
581
205
bolsillos. Con trajes enteros o chupas de color rojo
aparecen retratados, Felipe V, Carlos III, Carlos IV,
el XII duque de Alba, el marqués de la Ensenada o
el conde de Floridablanca, entre otros.
Las clases trabajadoras usaban tejidos y
colores económicos; en el capital de Juan de Prado
(1719), maestro zapatero, consta que antes de
casarse disponía de tres trajes enteros, uno nuevo de
pelo de camello tasado en 227 reales, otro del mismo
material pero ya usado valorado en 90 y por último
uno de paño negro también en 90 reales585.
Francisco de Goya. El conde de
Floridablanca. 1783. Colección particular.
Uno de los testimonios más interesantes para
conocer la moda en Sevilla a mediados del siglo
XVIII es la serie de los Carros586 de Domingo Martínez, compuesta por ocho grandes lienzos
que se conservan en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense. En El Carro del Víctor
y del Parnaso se recrea el acto de la entrega al Ayuntamiento de los retratos de los nuevos
reyes de España, Fernando VI y Bárbara de Braganza. El director de la Fábrica de Tabacos
don José Antonio de Losada, porta una elegante casaca con chupa y calzones a juego,
confeccionada con terciopelo color pardo con galones en plata, y amplios bordados en la tapa
de los bolsillo. El caballero lleva las medias sobre los calzones,
polainas abotonadas,
tricornio, peluca empolvada y zapatos con tacón rojo. Todos los que le rodean llevan así
mismo pelucas (todavía largas y sin recoger) y corbatas de encaje.
585
AHPSE: P- 10342, 258 r. Apéndice documental, documento 14.
Esta serie de carros alegóricos es una obra muy significativa y original del siglo XVIII español, las pinturas
escenifican la fiesta barroca que tuvo lugar en las calles de Sevilla para celebrar la ascensión al trono de España
de Fernando VI en 1746. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un perfecto
instrumento de ostentación y propaganda. Esta serie nos permite reconstruir una fiesta barroca. Las máscaras y
mojigangas consistían en comparsas de personas disfrazadas, en este caso de personajes mitológicos y alegóricos
personificando vicios y virtudes. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un
instrumento de ostentación y propaganda. La cultura barroca era fundamentalmente visual, su objetivo radicaba
en impresionar al espectador por lo que se gastaban verdaderas fortunas en este tipo de actos. Se levantaban
arquitecturas efímeras y se engalanaban las ciudades a pesar de que la situación económica no estaba para tales
dispendios, pero era el precio de la paz social. Tanto los festejos como las pinturas, del mismo tamaño y marco,
fueron encargados y costeados íntegramente por la Real Fábrica de Tabacos cuyo director era Don José
Antonio de Losada. Asimismo, Don Ramón Cansino Casafonda escribió un grueso volumen que relataba el
magno acontecimiento y que fue editado en 1748 al que acompañaban las pinturas de las carrozas para que
quedara un recordatorio visual la celebración. La inauguración de la Real Fábrica de Tabacos fue un hecho muy
señalado para la economía de la ciudad. Véase, MORENO MENDOZA, A.: Museo de Bellas Artes de Sevilla,
Volumen II, Sevilla, 1991, p. 312 y ss.
586
206
En el margen inferior derecho
de El carro de la común alegría,
vemos a un hombre vestido con
elegancia más sencillamente. Lleva
casaca y calzones de paño pardo
mientras que la chupa presenta un
tono grisáceo, de ella emergen los
Domingo Martínez. Carro del Víctor y del Parnaso. Detalle.
Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla.
encajes de la corbata, las medias
blancas aparecen dobladas sobre la
rodilla y porta tricornio bajo el brazo.
Es sin duda un caballero por el uso de peluca y camisa con encajes, pero su traje no lleva
galones ni adornos y está confeccionado con paño o bayeta; uno de los tejidos por excelencia
para la confección del traje masculino en la Sevilla del siglo XVIII.
Al abordar la historia de la moda durante el siglo XVIII reparamos que se trata de un
fenómeno internacional. La moda francesa no solamente se estableció en Europa sino también
en las colonias americanas, a
través de España. El retrato de
don
Juan-Pío de Móntufar y
Fraso
587
es un claro ejemplo.
Don Juan- Pío aparece en
actitud orante junto a sus hijos
Pío y Pedro. Fernando VI le
concedió el título de marqués de
Selva Alegre en 1747 por lo que
la pintura debe ser posterior a la
citada fecha. El noble porta
casaca carmesí bordada con hilo
Domingo Martínez. Carro de la común alegría. Detalle. Hacia
1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla
de oro y cuajada de grandes botones con chupa de seda bordada con flores. Los puños de la
587
Caballero de Santiago. Nacido en Granada y residente en la ciudad de Quito, en el virreinato de Nueva
Granada. Contrajo matrimonio con María Rosa Rafaela de Larrea Zurbano y Santa Coloma. Tuvieron cuatro
hijos: Pió, Pedro, Ignacio y Joaquín.
207
camisa parecen terminar en delicado encaje de bolillos mientras que la casaca no deja asomar
el lazo de la corbata; en la cabeza porta peluca empolvada. Los niños vestían como los adultos
con el mismo terno que sus padres desde los siete u ocho años o incluso antes. Los hijos del
marqués, también de rodillas, portan casaca negra guarnecida con galón de plata y faldones
tiesos, mientras que la chupa es blanca y bordada con flores y galones dorados, a sus pies
están sus sombreros respectivos.
El acercamiento a la ropa infantil se realiza a través de los inventarios post-mortem o
sus aprecios. El de Ana Agustina Fernández (1788), esposa de un carpintero y residente en la
calle Placentines, es particularmente interesante ya que
se hace constar la ropa de los cuatro hijos de la fallecida,
los dos varones llevan la misma ropa que los adultos.
Manuel María, de cuatro años de edad tenía un “vestido
de jinete nuevo” (al igual que su hermano mayor José
María de doce años) un chaleco de seda usado, un
capote de durancillo y un sombrero de tres picos. El
aprecio fue ejecutado por Francisco Amador, maestro
sastre, “con tienda abierta en esta dicha ciudad”588.
El inventario de bienes de doña Isabel Francisca
Malcampo y Omazur 589 (1725) muestra dentro de la
partida “Ropa de los niños”, que la indumentaria infantil
Anónimo. Retrato del marqués de
Selva Alegre y sus hijos. Hacia 1750.
Colección particular.
era idéntica a la de los adultos. Sus hijos tenían casacas,
chupas, calzones, sombreros, espadín, casaquilla de
montar, corbatas “llanas” y “de encages”, puños sencillos, pañuelos, camisones, capillos,
calzones blancos, armadores, calcetas y escarpines 590 . Doña Isabel estaba casada con
Francisco Craywinckel, nacido en Amberes, un acaudalado comerciante en la Sevilla de
principios del siglo XVIII.
588
AHPSE: P-11247, 1471r y ss.
Isabel de Malcampo y Omazur era hija de Juan Bautista Malcampo y de Isabel Petronila de Omazur
Malcampo. Los Malcampo y Omazur eran familias procedentes de Flandes. Hacia 1672 Nicolás de Omazur
encargó a Murillo su retrato junto con el de su mujer Isabel de Malcampo. El primero se conserva en el Museo
del Prado, mientras que el segundo está perdido aunque existe una copia en el Museo de Glasgow. Véase,
PORTÚS, J.; Guía de la pintura barroca española, Museo del Prado, 2001.
590
AHPSE: P- 5188, 689 r. Apéndice documental, documento 17.
589
208
Dentro de las pinturas aportadas al presente estudio, tal vez la casaca más lujosa la
presente el retrato de Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino 591, IV marqués de La
Granja, Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Sevilla 592 y Hermano Mayor
de la Hermandad de La Soledad593 entre 1766 y 1770. Don Antonio porta un suntuoso traje en
el que casaca y chupa aparecen bordadas. La chupa abotonada deja los cuatro primeros
botones abiertos para que asome cómodamente el cuello de encajes de la corbata. Los
botones de casaca y chupa son iguales pero más grandes los de la primera. La delantera de la
segunda aparece por entero bordada de flores mientras que la casaca luce un motivo
geométrico a base de triángulos, dentro de los cuales se inscriben las decoraciones, también a
base de pequeñas flores. Las dos prendas llevan bolsillos horizontales bajo cuya lengüeta
aparecen varios botones. Las amplias vueltas de las mangas lucen los mismos botones que la
delantera, de ellas salen los puños de encaje de la
camisa compuestos por varios volantes. El marqués
de la Granja luce una venera de la orden de
Santiago atada con un lazo rojo. En la cabeza lleva
peluca blanca que termina en pico sobre la frente
con bucles a los lados.
Anónimo. Retrato de Antonio del Carmen de
Castilla y Páez Cansino, marqués de La
Granja. Hacia 1750. Colección particular.
Sevilla.
591
Nacido en 1717. Hijo de Juan de Castilla y Guzmán, señor de Cadoso y Malabrigo y de Francisca Fernández
de Córdoba y Bazán, marquesa de La Granja. Casado en Sevilla en la Parroquia del Salvador en 1740 con
Constanza Valenzuela y Zayas de Aguilar, natural de Belalcazar. El Cadoso era una de las principales haciendas
de Carmona. Un señorío llamado “de horca y cuchillo” (aquel que tenía derecho de vida y muerte sobre sus
vasallos). Véase, RECIO MIR, A. y SÁNCHEZ ROMERO, J. C.: Inventario Cortijos, Haciendas y Lagares.
Provincia de Sevilla. Hacienda el Cadoso. Sevilla, 2009.
592
Desde el 31 de mayo de 1747 al 27 de abril de 1744.
593
La primera noticia de la hermandad data de 1549. Sus reglas ya estaban aprobadas en 1557. Gran parte de la
nobleza sevillana pertenecía a ella.
209
Una casaca con bordado similar aunque más
suntuosa la porta el futuro Carlos IV en Carlos
Antonio, príncipe de Asturias realizado por Antón
Rafael Mengs en 1765 (Galería Nacional de Parma).
La pieza aparece completamente bordada con
decoración de rombos dentro de los cuales se
inscriben pequeñas flores. Diversas fuentes ponen de
relieve que ésta fue la misma casaca que lució
durante su ceremonia matrimonial con su prima
hermana María Luisa de Borbón, el 4 de septiembre
de 1765 en la Real Colegiata de San Ildefonso de La
Granja. La pintura se comenzó dos meses antes y fue
enviada a Parma destinada a los duques, Felipe I y
Luisa Isabel de Francia594.
Antón Rafael Mengs. Carlos Antonio,
príncipe de Asturias. 1765. Galería
Nacional de Parma.
El traje masculino portaba un elevado número de botones tal y como se aprecia en los
retratos y según consta en algunos documentos, en un inventario de 1772 consta: “Ytem una
Casaquilla de Paño color color café, y un par de calzones de lo mismocon cincuenta y seis
Botones de plata (…) Ytem una chupa, una Casaquilla, y un par de calzones de paño de
olanda color pepíta de algarroba nuevo con ochenta y nueve Botones de Platta” 595 .En el
inventario de don Gaspar de Atienza Ybañez596fechado en 1719, se cita una casaca de carro
de oro plateado forrada en tafetán con botones de seda y una chupa con calzones de tela color
de búcaro “del uso antiguo”, es decir, pasados ya de moda597.
Conforme avanzaba la centuria las prendas de vestir masculinas se hicieron más
reducidas y pegadas al cuerpo. La chupa se acortó, las mangas ajustadas y el faldón
desaparecieron, por tanto fue evolucionando hacia el chaleco. Los calzones tapados por la
casaca hasta mitad del siglo comenzaron a asomar. Los calzones se ajustaban a las caderas sin
precisar cinturón o tirantes y se cerraban a la altura de las rodillas mediante botones y
charreteras, tal y como podemos observar en el retrato que Francisco de Goya hizo a su amigo
el coleccionista Sebastián Martínez.
594
Véase, Carlos IV: mecenas y coleccionista. Madrid, Patrimonio Nacional, 2009.
AHPSE: P-. Apéndice documental, documento 47.
596
Contador Mayor de los Reales Alcázares.
597
AHPSE: P-10342, 417 r.
595
210
Lo más habitual era que el traje completo
se confeccionara con la misma tela: “un vestido
un que se compone de casaca, chupa y calzones
de bayeta negra nuevo forrado en olandilla”598,
un ejemplo muy rico y que nos informa que la
tela procede de Francia lo poseía don Pedro
Dutramble (1715): “un vestido de paño de
Francia que se compone de casaca, chupa y
calzones con botonadura de oro” 599 . El vestido
podía constar de una casaca y dos pares de
calzones iguales, ya que éstos se estropeaban con
más facilidad, en este mismo inventario aparece
Francisco de Goya. Retrato de Sebastián
Martínez y Pérez. 1792. Metropolitan Museum
of Art. Nueva York.
un vestido formado por una casaca con dos pares
de calzones confeccionados con carro de oro de
color “blanquisco” con botonadura de plata, todo
forrado con tafetán azul. Don Bartolomé Profumo (1731) tenía dos conjuntos formados por
casaca y dos pares de calzones, el primero de paño oscuro con la casaca forrada en tafetán
rojo tasado en 400 reales y el segundo de tafetán negro en 160600.
Aunque estamos en el momento en que la moda masculina se rindió a los tonos pastel
típicos del momento, debemos destacar la presencia del negro como un color muy habitual en
el traje de toda la escala social. El negro aparece prácticamente en todos los inventarios, desde
el sencillo paño a materiales más nobles: “Ytt. otro bestido de paño negro que se compone de
casaca calzones y chupa de nobleza”601. De hecho, es frecuente que aparezcan varios trajes
negros; en el inventario post-mortem de Juan Cresencio Martínez aparecen cuatro de
diferentes materiales como son el terciopelo, el paño, el raso listado y el tafetán 602. La piel
de castor también se utilizaba para la confección de trajes: “Una chupa y calzones de castor
negro”603.
598
AHPSE: P- 6418, 58 r y ss.
AHPSE: P- 5178, 605 r. Apéndice documental, documento 11.
600
AHPSE: P- 1326, 476 r. Apéndice documental, documento 26.
601
AHPSE: P- 697 v. Apéndice documental, documento 12.
602
AHPSE: P-9578, 236 r.
603
AHPSE: P-9575, 440 r.
599
211
Un ejemplo nada habitual es el que
vemos en una carta de dote fechada 1750 en la
que
la novia: “doña Manuela de Leon, doncella de
diecinueve años”, otorga a su futuro marido:
“un vestido para el mio Don Diego de
casaca, chupa y calzones de paño negro, medias
calzetas y espadín de metal sombrero y zapatos,
todo hecho y comprado de nuevo en 630 reales”604.
Un caballero con posibles tenía varios
conjuntos y también piezas sueltas de distintos
tejidos y colores.
Las
capitulaciones
matrimoniales de Jacobo Felix Malcampo
Anónimo. Francisco Manjón.
Palacio de Lebrija. Sevilla.
1777.
(1711) son muy ricas en cuanto a la ropa del
novio, la partida “vestidos de hombre” consta de cinco trajes completos, el primero de
espumilla de seda y lana con botones y cordoncillo de oro valorado en 400 reales, siguiendo
por otro igual con ojales, botones y ribetes de oro de idéntica tasación. Tal y como se ha
apuntado, todo el delantero de la casaca junto a las vueltas de las mangas iban cuajados de
botones, los ojales también se decoraban al ejercer una labor puramente decorativa. El
siguiente vestido era color de hierro forrado en felpa así mismo con ojales y botones de oro,
siendo valorado en 600 reales. El conjunto más importante del documento es: “Otro vestido
entero de castor blanco que se compone de las mismas piezas forrado en tafetán guarnecidos
por ambos lados con ojales y puñetes de oro en novecientos reales”, por último aparece un
vestido de paño negro en quinientos reales605. La botonadura constituía una parte fundamental
tanto de la casaca como de la chupa, los más apreciados eran los de oro, porcelana y
madreperla.
La casaca masculina comenzó a ajustarse al cuerpo progresivamente en brazos y
faldones, el retrato de Francisco Manjón606 es un buen exponente. Las mangas siguen la línea
del brazo mientras que las vueltas han abandonado toda artificiosidad pegándose a la muñeca.
604
AHPSE: P- 5205, 45 r.
AHPSE: P- 10334, 232 v y 233 r.
606
Nacido en Barros (Llanes). Caballero de la Orden de Calatrava en 1755. Consejero de Estado. Presidente de
la Real Audiencia de Contratación de Cádiz. Contrajo matrimonio con María Teresa Micone en Cádiz en 1758.
605
212
El traje es de un verde suave, tonalidad muy del gusto rococó, con bordados que recorren el
filo de casaca, chupa y vueltas de las mangas, los botones ya no son de oro o plata sino
aparecen forrados del mismo tejido que el vestido. En la casaca pende la venera de la orden de
Alcántara.
Una de las instituciones con más raigambre en Sevilla desde el siglo XVII es la Real
Maestranza de Caballería607. El 2 de junio de 1730 se promulgó una Real Cédula por la cual
se establecían su carácter oficial y privilegios. Felipe V concedió una serie de mercedes a la
Corporación, entre las cuales el cargo de Hermano Mayor lo ostentaría uno de los hijos del
monarca español. El primero en ostentar la dignidad
fue el infante don Felipe, futuro duque de Parma. El
rey estableció el uniforme destinado a los maestrantes:
“que el uniforme de grana con galones, chupas y
vueltas de glasé de plata que habían lucido en las fiestas
organizadas en honor del Rey pudieran utilizarlo “no solo
en las funciones propias de su instituto que ejecutare a
caballo, sino en cualquier día, según como se sirven de el
suyo los Oficiales Militares de mis Tropas”608.
El retrato de don Juan María del Carmen de
Castilla y Valenzuela609, que fue Teniente de Hermano
Mayor de la Real Maestranza del 14 de mayo de 1786
al 30 de mayo de 1788, muestra el lujo con el vestía la
Juan María del Carmen de Castilla y
Valenzuela, marqués de La Granja.
Hacia 1770. Colección particular.
Sevilla.
alta nobleza sevillana. El joven caballero lleva casaca
azul con vueltas rojas, unas vueltas que han perdido tamaño con respecto al tipo usado en la
primera mitad de la centuria ya que comprobamos cómo siguen la línea del brazo traspasando
el codo. En cada delantera de la casaca hay diez grandes botones de oro como remate a
amplios galones dorados. Bajo la casaca lleva una chupa roja con los dos primeros botones
desabrochados a fin de dejar espacio a la corbata de encajes. La chupa y las solapas de los
607
Fundada en 1670 bajo la advocación de la Virgen del Rosario.
GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, A.: “Felipe V, Sevilla y la Real Maestranza de Caballería”. III
Centenario del reinado de Felipe V. Sevilla, 2001, p. 92.
609
Nacido en Sevilla el 24 Sep.1747, V Marqués de la Granja, Señor del Cadoso Maestrante de Sevilla y
Hermano Mayor de la Cofradía de la Piedad. Casado en Sevilla el 4 Enero de 1773 con Manuela Luisa Tous de
Monsalve y Fernández de Velasco, V Marquesa e Caltojar y VII Condesa de Benagiar y de Valdosera.
608
213
bolsillos lucen los mismos galones dorados que
la casaca. Bajo las mangas asoman delicados
puños de encaje. En la mano porta sombrero de
tres picos adornado con una lazada roja mientras
que en el pecho luce una venera de Caballero de
Santiago que pende de un lazo rojo. Don Juan
María de Castilla era
caballero de la citada
orden al igual que su padre don Antonio de
Castilla, tal y como pudimos comprobar en su
retrato. Con respecto a la peluca, don Juan María
la lleva con tres rizos perpendiculares en las
sienes y recogida detrás con un lazo negro. A
mediados de siglo, Luis XV impuso un estilo de
Anónimo. Francisco de Paula Bucarelli Ursúa.
Hacia 1775. Palacio de los condes de Santa
Coloma. Sevilla.
pelucas más pequeñas para los hombres y el
riguroso empolvado blanco o preferentemente
grisáceo, éstas se recogían en una cola de caballo
en la nuca, atada con una cinta. Este nuevo peinado masculino desembarcó en todas las cortes
europeas y también a la alta sociedad.
Los Bucarelli fueron una de las más importantes estirpes sevillanas durante el siglo
XVIII. En el palacio de los condes de Santa Coloma se conservan los retratos de los hermanos
don Francisco y don Antonio Bucarelli, hijos del marqués de Vallehermoso y de la condesa
de Gerena. Ambos desempeñaron una importante carrera militar. Don Francisco de Paula
Bucarelli Ursúa Lasso de la Vega Villacis y Cordova (1708-1780) fue Teniente General de
los Reales Ejércitos, Gentilhombre de Cámara de Carlos III con entrada, Comandante General
del Reino de Mallorca, Comandante General del Ejército y Reino de Andalucía, Capitán
General del Río de la Plata entre 1766 y 1770, Virrey y Capitán General de Navarra en 1770,
Comendador de Almendralejo en la Orden de Santiago y Caballero Maestrante de Sevilla. El
retrato de don Francisco nos muestra al caballero portando lujosa chupa roja bordada con
galones dorados y banda a la cintura, y calzones del mismo color. Encima lleva una casaca
oscura sin faldones delanteros adornada con la misma decoración mientras que las vueltas de
las mangas son rojas. Sobre el pecho luce la banda de la Orden de Carlos III (establecida
mediante Real Cédula de 19 de septiembre de 1771) y la venera de la orden de Santiago. Su
214
atuendo concluye con medias blancas, zapatos negros con gran hebilla y un sombrero de tres
picos que descansa sobre la mesa.
Su hermano Antonio María Bucarelli (1717-1779), fue Caballero de la Orden de San
Juan, Bailío-Gran Cruz y Comendador de Bóveda de Toro y de Tocina, Gran Cruz de Carlos
III, Teniente General de los Reales Ejércitos, Capitán General de Cuba, Virrey, Gobernador y
Capitán General de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México (1771). En
su retrato, don Antonio María aparece de cuerpo entero dentro de un recinto palaciego que se
abre a un puerto. El caballero porta una lujosa chupa roja que termina a la altura de las
caderas, calzones oscuros y casaca azul
oscura entallada y adornada con amplio
galón de oro formando un dibujo de trencilla.
La
casaca cuyas vueltas son rojas, solamente
lleva botones a la derecha, mientras que a la
izquierda no aparecen ojales. Don Antonio
lleva un bastón en su mano izquierda
mientras que con la derecha sostiene el
sombrero también adornado con galón
dorado y con un lacito rojo.
Siguiendo con el análisis del traje
masculino, la documentación pone de
relieve que éste podía constar solamente de
casaca y calzones a juego, mientras que la
Anónimo. Antonio María Bucarelli, virrey de
México. Hacia 1775. Palacio de los condes de
Santa Coloma. Sevilla.
chupa era intercambiable. El colorido de la
indumentaria masculina no es tan variado como el de la femenina ya que es muy habitual la
aparición de los pardos, como los llamados color de café, de canela o de ámbar, aunque
también comprobamos que el hombre sevillano vistió con tonos alegres y vivos. El marqués
de la Candía (1772) tenía una chupa y calzones de tela de oro sobre blanco con matices, una
casaca y calzones de terciopelo morado con botones de hilillo de oro forrado en raso liso
blanco, un vestido entero de paño púrpura con botones de seda forrado en felpa blanca de
seda610 . Jacobo Félix Malcampo (1711) llevó a su matrimonio una de tisú encarnada con
flores de oro vivo y una segunda de tisú de plata con la misma guarnición valorada en mil
610
AHPSE: P- 5178, 600 r y ss. Apéndice documental, documento 48.
215
reales, el precio mas elevado que hemos hallado para una
chupa a lo largo de todo el siglo. El tisú de seda estaba a
la última moda siendo muchas veces importado de
Francia.
Tal y como hemos apuntado con anterioridad, de
la chupa solamente se mostraba la delantera, por lo que
quedaba el resto se podía confeccionar con materiales
más sencillos: “Ytt. una chupa de tizu de oro con
espaldas y mangas de tafetan”. Esta prenda se convirtió
en un perfecto marco para bordados y adornos: “otra
chupa de laberinto celeste con lazos y galón de plata (…)
otra chupa de paño de grana encarnado con galón ancho
de plata y botones de hilillo forrado en lienzo (…) otra
Anónimo. Retrato de caballero.
Último cuarto del siglo XVIII.
Colección particular. Sevilla.
del mismo paño bordada de oro con forro de imperiosa celeste y blanco” 611. José García,
maestro confitero de la collación de San Salvador, dejaba en 1775 una chupa de piel de
tigre 612 forrada de anascote blanco y otra de paño “color de cardenalillo” con vuelos de
terciopelo613.
La casaquilla era una prenda destinada a la práctica de la equitación, por tanto sería
más corta, en el inventario de don José de Velasco y Patiño (1734) aparecen “Dos casaquillas
de montar, una de invierno y otra de verano” 614 . La indumentaria destinada a la monta
aparece con relativa frecuencia en los inventarios, en el de la marquesa de Herrera (1778)
encontramos: “Un vestido de chupa y calzones de guinete nuevo” y “una chupa de guinete
usada”615. Los tejidos más utilizados para confeccionar trajes de verano eran, entre otros, el
tafetán, el barragán, el cristal y la seda: “cuatro vestidos de verano, uno de tafetán doble negro,
otro de cristal y otro de barragán de Bruselas”616. Don Vicente Pablo Albelda tenía en 1780
“Un bestido de chupa casaca y calzones de seda de verano tornasolado de raso valenciano”617.
611
AHPSE: P- 9563, 789r.
No sabemos a qué tipo de felino se referirá. Fernando VI aparece en un retrato de Van Loo luciendo una
casaca con las vueltas de las mangas forradas con piel de leopardo.
613
AHPSE: P- 11218, 1064 v.
614
AHPSE: P- 9546, 419 r.
615
AHPSE: P- 9574, 301 v.
616
AHPSE: P- 9546, 419 r.
617
AHPSE: P- 9575, 439 v.
612
216
A finales de siglo aparecen las voces chupetín y chupín, un diminutivo de chupa que
podía designar las piezas destinadas a niños y también a adultos por su menor tamaño. En el
inventario post-mortem del esposo de Gertrudis de Zayas (1780) constan dentro de la partida
“Ropa del menor”, una chupa, calzones y chupetín de raso liso de seda618. En el inventario
capital de doña Josefa García Aruncibay (1799) aparecen varios trajes masculinos formados
por casaca, chupín y calzones o por casaca y chupín: “Ytt. Casaca y chupín de tercianela
servido en quarenta r (…) Ytt. Casaca y Chupín de Panaverde rallado en ciento y sesenta r (…)
Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de felpa, en quinientos rr”619.
Debido a su alto costo la ropa no solamente se reutilizaba sino que también se
transformaba, en un inventario post-mortem de 1791 aparece: “Una chupa y chupito que se
hizo con un guardapie de su madre”620. En este momento surgen los chalecos y los calzones
largos, en 1799 se constata el pantalón largo en Sevilla: “Ytt. Calzones largos de Paño matado
en treinta rr (…) Ytt. Chaqueta de Bayeton y chaleco
en cinquenta rr”621. Los chalecos son una evolución
de la chupa, aparecen como prendas diferenciadas y
conviven con éstas, en el capital de Francisco
Rodríguez (1785) encontramos tres chupas blancas en
75 reales seguidas por seis chalecos blancos en 60
reales y dos chalecos de cotonia en 45622.
La transformación sobre los preceptos que
debía seguir la indumentaria masculina de las clases
altas se produjo en Francia, concretamente en la
reunión de los Estados Generales en 1789. Cada
participante debía vestir conforme a su estado ya que
se reprodujo el ceremonial de 1614, esta desigualdad
manifiesta causó cierto disgusto:
Anónimo. Retrato de caballero.
Hacia 1790. Palacio de Lebrija.
Sevilla.
618
AHPSE: P- 9575, 514 r.
AHPSE: P- 788, 175 r. Apéndice documental, documento 64.
620
AHPSE: P- 9580, año 1791 Folio 452 v
621
AHPSE: P- 788, año 1799
Folio 175 V
622
AHPSE: P- 12118, 51 r. Apéndice documental, documento 51.
619
217
“Uno de los primeros actos de la Asamblea Nacional fue la abolición solemne de todas las
diferencias de clase, en cuanto al vestido; y los nobles que habían querido tan celosamente tener un
privilegio exclusivo para llevar plumas, encajes, tacones encarnados, etc., hubieron de ver cómo los
plebeyos declaraban que ya no daban valor alguno a tales tonterías y se las consentían a los lacayos.
(…); la primera prerrogativa de la clase privilegiada quedaba abolida (…), este hecho tuvo por
consecuencia la desaparición para siempre del lujo y la magnificencia que había revestido el traje
masculino antes del año 1789”623.
A partir de la Revolución Francesa se suceden una serie de transformaciones políticas
y sociales que traen consigo un cambio de mentalidad que condujo a la sociedad francesa a
vestir de manera más simple, huyendo del colorido y las estridencias. La progresiva sencillez
del traje masculino hay que achacarla a la
influencia del traje campestre inglés en el
que primaba la funcionalidad por lo que se
pusieron de moda casacas con menos
pliegues o incluso sin faldones por delante
como el frac. Paulatinamente los calzones
desaparecieron en favor del pantalón largo,
esta prenda en un primer momento la usaban
las
clases
más
desfavorecidas.
A
los
asaltantes de la Bastilla y las Tullerías se les
llamó despectivamente “sans culotte” es
decir, “sin calzones”. La palabra “pantalón”
procede de Pantaleón 624 , personaje de la
comedia del arte625 que lo vestía. El pantalón
fue una evolución del calzón marinero inglés
aunque se piensa que fueron los franceses sus
Louis Leopold Boilly. Sans culotte. 1792. Museo de
la Villa de París.
623
BOEHN, M.: Ob. cit., p 117.
Pantalón era un mercader, se le presentaba como un anciano amable que encarnaba la prosperidad de
Venecia. Aunque normalmente es un viejo avaro muy preocupado por el dinero y pendiente de sus negocios. No
está pendiente de su casa y es muy conservador y lo que ocasiona de lo que resulta algún enredo ocasionado por
Arlequín o Brighella. Como padre es déspota y anticuado. Pantalón lleva capa negra con pantalones rojos y
calza pantuflas turcas. Su máscara es color café con una gran nariz, bigote gris y blanca barba que cubre de oreja
a oreja terminando en punta. Sobre la comedia del arte. Véase, URIBE, Mª. L.: La comedia del arte. Barcelona,
1983.
625
La comedia del arte, también denominada comedia de máscaras, surgió en Italia durante el Renacimiento. Fue
un tipo de género teatral que se prodigó por buena parte de Europa hasta el siglo XIX. Se trataba de obra de
teatro en la que los actores podían improvisar. Eran sencillas tramas con una historia de amor como asunto
fundamental, constaba de una serie de personajes fijos que se identificaban por su ropa y su máscara.
624
218
inventores. El francés Pedro Dutramble (1715) tenía “un par de calzones marineros de tafetan
Gamusado con encages negros viejos”626.
Al cambiar el concepto de moda se detestó la estética del Antiguo Régimen. Se
rechaza la teatralidad y la extravagancia del traje francés a lo que se le debe añadir la enorme
influencia que marcó Inglaterra, convertida en el epicentro de la moda masculina. Esta
tendencia seguía otros preceptos, los británicos buscaban una elegancia menos envarada, mas
práctica que permitiera la práctica de deportes y la vida al aire libre. La nación prosperó
extraordinariamente durante el siglo XVIII, creando un imperio a raíz del comercio, el nivel
de vida subió y una pujante clase media comenzó a consumir. A finales de siglo había en
Londres más de doscientos comercios dedicados al negocio textil ya fueran sastrerías o
mercerías627.
Durante el Terror
(1793-1794) era muy arriesgado vestir al modo antiguo pero
después de la ejecución de Robespierre, los franceses adoptaron el frac inglés reinventándolo
a su forma; con colas muy largas, botas grandes y chalecos cortos, mientras que los cuellos de
la levita crecieron desmesuradamente por detrás así como los pañuelos del cuello que a veces
llegaban a la barbilla628.
En Francia a partir del Consulado los hombres se van a desprender de todos los
ornamentos decantándose por largos pantalones entallados en colores claros que terminan
justo encima del tobillo; chalecos cruzados con dos hileras de botones; chaquetas entalladas
con cola y “redingote”. Las corbatas comenzarán a crecer, siendo todavía grandes pañuelos
de seda complicadamente anudados sobre la garganta. Los trajes de seda con bordados
florales y encajes se circunscriben a las ceremonias cortesanas por lo que abandonan la vida
cotidiana de las élites. Tras la caída del Antiguo Régimen el pujante burgués mostraba su
concepto de vida a través del vestido siendo éste una antítesis del pasado, se huyó de las
extravagancias pero también de los colores alegres. La enriquecida nueva clase social
entendía el concepto lujo de otro modo, no como mero deseo de ostentación sino como el
confort resultante del trabajo individual.
626
AHPSE: P- 5178, 605 r. Apéndice documental, documento 11.
ASHELFORD, J.: The art of dress. Clothes and society 1500-1914. Londres, 1996, p. 148.
628
LAVER, J.: Ob. cit., p. 153.
627
219
El color negro se adaptaba perfectamente e este nuevo clima social personificaba el
ideal del nuevo ciudadano vestido de rico pero discreto paño. Se puede afirmar que el hombre
europeo se uniforma en el siglo XIX629. Los cambios en indumentaria masculina sobrevienen
hacia 1780 con la introducción del estilo inglés que básicamente usaba chaqueta “jacket”,
abrigo “riding coat”, “spencer” y botas altas en lugar de zapatos. El “spencer” era una
chaqueta corta, generalmente de lana. Su forma se asemejaba a la de un frac sin faldones y
era utilizada sobre la prenda exterior (frac o levita).
Apareció a finales del siglo XVIII como pieza de uso
masculino y su nombre se debe a George Spencer, II
conde Spencer (1758-1834). Pronto se incorpora como
parte del uniforme militar de los oficiales del ejército
británico y, a la vez, se introduce en la vestimenta de
hombres y mujeres en los últimos años del siglo XVIII.
El frac nace como atuendo masculino en
Inglaterra en el siglo XVIII. Se considera que su origen
está en una especie de abrigo que usaban los caballeros
británicos llamado “frock”. En la década de los años 30
ya se tiene constancia del uso de esta prenda informal y
Anónimo. Juan José Nieto Aguilar, II
marqués de Monsalud. Finales siglo
XVIII.Marquesa de Monsalud. Sevilla.
elegante para la práctica de la equitación. La aristocracia
inglesa tenía un perfil distinto a la francesa, que residía en la corte. Los británicos lo hacían en
sus propiedades rurales y se distinguían por su afición al deporte al aire libre por lo que
adecuaron su traje a sus necesidades, el frac al no tener faldones por delante era una prenda
cómoda para la vida en el campo. El cambio sustancial radicó en la sustitución de los tejidos
lujosos y de vivos colores por el paño, el cuero y los colores neutros y oscuros; por otro lado
los zapatos se sustituyeron por botas y el pelo dejó de empolvarse progresivamente:
“El traje plebeyo había conquistado los salones. Hasta entonces sólo las personas más pobres
habían llevado el cabello sin empolvar, sólo los carreteros habían llevado botas, y únicamente los
marineros habían llevado pantalón largo y sombrero redondo”630.
629
NICOLÁS GÓMEZ, S.: El dandi y otros tipos del siglo XIX. Imagen y apariencia en la construcción e la
modernidad. Murcia, 2012, p. 5.
630
VON BOEHN, M.: Ob. cit., 157.
220
A principios
del
siglo XIX
ya
habían
desaparecido las casacas, los bordados, las
medias de seda y las pelucas. Desde Londres
salieron hacia el resto del continente el frac, el
chaqué y la levita. Los primeros fracs tenían
cuellos altos por detrás, grandes solapas y
mangas abultadas; el talle era alto y se cerraba
mediante
botones.
En
un
principio
se
acompañaba de calzones que más adelante
fueron
sustituidos
por
pantalones
largos.
Ejemplos de frac con calzones son los retratos de
Francisco de Goya de Sebastián Martínez (1792,
Metropolitan Museum of Art) y Gaspar Melchor
de Jovellanos (1798, Museo del Prado); mientras
que con pantalones largos aparece el marqués de
Villafranca (1795, Museo del Prado) y el conde
Francisco de Goya. José Álvarez de Toledo,
marqués de Villafranca y duque de Alba. 1795.
Museo Nacional del Prado.
de Fernán Núñez ( hacia 1804, Colección
particular).
El frac fue muy bien acogido por la burguesía urbana, su uso se hizo extensivo a todas
las clases sociales europeas siendo en España el traje más común desde el comienzo del
reinado de Fernando VII. A finales del siglo tenemos constancia del uso del frac 631 en Sevilla.
En el inventario post-mortem de Úrsula Echevarría (1791) en la partida “Ropa del menor”
aparecen tres fraques 632 . Don Joaquín Rosales (1799) tenía uno de algodón de seda 633
mientras que en el inventario de don Juan María Bravo, mercader de tejidos que residía en la
calle Sierpes, figuran dos fraques de tafetán, cuatro de algodón y seda, más uno de seda
listado y cinco de paño. El frac se acompañaba del chaleco, en el citado documento aparecen
hasta diecisiete634. En el inventario capital de Antonio Echevarría y Delgado fechado en 1795
aparece un frac rojo confeccionado con “medio carro” apreciado en 180 reales más otro de
631
A mediados del siglo XIX surgen otros atuendos y el frac se convierte en el “evening dress” de los ingleses,
es decir, en un traje para eventos sociales. En la actualidad el frac es el atuendo de máxima etiqueta masculina,
su uso se restringe a la noche o a ocasiones muy formales.
632
AHPSE: P- 9580, 452 v.
633
AHPSE: P- 9586, 907 v.
634
AHPSE: P- 9586, 1628 r.
221
paño nuevo “aplomado” en 200. La nueva moda
convivió unos años con el traje compuesto por casaca,
chupa y calzones según nos muestra el último
documento citado.
En este retrato de joven podemos observar un
elegante atuendo a la moda de finales de siglo, se trata
de un frac color azul con dobles y voluminosas solapas.
El joven se presenta en elegante postura con una mano
bajo el chaleco color rosa pero ya sin bordados. Aunque
sigue llevando el cabello empolvado observamos cómo
ha cambiado la forma del traje. Los botones han crecido
en tamaño pero ya solamente aparecen en un lado de la
prenda, el cuello de la camisa es doble y tanto estos
Anónimo. Retrato de joven. Finales
siglo XVIII. Palacio de Lebrija.
Sevilla.
como los puños carecen de encajes.
La moda masculina que había seguido el dictado de Francia volvió sus ojos hacia el
Reino Unido. Los sastres ingleses se hicieron depositarios de una merecida fama por el ajuste
impecable de las prendas, la perfección del corte y el esmero en los detalles. El país se
convirtió en una potencia económica debido a la Revolución Industrial. Los preceptos
sociales han cambiado, todos los hombres son iguales ante la ley pero siempre existe un afán
de diferenciación. Estas virtudes pueden ser innatas o aprendidas y no estriban en el origen de
la persona ni en su fortuna, es algo más sutil635; en este preciso momento surgió un nuevo
arquetipo, el dandi. Según el diccionario de la Real Academia dandi es: “Hombre que se
distingue por su extremada elegancia y buen tono”. Este tipo masculino apareció en la
década de 1790, en Londres y París. George “Beau” Brummell representó su perfil por
excelencia; amigo del príncipe de Gales, su indumentaria buscaba la perfección mientras que
su estética huía de los preceptos de la nueva burguesía; el dandi no debía llevar a cabo
ninguna proeza para ser el centro de atención ya en su misma presencia residía su rotundo
éxito, su figura encarna al “héroe de la indolencia” 636. Su figura se caracterizaba por un
impecable aseo personal, inmaculadas camisas con cuellos altos,
corbatas con nudos
635
BRUÑA BRAGADO, Mª J.: Delmira Agustini: dandismo, género y reescritura del imaginario modernista.
Berna, 2005, p.62.
636
DURÁN HERNÁNDEZ MORA, G.: Dandismo y contragénero. La artista dandy de entreguerras: Baronesa
Elsa von Freytag-Loringhoven, Djuna Barnes, Florine Stettheimer, Romaine Brooks. Valencia, 2009, p.33.
222
perfectos 637 y abrigos oscuros. Brummell abandonó la
peluca y se cortó el pelo a la manera de la antigua Roma
llamada “a lo Brutus”. Los pantalones debían quedar con
un guante, reservando los colores claros para el día y los
oscuros para la noche. Esta imagen masculina presidida
por la pulcritud y elegancia 638 tendrá una importancia
clave en la sociedad a lo largo de todo el siglo XIX.
VI.4.Prendas de encima
Anónimo. Retrato de joven. Finales
del siglo XVIII. Palacio de Lebrija.
Sevilla.
Según vimos en el capítulo I la capa fue una pieza
básica para hombre español. El Diccionario de Autoridades la define como: “(…) ropa larga y
suelta sin mangas que traen los hombres sobre el vestido; es angosta por el cuello, ancha y
redonda por abaxo, abierta por delante. Hacese de paño y otras telas (…)”. Las voces capa y
manto se utilizaron indistintamente, hasta principios del siglo XVI, para denominar a
cualquier sobretodo amplio, abierto por delante y sin mangas. No obstante, si la prenda
llevaba capucha o cuello recibía el nombre de capa639.
637
A principios del siglo XIX, George Bryan Brummel (1778-1840) fue el rey del dandismo. Brummel se
desvinculó de las tendencias exageradas y anunció la regla de oro que todavía se aplica hoy en día: el signo de
una persona elegante es aquel que no llama la atención. El joven aconsejó al mismo príncipe de Gales, futuro
Jorge IV la siguiente premisa: “Atar una corbata blanca en un arco debe ser el punto culminante de la vida
cotidiana”.
638
“Así el dandy surge como una ola de inconformismo contra la mediocridad y vulgaridad burguesas, el
racionalismo y el materialismo reinantes, les parecen totalmente opuestos a la sensibilidad artística personal, al
refinamiento auténtico estético gratuito y original y a la seda de ideal y de infinito que perviven en el espíritu
exigente e insaciable del hombre superior. Frente a lo práctico, una elegancia culpable, frente a lo útil, lo
superfluo, un disgusto ante la vulgaridad de la vida que se debe ver”. NICOLÁS GÓMEZ, S.: Ob. cit., p. 3.
639
A finales del siglo XVI este cuello se redujo y la prenda acabó recibiendo el nombre de herreruelo. En la
década de los años 30 del siglo XVI se llamará capa a una pieza de formato semicircular con capilla. Alrededor
de los años 40 esta última se convertirá en un simple elemento decorativo sin ofrecer la posibilidad de tapar la
cabeza. El borde inferior de las capas era generalmente de forma redonda aunque también las había terminadas
en punta, denominadas “puntiaguda” o “judía”. El largo de la prenda variaba, pero en general el ruedo no debía
tocar el suelo cuando la persona se arrodillaba o no tocar el caballo al montar en él. Se confeccionaba con paño u
otro género de lana o con seda. La confección de capas fue variada en cuanto a tipos y formas. Entre las mas
comunes se pueden destacar: la “de villano” con capucha y usada por hombres de campo, a partir del siglo XVII
llevarán el gabán, con mangas y capuchón. La capa de letrado: la que lucían los médicos. La “aguadera” o “de
agua”: para la lluvia, confeccionada con albornoz y fieltro. Con capilla para cubrir la cabeza. La castellana fue la
preferida de los españoles, abiertas por delante y con capilla cerrada. Se hacían con telas riquísimas. La capa de
camino fue usada por los cortesanos para el camino y era más práctica ya que su capillas sí tapaba la cabeza, se
cerraba con alamares para permitir con mayor libertad de movimiento. Para mayor abrigo se podía forrar con
piel. Por último, la “gascona” o “vascona” también era de camino. De origen francés. Formaba pliegues sobre
los hombros y tenía un gran cuello que vuelto hacia arriba tapaba el rostro. Sobre la capa, Véase: BERNIS
MADRZO, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962. BERNIS MADRAZO, C: “La
223
La capa es una prenda de pleno uso a lo largo de toda la centuria, los documentos nos
proporcionan información sobre tejidos y decoraciones. En Sevilla las capas confeccionadas
con paño fueron las más habituales, las de Segovia seguían siendo muy apreciadas. Las
vueltas de la capa se podían decorar con otro tejido, el marqués de la Candía (1772) tenía
“una capa de paño nueva con sus vueltas de terciopelo negro”640 y don Rodrigo Márquez de la
Plata una “de grana fina nueva con bueltas de terciopelo negro”641 Según sus materiales había
capas para verano e invierno: “tres capas de invierno de paño de abrigo, otra de barragán de
Cuenca blanco y otra de lamparilla”642. Don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) tenía una capa
de paño de Segovia de color azul con galón de oro, otra de paño “blanquisco basto” y un
capote de carro de oro forrado de bayeta643. En el capital de José Ruiz aparecen tres capas,
dos de paño y otra de esparragón valoradas en 215 reales. Don Hermenegildo López del
Águila (1729) dejaba en su inventario un capote de pelo de camello roto color café y forrado
en bayeta, una capa negra de paño de Segovia “rayda y picada” y otra de bayeta vieja 644,
mientras que en el capital de don Bartolomé Profumo aparecen dos capas, una de paño y otra
de pelo de camello tasadas en 112 reales de plata. El pintor Domingo Martínez (1751) tenía
un capote de pelo de camello y una capa de paño de Zaragoza645, mientras que el capital de
Luis de Orellana (1759), maestro farolero, aparecen una capa de paño con vueltas de
terciopelo y un sobretodo también de paño646. En el aprecio de bienes de Pedro Fontache
(1776) aparece un capote de pelo de camello color café valorado en 100 reales 647, una capa de
paño de Grazalema en 90 y un capote de camellón color de café en 30. El capote podía estar
confeccionado a juego con calzones y casaca: “Ytt. un capote calsones y casaquilla de pelo de
camello”648. Otra prenda de la misma familia era el gambeto, una modalidad de capote que
llegaba hasta media pierna.
moda en la España de Felipe II a través del retrato de corte”. Catálogo de la exposición Alonso Sánchez Coello
y el retrato en la corte de Felipe II. Madrid, 1990. BERNIS MADRAZO, C.: El traje y los tipos sociales en el
Quijote. Madrid, 2001.
640
AHPSE: P- 9568, Apéndice documental, documento 48.
641
AHPSE: P- 11246, 555r. Apéndice documental, documento 53.
642
AHPSE: P- 9564, 419 r.
643
AHPSE: P- 5178, 697v. Apéndice documental, documento 12.
644
AHPSE: P- 5192, 595 v.
645
AHPSE: P- 18023, 57 v. Apéndice documental, documento 43.
646
AHPSE: P- 12070, 191 v.
647
AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50.
648
AHPSE: P- 5165, 361v.
224
El capote649 que se usaba en España desde la Edad Media, era un sobretodo largo650
para abrigarse, confeccionado con tela doble, forrado y con menos vuelo que la capa común,
el capotillo era más corto cubriendo hasta la cintura651. La voz capote procede de capa. Fue
una prenda común en España durante los siglos XVII y XVIII, de hecho aparece en los
guardarropas reales. Carlos III tenía varios de pelo de camello y también botones para
capotes652. En el inventario de don Gaspar Atienza (1719) encontramos uno de “barragán
doble con alamares de seda forrado en granilla sobre cuello negro”653, y en el de Pedro Pérez
(1734), tratante en taberna, uno de pelo de camello con sus broches de plata apreciado en 90
reales654.
Los capotillos eran capotes cortos cuya longitud no sobrepasaba la cintura655 y que se
solían utilizar para montar a caballo. En las capitulaciones matrimoniales de Francisco
Rodríguez (1785) aparecen un capote de seda valorado en 440 reales y un capotón de paño en
90 junto a dos capas, una de grana en 534 reales y otra azul con galón de oro en 250656. Las
capas de grana, los capotes de seda y las capas de paño color “pepita de algarroba” aparecen
con relativa frecuencia en los guardarropas masculinos sevillanos. Según atestiguan los
inventarios post-mortem, los niños usaban como prendas de abrigo capas y capotes como sus
padres, en el inventario del mercader José Díaz (1979) figuran las prendas de sus hijos Juan
Sancho y Joaquín, el primero, tenía dos manteos, un capote de medio carro y una capa de
paño; y el segundo los mismos capote y capa que el anterior más un sobretodo de paño657.
A pesar de la prohibición de las capas largas que provocó el motín de Esquilache,
éstas se siguieron usando hasta el siglo XIX tal y como relata el inglés Richard Ford: “El paño
pardo es muy grueso, no solamente porque así dura más tiempo, sino porque la capa es el
escudo de la gente pendenciera, que se envuelve en torno al brazo izquierdo”658; el hispanista
opinaba que la capa era la pieza principal de la indumentaria masculina española: “La capa es
649
“Me dije, para mi capote" era una expresión popular usada hasta el siglo XVIII cuyo significado era: “Me dije
a mí mismo”. Aparece frecuentemente en El lazarillo de Tormes.
650
SOUSA CONGOSTO, F.: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Madrid, 2007, p. 450.
651
VARGAS LUGO, E. y CURIEL, G.: Juan Correa, su vida y su obra, cuerpo de documentos, tomo III.
México, 1991, p. 280.
652
TEJEDA HERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 144.
653
AHPSE: P- 10342, 417 v.
654
AHPSE: P- 11151, 819 r.
655
VARGAS LUGO, E. y CURIEL, G.: Juan Correa, su vida y su obra. Cuerpo de documentos. Tomo IV.
México, 1991, p. 280.
656
AHPSE: P- 12118, 50 r. Apéndice documental, documento 51.
657
AHPSE: P- 729, 563v.
658
FORD, R.: Manual para viajeros por España y lectores en casa. Andalucía. Vol. II. Madrid, 2008 p. 99 y ss.
225
para el español lo que la saya para la española”659. A finales del siglo XVIII el capote podía
tener un carácter marcadamente popular, en la comedia de Valladares y Sotomayor El preso
por amor o el real encuentro (1796) aparecen dos asesinos a sueldo cuya estampa es la
siguiente: monteras bien caladas, largas patillas, moños a lo gitano y capotes jerezanos 660. Los
capotes de durancillo eran muy corrientes, según cuenta Ford los llevaban los “chulos” que
auxiliaban a los matadores en la lidia661.
El abrigo más común en los primeros años del siglo XIX fue el denominado
“redingote”. El término es una contracción del término “riding coat” (capa de montar) pieza
de originaria de Inglaterra utilizada en el siglo XVIII como protección para la práctica de la
equitación. En el inventario post-mortem de doña Francisca de Quijada fechado en 1739
aparecen “dos redingote de niño de color aplomado” 662 . Originalmente, el “redingote” de
principios del siglo XVIII era abultado, cruzado con un amplio cuello, puños planos y se
utilizaba para viajar. Los caballeros del entorno de la reina María Antonieta fueron los
primeros en decantarse por el uso de esta prenda inglesa en Francia 663 . El “redingote”
evolucionó hacia una especie de voluminoso abrigo con superposición de capas con los
botones de izquierda a derecha664.En cuanto a la disposición de los botones, los hombres se
abotonaban de izquierda a derecha desde antiguo ya que era más fácil esta disposición durante
la batalla.
VI.5. Sombreros y pelucas
660
HUERTA CALVO, J. y PALACIOS HERNÁNDEZ, E.: Al margen de la Ilustración: Cultura, popular, arte y
literatura en la España del siglo XVIII, Amsterdam, 1998, p. 12.
662
AHPSE: P-10350, 57 v.
VV.AA.: The Age of Napoleon: Costume from Revolution to Empire, 1789-1815. Nueva York, 1989, p. 10.
664
En el siglo XIX, el término ‘redingote’ designaría al abrigo como lo conocemos hoy en día: prenda de
cobertura de uso femenino o masculino, abierto al frente. Durante el Imperio francés o la Regencia británica, el
redingote podía tener cierre sencillo o cruzado, solapa amplia en pico o en forma redondeada, la cual podía ser
forrada en piel. El redingote servía para abrigarse con los conjuntos de vestir, siendo más largos y de colores
sobrios, y también para medio vestir Durante la primera mitad del siglo XIX el abrigo a la moda fue el
“Carrick”. Se trataba de una especie de gabán o levitón muy holgado, con varias esclavinas sobrepuestas de
mayor a menor. Según algunos autores, su nombre deriva de la ciudad irlandesa de Carrick, según otros,
proviene del apellido del famoso actor y dramaturgo inglés, David Garrick, el cual, dicen, lo utilizaba (aunque el
actor murió mucho antes de que el abrigo apareciera en los grabados de moda).
663
226
El sombrero de tres picos fue el tocado de moda durante toda la centuria. Por lo
general eran de color negro y el material con el que se fabricaban era piel de castor o de
conejo, mucho más económica. Francia gozaba de prácticamente todo el monopolio en cuanto
a los sombreros de castor y sus réplicas de semi-castor y vicuña. El castor era un fieltro
confeccionado a base de la mezcla de pelos de castor graso y seco, el semi-castor tenía menor
proporción de castor graso siendo casi todo su material de lana de vicuña y pelo de conejo. El
llamado de vicuña tenía una mezcla de vicuña y pelo de conejo. A finales del siglo XVII París
era el principal centro de fabricación y exportación de sombreros. En la capital francesa se
confeccionaban entre 80.000 y 100.000 sombreros al año. La producción fue decayendo
debido a los altos costes e Inglaterra tomó el testigo. A comienzos del siglo XVIII exportaba
sombreros a España y las Indias por valor de 1.500.000 libras665.
En sus capitulaciones matrimoniales Jacobo Felix Malcampo (1711) llevaba dos
sombreros de castor valorados en 60 reales de plata666 . Tal y como pone de manifiesto la
documentación los sombreros de castor eran caros, en el aprecio de bienes de don Pedro
Fontache (1766) uno “fino de castor” se valora en 75 reales, mientras que uno de medio castor
se hacía en 15 reales667. No solamente existían sombreros de medio castor sino también de
tres partes de castor, Francisco Rodríguez (1785), maestro sastre tenía: “Ytt. un sombrero de
tres picos de tres partes de castor en cinquenta rr (…) Ytt. un sombrero negro de tres partes de
castor en sesenta y seis rr”668. Los sombreros de castor también podían fabricarse en color
blanco. La piel de este animal era la más codiciada por su adaptabilidad a la superficie curva
de la copa, su durabilidad, su resistencia al agua y por su brillo. La gran demanda de las
citadas pieles encareció el material por lo que se buscaron alternativas más asequibles
utilizando pieles con mezcla de conejo, topo o incluso rata. Su uso se sustituyó totalmente
por la chistera o sombrero de copa de seda en la segunda mitad del siglo XIX, pero mientras
que la moda del sombrero de castor se mantuvo, llevarlos constituía un símbolo de posición
social elevada669.
665
GIRARD, A.: El comercio francés en Sevilla y Cádiz en tiempos de los Habsburgo. Sevilla, 2006, p. 337.
AHPSE: P-10334, 233 r.
667
AHPSE: P-.1347, 93 r. Apéndice documental, documento 50.
668
AHPSE: P- 12118, 52 r. Apéndice documental, documento 51.
669
Según la forma de la copa, los sombreros utilizados a principios del siglo XIX fueron: el Wellington (1812),
con el ala curva hacia abajo en el frente; el Beau París (1815), con el ala también curva pero más ancha y la copa
puntiaguda; el D’Orsay (1820), con el ala menos curva y la copa más alta y ancha arriba y el Regente (1825) el
cual posee el ala más corta y recta de todos y la copa uniforme en su dimensión, desde la base hasta arriba.
666
227
Los sombreros chambergos estuvieron de moda hasta el reinado de Carlos III, José
Ruiz, torcedor de sedas, tenía dos valorados en 37 reales de vellón670. El sombrero de ala
ancha, también denominado montera, podía llevar forradas las vueltas forradas con tejidos
como el terciopelo. En algunos documentos de finales de siglo se ve como todavía los hombre
tenían este tipo de sombrero: “Un sombrero a la española” 671 . Tras el tricornio llegó el
bicornio o sombrero de dos picos, usado por los oficiales de alto rango en Francia a mediados
del siglo672
A finales del siglo comienza la moda del sombrero de copa, es complicado establecer
la procedencia de este singular tocado aunque se cree que su precedente se encuentra en el
sombrero cuáquero de Benjamin Franklin673. En un grabado del pintor francés Charles Vernet
674
, incluido en la serie “Incroyables et Merveilleuses”, aparecen dos personajes, uno de ellos
con sombrero de copa en la mano. Los caricaturistas se hicieron eco de la moda masculina de
la última década de 1790. Ambos jóvenes llevan ajustados abrigos de grandes solapas
decoradas con lazos de tela y aunque sus calzones son deudores del pasado, las corbatas son
de color y tamaño considerable. El caballero de la izquierda lleva su cabello trenzado
mientras que el de la derecha luce una
escarapela revolucionaria en su sombrero675.
El primer sombrero fabricado en seda
en
Reino Unido se atribuye a George Dunnage,
un
sombrerero de Middlesex, en 1793. En este
contexto histórico surgió la chistera de seda
en
1797. Aunque desde el siglo XVI ya se
usaron
tocados masculinos similares fue en la citada Charles Vernet. Sombrero de copa .Les fecha
cuando se recubrieron con felpa de seda. El Incroyables et Merveilleuses. 1796.
sombrero fue originalmente una invención francesa y rápidamente se convirtió en el símbolo
de estatus para el caballero del siglo XIX. En un principio se fabricaron con piel de castor
670
AHPSE: P- 5192, 86 v.
AHPSE: P- 9575, 581 v.
672
El bicornio fue usado durante todo el siglo XIX. Su nombre en francés era “chapeau de bras” (sombrero de
brazo), ya que era fácilmente plegable para ser llevado bajo un brazo. El bicornio es el tocado que lleva el
uniforme de la Carrera Diplomática española rematado por plumas negras y blancas en el caso de Embajador.
Véase: VILLARUE DE ACHA, F.J.: “El uniforme diplomático. Simbología y uso”. Emblemata, 17, Zaragoza,
2011. El bicornio forma parte de los uniforme de gala de los Caballeros de las Reales Maestranzas de Sevilla,
Granada, Zaragoza y Valencia.
673
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 444.
674
(1758-1836) Hijo y padre de pintores debe su fama a los cuadros de batallas y de caballos.
675
Véase, RIBEIRO, A.: Fashion in French Revolution. Nueva York, 1988.
671
228
pero un nuevo material llamado felpa del sombrerero, que en realidad era fina seda aplicada al
fieltro se convirtió en el material por excelencia para la confección de sombreros de copa. El
primer comerciante que lo puso a la venta fue John Hetherington 676, al usarlo casi provocó un
motín callejero e incluso fue detenido por asustar a los viandantes según la Gaceta de Sant
James. Tras este mal comienzo, el sombrero de copa se convirtió en el tocado convencional
para caballero occidental, convirtiéndose en un símbolo de riqueza y posición social capaz de
mejorar al portador en altura y refinamiento677.
La peluca se introdujo en la corte española hacia 1671, Carlos II la usó al perder el
caballo aunque no formó parte del atuendo oficial de la familia real hasta la llegada de Felipe
V. La voz “peluca” no está documentada en España hasta 1715 678 , antes se denominaba
cabellera. La peluca se convirtió en un elemento imprescindible en la indumentaria de un
caballero elegante, la llamada infolio era una de las mas costosas por su tamaño y profusión679.
Jacobo Felix Malcampo (1711) llevó en sus capitulaciones matrimoniales: “Dos cabelleras
muy ricas en seiscientos cuarenta”680. A lo largo del siglo se llevaron varios tipos de pelucas:
en la llamada la “de bolsa”, que se puso de moda en los años veinte, el pelo se metía en una
bolsa negra que se cerraba a la altura de la nuca. En la de cola trenzada el pelo se recogía en
una trenza, los ingleses la llamaron de cola de cerdo681. La denominada “peluca de campaña”
o “de nudos” fue usada por los militares en la guerra de Sucesión para más tarde pasar a la
indumentaria civil, estaba formada por tres coletas unidas por un nudo.
Hacia 1715 las pelucas comenzaron a empolvarse. Se espolvoreaban con almidón de
arroz. Para proceder a la operación, el caballero se tapaba la cara con un cono de papel grueso.
676
El portador del primer sobrero de copa en Inglaterra creó un revuelo enorme al usarlo por primera vez.
Hetherington caminaba por la calle y decenas de personas le miraban asombradas por tan extravagante sombrero.
Se armó tal revuelo que fue citado ante un Tribunal y acusado de perturbar el orden público. El oficial que se
ocupó del escándalo, describió el delito cmo sigue: “ La visión de esta construcción fue tan exagerada que varias
mujeres se desmayaron, los niños comenzaban a llorar y los perros comenzaron a ladrar. Un niño rompió su
brazo entre empujones.” Al día siguiente el Times publico.” El sombrero de Hetherington señala un avance
significativo en la transformación del vestido. Tarde o temprano, todos los aceptaran. Creemos que tanto el
tribunal como la policía han cometido un error”, El tiempo le dio la razón. CUMMING, V.: The Dictionary of
Fashion History, Oxford, 2010, p. 186.
677
En Francia Antoine Gibus inventó hacia 1812, el llamado “claque”. Un sombrero plegable patentado en 1823.
BOUCHER, F.: Ob. cit., p. 347.
678
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 381.
679
LAVER, J.: Breve historia del traje y la moda. Madrid, 1988, p. 131.
680
AHPSE: P- 10334, 233 r.
681
DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p.161.
229
En el inventario de don Bernabé de Orozco y Ayala (1718), caballero de la orden de Santiago
y residente en la collación de Santa María la Blanca aparecen “seis pelucas ordinarias”682.
Una escena de género de Michel-Ange Houasse recrea una barbería. En el cuadro, que
se conserva en el Palacio Real de Madrid, comprobamos que los mismos barberos que
aparecen trabajando llevan peluca. A la izquierda se muestra la peluca y el sombrero de tres
picos del caballero que está siendo afeitado, mientras a la izquierda otro caballero (con la
cabeza rapada) aparece sentado esperando el arreglo
de la suya. A mediados de siglo Luis XV, impone un
nuevo estilo de pelucas más pequeñas y el riguroso
empolvado blanco o preferentemente grisáceo. Los
hombres también usaron desde mediados del siglo una
cola de caballo en la nuca, atada con una cinta, estilo
que se volvió muy popular en todas las cortes.
Todas las imágenes de los líderes de la
Revolución como Robespierre y Danton, los muestran
con pelucas empolvadas. En cambio, Jean Paul Marat,
el otro carismático líder revolucionario, ya lucía la
nueva estética. A medida que el neoclasicismo va
Anónimo. Joven noble vestido de
alabardero. Mediados del siglo XVIII.
Colección particular. Sevilla.
penetrando en al sociedad, los peinados se van
modificando. Cuando Napoleón llegó al poder ya
pocos usaban peluca; el estilo Imperio mostraba a todos los legisladores y políticos, con su
pelo natural, peinado de una manera informal, símbolo de una nueva era de independencia de
pensamiento. Los militares fueron los últimos en abandonar el uso de la peluca.
VI.6. Zapatos y medias
El zapato masculino en España durante el siglo XVII fue completamente plano. Con la
nueva centuria llega la moda francesa que se decanta por zapatos con empeine alto, tacón y
682
AHPSE: P- 6418, 60 r.
230
hebillas. A principios de siglo el tacón será relativamente alto, pero hacia 1720- 1725 irá
bajando mientras que las hebillas aumentarán de tamaño 683 .El inventario capital de Juan
Alfonso Prado (1719), maestro zapatero de opera prima, nos ofrece una serie de interesantes
detalles sobre su profesión. Aunque ser zapatero era considerada una profesión humilde, el de
opera prima estaba en lo más alto del escalafón, ya que no era un vulgar remendón sino que
fabricaba zapatos. El documento lleva a cabo una pormenorizada descripción del género que
se hallaba en su taller, como distintos tipos de calzado, hormas, tacones, pieles y utensilios.
De su lectura se sacan varias conclusiones: las hormas de hombre y mujer eran diferentes,
siendo más caras las de los hombres (4 frente a 3 reales). El pie derecho no se diferenciaba del
izquierdo porque la horma era recta, por lo tanto tenía que ir adaptándose al zapato. El
calzado solía ser alto de empeine y con grandes hebillas. Cada par para uso masculino está
valorado en 15 reales, la misma cifra que media docena de cordobanes negros684.
El cordobán685 se utilizaba en España desde la Edad Media para la elaboración del
calzado, a cargo de los zapateros de obra prima, es decir los que trabajaban con material
nuevo. Es una técnica de repujado y elaboración que procede de las técnicas de curtido árabes,
los artesanos de Al-Andalus las aprendieron bajo el dominio musulmán. Los cordobanes se
realizan con piel de cabra, gruesa, flexible y que no se puede tallar por lo que se trabaja por
detrás por medio de un molde sobre que se coloca la piel y, humedeciéndola, se estira hasta
que toma el relieve del molde. Para que éste no se malogre con el tiempo se rellena el hueco
mediante algodón, cola o la propia viruta de la piel. El cordobán no sólo se utilizaba para la
fabricación de calzado sino también para guantes, sillas de montar o fundas de libros. Los
zapatos de cordobán se solían forrar con tejidos como la seda y el terciopelo686.
Para la fabricación de calzado se utilizaban desde las pieles más económicas hasta
ricos tejidos como sedas y damascos. Una de las distinciones sociales clave en materia de
calzado eran los tacones de color rojo, honor reservado a los caballeros principales. En la
serie de los Carros de Domingo Martínez y en uno de los retratos que se conserva en el
palacio de Lebrija comprobamos que los tacones rojos también llegaron a Sevilla. Las hebillas
podían ser de metal, plata u oro, e incluso llevar piedras naturales o artificiales. El tipo de
683
GARCÍA NAVARRO, J.: Zapatos y medias del siglo XVIII. Madrid, 2006, pp. 3.
AHPSE: P- 10342, 257 r. Apéndice documental, documento 14.
685
Voz de origen mozárabe que se refiere a Córdoba, primera ciudad donde se produjo este tipo de piel. Antes
del siglo XVI, los cueros repujados cordobeses adornaban las paredes en verano. Su fama llegó a toda Europa e
Hispanoamérica.
686
BONET CORREA, A.: Historia de las artes aplicadas e industriales en España. Madrid, 1982, p. 325 y ss.
684
231
hebilla más común a juzgar por los documentos eran las de plata: “Ytt. un juego de hebillas de
plata en ciento ochenta rr”687.José Antonio Maestre recibió en herencia en 1733 un par de
hebillas con treinta y dos diamantes valoradas en 32 pesos de plata y 4 reales 688. Debido a lo
perecedero de sus materiales y a su función el calzado duraba poco y han llegado pocos
ejemplos a nuestros días. Las botas, no se usaban excepto para la práctica de la equitación
aunque a finales de siglo se impusieron junto a los
pantalones largos y el frac, sin embargo encontramos
botines también fabricados con cordobán
Las
piernas
del
hombre
tenían
mucho
protagonismo ya que permanecían a la vista desde
debajo de la rodilla al tobillo. Las medias eran un
elemento indispensable para ir bien vestido. Se
confeccionaban con distintos materiales y se zurcían y
cosían para alargar su vida, las que se encuentran en la
colección del museo del Traje de Madrid tienen
remiendos en las partes que cubría el zapato. En su
Anónimo. Retrato de Don Manuel Pérez
Martinez. Hacia 1750. Palacio de
Lebrija. Sevilla.
parte superior el tejido podía variar para facilitar su
sujeción a la pierna. Las medias se solían colocar
sobre las calcetas, normalmente de hilo. Su colorido
no es tan rico como el femenino, las medias de seda son una constante a lo largo de todo el
siglo y la mayoría de los hombres las tienen. Los tonos más habituales son el blanco, el
llamado “color de perla”, el negro y el café. El blanco fue el color más a la moda para medias
masculinas durante el siglo XVIII. Los hombres también usaban ligas para sujetarlas bajo los
calzones. Las ligas se confeccionaban con otros materiales como hilo de lana o cordobán 689:
“un par de ligas de lana encarnadas” 690 . Hacia mediados de siglo las medias masculinas
pasaron a disponerse baja el calzón ya que antes se llevaban dobladas por su cara externa.
Para su confección también se utilizaba estambre, hilo, algodón o lana. En 1785 un
par de lana se valoran en 10 reales frente a las de seda que cuestan 40 reales el par. Los
precios fluctúan bastante, en los inventarios post-mortem se entiende que la ropa ha sido
687
AHPSE: P- 12118, 51 v. Apéndice documental, documento 51.
AHPSE: P- 12025, 1620 r. Apéndice documental, documento 29.
689
GARCÍA NAVARRO, J.: Ob. cit., p. 3 y ss.
690
AHPSE: P- 9563, 790 r.
688
232
usada por lo que su precio sería inferior, un par de medias de seda se valora en unos 20 reales
mientras que un par de calcetas se hace en 5. En el inventario post-mortem del mercader don
Francisco Antonio de la Oyuela (1734), dentro de la partida “géneros de la tienda de sedas”
aparecen medias de Génova para hombre así como medias para niños bordadas691.
VI.7. El traje de majo, casticismo y precedente del vestido de torear.
El majismo surgió hacia 1750 en algunos barrios
castizos de Madrid desde los que se reivindicaba la
indumentaria típica española tras el afrancesamiento de la
moda. La primera definición de majo nos la ofrece el
Diccionario de Autoridades de la siguiente manera: “El
hombre que afecta valentía en las acciones o palabras”.
Lo particular de este fenómeno fue que la nobleza
comenzó a imitar la vestimenta de los tipos populares.
Francisco de Goya fue testigo de excepción tal y como
podemos comprobar contemplando sus cartones para
tapices en los que plasmó las diversiones de la España
del momento. En ellos vemos escenas de bailes,
meriendas, romerías, juegos populares e incluso
Traje de majo. Andalucía.
Hacia 1780. Museo del Traje.
Madrid.
novilladas protagonizadas por tipos populares que
lucen el traje que más adelante adoptarán los toreros.
En La gallina ciega (1789, Museo del Prado) nos
muestra un divertimento de la clase alta ataviada al
estilo de los majos mientras que en el Baile a orillas
Ramón Bayeu. El majo de la guitarra.
1779-1780. Museo Nacional del Prado.
Madrid.
del Manzanares (1776-1777, Museo del Prado) vemos
danzando a personajes castizos.
El traje de majo madrileño se parecía a otros trajes populares españoles pero se
caracterizaba por el rico colorido y decoración. Esta corriente de creación indumentaria se
produjo en varios barrios de Madrid como Lavapiés y Barquillo. Los majos se dedicaban a los
691
AHPSE: P-5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30.
233
más diversos oficios, eran menestrales descarados y
salerosos muy aficionados a las danzas populares como
el fandango, seguidillas y boleros que se bailaban en
tabernas o al aire libre. La indumentaria de los majos era
muy cuidada, alegre y vistosa. El traje era ceñido el
cuerpo y se caracterizaba por estar profusamente
adornado con todo tipo de decoraciones como cintas,
pasamanería o elementos metálicos. Estaba formado por:
jaqueta, chaleco, calzones de tapa, camisa, faja, pañuelo
al cuello, cofia, medias, zapatos de hebilla, sombrero de
tres picos y capa. Sobre la camisa blanca normalmente
adornada con chorreras se colocaba el chaleco estrecho,
abotonado y con cuello de tirilla, normalmente el
delantero se fabricaba de seda de vivos colores mientras
que la espalda se confeccionaba con materiales más
sencillos como el algodón.
Cofia. Hacia 1780. Museo del traje.
Madrid.
La jaqueta era una chaqueta corta y entallada con
cuello de tirilla y solapas no muy grandes, siendo las mangas largas y apretadas con adornos
en la bocamanga y en la pegadura de éstas. La chaqueta la opuso el pueblo llano a la casaca.
Los majos no usaban corbata sino un pañuelo anudado que dejaba el cuello de la camisa al
descubierto. Los calzones entallados cubrían las rodillas. En la cintura se colocaba una faja
ancha de vivos colores. Las piernas se cubrían normalmente con medias blancas y el calzado
era oscuro, sin tacón y con gran hebilla, típico elemento decorativo del calzado del siglo
XVIII. El pelo lo recogían en una cofia y en la cara se dejaban grandes patillas. La cofia
podía ser cerrada o en red, esta pieza rematada por madroños también fue usada por bailarines
profesionales ya que al danzar creaba un efecto muy vistoso692. Francisco Rodríguez, maestro
sastre, llevaba tres redecillas, una blanca valorada en 50 reales y dos de telar, una blanca y
una negra valoradas ambas en 20 reales693.
Los matadores de toros adoptaron el traje de majo para su profesión. Un magnífico
ejemplo de la indumentaria de los matadores y sus cuadrillas lo constituye la llamada
692
693
SÁNCHEZ LUENGO, A.: Traje de majo. Madrid, 2005, p. 2 y ss.
AHPSE: P- 12118, 52 r. Apéndice documental, documento 51.
234
Colección de las principales suertes
de una corrida de toros, primera
serie dedicada al tema, dibujada y
grabada por el
pintor Antonio
Carnicero. Esta colección de doce
grabados más la portada, editada
entre 1787 y 1789, gozó de un
enorme
éxito
representan
momentos
Antonio Carnicero. Colección de las principales suertes de una
corrida de toros. Lamina I. 1790. RMCS
694
los
de
la
.En
ella
se
principales
Fiesta.
Los
primeros grabados que se pusieron
a la venta costaban 3 reales la
unidad y 4 si estaban iluminados. En el primer grabado vemos al alguacil entrando en la plaza,
viste a la antigua usanza española, completamente de negro con capa y sombrero tocado con
vistosas plumas de colores695. Un atuendo que ha llegado al siglo XXI sin variar en lo esencial.
En cuanto al matador y su cuadrilla lucen los alegres trajes de majo mientras que
adornan sus cabezas con grandes redecillas negras rematadas con borlas, en algunos casos
acompañadas por el sombrero de tres picos. La estampa dedicada a la suerte de varas nos
muestra al picador con un sombrero diferenciado del resto denominado castoreño y que se ha
conservado hasta nuestros días. Carnicero pone de manifiesto como parte del atuendo del
picador quedó configurado previamente al del torero.
694
Véase, ROMERO DE SOLÍS, P., CARRASCO, D.: La Estampa Taurina en la Colección de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla, Sevilla, 2011.
695
Los alguacilillos son los que a caballo encabezan el paseíllo que da entrada a la plaza a todos los
protagonistas que participan en la corrida. Suelen ser dos y son agentes encargados de transmitir las órdenes del
presidente durante la corrida de toros. Según el Artículo 71.5. del Reglamento de Espectáculos Taurinos: a la
hora exacta fijada para dar comienzo el espectáculo, el presidente ordenará el inicio del mismo, mediante la
exhibición del pañuelo blanco para que los clarines y timbales anuncien dicho comienzo. Seguidamente, los
alguacilillos realizaran, previa venia al presidente, el despeje del ruedo para, a continuación, al frente de los
espadas, cuadrillas, areneros, mulilleros y mozos de caballo, realizar el paseíllo; entregaran la llave de toriles
al torilero, retirándose del ruedo cuando este del todo despejado
235
Francisco de Goya inmortalizó a los
matadores José y Pedro Romero, nacidos en
Ronda; se piensa que el maestro los realizó
durante su viaje a Andalucía. En 1796 los dos
hermanos estaban en la cumbre de su éxito,
habían toreado en la plaza de toros que acababa
de inaugurar la Real Maestranza de Ronda y
fueron recibidos por la Familia Real. El retrato
de José, nos lo
muestra de medio cuerpo
luciendo una serie de prendas que simbolizan
sus triunfos. Una inscripción al dorso del lienzo
reza:
“El célebre torero José Romero, con el rico
Francisco de Goya. Jos omero. 1795. Museo
de Arte de Filadelfia. EEUU.
vestido que le regaló la duquesa de Alba, a lo que se
añade tener el capote jerezano, pañuelo rondeño al cuello faxa a lo sevillano, para denotar las proezas
que en la lidia de los toros hizo en estas tres ciudades este famoso diestro torero, fue el que de una
estocada, se dejó a sus pies al terrible toro que mató al torero Pepeillo”.
La camisa blanca con chorreras asoma por un chaleco verde agua, mientras que la
cintura luce una amplia faja. La chaquetilla parda aparece profusamente decorada mientras
que el hombro derecho sostiene una capa roja. Su
cabeza va cubierta con cofia
rematada por un
gracioso lazo. El retrato de Pedro Romero fechado
en los mismos años, nos muestra a un hombre
atractivo luciendo la camisa con chorreras bajo un
brillante chaleco gris, chaquetilla negra, capa color
ciruela y cofia. El pintor nos transmite una imagen
de los famosos matadores como hombres valientes,
sinceros y seguros de sí mismos. A juzgar por
ambas pinturas, comprobamos que los diestros
gozaban de libertad a la hora de vestirse. Otro dato
Francisco de Goya. Pedro Romero. 17951798. Kimbell Arte Museum. Fort Worth.
Texas. Estados Unidos.
clave a tener muy en cuenta estriba en que a
medida que avanzó el siglo XVIII los toreros
236
fueron mejor remunerados lo que lógicamente
repercutió en su indumentaria
Es muy significativo que la duquesa de
Alba regalara un terno a José Romero, pues ello
implicaba el apoyo de un amplio sector a las
corridas de toros y a su estética frente a la
corriente afrancesada. La duquesa de Osuna no le
iba
a la zaga y obsequió al famoso Pepe-Hillo696 con
un
terno completo por el que desembolsó, en 1778,
6.949 reales. Solamente el precio del oro, la plata
y
las piedras alcanzaron la cifra de 3.000 reales,
trabajando
en
su
confección
Bernardino
Pandeaveas, bordador al servicio de los Reyes
697
.
Juan Chaes. El matador “ epe Hillo”
herido acompañado por dos toreros.
Finales siglo XVIII. Museo Nacional
de Escultura. Valladolid.
El Museo Nacional de Escultura alberga un interesante grupo escultórico (procedente
por orden cronológico de la Colección Real, del Duque de Osuna y del Duque del Infantado),
en madera policromada de veintisiete figuras, entre animales y humanas, que representan
distintos momentos de una corrida de toros. Lo particular es que los personajes aparecen
completamente individualizados y perfectamente ataviados y peinados tal y como salían al
ruedo a finales del siglo XVIII. Se piensa que esta originalísima obra alude a una corrida que
tuvo lugar en Madrid en 1789 con motivo de la Exaltación al Trono de Fernando VII.
Asistimos no sólo a la concepción del traje de torear como un atuendo suntuoso, sino a
la circunstancia de que las dos principales aristócratas españolas del momento regalaran
lujosos trajes, lo que debe ser considerado como un apoyo manifiesto a la Fiesta por parte de
la más alta nobleza española.
696
El célebre Pepe-Hillo recibió una cogida mortal el 11 de mayo de 1801 en Madrid, hecho que sobrecogió a
sus contemporáneos. Goya se hizo eco del luctuoso suceso, entre otras, en la estampa 32 de su Tauromaquia.
237
El sevillano Costillares (1743-1800), figura cumbre
del toreo, solicitó a la Real Maestranza de Sevilla el permiso
para poder usar galón de oro tal y como lucían los
rejoneadores 698 . También se le debe la organización de las
cuadrillas a las órdenes del matador, reservando para los
subalternos los adornos de plata mientras el maestro era el
único que podía llevarlos de oro. Francisco de Goya informa
en una carta a Martín Zapater fechada en 1778, sobre la
rivalidad entre Costillares y Pedro Romero. Cada uno tenía
legión de seguidores, los Príncipes de Asturias y el propio
pintor eran entusiastas del primero.
Ese mismo año Juan de la Cruz Cano dedicó los
grabados 27 y 28 de su Colección de trajes de España tanto
antiguos como modernos
699
Juan de la Cruz Cano y Olmedilla,
Pedro Romero. Colección de
trajes de España tanto antiguos
como modernos 1777. Colección
RMCS.
a los dos maestros luciendo espectaculares atuendos y
personificando al héroe español con el toro muerto a sus pies. Esta serie fue la obra más
popular del grabador madrileño Juan de la Cruz Cano y Olmedilla700 (1734-1790) y la que
más fama alcanzó en vida de su autor. En España no existían precedentes de este tipo de
estampas aunque sí en Francia tal y como podremos ver en el capítulo VII.
Los toreros comenzaron a uniformarse ya que
hasta ese momento su indumentaria gozaba de cierta
libertad al no estar todavía codificada. Cualquiera que
fuera el corte del traje o su color los toreros se
distinguían por la banda que, en unas ocasiones, les
cruzaba el pecho y, en otras, llevaban atadas a la cintura.
La banda de tafetán de vivos colores fue usada hasta
bien entrado el siglo XVIII, se colocaba en el hombro
698Anónimo.
CAMPO, L.: ElJoaquín
traje de toreroRodríguez
de a pie. Evolución. Psicología. Pamplona, 1965, p. 43.
Hacia
1799.
Colección
MOLINA, Á., VEGA, J.:
Construir
la identidad, vestir la apariencia : la cuestiónn del traje en la España
RMCS.
del
siglo XVIII Madrid, p. 204.
700
La colección se proyectó como una obra por entregas, dividida en dos volúmenes, con ocho cuadernos de
doce estampas cada uno. En el primer volumen se recogerían los Trajes más usuales de la plebe del reino, y en el
segundo Los más raros de la nobleza de toda la Monarquía. El primer cuaderno salió a la venta en 1777, y el
séptimo y último en 1788, aunque de este sólo se conocen diez estampas. Juan de la Cruz fue enviado a París en
1752 por el marqués de la Ensenada, junto con Tomás López, para estudiar las técnicas del grabado formándose
durante nueve años junto al cartógrafo Jean Baptiste Bourguignon d’Anville.
FOTO Sandoz-Rollin. Toreros
con banda. Hacia 1785. RMCS.
699«Costillares»,
238
izquierdo atravesando el pecho y la espalda y se anudaba a la cadera derecha. La banda, que
debía ser llevada durante toda su intervención, les era proporcionada por los organizadores. A
finales del siglo XVIII los matadores propiamente dichos eran llamados toreros de “banda y
estoque” mientras que los subalternos lo eran solamente “de banda”701 .
A partir de 1812 los honorarios percibidos por los toreros fueron aumentando
sustancialmente, un par de años más tarde un primer espada ya se embolsaba 3.000 reales a
lo que habría que sumar un sobresueldo a mitad de temporada asignado al vestido702. Los
cuantiosos emolumentos influyeron decisivamente en la suntuosidad del traje de luces.
Francisco Montes, Paquiro (1805-1851), torero nacido en Chiclana de la Frontera,
sentó definitivamente las bases de la lidia moderna y del traje de luces en su obra
Tauromaquia Completa publicada en 1836, donde recogía las tradiciones y hablaba de su
concepto del toreo. Con los elementos estéticos del traje de majo Montes codificó el traje de
torero romántico y moderno. El matador introdujo la montera hacia 1835, un tocado siempre
negro cuya forma ha ido evolucinando desde la citada fecha. La voz montera ya existía, en el
siglo XVII hacía alusión a un sombrero de ala ancha que podía ser adornado con vistosas
pluma e incluso joyas. La monterilla o morterillos eran de ala pequeña 703 . El uso de la
redecilla se abandonó hacia 1805 aunque se siguió llevando coleta, que pasó a recogerse en
una gran moña. El traje de luces se separó por completo del traje de uso civil masculino para
desarrollar sus propias reglas y ha permanecido casi sin alteraciones durante casi doscientos
años, siendo un atuendo heredero de la riqueza y ostentación del siglo XVIII y del que
lógicamente los humildes toreros estaban exentos. El vestido de torear es un atavío concebido
para un héroe, lleno de simbolismo y plagado de connotaciones; en definitiva una obra de arte
en sí mismo y una indiscutible aportación española a la Historia de la Indumentaria.
701
DÍEZ DE RIBERA, S.: “El traje de torero”. La Estampa Taurina en la Colección de la Real Maestranza de
Caballería de Sevilla, Sevilla, 2011, p. 132.
702
COSSÍO, J.M.: Los toros: tratado técnico e histórico. Madrid, 1951. p. 596.
703
BANDRÉS OTO, M.: La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII. Pamplona, 2002,
p. 63.
239
CAPÍTULO VII
240
La indumentaria femenina, una interpretación de la moda internacional en Sevilla
El afán femenino por alcanzar belleza no es en absoluto un hecho actual, la
escritora Josefa Amar, a finales del S. XVIII argumentaba: “La inclinación en las mujeres a
adornarse y componerse ha sido de todos tiempos, de todos países y de todas clases. Se
adornan las que viven en las cortes, en las ciudades, y hasta en las aldeas”704, y continuaba:
“sepan finalmente lo extravagante y caprichoso de la moda, que como funda su estimación en
lo nuevo, continuamente está destruyendo sus mismas obras”705.
Los preceptos de la moda femenina a través de los siglos están en consonancia con los
acontecimientos y el ambiente de cada momento histórico. La mujer, aunque no pueda estar
acreditada individualmente por haber seleccionado una u otra corriente, ha expresado a través
de su vestimenta el reflejo de la sociedad en la que ha vivido cualquiera que sea la inclinación
que haya prevalecido, ya sea paz, guerra, severidad u opulencia. Francia, nación marcada por
una profunda sensibilidad, condujo los designios en moda femenina a lo largo de todo el Siglo
de las Luces. El atuendo de la dama dieciochesca alcanzó unas cotas de riqueza y
sofisticación absolutas a través de la creación de nuevos tipos de vestidos con una extensa
gama de colorido y novedosos complementos. Veremos
cómo se produjeron una serie de modificaciones
constantes cuando no extremas en un corto periodo de
tiempo, los cambios se suceden a una velocidad hasta
entonces desconocida706; aún así podemos distinguir tres
épocas diferenciadas en cuanto a moda femenina se refiere
que van aparejadas al devenir histórico. Las primeras
décadas donde persisten las formas barrocas y que
coinciden con la época final de Luis XIV y el comienzo
de la Regencia; el Rococó que abarca el reinado de Luis
XV y principios del de Luis XVI y el Neoclasicismo que
ocupa aproximadamente los últimos veinte años del siglo.
Maurice Quentin de La Tour.
Madame de Pompadour.
Hacia
1748-1755. Museo del Louvre.
704
AMAR Y BORBON, J.: Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres. p. 196.
Ibídem, p. 202.
706
LIPOVETSKY, G.: El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas. Barcelona,
1990, p. 31.
705
241
El Rococó surgió en Francia confirmando su reputación como líder indiscutible en
cuanto a moda. Luis XV no tenía el mismo carácter y condiciones que su bisabuelo el rey Sol.
El joven monarca regresó el gobierno de la nación al palacio de Versalles y aunque dependía
de la etiqueta elaborada tiempo atrás, se construyó un mundo privado para sí mismo, sus
amantes y familia que reflejaba los gustos más ligeros y menos graves que se imponían en la
sociedad. El rey relajó la observancia de las normas suntuarias ayudando a patrocinar una
época de aparente abundancia. En 1730 mandó redecorar sus habitaciones privadas que
claramente revelaban los nuevos gustos. Durante su largo mandato (1715-1774), las damas de
la corte y las aristócratas parisinas ejercieron el papel de árbitros y creadoras de moda. El
gasto de las mujeres se duplicó al de los hombres siendo la marquesa de Pompadour (17211764), favorita del rey durante veinte años 707 , la promotora del nuevo estilo y su
establecimiento. Tal y como hemos
analizado, la influencia de la corte de
Versalles se irradió a París y desde ella
a toda la nación, donde una pujante y
educada clase burguesa comenzó a
cobrar un gran protagonismo social a
través de los salones y cafés. El salón
se convierte en el principal elemento de
la sociedad 708 , casi una institución al
frente de la cual se encuentra la gran
Jean-François de Troy, Lectura de Molière .Hacia 1728.
Colección marqués de Cholmondeley, Houghton. Reino
Unido.
anfitriona que recibe en su casa
desplegando refinamiento y cortesía.
Estas reuniones están regentadas por damas principales y a ellos acuden literatos, filósofos,
aristócratas, artistas y un largo elenco de personalidades. El “gran mundo” se mueve en estas
veladas donde prima la conversación y la galantería709.
El modelo de salón francés llegó a Gran Bretaña, Alemania, Austria, y también a
España aunque en nuestro país las tertulias fueron más frecuentes ya que este tipo de reunión
707
Madame de Pompadour (1721-1764) fue la mujer mas poderosa en Francia durante el siglo XVIII. Intervino
activamente en asuntos de Estado y fue una gran promotora cultural y artística. Patrocinó en 1752 la publicación
de la Enciclopedia Francesa, obra fundamental del siglo XVIII. También promovió el embellecimiento de París,
que aspiraba a convertir en la ciudad más bella del mundo. Véase GALLET, Danielle: Madame de Pomadour ou
le pouvoir femenin. París, 1985.
708
GONCOURT, E., J.: La mujer en el siglo XVIII. Buenos Aires, 1946, p. 55.
709
MORNET, D.: El pensamiento francés en el siglo XVIII: El trasfondo intelectual de la Revolución Francesa.
Madrid, 1988, p. 25 y ss.
242
intelectual
solamente
presidieron
algunas
lo
damas
ilustradas como la duquesa de
Osuna710 , la condesa de Montijo,
la duquesa de Alba y la marquesa
de Fuerte Hijar 711 . El salón, que
surgió en Francia en el siglo XVII,
fue en sí mismo el paradigma más
destacado
de
una
sociedad
ilustrada donde se encontraba no
solamente la aristocracia, sino
también
la
burguesía
y
la
Cabinet de modes. 1786.
intelectualidad; y es precisamente
en este espacio donde la mujer era la anfitriona. En Sevilla, tuvieron destacada importancia
las reuniones de Gracia Olavide, hermanastra de Pablo Olavide, Asistente de la ciudad.
La mujer francesa cobra un papel activo y se convierte en el eje de esta sociedad
galante y educada que busca el placer de los sentidos y promueve una manera de vestir acorde
con sus conveniencias, pero no solamente ejerce su predominio en los salones sino que
interviene en política asumiendo una significativa preponderancia:
“No hay nadie que disfrute de cualquier empleo en la corte, en París o en las provincias, que
no tenga detrás a una mujer por cuyas manos pasan todas las mercedes y en ocasiones todas las
injusticias que pueda hacer. Esas mujeres están todas relacionadas entre sí, formando una a manera de
república, cuyos miembros, jamás inactivos se ayudan y se sirven mutuamente: es como un nuevo
Estado dentro del Estado”712.
La nueva moda produjo un gran impacto no sólo en las familias reales y la alta
aristocracia, sino también en las clases medias y bajas. De las ampulosas formas del tardo
barroco se pasó a un aligeramiento de la silueta femenina. El momento histórico posee
aspectos aparentemente contrastados: excentricidad y búsqueda de simplicidad, colores claros
710
MOLINA, A.: Ob. cit., p. 86.
BOLUFER PERUGA, M.: “Las mujeres en la cultura de la Ilustración” en Ilustración, ciencia y técnica en el
siglo XVIII español. Valencia, 2008, p. 218.
712
BARÓN DE MONTESQUIEU: Cartas persas. 1721.
711
243
y materiales pesados. Nos encontramos ante un estilo muy rico, diverso, refinado y alegre.
Los sastres que confeccionaban la última moda tuvieron una gran influencia ya que la buena
sociedad trataba de vestir los modelos más recientes. Las revistas de moda, que surgieron
durante estas décadas, originalmente iban dirigidas a lectores cultivados, pero poco a poco
captaron rápidamente la atención de las clases medias con sus ilustraciones y noticias
actualizadas de moda.
Lady´s Magazine salió al mercado en Londres en 1770 713 , sus contenidos estaban
pensados para mujeres de acomodada clase media, mientras que su objetivo residía en
entretener a través de contenidos sobre vida social, moda, cultura, literatura, biografías,
relatos por entregas, recetas etc… Los textos iban
acompañados de elegantes grabados, partituras, patrones de
bordado y algo más adelante, incorporaron láminas de moda
en color. Los lectores podían participar con sus escritos, lo
que proporcionó a las damas una plataforma para el
reconocimiento y les permitió acceder a un mundo hasta ese
momento restringido al hombre.
En Francia se publicó entre 1778 y 1788 Galerie
des Modes et Costumes Français. Considerada como una de
las mejores colecciones de grabados de moda de la historia,
Nicolás Dupin. Galería de modas
y vestidos franceses. 1778- 1788.
fue comercializada y publicada en series de seis. Los cuatro
artistas responsables de la obra fueron: Claude-Louis
Desrais, que diseñó las primeras sesenta y ocho planchas de la serie, seguido por PierreThomas Leclère y François- Louis-Joseph Watteau. En el último año de la serie, Augustin de
Saint-Aubin contribuyó con dieciocho. Por desgracia, muchas de las planchas originales
fueron destruidas durante el curso de la Revolución Francesa, como objetos asociados a la
decadencia del Antiguo Régimen714. Más adelante fueron publicadas Cabinet des Modes o
713
Titulada Lady's Magazine; or Entertaining Companion for the Fair Sex, Appropriated Solely to Their Use
and Amusement fue publicada mensualmente por un precio de 6 peniques.
714
1910, Paul Cornu, historiador y bibliotecario en el Museo de Artes Decorativas de París emprendió la
tarea de localizar tantos grabados como le fuera posible como sea posible. Entre 1911 y 1914 Emile Lèvy
publico mas de trescientos grabados que fueron coloreados con extrema fidelidad, tal y como se hacía en
el siglo XVIII.
BLUM, S.: Eighteenth-century French Fashion Plates in Full Color: 64 Engravings from the Galerie de Modes,
1778-1788. 1982, p. 5
244
Les Modes Nouvelles (1785-1789) y Journal de la Mode et du Gout (1790-1793)715, hasta la
aparición de este tipo publicaciones fue muy difícil conocer las últimas novedades por la
sociedad en general716.
Estamos en el momento de los colores suaves. Los tonos pastel y los estampados con
motivos de la naturaleza, se pusieron de moda en la indumentaria de las clases altas ya que
deseaban diferenciarse de los tonos vivos, ya asequibles por el pueblo717. Los colores rosa y
celeste entraron en los guardarropas de ambos sexos. La creación de estos tonos conllevaba
un proceso complejo y costoso, ya que era precisa la mezcla de diferentes pigmentos. Cuando
los nobles consideraban que sus ropajes estaban gastados, los donaban a la Iglesia. En aquella
época, el color rosa no tenía ningún significado especial pero en 1729 se declaró color
litúrgico718.
Las nuevas formas enfatizan las líneas de la silueta de la mujer a través de amplios
escotes, cinturas de avispa y anchos paniers bajo las faldas. El panier719(cuyo significado es
cesta) o tontillo, que se puede considerar heredero del guardainfante y el sacristán, llegó a
París procedente de Inglaterra en 1719 a través de un vestuario teatral. Parece ser que el
artefacto fue objeto de burla pero rápidamente se instaló en la moda femenina y no solamente
en las capas más altas, siendo protagonista durante cuarenta años720. Al principio se fabricó en
un primer momento con hierro o madera pero estos pesados materiales se cambiaron por las
ballenas más ligeras y dúctiles. El panier al ponerse de moda era redondos y estaba formada
715
Desde finales del siglo XVIII y evidentemente a lo largo del siglo XIX surgieron revistas de moda no sólo
en Europa, sino también en América.
716
LAVER, J.: Ob. cit., p. 148.
717
El llamado rosa pompadour fue creado en la manufactura de Sèvres en 1757 por el químico Jean Hellot. Se
empleó con frecuencia durante una década y raramente después. "Esta protección muy particular que rodeó
siempre la Manufactura de Sèvres, que desde su creación disfrutó del apoyo real, contribuyó al nivel técnico y
artístico que logró alcanzar. Jean Hellot, su director técnico, químico y miembro de la "Académie des Sciencies",
descubrió nuevos colores para los fondos, tales como el rosa Pompadour, el azul lapis o el azul celeste cuya
luminosidad y transparencia realzaban las cualidades del biscuit y del esmalte de la porcelana tierna". El azul
celeste, llamado turquesa, fue inventado por Hellot en 1752. DIVIS, J.: El arte de la porcelana en Europa.
Madrid, 1989, pp.81-82.
718
Desde entonces, el tercer domingo de adviento y el tercer domingo de cuaresma los sacerdotes visten de ese
color. Son los llamados domingo de gaudete, significa la alegría que nunca debe perderse en medio de los rigores
penitenciales del adviento y la cuaresma
719
También llamado “chillón” por el ruido que se hacía al caminar. SOUSA CONGOSTO: Ob. cit., p. 173.
720
VON BOEHN, M.: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros
días. Barcelona, 1928, p. 172.
245
por cinco o seis aros unidos por una tela encerada, más adelante su forma se alteró dejando
emerger todo el volumen hacia las caderas721.
El gran espacio ocupado por cada
dama como consecuencia de su uso ocasionó
todo tipo de molestias, tal y como sucedió en la
España del siglo XVII con el guardainfante. A
lo largo de la centuria las faldas presentan
diversas variaciones mientras que la forma del
cuerpo se mantiene prácticamente invariable.
El peinado también se aligeró después de la
complicación del fontange. El cabello pasó
recogerse con suma sencillez. El estilo rococó
presentaba cabezas pequeñas con un sencillo
moño dispuesto en la coronilla que podían
adornarse con una cofia. Los escotes amplios
Giuseppe Bonito. María Amalia de Sajonia.
Hacia 1745. Museo Nacional del Prado. Madrid.
junto al sencillo peinado hicieron cobrar
protagonismo a los pendientes que alcanzaron
un tamaño considerable.
Al fallecer Luis XV, subió al trono su nieto Luis XVI casado con María Antonieta de
Habsburgo- Lorena (1755- 1793). Hija de la emperatriz María Teresa de Austria, fue
desposada con catorce años con el delfín en un intento de mejorar las relaciones diplomáticas
entre ambas naciones. La archiduquesa se convirtió en reina de Francia con diecinueve años
jugando un papel decisivo en cuanto a la moda, no sólo en su nueva patria sino en el resto del
continente. Su encanto residía en el conjunto de su persona, de facciones delicadas y un gran
magnetismo, las crónicas afirman que poseía un atractivo innato. María Antonieta ocupaba en
Versalles el aposento de la Reina en el desempeñaba las obligaciones inherentes a su cargo
como el “lever”, las audiencias o comidas públicas pero acostumbrada al ceremonial sencillo
de su niñez aspiraba a una vida más íntima por lo que se refugiaba a menudo en sus gabinetes
721
Su dimensión llegó a tal anchura que se podían apoyar los codos sobre la falda, recordando al guardainfante
de codos del siglo XVIII. Francisco de Goya retrató a la reina María Luisa con tontillo en 1789.
246
interiores, en el Petit Trianon, regalo de su marido, o incluso en la Aldea722, un auténtico
pueblo pintoresco que se hizo construir.
Ser reina de Francia equivalía a ser el máximo exponente de la elegancia y la
sofisticación por lo que su guardarropa era fastuoso, para cada estación se confeccionaban
doce trajes de gala, doce vestidos de fantasía y doce vestidos de ceremonia723. La moda gala
era seguida por el resto de Europa y ella fue su mejor embajadora, convirtiéndose en la
auténtica diosa del rococó724 y en un modelo a seguir por las damas europeas. Rose Bertin
(1747-1813) fue la modista y sombrerera de la reina, y a pesar de ser una costurera de origen
humilde, se convirtió en un personaje crucial en la vida de María Antonieta desde 1770 a
1792. Ambas se reunían a solas dos veces por
semana en las habitaciones privadas de la
soberana 725 para planear y decidir los nuevos
modelos, cada vez mas complejos y extravagantes:
“Mademoiselle Bertin salta por encima de las
prescripciones de la etiqueta que prohíbe a una persona
burguesa la entrada en los petites cabinets de la reina,
esta artista en su género alcanza lo que Voltaire y todos
los pintores y poetas del tiempo no lograron jamás: ser
recibida a solas por la reina”.
Elisabeth Vigée-Lebrun. María Antonieta en
traje de corte. 1778. Museo de Viena.
722
La Aldea se erigió entre 1783 y 1787 a modo de un pueblo normando. Eran once casas alrededor del Gran
Lago. Cinco estaban destinadas al disfrute de la Reina y sus invitados: la Casa de la Reina, el Billar, el Gabinete,
el Molino y la Lechería mientras que las restantes eran para campesinos.
723
ZWEIG, S.: María Antonieta. Barcelona, 1961, p. 75 y ss.
724
Ibídem, p. 64 y ss.
247
Juntas formaron el equipo creador de una de las indumentarias más sofisticadas y
lujosas que han usado las mujeres a lo largo de la historia 726 . Los modelos de Rose Bertin,
apodada “ministra de la moda”, tuvieron una enorme influencia en la época y su legado se
considera que implantó las bases de la alta costura. A ella se debe la creación del Gran
Vestido de Corte “Grand Habit de Cour”, el traje “a la polonesa”, los tocados altos o los
vestidos campestres de muselina que María Antonieta usaba en el Petit Trianon 727 . Las
grandes creaciones de madame Bertin iban aparejadas de espectaculares peinados que
también traspasaron las fronteras del país. A partir de 1770 las damas comenzaron a usar
pelucas que poco a poco se fueron haciendo más altas y complicadas. Normalmente eran
blancas pero también se usaban colores pastel tan
de moda, como rosa, violeta o azul. Las pelucas
indicaban claramente el rango de la dama. La
gente pudiente podía costear, lógicamente,
diseñadores más caros y más variedad de
materiales. El llamado “pouf”728 elevaba el pelo
desde la misma raíz; para proporcionar la debida
consistencia los cabellos se engrasaban o se
utilizaban cremas para que quedaran endurecidos.
Además del pelo natural había que recurrir a
postizos y pelucas. El
más extravagante que
lució la reina estaba decorado con un barco,
réplica de un navío francés, cuyo objeto fue la
conmemoración
de la victoria naval sobre
Inglaterra. Este impresionante peinado fue obra Anónimo. La reina María Antonieta.
1775.
Museo Antoine Lécuyer.
de Leonard que diseñó para María Antonieta las más sorprendentes creaciones. El peluquero
fue de alguna manera responsable de los primeros ataques contra la reina, a través de
panfletos que circularon desde 1775. La altura de los peinados llegó a ser tan excesiva que las
damas debían ir arrodilladas en los coches de caballos.
726
Rose Bertin comenzó su fama al realizar el ajuar de la duquesa de Chartres. Abrió su propio negocio en 1770
en la Rue Saint Honoré, alcanzando un enorme éxito profesional. No sólo recibía encargos del resto de Francia
sino también del extranjero: Rusia, Inglaterra, Suecia o Austria. Continuó realizando adornos y accesorios para
la reina estando encarcelada en el Temple. Véase, KODA, H.: Dangerous Liaisons: Fashion and Furniture in
the Eighteenth Century. New York, 2006.
727
El petit Trianon se encuentra dentro del recinto de Versalles. Fue mandado construir por Luis XV para
madame de Pompadour, que no lo pudo ver terminado. En 1774 Luis XVI se lo regaló a su mujer. El edificio se
debe al arquitecto Ange-Jacques Gabriel.
248
El fuerte deseo de emulación que provoca la última moda no es un hecho actual, las
nobles de la corte de Versalles se sintieron obligadas a imitar los peinados de la reina pero
estos nuevos usos no quedaron restringidos a la corte sino que se exportaron a París y al resto
del continente. Las señoras quedaron cautivadas con los nuevos peinados lo que llevó a
cuantiosos gastos en peluquería e incluso incurrir en grandes deudas. Los peluqueros, además
de diseñar, elaborar y colocar las pelucas, tendrían la tarea de mantenerlas en buen estado
periódicamente. Poco a poco, toda señora que pudiera pagarla, comenzó a usarlas, por lo que
ser peluquero se transformó en un oficio de primerísima necesidad. Los peinados eran
sumamente complejos y requerían horas de
trabajo por lo que los arreglos debían
aguantar varios días hasta la próxima visita
del profesional. No debemos pasar por alto
que las clases altas se empolvaban el
cabello con harina de arroz, tanto los
adultos como los niños 729 . El cambio de
produjo en la misma reina, al dar a luz al
heredero al trono perdió bastante cabello730
por lo que Leonard propuso el peinado “a
l'enfant", un arreglo más sencillo para lo
cual fue necesario cortarle la melena731.
La historia es cíclica y a grandes
excesos suelen suceder periodos más
discretos. La misma María Antonieta fue
Ginés Andrés de Aguirre. María Luisa de Parma
como princesa de Asturias. Hacia 1782. Museo de
Bellas Artes de Bilbao.
una adelantada a su tiempo en estas
cuestiones,
adoptando un atuendo más
sencillo y natural que se tradujo un tipo
traje vaporoso denominado “vestido camisa” 732 . Este nuevo tipo se confeccionaba con
muselina blanca, fina y transparente, por lo que se disponía sobre enaguas. La reina ya se
729
VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 219 y ss.
VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 120.
731
Léonard-Alexis Autié (1751-1820), conocido como monsieur Léonard fue el peluquero de María Antonieta
desde 1772. Al estallar la Revolución huyó del país, estableciéndose en Rusia, donde pudo dar continuidad a su
profesión debido al enorme prestigio que había logrado. BASHOR, W.: Marie Antoinette's Head: The Royal
Hairdresser, the Queen, and the Revolution. Connecticut, 2013, p. 39-44.
730
249
había decantado por este atuendo en 1775 733, con él que se hizo retratar por su Elisabeth
Vigée- Le Brun. La obra fue expuesta en el Salón de 1783, el público quedó
desagradablemente impresionado ya que la reina se presentaba exenta de sus atributos. El
vestido era demasiado moderno para la época por lo que provocó un fuerte rechazo, pero en
este tipo de indumentaria femenina se encontraba ya el germen de lo que desarrollaría no
mucho tiempo después.
Tras la Revolución Francesa se sucedieron una serie de cambios radicales que
paradójicamente comenzaron en el vestuario de “madame déficit”734.El Neoclasicismo vino
aparejado a una moda diametralmente opuesta que
abandonó
toda
artificiosidad,
se
desterraron
cotillas, pelucas, zapatos de tacón y se imitaron las
esculturas clásicas.
El talle se colocó bajo el
pecho, convirtiéndose el blanco y los crudos en los
tonos por excelencia. El descubrimiento de las
ruinas de Pompeya y Herculano a mediados del
siglo XVIII, siendo rey de Nápoles Carlos VII735,
condujo paulatinamente a una vuelta a la
Antigüedad clásica y su estética. Esta nueva
inclinación unida al estallido de la Revolución
Francesa, junto el enconado rechazo a todo lo
anterior, fueron los motores de un cambio radical
en la indumentaria femenina
736
; aunque no se debe
pasar por alto la enorme influencia de Inglaterra en
Elisabeth Vigée-Lebrun. María Antonieta
con vestido camisa. 1783. Colección Ludwig
von Hessen und bei Rhein, Castillo de
Wolfsgarten. Alemania.
el cambio de estética, los británicos desarrollaron
un estilo más cómodo y práctico que benefició a adultos y niños. Estos últimos vistieron a la
manera de sus padres y madres hasta 1780737.
734
La reina fue apodada así por sus desmesurados gastos en vestuario. En ocasiones sobrepasó por mucho el
presupuesto que tenía asignado que ya era de por sí desorbitado, unas 120.000 libras por año.
735
Descubiertas por el ingeniero aragonés Roque Joaquín de Alcubierre (1702-1780). Véase, FERNÁNDEZ
MUGA, F.: Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Stabia. Salamanca, 1989.
736
En 1791 comenzaron a abrirse bazares en París con ropa ya confeccionada que se publicitaban enviando
catálogos con los precios. BOEHN, M: Ob. cit., p. 124.
737
Ibídem, pp. 106.
250
La mujer se liberó del envaramiento comenzando a vestir como las estatuas clásicas.
Los colores eran claros, fundamentalmente el blanco, y los tejidos vaporosos como la
muselina, tan trasparentes que era preciso usar forros. En ocasiones los trajes se humedecían
para recrear los plegados de la estatuaria clásica. Los vestidos de mañana, tarde o noche ya
no se diferenciaban por el tamaño sino por la riqueza de las telas. Los nuevos tejidos a la
moda al ser tan finos no podían llevar bolsillos, por lo que vinieron aparejados con la
popularización del bolso femenino, en un principio denominados “ridículos” por su pequeño
tamaño738. Desde 1795 el estilo Directorio se decantó por siluetas sencillas con el talle bajo
el pecho, brazos al descubierto y escotes despejados. Los vestidos eran enteros y se colocaban
por la cabeza o por los pies, con pliegues en la falda y normalmente con cola739. Como abrigo
se
usaban
chales
o
unas
chaquetillas
cortas
llamadas
“spencer”. El calzado también
se hizo a imitación de los
modelos romanos y se usaron
sandalias planas. Los peinados
se decantaron por la sencillez,
con
simples
imitaban
recogidos
modelos
de
que
la
antigüedad. El talle volvió a la
cintura hacia 1822, no hay que
Jacques-Louis David. Madame Récamier .1800. Museo del Louvre.
París
olvidar que la cintura de avispa
ha sido un ideal de belleza salvo
en breves periodos.
En España se siguieron todos los preceptos
expuestos con anterioridad pero además se produjo una
corriente indumentaria de marcado carácter popular
conocida como el majismo. La maja, figura popular y
descarada,
representa
un
arquetipo
cargado
de
romanticismo. Este fenómeno tuvo su origen en un
momento en la que la mayor parte de la aristocracia y la
738
739
LAVER, J.: Ob. cit., p. 124.
SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 179.
251
Antonio Carnicero Mancio. Maja de
rumbo. Siglo XVIII. Museo Nacional del
Prado. Madrid.
clase media vivían bajo el peso de las etiquetas y los convencionalismos más fuertes en
materia de indumentaria.
El modelo de belleza francesa de mujer blanca con maquillaje color pastel, cabellos
empolvados, cuerpos emballenados con amplios escotes y cintura estrecha desembarca en la
España del primer Borbón. La piel blanca era un signo de distinción ya que solo la podían
lucir las mujeres no trabajadoras. Esta palidez adornada con un suave rubor en las mejillas
acompañada de unos rasgos suaves y delicados constituye la imagen ideal de la dama
dieciochesca. Llegamos a los primeros años del siglo XVIII y la española comienza a vestir “a
la francesa”, es decir, a la manera internacional. Uno de los cambios más significativos en el
vestido femenino es la aparición de un amplio escote y la eliminación del cartón de pecho. El
busto ya no se aplana por lo que la silueta del atuendo está en consonancia con la natural de la
mujer. Los escotes de vértigo escandalizaron a moralistas, teólogos y religiosos. En este
sentido, recogemos la carta pastoral del obispo de Cartagena publicada en Murcia en 1711,
cuyo contenido versaba sobre los excesos que a su juicio se estaban cometiendo en materia de
indumentaria:
“(…) jubones escotados ninguna mujer los puede traer, salvo las que públicamente ganan con
sus cuerpos las cuales los pueden traer con los pechos descubiertos, y a todas las demás se les prohíbe
dicho traje”740.
El prelado criticaba enconadamente la nueva moda por considerarla excesivamente
caprichosa. Era necesario moderar la ostentación, en particular abandonar las guarniciones de
oro y perlas, afeites y tocados741. Las mujeres no podían mostrar su escote y las mangas de los
vestidos debían cubrir hasta la muñeca742. Los nuevos usos obligaban a los maridos a gastos
excesivos que desembocaban en deudas, lo que termina menoscabando la armonía familiar.
La mujer, desde que Eva comió de la manzana, ha sido vista como la culpable de infinitos
pecados, el obispo afirma:
740
BELLUGA Y MONCADA, L.: Carta pastoral que el obispo de Cartagena escrive a los fieles ... para que ...
se destierre la profanidad de los trages principalmente el de los escotados, que aora nuevamente se han
introducido ... e intolerables abusos.. Murcia, 1711, folio B 4.
741
PUERTA ESCRIBANO, R.: “Moral, moda y regulación jurídica en la época de Goya”. Ars Longa 7-8.
Valencia, 1996-1997, p. 205.
742
PEÑAFIEL, RAMÓN, A.: “Costumbres, moral, fieles y clero en la Murcia del obispo Belluga” Anales de
Historia Contemporánea 21, Murcia, 2005, p. 206
252
“(…) conociendo el demonio que una mujer adornada mata muchas almas, intriga a las
mujeres a que se adornen, pero que su adorno afila la espada de su atractivo…por ser el adorno el
instrumento mas eficaz para provocar la concupiscencia, y lazo para coger las almas”743.
La que se ornamentara con el fin de provocar deseo en el hombre cometía pecado
mortal. El prelado proponía una serie de reglas que debían observarse, entre las cuales
figuraba la prohibición de mostrar el escote, los brazos y los pies. Todas las iniciativas en
contra de los nuevos usos en indumentaria quedaron en papel mojado ya que la sociedad
aceptó los cambios744. La moda “a la francesa” produjo todo tipo de críticas en Virtud al uso y
mística a la moda leemos:
“El gobierno de tu casa confiarás a una criada, que solemos llamar ama; pero esta es preciso
que no la busques beata, con su saco y cordón y fruncida toca (…) Porque esto de cotilla, aguja de
plata, basquiña con cola y delantal con faralaes, es cosa muy extraña en casa donde se profesa tanat
virtud como la tuya”745.
El vestido femenino de los primeros años del siglo no sufre muchas modificaciones
con respecto al que se usaba en la Sevilla de finales del siglo XVII. La palabra ”traje” que se
empezó a usar en el siglo XVII, procede de portugués “trager”, servía para denominar un
vestido entero de mujer y también al masculino (siempre compuesto por varias prendas)746.
Los protocolos estudiados nos proporcionan información sobre los tejidos de tal manera que
en ocasiones resulta sorprendente el alto valor de algunas piezas de indumentaria, muy por
encima de la tasación de pinturas de Murillo o el mismo Tiziano747.
Durante la primera mitad del siglo se pone de manifiesto que lo más habitual era el
traje el compuesto por varias piezas aunque en Europa lo mas común fue el vestido entero. El
atuendo podía estar formado por dos o tres prendas: chaqueta y falda o ambas a juego con un
cuerpo. Las denominaciones no son siempre iguales ni responden al mismo patrón. La prenda
743
BELLUGA Y MONCADA, L.: Ob. cit., fol A 4.
El cardenal Luis Belluga y Moncada (1662-1743) dejó una interesante obra. Creó una serie de fundaciones
benéficas, muy preocupado por la miseria que se acrecentó aún mas tras la guerra de Sucesión. Colonizó nuevas
tierras fundando tres poblaciones. En sus escritos denunciaba la usura y los excesivos gastos en bienes suntuarios,
tanto del Estado como a nivel particular, considerando que eran muy perjudiciales para la buena marcha de la
nación. En sus escritos se aprecia un gran conocimiento de la economía española. SÁNCHEZ LISSÉN, R.:
Economía y economistas andaluces (siglos XVI-XX). Madrid, 2013, p. 178-179.
745
AFÁN DE RIBERA, F.: Virtud al uso y mística a la moda. 1729, p. 70.
746
DE LA PUERTA ESCRIBANO, R.: La segunda piel. Historia del traje en España. Valencia, 2006, p. 250.
747
SANZ SERRANO, Mª. J., DABRIO, Mª. T.: “Inventarios artísticos sevillanos del siglo XVIII. Relación de
obras artísticas”. Archivo Hispalense, nº 176, Sevilla, 1974, p. 94.
744
253
para la parte superior del cuerpo podía llamarse de varias maneras: hongarina748, gabacha y
casaca. Bajo éstas se llevaba el monillo o la cotilla, mientras que las faldas tienen múltiples
denominaciones: saya, guardapiés, tapapiés y basquiña.
VII.1. Ropa blanca interior
La indumentaria de la mujer constaba, en primer lugar, y a modo de ropa interior, de
camisa y enaguas. Este tipo de prendas son una partida fija en las cartas de dote aunque no
aparecen en gran cantidad; uno de sus cometidos era el de recoger la suciedad corporal. La
noción que se tenía de la higiene era cuanto menos deficiente, las partes del cuerpo a la vista
sí se lavaban; pero el baño por inmersión no era costumbre ya que se tenía por cierto que el
agua caliente al abrir los poros de la piel, dejaba a la persona expuesta al contagio de
enfermedades749. En algunas cartas de dote aparece consignada la partida de “ropa blanca”
aunando todas las piezas que la mujer llevaba al matrimonio lo que es de gran interés para
conocer la totalidad de sus piezas. La de doña Fabiana de la Peña (1741) llevaba cinco
camisas de bretaña con encajes, cuatro pares de enaguas de lienzo regalado, tres de ellas con
encajes, cuatro pares de calcetas, dos monillos y dos corpiños de bretaña750. Aunque por lo
general las prendas de los ajuares estaban ya listas para su uso, a veces aparecen piezas de
lienzos en varas 751 para la confección de ropa interior como el bramante, la holanda y la
bretaña752.
Su origen proviene de las túnicas usadas en la Antigüedad. En España en el siglo XVII
la camisa se podía considerar una prenda propia de las clases altas ya que unos tres millones
de personas no la usaban bajo la ropa753. Era primera prenda en contacto con el cuerpo, para
ambos sexos; el Diccionario de Autoridades la define como:
748
También aparece como ongarina, engarina, ungarina ó angarina.
Solamente hemos hallado “tinas para bañarse” en dos inventarios post-mortem.
750
AHPSE: P-18031, 343 r. Apéndice documental, documento 38.
751
Medida española equivalente a 83´5 cm ó tres pies. El metro como unidad de media se adoptó a partir de la
Revolución Francesa. En España se adoptó por ley el 19 de julio de 1849. MAIER, J.: Antigüedades siglos XVIXX. Madrid, 2005, p. 51.
752
AHPSE: P-1307, 492 r. En esta carta de dote la vara de bramante y holanda se valora en algo mas de 5 reales
mientras que la de bretaña en algo mas de cuatro.
753
TEJEDA FERNÁNDEZ; M.: Ob. cit., p. 135.
749
254
“La vestidura de lienzo, fabricada regularmente de lino, que se pone en el cuerpo inmediata a
la carne, y sobre la qual assientan los demás vestídos. Suele hacerse tambien de lienzo de cáñamo,
como lo usan los rústicos: y aludiendo a esto, dice Covarrubias que algunos son de sentir se dixo
Camísa de Cañamísa, por haver sido primero el uso del cáñamo, que el del líno”754.
Según hemos podido comprobado el uso de la camisa en la Sevilla del XVIII era
común a todos los estamentos sociales. Esta prenda era larga y tenía mangas mientras que las
enaguas cubrían de cintura a tobillos, por tanto se puede afirmar que la ropa interior cubría
prácticamente todo el cuerpo femenino. Debajo de las enaguas no se usaba ninguna prenda.
La camisa se consideraba una “segunda piel” y sí se lavaba (existen documentos en Sevilla
que recomendaban mudarla al menos
una vez a la semana) 755 . Su aspecto
debía ser limpio e inmaculado ya que
era señal inequívoca del aseo de la
persona; la gente adinerada usaba
polvos y perfumes para evitar el mal
olor corporal. El hecho de que no
fueran muy numerosas es un hecho
común a todos los extractos sociales.
Un ejemplo claro nos lo ofrece el ajuar
de
Isabel
Carlota
Palatinado,
la
princesa contrajo matrimonio con el
Anónimo. Bodegón con negra. Finales siglo XVII.
Colección particular. Sevilla.
duque de Orleans, hermano de Luis XIV, en 1671 llevando solamente seis camisas de día y
seis de noche; la zarina Catalina II contaba en sus memorias que llegó a Rusia con tan sólo
una docena de camisas756.
Los materiales para la confección de esta prenda nos hablan claramente del nivel
económico de la contrayente ya que se podían elaborar con los más diversos tejidos, desde la
fina holanda a la vulgar estopilla. Casi todos los lienzos se destinaban a la fabricación
754
http://web.frl.es/DA.html
Véase, AGUADO DE LOS REYES, J.: Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1996.
756
GONCOURT, E.: Ob. cit., p. 257.
755
255
casera757. Es relativamente frecuente hallar en los documentos partidas de tejidos en varas
para confeccionar ropa blanca a nivel doméstico, aparecen bretaña, holanda, beatilla fina, crea,
bramante y lienzo de Vizcaya entre otros, aunque en el siglo XVIII las camisas ya se podían
adquirir en tiendas758.
La forma de las camisas femeninas era distinta a las masculinas. En cualquier caso, las
de mujer estaban realizadas bajo un patrón bastante sencillo a base de cuadriláteros en el que
se empleaban unas cuatro varas, distinguiéndose en ellas dos partes básicas: las mangas y el
cuerpo o árbol. Las mangas, que podían ser largas o cortas, acababan en puños y en la axila
tenían el cuadradillo o escudete. Los cuerpos o árboles eran bastante bajos y llegaban como
mínimo hasta más abajo de las caderas. Si los lienzos eran estrechos se les incorporaba nesgas
a ambos lados de los hombros para dotarlos de más vuelo. El escote era simple, una abertura
en redondo o rectangular con una aletilla corta y sus botones o una simple abertura con un
botón y una presilla, soliendo presentar también numerosas tablitas y frunces. Las camisas se
cerraban mediante botones en pecho y puños. Las clases pudientes los llevaban de metales
finos mientras que las populares los forraban del mismo material que la prenda, en cualquier
caso en documentos de damas principales aparecen también camisas “llanas”.
Desde esposas de albañiles a altas damas, todas llevaban camisas en sus ajuares. Por
influencia de la moda francesa, las españolas con posibles las guarnecían con encajes y
bordados en cuello mientras que las mangas se remataban en vuelos de encaje con tres
volantes denominados “comprometedores” dispuestos de mayor a menor para su mejor
lucimiento759: “Dos camisas de Ruan con mangas guarnecidos con encajes de pittiflor finos en
75 reales”760; “cinco cuellos y dos pares de puños de encaje para las camisas en 41 reales”761.
Por lo general las partidas de ropa interior femenina no son muy extensas en cuanto a número
de piezas. En cuanto a la manera de citarlas, en muchas ocasiones simplemente se constatan
sin ningún tipo de información adicional, pero en otras se nos informa que era relativamente
frecuente que la novia llevara camisas nuevas y también usadas, en las descripciones de las
piezas es normal añadir su estado de conservación. En el caso de la ropa interior muchas
veces se omiten los materiales pero sí se especifica si están nuevas, usadas, viejas o
demediadas: “Primeramente diez camisas de mujer de bretaña (bien tratadas) y morles con sus
757
HERRERO GARCÍA, M.: Estudios sobre indumentaria española en la época de los Austrias. Madrid, 2014,
p. 202.
758
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 126.
759
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 137.
760
AHPSE: P- 1323, 346 r.
761
AHPSE: P-1315, 532 r.
256
bovillos bien tratados y algunas de ellas labradas en seda”; “cinco camisas mal tratadas”. 762
En dotes modestas es normal encontrar ropa interior a estrenar aunque normalmente se
generaliza sin ofrecer prácticamente datos. “Seis vestiduras de ropa blanca en 706” 763; en
cambio los encajes o alguna labor especial sí son mencionados si: “seis camisas las quatro
nuevas con encaxes en doce pesos”764. El encaje era una labor costosa por tanto nunca se
omitía, en la carta de entrego de dote a favor de José Serraso “del arte de la platería” (1730),
figura un juego de camisa y enaguas de lienzo muy fino guarnecida con encajes finos en 130
reales. En ocasiones la novia lleva la camisa y las enaguas a juego. Lógicamente los encajes
acrecentaban el precio de la pieza, en esta misma carta de dote aparecen tres camisas y tres
pares de enaguas nuevas pero sin decoración tasadas en 118 765 reales, frente a los 130 que
costaba un solo juego con encajes. Las camisas más económicas se confeccionaban con crea.
Un material también bastante utilizado para las sábanas. La dote menos cuantiosa que he
hallado a lo largo de todo el siglo, fechada concretamente en 1762, en la que se entregan tan
sólo 809 reales, lleva cuatro camisas de crea y el mismo número y material de enaguas766. Las
mujeres modestas llevaban camisas y enaguas pero normalmente sin ninguna labor que
hubiera que anotar, Ana Martín (1719), mujer de un maestro zapatero aportaba: “Ytt. ocho
camisas nuevas en trescienttos Reales” y “Ytt. tres dichas usadas en cuarenta y cinco”767.
Era relativamente frecuente que las mangas se confeccionaran con un material y el
resto con otro. En la dote de Ramona García (1797) aparecen camisas de bretaña con mangas
de estopilla, de lienzo gallego entrefino con mangas de bretaña y de crea angosta con mangas
de bretaña768. Para la confección de las mangas, que eran la parte más visible, se empleaban
los lienzos más finos, dejando para los cuerpos y sobre todo para los ruedos o faldas los
lienzos más bastos, ya que estos últimos elementos estaban siempre ocultos y lógicamente
sufrían mayor deterioro. A veces los puños de encaje se consignaban aparte como en la dote
de Francisca Masía (1725) donde figura un par de puños de “encage fino en quince rs” 769 y
en la de Rosalía Martínez (1748) con tres pares de puños de encaje de Flandes, uno de olan
labrado, y dos sencillos del mismo tejido770.
762
AHPSE: P-1307, 79 r.
AHPSE: P- 9546, 205 v.
764
AHPSE: P- 702, 183 r.
765
AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22.
766
AHPSE: P-. Folio 258 r. OFICIO 15
767
AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13.
768
AHPSE: P- 12134, 614 r. Apéndice documental, documento 63.
769
AHPSE: P- 5128, 513 r. Apéndice documental, documento 16.
770
AHPSE: P- 18020, 250 r. Apéndice documental, documento 41.
763
257
Una dote otorgada por un mercader de especias en 1702 aportaba: “Tres camisas
nuevas y una con enconsadura”771. La encosadura era la unión de dos lienzos, uno mas fino
que otro “que se suele hacer en las camísas que llaman Gallegas, proprias de mugeres
ordinarias, cuya mitad de medio cuerpo abaxo es de lienzo fuerte y bastó. Es término usado en
Andalucía, formado de la preposición En del verbo Coser, y del nombre Duro”772.
En la dote de Ramona García (1797), hija de un maestro pastelero, que contrajo
matrimonio con Agustín Gutiérrez “tratante en taberna”, encontramos camisas de lienzo
gallego “entre fino” y de crea angosta con mangas de bretaña legítima773. Los encajes que
guarnecían el escote de la camisa eran llamados bobillos. En las cartas de dote de personas
adineradas comprobamos cómo se multiplicaban las prendas de ropa interior; en el ajuar de
Alberta Tolezano (1753) encontramos dieciocho camisas de distintos lienzos guarnecidas con
encajes en 1120 reales774. También las novias podían llevar camisas de distintos géneros y
calidades en su ajuar: “ocho camisas, de estopilla, bretaña y crea, todas guarnecidas de
encages finos en trescientos reales”775.
En ocasiones la partida de ropa interior femenina aparece toda reunida figurando un
precio conjunto, en una carta aparecen: veinticuatro camisas, trece pares de enaguas blancas,
tres monillos y seis pañuelos de holanda, estopilla y bretaña, “ttodo guarnecido de encaxes
ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte reales”776 . A veces la partida se simplifica
denominándola “vestiduras blancas completas” o también “aderezo de ropa blanca”. En la
carta de dote de María Pascuala Barradas, hija de los marqueses de Peñaflor y otorgada en
1772 constan: Ytt, por doce mudas completas de ropa blanca holanda olan muselina y encajes
que lleva hechas dha sra. e trece mil y ochocientos rrs”777.
Las prendas tenían varias vidas y en ocasiones se otorgaban en testamento: “Y mando
a Doña Ana Tirado mi sobrina tres camisas que yo tengo”778. En los inventarios post-mortem
es habitual una parte dedicada a la ropa blanca. En el inventario de doña Teresa Thous de
771
AHPSE: P- 1307, 7 r.
http://web.frl.es/DA.html
773
AHPSE: P- 12134, 614 r.
774
AHPSE: P- 12050, 972 r. Apéndice documental, documento 44.
775
AHPSE: P- 2855, 488 r.
776
AHPSE: P- 3783, 283 v.
777
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc.10.
778
AHPSE: P- 11991, 521 r.
772
258
Monsalve (1772), figura una partida de “Ropa blanca” en la que aparecen las piezas de la
finada junto a las de su difunto marido. En el de María Teresa Fernández de Córdoba fechado
en Écija en 1734-1735 hemos hallado: “dos doz. de mudas de ropa blanca completas
guarnecidas de encajes ricos finos” valoradas en 4.000 reales779. Sin duda la cifra más elevada
de la que hemos tenido conocimiento a lo largo de todo el siglo no sólo en cuanto a cantidad
de piezas sino también a su valor.
Los otorgantes no querían dejar pasar elemento alguno al azar, la de doña Ignacia
Marcela de la Fuente (1788) llevaba diez camisas de bretaña legítima valoradas en 600
reales780. En 1730 don Alonso Soto entregó una sustanciosa dote a su criada Ana María: “(…)
a quien he criado en mi casa y servicio desde que la trajeron”. La futura esposa llevaba cuatro
camisas nuevas guarnecidas de encajes junto a dos usadas y ocho enaguas 781 .En las
capitulaciones matrimoniales de doña Isabel María Maestre (1791), figuran treinta y seis
camisas de bretaña legítima superior con cuellos de muselina bordada guarnecidos con
encajes tasados 3.527 reales 782 . La muselina, una constante a finales de siglo, también se
utilizaba para la confección de camisas: “una camisa de muselina bordada 390 r, una camisa
de muselina pintada 150 r”783.En una carta de 1796 se especifica que la bretaña para las
camisas ha costado 15 reales la vara mientras las camisas del mismo tejido ya usadas durante
un año se valoran en 8 reales la misma medida784. A finales de siglo una camisa de bretaña
sencilla costaba unos 60 reales785.
Como ya se ha apuntado, las partidas de ropa blanca podían aparecer bajo un único
precio final, en la carta de dote recibida por don Agustín de Rospide (1740) aparecen
veinticuatro camisas, trece pares de enaguas blancas, seis corpiños y seis pañuelos
confeccionadas con holanda, estopilla y bretaña pero sin especificar a qué corresponde cada
uno aunque todo está “guarnecido de encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte
reales”786 una cifra ciertamente elevada para la época. Las piezas absolutamente inservibles
también se inventariaban, siendo a veces su aprecio cero, mientras que otras todavía se
779
AME: Fondo Marquesado de Peñaflor Leg. 8, doc. 16.
AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54.
781
AHPSE: P- 702, 148 r. Apéndice documental, documento 20.
782
AHPSE: P- 12128, 360 v. Apéndice documental, documento 56.
783
AHPSE: P- 9584, 632 r.
784
AHPSE: P- 10367, 606 r.
785
AHPSE: P- 11256, 306 r.
786
AHPSE: P- 3783. Folio 283 v. Apéndice documental, documento 37.
780
259
consideraba que valían algo: “treze camisas inusables de viejas, en veintte y seis reales”. 787 A
veces se generaliza y en vez de especificar se anotan simplemente como “mudas de ropa
blanca”788.
Por último, destacar la almilla o armilla una especie de jubón de lienzo con mangas
largas o cortas que se usaba en invierno como defensa del frío, la femenina carecía de faldillas.
Esta prenda de ropa interior era de uso general para hombres y mujeres y se colocaba sobre la
camisa789 o incluso sobre la cotilla. Se podía utilizar también para dormir y abarcaba a toda la
escala social790. La almilla también podía ser una camisa corta o pequeña pero su hechura era
idéntica a la de la camisa. Su uso está registrado en la indumentaria española desde los siglos
XV al XVIII. Esta pieza estaría confeccionada con linos y también con tejidos costosos;
también podía utilizarse para dormir, en el ajuar de María Antonia de Borbón791 fechado en
1750 aparecen veintidós almillas de noche guarnecidas de distintos tipos de encaje792.
Las mujeres también usaban corbata como los hombres, sencillas de lienzo o ricas con
encajes. Estas piezas se disponían alrededor del cuello a modo de pañuelo. En la dote de
Francisca de Mármol (1741) aparecen dos de muselina y una de estopilla en 8 reales793.
Se atribuye a Catalina de Medicis la introducción de los calzones como prenda de ropa
interior femenina, únicamente utilizados por damas de alta alcurnia. Esta pieza, que usaban
para montar a caballo, se unía a las medias por medio de ligas794. Los calzones ya se conocían
con anterioridad pero estaban reservados a las prostitutas. A lo largo de todo el siglo no he
encontrado calzas para uso femenino. De cintura para abajo y en contacto con la piel la mujer
usaba enaguas, medias y calcetas. Las enaguas también aparecen citadas como “naguillas” o
“naguas”, esta última voz proviene de las faldas usadas por las indias americanas, más
concretamente de Haití y aparece en autores como Lope de Vega795, Calderón de la Barca796
787
AHPSE: P- 14692, 352 v.
AHPSE: P- 11218, 1437 r.
789
FERNÁNDEZ TEJEDA, M.: Ob. cit., p. 48.
790
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 107.
791
Hija pequeña de Felipe V e Isabel de Farnesio. Nacida en los Reales Alcázares de Sevilla en 1729, fue reina
de Cerdeña por su matrimonio con Víctor Amadeo III.
792
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 216.
793
AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39.
794
AVELLANEDA, D.: Debajo de vestido y por encima de la piel… Historia de la ropa interior. Buenos Aires,
2006, p. 57.
795
En la comedia La villana de Getafe.
788
260
o Quiñones de Benavente 797 . El Diccionario de Autoridades define las enaguas como:
“Género de vestido hecho de lienzo blanco, a manera de guardapiés, que baxa en redondo
hasta los tovillos, y se ata por la cintúra, de que usan las mugeres, y le trahen ordinariamente
debaxo de los demás vestidos.”798.
Las enaguas eran una falda interior colocada bajo la camisa, se introducían por la
cabeza, siendo su objetivo el ahuecar el traje por lo que se usaban varias superpuestas. Todas
ellas se juntaban en la cintura mediante cintas799. En contraposición a las camisas, que son
más o menos lujosas pero siempre de hilo blanco (no hemos encontrado ninguna referencia a
una camisa de color), las enaguas se presentan confeccionadas no solamente con lienzo
blanco: “Enaguas de bretaña nuevas guarnecidas de encajes” 800 , sino diversos tejidos y
colores: “Unas enaguas encarnadas bordadas de seda de colores 150”801; “Unas enaguas de
grana”802; “Ytten unas enaguas de media granilla nuevas en noventa Rs”803.
A principios de siglo, la primera esposa de Felipe V, María Luisa de Saboya decidió
suprimir el tontillo en la corte, bajo el atuendo cortesano las damas llevaban enaguas y el
ahuecador de faldas francés804. La damas principales podían llevar varias enaguas a la vez
siendo la superior la más lujosa ya que podía quedar a la vista en cualquier momento. Esta
pieza aparece confeccionada con un amplio abanico de tejidos: muselina, indiana, colonia,
bayeta, bretaña, esparragón, durancillo, lila,
sarasa, granilla, colonia, pelo de camello,
estambre, algodón, franela o imperialete, entre otros. En cuanto a los colores aparece
igualmente un amplio espectro: verde, rosa, pajizo, café, rojo, tinto, clavel, grana, etc.
En el afán dejar constancia del estado de las piezas comprobamos que en una dote de
1701 se llevan un par de enaguas blancas de lienzo de Vizcaya “guarnesidas de encaxes
796
En la comedia Casa con dos puertas mala es de guardar: “He estado acabando unas enaguas, Que como mil
paños llevan, no fue posible acabarlas”. KEIL, J.: Las comedias de Pedro Calderón de la Barca. Leipzig, 1827,
p. 39.
797
En el entremés Las habladoras: “Cómpreme enaguas, écheme virillas”.
798
http://web.frl.es/DA.html
799
PUERTA ESCRIBANO, R.: “La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias
extranjeras”. Ars Longa. Valencia, 2008, p.72.
800
AHPSE: P- 9545, 218 v.
801
AHPSE: P- 1306, 912 r.
802
AHPSE: P- 9545, 337 r. La grana era un tejido de lana muy fino de ese mismo color.
803
AHPSE: P- 10318, 844 v
804
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 217.
261
apolillados” 805 . La mujer de un maestro albañil llevaba en su ajuar (1741) de calimanco,
sempiterna roja y esparragón azul806. Rosalía Martínez (1748) aportaba unas de bayeta pajiza
de Inglaterra y tres pares de bretaña adornadas con flecos 807. Los flecos son habituales en su
adorno así como los volantes, que se denominaban faralas o faralaes y que podían ser del
mismo material que la enagua u otro diferente.
A mediados de siglo se observa que las enaguas con volantes comienzan a aparecer
con frecuencia, normalmente realizadas con muselina. En Sevilla las confeccionadas con
muselina con volantes de lo mismo son una constante en los últimos años del siglo. En este
momento el cambio radical que se produce en el vestido femenino trae consigo la
multiplicación de las enaguas ya que la muselina es transparente. Es interesante cuando se
ofrecen datos sobre la temporada para uso de la pieza: “Unas enaguas de canícula de estambre
y seda en sesenta”808 .
A finales de siglo un par de enaguas sencillas costaba unos 30 reales. En contadas
ocasiones se informa de las varas que han sido necesarias, en un inventario de 1796 aparecen
unas enaguas de indiana realizadas con cinco varas, costando cada una 15 reales; en cambio
para otras de bayeta rosa solamente se utilizaron dos varas y media 809 . Otro ejemplo de
cantidad de material y decoración aparece en una dote de 1781: “Seis pares de enaguas
blancas con dieciocho varas de lienzo regalado y seis y medio con veintisiete varas de
flueco810 ancho de su guarnición en 142”811. Comprobamos que podían ser de todo tipo de
colores y tejidos más o menos abrigados: “Unas enaguas nuevas de esparragón pajizas con su
guarnición 60”; “Unas enaguas de bayeta verde viejas, otras de bayeta de Córdoba” 812; “unas
enaguas de bayeta grana con puntas de seda”813. Materiales como el pelo de camello o el paño
se utilizarían para abrigo de las piernas en invierno: “unas enaguas de pelo de camello
guarnecidas de encaje crudo”; “otras de bayeta verde guarnecidas de cinta de tisu
encarnada” 814 ; incluso podían tener estampados a rayas y volantes 815 . También aparecen
805
AHPSE: P- 10318, 844v.
AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39.
807
AHPSE: P- 18020, 250 r. Apéndice documental, documento 41.
808
AHPSE: P- 11247, 1471 r.
809
AHPSE: P- 9583, 52 v.
806
811
AHPSE: P- 9575, 147 v.
AHPSE: P- 9545. Folio 470 v.
813
AHPSE: P- 1323, 339r.
814
AHPSE: P- 10342, 255 v.
815
AHPSE: P- 767, 301r.
812
262
chorreadas, de basta sempiterna816 o de fina bayeta. La bayeta rosa es frecuente en esta
prenda.
Los galones de plata eran verdaderos o de imitación, no todos los bordados eran de
materiales nobles. En la partida de ropa blanca de la dote de doña María de la Concepción
Ponce de León (1795), marquesa de Arco Hermoso817, aparecen trece pares de enaguas de
bretaña ancha compradas en un comercio “Casa de Magariños” a un precio de 13 reales la
vara818. Esta alusión es interesante y novedosa. Las enaguas de lienzo regalado costaban a
finales de siglo unos 40 reales el par, en este mismo documento figuran unas “interiores de
lienzo con emballenado” y “blancas de alforza819 en 25 reales”820, incluso aparecen a juego
con monillos del mismo material821. Las lentejuelas se pusieron de moda en la indumentaria
femenina de finales de siglo, no solamente en vestidos, sino también en ropa interior y
accesorios, en 1800 aparecen ejemplos realizados en gasa y decorados con lentejuelas 822.La
camisa y enaguas eran prendas “íntimas” que estaban en contacto directo con la piel. Las
únicas partes que se mostraban eran los puños en el caso de las primeras y el ruedo en el de
las segundas. Otra pieza interior que no aparece muy a menudo son las fajas de lienzo, a veces
denominadas “fajas der parir”, doña Petronila de Sangronis (1702) tenía “dos fajas de lienso,
con sus sintas de parida”823 y la marquesa de la Candía (1772) una de lienzo824, esta dama no
tuvo hijos por lo que pensamos que esta pieza sería usada como un ceñidor.,
El faldellín durante el siglo XVII tenía el mismo significado que enaguas. El
Diccionario de Autoridades lo define como: “Ropa interior que trahen las mugeres de la
cintúra abaxo, y tiene la abertúra por delante, y viene a ser lo mismo que lo que comunmente
se llama Brial o guardapies”825 . Su diferencia con las enaguas estribaba en que esta prenda
siempre era de color mientras que las enaguas podían serlo o no. Parece ser que por este
816
La sempiterna era una tela de lana basta muy usada por las clases populares.
María de la Concepción Ponce de León contrajo matrimonio con Francisco Manuel Ruiz del Arco y Utrera, II
marqués de Arco Hermoso. Este último al enviudar se casó en 1822 con Cecilia Böhl de Faber y Larrea (17961877) la célebre escritora conocida por el seudónimo de Fernán Caballero.
818
AHPSE: P- 10367, 605 v.
817
820
AHPSE: P- 788, 177 v.
AHPSE: P- 16493, 273 r.
822
AHPSE: P- 1910, 335 r.
823
AHPSE: P- 10321, 625 r. Apéndice documental, documento 4. Tras el parto la costumbre era fajar el vientre
para facilitar que el útero se replegara.
824
AHPSE: P- 9568, 672 v. Apéndice documental, documento 48. Doña Teresa Thous de Monsalve no tuvo
hijos por lo que esta pieza sería usada como un ceñidor.
825
http://web.frl.es/DA.html
821
263
motivo las enaguas se sobreentendieron como blancas hasta finales del siglo XIX mientras
que el faldellín se transformó en falda826.Ejemplos de faldellín los encontramos en el aprecio
de bienes de doña María Nicolasa Pascual fechado en 1734, la dama tenía en su haber uno de
raso de oro verde con galoncito de oro y encajes de velillos, otro de bayeta blanca con encaje
pequeño y “un faldellin de Bayeta verde con un Galonsito de oro por avajo que por ser de
muy corto valor dhos señores lo dieron a la familia”827; esta última prenda se valora en cero lo
cual indica que debía encontrarse prácticamente inservible.
El corpiño es definido en el Diccionario de Autoridades como:”Almilla o jubón sin
mangas”. Se usaba sobre la camisa y es pieza corriente en las cartas de dote aunque no
aparecen en cantidad. El corpiño generalmente se entiende por un cuerpo sin emballenar que
se usaba encima de la camisa y se confeccionaba con lienzo blanco:”Tres corpiños de
lienzo”828 ;aunque también pueden ser de colores: “un corpiño de morles color de plomo829;
“Un corpiño encarnado y encotillado y tres de lienzo en sesenta”830. En la carta de dote de
doña Feliciana Méndez fechada en 1732 figuran un corpiño de princesa y otro de tafetán. El
corte de la prenda era ceñido al pecho y estaba formada por cuatro hojas dos delanteros y dos
traseros con costura en el centro 831 . El corpiño se podría considerar sinónimo
de
monillo:“Jubón de muger, sin faldillas ni mangas”, aunque como veremos más adelante el
monillo formaba parte del vestido femenino. En cualquier caso, es posible que esta
denominación se usara igualmente para la ropa interior ya que en ocasiones aparecen a juego
con las enaguas: “Unas enaguas de duranzillo listado con un monillo de lo mismo” 832, “(…)
unas enaguas y un monillo de cotonia rayada o listada nueva con nueves varas”833.
El corpiño fue ya muy usado en el siglo XVII y continua en el XVIII. Se precisaba de
muy poca tela para ser confeccionado y consistía en un torso sin mangas normalmente atado
por detrás. En la dote de Rosa Manuela de Sotomayor (1701) aparecen en dos nuevos blancos
en 45 reales834. El corpiño era una pieza económica a juzgar por los precios que aparecen, por
ejemplo la futura mujer de un zapatero llevaba en su ajuar en 1719 ocho tasados en 26
826
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 255.
AHPSE: P- 10349, 209 r. Apéndice documental, documento 30.
828
AHPSE: P- 8173, 1613 r.
829
AHPSE: P- 10342, 389 r.
830
AHPSE: P- 12023. 455 v.
831
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p 225.
832
AHPSE: P- 9568, 104 r.
833
AHPSE: P- 9583, 83 r.
834
AHPSE: P- 10318, 844 v.
827
264
reales835. Aunque se considera una pieza de ropa interior y su confección en sencillo lienzo es
una prueba fehaciente, a veces aparecen algunas piezas así denominadas pero realizadas con
materiales lujosos por lo que probablemente formarían parte del vestido; doña Gregoria
Blázquez (1724) tenía uno de damasco encarnado bordado con plata836. También aparecen
confeccionados con tafetán también a precios bajos, la mujer de un albañil llevaba en su ajuar
(1741) uno negro y otro verde, tasados ambos en 15 reales837 e Isabel Maestre (1791) tenía
seis de colonia rayada valorados en 139 reales838.
La voz cotilla no aparece en el Tesoro de la Lengua Castellana. La palabra proviene
de cota, arma defensiva para proteger el cuerpo. Esta pieza aparece registrada en la
Pragmática de Tasas de 1627 donde se especifica que los
sastres confeccionaban dos tipos, sencillas y opulentas. En
la
obra
de
Martín
de
Andújar
Geometria y trazas pertenecientes al oficio de sastres
impresa en la Imprenta Real y publicada en 1630 839 ,
aparecen patrones de la cotilla a la también se llama
justillo, en ambos casos son piezas sin mangas840. Durante
el siglo XVIII y por influencia de la moda francesa
hombres, mujeres y niños usaron cotilla con el fin de
mantener la espalda derecha y los hombros un poco hacia
atrás, postura se consideraba sinónimo de clase alta841. La
Cotilla. Hacia 1750. Museo del
Traje. Madrid.
cotilla también la usaban las embarazadas y las lactantes,
para tal fin se ideó un orificio que lo posibilitaba. Desde
principios del siglo XVIII hombres y mujeres llevaban
cuerpos interiores emballenados. En nuestros caso, no hemos hallado ningún emballenado
interior para uso masculino.
835
AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13.
AHPSE: P- 1323, 339 r. Apéndice documental, documento 15.
837
AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39.
838
AHPSE: P- 12128, 316 v. Apéndice documental, documento 56.
839
Está dividida en cinco partes, en la última incluye un índice con trescientas veinte trazas. PUERTA
ESCRIBANO, R.: “Los tratados del arte del vestido”. Archivo Español de Arte, 2001, p. 57 y ss.
836
841
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 195.
265
El Diccionario de Autoridades la define como: “Jubón sin mangas hecho de dos telas,
embutido con barba de ballena, y pespuntado, sobre el qual se visten las mugeres el jubón o
casaca, y trahen ajustado el cuerpo”. La cotilla era un corpiño con ballenas que se colocaba
sobre de la camisa, levantaba y ensalzaba el pecho, estrechaba la cintura y se ataba con cintas
por detrás o por delante. Si se ataba por la espalda, la señora precisaba de ayuda para poder
vestirse aunque solamente podía ser utilizada por mujeres que no realizaran trabajo físico
alguno ya que imposibilitaba el libre con movimiento. Esta pieza solía ser muy escotada,
siendo el escote cuadrado o redondo por el que asomaba el nacimiento del pecho y la
guarnición de la camisa. A partir de la cintura se remataba en recto o en faldillas sueltas. A
veces el escote se reforzaba con piel en el borde.
Su uso se extiende durante buena parte del siglo XVIII y convive con el corsé. Desde
la Alta Edad Media las damas habían usado cuerpos ceñidos para afinar su silueta, a finales
del siglo XVII los grandes viajes transoceánicos descubrieron las posibilidades de las ballenas
para la confección de la ropa interior. Las barbas de ballena no son propiamente hueso, sino
un material keratinoso que permite filtrar el plancton y el krill. Fueron utilizadas en lencería y
en la fabricación de sombrillas ya que era
uno de los escasos materiales flexibles que se
conocían en la época. Las barbas de ballena se utilizaban también en los ahuecadores aunque
por extensión se denominaron ballenas a otros materiales como mimbre, metal, cuero o
madera.
La confección de la cotilla era compleja, en un primer momento fue realizada por
sastres para posteriormente correr a cargo del gremio de cotilleros842. Según se desprende de
la lectura de los documentos esta pieza podía estar considerada como ropa interior pero
también podía formar parte del vestido femenino.
En el inventario de bienes de don Salvador Moreno (1705) aparece: “ytt un Bestido de
Raso de oro melado de Guardapiés ungarina y cotilla con encajes de Milan”843. Otras de las
peculiaridades de esta prenda es que podía ser media o entera: “Una media cotilla encarnada
en seis”844, parece referirse a que solamente la mitad estaba emballenada, o que era de menor
tamaño dejando el pecho al descubierto y sin tirantes: “Una cotilla entera y una media
842
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p 219.
AHPSE: P- 5165, 370 r. Apéndice documental, documento 7.
844
AHPSE: P- 10356, 127 v.
843
266
cotilla”845, hay varias menciones a la cotilla entera y a la
media cotilla a lo largo de toda la centuria: “Una cotilla
entera nueva de tafetán listado, una media cotilla de lienzo
pintado”846.
La cotilla, tal y como hemos visto, podía ser una
prenda interior o exterior: “Una cotilla de grodetud
encarnada con galón de plata”847; “Una cotilla de tafetán,
en el peto un galon de oro usado” 848. Por lo general se
nombra la pieza sin proporcionar ninguna información
adicional o simplemente el material, por ejemplo “una
cotilla de raso”849 o “Una cotilla de damasco carmesí en
veintidos y medio”850. En ocasiones se especifica que la
cotilla lleva ballenas: “Dos cotillas de ballena de seda de
Cotilla. Andalucía. Hacia 17501760. Museo del Traje. Madrid
damasco verde la una y la otra celeste”851. Esta se podía
confeccionar con los más diversos tejidos como raso, damasco y persiana.
El escote femenino se nos muestra como uno de los principales cambios en la
indumentaria femenina del siglo XVIII, lo veremos a lo largo de toda la centuria desde los
complicados vestidos “a la francesa” hasta los sencillos y vaporosos que se usaron después de
la Revolución Francesa. Según vimos la cotilla emballenada ya se usaba sobre la camisa a
finales del siglo XVII. La diferencia ahora radica en que el busto femenino no se aplasta.
Según el padre Feijóo, la cotilla viene de antiguo pero lo que la hace especial es su
procedencia francesa:
“En cuanto a que las modas Francesas tengan alguna particular nobleza, y hermosura, pienso
que no basta para creerlo el decirlo un Autor apasionado. Las cotillas vinieron de Francia; y en una
porción la más desabrida de las montañas de León, que llaman la tierra de los Argüellos, las usan de
tiempo inmemorial aquellas Serranas, que parecen más fieras, que mujeres. No creo que sus mayores,
que las introdujeron, tenían muy delicado el gusto. Si una mujer de aquella tierra pareciese en Madrid,
845
AHPSE: P- 10361, 70 v.
AHPSE: P-?? Folio 303 v. año 1778 oficio 15
847
AHPSE: P- 10346, 17 r.
848
AHPSE: P- 11170, 1050 v.
849
AHPSE: P- 702, 667 r.
850
AHPSE: P- 1326, 413,
851
AHPSE: P- 9546, 419 v.
846
267
antes de venir de Francia esta moda, sería la risa de todo el
Pueblo: conque el venir de Francia es lo que le da todo el
precio.”852
A pesar de la transformación que se produjo en
el vestido femenino en los últimos años del siglo XVIII,
los documentos nos informan que las novias seguían
llevando cotillas en sus ajuares. Isabel Maestre (1791)
tenía un apretador emballenado de raso liso celeste,
mientras que en un inventario de 1797 aparecen tres
cotillas853. La pieza desembocó en el corsé en el siglo
Cotilla. Hacia 1750.
Disseny. Barcelona.
Museo
del
XIX que se convirtió en la prenda básica de la ropa
interior femenina y
la primera en ser fabricada
masivamente. Ya no era factible su confección casera debido a su complejidad, se utilizaban
materiales muy resistentes y luego se forraban con tejidos ricos como la seda.
La moda imponía la cintura de avispa pero se llegó a tal extravagancia que algunos
médicos alertaron de lo perjudicial que era para la salud tener el torso tan comprimido por las
ballenas ya a mediados del siglo XVIII. También escritores como Rousseau se hicieron eco
sus desventajas 854 . En la segunda mitad del siglo XVIII comienza una corriente hacia la
simplicidad, los vestidos se hacen más ligeros inspirándose en la moda inglesa de tejidos
fluidos y drapeados. Diversos pensadores y médicos comenzaron a batallar contra el corsé,
Rousseau y Buffon particularmente, le llamaron “exprimidor del cuerpo”. Juan Caldevilla
Bernaldo de Quirós, seudónimo de Ignacio de Meras Queipo de Llano, publicó en Madrid en
1737 Aviso de una dama a una amiga suya sobre el perjudicial uso de las cotillas, en el que
se hacía eco de las deformaciones e insuficiencias respiratorias ocasionadas por su uso:
“Con el pecho comprimido apenas, pues, respiran, se forman los escirros, apostemas malignas
y perdiendo el color se vuelven enfermizas, los males más se aumentan y se debilitan.”
En 1770 Bonnaud publicó una célebre obra de, “La Dégradation de l’esp ce humaine
par l’usage du corps à baleines” (“La degradación de la raza humana por el uso del cuerpo en852
FEIJÓO, B J: Teatro crítico universal. Tomo II. Discurso VI.
AHPSE: P- 12134, 642 r.
854
BOEHN, M: Ob. cit., p.180.
853
268
varillado”). Tras la Revolución, el corsé fue abolido en pos de una moda inspirada en las
antiguas Grecia y Roma. El corsé simbolizaba el Antiguo Régimen y los privilegios de una
nobleza improductiva. Durante esta época las mujeres consideraban como moderno poder
transportar todo sus vestidos en una sola bolsa, era imposible poner un corsé ya que no se
podía doblar a causa de las ballenas. El retorno del orden moral bajo el Imperio hace retornar
esta pieza; pese a las denuncias sobre las malformaciones que ocasionaban, su uso perduró
hasta finales del siglo XIX.
Los profundos cambios políticos originaron un nuevo ideal de feminidad alejado del
gusto aristocrático. La exaltación de la moda rural impuso una indumentaria de corte bajo el
pecho que liberaba el cuerpo femenino mediante el uso de vestidos de talle alto y concediera
una mayor libertad. Sin embargo, la restauración de la monarquía a principios del siglo XIX
supuso un regreso al encorsetamiento. Las cotillas dieron paso a los corsés, que se convertirán
en uno de los elementos claves de la estética romántica. El corsé vuelve pero con una forma
totalmente diferente a la cónica en favor de una silueta con forma de reloj de arena. El corsé
fue un elemento esencial en la Europa decimonónica, una mujer iba correctamente vestida si
lo llevaba, incluso se hizo más cómodo ya que su forma seguía fielmente las líneas de la
silueta855 856.
Para dormir, ambos sexos usaban camisón y se cubrían con una bata. El camisón
también se denominaba “camisa de dormir”, con este término aparece en los guardarropas de
la familia real española. El ritual cortesano siguió el modo francés en lo referente a presenciar
la colocación de esta prenda tanto al rey como a la reina. Su forma era parecida a la de camisa
pero más larga. Las piezas lujosas podían tener encajes en pechera y puños 857 . Otra
denominación común es la de “camisa de noche”, doña Ana de Austria llevaba en su ajuar
una docena y media destinadas a tal fin858. En las clases populares la camisa misma hacía las
855
Se anunciaban en las revistas de moda y se mostraban en los escaparates. El corsé se produjo a gran escala y
llegó a todas clases sociales, incluso a esclavos negros en América. Hacia 1860 eran cortos mostrando un pecho
pequeño que contrastaba con las inmensas faldas. A partir de 1870 se confeccionaron más largos tapando el
abdomen con el consiguiente estilizado de la silueta provocando el aansiado talle de avispa. Véase, STEELE,
V.: The Corset: a cultural History. Yale University Press, New Haven & London, 2001.
856
El corsé fue de uso inexcusable hasta que el modisto francés Paul Poiret (1879-1944) lo derogó.Apodado “el
magnífico”, sus trajes fluidos, basados en indumentaria oriental, fueron los responsables de una transformación
drástica en la indumentaria de la mujer occidental Poiret fue el primer diseñador que sentó las bases de la moda
tal y como las conocemos hoy. Trabajaba con la tela directamente sobre el cuerpo, abogando por un corte a base
de líneas rectas. Véase, Koda, H. y Bolton, A.: Poiret. New York, 2007.
857
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p 138.
858
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 213.
269
veces de camisón. Esta pieza a veces se confeccionaba con materiales distintos para cuerpo y
mangas como la camisa: “Seis camisones de ruan y mangas de bretaña con encajes en ciento
treinta y cinco”859.
La bata era larga y abierta por delante, con mangas rematadas por vueltas, su origen
parece radicar en la India llegando a Europa a través del comercio holandés. También aparece
denominada como “ropa de levantar”. En el inventario de doña Leonor Cavalleri (1765)
figuran “dos batas de cama” una de tafetán a rayas forrada también en tafetán y otra de
indiana morada y blanca con forro de lienzo860 .Se especifica “bata de cama” ya que uno de
los vestidos de moda por aquel momento también se denominaba bata. Doña Inés María de
Barradas (1768) llevó en su dote un bata rosa con encajes que había sido guarnecida en
Madrid tasada en 630 reales861 mientras que en las capitulaciones matrimoniales de María
Catalina del Campo (1711) aparecen dos lujosas piezas con “sus señidores de raso y flo flores
de oro y plata forradas en sayal de la reina en mil cien r”862.
El pañuelo está presente en prácticamente todos los ajuares, siendo tan vez la única
pieza que las personas más humildes podían llevar con algún encaje. Generalmente se
confeccionaban con lienzos. En la dote recibida en 1710 por José Robles, oficial de albañil,
constan dos pañuelos blancos y cuatro corpiños “de lo mesmo todo en treinta y dos r”863. La
mujer de un maestro zapatero (1719) tenía dos de estopilla valorados en 15 reales864. Los
materiales que aparecen con más frecuencia en la fabricación de pañuelos son la seda, la
estopilla, el olan y la muselina. Ignacia de la Fuente (1788) llevaba en su dote dos de olan,
cuatro de seda, uno de merlín otro de algodón y por último, tres de estopilla 865 . En las
capitulaciones de Isabel Maestre (1971) hay treinta pañuelos de estopilla “olanada” tasados en
437 reales y seis de batista, uno de ellos con encajes de Inglaterra, en 572866.
La dote de María Manuela Cascallana (1791) que aportaba una cantidad de 35. 469
reales de vellón, sorprende por el hecho de solamente llevar en su ajuar cuatro de color, cuatro
blancos en 30 reales y uno “fino” en 20; mientras que recibió cinco más como regalos de
859
AHPSE: P- 1323, 337 r.
AHPSE: P- 14692, 131r. Apéndice documental, documento 45.
861
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4.
862
AHPSE: P- 10334, 233 v.
863
AHPSE: P- 2822, 605 r.
864
AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13.
865
AHPSE: P- 716, 106 v. Apéndice documental, documento 54.
866
AHPSE: P- 12126, 359 v. Apéndice documental, documento 56.
860
270
parientes bastante modestos a juzgar por el precio, como tres de guardilla en 21 reales 867. En
la carta de dote de Ramona García (1797) aparecen cuatro pañuelos de muselina y seis de
lienzo “con listas encarnadas” nuevos en 60 reales, a lo que hay que añadir otro de seda rojo
con rayas verde y negras, dos de muselina, más otros dos del mismo tejido el primero bordado
y guarnecido de encaje y el segundo solamente guarnecido 868. El montante total del citado
ajuar en lo concerniente a esta pieza alcanzaba los 425 reales.
Sus colores y decoraciones nos hacen comprobar que el pañuelo era una pieza para
mostrarla, a la que se daba importancia. Éstos pañuelos se llevaban en las faltriqueras tal y
como muestra la dote de Mariana Suárez en 1800: “Ytt. Seys pañuelos para faltriquera todos
en sesenta r”, y en el cuello: “Ytt. Un pañuelo bordado para el cuello en cinquenta r”, aparte
aparecen ocho más confeccionados con seda, linón y guardilla869. Estas piezas suelen estar
anotadas junto a prendas de ropa interior como las enaguas y también junto a los delantales,
en la carta de entrego y adjudicación de dote a favor de José Serraso (1730) “del arte de la
platería” aparecen cuatro pañuelos, tres de lienzo y uno de gasa todos en 40 reales, junto dos
de seda, un delantal de estopilla con encajes y una toalla delgada, todo en 50870.
El peinador era una pieza de ropa blanca que se ataba al cuello y se disponía sobre
los hombros para no manchar la ropa y facilitar el arreglo de la señora. Las damas principales
usaban peinadores confeccionados con lienzos de calidad y guarnecidos de encajes. Isabel
Maestre llevaba en sus capitulaciones (1791): “Ytt. Tres peinadores con mangas de bramante
florete guarnecidas con murcelina listada” en 339 reales con 17 maravedís; y un segundo de
batista con guarnecida bordada en 286 reales con 8 maravedís871. Los peinadores de simple
lienzo eran económicos tal y como atestigua la carta de Manuela Cascallana (1791) donde un
par se tasa en 15 reales872. El empolvado de la cabellera hacía que el peinador fuese una pieza
obligatoria en el tocador de la señora. En la pintura francesa encontramos representaciones de
este momento íntimo de la dama delante de su espejo con un peinador sobre los hombros,
incluso de la misma madame de Pompadour.
867
AHPSE: P- 12128, 484 v, 496 r. Apéndice documental, documento 57.
AHPSE: P- 12134, 615 v. Apéndice documental, documento 63.
869
AHPSE: P- 12137, 3 r. Apéndice documental, documento 65.
870
AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22.
871
AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56.
872
AHPSE: P- 12128, 495 r. Apéndice documental, documento 57.
868
271
El origen de las medias se encuentra en las
medias calzas, piezas que usaban hombres y mujeres
hasta la rodilla. La confección adaptada a la forma de
la pierna surgió en Italia durante el siglo XVI, de allí
pasaron a Francia y España. En un primer momento su
fabricación corría a cargo de los boneteros que las
realizaban en telar manual. Las medias se fabricaban
en diversos tejidos y colores siendo las más apreciadas
las de seda, mientras que las negras se usaban en
periodos de luto873 .En cuanto a las ligas son definidas
en el Diccionario de Autoridades como: “La cinta de
François
Boucher.
Madame
de
Pompadour. 1750. Fogg Museum,
Harvard University. USA.
seda, hilo, lana, cuero o otra matéria, con que se atan y
aseguran las medias, para que no se caigan”.Las ligas confeccionadas con materiales lujosos
las puso de moda en la corte francesa Catalina de Medicis.
Las medias eran un complemento imprescindible en la indumentaria femenina no
solamente como abrigo de las piernas sino para ir bien vestida según los esquemas de la época.
Su misión era cubrir las piernas atándose mediante ligas por encima de la rodilla, éstas
últimas se guarnecían con cintas y encajes en algunos casos a juego con otros elementos de su
indumentaria como los encajes de la camisa o de la cofia. Las fabricadas en seda eran las más
codiciadas, e imprescindibles en el atuendo de una dama elegante. Esta pieza siempre aparece
en los documentos por parejas. Las medias de seda podían ornamentarse con bordados de
flores, ramas o dibujos en la cara exterior por encima del tobillo874. A partir de la década de
los 70 cambia la moda femenina, la falda sube por lo que esta pieza adquieren un mayor
protagonismo. Podemos decir las medias aparecen en prácticamente todas cartas de dotes e
inventarios femeninos pero no en cantidad. En las dotes, al igual que las demás prendas, se
podían llevar ya usadas: “Unas medias de seda usadas en diez” 875. En el inventario de la
marquesa de la Candía (1772) aparecen en la partida de “Ropa blanca” siete pares de medias
de seda aunque el la partida “Ropa de seda” constan: “Un par de medias de seda blancas”876.
Las medias bordadas no eran algo infrecuente; un corredor de la lonja de Sevilla las lleva,
873
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 336 y ss.
BOSCH, D.: La indumentària menorquina en el segle XVIII. Palma de Mallorca, 2008, p.80.
875
AHPSE: P- 1307, 160 r.
876
AHPSE: P- 9568, 647 v.
874
272
entre otros géneros, para vender en Ronda en 1750 877 . Las de seda aparecen con relativa
frecuencia bordadas: “Un par de medias de seda bordadas en oro en setenta y cinco”878, pero
también las de lana se decoraban.
Las de color rojo son una constante durante buena parte del siglo, las más lujosas
aparecen bordadas en plata. Las cuchillas aludían a los dibujos simétricos y paralelos que se
bordaban en las medias. En un inventario de 1709 aparecen doce pares de medias bordadas
con cuchillas de tisú y seis pares de ligas bordadas y guarnecidas de encaje blanco879.
A finales de siglo un par de medias de seda costaba unos 34 reales mientras que las de
hilo unos 15 reales y las de algodón sobre10. En el inventario
de bienes don Francisco de la Oyuela (1734) propietario de una
tienda de sedas encontramos: ligas bordadas, sencillas y dobles,
de segrí, anchas, ordinarias, medias de seda de peso, de mujer
bordadas, llanas o de capullo de Génova880 .En el inventario de
Pedro Fernández constan una serie de “Mercaderías” que nos
permiten comprobar que las medias se vendían de distintos
tamaños, calidades y procedencias como Hamburgo y
Génova881. En la carta de dote de Isabel Limón (1740) aparecen
una notable cantidad de medias y ligas, por lo que tal vez fuera
hija de un mercero. La novia llevaba treinta y cinco pares de
Medias. Siglo XVIII. Museo
del Traje. Madrid.
seda de Tembleque, trece pares de capullo de Francia y cuarenta
y cinco pares de ligas bordadas882.
Las medias de punto de aguja fabricadas en la villa toledana de Tembleque tenían
fama por su alta calidad. Los comerciantes de medias de hilo de aguja (en 1752 había trece),
compraban la materia prima normalmente en Murcia y la entregaban ya tintada a las mujeres
del pueblo para tejerlas. Casi todas las mujeres de Tembleque se dedicaban a este trabajo
desde los ocho años de edad. Lo hacían en sus casas fabricando unos 30.000 pares al año, por
cada hechura de una media femenina se pagaban cinco reales. Para la confección de un par de
877
AHPSE: P- 4574, 194 r.
AHPSE: P- 9568, 125 r.
879
AHPSE: P-11991, 681 r.
880
AHPSE: P-5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30.
881881
AHPSE: P-12049, 636 r.
882
AHPSE: P-3783, 255 r.
878
273
medias se necesitaban de cuatro a cinco onzas de seda883.
La seda se pesaba en onzas, una equivale a 28,34 gramos.
Según nos informan algunos documentos las
personas muy pudientes regalaban medias con motivo de
su matrimonio, tal es el caso de María Pascuala Barradas
(1772) que acudió en Écija a la tienda de Fernando
Bonilla para adquirir cintas, medias, cajas y abanicos con
los que obsequiar a sus invitados, cuyo gasto ascendió a
un montante de 1.425 reales 884 . En la calle Francos ya
había
comercios
dedicados al negocio
François Boucher. La toillete,
detalle. 1742. Museo ThyssenBornemisza. Madrid.
textil; el inventario
de don José Serrano informa que dentro de las
“mercaderías de la tienda” vendía medias de seda
sencillas y bordadas para hombre, mujer y niños 885 .
Salvador Moreno con negocio en la misma calle tenía:
“Medias de capullo de mujer amarillas”886. Las medias
de seda eran tal vez, una de las pocas cosas lujosas que
aportaban en su dote la gente sencilla, la mujer de un
oficial de albañil llevaba en 1741 un par de medias rojas
Galería de modas y vestidos franceses.
1778-1787.
bordadas887. Doña Isabel Maestre (1791) tenía “Quince
pares de medias de seda en seis cientos reales”888.
A Sevilla llegaban medias de seda procedentes de Francia que se comercializaban a
unos 70 reales el par. A finales de siglo aparecen con frecuencia medias de seda de color
blanco mientras que en la primera mitad es más habitual el rojo. Lo
normal es que
simplemente se nombren y tasen no dando apenas información por ejemplo: “cinco pares de
883
SANTOS VAQUERO, Á.: “El mundo sedero toledano y la fábrica de medias de punto de aguja de
Tembleque”. Anales Toledanos, nº 43. 2014. p. 21 y ss.
884
AME: Fondo Marquesado de Peñaflor.
885
AHPSE: P- 3785, 224 r.
886
AHPSE: P- 5165, 361 r. Apéndice documental, documento 6.
887
AHPSE: P- 2822, 605 r. Apéndice documental, documento 39.
888
AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56.
274
medias unas de Algodón y otras de hilo blancas en cinquenta rr” 889 .A finales de siglo
aparecen las medias de algodón simples y con rayas valoradas en 20 reales el par. También
hay medias de otros colores como el verde: “Cuatro pares de medias de seda verde de
distintos colores y unas con cuchillos ciento cincuenta y cinco” 890 . El estambre era un
material adecuado para la confección de medias, se trataba de una fibra muy larga extraída de
los vellones de lana; en un inventario de1772 la viuda tenía: “Dos pares de calzetas con dos
pares de medias de estambre blancas”891.Un par de medias de estambre encarnadas se valoran
en 1733 en 15 reales892.
Las ligas eran un accesorio imprescindible, se encuentran de todo tipo: “bordadas con
puntilla de plata” 893 , “celestes y bordadas con flecos en plata valoradas en 30 reales” en
1759894.Aparecen ricos ejemplos fabricados en seda y bordados con punto de aguja valorados
en 20 reales895.
Hemos hallado un documento muy original fechado en 1731 cuyo título es
“Testimonio de daño” en el se pretende cuantificar el daño producido en un barril con medias
procedente de Londres. El texto es interesante ya que nos permite saber la mercancía que
llegaba del extranjero a Sevilla, las femeninas tenían “abería grande” y eran de color rojo con
cuchillas896. En algunas dotes aparecen las medias junto con sus ligas correspondientes. En el
inventario que hace de sus bienes un comerciante en 1772 vemos los tipos de medias que
tenía a la venta: de Inglaterra, de capullo, de hilo azul, de algodón, de algodón fino, pintadas,
medias de vuelta, de seda bordadas, de algodón labradas, de cuchilla, pequeñas para niñas, de
seda negra, manchegas, de Castilla de sangre de toro y de Burgos 897. Esta enumeración del
género es muy interesante ya que nos acerca al género que podía comprarse en la ciudad. A
finales de siglo un par de medias costaba 35 reales, las de algodón sencillas unos 17 mientras
que las listadas unos 32 reales el par.
889
AHPSE: P- 12128, 1044 r.
AHPSE: P- 9563, 102 r.
891
AHPSE: P- 9568, 104 r.
892
AHPSE: P- 12023, 455 r.
893
AHPSE: P- 1323, 337 r.
894
AHPSE: P- 12070, 289 r.
895
AHPSE: P- 11246, 498 r.
896
AHPSE: P- 9568, 200 v. Apéndice documental, documento 24.
897
AHPSE: P- 9568, 803 r.
890
275
Las referencias a calcetas y escarpines para uso femenino son recurrentes a lo largo de
todo el siglo aunque que no aparecen en cantidad. El escarpín era una funda de lienzo blanco
para vestir el pie y se colocaba bajo las medias. Los escarpines también podían ser un calzado
muy liviano, el primer documento en que aparecen data del año 1358 898. Los precios de esta
pieza son bajos y normalmente sólo se citan por lo que apenas contamos con más información.
Aisladamente se encuentra algún ejemplo más rico: “Un par de escarpines guarnecidos de
encajes”899.
El Diccionario de Autoridades define calceta como: “La média de hilo que se calza en
la pierna a raíz de la carne, y regularmente debaxo de las de seda, estambre o lana. Puede
venir del nombre Calza, por ser mas corta que la média.” Las calcetas ejercían la función de
abrigar el pie y la pierna hasta la rodilla, llevándose bajo las medias. Las referencias a éstas
últimas no dan ninguna información, se nombran y a veces se dice que son “finas”. Se trata de
una pieza que usaban todos los extractos sociales y por lo general muy económicas: “Seis
pares de calcetas en treinta y siete rreales”900. Costaban entre 4 y 6 reales el par. La dote de
Ana Marín (1719) tiene diez pares de calcetas tasadas en 40
reales y doce de escarpines a 12 reales, por tanto a real el
par901.
VII.2. Vestidos compuestos por varias prendas
La hongarina era una modalidad de chaqueta
abotonada no entallada que usaron ambos sexos desde
finales del siglo XVII. Se confeccionaba con los más
diversos tejidos y decoraciones pudiendo aparecer suelta o a
Medias. Siglo XVIII. Museo del
traje. Madrid.
juego con la falda. En 1702 el un inventario de don Luis
Rodríguez registra un vestido nuevo de barragánde Bruselas compuesto por saya y hongarina
con veinte botones de plata sobredorados 902; en el mismo documento aparece un vestido
898
899
BERNIS, C.: Indumentaria en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962, p. 88.
AHPSE: P- 12070, 289 r.
900
AHPSE: P- 2855,488 r.
AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13.
902
AHPSE: P- 8173, 1612 v. Apéndice documental, documento 3.
901
276
formado por guardapiés, hongarina y cotilla con encajes de Milán. Esta pieza ya se usaba en
el siglo XVII y convive con la casaca a principios del XVIII. El inventario post-mortem de la
marquesa de Aguiar (1710) indica que la finada tenía una de raso negro con encajes y dos
casacas del mismo material, una roja y otra verde las dos guarnecidas con galón de oro903.
Doña María Rosa de Trujillo en su carta de dote fechada en 1701 llevaba una “angarina” y
guardapiés verde de brocado de oro con encajes de oro y plata valorado en 929 reales 904. En la
carta de dote de doña Justa Rufina de Salinas encontramos un vestido formado por basquiña y
“anguarina”, ésta última guarnecida con encajes negros y botonadura de filigrana de plata
tasado en 360 reales905.
En unas capitulaciones de 1711 figura una “engarina negra con botones y galones de
oro valorada en trescientos reales de plata nueba”906. Otro documento nos informa que para
confeccionar una hongarina se necesitaron cuatro varas y media de peñasco y la misma
cantidad de tafetán doble blanco para el forro 907 . La hongarina, que fue sustituida
progresivamente por la casaca, formaba parte del traje femenino junto con la basquiña según
nos muestran los ajuares de los primeros años del siglo. En la dote a favor de Francisco
Ortega, oficial de curtidor, constan “una basquiña y ongarina de tafetan con botones de plata
en trescientos noventa y dos r” y otro conjunto de pelo de camello formado por idénticas
piezas908. Esta pieza también podía aparecer suelta y realizarse con lo más diversos tejidos
como la felpa o el gorgorán. En un ajuar de 1730 todavía aparece la hongarina, se trata de un
recibo de dote a Pedro Guerrero, trabajador del campo, en el que aparece una confeccionada
en damasco encarnado y valorada en 105 reales909.
El monillo aparece a lo largo de toda la centuria, bien formando conjunto con casaca y
basquiña o como pieza sola. A pesar de ser una prenda muy utilizada y común durante el siglo
XVIII la información que se dispone sobre ella es prácticamente inexistente. Según el
Diccionario de la Real Academia el monillo es: “Jubón de mujer, sin faldillas ni mangas”.
Esta acepción puede ser posible cuando la pieza se acompaña de casaca y basquiña por
903
AHPSE: P- 2822, 457 y 457 v. . Apéndice documental, documento 9.
AHPSE: P-10318, 844 r.
905
AHPSE: P- 672, 1243 r.
906
AHPSE: P-10334, 233 v.
907
AHPSE: P- 1323, 339 r.
908
AHPSE: P- 9536, 63 v.
909
AHPSE: P- 702, 148 v. Apéndice documental, documento 20.
904
277
ejemplo, pero en otras ocasiones dudamos si el monillo pudiera llevar mangas, aunque en
cualquier caso se colocaba sobre la camisa.
El monillo suele formar parte de un conjunto, en la carta a favor de José Serraso
(1730) constan: “Un Vestido de raso de colores que se compone de Guardapies y Monillo en
Ziento ochenta reales de vellón (…) otro vestido de pelo de camello, Vasquiña y Casaca , Y
Monillo en ziento y ochenta y tres reales todo ello (…) un Guardapiés y monillo de Segrí en
ziento y cinco reales”910. En la misma fecha el ajuar de doña Juana Suárez llevaba un monillo
confeccionado con persiana verde con “vueltas encarnadas”, más uno de tafetán celeste, otro
de pelo de camello y otro de esparragón911.
En los autos de aprecios de los bienes de la viuda 912 del marqués de Peñaflor
realizados por Pedro Villalua, “maestro de sastre” y fechado en 1700 consta: “Un Bestido de
raso de plata color de ambar a flores con encaxe de plata y se compone de basquiña y monillo
a que no se le pone precio por estar mandado para una ymagen de nuestra señora”, seguido
por otro conjunto de picote de Mallorca formado por las mismas pieza en 100 reales y por
otro de teletón negro con una basquiña y dos monillos en 320. La marquesa también contaba
con un monillo “de media telilla de plata biexo en quarenta r”913.En el ajuar de Francisca
Mármol (1741) aparecen tres vestidos, el principal estaba valorado en 450 reales y era de
persiana encarnada compuesto por monillo y tapapiés, el segundo estaba formado por saya y
monillo, este último con guarnición de plata y por último uno de tafetán doble negro nuevo en
185 reales. Francisca tenía dos monillos más uno de tafetán negro usado con puntilla de plata
y otro de princesa914. En la dote de doña Faviana de la Peña hay cuatro monillos sueltos
siendo el principal de color de punzón, un tono que aparece con frecuencia, con flores y
forrado en blanco915. El ajuar de María Cascallana (1791) llevaba monillos de terciopelo, raso,
cotonía, tafetán y lienzo916, mientras que el de María Antonia Salaner (1797) tenía cinco
siendo el más costoso uno de felpa encarnada con vueltas de tisú tasado en 145 reales917.
910
AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22.
AHPSE: P- 1326, 515 v. Apéndice documental, documento 23.
912
Inés Ana María de Aguilar y de la Cueva, VI señora de Gayape, esposa y prima hermana del primer
marqués de Peñaflor.
913
Archivo Marqués de Peñaflor, Leg. 4, doc. 35.
914
AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39.
915
AHPSE: P- 18013, 342 v. Apéndice documental, documento 38.
916
AHPSE: P- 12128, 493 v.
917
AHPSE: P- 12128, 1043 r. Apéndice documental, documento 57.
911
278
El monillo era usado por toda la
escala social presentando todo tipo de
decoraciones y tejidos, podía llevar o
no botones ya que si no se especifica lo
más probable es suponer que no tuviera.
En la carta de dote de Manuela
González, futura esposa de José López
“maestro torcedor de sedas” fechada en
Casaca. Siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid.
1783 encontramos monillos de varios
colores y géneros, el más caro de
terciopelo negro en 75 reales, aunque de algunas descripciones se desprende que son piezas
de ropa interior ya que son de lienzo o forman conjunto con enaguas918. A finales de siglo esta
pieza incorpora las decoraciones de moda como los
alamares, la cadeneta y los flecos. Estos adornos podían
ser de hilo de oro, plata fina o simple tejido. Los galones
que son una decoración típica de todo el siglo y se
continúan usando pero se unen a otros adornos como los
alamares. En la carta de dote de doña Ignacia Marcela de
la Fuente (1788) aparecen tres monillos blancos en 83
reales y uno de indiana en 20
919
, por tanto ya
comprobamos que los algodones estampados han llegado
Casaca. Siglo XVIII. Museo del
Traje. Madrid.
a Sevilla. La dote de Manuela Cascallana (1791) lleva un
buen número de estas piezas, hay de terciopelo, raso, cotonía, tafetán y lienzo blanco920.
La casaca femenina era una clara imitación de la masculina, abierta por delante con
mangas con amplias vueltas, pliegues en los costados y misma abertura en la parte trasera. En
cuanto a los bolsillos no eran reales aunque si aparecían sus tapas. La casaca tenía el talle en
la cintura y llegaba a la altura de las caderas pero no iba cuajada de botones como la
masculina sino que se cerraba en forma de v por medio de cordones o mediante una pieza
triangular denominada petillo que se cosía o se fijaba mediante alfileres. En la obra de Juan de
Albayceta publicada en Zaragoza en 1720 bajo el titulo: Geometria y trazas pertenecientes al
918
AHPSE: P- 12114, 461 v
AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54.
920
AHPSE: P- 12128, 494 r. Apéndice documental, documento 57.
919
279
oficio de sastres donde se contiene el modo y orden de cortar todo genero de vestidos
españoles, y algunos Estrangeros, sacandolos de qualquier ancharia de tela, por la Vara de
Aragon y explicada esta con todas las de estos Reynos, y las medidas que usan en otras
Provincias estrangeras, aparecen patrones de casacas femeninas.
Las casacas aparecen en casi la totalidad de los documentos hasta el cambio de moda
que se produce a finales del siglo. Esta prenda podía aparecer a juego con la falda o suelta.
Las dote nos informan que la casaca para uso femenino ya se llevaba en Sevilla en los
primeros años del XVIII, en la carta de doña Rosa Manuela de Sotomayor (1701) figura en
primer lugar: “Primeramente una Gabacha Berde de brocatto de oro en trescientos rs (…)
Ytenn una gabacha de ormesi negra con abottonaduras de
plata en Doscientos treinta (…) yten otra gabacha de felpa
negra en cien R”921.
De cintura para arriba esta pieza era una parte
insustituible en el vestido femenino mientras que de cintura
para abajo las mujeres llevaban, saya, basquiña o
guardapiés. La dote de María Manuela, criada del conde de
Gerena, fechada en 1740 llevaba como atuendo principal
“Ytt un bestido de tafetán color de canela la casaca
guarnecida de Punta de Plata y todo forrado en tafetan en
trescientos R”922, se sobreentiende que el traje constaba de
falda pero se omite la referencia. En idéntica fecha, el
mismo caballero dota a otra criada suya llamada Micaela
Petillo 1730-40.
Traje. Kyoto
Museo
del
Vázquez, en el documento aparece un vestido confeccionado con griseta en el que la casaca
está guarnecida con punta de oro, todo tasado en 375 reales923. El recibo de dote a favor de
don Agustín de Rospide (1740) aparece al principio de la partida “Ropa de bestir” un vestido
de casaca y basquiña confeccionado con quince varas de terciopelo negro y forrado en tafetán
doble tasado en 900 reales924.
921
AHPSE: P- 10318, 884 v. Apéndice documental, documento 1.
AHPSE: P- 2855, 486 v. Apéndice documental, documento 35.
923
AHPSE: P- 2855, 488 r. Apéndice documental, documento 36.
924
AHPSE: P- 3783, 282 v. Apéndice documental, documento 37.
922
280
La forma de la casaca femenina tuvo la misma evolución en cuanto a la forma de las
mangas que la masculina, en algunos retratos de la época 925 se observa como éstas lucen
amplias vueltas con ricas decoraciones por las que sobresalen los volantes de encaje de la
camisa. Es frecuente la aparición de casacas negras, al igual que en las basquiñas. El luto era
una práctica estricta, por tal motivo es muy habitual encontrar piezas de color negro en
prácticamente todos los documentos.
A veces se consignan con su petillo incorporado, doña María Teresa Thous de
Monsalve 926 tenía cuatro casacas a juego con sus petos927. El llamado peto o petillo era una
pieza rígida en forma de triángulo invertido que normalmente se confeccionaba con la misma
tela que la casaca. El peto cerraba la casaca e iba cosido o cerrado mediante alfileres, por lo
que una dama precisaba de ayuda para vestirse 928 . Por el escote asomaba el encaje de la
camisa, al igual que por las mangas. Los ejemplos de petillo que se conservan en distintos
museos nos muestran una pieza rica que cerraba casacas, cotillas o vestidos “a la francesa”.
925
Véase, Alonso Miguel de Tovar. Sevilla , 2006. En el catálogo aparece el retrato de María Teresa Piscatori,
Marquesa de Torrenueva ( hacia 1746), en el que lleva una casaca de terciopelo azul claro de mangas con
amplias vueltas a la altura del codo mientras de que la cintura salen unas amplias faldillas con las tapas de los
bolsillos bordadas. En el centro del escote se dispone una joya de pecho, de gran tamaño, de oro y esmeraldas.
926
Doña María Teresa Thous de Monsalve, ostentaba el título de marquesa viuda de la Candía y del Sauzal. Su
difunto marido fue don Cristóbal Joaquín de Franchi Benítez de Lugo, nacido en La Orotava en 1700. Don
Cristóbal ejerció diversos cargos a lo largo de su vida, fue militar llegando a Teniente General y también
desempeñó labores diplomáticas siendo embajador en Portugal y ministro en Dinamarca. Felipe V le concedió
por tales méritos el marquesado de la Candía en 1739 y unos años mas tarde, en 1745 el del Sauzal. El noble,
que a su vez ostentaba el título de caballero de la insigne orden de Calatrava, falleció en 1766 sin dejar herederos.
Doña María Teresa era hermana del III marqués de Thous y de la Cueva del Rey. El marquesado de la Cueva del
Rey fue concedido por Carlos II en 1690 a don Juan Fernández de Henestrosa y Ribera, mientras que el primero
fue otorgado a don Lope Thous de Monsalve y Jalón en 1677. El origen Thous de Monsalve radicaba a Cataluña.
La historia cuenta que en 1380 Per de Thous halló en un arbusto de hiniesta, una escultura de la Virgen, con una
leyenda que rezaba “Soy de Sevilla, de una iglesia cercana a la Puerta de Córdoba”. La imagen fue traída a
Sevilla y gozó de una gran devoción a partir del siglo XIV. En 1412 se fundó una hermandad de gloria dedicada
a la Virgen de la Hiniesta
927
AHPSE: P- 9568, 669 r. Apéndice documental, documento 48. La dama también contaba con ocho casacas
sueltas de distintos tejidos como laberinto, tafetán o damasco y varias faldas negras de distintas hechuras y
materiales
928
LEIRA SÁNCHEZ, A.: La moda española durante el siglo XVIII. Madrid, p.3.
281
En un detalle del Carro del Parnaso se aprecia claramente la silueta triangular del
peto y su disposición bajo la casaca. La pieza podía estar realizada en otros colores y tejidos
con respecto a la casaca y la basquiña. El vestido de la dama es rosa pálido mientras que el
petillo es azul claro y sobre él emergen los encajes de la camisa. El centro del escote se
decora con una joya de pecho. El peto se podía intercambiar de unas prendas a otras, según
consta en el inventario de doña Teresa Thous de Monsalve (1772) donde aparece: “un peto
azul
de
ballena”929.
Domingo Martínez. Carro del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de
Bellas Artes. Sevilla
929
AHPSE: P- 9568, 672 v.
282
Otra de las voces para designar la casaca es gabacha o gabacho .El Diccionario de
Autoridades define la palabra como: “Soez, asqueroso, sucio, puerco y ruin”. En realidad la
voz “gabacho” se asocia al origen francés de la prenda. Las descripciones no son por lo
general muy exhaustivas en cuanto a las formas de las prendas aunque como veremos nos
proporcionan algunos detalles en cuanto a su decoración. La casaca aparece constantemente
en los protocolos hasta la transformación que se produce en el vestido femenino a finales del
siglo. Al igual que las sayas y basquiñas, muy a menudo son negras. Esta piezas se podía
cerrar mediante botones, los más sencillos se forraban con la misma tela de la prenda pero a
veces eran de oro o plata. En la partición y
división de bienes de la marquesa de la Peñuela
(1709)
aparecen dos pares de botones de
porcelana con ocho diamantes en cada uno930.
En la partición de bienes de doña María de
Felices (1711) aparecen ocho pares de botones
de diamantes a un precio por pareja desde 106
a 240 reales y dos pares de botones de
esmeraldas931. En el inventario de Ana Josefa
Mahuis y Príncipe (1719), residente en la
Peto. Andalucía. Rococó. Hacia 1740-1760.
Museo del traje. Madrid.
collación de San Isidro y viuda de Juan Antonio Maestre, figuran diecisiete botones de coral
engastados en oro y par de botones de perlas 932. Casi todas las novias pudientes llevaban
botones en sus dotes, en la de Alberta Tolezano (1753) hay cuatro de oro y diamantes tasados
en 180 reales933. En las prendas femeninas los botones se disponen de derecha a izquierda ya
que las damas eran vestidas por sus sirvientas.
El guardapiés era una enagua sobre la que se disponía la falda y cuyo cometido
consistía en ahuecarla. Según su propio nombre indica su función estribaba en tapar los pies
femeninos. En su parte baja se decoraba lujosamente ya que la falda se recogía algo en las
manos para poder caminar 934 . La pieza, que también aparece muchas veces denominada
tapapiés, era por tanto muy larga. En el siglo XVII se llamaba así a un vestido entero interior
930
AHPSE: P- 3777, 89 r. Apéndice documental, documento 8.
AHPSE: P- 10335, sf.
932
AHPSE: P- 10342, 383 r.
933
AHPSE: P- 1205, 973 r.. Apéndice documental, documento 44.
934
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p.176.
931
283
y a la franja decorada ricamente en la parte baja de la enagua935, que se forraba por dentro de
esparto para que ahuecara más la falda936. En el aprecio de bienes de doña Inés de Aguilar y
de la Cueva, viuda del marqués de Peñaflor, datado en 1700 constan dos “guardabaxos”. El
primero: “de tabí con flores de seda y joyas de oro color de ambar forrado en tafetan morado
en seiscientos reales”, y el segundo: “de ormesi biejo verde forrado en Anteado con
guarnizion en quarenta”937.
El guardapiés fue sin duda, una pieza lujosa por lo que es evidente que se mostraba. A
lo largo del siglo veremos numerosos ejemplos realizados con todo tipo de tejidos y
guarniciones ya aparece constantemente: “Ytem un tapapies de felpa verde guarnecido en
seiscientos”938. En el inventario de Luis Rodríguez (1702), figuran varios uno de raso celeste
con flores de oro y plata y otro rojo con la misma decoración 939. En 1702 doña Petronila de
Sangronis, mujer de Alejandro Carlos de Licht 940 , comerciante de tejidos con Panamá y
Amberes941dejó un conjunto formado por hongarina, monillo y guardapiés. Este último era de
color rojo de tela de oro y plata briscada, para cuya confección se habían necesitado ocho
paños, forrado todo en tafetán celeste y guarnecido con encaje ancho de plata. La hongarina y
el monillo también estaban guarnecidos con encajes de plata de Milán finos942. Este vestido
formado por tres piezas sería el atuendo elegante de una dama a principios del siglo XVIII.
Según el inventario de las mercaderías de un comerciante fechado en 1705, los tapapiés “de
raso de oro verdes azules y encarnados”943se vendían ya confeccionados en la calle Francos.
Las partición de bienes de María de Felices (1711) informa que desde Sevilla se importaban
guardapiés a Indias: “Veintidos guardapies de brocado de oro con nueve varas y tercio cada
uno a treinta pesos unidad” estaban tasados en 5.280 reales de plata944.
935
TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 277.
HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 250.
937
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 4, doc. 35.
938
AHPSE: P- 17111, 923 v.
939
AHPSE: P- 8173, 1613 r. Apéndice documental, documento 3.
940
Los Licht era una familia católica procedente de Amberes, que se estableció en Sevilla a mediados del siglo
XVII. Alejandro Carlos era hijo de Carlos de Licht y María de Aguilar , oriunda de Écija. Contrajeron
matrimonio en la parroquia de San Marcos en 1653. Véase, ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA, G.: Un linaje
flamenco afincado en Sevilla: Los Licht.
941
ARIAS ANGLÉS, E.: Relaciones artísticas entre España y América. Madrid, 1990, p. 123.
942
AHPSE: P- 10321, 622 v. Apéndice documental, documento 4
943
AHPSE: P- 5165, 360 r.
944
AHPSE: P- 10335, sf.
936
284
Al mencionar la palabra vestido no debemos sobreentender que es una sola pieza sino
que puede estar formado por varias confeccionadas a juego, por ejemplo: hongarina, cotilla y
guardapiés o casaca, guardapiés y delantal. O por dos prendas: tapapiés y monillo; casaca y
guardapiés o casaca y basquiña. En la partida de “Ropa de color de muger” de doña Gregoria
Blázquez (1724) se encuentra un rico conjunto formado
por un tapapiés y casaca de tela de plata sobre damasco
encarnado con guarnición de galón y plata y forrados en
tafetán, mas cuatro guardapiés más unos de raso, otros de
damasco y todos decorados con galón de plata u oro945.
Ana Josefa Mahuis (1719) tenía un vestido de saya,
monillo y casaca de burato de seda seguidas por dos sayas
de burato de lana946. Este tejido se utilizaba como alivio
de luto. Los conjuntos podían estar formados entre otras
prendas por guardapiés, casaca y peto a juego. La
marquesa de la Candía (1772) tenía tres de estos conjuntos
y un guardapiés de terciopelo carmesí decorado con plata
y seda a juego con un capotillo “con forro y vueltas de
piel de tigre”947. El guardapiés podía ser una pieza lujosa
por sus tejidos y bordados, de hecho a lo largo del periodo
María Rosa Rafaela Larrea y Santa
Coloma y sus hijos. Hacia 1750
Colección particular.
presenta generalmente tasaciones elevadas. En un aprecio
de bienes de 1734 aparece uno celeste bordado de oro a juego con un monillo valorado en
1.500 reales948al que sigue uno de ormesí949 morado guarnecido con encajes blancos de hilo
en 600 reales. En la partida de “vestidos de mujer” de las capitulaciones matrimoniales de
María Catalina del Campo
(1711) aparece en primer lugar: “Un vestido entero de
emballenado y tapapies de tisu de plata guarnecido con encajes blancos de Bruselas y rivetes
de oro en cinco mil reales”950, esta cifra por un único vestido es una de las más altas que
hemos hallado a lo largo de todo el periodo. La enumeración de las distintas prendas en las
cartas de dote suele comenzar por la pieza más importante, en un ajuar de 1731 leemos:
“Primeramente un vestido nuevo de raso de moda de color blanco y verde que se compone de
945
AHPSE: P- 1323, 338 v. Apéndice documental, documento 15.
AHPSE: P- 10342, 389 r.
947
AHPSE: P- 9568. Folio 699. Apéndice documental, documento 48. Se especifica que el guardapiés tiene
“dos paños sobrantes”. Entendemos que serían para posibles arreglos cuando se fuera desgastando.
948
AHPSE: P- 10349, 209 v.
946
949
950
Tela fuerte de seda, muy tupida y prensada, que hace visos y aguas.
AHPSE: P- 10334, 233 v.
285
tapapies y casaca en seiscientos r” seguido por otros conjunto por formado por las mismas
prendas de raso celeste el guardapiés y la casaca confeccionada en princesa roja y
blanca951.Un ejemplo curioso es el retrato de la doña María Rosa Rafaela de Larrea y Zurbano
Santa Coloma952, aunque sigue los modelos de las ricas hispanas del vireinato de la Nueva
Granada, lleva un guardapiés bordado por entero de flores al gustó rococó; mientras que los
dos hijos que aparecen a sus pies van vestidos a la moda europea.
En una “memoria de prendas” de 1788 encontramos un guardapiés “de tela sobre
blanco oro y plata” tasado en 900 reales 953 , aparece en primer lugar y es la pieza más
destacada del conjunto. A finales de siglo cuando el talle subió la falda también lo hizo, en
1797 aparece un conjunto de paño de seda celeste compuesto por monillo con alamares de
plata y guardapiés con franja de plata954. El inventario de la difunta mujer de Vicente Pablo
Albelda, datado en 1780, muestra un rico conjunto formado por un guardapiés y casaca de
tela blanca adornada con ramos de oro a juego con paletina, peto y delantal bordados también
de oro, seguido por una guardapiés de “raso de la china blanco y ramos de colores” y “un
guardapies y casaca encarnado”955.
La definición de saya que nos proporciona el diccionario de Autoridades no nos deja
muy clara su diferencia con la basquiña:” Ropa exterior con pliegues por la parte de arriba,
que visten las mugeres, y baxa desde la cintúra à los pies.” La única parece estribar en que la
basquiña tiene cola y la saya no. Este tipo de falda aparece a lo largo de toda la centuria,
suelta o formando conjunto con hongarina o casaca. En el inventario de don José de Palacios
(1705) encontramos dos sayas de pelo de camello color ámbar acompañadas por una
hongarina a juego956; las faldas, al igual que los calzones, se desgastaban más rápidamente por
lo que en ocasiones se confeccionaban dos.
951
AHPSE: P- 10349, 18 r.
Bautizada en Quito el 24 de octubre de 1733.
953
AHPSE: P- 11246, 498 r. Apéndice documental, documento 52.
954
AHPSE: P- 12134, 614 v.
955
AHPSE: P- 9565, 439 r.
956
AHPSE: P- 5165, 311 r. Apéndice documental, documento 6.
952
286
El vuelo de la saya tenía entre 3 a 4,5 metros aproximadamente, en función de la
calidad del tejido. Se vestían sobre las enaguas y cubrían desde la cintura hasta la línea del
tobillo. El vuelo se recogía en la cintura por medio de tablas que terminaban en un pliegue en
la parte posterior y que estaban sujetas con cintas, en ocasiones, de vivos colores
confeccionadas en telares y que servían para atar la saya a la cintura. Existían dos maneras de
sujetarla a la cintura: la trincha o el mandilete. La primera era una abertura en la parte
delantera que coincidía con la costura de la saya y se ataba cruzando las cintas hacia atrás. El
mandilete constaba de dos aberturas en el frente de la saya, de modo que una parte se ataba
hacia delante y el mandilete hacia atrás. Las decoraciones se disponían siempre en la parte
inferior de la pieza, se utilizaban cintas o galones de diferentes tamaños y número, que
también
servían,
en
muchas
ocasiones, para disimular posibles
defectos. En La cocina de Ramón
Bayeu se aprecia claramente cómo
se
levantaban
las
sayas
las
mujeres trabajadoras para poder
realizar sus faenas.
La dote de doña Francisca
de Zeilas
(1738) llevaba cuatro
Ramón Bayeu. La cocina. 1793.Propiedad de Juan Antonio Pérez
Simón. En depósito en el Museo de Bellas Artes de Oviedo.
sayas de persiana tres de ellas
nuevas, la más costosa color de ámbar valorada en 305 reales 957. Francisca Galindo, doncella
huérfana, en su carta de dote a favor de Antonio Guillena “de oficio albañil”, aportaba en
primer lugar doce varas de tafetán negro para confeccionar saya y casaca958. Las sayas de
tafetán negro son una prenda de uso muy común, no encontrándose solamente en clases
medias y bajas sino que también las tenían damas principales. Doña Teresa Tous de Monsalve
(1772) contaba con una saya de grano de oro negra con su casaca y peto a juego más otra
suelta de raso negro959. A finales de siglo las faldas se ciñeron al cuerpo siguiendo la nueva
moda e incorporaron nuevas decoraciones como los flecos anchos a modo de volantes960, en
la carta de dote de Ramona García (1797) aparecen: “Ytt. una saya de paño de Seda y flecos
de terciopelo cortado en Quattrocintos y cinquenta reales (…) Otra saya de franela ancha con
957
AHPSE: P-10350, 283 r. Apéndice documental, documento 34.
AHPSE: P- 11170, 1112 r.
959
AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48.
960
LEIRA, A.: El traje nacional. Madrid, 2004, p. 10.
958
287
fluecos y sinta, en doscientos y quarenta reales”961. El paño de seda fue uno de los tejidos
más utilizados para la confección de sayas a finales de siglo y los flecos uno de los adornos
más de moda: “Ytt. una saya de paño de seda con fleque, en trescientos r” 962. En el inventario
de un comerciante (1797) encontramos en la partida de ropa de color de su esposa llamada
Luisa María Fernández, cuatro sayas; la más cara de gros de Nápoles valorada en 120 reales.
Su hija tenía otra igual por idéntico precio más dos de tafetán y una de lustrina963. A finales de
siglo las sayas se adornan con flecos y volantes. El movimiento de los flechos al caminar
causaron más de un escándalo por considerarlo inmoral.
La basquiña era un falda larga que acompañaba a la casaca, esta prenda es una
constante en el guardarropa de la mujer española. Según el Diccionario de Autoridades era
una falda larga muy fruncida en la cintura y que podía llevar cola, y se usaba sobre el
guardapiés. El Diccionario de 1791 añade: “Pónese encima de toda la demás ropa y sirve
comúnmente para salir a la calle.” La basquiña puede aparecer formando conjunto: “Ytt una
basquiña negra de guardilla con casaca ygual”964, “Ytt una basquiña casaca y manguitos y
peto de terciopelo negro”965, o como piezas sueltas según se muestra en la carta de dote a
favor de Mariano Peña, “fabricante de sedas natural de la ciudad de Zaragoza” datado en 1772:
“tres basquiñas de seda negra, una de los mismo color de café”966.
La basquiña negra es una constante en todo el siglo, ya sea de materiales ricos o
sencillos prácticamente todas las mujeres tienen. Aparecen confeccionadas en todo tipo de
tejidos como: tercianela, terciopelo, tafetán, y adornos como el terciopelo, los encajes, las
blondas y las puntas967. Para su confección se utilizaban entre ocho y diez paños de tela. La
basquiña en Sevilla aparece frecuentemente confeccionada en tafetán doble negro, raso negro
o en camellón. Una basquiña nueva de tafetán doble nueva costaba entre ciento y pico y
doscientos reales.
961
AHPSE: P- 12134, 617 r. Apéndice documental, documento 63.
AHPSE: P- 12137, 3 r. Apéndice documental, documento 65.
963
AHPSE: P- 729, 564 r. Apéndice documental, documento 62.
964
AHPSE: P- 9568, 669 r. Apéndice documental, documento 48.
965
AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48.
965
Cuando eran anchos se denominaban rapacejos. PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en
España. El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009, p. 84.
962
966
AHPSE: P- 9568, 184 r.
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 111.
967
288
Junto al vestido “a la francesa”, y al de tipo popular, hubo en España durante los
últimos treinta años del siglo XVIII y los primeros veinte del siglo XIX, un traje característico
que llamó la atención a más de un extranjero en esta época. Este atuendo, que solamente se
utilizaba para salir a la calle, fue denominado traje nacional español. Las mujeres de las
ciudades, independientemente de su clase social, se ponían una basquiña negra ya vestidas y
se cubrían la cabeza y los hombros con una mantilla, negra o blanca968:
“La mayoría de las mujeres de las clases altas han adoptado los trajes franceses, que son los
que llevan en sus casas y sus carruajes para ir a visitas, bailes y espectáculos públicos. Únicamente se
ponen el traje español cuando van por la calle o a la iglesia; este traje hoy en día consiste en una
especie de cuerpo o corsé, una falda corta que apenas tapa el empeine, una mantilla en la cabeza que
ha sustituido al antiguo manto y oculta o descubre el rostro a voluntad, un rosario en una mano y un
abanico en la otra. Las mujeres españolas no llevan nunca la basquiña dentro de casa, se la quitan tan
pronto entran en ella y aún cuando llegan a alguna casa en la que van a estar varias horas; llevan otra
falda debajo, más corta y adornada de diferentes formas. Algunas veces van vestidas totalmente a la
francesa, así que no tienen más que quitársela para aparecer completamente vestidas.”969
Este tipo de basquiña negra podía llevar forro de otro color. Al estar su uso destinado
al paseo, la señora se la retiraba al volver a casa llevando el guardapiés debajo. Las damas
pudientes salían en coche, por lo que las usaban en contadas ocasiones.
Este tipo de
indumentaria se puede observar en El paseo de las Delicias de Francisco Bayeu en la cual
aparecen varias mujeres en animada consersación con basquiña negra y mantilla blanca. El
francés Bourgoing se hizo eco de esta costumbre970 tan castiza:
968
LEIRA, A.: El traje nacional. Madrid, 2004, p. 7.
Laborde, A.: A View of Spain, comprising a descriptive itinerary of each province. Londres, 1809.
970
Jean-François Bourgoing (1748-1811) fue diplomático, primer secretario de la Embajada francesa en Madrid
desde 1777 y luego embajador de la Francia revolucionaria entre 1791 y 1793. Intervieno como negociador en
la Paz de Basilea que puso fin en 1795 a la guerra de la Convención hispano-francesa. El barón de Bourgoing
viajó por toda España a finales del siglo XVIII y la diseccionó en su libro de viajes, Nouveau Voyage per
l'Espagne (1789), que fue ampliando en posteriores ediciones hasta la definitiva, Tableau de l'Espagne Moderne,
en 1807. La edición del libro fue un éxito en la época y se tradujo a la mayoría de idiomas europeos. En España
fue prohibido por la Inquisición, incluso para quienes tenían autorización para leer los ejemplares proscritos.
Véase SOLER PASCUAL, E.: Imagen de la España moderna. Jean-François Bourgoing. Alicante, 2012.
969
289
“ no se ven en el Prado mas que mujeres uniformemente vestidas, cubiertas de grandes
mantillas negras o blancas, que privan de una parte de sus rasgos, y hombres envueltos en sus
vastas capasa de color oscuro en su mayoría, de suerte que este Prado, con todo lo hermoso
que es, parece por excelencia el teatro de la gravedad castellana”971.
Las basquiñas y sayas de tafetán negro son una pieza muy común, la hija de Domingo
Martínez (1748) llevaba dos, una nueva en 149 reales y otra “mediada” en 90972. Aunque nos
encontramos en pleno siglo XVIII y es el momento de los colores pastel, el negro no deja de
estar presente en los ajuares femeninos. Sobre todo en faldas y casacas. A veces las faldas
llevaban el ruedo de otro tejido como muestra la dote recibida por Mariano Peña en 1772:
“Una saya de tafetán doble negro con su ruedo de lo mismo de tafetán sencillo blanco”973. Las
faldas para montar a caballo
se denominaban sayas de
jinete974.
En algunas cartas de
dote se consigna interesante
información sobre las piezas
de tal manera que nos es de
gran
ayuda
para
conocer
determinados datos sobre el
Francisco Bayeu. El paseo de las Delicias. 1784-1785. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
color, el tejido y su cantidad
además del precio. En el
entrego y recibo de dote de don Pedro de Bustanobí fechado en 1740, encontramos una
interesante partida de “Ropa de bestir” con tres conjuntos valorados en más de 1.000 reales
cada uno además de otros tres cercanos a esa cifra. El montante aproximado que llevaba esta
novia en vestidos sobrepasa los 10.000 reales. El conjunto más costoso estaba confeccionado
con catorce varas y media de tafetán de Francia, forrado también en tafetán y con delantal
guarnecido con punta de plata a juego975. El delantal cuyo uso ha quedado circunscrito al
trabajo de cocina, era una pieza que usaban las mujeres trabajadoras pero también las damas
971
Véase, BOURGOING, J. F.: Nouveau voyage en Espagne ou Tableau a l´etat actuel de cette monarchie.
Paris, 1788.
972
AHPSE: P-18020, 249 v. Apéndice documental, documento 41.
973
AHPSE: P- 9568, 104 r.
974
AHPSE: P- 14692, 131 r.
975
AHPSE: P- 3783, 282 r. Apéndice documental, documento 37.
290
elegantes como un complemento más de su atuendo.
La casaca y el guardapiés podían ir a juego con el
delantal,
en
el
documento
mencionado
anteriormente figura un vestido elaborado y forrado
con tafetán francés para el que han hecho falta
catorce varas y media, estando el delantal bordado
con puntilla de plata valorado en 1.760 reales. En
esta carta de dote tenemos varios conjuntos que
incluyen el delantal.
Anónimo. Retrato de dama. Principios
siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.
VI.3. Vestidos
enteros
El vestido entero fue el más utilizado por las
mujeres francesas aunque en España fue más habitual, tal
y como hemos analizado, el compuesto por varias prendas.
A finales del siglo XVII los hombros femeninos
comenzaron a emerger aunque el busto seguía siendo
plano. Ya a principios del siglo XVIII el escote se hace
cuadrado y va cobrando un mayor protagonismo. Las
referencias que se hallan en los protocolos sobre los
vestidos en muchos casos no son muy elocuentes a no ser
Anónimo. Retrato de dama. Hacia
1750. Colección particular. Sevilla
que nos informen que se trate de uno con denominación propia como polonesa, vaquero o
desabillé. En algunos casos no hay referencia expresa al tipo sino que simplemente se habla
de vestido entero: “vestido entero de media persiana forrado en encarnado valorado en 554
reales”976.
El retrato de dama, que se encuentra en el comedor del palacio de Lebrija, nos muestra
un elegante vestido entero color negro y adornado con galones en mangas y delantera. Es
difícil precisar el material del vestido pero sí vemos como del escote (no muy pronunciado)
emergen los delicados encajes de la camisa al igual que ocurre en los extremos de las mangas.
976
AHPSE: P- 702, 183 r.
291
En su centro se dispone un gran lazo del que pende un joyel con perlas que recuerda a los
modelos del siglo XVII. En las muñecas luce unas pulseras de perlas de rostrillo977 y en el
cuello un collar de perlas de una vuelta. El peinado consiste en un sencillo moño con el
cabello de color natural y unos adornos de gasas.
La escritura de entrego de dote de María Pascuala Barradas fechada en 1772, cuenta
con un vestido confeccionado con medio tisú de plata y guarnecido con puntas de oro y flores
de seda valorado en 1.525 978 . La decoración con motivos florales, ya sean estampados o
bordados, es una característica de la moda rococó. Las artesanías sederas se inspiraron en
elementos de la naturaleza, a mediados del siglo las flores grandes se sustituyeron por
pequeñas. Los colores guarnecidos con hilo de plata y oro creaban sombras y luces como si de
recursos pictóricos se tratara979.
Rosalía Martínez (1748) llevaba en su dote tres vestidos, uno de imperiosa color “ala
de cuervo” en 495 reales, otro de tafetán encarnado usado en 240 y por último uno de
damasco negro en 312 980 . A finales de siglo se impone la moda del vestido camisa que
desemboca en los sencillos vestidos claros con el talle bajo el pecho. La dote de María
Manuela Cascallana (1791) tenía varios vestidos enteros, de seda tornasolado, blanco de seda
bordado en plata, dos de raso uno rojo y el otro celeste, y dos de simple lienzo blanco en 150
reales más uno de bayeta color flor de romero981.
La muselina se convierte en el tejido por excelencia ya sea en los vestidos como en su
adorno: “Ytt. Un bestido enttero de Sarasa con faralaes de Murcelina en trescientos y settenta
reales”982. En el recibo de dote de Juan José de Lesaca, oficial de la Contaduría Principal del
Ejército, fechado en 1781, figura un vestido de color lirio “completo con su guarnición y
hechura” valorado en 724 reales y tres de verano “sueltos” en 485 reales 983 . Uno de los
ejemplos más lujosos que hemos hallado se encuentra en las capitulaciones matrimoniales de
Ana María Maestre (1791), concretamente en la partida “Dádivas de parientes de su familia
977
“Aljófar de seiscientas perlas en onza”. VARGAS LUGO, E.: Ob. cit., p. 298.
Archivo Marqués de Peñaflor, Leg, 9, doc. 10.
979
LLORENTE, L.: Tejido de estilo rococó. 1740-1760. Madrid, 2015, p. 10.
978
980
AHPSE: P-18020, 250 v. Apéndice documental, documento 41.
AHPSE: P- 12128, 493 r y ss. Apéndice documental, documento 57.
982
AHPSE: P- 12134, 615 r. Apéndice documental, documento 63.
983
AHPSE: P-10363, 27 r. En este documento los aprecios del ajuar están realizados por personas “inteligentes”
designadas por ambas partes.
981
292
regaladas a nuestra hija por causa de su matrimonio”. A juzgar por la descripción, el vestido
principal debía ser fastuoso:
“Un traxe largo todo de raso liso: la parte de el asta el talle listado de dístintos colores el de la
falda blanco, y listas labradas en el mismo color guarnecído de crespon blanco blondas de francia, y
raso liso blanco y seleste con sobrepuestos de esmaltes de colores, y lantejuelas forrado todo en tafetan
entredoble, sagalexo de crespon blanco con iguales guarniciones que el traxe, y cubierto de esmaltes
de colores, y lantejuelas, y todo el forrado en tafetan doble en tres mil quinientos r”.
Los cuatro siguientes vestidos, cuya valoración supera los 1.000 reales cada uno,
también se acompañan de zagalejo, confeccionado con crespón blanco bordado con
lentejuelas de plata, gasa inglesa bordado de seda, o sarga inglesa con flecos y bordados con
lentejuelas984.Los flecos son una guarnición de moda en este momento.
El traje entero más característico de este momento es el llamado vestido “a la francesa”
que en España se denominó bata. Su origen radicaba en el “robe volante” de finales del siglo
XVII. Estaba confeccionado en una sola pieza y su particularidad radicaba en los pliegues
que salían de la espalda llegando al suelo y desembocando en una pequeña cola. Hacia 1730
los pliegues eran muy anchos con el tiempo fueron estrechándose y perdiendo su volumen. El
vestido “a la francesa” era un derivado de un tipo de negligee suelto en forma de saco y
también se denominó “adriana” por la comedia Andrienne que se represento en 1703 985.
A pesar de parecer un modelo más cómodo llevaba igualmente corsé como los vestidos
de gala. Las faldas se mostraban a menudo abiertas para dejar a la vista la pieza falda
interior El volumen se conseguía a través del tontillo llamado panier en Francia. Este
término significa “cesta”, en referencia a la forma de cesta invertida que tomaba la falda.
984
AHPSE: P- 12128, 362 r y ss. Apéndice documental, documento 56.
La señora Dancourt representaba el papel de Glyceria, una dama embarazada, en la obra Andrienne de Michel
Boyron, llamado Barón (1653-1729). El escritor y actor fue alumno de Molière.
985
293
Los trajes “a la francesa” alcanzaron una gran belleza, su silueta es la que mas se
asocia al estilo rococó. Este vestido estuvo vigente entre 1715 y 1775 y fue usado por las
mujeres más pudientes de clase alta de toda Europa reflejando el gusto por costosas sedas,
brocados y estampados florales. Muchos de los tejidos utilizados también mostraban la
predilección por los motivos de inspiración china y árabe. A partir de la década de 1760 el
aumento de la popularidad del algodón posibilitó que los vestidos femeninos se
confeccionaran con esta fibra. En la corte, los atuendos eran siempre más complejos en cuanto
a construcción, utilizando tejidos nobles como el brocado; pero el algodón ofrecía un precio
más económico, por lo que este tipo de vestido llegó a un mayor número de mujeres. Muchas
de las nuevas telas de algodón utilizadas en este momento fueron impresas lo que simplificó
enormemente su producción.
Madame de Pompadour también puso de moda
el uso de volantes y lazos en disminución desde el
escote a la cintura. La favorita gustaba de realzar su
cuello con un lazo de terciopelo con una flor, una joya, o
con una cinta de encajes, adornos muy de moda a
mediados del siglo XVIII. Las mangas “de pagoda”
llegaban hasta los codos y se adornaban con varias filas
de encajes.
Los vestidos de corte cuyo tamaño era
extremadamente ancho, se lucían únicamente en
ocasiones formales. La cintura totalmente constreñida
por el corpiño contrastaba con las amplias faldas.
Tanto los vestidos de corte como los llamados “a la
Anónimo. Retrato de dama. Mediados
siglo XVIII. Palacio de Lebrija.
Sevilla.
francesa” precisaban de un tontillo, no hemos hallado
prácticamente referencias a estas estructuras, salvo en
la dote de doña Inés María de Barradas (1768) en la
que figura: “un tontillo y ahuecador de tafetan doble
color de rosa con farala en seiscientos rr” 986 . Doña
Inés, hija de los marqueses de Peñaflor, aportaba a
juzgar por la descripción y el precio, tres importantes
vestidos
986
de
corte.
El
primero,
que
estaba
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg.9, doc. 4.
Anónimo. Retrato de dama. Mediados
294
siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.
confeccionado en tisú de oro y guarnecido con encajes de oro y flores sobrepuestas, estaba
compuesto por jabón, casaca, falda y guardapiés; el vestido valorado en 15.000 reales había
sido realizado en Madrid. El segundo contaba con las mismas piezas pero estaba
confeccionado con tisú de plata y oro con las mismas decoraciones e idéntico precio; mientras
que el tercero era de moaré negro con las mismas piezas y blondas del mismo color en 1.820
reales. La constatación de estos atuendos implica que los marqueses de Peñaflor seguían la
última moda de Madrid, imbuida del estilo rococó, a través de una constante correspondencia
con competentes informadores987.
En el inventario de la marquesa de la Candía (1772) figuran: “dos guardainfantes y el
arco del otro” 988 , es decir, que la voz guardainfante pervivía un siglo después. En 1753
aparece una bata confeccionada con damasco celeste guarnecida con galón de plata y valorada
en 560 reales.989 El vocablo bata para referirse al vestido a la francesa debía estar extendido
ya que en un inventario de 1765 se especifica que hay dos batas “de cama”990. Este vestido
requería mucha tela y su confección era laboriosa, sus patrones aparecen en la misma
Enciclopedia Francesa.
En la partida de bienes regalados en la dote de Catalina Pérez Vejarano figura una bata
bordada valorada en 4.308 reales991 mientras que la condesa de las Atalayas obsequió a la
marquesa de Arco Hermoso por su boda en 1795 con una bata valorada en 600 reales 992.
Aparte la marquesa llevaba “una bata de tela completa” en 3.703 reales y una segunda
valorada en 1.180.
Doña Inés María de Barradas (1768) aportaba cuatro batas valoradas en 15.200 reales
siendo la más costosa “de tela guarnecida con puntas de plata y flores sobrepuestas en cinco
987
Inés María Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa contrajo matrimonio en primeras nupcias con
Antonio Lope Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa, V marqués de Cortes de Graena (creado por Carlos
II en 1683 a favor de Antonio Pérez de Barradas y Aguayo), fallecido en 1784. Inés María Pérez de Barradas fue
la VII marquesa de Peñaflor (título creado por Felipe IV en 1664 a favor de Juan Tomas Fernández de
Henestrosa y Aguilar-Ponce). El matrimonio de ambos consiguió unir los dos marquesados: “Durante sus años
de vida en común estos personajes se afanaron en mostrar un nivel de vida verdaderamente envidiable y destacar
como los miembros más selectos y escogidos de la poderosa élite que detentaba el poder local. (…) Entre 1750
y 1770 el marquesado de Peñaflor costeó importantes obras de ampliación y enriquecimiento del palacio familiar,
llegando a transformarlo en la sede de una auténtica corte provinciana”. GARCÍA LEÓN, G.: “En torno a la
producción de Damián de Castro en Écija (Sevilla)” en RIVAS CARMONA, J. (Coord): Estudios de platería.
San Eloy 2006. Universidad de Murcia, 2006, pp. 222 y 223.
988
AHPSE: P-9568, 674 v.
989
AHPSE: P-1205, 971 r.
990
AHPSE: P-14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45.
991
AHPSE: P- 9583, 189 v.
992
AHPSE: P-10367, 604 r.
295
mil rr”993; mientras que en la dote de María Pascuala de Barradas (1772) aparecen dos, la
primera de seda verde guarnecida con blondas y tasada en 1.490 reales, y la segunda de satén
de seda blanco con idéntica guarnición en 1.370; dichas batas iban acompañadas de su
correspondiente tontillo valorado en 120 reales994.
Rose Bertin creó el vestido a la polonesa, formado por un corpiño que realzaba el
pecho y ondulantes faldas que descubrían los tobillos. El peinado destinado a este atuendo se
denominó "pouf". En 1770 cuando María Antonieta llegó a Francia para desposarse con el
Delfín, los moños femeninos ya habían empezado a tender a la verticalidad y a complicarse
introduciendo adornos como flores, cintas y plumas. El
término polonesa derivaba del uso de estilos procedentes de
Polonia. Es posible que inicialmente aludiera a decoraciones
sobre piel o a la costumbre de llevar subido un lado de la
falda, una moda polaca que provenía de Turquía. Conocidos
con diferentes nombres “a la polonesa”, “a la circasiana” o “a
la turca” según los escasas variaciones en su diseño, se trataba
de vestidos cuyas características comunes eran: cuerpo
ajustado, con escote redondeado, falda con sobrefalda sobre
un miriñaque en forma de tonel; todo ello con gran cantidad
de adornos en los extremos de mangas, cuerpo, falda y
sobrefalda, las cuales dejaban a la vista los pies.
A principios de la década de los setenta, la polonesa
fue un vestido cortado en cuatro partes, dos en el delantero y
Vestido a la polonesa. 17751785. Museo del Traje. Madrid.
dos en la espalda, en el que la sobrefalda se recogía por medio
de “alzafaldas”995 en la parte posterior formando tres paneles drapeados de diferentes larguras.
Algunos historiadores aluden a la teoría sobre que estos tres pliegues pudieran simbolizar la
partición de Polonia en 1772 en tres partes: Austria, Prusia y Rusia 996 . La particularidad
estribaba en que la sobrefalda era recogida en dos o más partes de tela drapeada, con forma de
conchas. Poseía además, un mecanismo a base de cordones insertados en las costuras del
cuerpo que ofrecía la posibilidad de alzar o dejar caer la sobrefalda. El volumen, por tanto, se
993
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc. 4.
Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc. 10.
995
SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 179.
996
REDONDO, M.: Polonesa del siglo XVIII. Madrid, 2007 p. 3 y ss.
994
296
centraba en la parte posterior de las faldas por lo que este modelo de vestido se considera el
antecedente de los polisones del siglo XIX. Si a todo lo anterior añadimos la moda de los
altos peinados, no queda duda de que la indumentaria femenina entre 1775 y 1789 llegó a una
gran complicación.
En las cartas de dote de este periodo contamos con polonesas confeccionadas con todo
tipo de materiales desde lienzos a sedas:“una polonesa de hilo y seda con guarniciones de
gasa y blondas a estrenar en cuatrocientos sesenta”997; “una polonesa de bretaña con cinco
varas de bretaña con encajes en ciento once”998; “Una polonesa de mue encarnadina con su
guardapies de los mismo en trescientos (…) Otra polonesa de sarasa con sus enaguas de
algodón color carmín nueva en doscientos cuarenta” 999. En 1788 una novia llevaba un juego
de borlas lazo de pecho de Francia a juego con su
polonesa de raso a rayas color “encarnadino” bordado
de gasa de plata y blondas valorada en 600 reales1000.
Las llamadas joyas “de Francia” eran bisutería y
aparecen con mucha frecuencia en los documentos.
El vaquero era un vestido entero con amplio
escote redondo a diferencia de la bata cuyo escote era
cuadrangular, las mangas ajustadas normalmente
largas y cerrado por delante lo que permitía que la
señora se vistiera sola. La innovación residía en que
incorporaba las ballenas al cuerpo del vestido. El
vaquero1001 se usó durante unos quince años; a finales
Vestidos a la polonesa. 1780-1785.
Metropolitan Museum of Art. New
York.
de la década de los 80 era un atuendo normal entre las mujeres pudientes que vestían a la
útima moda. El escote se cubría con un pañuelo que se colocaba abultado. La falda era abierta
por delante dejando asomar la falda interior que podía ser a juego o diferente. Los pliegues se
concentraban en la parte posterior de la cintura y el tontillo se suprimió. Los volúmenes se
hacían más prominentes en el busto y en la parte trasera de la falda. El vaquero se
998
AHPSE: P- 9565 Folio 147 v.
AHPSE: P- 9576 Folio 117 r.
1000
AHPSE: P- 11246, 498 r. Apéndice documental, documento 52.
1001
“Ya se observa de un tiempo á esta parte que las principales damas de Madrid llevan batas y baqueros de
muselina en las concurrencias mas distinguidas”. JOVELLANOS, G. M.: Sobre la introducción de muselinas.
Madrid, 1849, p 49.
999
297
acompañaba de zapatos cerrados con tacón de carrete con
hebilla o adorno a un lado. Seguía el patrón de los vestidos
“a la inglesa” y en diez años ya había pasado de moda1002.
Ana María Maestre (1791) llevaba uno de sarasa con
volantes de muselina1003. Sobre el vaquero, también llamado
“vaquero a la inglesa”, Jovellanos
habla en Sobre la
introducción de muselinas:
“(…) las principales damas de Madrid llevan batas y
baqueros de muselina en las concurrencias mas distinguidas, lo
que prueba que ya la moda hace contar este género entre los
preciosos y exquisitos.”1004
Francisco de Goya. La marquesa
de Pontejos. Hacia 1786,
National Gallery. Washington.
1005
.
Uno de los más elegantes ejemplos de este atuendo lo
lleva la marquesa de Pontejos1006 en el retrato que le realizó
Goya probablemente por motivo de su compromiso
matrimonial. Su vaquero es de gasa de color gris pálido, muy
en la estética rococó. Consta de un cuerpo ceñido rematado y
pico, mangas largas y estrechas, la sobrefalda adornada de
delicadas flores y cintas se abullona dejando a la vista la falda
inferior con pliegues. El peinado es abultado, con rizos que
caen a los lados sobre que se asienta un sombrero de paja con
lazos y gasas1007. La pintura tiene una clara influencia inglesa,
no sólo en cuanto al atuendo sino también por la figura inserta
en un paisaje que recuerda a Gainsborough y Reynolds1008.
Anónimo. Retrato de dama.
Hacia 1790. Palacio de Lebrija.
Sevilla
1002
LEIRA, A.: Vestido hecho a la inglesa. Madrid, p. 7.
AHPSE: P- 12128, 359 r. Apéndice documental , documento 56.
1004
JOVELLANOS, G. M.: Sobre la introducción de las muselinas. p. 49.
1003
1006
Mariana de Pontejos y Sandoval contrajo matrimonio en 1786 con Francisco Moñino de Redondo, hermano
del I conde de Floridablanca.
1007
SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 177.
1008
“Cuyos retratos disfrutaron de una gran difusión gracias a las tallas dulces y los aguafuertes”. Véase: Goya,
la imagen de la mujer. Madrid, 2002, p. 242.
298
El atuendo de la marquesa se encuentra en clara conexión con el retrato de dama del
palacio de Lebrija aunque en éste último sólo aparece el torso pero el tipo de peinado, el
cuerpo, pañuelo y la forma del escote apuntan que se trata de un vaquero “a la inglesa”.
En el inventario post-mortem de don Rodrigo Márquez de la Plata (1788), aparecen en
la partida “Ropa de color y blanca de las señoras”, tres vestidos a los que llaman “ingleses”,
uno con guarniciones de gasa y flores y otros dos confeccionados con tafetán de Francia en
color avellana y lodo respectivamente1009. Probablemente esta denominación se refiere a este
tipo de atuendo.
El llamado “vestido camisa”, que en España normalmente se denominó simplemente
camisa, fue creado por Rose Bertin para María Antonieta. La reina, que lucía los atuendos
más fastuosos en la corte, se decantaba por la simplicidad para la vida privada. Este primer
vestido se inspiró en el que llevaban las mujeres de las Antillas francesas, era entero y cerrado,
se introducía por la cabeza y en la cintura se disponía una faja de distinto color. El modelo al
principio causó rechazo pero pronto fue aceptado. María Antonieta fue una de las primeras en
adoptar este sencillo atuendo procedente de Inglaterra y que ha sido interpretado como un
claro signo del origen de la moda neoclásica que estalló tras la Revolución1010. Las ideas de
filósofos como Voltaire y Rousseau causaron un gran impacto. La propia reina jugaba a ser
una pastora en la Aldea1011 , que se hizo construir en el entorno de Versalles y evocaba el
paisajismo inglés. La alta sociedad se hizo eco de las ideas de Rousseau sobre el regreso a la
simplicidad y a la naturalidad, las damas comenzaron a usar sencillos vestidos y gorros
inspirados en el atuendo de las pastoras.
Los descubrimientos de Herculano (1738) y Pompeya (1748) dieron paso a un mejor
conocimiento de la antigüedad clásica, lo que afectó a todas las artes y consecuentemente a la
1009
AHPSE: P- 11246, 555r. Apéndice documental, documento 53.
VV.AA.: The Age of Napoleon: Costume from Revolution to Empire, 1789-1815. Nueva York, 1989, p. 10.
1011
La reina encargó en 1783 una aldea propia, siendo Richard Mique el responsable del proyecto. Fue no sólo
un lugar de esparcimiento para disfrutar de los encantos de la vida del campestre rodeada de sus damas, sino que
se convirtió en una explotación agrícola dirigida por un granjero, cuyos productos abastecían a las cocinas de
Palacio. María Antonieta desarrolló un aspecto que Luis XV ya había esbozado en el zoológico de Trianón: el
gusto por lo rústico. Entre 1783 y 1787, se construyeron diversos edificios al estilo de un pueblo normando. Se
trata de un conjunto de once casas distribuidas en torno al Gran Lago. Cinco estaban reservadas para uso de la
Reina y de sus invitados. Las damas de compañía de la reina no acudían con sus vestidos a la moda cortesana
sino con atuendos adecuados para la vida campestre. Tras sufrir el paso de la Revolución, el informe de Trepsat
aconsejó Napoleón que destruyese la Aldea, dado el estado ruinoso en que se encontraba. Por suerte, se
restauraron algunos de las edificaciones cuyo conjunto fue redecorado y reamueblado por Jacob-Desmalter en
1810 para el uso de la Emperatriz María Luisa. MINGUEZ, V., RODRÍGUEZ, I.: Las ciudades del absolutismo:
arte, urbanismo y magnificencia en Europa y América durante los siglos XV-XVIII. Castellón de la Plana, 2006,
p. 195.
1010
299
manera de vestir. Se quiso emular a la estatuaria griega y romana por lo que la indumentaria
recreó este concepto estético abandonando la artificiosidad y apostando por siluetas limpias.
La silueta cilíndrica parecía imitar a las famosas cariátides del Erecteion. Los vestidos de las
citadas esculturas griegas dejan apreciar claramente las formas femeninas.
Este cambio radical en el atavío femenino se encuentra en estrecha conexión con los
cambios políticos y su consecuente rechazo a los excesos de la realeza y aristocracia francesas,
y con la llamada anglomanía. La nueva moda abarca unos quince años, desde 1790 a 1805 y
tiene su origen en Francia e Inglaterra.
El perfil de la alta sociedad inglesa difería de la
francesa ya que basaban el concepto de elegancia en un sentido más práctico y saludable. Su
moda se hizo eco de los alegatos médicos en contra de las ropas tan ceñidas y los tacones
altos1012. En un principio este sencillo vestido convivió con
los
recargados
atuendos
rematados
por
peinados
empolvados y adornados con plumas, lazos, cintas, joyas y
encajes.
El Reino Unido se convirtió en un gran emporio
comercial.
La mentalidad británica era más práctica y
emprendedora con una burguesía activa y dispuesta a
invertir. El país poseía de una red comercial internacional
que le proveía de materias primas y le proporcionaba
mercados
1013
. Los profundos avances en el campo
tecnológico vinieron acompañados de un cambio de
mentalidad que tuvo uno de sus ejes fundamentales en el
Anónimo. Retrato
de dama. Hacia
pensamiento
de Rousseau:
1790. Palacio de Lebrija.
“El llamamiento de Rousseau para que el Estado y la sociedad volviesen al estado natural
significaba, en cuanto la traje, el triunfo de lo sano, lo razonable y lo apropiado sobre lo violento y lo
afectado (…). De aquí que las nuevas ideas de la naturaleza y libertad se manifestasen lógicamente, en
primer término, por la oposición al traje de corte imperante.”1014
1012
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 109.
“En los sectores mas dinámicos de la industria británica, la fuerza motriz de la expansión fueron las
exportaciones, y especialmente las extraeuropeas. La capacidad del algodón británico para monopolizar una
parte considerable del mercado mundial, les abrió el camino del éxito.” HOBSBAWN, E.: Orígenes de la
Revolución Industrial. Buenos Aires, 2004, p. 109-110.
1014
VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 106.
1013
300
Para
vestidos
el
día
tenían
los
mangas
largas y el escote se cubría
con un pañuelo; para la
noche el amplio escote se
mostraba
y
el
vestido
terminaba en cola. Los
zapatos no llevaban tacón y
el peinado se trabajaba en
un moño alto con rizos
cayendo sobre la frente.
Francisco de Goya. Do a aría del Uno de
ilar eresa
ayetana de Silva
vestidos
lvare de oledo y Silva, Duquesa
de Alba. 1795. Colección Casa de aparecen
Alba. Palacio de Liria. Madrid
los
primeros
camisa
en
la
que
pintura
española es el retrato de doña Tadea Arias de Enríquez. La
Francisco de Goya. Tadea Arias
de Enríquez. Hacia 1789. Museo
Nacional del Prado. Madrid.
joven, que se está colocando el guante, luce un delicado traje de muselina con amplia faja
negra al talle rematada por detrás en un gran lazo.
Tal vez el más famoso retrato con el citado atuendo sea el retrato que realizó Goya a la
duquesa de Alba en 1795. La dama luce un vestido camisa con lunares color blanco de
muselina o gasa con mangas largas y estrechas sobre un vestido interior de seda dorada, en la
cintura una vistosa faja roja a juego con la cinta que luce en la cabeza, aunque comprobamos
que el talle ha comenzado a subir. El color rojo alude a la moda de las parisinas en el invierno
de 1794, vestidos blancos con lazos de este color que reflejaban el terror de la guillotina1015.
La muselina al ser transparente precisaba de una prenda interior a modo de falda que
se colocaba bajo las enaguas llamada zagalefo1016, para Terreros es lo mismo que faldellín.
Aparece normalmente en los documentos bajo la denominación “sagalefo”. Esta pieza se
confeccionaba con todo tipo de tejidos como tafetán, franela, lienzo, lana, indiana o seda.
Cuando aparecen nombrados aisladamente, su precio no era elevado, los ejemplos que hemos
hallado oscilan entre los 20 y los 60 reales. Esta zagalefo se llevaba bajo el vestido tal y como
queda consignado en algunos ejemplos.
1015
1016
MOLINA, A.: Ob. cit., p. 109.
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 251.
301
El vestido camisa resultó, en algunos casos,
bastante escandaloso ya que dejaba poco a la
imaginación. Tras haber finalizado el cruento periodo
del Terror en 1795, las damas de París se decantaron
por el vestido camisa en ocasiones sin forro alguno
debajo. Todo el atuendo que llevara una dama a la
última moda no podía sobrepasar las ocho onzas de
peso. El modelo inglés fue reconvertido en Francia en
un vestido de manga corta y excesivo escote1017. En un
recibo de dote de 1799 aparece un vestido largo
bordado de lino blanco apreciado en 500 reales junto a
dos vestidos de manga corta1018. La moda femenina de
los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX
mostraba prácticamente la totalidad de los brazos. La
muselina podía aparecer lisa, bordada, listada (a rayas),
Agustín Esteve. La Duquesa de Osuna y
una joven, como Damas de la Orden de
Damas Nobles de la Reina María Luisa,
acompañadas de una niña. Hacia 17961797. Museo Nacional del Prado.
Madrid.
y su uso no era exclusivo para prendas de vestir sino
que también aparece en la ropa de casa tal y como podemos apreciar en la carta de dote de
Ramona García donde aparecen piezas del ajuar doméstico como fundas de almohadas o
cortinas confeccionadas con muselina1019.. En los últimos años de siglo el modelo permanece
pero sube el talle que se coloca bajo el pecho. Los retratos de la duquesa de Osuna y de su
hija Joaquina Téllez- Girón fechados en 1797, ambos de Agustín Esteve, nos muestran este
sencillo atuendo que consta de un vestido blanco con talle bajo el pecho y manga corta, lo
cual nos indica que la alta sociedad española ya se ha decantado por la nueva estética.
VII.5. Vestido de novia
Una de las incógnitas difíciles de desvelar en el presente estudio reside en el tipo de
atuendo que llevaban las mujeres para contraer matrimonio. Evidentemente el vestido seguía
los usos del momento histórico, pero en principio no hemos hallado ningún documento que
haga mención a un traje lucido para el citado acontecimiento. Nos inclinamos a pensar que
1017
BOEHN, M: Ob. cit., p. 128.
AHPSE: P- 10371, 402 v, 403 r.
1019
AHPSE: P- 12134, 613 r y ss. Apéndice documental, documento 63.
1018
302
cada mujer usaría el mejor del que pudiera disponer. El concepto de vestido de novia que ha
llegado a la actualidad comenzó a finales del siglo XVIII. Las novias durante el neoclasicismo
adornaban su cabeza con una guirnalda de flores y con un velo de tul o gasa. La sencillez del
vestido dio lugar a colas largas en actos muy señalados, el máximo apogeo se produjo hacia
1804 coincidiendo con la coronación de Napoleón.
Se conocen algunos ejemplos de novias que han usado el blanco para su vestido de
novia pero fue Victoria de Inglaterra quien inició esta moda en su boda en 18401020. El primer
ejemplo documentado de una novia de la realeza vestida de blanco se remonta a 1406. En la
citada fecha, Phillipa de Lancaster, hija de Enrique IV de Inglaterra, contrajo matrimonio con
Eric de Pomerania, a la sazón rey de Dinamarca. La princesa llevó un atuendo formado por
una túnica y un manto de seda bordado con piel de ardilla y armiño. Ana de Bretaña también
se decantó por el mismo color en su boda con Luis XII de Francia en 1499, mientras que ya
en siglo XVI tenemos algunos ejemplos más. Se trata de las princesas Margarita de Valois
(hija de Enrique II de Francia) en su boda con Enrique de Navarra y la reina María Estuardo
en su boda con el Delfín Francisco en
1558. En España, la infanta Catalina
Micaela se casó vestida de blanco1021
con el duque de Saboya en 1585. Ya
en el siglo XVII sabemos que la
infanta Ana de Austria contrajo
matrimonio con Luis XIII con un
espléndido vestido morado 1022 . En
1660, María Teresa su sobrina carnal
y futura nuera se presentó vestida de
blanco en su ceremonia de entrega en
Francisco de Goya. El quitasol. 1777. Museo Nacional del
Prado. Madrid.
1020
Para su atuendo nupcial, la reina Victoria se decantó por el blanco, una decisión original para ese momento
histórico. El vestido seguía la moda, amplio escote, cintura de avispa y voluminosa falda, y no era
excesivamente lujoso por decisión propia. El diseño guardaba connotaciones políticas ya que estaba
confeccionado únicamente con materiales procedentes del Reino Unido: satén blanco y encaje de Honiton. La
joven reina contrajo matrimonio con su primo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, en la Capilla Real del palacio
de Saint James. Fue una boda por amor que tuvo un enorme eco en la prensa y la fotografía de la flamante novia
fue ampliamente difundida por todo el mundo. La realeza y la nobleza son el espejo donde siempre se ha mirado
el resto de la sociedad, fenómeno al que han contribuido decisivamente los medios de comunicación en la Edad
Contemporánea. El reinado de Victoria I, el mas largo de la historia del Reino Unido, marcó toda una época y
vino aparejado con un claro puritanismo siendo el color blanco considerado símbolo de virginidad e inocencia.
1021
SOLANS SOTERAS, Mª C.: Ob. cit., p. 257.
1022
VÁLGOMA Y DÍAZ-VARELA, D.: El ajuar de Ana de Austria. Infanta de España, reina de Francia.
Madrid, 1949, p.16.
303
la isla de los Faisanes1023. María Leszczynska
contrajo matrimonio con Luis XV en 1725
vestida con un traje de corte de color azul
mientras que María Antonieta lo hizo vestida
de blanco, aunque la costumbre francesa en
las clases altas era usar brocado de oro sobre
fondo negro. En las revistas de modas del
Francisco de Goya. La boda. 1792. Museo Nacional momento
del 1024
Prado.
Madrid.tono que lleva la joven novia en La boda
azul
, mismo
aparecen vestidos de novias color
cartón para tapiz de Goya1025.
VI.6. Prendas de encima
Una de las prendas “a la última” en el último cuarto de siglo fue el cabriolé. Se trataba
de una especie de capa con aberturas para los brazos. Francisco de Goya nos lo muestra en la
protagonista de El quitasol que luce un elegante cabriolé con vueltas y forro de piel. La
marquesa de la Candía (1772) tenía cuatro cuyas descripciones nos informan que el anverso
solía ser de un tejido y color, y el forro de otro, por ejemplo uno de ellos está confeccionado
en seda blanca y forrado en negro. “Ytt otro cabriole de raso liso negro con puntas y granizos
de blondas”1026. Normalmente esta prenda se confeccionaba en colores y tejidos distintos en
anverso y reverso aunque a veces nada se especifica sobre ello: “Un cabriole de seda negro en
doscientos cuarenta”1027.
El cabriolé podía confeccionarse con tejidos lujosos como el raso: “un cabriole de
raso encarnado en doscientos diez”, o más sencillos como la bayeta: “un cabriole de bayeta
encarnado en sesenta” 1028 . En una dote de 1772 aparece “un cabriole de bayeta color
verdemar usado en veinte” 1029 . La marquesa de la Candía tenía:“un cabriole negro de
1023
María Teresa portaba el suntuoso atuendo femenino en la corte española compuesto por sayo y basquiña de
satín sobre guardainfante, engalanado con lazos de plata. Para sus nupcias con Luis XIV, la infanta fue ataviada
a la francesa con un magnífico manto azul bordado con flores de lis.
1024
VON BOEHN, M: Ob. cit., pp. 199.
1025
Su destino fue el despacho de Carlos IV en El Escorial.
1026
AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48.
1027
AHPSE: P- 9568, 123 v.
1029
AHPSE: P- 9568, 306 r.
304
duransillo labrado y forrado de bayeta”1030. La bayeta no solamente era un tejido de lana sino
que también podía ser de seda: “un cabriole de bayeta de seda blanco con guarnición
negra” 1031 . En el recibo de dote de Mariano Peña (1772) aparece un cabriole de raso
encarnado tasado en 210 reales1032, mientras que en el ajuar de doña Inés María de Barradas
(1768) figura uno de seda guarnecido con blondas tasado en 385 reales 1033. Isabel Maestre
(1791) llevaba uno largo confeccionado con raso celeste, forrado con pieles blancas y negras
y guarnecido con martas valorado en 900 reales1034.
Tal y como se ha apuntado, el vestido de moda
en los últimos años del siglo XVIII se confeccionaba
con tejidos muy finos y vaporosos, por este motivo y
como defensa del frío se usaron unas chaquetas muy
cortas que se denominaron spencer. Las también
llamadas “inglesas” eran ajustadas al cuerpo llegaban
bajo el pecho y tenían cuello de tirilla. La citada
prenda apareció en los años 90 como pieza de uso
masculino, su nombre se debe a George Spencer, II
conde de Spencer (1758-1834) 1035 . En España y la
América
hispana
se
denominaba
así
mismo
“juboncito”, por recordar su estructura a los jubones
antiguos. Su uso se prolongó, aproximadamente, hasta
1820. Su silueta mantuvo como rasgo común poseer
mangas largas y ser corta. El spencer podía ser
Domingo Martínez. Carro del Aire.
Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas
Artes. Sevilla.
confeccionado no solamente en lana, sino en algodón o seda y sus derivados con decoraciones
diversas. Se llevaba abotonado o suelto y normalmente se hacía de un color contrastado con el
vestido.
El delantal fue una pieza de uso obligado y no exclusivamente para las labores
domésticas. Su forma era rectangular y cubría la parte delantera de la saya o basquiña
1030
AHPSE: P- 9568, 669 v.Apéndice documental, documento 48.
1032
AHPSE: P- 9568, 184 r.
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4.
1034
AHPSE: P- 12128, 363 r. Apéndice documental, documento 56.
1035
Lord Spencer fue diputado, ministro, lord del Sello Real, Primer Lord del Almirantazgo, ministro del
Interior y de Todos los Talentos.
1033
305
sujetándose en la cintura por medio de cintas. El delantal aparece en el códice MadrazoDaza1036 (siglo XVI) donde lo llevan unas mujeres de Astorga y Navarra luciéndolo sobre las
sayas. Para las labores cotidianas se usaban mandiles grandes y largos con el fin de proteger
la ropa de la suciedad mientras que para los días festivos eran de menor tamaño y más
vestidos.
Los delantales podían aparecer en la partida de ropa blanca si estaban confeccionados
con lienzo. En la dote de Rosalía Martínez (1748), figuran cinco blancos confeccionados con
estopilla, muselina labrada, estopilla labrada y estopilla listada1037. Un delantal de holanda
labrado nuevo costaba alrededor 75 reales mientras que uno de estopilla con la misma
decoración unos 25. En una carta de dote de 1768 figuran: “quatro delantales calados buenos
en doscientos cuarenta r” seguidos de “quatro ordinarios en ochenta”1038 mientras que en un
inventario post-mortem de 1772 encontramos “dos delantales cortos, el uno bordado de oro en
blanco con su punta de lo mismo fino y el otro de sobrepuestos de oro y plata fina con su
punta de lo mismo”1039. A veces aparece la palabra mandil, pero no es habitual “tres mandiles
de gasa en quarenta y cinco”1040.
En cuanto a sus dimensiones, los documentos no proporcionan información al respecto
salvo en algunas excepciones. En el inventario de doña Petronila de Sangronis (1702) aparece
un delantal de raso encarnado de pitiflor compuesto de cinco paños y guarnecido asimismo de
encajes de pitiflor, otro de tafetán negro de tres paños y por último uno “de red negro en
forma de encaje de una piessa”, por tanto más pequeño1041. En general en las cartas de dote
aparecen varias piezas, algunos lujoso y otros más sencillos, en la dote de doña Juana Suárez
se encuentran uno de tafetán encarnado bordado de seda en 30 reales, mas dos de tafetán y
uno de estopilla en 451042. En el inventario de bienes de don Francisco de la Oyuela (1734),
propietario de una tienda de sedas, comprobamos cómo en Sevilla se vendían delantales
confeccionados y bordados de varias calidades tanto para mujeres como para niñas1043.
Estas piezas también se confeccionaban en los colores a la última moda como el rosa y
el celeste, ejemplo de ello es la dote de una criada del conde de Gerena (1740) que lleva uno
1036
Biblioteca Nacional. Madrid.
AHPSE: P- 18020, 250 r.Apéndice documental, documento 41.
1038
AHPSE: P- 9563, 102 r.
1039
AHPSE: P- 9568, 104 r.
1040
AHPSE: P- 9568, 123 v
1041
AHPSE: P- 10321, 623 r. Apéndice documental, documento 4.
1042
AHPSE: P- 1326, 515 v.
1043
AHPSE: P- 5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30.
1037
306
de tafetán brillante rosa con punta en plata apreciado en 60 reales y otro del mismo material
pero celeste también con su punta en 30 reales1044. También se confeccionaba a juego con el
vestido, en el recibo de dote de Agustín de Rospide (1740) figura: “Ytt Un bestido algo usado
de raso de francia encarnado con delanttar con puntta de plata (…) Ytt Un bestido de tafetan
verde doble verde con delantar de lo mismo todo guarnesido con punta de oro en Seissientos
y treinta rr” más un vestido confeccionado con raso de Valencia, forrado en tafetán y
guarnecido con punta de oro a juego con el delantal y apreciado en 662 reales1045. Hay casos
en los que el delantal aparece a juego con el petillo: “Ytt. Un Delantar de Lama de plata
Bordado de oro y un Petillo ygual en siento y veinte y ocho rr” 1046 o “Yt. Un delantal y
paletina de plata todo de plata apuntas en trescienntos Rs”1047.
En el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1776) aparecen varios delantales
viejos de bretaña valorados cada uno en tan solo 2 reales mientras que otro en mejor estado se
hace en 101048. En los inventarios post-mortem donde generalmente se daba fe de todas las
prendas de ropa de la familia, las distintas prendas se multiplican. Concretamente en uno
fechado en 1797 constan siete delantales de holanda valorados en 295 reales y trece de
muselina y bretaña en 345 1049 .A finales de siglo los delantales se confeccionaban
fundamentalmente en muselina y se les incorporaban volantes del mismo tejido u otro, como
la gasa.
El manto es una pieza que usa toda la escala social, las mujeres se cubrían con él para
salir a la calle. Su forma era normalmente semicircular aunque también podría ser
cuadrangular. Era una pieza de abrigo pero también de adorno.
En el inventario de la marquesa viuda de Peñaflor (1700) aparece un manto de seda
nuevo tasado en 100 reales y otro usado en 66 reales. También figura un corte de puntas
(encajes) para un manto valorado en 90 reales 1050 ; mientras que en el de doña Gregoria
Blázquez (1724) figura uno realizado con siete varas por lo que podemos tener una idea del
tamaño de la pieza1051. Los mantos se confeccionaban con todo tipo de tejidos, ya sencillos ya
lujosos. Eran una prenda de abrigo pero también podía ser de vestir. En general simplemente
1044
AHPSE: P-2855, 488 r. Apéndice documental, documento 35.
AHPSE: P- 3783, 283 r. Apéndice documental, documento 37.
1046
AHPSE: P- 18020, 250 v.
1047
AHPSE: P- 1205?? 972 r.
1048
AHPSE: P- 1347, 93 r. Apéndice documental, documento
1049
AHPSE: P- 12134, 642 r.
1050
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 4, doc. 35.
1051
AHPSE: P- 1323, 339 r. Apéndice documental, documento 15.
1045
307
se nombra y se añade el estado de conservación y el precio: “Ytt. un manto nuevo con su
punta en sesenta rr (…) Ytt. otro usado en treinta rr”1052.
En el aprecio de bienes de María Nicolasa Pascual aparece “Un sobretodo de paño
azul bordado de oro” valorado en 275 reales 1053 . Dentro de los mantos de seda estaba el
denominado “de lustre” ó “de medio lustre” llamado así por su brillo que podía ser liso o
guarnecido: “Ytt. dos mantos de seda, el uno de lustre con su punta en noventa reales”1054;
“Un manto de lustre con su punta de seda”1055.
El llamado manto “de humo” estaba
confeccionado con seda negra y era transparente, se usaba durante periodos de luto, mientras
que el “de soplillo” era fino y el “de lustre” brillante. Estos tres tipos aparecen a lo largo de
toda la centuria, en 1800 ya encontramos confeccionados con algodón. Las mujeres también
podían cubrirse con un capotillo para salir a la calle, se confeccionaban con grana, bayeta o
paño como los masculinos. A finales de siglo aparece el mantón, en una carta de dote fechada
en 1799 consta un mantón de seda valorado en 60 reales1056.
La manteleta aparece con mucha frecuencia a finales del siglo, era una especie de
esclavina grande a manera de chal con las puntas por delante. Doña Isabel Maestre (1791)
llevaba cuatro, de gasa, tafetán y muselina guarnecidas con flecos o cintas, y otra de rasete
negro de seda forrada en tafetán también negro con guarnición de flecos y blondas de Francia
tasada en 1.070 reales1057. En la carta de dote de María Antonia Salaner (1791) aparece una
de bayeta roja valorada en 20 reales mientras que en la Ramona García (1797) hay una
manteleta de muselina clarín en 60 reales, cuatro pañoletas bordadas en 40 reales y una
toquilla bordada con volante de muselina clarín en 301058.
1052
AHPSE: P- 2855, 486 v.
AHPSE: P- 10349, 209 v.
1054
AHPSE: P- 2855, 488 r.
1055
AHPSE: P- 3783, 283 r.
1056
AHPSE: P- 10371, 402 v.
1057
AHPSE: P- 12128, 360 v. Apéndice documental, documento 56.
1058
AHPSE: P- 12134, 617 r. Apéndice documental, documento 63.
1053
308
La costumbre femenina de cubrirse la cabeza viene de tiempos remotos. Las damas de
Elche y Baza, lucen velo y peineta. La palabra mantilla procede de la voz “manto”, el
diccionario de la Real Academia la define como: “Prenda de seda, blonda, lana u otro tejido,
adornado a veces con tul o encaje que usan las mujeres para cubrirse la cabeza y los hombros
en fiestas y actos solemnes”. La mantilla era sin duda, una pieza básica en el ajuar de
cualquier española desde el siglo XVI hasta el XIX. Según nos informan los protocolos, las
damas pudientes tenían varias mantillas. En la primera mitad del siglo XVIII los colores con
que se confeccionaban eran intensos, entre los mas comunes estaban el carmesí, color de
fuego, encarnado, color de ámbar y verde, entre otros. Se realizaban en los mas diversos
materiales y era frecuente que estuvieran guarnecidas de encaje, en ocasiones extrajero:
“Ytten una mantilla con encaxes de bruselas en quarenta y cinco Rs”1059, “Ytt Una mantilla de
raso lizo verde con encages crudos”1060.
En el inventario de don José de Palacios (1705)
aparece una mantilla de encaje encarnado guarnecida con
encaje blanco usado, este ejemplo pone de relieve que esta
pieza se podía confeccionar con distintos tipos y colores de
encaje en la misma pieza1061. La mantilla suele aparecer al
final de la partida dedicada a la ropa, la marquesa de Aguiar
(1710) tenía una mantilla de raso liso rojo guarnecida con
encaje blanco de Bruselas 1062 y tres de bayeta. En el
inventario post-mortem de Ambrosio Pérez de Tejada
(1715), cargador a Indias, aparecen varias mantillas de su
mujer Catalina Pérez de Silva, dos se encuentran
guarnecidas con encajes de Milán mientras que las otras son
Mantilla de casco. Hacia 1750.
de raso y sencillas, tres de ellas son rojas 1063 . Margarita Museo del Traje. Madrid.
Lorenza Bravo llevaba en su ajuar una mantilla de tela encarnada nueva guarnecida con
encajes de Milán de oro y plata valorada en 505 reales1064.
1059
AHPSE: P- 10318, 923 v.
AHPSE: P- 8173, 1613 r.
1061
AHPSE: P- 5165, 311 r. Apéndice documental, documento 6.
1062
AHPSE: P- 2822, 475v. Apéndice documental, documento 9. Doña Juana de Ribera y Tamariz fue la III
marquesa de Aguiar. Contrajo matrimonio con Manuel de Torres. El marquesado de Aguiar fue concedido a José
de Ribera Tamariz, Caballero Veinticuatro de Sevilla, en 1689.
1063
AHPSE: P- 5178, 698v. Apéndice documental, documento 12.
1064
AHPSE: P- 10337, 939 r.
1060
309
La bayeta blanca era un tejido muy usado para
la confección de mantillas, aparece en gran cantidad
de documentos pudiendo estar
encajes o ser
guarnecidas con
simples. Generalmente son las mas
económicas y el precio de una sencilla podía rondar
los diez reales, en el “Aprecio de ropa” de doña
Francisca de Vargas (1769) figuran: “Ytt. dos
mantillas de bayeta blanca en veinte reales (…) otra
dicha de grana guarnecida con galón de oro fino en
ciento y veintte reales (…) Por otra de forro encarnado
forrado en tafetan celesteen sesenta reales”1065.
Las mantillas también se confeccionaban con
seda, sarga, franela o tafetán siendo el encaje de
Francisco de Goya. La marquesa de la
Solana.1793. Museo del Louvre. Paris
blonda una de las decoraciones mas habituales: “Ytt. una Mantilla de seda de sarga negra con
Blondas en ciento treinta y cinco”1066. Las guarniciones no sólo se realizaban con encaje sino
también con otras labores como los galones: “Ytt una mantilla de raso color de fuego
guarnecida con galon de plata en ciento cinco (…) Ytt otra dha de Bayeta tinta en grana
guarnecida con encaxe crudo en treyntta Reales” 1067 . El colorido de estas piezas es muy
amplio aunque a mediados de siglo se observa un cambio hacia los tonos pastel como el rosa
y el celeste. Las mantillas rojas son una constante, por lo habitual aparecen confeccionadas en
grana o en raso. En algunos documentos, esta pieza aparece consignada con sus
correspondientes broches: “una mantilla de raso color de fuego con broches de plata en 70
reales1068 ó “una mantilla encarnada con sus brochez treintta R”1069. Doña Faviana de la Peña
(1741) llevaba en su dote dos mantillas, una de grana con punta de seda azulada y borlas y
otra de bayeta tinta en grana bordada de seda blanca y por último una sencilla de bayeta
blanca fina1070. Las mantillas se guardaban en bolsas a propósito: “una funda de mantilla de
damasco verde”1071.
1065
AHPSE: P- 14694, 351v. Apéndice documental, documento 46.
AHPSE: P- 12128, 1043 v
1067
AHPSE: P- 10345, 255 v.
1068
AHPSE: P- 702, 714 v.
1069
AHPSE: P- 702, 148 r.
1070
AHPSE: P- 18013, 343 r. Apéndice documental, documento 38.
1071
AHPSE: P- 14692, 131r.
1066
310
La bayeta aparece con mucha frecuencia, ya sencilla por precios bajos como una
blanca en 13 reales 1072, o guarnecida. En el inventario post-mortem de doña María Nicolasa
Pascual (1734), aparecen: “una Mantilla de Bayeta asul con su Encaxe plata que vale treinta rr,
Ytt. una Mantilla de Rasso color de ambar mui anttigua con encaxes negros que vale veintte y
sinci rr” 1073 ; mientras que en la carta de dote de Antonia Tolezano (1753) figuran dos
mantillas y un capotillo de bayeta blanco tasados en 85 reales1074
Doña Isabel Maestre (1791) llevaba una rica mantilla de tafetán negro listado
guarnecida con blondas de Francia, gasa y cintas valorada en 488 reales y otra de toalla de
gasa negra listada guarnecida con blondas anchas de Francia en 895 reales1075.
La mantilla posibilitaba que las mujeres cubrieran su rostro, en este sentido se dictó
una prohibición en 1767 por la cual había que retirársela para poder acceder a los jardines del
Buen Retiro. Según cuenta Blanco White, en algunas localidades se seguía usando como en
tiempos de los Austrias:
“Algunas mujeres llevaban la mantilla cruzada sobre la barbilla para ocultar sus rostros. Una
mujer así ataviada se llama tapada, y esta costumbre, muy común bajo la dinastía de los Austrias,
todavía la conservan las mujeres de nuestros pueblos del interior. Las he visto en Osuna y el Arahal,
cubiertas desde la cabeza a los pies con un velo negro de lana que, cayendo por los dos lados de la
cara y cruzándose estrechamente por delante, no permitía ver más que el brillo del ojo derecho,
situado exactamente detrás de la abertura”1076.
En los ajuares suelen aparecer varias mantillas, en la dote a favor de Mariano Peña
(1772), fabricante de sedas constan cuatro mantillas, una de sarga, otra de muselina y dos de
bayeta1077.
Hacia 1790 se comenzó a tender hacia el blanco o el negro, siendo la muselina la gran
protagonista, podía aparecer simple o bordada: “Ytt. Una mantilla de murcelina bordada con
1072
AHPSE: P- 1326 f 515 v.
AHPSE: P- 10349, 209 r. Apéndice documental, documento 31.
1074
AHPSE: P- 12059, 972 r. Apéndice documental, documento 44.
1075
AHPSE: P- 12128, 360 v y ss. Apéndice documental, documento 56.
1076
BLANCO WHITE, J.: Cartas de España, carta quinta, Sevilla, 1798.
1077
AHPSE: P- 9568, 184 r.
1073
311
ramos nueva, en doscientos y veiente y cinco”1078, y también guarnecida: “Ytt. una mantilla
de murcelina con puntas en quarenta y cinco reales de vellon” 1079 . Para enriquecer la
mantilla normalmente se guarnecía con encajes blancos o negros por lo que su precio se
disparaba ya que la labor de los bolillos se realizaba exclusivamente a mano. No debemos
olvidar que en el siglo XVIII se produjo la gran eclosión del encaje, fue una moda que causó
furor siendo los más apreciados las blondas francesas y los de Bruselas aunque también en
España se elaboraban de gran calidad, sobre todo en Valencia y Cataluña. La labor de encaje
se disponía en el borde de la pieza o como un volante, a finales del siglo la mantilla entera se
confeccionó con encaje que se montaba sobre tul1080.
El encaje de blonda aparece con
relativa frecuencia en el adorno de estas piezas a finales de siglo, independientemente de su
tejido. En la dote de Ramona García (1797) aparecen tres mantillas de sarga de seda negra
con blondas valoradas en 1.050 reales y cuatro de muselina en 3001081.En el inventario de
doña Leonor Cavalleri figuran una mantilla de raso liso rojo con encajes de hilo blanco
forrada en tafetán rojo y una funda de mantilla de damasco verde1082
Tras la guerra de la Independencia la mantilla cobró un indiscutible protagonismo con
dos tipos principales, la de “toalla” llamada así por su forma y la de “cazuela” con cuatro
picos1083. La primera ya era de uso común en la Sevilla de finales del siglo, en una dote de
1790 aparecen “Dos mantillas de seda de toalla con sus blondas en 150 r”1084.
Durante
el
Romanticismo se impuso la mantilla blanca o negra y exclusivamente de encaje, también se
extendió el uso de la peineta ya que las señoras se veían más favorecidas con ella. La reina
Isabel II las lucía con frecuencia, al igual que la aristócrata española Eugenia de Montijo, que
llevó esta costumbre a Francia al casarse con el emperador Napoleón III en 1853.
Paulatinamente el uso de este atavío fue decayendo ya que las damas de clase alta la
sustituyeron por el sombrero, moda que acabó generalizándose. Aún así las españolas han ido
a misa con velo o mantilla siempre negro hasta mediados del siglo XX. Un hecho curioso es
1078
AHPSE: P- 12134, 618 r. Apéndice documental, documento 63.
AHPSE: P-12137, 3 r.
1080
El tul tiene su origen en la ciudad francesa de Tulle en el Lemosin, donde se fabricó por primera vez de
forma totalmente artesanal mediante la técnica de bolillos. Se desconoce la fecha exacta aunque se conserva un
anuario de 1775, con la inscripción de "las señoritas Gantes" como fabricantes de encajes, por lo que se deduce
que en la citada fecha ya existía una próspera industria destinada a su confección. Hacia finales del siglo XVIII,
su fabricación se había extendido a otros países europeos. En el año 1806, el inglés John Heathcoat patentó una
nueva máquina que producía un tul de gran calidad lo que facilitó su uso para confeccionar vestidos enteros.
Tuvo tanto éxito, que pronto las damas de la alta sociedad llevaron vestidos de tul mecánico.
1081
AHPSE: P- 12134, 616 r.
1082
AHPSE: P- 14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45.
1083
PLAZA ORELLANA, R: Ob. cit., p. 61.
1084
AHPSE: P-10365, 142 r.
1079
312
el llamado “privilegio blanco”, una dispensa por la cual que solamente las reinas católicas
pueden visitar al Santo Padre enteramente vestidas de blanco incluyendo la mantilla. En
definitiva, este adorno ha pervivido a través de los siglos como un signo de identidad de lo
español.
VI.7. Peinados
Las cabezas femeninas se adornaban con joyas auténticas o de imitación, a lo largo del
siglo aparecen varias piochas también denominadas tembladeras porque vibraban al moverse.
Esta pieza tiene su origen en el airón, un botón de pedrería del que salían vistosas plumas
blancas importadas de las Indias. María
de Felices (1711) tenía un “ayron con
cinco flores” tasado en 976 reales 1085 .
Cuando
las
plumas
comenzaron
a
escasear la joya evolucionó realizándose
por completo en oro o plata. Isabel de
Farnesio la luce en el retrato de la mano
de Meléndez de 1727 conservado en la
Biblioteca Nacional.
Doña Inés María de Barradas
(1768) tenía cuatro piochas de oro y plata
valoradas en 80 reales 1086 , mientras que
en la dote de Antonia Tolezano datada en
1753 consta una “espiocha” de oro y
Miguel Jacinto Meléndez. Isabel de Farnesio. 1727.
Biblioteca Nacional de España.
diamantes tasada en 300 reales1087. Así mismo la marquesa de la Candía (1772) tenía “una
piocha de brillantes con una almendra” 1088 .En las capitulaciones de Isabel Paulín de la
Barrera (1776)1089 figura otra de diamantes sobre plata valorada en 600 reales1090 y una más
1085
AHPSE: P- 10335, sf.
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4.
1087
AHPSE: P- 1205, 973 r.
1088
AHPSE: P- 9568, 666 v. Apéndice documental, documento 48.
1089
Hija de Manuel Paulín de Cabezón, caballero de Santiago, y Lucía Tomasa de la Barrera. CÁRDENAS
PIERA, E.: Caballeros de la Orden de Santiago, siglo XVIII. Madrid, 1994, p. 116.
1090
AHPSE: P- 12100, 667 r. Apéndice documental, documento 49.
1086
313
formando parte de un aderezo de brillantes sobre plata junto con collar, zarcillos, manillas,
cintillos y botones tasado en 36.000 reales.
Las cabezas femeninas también se adornaban con agujas, en el fideicomiso de don
Juan de Córdoba y Lasso de la Vega fechado en 1733 consta “una abuja de Diamantes y
esmeraldas en veintte y quattro pesos” 1091 . En la
partición de bienes de don Juan Pérez de Vivar
(1733) aparece una flor para el pelo con ocho
diamantes y en medio una perla con un peso de un
castellano y dieciséis tomines apreciado en 210
pesos 1092 . En el inventario post-mortem de doña
María Nicolasa Pascual (1734) aparecen seis
tembleques con el botón de oro y esmaltados en
porcelana con ciento veintiséis diamantes y
veintitrés perlas 1093 . En el inventario post-mortem
de doña Rafaela María Pérez de Garayo Ochoa de
Lecea, II condesa de Lebrija1094, fechado en 1750
constan cuatro tembleques de oro esmaltado
Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790.
Palacio de Lebrija. Sevilla.
rematados por cuatro “rositas”, dos iguales sin
remate y por último uno de oro con ocho diamantes1095. Los peinados se adornaban con cintas,
flores, joyas, o plumas, la dote de la marquesa de Arco Hermoso (1795) llevaba “un juguete
de piedras de Francia para la cabeza en sesenta r”1096
A partir de 1770 los peinados femeninos comenzaron a crecer en altura y anchura. Los
complicados arreglos fueron objeto de todo tipo de burlas y enconadas críticas, solamente las
damas pudientes empolvaban sus cabellos, el tono grisáceo se consideraba de gran elegancia.
Para facilitar tan complicados arreglos surgieron las horquillas dobles.
1091
AHPSE: P- 18005, 182 v. Apéndice documental, documento 27.
AHPSE: P- 18005, 351 v. Apéndice documental, documento 28.
1093
AHPSE: P- 10349, 231 v. Apéndice documental, documento 32.
1094
Bautizada en la iglesia de la Magdalena el 12 de abril de 1691. Contrajo matrimonio con José Gregorio Ortiz
de Zúñiga y Fernández de Santillán el 4 de febrero de 1714 en la parroquia de San Miguel. Véase, Anales de la
Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Vol. II. Madrid, 1996, p. 31.
1095
AHPSE: P- 2865, 223 r. Apéndice documental, documento 42.
1096
AHPSE: P- 10365, 606 r.
1092
314
El ilustrado José Clavijo y Fajardo se hizo eco de los peinados a la moda:
“…de allí pasé a peinar a los amas para quienes inventaba todos los días nuevo peinado, con
lo que éstas estaban locas de contento. Sus cortejos que las veían siempre peinado diferente, un día a
la babilónica, otro a la kalmunca, y a la hotentota… La primera ocasión de empeño que se presentó
fue un baile a que había de concurrir una de las Sras, y a que me dijo asistirían muchas petimetras que
tenían excelentes peluqueros que en substancia era pedirme echase el resto. Así lo hice, fragüé en mi
cabeza un nuevo peinado, que llamé a la kouli-kan, compuesto de multitud de bucles que imitaban a
las tiendas de campaña, y con los cuales se figuraba un campamento con sus fosos, calles, plazas…; y
en vez de penacho formé en la fachada una venus hecha del mismo pelo sentada en una concha marina,
tirada por dos cisnes y acompañada de las gracia“1097.
Las cofias o escofietas eran tocados que se
confeccionaban
con
tejidos
finos,
ligeros
y
transparentes como la gasa y la muselina adornándose
con blondas y cintas. Se consideraban un adorno y se
anudaban al mentón; estaban dentro de lo que podría
llamarse moda internacional, en un primer momento
fueron lucidas exclusivamente por petimetras, aunque
con el paso del tiempo se generalizaron1098.
El pensador matritense se hizo eco de esta nueva moda:
“Y acaso ignoran/las competencias tiranas/con que
las
escofieteras/y
peluqueros
estaban/opuestos.
Francisco de Goya. María Teresa de
Borbón y Vallabriga. 1783. National
Gallery. Washington.
Ellas
querían,/para lograr sus ganancias,/persuadir a las señoras,/que una cofia que costaba/dos duros por
una vez,/el dinero les ahorraba/y el martirio para muchas;/…/Los peluqueros decían,/y con razón
muy sobrada,/estas mujeres nos pierden:/y si a tiempo no se trata/de remediar este daño,/muestra ruina
está cercana./…/y finalmente indecisos/los dos gremios, en campaña/hubieran llegado a ser/escándalo
de la patria/si una señorita, hija/de Madrid, asesorada/de un abate valenciano,/no hubiera con la más
alta/ingeniosa novedad/metido su cucharada/en el caso, con asombro/de aire, tierra, fuego y agua./El
1097
CLAVIJO Y FAJARDO, J.:Pensamiento LV. Sobre los gastos de Bodas, y Carta de un peluquero. p.346347.
1098
HERRANZ RODRÍGUEZ, C.: “Moda y tradición en tiempos de Goya” en Vida cotidiana en tiempos de
Goya. Madrid, 1996, p.210.
315
medio fue producir/un nuevo estilo en que ambas/clases,
pusiesen la mano :/de manera que se usaran/escofietas y
peinados/a un mismo tiempo con gracia.”1099
En Francia la cofia se reservaba como adorno para
veladas nocturnas mientras que el sombrero se utilizaba
de día. En España la más utilizada fue la llamada
“dormilona”1100 cuya forma se asemejaba a un gorro de
dormir. Este es el tipo que luce María Teresa de Borbón y
Vallabriga niña en el retrato de Goya. Según José Cadalso:
Francisco de Goya. “Hasta la
muerte”.1797-1799.
Caprichos
(estampa), 55. Museo Nacional del
Prado. Madrid.
“la dormilona es la gran cofia que se ponen las señoras
(en que se les divisa la cara entre dos conchas, á manera de
almejas a medio abrir), quando el peluquero falta a peinarlas; y
esa señora falta muchso días a Misa, por las faltas que le hace el peluquero extrangero”1101.
En una escena de la comedia La petimetra (1762), Nicolás Fernández de Moratín sitúa
a Jerónima componiéndose. Martina le propone repetir la cofia que usó el día anterior, ante lo
cual Jerónima contesta:
“Dime, ¿dónde has visto tú / a una mujer de mis prendas / use dos veces seguidas / una cosa
mesma?, que eso / se estilará en tu lugar, / donde todo el año entero/ la propia saya y el jubón / trae la
mujer del Alcalde/ y, si no la haya de balde, / no se muda ni un cordón”1102
Los peinados se adornaban con cintas formando enormes flores llamadas carambas,
denominación que proviene de la tonadillera María Antonia Vallejo Fernández apodada “La
Caramba”1103. Francisco de Goya en el Capricho 55 se burla de las mujeres ancianas que se
adornan como las jóvenes, según el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional:
1099
CRUZ Y CANO, R.: Op. cit., pp.200-202
PLAZA ORELLANA, R.: Ob. cit., p 56.
1101
CADALSO, J.: Noche lúgubres. Barcelona, 1804, p. 89.
1102
FERNÁNDEZ DE MORATÍN, N.: La petrimetra. Badajoz, 1989, p.90.
1103
La cómica Maria Antonia Vallejo (1750-1787) despertaba una gran admiración. El tocado que empezó a
usar era una gran moña de cintas dispuesta sobre la cofia. El adorno, que sacó a escena, alcanzó tal grado de
popularidad que llegó a ser de uso general.
1100
316
"...Esta es cierta Duquesa que se llenaba la cabeza de
moños y carambas, y por mal que le caigan no le faltaban
guitones de los que vienen a atrapar a las criadas, que aseguran
a S. Excelentísima que está diviiiina".
VI.8. Accesorios y complementos
Las faltriqueras, a finales de siglo se convierten
en una pieza indispensable en el atuendo femenino, en una
dote de 1773 aparecen dos faltriqueras de lienzo
Anónimo. Retrato de dama. Hacia
1780-1790. Palacio de Lebrija.
Sevilla.
listado1104. Su forma variaba, redonda o cuadrada, y con
una abertura en el medio o en un lateral para introducir la mano. En un documento de 1788
tres pares se valoran en 25 reales. Para su confección se utilizaban, por lo general, recortes
que sobraban de otras piezas de damasco o paño y también con tejidos baratos como el
algodón . En algunos casos se adornaban con cinta de terciopelo o se bordaban con las
iniciales de la dueña o motivos florales. Las faltriqueras se hacían en parejas siendo un
accesorio económico donde las mujeres guardaban el pañuelos, monedas etc…Aparecen con
mucha frecuencia a finales de siglo.
La manteleta era un chal que se colocaba cruzado sobre el busto comienza a aparecer
con profusión en el último cuarto de siglo. La marquesa de la Candía (1772) tenía una
manteleta de raso liso negra con guarnición de blondas y cintas y otra del mismo tejido pero
con flores1105 además de doce pañoletas de muselina y holanda sencillas y labradas más otra
toda de encaje guarnecida con encaje de puntas de Ynglaterra”1106.
En el inventario de la marquesa de Herrera fechado en 1778 figuran dos negras ya
viejas y otra de grana con galón de oro. Las manteletas aparecen citadas por lo general cerca
de las mantillas y los mantos. En la carta de dote de Ignacia de la Fuente (1788) Figuran dos
de bayeta y una seda más seis pañoletas de olan1107. El uso de esta pieza debió ser muy
1104
AHPSE: P- 767, 503 v.
AHPSE: P- 9568, 669 v.
1106
AHPSE: P- 9568, 672 v. Apéndice documental, documento 48.
1107
AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54.
1105
317
popular a finales de siglo, en las capitulaciones de Isabel Maestre (1791) dentro de la partida
de regalos aparecen cuatro manteletas, tres blancas y una celeste, dos de gasa y dos de tafetán
todas guarnecidas, unas con flecos y otras con cintas1108 mientras que en su propia dote lleva:
“Una Manteleta de rasette negro de seda forrada en tafetán del mismo color guarnecida con
flecos de seda, y blondas anchas de francia” tasada en 1.070 reales junto a otra de muselina
bordada con viso de tafetán rojo en 267 reales. En la partida de regalos de la dote de Manuela
Cascallana (1791) aparecen dos manteletas de gasa, la primera con guarniciones y blondas y
la segunda blanca, forrada en tafetán, cada una en 300 reales1109.
Para abrigo de las manos
se usaban guantes, manguitos,
mitones. En un dote de 1772
figuran unos manguitos de seda
nuevos con blonda y unos
guantes de hilo nuevos en 15
reales 1110 . Los guantes eran un
accesorio
elegante
para
las
damas, los retratos de la época
así lo constatan ya que muchas
Manguito. Segunda mitad siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid.
los llevan en la mano, se
fabricaban generalmente de piel o seda. La marquesa de la Candía (1772) tenía once pares de
manguitos blancos de cotonía mientras que en la partida “”Ropa de seda” encontramos dos
pares de manguitos negros de seda, un par blancos del mismo tejido más tres pares de guantes
de castor, de seda y de hilo respectivamente 1111 . En la partida de regalos Isabel Maestre
figuran veinte pares de guantes de cabritilla, once bordados y diez lisos tasados en 366
reales1112.
1108
AHPSE: PAHPSE: P1110
AHPSE: P1111
AHPSE: P1112
AHPSE: P1109
12128, 360 v, 363 v. Apéndice documental, documento 56.
12128, 495 r. Apéndice documental, documento 57.
9568, 306 v.
9568, 674 v
12128, 361 v. Apéndice documental, documento 56.
318
El abanico tiene un origen antiquísimo 1113 aunque llegó a Europa procedente de
Bizancio en el siglo XIV. Catalina de Medicis lo introdujo en Francia a raíz de su boda con el
futuro Enrique II, siendo ya piezas ligeras y plegables. La reina importó abanicos italianos de
forma circular y orlados de plumas. Durante el siglo XVI se produjo el paso del aventador al
abanico de pliegues; a su muerte ocurrida en 1589. su hijo Enrique III de Francia, último
monarca de la dinastía Valois, lo puso de moda en la corte como algo refrescante, a la vez que
un accesorio elegante e innovador.
Durante los siglos XVI y buena parte del XVII1114 el principal productor fue Venecia
que fabricaba abanicos rígidos. Ya en el siglo XVIII, Francia fue la principal productora de
esta pieza, símbolo de elegancia
y clase
alta
convirtiéndose en un accesorio esencial en la vida
femenina ya que no eran únicamente un mero
instrumento o adorno sino también un medio de
comunicación.
Fabricados
con
tejidos
o
pieles
perfumadas, los abanicos hicieron las delicias de la alta
sociedad francesa que pagaba por ellos hasta 12 o 15
libras, mientras que en Italia los abanicos pintados
tenían unos precios más moderados. El atuendo de una
señora no estaba completo sin él, por lo general los
retratos femeninos del momento nos muestran a la
damas llevando un abanico en su mano. Isabel de
Farnesio fue una gran coleccionista de abanicos muchos
de ellos pintados por notables artistas de la época, no
sólo
los
usaba,
sino
que
también
Anónimo. Dama de la Orden de
María Luisa. Hacia 1795. Colección
particular.
disfrutaba
admirándolos, llegando a poseer una colección de 1.636 ejemplares1115.
1113
Eurípides habla de que su origen se remonta a los pueblos bárbaros. Los abanicos aparecen representados en
las tumbas tebanas. El tipo usado en Egipto y Grecia consistía en una serie de plumas dispuestas en forma de
semicírculo unidas a un mango. En la antigua Roma, según Virgilio y Apuleyo el abanico se utilizada en la
festividad dedicada al dios Baco. TALLIS, J: History and Description of the Crystal Palace. Volume 1. New
York, 2011, pp. 215-216.
“A mediados del siglo XVII, Francia se convierte en el principal centro para la producción de los
abanicos de moda, aún cuando en Italia se fabricaban abanicos de gran calidad. Hacia mediados del siglo
XVII hubo tal demanda por la fabricación de abanicos, que en 1678 los fabricantes franceses formaron una
corporación o gremio. Los éventaillistes, como eran llamados, no fabricaban las monturas de los abanicos;
ellos eran responsables de la pintura y decoración de las hojas o países, del plegado y ensamblaje, y luego
de su venta y distribución.” VV.AA: Abanicos. Despliegue de arte. Santiago de Chile, 2009, pp. 7.
1114
319
Esta pieza todavía no se abría por entero y sus varillas podían estar fabricadas en
distintos materiales como marfil, carey o madera. El llamado de baraja o “brisé”, que estuvo
de moda a principios de la centuria, normalmente se decoraba con las escenas a gusto del
momento con escenas religiosas inspiradas en pasajes del Antiguo Testamento. Hacia 1735 se
impone la temática rococó de escenas galantes y campestres inspiradas en Watteau o Boucher
y también mitológicas protagonizadas por Venus, Juno y Ofalia. Los países se fabricaban
normalmente con papel o vitela material que permite el plegado y las decoraciones. En la
década de los 60 se produjeron una serie de avances que posibilitaron el plegado total de la
pieza, lo que trajo consigo el mayor uso de la seda en los países incluyendo bordados y
lentejuelas1116. A finales del siglo su tamaño se ajustará a la nueva moda, haciéndose más
pequeño para poder llevarlo en el bolso. El llamado “de esqueleto” tendrá las varillas más
estrechas y separadas. Este accesorio femenino tuvo una profunda significación, mostraba la
calidad de su propietaria, su gusto y elegancia y le permitía expresarse por medio de su
lenguaje.1117.
El abanico era una pieza imprescindible en la mujer del siglo XVIII, aparece
prácticamente en todos los documentos. En Francia existía la costumbre según la cual, las
damas recién casadas regalaban un abanico y un neceser a sus amigas. La presencia del
abanico en los retratos femeninos de la época es una constante. Las damas pudientes tenían
gran cantidad, en las capitulaciones matrimoniales de doña Isabel Maestre (1791) figuran
nada menos que doce abanicos valorados en cerca de 2.000 reales. La mayor parte son de
procedencia extranjera, fundamentalmente ingleses con las varillas de marfil caladas, estando
el más costoso tasado en 435; aunque también aparecen dos franceses, uno de ellos con las
varillas caladas y doradas, por último aparecen sencillos ejemplos realizados en madera con el
país en tafetán1118.
En la dote de Inés María de Barradas (1768) se encuentra como pieza principal un
abanico de carey con rubíes y un “país romano” valorado en 1.080 reales siguiendo por otro
de marfil “con figuras de medio relieve” en 960 a los que hay que añadir treinta y tres piezas
más todas nuevas tasadas en 3.967 reales1119.
En el inventario de doña Teresa Tous de
Monsalve (1772) constan veinticinco abanicos, veinte de ellos “antiguos” y los restantes
1115
Véase, PÉREZ SAMPER, Mª. A.: Isabel de Farnesio. Barcelona, 2003.
PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 95.
1117
ESPINOSA, C.: Arte, lujo y sociabilidad. La colección de abanicos de Paula Florido. Madrid, 2009.
1118
AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56.
1119
Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9. doc. 4.
1116
320
elaborados con materiales como el carey, el marfil, el nácar y el ébano algunos guarnecidos
con oro1120. Según apunta una memoria de 1788, los abanicos más especiales se reservaban
para ocasiones señaladas; en el documento consta uno de marfil bordado con lentejuelas, otro
grande con las barillas caladas y por último aparecen tres sencillos “para diario” 1121 que se
tasan en 10 reales la unidad1122. En la dote de María Cascallana constan dos ricas piezas
valoradas cada una en 300 reales, uno de marfil y otro de concha, mas cuatro “de distintos
generos” en 1201123. Por lo que hemos podido observar a lo largo del periodo, 720 reales en
seis abanicos representaba un cifra considerable.
En la carta de dote de doña María de la Concepción Ponce de León, marquesa de Arco
Hermoso (1795) constan una serie de regalos que hacen a la novia diversas damas. Todos los
obsequios son vestidos acompañados por un abanico con su valoración correspondiente. La
marquesa gastó 925 reales; doña Catalina Díaz y doña Mariana Maestre 975 reales cada una;
la marquesa de San Andrés 720 reales, mientras que el regalo de la marquesa de la Hoz
alcanzó los 1.200, y el de don Diego Mantilla 600. Aparte la novia llevaba “dos abanicos del
Puerto de Santa María” valorados en 450 reales 1124 . Este interesante documento pone de
manifiesto cómo el abanico era una pieza imprescindible para una dama elegante y que era
una costumbre obsequiarlo a las recién casadas.
VI.9. Zapatos y medias.
Pocos zapatos han llegado a nuestros días debido a lo efímero de sus materiales ya que
generalmente se fabricaban con tejidos, a veces delicados e incluso bordados. Al ser citados
en los documentos se ofrece muy poca información cuando: “Ytt. Seís pares de zapatos de
distintos generos, y colores en sesenta r”1125, aunque a veces se nombra el material y el estado
de conservación. El calzado femenino se fabricaba con la horma recta siendo una pieza de
lujo ya que se estropeaban muy fácilmente no durando más de un mes. A principios de siglo
los zapatos tienen tacón alto por influencia francesa. El tacón era curvado y estaba bajo la
corvadura del pie siendo la punta estrecha y el empeine se cerraba mediante lengüeta, en
ocasiones contaban con botones. El adorno por excelencia es la hebilla que va creciendo de
1120
AHPSE: P- 9568, 675 r. Apéndice documental, documento 46.
AHPSE: P- 11246, 498 v.
1122
AHPSE: P- 11246. 498 r. Apéndice documental, documento 52.
1123
AHPSE: P- 12128, 496 v. Apéndice documental, documento 57.
1124
AHPSE: P- 10365, 604 r, 604 v.
1125
AHPSE: P- 12128, 495 r.
1121
321
tamaño y que se fabricaba con diversos materiales,
las más sencillas de simple metal, pero son muy
frecuentes las de plata y plata sobredorada1126. Las
personas muy pudientes las usaba de oro con piedras
preciosas. Las hebillas lógicamente se traspasaban
de un calzado a otro; María Ventura, azafata de
Bárbara
de
Braganza
reclamó
mediante
un
documento los zapatos de la reina, ya que por su
cargo le correspondían, junto con sus hebillas, unas
de plata con diamantes talla brillante, otras de oro
apropiadas para el luto, otras de lo mismo con
Chinelas. 1740-1750. Museo del Traje.
Madrid
diamantes talla rosa1127.
En el inventario de don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) aparecen un par de hebillas
de oro y esmeraldas1128.En el inventario capital de Juan de Prado (1719), maestro zapatero,
los zapatos de mujer sencillos están valorados en 9 reales el par, cada par de hormas
femeninas en 3 reales mientras que una docena de pares de tacones se hace en 5 reales. Las
chinelas no tenían talón y terminaban en punta, se usaban para estar en casa, su tacón se
fabricaba con madera y se forraba. Las chinelas estuvieron a la última durante todo el siglo,
en Francia se denominaban “mules” .Al cambiar la moda y abandonarse los tacones se
fabricaron planas. En una carta de dote de 1800 aparecen un par de chinelas de seda valoradas
en 24 reales y otras de cordobán “algo usadas” en 201129.
El calzado se fabricaba con las más diversas pieles e incluso telas lujosas y
pasamanería. En una carta de dote de 1788 aparecen tres pares de zapatos de paño negro fino
a un precio de 80 reales, otros de raso liso negro en 20 y por último unos de “espinilla de seda
Bordados de esmartes de plata en 45”1130. A partir de la década de los 70, las faldas subieron
por lo que los zapatos femeninos comenzaron a asomar. “Dos pares de zapatos de becerrillo
morado en treinta y ocho r (…) otros de cordobán en treinta r”1131.
1126
AHPSE: P- 12023, 471v. En una dote de 1733 un par de hebillas de plata sobredorada se valoran en 28 reales.
ARANDA HUETE, A: “Las joyas de Fernando VI y Bárbara de Braganza”.RIVAS CARMONA, J (Coord):
Estudios de platería. San Eloy 2006., Murcia, 2006, pp. 32.
1128
AHPSE: P- 5178, 700 r.
1129
AHPSE: P- 11265, 793 v.
1130
AHPSE: P- 11246, 498 r.
1131
AHPSE: P-743, 503 r.
1127
322
VI.10. Traje de maja, atuendo propio de la mujer española
Los majos y las majas representaban la antítesis a petimetres y currutacos, integrantes
de la pequeña nobleza que reproducían las costumbres e indumentarias de la aristocracia con
el uso de pelucas empolvadas, sombreros de tres picos, lazos y encajes. El carácter popular
del majismo se proyecta fundamentalmente en las actividades lúdicas como el baile y el toreo,
y en las personas vinculadas a los oficios, los círculos gremiales y el comercio. En el caso de
las mujeres, sus trabajos abarcaban desde la costura hasta la regencia de tabernas; como
señala Julio Caro Baroja: “pueden ser buñoleras por la mañana, naranjeras por la tarde,
costureras de noche, vendedoras de callos, taberneras, cinteras, castañeras”. Don Ramón de la
Cruz escribió varias obras sobre estos personajes populares: Las majas majadas, Las majas de
Lavapiés, Las majas forasteras ó Las majas vengativas.
La figura popular de la maja como una mujer
popular y descarada es una imagen llena de
romanticismo y
con cierto componente
de
reafirmación de la identidad nacional frente a las
influencias europeas y especialmente francesas. Su
éxito llegó a ser tal que la aristocracia adoptó este tipo
de indumentaria debido, no sólo a su simbolismo, sino
también a la revalorización de las costumbres y modas
plebeyas que impulsó la Revolución Francesa y que
originó
lo
que
Ortega
y
Gasset
denominó
“plebeyismo”. Se trató de un fenómeno absolutamente
singular ya que las capas altas se fijaron en las bajas.
Algunas damas gustaron de lucir este atuendo tan
vistoso y alegre, lo consideraban muy favorecedor y
símbolo de una cierta libertad. Lo particular de este
Francisco de Goya. La duquesa de Alba
vestida de maja. 1797. Hispanic Society.
Nueva York.
fenómeno fue que la nobleza comenzó a imitar la
vestimenta de los tipos populares. En 1775 Mengs retrató a la marquesa del Llano, doña
Isabel de Parreño y Arce1132, luciendo un vistoso disfraz de manchega en blanco y negro,
1132
Isabel María Parreño Arce y Valdés era hija de Martín Parreño y Mª Jesús de Arce Valdés. Dama noble de la
reina María Luisa. Contrae matrimonio en 1772 con don José Agustín de Llano y de la Cuadra, marqués de
323
sobre el cabello empolvado cofia de red, gracioso sombrerito adornado con flores y máscara
en la mano. La pintura se considera una obra maestra del autor en la que se evoca la gracia de
una dama española que paseó su belleza como esposa de un diplomático por varias cortes
europeas1133.
Francisco de Goya pintó a la duquesa de Alba vestida de maja en 1797. La dama, que
acababa de enviudar, se había retirado a su palacio de Sanlúcar de Barrameda donde fue
retratada por el artista. La duquesa luce basquiña negra, fajín rojo con flecos a la cintura,
chaquetilla entallada de brocado de oro y mantilla negra de encaje rodeando el cuerpo. La
imagen se ha desprovisto de la referencia a cualquier tipo de disfraz mostrándose como una
mujer de su tiempo1134.
El traje de maja se componía de: chaquetilla; basquiña (normalmente negra) hasta el
tobillo que podía ir adornada con encajes, galones o volantes; medias blancas, que se podían
entrever; y zapatos de tacón o bailarinas con algún adorno. En cuanto al arreglo de la cabeza,
se usaba redecilla, cofia con cintas y a menudo velo o mantilla. El traje de maja se ajustó
también al talle alto cuando la moda cambió. Un elemento muy característico es el uso, en
basquiñas y cofias, de madroños o redecillas de algodón con ornamentos esféricos que imitan
la fruta del madroño, árbol símbolo de Madrid. Un suceso ocurrido en la capital el viernes
santo de 1798 pone de relieve la importancia que estaba cobrando la estética eminentemente
nacional. Ese día algunas damas nobles tuvieron la osadía de vestirse con colores alegres y
algunos jóvenes intentaron agredirlas por su falta de respeto a las costumbres. Frente a la
figura de la petimetra aparece con enorme fuerza el casticismo que crea un prototipo que no
solo afecta a la moda sino también a otras esferas de la cultura,
es el momento en que la tonadilla desbanca a la ópera italiana y
el teatro del sainete compite con la estructura reglada del
neoclásico.
Llerena y marqués de Llano. Nacido en Poveña-Muskiz el 15-X-1722. Oficial de la Secretaría del Despacho de
Estado. Caballero de Santiago desde 1741. Creado marqués de Llano en 1773. Tras enviudar contrae nuevo
matrimonio con Fernando Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós, oidor de las Reales Audiencias de Manila y de
Sevilla, mayordomo de Semana de Carlos IV.
1133
LAFUENTE FERRARI, E.: Breve historia de la pintura española. Vol. II. Madrid, 1987, p. 392.
1134
MOLINA, A.: Ob. cit., p. 111
Anónimo. Retrato de dama
vestida de maja. Finales siglo
XVIII. Palacio de los Condes de
Santa Coloma. Sevilla.
324
El retrato de dama vestida de maja de la colección Santa Coloma nos presenta a una
joven con un lujoso atuendo en amarillos y negros. El personaje se sitúa en un interior bajo un
gran cortinaje mientras se apoya en una consola de estilo rococó. Tras ella aparece un
instrumento de cuerda adornado con lazos. Su vestido sigue todas las características de este
tipo de atavío. La chaquetilla entallada con escote cuadrado se remata en faldillas que
sobresalen de la línea de la cintura. Las mangas presentan los típicos adornos de este atuendo
a base de roscas. La amplia falda luce un volante negro en su parte baja, de un tejido sutil
mientras que la cubre un delantal negro y transparente con una decoración de cuadraditos. Los
volantes llamados faralas hacen su aparición en las faldas y vestidos de las sevillanas en los
últimos años del siglo XVIII. El escote se cubre con una pañoleta de gasa o muselina blanca
que se fija con dos broches. El peinado luce los enormes lazos a la moda y el cabello se
encuentra recogido dentro de una gran redecilla.
325
No podemos obviar a las Majas de Francisco de Goya, las representaciones más
famosas de este prototipo y todo un símbolo de su tiempo. La vestida no sigue el prototipo de
“maja” popular ya que su vestido está a mitad de camino entre la indumentaria de las damas y
el atuendo de las mujeres de los barrios castizos. La joven luce un nuevo tipo vestido
Francisco de Goya. La maja vestida. 1800-1807. Museo Nacional del Prado. Madrid.
camisa1135, más evolucionado que en la década en los 90, confeccionado con muselina blanca
adornado con una gran banda rosa a la cintura1136. Al no llevar zagalejo debajo se adivinan a
primera vista los sensuales volúmenes de su cuerpo, encima porta una chaquetilla con las
típicas decoraciones de los vestidos populares.
La reina María Luisa consideraba muy favorecedor este atuendo por lo que se hizo
retratar por Goya (1799, Palacio Real, Madrid) vestida de maja. Tal fue su inclinación por él,
que hacía que sus damas lo llevaran para acompañarla en el paseo matinal por los jardines de
palacio1137. En el museo del traje de Madrid se conserva un vestido de maja datado hacia 1801
que pone de manifiesto cómo este atuendo se adoptó a la nueva moda que marcaba el talle
bajo el pecho. Este tipo de traje también se acompañaría de un “spencer” o juboncito. Para
salir a la calle las majas adornaban su cabeza con mantilla que podía ir sobre una cofia. El
traje de maja se nos muestra, en general, con gran profusión de adornos y colores frente a la
1135
“De aquí arrancaría el vestido blanco suelto y cómodo de fin de siglo XIX y de las primeras décadas del
siglo XX, que se ven en las revistas de la época”. PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 252.
1136
RIBEIRO, A.: “La moda femenina en los retratos de Goya”. Goya. La imagen de la mujer. Madrid, 2002, p.
111.
1137
RIBEIRO, A.: “La moda femenina en los retratos de Goya”. Goya y la imagen de la mujer. Madrid, Museo
Nacional del Prado 2002, p. 114.
326
corriente imperante marcada por la simplicidad en ornamentación y el color blanco1138. El
atuendo de maja tendrá una gran difusión a lo largo del siglo XIX a través de la pintura
costumbrista sevillana y de las famosas bailarinas españolas que lo adoptaron para la
escena1139.
Traje de maja. Hacia 1801. Museo
del Traje. Madrid.
1138
Véase, GÓMEZ DEL VAL, R.: Traje de maja. Madrid, Museo del Traje. 2008.
Véase, PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España. El vestido femenino
entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009.
1139
327
CONCLUSIONES
328
Marcados los objetivos de nuestro trabajo hemos analizado la moda en la sociedad sevillana
durante el siglo XVIII. Según nos ha aportado el estudio de los protocolos notariales, en la
ciudad se vistió a la moda internacional impuesta por Francia desde los primeros años de la
centuria. Se ha abordado con carácter globalizador y científico el estudio de la indumentaria
tanto masculina como femenina. La presente tesis doctoral demuestra que la moda “a la
francesa” llegó a la ciudad y penetró en toda la sociedad. Se han abordado una serie de
apartados intentando mostrar una evolución estilística, realizando un desglose de piezas para
un mejor acercamiento a las distintas prendas.
Hemos partido de una serie de apartados individualizados para proceder a un análisis
más exhaustivo y claro de todas las prendas usadas por la sociedad sevillana durante el siglo
XVIII. Comenzando por la ropa interior, hemos ido avanzando llegando al vestido, las
prendas de abrigo, los complementos y las pelucas para terminar con el calzado. La moda “a
la francesa” llegó al hombre sevillano a finales del siglo XVII ya que hemos encontrado una
serie de partidas en distintos inventarios de mercaderes con elementos destinados a las nuevas
prendas tales como la casaca y la chupa. La indumentaria masculina introduce el traje francés
con una extensa gama de colorido y profusión de adornos, aunque también siguen
apareciendo los tonos pardos y oscuros típicos de la indumentaria “a la española”. Durante la
segunda mitad del siglo surge el traje de majo que usan las clases populares caracterizado por
su profusa decoración y por la alteración de los volúmenes. El traje de majo parte del traje a la
moda para desarrollar sus propias reglas, a lo que se debe añadir la importancia de este
atuendo a nivel sociológico.
En cuanto a la indumentaria femenina, las sevillanas usaron el traje “a la francesa”
compuesto por casaca, monillo y basquiña en sus varias vertientes. A partir de la segunda
mitad de siglo se observa un cambio en los colores que comienzan a tender hacia los tonos
pastel típicos del rococó como el rosa y el celeste, así mismo aunque el traje compuesto por
varias piezas se sigue usando asistimos a la introducción de diversas tipologías de vestido
entero que llegan de Francia, tales como el vestido “a la polonesa”, “el vaquero” y el “vestido
camisa”. La mujer sevillana usaba manto y mantilla para salir a la calle, estas dos prendas
muy arraigadas en España permanecerán durante toda la centuria mostrando profusión de
colores y encajes. A finales de siglo surgirá el traje de maja que imitaron las damas pudientes,
tal y como se atestigua en el retrato que aportamos de una dama con el citado atuendo que se
conserva en el palacio de los condes de Santa Coloma, marqueses de Vallehermoso y por
329
tanto descendientes de la familia Bucarelli, una de las más importantes estirpes sevillanas del
siglo XVIII.
Otra de las conclusiones a la que hemos llegado estriba en la enorme importancia de la
ropa durante el siglo XVIII, no solamente por su alto precio en comparación con otros costes
que hemos tenido ocasión de conocer, sino también de su crucial importancia en el entrego de
la dote, condición indispensable para poder acceder al matrimonio por parte de la mujer. Los
recibos de dote, de toda la escala social, ponen de manifiesto la enorme importancia dada al
ajuar de la mujer y el alto valor de la ropa.
A pesar de que a partir del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz en 1717 unido al
declive económico que sufría la ciudad desde las epidemias del siglo XVII, la documentación
atestigua que Sevilla importaba todo tipo de telas de diversos países europeos tales como
Francia, Inglaterra y Alemania y exportaba a Indias tejidos españoles y de procedencia
extranjera.
Así mismo el trabajo de campo nos ha permitido localizar en distintas colecciones
particulares sevillanas una serie de retratos de personajes sevillanos del siglo XVIII que como
fuente indirecta de nuestra investigación se pueden apreciar en el índice de retratos y que
ponen de relieve que estamos ante una moda de carácter internacional.
Finalmente, las razones que nos llevaron a este estudio expuestas en la introducción
general y que se centraban en el análisis e investigación científica de la moda en la ciudad de
Sevilla durante el siglo XVIII, creemos que han sido suficientemente superadas a la vista de la
documentación aportada. Los documentos utilizados para el estudio de la indumentaria han
sido fundamentalmente cartas de dote, inventarios post-mortem e inventarios capitales, así
como diversas divisiones de caudal o partidas que han sido de nuestro interés. La
documentación ha sido consultada e investigada en el Archivo de Protocolos de Sevilla y en
el Archivo Municipal de Écija, a través de casi cuatrocientos legajos desde 1700 a 1800.
Por otro lado, se ha tratado de hacer un acercamiento al ajuar doméstico a través del
mobiliario, la ropa de cama y los distintos espacios de habitabilidad haciendo particular
hincapié en la sala de estrado y alcoba, estancias donde hemos hallado las piezas más
significativas tales como tapices, colgaduras y escritorios. Así como la documentación
notarial pone de manifiesto que la sociedad sevillana está inmersa en la moda internacional,
330
las casas y su ajuar siguen siendo deudoras de la España del siglo XVII ya que presentan un
mobiliario que no ha evolucionado al mismo tiempo que la sociedad. A finales de siglo
veremos como penetran otras tipologías de mueble francés e inglés que se acercan a los
nuevos espacios domésticos, en los que el estrado se sustituye por el salón y surge el comedor
como estancia diferenciada.
Los documentos ponen de relieve que estamos ante una sociedad jerarquizada y
endogámica, con una importante presencia de los gremios y mercaderes, en la que la
aristocracia juega un destacado papel en cuanto al consumo de bienes de lujo, tal y como se
ha comprobado a través de inventarios post-mortem, cartas de dotes y capitulaciones
matrimoniales de algunos de sus miembros.
331
APÉNDICE DOCUMENTAL
332
DOCUMENTO Nº 1.
1701, mayo, 31. Sevilla.
Carta de dote de doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel.
AHPSE: P-10318, 844- 846.
Escribano público: José López Albarrán.
Folio 844 v
“(…)
Primeramente una Gabacha Berde de brocatto de oro en ttrescientos rs
Ytten una Basquiña de tafettan doble negro en doscienttos y cinquenta rs
Ytten otra basquiña de sarga de color en doscienttos y settenta R
ytten ôtra basquiña de sarga de color a medio traer en zien R
Ytten una gabacha de ormesí negra con abottonaduras de platta
en Doscienttos y treintta R
ytten otra gabacha de felpa negra en cien R
Ytten un monillo de raso de oro encarnado en cien R
ytten un tapapies de Brocatto de toledo en doscienttos cinquenta R
Ytten un delantar de tafettan encarnado en sesentta R
Ytten una Colcha de Damasco carmesí con su rodapies afo
rrada en tafettan carmesí en quinienttos Rs
Ytten unas enaguas de media granilla nuevas en noventa Rs
Ytten un manto âtafettanado en cientto y diez Rs
(…)”
0300
0250
0270
0100
0230
0100
0100
0250
0060
0500
0090
0110
DOCUMENTO Nº2.
1701, julio, 8.Sevilla.
Dote de doña Petronila Moreno Páramo.
AHPSE: P-17111, 922- 924.
Escribano público: Pedro Nieto.
Folio 923 r
“Ytten Un Peinador y toalla de olan con encaxes en noven
ta Reales de Vellon
Ytten quatro tablas de mantelas y veinte y quatro zerbilletas usadas
en ciento y treinta Rs de vellon
Ytten quatro aderesos de camisas y calzones de bretaña y mangas de
estopilla guarnecida de encaxes de Yndias en setecientos cinquenta Rs
Ytten treinta pares de calzetillas para Yndias en cien rs
Ytten cinco pares de calsetas para ombre en setenta y siete Rs
0090
0130
0750
0100
0077
333
Ytten quatro pares de calzetas usadas en veinte y quatro R
Ytten tres aderezos de camisas y calzones llanos en doscientos y noventa
y siete Rs de vellon
Ytten quatro camisas de ombre por estrenar en ciento y sesenta
y quatro Rs de vellon
Ytten diez y siete camisas de muger de diferentes lienzos y hechuras
en ochocientos sesenta y nueve Rs de vellon
Ytten siete pares de enaguas blancas en ciento y noventa Rs
(…)
Ytten De la ropa de bestir de color y mantos de las turcas quinientos
y onze Rs de vellon
Ytten de la ropa blanca de bestir de dhas turcas y un cobertor y
almohadas con su lana quatrocientos Rs de vellon
(…)
Ytten Un Bestido de tela seleste de oro y plata guarnecido de encaxe
de oro en novecientos y sesenta Rs. de vellon
0024
0297
0164
0869
0190
0511
0400
0960
Folio 923 v
Ytten un tapapies de felpa verde guarnecido en seiscientos rs de vn
0600
Ytten un Vestido de tela gamuzada con su monillo guarnecido en
dos mil ciento setenta y cinco Rs
20175
Ytten un tapapies de raso seleste con un encaxe en quatrocientos
y cinco Rs de vellon
0405
Ytten una mantellina de raso encarnado guarnezida en
trescientos quinze rs de vellon
0315
Ytten una Angarina de felpa negra en ciento y cincoRs
0105
Ytten otra Angarina de gorgoran en cinquenta y dos Rs
0052
Ytten unos Mangotes de raso encarnado y flores de oro en noventa Rs
0090
Ytten un corpiño de raso con encaxes blancos en treinta Rs de vellon
0030
ytten un aderezo de encaxes blancos de bruselas en setenta y cinco Rs
0075
Ytten una Mantilla con encaxes de bruselas en quarenta y cinco Rs
(…)”
0045
DOCUMENTO Nº3.
1702, julio, 13. Sevilla.
Inventario de bienes de don Luis Rodriguez, mercader de madera.
334
AHPSE:P- 8173.1606- 1622.
Escribano público: José de Medina.
Folio 1611 v
“En la ciudad de Sevilla a quinze de dho mes
de Julio y año de Mill setezientos y dos con asisten
cia del dho sr. Alcalde y noticia del dho Padre gen
de Menores y por ante mi el dho escrivano p. del numero
los dhos albaseas continuaron el Ymbentario de los
Vienes del dho Luis Rodriguez en la forma siguiente
Ropa de color y Blanca = y otras cosas
Folio 1612 r
-Ytt quatro Gorgeras con Balonas de encaxes
de diferentes generos
-Ytt quatro pares de calsones blancos llanos
-Ytt seis pares de Calzetas y seis de escarpines
- Ytt un peinador y toalla de olan de Parir Viejo con
encaxes pequeños
-Ytt Un Vestido que se compone de capa y Ropilla de
paño de Segovia negro y calsones y mangas de Riso usado
-Ytt otro Vestido que se compone de capa y Ropilla de burato
con Calsones y mangas de tafetan sencillo
-Ytt otro Vestido de las mismas telas y piezas de la Partida
antecedente
-Ytt otro Vestido de paño fino de color que se compone de capa
Ungarina y Calsones y la capa tiene guarnicion angosta de oro
-Ytt una Jaquetilla de pelo de camello forrada en rasillo con
Mangas y Calsones del mismo pelo de camello
-Ytt un Armador de raso lizo negro con encages de oro
-Ytt otro Armador de felpa color de ambarcon encaxes
de oro mal tratado
-Ytt otro Armador de tela berde mal tratado
-Ytt otro Armador de Brocato con flores de oro maltratado
-Ytt un sombrero blanco fino Usado
-Ytt dos pares de medias negras de peso unas usadas
y otras viejas
Folio 1612 v
(…)
-Ytt Un Vestido de muger de Barracan de bruselas nuebo
que se Compone de Saya y Ungarina con Veinte botones de
filigrana de plata sobredorados
-Ytt una Ungarina de Razo negro con encages del mismo
335
color
-Ytt Una Saya de teleton color de castaña nueba
-Ytt otra Saya de tafetan doble vieja
-Ytt otra Saya de lanilla usada
-Ytt un Monillo de Razo liso Blanco con encages de
oro
-Ytt un Guardapies de tela Berde usado
-Ytt otro Guardapies de tel encarnada con floresitas
de oro
Folio 1613 r
-Ytt Una mantilla de raso lizo berde con encages crudos
-Ytt Un Guardapies de raso celeste con flores de oro y pta
que la dha Dª Magdalena Escudero dixo ser suyo y averselo dado
su Compadre dn. Joseph Toxo
-Ytt otro Guarda piez de tela encarnada con flores de oro
y plata que asimismo dijo averselo dado Dn Antonio de
Zulayca? su Compadre
-Ytt seis Camisas llanas de Morles con mangas de
estopilla
-Ytt tres pares de enaguas Blancas
-Ytt seis pares de calzetas y seis de escarpines
-Ytt tres corpiños de lienzo
-Ytt tres Pañuelos Blancos el uno de soles y todos guar
nesidos de encages
-Ytt catorze baras de encage en diferentes pedasos usados
-Ytt un corte de balona de encage de trencilla
(…)”
DOCUMENTO Nº4
1702, julio, 19. Sevilla.
Inventario de bienes de Doña Petronila de Sangronis, realizado por su viudo don Alejandro
Carlos de Licht, albacea in solidum.
AHPSE: P-10321, 620- 635.
Escribano público: José López Albarrán
Folio 622 r
“(…)
Ytten un Coletto de Antte con solapa y faldillas doble
Ytten un Par de Calzones de Gamusa forrados en bramante fino
Ytten un Capotillo de dos faldas para el campo de paño fino
Ytten una chupeta de medio paño de Grana con sus mangas y forro
336
Ytten un Dozelito de Damasco Carmesí con flueco del mismo color
Ytten dos fundas de Almohadas y dos azericos de tafettan
encarnados nuebas
Ytten ôttras dos fundas de tafettan encarnado usadas todas con lana
Ytten una saia de Pitiflor de nueve Paños de â bara y media, con su
forro de ttafettan senzillo color de âmbar
Ytten ôtra saia de teletton negro de nuebe paños de â bara
y media con ruedo de tafettan senzillo negro
Ytten ôtra saia de sarga encarnadina de diez Paños con
forro de tafettan senzillo color de ambar claro
Ytten ôtra saia de rasso lisso negro con nuebe paños de
â bara y media con forro de tafettan senzillo negro
Ytten ôtra saia de carro de oro color de ambar con siette pañoss
Ytten òtra saia de sarga ussada color de ambar con nueve paños
Ytten un tapapies encarnado de tela de oro y Platta
Folio 622 v
Briscada con ôcho paños forrado en tafetan senzillo celestte
con guarnicion de encaxe ancho de Platta
Ytten una hongarina y monîllo de lo mismo guarnecido uno y otro
de en Caxes de Platta de mîlan finos
Ytten un tapapies berde de tela de ôro y platta
de ôcho Paños con forro de tafettan senzillo encarnado con
guarnicion de encaje de ôro y Platta
Ytten un hongarina y monîllo de lo mismo guarnecido uno
y ottro con encajes de ôro y platta de mîlan
Ytten ôttro tapapies de raso berde de Valenzia de
Pitiflor con siette paños con guarnicion de encaxe âpolillado
ancho y forrado en tafettan senzillo encarnadino
Ytten una mantilla nueba de tela de ôro y Platta color
de fuego con guarnicion de cuchillejo angostto de Platta, Y fo
rrada de Gorgoranzillo listtado celestte
Ytten una hongarina de rasso blanco con lavores de ôro
flores de reliebe de colores forrada en encarnado
Ytten ôtra hongarina de rasso lisso blanco de florencia
y bordada de Sedas Ymagenería con Perfiles de ôro
y Guarnecida de fluequesillo de ôro y forro encarnado
Ytten ôttra hongarina de rasso encarnado de pitiflor
guarnesida con fluequesîllo blanco y forro encarnadino
Ytten ôtra hongarina de fondo negro con su forro y Guarnessiada
de encaxes negros de flandes y alamares de oro y platta.
Ytten otra hongarina de rasso negro de pîtiflor con su
forro y Guarnesida de encaxes negros de flandes
Ytten ôttra hongarina de rasso negro listtado con su forro
Ytten un monillo de rasso blanco bordado con flores de
sedas de China y perfiles de oro con forro encarnado
Folio 623 r
337
Ytten ôttro monillo de felpa verde con trensilla de ôro con su forro
Ytten òttro monillo con bisso de rasso lisso encarnado Y bor
dado de soles de hilo y oro de milan con su forro zelestte
y Guarnecido con encaxes blancos de flandes
Ytten ôttro monillo de tafettan negro muy usado
Ytten un tapapies de Paño de Grana fino y guarnîzîon
de Platta
Ytten dos mantos ussados uno rassado y ottro no
Ytten un delanttar de rasso encarnado de pitiflor
con cinco paños Juntto y Guarnecido de encaxes finos
de pitiflor
Ytten ôttro delanttar de tafettan Doblette negro
de tres paños
Ytten ôttro delanttar de red negro en forma de
encaje de una piessa
Ytten unos mangottes de rasso de ôro Celestte color
de Perla
Ytten ôttros mangottes de resttario de platta encarnados
Ytten un corpiño de rasso lisso color de fuego bordado
de Platta
Ytten ôtro Corpiño de tela encarnada ussado con
ttrensîlla de ôro y forro
Ytten ôtro Corpiño de tela blanca con encaxes
Folio 623 v
De òro con su forro
(…)
Ytten un cortte de saya de Peldefebre de seis Pañoss
un monillo de lo mismo con forro y ruedo de òlandilla
(…)
Ytten Un tterno de ropa de Bapttissar que se
compone de una hongarinitta de rasso lisso encarnado
bordada de plata con guarnicion de encaxitto de
platta, y una faxa de lo mismo forrado ttodo de
tafettan Celestte senzillo
Ytten un mantton de raso lisso blanco con guarnicion
de encaxe de ôro y plata forrado en ttafettan en
carnado senzillo
Ytten unas naguillas de lo mismo con sinttas de rasso
Ytten una cobija de olan Guarnessida de encaxes
blancos de Bruzelas de siette dedos de Ancho
y un rebosso de lo mismo y la Guarnizion de cinco
dedos de Ancho
Folio 624
Ytten un Pañal de Estopilla guarnecido con encajes de
Bruzelas de dos dedos y medio de ancho
Ytten una Camisitta de olan con balona y puños de encajes
338
de bruzelas de seis dedos de ancho
Ytten unos rasgos? de Anascottes blanco muy fino de quatro baras
Ytten una monttera de rasso berde bordada de ôro y plata
con su Penacho de Plumas negras y su forro
ytten un Penacho de Plumas de Yndias blanco Y a
marillo
Ytten un Cortte de encaxe negro para mantto de cinco puntas
de media bara y una òchava de Ancho”
DOCUMENTO Nº5.
1702, septiembre, 20. Sevilla.
Inventario de bienes de don Francisco Tello y Potugal, marqués de Sauceda.
AHPSE: P-8173, 1623-1634.
Escribano público: José de Medina.
Folio 1627 r
(…)
“Alhajas empeñadas
Ponen por Inbentario Un maso de perlas netas que
pesan diez y nueve onsas escasas las quales estan en
peñadas en doce mill Rs de Vn en los herederos del Capitan
Manuel Delgado.
Ytt Una Joya de Diamantes y esmeraldas con una
Ymagen de Nuestra Señora de Atocha que esta enpeñada
tres mill Rs de Vn en Don Lorenzo Iribarburu
Ytt. Un Relox de Diamantes con laso y copete = una
benera de diamantes y esmeraldas = Unos aguacates de
diamantes = y unos botones de rubies esmaltados = cuyas
alajas estan empeñadas por mano de Dª Josepha de
Loyola en cien doblones de a dos excudos de oro
Ytt una cadena de oro que pesa diez onsas = con
corazon de oro con Una Ymagen de la encarnacion
Folio 1627 v
orlado de diamantes = y una Joya mediana de rubies
y diamantes con quatro piedras menos = cuyas alajas
estan empeñadas en Bartolome Gimenez en doscientos?
y Veinte Pesos Excudos de a diez Rs de plata
Ytt una Joya de esmeraldas que esta empeñada en
los herederos de Don Xpristoval ¿ de Soto en cient
Pesos Excudos de a diez Rs de plata
(…)
339
Ytt un rosario engarzado en oro que esta enpeñado
en Don Diego de Blanez y Aguirre vecino desta ciuedad en
un mill y quinientos Rs de vellon
Ytt Un Baulito de filigrana de plata que esta empeñado
en la caxa de Don Gabriel de Morales Y Compañía com
prador de oro y plata desta ciudad en quatrozientos rs de Vn
Ytt Unos Espartillos de oro empeñados en la misma caxa de
dho dn Gabriel de Morales en tres mill Rs de vellon
Ytt Una Cruz y unas Gatezas , Galezas?? de diamantes y Perlas
netas enpeñadas en la misma Caxa de dho dn Gabriel
de Morales en quatro mill Rs de Vn”
DOCUMENTO Nº6.
1705, marzo, 2. Sevilla.
Inventario de bienes de don José de Palacios.
AHPSE: P-5165, 308-310.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado
Folio 310 v
“En la ciudad de Sevilla en res dias deste dho mes y año dhos ante mí
el dho escrivano publico y testigos de Yuso Scriptos paresieron los dhos Doctor
dn Juan Antonio Zambrano y dn Juan de Figueroa y dijeron que como
Folio 311 r
tales albaceas Ynsolidum que son y quedaron del dho dn Joseph de Palacios
difunto que Dios aya??? proseguir el Inventario que de sus Vienes y
hacienda tenian empesado ante mi por lo qual con Yntervencion del dho dn
Diego de la Torre y Esquivel ¿ y Curador Gen de Menores desta ciudad
desta ciudad `prosiguieron el dho Ymbentario en la manera siguiente
Primeramente un Vestido de fondo Usado guarnecidas las mangas de flueco ¿
sido para hombre
Ytt otro bestido para hombre que se compone de ropilla de burato y clazones
y mangas de nobleza
Ytt dos pares de calzones de nobleza usados
Ytt una capa de burato Nueva
Ytt una Ropilla de Vaieta bieja
Ytt Unas mangas de tafetan biejas
Ytt unas mangas de Rizo biejo con Ropilla y Calzones de paño
Ytt una capa de paño fino de Segovia nueba
340
Ytt quatro armadores uno de Raso liso blanco biejo dos negros de tafetan
el uno usado: y el otro armador de Damasco berde de oro Usado
Ytt quatro toallas vizcainas
Ytt unas medias negras de peso usadas
Ytt un Señidor de medio Rasillo de tres baras de largo y media de ancho
Ytt un tallesillo de tafetan tornasolado guarnesido de encajes blancos y se
jilla ¿ de plata
Ytt Vinúu bordado de seda
Ytt un bestido para muger de tela color Gamusado tallesito guar
necido de encajes de plata y tapapies con un encaje de plata de a tercia
Ytt otro bestido de tela berde guardapies y unguarina guarnesida de flue
quesillo
Ytt un Unguarina de felpa negra bieja
Ytt Un monillo de tafetan pajiso con Guarnicion negra
Ytt dos saias de pelo de camello ambar y una Unguarina de lo mismo
Folio 311 v
Yttem una savana de olan y otra media savana de lo mismo guarnesida de
encajes de quatro dedos de ancho
Yttem quatro Revosos de encajes biejos
Yttem dos armadores llanos blancos
Yttem una cobija de estopilla con encajes usada
(…)
Yttem Una casaquilla de paño fino de Segovia color de ambar sin botones ni oja
les con su forro por estrenar
Yttem un emballenado de tafetan doble de Lustre negro
Yttem una mantilla de encaje encarnado guarnecido con encaje blanco usado
(…)
Folio 312 r
Ytt. una colgadura de dha cama de Damasco carmesí con cuchillexo
de oro fino bien tratada que se compone de seis cortinas cielo y rodapies
y colcha que haviendo quedado por vienes de la dha da Josepha de Avila Re
sivio el dho dn Joseph de Palacios entre las alajas del pago de la lexma Y dotes
de la dha su muger”
DOCUMENTO Nº7.
1705, marzo, 20. Sevilla.
Inventario de bienes de don Salvador Moreno.
AHPSE: P-5165, 360-372.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.
341
En la Mui Noble y mui leal ciudad de Sevilla en Veinte
días del mes de marzo de mill setecientos y cinco a ante mi el scrib p
y testigos de yuso escriptos parecio doña Cecilia eugenia Guerrero viuda
de Salvador Moreno vezina desta ciudad en la collacion de Sa Marcos?
y dijo que como alvasea insolidum q es y quedò del dho su marido nombrada
por el poder para testar que la otorgo q passo ante mi en prim deste
presente mes y año de la ¿ a que se remite queria hacer inventario de los
vienes y hazienada que quedaron por fin y muerte del susodho para q cons
te a sus herederos y demas personas que los hubieren de haver quales y
quantos son por tanto con intervencion del Lizenciado dn Diego dela torre
y esquivel padre y curador gen de menores desta ciudad havía e hizo
el dho ymbenatrio en la manera siguiente
Mercaderias
Primeramente se ponen p Ymbentario las mercaderias que estan en la
tienda que tenia en esta ciudad en la calle francos que son las siguientes
Primeramente seis tapapieses de raso de oro verdes azules y encarnados
Ytt veinte y dos varas de raso de oro verde
Ytt Cinquenta varas de Brocato de oro azul y verde
Ytt quatro varas de raso negro labrado
Ytt setenta y ocho baras de tafetan negro Doble de Sevilla
(…)
Folio 360 v
(…)
Ytt nueve pares de medias de capullo de muger amarillas
Yttem trescientas y veinte y dos libras de galones y randas de oro y
plata falza
Yttem quarenta libras de rivete de oro y plata falso
Yttem veinte y siete libras de encaje de oro y plata falso
Yttem sesenta y quatro libras de cuchillexo de oro y plata falsa
de Milan
Ytt diez y siete libras de cuchillexo de oro falzo ordinario
Ytt diez y siete libras de Ylo de oro y plata falso de milan
Yttem doce libras de oro y plata falzo ordinario
Ytt quarenta y una libras de ojuela de oro falso surtido
Yttem veinte libras de ojuela de plata falsa surtida
Ytem cinco libras de trensilla de oro y plata falso
Folio 361 v
(…)
Ytt quarenta de onzas de hilo de plata fino de Milan de dos cavos de batioja
Ytt quince botones de hilo de oro y plata fino grandes de casaca
ytt veinte y quatro botones de oro y plata finos de casaquilla
Ytt once gruesas de botones de oro y plata fino de chupa
Ytt diez y ocho gruesas de botones de oro y plata de armador
(…)
342
Folio 370 r
Ropa del difunto
Ytt una capa de paño azul con cuchillexo de oro
Ytt una casaca de droguete
Ytt un calzon y chupa de raso de oro seleste
Ytt un coleto un armador y unos calzones de ante
Ytt un capote calsones y casaquilla de pelo de camello
Ytt un armador de raso verde con cuchillejo de oro
Ytt una casaca y una casaquilla de tafetan doble negro
Ytt una capa de paño color de ambar
Ropa de la viuda
ytt un Bestido de Raso de oro melado de Guardapiés unguarina y cotilla
con encajes de Milan
ytt un guardapies de raso de oro verde
Ytt una saia de teleton
Ytt una Unguarina de ormesí negro
Ytt una saya de tafetan doble negro
Ytt una unguarina de fondo
Ytt una mantilla de raso de oro
(…)
Folio 370v
(…)
Ytt un tapalotodo de albornos
(…)”.
DOCUMENTO Nº8.
1709. Sevilla.
Partición y división de bienes de Doña Francisca de Medina y Salazar,
Marquesa de la Peñuela.
AHPSE: P-3777, 66-209.
Escribano público: Toribio Fernández de Cozgaya
Folio 80 r
(…)
“-Ytt una Colgadura de Cama de damas
co Carmezí con galoncillo de oro falzo
con su colcha de lo mismo manchada y mda
y aprezda en 174 en ochocientos Rs
-Ytt un Dozelito de dicho Damasco
0800
343
carmezí Uzado ¿ y aprezdo en 175
en quarenta Reales
-Ytt Una Colgadura de Cama de
Damasco Berde para camino bieja
ymbentariada y apreciada al? en 176 en
doscientos y quarenta Rs
(…)
-Ytt Una Colgadura de Cama de gaza
encarnada y plata con fluequeado de
seda viexa ymbentariada y apreciada
al en 178 en trescientos y cinquenta R
Folio 81 r
(…)
-Ytt Una Colgadura de Cama de
tercio pelo verde con reves de felpa
larga en carnada y su colcha de lo
mismo, y su rodapies, guarnecido todo
con cuchillejo de oro de Milan, ymben
tariada y apreziada aen 186 en
quatro mil y quinientos Rs
-Ytt una colcha tellis de tela de oro
encarnada y blanca que tiene doze varas
guarnezida de cuchillejo de oro falzo
forrada en tafetan gamuzado uzada
que por olvido no se ymbentario se aprecio
en quinientos y quarenta Rs
Folio 87v
(…)
Primeramente una Joia grande de oro
con una esmeralda grande en medio
y cinco menores y noventa y dos esme
raldas pequeñas y ciento y sesenta
Diamantes con su pendiente y en el
dies y siete esmeraldas, y beinte y un
Diamantes y mda y apreziada aen 219 en seis
cientos pesos excudos y dos octavos
0040
0240
0350
40500
0540
06002/8
Folio 88 r
(…)
-Ytt unos Sarzillos de oro y esmeraldas
cada uno con cinco aguacates pendientes
desiguales, y cada sarzillo tiene ciento
y sesenta y nuebe esmeraldas pequeñas
ymbentariadados y apreciados aen 221 en
ciento y quarenta ex
0140
Folio 89 r
344
(…)
_Ytt otros satzillos y en cada uno quatro
perlas Verruecos y un corazoncito de oro
ymbentariados y apreziados a en 229
en vceinte escudos
-Ytt dos pares de Votones y en cada uno
ocho diamantes en borzelana ymbentt
y apreciados a en 230 en quarenta y ocho ex”
0020
0048
DOCUMENTO Nº9.
1710, mayo, 8. Sevilla.
Inventario de bienes de Doña Juana de Rivera, marquesa de Aguiar.
AHPSE: P- 2822, 456-458.
Escribano público Toribio Fernández de Cozgaya.
Folio 457 r
“(…)
Ytten una basquiña de ormesi de ocho paños vieja
Ytten otra basquiña de raso liso negra de diez paños
Ytten un monillo de raso verde y guardapies de lo mismo
Ytten una Basquiña de espumilla encarnada desecha
Ytt. Un envallenado, ongarina de tela azul guarnezida la casaca con encages de oro
y blancos
Ytten una casaca de raso liso encarnado guarnecida con galon de oro y puntilla
blanca
Ytten otra casaca de raso liso verde toda guarnecida de galon de oro
Ytten una Basquiña de tafetan doble negro mal trattada
Yten otra Basquiña de felpa negra
Folio 457 V
Ytt. una ongarina de raso liso negro guarnezida con encage de puños y ¿
Ytt. una saya de barragan de Bruselas blanca
Ytt. un par de almoadas de tafetan listado con encages blancos
Ytt. una Basquiña de raso negro Bieja
Ytt. Dos cortinas de tafetan carmesí con sus cenefas
Ytt. un guardapies de tela azul
Ytt. una saya de espumilla azul
Ytt. un guardapies de tela encarnada usado
Ytt. una saya de ormesi negro con tres encages blancos tejidos en ella
Ytt. un Bestido de sarga color de ambar bordado de Afelpado
Ytt. nueve varas y media de raso verde y blanco en cortes
Ytt. una ropa de baptizar con mantilla naguillas y casaquita y camisita de olan
de raso encarnado
Ytten un manto
345
Ytt. una mantilla de raso liso encarnado con encages blancos de Bruselas
Ytt. un encage de manto de dos ttercias de ancho
Ytt. otros dos pedazos de encage negro de Humo
(…)
Ytt. tres mantillas de vaieta las dos guarnecidas con encages usadas
Ytt. un guardapies de raso carmesi y blanco usado
Ytt. un coche de viga usado con entrapada y cortinas de paño encarnado para el
Inbierno y Alvornozes y cortinas de damasco para el verano
(…)”.
DOCUMENTO Nº 10.
1710, junio, 8. Sevilla.
Carta de dote de José Robles, oficial de albañil a favor de Francisca Lucrecia Lezcano.
AHPSE: P- 2822, 605.
Escribano público: Juan Muñoz Naranjo
“Yten quatro camisas de muger y tres pares de naguas blancas todo en ciento y onze r 0111
Yten dos pañuelos blancos y quatro corpiños de lo mesmo todo en treinta y dos r 0032
Yten un monillo de tafetan sin mangas una almilla blanca y un paño de peines todo en
catorze r
0014
Yten un bestido de tafetan doble en noventa r
0090
Yten unas naguas de sempiterna encarnada con guarnicion en setenta y cinco rr .0075
Yten un tapapies y monillo de tafetan chorreado en veinte y siete rr
0027
Yten dos pares de naguas las unas chorreadas y las otras de estampado en veinte rr
0020
Yten dos delantares uno de tafetan con encages y otro blanco â? en Vte y seis rr 0026
Yten quatro pares de calzetas y escarpines en Vte y quatro rr
0024
Yten unas medias de seda encarnadas bordadas en veinte rr
0020
Yten un monillo de raso encarnado y una saia en ciento y veinte rr
0120
Yten dos mantos uno nuevo y otro traido en ochenta y dos rr
0082
Yten una toalla de Indias de algodón dos pares de guantes y tres abanillos en
sesenta y quatro
0064
Yten un tocado de Indias y otras niñerías en quarenta y quatro rr
0044
346
(…)”
DOCUMENTO Nº11.
1715, agosto, 16. Sevilla.
Inventario de bienes de don Pedro Dutramble.
AHPSE: P-5178, 600-611.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.
Folio 604 v
“(…)
“Ytt veinte camisones de diferentes lienzos
Ytt diez pares de calzones blancos= y tres armadores de
diferentes lienzos
Ytt veintte y quatro almohadas de diferentes lienzos y
otra labrada de seda
Ytt seis corbatas de olan y muselina usadas las cinco
con encages y la otra llana
Ytt cinco pares de calzones de diferentes lienzos guarne
sidos de encages
Ytt tres camisones de estopilla guarnecidos de encages
Ytt quatro pares de calzetas = quatro de escarpines viejos
(…)
Folio 605 r
Ytt un par de calzones marineros de tafetan Gamusa
do con encages negros viejos
Ytt un armador de tisu de oro y plata
Ytt ôtro de damasco de ôro color de ambar Galoneado
de oro
Ytt ôtro de tafetan doble negro usado
Ytt una Cassaca don dos pares de calzones de Carro de
oro blanquisco botonadura de plata y foor de ta
fetan azul
Folio 605v
Ytt una Cassaca y un par de calzones de lanilla o bu
rato vieja negra
Ytt una Cassaca de espumilla plateada y Rossada vieja
con botonadura de plata
Ytt una Cassaca de montar de paño color de melocoton
vieja
Ytt una chupa y calzones de morles de color viejo
Ytt una chupa de Damasco negro vieja
347
Ytt ôtra chupa de razo de manopla verde y anteada
Ytt cinco pares de calzones de paño viejo de diferentes co
lores
Ytt ôtro par de calzones de damasco azul
Ytt un Ropon o vata de Espumilla plateada forrada
de tafetan carmesi mui vieja
Ytt dos virretas una de terciopelo carmesí y la otra
de paño a colores vieja
(…)”
DOCUMENTO Nº 12.
1715, agosto, 31. Sevilla.
Inventario bienes de don Ambrosio Pérez de Texada
AHPSE: P- 5178, 691-705.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.
Folio 697 v
“Ropa de color de hombre
Ytt un vestido de paño de francia de hombre que se compone
de casaca chupa y calzones con botonadura de oro
Ytt otro bestido de carro de oro color de ambar que se
compone de casaca y calzones con botonadura de oro
Ytt otro bestido de paño negro que se compone de de casaca cal
zones y chupa de nobleza con botonadura de seda
Ytt ôtra casaca de droguete? plateada forrada de tafetan
y botonadura de oro
Ytt otra cassaca de paño de Segovia color de café vieja
con botonadura de seda
Folio 698
Ytt un Justacor de pelo de camello forrado en vayeta vieja
Ytt un armador de teleton color de ambar forrado en olanda
Ytt un capote de carro de oro âforrado en vaieta viejo
Ytt un bestido de paño de francia negro que se compone de cassaca
y calzones con botonadura de seda
Ytt otro bestido de paño de francia color de ambar que se
compone de cassaca chupa y calzones y votonadura de oro
Ytt otro bestido de carro de oro que se compone de cassaca
calzones y chupa de razo color de café guarnecido de galon
de oro y botonadura de lo mismo
Ytt una chupa de terciopelo carmesí guarnecida de galon
de oro y botones de lo mismo
Ytt una capa de paño azul con su Bueltillo ¿ de oro
Ytt dos armadores con mangas uno de teleton y otro de granilla
348
Ytt una Casaquilla de paño vasto blanquisca con botones
de lo mismo
Ytt un armador de ante con sus mangas guarnecido de
Ruetillo? negro
Ytt una Cassaquilla y calzones de paño vasto con botones
de lo mismo
Ytt otros calzones de lo mismo
Ytt un ârmador de granilla con botones de metal
Ytt dos Cassaquillas de paño basto ôbscuro con botones de lo
mismo
Ytt una Capa de paño de Segovia azul con galon de oro
Ytt otra de paño blanquisco basto
Ropa de muger
Ytt un bestido de tela azul que se compone de tapapiés
y monillo el tapapiés guarnecido con un encage de Milan
ancho y el monillo con galon y puntilla de plata y oro
Ytt un guardapies de Rasso de oro guarnecido con sus encxes
de Milan angostos
Ytt ôtro Guardapiés de Rasso de oro verde
Folio 698 v
Ytt una cassaca de fondo guarnecida toda de Galon de oro
y puntilla de plata
Ytt otra de Razo negro guarnecida con galon de oro y punti
lla de plata
Ytt ôtra de Razo negro guarnecida con galon de oro y punti
lla de plata
Ytt ôtra mantilla de felpa verde guarnecida con encage de
milan
Ytt otra de Razo liso encarnada guarnecida con encages
de milan
Ytt ôtra de raso color de café llana
Ytt ôtra de raso encarnado vieja y llana
Ytt una saía negra de nobleza
Ytt ôtra negra de tafetan
Ytt ôtra de Razo liso color de perla
Ytt unas naguas de Vaíeta vieja color de aroma?
Ytt una saia de pelo de camello color de ambar obscuro
Ytt dos monteras de pluma vordadas en oro
Ytt un manto nuevo
Ytt una museta de Razo lizo verde y felpa negra con sus
cordones y alamares de seda y un bonete
Ytt dos Rodapís el uno de damasco carmesí guarnecido
con su cuchillejo de oro y el otro de Brocatel sin guarnición.
(…)
Folio 699 r
349
En Sevilla en cinco días del mes de Septiembre deste dho
año ante mi el dicho escribano publico y testigos parecieron
los dichos Doña Catalina Perez de Silva y Don Diego Pe
rez de Texada y dixeron que como tales albaseas testam.
Insolidum del dicho Don Ambrosio Perez de Texada su mari
do y Padre querían proseguir el Inventario que de
sus bienes y hazienda ânte mí tienen empesado por lo
qual y con la dicha intervencion lo prosiguieron en la
manera siguiente
Folio 699 v
Oros y plata labrada
Primeramente una cadena de oro de eslabones y al Remate
una escopetita y diferentes juguetes dentro
Ytt un Rosario de Guaiamo engarzado en oro con tres meda
llas en la cruz
Ytt un Rosario con cuentas de ambar engarazado en oro con
su cruz de lo mismo y una medalla
cruz con seis esmeraldas
(…)
Folio 700
(…)
Ytt una media luna de oro esmaltado de negro con una
perla en medio
Ytt dos pares de sarsillos de oro y esmeraldas y âmbos
con sus aguacates por remate
Ytt dos hebillas de oro y esmeraldas
Ytt quatro limpiadientes de oro y esmeraldas
Ytt quatro botones de oro con sus piedras âmarillas
Ytt una Joya de oro con diamantes y esmeraldas y en ¿’
una Imagen de la Soledad con su caxa de terziopelo
carmesi
Ytt otro joya echura de lazo con su Remate avajo de oro
y diamantes pequeñita con su caxa de terciopelo carmesí”
DOCUMENTO Nº 13.
1719, abril, 13. Sevilla.
Dote a favor de Juan Alfonso de Prado, maestro zapatero de obra prima.
Se la entrega don Juan Baptista Clarebout para quien trabaja como sirvienta su
futura mujer Ana Josefa Marín.
AHPSE: P-10345, 255-256.
350
Escribano público: Juan Márquez de Guevara.
Folio 255r
“(…)
Ytt una gabacha de felpa negra guarnecido con alamares
de oro en Doscienttos quarenta Reales
0240
ytt otra dha de nobleza negra guarnecida con puntilla
de plata en noventa Reales
0090
yttUn monillo de Manopla Color de melocoton guarne
cido con galon de plata en noventa reales
0090
ytt otro dho de raso color de fuego guarnecido con
galon de platta en settenta y cinco Reales
0075
ytt otro dho de paño azul con la misma guarnicion
en quarentta y cinco reales
ytt un tapapies de raso color de fuego guarnesido
con encaxe crudo en ciento cinquenta R
ytt otro dho de tafettan Doble seleste muy usado
con trensilla de plata en sesentta Reales
0045
0150
0060
Ytt una mantilla de raso color de fuego
Folio 255 v
guarnecida con galon de plata en ciento y cinco R
0105
Ytt otr dha de Bayeta tinta en grana guarnecida con
encaxe crudo en treyntta Reales
0030
Ytt unas enaguas de pelo de camello nuebas guarne
sidas con encaxe crudo en cientto y veintte R
0120
Ytt ottras dhas de bayeta berde guarnesidas con sintta de
tisu encarnada en treyntta y siette Reales y medio
0037 ½
Ytt un manto nuevo en sesentta Reales
0060
Ytt un Besttido de Rasso seleste guarnecido con ga
lones de plata en quinientos Reales
0500
Ytt Un delanttar encarnado con puntilla de plata en
treyntta y dos Reales
0032
Ytt ottro dho negro bordado de felpilla negra en vte y dos R
Ytt Dos pares de medias de peso encarnadas en qua
0022
351
renta y cinco reales
0045
Ytt ocho camissas nuebas en trescienttos Reales
0300
Ytt tres dhas usadas en quarenta y cinco Reales
0045
Ytt seis pares de enaguas blancas en cienttto y cinq.ta R
0150
Ytt ocho corpiños en veinte y seis Rs
0026
Ytt Nuebe delanttares en cientto cinquentta y seis Rs
0156
Ytt Dos Candongas en quarentta y cinco Reales
0045
Ytt Diez pares de calzetas en quarenta Reales
0040
Ytt Doze de escarpines en doze Reales
0012
Ytt Un par de buelos en treyntta y quattro Reales
0034
Ytt Dos Pañuelos de estopilla en quince Rs
0015
DOCUMENTO Nº 14.
1719, abril, 13. Sevilla.
Inventario capital de Juan Alfonso de Prado maestro zapatero
de obra prima.
A.P.S. Legajo 10342, folio 257-258.
Escribano público: Juan Márquez de Guevara.
“En el Nombre de Dios Amen en la ciudad de Sevilla en
treze días del mes de abril de mill settecienttos y diez y nuebe años an
tte mí Juan Marquez de Guevara escrivano piblico del Numero della y
testigos yuso escriptos parecio Juan Alfonso de Prado mro za
patero de obra prima vezino desta ciudad en la Collazion de sr San
Ysidro al sitio de la Alfalfa y dijo que por quanto el suso dho
estta para conttraer matrimonio con Ana Josepha Martin
Donzella Natural de la Villa de Dos Hermanas hija lexma de
Gaspar Martín difuntto, y de María Ortiz su muger y para q.
en todo tiempo constte los vienes que estte otorgante lleba al dho ma
trimonio quiere hazer Capital dello y Poniendolo en efectto lo haze
de las partidas siguientes
Primeramente Cíento y doze pares de hormas de hombre a quatro
Rs. cada par montta quatrocienttos y quarentta y ocho Rs
0448
352
Ytt quarentta y tres pares de hormas de muger a tres Rs cada par
son cientto y veintte y nuebe Reales
0129
Ytt Cínquentta y dos pares de hormas Chicas a dos Reales
cada par son cientto y quattro Reales
0104
Ytt treintta y un pares de zapatos de hombre a quinze Reales
cada par montan quatrocienttos y sesenta y cinco Rs
0465
Ytt Nuebe pares de zapatos de muger a doze Rs cada uno son
cientto y ocho
0108
Ytt Veintte y tres pares de zapatos chanbergos a doze Rs
cada par son Doscienttos y settentta y seis Reales
0276
Ytt Ytt tres pares de zapatos de muger llanosa nuebe Rs cada par
son veintte y siette Reales
0027
Ytt cattorze pares de zapatos a siette Rs cada par ympor
tan Npbenta y ocho Reales
0098
Ytt diez pares de Zapatos Chicos a quattro Reales ca
da par son quarentta Reales
0040
Ytt Ytt quinze docenas de pares de tacones a quattro Reales
cada una ymportan sesentta Reales
0060
Ytt siette dosenas de pares de tacones de muger a cinco
Reales cada una ymportan treyntta y cinco Rs
0035
Ytt quattro pares de tiseras a diez Rs cada una ymportta
quarentta Reales
0040
Folio 257 V
(…)
Ytt Dozena y media de Cordovanes negros a quinze Rs.
cada uno ymportta Doscienttos y settentta”
0270
DOCUMENTO Nº15.
1724, agosto, 17. Sevilla.
Inventario de bienes de Doña Gregoria Blazquez Calderon realizado por su albacea.
AHPSE: P-1323, 337-345.
Escribano público: Dionisio Bravo de Velasco.
353
Folio 337 r
“En el nombre de Dios Amen en la ciudad de Sevilla en ve
intte y quattro diaz del mes de Julio de mill settezientos y ve
intte y quattro años estando en las cassas de la morada Dn
Juan Joseph de Ariza mercader de Lenzería vezino deestta dicha
ciudad que son en ella en la Collazion de nuestro sr. sn. Salvador en
la plazuela que llaman de la Abería anttemi Dionisio Bravo escriva
no Publico de su numero y los testigos infra escriptos parezio el dho
Dn Juan Joseph de Ariza a quien doy fe conosco y como unico herede
ro y Albacea que quedo de Doña Gregoria Blazquez Calderon su
lexitima muger difuntta q. Dios aya nombrado en el testamento q
otorgo devajo de cuya disposicion pareze fallezió que passo anttemi
en treze deste dicho mes y año a que se remitio dixo que por fin y muerte
de la dicha Dª Gregoria Blazquez Calderon su muger quedaron ciertos
bienes caudal y efecttos y que para que siempre conste a las personas que
aellos pretendieren tener dercho quales y quantos son queria hazer
Ymbentario solemne dettodos y poniendolo en efecto lo hizo en la for
ma siguiente (…)
Folio 338 v
Ropita de canastilla
Ytt. unas naguillas de raso color Celestte nuevas forradas en tafetan
senzillo encarnado y guarnesidas con puntas de plata y las dos de colonia de se
da de tizú
Ytt. otras dichas de Anascote blanco guarnezidas de Colonia labrada de seda
Ytt. dos cobijas de estopilla ancha guarnecidas con encajes de pitiflor
Ytt. seis rebozos de lo mismo guarnecidos de dhos encajes
Ytt. dos camisittas de ôlan guarnecidas de dhos encajes
Ytt. ocho dichas de bretaña y mangas de estopilla guarnesidas con dhos encajes
Ytt. tres rebozos de estopilla llanos
Ytt. doze pañales de bramante
Ytt. un Acerito de olan con funda de tafetan guarnecido de encajes de pitiflor
Ytt. quattro sabanillas de cuna de bramante
Ytt. dos Almohaditas de cuna de Lienzo del Imperio
Ytt. una faxa de cinta encarnada de tela usada
Ytt. dies y seis faxas de distintos generos
Ytt. un capillo de tafetan guarnecido de encajes
Ytt. dos faxas de parir de bramante
Ytt. una colcha para la cuna de sempiterna estampada forrrada
en sereni con fluecos de hilo azul
Ropa de color de muger
Ytt. un tapapies y cazaca de tela de plata sobre Damasco encarnado
forrados en tafetan y guarnecidos con galon de plata
Ytt. otro guardapies de raso verde forrado en olandilla con galon
de oro
Ytt. otro dho de raso carmesí usado con galon de plata
354
Ytt. otro dhos de Damasco Aromado viejo con galon de seda
Ytt. una Anguarína de Damasco Aromado guarnezido de galon de plata
Folio 339
Ytt. otra anguarina de pelo de camello llana
Ytt. un monillo de grana llano
Ytt. otro dicho de raso carmesí con botones y guarnizion de plata
Ytt. otro monillo de pelo de camello viejo guarnecido de punta de plata
Ytt. otro dicho de Morles Aromado
Ytt. un corpiño de Damasco encarnado bordado de plata
Ytt. una mantilla usada de tela seleste guarnecida de punta de plata
Ytt. un delantar de tafetan blanco bordado de oro y seda
Ytt. quatro varas y media de peñasco tornasolado corte para anguarina
Ytt. quatro varas y media de tafetan doble blanco para forro
Ytt. una basquiña de Peñasco tornasolado
Ytt. otra dicha de pelo de camello
Ytt. otra dicha de tafetan doble negro
Ytt. unas enaguas de bayeta grana con puntas de seda
Ytt. un manteo de vayeta pajizo usado
Ytt. un manto de Sevilla con siete varas
Ytt. otro dicho viejo
Ytt. un par de medias encarnadas usadas
Ytt. dos pares de ligas bordadas con puntilla de plata
Ytt. dos pañuelos dobles de seda
Ytt. una paletina azul usada
Ytt. quattro abanicos usados de diferentes xeneros
Ytt. dos pares de guantes blancos de hilo y algodón”
DOCUMENTO Nº 16.
1725, julio, 16. Sevilla.
Recibo de dote de Bartolomé de Ortega a Francisca Masia.
AHPSE: P- 5188, 512-514.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.
Folio 512 v
“(…) Ytt una mantilla de bayeta tinta en grana
guarnesida en treinta y seis reales
0036
Ytt una mantilla de raso carmesí en
ciento y òchenta reales
0180
Ytt una basquiña de pelo de camello en ciento
nobenta reales
0090
355
Ytt otra dicha de tafetan doble negro en doscientos
y sesenta reales
0260
(…)
Ytt una gitanilla de tafetan doblete de Sevilla
guarnesida en setenta y cinco rr
0075
ytt un monillo de grana guarnesido en cien
to y cinquenta y cinco reales
0155
Ytt un monillo de raso verde en nobenta rs
0090
Ytt un monillo de paño grana en treinta r
0030
Ytt un corpiño de tafetan encarnado en vein
te y dos reales y medio
0022 ½
Ytt otro dicho de morles en seis reales
0006
Ytt tres abanillos uno de roma y dos ordina
rios en setenta y cinco reales
0075
Ytt un rosario engarzado en plata en sesenta
0060
Ytt un par de guantes de seda en treinta
0030
Ytt otro par de guantes de hilo blanco en ôcho rs
0008
Ytt otro par de guantes de lana tinto en grana
en diez y ôcho reales
0018
Folio 513 r
Ytt un par de puños de encage fino en quince rs
0015
Ytt unos buelos de encages finos en sesenta rs
0060
(…)
Ytt un clavillo de plata en ôcho reales
0008
Ytt dos moñas una de tela y ôtra de seda en ôcho rs
0008
(…)
Ytt un regalillo de pelo blanquisco en treinta y dos rs
0032
Ytt dos paletinas una de color de punzòn y la otra negra
en treinta reales y medio
0030 ½
Ytt dos delantares uno encarnado bordado y ôtro ne
356
gro guarnecido en cinquenta reales
0050
Ytt un guardapies dorado en doscientos rs
0200
Ytt una cama de colgar nueva de paño teñido en
doscientos y quarenta reales
0240
(…)
Ytt un scriptorio de carey embutido en marfil
con su pie en doscientos y diez rs
0210
Ytt un bufete de comer con su cajon en veinte rs
0020
DOCUMENTO Nº 17.
1725, septiembre, 22. Sevilla.
Inventario de bienes de Doña Isabel Inés Francisca Malcampo y Omazur.
AHPSE: P-5188, 684- 690.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.
Folio 686 v
(…)
“Ytt una bolsa de ir a casar ( cazar)
Ytt tres pelucas
Ytt quatro birretinas bordadas de plata
Folio 687 r
(…)
Ytt un roperito de dos varas de âlto
(…)
Ytt un escaparate de tres varas de alto con puertas de âlam
bre donde estan los libros
(…)
Ytt una mesa con sus âtriles para escribir de dos varas y me
dia de largo
Folio 688 v
(…)
Ytt quatro pañitos de barba
Ytt una cama de tres varas y media de alto con su colgadura ver
de bordada en Yndias y sitial de lo mismo
Ytt tres cortinas de tafetan carmeside â quatro varas de largo
357
Ytt tres casacas de paño
Ytt dos ddhas de lila encarnada
Ytt seis pares de calzones
Ytt una chupa y calzones de gamusa
Ytt seis pares de medias
Ytt dos chupas de raso
Ytt dos biricues
Ytt un espadin de plata
Ytt quatro sombreros
Ytt una escopeta
Ytt quatro sayas una de terciopelo una de damasco negro
otra de pelo de camello otra de melendra?
Ytt ocho casacas de muger las dos de tela
ytt quatro guardapieses los dos de tela
Ytt una bata de tela y otra chica de rasso
Ytt una bata de hombre de damasco
Ytt tres delantares los dos bordados de plata
Ytt una colgadura de cuna y mosquitero de dha
ropa de los niños
Ytt onze camisitas de la niña
Ytt siete pares de naguas blancas
Ytt seis pañuelos y calsetas
Ytt tres corpiños
Ytt tres delantares
Ytt seis camisones de el niño
Ytt siete pares de calzones
Ytt tres capillos
Ytt seis armadores blancos
Ytt quatro pañuelos y calzetas
Folio 689 r
(…)
Ytt quatro guardapieses de la niña
Ytt dos sayitas
Ytt un manto
Ytt dos casacas
Ytt una paletina
Ytt quatro pares de medias
Ytt una casaca del niño
Ytt dos chupas
Ytt dos pares de calzones
Ytt tres sombreros
Ytt un espadin de plata
Ytt una casaquilla de montar
Ytt cinco pares de medias
Ytt una mantilla de la niña
Ytt tres delantares de tafetan
358
Ytt diez corbatas de encages
Ytt ôcho corbatas llanas
Ytt ocho puños llanos
Ytt treze pañuelos llanos
Ytt diez y ocho camiones
Ytt ôcho pares de calzones blancos
Ytt doze armadores
Ytt ocho pares de calzetas
Ytt veinte y quatro pares de escarpines
Ytt seis capillos blancos
Ytt seis pañuelos de color
ytt una cotilla y dos petos
Ytt dos mosquiteros
(…)
Folio 689 v
(…)
Canastilla
Ytt una colcha de damasco carmesi
Ytt una ropa de xstianar de tela
Ytt seis sabanas
Ytt quatro ferraderos? ó serraderos
Ytt seis almohadas
Ytt diez camisitas
Ytt quinze pañales
Ytt nueve metidillos
Ytt doze faxas
Ytt quatro cobijas
Ytt onze rebosos”
DOCUMENTO Nº 18.
1729, febrero, 6. Sevilla.
Inventario Capital de Don José Ruiz, torcedor de sedas, realizado con motivo de su boda con
Gerónima del Balle, viuda de José Pérez.
AHPSE: P- 5192, 86-87.
Escribano público Antonio Ruiz Jurado
Folio 86 r
“Ytt dos pares de medias de seda de peso en
nobenta y seis reales de vellon
0096
Ytt un bestido de paño de Segovia a lo
milittar y chupa de perziana de seda
en seiszientos y quince reales vellon
0615
359
Ytt tres capas. las dos de paño y la otra
de esparragon, en doszientos y quinse reales
vellon
0215
Ytt tres bestiduras viejas de ropa blanca en
sientto y treintta y sinco reales vn
0135
Ytt dos camisolas con puños de olan y qua
ttro corbattines en quarentta y sinco rea
les vellon
0045
Ytt un besttido para el ttrabajo em cinquen
ta reales vellon
0050
Ytt dos libras de seda encañada en cientto y vte
reales vellon
0120
Folio 86 v
(…)
Ytt dos sombreros chambergos en treinta y siete y
medio rreales de vellon
0037
Ytt Dos pares de guantes de seda en veinte y dos rs vn
0022
Ytt un agnus guarnecido de plata y una talega de
tafetan en quince reales vn”
0015
DOCUMENTO Nº 19.
1729, agosto,1. Sevilla.
Inventario de bienes de Don Hermenegildo López de Águila.
AHPSE: P-5192, 595-597.
Escribano público: Antonio Ruiz Jurado.
Folio 595 v
(…)
“Ytt quatro pares de calzoncillos de crea muy remendados
Ytt tres pares de calzetas con piez usadas
Ytt un capote de pelo de camello, forrado en bayeta, color café, roto
Ytt una capa de paño de Segovia negro, rayda y picada
Ytt otra dha de bayeta negra vieja
Ytt un par de calzones de paño de Segovia negro, viejos
Ytt una chupa de paño de francia negro de ynferior suerte , bien
360
tratada forrada en òlandilla
Ytt ôtra dicha de Damasco negro forrada en tafetan, cenzillo, rota
Ytt Un Armador de Damasco negro viejo
Ytt Una ropilla de vayeta negra apolillada
Ytt un par de medias, de seda, viejas, negras
Ytt una bata ordinaria, usada”
DOCUMENTO Nº 20.
1730, marzo, 21. Sevilla.
Carta de dote de don Alonso de Soto a favor de Pedro Guerrero, trabajador del campo.
AHPSE: P-702, 148-150.
Escribano público: Manuel Martínez Briceño.
“En el Nombre de Dios amen = Se Passe por sta
carta de entrego y recibo de Dote como Yo. dn. Alonso de Soto
Presbitero de esta ciudad de Sevilla Y Cura de la Yg. Parroquial de San Gil de ella
otorgo a favor de Pedro Guerrero trabajador del campo vezino della
Y natural de la villa de Valde peñas en el obispado de Jaen. hijo de
Francisco Guerrero y de Catalina Muñoz lexitima muger. Y oigo que pata mexor
servir a Dios nuestro Sr. esta tratado que el suso dho contraiga matrimonio. y por estar
listas las moniciones y presedido lo que manda el santo concilio de trento, se a de
zelebrar en ste dia con Ysabel María Ana Cavello, Donzella natural desta ciudad
hija lexitima de Ramiro Martin Canello; y de María Antonia Cavallero
su muger a quien e criado en mi cassa y servicio desde que la traxeron
de ¿ a ella ¿ Y porque dicho casamiento se efectua con mi gusto
y voluntad. Y sin ingreso por salario ni otra cosa deva nada a la suso dicha porque
la e usado y alimentado con desensia como es notorio. le e ofrecido dar por vienes
y dote y caudal conocido de la suso dicha de los mios propios asta seis mil reales
de vellon ¿ mas que menos ¿ en vienes . y alaxas y ropa. y menaxe de cassa
y en un caballo para que busque la vida. Como con vivienda de Cassa. Y alimentos
de comida y lo demas que sera contenido en este contrato . y poniendo en efecto
dho ofrecimiento. leago entrego dello antedose apreciado por menor los siguientes
vienes. y son en las partidas y forma siguientes
Primeramente una cama de varandillas negra y con algun bronce aprecia
da en ziento y ochenta reales de vellon
180
Ytt. Dos colchones poblados de Lana. y el uno de lienzo blanco y
el otro listado en Doscientos reales de vellon ambos
200
Ytt. seis sabanas las quatro nuevas y guarnecida de encages. y las otras
dos llanas y ussadas en ciento y setenta reales las seis
170
Ytt. Cuatro almoadas guarnecidas de encages nuevas en cien reales
100
361
un cobertor encarnado = y colcha y rodapie de stampado noventa Rs 90
Dos arcas de zedro la una de siette quartas ciento treinta y cinco
135
un escrittoritto y Papelera y un niño Jhs settenta y cinco
75
Dos sillones; y quatro sillas de paxa sezentta y ocho
68
Quatro cuadros con molduras en Blanco Ciento y veinte
120
Dos pequeños con molduras en lienzo quarenta y cinco
45
un San Pedro; y un espexo con moldura negra quarenta y cinco
45
seis quadritos y un bufete de comer veintte y seis Rs
26
Quatro camisas nuevas guarnezidas siento y sesenta y dos Rs
162
------------------
Folio 148 v
1416
- Dos camisas demediadas; y una Beronica Quarenta y seis rs
046
-seis parez de Naguas Blancas settenta y seis rs
076
- seis parez de Calzetas y dos Medias cinquenta y quatro R
054
- Dos pares de sapattos y dos cucharas de plata sesentta reales
060
- Una Caldera Alm irez y Belon siento y onze reales todo
111
- Una tinaja, un Perol Candíl y Candelero un soga
y vidrios u Bucaros y trasttes de cosina sezenta R todo
060
- Un monillo y saya de pelo de camello Doscientos Quinze R
215
- Una saia de tafetan negro nueva Dos y Diez Rs de Vn
210
- una ongurina de damasco encarnado siento y sinco Rs Vn
105
- Dos pares de naguas y un monillo de razo siento y sesenta y sinco R
165
- de los despachos. Para el cassamiento y del un escaparate
Grande siento y sinquenta y ocho Rs
158
- un tapapies de razo verde siento y sinco Reales Vn
105
- Doa saías la una esparragon negro sesentta y siette R
067
- una caxa de plata y unas naguas viexas sesentta y siette R
067
362
- Una mantilla encarnada con sus brochez treintta R
030
- tres pares de guantes y delanttar de tafetan Quarenta y siette
047
- Un pañuelo de seda labrado Doze reales de vn
012
- Una sortixa de oro Con Piedras Blancas sesenta R
060
- Dos tumbagas vuenas en treinta reales de vellon
030
-Un aguilita de plata y Dos agnus de lo mismo Sinquenta y dos R
052
-un dedal y un alfilerero moñas y una Cruz quarenta y sinco
045
-Un rosario de plata y abanillo de talco sesentta y siete R
067
- un delantar y dos talegas y dos pañuelos Quarenta y sinco R
045
- un alfiler de plata y uns sarsillos y marttica veinte y dos R
022
- Dos mantos el uno nuevo en noventa Reales de Vn
090
-Dos Corpiños de Segri treintta Reales de Vn
030
- de un canasto de costura y manguitos siette
007
- Un bolso bordado de oro y otros guantes treintta y quatro
034
- Una tabla de manteles y seis servilletas
y un toalla veintte y sinco reales todo ello
-Ytt un Cavallo Color Castaño y de
025
---------------------
Folio 149 r
30512
edad de Seis años en Quatrocien
ttos y sinquenta Reales de vellon
Ytt en dinero de contado ochenta Reales
de vellon
450
-------------------30962 t
80
--------------------40042 t
Que todas las dichas partidas suman y montan
quatro mil y quarenta y dos Reales y medio de vn
Ytt por mas Argumento y Partte de Dote y Cumplimien
to de mi oferta me obligo a tener en mi cassa
y compañía los dhos Pedro Guerrero e Ysabel María
tiempo de un año contado desde oy dia de su cassa
363
miento y Cumplira otro tal dia veintte y uno de
marsso que viene de mil settecientos y treinta y uno alimen
tandolos de comida y zena sin faltar ninguno re
galado el gasto de cada dia por amvos a quatro R
de vellon que montan en los trescientos y sesenta
y zinco dias que compone el dho a un mil y
quatrocientos y sesenta Reales
10460
Ytt me obligo a que desde el día que cumpla el dho
año de Alimenttos en adelante se pagase por tiempo
de ocho años primeros siguientes un quarto de
cossa fuera de la mía en que ni ban los suso dichos
a razon de a seis reales de vellon en cada un mes
Y no mas y Casso que mas valga por tomar mas
vivienda de Cassa u otros quarttos el Exseso
sera obligacion de los suso dichos el pagarlo porque
yo solo e de concurrir â razon de los dichos seis
reales y sino ganare tanto no por esso Se e de dis
conttar el menos valor porque les e dado prezi
samentte a los dhos seis reales a que se me a de po
der apremiar y executar los quales dichos ocho años
componen noventa y seis meses que a dhos seis
Reales que lo âplico a la susodicha en parte
del dicho ofreciemiento de dotte para que lo tenga
Por tal Con lo de mas que contiene estta scriptura
-0576
Que todas las dichas partidas monttan seis mil y
settentta y ocho reales y medio de vellon â
60078 t
cuío saneamiento paga y cumplimiento me obligo con
todos mis vienes y renttas avídos y por aver = eio el dho Pedro
guerrero que soy presente y savedor de esta scriptura ottor
go que la a sepa como en ella se contiene y ratifico
los aprezios de dichas parttidas que sean echo de mi or
den y rezivo del dho Dn Alonso de Sotto por vienes
y dote y caudal conosido de la dha Ysabel María
mi esposa que a de ser los expresados seis mil
y settenta y ocho Reales y medio en las dhas Parttidas de
bienes y obligaciones de Alimentos, y Cassa y ahora de presen
tte se me entregan de todos los vienes alaxas ropa y cavallo re
feridas por sus parezíos que hazen los dhos quatro mill y qua
renta y dos reales Y m. aora de prezentte escrivano publico y testigos de sta
cartta de cuio entrego y rezivo Yo Manuel Martinez Brizeño
Folio 150 r
escrivano publico del numero de sta ciudad doy fee porque se hizo
y paso en mi presencia y de dhos testtigos estando en las ca
sas de la morada del dho Dn Alonso de Soto en la macarena
en la rezolana del hospital de la sangre y quedo todo ello en
poder de dicho pedro guerrero = de todo lo qual yo el dho Pedro guerre
364
ro me doy por entregado a mi volunttad y esttos dhos seis mill
y settenta y ocho reales y ms que compone dicha dotte ¿mas se
sentta ducados de vellon que prometo y mando en arras Pro
tternupcias dha ysabel María que de ser mi esposa que de
claro caven en la decima partte de bienes que yo tengo y casso
que no que par? se les mando en las que adelante hubiere ya maior
avundamiento de ello le ago grazia y ¿ a la suso dicha
la qual quiero que las aya y tenga sobre mi persona y vienes que
tengo y tubiere y sobre lo mas seguro y ni en parado deellos que la
obligo e ipoteco y doy en empeño y por no ntre del empeño e ipote
ca en tal manera que disuelto y apartado nuestro matrimonio por
muerte o en vida o por qualquiera de los cassos que el derecho
dispone ningun mi hixo ni otra persona acreedor a mis vienes
no pueda entrar `partir ni dividir. cosa alguna hasta que la suso dha
estte pagada de esta su dotte y arras y de lo demas que le perttene
siere de mis vienes y si la suso dha falleziere primero que yo conzien
que lo pueda dexar a sus hixos herederos o a las otras perssonas que fue
se su voluntad a las quales o a quien lexitimamente pertteneziese a lo suso
dho volver e pagare y restittuire luego que llegue el dho casso
sin aguardar a otro alguno de todo lo qual obligo mi persona y vie
nes avidos y por aver = y a nues otorgantes damos poder a las justisias
de Su Mag que de las causas devan conoser para que al nto nos apre
mien y renunziamos las leies de nuestro favor y q. del derecho eio
dho Dn Alonso de Soto renunzio el capitulo o ¿ desolizionibus
suan de penis como en el se contiene = fecha la carta en sevilla en veintte
y uno de marso de mill settecientos y treinta años y de los otorgantes lo firmo en mi
rexistro dho Dn Alonso y por ello el dho pedro guerrero dixo no saver a su ruego
lo firmo un testigo en mi rexistro eio el escrivano publico doy fee que les conosco
testigos Nicolas Geronimo de Salinas y Luis Martinez y Juan de Morales
vezinos desta ciudad =
D. Alonso de Soto
Nicolas Geronimo de Salinas
Manuel Martinez
Luis Martinez”
DOCUMENTO Nº 21.
1730, abril, 8. Sevilla.
Carta de dote de Petronila de Erazo a favor de Juan Esteban de Montalbán,
maestro ensamblador.
AHPSE: P-702, 183.
Escribano público: Manuel Martínez Briceño
(…) un vestido entero nuevo de mujer. Y es de media persiana forrado en encar
nado y a toda costa es su valor quinientos cincuenta y quatro Rs Vn
554
365
Ytt. una Vaquiña nueva de tafetan doble negro en ciento treinta y cinco Reales
135
Ytt. otra Vasquiña de camellon de color tambien nueva en ciento y siete reales
107
Ytt. un tapapies de raso zeleste y colores bien tratado en ciento y veinte reales
120
s pares de naguas unas de esparragon y otras de baieta en ochenta y dos Rs ambas 82
Dos casacas de muger una de tafetan y otra de Pelo de Camello en Sesenta Reales 60
-Dos mantos, el uno nuevo y dos delantares de tafetan y beatilla en cien Reales todo
100
-seís camizas las quatro nuevas con encaxes en doce pesos
180
-tres pares de naguas llanas con encaxes y Dos Pañuelos de estopilla sinco P?
75
-un corpiño de tafetan y unas medias de seda encarnadas treinta y nueve reales
39
-tres pares de calzetas dos pares de sapattos quarenta y cinco reales
45
(…)
-dos pares de guantes los unos de seda y ocho tumbagas en noventa y nueve reales
99
(…)
-quatro Abanillos y unos Buelos de encaxes en cinquenta y cinco reales
55
-una mantilla de baieta y un pañuelo de seda en veinte y tres Rs Vn
(…)
23
DOCUMENTO Nº 22.
1730, mayo, 27. Sevilla.
Carta de entrego y adjudicación de dote de Bernabé Pérez de Escobar, maestro
del arte de la seda a favor de José Serraso del arte de la platería.
AHPSE: P- 702, 714- 715.
Escribano público: Manuel Martínez Briceño
714 v
(…)
“-Ytt. Una Vestidura de Camisa Y naguas blabcas de lienzo
mui fino y Guarnecidas con encaxes finos ciento treinta relaes
0130
-Ytt tres camisas nuevas = y tres pares de naguas blan
cas tambien nuevas por ¿ todo en ciento y diez y ocho reales
0118
366
-quatro pañuelos los tres de lienzo. y el dho de gaza quarenta reales
0040
-otros dos pañuelos de seda y un delantar de estopilla con encaxes= y una
toalla delgada en zinquenta reales todo ello
0050
-Unas medias de seda=Y cinco pares de calzetas=Y cuatro paños de
crea= Y cuatro corpiños todo ello nuevo ochenta reales
0080
-tres abanicos= Y Dos pares de guantes de seda= Y unas Zintas
de tocador todo nuevo en ciento y dos reales
0102
-Dos tablas de manteles= Y seis servilletas en zinquenta reales
0050
-Un Vestido de raso de colores que se compone de Guardapies y
Monillo en Ziento y ochenta reales de vellon
0180
-otro vestido de pelo de camello. Vasquiña Y Casaca, Y Monillo en
ziento y ochenta y tres reales todo ello
0183
-un Guardapies. y monillo de Segrí en ziento y cinco reales
0105
-Una Mantilla de raso color de fuego con broches de pta. Setenta reales 0070
-Una Vasquiña de tafetan doble negro nueva en Dosicentos y seis reales 0206
-Una Casaca de Damasco negro en ciento y tr.ª y cinco reales
0135
-otra Casaca de Raso de Persiana con Carton en Doscientos Reales
0200
-Unas enaguas de esparragon azul y mantilla de vaieta quarenta R
0040
-Una saia de esparragon= Y dos delantares de seda. en Sesenta Rs
0060
-tres varas. y media de Segri Vesdegai. en treinta y siete reales
0037
-Dos mantos de seda el uno nuevo y el otro usado noventa Rs ambos
(…)
0090
DOCUMENTO Nº 23.
1730, noviembre, 30. Sevilla.
Carta de dote de Jose de Medina Perez de Oliveros a favor de Doña Juana Suarez
AHPSE: P-1326, 515- 516.
Escribano público:
Folio 515 v
367
“(…)
Ytt. un guardapies de raso celeste en ciento sesenta y cinco r
0165
Ytt. un monillo de persiana verde con vueltas encarnadas, en ciento y cinco
r0105
Ytt. tres dichos unos de tafetan doble celeste, otro de pelo de camello
y otro de esparragon en quarenta y cinco
0045
Ytt. un bestido de tafetan doble negro que se compone de Basqui
ña y cazaca en trescientos trece r
0313
Ytt. otro bestido de pelo de camello en cientto y cinquenta R
0150
Ytt. un manto en quarenta y cinco
Ytt. unas enaguas de esparragon verde nuevas en cinquenta y tres r
0045
0053
Ytt. otras dichas de Bayeta verde nuevas en quarenta y cinco r
0045
Ytt. dos pares de enaguas usadas unas de Bayeta y otras de Lampari
lla en treinta R
0030
Ytt. un delantar de tafetan encarnado bordado de seda en treinta r
0030
Ytt. tres dichos dos de tafetan y uno de estopilla en quarenta
y cinco R
0045
Ytt. unas medias de seda encarnada bordadas en treinta Rs y unas
calsetas finas en siete y m q todo monta treinta y siete r y m
0037 ½
Ytt. unas medias de seda carmesí y ligas selestes en veinte y dos r
0022
Ytt. otras dichas de capullo en quince R
0015
Ytt. dos Corpiños uno de persiana y otro de tafetan en veinte y dos
0022
Ytt. una mantilla de bayeta blanca en trece R
0013
Ytt. unos guantes de seda carmesí en veinte y dos R y m
0022 ½
Ytt. dos pares dichos de lo mismo unos encarnados y otros negros
en treinta y siete reales y medio
0037 ½
Ytt. seis abanillos de distintos gen. los quatro nuevos en seten
ta y cinco Rs
0075
(…)”
368
DOCUMENTO Nº 24.
1733, febrero, 26. Sevilla.
Memoria de las partidas que se han pagado por orden y quenta del Sr. Dn Joseph Maestre.
AHPSE:P-12025, 1406-1421.
Folio 1416 v
Escribano público: Bernardo José Ortiz.
“Gastos causados en el embarque de ropa.
Ytem por los gastos causados en el embarque
de la Ropa que fue de quenta de dho Sr
se expendió lo siguiente
-Por onze rs y medio de plata
que se dieron a los enfardeladores
para veber
0011 ¿ ¼
-Por traer y llevar las baietas del
tinte16 ¿ de plata
0016
Folio 1418 r
-Ytem 138 ¿ que se pagaron â
Dominguez, por hilo, cordeles;
y aforrar el cajón
0138
-Ytem 198? por la hechura de los
nueve fardos â 22 ¿ pta cada uno
0198
-Ytem por teñir 174 piezas de baietas
â 20 rs plata cada pieza se pagaron
10480
-Ytem 43? ¼ de nueve carretadas
a los mosos de llevar ael rio a nueve
rs. vn. cada una
0043? ¼
-Ytem 43 ¿ ¼ de los nueve carros
a los mismos nueve rs
0034 ¼
-Ytem 332 ‘ del tundidor por
doblar, y aprensar 83 piezas de
baietas a quatro rs. de Plata
cada una”
0332”
369
DOCUMENTO Nº 25.
1731, marzo, 5. Sevilla.
Testimonio de daño.
AHPSE: P- 10349, 200.
Escribano público:
200 r
“En la ciudad de Sevilla en cinco dias del mes
de Marzo de mill Settecienttos y treintta y un años
antte mi Andres Guttierrez delas piedras ssno pp
del numero desta dha ciudad y testigos Yuso Escritos
parecieron los señores Ladham y carpenter, hombres de
negocios y vezinos desta dha ciudad en la collazion de
Señor San Ysidro y dijeron que Don Rogers y Beaz
dsley vezino de la ciudad de londres les remittio desde allá
â esta dha ciudad en un navío nombrado Annna, cuyo
capitan es Thomas Cutohinson Un Barril cuya Marca?
es la de la ¿, denttro de ella qual venían trescienttas
y tres dosenas y mediade medias de Zeda y lana de varios
colores de hombres mugeres y muchachos el cual dicho varril
aviendose avertto oy día de la Fecha en la real aduana desta
dicha ciudad en presencia de el presente ssno ppco y testigos
se sacaron todas las Zittadas medias enttre las quales
venían con averia de agua salada actualmente mojadas
las dozenas siguientes
Primeramente del numero primero cinquenta y ocho dozenas
con âvería grande
Yttem del numero cinco cinquenta y dos dozenas con Abería
grande de mugeres y de estas mismas treintta dozenas con menos
abería
Yttem del numero seis, treze docenas de hombre de Amburgo
de puntto de aguja con abería grande, y de las dichas quatro
dozenas con menos abería
Yttem del numero siette treintta y una dozena de hombres de
Amburgo de punto de Aguja con abería grande surtidas
Yttem quatro dozenas de hombres cortas de Aguja con abería
grande
(…)
Folio 200 v
Yttem quince dozenas de mugeres encarnados con cuchillas
Blancas con abería grande
(…)”
DOCUMENTO Nº 26.
370
1731, octubre, 24. Sevilla.
Inventario Capital de don Bartolomé Profumo.
AHPSE: P-1326, 474-479.
Escribano público. Juan Bautista de Palacios.
Folio 475 v
“(…)
Ropa de vesttir de hombre
Ytt una camisa y calsones de olan guarnecidos de en
caxes finos en cientto y veintte Rs de platta
0120
Ytt doze camisones nuevos de Bretaña guarnezidos con
olanes en quattrocienttos cinquenta Rs de platta
0450
Ytt doce pares de Calsones Blancos seis de brettaña
y seis de crea en ochenta Rs de platta
0080
Ytt seis Armadores blancos en quarentta rrs de pta
0040
Ytt seis corbattas de murcelina en sessenta y quattro rr pta
0064
Ytt una dicha de encaxes de pittiflor en treinta y dos rs pta
0032
Ytt seis capillos blancos en treintta y dos rr pta
0032
Ytt ocho Pañuelos de esttopilla en treinta y dos rr pta
0032
Ytt ocho pares de Calzettas y diez y seis de escarpines en
quarenta Rs de pta
0040
Folio 476 r
Ytt cinco pares de medias de seda para hombre en ciento
y doze Rs de pta
0112
Ytt una Batta de sereni? para hombre en treinta y dos rs de pta
0032
Ytt un vestido de casaca y dos pares de calzones de paño de
color obscuro forrada la casaca de tafettan car
mesí en quattrocienttos Rs de platta
0400
Ytt ottro vestido que se compone de lo mismo, de tafetan
negro en ciento y sessenttz Rs de pta
0160
371
Yt una chupa de Damasco negro en noventta y
seis reales platta
0096
Ytt una chupa de tisú de francia en dozientos R pta
0200
Ytt dos pelucas en sessentta y quattro Rs de pta
0064
Ytt tres sombreros en quarenta Rs pta
0040
Ytt dos capas la una de paño y la otra de pelo de came
llo en cientto y doce Rs de platta
0112
DOCUMENTO Nº 27.
1733, mayo, 1. Sevilla.
Fideicomiso
Don Juan de Cordoba y Lasso de la Vega otorga fideicomiso y albaceazgo.
AHPSE: P-18005. Folio 181-185.
Escribano público: Tomás Agredano.
Folio 182 r
“Diamantes perlas y oros
0070- Ytt un peto de diamantes en setenta pesos
0140- Ytt unos satzillos y cruz de diamantes en ciento quarentta
0064- Ytt quatro sortijas con nueve diamantes cada una a díez y seis
pesos valen todas sesenta y quatro pesos
0036- Ytt una cruz de diamantes con su corona y laso en treintta
y seis pesos
0004- Ytt una sortija de diamantes y esmeraladas en quatro pesos
0012- Ytt una rrosa de clavettes y oro en dos pesos
0080- Ytt una masetta de diamantes y esmeraldas que vale ochenta pesos
0040- Ytt unos sarsillos y cruz de esmerladas que valen quarenta pesos
0012- Ytt otra tumbaga de braso en dose pesos
0004- Ytt un agnus guarnecido en oro en quatro pesos
0004- Ytt un escarbadientes de oro en quattro pesos
0010- Ytt una cajeta de crital guarnecida de oro en dies pesos
0008- Ytt una cajita dorada en ocho pesos
Folio 182 v
0032- Ytt un relox con su cadena de platta en treintta
y dos pesos
0024- Ytt una abuja de de Diamantes y esmeraldas en veintte
372
y quattro pesos
Ytt una consepsion de oro esmaltado con siete perlas
0012- en dose pesos
0008- un laso de esmeraldas en ocho pesos
0050- Ytt unos sarsillos de perlas diamantes y esmeraldas
en cinquenta pesos
Folio 183 v
(…)
Ytt un espejo de vestir de tres quartas y media de alto la luna
con su moldura dorada en quatrocientos reales
(…)”
0400
DOCUMENTO Nº 28.
1733. Sevilla.
Inventario, cuenta y particion de los bienes que quedaron por
fin y muerte de don Juan Pérez de Vivar entre sus cuatro hijas
y su viuda.
AHPSE: P-18005, 349- 364.
Escribano público: Tomás de Agredano.
Folio 349 r
“Memoria, Ymbentario, Ô Descripcion de los Vienes muebles
Platta Labrada Alaxas preciosas y demas cosas que
quedaron por fin y muerte de Dn Juan Perez de Yibar? que
seapreciaron en los aprecios que aquí se expressan; Las Alaxas
de Platta de Diamantes y Perlas por el contraste Dn Juan
de Riverola; La Librería por el Librero de Gradas; y lo
demas de vienes muebles de Ropa por el Balán? Francisco
Ôrdoñez: sin que aiga ôcultado cosa alguna por consen
timiento de las partes, y Nombramiento de ellas en dichos
Apreciadores que es todo como se sigue:
(…)
Folio 350 v
Nomina de piedras preciosas
Una Joya grande de perlas y dia
mantes en:
30345
Unos pendientes iguales en :
0900
Dos sortijas, Ô cintillos de Diamantes
solos redondos en:
0750
373
Una cruz de Diamantes y un relox
de platta en :
0780
Unos bottoncitos con una Avispas?
se aprecio en :
0150
Una cruz y pendientes de Diamantes
se aprecio en :
30150
Dos sortijas redondas de lo mismo
se aprecio en:
10500
Unos Enrrejados de Aljofar con unos
Brochezittos de Diamantes se â
precio en:
0630
Un relox de oro con su cadena en:
10050
Una caxa de Inglaterra dorada:
0090
Ôttra de ôro Quadrada; y ottra de Ingla
terra dorada redonda en:
10342
Folio 351 r
Un Cintillo de tres Diamanttes gran
des se aprecio en:
30000
Unas Manillas de perlas netas con bro
ches de Diamanttes que pessan qua
trocienttos y veinte quilates q
â rasson de pesso y medio el Quilate
hassen ôchocientos y cinquentta
pessos. Que son reales de vellon:
120750
Una Cruz y zarcillos grandes de Dia
mantes y ôro pulido que pesan siete
Castellanos, y siete tomines y me
dio se apreció en:
30165
Dos brasaletes de tumbaga con una
esmerlada cada uno:
0600
Una Caxa de Inglaterra dorada
0090
Un relox de oro se aprecio en :
10200
374
Un Par de Bottones de Puños de Dia
manttes se aprecio en:
0495
Un Collar de perlas nettas con Cinquen
ta granos que pessa como siette â
darmes se aprecio en:
20100
Folio 351v
Unos Zarcillos de botones y remates
con veinte y ôcho diamanttes
pessa un Castellano y cínco tomi
nes . apreciados en
0375
Unas Pulseras de Perlas Numero de
quattrocientas: que pessa dos ônsas
y cattorce âdarmes se aprecio
en:
10800
Un Cintillo con diez y seis Diaman
tes y el de en medio con diez y
seis granos. Pessa un Casttellano,
y un tomin escasso. en
10980
Una Joya de oro pulido que se compone
de ciento y sessenta y quattro
Diamantes y algunos fondos. Pesa
veinte y dos Castellanos y to
min y medio apreciada en.
40200
Una flor de pelo con ocho Diamantes
y una Perla en medio. Pessa un
Castellano y Diez y seis tomines
se âprecio en:
(…)”
0210
DOCUMENTO Nº 29.
1733. Sevilla.
“Partidas con que se satisface el haver de mi el dicho D. Joseph Antonio Maestre”
AHPSE: P-12025, 1615- 1621.
Escribano público: Bernardo José Ortiz.
375
“Alaxas de oro y perlas
Primeramente Ziento y noventa y tre mil ochocientos
y treinta y cuatro reales y veinte y quatro mr
por doce mil novecientos y veinte y dos pesos ex
cudos, dos reales y medio de plata que son los
mismos que resevi en el valor de diferentes alajas
de oro y perlas que quedaron por fallezímíento
del dho mi Padre y son las que he elegido
y de que había firmado resivo en díez y seís
de febrero de mil setecientos y treinta, que
fue cuando se me entregaron y para que dellas
conste, y del aprecio que hizo a nuestro pedi
mento Diego Roque Artista Platero son las
siguientes
-Una mazeta hoía con sus Sarzillos de una
Zirenita enellos con ziento zincuenta diamantes, veinte y seis esmeraldas
y ziento y quatro rubíes, y algunas
perlas que peso veinte y ocho castella
nos, y seis tomines, se aprezió en dos
cientos y ochenta y zinco pesos y un
real
285 p 1r
-Ytem una hoíta hechura de corazon
con ziento y zinco diamantes y
quarenta y seis esmaeraldas y doze cas
tellanos, y zinco tomínes de oro que se
aprezió en doscíentos y treinta y
quatro pesos y síete reales
234 p. 7r.
- Ytem una joía redonda con una
Lamína de la encarnación en medio
de ochenta y quatro Díamantes, y
catorce castellanos de oro, y se
aprezió en doscíentos y díez ps.
210 p
- Yt. Una joía corbatita con dos Angelitos
y un corazon en medío esmaltado
y veinte y seis Díamantes, que pesa
siete y medio castellanos que se aprecio en treinta y ocho pesos y seis
reales de Plata
0038p6
-Yt. Una hóita en forma de corazon
con treinta y dos diamantes y veinte
y ocho esmeraldas y cuatro rubíes
y toda pesa nueve Castellanos y dos
tomines se apreció es sesenta y siete
ps y dos
0067p.2
-Ytem una mariposa con quarenta y
376
cinco Diamantes esmaltada que pesa
onze castellanos, y quatro tomines
se aprecio en noventa p.s y seis reales
de Plata
0090p. 6
-Yt. Un Gato hecho de una perla con su
Cadena, y en ella treinta y zinco
díamantes, y aprezió en ciento y
cincuenta
0150p.
Ytem un reloxito de oro con reliquias
dentro, sin redox con esmalte, se
aprezio en siete pesos
0007p.
-Ytem una hoíta de esmeraldas con
ochenta y tres esmeraldas que pesa
onze castellanos, y uno, y medío
tomines, se aprezío en noventa y
cínco pesos, y seis reales y medio
de plata
0095p.6
-Yt. Un par de sarzillos de esmeraldas
esmaltados con zinquenta y seis
diamantes y treinta y dos esmeraldas
con ¿y medío castellanos se aprezió
en ziento, y diez, y
ocho pesos y cuatro reales
0118 p4
-Ytem un Par de Sarzillos con treinta
y ocho diamantes y un boton arrí
ba que pesan quatro y medio caste
llanos, se aprezio en setenta pesos
y cuatro reales
-Yt. Un par de sarsillos con veínte y ocho
diamantes, y dos almendras abajo
y dos Diamantes pesa cuatro y medío
castellanos se aprezio en noventa
y un peso, y quatro reales
0070p. 4
0091p. 4
-Ytem unos broches de oro, y esmalte
con treze Diamantes que pesan
seis Castellanos, y seis tomines se
aprecíaron en treinta y tres pesos y
tres reales de plata
0033p. 3
-Ytem. Un Escarbadientes con síete
diamante que pesa dos Castellanos
y zinco tomines se aprecio en catorze
pesos, y siete reales
0014p. 7
377
-Ytem un Pescadito escarbadientes
con dos diamantes que pesa zínco
castellanos, y un tomín se aprezió en
diez y ocho p.s y tres reales
0018p 3
-Ytem una Cruz con onze
Díamantes, que pesa un Castellano
y seis tomínes, se aprezio en diez y
siete ps. y seis reales de plata
0017p. 6
-Ytem seis botones con síete díaman
tes cada uno, y auno dellos le falta
uno, y todos con quarenta y un
Diamantes que pesan Zinco Caste
llanos y tres tomínes se apreziaron en Zincuenta y siete pesos
y un real de plata
0057p. 1
-Ytem un par de Sarsillos con unos
Lazitos de esmalte y veinte y seis
diamantes que pesan dos castella
nos y siete y medio tomines se
apreciaron en veinte y zínco ps
yseisrealesymedia dPlata
0025p6
-Ytem un par de sarsillos de oro, y es
malte con dos esmeraldas, y díez
y seis Diamantes que pesan dos
Castellanos y dos tomines se aprecía
ron en treze pesos y dos reales
0013p. 2
-Ytem un par de candaditos con sus
aguacates que pesan seis tomines
se apreciaron en seis ps.y dos reales
0006p.2
-Ytem una Cruzezita con siete dia
mantes que pesa siete tomines de oro
se apreciaron en siete pesos y un real
0013p.1
- Ytem un sintillo hechura de corazon
con una esmeralda en medío y
veinte y un diamantes que pesan un
Castellano y dos tomines se apreciaron
en treinta pesos y dos reales de pta
0030p. 2
- Ytem una sortija con ocho dia
mantes y un rubi en medío que
pesa un casdtellano y zínco tomínes se
apreczío en treinta y siete pesos
0037p.
378
-Ytem un tablero con onze día
mantes y uno grande en medío fondo que
pesa un Castellano y seis tomines se apreciò
en sesenta y cinco ps, y dos reales
de plata
0065p. 2
-Ytem un tablero con onze diamantes
y uno grande en medio que pesa uno
y medio, Castellanos se aprezio en
veinte y cinco pesos y cuatro reales
0025p. 4
-Ytem un sintillo con síete Díamantes
que pesa un castellano y seis, y medío
y seis y medio tomines se aprezio en treinta, y tres
pesos y tres reales y md
0033p.3
-Yt. Otro dho con treze diamantes
que pesa un castellano se aprezio en
treinta y siete ps.
-Ytem otro sintillo con seis diamantes que
pesa dos castellanos se aprecio en veinte
y quatro p
0037p.
0024p.
-Ytem otro dicho con nueve Diamantes y
el de en medio grande que pesa un cas
tellano, se aprecio en veinte y siete ps
0027p.
-Ytem dos sintillos con diez y siete
diamantes cada uno, a modo de Laso
que pesan un Castellano y tres tomí
nes se apreciarpon en veinte y nueve
ps. y cinco reales
0029p. 5
-Ytem otros dos sintillos de a seis dia
mantes, y una esmeralda cada uno
que pesan dos castellanos y zínco
tomínes se apreciaron en veinte, y
siete p. y siete reales de plata
0027p. 7
-Yt. Una sortija en forma de tablero
con diez y seis diamante,s y una
esmeralda en medio pesa dos castellanos
y medio se aprecio en treinta y nueve
ps y quatro reales
0039p 4
-Ytem un sintillo con dos corazones
agarrados con dos manos, con
veinte y nueve diamantes que pesa
un castellano y dos tomines se
379
aprezió en catorce pesos y cinco reales
014p. 5
-Ytem una sortija con tres esmeral
das que pesa siete tomínes se aprezió
en siete ps y un real de plata
0007. 1
-Ytem dos sortijas con tres esmeraldas
cada una que pesan tres castellanos
y uno, y medio tomines se apreciaron
en doze ps y quatro reales y medío
0012p. 4
Ytem una sortija con una esmeral
da pesa un castellano se aprezco en
zinco ps
0005p.
-Ytem otro sintillo pequeño con una
esmeralda en medio que pesa medío
Castellano se parezió en siete ps y
quatro reales
0007p. 4
-Ytem un anillo con una negrita de
oro, y esmeraldas con diez y nueve
esmeraldas, pesa un castellano, y dos
tomínes, se aprezió en seis ps y un
real
0006p. 1
-Ytem otro sintillo de atres esmeral
das pesa un castellano de or, se
aprezió en tres ps y quatro reales
0003p. 4
-Ytem otro sintillo con un Rubí
en medio pequeñose aprezió en dos ps
0002p
-Ytem una sortija de metal de tum
baga con nueve Díamantes se aprezío
en dos ps
0002p.
-Ytem dos anillos de oro que pesan
un Castellano, y un tomín se aprecía
ron en tres ps. y tres reales
0003p. 3
-Ytem dos pomas hechura de Calabaza
de or, y esmeraldas con noventa y
seís esmeraldas que pesan zínco
Castellano., y dos tomines se aprecíaron en treinta, y nueve ps. y seís
reales
0039p. 6
-Ytem dos tableros con veinte y dos
diamantes cada uno que pesan tres
380
Castellanos; y uno, y medío y siete ps y
medío real de plata
-Ytemuna chamberga con nueve
díamantes que pesa un castellano
y dos tomínes se aprezió en treinta
ps. y seis reales
-Yt. quatro botones con sesenta y quatro
esmeraldas que pesan tres Castellanos
y dos tomines se pareziaron en
veinte y zinco pesos, y seis reales
0037p.
0030p. 6
0025p. 6
-Ytem por diferentes piezas de oro
y esmeraldas digo esmaltes, piezesi
tas de artes, clabazitas con
diez y ocho castellanos, y distintos
diamantes que todo se aprezió en
ziento y treinta y tres ps. y quatro
reales
0133p. 4
-Ytem un par de Evillas que pesan
zinco Castellanos y medio y treinta
y dos diamantes que se aprecíaron
en treinta, y dos pesos y quatro
reales
0032p. 4
-Ytem un par de sarsillos grandes
antiguos con tres pendientes, y zínco
y noventa y dos diamantes que pesan
veínte, y tres Castellanos, se aprecía
ron en doscientos y treze ps
213p.
-Ytem. un par de sarzillos hechos de grana
das con seís castellanos y siete tomí
nes , y ocho diamantes ambos que se
apreciaron en veínte y síete ps y dos
reales, y medio de plata
0027. 2
-Ytem una Santa Rosa con la peana
de oro, y diez y seís díamantes que
se asprezió en doze ps
0012p.
Ytem u San Joseph con su peana
de oro, y quinze díamantes que se aprezió
en veínte y quatri pesos
0024p
Ytem un San Pedro de Alcantara
con la peaníta de oro se aprezió en
un peso
0001p.
381
Ytem una Ymagen de nuestra Sra
del Pilar de oro, y esmalte que pesa
seía castellanos, y seís tomines se aprezió
en veínte pesos y seís reales
0020p. 6
-Ytem un par de zarcillos con siete
dobletes cada una, piedras falzas con
sus entrepiezas de oro, y perlas, que
todo junto pesa síete castellanos, se
aprezió en veinte y un ps
0021p.
-Ytem un relicario en forma de corazon
esmaltado con la sacra familia con
quarenta y síete esmeraldas se aprezió
en quarenta y un pesos y seis reales
0041p. 6
-Ytem una cadena de oro filigrana
con zíento y sesenta y nueve castellanos
a tres pesos cada uno son quinientos
y siete ps
0507p.
-Yt. un manojo de cadenas de oro
âcordonado que pesan zíento, y
veiente y tres castellanos, y tres
y medío tomínes se parezió en
trescientos y setentaps. y dos reales
y medío de plata
0370p. 2
-Ytem un Bejuquito de oro con
treze castellanos, y dos tomines se
aprezió en treínta y nueve ps. y seis
reales
0039p. 6
-Ytem un azafate de filigrana de oro
que pesa ziento quarenta y ocho
castellanos a tres ps. son quatrocientos y
quarenta y quatro pesos
0444p.
-Ytem una caja de anteojos que pesa
diez y ocho castellanos a tres ps. son
zinquenta y quatro pesos
0054p.
-Ytem un relicario con estampa
de nuestra Sra Santa Ana, y ocho diamantes
y seis castellanos de oro a tres pesos
cadauno, y todo se aprezió en veinte
y seis pesos
0026p.
-Yt. un nacimiento esmaltado con
382
treinta diamantes, y seis castellanos
de oro a tres pesos se prezió en treinta
y siete ps
0037p.
-Ytem otro relicario con estampa
de San Antonio, pesa ocho castellanos
de oro a tres ps se aprezió en veinte
y quatro ps.
0024p.
-Ytem un Aguíla y Gargantilla de
Benturina que pesa doze castellanos
atres pesos son tréinta y seis ps
0036p.
-Ytem otro relicario de filigrana con nuestra
sra de la Soledad, y los reíes que pesa
seis castellanos a res ps son diez, y
ocho ps.
0018p.
-Ytem otro relicario agnus Dei con
síete castellanos a tres ps. son veinte y
un pesos
-Ytem otro relícarío con un santo
Christo que pesa ocho castellanos
a tres pesos son veinte y quatro ps
0021p.
0024p.
-Ytem otro Corazon de Benturina
con nuestra señora de los Dolores pesa
seis castellanos a tres ps. son diez, y
ocho pesos
0018p.
-Ytem otro de la soledad en benturina
que pesa dos y medio castellanos a tres
pesos, son siete pesos y quatro reales
0007p. 4
-Ytem una firma de santa Theresa
con quatro castellanos de oro a tres
pesos son doze
0012p.
-Ytem un crucifixo con perlas, y
quinze castellanos de oro a tres pesos
son quarenta y zinco ps.
0045p.
-Ytem una cruz con tres, y medio
castellanos a tres pesos son diez ps
y quatro reales
0010p. 4
-Ytem una cruz de palo con cas
tellano, y medio de oro a tres pesos
son quatro pesos y quatro reales
0004p. 4
383
-Ytem ocho botones con dos caste
llanos y seis tomines de oro a tres ps.
se aprezió en ocho ps. y dos reales
0008p. 2
-Ytem una media luna de oro, y plata
con dos castellanos de oro, rubies, y
esmeraldas, se parezió en onze pesos
y quatro reales
0011p. 4
-Yt. una coronita de una Ymagen
que pesa un castellano, y siete tomines
se parezió en cinco reales de plata
0000-5
-Ytem una cruz de caravaca de oro
y piedras de christal pesa quínce
castellanos se aprezió en quarenta, y
zinco ps.
0045p.
-Ytem tres relicarios, y una cruzezita
de oro que pesan quatro castellanos
se apreziaron en doze ps.
-Ytem una cruz de coral con sus
rematitos de oro que pesa dos castellanos
se pareciaron en seis ps
0012p.
00o6p.
-Ytem un rosario de Guaiamo engar
zado en oro, y las quentesitas con
quatro botoncitos cadauna, y tres
medallas de lo mismo pesan veinte
y nueve castellanos se aprezió en
ochenta y siete ps.
0087p.
-Ytem otro Rosario de Benturina
engarzado en oro que pesa treínta
castellanos se aprezió en noventa
pesos
0090p.
-Ytem un Bejuquillo de oro con un
San Antonio que pesa diez y ocho
castellanos se aprezió en zinquen
ta, y quatro pesos
0054p.
-Ytem otro Bejuquillo con un boton
que pesa zinco y medio castellanos
se aprezió en quarenta y seis pesos
y quatro reales
0046p. 4
Folio 1632 r
(…)
384
-Ytem un relox con su dispertador
de bronze redondo en doscientos, y
quarenta reales
(…)
-Ytem un aderezo de espada, y daga
calado en noventa reales
(…)”.
0240
0090
DOCUMENTO Nº 30.
1734, enero, 27. Sevilla.
Inventario de bienes de de Don Francisco Antonio de la Oyuela y Barreda?
Su viuda María Tolesano, es la albacea in solidum
AHPSE: P- 5197. Folios 88-95.
Escribano publico: Juan Montero de Espinosa
Folio 88
(…)
Generos de la tienda de sedas
Primeramente seis delantares bordados de Niña
Ytt Diez y ocho delantares bordados de muger
Ytt otros diez y ocho delantares bordados mejores
ytt otros quatro dhos bordados mejores
ytt sesenta y tres pares de ligas bordadas
Ytt, veinte y dos pares dhas, cencillas y dobles
Ytt catorce pares de ligas, de zegrí, anchas
Ytt, veinte y cinco pares dhas ordinarias
Ytt, veinte y quatro gorros de seda texidos
Ytt, treze gorros bordados
Ytt, quinze gorros llanos
Ytt veinte pares de medias de seda de pesso
Ytt quarenta y dos pares de medias de Genova, de hombre
Ytt, diez y ocho pares de medias de liga, de muger
ytt, treinta y nueve pares dhos de muger bordados
Ytt, treinta y ocho pares de medias, de muger llanas
Ytt, setenta y un pares de medias de niños bordadas
Ytt, ocho pares dhas, mas pequeñas
Ytt, diez y media dozena de medias de capullo de Genova
Ytt, setenta y tres pares de guantes de seda
Ytt, ciento y diez pañuelos de seda ordinarios
Folio 88 v
Ytt, cinquenta y siete Pañuelos de Seda
385
Ytt, setenta y dos onzas de galones de oro y plata
Ytt, veinte y dos onzas de dhos en reetazos
Ytt, ocho y media libras de filetes de hilo y seda
Ytt ochenta y quatro libras de hilo de madejon
Ytt, diez y nueve libras de Pelo y trama, teñida
(…)
Ytt, quatro aderezos de regalillo y paletina de seda
Ytt, doze pares de borlas de cartulina
Ytt, treinta y dos varas de liston de tela
Ytt, quinientas y qurenta varas de colonia lisas y la
bradas dobles
Ytt ochocientas y ochenta y cinco varas de sinta de moda anti
gua ordianrias
Ytt, trescientas y treinta y media varas de listones de Aguas y
estampados
Ytt, quinientas y cinquenta y quatro y media varas de
colonias dobles, y sintas de ligas
DOCUMENTO Nº 31.
1734, mayo, 31. Sevilla.
Aprecio de bienes de Doña María Nicolasa Pasqual Alonzo de Puente,
viuda de Don Francisco Lorenzo de San Millán.
AHPSE: P-10349, 197- 217.
Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda.
Folio 209 r
(…)
Ytt; un faldellín de Raso de oro con su Galoncito de oro
su color verde y sus encaxes de belillos por âvaxo que
vale ciento y veinte rr, de vellon
0120
Ytt; otro faldellín de Bayeta blanca con encaxito
que vale treinta rr, de vellon
0030
Ytt; Un Monillo de color de ambar de Raso de oro con
galoncito de plata que vale quarenta rr, de vellon
0040
Ytt; un envallenado de tafetan negro que vale quinze
rr, de vellon
0015
Ytt; Un Monillo de tafetan Negro Emvallenado que
vale quinze rr, de vellon por estar muy usado
0015
Ytt; una basquiña de tafetan doble negro forrada en
386
sencillo que Vale por estar muy vieja treinta rr, de von
0030
Ytt; un quesqueme de la china como afelpado que vale
cientto y veinte rr de vn
0120
Ytt; Una Cassaca de terciopelo Negro de muger usa
da y antigua que vale sesenta rr, de vn
0060
Ytt; una Mantilla de Bayeta asul con su Encaxe
plata que vale treinta rr, de v,on
0030
Ytt; una Mantilla de Rasso color de ambar mui
anttigua con encaxes negros que vale veintte
y sinco rr, de v,on
0025
Ytt; un faldellin de Bayeta verde con un Galonsito
de oro por avajo que por ser de mui corto valor dhos
sres lo dieron a la familia
0
Ytt; un Guarda Piez de Raso de la china borda
do de pta por avajo que dhos señoras dieron a una
de la familia por estar usado
0
Folio 209 v
Ytt; otro Guardapies seleste bordado de oro y un Monillo de lo
mismo tambien bordado de oro que vale el guardapies mil y
quinientos rr, y el Monillo ciento y doze rr que todo compone
mil seiscientos y doze rr, de vellon
10612
(…)
Ytt; un sobretodo de paño azul bordado de oro que vale dos
cienttos y setenta y sinco rr, de vellon
0275
Ytt; ôtro Guardapies de Hormesí Morado todo Guarneci
do de encaxes blancos de hilo que bale seiscientos rr de v,on
(…)”
0600
DOCUMENTO Nº 32.
1734, mayo, 9. Sevilla.
Inventario de bienes de doña María Nicolasa Pascual Alonso de Puente,
viuda de don Francisco Lorenzo de San Millan “que fue del consejo se Su Magestad del real
de hacienda”.
AHPSE: P-10349, 231-248.
387
Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda
Folio 231 r.
(…)
“Primeramente una joya de ôro pulido que se compone de
ciento y cinquenta y siete diamantes de buen agua y son
tablas y setenta y seis esmeraldas, de buen color y los diaman
tes como de diez y seis piedras el quilate y lo que toca â esmeral
das â quatro pesos el quilate y sigue con la joya una gargan
tilla de ôro pulido con su cruz y laso que se compone de noven
ta y seis diamantes y en quanto â quilates como de doce pie
dras y tiene ochenta y seis esmeraldas = y siguese unos mue
lles de pulseras de oro pulido que se componen de treynta y seis
diamantes y diez y ocho esmeraldas y siguese un par de sar
sillos que se componen de sinquenta y quatro diamantes y
doze esmeraldas
Yttem un tablero de oro pulido que se compone de doze diamantes
y una esmeralda en medio
Yttem un jollelito de oro esmaltado de borselana y se compone
de cinquenta y seis diamantes y una esmerlada en medio
Folio 231 v
Yttem una Gargantilla de oro pulido que se compone de ciento y
cinquenta y nueve diamantes
Yttem un par de sarsillos de boquilla de sierpe de oro y dos remates de
quatro medias perlas con ocho diamantes
Yttem otro par de sarsillos de oro que se compone de treynta y seis
diamantes quatro perlas en los pendientes y dos medias perlas
en los asientos
Yttem seis tableros de oro pulido que se componen de onze diamantes
cada uno que todos componen sesenta y seis diamantes
Yttem una sortixa de oro pulido con onze piedras de christal
Yttem una cruz de oro pulido que se compone de onze diamantes
fondos y la corona de arriba con ocho diamantes
Yttem seis tembleques de ôro las cavezas ; y esmaltados de borzela
na que se componen de ciento y veinte y seis diamantes y veinte
y tres perlas
Yttem un señor San Antonio pequeño de cachimbo guarnesi
do con oro con veinte y nueve diamantes que bladrá diez y
ocho pesos de à ocho reales de plata cada uno
Yttem un lazo de oro pulido esmaltado de borzelana que se com
pone de doscientos y veinte y siete diamantes con mas la al
mendra y laso que es correspondiente al de arriva y tiene se
senta y dos diamantes y todas tres piezas con ciento y treynta
y dos perlas redondas y en el remate una perla redonda de qua
tro quilates
Yttem dos Broches de ôro pulido esmaltado de borzelana que
se componen de noventa y ocho diamantes y noventa y seis per
388
las
(…)
Folio 232 r
Ytem una pluma de oro pulido con ciento y treynta
y seis diamantes tablas christalinos
Yttem seis botones de oro pulido las cavezas con quarenta
y dos diamantes y los quatro con treynta y seis esmeral
das
Yttem sesenta botones de aljofar
Yttem seis sortixas de ôro con sesenta y seis esmeraldas
y otras tres sortixas de oro esmaltadas con cinquenta y
un diamantes y otra tambien esmaltada con ocho diaman
tes uno partido y otra sortixa de oro con piedras falsas y otra
sortixita de oro con una piedra jaqueca
(…)
Yttem una gargantilla de perlas con piedras falsas en
oro
Yttem una cruz de oro con veinte esmeraldas con
su boton
Yttem un aderezo de sarsillos y gargantilla
de perlas falsas y finas y piedras encarnadas de francia
Yttem un par de broches pulseras de oro con ciento y
noventa y dos esmeraldas
Yttem dos lazos sarsillos de oro con cinquenta y ocho
esmerladas
(…)
Yttem dos manillas de oro con doscientos y dos diamantes”
DOCUMENTO Nº 33.
1738, mayo. Sevilla.
Testamento de don Juan Coello.
AHPSE: P-10350, 81.
Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda
“Ytem Mando y es mi voluntad se le den mi compadre Juan de Soto una chupa y calzones de
paño que yo tengo y una camissa y que me encomiende a Dios
Ytem Mando y es mi voluntad se le den a Lucas de Carpas dos pares de
calzones de
Folio 81V
gamuza que yo tengo y una camissa y me encomiende a Dios
389
Ytem declaro que no debo cantidad alguna que yo me acuerde
pero si alguno justificare deverte yo algo mando se le pague”.
DOCUMENTO Nº 34.
1738, diciembre, 5. Sevilla.
Dote de doña Francisca de Zeilas
AHPSE: P-10350, 283- 286.
Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda.
“Primera mente Un bestido guardapies y casaca de raso de moda
nombrado tapiseria en seiscientos quarenta y ocho resl de vellon
0648
ytt. una saya de persiana color de ambar nueva en trescientos y
sinco real de vellon
0305
ytt. Una casaca de terciopelo nueva en ciento y cinq. real.vn
0150
ytt. Un bestido de persiana de color blanco de guardapies y
casaca muy bien tratado en quattocienttos real vellon
0400
ytt. una saya de persiana nueva en doscientos y qta, real.vellon
0240
ytt. otra saya con su casaca de persiana color de cortte en
doscientos real de vellon
0200
ytt. Una saya de persiana nueva, en siento y ochenta y un r y m
0181 ½
(…)”
DOCUMENTO Nº 35.
1740, julio, 25. Sevilla.
Recibo de dote de don Domingo de Cuesta a doña María Manuela Vizenta.
AHPSE: P- 2855. Folio 486.
Escribano público: Nicolás Muñoz Naranjo
“En el Nombre de Dios nro señor todo Poderoso
Amen= Sepan quanttos esta cartta de entrego y Recibo de dote vieren co
390
mo yo Don Joseph Bucarelí Villaris y Ursua Conde de Jerena, vezino de
destta ciudad de Sevilla otorgo y concedo en favor de Don Domingo de Cuesta
mi criado natural y vezino de estta dha Ciudad hijo lexitimo de Juan
de Cuesta y Doña María de espada su muger sus padres y digo que
mediante la voluntad de Dios nuestro Sr y para su santo servicio
esta tratado y ajustado de que el suso dho aya de casar lexitimamente según
orden de nra Santa Madre Iglesia Catholica Romana con Dª Ma
ría Manuela Vizenta donsella que asimismo esta en mi asisten
cia y servicio natural de la villa y corte de Madrid hija lexitima de
Juan Garcia y Doña Manuela de Oliveros su muger sus Padres di
funtos y porque el dicho casamiento se hace con mi gusto y veneplacito
para que el suso dho puedamas vien sustentar las cargas del Matri
monio le prometo y mando y luego de presente entrego por vienes
y dote y caudal conocido de la dha Doña María Manuela Vizenta
queadecer su muger sinco mil setecientos ochenta y nueve reales y medio
de vellon los quatro mil doscientos y treinta y ocho reales de vellon de ellos
asi en dinero de contado Ropa muebles y otras cosas que lo componen apreciado todo
por sis justos aprecios y los mil quinientos y cincuenta y un Reales y medio
de vellon restantes en dos Dotes de ciertas dotaciones como se dira, que
lo que así le entrego en esta dha dote en la manera siguiente
Primeramente trescientos reales de vellon en dinero de contado
0300
(…)
Folio 486 v
Ytt un bestido de tafetán color de canela la casaca
guarnecida de Punta de Plata y todo forrado
en tafetan en trescientos R
0300
Ytt otro bestido de tafetan negro usado en ciento y
cinquenta reales
0150
Ytt otro bestido de cristal. la casaca guarnecida de lo mis
mo en ciento y veinte Rs
0120
Ytt un guardapies de Raso bordado den tela en ciento
y ochenta Reales
0180
Ytt otro de damasco carmesí en ciento y veinte
0120
Ytt unas enaguas de esparragon nuebas guarnesidas
en sesenta reales
0060
Ytt una cotilla de gratitud Asue en setenta rrs
0070
Ytt una casaca de terciopelo negro usada en
0050
Ytt un manto nuevo con su punta en sesenta rr
0060
Ytt otro manto usado en treinta reales
0030
391
Ytt dos delantares de tafetan guarnecidos con pun
ta de plata en setenta rs
0070
Ytt otro delantar de estopilla labrada en veinte rr
0020
Ytt un monillo de bretaña guarnecido de cinta encarna
da en diez y seis rr
0016
Ytt unos buelos de encajes finos en setenta reales
0070
Yt seis camisas nuevas con sus encajes en ciento y cín
quenta reales
0150
Yt quatro pares de enaguas blancas las unas guarnecidas
con encajes en sesenta rr
0060
Yt quatro pares de calzetas en veinte y quatro reales
0024
Yt tres pañuelos nuebos de estopilla ancha en veinte rr
0020
Yt unas medias nuebas con sus ligas en treinta rr
0030
Yt Quatro abanicos en cinquenta reales
0050
(…)”
DOCUMENTO Nº 36.
1740, julio, 25. Sevilla.
Recibo de dote de don José de Mihurra a a doña Micaela Vázquez.
AHPSE: P-2855, 488-489.
Escribano público: Nocolás Muñoz Naranjo.
“En el nombre de Dios nuestro Señor todo Poderoso amen=
Sepasse como yo D. Joseph Bucarelí Villazís Y Ursua conde de Jerena
vecino desta ciudad de Sevilla otorgo a favor de don Joseph Mihurra mi
criado mayor vecino destta ciudad y natural de Zugarramurdi, obispado
de Pamplona hijo lexitimo de Don Miguel de Mihurra y de Doña María de fagaga
su muger sus padres y digo que mediante la voluntad de Dios nro Sr. y para su
servicio esta tratado y ajustado de que el suso dho aya de casar lexítimamente
según orden de nuestra santa madre iglesia Catholica Romana, con Dña
Michaela Ana Vazquez doncella, que asi mismo esta en mi asistencia y
servicio, natural que la suso dha es de la villa de Jerena, hija lexitima de Juan
Vazquez y de María de Zamora su muger sus padres porque el dho cassa
392
miento se hace con mi gusto y veneplacito para que el dho Don Joseph de
Mihurra pueda mas vien sustentar las cargas del Matrimonio del lé prome
to y mando y luego de presente entrego por vienes y dote y Caudal Conocido
del a dha doña Michaela Ana Vazquez queadecer su muger ensemill
quinientos y sesenta y siete reales de vellon, los siete mil ochocientos
y sesenta y siete reales dellos endiferentte Ropa muebles y otras cosas, que
los componen apreciado todo por sus justos aprecios y los tres mil y setecien
tos reales de vellon Restantes en tres Doctes de Zierttas Docttaciones, como
Sedina, que lo que asi le entrago en estta dha Doctte en la manera siguiente
Primeramente un vestido de condesa en fondo guarnecido en plata en
novecientos reales de vellon
0900
Yt. otro vestido de griseta guarnecida la cassaca en punta de oro en
trescientos y setenta y cinco reales de vellon
0375
Yt. otro vestido de cristal, color franciscana, en zíento y cínquenta rr
0150
Yt. una saya de tafetan en noventa reales
0090
Yt. una cassaca de gratitud en sesenta reales
0060
Yt. una saya de tafetan en setenta y cinco reales
0075
Yt. una saya de felpa negra en trescientos reales
0300
Yt. un guardapies de Raso pagizo con bata de lo mismo en quatr. y cinq
0450
Yt. un guardapies de terciopelo encarnado en doscientos y diez rreales
0210
Yt. un guardapies de tafetan color de rosa con guarnicion de plata en
0240
Ytt. dos mantos de seda, en uno de lustre con su punta en noventa rreales
0090
Ytt. un delantar de tafetan de lustre color de rosa con unapunta arrobade
patta en sesenta reales
0060
Yt. otro de tafetan seleste con su punta en treínta reales
0030
Yt. un aderezo de cruz sarsillos y una joyita de esmeraldas en oro
seis cucharas de plata en novecientos y treinta reales
0930
393
Yt. dos tablas de Manteles y seis cervilletas contres toallas, en ochenta y dos r
0082
Yt. ocho camisas, de estopilla bretaña y crea, todas guarnecidas de
encages finos en trescientos reales
0300
Yt. seis pares de enaguas blancas en noventa reales
0090
Yt. seis pañuelos en quarentta y cinco reales
0045
Yt. seis pares de calzetas en treinta y siete rreales
0037
(…)
Folio 488 v
Ytt. una dotte de la Cassa de la Misericordia de la Dotacion de Doña
Cathalina Pizarro de treínta y síete mill, y quinientos mrs
de vellon en la que la suso dha fue nombrada por el señor Mar
que de Vallehermoso
10500
Folio 489 r
Yt. ôtra Doctte de la Santa Iglesia el Patronato que en la santta Iglesia
de esta cuidad Don Francisco Masnelas de cinquenta mill mrss
en el que fue nombrado la suso dha por Don Domingo Damian de Olaísola
Prevendado de dha Santa Iglesia, en ocho de Julio este año de la fha=
Todos los quales dhos víenes y demas cosas aquí declaradas fueron apresiadas
por dos personas una puesta por mi parte y otra por la del dho Don hoseph
de Mihurra y conforme a los dhos aprecios que yo por mî parte ratifico y a
pruebo todo ello con las dhas tres dottes suman y montan los dhos
onse mill quinientos sesenta y siete Reales de vellon los quales
entrego al dho Don joseph de Mihurra por vienes y dote de la dha
Doña Michaela Ana Vázquez (…)”.
DOCUMENTO Nº37.
1740, septiembre, 16. Sevilla.
Entrego y recibo de dote de don Pedro de Busttanobí a favor de don Agustín de Rospide.
AHPSE:P-3783, 282- 287.
Escribano público: José Antonio Rodríguez de Quesada.
Folio 282 v
394
“Ropa de bestir
Primeramente Un bestido de terciopelo negro con quín
ze varas que se compone de basquiña y casaca forrada en
tafettan doblette nuevo en novecicientos settenta rr
y veinte y ocho mrs de vellon
0970- 25
Ytt Òttro besttido de tturquesca color de clavo forrado entta
fettan que se compone de Guardapies y casaca con dies y
seis varas en settecienttos y noventa rr y veinte mara
vedís de vellon
0790-20
Ytt ôttro vestido de tturquesca color Ala de cuerbo que se com
pone de lo mismo con las mismas diez y seis Baras forra
do en tafettan en settecienttos noventa rr y veinte
maravedís
0790-20
Ytt ôttro vestido de terciopelo carmesí que se compone de
ttrese varas forrado entafettan y guarnesido con puntta
de platta, y un delanttar Ygual ttodo en un mill cientto
y quarentta rreales y ttreintta y dos mrs
10140-32
Ytt ôttro bestido de turquesa color de punson que se com
pone de Guardapies casaca y delanttar forrado enttaffettan
y guarnesido con punta de platta en un mil quattrocienttos
cinquentta y ocho rr y veinte y ocho mrs
10458-28
Ytt Un bestido algo usado de raso de francia encarnado
Folio 283 r
con delanttar con puntta de platta en quatrocienttos cinqta
y un reales y veinte y seis maravedís
0451-26
Ytt ôttro bestido de tafettan de francia con cattorze varas y media
forrado en tafettan y delanttar Ygual guarnecido con puntta
de platta en un mil settecienttos sesentta y seis rr y quartillo
10766- 8
Ytt ôttro besttido de rasso Valencia forrado en tafettan con de
lanttar Ygual guarnecido con puntta de ôro en seiscienttos
sesenta y dos rr y veinte y ocho maravedís
0662- 28
Ytt Un monillo de terciopelo verde guarnesido con franxa de ôro
en doscientos y ochenta rr
0280
Ytt Una basquiña de ttercianela de aguas con forro de tafettan
en ttressientto quarentta y un rreales
0341
Ytt Un bestido de tafettan doble verde con delanttar de lo mis
395
mo todo guarnesido con puntta de ôro ên Seissienttos y ttre
íntta rr
0630
Ytt Una bata de damasco listtado en doscientos noventta
y nueve rr
0299
Ytt Un guardapies listado en noventa rr
0090
Ytt Un sagalexo de tafettan encarnado enttre doble con puntta
de platta en ciento settentta y cinco rr
0175
Ytt Un mantto de lusttre con su puntta de seda en cinto y sesen
tta y cínco rr
0165
Ytt ttres abanillos de diferentes calidades en cíentto y ô
chentta y tres rreales
0183
Folio 283 v
Ytt Veintte y quattro camisas treze Pares de naguas blan
cas tres monillos seis corpiños y seis pañuelos de ôlan
y esttopilla olanda y bretaña ttodo guarnesido de
encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y
veintte reales
20620
Ytt Doze pares de calzetas finas en noventa rr
090
Ytt Un flueco de hilo para guarnicion de naguas blancas en
sesentta rreales
060
Ytt Por el costto de las hechuras de dha ropa blanca ttresienttos
rreales
300
DOCUMENTO Nº 38.
1741, septiembre, 5. Sevilla.
Dote de Doña Faviana de la Peña a favor de don Diego Portillo.
AHPSE: P-18013, 341-343.
Folio 342 v
(…)
“Ropa de color
Yttem un besttido de turquesca sobre âzul Guardapies y ca
saca en quinientos reales de vn
0500
396
Yttem otro Besttido de Guardapies y casaca de damasco Berde gu
arnecido en enttochado asulado en ciento y ochenta reales
0180
Yttem un monillo de princesa color de punson con flores de color fo
rrado en blanco en sesentta reales
0060
Yttem otro monillo de raso asul anttiguo y ôtro de tafetan negro
forrado en los mismo ttodo en treinta y cinco reales
0035
Yttem otros dos monillos, el uno de tafetan Doble color de cobre gu
arnecido con puntta de ôro de francia ttodo en trescientos y vte. rr
0320
Yttem un Besttido de saya y casaca de gorgoran negro forrado
y âcavado de ttodo en ttrescientos y beinte reales
0320
Yttem una saya de tafetan negro en cientto y veintte reales de vn
0120
Folio 343 r
Ytten un Vestido de cristtal Saya y monillo Guarnecido de
Puntta de seda y Mnaguillos de lo mismo con Bottones de platta
en ciento y ochenta reales de vellon
0180
Ytten dos mantillas la una de grana con punta de seda Asulada
y Borlas de lo mismo y la ôtra de Balleta tintta en grana Bor
dada de seda blanca ttodo en ciento y veinte reales
0120
Ytten otra Mantilla de Balleta blanca fina en ttrece reales
0013
Ytten dos mantos de seda el uno con encajes y ¿
Ytten dos corpiños de damasco listado el uno, y el ôtro de persi
ana de tres lansaderas ttodo ên ttreintta y siette reales y mº.
0033 ½
Ytten dos pares de enaguas unas de lila Lisstada, y las otras de ba
lleta fina Paxisas ttodo en ochenta y dos reales y medio vn
0082 ½
Ytten dos delantares el unos de tafettan encarnado Bordado, y
el otro de Murselina Bordada todo en nobenta reales vn
0090
Ytten otros quattro delantares de tafettan, uno encarnado, ôtro
negro y los dos pajisos en sesentta reales
0060
Ytten quattro pares de medias los tres de seda y las otras de lana
en settenta y cinco reales de vn
0075
Ytten un rosario con su cruz embuttido en nacar engasta
do con un cordon de oro y Borla de lo mismo en ciento y vte rr
0120
Ytten quattro abanicos los dos de Yndias, y los otros dos el uno
397
color de caña, y el otro negro y dorado en Buttidos los padro
nes, ttodos en nobentta reales de vn
0090
ytten dos pares de guantes los unos de casttor Bordados de
oro, y los otros de seda negra en ttreintta y cinco reales
0035
Ropa blanca
Ytten cinco camisas de Brettaña Ancha con encages Corres
pondenttes= quattro pares de Naguas Blancas de lienzo re
galado las tres con encages y las otras llanas= quattro pares de
Calsettas= dos Monillos de Bretaña y Dos Corpiños de lo
mismo ttodo en doscientos y cinquentta y siette re, vn,
0257
Ytten dos delantares de Lienzo regalado: Dos corvattas la
una de Murcelina, y la ôtra de Brettaña, ttodo en veintte
y tres reales de vellon
0023
(…)”
DOCUMENTO Nº 39.
Dote, Hipólito Hutado maestro albañil, a favor de Francisca de Mármol.
Sevilla, 17 de Diciembre de 1741.
AHPSE: P-18013, 485- 486.
Folio 485 r
(…)
“Ytten un Bestido de Persiana encarnada y blanca de ta
papies, y Monillo en quattrocientos y cinquenta reales
0450
Ytten Un Monillo de tafettan encarnado con guarnicion de
platta en sesentta reales de vellon
0060
Ytten ottro Monillo de damasco negro Ussado con punttilla de
platta en sesentta reales de vn
0060
Ytten ottro Monillo de Prinsesa en quarenta y cinco reales
0045
Folio 485 v
Ytten un Vestido de saya y Monillo de Cristal, el monillo con
guarnicion de platta en ciento y sesenta y cinco reales
0165
398
Ytten unas enaguas de calimanco bien trattadas en settenta
y cinco reales de vellon
0075
Ytten otras enaguas de Zempiterna tinto en grana con
guarnicion de seda en settentta y cinco reales
0075
Ytten otras enaguas de Esparragon asul en sesentta rs
0060
Ytten Dos Corpiños de tafettan el uno negro y el ottro Berde amvos
en quince reales de vellon
0015
ytten Un delanttar de tafettan seleste con puntta de plata
en ttreintta reales de vellon
0030
Ytten otros tres delantares de tafetan de Diferenttes
Colores ttodos en veintte y quattro reales de vellon
0024
Ytten Un Vestido de Saya y Monillo de tafettan doble
negro nuevo en ciento ochenta y cinco reales
0185
Ytten dos Manttos nuevos unos con punttas y el ôtro llano
amvos en ciento y cinco reales de vellon
0105
Ytten Una Mantilla de castor encarnado con guarnicion
de seda en cinquentta y dos reales y medio
0052 ½
Ytten Otra Mantilla de Bayetta blanca en nuebe rs
0009
Ytten dos Pares de medias las unas de seda y las ôtras de
lana y unas ligas ttodo en ttreintta y siette reales y mº
0037 ½
Ytten Un par de sapattos de color nuebos en quince reales
0015
Ytten una saya de pelo de camello en sesentta reales
0060
Ytten Dos pares de enaguas blancas de crea en ttreintta y
cinco reales
0035
Ytten seis camisas las quattro nuebas y las dos media
das ttodas en cientto y cattorze reales
0114
Ytten cinco pares de carsettas a quattro reales cada par
0020
Ytten dos Corbattas una de Murselina y la ottra de esttopi
lla en ocho reales
0008
Ytten tres quellos de encages finos. dos pares de Mangotes? o Mangas? O manguitos?
de estopilla los unos con puños de lo mismo ttodo en ttre
399
intta y nuebe reales
0039
(…)
DOCUMENTO Nº 40.
1746, febrero, 5. Sevilla.
Memoria de los gastos por menor que se hicieron en el
embarque â los Reynos de las Yndias de dn Miguel de Olaondo
que son â saber
AHPSE: P- 10351, 87.
Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda
Folio 87 r
Por doce camisones los seis de bretaña ancha los
cuerpos, y mangas de la angosta â veinte y nueve rs.vn.
cada uno con hechura, hilo y botones, y los otros de
crea ancha, y mangas de bretaña angosta à veynte
y m rs y m. de vn cada uno inclusa la hechura im
portan todos trescientos y tres rs vn
0303
Por treze y media varas de crea angosta para seis pares de
calzones blancos â dos y medio rs vn
0033 ¾
Folio 87 v
Por tres y media varas de dha crea angosta para dos toallas
a dos y medio
0008 ¾
Por diez y media varas de bramante entrefino para dos sabanas
y doze pares de escarpines â seis rs. vn. vara
0063
Por una y tres quartas de crea ancha para dos almohadas
â quatro y medio rs.
0007 ¾
Por seis varas de bretaña angosta para pañuelos â quatro qllo
0024 ½
Por seis pares de calzetas â cinco rs.
0030
Por quatro pares de medias las dos de seda â veynte y dos
rs. de pta. y las onzas de lana a diez y seis rs. vn.
0114 ½
Por seis varas de paño de 1as’? de Inglaterra para vestido
de casaca chupa, y dos pares de calzones â treinta
400
y quatro rs. vn.
0204
Por nueve varas de ymperialetes para forro â nueve rs
0081
Por cinco varas de crea angosta para forro de los calzones
0012 ½
Por dos varas de Esterlín
0008 ¾
por nueve dozenas de botones â real
0009
por la hechura sesenta y siete rs. y medio
0067 ½
DOCUMENTO Nº41
1748
Dote de Rosalía Martínez hija del pintor Domingo Martínez, a favor de don Miguel de
Escasena.
AHPSE: P-18020, 249-252.
Escribano público: Juan José de Ojeda Martel
Folio 249 v
“Ytt. Un par de Hevillas de Plata que pesan una onza y doze
adarmes en treinta y seis rr
0036
Ytt. Un par de Bottones de Plata en Cinco rr
0005
Ytt. Un par de Broqueletes de Oro con dos Asientos de Per
las en Veinteydos rr ymedio
0022 ½
Ytt. un rosario de Piedra con su medalla de plata en treinta
0030
Ytt. Un Bestido de ymperiosa Color de Ala de Cuerbo enqua
trosientos y noventa y cincorr
0495
Yrr. Un Bestido de tafettan encarnado Doble con Guarnici
on de Plata vien tratado en doscientos y quarenta rr
0240
Ytt. Un Guardapies de terciopelo Carmeci con guarncicion de Punta
de oro vientratado en quinientosrr
0500
Ytt. Una Casacaseleste nueba de tela de Plata en trescientos
y sesenta
0360
Ytt. Un capotillo de grana con guarnicion de Plata nuevo en
401
siento y noventay tres rr
0193
Ytt. Una Casaca de Lama de Plata con Guarnicion deoro en
doscientos y dies rr
0210
Ytt. Un Andriel de Yndianilla mediado en sesenta y nueberr
0069
Ytt. Una saia de tafetan Doble negronueba en siento y quata y nueve
0149
Ytt. Otra saia de tafetan Doble negro mediada en nobenta rr
0090
Ytt. Unas Haguas de Baieta pagisa de Ynglaterra nuevas en
cinquenta rr
0050
(…)
Folio 250 r
Ytt. tres pares de Naguas Blancas de Bretaña guarne
cidas con flecos en setenta y seis rr
0076
Ytt. Cinco camisas de Estopilla y una de Bretaña nuebas
y otra mediada en noventa rr
0090
Ytt. tres pares de Puños de encages de Flandes y otro de olan
labrado en treinta y cinco rr
0035
Ytt. dos pares de puños de olan en diez
0010
Ytt. Quatro Fundas de Almobadas de Estopilla guarneci
das de encages de Flandes en siento y cinquenta rr
0150
Ytt. Cinco Delantares dos de estopilla y otro de Murcelina
labrada otro de Estopilla labrada y otro de Estopilla
listada dos corbatas de olan y otra de murcelina nuebas
en nobenta y ocho rr. y medio
0098 ½
(…)
Folio 250 v
(…)
Ytt. Un par de Zapatos encarnados con Galon de Plataen
dies y siette rr
0017
Ytt. Dos Abanicos de Barillas e marfil y otros dos mas
inferiores todo en ochenta y cinco rr y medio
0085 ½
(…)
Ytt. Un tumbagon ô brasalete en siento y ochenta rr
0180
402
Ytt. dos Mantos de Lustre de fino con encages y el otro
llano ambos en siento setenta y un rr
0171
Ytt. Un Delantar de Lama de Plata Bordado de oro y un Petillo
ygual en siento y veinte y ocho rr
0128
Ytt. Un Delantar de Tafetan Doble Seleste con Pun
ta de oro en cinquenta y ocho rr
0058
Ytt. Un par de Guantes Blancos de Algodón en doze rr
0012
Ytt. Una Sitara en setenta y cinco
0075
Ytt. Una Cotilla de Raso vien tratada en veinte y quatro
0024
Ytt. Una colcha de repetido carmeci q se compone de trese
varas a veinte y cinco rrs cada una trescientos y se
senta y quatro rr y medio
0364 ½
Ytt. tres arcas de sedro nuebas de distintos tamaños en
siento y quarenta rr
0140
Ytt. Un Bestido de Damascos Negro nuevo en trescientos y
doze rr”
0312
DOCUMENTO Nº 42.
1750, abril, 4. Sevilla.
Inventario de bienes de doña Rafaela María Garayo Ochoa de Lecea, condesa
de Lebrija.
A.P.S. Legajo 2865. Folio 217- 224.
Escribano público: Nicolás Muñoz Naranjo
Folio 219 v
“Ytt. dos retratos de las Magestades difuntas el S
Rey Dn Phelipe Quinto, y la saboyana
con sus marcos dorados
Folio 220 v
Ytt. un tocador pintura de caña? con listas de madera
negra el que esta sobre un bufete embutido en mar
fil
403
(…)
Ytt. una cuna torneada de madera de palosanto
Folio 221 v
(…) Ytt un tocador de carey con diferentes sobrepuestos
y figuritas de borselana y guarnicion chapa
y llave de plata
Folio 222 v
(…)
Ôros y perlas
Primeramente un collar de dos bueltas con ciento y cin
quenta perlas nectas
Ytt. un par de sarsillos con seis perlas gruesas am
bos . y sus aretes de oro
Ytt. unas pulseras de perlas nectas redondas en que
ay mil settezientos y cinquenta y tres
Ytt. unas pulseras de perlas gruesas con qua
trocientas cinquenta y tres
Ytt. un Rosario de sesenta y cinco perlas gruesas
engarzado en oro con medallas de lo mismo
Ytt. un collar de perlas gordas de dos vueltas con ochen
ta y seis perlas y en ellas nueve esmeraldas gu
arnecidas de oro y asimismo un aguacate
Ytt. onze perlas vueltas y entre ellas una mayor, gu
arnecidas todas en oro con Diamantes y Ruvies
Ytt. una cruz de onze esmeraldas guarnecida en oro
y un boton con una esmerlada de lo mismo
Ytt. un collar con veinte y siete piesesitas con diamantes
y ruvies, los ruvies guarnecidos en oro y los dia
mantes en plata y en medio tres perlas al ayre
guarnecidas de diamantes y ruvies
Ytt. un veavio? pequeño con el casco de cristal y to de
mas de oro
Ytt. una Joita relicario con nra Sra y Sr San Joseph
de esmalte y oro con diez y seis esmeraldas por gu
arnicion
Ytt. una Abuja para la cabeza con diez y ôcho esme
raladas de oro
Ytt. un diamante en tabla Gruezo
Ytt. un par de zarsillos de aguacates pequeños
guarnecidos de oro
Ytt. diez y nueve piesesitas sueltas de oro, unas. de
oro y otras de esmeraldas
Ytt. una Cruz de Benturina sin guarnicion
Ytt. quatro Aderezos de cruz y sarsillos de diamantes
guarnecidos en plata iguales con un mill cien
to y siete diamantes
404
Ytt. mas otro aderezo como los antecedentes que
vio a la Dª Elvira Juana de Sousa Fernandez
de cordova condesa de Lebrija vezina de la cuid.
de Cordoba muger lexitima del Sr Dn. Juan Ma
nuel Ortiz de Zuñiga y Gazayo. conde de lebri
ja. su hijo; y asimismo un par de zarzi
Folio 223 r
llos con unos Lasitos guarnecidos de ruvies. y
diamantes con dos perlas calavasas de valor
Ytt. un relox de oro esmaltado con veinte y seis dia
mantes
Ytt. otro relox de oro de filigrana
Ytt. una cadenita de oro
Ytt. un Rosario con su cruz cuentas y engarze de oro
y una medallita de plata
Ytt. un dixe de pecho esmaltado con ruvies y diaman
tes y en el un cupido
Ytt. quatro tembleques de oro esmaltado y su remate
quatro rositas y una esmeralda en medio
Ytt. otros dos tembleques de lo mismo sin remate
Ytt. una mariposa con trece ruvies sobre oro y tres
diamantes sobre plata
Ytt. otra mariposa con trece ruvies sobre oro y tres
diamantes sobre plata
Ytt. otra mariposa con trece ruvies sobre oro y tres
diamantes sobre plata
Ytt. un tembleque de oro con ôcho diamantes
Ytt. doscientas y ôcho esmeraldas sueltas y un aguacate
con su guarnicion de oro
Ytt. una mariposa con trece ruvies sobre oro y tres dia
mantes sobre plata
Ytt. doscientos veinte y ocho diamantes sueltos
Ytt. ciento treinta y cuatro ruvies sueltos
(…)”
DOCUMENTO Nº43
1751, Sevilla.
Inventario de bienes del pintor Domingo Martínez
AHPSE: P-18023, 57-80.
Escribano público: Juan José de Ojeda Montiel.
Folio 59 v
(…)
“ Ytt. Una casaca a lo militar de tefetan negro doble y calzones de lo
405
mismo
Ytt. Una chupa de tafetan doble negro
Ytt. Una chupa y calzones de terzio pelo negro
Ytt. Un Bestido de Casaca Chupa y Calzones de paño fino color de Café
y forro de Ymperialete
Ytt. otra casaca de paño a lo militar de Ynglaterra vieja
Ytt. un capote de camello
Ytt. una capa de paño de Saaragoza
Ytt. una casaca de paño fino negro a lo militar vieja
Ytt. una camisola fina
Ytt. dos camisones de lienzo fino
Ytt. dos pares de calzones blancos
Folio 60 r
(…)
Ytt. Una casaca de terzio èlo negro
Ytt. otra de terzio pelo encarnado
Ytt. otra de lama de plata con galon de lo mismo
Ytt. Un delantar de lama y sobrepuestos dorados
Ytt. Un monillo de tafetan doble encarnado
Ytt. Una Casaca de Damasco negro
Ytt. Un guardapies de laberinto color de principe con punta de plata
Ytt. otro de razo encarnado con flores blancas
Ytt. Un guardapies de floron usado estrangero
Ytt. Una basquiña de tefetan negro
Ytt. otra de damasco negro
Ytt. otra de tafetan doble trahida
Ytt. un monillo de xptar
(…)
Ytt. quatro camisas dew Bretaña y Estopilla
Ytt. quatro pares de enaguas blancas de platilla
Ytt. quatro delantares blancos de bretaña y borselina
Ytt. quatro corbatas de olan
Ytt. dos almobadas de bretaña
Ytt. quatro pares de calzetas
(…)”
DOCUMENTO Nº 44.
1753, noviembre, 11. Sevilla.
Carta de dote de Antonia Alberta Cayetana Tolezano.
A.P.S. Legajo 12059, 971-975.
406
Escribano público: Juan Bernardo Morán.
“En el nombre de Dios amen: Sepase comoyo Doña
Theresa Francisca de Bonilla Viuda Don Pedro Ber
nardo Joseph Tolezano vecina deesta ciudad de Sevilla
Parrochia de nuestro señor San Salvador, Madre tutora
y curadora de mis menores hijos y del dho mi marido dicén
De dho cargo por oficio de juez competente, ante Bernardo
Joseph Ortiz escrivano publico quefue desta ciud, en veinte y siete
de Abril del año pasado de mil setecientos cincuenta y dos; Ô
torgo enfavor de Dn, Juan de Torrecillas Blanco natural
y vecino de la villa de Zafrab , residente enesta ciud, hijo lexitimo
de Dn Juan de Torrecillas y de Da, Juana Blanco su muger
difuntos; Y digo queporquanto a honrra y gloria de Dios nuestro
señor y para su santo servicio y de la Santisima Virgen Maria
Sra, nuestra concevida en gracia enelprimer ynstante de suser; esta
tratado y ajustado con dond, Juan de Torrecillas Blanco aya de
contraer matrimonio sexmo, según orn, y forma de nuestra Sta Madre
Iglesia con Da, Antonia Alverta Cayetana Tolezano doncella, mi hí
ja legitima, ydeldho Dn, Pedro Bernando Jph Tolezano mi marido
natural y vecina desta ciudad, en dha Parrochia de nuestro Sr, San
Salvador, a al tiempo que el trato ya justo dho casamiento ofrecí, y
mande al dho Dn, Juan de Torrecillas por dote de la dicha mi hija y
caudal suyo propio, ciento y dos mil doscientos y veinte y cinco, Rs, y ca
torce maravedis de vellon que la susodha tocaron y pertenecieron, y le
fueron adjudicados en la partición y división del caudal que por
muerte del dicho mi marido se hizo en los autos de prevención y
cumplimiento de su testamento pendiente en el juzgado segundo de la
justicia ordinaria desta ciud, y Joseph Lorenzo de Castro escrivano
deel, y aunque en el hade haver de dha mi hija le fueron adjudica
dos en su hijuela a la suso dha cierta cantidad de rs en buena y mala
calidad en distintos deudores, y esta no haver llegado el caso de hazer
excequible su cobranza sin embargo de ello he ofrecido al dho Dn
Juan de Torrecilla entregarle el importe de todas las dhas deudas
en Rs de contado como si las hubiera cobrado, haser meyo el cargo para
cobrarlas en el mejor modo que me fuere posible afín de queen ello no
padesca perdida niperjuicio alguno; y ademas de dhos ciento y
dos mil doscientos veinte y cinco Rs, y catorce maravedís, ymporte
de la lexma Paterna de dha Antonia Alverta mi Hija le
he ofrecido tambíen al suso, dho pormas caudal de dha mi hija
veinte y tres mil y cuatrocientos Rs, de vellon para que los
aya de haver y tenga en quenta de lo que tocare de mi lexma, quando
llegue el caso, y también tres mil y doscuientos Rs, importe de una
dote que le pertenece y adelante se expresara las cuales dhas dos partidas
de legistima y adjudicación que le ahgo importan ciento y veinte y
cinco mil seiscientos veinte y cinco Rs, y catorce maravedis de vn, los ciento y
407
un mil novecientos ochenta y nueve Rs y catorce mrs en Reales
de contado; y los veinte y tres mil seiscientos y treinta y seis Reales
restantes en alajas de oro, Diamantes, perlas, plata labrada
bestidos, y otras cosas, y porque hoy en este dia se ha de celebrar el dho
matrimonio ratificandolo a causa de estar casados por poderes, antes que
llegue el dicho caso de la Ratificacion del enumpciado matrimonio
cumpliendo con la dha promesa otorgo que hago entrego y adjudicación
al dho Dn Juan de Torrecilla Blanco por dote de la dha Da, Antonia
Alverta Tolezano mi hija, el dho dinero en contado, Alajas y vestidos
apreciado todo ello por yntelígentes, en la forma siguiente
Lo primero los expresados Ciento un mil novecientos
ochenta y nueve Reales y Catorze maravedís de
vellon en monedas de Doblones de oro a veinte, de
a diez, u de acinco, pesods y algunos Rs. de plata que
compusieron la dha cantidad
010989
Yt.Un bestido de tela verde, y oro que se compone de
Guarpies, y casaca en mil setecientos Rs de vn
1700
Yt Otro bestido blanco, bordado de seda que se compone de
guardapies y Casaca novecientos Rs de vn
900
Yt. Una Basquiña y casaca de terzianela negra en
cuatrocientos y tres Rs
0400
Yt; Una Basquiña negra bordada en telar en qui
nientos ochenta y quatro Rs
0584
Yt, Una Casaca de terciopelo negro en ciento noventa y dos Reales
0192
Yt. Una Bata de damasco seleste guarnecida de
galon de plata en quinientos y sesenta Rs
0560
Yt. Una Casaca de laberinto aplomado guarnecida de
galon de plata en doscientos y treinta rs.
0230
Yt. Otra Casaca de lo mismo guarnecida de punta
de plata en ciento y veinte reales
0120
Yt. Una Casaca de Segrí aplomado en setenta
0070
Yt. Otra Basquiña y Casaca de tercianela negra
usada en doscientos y veinte Reales
0220
Yt. Un guardapies de raso celeste usado en doscientos Reales
0200
Yt. Un Guardapíes de tafetan con flores en doscientos Rs
0200
408
1070548-14
Yt. Otro Guardapíes de tafetan encarnado Usado
en cien Reales
0100
Yt. Un Capotillo de paño guarnecido con galon
de plata en ciento sesenta Rs
0160
Yt. Dos mantillas y un Capotillo de Bayeta
blanca en ochenta y cinco Rs
0085
Yt. tres mantos de lustre en doscientos y quarenta
Reales
0240
Yt. Tres sagalefos uno de verano y otro de ynvierno
en doscientos vte. Rs
0220
Yt. Una Bata de Indianilla en cien Rs
0100
Yt. Un delantal y paletina todo de plata apuntas en trescientos Rs
0300
Yt. Otro delantal y paletina todo de punta
de oro en doscientos setenta Rs
0270
Yt. Otra paletina de plata Usada en treinta Rs
0030
Yt. Una Cotilla de damasco encarnado en ciento
y cinco Rs
0105
Yt. Dos pares de medias y ligas de Ceda; bordadas
en oro en ciento y treintaRs
0130
Yt. Otros dos pares de medias de Ceda llanas en
cuarenta y cinco Rs
0045
Yt. Una Colcha y Rodapies de Damasco Carmesí
guarnecido de galón de oro y flueque de Ceda
en ochocientos y treinta Rs
0830
Yt. Una Colcha de Indianilla colchada, en
ciento y setenta y seis Rs
0176
Yt. Un Regalillo y paletina de pluma encarnada
en ciento y cincuenta Rs
0150
Yt. Cinco abanicos de distintos xeneros y payeles
en trescientos Rs
0300
409
Yt. Tres pares y guantes de manguitosn de Ceda
de distintos colores en sesenta Rs
0060
Yt. De distintas sintas, moñas, encajes y otras
menudencias prescias en cuatrocientos y cinquenta
0450
1110299
Yt, Otro delantal de tafetan de lustre en veinte
yquatro Rs
0024
Yt. Dos pañuelos de zeda en treinta
0030
Yt. Dies y ocho camisas de distintos generos de
lienzos, Guarnecidas de encajes de mil ciento y veinte
10120
Yt. Ocho pares de enaguas blancas de distintos xene
ros de lienzos en cuatrocientos y dies Rs
0410
Yt. Cuatro corpiños en veinte y cuatro
0024
Yt. Seis Pañuelos de Estopilla y uno de Olan
guarnecido de encajes en cinto y treinta y tres
0133
Yt. Ocho Corbatas de murcelina estopilla
clarín, en setenta RS
0070
Yt. Un Pañuelo de murcelina bordado en treinta RS
0030
Yt. Dos delantales de olan Labrado en ciento
y cincuenta Rs
0150
Yt. Seis delantales de estopilla labrada en ciento
y cincuenta
0150
Yt. Tres pares de buelos de encaje, en ciento y
setenta Rs
0170
Yt. Otros tres pares de buelos de olan guarnecios
en cuarenta y cinco
0045
Yt. Cuatro toallas en cuarenta y ocho Rs
0048
Yt. Seis servilletas en treinta y tres Rs
0033
Yt. Un escote de encajes muy superfino en setenta
0070
Yt. Siete pares de Calzetas en
0050
410
Yt. Quatro almoadas blancas las dos guar
necidas de encajes en setenta y dos Rs
0072
Yt. Dos fundas de almohadas en treinta Rs
0030
Yt. Quatro sabanas llanas en doscientos y dies y seis
0216
Yt. Un Colchon Camero poblado de Lana en
doscientos y treinta y dos
0232
Yt. Dos baules de camino en doscientos y se
tenta Rs
Yt. Un Arca de Zedro de vara y quarta, y dos peque
ñas en ciento y cinco Rs
0270
0105
1140781-14
Yt. Un tocador de Charol en trescientos y
noventa y quatro Rs
0394
Yt. Un Rosario engarzado en oro de mano, en
setecientos reales
0700
Yt. Un rosario de oro para el Cuello en ciento
y treinta y cinco
0135
Yt. Un aderezo de cruz y sarsillos de oro, y
esmeraldas en quinientos y noventa
0590
Yt. Una espiocha de oro y diamantes en tres
cientos R
0300
Yt. Un par de sarsillos de oro y diamantes
en setecientos
0700
Yt. Otro par de sarsillos con seis perlas y un bo
ton de oro y esmerladas en doscientosy veinte y
0225
Yt. Tres hilitos de perlas que pesan siete adarmes
en trescientos Rs
0300
Yt. Quatro botones de oro y diamantes, en ciento
y ochenta
0180
Yt. Dos sintillos de oro y diamantes en seis
cientos
0600
Yt. Dos Chamberguillas de oro y diamantes en
trescientos Rs
0300
411
Yt. Dos sintillos de oro y esmeraldas, en ciento
y ochenta Rs
Yt. Un par de manillas de oro y diamantes en
dos mil novecientos ochenta y cinco Rs
Yt. Un par de sarsillos de oro con piedras negras
en setenta y cinco Rs
Yt. Yt. Una caja de plata de Ynglaterra, en
ciento y ochenta Rs
Yt. Dos Anuces de plata sobre dorados en
noventa Rs
Yt. Unas hevillas de plata, en veinte y ocho rs
0180
20985
0075
0180
0090
0028
1220743
Yt. Una salvilla; un Azafate, dos Cande
leros, Un Salero, seis Cucharas y seis tenedores
de plata que pesa ciento y veinte y dos onzas y quarta
que a veinte rs, la onza ymp dos mil quatrocientos y quaren
ta y cinco Rs
20445
Yt. Una Cajita, unas hevillas y distintas me
nudencias de plata que todo pesa seis onzas y quar
ta a diez y ocho reales la onza montan ciento
y doce Rs
0112
Yt. Otro sintillo de oro y diamantes en trescien
tos RS
0300
Yt. Una Batea de Maque encarnado en veín
te y cínco
0025
1250625-14
Que dichas partidas importan los referidos ciento
veinte y cinco mil seiscientos y veinte y cinco RS
y catorce maravedís, los cientos dos mil doscientos
s veinte y cinco RS y catorce maravedis que a la suso
dha tocaron y pertenecieron por su lexitima paterna
y los veinte y tres mil y cuatrocientos reales restantes
del que le llevo hecha adjudicación como ba referido
al dho Dn Juan de Torrecillas Blanco por Dote
de la dha mihija = Y assimismo tres mil y doscien
tos reales de dha moneda que perttenesen a la
dha Da Antonia mi hija por una Dote de la mis
ma cantidad de la disposición de D Dionisio Mar
tin Tolezano vecino y rexidor perpetuo que fue de la
Ciudad de la vera Cruz, cuya cantidad para en
deposito en poder de la Viuda y herederos de Dn Diego
412
Perez de Vaños, Caballero del orn de Santiago
y veinte y cuatro que fue desta ciudad, y por parte de
los suso dhos les seran entregados en monedas de plata
luego que se haya celebrado dho matrimonio de que
otorgara recibo separado a favor de la persona
o personas que hisieren el entrego dellos; y me30200
1280825- 10
obligo a hacer por firme la adjudicación que de
dhos veinte y tres mil quatrocientos RS, llevo
hecha a favor del dho Dn Juan de Torrecillas pormas
aumento de dote de dha mi hija, y ano?? Contra ello en mane
ra alguna con mis vienes y rentas havidos y por haver=
Yo el dho Dn, Juan de Torrecillas que presente
soy haviendo oydo y, entendido esta escriptura; otorgo
que la acepto como en ella se contiene, y recibo de la dha
Doña Theresa Francisca de Bonilla, por Dote de la dicha
Da Antonia Alverta Tolezano su hija los expresados Ciento
y veinte y cinco mil seiscientos veinte y conco Rs, catorze
maravedís; asaver, los ciento y diez mil y doscientos y veinte y
cinco reales y catorce maravedía deellos, importe de toda
la legitima paterna que a la suso dha toco y pertenecio por
muerte del dho Don Pedro Bernardo Joseph Tolezano su
Padre, y incluzos el valor del importe de todas las
deudas de buena y mala calidad que le fueron adjudicadas
las quales la dha D teresa Francisca de Bonilla por
hacer gracia y merced a dha su hija, me entrega el ympor
te de todas ellas en Rs de contado, quedando de su cuenta el
cobrarlas de los deudores en el mejor modo que le fuere posible
y los veinte y tres mil y cuatrocientos Rs restantes, cumplimiento
del todo de dhos ciento veinte y cinco mil seiscientos y vein
te y cinco Reales y catorce maravedís de que le lleva hecha
adjudicación para que los aya y tenga en cuenta de lo que le
tocare y hubiere de haver por su lesxitima materna, todo ello
lo recibo en los reales de dinero de contado y demas de
que va hecha mención; por cuyos aprecios apruebo y ratífíco por
ver justamente fechos, y de mi voluntad y consentimiento â
ora de presente realmente y con efecto en presencia del pre
sente escrivano publico y testigos desta carta, de cuyo entrego
y recibo yo Juan Bernardo Moran escrivano publico, de Se
villa, doy fe porque se hizo y paso en mi presencia y de los dhos
testigos, según y en las alajas Rs y partidas que van refe
ridas; y todo ello es y quedo en poder de dho d Juan de
Torrecillas Blanco de que yo el suso dho me doy por entre
gado a mi voluntad, y de los dhos ciento y veinte y cinco mil
seiscientos y veinte y cinco Rs y catorcde maravedís ôtorgo
a la dha Da, Teresa Francisca de Bonilla carta de pago
en forma, sin que por lo que ha tocado a la dha Doña Antonia Al
verta Tolezano por su lexitima paterna se le reste ni quede de
413
viendo otra cosa alguna; Y por lo que a mi toca, chanzelo
la obligación que la dha Da theresa de Bonilla, hizo
al tiempo que le fue dicernido el cargo de tutora para que
no valga, y que en su rexistro se anote la desta
chancelación y assimismo la otorgo de dote a favor de la dha
Doña Antonia Alverta Tolezano a la qual prometo yo y mando
en harras proternupcia: y en pura y justa Donacion por
honrra de su persona virginidad, y otras prendas que le asis
ten y porque se a de otorgar por mi Esposa diez mil Rs de, vn,
que declaro caben en la decima parte de los bienes que d
e presente tengo, y caso que no quepan se los prometo y man
do de los demas que en adelante tubiere y adquiriere y
consiento que ambas porciones de Dote y harras, la dha
Doña Antonia Alverta Tolezano las aya y tenga
sobre mis bienes y hacíenda que tengo y tuviere que para
este efecto, le obligo le hipoteco y doy en empeño, y por nom
bre de empeño en tal manera que cada en cuando y en qual
queria tiempo que el matrimonio fuera disuelto o separado
por muerte ô en vida por cualquiera de los Casos que el
derecho permite ningun mi hijo ni hija pariente ni here
dero pariente ni heredero, acreedor ni otra persona no puedan entrar ni tomar
partir cosa alguna de mis bienes ni desapoderar
de ellos a la dha D Antonia Alverta Tolezano has
ta tanto que primero y ante todas Cosas sea pagada y
satisfecha desta dha su Dote y harras, y si la suso
dha falleciera antes que yo, consiento y tengo avien que los
pueda dejar y mandar, a sus hijos parientes y herederos y a
las demas personas que le pareciere a las quales y a qien con
forme a derecho perteneciere su herencia; me obligo a su paga y
restitucion, la qual hare luego que conste de la separacion
del dicho matrimonio y en los Casos y según y con los
privilegios que las dotes de derecho deben ser restituhidas
sin aguardar al termino del derecho ni al otro plazo al
guno, cuyo beneficio renuncio; y luego que se me de y en
tregue el importe de la referida dote de tres mil, y dos
cientos reales de vellon otorgare carta de pago a favor de la
persona, que me los entregare, y de Dote a la dicha Doña
Antonia Alverta a la cual a mayor abunda
miento desde ahora para entonces se la otorgo;
a la firmesa, paga y cumplimiento de lo que dicho es
me obligo mis vienes rentas y hazienda havidos y por
haver, Y ambos otorgantes y damos poder a las jus
ticias de Su Magestad para que nos apremien a lo
que aquí contenido por todo rigor de derecho y via
executiva, y como por sentencia pasada en cosa juz
gada y renunciamos las leyes y derechos de
nuestro favor , y la que defiende la general renun
ciacion; yo la dicha Doña theresa Francisca
de Bonilla renuncio el auxilio y Leyes de el
Emperador Justiniano Senatus Consultus Veleyano
414
toro partida y nuevas constituciones y las demas
que son y hablar a favor de las mugeres de que me
apercivio el presente escrivano publico en espe
cial, fecha la Carta en Sevilla estando en las
Casas de la morada de la dicha D Fran
cisca de Bonilla que son en esta ciudad en la
calle de Francos en onze dias del mes de No
viembre de mil setecientos cincuenta y tres años
y los otorgantes lo firmaron de sus nombres
en este rexistro , yo el dicho escribano publico
doy fee conosco a la dha Da, Teresa Francisca de
Bonilla; y el dicho Dn, Juan de Torrecillas Blanco
presento por testigos de su conocimiento que juraron en
forma de derecho ser el conthenido y se llama
como sea nombrado a Dn Francisco Antonio
Barredo y a D Ramon ¿? vecinos desta
ciudad ttestigos del otorgamiento; don Mathías Lopez
Martinez vecino de la villa de zafra, y don Christ
val de torresillas presvitero prevendado de la Santa Iglesia
de Coria rezidente en esta ciudad, y don Jph Arespacocha
ga vezino, deella y Dn Juan Antonio de Garfías, asimismo vezino desta ciudad
doña Teresa Francisca de Bonilla
Juan de Torezillas
Christoval Thomas de Thorrezilla
Mathías Lopez Martinez
Joseph Joachin de Arespacochaga
Juan Antonio de Garfías
Juan Bernardo Moran
Escrivano publico”.
DOCUMENTO Nº 45.
Sevilla, enero, 26. 1765
Inventario de bienes de Doña Leonor Cavalleri del Alcázar y Zuñiga.
AHPSE: P- 14692, 127-139.
Escribano público: Ignacio Márquez de Guevara.
415
Folio 131r
“(…)
184- Ytt Un baul forrado en badana de vaca y quartta de
largo, con dos serraduras, en donde se encontró lo
que se sigue
185- Una saya de lila vieja
186- Quattro sayas de guinette
187- Ottra de tafettan negro con vuelo de lienzo blanco
188-dos sagalefos de bayeta pajisa viejos
189- una funda de mantilla de damasco verde
190- otra mantilla de raso lizo encarnado con guarnizion
de encages de Ylo blanco, forrada en tafettan
del mismo color
191- una batta de raso, blanco y encarnado forrada en
tafettan carmesí
192- dos delanttares de tafettan negro
193- dos monillos de guinete negro
194- ottro de lo mismo
195- un mantto, y un delantal de tafettan negro
196- una batta de tafettan listado, de cama forrada en
tafettan pajizo
197- ottra batta de cama de Yndianilla morada y blanca
forrada en lienzo
198- dos mantillas y una manteletta de bayetta, âbuca
rada viexas
Folio 131 V
199- un sagelefo de damasco berde viejo
200- unas medias de seda verde con sus ligas
(…) hasta aquí todo lo que tenía el baul”
DOCUMENTO Nº46.
Sevilla. 1769, octubre, 30.
Aprecio de ropa de doña Francisca de Vargas Machuca realizado por don Diego López,
maestro sastre.
Primeramente una basquiña de tafetan negro rue
do de olandilla azul, en ciento y cinco rrs vn
0105
Ytt: otra dha negra de camellon en sesenta rr
0060
Ytt: por otra dha de tafetan negro vieja ruedo de co
lor de ambar, en sesenta reales
0060
Ytt: Por un mantto bientratado, en quarenta y
cinco reales
0045
416
Ytt: Por otro dho demediado en treinta reales
0030
Ytt: Por un guardapies de lustrina celeste deme
diado, en sesenta reales
0060
Ytt: Por otro dho carmesí de zenefa, con ruedo de
tafetan, en ciento y veintte reales
0120
Ytt: Por otro de tafetan encarnado entredoble
en sesenta reales
0060
Ytt: Por una casaca de tafetan negro doble, forro
de tafetan blanco, en treinta y siete reales,
y diez y siete maravadís
0037- 17
Ytt: Por otra dha demediada de terciopelo negro
en quarenta y cinco reales
0045
Ytt: Por otra dha de Laberinto negro, forro de ta
fettan blanco, en cinquenta reales
0050
Ytt: Por otra dha vieja de Damasco café, en quin
ce reales
0015
Ytt: Por un mantto viejo, en doze reales
0012
Ytt: Por un monillo de Laberintho nuevo, color
-------0699-17
Folio 351 v
de café forro de lienzo, en cinquenta rr
0050
(…)
Ytt: Por dos mantillas de bayeta blanca, en ve
inte reales
0020
Ytt: Por otra dha de grana guarnecida con galon
de oro fino, en ciento y veintte reales
0120
Ytt: Por otra dha de razo encarnado forro de ta
fetan celeste en sesenta reales
0060
Ytt: Por un par de medias de seda encarnadas
con cuchillas bordadas en treinta reales
0030
Ytt: Por un monillo de tafetan entredoble café
con forro de tafetan, en veinte y dos y medio
0022 ½
417
Ytt: Por dos corpiños de seda de tafetan entredo
ble forro de lienzo en veintte y dos reales y medio
00221/2
(…)
Ytt: Por tres varas de tafetan carmesí, para
un ceñidor, en diez y ocho reales
Folio 352
(…)
Ytt: treze camisas inusables de viejas, en ve
intte y seis reales
Ytt: un cernadero en dos reales
0018
0026
0002
DOCUMENTO Nº 47.
Sevilla, 1772.
Inventario de bienes.
AHPSE: P(…)
Ropa del difunto
Ytem un Capote de Pelo Camello bien tratado
Ytem una Chupa de Paño negro forrada
Ytem una Casaquilla de Paño color café, y un par de calzones
de lo mismocon cincuenta y seis Botones de plata
Ytem un Justillo de terciopelo verde con galon ¿
y ojales de oro con botonadura de Piedras blanca engarza
das en Platta
Ytem una Casaquilla de medio carro de oro color de ca
fe
Ytem otra dicha de medio carro de oro color plateada usada
Ytem una Chupa de Laberinto color de café usada
Ytem otra dicha celeste de Laberinto de Lana con cor
donsillo de oro, y botones de similor
Ytem un par de Calzones de lo mismo
Ytem una chupa, una Casaquilla, y un par de calzones
de Paño de olanda color pepíta de algarroba nuevo con
ochenta y nueve Botones de Platta
Ytem una chupa, y un par de Calzones negros
Ytem una Chupa y un par de Calzones de terciopelo negro
Yt otra Chupa celeste de Mosquilla
Ytem un par de Calzones de laberinto aplomado
418
Ytem otro dicho de lo mismo
Ytem un Chaleco de tela color de café con Ramos
de oro
Ytem ottro Justillo de Laberinto usado color de aurora
Ytem un par de Calzones de Gamusa florida con doce Bo
tones de Plata
Ytem una casaca de paño negro de guadalajara negra
Ytem una Capa de Paño nueva con sus bueltas de
terciopelo negro
Ytem un Capotillo de Grana guarnecido con galon de Plata
Ytem un sombrero negro de medio castor
Ytem otro dicho chico con galon de oro
Ytem una cinta de seda encarnada
Ytem una montera de paño con vueltas de tercio
pelo
Ytem nueve camisones viejos
Ytem siete dichos de olanda nuevos
Ytem otros dichos de estopilla
Ytem seis Armadores blancos buenos
Ytem quatro dichos viejos
Ytem seis pares de calzones blancos nuevos
Ytem quatro pares dichos viejos
Ytem diez pares de escarpines viejos
Ytem tres pañuelos blancos de estopilla buenos
Ytem otros dos dichos viejos
Ytem otro dicho nuevo
Ytem un par de medias de seda color de perla usadas
Ytem otro par dicho muy usado
Ytem otro par dicho color de café bien tratado
Ytem otro par dicho negro bien tratado
Ytem otro par dicho negro bueno
Ytem otro par dicho negro de Capullo de <seda color de café
Ytem un par de ligas de seda negra
Ytem tres pares de Sapattos de Cordoban los dos nuevos
y el otro viejo
Ytem un par de Calzones de antte con siete botones chicos
y dos grandes de Platta
Ytem un par de botines de cordoban nuevos
Ytem un capoton de paño grazalema color café trata
do
Ytem una capa de paño de rettal usada obscura
Ytem un sombrero de castor blanco viejo, y ottro de
medio castor negro usado
Ytem un chaleco de terciopelo celeste viejo
Ytem una chupilla de bayeta encarnada vieja
Ytem ottra dicho con botones de platta
Ytem un par de Calzones de Cordoncillo
(…) “
1772, agosto, 3. Sevilla.
419
Inventario de bienes de la Exma. Sra. Doña Teresa Josefa Thous de Monsalve
y Henestrosa, marquesa de la Candia, viuda del Excmo. Sr. Don Cristóbal Joaquín de Franchi
y Lugo, marqués de la Candia y del Sauzal, Caballero de la orden de Calatrava y Teniente
General de los Ejércitos de su Majestad.
AHPSE: P- 9568, 663-684.
Escribano público: Francisco Macías.
Folio 666 r
“(…)
un collar con una almendra de brillantes y dicho collar se compone de
treinta y nueve piedras
una piocha de brillantes con una almendra
dos broches de brillantes hechura de lazo
un sintillo con un zafiro guarnecido de brillantes
dos hebillas para las muñecas con sus pasadores y puntillas
todo de brillantes
unos zarcillos de boton de almendras tambien de brillantes
dos sintillos, el uno de un brillante y el otro de un brillante pajizo guarnecido de brillantes
Folio 667 r
unas hebillas de pie de diamantes
una venera de Calatrava de diamantes y esmeraldas
unas tumbagas de todos metales con cuatro esmeraldas y
dos pulseras de perlas
unos aretes de perlas finas
un collar de tres hilos con ciento cuarenta y una perlas
dos pares de botones de oro
una tumbaga de oro calada
un relicario chiquito esmaltado de oro
un reloj de oro
otro reloj de repeticion de plata sobredorada con gancho
Folio 668 r
Ropa del Exmo. Sr. Marques
Ytt una casaca de militar y calzones de terciopelo mo
rado con botones de hilillo de oro fino forrado en raso
lizo blanco
Ytt un uniforme entero de thente gral y una casaca
de paño musgo con bordadura de oro y calzones correspondientes
Ytt unos calzones azules y uniforme viejos con
bordadura de oro.
Folio 669 r
420
Ytt un bestido entero de paño color de purpura
con boton de seda forrado en ferpa blanca de seda
Ytt otro uniforme antiguo de gral sin calzones
con bordadurasy alamares de oro forrado entafettan
blanco la chupa y casaca en encarnado
Ytt una chupa de tizude oroconespaldas y mangas de
tafettan
Ytt una chupa y calzones de teladeoro sobre blanco con matizes y la espalda y mangas
en tafetan
Ytt una chupa de mue verde sin faldas en la espalda ni mangas con punta deespaña de
plata
Ytt una casaca y calzones de raso antiguo vieja y desbaratada con parte
del forro de tafetan verde
Ytt dos chupas enteras de cottonia de seda
Ropa de la Exma. Sra
Ytt una basquiña casaca y manguitos y peto de terciopelo ne
gro
Ytt un guardapies de terciopelo carmesi con dos paños so
brantes de los mismo y con sobrepuestos de plata y seda
Ytt un capotillo de mismo terciopelo con forro y bueltas
de piel de tigre
Ytt un guardapies casaca y peto de tela de verde oro y plata
Ytt otro guardapies casaca y peto de tercianela blanco con
matices de colores
(…)
Ytt otro guardapies, casaca y peto de tafetan de china
Ytt un guardapies de tafetan listado
Ytt una casaca de laberinto encarnadino y blanco
Ytt otra casaca de laberinto oscuro
Ytt otra casaca y peto de pequin
Ytt otra casaca y peto de tafetan azul con galon y espi
guetilla de plata
Ytt otra casaca y peto de damasco verde con guarni
cion y espiguetilla de oro
Ytt otra casaca de damasco de color porcelana y un
pedazo como de a dos varas del mismo damasco
Ytt otra casaca y peto de tela celeste y plata
Folio 669 r
Ytt otra casaca de tercianela verde uzada
Ytt otra casaca y peto de tafetan negro
Ytt una manteleta de grana encarnada con galon de oro brillante
Ytt un cabriole de bayeta de seda blanco con guarnicion negra
Ytt otro cabriole de grana azul y encarnada forrado en sarga
(…)
Mas ropa de dicha Exma Sra
421
Primeramente una manteleta de raso liso negra
con guarnicion de blondas y cintas
Ytt otra de raso liso negra de flores
Ytt otro cabriole de raso liso negro con puntas y granizos de blondas
Ytt una bata negra de damasco
Ytt otrabatanegrade raso de flores
Ytt una basquiña negra de guardilla con casaca
ygual
Ytt otra basquiña de tercianela negra
Ytt otra basquiña de terciopelo negro
Ytt un guardapies de raso morado
Ytt un sagalefo de raso liso verdes conchado??
Ytt un delantal de tafetan de lustre con farala de lo mismo
Ytt una bolsa de terciopelo carmesi con su borla y cordon de seda
otra carmesí con galon de oro de damasco
una saya de raso liso negro
tres cotillas una blanca y ¿??
una casaca con su peto y manguitos de terciopelo de algodón negros
dos monterillas de terciopelo negro de camino
una saya de grano de oro negra y su casaca y peto
un sagalefo de bayeta color de melocoton
unos manguitos de raso liso negro
dos escofietas negras
otra escofieta blanca y negra
otra blanca toda
un par de chinelas
un par de ligas verdes
dos mantos uno de lustre y otro de medio lustre
una bata de tafetan negro con su sagalefo de lo mismo y manguitos
un guardapies de tafetan azul turqui
un cabriole negro de duransillo labrado y forrado de bayeta
Folio 672 r
Ropa blanca
Primeramente dieciseis camisolas de hombre
onze pares de calzones blancos
dieciseis armillas blancas de hombre
unos calzones de punto demediado de estambre negro
unos calzones de bayeta blanca
un gorro blanco bordado de estambre
una faxa de lienzo
veinte camisas de muger unas mas usadas que otras
onze pares de manguitos blancos de cotonia
un peinador y toalla con su encaje
siete pares de medias de distintas clases de seda
treze escotes de olan seis armillas blancas de muger
un petto azul de ballena
422
doce pañoletas de murcelina y olan llanas y labradas
una pañoleta de encajes guarnecida con encaje de puntas de Ynglaterra
Folio 673 r
ocho petibones guarnecidos de encajes
cinco bendas para sangrias
(…)
Folio 674 r
Ropas
Primeramente quince varas y media de encajes de punto
de Ynglaterra sin estrenar
unos beletes negros
un sombrero negro de tafetan frances de roseta con encaje
quatro pares de zapatos de tela
unas chinelas de los mismo
un zintuton de galon de oro sobre terciopelo negro
nueve varas de punta de plata
cinco varas y media de punta de oro
(…)
Folio 674 v
Ropa de seda
cinco pañuelos de seda color de café
un par de medias de seda blancas
dos pares de manguitos negros de seda
tres pares de guantes de castor de seda y de hilo
otro par de manguitos blancos de seds
dos guardainfantes y el arco del otro
Abanicos
veinte abanicos de distintas clases antiguos
otro abanico de carey dorado
otro de carey y oro antiguo y otro de marfil guarnecido de oro
otro con el pie de marfil y nacar con oro
otro de ebano y nacar
otro de marfil con el pie mas ordinario
un peine de carei
un bolsito verde de seda
(…)
DOCUMENTO Nº 49.
1776, marzo, 13. Sevilla.
423
Capitulaciones matrimoniales de don Antonio Pérez de Baños y de
doña Isabel Pauñín de la Barrera.
AHPSE: P-12100,364 al 368.
Escribano público: Juan Bernardo Morán.
“En la Ciudad de Sevilla en trece
dias del mes de Marzo de mil settecientos settenta y
seis años, ante mi el escribano de S. M en todos sus
dominios, publico del numero destta ciudad, y testigos y
¿frascriptos paresio D. Antonio Perez de Baños, natu
ral y vecino desta ciudad, hijo lexitimo de D. Diego
Perez de Baños, Caballero del orden de Santiago , vein
te y quatro que fue desta ciudad, y de doña María de la
Barrera, su mujer difuntos; Y dijo que por quanto al
tiempo que el otorgante contrajo Matrimonio lexitimo
con Doña Isabel Paulin de la Barrera, su muger, na
tural y vecina destta ciudad, hija lexitima de D. Manuel
Paulin, y de Lucia Thomasa de la Barrera su
muger difuntos, se havia hecho entre el otorgante
y la referida su mujer, y otros sus hermanos Escriptura
de Capitulaciones Matrimoniales, con varios capí
tulos, promesas y declaraciones y que por uno de dhos
capitulos habia declarado llevava por su Capital
al dicho matrimonío cierta cantidad de reales en
contado, Alhaxas, vienes muebles, Rayses, menaje de
casa, y otras cosas, que todo ello, y su valor, y el mon
to de dhos reales en contado constaría del Inven
tario Capital que de ello formaría, proptertando
como protexto que el no hacerlo entonces era por
la aceleración con que se yva a hacer, y celebrar
el dho matrimonio y reservando, como lo havia
reservado para después, y que ejecutado se le hiciese
saber a la dha D.a Isabel Paulin, p.a le pa
rase el perjuicio que ubiese lugar, como de dicha
Escriptura, de Capitulaciones consta que pasò
ante mi dicho Sc.no pu.co en ocho de noviembre del
año procimo pasado de mil settecientos setenta
y cinco; Y que en conformidad de la dha protexta, y decla
racion, el dicho otorgante confesava y declarava que haví
endo ajustado y liquidado todos sus vienes, y caudal, resaultava
Ymportar todo ello setecientos veinte y dos mil qua
trocientos ochenta y ocho reales y siete mrs de vn. en dife
rentes bienes muebles adornos y menaje de Casa,
Ropa blanca y de color, Alhajas de oro, plata, diaman
tes y Perlas. Rayces, dinero en contado, Coches mu
las Guarniciones, y en debitos a su favor, aprecia
424
do lo que es apreciable por personas Yntelixentes
para cada clase de cosa la suia, que para este efectto
habia nombrado que todo ello lo llevava p.o? Su capital
al dicho Matrimonio y p? q en todo tiempo constase
por la presente otorga que hace el dho Su Capital
en la forma y manera siguiente
Primeramente, dos soperas grandes de
plata con sus cucharones de lo mismo, de toda
moda, que pesan doscientas yocho onzas y
media â razon de veinte y cinco rr. cada
onza, q razon de la echura, montan cínco
mil doscientos y doce rr. y quatro octa
vos devn
Rs de Vn
50212.4/8
Ytt. Treze Platos largos de plata de diferen
tes tamaños, que pesan quatrocientas
once onzas y una cuartilla, â los mismos
veinte y cinco reales cada onza, p. razon de la
echura valen diez mil doscientos ochenta
y un reales, y dos octavos de vn
10?281/8
Ytt. Un Lebrillo y dos ensaladeras de Plata,
con peso de ciento veinte onzas y media, de los
propios veinte y cinco Rs cada onza, po
r razon de le echura, valen tres mil doce
realesy cuatro octavos de vn
3?012.4/8
Ytt. Trece platos redondos de Plata, que pesan
quatrocientos veinte y cuatro onzas
â los mismos veinte y cinco reales cada onza,
valen diez mil seiscientos rrs
10?600
Ytt. Cuatro docenas de platillos de plata con
ochocientas cincuenta y tres onzas y
tres cuartillas , â los mismos veinte
y cinco Rs. Cada onza p. dha razon valen veinte
y un mil trescientos treinta y siette rrs.
y quatro octavos de vn
210337-4/8
Ytt. Dos Fuentes y dos azafates de plata, que
pesan doscientas setenta y ocho onzas y
media, â los mismos veinte y cinco rrs cada
onza por dicha razon, valen seis mil
novecientos sesenta y dos rrs de vn
60962
Ytt. Quatro Salvillas grandes de plata, que
pesan qcuatrocientas y quarenta onzas,
â razon de los dhos veinte y cinco rrs,
425
cada onza, componen once mil rrs. De vn
110000
Ytt. Quatro Salvillitas pequeñas de plata, que
pesan ciento setenta y cinco onzas y tres qu
artillas, â razon de los dichos veinte y cinco rrs
cada onza, valen quatro mil trescienttos
noventa y tres rrs, y tres octavos de vn
4393,6/8
Ytt. Seis Macelinas de plata, que pesan
noventa y nueve onzas, â los dhos veinte
y cinco rrs, cada onza, p razon de dha Echura,
montan dos mil quatrocientos settenta
y cinco rrs.d
20475
Ytt. Un juego de varba, que se compone de Jarra,
Palangana, Jabonera, todo ello de Plata, que
pesa ochenta y ocho onzas y media, â
los dhos veinte y cinco rr, cada onza, por
dha razon de echura, valen dos mil
doscientos doce rrs, y cuatro octavos de vn
20212-/8
Ytt. Tres portavinagreras de plata, que
pesan cincuenta y nueve onzas y tres
quartilla,s à veinte y cinco rr. cada onza,
por dha razon de echura, valen un
mil cuatrocientos noventa y tresrs y
seis octavos de vn
10493 6/8
Ytt. Dos candeleros de plata, que pesan Setenta
y ocho onzas, y tres cuartillas de plata â
los dhos veinete y cinco Rs, cada onza por
dha razon de su echura, valen un mil nove
cientos Sesenta y ocho Rs, y Seis octavos
de vn
10968 6/8
Ytt. Dos platillos con sus espabiladeras, un
Jarro, y cuatro saleros, todo de plata, que
pesa sesenta y dos onzas y tres quartillas
â los dhos veinte y cinco Rs, cada onza por
razon de las echuras, valen un mil qui
nientos sesenta y ocho rr. Y sesi octavos de vn
10568 6/8
Ytt. Quatro cucharones, treinta y ocho tenedores
y veinte y seis cucharas que pesan doscien
tos onzas, y una quartilla de plata, â los
mismos veinte y cinco Rs cada onza, por
dha razon de echura, valen cinco mil Seis
Rs. Y dos octavosde vellon
50006 2/6
Ytt. dos docenas de cucharitas y una de tenedo
426
res chicos, con tres tenasitas de plata que
pesan quarenta y tres onzas â los mismos
veinte y cinco reales cada onza p. razon
de la echura, valen un mil settenta y
cinco reales de vn
1¡075
Ytt. Dos docenas de cuchillos concavos de plata
que dicha plata pesa ochenta onzas y
media â los dhos veinte y cinco rrs. Por
razon de las echuras valen dos mil
doceRs. Y cuatro octavos
2¡012 4/8
Ytt. Dos salseras, con sus Platillos, todo de
plata que pesan ciento dos onzas â los
dhos veinte y cinco reales por dha razon
de echura valen dos mil quinientos
ycincuenta reales de
2¡550
Ytt. Catorce Cubiertos viejos de plata que
pesan cincuenta onzas y tres cuartillas
â los mismos veinte y cinco rrs cada
onza, valen un mil doscientos sesenta
y ocho reales y seis octavos de vn
1¡268 6/8
Ytt. Diferentes diademas y corona del
oratorio, que pesan veinte y seis onzas
â los mismos veinte y cinco reales cada
onza valen sescientos y cincuenta
0650
Ytt. Cuatro Blandones de plata, con ciento y
veinte onzas, a diez y seis reales cada
onza Y unas vinageras platillo y
campanilla de plata, con peso de treinta
onzas â los mismos diez y seis reales
cada onza, que todas componen cientto
y cincuenta onzas, y valen dos mil
y cuatrocientos reales devn
20400
Ytt. Un aderezo sobre plata, de diamantes,
Compuesto de Collar, Contrav?? , Piocha
,Zarcillos, Manillas Zintillos y Boto
nes en, treinta y seis mil reales de vn
360000
Ytt. Otro aderezo de diamantes sobre oro en
un mil quinientos setenta y cinco reales de vn
1.575
Ytt. Otro aderezo de esmeraldas Sobre oro,
en ochocientos veinte y cinco rrs de vn
0825
Ytt. Un collar de Perlas finas, con ocho hilos
427
en un mil quinientos setenta y cinco rrs de vellon
Ytt. Un Rosario de oro en q uatrocientos
setenta y dos relaes y diez y site m^rs de vellon
Ytt. Un rosario de oro, mas pequeño
que el antecedente, en ciento y cincuenta rrs de vn
1.575
0472
0150
Ytt. Otro rosario de perlas y oro,
en noventa rrs. De vn.
090
Ytt. Una piocha de diamantes sobre plata,
en seiscientos rs de vn
0600
Ytt. Dos Juegos de evillas de oro en ocho
cientos cuarenta rrs de vn
0840
Ytt. Unos Sarsillos de diamantes en quatroci
entos treinta y cinco Rs de vn
0435
Ytt. Unos sarsillos chiquitos de Niña en
sesenta reales de vn
060
Ytt. Un juego de evillas de hombre de oro en
un mil treinta y cinco rsdevn
1.035
Ytt. Un sintillo de brillantes en un mil y
doscientos rrs
1.200
Ytt. Trescientos y treinta mil Rs de vn en con
tado en monedas de oro y plata
330.000
Ytt. Quarenta y cinco mil reales de vellon
en el valor de lo vienes muebles, menaje
de casa, Colgaduras, tapices adornos de
ella, Coches y Mulas y otroas menesteres
45.000
Ytt. Asimismo pone p. Su Capital unas casas
principales de morada en esta ciudad
Parroquia del sagrario desta Santta
Iglesia Patriarcal de ella, en la
calle que llaman del Horno de las
Brujas, como se entra por la calle Pla
centines, la primera sobre mano izqui
erda que hacen Isleta que le pertten
ece en funcion de Justos ………………..’’’’’’’’
Sobre las cuales se pagan varios tributos perpetuos que rebajados
los principales que a ellos corresponden en
se quedan de valor de dichas casas según
aprecio hecho por Maestro Ynteligente
ciento veinte mil reales de vn
120.000
428
Ytt, asismismo pone q su Ymbentario Capital
ochenta y cuatro reales de vn los
mismos a que por convenio â quedado re
ducida mayor cantidad que por Escriptura
le esta deviendo Dn Francisco Javier Ro
driguez de Carasa ¿ vecino destta ciudad
84¡000
7220488..7
Las cuales dichas Alhaxas de oro, y plata
diamantes y Perlas, omenaje de casa,
Ropa Blanca y de Color, Colgaduras y adornos de ella,
Coches, mulas y Guarniciones, Casas principales
y Credito contra el dicho Francisco Javier Ro
driguez de Carasa, y reales en contado, Importa
todo los dhos Settecientos veinte y dos mil quatrocientos
ochenta y ocho reales y siete mrs de vellon,
Y todo ello es caudal suio pròpio, y lo apreciable
apreciado en su justo valor y que de ello no deve
nada a persona alguna y asi lo juro a Dios y â
la Cruz según derecho, y pido â mi el dho
escrivano publico notifiqu,e y haga saver este Inven
tario Capital â la dha doña Isabel Paulin de
la Barrera, su mujer para que le constte
y pare el perjuicio que ubiere lugar, y que
se lo de por testiomnio para en guarda de su derecho
y que llegado el caso de la Ceparacion de dhoMatrí
monio se le satisfacción al otorgante de su Ymportte
siendo pagada primero la dha doña Ysabel Paulin
del importte de su dotte y arras; Y asi lo otorgò y firmò
en este rexistro al qual dho otorgante yo el dho escrivano publico
doy fée conozco: Siendo testigos don Juan Moran y don Luis
de la Granda Villabona,vezinos y escrivanos de Sevilla= testtado=
Rs = de plata = valen= en=on=v=¡
Juan Bernardo Moran
Luis de la Granda Villabona”
Antonio Perez de Baños
DOCUMENTO Nº50.
1776, mayo, 13.Sevilla.
Aprecio de bienes de Don Pedro Fontache.
AHPSE: P-1347, 92-94.
Escribano público Dionisio Bravo de Velasco.
429
“En la ciudad de Sevilla en trece dias del mes de Mayo de
mil setecíentos sesenta y seis años estando en las Cassas que
fueron de la morada de Pedro Fontanche, que son â la Linde de la
Carnezería Mayor junto a la Puerta de ella, que mira â la
Alcayzería de la Lossa Collacíon de nuestro Señor San Salvador
ante mí Díonysio Bravo Escribano Publico del Numero, y los
Testigos infrascriptos parecio Francisco Ossuna tratante en Alha
jas, y Ropa vecino desta dicha ciudad en la referida Collacíon
de nuestro Señor San Salvador â quien doy fè conozco, y dixo que
Phelipa de Flores víuda del enunciado Pedro Fontanche por sí, y co
mo Alvacea in solidum del dho su marido, y una de sus dos Herede
ros, y Pedro de la Muela, otro de los referidos dos Herederos vecinos
desta Ciudad en la expresada collacíon le an nombrado por Apre
ciador de los bienes muebles y Ropa que quedaron por fallecimiento
del enunciado Pedro Fontanche, y constan de su Ynventario cuyo Nom
bramiento el Otorgante acepata, y en su conformidad hace su A
precio en la forma siguiente
Primeramente un Arca de Yndias de cerca de seís
quartas de largo con su Cerradura, y Llave en noventa Reales de Vellon
Ytem otra dos Arcas de Yndias de cinco quartas
de largo cada una con sus cerraduras, y Llaves en cín
quenta Reales
Ytem otra dicha de Cedro de â vara de largo con su
Cerradura, y Llave en treinta reales
0090
0050
0030
Ytem otra Arca de Cedro de cinco quartas de largo
con su Cerradura, y Llave en treinta Reales
0030
(…)
Ytem una chupa y un par de calzones de christal co
lor de café en quarenta y cinco Reales
0045
Ytem una casaquilla de Chrístal yambíen color de café
en quarenta y cinco reales
0045
Ytem una chupa de Damazco negro forrada en tafe
tan en treinta y siete Reales, y medio
0037
Ytem una Chupa, y un par de Calzones de Paño fino co
lor de café en noventa Reales
0090
Ytem un chaleque de Laberínto de seda color de café en
treinta Reales
0030
Ytem un Capote de Pelo de camello también color de
430
café en cien Reales
0100
Ytem una Chupa de Camellon vieja color de ambar en
quatro Reales
0004
Ytem una chupa??? color de café
en dos Reales
0002
Ytem una Chupa vieja de Paño tambíen color de café
en quatro reales
0004
Ytem una capa de paño de Grazalema en noventa
Reales
0090
Ytem un sombrero fino de castor negro en setenta y
cinco Reales
0075
Ytem dos pares de medias de seda el uno color de cfe, y
el otro negro en treinta Reales
0030
Ytem un Señidor de seda azul en díes Reales
0010
Ytem un Capote de Camellon color de café viejo en tre
inta Reales
0030
Ytem una Chupa de Laberinto de Lana color de café
en seís Reales
0006
Ytem un par de Calzones de Cordonete negro viejos en
tres Reales
Ytem un Chaleque de Laberínto de Lana color de
café en seis Reales
0003
0006
Ytem un Sombrero negro de medio castor en quince
Reales
0015
Ytem un camison de crea angosta usado en dies Reales
0010
Ytem dos armadores blancos de crea ancha en doce
Reales
0012
Ytem otro Armador blanco de Crea ancha en seís
Reales
0006
Ytem otro dicho de Crea ancha en seís reales
0006
Ytem un par de Calzones de Crea ancha en
tres Reales
0003
Ytem quatro camisones de distintos Lienzos en se
431
senta Reales
0060
Ytem dos pares de Calzetas de Hilo en quatro Reales
0004
Ytem un Camisson de Bretaña por estrenar en veín
te y seís Reales
0026
Ytem un Camisson de Crea ancha en dos Reales
0002
Ytem otro dicho de Bretaña en quince Reales
0015
Ytem un par de Calzones de Crea ancha blancos en
cinco Reales
0005
Ytem una Basquiña de sayal bien ussada en veín
te y quatro Reales
0024
Ytem un Manto de medio Lustre usado en treinta y
siete Reales, y medio
0037 ½
Ytem una Basquiña de Camellon vieja color de ca
fe en seía Reales
0006
Ytem dos Monillos blancos usados de Bretaña en
seís Reales
0006
Ytem dos delantares blancos de Bretaña viejos en
quatro Reales
0004
Ytem otro Delantar de Bretaña viejo en tres Reales
Ytem otro Delantar de Bretaña bien tratado en dies
Reales
0003
0010
Ytem un Monillo blanco de Bretaña usado en qua
tro Reales
0004
Ytem dos Camisas de Crea usada en veinte Rea
les
0020
Ytem una Mantilla de Bayeta blanca en seis Rea
les
0006
Ytem dos pares de Enaguas blancas en doce Reales
Ytem un Delantar blanco de Bretaña viejo en
dos Reales
Ytem un Pañuelo blanco de Estopilla guarnesido con
Encaxes en seís Reales
0012
0002
0006
432
Ytem un Delantar de Estopilla bordado en quince
Reales
0015
Ytem un Monillo blanco de Bretaña usado en
quatro Reales
0004
Ytem dos Almohadas blancas de Crea angosta en
quatro Reales
Ytem otra dicha de Bretaña guarnesida con Encaxes
en tres Reales
0004
0003
(…)
Cuyos Aprecios el referido Francisco de Ossuna dixo aver hecho bien, y
fielmenteâ su Leal saber, y entender, y assí lo juró a Dios, y una Cruz en
forma de derecho, y no firmo, porque dixo no saber, escribir por el â su
ruego lo firmó en este rexistro uno de los testigos que lo fueron Julian Dote
Pascassío Fortuno y Juan Fontache vecínos desta ciudad=”
Por el Otorgante
Dionysio Bravo
Escribano Publico
Pascassío Fortuno
DOCUMENTO Nº 51.
1785, enero, 7. Sevilla.
Capitulaciones matrimoniales de don Francisco Rodriguez, maestro sastre.
Escribano público: Bernardo José Ortiz.
“En la Ciudad de Sevilla en Siette días
del mes de Enero de mil settecientos ochenta y
cinco años, ante mí el escribano de S. M. en todos sus domí
nios, publico del numero destta ciudad y franscriptos pare
ciò Francisco Rodriguez maestro Sastre natural
y vecino de la Parroquia de Nuestro Señor San Salvador en la calle
de la Sierpes hijo lexitimo Santiago Rodriguez de la Piedra
y de doña Rosalia Dominguez su muger y dijo que por quan
to a honrra y Gloria de Dios
y de la ‘ Virgen María concevida en gracias
desde el primer instante de su ser contrajo matrimonio
lexitimo con doña María del Amparo Valiente de estado doncella
y natural y vecina destta propia ciudad en la misma parroquia
y calle, hija lexitima de Josef Valiente y de doña Maria Florencia
Grande su muger (…)
Primeramente una Ymagen ¿’’ de los
Rs de Vn
433
Dolores con vestido de terciopelo Morado y
corona de plata en trescientos ochenta rr
0380
Ytt. una urna con sus chistales, tarimilla y
mesa maqueada en que esta la dicha Ymagen
de nuestra sra de los Dolores en ciento ochenta y quatro reales
0184
Ytt. ocho sillas altas francesas en ochenta rr
0080
Ytt. otras seis sillas vajas tambien francesas
en cinquenta rr
0050
Ytt. unos corredorcillos carmesi de lana, con cene
fillas maqueadas en noventa y ocho rr
0098
Ytt. Quatro cortinas de Lienzo Blancas con fara
la , en ciento treinta y dos rr
0032
Yt. dos Borlas de cortinas y dos senefas dora
das en sesenta y ocho rr
0068
Ytt. un par de puertas de cristales, en cientto
veinte y siette rr
0127
Ytt. dos puerttas chicas de vidrios
en treinta y cinco
Yt. tres canseles en quaren
ta y siette rr
0035
0017
Yt. una lamina de nuestra sra de la Concepcion, con
moldura dorada, en cinquenta rr
0050
Ytt. otra lamina de San Luis, con marco dorado y
cristal por delante en ciento y veinte r
0120
Yt. quatro cornucopias doradas y con vidrios
en treinta r
0030
Yt. dos laminas chicas doradas, en veinte rr
0020
Yt. otras dos laminitas en quarenta r
0040
Yt. tres esteras, dos redondeles dos la?
en ochenta r
0080
Yt. una estera de estrado de junco en setenta
y cinco rr
0075
Yt. una rinconera de sedro en ochenta rr
0080
434
Yt. una Comoda de pino nueva en ciento y quarenta
reales
0140
Yt. un Bufete de herraje de siette quartas en
quarenta y cinco rr
0045
Yt. un arca de sedro de vara y media en quarenta rr
0040
Yt. quatro taburetes maqueados, en veinte rr
0020
Yt. doce¿ iguales con molduras negras
dè a tercia, en diez y ocho rr
0018
Yt. nueve laminitas pequeñas de distintos
tamaños, en veinte y dos rr
0022
Yt.
Yt. otros tres tomos
y otros varios libros en treinta y seis rr
0036
Yt. dos cortinas de crudo con senefas de madera
en quarenta y cinco rr
0045
Yt. dos esteras de esparto usadas en quince r
Yt. seis patos grandes, y seis pequeños de Peder
nal, en veinte y un rr
0015
0021
Yt. tres tazas y seis posillos de ¿
en veinte y quatro rr
0024
Yt. seis vasos chicos y seis tasillas en doce r
0012
Yt. tres vasos grandes y una ¿ de christal
en quince r
0015
Yt. tres limetas y dos redomas y dos ¿
vidrio en catorze r
0014
Yt. una docena de platos de valencia en catorze r
0014
Yt. tres chocolateritos de hoja de lata rr
0012
Yt, un almirez con su mando de ¿ en trein
ta rr
0030
Ytt. un velon de metal en treinta rr
0030
Yt. un perol de azofar en diez rr
0010
435
Yt. una copa de cobre en veinte rr
0020
Yt. un cubo en cinco r
0005
Yt. tres tinajas de ¿ de varios tamaños
en diez y ocho rr
0018
Yt. un cancel de puerttas en veinte rr
0020
Yt. un farol de vidrio en quatro r
0004
Yt. una mesa grande de caoba con su cajon en
quarenta r
0040
Yt. tres pelchas de madera y unos ‘
Pintados en cinquenta rr
0050
Yt. una mesa chica y tres laminitas pequeñas
en veínte rr
0020
Yt. seis sillas ordinarias en veinte rr
0020
Yt. tres tablones de puertas en
quarenta r
0040
Ytt. dos planchas de hierro en ocho rr
Yt. un entarimado de madera en veinte rr
0008
0020
Yt. un par de tixeras grandes en diez y ocho rr
0018
Yt. tres tarros de barro en doce r
0012
Yt. un relox de ¿ en quarenta rr
0040
Yt. dos cortinas de felipechin en sesenta y seis rr
0066
Yt. una colcha de felipechin con fleco de seda, en
ciento y diez rr
0110
Yt. dos sabanas cameras una de lienzo florete, y
otra del Ymperio en noventa rr
0090
Yt. otras dos sabanas de lienzo ordinario en cinquenta r
0050
Yt. quatro Armoadas, una de ellas de estopilla con
encajes, en veinte rr
0020
Yt. un colchon con su lana en sesenta rr
0060
436
yt. una colcha de indianilla en quarenta rr
0040
yt. dos manteles y seis servilletas en treinta
y seis rr
0036
Yt. tres toallas en veinte rr
0020
Yt. una Docena de camisas de varios generos, y una
camisa de estopilla en quinientos y quaren
ta rr
0540
Yt. dos pares de calsones blancos en treinta rr
0030
Yt. dos pares de bueltas de olan unas con encajes
en sesenta rr
0060
Yt. tres pares de calzetas en veinte rr
0020
Ytt. quatro corbatines en veinte y cinco rr
0025
Yt. tres chupas blancas de
y cinco rr
0075
Yt. seis chalecos blancos en sesenta rr
0060
Yt. cinco varas y media de lienzo portugues en
sesenta rr
Yt. dos chalecos de cotonia de ‘ en quarenta
rr
0060
0040
Ytt. una capa de grana en quinientos treinta y
quatro rr
0534
Yt. una capa azul con galon de oro en doscientos
y cinquenta rr
0250
Yt. un capoton de paño en noventa rr
0090
Yt. un capote de ceda en quatrocientos y quarenta
rr
0440
Yt. un capote de durancillo en noventa rr
0090
Yt. una casaca, saya y chupa de terciopelo
negro con forro de raso liso carmesi
en seiscientos rr
0600
Yt. una casaca chupa y calzones de puño negro
en doscientos cinquenta rr
0250
437
Yt. un volante de paño color de café
bordado y calzones de lo mismo en ciento y se
tenta rr
0170
Yt. una chupa, chaleco y calzones de tercio
pelo negro en doscientos y cinquenta rr
0250
Yt. media chupa y calzones de cotonia aconcha
da, en noventa rr
0090
Yt. otra media chupa y calson de cotonia listada
en setenta rr
0070
Yt. una chupa de grana guarnecida en ciento y
ochenta rr
0080
Ytt. un chaleco de raso liso blanco, en treinta y
siete rr
0037
Yt. una casaca, chupa y calzones de tafetan
negro en doscientos cinquenta y seis rr
0256
Yt. un volante de tafetan color de violeta en
noventa rr
0090
Yt. una chupa y calzones de cotonia de ceda guar
necia de galon en docientos sesenta rr
0260
Yt. una chupa de tafetan seleste en cinquenta
y quatro rr
0054
Yt. una chupa y calzones de cordoncillo con guarnicion
de plata, en ciento quarenta y cinco rr
0145
Yt. dos pares de calzones negros y tres chupe
tines de color en sesenta rr
0060
Yt. tres pares de medias de seda, en ciento y
veinte rr
0120
Yt. tres pares de medias de lana en treinta rr
0030
Yt. un espadin con puño de plata en doscientos y
veinte rr
0220
Yt. un juego de hebillas de plata en ciento ochenta
rr
0180
Yt. un relicario de plata en veinte rr
0020
438
Yt. un sombrero de tres picos de tres partes de castor
en cinquenta rr
0050
Yt. un sombrero negro de tres partes de castor
en sesenta y seis rr
0066
Yt. otro sombrero usado en treinta rr
0030
Yt. un relox de plata en doscientos rr
0200
Yt. una mesita ¿ con un niño jesus en veinte rr
0020
Yt. tres pares de zapatos en sesenta rr
0060
Yt. una redecilla de ¿ blanca en cincuenta rr
0050
Yt. otras dos redecillas una blanca y una negra
de telar en veinte rr
0020
Yt. un pañuelo de color y quatro blancos en qua
renta y cinco rr
0045
Yt. seis cubiertos de metal blanco y un cuchillo
en veinte rr
0020
Yt. seis cucharas de peltre, en seis rr
Ytt. seis mil novecientos y ochenta reales de vellon en
contado, los cinco mil seiscientos y ochenta ¿
de ellos en monedas de oro, y los mil y un tres
cienttos resttantes en monedas de plata
Ytt. dos mil setecientos y ochenta rr de vellon que
el otorgante dice le estan deviendo distintas personas
vecinos destta ciudad, de buena calidad prosedidos
de ropa, y hechura de ella
0006
60980
20780
----------------190274
Las quales dichas partidas,
y demas que queda referido de todo ello suma y monta diez y
nueve mil doscienttos setenta y quatro reales de vellon de que
de ellos dijo no deber nada a persona alguna, y que son
los mismos, quería llevado y lleva por caudal siuo propio
à dicho matrimonio, lo apreciable apreciado por Personas inte
liexentes, en su justo valor, como deja dicho sin fraude ni
agravio alguno, por ser todo la verdad, y ansí lo juro a Dios
y a la Cruz, según derecho: y pidío a mi el dicho escrivano publico
notifique y haga saber este Inventario Capital a la dicha doña María
del Amparo Valiente su muger para que le conste y para
439
el perjuicio que hubiere lugar y que se lo da por testimonio
y asi lo otorgo en este rexistro al cual dicho otorgante yo
el escrivano publico doy fe conozco: siendo testigos don Juan Moran, y
don Luis de la Granda Villabona ¿ y ¿ de Sevilla = en = ocho = ochen
ta = quince = testtado = setenta =
Juan Bernardo Moran
Francisco Rodriguez de la Piedra
Luis de la Granda Villabona”
DOCUMENTO Nº 52
1788. Sevilla.
“Memoria de las prendas dotes y dineros que lleve al matrimonio
que contraje con Don. Francisco de Paula Oliveros”.
AHPSE: P-11246, 498.
Escribano público:
“A saber
Y. guardapies de tela sobre blanco oro y pta
Rs. Vn.
900
Y. polonesa raso listo listado encarnadina con
Guarnicionmes de gasa de pta y blondas
600
Y. Juego de boslas y Laso de pecho de f rancia y esmaltes
Para la dicha polonesa
75
Y. Bestido ede estambre y seda en
00165
Y. dcho de Duransillo seleste y faralaes blancos
00105
Y.d cho de mur celina y farala de sarasa
0200
Y casaca negra de raso listado
0100
Y Sortu de Balleta Canario superfina
0045
Y inglesa de franela negra en
0060
Y. Naguas de Sarasa seleste y Blancas
0060
porbarios Sagalegos
0120
Y. Palamenta de Raso liso Labrado negro con
Forro de tafetan y corchada de algodón y Blondas
0150
440
Y. dcha de Ylo de re toda
0060
Y. de Sabilleses de estopilla a 50 rr cadauno ¿?
Y. dho de Duransillo negro en
0030
2. monillos de Bretaña a 20 rr
0040
Y. delantar de olan de Guardilla y encaje fino
0060
Y. dho de tafetan de f ransia Negro
0040
2 dcho unó de Gasa de pta y otro de Recorte
0050
3. dhos de estopilla a 20 rr cada uno
0060
6. Bestiduras Blancas completas a 5. Pesos
0450
2. pañuelos para el cuello de olan Bordadas
0040
2 dhos de Meslin calados a 16. R
0032
4. de Gasas distintos. uno conotro a 10 rr
0040
Y. Marquesita Risada
0030
2. Pañuelos de Uerba listados a 24
6. dhos unos de Murselina y otros de estopilla
0048
0060
1 cofia de Gasas y Blondas y Sintas de fran
30780
Suma enlabuerta de reales de vellon
3?780
Y. Bonetillo de Blondas flores de f rancia y esmar
por uncajonsito lleno de mis
sintas y flores y
menudencias de señoras
00150
3. Rosarios de mano distintos a unoconotro 15
000045
Y caja de plata con 5 on a 20 rr
100
Y. Sintillo de Diamantes con 15. dhos. Echo una
Granada un par de sarcillos de punta de diamante
0030
Y nabanico de marfil Bordado delanteruela
00150
441
Y. dcho grande de barilla calada
00060
3. dho diferentes para diario uno conotro a 10 r
00030
Y. Salla de Camellon usada en
00045
Y. dha de franela fina neba en
000150
Y. dha de tersianela forro detafetan seleste
000300
Y. Mantilla de estopilla y guarnesida de en
Caje fino toda
00090
Y. dha de tafetan de fran sia y Blondas plegada
000200
Y. dha lo mismo servida en
90
Y. dha desarga de seda y Guardilla enrredondo
60
Y Cabriole de Balleta y ferpa servido
30
4 pares de medias de Algodón finas a 15 rr
60
4 dhas de Ylo fino. A 10 rr
3 Pares de Sapatos de Paño fino Negros a 20 rr
80
Y dho de Rasoliso Negro en
20
Y. dhos de espinilla de seda Bordados de esmar tes de plata en
45
2 pares de Ligas de seda Bordadas. Apunto de
abuja labradas unas en 20 r y otras en 12
32
3. tablas de Manteles una conotra a 15 rr
45
18. Servilletas unas con otras a 4 rr
72
DOCUMENTO Nº 53
1788, febrero. Sevilla.
Inventario de bienes de Don Rodrigo Márquez de la Platta.
AHPSE: P-1246, 555.
Escribano público: Domingo de Vega.
442
(…) Ropa de color y bca
Primeramente un vestido de paño fino color de canela con bottonadura
delomismo
Ytt. una capa de gran fina nueva con bueltas de terciopelo ne
gro
Ytt. un capote de ceda usado
Ytt. Una casaca ¿ tafetan negro forrada de tafetan
vien tratada
Ytt. Dos vatas una de verano y otra de ynvierno estta forrado envalleta
blanca y la otra en sarasa llana usadas
Ytt. Unos calzones de tafetan entredoble forrados en bretaña cruda
usados
Ytt. Unos calzones de anascote Ymperiar negros forrados en crea
vien tratados
Ytt. Tres pares de medias de ceda negras las unas mejores que las otras,
demediadas
Ytt. Un espadín con puño de metal dorado de fino
Ytt. Una capa de paño color de pepita de Ar garroba vieja.
(…) Ropa blanca
Ytt. una docena de canizas en que se yncluye media de camisolas
Y media de camizones con los puños de olan, y camisolas de media
olanda, y los camizones de brettaña, unas nuevas, y otras de
mediadas
Ytt. seis savanas las q uattro de vretaña ancha: las otras dos de
vramante florette, y todas con sus faralaes de estopilla
vien trattadas
Ytt. ocho chalecos los quatro de media oland, y los otros de colonia vien usados
Ytt. media docena de pares de calzetas de Ylo bien tratadas
Ytt. seis pares de calzones blancos de vramante florette, unos por
estrenar y otros usados
Ytt. Doze gorros o capitos de Ylo= Y otros doce de olan vien tratados.
(…)
DOCUMENTO N º 54.
1788, Sevilla.
Dote de doña Ignacia Marcela de la Fuente
AHPSE: P- 716. Folios 106- 107.
Escribano público José Rodríguez de Quesada.
“En el nombre de Dios todo Poderoso y con su Sma Gracia Amen: Sepa
se por esta crta de recibo de dote como Yo Juan Rodriguez viudo de
de Francisca Franco natural y vecino de esta ciudad de Sevilla, Extramuros de élla collacion
de San Bernando, otorgo en favor de Ignacia Marcela de la Fuente
443
mi legitima mujer que era de estado honesto y natural de la villa de Tocina
hija legitima de Juan de la Fuente y de maria de la Candelaria Rodriguez su
muger difuntos; y digo que para mejor servir a Dios nuestro señor y a su Bendi
ta Madre la Siempre Virgen Maria, el dia cinco de octubre del
año proximo pasado de mil setecientos ochenta y siete en la Iglesia Parrouial de
San Bernardo Extramuros de esta ciudad. Contrahimos verdadero y Lexitimo
matrimonio, con dispensa de las tres canonicas moniciones, el q. au
todavía no sea publicado por justos motibos que para ello an ócurri
do, por lo que no me pudo hacer entrego de ciertos bienes, caudal y efec
tos propios de la susodicha, los que ahora me entrega y yo recibo por
Biienes Dote y Caudal conocido de la referida Ignacia de la Fuente
mi Lexitima mujer, en las Partidas siguientes
Primeramente diez camisas de bretaña Lexigitima
en seiscientos reales de
0600
Yt. Diez Naguas blancas de lienzo regalado, en doscientos
y cuarenta rss.
0240
Yt diez pares de calzetas enochenta r
0080
Yt, tres pares de medias de seda en noventa y cinco
0095
Yt. tres dicho de hilo en cuarenta y cinco rr.
0045
Yt. dos dichos de Algodón en veinte y siete r
0027
Yt, tres pares de zapatos en cuarenta r
040
Yt; tres monillos blancos en ochenta y tres r
083
Yt; uno dicho de Indianilla en veinte r-020
Yt, otro dicho de rompecoche eb sesenta r
060
Yt, otro dicho de terciopelo negro en ciento sesenta y cinco rr.
065
Yt; dos naguas de lana en setenta y nueve
075
Yt, cuatro dichas de Algodón en trescientos treinta y siete rs
y medio de vn.
0337
Yt, tres vestidos de seda en mil doscientos diez
10210
Yt, cinco delantales en doscientos cincuenta y siete r
0257
Yt, seis pañoletas de olan en noventa rs
090
Yt, dos pañuelos de lo mismo en cuarenta y ocho r
048
444
Yt, cuatro dichos de seda en noventa y cinco rs
095
Yt, uno dicho de merlin en diez rs
010
Yt, uno dicho de Algodón en veinte rrs
020
Yt, dos pares de hevillas de plata en ciento ochenta y uno rrs
Yt dos pares de botones de plata en diez, y seis rrs.
Yt diez, y ocho botones de plata en veinte, y un rrs. Y seis rrs.
181
Yt tres pañuelos de estopilla en treinta, y siete
0037
Yt tres corpiños de bretaña contrahecha en veinte, y cuatro rrs
0024
Yt tres pares de faldriqueras en veinte, y cinco
0025
Ytt quatro redecillas en noventa, y siete rrs.
0097
Yt dos manteletas de bayeta en cincuenta, y un rrs.
0051
Yt Una dicha de seda en veinte, y cinco rrs.
0025
Yt dos pares de guantes de seda en veinte, y ocho rrs.
0028
Yt tres sayas de seda en cuatrocientos cinq.ta y cinco rrs.
0455
Yt una dicha de lana en setenta y dos rrs.
YIt dos mantos de seda en ciento cuarenta y cinco rrs.
0072
0145
Yt dos mantillas de lo mismo en doscientos treinta y dos
0232
Yt seis rosarios en ciento sesenta, y nueve rrs.
0169
Yt tres abanicos en ciento treinta, y un rrs.
0131
0021-6
Yt un aderezo de cruz y zarcillos y cintillos de diamantes en oro en no
vecientosquincerrs.
0915
Yt una caja de plata en ochenta rrs.-
0080
Yt otra dcha de china, y plata en cuarenta, y cinco rrs.
0045
Yt un catre en cincuenta, y tres rrs.
0053
Yt una cama de bancos, y tablas en veinte, y ocho
0028
Yt cos colchones, y seis almohadas pobladas de lana en
0675
YIt dos sabanas y quatro fundas de almoadas de Estopillla en quatro
445
cientos y cuarenta rrs
0445
Yt dos sabanas de Bretaña y ocho fundas de lo mismo en quatro
cientos y quince rrs.
0415
Yt dos savanas de regalado en ciento ochenta, y ocho rrs
0188
Yt unas dhas. de Bramante redondo en noventa rrs.
0090
Yt seis fundas de almoadas de olandilla en treinta, y nueve r. y doce mrs 0039,12
Yt un cobertor en ochenta rs
0080
Yt una funda de crudo en veinte, y cinco rrs.
0025
YIt una colcha de Indianilla en cincuenta, y seis r
0056
Yt otra dcha de zaraza en ciento cuarenta
0140
Yt tabla de manteles, y seis servilletas en sesenta, y seis rs.
0066
Yt dos docenas de tenedores, y cucharas en veinte y quatro
0024
Yt dos cuchillos en quatro
0004
Yt seis basos en diez rrs.
0010
Yt una docena de platos chicos en doce rrs.
0012
Yt tres platos grandes en ocho rrs.
0008
Yt una almoadilla de caoba en veinte, y cinco
0025
Yt dos candeleros de metal en doce rrs
0012
Yt una papelera de caoba en seiscientos rrs.
0600
Ytt un bufete redondo de cedro en ciento veinte rs.
0120
Yt un bufete y escribanía de lo mismo enochenta rs.
0080
Yt una docena de sillas en sesenta, y seis rrs
0066
Yt un Esterado de esparto en ciento treinta, y siete rs.
0137
Yt dos postiguillos de vidrios en veinte, y seis rrs.
0026
Ytt dos molduras en quince rrs.
0015
Yt dos cortinas de lienzo en cuarenta y ocho rrs.
0048
446
Yt dos velas de patio en veinte y ocho rrs
0028
YIt moldes de belas en sesenta rrs.
0060
Yt dos libras y media de tabaco en polvo en ciento cuatro rrs.
0104
Yt una romana con su pilon en ciento onze rrs.
0111
Yt un cerdo en ciento, y veinte rrs.
0120
Yt dos bacas en novecientos treinta rrs.
0930
Yt un gallinero en trescientos rrs.
0300
Yt ciento u una fanegas de trigo en cinco mil rs.
5000
Yt cinco fanegas de mais en ciento sesenta rs.
0160
Yt Pagada la renta de dos as. de una suerte de tierra, ochocientos sesenta y ocho
rrs. y medio de vn.
0868 ½
Yt un Bale de tres mil rrs. De vn. Q. debe a la dcha Ignacia de la Fuente mi muger
y me entrego lasuso dcha. Franco. Hernandez mtro carpintero, con fha del
mes de oct.re del año proximo pasado demil setecientos ochenta y siete 30000
Importan las dhas Partidas veinte mil quinientos treinta rrs. Y medio de vn 200530-1/2
Yt son mas dote de la dha Ignacia de la Fuente mi lexma. Muger una haza de tierra calma pa.
Pan Sembrar, q. la susodha tiene por sus bienes de tres aranzadas, y setenta y siete gradales, a
el sitio del Humilladero de la Cruz del Campo, termino de la villa de la Rinconada, y vajo de
extramuros linderos. Y es la misma que le vendio Benito
Carnero, vecino extramuros desta ciud. Coll on. De Sn. Berndo. Pot escrip ra. Q. en esta razon
pasó ante el presente Es.no pu.co en seis de octubre del año de mil setos. ochenta y quatro
Y los bienes ropa, y alhaxas, declaro an sido apreciados por Pers.as Inteligen
tes, una puesta por cada diez partes q. yo porloq.e a la mis toca, apruebo,y ra
tifico, y tod ello lo recibo por Bienes, Dote y Caudal conocido
de la nominada Ignacia Marcela de la Fuente mi lexitima muger
de mano de la susodha, loq antes de contraher nro matrimonio no
pudo hacer por su brevedad. Loq.e haora hace dho entrego, y yo recibo
ahora de presente realm.te con efecto ante elEssno. Pu.co y testigos
de Yuso Escriptos, de cuio entrego y recibo Yo Josef Rodriguez de
Quesada y Truxillo Escrivanos publico del numero desta ciudad de Sevilla doy feé
porque se hizo y paso enmi presencia, y de los dichos testigos, y los men
cionados bienes, ropa Alhaxas, Granos Vale y demás
que doy todo ello en poder del referido Juan Rodriguez Yo el susodicho me doy
por contento y entregado a mi voluntad, Y de los veinte mil Quinientos
treinta rr. y medio de vn. Sin inclusión de de dha de tierra , Ymporte de
las Partidas anteriorescon mas quince mill rrs. De la propia moneda q. a la
447
dha Ignacia de la fuente mi lexma muger mande en harras proter Nunpcias
antes de contraher nro matrimonio, por ¿ persona, los q. declaro caber
en la decima parte de mis bienes, y en caso q. no se los consigno, y señalo de
los q. en adelante anase, adquiriese, hago y otorgo carta de Dote
a favor de la susodha para que así la una, como la otra cantídad la habia
y tenga sobre mi Persona y Bienes presentes y futuros q. para este
efecto se los obligo é Hipoteco, y doy en empeño tenencia, y Posesion
en la mejor forma q. .por dro se debe, con tal cargo y condicion q. si el
Matrimonio fuese d suelto o apartado, por muerte, ó en vida porquales
quiera de los casos. Q. el dro dispone, ninguno de mis hijos á Creedores
Ni otras Pers. Puedan, entrar ni tomar cosa alguna, hasta tanto q la
ref, mi muger, este Enteram. Pagada desta dot, y Harra, y sí mu
riese antes que Yo, Consiento y tengo a bien, q. todo ello lo pueda dejar
aquien sea de su voluntad q. yo me obligo a su paga, y restitucion en
fabor de la susodha conforme a su Disposicion, baxo de pena de exe
cucion, y costas dela cobranza, Y a la firmeza paga y cumplimiento
de lo q. expresado queda Obligo mi Persona y Bienes avidos y por aver
y doy poder a las Justicias de Su Mag. Ante quien esta carta pare
ciese, para la Execucion y apremio de lo en ella contenido recibo
lo por setencia pasada, y consesntida en autoridad de cosa juzga
da sobre q. renuncio las las Ley. Y dros a mi fabor y la q prohive la gral
renán. Fha la carta en Sevilla en veinte y ocho dias del mes de
enero de mil setecientos ochenta y ocho años. Y el otorgante no firmó porque dijo
no saber Escribir por el a su ruego lo hace en mi rexistro uno de los tes
tigos, y lo fueron de su conociemiento q juraron según derecho ser el conte
nido, q se llama como sea nombrado, Dn. Diego de Arrieta, y Aguila
Contador delas ¿ casa Hosital. de la Misericordia, dn Pedro Bernal. am
bos coll. es Juan de la Palma q. presentes estaban y así se nom
braron testigos del otorg. los dhos y Dn Manuel Rodriguez y dn. Juan de flores vezino desta
ciudad”
Josef Rodriguez
De Quesada
Escrivano publico”
Juan de Flores
DOCUMENTO Nº 50.
1791, marzo, 13. Sevilla.
Disposición Testamentaria de don Gerónimo Gaytan y Salzedo.
AHPSE: P-788, 666.
Escribano público José Rodríguez de Quesada y Trujillo.
“Como Albazeas testamentaríos que somos y quedamos
de dn. Geronimo Gaytan y Salzedo difunto declaramos que
cumpliendo con lo que dexó dispuesto en su ultima
448
disposicion hemos repartido entre nos con union
y amigablemente toda la ropa de su uso blanca y de
color, nueba, mediada, y usada, y de ella dímos la que
tubimos por conveniente â los Sirvientes que actualmente
estavan en su Casa y algunos que ya estavan fuera de
ella, y para que todo conste firmamos el presente
en Sevilla â 13 de Marzo de 1791
Dn Antonio Colarte
Dn Juan Fernando de Ojeda
Diego de Arrieta y Aguila”.
DOCUMENTO Nº 56
1791, abril, 11. Sevilla.
Capitulaciones matrimoniales de doña Isabel María Maestre y don Juan Manuel de Vriortua.
AHPSE: P- 12128, 358- 367.
Escribano público. Juan Bernardo Morán.
Folio 358 r
“En el nombre de Dios Todo Poderoso Amen: Sepase como
nosotros don Josef Antonio Maestre y Puente Caballero de la Orden de Santiago
y doña María Ana Gomez de Barreda Diaz de ¿ su muger vecinos
de la ciudad de Sevilla parroquia de San Miguel y la susodicha estando
en presencia del dicho don Josef Antonio y Fuentes mi marido
con su lizencia que le pido parà lo que declara sera eyo el dicho d. Antonio
Jose Maestre consedo dicha lezencia a la dicha mi muger para el fín
que me la pide y tan bastante como derecho se requiere que a esto
yo la susodicha que de ser y pagar así el presente escrivano publi
co da fee de ella usando ya la dicha de maría Ana Gomez de Barre
da, y ambos marido y muger juntamente y de mancomun y à
de uno y cada uno ‘ por si y por el todo in solidum renunciando
como es renunciamos las leyes de
y la ausencia presente
y las demas leyes fueros y derechos de la
mancomunidad como en ellas se contiene: otorgamos a favor del señor
don Juan Manuel de Vriortua Villanueva Jaynaso y Ronquillo Ca
ballero de la Real Distinguida Orden de Carlos Tercero veinte y qua
tro perpetuo desta dicha ciudad natural y vecino della Parroquia de
Señor San Andres nuestro hijo polítíco, y decimos que por quanto al
al tiempo que se tarto y ajusto que el susodicho hubiese de contaer matri
monio legítímo con doña Ysabel María Maestre Gomez de Barreda,
Fuentes Díaz de Lavandero nuestra hija lexitima se hizo Escritura
de Capitulaciones matrimoniales entre los susodichos, y nosotros, y por
sus Capítulos ofrecimos al dicho sr.d. Juan Manuel de Vríortua
449
Villanueva, por dote y caudal conosido de la enunciada doña Ysabel
Folio 358 v
María Maestre nuestra hija y por cuenta de ambas lexitimas aque
llas cantidades que resultasen imbertidas en ropas, vestidos, alajas, y demas
adornos ‘ à la correspondiente ¿ de dicha nuestra hija
cuyo importo como tambien el de las donaciones, dadívas, y demas que por
razon y respecto à su matrimonio se hubiesen regalado a la mísma nues
tra hija ya por parientes de la susodicha i por otras Personas lo que
constaria por instrumento publico que haríamos luego que se hubiese
efectuado el matrimonio en el que se expresaría todo con la mayor ín
dividualidad y berificado que fuese el referido sr. d. Juan Manuel de
Vriortua habia de otorgar a favor de la dicha doña Ysabel María Ma
estre Gomez de Barreda escríptura dotal, y al cumplimiento de lo
por nos ofrecido nos obligamos en toda forma; Y por otro de los dichos
Capítulos el nominado sr. d. Juan Manuel de Vriartua se obligo a que
luego, y cada, y quando que por nosotros, ò por cualquíera de nos, u otro
qualquíera persona se le hicísese entrego de las dichas ropas, vesti
dos, alajas adornos u otra cualquiera cosa correspondiese à la
enunciada doña Ysabel María, nuestra hija otorgaría carta de pago
a nuestro favor, ò al de las demas personas que le hícíesen enttrego
dello, y de dote à la enunciada nuestra hija en la forma que combi
niese, y le fuese pedida, y con otros Capítulos y promesas que en dicha
Escritura de Capitulaciones se contienen, la qual paso ente el presen
te Escríbano publíco en tres dias del mes de Diziembre del año
pasado de mil settecientos y nobenta, la qual aquí se inserta, y es
como se sigue
Aquí la e,ra de Capitulaciones que
desta de dho año de 1790
Y en cumplimiento de dicha nuestra obligación, y promesas, y habien
do tenido efecto, y celebrandose dicho matrimonio entre los mencio
nados Señores dn Juan Manuel de Vriortua , y da Ysabel María Ma
estre nuestra hija el día cínco de de dicho mes de Diciembre de dho año
pasado de mil setecientos y nobenta, deseando nos
la estimacion, y gusto que en ello hemos tenido particular
Folio 359 r
mente cada uno de nòs, queremos como así lo tenemos ofrecido que la
cantidad en que consiste dicha dote que asi damos a la dicha da Ysa
bel María Maestre nuestra hija q uarenta y cinco mil
ochocientos Cin quenta y nueve r. y veinte y seis mrs de vellon sea
en q uenta de ambas lexitimas Paterna y Materna de cuyo
total hacemos entrego al nomínado sr dn Juan Manuel én la
ropa, vestidos, adornos, y alajas de oro, diamantes todo ello
apreciado por personas inteligentes para cada clase de cosa la
suya que por menor, y con claridad, y expresión en la for
450
ma y manera siguiente
Lo primero un Ramo de Jasmines para el pecho de Díamantes medío bríllantes, el qual tiene q uatrocientos y ochenta,
inclusos en este numero los q uatro diamantes rosas que lle
van en sus medíos los Jasmines, vale con la platta en que,
estan engastados díchos Diamantes, y su hechura treze
mil nobentta y tres reales, y ocho mrs de vn
Ytt. Una toaletta, ò tocador de platta que se compoen de un
Espejo demas de àvara de alto, y ancho correspondiente
Con su Cristal y mar De plata, cinco Cajas una grande,
Las dos algo menores y las otras dos mas pequeñas, tres
Batteitas launa mayor, una palangana: un Jarro, ò
Aguamanil: una escríbanía quese compone de varias
Piezas: dos Candeleros: un platillo y despabiladeras=
Una salbilla, y vaso de pltta: q uatro pomitos de lo
mísmo: una Almohadilla, para los Alfileres con
130093.8
Folio 359 v
serco tambien de platta: un sepillo con cubierta de lo
mismo: una escobilla con el Cabo tambíen lo mismo:
un peine, o batidor con el de platta, y un cuchillí
to de la misma especie. Con sus referidas piezas componen
el numero, y peso a trescientas dos onzas u seís adar
mes, las que baluadas con arreglo à su calidad, costo
de la Caxa en que ban colocadas , cristal del espejo, è
inclusión de sus hechuras valen nueve mil seíscíen
tos nueve r. y veinte y seis maravedís
90609. 26
Ytt. Un Relox de oro labrado con cadena de azero de re
tratos y Juguetes de China en q uinientos sesenta y
tres reales
0563
Ytt. dis Commodas de Caoba, hechura de recorttes deultí
ma moda con chapas de metal de realze, em mil seis
cíentos y ochenta y cinco r
10685
Ytt. Un traxe largo de mur celina bordada, con sagalexo
de la misma guarnecido con flecos, y faralaes de mur
celina de flores, con buelos de encaxe de Ynglaterra,
y viso de tafetán seleste, en mil seiscientos ochenta,
y ocho reales, y treinta mrs
10688. 30
Ytt. Otro traxe largo tambíen de mur celina bordada
aramitos con sagalexo dela misma, guarnecido con
flecos, y faralaes de dicha mur celina, con buelos de en
caxe de Flandes?, y óyo de tafetan encarnadino, en
451
ochocientos setenta y seis r y q uattro mrs
0876. 4
Ytt. Dos traxes completos de Cotonia de algodón listada
y labrada, con guarniciones de mur celina, en
ochocientos setentta y cínco reales, y veinte y seis
maravedís
Folio 360 r
0870. 26
Ytt. Otros dos dichos de Media zarasa de distintos dibujos, con
faralaes de mur celina, en seiscientos cincuenta y seis
r y diez y ocho mrs
0656. 18
Ytt. Q uatro Sagalefos de Cotonia de Algodón rayada con fara
laes de mur celina, en novecientos sesenta y ocho r
y diez y ocho mrs
0968. 18
Ytt. Un Baquero de media sarasa guarnecido con fara
laes de mur celina, en ciento setenta y nueve reales
Y catorce maravedís
0179. 14
Ytt. Un Sagalexo de un genero de seda labrada de color de
rosa guarnecido con flecos de seda, y gasas, en tes
cíentos setenta y tres reales, y veinte y dos mrs
0373. 22
Ytt. Una Bata cortta de mur celina bordada, guarne
cida de flecos, con puños de encax, y úyo de tafetán
color de rosa, en Doscientos Cinquentta y ocho reales
y treinta y dos mrs
0258. 32
Ytt. Un Monillo negro de paño de seda, guarnecido con
flecos, y puños deblondasdefrancia, en Doscientos se
senta y un r
0261
Folio 360 v
Ytt. Una basquiña de Paño de seda bordada ¿
y guarnecida con flecos en mil ciento ochenta y un r y treinta mrs
ciento ochenta y un r. y treinta mrs
10181. 30
Ytt. Un manto de lustre en corte de tafetan de f rancia
en nobenta y seis reales
0096
Ytt. Una Mantilla de tafe ttan negro de fran cia listado
guarnecida con blondas de f rancia, gaza y sintas,
en q uatrocientos ochenta y ocho reales y cinco mrs
0488. 5
452
Ytt. Una Manteleta de rasete negro de seda forrada en
tafetan del mismo color guarnecidas con flecos de
seda, y blondas anhas de f rancia, en un mil y se
tenta r y un mrs
10070. 1
Ytt. otra dicha de mur celina bordada con guarniciones
de la misma, y úyo de tafetan encarnadino, en dos
cientos, sesenta y siete r y treinta mrs
0267. 30
Ytt. Doze pañuelos para el cuello, unos de mur celina,
bordada, y otroslisa, los tres de ellos guarnecidos con
encajes ricos de Ynglaterra, en dos mil doscientos
diez y nueve r y diez y ocho mrs
20219. 18
Ytt. Doze dichos de gaza de dístíntas clases, y labores, en tres
cíentos sesenta y siette r y veinte y seis mrs
0367. 26
Ytt. Treínta y seis Camisas de bretaña lexítíma superior con cuellos de mur celina bordada, guarnecidos
con encaxes, y una de o landa que son treinta y sie
te con el cuello de encaxe riso de Ynglaterra, en
tres mil q uinientos veinte y síete rr. Y treínta y un
maravedís
30527. 31
Folio 361 r
Ytt. Veínte y q uattro Enaguas blancas de brettaña le
gítíma, las diez y ocho guarnecidas con flecos de hilo,
y las seis con faralaes de Mur celina listada, y unas
de o landa que son veinte y cinco con faralaes de mur
celina bordada, en un mil setecientos cuarenta y
q uatro reales y cinco mrs
10744. 5
Ytt.Doze pares de calzetas de hilo fino, en ciento q uaren
ta y q uatro reales
0144
Ytt. Quince pares de medias de seda blancas en seis cien
tos reales
0600
Ytt. ocho pares de faltriqueras de colonia de Algodón ra
yada, las q uatro guarnecidas con flecos de hilo, y los res
tanttes con faralaes de mur celina listada en tres
cientos treinta y un r y dos mrs
0331. 2
Ytt. Doze toallas las seis mayores que las restantes en no
bentta y siete r. y diez y seis mrs
0097. 16
Ytt. treinta pañuelos de estopilla olanada en q uatroci
453
entos treinta y siette reales y Catorce mrs
00437. 14
Ytt. Seís pañuelos de olan batista, el uno guarnecido
con encajes de Ynglaterra en quinientos setenta
y dos reales y doze mrs
00572. 12
Ytt. Tres peinadores con mangas de bramante florete
guarnecidas con mur celina listada, en trescientos
treinta y nueve r t diez y siete mrs
0339. 17
Ytt. otro peinador de olan batista guarnecido con
mur celina bordada en doscientos ochenta
Folio 361 v
y seis reales y ocho maravedís
0286. 8
Ytt. seis corpiños de colonia de algodón rayada en,
ciento treinta y nueve y veinte y un mrs
0139. 21
Cuyas partidas de ropa, alajas y demas adornos refe
ridos suman y monttan los dichos q uarenta y cín
co mil ochocientos y cincuenta y nueve reales, y ve
intte y seis maravedís de vellon que así damos al no
minado s d Juan Manuel de ¿ Villanueva , Jainaga
y Ronquillo por dote de la referida d Ysabel Ma
ría Maestre Gomez de Barreda nuestra hija, cuya
cantidad, es à quenta de lo que hubiere de haver de
ambas nuestras lexítímas, en fin de nuestros dias,
yoelos cadauno denos, à razon de veinte y dos mil
nuevecientos y setenta y nueve reales, y treintta
maravedís, que es lo que corresponde por mitad a
cadauno denos
450850. 30
Dadívas de Parientes desu fam re
galadas àla dicha nuestra hija pr.
causa de su matrimonio
Primeramente un Aderezo de diamantes rosas, y ta
blas compuesto de una gargantilla cónsul colgante
de dos caidas, y en medio pendiente de el laso pral
delagargantilla, otro laso pequeño, y de el una al
mendra, y del colgante otra, y un par de sarsillos de
454
tres pendientes tiene dho aderezo mil q uatrocient.
catorce piedras q componen à corta dif. ciento y seis
Folio 362 r
quilattes valen con la plata en que estan engastadas dhas
piedras, y oro delos Arettes veinte y cinco mil doscientos
ochenta y ocho r
250288
Ytt. otro Aderezo de diamantes rosas y tablas que se compo
ne de gargantilla con tres colgantes, q uatro almendras
chicas, y dos grandes, zarcillos de tres pendientes y dos Ani
llos tiene este aderezo mil y dos piedras que componen
acorta diferencia sesenta quilates vale con la plata en que
estan engastadas dichas piedras, oro de los Aretes, y Aní
llos en díez y siete mil q uatrocientos setenta y q uatro r
170474
Ytt. Un Relox de oro esmaltado de Azul con una flor de
diamantes en el ¿ guarnecidos con dos cercos de per
las finas, y con Cadena de oro, perlas finas diamantes
y esmaltes azules en ocho mil quinientos y cinquenta r
80550
Ytt. Un Sintillo largo y ochavado con un cerco de Díaman
tes brillantes, y en el Centro Una ¿ sibre fondo car
mín con cínco letras de Díamantes de esfera Cuvier
ta con Cristal de roca en tres mil reales
30000
Ytt. Un Sintillo redondo de Diamantes y rubies sobre pla
ta con un topacio en medío, en trecisntos y sesenta r
0360
Ytt. Un Relox de oro guarnecido de marquesítas con cade
na de azero, y juguetes de Chína, en un mil y treinta,
y cinco reales
10035
Ytt. Un Rosario grueso de oro con su Cruz de lo mísmo, en
quattrocientos y ochenta
0480
Ytt. Una Bandeja grande de plata gravada de medio relie
Folio 362 v
ve en setecientos
Ytt. Unos pendientes de oro y cristal de roca en trescientos
Reales
0700
0300
Ytt. Un Medallon de oro con Camafeos y Cristal de roca
455
en nobenta r
0090
Ytt. Una Escribania de plata con su caxa en setecientos
reales
0700
Ytt. Un traxe largo todo de raso liso: la parte de el asta el
talle listado de dístintos colores el de la falda blanco, y
listas labradas en el mismo color guarnecído de
crespon blanco blondas de f rancia, y raso liso blanco
y seleste con sobrepuestos de esmaltes de colores, y lan
tejuelas forrado todo en tafetan entredoble, saga
lexo de crespon blanco con iguales guarniciones que
el traxe, y cubierto de esmaltes de colores, y lante
juelas, y todo el forrado en tafetan doble en tres
mil quinientos r
30500
Ytt. Otro dícho largo de un Genero de seda de entretiempo
con visos verdes, guarnicion blanca bordada de pla
ta sagalexo de Crespon blanco bordado de lantejue
las de plata y forrado de tafetan blanco, en un mill
ochocientos setenta y cinco r
10875
Ytt. otro tarxe largo de un genero de seda lístado de
varios colores, guarnecido con un fleco de seda de los
mísmos colores, y de evillas de piedras de f rancia pa
ra el talle, sagalexo de gaza ínglesa bordado de seda,
y flecos de lo mismo forrado en tafetan azulado, en
un mil doscientos r
10200
Ytt. Otro traxe tambien largo de un Genero de seda se
leste, y negro, con guarnicípones de gaza, y fleco
Folio 363 r
de platta sagalexo de gaza Ynglesa con el mismo fleco
y una sintta risada forrado en tafetan blanco en
un mil trescientos y veinte r
10320
Ytt. Otro traxe largo de gaza, con listas azules, guarne
cido con un fleco de seda blanco, sagalexo de gasa in
glesa bordado de seda, y flecos de lo mismo forrado
en tafetan blanc, en un mil trescientos
10300
Ytt. otro traxe tambien largo de tafetan jaspeado guar
necido con fleco de bocadillo blanco y una sinta rizada,
alpie sagalexo de sarga ínglesa, guarnecido con los
mísmos flecos, y forrado en tafetan blanco, en coho
cientos reales
0800
456
Ytt. Otro traxe en cortte de mur celina bordada con su
biso de tafetan color de rosa en novecientos sesen
ta y tres reales
0963
Ytt. Otro Sagalexo tambien en cortte de mur celina
bordada en ochocientos y veinte y cinco r
0825
Ytt. Un Cabriole largo de raso liso seleste forrado
en pieles blancas, y negras guarnecido de martas
senírosas en novecientos r
0900
Ytt. Una mantilla de toalla de gaza negra listada gu
arrecida con blondas anchas de f rancia, en ocho
cientos nobenta y cínco reales y veínte mrs
Ytt. Una manteleta de Gaza blanca forrada de gaza se
leste con dos guarniciones de gaza y flecos, en tres
¿?
Ytt. Otra manteleta de tafetan seleste risado guarne
cida de gaza bordada, y una sinta risada al? en
doscientos y setenta reales
0895. 20
0270
Ytt. Otra manteleta de gaza blanca forrada de gaza color
de rosa, y guarnecida de gaza con flecos de seda en
doscientos veinte y cinco r
0225
Ytt. Otra manteleta de tafetan blanco labrado guarne
cida con flecos de seda, en ciento y ochenta r
0180
Ytt. Un prendido para la cabeza que se compone de
gaza Ynglesa, una zinta bordada de plata y un
plumero seleste y blanca, en Doscientos y veínte
y cínco reales
0225
Ytt. Un morrion de gaza con un plumero seleste y
blanco, y ciento y ochenta r
0180
Ytt. Otro morrion a la turca de raso liso y
plumas en ciento y cincuenta r
0150
Ytt. Un plumero seleste y blanco, en veinte
0020
Ytt. Un pañuelo de gaza guarnecido de la misma ga
za, en sesenta r
0060
Ytt. Otro pañuelo de gaza de punto de blonda bordado
en treínta y seis r
0036
Ytt. Otro pañuelo tambíen de gaza Ynglesa, en
treínta reales
0030
457
Ytt. Otro pañuelo de gaza Ynglesa guarnecido con
fleco de seda, en treinta y q uatro r
0034
Ytt. tres toallas una de gaza color de rosa otra de gaza
seleste y la otra de tafetan blanco todas guarnecidas
con fleco de plata en setenta r
0070
Ytt. Un abanico Yngles con barillas de marfil caladas
y las guias guarnecidas de azero en q uatro
Folio 363 v
cientos setenta y cinco r
0375
Ytt. Otro abanico Yngles con las barillas como el anteceden
te de marfil pero algo inferior en doscientos y setenta
reales
0270
Ytt. Otro abanico tambien Yngles con sus barillas de mar
fil caladas, en trescientos r
0300
Ytt. Otro abanico tambien Yngles con las barillas del
mismo Marfil, en cineto nobenta y cinco r
0195
Ytt. Otro abanico frances tambien de marfil con las barillas cala
das, y doradas, en ciento y ochenta reales
0180
Ytt. otro abanico Yngles con las barillas de marfil ca
ladas en ciento y cincuenta r
0150
Ytt. Otro abanico de madera con las barillas caladas en
quarenta y cinco r
0045
Ytt. Otro abanico de marfil con las barillas doradas
y papel de tafetan, en q uarenta r
0040
Ytt. Otro abanico
tafetan en q uarenta r
0040
Ytt. Otro abanico ¿??
calado en treinta r
Ytt. Otro abanico pequeño ¿?
caladas, en veinte r
con las barillas
Ytt. Diez ramos de flores de Ytalia de distintos tamaños
y calidades todo en doscientos y nobenta r
0030
0020
0290
458
Ytt. Veinte y un pares de guantes de Cabritilla los
onze bordados, y los diez lisos en doscientos treinta y
dos reales
0232
Ytt. Nueve bateas de cobre Charoladas de distintos ta
maños, y hechuras, y una de madera todas en tres
cientos sesenta y seis r
0366
Cuyas alajas de oro, diamantes y plata, vestidos, ropa, y otros
adornos prosedidan de dichos regalos suman y montan los
expresados setenta y seis mil trescientos nobenta y tres
reales y veinte mrs de vellon, y todo ello junto con las ex
presadas alajas, y vestidos monto de la dote dada por noso
tros, y de que va echa expresión apreciada todo ello por
las dichas personas Ynteligentes en su justo valor
monta todo ello ciento veinte y dos mil doscientos cinchen
ta y trs r y doze mrs de vellon
1220253. 12
De cuyas alajas vestidos adornos y demas referido importan
la expresada cantidad de ciento veinte y dos mol Doscientos cincuenta
y tres reales, y doze mrs hacemos entrego y adjudicación al referi
do sr dn Juan Manuel
por dote de la enunciada
Dn Ysabel María Maestre su muger nuestra hija, los expresados
q uarenta y cinco mil ochocientos cincuenta y nueve r y veinte
y seis mrs de vellon de nuestro propio caudalentre los de por mitad,
y los sesenta y seis mil seiscientos nobenta y tres reales y veinte
Folio 364 v y ss
maravedis restantes importe de los regalos hechos a la susodicha por
los dichos sus parientes, y nos obligamos y seguridad
de todo lo referido habidos y por haber: Y asi
mismo declaramos la nominada nuestra hija da Ysabel María
Maestre otros sesenta y seis mil de vellon que hacen seis mil du
cados de dicha moneda los mismo que los señores dn. Francisco Antonío
Maestre Tous de Monsalve y da María del Amparo Maestre Gomez de
Barreda su muger nuestra hija mayor primogenita y subcesora
en nuestra cas y mayorazgo esta pory el explicado sr. dn
Juan Antonio Maestre por si de comun consentimiento y confor
midad, ofrecieron dary pagar a la dicha d Ysabel María Maes
tre a razon de quinientos ducados en cada un añ, comenzando
a correr, y contarse desde el dia en que se berificase entrar en la
posecion del Mayorazgo que yo el dicho d Antonio Maestre
gozo, la enunciada d Maria del amparo Maestre en adelantte
hasta complettar dichos seis mil ducados cuyo pago dellos le ha
rían a la referida d ysabel María ó à que
en su poder hubiese en esta ciudad, en moneda de plata, el prin
cipio de cada uno, y costas de la cobranza
459
según y como se contiene en el Capitulo a a la Scriptura de
Capitulaciones que entre los dichos Señores y nosotros se otorgò
ante el presente escrivano po en veinte de noviembre del año de
mil setecientos ochenta y cinco cuya declaracíon hacemos para
que conste cuando llegue el caso y mas caudal y dote
Dela explicada d Ysabel María Maestre nuestra hija de q. ue
gamos al dicho Sr. d. Juan Manuel de Vriortua para que le conste
Eyo el mismo Sr. d. Juan Manuel de Vriortua Villanueva Jayna
gay y Ronquillo Que yo ¿ soy habiendo visto, oydo y enttendido
esta escriptura otorgo que acepto como en ella se contiene
y recibo de los dichos Señores don Antonio Jph Maestre y ¿uentes, y doña
María Ana Gomez de Barreda Díez de lavandero su muger, mis
padres polítícos, por dote de la dicha doña ysabel María Maestre Go
mez de Barreda su hija mi muger los referidos ciento veínte y
dos mil doscientos cinquentta y tres reales y doze mrs de vellon montte
desta cantidad su dote con los quarenta y cinco mil
ochocientos cinquenta y nueve reales y y veinte u seis mrs de vellon en
de sus lexitimas paterna y materna por mitad tanto el uno
como el otro y los sesenta y seis mil trescientos nobenta y tres r
y veinte mrs del monto de los regalos que los Parientes de la dha
señora mi muger le han hecho con motivo de su boda apreciado
todo ello en su justo valor como queda explicado los quales por ha
verse echo por personas inteligentes con mi consentimiento lo recí
bo todo ello con el dho testimonio de las Capitulaciones de dhos
señores d. Francisco Maestre, y su muger, de los expresados señores don
Antonio Josef Maestre y doña María Ana Gomez de Barreda su
muger ahora de presente realmente y con efectto en presencia
de dicho presente escrivano publico y testigos desta Carta estan
do en las casas de mi abitacion y morada en dicha mi Parroquia
en la Calle del Amor de Dios de cuio entrego y recibo yo Juan Bernardo
Moran escrivano del Rey Nro Sr en todos sus reynos y señorios publico del numero
desta ciudad doy fee porque se hizo y paso en mi presencia y de los
dichos testigos, y todo ello quedò en poder del referido señor don
Juan Manuel de Vriortua, de que yo el susodicho me doy por
contentto y entregado a mi voluntad de todos los dichos ciento
veinte y dos mil doscientos cinquenta y tres reales y doze maravedís
otorgo carta de pago a favor de los dichos señores dn Antonio Josef
Maestre, doña María Ana Gomez de Barreda su muger mis Padres políti
cos en la mas bastante y cumplida forma que puedo, y á su seguridad
resguardo conbenga, y de dote á favor de la dicha señora doña ysabel
María Maestre mi muger y sí ncesario es apruebo, y ratifico la,
promesa de dos mil ducados de a onze reales de vellon cada uno, que
le ofrecí, y mande en arras proternumpcias, y en puar y justta
donacion por honor de su persona, y demas prendas que le asísten
por uno de los Capitulos de la Escriptura de Capitulaciones aquí pro
incerta; y quiero y consiento que ambas porciones de dote, y arras
la dícha señora mi muger los haya, y tenga sobre mis vienes, y
hacienda que tengo y tubiere, que para este efecto se los obligo, i hi
poteco, y doy en empeño, y por nombre de empeño, tal cargo, y
gravamen que siempre, y cada y cuando que nuestro matrimo
460
nio fuere disuelto o separado por muertte, o en vida, por cualquie
ra de los casos que el derecho permite, ningun mi hijo, ni hija, pa
riente ni heredero, acreedor, ni otra persona puedan entrar
ni tomar, parttir, ni aparttar cosa alguna de mis vienes, ni desapo
derar dellos â la dicha mi muger hasta tanto que primero, y an
te todas cosas sea pagada, y satisfecha de esta dicha su dote, y
arras, y si la susodicha falleciera antes que yo consiento, y tengo
a bien que los puede dejar, y mandar a sus hijos, parientes y here
deros, y a las demas personas que quisiere, à los quales y a quien
conforme a derecho pertteneciere su herencia me obligo à su
subceda sin aguardar al termino del derecho ni a otro plazo al
guno en dinero de contado, y por ello y que en su cobranza se
causaren consiento se me puede executar con todo rigor de derecho en
virtud de esta escriptura el pedimento de la dicha Señora mi muger
o de quien en su nombre fuere parte sin otro recado ni prueva
aunque de derecho se requiera se que la relevo. Y chancelo y doy
por nínguna le promesa de doteque los dichos señores dn. Antonio
Jph Maestre, y doña María Ana Gomez de Barreda hicieron à favor
de la mencionada señora mi muger por uno de los Capítulos
de la citada escriptura de Capitulaciones matrimoniales para
que no valga, y consiento que al margen de èl, en la referida
escríptura sea ante la razon de esta chancelacion, dejandola
como la dejo en su fuerza y vigor, en quantto a lo demas que en
ella se contiene. Y asímismo me obligo a que cuando llegue el
caso de que los dichos Señores dn. Francisco Antonio Maestre
Tous de Monsalve, y doña María del Amparo Maestre Gomez de Barreda
mis hermanos politicos bayan pagando y haciendo entrego à la re
ferida sra doña Ysabel María Maestremí muger de los expresa
dos seis mil ducados de vellon que le ofrecieron p. la citada scrip
tura de Capittulaciones que al tiempo de contraer su matrimonio se
celebròp.las razones y motivos que en el capitulo que dello trata ¿
otorgarè , è ire otorgando a favor de dichos sres dela ¿ que me fuere ha
ciendo entrego dellos las cartas de pago correspondientes y de dote a favor
de dicha sra mi muger, à la cual desde ahora ¿entonces se la otorgo. Y
à la firmeza según paga y cumplimiento de lo dho e obligo todos
mis vienes, rentas y hacienda, que tengo y adquiriere en ¿??
te, y los frutos y usufructos del Mayorazgo que fundo don Juan Valentin
de Villanueva mi abuelo del que soy Portador unos y otros avidos, y por ha
ver: Y todos los otorgantes damos poder a los Señores Jueces
y Justicias de Su Mag estad de cualquiera parttes que sean, antte
quíen esta escriptura se presente, y pidiese su cumplimiento
para que nos aprezien a lo aquí contenido por todo rigor de dere
cho y renunciamos las leyes y derechos de nuestra defensa, y favor, y la
que defiende la general renunciacion: Eyo la mencionada doña
Maria Ana Gomez de Barreda renuncio el auxilio, y leyes del
Emperador Justiniano Senatus Consultus Veleyano de toro Madrid
y partida, nuevas constituciones y las demas del favor de las mu
geres de cuyo efecto me apercibio el presente escrivano publico en
especial: Y por ser casada, juro y prometo por dios Nuestro Señor
y por la señal de la cruz que hago en mi ¿ en presencia de dho
461
presente escrivano publico y testigos de cumplir; y haber por firme esta
Escriptura en toda ¿? y de no pedir por razon de su dote lo que le en
trego a la dicha mi hija en cuenta de lo que hubiere de haber en fin
de mis dias diciendo ¿?? haber sido , ni apremiada,
por mi marido ni otra persona para su otorgamiento p. que declaro ha
zerla de mi libre, y expontanea yo ¿ y que en contrario no ha
re protextacion, ni reclamacion y sí pareciere haberla hecho, ò la
hiziere la reboco, y doy por ninguno para que no valga, y de este
juramento no pedirè abolision ni relaxacion a ningun sr Juez
ni Prelado que me lo pueda. ò deva, y si consedido me fuere aunque
sea de propio motu no usare de ellos ¿?? alguna pen de per
jura: Eyo el dho escrivano publico advertian a los otorgantes limasen razon desta
en el oficio de Cabildo desta ciudad como esta mandado por S. M. en
su Real pragmatica dentro del ¿ y vajo de la pena que en ellas se
incluye, y los previne que si despues de tornada la quicieren exhibir
ante mi ¿ en este rexistro lo podrian hacer, è nos. los suso
dhos nos damos por ente?? de ellos ha la carta en Sevilla de otorga
miento del dho d. Juan Manuel estando en las casas de su morada en
onze dias del mes de abril de mil settecientos nobenta y una y dho
otorgante a? y del escrivano publico doy fee como es lo firmo en este rexistro siendo
testigos dn Andres de Campos, dn Juan Cordero y Isidoro de la
Maza vezinos desta ciudad = Entre Villanueva mil p. mano
Juan Bernardo Moran
Y de otorgamiento de los dhos rexistros dn Antonio Jph Maestre, y su muger en
Sevilla estando en las casas de su morada en el dho dia onze de dho mes y
año arriba dho, ¿?? firmar en este rexistro à los quales dhos ¿ ototgantes
yo el escrivano publico doy fee conoxco: siendo testigos d Lucas Dominguez y dn
Diego Baldelomar y dn Juan Cordero vecinos desta ciudad=”
María Ana Gomez de Barreda
Antonio Jph Maestre
Juan Bernardo Moran”.
DOCUMENTO Nº57
1791, mayo, 13. Sevilla.
Carta de dote de María Manuela de Cascallana y Miguez a favor de don Celedonio
Alonso Redondo, mercader de lencería.
AHPSE: P- 12128, 493-499.
Escribano público Juan Bernardo Morán.
“En el nombre de Dios Todopoderoso Amen: Sepase como
462
Yo dña Isabel Antonia Miguez viuda de don Cristóbal Cascallana, ve
cina desta ciudad de Sevilla, Parroquia de Nuestro señor San Salvador
en la calle de la Cuna, por mi misma por mi particular y como Madre
Tutora y Curadora que soy de la persona y bienes de D Maria Manuela
de Cascallana y Miguez de estado Honesto mi hija lexitima y del
dicho Cristobal Cascallan mi marido naturañl y vecina desta
refereida ciudad en la dicha parroquia y ¿ otorgo a favor de d Cele
donio Alonso Redondo Mercader de Lenceria y Lana vecino desta
misma ciudad, en dicha parroquia de Nuestro Señor San Salvador
al citio que llaman de la Cruz de los Polayneros natural de la villa
de San Román de Cameros, Obispado de Calahorra hijo lexitimo
de d Manuel Christobal Alonso y de D Isabel Redondo su mu
ger difuntos, y digo que por quanto a onrra y Gloria de Dios nuestro
Señor, y para su santo servicio, y para su santo servicio, y de la Santísima Virgen María
Señora Nuestra Concebida en gracia en el primer instante de
su ser, esta tratado, y ajustado que el dicho d. Celedonio Alonso
Redondo aya de contraer matrimonio lexitimo con la dicha
Mariam anuela Cascallana mi hija, y al tiempo ya es trató
dicho matrimonio le ofrecí, y mandé por dote, y caudal de la re
ferida mi hija treinta y cinco mil Q uatrocientos setenta y
nueve r de vellon en distintos vestidos, ropas, adornos de su uso ala
jas de oro y diamantes, y reales en contado, inclusos en ellos
tocaron y pertenecieron por muerte del dicho D Cristobal Casca
llana su Padre mi marido, y le fueron adjudicados en su hijuela como
a una de sus hijos y herederos; y diez y ocho mil ocho
cientos ochenta reales y dos mrs cumplimiento à los treinta
y cinco mil q uatrocientos setenta y nueve r. monto de dicha prome
sa de dote , de caudal mio propio para que lo tenga en q uenta y par
te de pago de lo que le pueda tocar a la expresada d. Maria Ma
nuela Cascallana mi hija de su lexítíma por muerte mía, y por
que esta de proxímo para celebrarse el dicho matrimonio, en cum
plimiento de la dicha promesa hago entrego al mencionado d.
Celedonio Alonso Redondo por dote de la explicada d. Maria Ma
nuela mi hija de los referidos treinta y cinco mil quattrocienttos
sesenta y nueve r. de vellon en los dichos vestidos, ropa, adornos, alajas
de oro y plata, reales en contado y otros efectos, los apre
ciables apreciados en su justo valor por personas inteligentes que para cada
clase se usa la suya se àn nombrado que todo ello es en la forma
y manera siguiente
Rs. de
vellon
Primeramente un vestido de seda tornasolao en q ua
trocientos cincuenta r.
Ytt. Un bestido blanco de seda bordado de plata en seiscien
tos r
0450
0600
Ytt. Un guardapies de tafetán encarnadino en ciento y
463
cincuenta r
0150
Ytt. Otro vestido encarnadino de ¿ zayo liso en cien r
0100
Ytt. Otro vestido de raso celeste en doscientos r
0200
Ytt. Una saya de seda de ozlo? Negra con senefa en trescientos r
0300
Ytt. Otro saya de tefetan negro en cien
0100
Ytt. Dos mantos de seda en ciento y cincuenta r
0150
Ytt. Un bestido de media sarasa en ciento y cin quenta r
0150
Ytt. Una manteleta de raso liso color pelusa
0090
Ytt. Otra manteleta de raso lisa celeste en treinta r
0030
Ytt. Una mantilla de seda en q uarenta y cinco
0045
Ytt.una mantilla de franela en q uarenta r
0040
Ytt. Un monillo de terciopelo negro en veinte
0020
Ytt. Un monillo de raso liso en quince
0015
Ytt. Un monillo de cotonia en q uarenta
0040
Ytt. Otro vestido de bayeta flor de romero en cincuenta r
0050
Ytt. Tres cotillas en q uarenta y cinco r
0045
Ytt. Unas Naguas de sarasa en sesenta r
0060
Ytt. Un sagalefo de lienzo fino en treinta r
0030
Ytt. Un monillo de tafetan negro en quince r
0015
Ytt. Dos vestidos de lienzo blanco en ciento cincuenta
0150
Ytt. Otros tres monillos de lienzo blanco en cuarenta
y cinco
Ytt. Una colcha de damasco carmesí con flecos y un
rodapiés tornasolado en quinientos y diez r
0045
0510
Ytt. Dos sabanas de bretaña de Guarniciones en
Ytt. Dos fundas de ….
Ytt, otras seis almohadas de crea ancha en quarenata r
0040
464
Ytt. otras tres sabanas de lienzo florete en ciento veinte y ocho r
0128
Ytt. Dos sabanas de bretaña y q uatro fundas de almohadas de estopilla superfina en
cuatrocientos cincuenta y cinco r
0455
Ytt. Diez y seis varas de Encaje fino para guarnicio
nes de las sabanas, y almohadas antes dichas en dos
cientos q uarenta
0240
Ytt. Cuatro camisas de bretaña angosta en doscientos
0200
Ytt. Otras q uatro camisas tambien de brettaña en cien r
0100
Ytt. Tres pares de naguas blancas de lienzo fino en cien reales
0100
Ytt. Otros cinco pares de naguas blancas de otros lienzos
en setenta y cinco r
0075
Ytt. Cinco corpiños de lienzo en treinta r
0030
Ytt. Tres toallas de lienzo en treinta r
0030
Ytt. Seis delantales de distintos lienzos fino en ciento cincuenta r
0150
Ytt. Q uatro pañuelos de color en sesenta r
0060
Ytt. Otro pañuelo fino en veinte y dos r
0022
Ytt. Seis pares de calzetas en quarenta r
0040
Ytt. Dos peinadores de lienzo en quince r
0015
Ytt. Seis pañoletas de distintos lienzos, y echuras treinta r
0030
Ytt. Dos abanicos y entrenzados de cintas de seda
de varios colores y goza? todo en trescientos
0300
Ytt. Una mantilla de mur celina en q uarenta y cinco
0045
Ytt. Dos Colchas y un rodapiés de Yndianilla en treinta reales
0030
Ytt. Un rodapiés ropero de madera, en nobenta r
0090
Ytt. Una cama de madera dada de maque y oro, en doscientos ochenta y cinco 0285
Ytt. Dos Colchones Cameros y cuatro Almohadas todo poblado de lana, con sus
lienzos, todo nuevo en seiscientos setenta y cinco r
0675
Ytt. Seís pares de zapatos de distintos generos, y colores en sesenta r
0060
465
Ytt. Unas e billas de plata en nobenta r
0090
Ytt. Un Rosario de oro en quinientos r
0500
Ytt. Otro Rosario engarzado en oro en doscientos y veinte reales
0220
Ytt. Un Aderezo y Sarsillos de oro y diamantes en seiscientos reales
0600
Ytt. Un Sintillo de Diamantes en oro, en setenta y
Cincoreales
0075
Ytt. Dos Reloxes el uno de oro, y el otro de similar, con
sus cadenas, en seiscientos r
Ytt. Veinte y seis mil seiscientos cincuenta y nueve
r y dos mrs en contado en mon. De oro, y plata
0600
20659.
r. de vellon que son los mismos por mi ofrecidos
al dicho D Celedonio Alonso Redondo por dote
de la dicha da. María Manuela de Cascallana mi hija
50479
Y Asímismo hago entrego al referido d Celedonio Alo
nso de otros veinte y un mil q uatrocientos y un r de v.on
por mas aumento de dote de la dicha d.a Maria Manue
la de Cascallana mi hija: los onze mil reales dellos son
los mismos que en dinero de contado le hà regalado
Dn. Dn Luis Josef de Cascallana su hermano y mi
hijo Canonigo de la Santa Iglesia de la
Ciudad de Jaen, residente oy en esta de Sevilla, y
los diez mil Q uattocientos y un reales restantes,
que lo importan distintas alajas de oro, y platta
vestidos y otras cosas con que a la dicha mi hija
han regalado varios Parientes, y extraños unos
con el motivo de su casamiento, y otros antes de el
por razones porrazones que para ello à avido, lo que tambien
es Caudal propio de la dha mi hija, y lo apreciable
de dichas Alajas, vestidos, y demas cosas que componen
dichos regalos se ha apreciado por personas inteligen
tes, y por menor son còmo siguen
Lo primero una bata encarnadina con encajes de
plata en un mil reales
1000
Ytt. Un bestido de pequín en q uatrocientos y Cinquen
ta reales
0450
Ytt. Una saya de terciopelo negro liso en quinientos r
0500
466
Ytt. Otra saya de raso liso con Senefa en trescientos
y sesenta reales
0360
Ytt. Otro bestido de Cotonia blanco en quinientos r
0500
Ytt. Otro vestido de mur celina, en ciento y cincuenta r
0150
Ytt. Otro vestido de Zarasa en Q uatrocientos y Cincuenta r
0450
Ytt. Una Mantilla de seda, con blondas, en ciento y cinq. Ta
0150
Ytt. Un corte de blonda p guarniciones en sesenta r
0060
Ytt. Un Sagalefo de tafetan encarnado en cincuenta
0050
Ytt. Un Sagalefo de franela, en q uarenta r
0040
Ytt. Otro Sagalefo de lienzo bordado en veinte r
0020
Ytt. Una Almohadilla de Damasco en cinq uenta
0050
Ytt. Tres toallas blancas en q uarenta
0040
Ytt. Un pañuelo de olan Clarín, en sesenta r
0060
Ytt. Otro pañuelo de algodón en quince r
0015
Ytt. Tres pañuelos de guardilla, en veinte y un r
0021
Ytt. Seis pañoletas de distintos gen. en sesenta r
0060
Ytt. Dos pares de medias de seda blancas en cinq. R
0050
Ytt. Q uatro pañoleta de gaza con guarniciones en Q uarenta t cinco r
0045
Ytt. Una Mantilla de toca de reina, con guarniciones en nobenta reales
0090
Ytt. Una Saya de paño de seda en trescientos r
0300
Ytt. Dos mariposas p. la caveza, en Ciento y veinte r
0120
Ytt. Otro par de medias ¿? En Q uarenta y cinco r
0045
Ytt. Un monillo de terciopelo negro bordado de oro con masutones
De lo mismo de lo mismo en quinientos r
0500
Ytt. Una manteleta de gaza, con guarniciones, y blondas en trescientos
0300
Ytt. Otra manteleta de gaza blanca forrada en tafetan
con guarniciones en trescientos
0300
467
Ytt. Otros tres pares de medias de seda de Francia blancas
en doscientos r
0200
Ytt. Un Abanico de Marfil y dorado en trescientos r
0300
Ytt. Otro Abanico de Concha y miniatura, dorado en trescientos r
0300
Ytt. Otros q uatro Abanicos de distintos generos en
ciento y veinte reales
0120
Ytt. Una papelera de cedro, en Doscientos r
0200
Ytt. Otra Cama dada de maque, y oro, en ciento y cinq.
0150
Ytt. Un tocador de madera, en ciento y Cinquenta r
0150
Ytt. Un catre, en q uarenta reales
0040
Ytt. Un biombo de lienzo pintado con sus bastidores en
Trescientos reales
0300
Ytt. Dos Dozenas de platos de pedernal, en treinta r
0030
Ytt. Dos bateas de charol en q uarenta
0040
Ytt. Otras dos bateas dadas de maque, en veinte r
0020
Ytt. Diez y ocho libros del año Cristiano en Doscien
tos setenta reales
0270
Ytt. Una Ymagen de Señor San Anttonio en su urna
de cristal, en setentta r
0070
Ytt. Unas manillas de Diamantes, en oro en ochocientos
y sesenta reales
0860
Ytt. Una cadena de oro en quinientos y cincuenta r
0550
Ytt. Un Rosario de oro pa. el cuello, en doscientos y diez r
0210
Ytt. Otro rosario de benturina engarzado en oro, y ciento
y setenta reales
0170
Ytt. Un Sintillo de Diamantes en oro, en ochenta y cinco r
0085
Ytt. Un Aderezo de piedras de Francia sobre plata en
quatrocientos reales
04000
Ytt. Un estuche de plata en cien reales
0100
468
Ytt. Dos taburetes, en treinta r
0030
Ytt. Onze mil reales de vellon, en monedas de oro, y
plata los mismos que el dicho dn. dn. Luis Jph Cascallana
su hermano le dà, y regala por su voluntad
con el motivo de su boda
110000
de cuía Cantidad monto todo ello hago entrego, y adjudicación
al nominado dn. Celedonio Alonso Redondo por dote de la dicha
da. María Manuela Cascallana mi hija, à cuya seguridad, y
saneamiento me obligo en bastante forma de derecho con mis
vienes y rentas avidos y por haver= Eyo el referido dn.
dido esta escritura otorgo que ¿??? En ella se contiene
cibo de la expresada da. Ysabel Antonia Migues por si y como su
Madre Tutora y Curadora de la nominada da. Maria Manuela Cascallana su hija, y del mencionado dn. Christobal su marido
por dote de la susodicha los dichos Cinquenta y seis mil ochocientos
y ochenta r. de ven. Los diez y seis mil quinientos nobenta y ocho r y
treinta y dos mrs de ellos monto lo que à la dicha referida da. Maria
Manuela tocò y pertenecío por la lexma y herencia del nominado su Padre: diez y ocho mil ochocientos ochenta reales
y dos maravedís que la mencionada da. Ysabel Antonia Migues
su madre le dà de su propio caudal à la prenotada su hija para
que los tenga en q uenta y parte de pago de lo que le pueda
tocar, y perttenecer de su lexítíma cuando llegue el caso de
su fallecimiento, y los veinte y un mil q uatrocientos y un r.
en los vestidos, alajas, adornos, y reales en contado, y otras cosas
con que le han regalado à la referida da. María Manuela
varias personas, parientas, y extrañas con el motivo de su
voda, y antes de ella, apreciado todo ello lo q. es apreciable en
los aprecios aquí referidos p. personas inteligentes antes nombrados
para cada clase de cosa la suya, y de mí consentimiento cuyos aprecios apruebo, y ratifico p. ser justam.te hechos, y todo ello según
y en la forma que va expresado lo recibo de la dha d. Ysabel
Antonia Miguez p. si y como tal tutora de la dha su hija
ra de presente realte. y con efecto en pres. del presente es
publico, y testígos desta Carta, de cuyo entrego y recibo yo Juan
Bernardo Moran son. Del rey Nuestro Señor en todos sus rei
nos y Señorios pco. Del numero desta Ciudad, doy fe p. que
hizo y pasò en mi pres.a y de los dichos testigos, y todo ello
y quedò con dichos reales en contado, en poder del dicho d.
Celedonio Alonso Redondo de que yo el susodicho me doy por entregado a mi volunttad que otorgo a favor de la nominada da. Ysabel
Antonia Miguez ¿? Bastante pago que puedo y necesario
sea le chancelo à la susodicha cualquiera obligación que en razon de la tuttotia de la enunciada Maria Manuela Cascallana suh
hija tenga hecha, y consiento que en su ¿?, y demas partes donde conbenga se conose la razon desta Chancelasíon para que en todo
tiempo conste; y de todos los dichos Cinquenta? Y seis mil ochocientos y
469
ochenta reales que así llevo recibidos en los referidos vestidos , alajas , rea
les en contado, y demas que quedare expresado, otorgo carta de dote
à la dicha da. María manuela Cascallana, à la qual prometo y
mando en arras Procter numpcias, y en pura, y justa donacion por
onor y estimacion de su persona, virginidad, y demas prendas que
le asisten un mil ducados de vellon que valen onze mil r de dicha
moneda, los quales aunque por a ora no tengan entero cabimento en la
decima parte de los vienes, y caudal con que al presente me hallo, se
los prometo, y mando de los demas que en adelante tubiere, y daquí
riere, y quiero, y consiento que ambas porciones de dote, y arras
la dicha D. Maria Manuela Cascallana, los haya y tenga sobre
mis vienes, y hacienda que tengo, y tubiere, que para estte
efecto se los obligo è hipoteco, y doy en empeño y con nombre de
empeño, en tal manera que cada y q uando, y en cualquiera ti
empo que nuestro matrimonio sea disuelto, o separado por muerrtte, ò en vida, por cualquiera de los casos que el derecho permite, ningun mi hijo, ní hija, pariente, ni heredero, acrehedor
¿ cosa alguna
Maria Manuela Cascallana hasta tanto que primero, y antes todas
cosas sea pagada, y satisfecha desta dicha su dote y arras y si falle
ciese antes que yo consiento y tengo a bien que los pueda dejar y
mandar à sus hijos, parientes y herederos, y à las demas personas
que quisiere a las q uales y a quien conforme a derecho pertte
neciere su herencia me obligo à su paga y restitucion, la qual
hare luego que conste de la separecion de dicho matrimonio, y
en los casos, y según, y con los privilegios que las dotes de derecho
deben ser restituidas sin aguardar al tèrmino del derecho , ni
a otro plazo alguno cuio beneficio renuncio. Y à la firmera pa
ga, y cumplimiento de lo que dicho es obligo mis vienes, renta
y Hacienda avídos y por haver: Y todos los otorgantes damos
poder à las Justicias de Su Magestad para que nos apremien à
lo aquí contenido por todo rigor de derecho, y vía ejecuttiva, yo
como por senttencia pasada en cosa juzgada, y renunciamos
las Leyes, y derechos de nuestro favor y la que defiende la¿
renunciacion: Eyo la dicha d. Ysabel Antonis Miguez Renán
cio el auxilio, y Leyes del Emperador Justiniano senatus Con
sultus veleyano, toro Madrid, partida y nuevas constituciones
y las demas del favor de las mugeres de cuyo efecto me apre
cíbíò el presente Escrivano publico en especial: Eyo el dicho
escrívano publico adberti à los otorgantes tomasen razon
desta escritura en el oficio del Ylustrísímo Cavildo y rex
desta Ciudad, como està mandado por su Magestad en su R
pragmatica dentro del termino, y vajo de la pena q
¿ se incluye y les previne que si después de tomada en la copia
que de ella se dieren la quisieren ex? Ante mí para anotarlo
en este registro lo podrían hacer è nos los susodichos nos damos por
enttendido dello: Y consentimos q desta escritt. Se den las copias q. se
pidiesen libremente: fha cartta en sev. Estando en las casas de la mora
da de la d. Ysabel en treze dias del mes de Mayo de mil setecientos
nobenta y un a. y los otorgantes lo firmaron en este rex. Yo el dho sn.
470
po. Doy fe conozco a la dha Ysabel, y el dho d. Celedonio presento
p. testigos de su conosim q. juraron en forma de dro ser el contenido
y se llama como sea nombrado à d. Benito Chavarría, y a d.
Francisco Baloes vecinos desta ciudad en la dha Parroq. De nro. S. sn.
Salvador q. asi se nombraron: testigos del otorgam. Los susodhos
y d. Juan Tecpo. Cordero vecinos desta Ciudad =
Ysabel Antonia Migues
Celedonio Alonso redondo
Juan Bernardo Moran
Benito de Chavarria
Francisco De Baloes
DOCUMENTO Nº 58
1791, junio, 28. Sevilla
Aprecio de bienes de
AHPSE: P- Legajo . Folio 155-157.
Ropa de la difunta
Ytt- 5 camisas de crea ancha
Ytt- 3. pares de naguas blancas ydm
0151
0066
Ytt. 10. pares de Calsetas
0050
Ytt- 1. par medias de seda
0010
Ytt- 2. dhas ydm Algodón listadas
0040
Ytt- 1. dho guantes de seda blanco
0002
Ytt- 2. corpiños blancos
0010
Ytt- 4. monillos blancos
0060
Ytt- 4. delantares de Murselina
0040
Ytt- 10. pañuelos de olan y estopilla
0120
Ytt- 1. dicho de algodón de colores
0020
Ytt- 2. cotillas
0030
Ytt- 1. vestido cotonia listada
0120
Ytt- 1. dho sarasa
0060
471
Ytt- 1. dho Murselina listada
0100
Ytt- 2. dhos Murselina lisos
0060
Ytt- 1. sagalefo lienzo de quadros
0020
Ytt- 1. vestido celeste grano de trigo
0200
Ytt- 1. Guarda pie raspilla color de pimienta
0090
Ytt- 1. Monillo terciopelo negro
0075
Ytt- 1. Manteleta raso liso rosa
0075
Ytt- 1. dha sarga negra con blonda
0045
Ytt- 2. mantillas sarga negra
0120
Ytt- 2 sayas tafetan negro
0090
Ytt- 1. dha de Guardilla
0205
Ytt. ¿?? morado de piel de Diablo
-----------13051
001
Ytt- 2. Manteleta bayeta pelusa y rosa
001
Ytt- 1. naguas bayeta rosa
Ytt. 1. mantilla ydm
001
Ytt. 1- delantar y pañuelo de gasa
003
Ropa del Viudo
DOCUMENTO Nº 59.
1791, agosto, 28. Sevilla.
Carta de dote de María Antonia Salaner.
AHPSE: P- 12128, 1043-1045.
Escribano público Juan Bernardo Morán.
Folio 1043 r
“(…)
472
Ytt. Un Bestido de guardapies e inglesilla
celeste en seiscientos rr
0600
Ytt. Un Guardapies de seda listado en doscientos
y setenta rr
0270
Ytt. un monillo de ferpa encarnado y bueltas
de tizu en ciento y quarenta y cinco r
0145
Ytt. otro monillo de tela verde en quarenta y
cinco rr.
0045
Ytt. òtro monillo de franela negro en treinta y
cinco rr. y medio
0035 ½
Ytt. òtros tres monillos de varios jeneros de
mediados en sesenta y
cinco rr
folio 1043 v
òtro monillo de zarasa guarnecido
de murcelina en òchenta rr.
0065
0080
(…)
Ytt. un traje de indiana de colores en noventa
y quatro rr.
0094
Ytt. Unas Naguas de Murcelina en sesenta
y seia rr.
0066
Ytt. un sagalejo de lana estampado de colores
en quarenta y cinco rr
0045
Ytt. òtro sagalejo de indiana en sesenta y
òcho rr.
0068
Ytt. unas enaguas de indiana en treinta y
siete rr. y medio
(…)
Ytt. una saya de Amuè, negro en òchenta rr
0037 ½
0080
Ytt. òtra saya de sarga negra en setenta y dos rr
0072
Ytt. una manteleta de bayeta encarnada
en veìnte rr.
0020
Ytt. una Mantilla de seda de sarga negra con
Blondas en ciento y treinta y cinco rr.
0135
Ytt. òtra Mantilla de Murselina en sesenta
473
rreales
0060
Ytt. òtras cinco camisas de crea nuevas en
ciento y treinta y cinco rr
0135
Ytt. seis pares de enaguas Blancas, nuevas
las unas con farala; y todas para deevajo
en ciento y cinquenta y dos rr.
0152
Ytt. dos delantares de lienzo en veinte y òcho
rr.
ss.
(…)
0028
Folio 1044 r
Ytt. cinco pares de medias unas de Algodón y otras
de hilo blancas en cinquenta rr
0050
DOCUMENTO Nº 60
Sevilla 1791
Capitulaciones
Lo primero un Ramo de ¿ para el pecho de Diaman
tes medio brillantes, el qual tiene q uatrocientos ochenta
inclusos en este numero los q uatro diamantes rosas que lle
van en sus medios los Jasmines, vale con la platta en que,
estan engastados dichos Diamantes, y su hechura treze
mil nobenta y tres reales y ocho mrs de vn
130093. 8
Ytt. Toaletta o Tocador de platta que se compone de un
Espejo de mas de a vara de alto, y ancho correspondiente
Con su Cristal y ¿ de plata cinco cajas una grande
A dos algo menores y las otras, mas pequeñas, tres
Batteitas la una mayor, una palangana: un jarro, o
Aguamanil. Una escribania que se compone de varias
Piezas: dos Candeleros: un platillo y despabiladeras =
Una salvilla, y vaso de platta.: q uatro plomitos de lo
Mismo: una Almohadilla para los alfileres con
Serco tambien de platta un sepillo con cubierta de lo
mismo : una escobilla con el cabo tambien lo mismo.
Un peine …
(…)
DOCUMENTO Nº 61
474
1791, noviembre, 2. Sevilla.
Inventario, aprecio y partición de los bienes de don Pedro Manuel
Laguna de Muela.
AHPSE: P-12128, 1280- 1298.
Escribano público Juan Bernardo Morán.
Folio 1283 v
“Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de paño
negro, en nobenta r
0090
Ytt. Un bolante, y chupetín de paño obscuro usado
en sesenta reales
0060
Ytt. Otro bolante, y chupetín de Zarasa en veínte r
0020
Ytt. Una Capa de grana víeja, en Cíento y veínte r.
0120
Ytt. Ottra Capa de paño asul usada, en ciento
Folio 1284
y veinte reales
0120
Ytt. Dos peluquines víejos, en ocho reales
0008
Ytt. Un Sombrero negro redondo, en treínta r
0030
Ytt. Un Sombrero de tres picos viejo, en quince r
0015
Ytt. Ocho camisones usados a veinte reales cada uno ha
cen ciento y sesenta
0160
Ytt. Seís pares de Calzones blancos usados a díez reales ca
da uno, hacen sesenta
0060
Ytt. Quattro Capillos à tres reales cada uno hacen doze
0012
Ytt. Quattro Colbatines à real cada uno, hacen quatro
0004
Ytt. Dos pares de medias de seda blanca, en quarenta
y cínco reales
0045
Ytt. Otros dos pares de medias de seda negras en qua
renta y cinco reales
0045
475
Ytt. Quattro pares de Calzetas à cínco reales cada par
hacen veínte
0020
Ytt. Un Chupettín de tela de oro, en Cíento sesenta y
cínco reales
0165
Folio 1285 r
(…)
Ytt. Dos planchas, A ocho reales cada una hacen
díez y seís
0016
(…9
Ytt. Una Comoda de caoba, con quatro cajones emchapada de
metal en trescientos reales
0300
(…)
Ytt. Un ropero de pino grande, en ciento y veinte r
0120
Ytt. Otro ropero tambien de piño mediano, en nobenta
0090
Folio 1286 r
(…)
Ytt. Un espadín con puño de plata, en ciento y ochenta r
0180
Ytt. Dos Cajas de plata, en cíento y quarenta y cínco r
0145
Ytt. Un par de botones de oro de puños de Camisa
en cinquenta y ocho reales
0058
Ytt. Otr par de botones de plata en ocho reales
0008
Folio 1286 V
Ytt. Una tumbaga de oro, en sesenta r
0060
Ytt. Un par de evillas de plata para Sapatos, en sesen
ta y dos reales
0062
Ytt. Otro par de evíllas de plata de charateras, en
veínte y un reales
0021
Ytt. Otro par de evillas de plata de Colbatín, en quince r
0015
Ytt. Un Rosario engarzado en plata, en veinte r
0020
Ytt. Un baston con puño de plata, en treinta r
0030
DOCUMENTO Nº 62
476
1797, 12, mayo, Sevilla.
AHPSE: P- 729, 489-494.
“Division del Caudal
Vienes y Hazienda y demas
Cosas y Efecttos. que quedaron
por. fin. y muerte de Don Joseph
Francisco Díaz. Vecino y del
Comercío que fue deestta Ciudad
y Adjudicaciones del dho Caudal
Echa
por Su Viuda e Hijos y â
provada de Conformidad. por los
Susodichos. por Escriptura que
Ôttorgaron Ântte.
Luis Martinez Brizierío. ss.
publico. de Sevilla. en 12 de Mayo
del âño de 1797”
Escribano público: Luis Martínez Briceño
Folio 493 v
“Ytt. Por tres mil setecientos cinquenta y
seis rr y diez y siete mr valor de la
ropa del Defunto como consta del aprecio
hecho por Francisco Games, Maestro
de Sastre y Veedor actual de su
Gremio èn esta ciud
30756-17
Funeral, Entierro y Missas.
55 â 141 Por Doce mill, y quatrocientos Quarenta
y quatro reales vellon valor de tres mill Missas
se estipendio quatro reales cada una, inclusos
quatro responsos de Comunidades, y
el Abito para el cuerpo
120444
Folio 494 r
(…)
54 Ytt. Dos mill veinte y ocho reales vn. importe
de los vestidos de doce Pobres
20028
(…)
477
Dha de Dn Joseph Polícarpo Díaz
Ytt. Un vestido de militar de paño de Guadalajara, y la
chupa guarnecida de plata pícado todo de polilla
doscientos, y dies
0210
Ytt. ôtro dho de tercianela negra de chupa y dos pares de
calzones y casaca quatrocientos, y cinquenta
0450
Ytt. Una chupa y calzon de Diablamanfort encarnado
quarenta y cinco reales
0045
Ytt. Una casaca de paño buelta noventa reales
0090
(…)
Folio 563 r
Ropa de color de Dª Luisa María Fernandez
Primeramente Una casaca de laberinto color de perla guarne
cida de ôro doscientos, y quarenta
0240
Ytt Un capotillo de paño de Guadalajara guarnecido
de oro ciento, y cinco rrs
0105
Ytt Un delantar bordado con punta de ôro noventa rrs
0090
Ytt Un guardapies de tafetan doble celeste guarnecido en
plata ciento, y cinquenta
0150
Ytt. Otro dho de terciopelo verde con rivete de ôro
doscientos y dies rrs
0210
Ytt ôtro dho de tela verde bien tratado en novecientos rs
0900
Ytt Un saya negra de Gró de Nap. ciento, y veinte rs
0120
Ytt Ôtra de dho sesenta y cínco
0075
Ytt Ôtra de damasco negra quarenta y cinco
0045
Ytt ôtra de tafetan mediada, ciento, y veynte
0120
Ytt un manto de lustre ôchenta
0080
Dha de Dn Joseph Polícarpo Díaz
Ytt Un vestido de militar de paño de Guadalaxara, y la
chupa guarnecida de plata picado todo de polilla
dozientos, y dies
0210
478
(…)
Ytt. Un vestido de Casaca, chupa, y calzones de terciope
lo negro, en Ciento y Cinquenta r
0150
Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de tercíopelo
morado, en ciento y veinte r
0120
Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de paño
color de Naranja, en ciento y treinta y cinco r
0135
Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de tafetan
devisos viejo, en setenta y cinco r
0075
Ytt. Otro vestido de Casaca, chupa, y calzones de tafetan
color de purpura, en noventa reales
0090
Ytt. Otro vestido tambien de casaca, chupa, y clazones
de tafetan negro, en cien r”
0100
DOCUMENTO Nº 58.
1797, junio, 17. Sevilla.
Carta de dote de Ramona García a Agustín Gutierrez.
AHPSE: P- 12134, 612-619.
Escribano publico Juan Bernardo Morán.
“En el Nombre de Dios Todo Poderoso Amen: Sepase como Yo
Josefa de Soto Muger lexittima de Nicolas Garcia maestro pastelero
vecina desta ciudad de Sevilla, Parroquia de Señor San Ysidoro, detrás
de la Carneceria mayor, como abilittada que estoy para por mi Sola à
causa de la demencia del dicho mi marido padece p. el Sr dn Antonio
Fernandez Soler del Consejo de S. M. su alcalde honorario de la Real Chan
cíllería de la Ciudad de Granada, teniente primero de asistente desta
dicha ciudad por la presencia de don Antonio Manuel de León escribano publico
del numero desta misma ciudad en diez y seis de mayo del año de mil sete
cientos nobenta y cinco, para por mi sola, mediante a la demencia del
dicho mi marido administrar y cuidar de sus bienes, y caudal, y mio, otor
gar escrituras poderes y otros instrumentos ¿ de la dicha abilitacion
consta por un testimonio dado por el dicho son. Publico que hè exibido al
presnete son pco. Y he buelto ¿ y en uso de ello; otorgo a favor de
Agustin Gutierrez mi hijo politico, trattante en taberna vecino desta mis
479
ma ciudad, Parroquia de Nuestro Señor el Salvador, al sittio del Peladero
, natural del valle de Rionanza, el las Montañas de Santander, hijo
lexittimo de Francisco Gutierrez de Zelir, y de Maria de la Barrena
su muger, como marido y conjunta persona que el dicho Agustin Guti
errez es de Ramona Garcia mi hija lexitima, y del dicho Nicolas Garcia
mi marido; y digo que por cuanto la dicha mi hija abra una año poco mas
o menos contraxo Sumatrimonio lexitimo con el referido Agustin
…. El qual dicho matrimonio se hizo de secreto sin que persona
extraña lo entendiese y así se ha mantenido hasta ahora que se ha
dado al publico, por ¿? Motivo no ha abido ocasión de darle al susodicho
por dot y caudal de la referida mi hija la cantidad de caudales que yo tenia
inttencion de darle, y en atención a estar como estáya publico dicho ca
samiento le he ofrecido dar al nominado Agustín Guttierrez por dote
de la relacionada Ramona Garcia su muger, mí hija, y del citado mi ma
rido, veinte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vn para q los aya
por via de dote de la dicha mi hija, y en quentta, y parte de pago de lo que le
pueda tocar de las lexittimas mia, y del expresado mi marido, una cantidad
se la habia de dar en vienes muebles menage de Casa, vestidos, ropa blan
ca y de color, y en distinatas a lajas de oro, y plata, adornos mugeriles y otras
cosas, y en cumplimiento de la dicha promesa hago entrego de todo ello
al precittado Agustín Guttierrez apreciado todo ello en su justo balor por
personas inteligentes para cada clase de cosa la suya, las quales por menor y por
expresión de sus valores son en las forma, y manera SiguientePrimeramente una cama de madera dada de maque co
lor de chocolate dorada de fino en trescientos cinquen
ta y dos reales y diez y siette maravedís
Ytt. Dos colchones Cameros con lienzo de ¿? con quattro
arrobas y media de lana, todo nuevo, en ochocientos
y diez reales
R.s de vn
0352. 17
0810
Ytt. Quattro Almohadas con Su Lana, y si lienzo nuevas
todas en Settenta y Seis reales
0076
Ytt. Seys fundas de Almohadas de bretaña contrahecha
en Quarentta y cinco reales
0045
Ytt. Otras dos fundas de Almohadas de murselina bordada nuevas am
bas en treinta reale
Ytt. Otras dos fundas de Almohadas de estopilla en treintar
0030
0030
Ytt. Otras dos fundas de crea ancha ambas en quince
0015
Ytt. otras dos fundas de tafettan encarnadino en cuarenta y cinco reales
0045
Ytt. Una colcha de Sarasa de tronco nueba en trescientos y
settenta reales
0360
Ytt. Un colcha de sarasa alistada con faralaes de tafetan
celeste, en doscientos y settenta reales
0270
480
Ytt. Otra colcha de Indianilla ordinaria en treinta
0030
Ytt. Un Cobertor blanco en setenta y siete rs y medio
0067.12
Ytt. Dos sabanas cameras de lienzo de olanda, con faralaes
de murcelina bordada en cuatrocientos y cinco r
0405
Ytt. Quattro sabanas de bramante florette las dos con en
cajes, y las otras dos con faralaes de murcelina listada
todas en cuatrocientos noventa y cinco reales
0495
Ytt. Otras dos sabanas de lienzo regalado con encages en
ciento sesentta y cinco reales
0165
Ytt. Otras quatro sabanas de lienzo redondo con encages
en Doscientos Sesentt y quatro reales
0264
Ytt. Una papelera de cedro, en trescientos setenta y cinco
0375
Ytt. Una Lamina de Nuestra Señora de la Asumpcion
maqueada con su penacho ¿’ en doscientos
settenta reales
0270
Ytt. Otra lamina de Nuestra Señora con su ¿? rescatado con
su cristal y su penacho dorado en ciento y sesenta y cinco r
Ytt. Otra lamina mas pequeña de la Pastora con su cris
tal, y penachodorado, en sesenta reales
0165
0060
Ytt. Dos Espejos con sus lunas de cristal de â quartta do
rados sin penacho, en ciento cincuenta reales
0150
Ytt. Seys cornucopias con sus lunas de cristal, doradas y
penachos, en ciento cuarenta y cuatro
144
Ytt.Una belonera maqueada ydorada, en treinta r
0030
Ytt. Una dozena de sillas color obscuro, media alta y me
dia baja, en ciento treinta y dos reales.
0132
Ytt. Una Estera fina de junco de medio estrado de diferen
tes colores, en veinte reales
0020
Ytt. Dos Corttinas de murcelina, con farales de lo mismo
en doscientos y settenta reales
270
Ytt. Una copa de cobre de pie de cobre, y Su badila de metal,
en ciento y cinquenta reales
0150
Yt.un belon de mettal con su pantalla, y espabiladeras
481
en ochenta y cuatro reales
0084
Ytt. Tres bateas obscuras con ramos de diferentes co
lores, en sesentta reales
0060
Ytt. Una basquiña de terciopelo negro de Seda nueva
en seiscientos sesenta reales
0660
Ytt. Otra basquiña a ¿?seda?? flecos de à quarta
nueva, en quinientos diez
0510
Ytt. Un par denaguas de murcelina bordada, con faralaes
de lo mismo nuevas y encaxes en trescientos settenta y
cinco reales
0375
Ytt. Otro par desaguas de murcelina listada, con faralaes de
lo mismo nuevas en noventa reales .
0090
Ytt. Tres camisas de bretaña con mangas de Estopilla nue
vas, todas en ciento ochenta reales
0180
Ytt. Siette camisas de lienzo gallego entre fino, con man
gas de brettaña lexitima todas nuevas en trescientos
y quince reales
0315
Ytt. Otras dos camisas de crea angosta con mangas de brettañ
lexittima nuevas en noventa reales
090
Ytt. Diez pares denaguas blancas intteríores de lienzo re
galado con fluecos y una con faralaes, nuevas, todas en
quattrocientos reales
0400
Ytt. Otro par denaguas blancas interiores de lienzo, con em
baleínado nuevas en quarenta reales
0040
Ytt. Otro par desaguas de crea angosta con fleco nuevas
en quarenta reales
0040
Ytt. Un monillo de paño de seda celeste, con guarniciones
y alamares de plata fina y nueva en doscienttos u se
ttenta reales
0270
Ytt. Un Guardapies de paño de seda celeste con franga de
plata en ochocientos reales
0800
Ytt. Un par de enaguas de colonia blanca con faralaes
de murcelina nuevas en ciento y cincuenta
0150
Ytt. Una mantilla de murcelina bordada con ramos
nueva, en doscientos y veinte y cinco
0225
482
Ytt. Un par denaguas de media sarasa á ramitos, con
faralaes de murcelina nuevas en ciento veinte r
0120
Ytt. Otro para denaguas de Indianilla con faralaes de
murcelina nuevas en noventa reales
0090
Ytt. Otro par de naguas de media saraza sobrenegro, con
sinttas celeste por abajo nuevas en ciento sesenta y cinco
0165
Ytt. Un Sagalefo de lienzo listado, en sesenta r
0060
Ytt. Otro par de naguas de media Sarasa listada con
faralaes de murcelina, en nobenta reales
0090
Ytt. Dos pares de medias de seda en settenta
0070
Ytt. otro par de medias de Algodón listtada nuevas en
treintta y dos reales
0032
Ytt. Otros cuatro pares de medias de Algodón lisas nuevas
todas en settenta reales
0070
Ytt. Quattro pares de calzetas en cuarenta reales
0040
Ytt. Siette pares de Sapatos de distintos generos nuebos, to
dos en ciento cuarenta reales
0140
Ytt. Otro par de naguas de murcelina con faralaes de lo
mismo en doscientos cincuenta reales
0250
Ytt. Tres pañuelos de murcelina con listas en sesenta r
Ytt. Otro tambien de mur celina en veintte reales
0060
0020
Ytt. Otros seis pañuelos de lienzo con listtas encarnada
nuevos, todos en sesenta reales
0060
Ytt. Vara y q uarta de sarasa, en settenta y cinco
0075
Ytt. Dos varas de genero de estambre, y Seda de colores, en
cínquenta y dos reales
0052
Ytt. Vara y media de Sarasa listada, en q uarenta y cinco
0045
Ytt. Dos varas menos q uartta de mu rcelina con lístas
de colores, en settenta y tres reales
0063
Ytt. Dos varas y media de colonia labrada, y listada en
treinta reales
0030
483
Ytt. Vara y media de sarasa con ramos en quarta y cinco ..
0045
Ytt. Un pañuelo de seda encarnado con listas verde y ne
gra, en treintta y Seis reales
0036
Ytt. Otros dos pañuelos de murcelina uno con guardilla
celeste, y otro con ramos en ochenta y quattro r
0084
Ytt. Otro pañuelo de murcelina ordinaria con ladrillittos
encarnados, y guardilla en trece reales
0013
Ytt. Otro pañuelo de lienzo con listas encarnada en doze
0012
Ytt. Otro pañuelo de murcelina bordado y encage à el
reedor, en ciento q uarenta y cinco reales
0145
Ytt. Otro pañuelo de murcelina, con encage al rededor en
setenta y cinco reales
0075
Ytt. Cinco abanícos de distintas clase, todos en ciento y
quince reales
0115
Ytt. Otro abanico, en veintte y q uatro reales
0024
Ytt. Otro abanico ordinario, en trece reales
0013
Ytt. Un monillo de piel de Diablo verde con Cadenetta y ala
mares de oro, en ciento cin quenta reales
0150
Ytt. Otro monillo de paño de seda negro con alamares, y cade
neta negro, en ciento treinta y cinco reales
0135
Ytt. Otro monillo de tela de plata con cadenetta, y alama
res de platta fina, en doscientos y cinco r
0225
Ytt. Otro monillo de Algodón de seda con cadenetta, y alama
res del mismo color, en noventa reales
0090
Ytt. Una Saya de paño de Seda y flecos de terciopelo cortado
en Quattrocintos y cin quenta reales
0450
Ytt. Un Guardapies de colonia de seda con faralaes de ojo de rey ¿’ con
puntilla de platta, en doscientos y q uarenta
0240
Ytt. Un bestido enttero de Sarasa con faralaes de Murcelina
en trescientos y sesentta reales
0360
Ytt. Un par de naguas de estambre, y algodón con lístas, y
farala de mur celina en noventa reales
0090
484
Ytt. Otro par de naguas de colonia listada con farala de
murcelina, en ciento y veintte reales
0120
Ytt. Otro par de naguas de sarasa con farala listtado en
nobentta reales
0090
Ytt. Otro par de naguas de media sarasa listada con flue
cos de hilo, en sesentta reales
0060
Ytt. Otro par de naguas de sarasa con farala de murceli
na en ciento veintte reales
0120
Ytt. Otra saya de franela ancha con fluecos y sinta, en
doscientos y q uarentta reales
0240
Ytt. Tres mantillas de sarga de seda negra con blondas
todas en un mil y cinquenta reales
10050
Ytt. Otro monillo de colonia listada en sesenta
0060
Ytt. Otro monillo de media sarasa en sesenta r
0060..
Ytt. Un par de naguas de bayeta super fina color de ¿? en
ochentta reales
0080
Ytt. Otro par denaguas de Indiana usada, en cinquenta rs
0050
Ytt. Otro par denaguas de murcelina con farala de lo mis
mo en cien reales
0100
Ytt. Otro par denaguas de mur celina a quadrittos, con fa
rala de lo mismo, en noventareales
0090
Ytt. Otro par de neguas de murcelina con farala usadas
en sesentta reales
0060
Ytt. Quattro mantillas de murcelina todas en trescien
tos reales
0300
Ytt. Un monillo de terciopelo liso, en sesentta reales
0060
Ytt. Otro monillo de seda encarnadino con alamares y
flecos de platta en cien reales
0100
Ytt. Otro monillo de liso de seda, con galon, y alamares
de platta en ciento veinte reales
0120
Ytt. Otro monillo de raso liso celeste en sesentta r.
0060
Ytt. Otro monillo de colonia de seda encarnadino, con
485
guarnicion de lo mismo, y platta encinquenta
0050
Ytt. Otro monillo de murcelina con guarnícíon negra
en cinquentta reales
0050
Ytt. Dos monillos de Yndiana en cinquenta r
0050
Ytt. Un bestido de camino de seda verde con guarnicion
en platta, en Quarenta y cinco reales
0045
Ytt. Otro de media Sarasa en veintte reales
0020
Ytt. Dos rodap íes de lama de media Sarasa en sesentta
0060
Ytt. Nueve pañuelos de diferentes lienzos, todos en dos
cientos y veinte y cinco reales
0225
Ytt. Una manteleta de mur celina clarín en setenta r
0070
Ytt. Q uattro pañoletas bordadas, en cuarenta reales
0040
Ytt. Dos tablas de manteles, Seis Servilletas y dos ta
allas, todo en ochenta reales
0080
Ytt. Dos Delanttares de mur celina uno listado, y otro
liso con faralaes, en settenta y cinco reales
0075
Ytt. Un pañuelo de gasa, en treinta reales
0030
Ytt. Un delantar de tafettan con farala de gaz,a en
veintte y ocho reales
0028
Ytt. Otro Delanttar de mur celina con farala de lo
mismo usado en diez reales
0010
Ytt. Un Sagalefo de lienzo del Imperio color celeste, en
cinquentta y cinco reales
0055
Ytt. Una toquilla bordada, con farala de murcelina
clarin en treintta reales
0030
Ytt. Una cadena de oro con ¿?
en Settecientos y cin quenta reales
0750
Ytt. Un Collar de oro y Diamantes en Settecientos y cinquen
tta reales
0750
Ytt. Unas Gargantillas de oro, en Doscientos reales
0200
Ytt. Un par de Sarcillos de tres pendientes de oro,y diaman
486
tes, en Settecientos ycincuenta reales
0750
Ytt. Otro par de Sarcillos de tres cuerpos de oro, y Diaman
tes en trescientos y Sesenta reales
0360
Ytt. Otro par de sarcillos chicos de dos cuerpos de oro, y Diaman
tes, en ciento y veinte reales
0120
Ytt. Otro par de Sarcillos de piedras de Francia de tres pen
dientes en ciento y ochenta reales
0180
Ytt. Otro par de Sarcillos de plata Sobre dorada de tres
pendientes adiamantados, en ochenta y q uatro r
0084
Ytt. Otro par de Sarcillos de plata Sobre dorada calados
en quarenta y cinco treales
0045
Ytt. Tres Sintillos de oro, y Diamantes unos mayores
que otros, todos en q uatrocientos y veinte r
0420
Ytt. Un Rosario de oro de mano con Su Cruz grande de
lo mismo, en setecientos y cincuenta r
0750
Ytt. Otro Rosario de platta sobre dorada en ochenta
y dos reales
0082
Ytt. Otro rosario de Azabache engarzado en platta, con meda
llas de lo mismo, en doscientos reales
0200
Ytt. Otro Rosario de Jerusalem con casquillos y medallas de
platta, en ciento y veinte reales
Ytt. Otro Rosario menudo para el cuello de oro, en doscientos
y Sesenta reales
0120
0260
Ytt. Seys cucharas, y Seys tenedores de platta, en Seyscientos
y sesenta reales
0660
Ytt. Un par de ebillas de platta en ochenta r
0080
220898
De cuyos vestidos ropa blanca y de color, muebles adornos, alajas de
oro, y platta y demas referido ¿? Los mencionados vein
te y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon hago entre
go y adjudicación al nominado Agustin gutierrez por dote de
ñla expreadad Ramona Garcia mi hija y del enunciado Nicolas
García mi marido, por mi y como tal abilitado a causa de la
demencia que el Susodicho padece todo de mi propio caudal, y del
nominado mi marido, de por mittad, paraque los haya, y tenga
en cuenta partte de pago de lo que a la dicha mi hija pueda
487
tocarle por fallecimientto de cada uno de los dos, apreciado todo
ello en los aprecios referidos ¿’ de
todo lo que dicho y obligo mis vienes y rentas abidos y por haber- Eyo
el dicho Agustin Gutierrez que ¿? Habieno oydo y enten
dido esta escrittura otorgo que la acepto como en ella se contiene, y
recibo de la referida Josefa de Soto por Si, y como habilitada por la
Real Justicia desta Ciudad a causa de la demencia del nominado
Nicolás García Su marido mis padres políticos, por dote de la men
cionada Ramona García mi muger, hija de los susodichos, los re
feridos veintte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon
en el valor de los dichos vestidos, ropa blanca, y de color, muebles, ala
jas de oro y plata y demas que queda referido para que lo haya
en quenta de lo que le pueda tocar à la mencionada mi muger
por muertte de los dichos sus padres de por mittad, apreciado todo
ello es su justo balor como queda explicado por persona Ynteli
genttes de mi consentimiento, y todo ello lo recibo de la prenotada
Josefa de Soto mi madre politica por dote de la expresada mi muger
su hija ahora de presente realmente, y con efectto en presencia del
presente escribano publico, y testigos desta Cartta de cuyo entrego, yo
recibo Yo Juan Bernardo Moran Ess co del Rey Nuestro Señor en to
dos Sus Reinos y Señorios publico del numero desta ciudad, doy
fee porque se hizo, y pasó en mi presencia, y de los dichos testigos, y
todo ello quedo en poder del cittado Agustín Gutierrez, de que yo el
Susodichome doy p. entregado a mi boluntad, y de todos los dichos
veintte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon otorgo
carta de dote á favor de la referida Ramona García mi muger á
la qual prometo y mando en arras proter numpcias, y en pura, y
falza donacion, y por ser entonces doncella, quattrocientos ducados de ve
llon los q uales aunque por ahora no tiene cabimento en la decima parte
de los vienes q. al presente tengo se los prometo y mando de los demas que en
adelante tubiere y adquiriese, y quiero, y consiento que ambas porciones
de dote, y arras la dicha Ramona García mi muger los haya y tenga
sobre mis bienes, y hacienda que tengo y tubiere que para este efecto se
los obligo, è hipoteco, y doy en empeño, y por nombre de empeño con tal
cargo, y grabamen que Siempre, y cada, y quando que nuestro matrimonio
fuese disuelto, o separado por muertte ò en vida p. qual quiera de los ca
sos q. el derecho permitte ningun mi hijo, ni hija, pariente, ni heredero
acreedor, ni otra persona puedan entrar, ni tomar partir ni aparttar
cosa alguna de mis vienes, ní desapoderar dellos á la dicha mi muger as
ta tanto que primero y ante todas cosas sea pagada desta dicha Su dote
y arras, y si la susodicha falleciere antes que yo consiento, y tengo à bi
en en que los pueda dejar y mandar a sus hijos, parientes, y herederos,
y ña las demas personas que quisiere á los quales , y á quien confor
me á derecho pertteneciere Su herencia me obligo á Su paga, y restitucion
que lo tal subceda sin aguardar al termino del derecho, ni
de otro plazo alguno cuio beneficio ¿’ Y á la ¿’ paga y cumplimiento de
lo que dicho y obligo mi persona y vienes abidos, y p. haver. Y ambos otorgantes damos
poder a Justt. De S.M para que nos apremien a lo aquí contenido p. todo ¿???pasada en cosa
juzgada y ren las Leyes y derechos de
nuestro favor, y la q. defiende la gral renuncia ¿’ Yo la dha Jpha de Soto ren el
488
aux, y leyes del Emperador Justiniano, y Veleyano, y demás del favor delas
mugeres de cuio efecto me apercibio el presente son. Pco en ‘ y por ser casada juro y prometo
p Dios, y a una cruz que hago con mi mano en presencia del dho
yo el ss.no p.co adbertí a los otorg.tes tomasen razon desta ¿’ en el of del cabildo desta ciud.
Como esta mandado p S. M en Su Rl. Pragm ca. Del termino y bajo vela penas que en ella se
incluio, y les previne q ¿’ tmada en la q. dellas se diere la
quisieren ¿ ante mi para anotarlo en este texto lo podrían hacer e nos los susodichos nos
damos por entendido de ello. Fha la carta en Sevilla estando en la casa de la dha Josefa de
Soto en diez y siette dias del mes de Junio de mil setecientos noventa y siete a. y de los otorg.
Lo firmo el dicho Ag. Gutierrez y para la dha Josefa que dijo no saber a su ruego lo hizo un
testigo en este ¿ y me ¿ `por testigos de su conocimiento que juraron en forma de ser los ¿ y se
llaman como se han nombrado a dn juan de Ojeda fendz de su mag desta ciudad y a Francisco
Arjona tratant en el Matadero vez o dellas en las casillas de pedrosoque así se nombrò testigos
de los otorgam Juan Nep, Cordero vez o Della-“
Juan Bernardo Moran
Escribano publico
Agustin Gutierrez
Juan de Ojeda Fernandez
Juan Nepomuceno Cordero
DOCUMENTO Nº 64
Inventario capital de doña Josefa García Aruncibay viuda de Don Andrés Alcalá, con
motivo de su matrimonio con Don José Carmona y Mata.
1799, febrero, 26. Sevilla
AHPSE: P- 788, 174-181.
Escribano público: José Rodríguez de Quesada y Trujillo
Folio 175 r
(…)
“Ropa de bestir
(…)
Ytt. Casaca de lila verde, en cien rr
0100
Ytt. Casaca y chupín de tercianela ser
vido en quarenta r
0040
Ytt. Casaca y chupín de tafetan de China
en doscientos y quarenta
0240
Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de Paño
489
de seda endoscientos cinquenta y cinco rr
0255
Ytt. Casaca y Chupín de Panaverde ra
llado en ciento y sesenta r
0160
Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de Paño
negro en trescientos rr
0300
Ytt. Casaca Chupín y Calzones de Doble
negro en sesenta r
0060
Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de fel
pa, en quinientos rr
0500
(…)
Folio 175 v
Ytt. Calzones largos de Paño matado en
treinta rr
0030
Ytt. Chaqueta de Bayeton y chaleco en
cinquenta rr
0050
(…)
Ytt. Calzones de Piel de diablo negros
en setenta y cinco rr
0075
Ytt. Otros ydm. de Paño de seda enqua
renta y cinco rrs
0045
Ytt. Chupín bordado blanco, en cien rr
0100
Ytt. Capa de Paño berdoso con buel
ta morada en doscientos y setenta r
0270
(…)
Ytt. quatro Camisas de tiradizo, en cien
to y sesenta r
0160
(…)
Folio 176 v
Ytt. Turca de doble negro en cien r
0100
(…)
Ytt. Manteleta de raso encarnado
conpieles, en ciento vte y seis rs
0126
Ytt. otra ydm de murcelineta, en
sesentars
0060
490
Ytt. mantilla negra de grano de trigo
sin blondas en quarenta rr
0040
(…)
Folio 177 r
Ytt. otra ydm con blondas francesas en
doscientos ynobentars
0290
Ytt. dos de franela una con blonda en cien
to y sesentars
0160
Ytt. Jugon de Murselina, en veinte y cinco
0025
Ytt. Mantilla de Morselina, en sesenta
reales
0060
Ytt. Un Zagalejo pajizo en diez y ocho r
0018
Ytt. Monillo de roe en ochors
0008
Ytt. La frontalera, en treinta rs
0030
Ytt. Una cotilla berde, en treintars
0030
Ytt. Un peinador, en quarentar
0040
Ytt. dos pares de naguas blancas en qua
rentars
0040
(…)
Ytt. dos ydm con arandelas, en ochenta r
0080
Ytt. Seis camisas de muger, en seis ctos r
0600
Ytt. quatro pares de faltriqueras, en
sesenta Reales
0060
Ytt. tres Bañadores de tiradizo, en no
bentars
0090
(…)
Ytt. Tirasoles encarnados en vte y cinco r
0025
(…)
Ytt. Tirasoles de Morsolina, en quincers
0015
(…)
Folio 177 v
Ytt. Guardapie y monillo de morsolina
negra entreinta rrs
0030
491
Ytt. Espaldar de Yndiana, en quince r
0015
Ytt. tres talegas de lienzo, en vte y quatro r
0024
Ytt. Naguas blancas de Alforza en vein
te y cinco r
0025
Ytt. La polaca negra, en diez rrs
0010
(…)
Ytt. quatro pañuelos de faltriqueras, en
ochenta rs
0080
(…)”
DOCUMENTO Nº 65
1800, enero, 2. Sevilla.
Carta de dote de Mariana Suarez a favor de Manuel García.
Escribano publico: Juan Bernardo Morán.
AHPSE: P-12137, 2-5.
Folio 3 r
“Ytt. Seys pañuelos blancos para faltriquera todos en sesenta r
Ytt. Tres pares de faltriqueras, en quince r.
Ytt. Un pañuelo bordado para el cuello en cinquenta r.
0050
Ytt. Otro pañuelo pintado en veinte y cinco reales
0025
Ytt. Otros dos pañuelos uno de seda encarnado, y el otro verde
ambos en cinquenta reales
0050
Ytt. Tres pañuelos de linon en sesenta y ocho r.
0068
Ytt. Otro pañuelo de guardilla blanco en vte. y quatro r.
0024
Ytt. Otros quatro pañuelos de linon usados en quarenta y ocho r 0048
Ytt. Una toquilla bordada, en quince reales
0015
Ytt. Una mantilla de murcelina con puntas en quarenta
y cinco reales de vellon
0045
Ytt. Una mantilla de seda con blondas en ciento y cinquenta r
0150
492
Ytt. Otra de tafetan de francia en trescientos y veinte
0320
Ytt. Una Saya de paño de seda con fleque, en trescientos r
0300
Ytt. Un abanico de marfil, en treinta reales
0030
Ytt. Otros quatro de distintas clases, en quarenta r.
0040
ytt. Un rosario de azabache, en veinte reales
0020
Ytt. Otro rosario pintado en veinte reales
0020
Ytt. Otros tres engarzados en plata, en ciento y veinte r.
0120
Ytt. Una Capa de algodón para muger en cinquenta r
0050
Ytt. Una Cadena de plata sobredorada, en nobenta r.
0090
V
(…)
Ytt. Dos corttinas de murcelina, con sus senefas, en
ciento y cinquenta reales
0150
Ytt. Dos tablas de manteles, en ciento y cinquenta r
0150
Ytt. Quatro servilletas en sesenta reales
0060
Ytt. Tres toallas, en sesenta reales
0060
Ytt. Quatro pares de zapatos en quarenta r.
0040
Ytt. Quatro pares de calzetas en veinte reales
0020
Ytt. Dos pares de medias de Algodón, en veinte r
0120
Ytt. Otros dos de seda en cinquenta reales
0050
(…)
Ytt. Una sarteneja, badil y rueda en cinquenta r
0050
(…)
Ytt. Una Sangradera en treinta reales
0030
(…)
Ytt. Media dozena de vasos de cristal, en diez y seys r
0016
Ytt. Una jarra de cristal grande en doze reales
0012
Ytt. Una parmattoria en ocho reales
0008
493
Folio 4 r
(…)
Ytt. Una cama de bancos y tablas con su cartton dado de
maque en ciento y cinquenta reales
(…)
0150
DOCUMENTO Nº 66
Recibo de dote de José de Reina a Teresa Becerra.
1800, mayo, 17. Sevilla.
AHPSE: P-1910, 334-336.
Escribano público: Manuel Rodríguez de Quesada.
“(…)
Ropa y Alhaxas que se entregan
por cuenta de ambas lexìtimas
Prim.te Una Saya de Paño de seda con un Enrrejado, en
seiscientos rrs. de vn
Rs Vn.
0600
Ytt. otra de Sarga de Seda con Gasa en Cien rr. vn
0100
Ytt. otra de Paño de seda con sintas y flecos angostos
en trescientos reales vellon
Ytt. otra de Moe en ciento treinta y cinco rs
0135
Ytt. otra de Sarga negra con flecos en noventa r
0090
Ytt. Un Guardapies de Moè con faralá Encarnadino
en setènta y cinco reales
0075
Folio 334V
Ytt. otro listado Encarnàdo y blanco en ciento y vte rs vn
Ytt. Una Mantilla de Bayèta moteada con sinta
en sessenta reales vellon
(…)
Ytt. otro Monillo de tercio pelo de Verano Guarnesido de
Espiguetilla, con dies y seis Botones de plata en dos.tos y cinq.ta
0120
0060
0250
Ytt. unas Enaguas de Gaza con Lantejuela y Mantilla
en cinquenta reales vellon
0050
Ytt. un Monillo Celeste de seda Guarnecido con Espigue
tilla, Lantejuela, y Botones de hilillo en sessenta rs
0060
494
(…)
Ytt. otro de Canuton berde limon de Es
piguetilla en quarenta y cinco rs
0045
Ytt. otro de Puerto Maon en veinte rrs
0020
Ytt. Unas Enaguas de Morselina listada con farala
en noventa reales vellon
0090
Ytt. otro par de Morselina bordada con farala
en Noventa rrs vellon
0090
(…)
Ytt. Una Mantilla de Sarga de Seda con Sinta, y blon
das en cinquenta reales vellon
0050
Ytt. otra de franela negra con Sinta de Paño de
Seda en sessenta reales de vellon
0060
Ytt. otra de Seda negra con Medias lunas, y puntas
en noventa reales vellon
0090
Ytt. otra de Morselina blanca nueba en quarenta r
0040
495
ÍNDICE DE RETRATOS
496
-Anónimo. Bodegón con negro. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla.
-Anónimo. Bodegón con negra. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de dama. Principios siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato del marqués de Selva Alegre y sus hijos. Hacia 1750. Colección particular.
-Anónimo. María Rosa Rafaela Larrea y Santa Coloma, y sus hijos. Hacia 1750 Colección
particular.
-Anónimo. Don Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino, marqués de la Granja.
Hacia 1750.Colección particular. Sevilla.
-Anónimo. Don Juan María de Castilla y Valenzuela, marqués de la Granja. Hacia 1770.
Colección particular. Sevilla.
- Anónimo. Joven noble vestido de alabardero. Mediados del siglo XVIII. Colección
particular. Sevilla.
-Anónimo. Francisco de Paula Bucarelli Ursúa. Hacia 1775. Condes de Santa Coloma.
Sevilla.
-Anónimo. Antonio María Bucarelli, virrey de México. Hacia 1775. Condes de Santa Coloma.
Sevilla.
-Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato de caballero. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1750. Colección particular. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla
497
-Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1780-1790. Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato de dama .Hacia 1790 .Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato de Manuel Pérez Martínez. Hacia 1750. Palacio de Lebrija. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de Francisco Manjón. 1777. Palacio de Lebrija. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de caballero. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de caballero. Último cuarto del siglo XVIII. Colección particular. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de joven caballero. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla
-Anónimo. Retrato de joven caballero. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla.
-Anónimo. Retrato de dama con lazo de la Orden de María Luisa. Hacia 1795. Colección
particular.
-Anónimo. Retrato de dama vestida de maja. Finales del siglo XVIII. Condes de Santa
Coloma. Sevilla.
-Anónimo. Don Juan Nieto, marqués de Monsalud. Finales siglo XVIII. Marquesa de
Monsalud. Sevilla.
498
GLOSARIO DE TÉRMINOS
499
ABANILLO: Abanico pequeño. Guarnición de encaje que se ponía a los cuellos, puntas de
encaje.
ADARME: Medida equivalente a tres tomines.
ADEREZO: Conjunto de joyas con diseño unitario, suele estar formado por pendientes, collar,
broche, pulsera, lazo, cadena con cruz y rosario. También se refiere a conjuntos de ropa
blanca o encajes.
AFELPADO: Parecido a la felpa por tener pelo o pelusilla.
AGUACATE: Esmeralda en forma de perilla.
AGUADUCHO: Armario.
AGNUS: Tipo de joya de forma ovalada o redonda y dos caras de cera, para embutir en
relicario. El nombre le viene por la imagen en su cara principal del cordero místico “sentado o
pasante, sobre el libro de los siete sellos, y portando en sus patas delanteras una banderola
rematada en cruz, detalle que en algunos documentos del siglo XV y XVI se conoce esta
iconografía como “la veleta”. Debajo van las iniciales más el número en romanos del
pontífice emisor y del año del pontificado. Como guarnición, labores de filigrana de picos o
apanalados, o simplemente lisa con guarnición de perlas y corales.
ALAMARES: Presillas.
ALBAYALDE: Carbonato básico del plomo, sólido y de color blanco se utilizaba como
maquillaje.
ALEPÍN: Tela muy fina de lana.
ALMENDRAS: Tipo de colgante con forma de almendra.
ALMILLA: Especie de jubón, con mangas o sin ellas, ajustado al cuerpo y utilizado como
defensa del frío.
AMUE: Moaré.
ANA: Antigua medida de longitud que equivalía aproximadamente a un metro. Para
Covarrubias es la medida que va del codo a la mano.
ANAFALLA: Tela de algodón o seda.
ANASCOTE: Voz castellanizada de la antigua ciudad flamenca de Honschoote. Tela delgada
de lana, asargada por ambos lados, usada para sus hábitos varias órdenes religiosas. Tela de
seda, parecida a la sarga.
ANGARINA: Hongarina.
ARMADOR: Prenda de ropa interior masculina, se llama así porque “armaba” el talle.
500
ARMILLAS ó ALMILLAS: Pieza de ropa interior tanto para hombre como para mujeres.
AYRON: Penacho de plumas negras con que la mujer adornaba sus tocados, también se hacía
en piedras preciosas.
AVANTAL: Delantal.
AZAFATE: Canastillo, bandeja o fuente con borde de poca altura, tejidos de mimbres o
hechos de paja, oro, plata, latón, loza u otras materias
BADANA: Piel curtida y fina de carnero u oveja.
BARRAGÁN: Género de tela hilada sutilmente y hecho de lana de diferentes colores: su
ancho poco menos de vara. Impermeable.
BASQUIÑA: Falda.
BATA: Tipo de vestido femenino de moda a mediados del siglo XVIII. Su semejanza con la
prenda usada para estar por casa hizo que en España se le llamara así.
BAYETA: Paño de lana muy fino.
BAYETÓN: Tela de lana con mucho pelo, que se usaba para abrigos.
BEATILLA: Tela de hilo, delgada y clara. Covarrubias dice que se llama así porque lo usaban
las beatas en sus tocas.
BECERRILLO: Piel de becerro curtida.
BEJUQUILLO: Cadena de oro fabricada en China, con que se adornaban el cuello las
mujeres.
BERNEGAL: Joya-utensilio, lo llevaban atado hombres y mujeres, es un vaso o una taza
normalmente de plata.
BIRICÚ: Cinto del que penden dos correas unidas por la parte inferior, en que se engancha el
espadín, el sable.
BLONDA: Tipo de encaje.
BORCEGUÍES: Botas apretadas que usaban los españoles en el siglo XVII.
BOTONADURA: Conjunto de botones con diseño unitario.
BRETAÑA: Tela de hilo que se fabricaba en la provincia francesa de Bretaña, de donde tomó
el nombre. Había dos tipos: angosta y ancha.
BRIAL: Falda interior.
BRISCADO: Labor realizada con hilos de oro o plata rizados o retorcidos.
501
BROCADO: Tela de seda entretejida con oro o plata, de modo que el metal forme en la cara
superior flores o dibujos briscados
BROCAMANTÓN: Joya grande de oro y piedras preciosas, a manera de broche, que llevaban
las mujeres en el pecho.
BROCATEL: Tejido de cáñamo y seda a modo de damasco.
BOCADILLO: Lienzo delgado y poco fino.
BORLÓN: Tela de lino y algodón sembrada de borlitas, semejante a la cotonía.
BUFETE: Mesa.
BURATO: Tejido de lana o seda que servía para alivio de lutos en verano y para manteos.
CABRIOLÉ: Prenda femenina, capa hasta las rodillas con aberturas para sacar los brazos. En
Francia se denominaba “pelisse”.
CABRITILLA: Piel curtida de cualquier animal pequeño.
CALICÓ: Tela delgada de algodón.
CALIMANCO: Lana delgada y angosta que tiene 
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