TRABAJAR SIN ESTRÉS ¿QUÉ ES EL ESTRÉS LABORAL? La Comisión Europea ha definido el estrés en el trabajo como “un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento a determinados aspectos adversos o nocivos del contenido, la organización o el entorno del trabajo. Es un estado que se caracteriza por unos altos niveles de excitación y angustia, con la sensación frecuente de no poder hacer frente a la situación”. ¿QUÉ ASPECTOS DEL TRABAJO PUEDEN OCASIONAR ESTRÉS? Hoy en día, disponemos de diversos estudios que demuestran la relación que existe entre la salud y determinados aspectos derivados de la naturaleza, la organización y las características de nuestro trabajo. Algunos de los factores más importantes que se relacionan con el estrés son: Falta de control y decisión sobre el propio trabajo Trabajos monótonos y poco creativos Sobrecarga cuantitativa o cualitativa Presiones del tiempo, términos de entrega Ciclos de trabajo breves o sin sentido Ambigüedad en la definición de funciones Demandas y exigencias de trabajo conflictivos Escaso soporte en la resolución de problemas Estilos de lideraje inadecuados Escasa previsibilidad y adaptación a los cambios Información y canales de comunicación Tiempo de trabajo y horario, trabajo por turnos, pausas Exposición a violencia física o psicológica Promoción y desarrollo profesional Formación y experiencia profesional Inestabilidad en el trabajo Entorno físico de trabajo: iluminación, ruido, temperatura, productos químicos, etc. ¿QUÉ PUEDES HACER PARA COMBATIR EL ESTRÉS? 1. Aprende a detectar los síntomas del estrés en tu cuerpo. Aunque nos puedan parecer normales, nos están avisando que vamos demasiado acelerados y tenemos que reducir nuestro ritmo. 2. Gestiona correctamente el tiempo y planifica los trabajos que tienes que realizar cada día en una agenda. Cuando sea posible, programa por la mañana las faenas más importantes o las que te angustien más. Así evitarás la presión de estar pensando todo el día. 3. Establece términos reales y que se puedan cumplir sin angustia ni presiones excesivas. Ten en cuenta las puntas de trabajo y prevé tiempo para imprevistos. 4. Aprende a decir NO cuando no puedas cumplir un compromiso. Vale más decir no hoy que estar estresado mañana por no poder cumplir los compromisos. 5. Piensa en positivo y afronta las presiones como un reto. Incluso frente a un fracaso, podemos sacar una experiencia positiva que nos permita actuar mejor la próxima vez. 6. Evita ser demasiado perfeccionista y establece los objetivos tocando con los pies en el suelo. Trata de conseguir los objetivos tan bien como puedas, en función de tus capacidades y limitaciones. Si tu objetivo es la perfección, eres un buen candidato para el estrés. 7. Aprende a relajarte delante de situaciones y síntomas de estrés. Está demostrado que hay mucha relación entre los síntomas físicos de estrés y la actitud de la persona, así que, relajando el cuerpo y controlando los síntomas físicos podremos relajar la mente y evitar los pensamientos estresantes. Una de las técnicas de relajación más conocidas es la de Jacobson, pero también pueden ser igual de validas otras técnicas (yoga, meditación transcendental, shiatsu, aromaterapia, hidroterapia, etc.). 8. Cuida las relaciones y la comunicación con los compañeros del trabajo. Delante de situaciones estresantes te pueden proporcionar mucha ayuda, ya sea echándote una mano, con consejos, o simplemente escuchando y dando apoyo emocional. 9. Mantén el orden en tu puesto de trabajo y personalízalo para conseguir un entorno agradable. Desecha todas las informaciones, anotaciones, apuntes y correos electrónicos inútiles. Conserva sobre la mesa sólo los documentos necesarios por la tarea que estés haciendo. 10. Tomate tiempo libre per dedicarlo a tus aficiones, familia y amigos. Llevar a casa el estrés del trabajo deteriora la vida privada, y también a la inversa. Trabajo y vida privada pueden crear un círculo vicioso por quien no sepa desconectar. 11. Practica algún deporte de forma regular. Escoge una actividad y un lugar para practicarla que sea agradable y no suponga una obligación suplementaria. La práctica del deporte reduce la ansiedad, favorece el descanso y mejora la salud cardiovascular y la autoestima. 12. Duerme las horas necesarias. El descanso nocturno proporciona energía y ánimo para afrontar el día. La mayoría de la gente necesita dormir como mínimo 7 horas al día. Recuerda que una siesta breve (entre 20 y 30 minutos) puede ser muy recomendable, sobre todo si no descansas las horas suficientes. 13. Sigue una dieta equilibrada y saludable. Evita comidas rápidas y con un alto contenido en grasas saturadas. Evita también el consumo de estimulantes (tabaco, alcohol, café…) ¿Cómo se manifiesta el estrés? Síntomas físicos: contracturas y dolor muscular, trastornos digestivos diversos (ulceras, colitis, dolor de estomago…), trastornos cardiovasculares (hipertensión, arritmias, angina de pecho e infartos…), trastornos dermatológicos (picor, dermatitis, sudoración excesiva, alopecia…), trastornos endocrinos (diabetes, problemas de tiroides, hipoglucemia…), alteraciones del hambre, trastornos inmunológicos, trastornos sexuales, dolor de cabeza, insomnio y trastornos del sueño, fatiga. Síntomas emocionales y psicológicos: nerviosismo, preocupación excesiva, irritabilidad, apatía, indecisión, inquietud, angustia, olvidos, confusión, dificultades para concentrarse, baja autoestima, hipersensibilidad a las criticas, percepción negativa de la realidad, etc. El mantenimiento de estos efectos puede provocar también la aparición de trastornos afectivos y de la personalidad (ansiedad, fobias, depresión…). Síntomas del comportamiento: agresividad, hiperactividad, incapacidad para organizarse, dificultados para relacionarse y aislamiento, comportamientos de huida y evitación, consumo excesivo de alcohol, tabaco, cafeína, drogodependencia, automedicación. La prevención y el control del estrés en la empresa. El estrés, y los riesgos psicosociales en general, son también riesgos laborales tal y como los define al Ley de prevención (art. 4.2 de la Ley 31/95, de prevención y el control del estrés entra dentro del deber general de protección del empresario (art. 14), y muy especialmente por lo que hace a la evaluación planificación y adopción de las medidas preventivas adecuadas (art. 16). La evaluación de riesgos psicosociales nos permitirá detectar aquellos aspectos del trabajo que pueden ser fuente de estrés. Hay que abordar el estrés desde la organización del trabajo y un adecuado diseño de las faenas y del lugar de trabajo. Todo y que determinados aspectos personales influyen sobre las conductas de enfrentamiento, no podemos intervenir sobre el estrés actuando solo sobre las personas y olvidándonos de la organización del trabajo. La misma normativa nos lo confirma cuando establece los principios de la acción preventiva (art. 15): combatir los riesgos en su origen, adaptar el trabajo a la persona, priorizar las medidas de protección colectiva delante de la protección individual, etc. Hace falta que los delegados de prevención tengan una participación efectiva durante la intervención (art. 33 a 39, Ley de prevención; NTP 702 del INSHT): elección del método de evaluación, aplicación, interpretación de resultados, realización de propuestas, seguimiento, valoración, etc. La participación de los trabajadores es mucho más que poner una cruz en un cuestionario.
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