El amor signo distintivo de la iglesia El distintivo de los cristianos es que se aman con el ágape de Jesucristo y que, además, están llamados a visibilizar y manifestar este amor a los ojos del mundo. El signo que Jesús ha dejado para que los hombres se encuentren con la salvación, es su Iglesia que es su Cuerpo; una comunidad de hermanos que se aman, es el cuerpo visible (sacramental) de Jesucristo resucitado. Jesús ha establecido una gran presencia: la Iglesia como comunidad que arroja los signos de la fe que llaman a la fe y estos signos son dos: el Amor y la Unidad: como yo os he amado (Jn 15, 12) y que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado (17, 21). Si abrimos el Evangelio, leemos que Jesús dice: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado” (Jn 15, 12). ¿Cómo nos ha amado Jesucristo? Hasta la muerte, “en esto (en esta forma de amar) conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros” (Jn 13, 35). Quiere decir Jesús, que si en una parroquia, hay una comunidad de hermanos, que se aman en la dimensión de la cruz; en este amor con el que se aman, conocerán las personas que están fuera de la Iglesia y contemplan este signo (el amor entre los hermanos) que son discípulos de Jesús. El amor en la dimensión de la cruz, hasta dar la vida por el otro (el prójimo y, muy especialmente, el enemigo) es el signo distintivo de los cristianos. Características de la iglesia La Iglesia tiene características que la distinguen de cualquier grupo religioso, étnico, político o cultural: Es el Pueblo de Dios, la reunión de todos aquellos que viven en unión con Dios. Para formar parte de la Iglesia basta con volver a nacer de lo alto, por el agua y el Espíritu (cfr. Jn. 3, 3-5). Esto se realiza en el bautismo, con el cual el hombre alejado de Dios vuelve a estar unido a Él y, por lo tanto, pasa a formar parte del Pueblo de Dios. Tiene por jefe a Cristo, cabeza de todo el cuerpo formado por los hombres unidos a Dios. Lo que distingue a los miembros de la Iglesia es el Espíritu Santo que habita en sus corazones y les da la dignidad y la libertad de hijos de Dios. La ley que rige dentro de la Iglesia es el mandamiento nuevo: “amar a todos como el mismo Cristo nos amó”. La misión de cada miembro de la Iglesia es ser sal de la tierra y luz del mundo. Cada miembro de la Iglesia es una semilla de salvación para todo el género humano. El destino de la Iglesia es el Reino de Dios, que Cristo mismo empezó en este mundo pero que debe ser anunciado y extendido por sus miembros hasta lograr que reine Dios para siempre en el corazón de todos los hombres. La Iglesia, es una, porque es la única fundada por Cristo; santa, porque sus miembros y su misión son santos; católica, porque es universal; y apostólica, porque está fundada sobre el legado y autoridad de los apóstoles. En la Iglesia hay una jerarquía, cuya cabeza es el Papa y que él, junto con los obispos, como sucesores directos de los apóstoles, son los encargados de enseñar, gobernar y dirigir a los demás miembros de la Iglesia.