Subido por Miguel Martinez

4. Ateos y creyentes

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Formación Cristiana Básica
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ATEOS Y CREYENTES
1
La religión y la vida
RELIGIÓN Y CIENCIA
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La religión no se ha confrontado con la ciencia hasta los tiempos
modernos. En las sociedades precientíficas la existencia de personas sin
religión era excepcional. El crecimiento del ateísmo y del agnosticismo ha
sido paralelo al desarrollo de la ciencia. Sin embargo, la ciencia no se
opone ni puede oponerse a la religión auténtica. Se trata, por tanto, de delimitar el campo de la religión y el de la ciencia.
CHOQUE ENTRE MENTALIDAD CIENTÍFICA Y RELIGIÓN
Relaciones armónicas
Al comienzo de la historia «homo faber» (fabricador de instrumentos) y
«homo sapiens» viven en un mundo poblado de dioses. Todo
conocimiento es hijo de la religión; toda técnica, hermana de la magia.
Con la aparición del pensamiento filosófico mediterráneo (a partir del
siglo VI a.C., aproximadamente), la ciencia se ocupa de interpretar el
mundo físico mediante la razón pero teniendo en cuenta las creencias.
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El cristianismo de los primeros siglos usó la filosofía para su defensa y
explicación. En la Alta Edad Media la ciencia cumbre de las universidades era la teología. Toda ciencia era una mezcla de la letra de la revelación y los raciocinios de la mente.
Relaciones conflictivas
Las relaciones entre religión y ciencia cambiaron mucho en los últimos
quinientos años. Podemos distinguir cinco etapas:

Primera etapa (siglos XV-XVII). Los científicos más destacados
eran creyentes: Copérnico, Galileo, Newton, Kepler, Leibniz. Para
Galileo (1564-1642), la naturaleza es «la realización más fiel del
ordenamiento divino». Kepler (1571-1630) decía que al
contemplar el universo «casi llegaba a tocar a Dios con las
manos».

Segunda etapa (siglo XVIII). La Ilustración primero exige 3
separación entre ciencia y religión y después afirma que la
religión revelada no es razonable.

Tercera etapa (siglo XIX). Se caracteriza por la descalificación
que algunos intelectuales hacen de la religión. Más que datos
aportan sospechas de que la religión es una forma de
«primitivismo» (Com- te), una «imaginación» (Feuerbach), una
«alienación» (Marx), una «debilidad» (Nietzsche), una
«neurosis» (Freud).

Cuarta etapa (primera mitad del siglo XX). La filosofía analiza
la existencia tanto desde el ateísmo (Sartre, Camus) como desde
la fe (Marcel, Mounier). Los científicos viven en el «agnosticismo
metodológico» sin afirmar ni negar a Dios.

Quinta etapa (segunda mitad del siglo XX). Se caracteriza por
cierta vuelta de lo sagrado. La ciencia vive en el agnosticismo
metodológico y no puede aceptar ninguna tutela religiosa. Pero
La religión y la vida
físicos como Hawking no excluyen la «creación» divina, biólogos
como Testart sienten el hálito divino en las fuentes de la vida y
para muchos científicos el orden existente en el universo nos
lleva a una inteligencia ordenadora.
NEUTRALIDAD RELIGIOSA DE LA CIENCIA
Algunos creyentes ven en el progreso un enemigo al que hay que
combatir. Para otros, los avances tecnológicos han declarado la guerra a
la religión (fundamentalismo científico). Hay quien se ha instalado en el
pragmatismo y sólo se interesa por los saberes técnicos (razón instrumental o saber «cómo» sin importarles el «para qué»). Algunos no
han solucionado la contradicción aparente entre ciencia y revelación.
Siguen creyendo en Dios, pero sólo aceptan la Biblia como un libro del
patrimonio cultural humano (deístas).
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La Iglesia católica ha dejado clara su actitud: la ciencia y la técnica son
el camino para que el hombre realice el proyecto de Dios trazado en el
Génesis. Ciencia y técnica, sí, pero al servicio de toda la humanidad
y de cada persona en su dimensión corporal y espiritual.
Para el cristiano el progreso no lleva a la negación de Dios, sino a la
desaparición de una imagen pagana que tiene a Dios como mágico «solucionador» de problemas. Ante el progreso no tenemos que defender a
Dios, sino más bien defender a las personas que pueden ser víctimas de
un progreso egoísta que beneficia a unos pocos a costa de la mayoría.
«El hombre puede organizar la tierra sin Dios. Pero sin Dios no puede, a
fin de cuentas, más que organizaría contra el hombre. El humanismo
que excluye a Dios es un humanismo inhumano» (Henri de Lubac).
«El Dios de la Biblia no está “fuera de nosotros” (en tal caso podría
hacer las cosas en nuestro lugar), sino “dentro”; actúa a través de
nosotros, y es el que quiere que el hombre se haga grande» (González
Carvajal).
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En los mitos paganos los dioses eran rivales del hombre. En la religión
cristiana «la gloria de Dios es el hombre viviente» (San Ireneo). Dios no
suplanta a las personas, sino que las anima a cumplir con sus
responsabilidades.
EL ATEÍSMO Y
EL AGNOSTICISMO MODERNOS
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Con frecuencia surge el conflicto entre la razón y la fe. Los agnósticos y los
ateos acusan a las religiones de creer en supuestas revelaciones y de
usarlas en contra de la razón.
EL OCULTAMIENTO DE DIOS
Jesús en la cruz recitó el salmo 23: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?». Pascal, en el siglo XVII, hablaba de «la presencia de un
Dios que se oculta». Místicos como San Juan de la Cruz han hablado de
la «noche oscura» en la que no se ve a Dios. Cuando Napoleón preguntó
a Laplace si sus teorías tenían en cuenta a Dios, el sabio contestó: «Dios
es una hipótesis que no necesito para mi trabajo». La revista «Time»
hace unos años presentó una de sus portadas con esta pregunta: «¿Dios
ha muerto?».
Los no creyentes han confundido este ocultamiento de Dios con la
prueba de su inexistencia. La increencia se ha hecho intensa (hasta
La religión y la vida
afirmar que «Dios ha muerto»), y extensa (crece el número de personas
que vive como si Dios no existiera). Los creyentes sufrimos la
inevidencia de Dios, y nos vemos obligados a caminar en la oscuridad.
San Pablo decía: «Caminamos en fe, no en visión» (2 Cor 5, 7).
LA BIBLIA BAJO SOSPECHA
Galileo dejó claro que la Tierra se movía alrededor del Sol y no éste
alrededor de aquélla, como se deduce de la Biblia. Datos de observación
y letra de la Biblia parecían contrapuestos.
Los filósofos ilustrados del siglo XVIII trataron de sustituir la religión
revelada por la religión «natural» o racional (diosa Razón). Los deístas
negaban la posibilidad de cualquier revelación divina. La Biblia, por tanto, quedaba para ellos reducida a un libro de interés meramente cultural.
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Darwin, en el siglo XIX, tras un viaje por las islas del Pacífico, afirmó
que en la cadena evolutiva el hombre procedía del mono. Muchos creyentes que no supieron entender que «barro y costilla» en la Biblia eran
sólo imágenes narrativas, consideraron definitivamente rota la armonía
entre la Biblia y la razón.
LA RELIGIÓN SOSPECHOSA
Una larga serie de pensadores agnósticos o ateos del siglo XIX coinciden
en explicar las creencias religiosas como «mera invención humana».

Para Karl Marx, la creencia en Dios es el resultado de buscar un
consuelo a los males y la explotación que sufren las clases humildes. La idea de Dios que tiene cada persona depende de su clase
social. «La religión es el suspiro de la criatura oprimida» nos distrae del mundo de acá con un más allá y actúa como sedante o
narcótico: «es el opio del pueblo».
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
Para Sigmund Freud, la creencia en Dios es una «ilusión
infantil». «La inmortalidad, la retribución, el más allá en su
conjunto son representaciones ilusorias de nuestra interioridad
psíquica. Cada persona crea y cree en sus dioses».
¿ES DIOS MISMO SOSPECHOSO?
Desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX unas corrientes
filosófico-literarias han planteado la alternativa de «o Dios o el
hombre». Parece que no hay lugar para los dos en el mundo.

Nietzsche (1844-1900) afirma que Dios ha muerto y que las
iglesias son los sepulcros de Dios. Caminamos a la aparición del
superhombre, que domina la técnica y se levanta por encima de
un Dios débil, que predica la resignación e incluso muere.

Sartre (1905-1980) enseña que la existencia humana es
absurda y que Dios no puede, no debe existir. Sólo existe la nada. 7
El ateísmo de Sartre más que una negación de Dios es una
expulsión. Pero el precio que paga el hombre es demasiado alto:
la desesperanza.

Camus (1913-1960) se rebela en el callejón sin salida del
absurdo y del sufrimiento. El mensaje de su novela La peste es:
hay que hacer algo aquí y ahora. No se puede creer en un Dios
que calla ante el espectáculo de inocentes que son atormentados.
El ateísmo de Camus es profundamente humano. Su rebeldía
solidaria es una forma de realizar el proyecto de Dios en el
mundo. Por eso, no es extraño que Sartre acuse a Camus de no
ser suficientemente ateo.
La religión y la vida
LA FE: UNA AFIRMACIÓN «RAZONABLE»
Millones y millones de personas creen en la existencia de Dios, y reconocen
que se ha revelado. Pero, ¿qué significa tener fe? ¿Cuáles son las características de la actitud de la fe? ¿Se puede ser creyente y dudar? ¿Es ra8
zonable creer?
RAZÓN Y MOTIVOS DE CREDIBILIDAD
Cuando dices «Yo creo que...» estás afirmando algo sin convencimiento
absoluto. Por el contrario, cuando la persona religiosa dice «Creo» está
afirmando algo sobre un fundamento inconmovible: Dios. Jesús decía
que dar fe a sus palabras era como construir la vida sobre un sólido fundamento (Mt 7, 24-25). La fe utiliza los signos y no los tubos de ensayo
para afirmarse como verdad. Por eso decimos que la fe no es «racional»
sino razonable. La fe religiosa no es un salto en el vacío, sino una lectura de los signos divinos que hay en el camino de la vida.
Tenemos razones para creer, razones para esperar, razones para vivir.
San Pedro proponía como misión a los primeros cristianos que estuvieran siempre dispuestos a dar razón de su esperanza (1 Pe 3, 15).
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La fe es razonable porque tenemos «motivos para creer»: la insatisfacción humana, la sed de lo infinito, la belleza de la creación, el sentimiento del más allá, la grandeza de la moral revelada, etc.
CONTENIDO RAZONABLE DE LA FE
La fe no es sólo o principalmente una afirmación de la inteligencia, sino
una confianza de persona a persona. Algo así como la más
extraordinaria amistad. Entonces decir «Yo creo contigo». El creyente
cree «a» Dios y cree «en» Dios.
El contenido de la fe puede ser misterioso, pero no puede ser absurdo:
nadie puede creer, por ejemplo, que Dios puede hacer triángulos cuyos
ángulos no miden 180°. Tal creencia no sería razonable.
El catecismo de la Iglesia católica dice: «No creemos en las fórmulas,
sino en las realidades que éstas expresan y que la fe nos permite
“tocar”». (n.° 170).
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LOS MILAGROS Y LA FE
Con frecuencia se oye decir: «Yo creería si Dios hiciera un milagro
ahora». Eso mismo le dijeron a Jesús sus paisanos que no habían visto
ninguno en treinta años (Le 4, 23) y los que le habían llevado hasta el
Calvario (Mc 15, 29).
Pero no es el milagro el que produce la fe. Dios no se impone a la fuerza.
Es la fe la que hace posible el milagro. Con frecuencia Jesús atribuye la
curación al poder de la fe (por ejemplo, Mt 9, versículos 2, 22 y 29). Los
evangelistas no tienen reparo en escribir que entre sus conocidos y en
su pueblo «no pudo hacer ningún milagro porque les faltaba fe» (Mc 6,
5).
Quizá en nuestro tiempo se entienda bien este rechazo de Jesús a
exhibiciones de poder mediante milagros. ¿Dónde quedaría la libertad
La religión y la vida
nuestra ante un Dios que se impone por la fuerza al milagro? Dios no actúa en lugar nuestro, sino a través de nosotros. Isaías decía que Dios es
«la fuerza de mi fuerza» (Is 49, 5).
LOS CAMINOS DE LA FE
En la Biblia, Dios se revela de forma gradual, «pedagógicamente»,
adaptando su lenguaje a nuestra naturaleza. Dios tiene en cuenta en cada momento la capacidad de comprensión, la cultura, el momento histórico en que viven los primeros destinatarios. Dios se revela a Abrahán
como «el poderoso» y así da lugar al monoteísmo. A Moisés se revela como el liberador y como Espíritu de amor. En Jesús de Nazaret, Dios se
revela como Padre y como Espíritu de amor.
Así los creyentes van pasando también por diversos grados o etapas de
la fe. Se va dando una evolución desde una fe pobre y vinculada al
ambiente a una fe más firme centrada en la persona. Así hicieron el ca10 mino los primeros discípulos: pasaron de «no comprender nada...» a ser
gente de poca fe que quiere milagros; y de la fe por lo que habían visto y
oído, llegaron a la experiencia interior de fe.
DIÁLOGO CON LA INCREENCIA
En nuestro tiempo, por primera vez en la historia, aparecen como
fenómenos de masas tres hechos negativos relacionados con la religión:
el fenómeno del ateísmo, la actitud de indiferencia ante la religión, o de
la manipulación sectaria de la religión. Pero podemos observar también
tres hechos positivos: una fe personalizada vivida comunitariamente, la
libertad religiosa con respeto al pluralismo, y el compromiso de los
creyentes por un mundo mejor.
¿Representan estos hechos dos mundos totalmente distintos? ¿Cómo
mantener la libertad de la fe ante los acosos del ambiente? ¿Cuál es la
historia de la relación entre creyentes con distintos credos? ¿Es posible
ir de la tolerancia al diálogo? ¿Es posible un compromiso de solidaridad
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entre creyentes de diversas religiones y no creyentes a favor de un
mundo más humano?
El respeto a la libertad como principio
El auténtico creyente considera la libertad como un don precioso de
Dios. Por eso afirma su fe con el testimonio de su vida y, si puede servir
para alguien, no dudará en dar «razón de su esperanza».
«¿Quién os hará mal si buscáis con entusiasmo el bien? Dichosos si
tenéis que padecer por hacer el bien. No temáis las amenazas ni os
dejéis amedrentar. Dad gloria a Cristo, el Señor, y estad siempre
dispuestos a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os pida
explicaciones. Hacedlo, sin embargo, con dulzura y respeto, como quien
tiene limpia la conciencia. Así, quienes hablan mal de vuestro buen
comportamiento como cristianos, se avergonzarán de sus calumnias.
Pues es preferible sufrir por hacer el bien, si así lo quiere Dios, que por
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hacer el mal» (1 Pe 3, 13-17).
Quien cree en Dios ha de actuar respetando las formas de actuar de
Dios. Y Dios no se interfiere en la libertad de conciencia de las personas.
Nadie debe ser obligado a creer. La libertad se desarrolla en las
distintas opciones de cada día: es la libertad «para...». Cada persona es
libre para elegir sus propias creencias y vivir de acuerdo con su
decisión de conciencia.
Defensa de la tolerancia
Los cristianos lograron fama en el Imperio romano de caridad y no
violencia y se comentaba en tiempos de Tertuliano: «Mira cómo estos
cristianos se aman unos a otros». Era a lo que se podía llegar en el
cumplimiento del deseo de Cristo: «Que os améis unos a otros» (Jn 15,
12). Lo mismo decía la regla de oro de la convivencia expuesta por
Cristo en positivo: «cuanto queráis que os hagan a vosotros los
hombres, hacédselo vosotros a ellos» (Mt 7, 12).
La religión y la vida
Tres textos completan la defensa de la actitud tolerante:
1. El más famoso es el de la parábola del sembrador que
encuentra cizaña entre el trigo y no deja que sus servidores la
arranquen porque pueden arrancar el trigo o confundirla con él
(Mt 13, 24-30).
2. Otro es la frase de Isaías, que se aplica a la actuación bondadosa
de Jesús: «no quebrará la caña cascada y no apagará la mecha
humeante» (Mt 12, 20).
3. El último texto se refiere a la predicación de los apóstoles en
Jerusalén. El rabí Gamaliel los defendió con una frase que no
olvidarán: «Si es obra de hombres se disolverá; pero si viene de
Dios, no podréis disolverlo y quizá algún día os encontréis con
que habéis hecho la guerra a Dios» (He 5, 38-39).
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¿Hay razones para la intolerancia?
A partir del siglo IV se empezó a practicar la intolerancia. Por eso se ha
dicho con cierta exageración que: «Cuando el imperio se cristianizó, el
cristianismo se paganizó». La justificación no era evangélica sino filosófica: «el error no puede tener derecho a su existencia». La cizaña
debía ser arrancada cuanto antes. Además en la parábola de los
invitados al banquete se dice que «fueron obligados a entrar»
(compelle intrare). Por último estaba el argumento político de unidad de
los súbditos. Todos argumentos débiles pero en manos de poderes
fuertes. Hasta Santo Tomás de Aquino llegó a escribir: «Si los que
falsifican moneda son ejecutados es mucho más grave falsificar la fe».
En la práctica no se llevaron estas afirmaciones con fanatismo. Por
ejemplo, el papado ayudaba a los judíos en Roma y les permitía usar sus
sinagogas. Y en la España de la Reconquista se llamaba a los reyes de
Castilla «emperadores de las tres religiones» (cristiana, judía e
islámica). Sin embargo, la teoría se convirtió en idea fija y en 1832
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Gregorio XVI describió la libertad de conciencia como un «delirio», y esa
misma libertad fue condenada en 1864 en el Syllabus de errores.
Del anatema al diálogo
Pablo VI, el papa de los años sesenta que clausuró el Concilio Vaticano
II, escribió en una encíclica: «La Iglesia debe entablar diálogo con el
mundo en que tiene que vivir. La Iglesia se hace palabra. La Iglesia se
hace mensaje. La Iglesia se hace coloquio» (Ecclesiam suam, 60). Ésta no
es sólo una actitud normal en las autoridades religiosas, sino también
una actitud necesaria en todos los creyentes.
«La relación de la Iglesia con el mundo puede configurarse mejor como
un diálogo. Esta forma de relación denota un propósito de corrección,
de estima, de simpatía, de bondad, por parte del que la establece.
Excluye la condenación apriorística, la polémica ofensiva y habitual. Si
bien no mira a obtener inmediatamente la conversión del interlocutor,
ya que respeta su dignidad y su libertad, mira, sin embargo, al provecho
de éste, y quisiera disponerlo a más plena comunión de sentimientos y 13
de convicciones» (Ecclesiam suam, 72 y 73).
MARXISMO Y RELIGIÓN
La religión y la vida
El marxismo ha sido la filosofía más esencialmente crítica de la religión.
El fondo de esa crítica se resume en la frase «es el hombre quien
inventa la religión». Marx formula contra la religión graves objeciones:



Como creencia personal es pura ilusión.
Desde el punto de vista social la religión es la causa principal de
la no emancipación (opio del pueblo).
Políticamente, el poder utiliza la religión como instrumento de
dominación.
LA ILUSIÓN DE DIOS
Las pruebas de la existencia de Dios no son más que vanas tautologías.
Así, la prueba ontológica se reduce a esto: lo que yo me represento
realmente (realiter) es para mí una representación real y actúa sobre
mí; en ese sentido todos los dioses, tanto los paganos como los
cristianos, han tenido una existencia real. ¿No ha reinado el antiguo
14 Moloch? ¿El Apolo délfico no era una potencia concreta en la vida de los
griegos? Aquí tampoco la crítica de Kant significa nada. Si alguien
imagina poseer cien escudos, si ésta no es para él una representación
arbitraria y subjetiva, sino que él cree en ella, los den escudos
imaginados tienen para él igual valor que escudos reales. Él contraerá,
por ejemplo, deudas sobre su fortuna imaginaria; ésta actuará como los
dioses con los cuales ha contraído deudas toda la humanidad. El
ejemplo de Kant hubiera podido, al contrario, confirmar la prueba
ontológica. Los escudos reales tienen la misma existencia que los dioses
imaginados. ¿Tiene un escudo real otra existencia que en la
representación, aunque sólo sea en la representación general o más
bien común de los hombres? Introduzcamos el papel moneda en un país
donde no se conozca este uso del papel, y todo el mundo se reirá de
nuestra representación subjetiva. Llevad vuestros dioses a un país en el
que otras divinidades son honradas y se os demostrará que sufrís de
alucinaciones y abstracciones. Y con razón quien hubiese llevado a los
antiguos griegos un dios nómada hubiese hallado la prueba de la
inexistencia de ese dios, porque para los helenos éste no existía. Lo que
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un determinado país es para determinados dioses extranjeros, esto es el
país de la razón para dios en general; es una región donde su existencia
cesa. Por tanto, las pruebas de la existencia de Dios no son más que
pruebas de la existencia de la autoconciencia esencial del hombre,
explicaciones lógicas de ésta.
Karl Marx
Escritos doctorales
EL ESTADO Y LA RELIGIÓN
Los cristianos viven en estados con distintas constituciones, algunos en
una república, otros en una monarquía absoluta y otros en una
monarquía constitucional. El cristianismo no decide respecto de la
corrección de las constituciones, porque no conoce ninguna distinción
entre ellas. Enseña, como tiene que hacerlo la religión: someteos a la
autoridad, porque toda autoridad es ordenada por Dios. Por
consiguiente la corrección de las constituciones estatales tiene que ser
juzgada, no de acuerdo con la naturaleza, con la esencia del estado 15
mismo, no de acuerdo con la sociedad cristiana, sino de acuerdo con la
naturaleza de la sociedad humana [...].
Existe un dilema que el buen sentido «sólido» no puede solucionar. O el
estado cristiano corresponde al concepto del estado como realización
de la libertad racional, y entonces, para que sea un estado cristiano, sólo
se le puede exigir que sea un estado razonable; y entonces basta con
desarrollar el estado a partir de la razón de la relaciones humana, obra
que realiza la filosofía. O el estado de libertad racional no puede
desarrollarse a partir del cristianismo y entonces concederán que este
desarrollo no reside en la tendencia del cristianismo, porque éste no
desea un mal estado, y cualquier estado que no sea la encarnación de la
libertad racional es un mal estado.
Contéstese el dilema como se quiera, siempre se tendrá que conceder
que el estado no puede estar constituido por la religión, sino por la
razón de la libertad.
La religión y la vida
KARL MARX
A propósito de un editorial del Kölnische Zeitung
LA RELIGIÓN, INSTRUMENTO DE PODERES
La religión no es otra cosa que el reflejo fantástico que proyectan en la
cabeza de los hombres aquellas fuerzas externas que gobiernan su vida
diaria, un reflejo en que las fuerzas terrenales revisten la forma de
poderes sobrenaturales. En los comienzos de la historia empiezan
siendo las potencias de la naturaleza los objetos que así se reflejan en la
cabeza del hombre, y con la evolución posterior revisten, entre los
diferentes pueblos, las más diversas y abigarradas personificaciones. La
mitología comparada nos permite seguir este proceso, a lo menos en los
pueblos indoeuropeos, hasta remontarnos a sus orígenes en los vedas
indios; y en su desarrollo posterior está detalladamente comprobado
entre los indios, los persas, los griegos, los romanos, los germanos y, en
cuanto alcanzan los materiales de que disponemos, en los celtas, los
16 lituanos y los eslavos. Pero pronto, al lado de las potencias naturales,
entran también en acción los poderes sociales, poderes que se
enfrentan al hombre y que al principio son para él tan extraños e
inexplicables como las fuerzas de la naturaleza, y que al igual que éstas,
le dominan con la misma aparente necesidad natural. Ahora, las figuras
de la fantasía, en las que al principio sólo se reflejaban las fuerzas
misteriosas de la naturaleza, cobran atributos sociales, se convierten en
representantes de poderes históricos. Al llegar a una etapa más
avanzada de desarrollo, todos los atributos naturales y sociales de los
numerosos dioses se concentran en un solo dios omnipotente, que a su
vez no es más que un reflejo del hombre abstracto. Y así surge el
monoteísmo, que fue, históricamente, el último producto de la posterior
filosofía vulgar de los griegos, que encontró su encarnación en Jehová, el
dios nacional y exclusivo de los hebreos.
Reducida a esta figura cómoda, manejable y perfectamente adaptable a
todas las necesidades, la religión puede subsistir como la forma
inmediata, es decir, la forma sentimental de la actitud del hombre ante
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las potencias extrañas naturales y sociales que le gobiernan, mientras
los hombres se encuentran bajo la dominación de esos poderes.
FRIEDRICH ENGELS
Anti-Dürhing
ATEÍSMO Y COMUNISMO
La enajenación religiosa, en cuanto tal, sólo se opera en el campo de la
conciencia interior del hombre, pero la enajenación económica es la
enajenación de la vida real; su superación abarca, por tanto, ambos
aspectos. Fácil es comprender que el movimiento, en los distintos
pueblos, se inicia en primer lugar, según que la verdadera vida
reconocida del pueblo se desarrolle bien en la conciencia o en el mundo
exterior, sea más bien una vida ideal o una vida real. El comunismo
comienza inmediatamente (Owen) con el ateísmo, pero el ateísmo, por
el momento, dista mucho todavía de ser comunismo y, en general, todo
ateísmo sigue siendo todavía más bien una abstracción. Por tanto, la 17
filantropía del ateísmo sólo es, en primer lugar, una filantropía filosófica
abstracta, mientras que la del comunismo es inmediatamente real y va
enderezada directamente hacia el efecto.
KARL MARX
Manuscritos económico-filosóficos
EDITH STEIN,
LA INCESANTE BÚSQUEDA DE DIOS
Toda la vida de Edith Stein (1891-1942) es un largo camino de
búsqueda de la verdad. Se manifiesta de manera particular en los años
de su juventud. Nacida en el seno de una familia judía, tuvo durante la
infancia una formación muy religiosa. Pero ya a los quince años, «con
plena conciencia y una libre elección», como confiesa ella misma,
empieza a abandonar las prácticas del judaísmo. Estudia el bachillerato
y sigue los cursos universitarios de filosofía. Se compromete
La religión y la vida
políticamente y apoya el ala radical del movimiento feminista.
Posteriormente estudia psicología y, atraída por la fenomenología, se
convierte en discípula de Edmundo Husserl. En estos años se declara ya
atea. Pronto comienza a publicar importantes ensayos filosóficos.
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El proceso de su conversión está precedido de una larga búsqueda
intelectual y espiritual, desde los 25 a los 30 años. A lo largo de este
período lee a san Ignacio de Loyola, san Agustín, Kierkegaard, santa
Teresa de Jesús. En 1921 se decide definitivamente por la fe católica. A
partir de su bautismo y confirmación, siente hondamente la vocación
religiosa. Quiere entrar en la Orden del Carmelo. Por consejo de su
director espiritual sigue durante más de diez años siendo laica, dando
conferencias, impartiendo clases en un centro católico de formación de
profesores. Por fin, cuando ya contaba 41 años es admitida en el
Carmelo de Colonia (Alemania). Recibe el nombre de Teresa Benedicta
de la Cruz. Ya carmenita, reanuda sus estudios y publicaciones
filosóficas.
Muy prontopercibe el peligro del nazismo, al que se opone activamente.
Y ante el acoso de las leyes nazis, abandona Alemania y es enviada al
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Carmelo de Echt (Holanda). En él se ofrece «en sacrificio al Sagrado
Corazón de Jesús por la paz verdadera».
En mayo de 1940, las tropas de Hitler ocupan los Países Bajos. También
en Holanda aumenta el antisemitismo. Edith Stein es arrestada en
agosto de 1942 y llevada a un campo de concentración, del que a los
pocos días la trasladan al de Auschwitz (Polonia). En él, el 9 de agosto
de 1942 muere gaseada, como judía y mártir de la fe católica a los 51
años de edad. Por el testimonio de su vida virtuosa, por su sed de
verdad y su martirio, Juan Pablo II la beatifica en 1987 y la canoniza en
1998, declarándola posteriormente copatrona de Europa.
Algunas preguntas para mi síntesis personal:
1. ¿Qué diferencia hay entre agnosticismo y ateísmo?
2. ¿Qué responderías a quien, como Marx, dijera que la religión
aliena a las personas?
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3. ¿Es un problema para la religión el avance científico moderno?
¿Es hoy el progreso una razón para negar a Dios?
4. ¿Qué se puede decir de la crisis religiosa y del ocultamiento de
Dios en nuestro tiempo?
5. ¿Qué piensas de quiénes dicen: «Yo creo en Dios, pero no en la
religión»?
6. ¿Cómo debe ser la relación entre los creyentes y los no
creyentes? ¿En qué ámbitos pueden colaborar los unos con los
otros?
7. ¿Qué responderías al que te dijera que todas las creencias
religiosas son pura invención?
La religión y la vida
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