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TESIS PAOLA

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
FACULTAD DE DERECHO Y CRIMINOLOGÍA
TESINA
LA FUNCIÓN DE LA POLICÍA DENTRO DE LOS LINEAMIENTOS
CONSTITUCIONALES Y DE LOS DERECHOS HUMANOS
PRESENTA
PAOLA RUTH ELENA CHÁVEZ HERNÁNDEZ
ASESOR DE TESIS
Dr. JUAN ANTONIO CABALLERO DELGADILLO.
Ciudad Universitaria, San Nicolás de los Garza, Nuevo León, a 29 de octubre 2018.
DEDICATORIA
Gracias a Dios por la oportunidad de permitirme culminar el nivel licenciatura, por
cada una de las enseñanzas que tuve a lo largo de estos cinco años,
agradeciendo infinitamente el esfuerzo de mis papas, por estar conmigo, por su
apoyo, consejos.
Papá, gracias por permitirme llegar lejos, por ser mi sostén y siempre está
ahí cuando más te necesitaba, “mira que te mando que te esfuerces y seas
valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo a donde
quiera que vallas”; Josué 1:9, uno de los versículos que más me han enseñado a
salir adelante gracias a ti.
Mama, te dedico esto por hacer de mí una mujer imparable, con carácter, y
darme la enseñanza de salir adelante, fuiste un impulso para mí y de saber que no
hay obstáculos que te pueda detener cuando luchas por lo que más quieres.
A mis hermanos Diego y Nahúm, por ser parte de mi vida y familia en
general.
También a una persona muy especial le agradezco, por siempre estar
presente en todo momento en las buenas y malas, al mejor amigo que la facultad
me pudo dejar Fernando Peralta.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, filipenses 4:13.
2
AGRADECIMIENTOS
A mi asesor de tesis Juan Antonio Caballero Delgadillo, por sus consejos en este
estudio y a mis sinodales por estar presente.
3
PARTE I
PARTE METODOLÓGICA
I.
INTRODUCCIÓN........................................................................................... 5
II. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN .......................................................... 6
III.
HIPÓTESIS ................................................................................................ 6
Parte II
DESARROLLO DE LA TESINA
1.1.
LA POLICÍA ESPECIALIZADA EN MÉXICO .............................................. 7
1.2.
CAPACITACIÓN DE LA POLICÍA ............................................................ 10
1.3.
PREVENCIÓN DEL DELITO .................................................................... 15
1.4.
¿PARA QUE SE CAPACITA LA POLICÍA? ............................................. 16
1.5.
¿LA POLICÍA GARANTIZA EL ORDEN PÚBLICO? ............................... 18
PARTE III
REFLEXIONES FINALES
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA ............................................................................ 25
4
PARTE I
PARTE METODOLÓGICA
I.
INTRODUCCIÓN
La estructura de un Estado, ha llevado a la policía a desempeñar un rol cada vez
más central en la gobernabilidad, debido a que la implicancia de la democracia se
ha generado una mayor dependencia gubernamental hacia las policías; principal
institución encargada del orden y la estabilidad pública. Sin embargo, este rol
protagónico no se ha visto complementado por un cambio institucional que
conlleve mayores niveles de profesionalización y eficacia.
Este contexto ha generado la implementación de diversas iniciativas de
reformas que buscan no sólo impactar sobre la gestión sino también sobre la
doctrina y la cultura institucional. Más aún, en la mayoría de casos, las
experiencias son incipientes y los resultados variados e incluso contradictorios.
Las instituciones como la policía, en un Estado democrático de derecho,
requieren de una mejor preparación; por ello la policía debería ser un cuerpo
profesional capaz de desarrollar iniciativas de prevención, control e investigación
criminal de forma eficaz y eficiente, cuidando que todas sus actuaciones respeten
los derechos humanos y el debido proceso, en la inteligencia de que en caso de
que el proceder policiaco no se encuentre total y absolutamente ajustado a
derecho, los indicios y los datos de prueba que lleven al juicio, no podrían ser
valorados como prueba por el juzgador, lo que generaría impunidad situación que
la sociedad no puede soportar. No cabe duda que esta característica es más
5
complicada, puesto que es allí donde su legitimidad y autoridad están en disputa.
Este es un elemento caracterizador de las policías, es decir, son vistas por la
ciudadanía con desconfianza debido a la poca eficiencia, la corrupción, y la baja
profesionalización de sus miembros. Por lo que lleva a la reflexión:
¿Qué está
ocurriendo para que la policía no cumpla con su función dentro de la sociedad?
II.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
1. Analizar las bases doctrinales en cuanto a la especialización de los
policías en temas socio criminológico.
2. Desarrollar la importancia de los aspectos socios criminológicos en la
especialización de la policía.
III.
HIPÓTESIS
La policía puede hacer mejor su labor si existe una concientización en cuanto a
sus funciones que debe hacer.
6
Parte II
DESARROLLO DE LA TESINA
1.1.
LA POLICÍA ESPECIALIZADA EN MÉXICO
Afirma, HERRERA ARTURO, que la policía como organización, es una institución
clave en la prevención del delito, el mantenimiento del orden público y la
investigación y combate del crimen. El éxito de cualquier reforma en el ámbito
jurídico depende, en gran medida, de contar con organizaciones policiales
modernas, altamente profesionalizadas, capacitadas y respetuosas de la legalidad
y los derechos fundamentales de los ciudadanos. A pesar de su importancia para
el mantenimiento de la estabilidad social, la policía ha sido un actor poco
estudiado y analizado1.
Por muchas décadas un rasgo característico de las policías ha sido su
orientación hacia el ámbito de su función como auxiliar del sistema penal,
marginando funciones de proximidad con la ciudadanía, prevención e intervención
en conflictos sociales incipientes. Esta orientación se ha intensificado por el clima
de inseguridad y la adopción de un discurso oficial de emergencia. Los criterios
ciudadanos y políticos, lamentablemente, confluyen en la exigencia de control
social y aún de tolerancia a la represión.
En las sociedades democráticas, afirma en su estudio Greene, Jack que un
poco porcentaje debe estar dirigido a las acciones para combatir la criminalidad; la
1
Herrera, Arturo; “Reforma Policial y Modernización de la Policía de Investigaciones de Chile”;
Arturo Herrera, Miradas estratégicas (Santiago, Policía de Investigaciones de Chile, 2006). P.
56.
7
mayor parte de sus actividades deben dirigirse a la atención y orientación
ciudadana, mapeo delictivo, diseño de patrullajes relación y participación con la
sociedad, y de acciones preventivas, particularmente enfocadas a grupos
vulnerables. Pasar de la represión a un servicio público orientado a la comunidad 2.
Política social y prevención de conflictos sociales3, es una parte muy
significativa de los conflictos sociales que tiene que ver con las condiciones
socioeconómicas de una comunidad.
Por ello,
un adecuado mapeo de los
conflictos sociales permite una labor preventiva mucho más eficaz y menos
costosa que las medidas reactivas y punitivas posteriores a la escalada de
violencia del conflicto. Por ejemplo, es conocido que en las encuestas de opinión
ciudadana en zonas urbanas, uno de los fenómenos que más inquieta a la
ciudadanía es la proliferación de grupos juveniles que se apoderan de espacios
públicos y llegan a derivar en pandillas, así como en luchas violentas por
territorios. Muchas de estas formas de relacionarse entre los segmentos jóvenes
de la sociedad tienen que ver con la falta de oportunidades escolares y laborales,
así como la inexistencia de espacios de convivencia encausadas a través de
deporte o actividades culturales. Programas sociales en este sentido han tenido
2
Así lo manifiesta, Greene, Jack; “La policía de proximidad en Estados Unidos: cambios en la
naturaleza, estructura y funciones de la policía”; Rosemary Barberet y Jesús Barquín (Edit.),
Justicia Penal Siglo XXI. Una selección de Criminal Justice 2000, (Granada, 2006).
3
Según la defensoría del pueblo de Colombia, ha establecido que en los conflictos sociales y su
prevención, se debe tomar en cuenta la complejidad de los conflictos, la cual, está determinada
por el número de actores que intervienen en ellos, la diversidad cultural, económica, social y
política, las formas de violencia que se pueden presentar, o la debilidad institucional para
atenderlos, entre otros elementos.
8
mucho éxito en recuperar espacios públicos y mejorar la calidad de vida en zonas
marginadas de las ciudades4.
También por lo que se refiere a conductas propiamente delictivas, también
las políticas sociales y de mejoramiento del entorno urbano tienen un papel muy
relevante. Por ejemplo, la falta de infraestructura y de servicios, como el
alumbrado público, pueden generar condiciones de inseguridad para los
transeúntes de una colonia marginada.
La labor de las autoridades locales en estas acciones preventivas es
invaluable en la mejora de la seguridad como componente de la calidad de vida de
las comunidades. La policía como el rostro más cercano del Estado puede realizar
considerables aportaciones en esta materia, pues entre mayor aceptación y
legitimidad tiene entre la población y por su misma presencia descentralizada en
todas las demarcaciones geográficas del país, puede recibir reportes y detectar
insuficiencias y anomalías en la infraestructura, servicios y en general en el
entorno espacial de las comunidades.
Se ha manifestado en párrafos anteriores que la policía es una institución
clave en la prevención del delito, el mantenimiento del orden público y la
investigación y combate del crimen. El éxito de cualquier reforma en el ámbito
penal depende,
4
en gran medida, de contar con organizaciones policiales
En México, se puede observar el estudio realizado por, John Lea, Delito y modernidad. Nuevas
argumentaciones en la criminología realista de izquierda, Ediciones Coyoacán/Flasud, México,
2006. Y en Chile a Sillano et al., 2006 Mauricio Sillano, Margarita Green, Juan de Dios Ortúzar
Cuantificando la percepción de inseguridad ciudadana en barrios de escasos recursos EURE,
32 (2006) Santiago de Chile núm. 97
9
modernas, altamente profesionalizadas,
capacitadas y respetuosas de la
legalidad y los derechos fundamentales de los ciudadanos5.
A pesar de su importancia para el mantenimiento de la estabilidad
social, la policía ha sido un actor poco estudiado y analizado. En México,
hasta hace muy poco no existían diagnósticos e indicadores confiables sobre
la función policial y el desempeño en sus corporaciones6. Los mexicanos llevamos
años padeciendo un sistema donde los recursos públicos destinados a la
seguridad ciudadana y la justicia penal, se dirigen a la atención de
delitos menores; en tanto que se
los
escatiman recursos para la prevención y
combate de los delitos más graves y que más inquietan a la sociedad, como el
tráfico de drogas, el homicidio intencional, el secuestro y la violación, entre otros.
1.2.
CAPACITACIÓN DE LA POLICÍA
La conformación de las instituciones estatales son reflejo de la configuración
distribución del poder político en una sociedad, esto es particularmente aplicable
al sistema penal y al subsistema de policía. Es en las instancias penales se
registran los puntos de contacto más delicados del estado con la esfera de los
derechos fundamentales de las personas que viven en una sociedad.
5
Tomando en cuenta la realidad de algunas corporaciones policiales, Gerardo Pamanes, ha
mencionado que La mayoría de los policías tiene tan sólo secundaria terminada. Esto dificulta
alcanzar el perfil de policía necesario a la luz de la reforma constitucional en materia penal. Las
corporaciones de policía, incluidas las municipales, deben ya estar redactando el Informe
Policial Homologado, además de un Informe Ministerial en el cual proporcionar al Agente del
Ministerio Público circunstancias de: modo, tiempo, lugar, ocasión, personas, instrumentos del
delito, objetos del mismo, etc. Para esta tarea se requiere un pensamiento abstracto y analítico,
además de tener capacidad de redacción (de comunicar los pensamientos de manera clara y
ordenada a través de la escritura)
6
John Lea, Delito y modernidad. Nuevas argumentaciones en la criminología realista de
izquierda. Op., Cit., P. 78.
10
Las atribuciones de vigilar, investigar y, en su caso, sancionar a los
miembros de la sociedad, implican ponderar y restringir derechos tales
como la libertad ambulatoria y hasta la integridad física. Por ello, en la
regulación de qué vigilar, qué controlar, qué castigar y cómo hacerlo, la
sociedad y sus mandatarios ponen en evidencia los porqués que justifican, validan
y legitiman la acción de las entidades gubernamentales y sus funcionarios en el
uso del monopolio de la coerción legal que en el ámbito del proceso penal
suele asociarse al modelo acusatorio con los “...regímenes liberales, celosos
del principio de la separación de los poderes públicos y de los derechos
del
ciudadano”, en tanto el modelo inquisitivo “es propio de los regímenes
tiránicos, absolutistas o totalitarios..., en que el interés social prevalece por sobre
todo...”.
Es la policía una de las instancias gubernamentales más cercanas a la
ciudadanía, representa en muchos casos el primer rostro del Estado y en lo
referente al sistema penal, como ha dicho un tratadista, Zepeda Lecuona,
tiene el “monopolio del contacto con la comunidad” y dispone de un ámbito
de discrecionalidad que puede ser regulado; mas no eliminado. Por ello, la
policía es una instancia vital para la legitimidad y eficacia del sistema por
décadas7.
7
Zepeda Lecuona, Guillermo (2010). La policía mexicana dentro del proceso de reforma del
sistema penal. Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. (CIDAC). http://www.cidac.org/.
Consultado en Febrero 28 de 2011.
11
En México, las instituciones penales y policíacas habían sido reflejo
de un régimen hegemónico que había desactivado de facto el esquema de
pesos y contrapesos formalmente establecidos. La operación del sistema penal
se enfocaba al control social y a la aplicación selectiva
y arbitraria de la
normatividad penal. Además, su operación no era transparente y no rendía
cuentas sobre su proceder a la sociedad.
Las funciones policiales de servicio a la comunidad y actividades
preventivas fueron marginadas y dejadas a la improvisación, en un amplio
ámbito de discrecionalidad. Los elementos de las corporaciones policíacas se
orientaron principalmente a las actividades de aplicación de reglamentos
administrativos y como auxiliares del sistema penal.
El sistema penal no ha permanecido aislado respecto de la transformación
del contexto político e
institucional de México. Los mexicanos no estábamos
satisfechos con un sistema penal anquilosado con serios problemas cualitativos o
de justicia (sistema inquisitivo, no adversarial, sin la presencia de los jueces en
las audiencias, con expediente escrito, con publicidad limitada, con violación
sistemática de derechos humanos y que es visto con desconfianza y
desaprobación por la ciudadanía)8.
8
Frühling, Hugo; “El desafío de la reforma policial en América Latina”, Revista Electrónica, Agenda
Pública, Edición Año 8 (2006).
12
Frente a estos sucesos, se demandó una profunda reforma penal que
instaure el diseño acusatorio del sistema penal previsto por la Constitución, y
que fortalezca el principio procesal de contradicción, los derechos de defensa y
del debido proceso. La reforma de las instituciones de procuración e impartición de
justicia en materia penal no han podido concretarse en el ámbito federal, pero en
varios estados como Chihuahua, Oaxaca, Baja California, Morelos, entre
otros han comenzado profundas transformaciones cualitativas y cuantitativas
para contar con un sistema más justo y eficiente; otros van a mitad de
camino como Coahuila y Nuevo León, y en otros se marcha con resistencia,
cayendo
en
la
paradoja
de
adoptar mecanismos de
descongestión
y
“eficientización” (como conciliación y salidas alternas) sin transformar el
sesgo inquisitivo y atender los problemas cualitativos del sistema. En estos
estados se está haciendo que la injusticia penal sea más eficiente.
Una nueva concepción del ejercicio del poder público debe impactar a
la
configuración
de
las
corporaciones policíacas en su trabajo hacia la
comunidad; por lo que se refiere a sus atribuciones vinculadas con la comisión de
delitos y en auxilio de la justicia penal, la transformación del sistema
penal
también debe reflejarse en las organizaciones encargadas de brindar el servicio
de policía; de lo contrario se correría el riesgo de adoptar reformas sin sustento.
Como ha señalado LUIGI FERRAJOLI: “Poco importa, finalmente, que la
Constitución garantice, como principio, el habeas corpus, y el monopolio
exclusivo de la autoridad judicial en cuestiones de libertad personal, si
después las detenciones policiales se practica ilegalmente o si, incluso, la
13
propia ley confiere a la policía amplios poderes discrecionales para restringir la
libertad”9.
Así mismo, respecto de la policía se plantea que esta institución deje de ser
considerada como el custodio del orden establecido por el Estado. La policía
debe dejar de ser un instrumento del poder público, para constituirse como un
servicio público que vaya de la concepción de seguridad
del Estado a la
seguridad de las personas (pasando por las concepciones intermedias de
seguridad
pública y seguridad ciudadana). También
en
diversas
entidades
federativas y municipios del país se están impulsando reformas policiales,
entre ellas en Chihuahua, Coahuila, Querétaro y en el Estado de México 10.
Más que un modelo policial se puede decir que lo que existe en el país es
un patrón inercial de prácticas policiales desarrolladas a lo largo de décadas en
un entorno de poca participación ciudadana, un sistema político hegemónico
y un sistema procesal inquisitivo y arbitrario. La policía como se ha dicho, fue
relegada a la aplicación, selectiva, de ordenamientos administrativos, a pesar de
que desde hace tres lustros se ha planteado la profesionalización de la policía
como un área fundamental de las políticas de seguridad del país, la reacción de
quienes toman decisiones
en el ámbito policíaco ha sido una respuesta
cuantitativa. El presupuesto se ha ido incrementando
y el total de servidores
9
FERRAJOLI, Luigi (1995), Derecho y razón: Teoría del garantismo penal, Editorial Trotta, Ma
drid, 1995, P. 991.
10
GOLDSTEIN, Herman (1998), “La nueva orientación policial: confrontando la complejidad” en
Policía y Sociedad Democrática, Pena y Estado, Revista Latinoamericana de Política Criminal, año
3 número 3. Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, Editores del Pu
erto, Buenos Aires, 1998, P. 117‐ 128.
14
públicos adscritos a la seguridad ciudadana, la procuración de justicia penal y al
sistema carcelario, ascendió en agosto de 2009 (denominado tradicionalmente
Estado de Fuerza Nacional), a 509,173 personas, a las que se suman
127,278 guardias registrados por empresas de seguridad privada11.
Las demandas de mayor seguridad se dirigen a todos los niveles de
gobierno,
pero
con
mayor intensidad en la autoridad más inmediata: los
gobernantes del ámbito municipal. La policía es el actor más descentralizado,
pues se encuentra a lo largo de la geografía municipal, respecto de una
estructura de procuración e impartición de justicia penal centralizadas en el
ámbito de competencia estatal y federal (de ahí también una de las condiciones
estructurales que propician discrecionalidad y dificultad en el control de los actos
de policía).
1.3.
PREVENCIÓN DEL DELITO
La prevención del delito se refiere, en términos generales, a las acciones
enfocadas a disminuir las amenazas, el riesgo y las oportunidades de que el delito
ocurra mediante la identificación y eliminación de las causas, elementos de
oportunidad y condiciones sociales que permiten que la delincuencia se desarrolle
y fortalezca.
Además, los expertos en el tema señalan que las acciones de prevención
deben ser específicas y dirigidas a delitos prioritarios mediante el planteamiento
11
LÓPEZ PORTILLO, Ernesto (2004), “La reforma a la seguridad y a la justicia”, en Nexos
N° 323, México, noviembre de 2004, P. 17‐24
15
de acciones sistemáticas y permanentes basadas en diagnósticos claros de la
situación y con la colaboración conjunta de diversos organismos.
Es importante señalar que no existe una sola forma o estrategia para
prevenir el delito y que diversos enfoques han sido materia de debate desde que
este tipo de estrategias de seguridad tomaron fuerza a mediados de los años 60.
Sin embargo, al revisar las principales propuestas de prevención, tanto
académicas como de organizaciones internacionales y de algunos gobiernos
nacionales pioneros en el tema, se pueden identificar elementos y componentes
similares que resultan fundamentales para entender los principios básicos y
necesarios de la prevención.
A pesar de que cada uno de ellos identifica diferentes áreas de atención de
la prevención del delito, todos ellos tienen en común que se llevan a cabo desde lo
local y tratan de identificar y eliminar los factores de riesgo, elementos de
oportunidad y condiciones que permiten que el delito exista, tanto en lo individual
como en lo comunitario.
Por lo tanto, una estrategia será más integral y tendrá mejores resultados
cuando se combinan los elementos. Lo anterior depende de las capacidades tanto
económicas como sociales de la localidad, variables importantes a tomar en
cuenta para el diseño de las políticas.
1.4.
¿PARA QUE SE CAPACITA LA POLICÍA?
Como se dijo, la función y la labor básicas de la policía moderna, vigentes desde
mediados del siglo XIX, giran en torno del control del delito llevado a cabo
16
mediante la prevención y la investigación. Así se ha plasmado, además, en los
principales plexos normativos que crean u organizan a las diferentes instituciones
policiales en nuestras sociedades.
En estas normas, la prevención es, en general, instituida como una labor
dependiente del gobierno administrativo del Estado, mientras que la investigación
de los delitos es una tarea policial desempeñada bajo la dirección de las
autoridades judiciales competentes. A esto se añade el mantenimiento del orden
público como una función y una labor policial también central, entendiendo esta
como una tarea de prevención y conjuración de desórdenes y hechos de violencia
vulneratorios de la paz social.
Por lo tanto, el paradigma de la policía moderna la presenta como una
institución cuya función específica está dada por la contribución, junto con otras
instancias estatales, a garantizar y proteger los derechos y libertades de las
personas cuando estos son lesionados por hechos delictivos y desórdenes, y ello
puede requerir el eventual uso de la fuerza pública.
En este marco conceptual, la fuerza pública es instituida y habilitada en la
institución policial solo –esto es, exclusivamente– para garantizar y proteger los
derechos y libertades de las personas, lo que hace que dicha fuerza tenga como
única razón de ser las misiones mencionadas. Empero, las lesiones o
vulneraciones a los derechos y libertades de las personas pueden derivar de un
amplio espectro de eventos entre los cuales los hechos delictivos y los desórdenes
constituyen apenas una expresión más. A su vez, ciertas lesiones pueden ser
17
producidas por hechos que implican situaciones de violencia signadas por el uso
de la fuerza de parte del infractor. En razón de ello, solamente la policía está
social y legalmente investida de la facultad para actuar en función del control –
prevención, conjuración, investigación– de dichos eventos y solo ella está
habilitada para hacerlo mediante el eventual uso de la fuerza física cuando resulte
necesario.
1.5.
¿LA POLICÍA GARANTIZA EL ORDEN PÚBLICO?
Más allá del control del delito, el trabajo policial transcurre en gran medida en
torno de actividades y acciones orientadas al mantenimiento del orden público
mediante el desarrollo de labores orientadas a evitar, impedir o poner fin a
desórdenes y hechos de violencia que vulneran la paz social. La policía dirige el
mayor esfuerzo institucional hacia el desarrollo de estas tareas que, en verdad,
suponen una forma de «armonización de las libertades públicas».
En efecto, en función del mantenimiento del orden público la institución
policial está básicamente orientada a prevenir, neutralizar y conjurar cualquier tipo
de hecho, falta o comportamiento –violento o no– que obstruya, limite o cercene la
paz social y la libertad personal o que vulnere la situación de seguridad de las
personas. Dicha intervención compromete tareas de diversa índole, tales como la
dispersión de grupos tumultuosos en la vía pública; la conjuración de disturbios o
hechos perturbadores de la convivencia; el control de grandes concentraciones de
personas en espectáculos o actos colectivos y públicos; el control del tránsito
vehicular y de la circulación en la vía pública; la vigilancia y el cuidado de los
18
espacios y lugares públicos de circulación, esparcimiento o concentración de
personas; la neutralización o conjuración de conflictos familiares, sindicales,
gremiales o sociales que implican situaciones de violencia prohibidas; la
intervención asistencial frente a suicidas, grupos de riesgo, urgencias, accidentes,
incendios, catástrofes naturales, etc.
En buena medida, este conjunto de labores es desarrollado por la policía
ante hechos o situaciones que implican acciones violentas o coactivas o ante la
inminencia o potencialidad cierta de violencias y coacciones que, a su vez,
conllevan acciones coercitivas y hasta el uso directo de la violencia o la amenaza
de ello de parte de la propia policía, configurando una especie de regulación
disciplinante que cuenta con una amplia legitimidad social y política aunque, en
numerosas ocasiones, no esté vinculada a cuestiones criminales, para lo cual
existe un marco legal o reglamentario claro.
Algunos fenómenos de masa, tanto los programados como los de
naturaleza espontánea, exigen un monitoreo [de la policía]. Lo más importante es
controlar multitudes en estadios incipientes de desorden. El fantasma de la
violencia de las turbas frecuentemente exigen medidas que envuelven coerción,
inclusive el uso de la fuerza física.
Algunas de estas labores policiales suponen, en cambio, intervenciones
puntuales ante disputas y peleas violentas o potencialmente violentas entre
personas o grupos pequeños de personas –que en numerosísimas ocasiones
pertenecen al mismo núcleo familiar o vecindario–, entre personas conocidas y
19
próximas, o peleas que derivan del comportamiento agresivo de jóvenes. Muchas
veces, esos conflictos encubren reyertas reales y concretas pero, otras tantas,
suponen problemas ficticios o imaginarios en cuyo marco la invocación a la ley por
parte de los policías es compleja, intrincada y queda a criterio de la interpretación
policial.
No obstante, otras tantas tareas desempeñadas por la policía son ajenas al
núcleo duro de las actividades policiales de control del delito pero también lo son
con relación a las regulaciones disciplinantes mencionadas anteriormente. Y,
además, si bien no son labores en sí mismas ilegales –aunque, como veremos,
pueden favorecer o habilitar prácticas ilegales–, no conllevan una invocación de la
ley ni están legal o reglamentariamente reguladas como tareas policiales. Lo cierto
es que ocupan gran parte del trabajo cotidiano de la policía y convierten a los
uniformados en «agentes para todos los fines» y en «remedio para lo que quiera
que sea», dando forma con ello a una suerte de trabajo policial soterrado que
asume diferentes modalidades.
20
PARTE III
REFLEXIONES FINALES
Las corporaciones policiales, tiene tres objetivos fundamentales, como son: la
prevención, la investigación criminal y ciertas tareas especiales, como la lucha
contra el crimen organizado. Las funciones de prevención incluyen tareas de
patrullaje, control y atención a las demandas ciudadanas; las de investigación
criminal la recolección y el uso de información sobre las formas de actuación de la
delincuencia, el manejo adecuado de la escena del crimen y la custodia de los
indicios de prueba.
Otra es la función de mediación o gestión policial, entendida como una
mediación no judicial relacionada con conflictos sociales cotidianos que consumen
buena parte del tiempo del servicio policial. Dada su importancia dentro del
sistema de administración de justicia, el modelo relativo a la investigación criminal
merece un desarrollo más detallado.
Es necesario crear también un nivel estratégico de gestión policial
especializada que correspondería a la formación policial en el campo de
especialidades, destinadas al combate de la narcoactividad y del crimen
organizado. Se trataría de unidades de reacción que se articularían con las demás
instancias del sistema, para asegurar que toda la institución policial cumpla con su
función y su misión. Para ello deberán mantener canales de comunicación y
reciprocidad con la policía de prevención, la de investigación criminal
especializada y con la instancia a cargo de la inteligencia policial. La actuación de
este nivel contaría con un mecanismo que garantice los procesos de interrelación
21
e integración con el resto del cuerpo policial, para asegurar el cumplimiento de los
objetivos de cada cual. Conviene insistir en que uno de los retos es cómo vincular
estas fuerzas especiales con la investigación, la inteligencia y la prevención,
dentro de una estructura organizativa que esté en correspondencia con sus
funciones básicas.
Uno de los principales problemas que enfrentará el propósito de lograr una
verdadera reforma policial, serán las resistencias internas dentro de las mismas
policías a procesos de cambio. Para superar esos obstáculos será indispensable
contar con la voluntad política de las autoridades involucradas, real y a largo
plazo, no solo retórica y coyuntural. Es conveniente recordar que los procesos de
reforma policial implican cambios organizativos, por lo que lo más importante es
garantizar procesos, lentos y complejos, que logren un cambio de mentalidad en
los agentes y en toda la cadena de mando, en la cultura organizacional y en la
sociedad.
Sin desestimar lo complejo de las realidades de cada Estado, es claro que
la institución policial ocupa una posición estratégica en el proceso de reformas al
sector de seguridad y justicia, dado que puede funcionar como disparador de
cambios en cascada en las otras instituciones. Además, la reforma debe
inscribirse en un esfuerzo mayor de modernización del aparato público, lo cual
podría estimular la aceptación al cambio en la institución, al comprender que se
está en el marco de un proyecto más amplio, lo que podría reducir las resistencias
internas al proceso. Plantear los propósitos de la reforma policial como parte de
procesos de cambio y de mejora continua de la calidad de los servicios contribuiría
a evitar la idea de que se está comenzando desde cero. Cualquier reforma será
22
más fácil de ejecutar si su objetivo es alcanzar procesos de profesionalización,
permanencia y estabilidad de la institucionalidad civil de la seguridad, buscando
que el liderazgo interno y los altos mandos se comprometan con ella.
Las autoridades gubernamentales y en particular los políticos y técnicos
encargados de dirigir la seguridad pública tienen la responsabilidad exclusiva de
definir y formular el modelo de institución policial, de diseñar y llevar a cabo la
reforma policial y de determinar los tiempos y ritmos de ese proceso y sus
impactos y consecuencias. Una reforma policial que entrañe un cambio
organizacional
e
ideológico
importante
necesita
del
liderazgo
político
comprometido y a largo plazo de las altas autoridades del gobierno, que deben
dirigirla y ponerla en ejecución, y de la sociedad en su conjunto, que debe
participar en su diseño, desarrollo, evaluación y control, por tres razones
fundamentales. Porque en los sistemas democráticos las autoridades electas y
responsables del ejercicio del gobierno son las responsables de decidir cómo,
cuándo y de qué manera deben abordarse los conflictos y la problemática
delictiva, haciendo uso oportuno, proporcional y controlado del andamiaje
institucional que forma parte del sistema de seguridad pública.
Por cuanto al proponerse una policía relacionada con la comunidad, sus
diversos componentes pueden aportar con ideas, apoyo y seguimiento a la
actividad policial. Y tercero, porque la impronta muy conservadora de las cúpulas
policiales diluye las posibilidades de procesos integrales de auto reforma.
En general, hasta ahora esas cúpulas han propuesto como reforma el
aumento indiscriminado de recursos humanos, operacionales y financieros, sin
poner en tela de juicio sus pilares doctrinales, organizativos y funcionales, propios
23
del modelo tradicional de policía, u ocultándolos cuando su anacronismo y
disfuncionalidad son más visibles. Además, rechazan permanentemente toda
iniciativa tendiente a introducir cambios de fondo en sus instituciones,
argumentando que, en general, tienden a destruirlas.
Por tanto, el liderazgo que deben tener los alto mandos de las fuerza
policiales, debe verse reflejado en la vida diaria de un policía, quiere decir, que el
policía debe desempeñar las funciones que le correspondan, según su
especialidad.
24
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Herrera, Arturo; “Reforma Policial y Modernización de la Policía de Investigaciones
de Chile”; Arturo Herrera, Miradas estratégicas.
Greene, Jack; “La policía de proximidad en Estados Unidos: cambios en la
naturaleza, estructura y funciones de la policía”; Rosemary Barberet y Jesús
Barquín (Edit.), Justicia Penal Siglo XXI. Una selección de Criminal Justice
2000, (Granada, 2006).
John Lea, Delito y modernidad. Nuevas argumentaciones en la criminología
realista de izquierda, Ediciones Coyoacán/Flasud, México, 2006.
Frühling, Hugo; “El desafío de la reforma policial en América Latina”, Revista
Electrónica, Agenda Pública, Edición Año 8 (2006).
FERRAJOLI, Luigi (1995), Derecho y razón: Teoría del garantismo penal, Edi
torial Trot, Madrid, 1995.
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