El debido proceso y su importancia en el combate a la delincuencia. Jorge Arturo Jaimes García Marzo 2020. 1. Concepto. El debido proceso es el conjunto de formalidades esenciales que deben observarse en cualquier procedimiento legal, para asegurar o defender los derechos y libertades de toda persona acusada de cometer un delito. Por un lado, se refiere a los medios que toda persona tiene para hacer valer sus derechos, es decir, para asegurar o defender sus libertades; esto se conoce como “derecho a un recurso”. El debido proceso incluye también las condiciones que deben cumplirse para asegurar que toda persona acusada de un delito pueda defenderse y garantizar el cumplimiento de sus derechos; esto se conoce como “derecho al debido proceso legal”. 2. Origen del término. El adverbio "debido" no aparece en la mayoría de las cartas constitucionales americanas, -hecho significativo si tenemos en cuenta la idea que surge inmediatamente cuando se habla del "debido proceso", el cual basado en el texto de la Carta Magna (1215), establece que "Ninguna persona, cualquiera que sea su condición o estamento, será privada de su tierra, ni de su libertad, ni desheredado, ni sometido a pena de muerte, sin que antes responda a los cargos en un debido proceso legal". El origen aceptado del debido proceso, lo encontramos en la quinta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América, que establece los derechos de todo ciudadano a tener un proceso judicial; y también figura en la decimocuarta enmienda, como una restricción al poder del Estado para resolver sobre el destino de los hombres sin el debido proceso. Estos dos aspectos se reproducen en la relevancia del concepto. Es decir, se pone de relieve la importancia que tiene la actuación jurisdiccional, ya que son los jueces quienes deben preservar las garantías del proceso 3. El debido proceso en nuestro sistema jurídico mexicano. Es en el Artículo 14 de nuestra Carta Magna, donde se establece claramente que: A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna. Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho. En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata. En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del derecho. En este sentido, las autoridades, incluyendo el ministerio público, deben actuar con imparcialidad y sin injerencias. Esto quiere decir que la autoridad debe conducirse de acuerdo a lo que establecen las leyes y cumplir sus funciones de forma objetiva, prohibiendo cualquier acto de intimidación, hostigamiento, injerencias indebidas o riesgos injustificados; sin prejuicios, respetando y protegiendo la dignidad humana y defendiendo los derechos humanos de las personas acusadas. El gobierno, las leyes, los jueces, las fiscalías y la sociedad en general deben hacer todo lo posible para que los ministerios públicos actúen sin intimidación, trabas, hostigamiento, injerencias indebidas o riesgos injustificados. Así, dentro del debido proceso se debe respetar al acusado de cometer un delito el derecho a un recurso, es decir, el derecho que tiene a recurrir y ser escuchado públicamente por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial. Esto quiere decir que en caso de ser una persona acusada de cometer un delito, debe ser oída en un acto transparente y abierto, ante una autoridad que legalmente sea competente para tomar decisiones sobre el caso, que sea imparcial, es decir que no dependa de otra persona y que juzgue conforme a las leyes y sin consideraciones personales, morales o políticas. El derecho al debido proceso legal está entonces referido al derecho que tiene el acusado a defenderse y asegurar el cumplimiento de sus derechos en caso de estar acusado/a de haber cometido un delito. Este derecho incluye las siguientes condiciones: El derecho a que se presuma su inocencia hasta que se demuestre lo contrario. El derecho a ser informada e informado de qué se le acusa y cuáles son los derechos que le asisten. El derecho a tener un intérprete o traductor. El derecho a declarar o a guardar silencio. El derecho a no declarar en su contra. El derecho a tener una abogada o abogado (la asistencia legal). El derecho a ser juzgada o juzgado lo más pronto posible. El derecho a tener el tiempo y los medios necesarios para preparar la defensa. El derecho a tener un proceso justo. El derecho a que le sean recibidas todas las pruebas que ofrezca. El derecho a interrogar o hacer interrogar los testigos de cargo. El derecho a ser informado e informada de sus derechos (art. 20, B fracción II CPEUM) El derecho a ser oída y oído por un tribunal competente, independiente e imparcial. El derecho a hallarse presente en el proceso. El derecho a no ser sometido o sometida a tortura o malos tratos, inhumanos o degradantes. El derecho a la protección y asistencia consular, en caso de ser extranjera o extranjero. El debido proceso responde en nuestro constitucionalismo mexicano al concepto formal de cómo debe tramitar un procedimiento por parte de las autoridades que deben conocer y resolver en un verdadero Estado de Derecho en el que exista un respeto irrestricto a los derechos fundamentales de los individuos y en ese sentido, el papel que tienen las fiscalías generales a través de sus órganos de acusación que son los Ministerios Púbicos. 4. El debido proceso y el bloque de constitucionalidad. Relacionado con el debido proceso, está el reconocimiento de la existencia de un bloque de constitucionalidad, 1 que implica identificar todas las normas (principios y reglas) y valores que, pese a no estar expresamente establecidos en la Constitución escrita, son materialmente constitucionales, ese bloque de constitucionalidad está referido a aquellas normas y principios que, sin aparecer formalmente en el articulado del texto constitucional, son utilizados como parámetros del control de constitucionalidad de las leyes, por cuanto han sido normativamente integrados a la Constitución, por diversas vías y por mandato de la propia Constitución, permiten integrar de manera extensiva ordenamientos internacionales de carácter universal que aseguran de mejor manera derechos, como es el caso, en la materia del debido proceso legal en nuestro derecho positivo vigente en nuestro País. Considerando lo anterior, en este bloque serán referencia obligada los artículos 15, 102, 103, 105, 107 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y especialmente el artículo 1o (véase el Diario Oficial de la Federación del 10 de junio de 2011). 1 en términos generales podemos sostener que se trata de una categoría jurídica (un concepto) del derecho constitucional comparado que se refiere al conjunto de normas que tienen jerarquía constitucional en el ordenamiento jurídico de cada país; así, el bloque de constitucionalidad parte del supuesto según el cual “las normas constitucionales no son sólo aquellas que aparecen expresamente en la Carta sino también aquellos principios y valores que no figuran directamente en el texto constitucional pero a los cuales la propia Constitución remite”. CDHDF, Bloque de Constitucionalidad, México, 2013 P. 17 5. El debido proceso y el principio pro persona Asimismo, el principio pro-persona o principio pro homine, 2 es un relevante criterio interpretativo que establece que toda autoridad perteneciente al poder judicial, legislativo o ejecutivo debe aplicar la norma o la interpretación más favorable a la persona o a la comunidad, en toda emisión de actos, resoluciones o normas que traten o en que se considere la protección o la limitación de Derechos Humanos, la cual debe ser la más amplia en el primer caso o la menos restrictiva, en el segundo, implica que la interpretación jurídica siempre debe buscar el mayor beneficio para el ser humano, es decir, que debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva cuando se trata de derechos protegidos y, por el contrario, a la norma o a la interpretación más restringida, cuando se trata de establecer límites a su ejercicio. Ahora bien, en el supuesto de que un mismo derecho fundamental esté reconocido en las dos fuentes supremas del ordenamiento jurídico, a saber, la Constitución y los tratados internacionales, la elección de la norma que será aplicable –en materia de derechos humanos-, atenderá a criterios que favorezcan al individuo o lo que se ha denominado principio pro persona, de conformidad con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional. Según dicho criterio interpretativo, en caso de que exista una diferencia entre el alcance o la protección reconocida en las normas de estas distintas fuentes, deberá prevalecer aquella que represente una mayor protección para la persona o que implique una menor restricción. En esta lógica, el catálogo de derechos fundamentales no se encuentra limitado a lo prescrito en el texto constitucional, sino que también incluye a todos aquellos 2 PRINCIPIO PRO PERSONA. CRITERIO DE SELECCIÓN DE LA NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL APLICABLE. De conformidad con el texto vigente del artículo 1o. constitucional, modificado por el decreto de reforma constitucional publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, en materia de derechos fundamentales, el ordenamiento jurídico mexicano tiene dos fuentes primigenias: a) los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, b) todos aquellos derechos humanos establecidos en tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte. Consecuentemente, las normas provenientes de ambas fuentes, son normas supremas del ordenamiento jurídico mexicano. Esto implica que los valores, principios y derechos que ellas materializan deben permear en todo el orden jurídico, obligando a todas las autoridades a su aplicación y, en aquellos casos en que sea procedente, a su interpretación. derechos que figuran en los tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano.3 6. La Declaración Universal de los Derechos Humanos. Así, la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 8º, así lo reconoce al señalar que: “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”, y en consecuencia: “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”. (Artículo 9º de la propia Declaración Universal de Derechos Humanos) Por lo tanto, “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal”. (Artículo 10º de la propia Declaración Universal de Derechos Humanos) En ese plano de legalidad universal, consecuente con el debido proceso, se reconoce en el Artículo 11 de la propia declaración que: 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa, y 2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Y de esa manera, “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. 3 SCJN 2002000. 1a./J. 107/2012 (10a.). Primera Sala. Décima Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro XIII, octubre de 2012, Pág. 799. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”. (Artículo 12 de la propia Declaración Universal de Derechos Humanos) 7. El Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos. El Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado en nuestro país4, establece que el país se compromete a garantizar a toda persona, cuyos derechos o libertades reconocidos por el Pacto, se hubieran violado, un recurso efectivo, que podrá presentar ante las autoridad competente en condiciones tales que no se pueda frustrar el derecho que se protege (artículo 2. apartado 3, incisos a, b y c). El artículo 9o. tutela los derechos a la libertad y a la seguridad personales, procurando evitar las detenciones arbitrarias o el juicio ilegal. El artículo 14 focaliza especialmente el punto que consideramos en el acápite, diciendo: 1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios por consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en una sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en materia penal o contenciosa será pública; excepto en los casos en que el interés de menores de edad exija lo contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela de menores. 2. Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley. 4 El Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos, trámite Constitucional: Aprobación Senado: 18 dic 1980, Publicación DOF Aprobación: 9 ene 1981, Vinculación de México: 23 mar 1981 Adhesión, Entrada en vigor internacional: 23 mar 1976, Entrada en vigor para México: 23 jun 1981, Publicación DOF Promulgación: 20 mayo 1981, Fe de Erratas: 22 jun 1981 3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá, en plena igualdad, las siguientes garantías mínimas: a) A ser informada sin demora, en un idioma que comprenda y en forma detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella. b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa y a comunicarse con un defensor de su elección. c) A ser juzgada sin dilaciones indebidas. d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser asistida por un defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera defensor, del derecho que le asiste a tenerlo y, siempre que el interés de la justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente, si careciere de medios suficientes para pagarlo. e) A interrogar o hacer interrogatorios de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo. f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla el idioma empleado en el tribunal. g) A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse culpable. 4. En el procedimiento aplicable a los menores de edad a efectos penales se tendrá en cuenta esta circunstancia y la importancia de estimular su readaptación social. 5. Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescripto por la ley. 6. Cuando una sentencia condenatoria firme haya sido ulteriormente revocada, o el condenado haya sido indultado por haberse producido o descubierto un hecho plenamente probatorio de la comisión de un error judicial, la persona que haya sufrido una pena como resultado de tal sentencia deberá ser indemnizada, conforme a la ley, a menos que se demuestre que le es imputable en todo o en parte el no haberse revelado oportunamente el hecho desconocido. 7. Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el procedimiento penal de cada país. 8. La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) También relacionado con el debido proceso, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), en el mismo sentido y preocupación, dispone en el artículo 8o. (garantías judiciales) que: 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad a la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulado contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad a las siguientes garantías mínimas: a) Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; b) Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada; c) Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa; d) Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor; e) Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación interna si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley; f) Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos; g) Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y h) Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior. 3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza. 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos. 5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia. Además queda establecido el parámetro del recurso sencillo y rápido como mecanismo procesal prometido como amparo contra los actos que violen cualquiera de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución o en la Convención (artículo 25). 9. Combate a la delincuencia. La sociedad mexicana se encuentra en la actualidad ·lastimada por la violencia. Desde hace varios lustros nuestro país es víctima del crecimiento exponencial de la delincuencia en sus diferentes modalidades. El aumento de la delincuencia en nuestro país ha venido creciendo de manera alarmante, lo que exige la participación de gobierno y sociedad de manera organizada, sin duda, es la prevención del delito la parte más importante para combatir este flagelo. Regiones enteras son ahora presa de la delincuencia, afectando la vida de seres, familias y en general impactando también la vida económica. Así, de conformidad con el tercer párrafo del artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se presentó la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, que para los efectos conducentes previene el que se informe anualmente sobre el estado que guarde. En nuestro máximo ordenamiento jurídico, se establece en el artículo 21, que la seguridad pública es una función a cargo de la Federación, las entidades federativas y los municipios, que comprende la prevención de los delitos; la investigación y persecución para hacerla efectiva. Asimismo, la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, reglamentaria del artículo 21 Constitucional, establece que la Seguridad Pública tiene como fines salvaguardar la integridad y derechos de las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos. Ésta comprende la prevención de los delitos, la sanción de las infracciones administrativas, así como la investigación y la persecución de los delitos y la reinserción social del sentenciado. Por otra parte, el Poder Ejecutivo tiene la facultad de formular y ejecutar políticas, programas y acciones tendientes a garantizar la seguridad pública de la Nación y la de sus habitantes con el objeto de preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano, y el mantenimiento del orden constitucional. 10.A Manera de conclusión. La Fiscalía General del Estado tiene una importante función dentro de su posición institucional como garante del derecho de proteger al inocente, respetando su debido proceso y teniendo siempre presente el principio de inocencia tal y como lo establece nuestro sistema de justicia penal. La FGE tiene el compromiso ante la sociedad de investigar el delito y trabajar sin descanso, respetando los procedimientos que establece expresamente la ley, fortalecimiento así la institución, a fin de ser la representación social por excelencia, mediante una labor de profesionalización permanente de todos sus servidores públicos, que permita el deslinde de responsabilidades, mediante sistemas y protocolos previamente establecidos para garantizar el estado de derecho y la legalidad en todos los casos, que nos posibilite ir construyendo las condiciones de libertad, igualdad y legalidad a las que aspiramos.