“Orestes y la influencia de los Dioses en su destino” Constanza Suárez Ceballos Fecha: 27 de Junio de 2018 Desde el inicio de los tiempos, desde el Caos, el Cielo y la Tierra, nació toda una generación de Dioses Griegos, semi Dioses y mortales de los cuales muchos cumplieron el rol de héroes, debido a los designios que les deparaba el destino. Los últimos, los mortales, dotados de cualidades que los hacen inferiores y vulnerables ante los Dioses, son influidos y manipulados por los Dioses, los cuales los incitan a cometer acciones nefastas que los llevaran al inevitable y trágico destino final. Es necesario señalar que los Dioses al igual que en otras cosmogonías, tienen un rol superior, justiciero y castigador por sobre los mortales. Tal es el caso de Orestes, hijo de Agamenón y Clitemnestra, exiliado a Fanote, en el monte Parnaso, donde el rey Estrofio se hizo cargo de él desde que era niño. Volvía Agamenón victorioso de la guerra de Troya, cuando fue asesinado por su esposa Clitemnestra y su amante Egisto. Orestes tenía predestinado por el Oráculo de Delfos que llegado su vigésimo cumpleaños volvería a Micenas a vengar la muerte de su padre. Incitado por su hermana Electra y el Dios Apolo, asesinó a Egisto y a su madre Clitemnestra. El final de la tragedia, es la acción y que a ella le acompaña el pensamiento pues la tragedia se erige en un drama o acción, dice Aristóteles. El héroe trágico es un carácter dotado de cualidades que permiten llamarlo héroe como tal. Primero éste pertenece a una clase dominante dentro del grupo social, estrictamente jerarquizado en la sociedad Griega antigua. Segundo, se encuentra al medio, no puede ser ni demasiado malo ni demasiado bueno, debe tener una parte de ambas, lo suficiente para provocar compasión en el público y también generar asombro o miedo. Tercero, debe cometer lo que Aristóteles llama “yerro disculpable”, esto es, un error que es comprensible, pero no justificable al punto que no sea castigado por una divinidad. Los errores cometidos por los mortales siempre son castigados a través de la justicia o “diké”. Y por último, el héroe debe padecer ceguera trágica, es decir, no puede ver la realidad que está frente a sus ojos, no es consciente de su error ni de su fatal destino. Al final, cuando se da cuenta de la realidad se produce la “anagnórisis” (reconocimiento de un carácter o situación que provoca el desenlace del conflicto). Los últimos dos puntos los retomaré en los siguientes párrafos. Como mencioné al inicio de este análisis, los Dioses influyen de manera directa o indirecta en las decisiones y en las acciones de los mortales en la Orestíada, y en general en la gran mayoría de las obras de la época Griega Clásica se puede apreciar este fenómeno. En el caso de la Orestíada, si bien identifique la influencia de los Dioses como tal, Electra, al ser hermana de Orestes, incorpora otros elementos al momento de influir en el y persuadirlo para vengar la muerte de Agamenón. Apela a la emotividad de una manera agresiva y también crea un plan para llevar a cabo el cometido. Apolo, también influye y lo incita a llevar a cabo el asesinato, pero cuando Orestes es perseguido por las Furias, le da vuelta la espalda al igual que su hermana Electra. El destino del protagonista de la obra depende de la piedad de los Dioses, para no ser llevado al Tártaro por las acciones que cometió. En esta parte de la obra, logre interpretar la aparición de las Furias como un elemento fundamental y diferente en la Orestíada, en comparación a otras tragedias griegas y que a la vez es un componente que permite ver a Orestes como un hombre débil y vulnerable frente a los Dioses. Las Furias, como personajes, más bien las entiendo como un recurso literario dentro de la obra, las cuales personifican la consciencia humana, elemento que marca la inferioridad de Orestes frente a las divinidades y en este caso, representan también la culpa que sintió Orestes al asesinar a su madre Clitemnestra. Debido a esto se ve abrumado y aterrorizado por las consecuencias de sus actos busca el perdón y ayuda en el dios Apolo y su hermana Electra, los cuales se desentienden del tema, aún cuando ellos incitaron a llevar a cabo la venganza. En la vida cotidiana interviene la justicia en este tipo de situaciones, la cual también está presente en la vida Orestes, personificada por Atenea, y el perdón que brinda al protagonista simboliza la oportunidad de arrepentirse y enmendar los errores cometidos en el pasado para no volver a repetirlos en el futuro, a modo de aprendizaje. Finalmente Orestes, inserto dentro de la historia como un ser humano, lleno de debilidades y dependiente de lo que los Dioses decidan para él, es un personaje con poca autonomía en sus acciones y en su vida. Si bien la cultura Griega está lejana a lo que es nuestra realidad actual, sus características transcienden la historia humana, debido a que son valores humanos o virtudes, como las llamaba Platón. A su vez la influencia de los Dioses siempre ha estado presente en la vida de los seres durante toda la historia, aún cuando ellos fueron creados por nosotros los humanos para dar un sentido de profundidad y también para sentir que no estamos solos en el inmenso cosmos que nos rodea. Referencias bibliográficas Esquilo (2011). Tragedias Completas. Biblioteca Edaf. Aspe Armella. V. (2010) El concepto de héroe trágico en la poética de Aristóteles. Universidad Panamericana México.