62. Comparación El comparar conlleva lo inferior y lo superior. Cuando no comparas, toda inferioridad, toda superioridad desaparece. Entonces eres tú; simplemente estás ahí: un pequeño arbusto o un enorme árbol, no importa, eres tú mismo, tú eres necesario. Una hoja de hierba es tan necesaria como la estrella más grande. Sin la hoja de hierba, Dios será menos de lo que es. El canto del "cucu" hace tanta falta como cualquier Buda; el mundo será menos, será menos rico si este "cucu" desaparece. Simplemente mira a tu alrededor. Todo es necesario y cada cosa encaja una con la otra. Es una unidad orgánica: nadie es más alto, nadie es más bajo, nadie es superior, nadie es inferior. Todo el mundo es incomparablemente único. Comentario: ¿Quién te ha dicho, alguna vez, que el bambú es más hermoso que el roble, o que el roble es más valioso que el bambú? ¿Piensas que al roble le habría gustado tener un interior vacío como al bambú? ¿Tiene celos el bambú del roble porque es más grande y sus hojas cambian de color en el otoño? La idea misma de que dos árboles se comparen parece ridícula, pero los humanos parecemos tener un hábito muy difícil de romper. Encarémoslo: siempre va haber alguien más hermoso, más talentoso, más fuerte, más inteligente o aparentemente más feliz de lo que tú eres. Y, al contrario, siempre habrá aquellos que sean menos que tú en todos estos campos. La forma de encontrar quién eres no consiste en que te compares con otros, sino en tratar de ver si estás realizando tu propio potencial de la mejor manera que sabes.