59. Esquizofrenia El hombre está dividido. La esquizofrenia es una condición normal del hombre, al menos ahora. Quizás no era así en el mundo primitivo, pero siglos de condicionamiento, de civilización, de cultura y religión han hecho del hombre una multitud: dividido, partido, contradictorio... Pero debido a que esta división va contra su naturaleza, en lo profundo, oculta en alguna parte, la unidad todavía sobrevive. Debido a que el alma del hombre es una, todos los acondicionamientos como mucho destruyen la periferia del hombre. Pero el centro continúa intacto. Debido a esto, el hombre continúa viviendo. Pero su vida se ha convertido en un infierno. Todo el esfuerzo del Zen consiste en dejar de lado esta esquizofrenia, en abandonar esta personalidad dividida, en abandonar la mente dividida del hombre, en volverse uno, centrado, cristalizado. Tal como eres, no puedes decir que eres. No tienes un ser. Eres una plaza de mercado: hay muchas voces. Si quieres decir "sí", inmediatamente el "no" está allí. Ni siquiera puedes pronunciar una simple palabra, "sí", de forma total... De esta manera la felicidad no es posible; la infelicidad es la consecuencia natural de una personalidad dividida. Comentario: La persona de esta carta da un nuevo giro a la vieja idea de "¡quedarse atrapado entre la espada y la pared!". Pero estamos precisamente en este tipo de situación cuando nos quedamos atrapados en el aspecto indeciso y dualístico de la mente. ¿Tendría que soltar mis brazos y caer de cabeza primero, o primero soltar mis piernas y caer de pie? ¿Tendría que ir aquí o allí? ¿Tendría que decir sí o no? Con cualquier decisión que tomemos siempre nos preguntaremos si hubiera sido mejor haber decidido de la otra forma. La única forma de salir del dilema consiste, desafortunadamente, en soltarse de los dos extremos al mismo tiempo. No puedes encontrar la salida de uno de ellos resolviéndolo, haciendo listas sobre los pro y los contra o, de cualquier forma, trabajándolo con tu mente. Es mejor seguir tu corazón, si puedes encontrarlo. Si no puedes encontrarlo, salta, simplemente; ¡tu corazón empezará a latir tan rápido que no habrá equivocación respecto adónde se encuentra!