44. Stress Todas las metas privadas son neuróticas. El hombre esencial empieza a saber y a sentir: No estoy separado del Todo y no hay necesidad de buscar y sondear por mi propio destino. Las cosas están sucediendo, el mundo se mueve: llámalo Dios... Él está haciendo las cosas. Ellas están sucediendo por sí solas. No tengo necesidad de hacer ningún esfuerzo, ninguna lucha; no tengo necesidad de pelear por nada. Puedo "relajarme y ser". El hombre esencial no es un hacedor. El hombre accidental es un hacedor. El hombre accidental está, por supuesto, en medio de la ansiedad, de la tensión, del stress, de la angustia; está sentado constantemente sobre un volcán. Este puede explotar en cualquier momento, porque él vive en un mundo de incertidumbre y creencias como si fueran ciertas. Esto crea tensión en su ser: él sabe en lo profundo que nada es certero. Comentario: ¿Cuánta gente conoces que, cuando han estado sobrecargados con demasiados proyectos, con demasiados castillos en el aire, se han venido abajo de repente o se han caído y han terminado con muletas? Esta es precisamente la clase de "malos momentos" que el pequeño mono, con el alfiler en la mano, está dispuesto a imponer al "hombre orquesta" que se describe aquí. La cualidad de stress que se representa en esta carta nos visita a todos nosotros a veces, pero los perfeccionistas son especialmente vulnerables a él. Nosotros mismos lo creamos con la idea de que sin nosotros nada va a ocurrir, ¡especialmente de la forma en que queremos que sea! Pues bien, ¿qué te hace pensar que eres tan especial? ¿Piensas que no aparecerá el sol en la mañana a menos que tú pongas especialmente el despertador? Ve a darte un paseo, cómprate unas cuantas flores y prepárate una cena con espagueti; cualquier cosa sin importancia servirá. ¡Simplemente ponte fuera del alcance del mono!