33. Luchando En un momento dado estaba ahí y al momento siguiente se ha ido. En un momento estamos aquí y al siguiente momento nos hemos ido. Y para este simple momento cuánto alboroto: tanta violencia, ambición, lucha, conflicto, ira, odio... ¡Y todo por este pequeño instante! Esperamos simplemente a que llegue el tren en la sala de espera de una estación y creamos mucho alboroto: luchamos, nos hacemos daño unos a otros, tratamos de poseer, tratamos de dirigir, tratamos de dominar: todo es política. Y entonces llega el tren y te habrás ido para siempre Comentario: La figura de esta carta está completamente cubierta con una armadura. Solamente es visible su mirada de ira y el blanco de sus nudillos en sus apretados puños. Si observas la armadura un poco más de cerca, puedes ver que está cubierta de botones, listos para detonar si alguien se acerca demasiado a ellos. En el fondo, en la sombra, vemos una película que pasa por la mente de este hombre: dos figuras luchando por un castillo. Un temperamento explosivo o una furia abrasadora a menudo ocultan un sentimiento profundo de dolor. Pensamos que así asustamos a la gente y la alejamos, podemos evitar el ser heridos todavía más. En realidad sucede simplemente lo opuesto: al cubrir nuestras heridas con una armadura estamos impidiendo que se curen. Al fustigar a otros nos impide recibir el amor y el cuidado que necesitamos. Si esta descripción parece que se refiere a ti, es el momento de dejar de pelear. Hay tanto amor a tu alcance, si sólo lo dejas entrar. Empieza por perdonarte a ti mismo: te lo mereces.