22. El Maestro Aquí quisiera decir algo, lo cual he mantenido secreto toda mi vida. Yo siempre he querido no ser un Maestro para nadie... Ser un maestro es un trabajo muy extraño. Debes convencer a gente del corazón por medio de argumentos y la razón, por medio de la racionalidad y de la filosofía; tienes que usar la mente como un sirviente del corazón. El trabajo del maestro es quitarte la mente, para que toda tu energía se mueva hacia tu corazón. ¿Entiendes el sentido? La palabra “maestro” crea la idea de un discípulo, de un seguidor. ¿Cómo puede haber un maestro sin un discípulo, sin un seguidor? Pero en el sentido espiritual la palabra “maestro” significa maestría de uno mismo. No tiene relación con seguidores; no depende de la multitud. Un maestro puede estar sencillamente solo. El hombre nuevo del cual he estado hablando, será maestro de sí mismo. Osho Comentario: El maestro, en el Zen, no es un maestro de otros, sino un maestro de sí mismo. Cada uno de sus gestos y cada una de sus palabras reflejan su estado de iluminación. No tiene metas privadas ni deseo de que las cosas tengan que ser diferentes de lo que son. Sus discípulos se reúnen a su alrededor, no para seguirle, sino para absorber su presencia y sentirse inspirados con su ejemplo. Ante sus ojos encuentran su propia verdad reflejada y ante su silencio pueden entrar más fácilmente en el silencio de sus propios seres. El Maestro da la bienvenida a los discípulos, no porque quiera dirigirlos, sino porque tiene mucho que compartir. Juntos crean un campo de energía que apoya a cada único individuo, en la búsqueda de su propia luz. Si puedes encontrar un maestro así, eres bienaventurado. Si no puedes, continúa buscando. Aprende de los profesores y de los llamados maestros muévete. "Charaiveti, charaiveti", dice Gautama el Buda: continúa moviéndote.