Subido por David Camacho

Unidad educativa Enrique Mora Sares

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Unidad educativa
Enrique Mora
Sares
Lengua y literatura
Cuentos de terror
Nombre: Sheyla González
Jiménez
Curso: 2do “A”
Fecha de entrega:
06/09/2019
Año lectivo: 2019-2020
No solo los perros lamen
Marta era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad.
Siempre había sido tímida y retraída, y a sus padres les
preocupaba que su comportamiento fuera un obstáculo en el
futuro. Sobre todo porque no podía dormir sin una luz encendida
y ya estaba bastante grande como para seguir en esa etapa.
Pensando en esto, decidieron conseguirle un perro guardián que
a ayudara a sentirse más relajada. Este animal, un can enorme y
al que le gustaban los niños, había sido adoptado en un refugio.
Pronto, la pequeña Marta y él se convirtieron en los mejores
amigos. De noche, el perro se echaba junto a su cama y se
quedaba dormido en la alfombra. Si la chiquilla llegaba a
despertarse, bajaba una mano para que su mascota se la lamiera
y así se tranquilizaba hasta quedarse dormida de nuevo.
Marta dejó de pedir que dejaran la luz prendida.
Tiempo después, sus padres tuvieron que salir a un compromiso
a altas horas y por primera vez la dejaron sola. Ahora que tenía al
perro, se había vuelto menos ansiosa y reía más.
—Regresamos antes de las cuatro de la mañana —le dijo su
mamá a Marta mientras la arropaba.
Ya le había dado de cenar y ahora estaba a punto de quedarse
dormida. La besó en la frente y se fue a la fiesta con su marido.
Marta se sumió en un sueño profundo…
Poco después de medianoche, un ruido la despertó. Era algo
como rasguños desesperados debajo de su cama. Muy asustada,
bajó la mano para que el animal la lamiese y se relajó al sentir su
lengua entre los dedos. Como el ruido había cesado, la niña se
volvió a dormir.
A la mañana siguiente, Marta despertó y miró hacia el espejo.
Luego soltó un grito de horror.
Sobre el vidrio, alguien había escrito una frase horrible con
sangre fresca:
NO SOLO LOS PERROS LAMEN.
Marta miró hacia el suelo y soltó otro grito estridente cuando
encontró a su querida mascota muerta a sus pies. Alguien lo
había apuñalado con saña, de tal manera que murió desangrado
sobre la alfombra. Y ella no lo había escuchado, no se había dado
cuenta…
Cuando sus padres corrieron a su habitación, (al llegar de la
fiesta se habían ido directamente a dormir), la encontraron
agazapada en un rincón, pálida y sin repetir otra cosa que esta
pregunta:
—¿Quién me lamió anoche?
Horrorizados ante la escena que se presentaba en la habitación
infantil, llamaron a la policía, quien se presentó en el lugar de
inmediato para investigar. Evidentemente, alguien había entrado
la noche anterior en su ausencia.
Marta recibió un shock tan grande por lo ocurrido, que tuvo que
ser internada en un psiquiátrico y nunca más se volvió a saber de
ella.
La incógnita que atormentó a sus padres por muchos años, fue la
de no saber quien había entrado a su habitación aquella noche y
como sabía lo que tenía que hacer cuando ella bajara la mano.
Jamás se enteraron.
El gato
Era una noche fría, cuando cerca de la ventana de Luis maullaba
un gato; el chico se levantó rápido y en silencio, no quería que sus
padres lo escucharan porque planeaba meter al pobre animal en
su habitación, y así lo hizo, después se las arregló para mantenerlo
en secreto por varios días.
Pronto ganó confianza, y se movía tranquilamente por la casa
cuando no había nadie; un par de días más, empezó a hacerle
travesuras al padre de Luis, se escondía por los rincones,
rasguñaba las puertas cuando estaba solo, y un día simplemente
araño toda su ropa. El señor entonces explotó al descubrir al
animal, quería matarlo y fue detrás de él, Luis suplicaba por la vida
del pobre gato, pero solo se ganó el encierro, cuando el señor
estaba a punto de golpearle con un palo, los ojos del felino
brillaron, tomó forma humana e hizo una pregunta: —¿Matarme
una vez no te basta? —… el cuerpo del padre de Luis tembló tanto
que ni siquiera pudo seguir sujetando el palo, había reconocido la
voz perfectamente, pertenecía a compañero de parranda, al que
había propinado un golpe de muerte durante una pelea.
Apenas la figura salió de la sombra, pudo comprobarlo, era el
mismo, pero en forma de espectro, por quien sabe que tratos
truculentos, había logrado volver a este mundo para obtener su
venganza, pero él no quería dañarlo, no físicamente, solo quería
hacerle saber que estaba cerca, que miraba cada uno de sus
movimientos, que habitaba su casa, y que se había convertido en
el
mejor
amigo
de
su
hijo.
Lo torturaría día tras día, robaría su sueño por las noches, hasta
que
simplemente
no
pudiera
más…
Algunas personas dicen que después de la muerte se puede tomar
el cuerpo de un animal para volver a este mundo, por eso me
inquieta que a veces mi gato me mire de manera extraña y tenga
comportamiento que parece tan humano… tal vez no sea ya mi
gato, y se trate de algo más…
¿Qué tan seguro estas de que el tuyo sigue siendo el mismo?.
En la tormenta
Así era el tío Gerardo, cada que nos juntamos en el rancho de la
familia, se ponía a platicar de todas las anécdotas que tenia y que
nos compartía a todos los sobrinos, pero ese día no contó las
andanzas si no un cuento de terror en la tormenta, de unos años
atrás, y de la que solo se supo, habían desaparecido muchas
personas.
El cuento de terror en la tormenta, empezó en el estado de
Tabasco, y según cuenta el tío, de esos temporales empezaron a
salir los cuerpos de los panteones, por las inundaciones, algo que
a los difuntos molesto y de ahí la anécdota.
El pueblo de tapijulapa, Tabasco, se encuentra a solo unos cuantos
kilómetros de la capital, siempre se escucharon rumores que en el
panteón principal, los muertos salían de sus tumbas, pero con el
temporal todo cambio, ahora se veían rondar por los caminos, lo
que a la comunidad del pueblo asusto, ya no eran historias
o mitos, las personas los veían vagar por los caminos, como si
deambularan en busca de algo.
Después de las tormentas, y de todos los cuerpos que se llevaron
las aguas, empezaron a desaparecer personas que trabajaban en
los campos, como si se los tragara la tierra, sin explicación alguna,
desaparecían para no volver a verlos jamas.
Muchas personas se reunieron con el párroco de la iglesia del
pueblo, para pedir por eterno descanso de los desaparecidos y de
los muertos que empezaron a verse por la región, lo que hizo que
todo se calmara.
No se sabe a ciencia cierta, si la desaparición de las personas,
tenga relación con lo que la gente vio de los muertos del panteón,
pero ninguno se volvió a ver jamas, quedando todo como una
historia de terror o un mito urbano mas.
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