Subido por Denny Vazquez

ENSAYO EL GOBIERNO DE SÍ Y DE LOS OTROS.

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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA PARA EL
DESARROLLO
ÉTICA PROFESIONAL
PROFESORA: Heredia Getino Alejandra Quetzali.
ALUMNA: Vázquez Álvarez Denny Quetzali.
FECHA: Tijuana, B.C. a 29 de enero de 2020.
TEMA: Ensayo (Foucault Michel El gobierno de si
y de los otros).
Foucault Michel El gobierno de si y de los
otros
Clase del 2 de febrero de 1983 Segunda hora
El rectángulo de la parrhesía: condición formal/condición de hecho/ condición de verdad!
Condición moral—Ejemplo del funcionamiento correcto de la parrhesía democrática en
Tucídides: tres discursos de Pericles — La mala parrhesía en Isócrate
Explica en forma de un rectángulo la parrhesía donde se habla de la manera en la
que se dice una verdad con toda honestidad donde en el primer vértice pone la
democracia donde todos los ciudadanos se les trataba por igual por lo tanto tenían
el derecho de hablar, opinar, participar en la toma de decisiones de cualquier tema,
o hecho ocurrido. En el segundo vértice del rectángulo habla sobre las personas
que se creen superiores, hablan por lo demás sin que se lo hayan pedido, tratan de
llamar la atención y lograr que lo que está diciendo es verdad y logra que le crean
por lo tanto los guía a donde quiere llegar y ejerce un mando sobre ellos.
Tercer vértice estés es preciso, veraz, que todo lo que digan ante los ciudadanos
sea real, verdadero.
Cuarto y último vértice es con el que se trata de persuadir mediante un discurso de
verdad que se produce en una democracia, dice que se dará entonces en la forma
de la justa, la rivalidad, el enfrentamiento, y, por consiguiente, quienes quieran
utilizar un lenguaje de verdad se verán en la necesidad de manifestar su valor.
¿Pero cómo pueden describirse las buenas relaciones entre la democracia y la
parrhesía? Pienso que se tenia que aplicar un modelo político para que los
ciudadanos se les facilitara la forma de asociarse o organizar los problemas que
iban surgiendo.
Tenemos un modelo muy explícito, encontramos una descripción muy exacta en los
textos de Tucídides consagrados a Pericles y la democracia pericleana, aunque en
esa serie de pasajes no se emplee la palabra parrhesía. Creo que la democracia
pericleana se representaba como un modelo del buen ajuste entre una Politeia
democrática y un juego político atravesado en su totalidad por una parrhesía
concertada por su parte con el logos de la verdad.
Me llama mucho la atención cuando Pericles dice: les doy mi opinión, y mi opinión
es evidentemente que no hay que ceder a los peloponesios. Los consejos que voy
a darles son siempre los mismos y siempre idénticos. Pues porque es lo que
pensaba y hablaba con tal seguridad que nunca iba dudar de sus testimonios.
En consecuencia, no sólo hacen falta esas tres condiciones (ver la verdad, ser
capaz de decirla, estar consagrado al interés general), también hay que ser
moralmente seguro e íntegro e inmune a la corrupción. Y cuando tenga estas cuatro
cualidades, el político podrá ejercer, a través de su parrhesía, el ascendiente que
es necesario para que, con todo, la ciudad democrática sea gobernada, a pesar o a
través de la democracia.
Si todas las personas que gobiernan actualmente a México entendieran esta lectura,
viviríamos de una manera tan distinta, una vida más placentera, donde no existiría
tanta pobreza, tanta delincuencia, tantas muertes, tanta droga, donde todos dijeran
la verdad y nadie tuviera miedo decirla y los que merecen estar en la cárcel estarían
en la cárcel. Pero lamentablemente vivimos en país corrupto donde nadie dice nada,
nadie se defiende, ya sea por corrupción o miedo a que tomen represarías contra
ellos. Todos los que están actualmente en el gobierno saben quienes hacen el bien
y quien el mal, pero los secretos van trascendiendo de puesto en puesto.
La buena parrhesía, ese discurso verdadero va a permitir la existencia, la
subsistencia de la democracia. En efecto, para que ésta pueda seguir su camino,
para que pueda mantenerse a través de los avatares, los acontecimientos, las
rivalidades, las guerras, es preciso que el discurso verdadero tenga su lugar.
La mala parrhesía habla de que, cualquiera puede hablar, y esa posibilidad está en
los derechos constitucionales. En otras palabras, en vez de que el ascendiente se
ejerza en virtud de la diferencia propia del discurso verdadero, cualquiera ganará un
mal ascendiente debido a su conformidad con lo que cualquier otro puede decir y
pensar. verdadero no tiene por basamento el coraje singular de quien es capaz.
En conclusión, se debe hablar claro y preciso, pero recordar que la parrhesía es
nada más que su propia opinión y hace esto evitando cualquier clase de forma
retórica que pudiera velar lo que piensa.
En consecuencia, la mala parrhesía, que desplaza a la buena, es si se quiere el
"todo el mundo", el "cualquiera" que dice todo y cualquier cosa, con tal de que eso
que dice sea bien recibido por cualquiera, es decir por todo el mundo. Tal es el
mecanismo de la mala parrhesía, esa mala parrhesía que, en el fondo, es la
supresión de la diferencia del decir veraz en el juego de la democracia.
No hay democracia sin discurso verdadero, pero aquélla amenaza la existencia
misma de éste. Ésas son, creo, las dos grandes paradojas que se sitúan en el centro
de las relaciones entre la democracia y el discurso verdadero.
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