CONTENIDO Presentación “Aventuras de Rosendo” (1934) [Empresas y empresarios “montañeros” de Santander durante las bonanzas extractoras y exportadoras de Colombia (1870 – 1933). Autobiografía del General José del Rosario Díaz] Capítulo I Vida de Rosendo Capítulo II Detalles del viaje a Venezuela Luis Rubén Pérez Pinzón, Editor Primera edición Abril 13 de 2016 Capítulo III Aventuras en las Quinanzas. Narración de mi viaje desde la Concepción ISBN 978-958-46-8771-5 Capítulo IV Aventuras en los petróleos. Diseño, Edición y Publicación: Luis Rubén Pérez Pinzón El hombre de acero La reproducción total o parcial debe referenciar la edición actual. Publicado en Colombia Capítulo V Mis últimas aventuras Presentación Las “Aventuras de Rosendo” que se digitalizan y comentan en esta obra, se constituyen en las memorias laborales y empresariales de un empresario santandereano “anónimo” quien vivió la transición política, económica y social de la segunda mitad del siglo XIX (liberalismo radical) y la primera mitad del siglo XX (Regeneración nacionalista y conservadora), y en especial, experimentó, trabajó e invirtió en las principales bonanzas económicas que caracterizaron el territorio santandereano. Escrita como el relato autobiográfico de un obrero industrial que experimenta diferentes “aventuras” productivas entre las “montañas” de Colombia, propias de las prácticas extractoras y exportadoras de materias primas regionales, hasta llegar a ser un empresario aventurero y afortunado, el autor revela a través de las vicisitudes de las bonanzas productivas de un visionario las fuentes de acumulación de capital que sustentaron la apuesta financiera e industrial de Santander durante la primera mitad del siglo XX. Si bien se conocen las memorias de grandes empresarios santandereanos que ascendieron de la condición de campesinos y mercaderes a la de empresarios, generales, senadores y presidentes territoriales, por ejemplo Solón Wilches, Aquileo Parra, Victoriano Paredes, Lucas Caballero, etc., las “Aventuras de Rosendo” evidencian desde la experiencia de un hombre del común, cómo fueron vividas, legitimadas y recordadas entre las familias de empresarios del siglo XX las diferentes etapas de desarrollo productivo de la región y del país. Siendo fiel reflejo de ello cada uno de los viajes y empresas en las que se “aventuró” el autor, acorde a los cinco capítulos de la obra. El primer capítulo inicia con el relato de un joven de diecinueve años que huye del hogar paterno, donde cebaba cerdos y cultivaba labranzas, para hacer su propia vida al involucrarse en la construcción de los caminos del río Magdalena hacia el interior del país, especialmente el camino del Paturia para la exportación de tabaco y café. Hace parte de los primeros pobladores de Puerto Wilches; vivencia el intercambio financiero y económico de Santander con Panamá; hace parte de un grupo mercaderes que con sus “trucos” viajan a las ferias y fiestas patronales de las ciudades andinas; invierte como tendero en su pueblo natal de Los Santos por donde pasaba el camino nacional, e incluso, labora como ganadero entre los llanos del Casanare y los llanos de Cúcuta. Así mismo, el autor relata las penurias de los “reinosos” de Colombia que buscaban disfrutar de la fortuna de la caficultura de los andes venezolanos como obreros rasos de construcción, el reclutamiento forzado de indocumentados durante las guerras civiles, la catástrofe regional ocasionada por el terremoto de los Andes que sepultó y obligó a la toral reconstrucción de Cúcuta (la perla de Santander), el aprendizaje y desempeño laboral como telegrafista ante el poder tecnológico y comunicativo que representaba las redes telegráficas para las ciudades comerciales, así como la mejora social al contraer matrimonio con la hija de una familia prestigiosa (Capítulo 2). Con los empresarios alemanes asociados con Geo von Lengerke aprendió la extracción y exportación de las quinas en la cordillera de la Paz como parte de una estrategia de espionaje industrial promovida por los hermanos Pedro Elías y Pedro Vicente Mantilla del comercio de Bucaramanga y Piedecuesta, a quienes servía como mayordomo de una de sus haciendas. Conocimiento estratégico que le permitió pasar de obrero a socio y administrador directo de la extracción quinera en los bosques que pertenecían a las haciendas de la familia Mantilla, así como al enfrentamiento armado con las cuadrillas quineras de otros empresarios y hacendados en las selvas de los ríos Sogamoso y Opón. La fortuna obtenida con cada carga de quina se constituyó en la fuente de inversión para otras empresas comerciales como fue la compra de las tierras (cincuenta mil hectáreas) donde extraía las quinas y la compra de casa en Bucaramanga, aunque debió afrontar el engaño y la explotación de los terratenientes en los que confiaba como socios, lo cual terminó violentamente con el enfrentamiento armado y la muerte del “Doctor” de Piedecuesta. Además de pagar con cárcel su crimen, la derrota militar de los ejércitos liberales a los que perteneció durante las guerras de 1885, 1899 y 1899, obligaron a “Rosendo” a desplazarse a tierras inhóspitas, refugiarse y vivir aislado como “montañero” con su familia, etc. Perdiendo así con cada guerra el prestigio, la seguridad y los capitales invertidos en cada una de sus aventuradas empresas (Capítulo 3). Pacificado el país después de 1902, el autor y su familia optaron por sustentarse como extractores de caucho y tagua en las selvas del Sogamoso y el Opón, invirtieron y mejoraron su fortuna como productores de aguardiente común (“anisado”) en Lebrija, así como se interesó en invertir y trabajar como extractor de la brea y petróleo en sus tierras y en territorios baldíos. Producto cuyas técnicas y máquinas eran monopolio de los petroleros norteamericanos, siendo considerada su quimera de riqueza propia de un “chiflado” por parte de sus jornaleros y conocidos al ofrecerle esas “empresas montañeras” solo aventuras y fracasos. Negándose a desistir en su proyecto industrial contó con el respaldo de los ingenieros Francisco y Eugenio Andrade de Bogotá, centrando sus operaciones en Puerto Wilches. Al fracasar esa aventura comercial, optó por invertir sus ahorros en la extracción de minerales preciosos (oro y platino), brea y petróleo, e incluso cortezas de exportación del Darién, especialmente quina y caucho, concentrando sus actividades en Quibdó al contar con el apoyo de inversionistas e ingenieros residentes en esa capital. Al igual que la empresa petrolera de Santander, también renunció y vendió la parte que le correspondía en la petrolera del Chocó (Capítulo 4). Residenciado en Puerto Wilches, específicamente en El Pedral, y sin interés de volver a aventurarse entre las montañas, vendió sus tierras al Banco Dugand con la condición de ser el administrador de sus cosechas y de recuperarlas de no ser pagadas en el plazo convenido. Así mismo, se constituyó en socio capitalista y beneficiado directo de las ganancias de la explotación petrolera de sus tierras por la “Comunidad Díaz”. la cual fue financiada y operada por los hermanos Andrade a través de la Compañía Lenar, disfrutando con sus familiares y sin esfuerzo alguno de las rentas y primas del “oro negro”. Demostrando así los resultados y beneficios de las “chifladuras” de un “viejo” octogeneario. El acaudalado autor, desde su anonimato como “Rosendo”, demostraba así que sus “bienes de fortuna” eran resultado de sus emprendimientos al internarse por diferentes de montañas de Santander y Colombia, así como de los socios e inversionistas con los que contó durante su vida. Y consigo, reafirmaba que no eran resultado de los robos y crímenes cometidos como caudillo y combatiente liberal de las cuatro guerras civiles en las que participó activamente (1876, 1885, 1895 y 1899), ni de la corrupción propia de los cargos de elección o los nombramientos políticos de la época al rechazarlos (Capítulo 5). La obra de los siglos XIX – XX que se digitaliza y reedita con imágenes y complementos laterales como glosas para facilitar la lectura y ubicación de los lectores del siglo XXI, es desconocida como parte de la Literatura de Santander y sobre Santander, no es reconocida por los metabuscadores de información digital existentes, así como procede de una única copia donada por Roberto Mutis a la Biblioteca Luis Carlos Galán de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab). De allí su relevancia como primera y única edición de una obra escrita por un santandereano, sobre santandereanos y para santandereanos de la primera mitad del siglo XX, acorde a los objetivos de investigación y divulgación editorial propuestos en la investigación básica y colaborativa titulada: “Turismo literario promovido en las obras y autores inspiradores de la santandereanidad. Rescate del patrimonio literario [narrativo] de Santander (Colombia) durante la primera mitad del siglo XX”. Proyecto cuyos resultados no hubiesen sido posibles sin el apoyo del Semillero en Turismo Alternativo y Sostenible de la Universidad Industrial de Santander (TAS-UIS) y al Semillero en Literatura del Estado Nación y el Conflicto Interno (SILENCIO) de la Unab. Finalmente, gracias a las pistas que nos dejó sobre su nacimiento [nacido el 4 y bautizado el 11 de octubre de 1851], su matrimonio [26 de julio de 1876] y su última empresa industrial [“Comunidad Díaz”], se logró descubrir en los archivos parroquiales de la Parroquia Nuestra Señora de las Nieves de Los Santos (Santander) que el autor y protagonista de la narración histórica es: JOSÉ DEL ROSARIO DÍAZ HURTADO, hijo de Sandalio Díaz Gómez y Bárbara Hurtado. A diferencia de otros grandes hombres de su época, su deseo de no relatar sus “dolorosas” experiencias, vivencias y acciones como militar liberal durante las guerras civiles del siglo XIX, especialmente en los meses anteriores a la batalla de Palonegro, reafirma la importancia del Diario del Comerciante y burócrata bumangués Bartolomé Rugeles, quien se entrevistó en varias ocasiones con el “General José Rosario Díaz” (Bucaramanga: Unab, 2005, p. 24-39, 153). Reuniones donde se trataban negocios comunes sobre tierras y extracciones, potreros para mulas y explotaciones mineras al ser necesario para sus socios y tratantes tener que pasar por Puerto Wilches para negociar con el propietario, jefe guerrillero y gamonal que controlaba la vida y la muerte desde La Mesa de Los Santos (ríos Chicamocha y Sogamoso) hasta Puerto Santos (ríos Lebrija y Magdalena). Hacienda El Roble, El Guayabal – Los Santos Actividades productivas andinas descritas por viajeros e inmigrantes Atrio parroquial y oficinas públicas de Los Santos - Santander Régimen escolar republicano - lancasteriano (tradicional) Férulas (reglas ahuecadas) para disciplinar los estudiantes desobedientes Cabecera de Los Santos y sus alrededores La Laguna – Los Santos Ruta seguida desde los Santos, a través de Piedecuesta, Bucaramanga y Lebrija hasta el Puerto de Santander (Barrancabermeja) Por “mister Yoy” hace referencia a Robert August Joy, empresario inglés aliado a la familia de Victoriano Paredes en la construcción del Camino del Paturia (1868 – 1872). Goleta del siglo XIX Rutas seguidas en Panamá desde Colón Ferrocarril de Barranquilla Templo de San Laureano, Bucaramanga Vestimenta propia de los “cachachos” Bailes populares de las ciudades andinas Bebidas populares andinas: chicha y guarapo Ruta seguida desde los Santos, a través de Piedecuesta, Pamplona, Chinácota y San Antonio hasta San Cristóbal (Venezuela) Catedral de Pamplona, Norte de Santander Casa de Mercado, Estado del Táchira Plaza Urdaneta, San Cristóbal Catedral primada de San Cristóbal General Presidente Antonio Guzmán Blanco Jerarquía militar venezolana, siglo XIX Terremoto de los Andes, 1875 Torre del reloj del templo de Cúcuta, 1875 Búsqueda de sobrevivientes bajo ruinas Calle del Comercio de Bucaramanga Hoteles característicos de Bucaramanga y Piedecuesta Cúcuta después de su reconstrucción Plaza principal de El Socorro, Santander Comunicaciones a través del telégrafo Ocaña, parque principal y templo parroquial Instalación y mantenimiento de redes telegráficas Jordan-Sube, Puente sobre el río Chicamocha Por “mister Loran” hace referencia al empresario alemán Paul Lorent, sobrino, apoderado y representante legal de las empresas e intereses del empresario alemán Geo von Lengerke. Propietario de la hacienda Montebello y la concesión de caminos carreteros hacia Puerto Santander (Barrancabermeja) Hacienda quinera de Montebello de Geo von Lengerke y Paul Lorent Quina (chinchona) desde los hallazgos de la Expedición Botánica de J. Mutis Corteza del árbol de la quina (quino) Municipios articulados a las rutas de las quinanzas a lo largo del río Lebrija Reyes González, Empresario quinero, cafetalero y urbanista de Bucaramanga Conexiones fluviales desde El Pedral Puerto fluvial de Barrancabermeja Actividad en puertos fluviales junto al río Magdalena Cordillera de Los Cobardes desde Simacota, Palmar y Hato Solón Wilches, empresario quinero, miembro del “comercio de Concepción”, Presidente del Estado de Santander Cabecera de Simacota, Santander Centro de la cabecera de Bucaramanga Actividad comercial en Bucaramanga, Girón, Lebrija y Piedecuesta Calle de barrio popular de Bucaramanga Cabecera de Piedecuesta, Santander Cabecera de Jordán – Sube, Santander Mesa de los Santos, Santander Por “señor Demares” hace referencia al empresario industrial Roberto de Mares quien obtuvo del Gobierno colombiano la concesión (1905-1919) para explotar el petróleo existente en los yacimientos de Barrancabermeja a nombre de empresarios estadounidenses. La cual fue conocida como la “Concesión de Mares” y se constituyó en los orígenes de la explotación industrial petrolera de Colombia José Joaquín Bohórquez y Roberto de Mares en el campo petrolero de Infantas Exploración del campamento cinco, 1903 Brea y petróleo para exportación Refinería del General Virgilio Barco, 1906 Inversionistas petroleros estadounidenses Navegación a vapor durante el siglo XIX Provincia del Daríén durante el siglo XIX La compañía de Uribe, Andrade y Peralta fue adsorbida, al igual que la concesión de R. de Mares, por la Tropical Oil Company, filial de Standard Oil de New Jersey, después de la primera guerra mundial. Selvas y ríos del Darién colombiano Catedral de Quibdó y río Atrato, Chocó Actividad comercial en Quibdó, 1922 Por “Banco Dugand” hace referencia a la Compañía Comercial anónima creada por el francés Francois Victor Dugand y su hijo Jose Victor en Riohacha (1872) y Barranquilla (Banco Dugand, 1917), la cual emitía billetes de cambio en pesos y dólares respaldados por un capital de 500.00 dólares. Banco Dugand, Barranquilla Puerto Wilches y río Magdalena, Santander Barcos petroleros del Magdalena (Troco)