El barroco: Guzmán de Alfarache Suele denominarse Siglo de Oro a un periodo de la historia de la literatura española comprendido entre 1500 y 1700, al mismo tiempo que ha dicho periodo se le ha ido confundiendo con Edad de Oro, Renacimiento y Barroco. 1499, La Celestina (16 actos) 1502 La Celestina (21 actos). Se trata en realidad de dos siglos que ocupan la consecución de la unidad territorial de la península con los Reyes Católicos y la conquista de numerosos territorios en ultramar, aunque el auge y el ocaso se sucedieron con extremada rapidez. En estos Siglos de Oro se produce un florecimiento de las artes plásticas y las letras pero también surgen elementos negativos: la Inquisición, la miseria y el racismo de todo tipo. El siglo XVI, por el auge de los poetas líricos (Garcilaso, Fr. Luis, Herrera, S. Juan de la Cruz) bien podría ser el auténtico Siglo de Oro, pero tanto Lope de Vega como Cervantes, Góngora, Quevedo, Calderón, produjeron sus mejores obras en el siglo XVII, de modo que hay quien opina que este y no el XVI, el auténtico Siglo de Oro. Barroco (del portugués: perla defectuosa). El renacimiento toma sus temas de los autores clásicos principalmente latinos (Ovidio, Horacio, Cicerón, Marcial) El Barroco los hereda a través del Renacimiento, por ejemplo, la idea de que el hombre es como un universo en miniatura, o la del sentimiento del desengaño, que nace del desentrañamiento de la verdadera identidad de los objetos. Otros temas: la palabra y el concepto, que se utilizan según las concepciones previas antagónicas y al mismo tiempo conducente a un mismo fin. El tema de la locura y la cordura, así como la de la soledad del hombre, la pérdida del paraíso (pérdida de la ingenuidad) y la muerte abundan en la literatura de todos los géneros. Y, desde luego, en las artes plásticas. Locura y cordura luchan entre sí e intercambian sus posibilidades en la obra de Cervantes. El loco es realmente el cuerdo, y viceversa. Influenciado por el El elogio de de la cordura, de Erasmo, Cervantes contrasta personaje y posiciones ante la vida en El licenciado Vidriera, en sus entremeses y en su Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que tiene también fundamento en casos concretos de la vida real. A un periodo de expansión económica y geográfica que se extendería bajo su reinado de Carlos V le sucede una época de vuelta a lo nacional, a las costumbres y ala cultura autóctona, que ocuparía desde los últimos años del XVI, con Felipe II, y el XVII, con Felipe III, Felipe IV y sus sucesores. El declive económico se suma a la opresión de la Inquisición y al avance de la Contrarreforma, que ahoga toda apertura al exterior. La contrarreforma da pie e impulsa definitivamente el Barroco en nuestro país. Los decretos del Concilio de Trento (1545-1563) se dejaron de sentir en muchos aspectos de la vida cotidiana y de la vida literaria. La prohibición de traducir la versión latina de la Biblia, produjo, entre otros motivos, el encarcelamiento de Fr. Luis, que se había atrevido a realizar una traducción del Cantar de los cantares de Salomón. Así se inicia un movimiento de rigidez ideológica, política y moral que conduce a concentrarse en lo interior, y por supuesto, favorece al absolutismo de los monarcas. Se estaba en una época triste en que tanto la política exterior como la interior, la moda y el vestido, eran dictados desde arriba. La inquisición actuaba directa e indirectamente. Tampoco se permitían los matrimonios secretos, y si estos aparecían, habían de colocarse en épocas remotas. Sacerdocio sacramental. Celibato, culto a la Virgen (hiperdulía) y los santos. Uso litúrgico del latín… Por fin, se cerraron todos los teatros, porque “con los representaciones y comedias la gente se da al ocio, deleite y regalo, y se divierte de la milicia… Y se hacen flojos y mujeriles los corazones de nuestros españoles”. Los índices de los libros prohibidos marcan un cierto pesimismo originado por el desengaño y la desilusión general de los españoles. Se predica la sumisión, y la abnegación que salvaguardan la actitud absolutista de los monarcas, y todo se vuelve sombrío, tendente a la concentración, al ascetismo, a pintar incluso lo feo y lo deforme (cuadro de José Ribera, El pie varo). Lo que se está haciendo es ensalzar la miseria de la carne y la necesidad de dominarla, por lo que la literatura se vuelve moralizante. Enseñar deleitando va a ser quizá una de las claves que explican la aparición de elementos de gran comicidad tanto en la novela (picaresca, en el Quijote) como en el teatro (figura del gracioso), y aun en la pintura (seres deformes, grotescos, bufones, enanos, etc.). Crisis en la sociedad barroca. Aspectos. - La alteración de los valores y los modos de comportamiento como el honor, el amor y la fidelidad a los señores. - Cuestionamiento de los valores y las conductas que originan tensiones determinadas. - Disconformidad en relación al encuadramiento de los individuos y los grupos sociales: todos quieren medrar en la sociedad, a ser posible, trabajando poco. - Transformaciones en las relaciones que unían a los individuos entre sí, pues las clases inferiores se sienten incómodas ante las superiores. - Formación de grupos nuevos (mercaderes, extranjeros, labradores ricos, oficiales), cuyos papeles sociales sufren perturbaciones en toda Europa y más en nuestro país. - Aparición de críticas que surgen de todas partes para denunciar el mal de fondo y las desviaciones de la conducta. Se obliga a los jornaleros a ir a la guerra. Época de depresión económica causada por la expansión tras el descubrimiento de América. Malas cosechas. Sube el precio del trigo. Hambruna. Peste. Guerras entre católicos y protestantes que empobrecen el país. La primacía en Europa pasa de España a Francia. 5ª semana 30/10/2015 Así, las críticas a una nobleza que vive sin trabajar, a expensas de una clase media, que se ahoga poco a poco, sobreabundan en la picaresca, mientras en el teatro de Lope se aborda en sucesivas ocasiones el tema de la posesión de la tierra ennoblece a su poseedor. El villano en su rincón, El alcalde de Zalamea, Peribáñez, y otro buen número de obras hacen referencia a este asunto, lo mismo que en Calderón El alcalde de Zalamea y La hidalga del valle. La relación que muchas veces se ve como cosa natural entre reyes y grandes propietarios rurales (El mejor alcalde, el rey), supone que la protección civil….. Por otra parte, la nobleza, a través de las ciudades, dominó en las Cortes, influenciando subrepticiamente en el Gobierno del estado. Su labor consistía en ocupar los puestos de la administración municipal, sirviéndose de ellos para administrar en su favor el reparto de las cuotas de los servicios y echar el mayor peso sobre los pecheros (plebeyo, obligado a pagar a contribuir con pecho, tributo) modestos. Así también, con medios fraudulentos, se aprovechan en la distribución de tierra tomando para sí las de mejor calidad. Poco a poco se produce la ruina de los pequeños propietarios y aparceros, y el abandono del campo, que origina la entrada en la ciudad de numerosos grupos de mendigos necesitados de un pedazo de pan que llevarse a la boca y dispuestos a conseguirlo a cualquier precio. A quien se le ocurre despotricar contra el rey y la nobleza se le impone grandes multas, se le encarcela o se le castiga a galeras. La represión era muy fuerte, y los maltratos físicos estaban a la orden del día. Corredor de oreja: prestamista. Como algún predicador se atrevió a alzar su voz desde el púlpito, como hizo Francisco Nicolás Bautista el 24 de abril de 1658, se le envió una nota “para que no predique al Rey tan claro, ni en el púlpito se arroje a decir verdades, sino que pues tiene audiencia a todas horas, se lo diga en secreto, que los demás es dar ocasión al pueblo de sentimiento y mover sediciones”. Estas sediciones se produjeron en varios lugares: en Málaga tuvo que salir huyendo el corregidor, en Palencia, León, Lorca, y La Rioja, el pueblo se levantó en armas matando a jueces y alguaciles corruptos. Se extremaron, además, la consecuencias inhumanas del estatuto de pureza de sangre, se acentuó la prostitución (a veces admitida públicamente, como en Málaga, donde las mujeres hacían sus servicios a forasteros y locales). A mediados del XVI había en Madrid más de 80 prostíbulos. Se multiplicó la afición al juego, y algunos estudiantes jóvenes se dejaron crecer el pelo, algo condenado por los moralistas. Algunos nobles llevan una vida truhanesca y existen casos de doble vida, en que el noble es un pícaro o vive, disfrazado, de pedir limosna. El bandolerismo cobra cartas de naturaleza, grupos de pícaros, pordioseros, vagabundos y falsos peregrinos abarrotan ciudades y caminos de mucho tráfico. Son gentes supervivientes de guerras, epidemias, opresión de los poderosos, obligados por la miseria al paro forzoso. No es de extrañar la aparición de obras en las que el pueblo se resuelve contra sus opresores y los matan (Fuenteovejuna) o expresiones como las de Cervantes en La ilustre fregona: del mismo modo que amedrenta a las gentes la aparición de un cometa, “así la justicia cuando de repente y de tropel se entra en una casa, sobresalta y atemoriza hasta las conciencias no culpadas”. La crisis social y la crisis económica contribuyeron, pues, a crear el clima psicológico del que surgió el Barroco. El escritor barroco se propone sacar a sus lectores de la pasividad en que está sumido por la postración en que se propone sacar a sus lectores de la pasividad en que está sumido por la postración en que se encuentra. El culteranismo utilizará en esta misión de “despertar”, numerosos latinismos, alusiones mitológicas de todo tipo, y metáforas mucho más atrevidas que hasta entonces, y el conceptismo intentó usar el ingenio para producir metáforas que iban desde la más simple comparación hasta la más compleja alegoría. Se trata de desorbitar al lector recurriendo a lo extremado, a lo exclusivo, a la caricatura si es necesario. (Poco a poco se produce la ruina de los pequeños propietarios y aparceros, y el abandono del campo, que origina la entrada en la ciudad de numerosos grupos de mendigos necesitados, de un pedazo de pan que llevarse a la boca y dispuestos a conseguirlo a cualquier precio). 6ª semana 4/11/2015 GUZMÁN DE ALFARACHE, MATEO ALEMÁN Mateo Alemán fue un curioso personaje sevillano, nacido en 1547, el mismo año que Cervantes, y fallecido quizás también en 1616, como el autor del Quijote, aunque en México. Al parecer era de ascendencia conversa, algo mal visto entonces, de modo que quien la tenía procuraba ocultarla de mil maneras. Su padre fue médico en la cárcel de Sevilla (lo que no le daba para vivir holgadamente, sino con apreturas), y él estuvo preso en varias cárceles de diversos lugares, así cuando sitúa a su personaje en ellas, sabe perfectamente de qué está hablando. Fue bachiller (1564) en Artes y Teología por la llamada “Universidad de Maese Rodrigo” de Sevilla, habiendo hecho estudios quizás en la Academia de Juan de Mal Lara, o en los jesuitas en Sevilla. Luego inició la carrera para médico (Sevilla, Salamanca, Alcalá de Henares), pero no termino de licenciarse (abandonó en 1568), aunque alardeaba de ser licenciado. Tampoco terminó sus estudios de Leyes, que empezó en 1580. Sabemos, sí, que dedicó no poco esfuerzo a la Caligrafía, practicando todo tipo de letras, cuando poca gente sabía leer y escribir….. “Yo me acuerdo que la primera letra que supe fue la que hoy se usa en los libros de la iglesia, que llaman redondo; después me pusieron en tirado; de tirado pasé a cortesano, a medio punto y a punto entero; luego escribí de caja, que aún se practica hoy en los libros Della, y la llaman redondilla, y últimamente me pusieron a escolástico y bastardillo, que agora usamos comúnmente: y creo que se me quedan otras tres o cuatro estaciones que anduve con las dichas, que fueron chancilleresca, francesa, encadenada y grifo”. La inspiración para no pocos episodios de la obra y del protagonista la encontró en su propia vida, aunque también reflejó la de otros personajes con los que convivió en diversos momentos, y tomó no pocos asuntos de la literatura anterior y aun de la de su época. Conocía de primera mano el mundo del hampa y no disfrutó….. Vive entre Madrid y Sevilla, y suele estar cargado de deudas. Para subsanarlas pide préstamos y se ve obligado a casarse con Catalina de Espinosa. Intenta pasar al Nuevo Mundo, pero finalmente se queda en España. Fue nombrado Juez de la Comisión al servicio de la Contaduría Mayor, pero no le resultó nada bien, terminando él mismo en la cárcel. Al salir, fue nombrado Contador de Resultas de Su Majestad (oficial del interventor de cuentas de la Real Hacienda), y para llevar a cabo su trabajo pasó por diversos lugares de España, con un sueldo mejor, que le permitió comprar un solar en Madrid, donde edificó edificios. En 1591 mientras visita un navío en Cartagena, un taco de la salva de despedida lo golpea en la cabeza. Como sale ileso del incidente, lo atribuye a la intervención de San Antonio de Padua. Posiblemente fue la causa de que se comprometiera a escribir la biografía del santo, que haría 12 años después. Tras pasar por Almagro, se dedica a inspeccionar el funcionamiento de las minas de Almadén (fundamental por su producción de mercurio, necesaria para extraer la plata de México. Allí entra en contacto con quienes trabajaban las minas para evitar ser enviados a galeras, todo tipo de delincuentes: un fraile homicida, cuatreros, rufianes, ladrones, etc., personajes que posteriormente integrarían la nómina del Guzmán. Él debía dar noticias del número y situación de los forzados que trabajaban allí. Pero los arrendatarios eran demasiado poderosos, y se le ordenó que dejara el asunto inmediatamente. AÑADIR FÚCAROS. Deja el encargo (seguramente por algún problema) y se dedica a escribir el guzmán que estaba terminado en 1597. En 1599 publicó en Madrid la primera parte del Guzmán de Alfarache, que tendría otras ediciones en Barcelona, Zaragoza, Madrid, Barcelona, Lisboa, Coimbra, Bruselas, Madrid, Sevilla, Millán, Zaragoza, etc. Pese a tantas ediciones (hubo más, incluso en América), no salió de pobre. Si a Cervantes le iba a salir un continuador del Quijote, que le supuso un gran disgusto, a él le ocurrió lo mismo cuando en 1602 otro escritor, Mateo Luján de Sayavedra, seudónimo de Juan Martí, publicó la Segunda parte del pícaro Guzmán de Alfarache. Claro que él se preocupó de colocarlo en su Segunda Parte, hacer que se volviera loco, y darle muerte (por suicidio) literariamente en la misma: una venganza incruenta, pero venganza al fin. La Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache se publicó en Lisboa (1604), luego en Valencia (1605), y Barcelona. La primera edición conjunta se publicó en Milán (1615) como De vida del pícaro Guzmán de Alfarache. Primera parte y Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana. En 1619 se publicó en Burgos Primera y segunda parte de Guzmán de Alfarache¸ y con el mismo título en Madrid, 1641. Veinte años después (1661) volvió a editarse como De la vida del pícaro Guzmán de Alfarache, en Madrid, y otros veinte años más tarde e Amberes con el título Vida y hechos del pícaro Guzmán de alfarache. Aunque estaba casado, su matrimonio con Catalina de Espinosa, no era precisamente feliz, viviendo buena parte del tiempo separados de hecho. En 1602 mantiene una relación con Francisca Calderón, cuyos bienes administra, y pasa a vivir con ella y con su hermana María, en Sevilla. Entre los escritores del momento, disfrutó de la amistad de Lope de Vega cuando este estuvo por Sevilla (1602 mientas Lope andaba detrás de Micaela Lujan) y, como el autor de Fuenteovejuna, tuvo vario hijos fuera del matrimonio. Al igual que Lope de Vega, era un hombre muy preocupado por su vida religiosa, pero se sentía débil y pecador, cayendo y arrepintiéndose continuamente, como protagonista. En el fondo, su obra, El Guzmán de Alfarache, es una larga confesión de culpas, sobre todo de pecados contra el séptimo mandamiento: “no robarás”, pero también contra el octavo: “no dirás falso testimonio, ni mentirás”. De todas se va arrepintiendo, pero para volver a caer en las mismas poco después. Su visión del hombre y del mundo en el que vive es bastante pesimista, lo que también tiene que ver con la concepción religiosa de su tiempo. En su obra se refleja una concepción ascética de la vida (una vida en la que pretendes mortificar tu cuerpo liberando las pasiones), algo que, desde luego, su pícaro no consigue. En 1602-1603 volvió a estar en la cárcel, y una vez libre se puso a escribir la Segunda parte de su obra principal y de la Vida de San Antonio de Padua, publicando esta última en 1604. Pasó luego a Lisboa, donde se publicó la segunda parte del Guzmán, y en 1607 marcha a México. En su petición afirma que ha gastado la mayor parte de su vida en estudio y lectura de letras humanas y escrito en algunos libros, se halla al presente desacomodado y con deseo de proseguir su servicio (el de su majestad) en las indias, donde los virreyes y personas que gobiernan tienen necesidad de personas de suficiencia. Para conseguir la licencia y partir para América tuvo que sobornar al secretario del Consejo de Indias, don Pedro Ledesma, con la donación de unas casas que tenía en Madrid. Ese soborno le parecía imprescindible para que le hiciera la vista gorda ante la comitiva que llevaba consigo: los hijos siguientes y sobrina: “doña Francisca de Alemán, doña Margarita de A., Antonio de A., doña Catalina de A., su sobrina, y dos criados”. Antonio de A. Y Margarita eran hijos naturales de Mateo Alemán; Catalina, probablemente, era ilegitima de su hermano Juan Agustín y “doña Francisca”, de veinticuatro años trigueña, con un lugar debajo de la oreja izquierda era su amante Francisca de Calderón, a pesar de que rece como hija. No se sabe mucho de su estancia en México, aunque conocemos que escribió y publicó allí una Ortografía castellana, un prólogo para la Vida de San Ignacio, de Luis Belmonte Bermúdez, y su ultima obra: los Sucesos de fray García Guerra, arzobispo de México. Está datado que en 1615 todavía vivía en Chalco, y tal vez murió en 1616, como Cervantes. Su obra fundamental, que él denomina una “poética historia” es uno de los mejores ejemplos de la combinación de la diversión y de la enseñanza, siguiendo el proverbio clásico del prodesse delectare (enseñar deleitando). En el fondo, el suyo es un libro que mezcla la narración con la digresión, la autobiografía con la ejemplaridad, las consejas fábula, cuento- y los consejos. A lo largo de la vida asistimos a un viaje del protagonista por España y por algunos lugares de Italia, donde el influjo de nuestro país era considerable en el último tercio del siglo XVI. Guzmán de Alfarache es un pícaro al estilo de Lázaro de Tormes: su nacimiento tiene que ver con un río, la narración es en primera persona, ambos son antihéroes, mozos de muchos amos, y el relato se contempla retrospectivamente. Aunque entre uno otro existen notable diferencias: -Lázaro robaba para aliviar su estómago, y Guzmán la mayor parte de las veces lo hará por gula o por demostrar sus dotes de ladrón. -Lázaro era hijo de un “donnadie”, Guzmán se cree hijo de hidalgos. -Lázaro solo viaja por una zona muy limitada de España; Guzmán se lanza al extranjero, se convierte en un pícaro “internacional”. -Lázaro da por terminada la narración de sus aventuras en el momento de su “mejor fortuna”; Guzmán lo hace como condenado a galeras, aunque espere su enésima puesta en libertad. - A Mateo Alemán le importa poco su verosimilitud, y no está dispuesto a pasar desapercibido: él es el autor, y quiere que se le reconozca como tal, mientras que el autor del Lazarillo no incluye su nombre. - La obra reproduce (con no pocas divergencias) su propia vida, y quiere que se considere “atalaya de la vida humana”, que sirva como enseñanza y escarmiento. - Como el Lazarillo, la obra está escrita en primera persona, aunque las aventuras de Guzmán son muchas más que las de Lázaro y bastante más elaboradas. Guzmán afirma que está haciendo la confesión de su vida, mientras Lázaro escribía una carta para dar a conocer cómo había ido creciendo en su fortuna. Además, Lázaro lo hace por obediencia (escribe una carta a un tal Vuestra Merced). - Guzmán continuamente aporta consideraciones morales, con lo que el adoctrinamiento de sus lectores es considerable. - Lázaro era huérfano de padre, Guzmán se considera huérfano de varios padres. - Lázaro se va con el ciego (hacia los diez años) obligado por su padre; Guzmán se va de casa solo, voluntariamente, con unos doce años. - El ciego alumbra a Lázaro en las cosas de la vida, pero Guzmán aprende por su cuenta de sus experiencias negativas que va acumulando desde Sevilla hasta su llegada a Madrid, donde llega convertido en pícaro. Guzmán, como Lázaro, sirve a un capitán como una cojera, que recuerda al escudero del Lazarillo, y con él se va a Génova, hacia los catorce años “con deseo de conocer y ser conocido”. - Lázaro se dirigía siempre a Vuestra Merced, lo suyo es un monólogo; Guzmán tiene diversos referentes en la obra. Puede considerarse un diálogo entre un “yo” y diversos “tú” receptores de sus mensajes. Entre los diversos “tú” están el “curioso lector”, a quien al final de la segunda parte promete una tercera y última parte que nunca escribió. - El lector puede ser también el destinatario de la admonición o la represión, o un confidente. En otras ocasiones es un interlocutor social al que se dirige continuamente como se esperara una respuesta, utilizando para ellos numerosas expresiones coloquiales y no pocos refranes, que mechan el texto y lo aproximan al lenguaje oral. 6ª semana 6/11/2015 Esta oralidad se descubre también cuando el protagonista habla consigo mismo, con un reconocible tono manriqueño: “Guzmán, ¿qué se hicieron tantas velas, tantos cuidados, tantas madrugadas, tanta comunicación a las escuelas, tantos actos… Estos pensamientos, desde luego, son ascéticos, y sobresalen más cuando Guzmán está en algún momento elevado de su vida, que no le impide reflexionar sobre una posible caída. Entonces cuando se ve más claro el monodiálogo, en el cual Mateo Alemán es un maestro. Además. Lázaro es hijo de dos pecadores, Guzmán es el hijo del pecado. Su engañosa concepción habla del simbolismo del pecado original y la posibilidad de su redención. El suyo, más que un viaje físico, es un viaje moral, buscando la redención de aquel pecado por el que fue concebido. En ese intento pasará por diversos estadios: mozo de venta, mendigo, pícaro, esportillero, ladrón, paje, alcahuete, lindo, mohatrero, “caballero”, pupilo, estudiante, estafador, marido cartujo, galeote… sin conseguir un ascenso real. Es indudable que la obra supone la literaturización de la vida de Mateo Alemán. Sin embargo, sus modelos son varios. En primer lugar, Lazarillo sin el cual no hubiera existido. El Guzmán de Alfarache supone la renovación de la picaresca y un paso adelante en el dibujo de los picaros mas amargo, probablemente porque el momento histórico así lo estaba produciendo. Lázaro no tenia la intención docente. Guzmán es “atalaya” de la vida humana, esto es: alguien que mira la vida desde arriba y previene sobre lo que ocurre o puede ocurrir. Hay un fondo religioso muy claro: la doctrina de la Contrarreforma, demanda del Concilio de Trento. Frente a la doctrina protestante que proponía que el hombre no podía hacer nada por salvarse, la contrarreforma predica que el hombre puede redimirse del pecado original y del resto de los pecados, incluso la salvación del más miserable de los hombres. Sobre el pesimismo del Guzmán hay quien opina que existe por los remotos orígenes judíos conversos de su autor. Pero esta teoría esta desfasada. En todo caso habremos de considerar que en la obra de Mateo Alemán esta muy presente la dialéctica de la justicia: los contrarreformistas españoles, y él mismo, estaban muy preocupados por la cuestión de la reducción y amparo de los mendigos del reino. Guzmán será un pícaro, pero un pícaro preocupado por salir de su estatus, que llega a trabajar para ganarse un sueldo. Se trataría de un hijo del ocio providencialmente convertido a los valores del trabajo. El Guzmán era una obra con valores cristianos, influjos de Las confesiones de San Agustín, con valores sociales y políticos o como dice Luis de Valdés “El guzmán << puede servir a los malos de freno, a los buenos de espuelas, a los doctos de estudio, a los que no lo son de entretenimiento y, en general es una escuela de fina política, ética y económica, gustosa y clara>> Y según Alonso de Barros del os en los preámbulos del libo, el Guzmán salía lleno de << avisos necesarios para la vida política y para la moral filosofía >>, y su autor mezclaba en él con << con suavísima consonancia lo deleitoso y lo útil, que desea Horacio, convidándonos con lo grave y lo sentencioso, tomando por blanco el bien público y por premio el común aprovechamiento>>.