Subido por Robin Mejia

norteurbano 6 - Final corregido V2

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norteurbano
N
el rumbo de las historias
S
Número 06 - Bello - primer semestre de 2020 - ISSN 2344 7222 - Distribución gratuita
OPINIÓN
RELATOS
FOTOREPORTAJES
CRÓNICAS
INFORMES
PERFIL
REPORTAJE
2
Página. 4
Un amor más allá del
alzhéimer
#LaPazNosedetiene
Postconflicto: Soñar a pesar de los odios
Página. 6
Cocinando la Paz de
Colombia
Página. 15
Raíces: Un encuentro
con los orígenes
Página. 17
Desaparición Forzada
Página. 18
La eterna búsqueda de
la luz
@Norte_U
@ContactoNU
@NorteUrbanoU
DIRECCIÓN EDICIÓN:
Robinsson Mejía
COMITÉ EDITORIAL:
Robinsson Mejía
Cristian Mauricio Bulla
Daniel Palacio Tamayo
Lina Marcela Gallego
Igor Torrico
WlberAlberto Rico
Ana C. Nicholls Ortiz
Ángela M. Zuluaga
Norte Urbano
Publicación semestral
2.000 ejemplares
Rector UNIMINUTO Seccional Antioquia - Chocó
Padre Huberto Obando Gil
Vicerrector UNIMINUTO Seccional Antioquia - Chocó
Jorge Arbey Toro Ocampo
Decano Facultad Ciencias Humanas y Sociales
Wilson de Jesús Mazo Gómez
Directora Programa Comunicación Social
Periodismo
Lina María Barrera De La Rosa
CORRECIÓN DE ESTILO:
Ana C. Nicholls OrtIz
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN:
Guillermo Andrés Amórtegui Usuga
Norte Urbano es un ejercicio académico propuesto por el
programa de Comunicación Social-Periodismo. Las opiniones
expresadas en el periódico pertenecen exclusivamente a los autores
y no comprometen la filosofía Institucional de la Corporación
Universitaria Minuto de Dios, Seccional
Antioquia - Chocó
COLUMNA
C
Por: Igor Torrico Silva
uando ya las cosas estaban bastante cuesta arriba para el conocido
como postconflicto, es decir, la etapa posterior a la dejación de las
armas por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(Farc) y el cese de su enfrentamiento con la institucionalidad representada
en el Gobierno Nacional, aparecen finalizando agosto Iván Márquez, Jesús
Santrich y otros líderes de esta organización anunciando su regreso a la
lucha armada. Un escollo más o una catástrofe (depende de cómo se
quiera ver) en un difícil proceso de paz.
Si lo anterior se suma a todas las dificultades que ha tenido este proceso,
provoca tirar la toalla. Sin embargo, es nuestro deber como medio de
comunicación universitario verlo más allá, y poner el énfasis en el cambio
de actitud de la sociedad civil y la resiliencia que territorios como Bello,
Medellín y Antioquia en general muestran en momentos como estos.
Los ciudadanos de a pie quieren la paz, quieren que ese aspecto básico
del postconflicto se mantenga como una realidad, para lo cual día a día con
su trabajo y con su vida muestran que, aunque es un proceso lento, va
mostrando resultados.
Las comunidades organizadas, así como las asociaciones civiles en las
distintas comunas de esta ciudad siguen luchando por la mejora de la vida
en sociedad, por las reivindicaciones de aquellos a quienes representan,
moviéndose y respirando como quienes creen en la paz y en su construcción
constante.
Lo mismo ocurre con las instituciones educativas en sus distintos niveles,
desde pre-escolar hasta universitaria, donde alumnos y profesores buscan
acuerdos, aprender a convivir y a discutir sin la agresión o dejando a un lado
el enfrentamiento que niega la existencia del otro.
Y no por últimos, menos importantes, debe mencionarse a los grupos
artísticos y culturales que buscan a través de las manifestaciones del arte
y la participación activa de sus miembros mostrar las diversas miradas que
se pueden tener sobre la realidad, una mirada que, supera las balas, las
bombas y las amenazas de muerte.
Lo más importante, lo que debemos ver como ciudadanos, lo que sostiene
todas estas actitudes y comportamientos es algo que supera cualquier
decisión tomada en la Casa de Nariño o en los centros de poder del país,
y es el deseo genuino de la mayoría de los colombianos de tener un futuro
que deje atrás el pasado del enfrentamiento y el conflicto permanente.
Hay una generación de hombres y mujeres que quiere con todas sus ganas
dejar atrás 52 años de conflicto y 220.000 muertos, quieren dejar de leer
titulares sobre enfrentamientos armados sean estos en Ituango o en el
Vichada, quieren asegurarle otro país a sus hijos y nietos.
Claro está, decir que bastarán los buenos deseos y el deseo mayoritario
de un futuro en paz para así asegurar un postconflicto provechoso para
Colombia no bastará para que esa realidad se concrete. Es aquí donde el
llamado es a las organizaciones civiles y los medios de comunicación de
distinta índole, entre los cuáles se incluye Norte Urbano, a ser canalizadores
y promotores de esos esfuerzos de paz y de futuro que se hacen día a día
desde el territorio.
No es un reto pequeño, hay enemigos acérrimos de la paz y con mucho
poder a distintos niveles. Tocará confiar en el ciudadano y en quienes
estamos comprometidos con pasar la página del postconflicto. No se verá
en un día, ni en dos, se trata de un proceso que se encuentra en etapa
germinal pero que algún día mostrará sus frutos.
3
El veneno en la copa
Por: Luisa María Rúa Múnera
-N
o supe que hacer en ese momento, yo solamente decidí quedarme
callado por miedo a que ese abogado me hiciera algún tipo de daño.
No creo que haberme evitado ese mal me haga cómplice de la muerte de la
señora Barrientos. – Le dije al policía, mientras subíamos con mucho cuidado
las escaleras de la mansión donde vivían mis ya fallecidos vecinos. –No es
que lo haga cómplice, señor Gabriel, es sólo que era su deber informar a las
autoridades lo que estaba ocurriendo. -Ahora entre conmigo, vamos a chequear toda la casa mientras usted me
cuenta que es todo lo que sabe- Agregó el policía mientras clavaba en mí
una mirada penetrante, como si en realidad yo tuviese algo que ver con la
muerte de mi vecina y amiga de toda la vida. Hacía mucho tiempo yo no
entraba a esa ostentosa casa, la verdad me sorprendió lo lujosa que estaba,
no la recordaba tan grande. – Ahora sí, señor Gabriel, lo escucho. – Me dijo
mientras caminábamos por todos los pasillos de la residencia. –Bueno, yo
vivo aquí al frente desde el año 1923, dos años después el señor Alejandro
Barrientos Fonegra y la señora Maria Josefa Uribe con sus hijos Juan, Miguel,
Federico, Isabel y Emilia habitaron la casa. Eran una familia muy millonaria,
recuerdo que hacían bailes con mucha frecuencia y los vecinos del sector
CRÓNICA
solamente veíamos entrar a las fiestas a invitados extranjeros. La pareja solía
gastar todo su dinero en cosas innecesarias y por eso su familia se volvió una de
las más reconocidas de la ciudad. Verdaderamente, a pesar de ser una familia
rica, nunca me negaron un buenos días o un hasta luego. Ninguno de sus hijos
les dio descendencia, por lo que se les facilitó irse a muchos lugares del mundo
con frecuencia, se divertían y gastaban todo su dinero en viajes y demás cosas
que les llenaran sus necesidades de adquisición.
Había un hombre que concurría la casa, era de contextura delgada y con un
rostro que la verdad no me inspiraba confianza, pero al parecer a ellos sí porque
el señor era el abogado de la familia. Una mañana como cualquiera, fui a abrir
mi ventana y vi una ambulancia afuera de la puerta del frente, rápidamente me
vestí para ir a ver lo que había pasado y para mi desgracia, mis vecinos habían
muerto. Ambos al mismo día. Fue un golpe duro para todos sus hijos y de
inmediato el abogado puso cartas en el asunto con el testamento y los bienes
que había dejado la millonaria pareja. Dicen los más allegados a la familia, que
todas las riquezas quedaron repartidas equitativamente, pero si alguno llegase
a faltar, toda su fortuna le iría quedando a los demás hermanos.
Todos empezaron a emprender y a llevar sus vidas hacia otras ciudades e incluso otros países,
menos Federico que era el hermano de en medio. A él en específico lo caracterizaba la humildad
que le faltaba al resto de su familia. El abogado se convirtió en el más fiel de sus amigos e incluso
lo acompañó a todos sus viajes y a todas las exequias de sus hermanos, que eran lo único que él
tenía en ese momento, aparte de toda la riqueza material. Comenzaron con un lazo de amistad
muy fuerte y el abogado inició el manejo de toda su fortuna ya que él había quedado con toda la
herencia de la familia por la muerte de todos sus seres queridos. Esa amistad duró si acaso unos
tres meses antes de su muerte.
Recuerdo muy bien la mañana en que Francisco murió, la noche anterior su abogado había decidido
quedarse en su casa y ofrecer una fiesta en honor a su amistad de Francisco y él. El baile terminó
aproximadamente a las dos y media de la madrugada y todos estábamos exhaustos. Francisco
decidió irse a dormir un poco más temprano y alrededor de las tres de la madrugada, su amigo el
abogado había entrado a su habitación con un par de copas de vino, una de ellas con unas gotas
de arsénico para llevar a cabo el plan de acabar con su vida y quedarse con todas las riquezas que
habían escondidas en la mansión, los lingotes de oro entre las paredes y las guacas que habían
debajo de los pisos de la residencia.
Y así fue señor policía, eso es lo que presencié y no quise divulgar, la verdad preferí mi seguridad a
que se dieran cuenta de lo que en verdad pasó y que no fue muerte por infarto.
4
Un amor más allá del
CRÓNICA
alzhéimer
Por: Vanessa Giraldo Rendón
E
s en las adversidades cuando se conoce el estado más puro del amor. Y en
esta historia, ese sentimiento fue capaz de sobrevivir a una enfermedad que
lo olvida todo. Luis Carlos Bedoya, de 70 años y María Magdalena Agudelo, de
63, son esposos desde hace un cuarto de siglo; de esa unión nacieron sus dos
hijas Camila y Antonia.
La historia de esta familia ha estado rodeada de situaciones que la ha llevado
a estar al borde del colapso. Carlos recuerda cómo su vida dio un cambio
inesperado aquel 21 de julio del 2009, cuando su esposa tuvo los primeros
episodios de mareos, dolores de cabeza acompañados de visión borrosa y
desmayos recurrentes. Ella trabajaba como abogada y debido a esta situación
decidió renunciar a su trabajo.
En un principio la familia no le prestó atención a esos quebrantos de salud;
consideraban que se trataba de estrés laboral, el cual no volvería a atormentarla
si dejaba de trabajar, pero no fue así. A los dos meses, Magdalena sintió un
nuevo dolor de cabeza antes de desmayarse. Su familia de inmediato corrió
con ella para el Hospital General de Medellín, donde permaneció internada
durante tres días.
Mientras le hacían los chequeos de rutina, llegaron los momentos más
preocupantes; por momentos Magdalena no reconocía a las personas que
tenía a su alrededor, ni siquiera a su propia familia.
A las 9:00 a.m. del 5 de octubre de ese año, ingresó el médico a la habitación
pidiendo hablar con la persona a cargo de la paciente. Lo dijo con una mirada
fija y fría que permitía deducir que no se trataba de nada bueno, pero Luis
Carlos no sabría de qué se trataba hasta escucharlo.
El doctor quiso disminuir el dolor que causaría esta noticia indicando en un
largo preámbulo que aquello no podía significar el fin para ellos y que, a pesar
de no existir cura para esa enfermedad, existen medicamentos que ayudan al
proceso.
— Doctor, por favor dígame de una vez, ¿qué tiene mi esposa?
— Alzhéimer.
Luis Carlos sintió cómo el mundo se caía en mil pedazos. No podía creer que su
mujer, el amor de su vida, su amiga y confidente lo olvidaría. Ella no recordaría
nunca más los momentos felices que pasaron juntos, las experiencias que los
marcaron. Tampoco sabía cómo explicarles a sus hijas que su madre olvidaría
hasta su nombre, que seguramente se convertirían en unos extraños para ella.
Esta, sin duda, era la prueba más difícil que le había puesto la vida.
De camino a su casa, Camila y Antonia se encontraban inquietas, querían saber
El Pato Donald quiere
viajar a Venezuela
T
ras la continua lucha de los venezolanos por recuperar su país, es
necesario recalcar el papel que han desempeñado el presidente
colombiano Iván Duque y otro gobernante gringo, quienes han puesto a
disposición todas las ayudas y posibilidades al presidente de la Asamblea
Nacional de Venezuela y nombrado por esta como mandatario interino
del vecino país, Juan Guaidó.
Es triste ver cómo la desesperación de millones de personas que mueren
por falta de medicamentos, donde el hambre aumenta y las alternativas
de abandonar aquel lugar en busca de nuevas opciones escasean, se
ha convertido en un tema no humanitario como tal, sino fríamente
politizado con un fin calculado y egoísta de un gobierno prepotente que
no es precisamente el colombiano.
Dichas acciones hasta el momento no guardan más que propósitos que
rompen con los principios básicos de neutralidad, imparcialidad y eficacia
de la famosa ayuda humanitaria. No pretenda hacernos creer, señor
Duque, que sus gestos solidarios los hace pensando en los venezolanos,
pues usted, al igual que sus antecesores, se les olvida que esas ayudas las
necesitamos más quienes vivimos aquí sin que logremos, como mínimo,
llamar su atención.
qué había dicho el médico. Su padre guardó silencio hasta que Magdalena
concilió el sueño en su habitación. Cuando se reunió con sus hijas, Luis Carlos
les repitió las palabras del médico. El llanto de sus hijas le causaba más dolor
del que podía creer capaz de soportar, pero debía ser fuerte para que ellas lo
fueran.
A medida que fueron transcurriendo los días, el alzhéimer fue avanzando como
lo había indicado el médico. Para Magdalena recordar cada vez era más difícil,
lo que le causó un desequilibrio emocional que en ocasiones la hacía ponerse
agresiva con quienes tenía cerca.
“La vida está llena de altibajos, en ocasiones sientes que las personas están
confabuladas contra ti y solo quieren destruir tu matrimonio, por ende inventan
cosas que no son ciertas pero que de igual manera logran incomodar a la
pareja”, dice sentado en la sala de su casa en el barrio Prado, en el centro de
Medellín.
Corría mayo de 2018 cuando ocurrió una de esas situaciones que los indispuso,
incluso más que las miradas de fastidio con las que en ocasiones miran a su
esposa —a quien juró acompañar en el amor y en la enfermedad—. Cuando
estaban en un centro comercial, Magdalena pidió a su esposo que la llevara
al baño, pues debido a lo avanzado de su enfermedad no tenía un control de
su cuerpo. Una vez allí, es él quien la tiene que desvestir antes de hacer sus
necesidades. En ese momento cayeron sobre él una tonelada de insultos y
juicios de una mujer que lo señalaba de estar abusando de ella.
Luis Carlos, conteniendo su coraje e indignación le respondió: “Soy su esposo
desde hace 25 años, no tengo ninguna necesidad de hacerle daño y le cuento,
ella tiene alzhéimer”. De inmediato la mujer que lo incriminó rompió en
lágrimas y le suplicó que la perdonara.
Sin importar las adversidades por las que han pasado, la familia de Luis Carlos
sigue siendo humilde y luchadora, ahora están más unidos que nunca con un
propósito en especial velar por el cuidado íntegro de Magdalena Agudelo. El
amor, dedicación y paciencia que le han brindado ha sido fundamental en su
proceso, su enfermedad sin duda alguna ha sido una experiencia significativa
que logró marcarlos de por vida.
A pesar del estado en el que se encuentra y terapias a las que la han tenido
que someter, esta mujer ha logrado conservar su esencia, feminidad y demás
virtudes que la han caracterizado a lo largo de su vida, su esposo asegura que
a pesar de no recordarlo a él, ni a sus hijas, su mayor consuelo ha sido tenerla
con vida.
Por: Maria Paula Ortiz Salazar
OPINIÓN
¿Recuerda usted, señor presidente, a los líderes sociales muertos? ¿Es
necesario mencionarle el aumento de las cifras de desempleo? Y ni qué
hablar de las regiones más olvidadas de nuestro país. Quizás el cerco
diplomático que usted tanto pide para Maduro, también debería ser
aplicado para Colombia. Créame, la situación aquí no mejora.
No somos más ni menos que una herramienta para el verdadero creador
de tan maravillosas ayudas, un pedazo de tierra cercano al verdadero
tesoro de petróleo. Ahora que ‘los policías del mundo’ salieron de Siria,
buscan una nueva conquista, y señor Duque, usted nos ha entregado y
quiere entregar a Venezuela a las manos del ‘lobo de Wall Street’. Tío
Sam.
¿Sabe qué es lo paradójico, Mr. Duque? Hace poco un pato dijo “la
gente emigra ilegalmente a mi país porque sus países son un asco y es
culpa de los corruptos que se roban el dinero. Si no fuera así, la gente se
quedaría en sus países” ¿Sabe de quién hablan, Duque? De nosotros, de
nuestro país y de un puñado de gobernantes; gente avara y sin empatía,
incluso, como ese ‘sabio’ de aquella frase.
5
“NUESTRA MÚSICA HA SIDO LA BANDA SONORA
DE ESTA CIUDAD” JUAN GUILLERMO BERDUGO
Por: Manuel Felipe Nanclares Hinestroza
PERFIL
El testimonio y la reflexión de uno de los miembros vigentes y más antiguos del Grupo Suramérica
C
on 57 años de edad, este poeta de la vida, que se asoma en una tarima
con su bajo eléctrico en mano, es el mismo que irradiando confianza,
empatía y tranquilidad a través de su constante sonrisa, aparece sentado en una
oficina del piso 12 del Comfama de San Ignacio, donde hace 22 años trabaja
en el Área de Producción Creativa y Ejecutiva, encargándose del contenido
artístico para los diversos parques y sedes de la ciudad.
Allí, Juan Guillermo Berdugo Puerta, quizás un poco más conocido por ser
el bajista eléctrico del grupo Suramérica desde hace 34 años, con una ligera
sonrisa de satisfacción, cuenta cómo, felizmente, puede decir que la música
ha sido y es lo primero y más importante, por encima de su actual empleo.
“Primero fue el grupo, luego la empresa. Me pude dar el lujo de decir que
trabajaba en Comfama si me tomaba unos minutos para el grupo en diversos
momentos de la semana. Afortunadamente, comprendieron la importancia de
apoyar la agrupación a través del trabajo que desempeño”.
Mientras eleva su mirada evocando sus memorias, cuenta que aprendió
sus primeras nociones musicales a través de la guitarra, donde se atrevería
a componer su primera canción a los diez años. Posteriormente, participaría
de proyectos musicales de su colegio que le permitirían mejorar su técnica y
poder empezar a tocar en las primeras tabernas de la ciudad y ser músico de
sesión mientras estudiaba en la Universidad de Medellín y conocer a algunos
productores musicales que le fueron afianzando aún más.
“Juancho”, como lo llaman sus amigos de grupo, influenciado por ese aire
rockero de bandas como Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath, pero
sobre todo, por las más melódicas baladas ochenteras de conjuntos como
Chicago, Boston, Elton John y otros autores de la época, afirma que gracias
al ambiente universitario, empezó a escuchar mucha nueva trova y música de
Latinoamérica, que le permitiría forjar lo que hoy es. “Es como un vaso de agua
que se va llenando de muchas fuentes y que van dejando una sustancia que
refleja todos esos sabores”.
De este modo, siendo
un
melómano,
talentoso
compositor y moviéndose
con destreza en el ámbito
musical, llega a conocer el
grupo Suramérica; aunque no
era fanático de ellos, siempre
les admiró su iniciativa loable.
Según cuenta, pudiendo haber
ingresado desde 1982 como
guitarrista, sintió que aún no era
el momento y cedió el lugar a un
amigo cercano: Álvaro Sánchez
(actual guitarrista) y no sería
hasta 1984 que necesitando un
bajista eléctrico y recomendado
por Álvaro, entraría a formar
parte del grupo. “Aunque no
haya sido intencional y aunque lo
mío fuera otros géneros, desde
entonces quedé entrampado
toda mi vida” afirma entre risas
y con una mirada que refleja la reminiscencia de aquellos días.
Desde entonces, serían 34 años hasta el sol de hoy, donde frunciendo su ceño
y con toda la seguridad que manifiestan sus gestos corporales, comparte que
no se arrepiente de esa decisión y que espera hacerlo hasta que se le doble la
espalda, que no tiene ganas de parar, que el grupo siempre le ha mantenido la
novedad de experimentar diversos géneros musicales y de poder compartir su
afición con su familia y con las personas que les han acompañado durante todo
su trayecto musical.
Tornándose reflexivo e introspectando todo el tiempo que ha estado en el
grupo, no titubea para decir que lo más importante del grupo es precisamente,
las letras que tienen por decir. Que detrás de la emotividad de sus presentaciones
y de sus discursos, siempre han querido “cantar y contar la América Latina de
la época y de la que están siendo partícipes”, el no ser indiferentes ante las
realidades del país y convertirse en “relatores de lo que acontecía, hablar del
país y la ciudad”. No compartir el silencio y alzar sus voces para denunciar la
injusticia y anunciar la esperanza, el compromiso, le hace sentir que la música
de Suramérica se ha convertido en la banda sonora de la realidad de esta
ciudad, reflejando en cada canción, una situación, un momento y valiéndose de
grandes expositores que vivían acontecimientos similares como Pablo Milanés,
Mercedes Sosa y Víctor Heredia para perseverar en el tiempo con su proyecto
de compromiso social y de trabajo colectivo.
Un proyecto de 42 años, donde él ha hecho parte de 34, donde con canciones
como: El Ovillo, Compañera de la lluvia, La balanza y yo, Desplazados, Más
canciones de amor, Sol solidario, Guitarra por no llorar entre otras, no ha
dejado de transmitir un mensaje a nuestra sociedad y a nuestra realidad
a veces turbulenta y dividida. Sintiéndose orgulloso de su trabajo e interrumpiéndose para enunciar fragmentos de sus canciones, uniendo esa banda
sonora de la ciudad para hablar de la que llama: “la banda sonora de mi vida”,
no se avergüenza de lo que ha hecho y ha escrito aun en medio de críticas
y persecuciones y que son el reflejo de toda una existencia que se quiere
solidarizar con la de quien pueda escucharlo.
Así, entre risas y gestos de amable camaradería, finalizó invitando a todos
quienes escuchen su propuesta musical y discursiva como grupo Suramérica,
a no perder la capacidad de asombro ante la vida y sobre todo por aquellas
que conmueven, de la mano de la fe en sí mismo y en las metas y sueños que
tenemos, haciendo camino, sin hacerle daño a los demás, con perseverancia
y amor. “Porque el amor es el arma, así suene contradictorio, es el arma que
desarma”.
6
Cocinando la paz deColombia
CRÓNICA
Por: Andrés Felipe Ruiz Valencia
M
edellín, 3:00 p.m. tengo puesta una chaqueta de chef que me dobla la
talla y me encuentro haciendo Misé en Place —preparación de todos
los ingredientes y utensilios para la realización de una receta— en la cocina
de uno de los 50 mejores restaurantes de América Latina. Conmigo está
Rubén Darío Romero, un excombatiente de las Fuerzas Militares y ahora
uno de los más grandes cocineros del restaurante El Cielo, del reconocido
chef Juan Manuel Barrientos.
Era una tarde calurosa típica del Urabá en la década de 1990. Un lugar en el
que la violencia era el pan de cada día. Romero salía del colegio deseando
que no estuviera el camión de la guerrilla que pasaba reclutando los jóvenes
para cargar un fusil y combatir el Estado. Él contó con la suerte de no ser
reclutado durante su adolescencia, sin embargo, en la cancha de fútbol del
poblado, estaban ese día filados los jóvenes que la guerrilla se llevaría para
sus filas, ahí estaba su hermano de tan solo 14 años.
Romero se crió con el pensamiento fijado en la violencia y la muerte, sin
embargo, esto no cambió su sueño de ser cocinero. Las posibilidades de
estudiar en su pueblo eran mínimas, su abuela, quien siempre lo cuidó y a
quien trata como a su madre, solo pudo pagarle la escuela, así que la única
salida que vio él era ingresar al Ejército, guardando un arduo odio hacia los
que le arrebataron su hermano menor. Romero combatió en las fuerzas
militares hasta que sucedió algo que cambiaría su vida para siempre.
Un extenso bosque húmedo, los pasos de un ejército trotando al ritmo
de la lluvia, el canto de los grillos, la incertidumbre de encontrarse con el
enemigo y sus amuletos para cuidarse de los peligros de la selva, fueron su
compañía hasta que dio el paso fatídico con el que pisó una mina antipersonal
que le cercenó completamente su pierna derecha.
Un par de meses después, Romero estaba sufriendo entre el desconsuelo
por la difícil adaptación a una prótesis de titanio y la zozobra de lo que iba a
pasar con su vida sin poder volver a usar el camuflado. Por eso días de crisis,
Romero recibió un llamado para hacer lo que realmente soñó desde niño,
gracias a una mujer, se dio cuenta de que había una fundación que enseñaba
a cocinar a los desvinculados de las Fuerzas Armadas y les daba una segunda
oportunidad de encajar en una sociedad y de llevar una vida tranquila.
Romero ingresó a la Fundación El Cielo en la Cuarta Brigada de Medellín,
donde empezó a ejercer su oficio como cocinero, debido a su buen
rendimiento, tuvo la oportunidad de viajar a España a estudiar gastronomía
y hacer pasantías en los mejores restaurantes, a su regreso, Romero se
volvió cocinero del restaurante El Cielo, donde cambió sus armas por una
cuchara y una sartén.
Uno de los momentos más críticos en su adaptación a la sociedad fue tener
que cocinar junto a desvinculados de la guerrilla, quienes un día se llevaron
a su hermanito.
Hoy día, junto a ellos, crea exquisitos platos de cocina moderna colombiana,
con técnicas tradicionales y de vanguardia, queriendo representar la cultura y
la idiosincrasia de nuestro país. Un salmón cocido al vacío a baja temperatura
durante un largo periodo de tiempo y sellado al sartén por un solo lado,
acompañado por puré de remolacha, acompañado de un demi-glace de
cebollas rostizadas, una milhoja de papa a su lado, coronándolo con un
crocante de arroz con polvos de cebolla y pétalos de flores orgánicas
comestibles, son algunos de los platos que hacen parte de un gran menú de
degustación que ofrece una cocina de reconciliación.
Es difícil olvidar un pasado violento que marcó su niñez y su adolescencia,
recuerdos que, aunque le retumba la mente en los momentos de tensión
dentro de la cocina, también llegan a la mente de Romero las sonrisas de
satisfacción que dejan al salir del restaurante los cientos de comensales
después de comer y vivir una experiencia como estas.
4:30 p.m. en la misma cocina de El Cielo. Romero tiene un temblor en su
voz y sus ojos tienen un brillo diferente, aunque ha pasado mucho tiempo,
la reciente muerte de su hermano menor quién todavía pertenecía a un
grupo ilegal, le retumbó la cabeza y le trajo de vuelta sus más oscuros
recuerdos. Sin embargo hay algo que él tiene claro, y es que “no es
necesario estar en el Ejército, para traer paz acá también podemos cocinar
la paz de Colombia”.
7
Medellín, una ciudad
que pedalea despacio
Por: María Camila Suárez
L
a que anteriormente era considerada como una actividad exclusiva del deporte o
de llevar un estilo de vida saludable los domingos en la ciclovía, está tomando cada
vez más fuerza en Medellín como medio de transporte.
El uso de transportes alternativos como la bicicleta, son una opción que se consolida
en diferentes partes del mundo, por sus beneficios para la salud, el ahorro de tiempo
y dinero y la disminución en las emisiones contaminantes, son algunos de los factores
que han llevado a que cada día más personas consideren montarse sobre las dos
ruedas.
En países como Holanda, Suiza, Alemania y China, la bicicleta es uno de los principales
medios de transporte, siendo China el poseedor del mayor número de estos vehículos.
América Latina también está metida en el cuento; Bogotá, por ejemplo, es la ciudad
pionera y tiene el mayor número de kilómetros de ciclorrutas, actualmente cuenta
con 410 kilómetros; seguida de Río de Janeiro, con 307 y Lima con 141, según detalla
una investigación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Libre de Bogotá sobre
biciusuarios, entregado en junio del año pasado.
En cuanto a la cantidad de viajes que se realizan a diario en bicicleta, Bogotá superó los
850.000 viajes para el 2018, esto de acuerdo con la misma investigación. A pesar de
que Medellín no se encuentra en el liderato de la movilidad sostenible en este tema,
sí ha mostrado avances, el uso del llamado caballito de acero ha ido aumentando en
la ciudad de manera significativa, para el 2017, la encuesta Origen - Destino del Área
Metropolitana, registró que el promedio diario de viajes que se realizó en bicicleta fue
de 61.842 que representa el 1% del total de recorrido en la ciudad.
En la cifra anterior se incluyen los viajes que se hicieron en las bicicletas del sistema
EnCicla, uno de los programas que ha masificado el uso de la bicicleta en el Valle
de Aburrá, el cual reportó un promedio diario de 8.387 viajes para el 2017 y en lo
que va corrido del 2019, el promedio diario de préstamos asciende a los 12.364,
lo cual significa que la excusa de las lomas que tiene Medellín, que suponía ser uno
de los motivos por los que no se usaba la bicicleta como medio de transporte, está
mandada a recoger pues, según esa misma encuesta, el 67% de personas que viajaron
en bicicleta pertenecen a los estratos 1 y 2, en su mayoría, ubicados en los barrios de
la periferia.
REPORTAJE
a usarla para transportarse solo hasta hace dos años. Juan, manifestó que los
conductores, sobre todo los de servicio público, no tienen paciencia con los ciclistas y
son agresivos, “ellos le cierran el paso a uno, no son capaces de aguantar un minuto
mientras uno cruza una calle o un semáforo… se sienten superiores por ir en un
vehículo más grande”, concluyó. Para él, hace falta una mejora sustancial en cuanto a
cultura y educación vial en este tema, para que así se logre reconocer la importancia
de la inclusión del ciclista como un actor más de la vía y así mismo no se vulneren sus
derechos.
Pese a los avances, Juan también considera que Medellín presenta un retraso en el
sistema de transporte alternativo, ya que, según dijo, las ciclorrutas aún tienen muchos
problemas, pues no cubren la totalidad del Área Metropolitana. “Yo viajo desde
Envigado hasta Eafit todos los días, en hora pico, y lo paradójico es que de Eafit hacia
el Norte sí hay ciclorruta, que es la de Las Vegas, pero de Eafit hacia el Sur, no y me
toca compartir con los demás conductores y uno como ciclista tiene mayores riesgos
en las calles”, agregó.
Aunque el panorama con respecto al uso de la bicicleta es alentador por cuenta de
los beneficios que trae usarla y porque las cifras así lo demuestran, quien llegue a la
administración de la ciudad, en octubre de este año, tiene todavía retos importantes
que se traducen, por mencionar algunos, en generar mayor conciencia en la ciudadanía
acerca del respeto por el espacio del ciclista, en la creación de políticas de promoción
que permitan incentivar el uso de la bicicleta y desestimular el uso y la compra de carro
particular (que todavía es considerado como una forma de progreso) y en ampliar su
infraestructura, de manera que se articule integralmente con los demás sistemas de
transporte masivo.
No hay excusas
La encuesta mostró que solo el 11% de los viajes en bicicleta fueron realizados por
mujeres, pero esto se ha reevaluado con colectivos como “Mujeres en bici enamoran”,
fundado por Clara Arango, una arquitecta y docente. En este se promueve la
humanización de la ciudad a través de la pedagogía y el respeto, tanto de ciclistas,
como de peatones, ofreciendo charlas que pretenden adaptar la bicicleta como una
nueva forma de movilidad, pues aún hay comportamientos imprudentes por parte de
ciclistas y conductores, considerando a estos últimos como los más peligrosos para los
usuarios de la bicicleta, de acuerdo con algunos biciusuarios.
Juan Carlos Henao tiene 28 años, monta bicicleta desde pequeño, pero empezó
HASTA CUÁNDO LA IMPUNIDAD EN UN
PAÍS “DESARROLLADO”
Por: Laura Vanesa Betancur
E
l informe anual sobre la situación de Derechos Humanos en Colombia,
la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para este tema, sostiene
que en 2018 el homicidio aumentó el 49% en sus municipios y llama la
atención sobre la persistencia de los niveles de impunidad en este tema.
En un país como Colombia no nos sorprende el tema de impunidad pues
este siempre ha oscilado entre el 86 y 94%, aunque reconozcamos los
recientes esfuerzos de la Fiscalía por atender el problema; sin embargo,
clamamos por redoblar esfuerzos que reduzcan las tasas de impunidad.
Si no se encuentra una solución efectiva, Colombia dejará en claro que
estamos lejos de ser un país desarrollado y con un sillón en la OCDE,
pues la continua tendencia de violación a los Derechos Humanos que
atenta contra cualquier democracia, contra la vida humana y el estado de
derecho, sí lo confirmarían.
El país no ha podido mejorar sus índices de impunidad porque tiene
dificultades para llevar la justicia a las zonas rurales, nuestros gobernantes
se preocupan más por no permitir el ingreso de estupefacientes que por
darle una verdadera protección a la ciudadanía, sobre todo a nuestros
líderes sociales.
OPINIÓN
El gobierno de Iván Duque tiene la responsabilidad de continuar con
la implementación del acuerdo de paz y la presencia del Estado en
territorios alejados. Un solo homicidio de un defensor o defensora es
ya un crimen muy grave que minimiza la democracia y el Estado de
derecho.
Para la protección de líderes sociales, el presidente Iván Duque lanzó la
política de proteger a los líderes sociales ¿Será que esta ley sí se cumplirá?
¿O será solo retórica del presidente para bajar la marea y lograr con ello
que la ONU quite los ojos sobre el manejo que Duque le está dando a
los acuerdos de paz?
Los grupos armados ilegales también deben de poner su cuota de paz
e insistirles en parar definitivamente sus acciones homicidas en todo el
territorio. Que no haya ni una muerte más, en concreto de los líderes y
lideresas sociales. De lo contrario, aquello de ser un país ‘desarrollado’
seguirá siendo un sueño.
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10
FOTOREPORTAJE
Por: Neffer Rivas,
Yesenia Vargas
Raíces: Un
reencuentro
con los
orígenes
Concordia (Santuario), es el nombre de la vereda de la que
hace 15 años William Zapata Gómez fue desplazado por los
paramilitares. Para la época el bloque Metro de las AUC tenía
presencia en el territorio.
Una casa en ruinas/ Para la construcción de las bodegas
la casa necesita ser reconstruida. William y su familia se
encuentran a la espera de la indemnización económica,
activos con el que espera transformar la vivienda en
bodegas de empaque.
“Tener que salir corriendo sin haber matado a nadie” le marcó
para toda la vida. Además, cuando llegó a Medellín ciudad en
la que reside, le fue difícil adaptarse porque solo sabía trabajar
la tierra, sin embargo, logró construir una panadería, misma
que hoy es su fuente de sustento.
Isidro es un amigo, “un compañero de toda la vida”, que
desde pequeño ha trabajado la tierra. Su conocimiento en
el agro y especial el cultivo de aguacate, llevó a William a
confiarle el cuidado de las plantaciones en su finca.
Regresar al campo para William Zapata es un reencuentro
con sus orígenes, con las prácticas agropecuarias, que un día
fueron el sustento de su familia; aviva sus memorias, pese a
ello, sembrar aguacates es una oportunidad para llevar a la
ciudad los cultivos del campo.
La memoria como herramienta de
superación
Por: Yesenia Vargas
L
a memoria es el proceso por el cual, tanto una persona como una colectividad
pueden contar a través de imágenes, escritos, videos o con algo tan simple
como el de contar su historia voz a voz.
Alguna persona al querer contar su historia está construyendo una memoria y
lo hace con la intención de mostrar cómo fue su pasado e informar a los demás
con la intención de vencer el periodo del conflicto armado.
Para el país es muy importante tener una memoria histórica durante este
conflicto ya que esta nos ayuda a superar lo vivido en la época, según Javier
Macías periodista de El Colombiano es muy importante hacer memoria
histórica, porque cuando esta se hace permite construir hechos que pasaron,
que de alguna u otra forma los perpetradores del acto buscan que estos ataques
o este tiempo de conflicto no se conozca, porque así no se encontrarían los
responsables del acto, otra importancia de hacer memoria histórica es de
buscar como mostrar o contar a las
futuras generaciones lo vivido con
la intención de que este periodo
de guerra no vuelva a repetirse,
además de dignificar a las víctimas
y evitar una revictimización.
Los lugares con los que cuenta el
país para lograr hacer un ejercicio
de memoria también tienen la
intención de mostrar lo vivido
durante el periodo de guerra con
los paramilitares, guerrilla y otros
grupos armados, esto lo hace por
medio de galería de fotos, por
escritos de periódicos, por relatos
de las víctimas o incluso con grafitis, como lo son la comuna 13 de Medellín o
el municipio de San Carlos, además de otros lugares, los cuales tienen para la
exposición murales y por medio de estos cuentan la historia del conflicto vivido
en esa zona, con estos lugares se busca que el país sepa su historia y así no
volver a vivir lo pasado, se piensa que la comunidad al visitar estos sitios y ver
lo que sucedió en estos lugares no querrán pasar por el mismo tormento de
sus familiares, por ende trataran de no alimentar las filas de los grupos armados
y además se logra crear algunos grupos de danza, deporte, canto, entre otros,
en los cuales estos chicos pasaran el tiempo libre, Alejandra García asistente
al Museo de la Memoria en Medellín nos da su opinión sobre él porque son
importantes estos sitios para hacer memoria “esos lugares son la forma de
conocer nuestra historia, de saber por qué tenemos la sociedad que tenemos,
las heridas que tenemos, de mejorar la convivencia y pensar en un futuro
mejor”.
9
INFORME
A pesar de que la memoria también se considera que puede ser modificada,
también se puede decir que estos recuerdos de la víctima de cierta manera es la
verdad ya que ellos son los que conocen lo que sucedió en el momento, como
paso todo, según el sicólogo Fabián Sanabria “toda memoria es selectiva, todo
tiene un proceso del pasado y del presente que es imprescindible y para esto
hay que trabajar con las víctimas”, pero a pesar de saber esto nunca se buscara
desmentir la verdad o la memoria de las victimas ya que de estos recuerdos se
construye la historia.
Hay una línea muy delgada entre memoria e historia ya que se tiende a
confundir por que al estar haciendo memoria recordando estos periodos de
guerras también se convierte en historia ya que este fue un intervalo de tiempo
que se logra a alcanzar a reconocer como historia, según la analista Ángela
Aguirre aunque víctimas y victimarios sean protagonistas de su propia historia o
memoria personal, son de gran
importancia para la construcción
de la memoria histórica debido
a que son ellos también sus
protagonistas y autores con
lo que se alcanza a deducir
que tanto la memoria como
la historia son importantes,
Sanabria dice que estos dos
tanto la memoria como la
historia son complementarios
el uno con el otro por lo que
sería complicado construir una
historia sin tener en cuenta la
memoria de las víctimas.
Esta memoria nos ayuda a tener presentes a las personas como eran y no
con la intención de recordarlas con dolor y sufrimiento, sin la necesidad de
recordarlas por el cómo murieron y conmemorar que fue durante un periodo
de violencia en el país. Además, se muestra y se cuenta como ha sido el
proceso para superar el transcurso del tiempo en el que existía esta guerra con
grupos armados.
Para finalizar, vamos a abarcar un poco más la mirada desde una memoria
colectiva para el país, ya que esta es muy importante porque da las bases para
no volver a cometer los mismos errores del pasado, un ejemplo de esto sería
el gobierno, ya que sin no haber estado buscando un proceso de paz desde
hace algunos años, no hubiera tenido las bases para poder lograr el actual. Es
por esto que tanto la memoria colectiva como la memoria a nivel personal, son
muy importantes para así lograr superar etapas.
LA VERDADERA LUZ ES NEGRA
Por: Juan Manuel Piedrahita Ochoa
Segundo narrador:
Vivir por vivir es una bazofia,
si hemos de vivir será para mover las estrellas,
para derribar los muros y para cazar al miedo,
con escopetas de irrealidad, dices tú que el mundo está varado en un muro,
pues muy simple,
¡tomémos a un ejército de martillos y derribémoslo!
!vayamos hasta el borde del mundo¡
solo para ver una nube blanca desmoronarse como galleta,
demos serenatas en los cementerios,
dedicando una lluvia de licor, a todo aquel que vivió
y a todo aquel que se ha ido.
Riámonos de los políticos,
en sus uniformes carcelarios de cinco millones,
RELATOS
que viven atrapados en sus mansiones,
volviéndose locos de soledad.
Vivamos la vida en libertad,
sin importar el qué dirán,
vivamos la vida como si ya no la tuviéramos,
vivamos sin temer al mañana y si temes al vacío,
muy simple,
toma la oscuridad,
métela en tu taza favorita
y endulzala con una pared blanca,
será el mejor café que tu universo haya probado,
porque te sabrá a mañana
y como dijo un sabio desconocido:
El hombre bueno es obediente pero el hombre libre es soñador.
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La eterna búsqueda de la luz
INFORME
Por: Juliana Mira Pulgarín
L
a Eterna Primavera o la ciudad más violenta de Latinoamérica, dos
caras de la moneda son las que a Medellín han marcado, pero para
contextualizar un poco de esta ciudad comenzaré con el recorrido que
ha tenido respecto a sus épocas de violencia, hasta el día de hoy que se ha
aclarado su panorama.
El conflicto armado, cambios históricos, organizaciones criminales, tráfico
de estupefaciente entre otros, fueron los factores considerables para que
Medellín lo marcará la violencia. Según Catalina Bello Montes Profesional
en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de
Colombia afirma que:
Colombia reporta dos periodos de violencia homicida en incremento:
el primero más visible entre 1948-1966 y el siguiente entre 1980-1993
y alcanza su punto máximo en 1991 con una tasa de 79 hechos
por cada 100.000 habitantes. En la década de los 90, el homicidio
constituyó una de las principales causas de muerte en América
Latina. De hecho, se mantuvo siempre en los cinco primeros lugares.
Algunos autores sugieren que este comportamiento se debe no sólo
a la violencia política, la ocasionada por el narcotráfico y las redes
criminales, sino también a la violencia familiar y al abuso infantil.
Una época de muerte, sangre e injusticia marcaron a la ciudad durante
mucho tiempo, pero específicamente hablaremos de 1970 a 1979, donde
los grupos armados y los factores antes mencionados cobraron poder.
Como ejemplo están las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia) considerado uno de los grupos terroristas más importantes que
ha tenido Colombia, el cual cesó sus operaciones en 2017, pero desde
1964 varios campesinos con ideales de justicia deciden formar este grupo
para ayudar a su pueblo, pero ese camino de esperanza, paz e igualdad
se fue quebrantando por la violencia. La revista digital Kienyke realizó una
publicación de los ataques que realizó las FARC y asegura que
el Centro Nacional de Memoria Histórica, realizó una publicación en el
2013, data de un informe en el que dice que entre 1970 y 2010 fueron
secuestradas 39.058 personas; el 37% de dichos plagios, más de 14 mil,
fueron cometidos por las FARC.
Y por otra parte se encontraba el ELN (Ejército de Liberación Nacional) un
grupo con una ideología revolucionaria, su conformación se da alrededor
de 1965, considerado también uno de los grupos terroristas más grandes
de Colombia, el cual aún se encuentra vigente. Durante mucho tiempo
este estuvo ubicado en sectores como; Bucaramanga, Barrancabermeja
etc., pero debido a la crisis de financiación y económica que pasaba el
país, en 1975 se trasladaron a zonas petroleras como Arauca, Casanare,
Magdalena entre otros.
“Las matanzas de policías, drogas y violencia de aquellas épocas era
la declaración de guerra de dos bandos, el gobierno y el narcotráfico,
los 70 solo fue un inicio para prepararse a lo que se venía” Gildardo
Rojas Salas, Intendente Jefe de la Policía Nacional.
En muchas ocasiones la violencia nace de la desesperación, pues durante
este tiempo la respuesta del gobierno y las fuerzas militares no eran
suficientemente buenas y los derechos de los ciudadanos se vulneraban
constantemente, aparte de los grupos terroristas, se encontraban los
grupos barriales, los cuales se iban formando por comunas y así marcando
sus barreras invisibles, creando temor dentro de sus vecinos, amigos y
familiares.
Muy joven me tocó vivir los combates, tirar piedras para luchar por
nuestros derechos, ver a mis amigos tratando de salir a delante y por falta
de oportunidades metiéndose en cosas que no debían y después verlos
muertos, cualquier discusión se convertía en un pleito o en una pela a
sangre. Mario Alonso Mira Trabajador del Metro de Medellín.
Aparte de la situación de vandalismo de aquel tiempo, Medellín estaba
viviendo una crisis económica en el sector cafetero y en el sector textil,
lo que hizo que el peso colombiano se revaluara, a esto se le combinó el
narcotráfico y la crisis empezó a tocar las puertas de la ciudadanía.
“Esa década de los 70 fueron los síntomas iniciales de la crisis
económica y social de la historia en Medellín, aumentó el desempleo y
con la criminalidad y la inseguridad en general. Un país que enfrentó
las bandas de narcotráfico, un periodo crítico. Todos sabemos que
cuando hay guerra no hay inversión social y las personas están a
la expectativa, fuimos un foco en todos los medios y en todos los
países. Una guerra que seguimos viviendo” Diego Uribe abogado,
político y especialista en Derecho Administrativo.
Al terminar la época de los 70 Colombia y específicamente Medellín se
habían dado cuenta que durante ese tiempo no había ocurrido nada, pues,
lo que se les aproximaba era peor, las bandas terroristas antes mencionadas
fueron el centro de atención en los años 80 y 90, masacres, atentados,
muertes y demasiada violencia hizo que la ciudad pintara sus flores de
sangre. No existe tal justificación para tan crueles actos cometidos durante
ese periodo, pero tampoco existe excusas para que el gobierno fuera tan
precario para atender a su pueblo, muchos de esos actos de violencia solo
eran voces no escuchadas, personas que querían tener oportunidades y
abrieron sus alas para que fueran disparadas.
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1964: Fuerzas armadas de Colombia
1965: Ejército de Liberación Nacional
1975:Para controlas la crisis económica y social la ciudad
empezó a buscar nuevas soluciones
1978: Los 70 solo fueorn el inicio para que comenzara la época
más violenta en Medellín
Amor a blanco y negro; con el fango al cuello
Por: Veronica Vargas
E
l sol cubre mi rostro con el nuevo amanecer; mis pasos son lentos y
torpes, el verlo pasar por mi lado es un puñal en mi corazón; él ese
hombre alto de 1.70, piel morena, cabello y barba rociada por sutiles
canas y sonrisa encantadora hace parte del color rojo de mis venas. Él es
real. Él me gusta tanto como el vino y que quizás, solo quizás, desearía
volver a tomar un sorbo, así sea mi veneno envuelto en ese pesado
fango que te hunde.
Recuerdo la tarde que lo conocí. Yo sonreía con cada una de sus
ocurrencias sin creer que era el inicio de una historia. Fue Miguel, el
hombre que tomó mi cuerpo una noche cualquiera del mes de marzo;
llovía torrencialmente y el cielo estaba negro como un telón para cubrir
un pecado del que yo luego trataba de huir corriendo a tomar el último
bus hacia mi realidad.
Cada beso marcó una nueva manera de amar, de sentir cómo se
mezclaban nuestras pieles. La diferencia de color no fue impedimento
para compenetrarnos, eran perfectas y nos alejábamos de la verdad que
nos asechaba.
RELATOS
Un día, de esos 365 días que permanecimos juntos, mientras tomábamos
un café, nos miramos de forma diferente. Nuestras pieles estaban
arrugadas. Los cabellos blancos y labios secos. Él ya no tenía la intención
de besarme, de tocarme, de escribir para mí. La bruma del olvido nos
tocó, había una espuma de mentiras que cubría la mirada del que yo
creía mi gran amor.
En su manera de cuidar lo que un día se amó, prefirió callar para siempre;
yo seguía creyendo en castillos y en hadas en una casa abandonada que
no alcanzaba los cuatro metros de ancho por lo mismo de largo; la cama
estaba vieja, las ollas rotas y el radio sin pilas, era mi eterna primavera,
en el que él era el demonio y yo su reina, fuimos el infierno perfecto.
El destino tenia marcado el momento exacto para mostrarme lo que
yo no deseaba ver, no me sentía preparada para el adiós, pero todo
llega, todo se acaba, todos morimos. Hoy es tu entierro y nadie nos
acompaña, solo tenemos unas cuantas flores marchitas a nuestro
alrededor, nadie hace una oración por ti, solo yo grito en mi mente que
mereces morir porque tú me mataste cada día con tu maldita salvación.
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14
Desaparición Forzada
INFORME
Por: María Fernanda Álvarez Zuleta
D
esde hace mucho tiempo Colombia ha contado con una gran problemática
llamada violencia, este fenómeno ha estado presente desde siempre
causando daños psicológicos, económicos, políticos y sociales en la población,
además de desencadenar otros problemas como lo es la desaparición forzada,
una situación presentada en muchos territorios, especialmente en Medellín.
La desaparición forzada es un crimen que viola los derechos de las personas, es
un acto que consiste en quitarle la libertad a una o varias personas a través de
diversas formas de violencia, ya sea mediante secuestro, captura, detención,
etc. La cual es una acción silenciada, donde no se da a conocer el autor de los
hechos, ni la información acerca del victimario, teniendo en cuenta que este
último no es el único afectado, pues la familia se somete a un largo dolor por el
hecho de no saber nada acerca del paradero de sus familiares y de quedar con
la duda sobre la vida de sus seres queridos, acto que los conlleva a la búsqueda
del culpable.
Según el Centro Nacional de Memoria Histórica afirma que:
“En Colombia 82.998 personas fueron desaparecidas forzadamente. Un dato
de estas magnitudes, en tiempos de paz o de guerra, es sin lugar a dudas
un registro doloroso. Ninguna ideología puede respaldar, y mucho menos
justificar, tanta crueldad. 82.998 familias colombianas sufren la ausencia de
sus seres queridos y la incertidumbre que produce la falta de noticias o de
evidencias que den cuenta de qué sucedió con sus familiares” (CNMH,2018,
p1).
Es por esta razón que me ha parecido muy interesante poder conversar con
María Elvira Herrera Bolaños, una psicóloga con un extenso currículum y que
se ha especializado en el acompañamiento a las víctimas de la violencia.
Ella cuenta que expresiones como “no sabemos nada de él” “¿por qué se lo
llevaron?” “esperamos poder encontrarlo” … estas al igual que muchas otras
declaraciones que generan expectativas, frustraciones, miedos e incertidumbre
han acompañado por varios años a las personas a las que sus seres queridos
dejaron de tener noticias de ellos en algún momento. El no tener certeza
de que estén vivos o muertos han generado mayor ansiedad y dolor a los
parientes de aquellos que no están, el no poder expresar y el sentir miedo por
vivir en ocasiones la vida e intentar disfrutarla, es la realidad psicoemocional
que acompañan a estas personas, que desean contar con la esperanza, la fe y el
deseo de poder saber algo de ellos o en algunos casos el poder verlos o darles
una sepultura. Entender la desaparición forzada como un acto que denigra,
que afecta y vulnera todos los derechos humanos, nos lleva a comprender que
no es un suceso televisivo, sino un hecho real que merece dejar a un lado el
silencio voluntario y empezar a dar voz a quien no la tiene, esto sería la única
garantía que tenemos todos los ciudadanos para garantizar que no se sigan
dando estos actos violentos y empezar a construir una sociedad basado en el
amor, el perdón y la reconciliación.
Una de las situaciones en la que la desaparición forzada cuenta como una
forma de violación de los derechos humanos es cuando es cometida por
representantes del Estado, ya sean personas o colectivos que sean apoyados
por este, pero hay que tener en cuenta que toda desaparición forzada infringe
los derechos. Los que más se estarían violando son el derecho a la dignidad, a
la libertad, a la seguridad de la persona, a no vivenciar torturas, penas, tratos
crueles, inhumanos y degradantes, a un dictamen igualitario, el derecho a la
vida familiar y en muchos casos no solo causan desaparición forzada sino la
muerte del victimario, por lo que el derecho a la vida es violado totalmente.
Según la revista Semana la desaparición forzada como la conoce el mundo
nació durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen de Adolf Hitler
en Alemania, en un decreto de 1941 conocido hoy como ‘Noche y Niebla’,
incluyó dentro del repertorio de acciones legales del Estado “la desaparición
del enemigo y la negación del conocimiento de su paradero”. La práctica
pronto se regó por el planeta y encontró durante la Guerra Fría un caldo de
cultivo perfecto en la Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos,
que exportó a América Latina la lucha del Estado contra el comunismo. La
desaparición forzada se convirtió así en un recurso para defender la seguridad
nacional.
Es claro ver como los paramilitares, grupos armados y funcionarios del
Estado han sido los encargados de gran parte de las desapariciones forzadas,
utilizando este método como forma de causar miedos, sufrimientos y detener
a miles de familias con el fin de adueñarse de terrenos o conseguir lo que
quieren.
Doña Gilma Zuleta Múnera, es una de las víctimas que le tocó vivenciar la
desaparición forzada, ella tiene 67 años y actualmente reside en el municipio
de San Roque (Antioquia). Tuve la oportunidad de hablar con ella y escuchar
su historia, en la cual cuenta que después de quedar viuda, hubo un tiempo
de mucha violencia, específicamente en el año 1998, cuando le dijeron que
uno de sus hijos había sido secuestrado. Ella muy desesperada pidió ayuda
a muchas personas para que se lo ayudaran a encontrar o al menos decirle
donde estaba o si le habían hecho algo, pero todos se negaban. Esta historia
contada entre suspiros de tristeza finalizó en que ella luego de buscar tanto,
solo encontró los huesos, porque el cráneo se lo habían comido los gallinazos.
Doña Gilma expresa también que en esta época la desaparición forzada llegó
a convertirse en algo de la cotidianidad, pues sucedía frecuentemente.
Como resultado de todo esto, deduje que las víctimas han debido
comprometerse voluntariamente a la reparación espiritual, son ellas quienes
deciden luchar por el respeto de sus derechos y dar un paso hacia la
reconciliación para aportar a la reconstrucción del tejido social y garantizar
la no repetición, porque muchas entidades no están interesadas en que la
verdad salga a la luz.
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De Venezuela a Colombia: 16 horas para un nuevo
comienzo
Por: Juan Manuel Valencia Sánchez
E
ran eso de las 7:00 p.m. de un día de junio del 2017 en Táchira,
Venezuela mientras en mi carnicería afilaba el cuchillo para cortar una
libra de carne de cerdo; llevaba tanto sin cortar carne que tuve que sacarle
bastante filo. Disfrutaba pasar mi cuchillo por la roca y ver cómo el niño que
se encontraba detrás de la vitrina sonreía al ver la actividad que realizaba. En
realidad, lo disfrutaba mientras cortaba la carne, mientras ponía cada corte
sobre la báscula y así mismo cuando empaqué la carne en la bolsa, nuestras
sonrisas simplemente describieron el momento de alegría para el niño y
para mí, mi primera venta del día.
Fue la única del día y la última para darme cuenta que no estaba funcionando
ya mi negocio, no había quien comprara carne en Táchira, fue el punto en
el que decidí partir para encontrar un futuro mejor.
Llegué a mi casa, tomé una ducha para bajar el estrés de un pésimo día
más, cogí el teléfono lentamente, acostado sobre mi cama mirando el techo
mientras pensaba si sería lo mejor, si viviría mejor, se me pasaba todo por la
mente, mi familia, mis amigos, mis negocios todo eso que había construido.
En ese momento podía sentir cómo poco a poco se desmoronaba todo lo
que en algún momento construí, pero estaba dispuesto a cambiar mi futuro
y mejorar la calidad de vida de mi familia con mi trabajo honestamente.
Fue entonces cuando tomé la decisión, presioné cada número lentamente
pensado en lo que vendría. Llamé a mi primo que se encontraba en Medellín
trabajando y le pregunté cómo estaba la situación, si me podía quedar allí
con él mientras encontraba estabilidad, a lo que él me respondió inmediato
que sí. Fue entonces cuando empezó un viaje lleno de imprevistos.
Empaqué mi ropa en la maleta, en cada camisa llevaba una ilusión de
mejorar mi calidad de vida y la de mi familia, en ese momento estaba
con nervios de llegar a otro lugar, pero seguro de lo que quería, tomé el
autobús que me llevó a la terminal y mientras iba en él logré despedirme
de cada lugar, cada calle, con mis auriculares puestos me sentía en un vídeo
musical mirando por última vez sin saber hasta cuándo volvería a mi país,
a mi ciudad. Inevitablemente tenía una sonrisa en mi cara mientras me
despedía de ese lugar que me había visto crecer, donde tenía mi familia y
que también alguna vez amé.
Al llegar al terminal había mucha gente allí con intenciones de partir, yo
empecé mi procedimiento lleno de nervios, fui a sellar mi pasaporte para
poder salir del país, todo iba bien hasta enterarme que no podría salir sin
una carta de invitación, pasaje de ida y vuelta comprado, e incluso tres
últimos meses de movimientos bancarios, en ese momento me llené de
tristeza y las caras de las personas que estaban a mi alrededor destilaban
tristeza, dolor y desilusión. Todos estos sentimientos que nos hacen agachar
la cabeza, incluso la gente que podía salir se entristecía al ver la cantidad de
personas que quería irse del país y no lo podían hacer. Yo deseaba más
que nada en ese momento migrar del país así que no me quedaría con las
manos cruzadas, ya me había despedido de Venezuela, allí no me quedaría.
Al tanto un joven se me acercó y me dijo que él sabía cómo salir del país
sin esos requisitos, pero de manera ilegal, yo no pensaba volver a donde
estaba, así que decidí tomar la decisión de irme así, a pesar de que sabía
que sería un viaje peligroso.
PERFIL
reloj y el tiempo se iba muy lento, miraba por las ventanas con ansiedad,
pero para mí sorpresa encontramos un retén en Colombia.
Eran militares pidiendo documentos a todos los pasajeros. En ese momento
empecé a sudar como si hubiese corrido una maratón, todos los hombres
empezaron a bajar e incluso mi compañero, yo me quería quedar en el
autobús escondiéndome mientras la gente salía, pero veía que no había
ni forma ni donde esconderme. Mis manos sudaban y mi corazón latía a
su máximo ritmo, sentía una adrenalina intensa, sabía que todo se había
acabado.
Como estaba en la parte de atrás esperé a que todos bajaran, una señora
se percató de mi comportamiento y de inmediato me dijo que no saliera
que entrara al baño y me quedara allí mientras eran requisados todos, ese
momento fue de luz y esperanza para mí, de inmediato entré al sanitario.
Cerré con seguro la puerta muy lentamente, el baño de los autobuses es
muy pequeño y yo, con claustrofobia, estaba desesperado y encerrado
en un lugar diminuto; a través de la ventana podía ver cómo peleaban las
personas con la ley yo lleno de nervios sentía como bajaba sudor por mi
frente y espalda, rezaba a Dios para que me sacara de esa situación, mis
piernas temblaban, el frío me invadía, yo cruzaba mis dedos y escuchaba
como hablaban las personas afuera del vehículo. En un momento un militar
le dijo a un mayor: “voy a revisar el bus” en ese momento sentí ganas de
vomitar, se me revolvió todo al interior de mí.
De inmediato me enteré que sería descubierto, apagué la luz, me senté,
dejé medio abierta la puerta para que no pensaran que había alguien allí,
para mi fortuna estaba muy oscuro el lugar así que me senté a rezar, cada
suspiro mío era un paso por el autobús del militar, sentía como ponía su
pesada bota por cada lugar del pasillo, fue entonces cuando se detuvo cerca
al baño.
Yo pensé en salir para que no fuera tan inmenso el problema, pensé que
entregarme sería mejor a que me encontraran allí metido, pero algo en mi
mente me dijo que no saliera. El militar pasó por el lado del baño tan cerca
que vi sus botas brillantes. Mi corazón estaba a punto de sufrir un infarto,
aguantaba la respiración para no ser escuchado.
De repente tocaron la puerta, mi mayor preocupación fue que no habíamos
arrancado y sentía el pavor de ser descubierto. Abrí la puerta pausadamente
e incluso con los ojos cerrados dispuesto a perderlo todo, cuando me
enteré que era mi amigo quien había dicho que ya lo habíamos superado.
Fue un abrazo lleno de alegría y felicidad, un descanso inexplicable, los 20
minutos más largos de toda mi vida.
De allí en adelante supe que tendría una historia para contar toda mi vida.
Milagrosamente llegué a Medellín en busca de trabajo y de lograr grandes
cosas, hoy gracias a Dios saqué ya mis permisos de trabajo y puedo trabajar
tranquilo, es difícil estar lejos de la familia pero genera felicidad saber qué
apoyo a mi mamá desde aquí y a mi familia brindadores más lo necesario y
poniendo empeño en cada cosa que actualmente hago.
* Leonardo, actualmente trabaja en un puesto de chorizos ambulante y
permitió contar su historia en primera persona.
Subí las escaleras del bus pensando que serían las 16 horas de viaje más
largas que viviría, lleno de nervios al pensar que si me cogían sería deportado
y perdería todas las ilusiones de empezar un nuevo futuro. Me senté en la
última fila, recuerdo muy bien que me temblaba todo y tenía escalofríos
todo el tiempo. Mi amigo estaba tranquilo ya que él tenía documentos,
pero yo no, la verdad acompañarme en ese viaje cargado de sueños e
ilusiones y preocuparse por mí para llegar a mi destino ha sido de los gestos
más bonitos conmigo.
No dormí en ningún momento de esas 16 horas del viaje pensando en
los retenes que podría hacer Migración Colombia o alguna de las otras
autoridades. Mantuve los ojos abiertos todo el viaje, no quería nada, solo
quería llegar a mi destino para cambiar mi futuro. Miraba muy seguido mi
Foto:Alfredo Estévez
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La vida después de la muerte
REPORTAJE
Por: Leidy Vanesa González
Maria Paula Ortiz Salazar
E
s paradójico cómo un suceso, como lo es un fallecimiento, tan triste, drástico
e inesperado, pero a la vez tan natural puede terminar en un momento
de esperanza, euforia y es incluso llamado un milagro. Ver en la muerte de
alguien una esperanza de vida para otro, es tal vez una historia representada
en una moneda con sus dos caras que dependiendo del lado que se viva se
puede disfrutar o lamentar.
La donación de órganos es un tratamiento médico por medio del cual
órganos, tejidos y células enfermas son reemplazados por las de un donante.
Estos procedimientos ofrecen excelentes resultados en calidad de vida de
las personas, además de prolongarla. Para la salud, este acto es uno de los
más importantes en su campo ya que se logra dar vida y mejorar otras.
Mundialmente se celebra el día de la donación de órganos cada 14 de octubre
desde el año 2005, pero cómo está la donación de órganos en Colombia,
¿estamos preparados como sociedad para dar vida después de la vida? Al
parecer no, todavía persisten muchos tabúes alrededor del tema, a pesar de
que cada año se impulsan políticas públicas que potencien la donación para
trasplantes, pues es importante crear una sensibilización frente al tema.
La lista
Es de gran importancia el control que le dan a este procedimiento, pues se debe
manejar una jerarquización y así procurar dar un mejor servicio ayudando a los
implicados, donde todo gira en torno a la lista de espera, un registro que crece
y donde cada uno de los inscritos de allí espera salir pronto, sin embargo, son
los pacientes denominados “cero” quienes tienen la prioridad, ya que son
estos los casos de vida o muerte. Según el Instituto Nacional de Salud (INS),
los órganos más necesitados son riñón, hígado, corazón y pulmón. De estos,
el trasplante de riñón es el más frecuente, no obstante, es el procedimiento
que posee mayores problemas de donación.
Un acontecimiento de melancolía puede terminar para otra persona, para
otra familia, toda una ilusión, por esta razón cuando aparece un donante y es
compatible con un ser que espera ansioso esa llamada, las alertas se encienden
para que la inmediatez y eficacia sean protagonistas de todo el proceso, es por
esto que desde la hora de muerte del donante, hasta que el grupo médico
cumple con el trasplante en el receptor, el tiempo es apremiante en todas las
situaciones, pues cada órgano cuenta con un tiempo de longevidad diferente
que no supera las 20 horas en el caso de riñones y en el caso del corazón y
los pulmones las 4 horas.
Cada uno de ellos se traslada a su destino con el mayor cuidado posible
tratando de preservarlo en una nevera con hielo y hasta donde el trasporte
aéreo es una opción siempre disponible. Los responsables y participantes en
todo el tratamiento son entrenados para que la coordinación y comunicación
sea siempre la mejor, ya que no solamente deben verificar que haya un
donante y un receptor, sino que estos dos sean lo más compatible posible y
así evitar que haya un rechazo del órgano en su nuevo cuerpo al considerarlo
un elemento extraño y donde su sistema inmunológico lo atacará, pues una
vez pase esto, este perderá totalmente su funcionalidad.
La cultura colombiana
Colombia, a pesar de ser uno de los primeros países en realizar un trasplante
de órganos en Latinoamérica, contar con todo el equipo médico necesario y
tener habilitadas 26 entidades inscritas ante la Red de Donación, es muy poca
la cultura que se tiene a favor de estos procedimientos. En el 2018 hubo 404
donantes reales, aquellos de los que se extrajo al menos un órgano, lo que
representa 7,5 por ciento menos que en el 2017, cuando se registraron 437,
no obstante, la lista de espera disminuyó con respecto a la del 2017 con un
total de 89 personas menos.
Estas cifras que ha dado el INS en un comunicado donde evidencia que es
un asunto que sigue rodeado de mitos religiosos, estéticos y legales donde la
desinformación lamentablemente ha hecho que lo tomemos con una mirada
negativa, llena de prejuicios y olvidemos las 55 vidas que podemos salvar o
mejorar con la partida de una.
El gobierno colombiano, por medio del Ministerio de Salud, lanzó la
campaña #DéjaloConversado en el año 2015, una iniciativa que buscaba la
comunicación entre familiares acerca de su voluntad referente a la donación,
pues eran ellos quienes tenían la última palabra, pero a partir del 2016, y por
la alarmantes cifras en decadencia en el tema de donación, la dinámica ha
cambiado.
Mercedes Evelin Mercado, abogada y juez colombiana, afirma que gracias a la
ley 1805 de 2016 que establece que todos los colombianos son donantes, es
decir después del fallecimiento se pueden extraer componentes anatómicos
para trasplantes y fines terapéuticos a menos de que en vida se haya manifestado
lo contrario por medio de un documento escrito con un notario público y
posteriormente radicarlo ante el Instituto Nacional de Salud, esta información
es verificada en las clínicas y/o hospitales al momento que dictamina de la
muerte encefálica de las personas para disponer de sus órganos y emplear un
trasplante.
Con esta nueva ley, el Estado puede rescatar, tomar y disponer los órganos
donantes sin autorización de los familiares, sin embargo, es importante
dialogar con las familias y sensibilizarlos sobre la importancia de la donación
como un acto solidario que ayude a salvar familias. “En el país contamos con
la ley 919 del 2004, el decreto 2493 de 2004 y actualmente contamos con
la ley 1805 de 2016 la cual ha ampliado la persuasión de la donación. Es difícil
estimar el número de personas que mejorar su calidad de vida, lo cierto es
que un solo donante puede ayudar a muchas personas y aumentar la oferta
de órgano” agregó.
Las tres caras de la donación
Cuando se tiene 9 años, lo único en que se piensa es en juegos y deberes
académicos. Para Cristina Ramírez, esto pasó a un segundo plano, pues con su
corta edad anhelan encontrar un donante de riñón e hígado. Junto a su madre
Sandra Ortiz, el tratamiento médico ha sido toda una travesía “es muy triste
ver que tu pequeña no puede convivir con los otros niños, que su vida está
llena de medicamentos y se pase semanas enteras en un hospital”.
Los médicos no sabían por qué desde pequeña tenía tantas infecciones y
se las tribuyeron a “cosas de niños”, pero cuando Cristina tiene un recaída
en su salud, la cual cuenta su madre que fue la más difícil medicamente y la
más dolorosa para ella, descubrieron a sus seis años que había nacido con
un solo riñón y que este, tratando de compensar la falta de su compañero,
incrementó su tamaño haciendo que todo empeorara con repercusiones a
sus otra órganos como el hígado. Cristina y Sandra relatan que cuentan con el
apoyo médico y psicológico de la Fundación San Vicente y aguardan que en la
lista de espera no duren mucho tiempo.
Por otro lado, Yeimy García es una mujer de 27 años profesional en Enfermería
y que cuenta cómo a sus 18 años la espera había terminado para ella. Al igual
que Cristina Ramírez esperaba un trasplante de riñón, pues no quería que
su vida girara alrededor de los tratamientos de diálisis, “Yo no le tenía miedo
a la muerte y sólo veía esa enfermedad como un reto para superarme a mí
misma, que no me iba a dejar caer”. Era tan solo una adolescente de 16
años cuando su dictamen médico decía lo peor que la había pasado, pero su
fuerza y determinación, más la compañía constante de sus familiares, logró
que atravesara cada obstáculo.
A pesar de que en ese entonces no quería saber nada acerca de su donante o
sus familiares, afirma que actualmente quisiera darle las gracias a ambos, pues
fue por este acto desinteresado que ha podido tener una vida más saludable,
“Uno de los momentos más eufóricos de mi vida fue cuando sonó mi teléfono
y supe que habían encontrado alguien compatible. Es ambiguo pensar que tu
momento de felicidad en otro lugar es todo lo contrario. Tenía que salir rápido
al hospital, pues debían prepararme para la cirugía mientras el órgano venía en
camino. Recuerdo que lo último que hice antes de dormirme por la anestesia
fue pedirle a mi cuerpo que por favor no lo rechazara”.
15
El fallecimiento de un familiar es uno de los acontecimientos más dolorosos
que sufren las personas, sin embargo, algunos por disminuir el dolor o el
remordimiento optan por la donación de los órganos como es el caso de la
familia Cadavid Berrio, que donó un total de 19 órganos correspondientes
a la joven Sara. Felipe, su hermano, narra que a pesar de ser un tema difícil
de hablar, sabe que las condiciones de la muerte de su hermana fueron la
principal razón para que accedieran a donarlo todo, pues siendo una familia
católica querían que su acto suicida fuera redimido de alguna manera “A un
adolescente de 17 años se le donó su corazón, la madre del joven está muy
agradecida. En realidad esto fue lo que ayudó a disminuir el dolor, saber que
ella mejoró y salvó vidas. Aunque Sara nunca se había mostrado a favor o en
contra de la donación, para mí y para mi familia fue un alivio hacerlo”.
Dios y la medicina
“El Mesías también nos dio la sabiduría y creó las profesiones como la medicina”,
afirmó Alex Montes Pastor de iglesia Vida Plena, cuando reflexiona acerca de
la voluntad de Dios o las manos médicas en este asunto. Para nadie es un
secreto que Colombia es un país movido por la fe y es por esto que muchos
de sus habitantes tienen las falsas creencias o la mala información acerca de
la negatividad de la mayoría de las religiones, sin embargo, son estas mismas
quienes se muestran a favor de la donación “No lo consideramos un pecado,
esta acción es aceptada por la iglesia cristiana, nuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo y él nos dio libre albedrío para hacer con él lo bueno y lo malo.
Donar un órgano para salvar vidas en la cultura Judía, es como lo hizo Jesús, el
dar de sí mismo por los demás”.
Por otra parte, las únicas religiones que no han tenido una posición totalmente
a favor, sin desmeritar a quienes lo practiquen, han sido los testigos de Jehová y
los Pentecostés “En la Biblia no se habla de esto y por tal motivo nuestra religión
no acepta estos procedimientos, pero cada persona toma su decisión según
su ética” comentó Alberto Ríos, testigo de Jehová. Cuando se le pregunta cuál
sería su decisión si fuera alguien que necesitara de un órgano donante, afirma
que espera que la medicina tenga más métodos para preservar su vida antes
de acceder a este procedimiento.
Aunque la medicina y la religión tienen como fin el bienestar y la calidad de
vida, médicos especialistas como Yohana Muñetón confirma que “es esencial
en la vida de todo ser humano ser parte del proceso de donación. No solo es
salvar vidas si no que es un compromiso con su integridad moral y espiritual”,
por otro lado para Claudia Corrales, medica quirúrgica apasionada por salvar
vidas, cree que la donación es un negocio, “En Medellín solo son tres los
hospitales donde se realizan estos procedimientos y monopolizan estas áreas
por esto no quisiera ser una donante pero considera que si este aspecto fuera
diferente, no dudaría en ser parte de esta gran red solidaridad humana”.
Tal vez la donación todavía está rodeada de algunos mitos, prejuicios y miedos,
y en un país como Colombia donde la religión gobierna al lado de la ley, sus
pensamientos aún son conservadores y no hay una real conciencia acerca
del tema, es difícil esperar cifras donde la donación funcione, sin embargo, la
última ley que convierte a todos los colombianos en donadores, ha logrado
su principal propósito de aumentar las estadísticas en torno a este asunto
con un total de 1.186 trasplantes en el año 2018 según el Sistema Nacional
de Información en Donación y Trasplantes, RedDataINS, en comparación
al año 2015, antes de que se aprobara la ley 1805 de 2016, donde fueron
1.038 trasplantes en total. Colombia sube a pasos de bebé, no obstante, es
importante recalcar que 1 sólo trasplante ya hace una gran diferencia.
16
Un abordaje psicológico sobre el perdón en época
del posconflicto
PERIODISMO
CIENTÍFICO
Por: William Ignacio González Vásquez
E
ste artículo explora el papel de la psicología en los procesos del perdón. El
interés está centrado en el perdón episódico, referido al hecho de perdonar
una ofensa en particular. El objetivo es delimitar la incidencia que tiene para el
sujeto el hecho de perdonar o no perdonar y como, a partir de esta acción
dual, el contexto del individuo se puede transformar. A partir de la evidencia
empírica encontrada sobre el perdón, esta tiende hacia la posición que en
el perdonar intervienen tanto la dimensión subjetiva intra psíquica como la
interpersonal, que suponen cambios y están relacionadas con el bienestar
emocional, físico y psicológico del individuo. Así, el perdón surge como un
constructo psicosocial.
El perdón como un principio inherente a cualquier proceso de paz, ha sido
abordado desde diferentes perspectivas: política, filosófica, religiosa, sociológica
y psicológica. Es precisamente en esta última, donde se enfoca el objetivo
del presente texto, ya que, es el componente que menos se ha visibilizado,
pues, el interés general ha estado alrededor de las otras visiones que tienen su
centro en los procesos de sociabilización y no en el sujeto mismo. Desde la
psicología la víctima de un conflicto tiene la posibilidad de dar cuenta de sí y de
la situación concreta a partir de la verbalización. Es decir, evidencia el proceso
interno que debe vivir el sujeto para acceder o no al hecho de perdonar.
El perdón empieza a tener una significación especial a partir de los esfuerzos
que se vienen realizando para establecer un marco jurídico del proceso de
paz. Hasta hace algunos años, en el país, no se reconocía la existencia legal
del conflicto armado; es a partir de la ley 1448 (junio 10 de 2011), donde la
Corte Constitucional precisa la denominación de víctima, es allí que se le da
dicho reconocimiento. Así, surge una esperanza para todas aquellas personas
que han sufrido el flagelo de la violencia, porque con ello se puede llegar al
establecimiento de verdades históricas y judiciales entorno a un proceso real
de reparación y justicia.
Lo anterior, hace aún más evidente la pertinencia de profundizar la noción de
conflicto desde el componente psicológico, ya que éste involucra el análisis de
las implicaciones subjetivas del acto de perdonar, lo que facilita la mediación
entre la verdad de los hechos victimizantes y los victimarios. En este sentido,
el perdón es un punto de llegada, que debe darse después de identificar cuál
fue el hecho victimizante, quien fue el agresor o el victimario, quien fue el
determinador y quien el beneficiario de los hechos violentos. De lo contrario,
sería como sanar una herida en falso” Londoño, (2014, p.12).
Desde esta perspectiva el perdón deviene del reconocimiento y la verbalización
de los dolores acallados por las dinámicas de silencio.
Abordar el tema del perdón desde esta perspectiva conduce a la formulación
de diversos interrogantes que consignan suposiciones, de cancelación,
negación, tramitación y proceso, diferentes a un simple olvido y acallamiento
del ser desde una posición a veces cultural.
En esta misma línea, Franchi (2005) afirma, “la capacidad de perdonar
tiene implicaciones substanciales, tanto en la vida de relación como en el
bienestar individual” (p. 72), da a entender que en esta dialéctica intervienen
aspectos de personalidad y estilos emocionales, que generan consecuencias
psicológicas. De ahí que el perdón deba entenderse no solamente como aquel
Tomado: https://blog.mienciclo.com/hace-cien-anos-fallecia-el-pintor-austriaco-gustav-klimt/
indulto religioso, sino un perdón tramitador, que lleva a la verbalización, a la
confrontación con el sí mismo y con el ofensor.
En coherencia con los anteriores planteamientos, se encuentran las tres
categorías definidas por McCullough y Witvliet (2002, citado en López,
2012) sobre la noción de perdón. La primera, es el perdón disposicional,
entendido como un atributo de la personalidad, donde el individuo observa
una disposición general para perdonar múltiples ofensas en una variedad de
situaciones interpersonales. La segunda, es el didáctico, una característica de
ciertas unidades sociales, como una pareja o una familia, donde el perdón
tiene mayores probabilidades que en otras relaciones. La última, el perdón
episódico, que se refiere al hecho de indultar una ofensa en particular.
Es decir, hay un deseo por parte de las víctimas de abandonar los sentimientos
negativos intentando desarrollar sentimientos de entendimiento y comprensión
frente a sus victimarios o eventos traumáticos; lo que en la teoría psicológica se
conoce como estrategias de afrontamiento .
Ahora bien, para entender el carácter subjetivo del perdón es necesario
ingresar en el terreno de la psicología de la personalidad, específicamente
en la de los rasgos de personalidad, ya que algunos de estos pueden tener
una influencia directa en la forma como cada persona asume las situaciones
ofensivas y dolorosas. En su tesis Procesamiento cognitivo de eventos de
violencia y perdón en personas que sufrieron maltrato infantil, Hedlefs (2011)
abordó varias investigaciones sobre el análisis del sesgo disfuncional hacia los
eventos de violencia, afirmando la relevancia de establecer una naturaleza
cognitiva en el procesamiento automático que esta por fuera del sujeto.
De donde se puede asumir que las personas que han sufrido algún tipo de
maltrato infantil tienden a reflejar posiciones de sufrimiento en su vida cognitiva
emocional, esto es que le dan más relevancia o tienden a ser sensibles a los
eventos traumáticos o estresantes, lo que representa una dificultad para tomar
la decisión de perdonar.
La psicología ha registrado que las personas con alta escala de preocupación y
ansiedad presentan, con mayor frecuencia, problemas de índole psicológicos
y físicos, así, como insatisfacción en sus relaciones interpersonales. Desde
la teoría de la vulnerabilidad cognitiva estas personas tienen la propensión
de fijar más su atención hacia las situaciones negativas, en comparación con
las que tienen bajos niveles de preocupación y mayor grado de optimismo.
Las investigaciones sobre las bondades psicológicas y físicas del perdón han
sido reportadas por diversos investigadores interesados en el tema, entre
ellos están McCullough, Worthington y Rachal (1997), (citados por López et
al., 2008) quienes han propuesto que las personas con mayores niveles de
perdón poseen relaciones interpersonales más provechosas, además de una
mayor adaptación emocional como individuos. Como vemos el perdón va
más allá de una posición religiosa, implica un diluir conceptual atravesado por
el discursó y como observamos hay variedad de estos, en donde el perdonar
no es tan esperado.
Tomado: https://www.laizquierdadiario.com/La-verdad-desnuda-de-Gustav-Klimt?id_rubrique=1714
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A través de la “innovación social”, Uniminuto
apuesta por una minería sostenible
Por: Labir Ríos
L
a contaminación ambiental es uno de los temas de mayor
controversia y preocupación a nivel mundial, y hoy estamos sufriendo
las consecuencias de muchos años de explotación indiscriminada
de los recursos naturales. Es evidente que se está trabajando en la
concientización de esta problemática a través de campañas para crear
conciencia con respecto a esta latente, pero no se ha evidenciado algo
radical para mejorar la situación.
“Es importante empezar a educar la población para seguir con la
concientización de la responsabilidad que cada individuo tiene con el mundo
y los demás”, afirma Maribel Cardona, profesora de la Corporación
Universitaria Minuto de Dios, quien trabaja en el proyecto de Innovación
Social denominado Minería de oro responsable, Territorios en paz, en
cuatro municipios de Antioquia: Marmato, Andes, El Bagre y Zaragoza.
El proyecto, el que además participan los investigadores Diego Chávez,
Cleidy Tatiana Maya Zapata y Elizabeth Meneses Ospina, identifica
e interviene la zona para optimizar con la comunidad el manejo de
recursos naturales empleados en la minería y desarrollar estrategias en
conjunto que permitan minimizar el impacto ambiental generado por el
uso del mercurio, un metal generalmente empleado para la extracción
del oro.
La antropóloga Cardona recuerda que “todo empezó gracias a una
invitación hecha al Parque Científico de Innovación Social de Uniminuto
a un trabajo de campo en su sede de El Bajo Cauca donde la minería
tiene un gran auge. A partir de allí surge la propuesta de vincularnos a un
proyecto macro en conjunto con el Massachusetts Institute of Technology
– MIT y la Colorado School of Mines la Pontificia Universidad del Perú
y la Universidad de San Diego donde se habla de cero mercurio a nivel
mundial y crear estrategias de innovación social para las comunidades
que viven de la minería artesanal o a pequeña escala”.
El proyecto trabaja bajo tres líneas: la minería responsable, que busca
eliminar el uso del mercurio a través de la remediación de suelos
que generen suelos fértiles para labrar la tierra. La otra línea trata las
actividades económicas complementarias a la minería, cuyo propósito
es proveer de otras opciones a las comunidades y que no dependan
exclusivamente de este sector. Por último, es la labor con aquellas
personas que ya no quieren trabajar en minas al concientizarse del
daño al medio ambiente. Tal actitud las ha llevado a considerar otras
actividades económicas para su subsistencia.
La investigadora nos cuenta que el primer paso hecho por el grupo de
intervención de Uniminuto fue un análisis con las comunidades mineras
sobre los impactos sociales, ambientales, económicos y políticos que
esta población percibía acerca de la minería en el territorio. “Luego
tocamos el tema de cómo vamos a trabajar con la gente y considerar
PERIODISMO
CIENTÍFICO
estrategias que aporten a la sustentabilidad del territorio. De ahí se nos
genera un cuestionamiento interesante sobre la sostenibilidad”.
El profesor Diego Chávez afirma que al explorarse el territorio se
encontraron con un ecosistema natural, biótico y físico con dinámicas
específicas del Bajo Cauca como un bosque húmedo tropical, zonas
de alta inundación y varias características propias de su población. “Por
ejemplo aquí desembocan dos de los ríos más grandes de Antioquía, el
Nechí y el río Cauca, adonde llega el mercurio utilizado en la minería.
Y toda esa sustancia va a ser consumida aguas abajo por la población a
través del pescado y del agua misma. Es decir, todo lo que toca esa agua
se vuelve tóxico y por consiguiente ocasiona un impacto imposible de
cuantificar”.
Es aquí donde el Semillero de investigación de El Bagre Humanicemos
la ciencia entra a realizar el diagnóstico del entorno y de las poblaciones
afectadas. “Visitamos a las comunidades, hablamos con ellas, de la
afectación a la que están expuestas, pero también de las innovaciones
para evitarlo. Nuestra intención es, primero, apropiarlos de esa realidad
y, segundo, ver qué se puede trabajar en conjunto para minimizar
los impactos sociales, ambientales y ecosistémicos causados por la
minería a pequeña escala”. Según Cardona, la comunidad reacciona
y reflexiona y empieza a pensar cómo era la minería antes y cómo
es hoy. Y es entonces que de la mano del Semillero se educa a estas
comunidades haciendo comparaciones con otros casos y evidenciando
las graves consecuencias. El Semillero eleva dicha intervención a cinco
dimensiones: en lo biótico, lo político, en lo físico, lo económico y lo
cultural. Una vez superadas estas etapas, el proyecto persigue consolidar
en estas poblaciones procesos de minería sostenibles a pequeña escala,
una actividad imposible de desvincular de dichas comunidades, pero
cuyo objetivo es ofrecer otras alternativas económicas a pobladores que
se van quedando sin recursos.
Un aspecto positivo al trabajar con la innovación social, concluye la
investigadora Cardona, “es que la propia gente nos ha ido solicitando
cambios, puesto que son los más afectados directamente con
enfermedades producidas por el consumo paulatino de mercurio. Han
comenzado a generar conciencia y a repensar en alternativas”.
La investigación que lleva a cabo este Semillero de Uniminuto Bello tiene
amplias expectativas de desarrollo y bienestar de dichas comunidades,
a través de la educación, por ejemplo, de la concientización de los
pobladores y de los efectos de la toxicidad del mercurio en el medio
ambiente. Sin embargo, no se aspira a quedarse sólo con el diagnóstico,
sino también en generar, como se ha dicho, otros tipos de minerías
de menos impacto ambiental negativo o en una minería que alterne la
minería con lo agrícola
FOTOREPORTAJE
Por: Mariana Alcaraz Jaramillo
El Corregimiento Altavista reporta cada año una de las mayores
tasas de desplazamiento forzado. Sin embargo, la realidad
es que ni las entidades encargadas de dar a conocer dicha
información obtienen una cifra verídica de este fenómeno. Las
propiedades se pierden en el olvido o pasan a ser ocupadas por
los combos delincuenciales.
Altavista:
sinapsis de
olvido
Altavista es una zona estratégica para el transporte y resguardo entre
los combos que operan allí y en otros lugares de Medellín. Durante
años sus habitantes han vivido entre la tensión y la infortuna de la
guerra; la cual no deja pasar semana sin un asesinato, pero, además, la
comunidad señala sentir temor en lugar de tranquilidad frente al pie de
fuerza armado del Estado; afirman haber sido maltratados, señalados e
incluso acusados ante delincuentes por las mismas autoridades.
Los antiguos Calvarios, son una cruz que construyen en los
lugares donde muere o asesinan una persona, tradición que
continúa normalmente en los pueblos; en Altavista aún es
posible encontrarse con varios de estos en el camino. Este es el
de Juan Alberto Sánchez Sánchez, un joven asesinado el 18 de
agosto de 2012 en el barrio La Esperanza.
Arbey Mesa Henao fue asesinado por las milicias urbanas el 16 de julio
de 1992, su madre y su hermano de once años se aferraron a él para
impedir que lo mataran. Los asesinos arrastraron su cuerpo por las
calles del barrio La Esperanza del Corregimiento Altavista y lo tiraron
en la carretera principal a las 10:00 p.m. Ella, Fabiola Henao, es su
madre, quien tuvo que pasar allí la noche, bajo la lluvia y la sangre,
pues ni la Policía, ni algún tipo de transporte o funeraria iban hasta
ese sector.
Juan Mauricio Toro Gómez, es uno de los cuatro sobrevivientes de la masacre
de “El Cuadradero” en el Corregumiento Altavista el 16 de diciembre de 1996,
la cual cobró la vida de 16 jóvenes por manos del Bloque Bananero de las
Autodefensas en compañía del Ejército, cuando se dirigían a un cumpleaños.
Pasados 21 años, el Estado reconoció que se trató de un caso de falsos
positivos y pidió perdón.
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