Subido por Carlos Andres Vitola Perez

Argumento y Razonamiento Inductivo

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https://blogs.ua.es/bacon/el-metodo-inductivo-de-bacon/
El método inductivo de Francis Bacon1
Durante toda su vida, Bacon trato de reformar el saber, es decir, reorganizo el
método de estudio científico, clasificó todas las ramas del conocimiento en función
de la mente y las catalogo en memoria, razón o imaginación, haciendo un esquema
al que nombró, “la gran instauración”.
Se da cuenta de que el razonamiento deductivo resalta a expensas del
razonamiento inductivo, su principal propósito era redactar una inmensa historia
natural, que pudiera abrir el camino a una filosofía inductiva.
Al mismo tiempo llegó a la conclusión de que los científicos deben de ser ante todo
escépticos y no aceptar explicaciones que no se puedan probar por la observación
y la experiencia sensible, con esto hace referencia al uso del empirismo, donde
realiza una crítica extensa al método aristotélico, ya que consideraba que la
verdad solo puede alcanzarse mediante la experiencia y el razonamiento inductivo.
El método inductivo que creó intentaba facilitar un instrumento para analizar las
experiencias, para esto era necesario hacer una recopilación intensa de casos
concretos del fenómeno estudiado para una inducción posterior, vigilando las
características o propiedades comunes entre ellos, según Bacon, este
procedimiento debía de llevar las particularidades a una generalidad.
Se le reconoce haber aportado la Lógica al método experimental inductivo, ya que,
anteriormente solo se podía realizar mediante conclusiones generales, su método
consistió en deducir a partir de las semejanzas en las características o propiedades
del mayor grupo al que pertenece el dato en concreto, en otras palabras, el
conocimiento se basa ante todo en la experiencia. Este método represento un gran
avance en el método científico y significo una mejora en las hipótesis científicas.
1
Francis Bacon, primer barón Verulam, primer vizconde de Saint Albans y canciller de
Inglaterra (Strand, Londres, 22 de enero de 1561-Highgate, Middlesex, 9 de abril de 1626) fue un
célebre filósofo, político, abogado y escritor inglés, padre del empirismo filosófico y científico.
En Cambridge su investigación en diversas ciencias lo llevó a la conclusión de que los métodos
empleados y los resultados obtenidos no se correspondían y eran erróneos. Su reverencia
por Aristóteles, de quien a pesar de todo no parecía tener excesivos conocimientos, contrastaba
con su desapego de la filosofía aristotélica. A su juicio, la filosofía precisaba de un verdadero
cometido y nuevos métodos para alcanzarlo. Con este primer germen de la idea que lo consagraría,
Bacon abandonó la universidad.
No ha habido una única línea de interpretación a la hora de responder a la pregunta
por la importancia de Francis Bacon en el nacimiento de la filosofía moderna y en
la revolución científica del siglo XVII. No siempre las distintas aproximaciones que
la ciencia y la filosofía posteriores a Bacon han hecho sobre el filósofo inglés han
llegado a acuerdos a la hora de precisar sus aportes a la construcción de dicho
proyecto. Aspectos como la importancia del método inductivo para el desarrollo e
investigación en la ciencia, la relación entre la utilidad y verdad, la instauración
de una tecnocracia o, incluso, las fuentes principales de su obra son algunos de los
asuntos que ocupan a investigadores y sobre los cuales se suelen encontrar
posiciones distintas.
Razonamiento inductivo, inteligencia y aprendizaje Mª Teresa Sanz de Acedo
Baquedano / Mª Luisa Sanz de Acedo Lizarraga*2¿En qué consiste el razonamiento
inductivo?
En 1938 Louis Leon Louis Leon Thurstone fue un ingeniero mecánico y psicólogo
estadounidense, pionero en los campos de la psicometría y psicofísica. Creador
de la ley del juicio comparativo, que consiste en un sistema de ecuaciones que
permiten estimar el valor de un conjunto de estímulos. Thurstone entendió la
inducción como la derivación de una regla, principio o conclusión de los ejemplos
observados y como la predicción de acontecimientos a partir de la evidencia
recogida (Figura 1).
La validez de la inducción es cuestión de grado, depende del apoyo empírico que
aportan las premisas para alcanzar la conclusión. La probabilidad total nunca
puede verificarse porque no existe garantía de que después de un número X de
observaciones la conclusión sea más precisa, dado que se desconoce el tamaño
máximo del universo al que pertenece el hecho sometido a observación. Siempre
puede aparecer un caso concreto que no se ajuste a lo expresado en las premisas.
Un problema que plantea la inducción es el de su justificación. Este problema se
centra en determinar por qué se consideran válidos los juicios sobre casos
desconocidos. Una solución a esta dificultad consiste en aceptar que su validez se
fundamenta en la ley de uniformidad de la naturaleza, por la que puede suponerse
que el futuro será semejante al pasado. Sin embargo, la naturaleza es uniforme en
algunos aspectos y en otros es variable. Por ejemplo, a veces es posible generalizar
con muy pocas observaciones mientras que en otras ocasiones se requiere un
número elevado de las mismas.
El razonamiento inductivo es una forma de conocimiento esencial en la vida
personal, social y laboral: muchos de nuestros problemas los resolvemos por
procedimientos inductivos. Pero es un modo de adquirir información con unas
2
Departamento de Psicología y Pedagogía, Universidad Pública de Navarra. Campus de Arrosadía.
31006 Pamplona.
características que lo hacen singular y problemático a la vez. Singular, porque sus
conclusiones siempre hacen referencia a la realidad, y problemático, porque esas
conclusiones siempre son provisionales.
Las inferencias inductivas están formadas por proposiciones empíricas que versan
sobre acontecimientos pasados y futuros. Con ellas aventuramos lo que ha sucedido
y puede suceder, lo que acontecerá será similar a lo que ha acontecido. En esta
extrapolación de unas observaciones a otras se basan la mayoría de nuestras
creencias y conocimientos; por esto puede generalizarse diciendo que la inducción
es el origen principal del conocimiento.
Ya queda dicho que la inducción proporciona verdades probables, es decir, pueden
no serlo. El hecho de que su valor de verdad pueda cambiar en cualquier momento
y, por tanto, perderse con cierta facilidad, hace que del mismo modo se ganen
otras muchas verdades. Esta característica de probabilidad se relaciona con otra
que también es importante: una conclusión, del mismo modo que puede debilitarse
con datos o hechos ulteriores, también puede fortalecerse con otros. Un
argumento inductivo crece en solidez a medida que añadimos proposiciones que lo
apoyen. Este cambio en la calidad de una conclusión inductiva no ocurre en una
deductiva. Un argumento deductivo no cambia su validez cuando se añaden más
proposiciones: si una conclusión es válida no deja de serlo, ni lo será, porque
incorporemos más premisas al argumento. Las verdades lógicas, una vez
establecidas, son inmutables, al menos en ese mundo formal. Según Klauer (1998),
el razonamiento inductivo permite descubrir atributos o relaciones entre objetos
y todas sus modalidades suponen la práctica de la comparación cimentada en
semejanzas y diferencias.
TIPOS DE INFERENCIAS INDUCTIVAS
El razonamiento inductivo incluye cinco procesos, que son: clasificación,
razonamiento causal, razonamiento hipotético, razonamiento probabilístico y
razonamiento analógico. En este artículo, se describen los cuatro primeros y el
último, el analógico, se presenta en otro título de esta misma revista. Los
diferentes razonamientos inductivos se reconocen a través de la siguiente sucesión
de fases: análisis de elementos, establecimiento de relaciones, representación y
evaluación (Saiz, 2002).
1. Análisis de los elementos, o de la estructura del razonamiento. Consiste en
identificar las razones que sustentan la conclusión. Esta tarea es difícil, puesto
que a veces las razones y las conclusiones no están explicitadas; se la puede
reconocer observando si existen indicadores de razón, tales como porque, puesto
que, por esta razón y de conclusión, por consiguiente, así pues.
2. Establecimiento de relaciones entre los elementos. ¿Cuáles son las relaciones
existentes entre las razones y las conclusiones? ¿Qué apoyo dan las razones a las
conclusiones? Es necesario descubrir las relaciones que puedan darse entre los
elementos que integran el argumento, si son convergentes, encadenadas,
verticales, horizontales, etc.
3. Representación gráfica del razonamiento, tanto de sus elementos como de
sus relaciones. Para ello caben diferentes técnicas, por ejemplo, mapas
conceptuales, diagramas jerárquicos, etc. El uso de estas estrategias sirve para
facilitar la comprensión, sintetizar la información, mejorar el almacenamiento y
la recuperación de la misma e incrementar la eficacia de los mecanismos de
inferencia, de solución de problemas y de toma de decisiones.
4. Valoración global del argumento. La evaluación de la solidez de un argumento
puede realizarse utilizando de manera ordenada y sistemática los criterios de: a)
grado de aceptabilidad, de las razones que apoyan el argumento; b) relevancia, es
decir, la importancia que tienen las relaciones existentes entre las razones y las
conclusiones; c) suficiencia, de las razones significativas, sean cualitativas o
cuantitativas.
CLASIFICACIÓN INDUCTIVA
La clasificación consiste en agrupar en clases objetos, sucesos, organismos,
instituciones o ideas, según características comunes, con la finalidad de tratarlos
de manera equivalente, lo que permite, entre otras cosas, superar la diversidad,
razonar eficientemente, adaptarse y hacer predicciones fiables. Estas
características sirven para inferir si otros elementos que las comparten pertenecen
a esa categoría. Las clases pueden organizarse vertical o jerárquicamente, según
el grado de abstracción e inclusión, y horizontalmente, según la representatividad
del criterio de clasificación.
La clasificación conlleva un doble proceso inductivo, el de generalización y el de
discriminación. El primero, la generalización, identifica características comunes a
través de las observaciones –propias o ajenas– de fenómenos y de sucesos y
descubre las regularidades del entorno. Con ese proceso se extrapola de una
muestra a una población de referencia, de una muestra a otra o de una muestra a
una parte de sus miembros. Dado que lo que se hace es generalizar –pasar de un
número determinado de observaciones a otro– es fundamental que lo que se afirme
en las premisas tenga ciertas propiedades, de manera que la conclusión sea sólida.
Puesto que no pueden observarse poblaciones, sino muestras, éstas deben ser
representativas de la población de referencia, de lo contrario la conclusión que se
derive carecerá de apoyo. El tamaño de las observaciones y su variabilidad
posibilitan que esa muestra sea, además de representativa, fiable y válida; no
obstante, su magnitud puede fluctuar en función de la cantidad de miembros a los
que se refiera la conclusión.
El segundo proceso, la discriminación, sirve para identificar características que no
comparten todos los miembros de la clase y que, a su vez, permite formar nuevas
subclases.
Los pasos que ha de seguir la mente cuando desea clasificar son:
1. Identificar los atributos comunes más relevantes de los objetos. 2.
Identificar las clases a las que pertenecen dichos atributos 3. Determinar el
criterio de clasificación más acertado. 4. Asignar los objetos a las clases o
criterios seleccionados. 5. Discriminar si pueden formarse subcategorías.
Todos estos pasos estarán guiados por los propósitos que se busquen con la
clasificación que, entre otros, pueden ser: ganar tiempo, ahorrar esfuerzo,
localizar información deseada, facilitar el aprendizaje y la memoria y mejorar la
eficacia en el trabajo. Las categorías organizan en clases los objetos, los
acontecimientos y las situaciones con la consiguiente eficiencia cognitiva que eso
supone para el funcionamiento mental. Si no existieran las categorías, habría que
almacenar en la memoria cada entidad en un lugar diferente y con su particular
nombre para poderla distinguir de todas las demás. Este tipo de almacenamiento
produciría una sobrecarga en la mente peligrando su funcionamiento. Por ejemplo,
el hecho que se tenga codificado el concepto árbol, evita tener que aprender o
nombrar a cada uno de todos los árboles que existen o puedan existir.
La categorización raramente es la meta última para los sujetos que se enfrentan
a un problema, a una situación, a una persona o a un objeto, sino que es su primer
paso para asimilar la información. Además de la clasificación, el conocimiento
categórico desempeña un papel crítico en otras muchas actividades cognitivas,
tales como la explicación, la combinación conceptual, la comunicación y la
inferencia. El uso de categorías para inferir es particularmente importante, al igual
que un tema de investigación atractivo, pues permite predecir conductas y
situaciones (Murphy y Ross, 1994; Ross y Murphy, 1996).
RAZONAMIENTO CAUSAL
EL RAZONAMIENTO CAUSAL
consiste en hallar el origen de un suceso, sus posibles causas, fundamentos,
relaciones e importancia de cada una de ellas. Responde al por qué de las cosas:
¿por qué ocurrió tal o cual cosa? ¿por qué aconteció tal fenómeno? ¿por qué alguien
se comporta de una manera determinada? Las respuestas a preguntas de esta
naturaleza siempre necesitan de una argumentación causal en mayor o menor
medida. Las causas pueden ser suficientes, necesarias o suficientes y necesarias.
Así, la presencia de oxígeno es una condición necesaria para la combustión, pero
no es suficiente. Skyrms (1986) ofrece seis principios relacionados con las
condiciones necesarias y suficientes, que son:
a) Si A es una condición suficiente para B, entonces B es una condición necesaria
para A.
b) Si C es una condición necesaria para D, entonces D es una condición suficiente
para C.
c) Si A es una condición suficiente para B, entonces la ausencia de B es suficiente
para la ausencia de A.
d) Si C es una condición necesaria para D, entonces la ausencia de D es condición
necesaria para la ausencia de C.
e) Si A es una condición suficiente para B, entonces la ausencia de A es una
condición necesaria para la ausencia de B.
f) Si C es una condición necesaria para D, entonces la ausencia de C es una
condición suficiente para la ausencia de D.
Estos principios ayudan a deliberar la causa de los hechos y su veracidad Los pasos
que ha de seguir la mente para explicar las causas de un fenómeno son:
1. Identificar las causas posibles del suceso en cuestión.
2. Analizar qué datos las apoyan.
3. Establecer relaciones entre las causas detectadas.
4. Seleccionar la causa o las causas más probables.
El propósito principal del razonamiento causal es explicar la realidad, planificar la
búsqueda de soluciones a problemas, predecir efectos, impedir que se generalicen
si los efectos son negativos y regulan la investigación siguiendo las pautas del
método científico.
RAZONAMIENTO HIPOTÉTICO
El razonamiento hipotético, también llamado científico, consiste en verificar una
idea, tesis o hipótesis, no necesariamente derivada de unos datos; puede ser el
fruto de la elaboración, de una invención que se infiere del conocimiento o de la
experiencia. Las hipótesis son las que realmente dirigen y guían la búsqueda de
datos para su comprobación o verificación indirecta inspirando la investigación,
tanto personal como profesional. Esta forma de inducción también explica los
fenómenos o sucesos, descubre soluciones a los problemas y predice los efectos de
una determinada intervención. El razonamiento hipotético se utiliza en todos los
contextos, tanto filosóficos y científicos como cotidianos.
Este razonamiento comparte elementos esenciales con el causal. Ambos tienen su
origen en la observación y se apoyan en las generalizaciones inductivas. El
razonamiento hipotético puede ser considerado como una continuación del causal.
Los pasos que ha de seguir la mente para razonar hipotéticamente son los
siguientes:
1. Buscar una explicación para un fenómeno o una solución para un problema.
2. Proponer una hipótesis (una posible explicación o solución).
3. Derivar predicciones de esa hipótesis: qué puede suceder, dónde y cuándo.
4. Probar o verificar esas predicciones.
La finalidad del razonamiento hipotético, fundamentalmente, es dirigir el estudio
y la investigación, describir, explicar, predecir y controlar los hechos, los procesos
psicológicos y la conducta.
RAZONAMIENTO PROBABILÍSTICO
Finalmente, el razonamiento probabilístico. Es uno de los que más se utiliza en la
vida diaria, explícita o implícitamente, pues dirige de ordinario la conducta
humana e influye en la toma de decisiones bajo circunstancias de incertidumbre.
Numerosas actividades relacionadas con el ocio, los negocios y la investigación se
diseñan, guían y confían en las leyes de la probabilidad. La sociedad actual tiene
cuantiosa información, pero también dudas, pues tal información rara vez conduce
a conclusiones inequívocas, sino más bien a probables. Las personas, sin darse
cuenta, se preguntan de continuo qué grado de certeza puede tener la ocurrencia
de un determinado suceso; por ejemplo, ¿lloverá mañana?, ¿tendré suerte en el
examen, en el trabajo?, ¿me tocará la lotería? En la predicción de estos hechos se
utilizan criterios de probabilidad más o menos altos.
Con frecuencia, la probabilidad se considera más una herramienta de análisis de
datos que un método inferencial. Inicialmente se pensaba que el ser humano actúa
como si fuese intuitivamente estadístico, pero a partir de los setenta, y de la mano
de dos prestigiosos psicólogos –Tversky y Kahneman– la investigación sobre los
procesos cognitivos implicados en los juicios probabilísticos adquiere otra
relevancia. Determinados resultados experimentales llevaron a estos autores a
dudar de que las personas fuesen estadistas intuitivos. Los juicios probabilísticos
no se hacen mediante la manipulación de fórmulas matemáticas, sino a través de
procedimientos heurísticos o estrategias simplificadoras que a veces llevan a
conclusiones correctas desde un punto de vista normativo, pero otras veces no. Es
normal que las personas no cuenten con los datos base o con la frecuencia previa
de un hecho determinado y que tampoco integren información, al menos de
manera eficiente.
El concepto de probabilidad puede entenderse como posibilidad lógica, como
frecuencia o como grado de creencia. La concepción de la posibilidad lógica
argumenta que la probabilidad se ha de expresar en términos lógicos. Desde esta
concepción, se define como la relación entre dos series de proposiciones por la
cual, conocida la primera serie, atribuimos a la segunda un cierto grado de
creencia racional.
Un enfoque alternativo a la concepción lógica es el enfoque frecuentista: la
probabilidad de un acontecimiento se obtiene en términos de frecuencia relativa.
Es decir, la probabilidad se fundamenta en el hecho de que el suceso debe haberse
repetido un número razonable de veces.Este enfoque no tiene nada que ver con
sucesos singulares, sino que se centra siempre en hechos grupales.
Un planteamiento alternativo a los enfoques lógico y frecuentista es el
personalista. A diferencia de aquéllos, este enfoque permite emitir juicios de
probabilidad basados en creencias y en experiencias, y éstas no tienen que aludir
necesariamente a hechos objetivos. El que los juicios de probabilidad se sostengan
en la subjetividad no es ápice para que este procedimiento no pueda formalizarse.
Si una persona realizó bien una entrevista de empleo, puede pensar que la
probabilidad de que le ofrezcan el trabajo es del 80%. Este valor no se deriva de
un cálculo matemático; es el grado de creencia de conseguir el trabajo. Los valores
probables son maneras de cuantificar la confianza en un resultado, aunque no se
puedan justificar en términos de intercambio de sucesos o de frecuencias relativas.
Por acuerdo, los rangos de probabilidad oscilan entre cero y uno, donde cero
significa que la creencia en cuestión es ciertamente falsa, y uno, que es
ciertamente verdadera. También puede expresarse como un porcentaje o una
fracción; una probabilidad de 0,75 equivale al 75% o a 3/4.
Los juicios probabilísticos, pues, tan presentes en nuestra vida, afectan en
diferente grado a los aspectos personales y sociales. En lo personal, deseamos que
nuestros juicios (por ejemplo, comprar una casa) nos permitan optar por las
alternativas más compatibles con nuestra situación; en lo social, deseamos que los
juicios de los demás no perjudiquen arbitrariamente a otras personas.
1. ARGUMENTOS INDUCTIVOS3
Tal como los define Trudy Govier4(Filósofa), los argumentos inductivos son
argumentos en los que se pasa, por así decir, de una porción conocida de la
experiencia, a algo no conocido. En tales argumentos, se asume que puede
inferirse cierto conocimiento sobre algo de lo que no tenemos experiencia, a partir
de algo que sí hemos experimentado. El ejemplo anterior acerca de los filósofos
alemanes es un claro ejemplo de u n argumento inductivo: allí partíamos de algo
que conocemos por nuestra experiencia o por la de alguien más, a saber, que Kant
y Marx fueron grandes filósofos alemanes, para sostener algo de lo que n o tenemos
conocimiento o experiencia, a saber, que los grandes filósofos son alemanes. Este
argumento, que como vimos no es un argumento sólido, es un subtipo de
argumento inductivo que se conoce como generalización inductiva. En una
3
Introducción a la filosofía, Argumentación filosófica, Lectura académica.- Universidad Nacional
de la Plata.
4
es una filósofa canadiense conocida por su trabajo en lógica informal y argumentación. Es autora
del texto influyente Un estudio práctico de argumento. También ha sido comentarista frecuente
en los medios canadienses sobre temas relacionados con la violencia y la resolución de conflictos.
generalización inductiva, las premisas presentan una serie de casos y en la
conclusión se generaliza lo observado en las premisas. En otros términos, las
generalizaciones nos llevan de observaciones particulares acerca de algunos
individuos de una clase (muestra) a afirmaciones sobre la clase de todos los
individuos (población). Así, en el caso anterior, la muestra la constituyen los casos
observados (Kant y Marx) y la población el conjunto de los “grandes filósofos.” De
este modo, el esquema básico de las generalizaciones inductivas es el siguiente:
(1) Los S1... Sn observados son p. (2) Por lo tanto, todos (o la mayoría de) los S son
p. Loa argumentos de este tipo pueden tomar una forma estadística en la que se
argumenta que un cierto porcentaje de los individuos de la población tiene la
propiedad o propiedades observadas en la muestra. Su esquema es el siguiente:
(1) Un X por ciento de los S observados son p.
(2) (2) Por tanto, un X por ciento de todos los S son p.
Este tipo de razonamiento está a la base, por ejemplo, de los sondeos
electorales. Así, el siguiente argumento es un ejemplo de generalización
inductiva estadística.
(1) Un 30 por ciento de los entrevistados afirmaron que votarían por el
candidato X.
(2) Por lo tanto, el candidato X será votado por, aproximadamente, un 30 por
ciento de los votantes.
Los argumentos estadísticos suelen ir acompañados por una leyenda que dice
cuántos fueron los individuos entrevistados y que s e respetaron las 337
proporciones por clase social, género, edad, etc. Ello resulta sumamente
importante en el caso de las generalizaciones. En efecto, por ejemplo, el
argumento anterior no resultaría un buen argumento si las personas entrevistadas
hubieran sido, por ejemplo, 10 hombres mayores de 50 años que viven en el barrio
más caro de la ciudad o si se hubiera entrevistado a 15 mujeres de ent re 18 y 25
años que viven en barrios humildes y la población fuera de 20 millones de pe
rsonas. Así, para que las premisas de una generalización inductiva ofrezcan buenos
fundamentos a s u conclusión es preciso que la muestra sea lo suficientemente
grande. El tamaño de la muestra depende del contexto: si la población es
uniforme, la muestra puede ser menor de lo requerido para poblaciones
heterogéneas, como en e l ejemplo antes mencionado. Por otro lado, la muestra
debe ser representativa, es decir, debe ser tan diversificada como la población.
Otro tipo de argumento inductivo son los argumentos causales. Tales argumentos
establecen o concluyen que algo es causa de otra cosa sobre la base de una
regularidad o correlatividad observada entre ciertos fenómenos. Si bien la
correlatividad entre dos fenómenos es una c ondición necesaria para establecer
que uno es causa del otro, no resulta suficiente. Supongamos que siempre que se
observa un fenómeno X, se observa también un fenómeno Y. Sobre la base de tal
correlatividad podríamos inferir que están causalmente conectados, que uno es
causa del otro. Sin embargo, para establecer ello es preciso analizar y descartar
con buenos argumentos otras posibilidades tales como que la correlatividad sea
casual, o que ambos sean efectos de otro fenómeno Z, e incluso analizar si X es la
causa de Y, o Y la de X.
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Problemas sobre la distinción entre razonamientos deductivos e inductivos y
su enseñanzaUniversidad del Caribe.
5
Caracterización usual de los argumentos inductivos
Una caracterización del argumento o razonamiento inductivo que sigue siendo muy
común sostiene que los razonamientos inductivos son los que "van de lo particular
o lo específico a lo general", o aquellos que "van de una parte al todo". Por
ejemplo:
El tipo de razonamiento analizado, que nos lleva de una lista finita de enunciados
singulares a la justificación de un enunciado universal, que nos lleva de la parte al
todo, se denomina razonamiento inductivo y el proceso se denomina inducción.
(Chalmers, 1987, p. 6)
El Diccionario de la Real Academia Española, en su vigésimo-segunda edición,
señala que, en filosofía, inducir es "extraer, a partir de determinadas
observaciones o experiencias particulares, el principio general que en ellas está
implícito". Diversos autores aceptan esta caracterización (Jupp, 2006; Zegarelli,
2007; Wheeler, 2013).
Estas caracterizaciones resultan insatisfactorias, pues no todos los razonamientos
inductivos parten de premisas particulares para llegar a una conclusión general ni
pasan de la parte al todo. De manera similar, tampoco todos los razonamientos
deductivos parten de premisas generales y llegan a conclusiones particulares. Peor
aún, algunos razonamientos deductivos parten de premisas particulares y llegan a
conclusiones particulares; otros, parten de premisas generales para llegar a
conclusiones generales; y, otros más, parten de premisas particulares para llegar
a conclusiones generales. Lo que se mostrará aquí es que tanto un razonamiento
5
Héctor Hernández Ortiz y Roberto Parra Dorantes
inductivo como uno deductivo pueden también partir de premisas generales para
llegar a conclusiones particulares (G-P), de premisas particulares a conclusiones
particulares (P-P), de premisas generales a conclusiones generales (G-G), y de
premisas particulares a conclusiones generales (P-G).
En
el
contexto
de
esta
caracterización
suele
usarse
el
término general o universal para referirse a un enunciado del tipo "Todos los A son
B". Así, los siguientes enunciados son generales: "todos los triángulos son
polígonos", "todos los universitarios son racionales", "todo múltiplo de 4 es la suma
de dos primos". Por otra parte, se usa el término "particular" para un enunciado
que versa sobre:
1. Cosas específicas o seres singulares (como: Aristóteles, el papa Juan Pablo II, el
Sol, la Vía Láctea, México.)
2. Algunos (uno o más) de los elementos de un conjunto dado.
A los primeros a veces se los llama enunciados singulares. Por ejemplo, los
siguientes enunciados son singulares, porque versan sobre seres singulares u
objetos específicamente determinados: "Fidel Castro es cubano", "La Luna es un
satélite", "México tiene mayor extensión que Guatemala". También son
particulares, aunque no singulares, los enunciados que se refieren a algún
elemento o algunos elementos de un conjunto, por ejemplo: "algún ser acuático
es mamífero", "algunos europeos son altos", "ciertos cuadriláteros son regulares",
"hay al menos un número primo que es par".
A continuación se propone una caracterización del razonamiento inductivo que
tiene la ventaja de incluir satisfactoriamente los ejemplos típicos de
razonamientos inductivos de estos distintos casos y otros, además de dejar fuera
los casos típicos de razonamiento deductivo para los casos correspondientes.
Caracterización propuesta
La caracterización del argumento inductivo propuesta aquí es la siguiente. Un
razonamiento inductivo es aquel que tiene las siguientes características:
► Las premisas presentan una característica que los elementos de un conjunto
inicial A tienen en común.
► En las premisas también se establece que algunos de los elementos de tal
conjunto comparten una segunda característica.
► En la conclusión se generaliza la segunda característica (compartida por
un subconjunto de elementos no necesariamente propio) a, por lo menos, un nuevo
elemento del conjunto A del que no se sabe, a partir de la información dada en las
premisas, si realmente la tiene.
A continuación se presentan ejemplos intuitivamente claros de razonamientos
inductivos que van de lo particular a lo general (P-G), de lo general a lo general
(G-G), de lo particular a lo particular (P-P) y de lo general a lo particular (G-P).
Ejemplo P-G
Juan es mexicano y es amable.
Pedro es mexicano y es amable.
Pablo es mexicano y es amable.
Por tanto, todos los mexicanos son amables.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser mexicano.
• Característica generalizada en la conclusión: ser amable.
• Elementos que la tienen en común: Juan, Pedro y Pablo.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: todos los demás mexicanos.
Ejemplo P-P
Juan es mexicano y es deportista.
Pedro es mexicano y es deportista.
Pablo es mexicano y es deportista.
Luis es mexicano.
Por tanto, Luis es deportista.
• Característica común que agrupa el conjunto inicial: ser mexicano.
• Característica generalizada en la conclusión: ser deportista.
• Elementos que la tienen en común: Juan, Pedro y Pablo.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: Luis.
Ejemplo G-G
Todos los veracruzanos son hospitalarios.
Todos los poblanos son hospitalarios.
Todos los hidalguenses son hospitalarios.
Por tanto, todos los mexicanos son hospitalarios.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser habitante de un estado
de la república mexicana.
• Característica generalizada en la conclusión: ser hospitalario.
• Elementos que la tienen en común: veracruzanos, poblanos e hidalguenses.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: los demás mexicanos.
Ejemplo G-P
Todos los leones son felinos y tienen pulmones.
Todos los pumas son felinos y tienen pulmones.
Todos los tigres son felinos y tienen pulmones.
La pantera rosa es un felino.
Por tanto, la pantera rosa tiene pulmones.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser felino.
• Característica generalizada en la conclusión: tener pulmones.
• Elementos que la tienen en común: leones, pumas, tigres.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: la pantera rosa.
La evidencia de que hay razonamientos inductivos de cada una de las cuatro
combinaciones es clara, pero la caracterización propuesta se extiende a otros
casos.
Otros casos típicos
Todos los cuervos vistos hasta ahora son negros.
Por tanto, todos los cuervos son negros.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser cuervo.
• Característica generalizada en la conclusión: ser negro.
• Elementos que la tienen en común: los cuervos vistos hasta ahora.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: los demás cuervos (los que no se han
visto hasta ahora).
Muchas veces, en el pasado, cuando se veían relámpagos se oían truenos.
Por tanto, en el futuro, cuando se vea un relámpago, se oirá un trueno.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser una situación en la que
se ven relámpagos.
• Característica generalizada en la conclusión: ser una situación en la que se oyen
truenos.
• Elementos que la tienen en común: ocasiones en el pasado en las que se vieron
relámpagos.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: ocasiones en el futuro en las se verán
relámpagos.
El 90% de los mexicanos acostumbra comer tacos.
Por tanto, todos los mexicanos acostumbran comer tacos.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser mexicano.
• Característica generalizada en la conclusión: tener la costumbre de comer tacos.
• Elementos que la tienen en común: 90% de los mexicanos.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: el 10% restante.
Hasta ahora, cada evento de tipo A ha sido causado por un evento de tipo B.
X es un nuevo evento de tipo A.
Por tanto, X ha sido causado por un evento de tipo B.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser de tipo A.
• Característica generalizada en la conclusión: ser causado por un evento de
tipo B.
• Elementos que la tienen en común: los eventos de tipo A ocurridos hasta ahora.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: X.
Argumentos analógicos
Copi y Cohen (2010) proponen como estructura general de los argumentos
analógicos la siguiente:
Premisa 1: los objetos a, b, c y d tienen los atributos A y B.
Premisa 2: los objetos a, b y c tienen el atributo C.
Por tanto, el objeto d probablemente tiene el atributo C.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: los atributos A y B.
• Característica generalizada en la conclusión: el atributo C.
• Elementos que la tienen en común: los objetos a, b y c.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: el objeto d.
También hay otros casos de particular a particular con el uso de "algunos" que son
inductivos, a saber:
Algunos hijos de madres rusas tienen ojos azules.
Por tanto, algunos hijos de padres rusos tienen ojos azules.
• Característica común que agrupa al conjunto inicial: ser hijo de madre rusa.
• Característica generalizada en la conclusión: tener ojos azules.
• Elementos que la tienen en común: algunos hijos de madres rusas.
• Elementos nuevos a quienes se generaliza: algunos hijos de padres rusos.
Así que los razonamientos inductivos no solo se limitan a algunos que van de la
parte al todo o de enunciados singulares a enunciados universales o generales, sino
que se podría decir que algunos razonamientos inductivos van de una parte a otra
más amplia que contiene a la primera; otros, van de una parte a otra parte ajena
a la primera ("Juan tiene ojos azules. Por tanto, el padre de Juan tiene ojos
azules"); otros más, van de una parte a otra que se interseca con la primera, pero
no la contiene (el segundo ejemplo de argumento analógico presentado arriba
ilustra este caso); hay unos que van de ciertas colecciones a individuos de otra
posible colección, pero en todos los casos una característica presentada en las
premisas se generaliza a por lo menos un nuevo elemento del que no se sabe, a
partir de la información dada en las premisas, si realmente comparte esa
característica o no. La presente propuesta captura con éxito todos estos casos sin
incluir los que deberían quedar fuera, por ejemplo, los casos típicos de
razonamiento deductivo.
Ventajas sobre otras caracterizaciones de razonamiento inductivo
Según Nolt, Rohatyn y Varzi (1998), un argumento inductivo es "un argumento tal
que es lógicamente posible que su conclusión sea falsa y al mismo tiempo todas
sus premisas sean verdaderas" (p. 312). Esta caracterización no solo no distingue
entre argumentos deductivos inválidos y argumentos inductivos, sino que
automáticamente arroja a todos los argumentos que no son válidos
deductivamente a la categoría de inductivos. Esta consecuencia en sí misma
bastaría para que algunos autores la rechacen, en particular, quienes consideran
que existen ciertos tipos de argumentos que no son deductivos ni inductivos. Es el
caso de Douglas Walton (2006), quien distingue tres tipos de argumentos:
deductivos, inductivos y plausibles. Ian Hacking (2001) distingue tres tipos de
argumentos "riesgosos" (los no válidos deductivamente): inductivos, abductivos
(inferencias a la mejor explicación) y los basados en testimonio. Hacking señala
que la lógica inductiva estudia los argumentos riesgosos, pero quizás no toda clase
de argumentos riesgosos.
Los autores Copi y Cohen (2010) han propuesto una mejor caracterización del
argumento inductivo: "en un argumento inductivo se afirma que la conclusión se
sigue de sus premisas solamente de manera probable, esta probabilidad es cuestión
de grados y depende de otras cosas que pueden o no suceder" (p. 74).
Sin embargo, un problema serio de esta idea es que en la gran mayoría de los
argumentos inductivos no se hace una declaración explícita de que la conclusión
se sigue solo de manera probable. Aunque esa sea la pretensión, ordinariamente
casi nunca se afirma que la conclusión es probable si las premisas son verdaderas.
Por ello, resulta mejor la propuesta de argumento inductivo de Roy T. Cook (2009):
"Un argumento inductivo es aquel en el que se pretende que sea improbable (pero
posible) que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa" (p. 150).
No obstante, un problema de esta definición es que la pretensión indicada suele
encontrarse también en argumentos que algunos autores desean distinguir de los
inductivos, como los argumentos plausibles de Walton y los argumentos abductivos
y de testimonio de Hacking.
Aun cuando estas y otras distinciones entre tipos de argumentos puedan ser objeto
de controversia, la presente propuesta tiene la ventaja de ser neutral en esa clase
de discusiones: deja abierta la posibilidad de que existan otros tipos de
razonamiento además de los deductivos e inductivos y, al mismo tiempo, se evitan
los problemas señalados antes.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL ARGUMENTO INDUCTIVO
• De un argumento inductivo no podemos decir que sea válido o inválido, sino
correcto o incorrecto. Esto se debe a que el argumento inductivo no propone
conclusiones necesarias, sino conclusiones probables; sin embargo, el que una
conclusión de un argumento sea probable no implica que se trate de un mal
argumento.
• En todos los argumentos inductivos la verdad de las premisas sólo permite
suponer, en el mejor de los casos, que es probable que la conclusión también lo
sea. La probabilidad de la verdad de la conclusión aumenta con el descubrimiento
de nueva evidencia que la corrobora, pero nunca se puede obtener una conclusión
absolutamente verdadera o necesariamente verdadera, ya que la evidencia futura
siempre puede refutarla.
• A diferencia del argumento deductivo, en el que sólo importa la estructura para
determinar su validez, en un argumento inductivo importa no sólo la estructura
sino también el contenido para determinar su corrección; esto significa que en
este tipo de argumentos sí nos comprometemos de hecho con la verdad de las
premisas, y es ello lo que le da fortaleza a nuestra conclusión.
• En el caso de los argumentos inductivos, las premisas son el resultado de
observaciones o de experiencias.
• La conclusión de un argumento inductivo es una generalización, a diferencia de
los argumentos analógicos, en el que se concluye con la alusión a un caso o varios,
pero sin llegar a generalizar la propiedad a todos los miembros de una clase.
Algo importante cuando construimos argumentos inductivos es anteponerle la
palabra probablemente a la conclusión y tomar como fundamento un número
suficiente de casos para, con base en ellos, afirmar la conclusión. Esto fortalecerá
nuestra conclusión y evitará que cometamos falacias.
ARGUMENTO INDUCTIVO
Un argumento inductivo es el que, a partir de la observación de una propiedad
definida en un número suficiente de individuos de una clase determinada,
generaliza en la conclusión la propiedad observada y la atribuye a todos los
miembros de esa misma clase. Esta generalización vale tanto para los casos
observados como para todos los de su especie no observados.
A diferencia de los argumentos deductivos, cuya conclusión no ofrece información
nueva y por esto sus conclusiones son necesarias, los argumentos inductivos en su
conclusión nos ofrecen información nueva, es decir, información no incluida en las
premisas, y por ello su conclusión es probable. ¿Cuál es esa información nueva? La
que se refiere a los casos no observados, pero de los cuales inferimos poseen
también la propiedad atribuida a los casos observados; de esta forma
generalizamos las propiedades observadas en todos los miembros de esa clase,
incluyendo los casos no observados. Ésta es la información no incluida en las
premisas y la que nos obliga a anteponer la palabra “probablemente” a nuestra
conclusión, pues cabe la posibilidad que, al revisar los casos no incluidos en las
premisas, éstos no cumplan con la propiedad atribuida y entonces la conclusión no
sea verdadera; por eso sólo presumimos que la conclusión es probable y no
necesaria.
RAZONAMIENTO SINDUCTIVOS
1.6.1 Elementos generales
En la sección anterior dijimos que en el razonamiento deductivo se transmite la
idea de que la conclusión se desprende inevitablemente de las premisas; de que
está garantizada por ellas. Como veremos pronto, en el razonamiento inductivo no
se afirma tácitamente que las premisas dan evidencia terminante de la conclusión;
solo se pretende que la apoyan en mayor o menor grado. Veremos también que
este alcalde o menor grado de apoyo a la conclusión es un criterio para clasificar
un argumento inductivo como fuerte o como débil.
Supongamos que usted constata que uno y otro y otro miércoles, aparentemente
sin excepción, el plato principal del almuerzo en la cafetería de su universidad es
espagueti. Entonces decida qué no sufrirá almorzando los miércoles en la cafetería
porque "los miércoles servirá espaguetis", ya usted no le gustará (o qué almorzará
los miércoles en la cafetería, porque "los miércoles servirá espaguetis" a usted le
encantan). Esta situación es un ejemplo de razonamiento inductivo.
Utilizando la Lógica y argumentación: De los argumentos inductivos a las
álgebras de Boole misma terminología que se usó con el razonamiento deductivo,
diríamos que este caso correspondencia al esquema "inferencia de la regla, a
partir del caso y del resultado".
Caso (reiterado):
Es miércoles
Resultado (reiterado): Sirven espaguetis en el almuerzo.
Regla: Los miércoles sirven espaguetis en el almuerzo.
Esta clase de inducción generalmente se da así: Se observa un patrón,
una regularidad de resultados para repeticiones del mismo caso y, sobre la base
de tal regularidad, se infiere la regla. Por ejemplo, si en épocas diferentes
Pedro, María y Antonio le prestaron dinero a Juan, y este no les pagó,
posiblemente concluyo, razonando inductivamente, que si le presto dinero a
Juan, no yo lo pagará Estos son ejemplos de un tipo muy común de razonamiento
inductivo, llamado generalización inductiva por enumeración o generalización
por enumeración.
En la práctica son excepcionales las situaciones en las que se hace inferencia de
la regla a partir de un solo caso y su resultado. (Seguramente usted no necesita
vivir varias veces la experiencia de quemarse al tocar sin protección objetos
calientes, para inferir una regla como: “Tocar un objeto caliente puede ocasionar
quemaduras ").
Con relación al valor de la inducción se ha dicho que “Para Aristóteles, la
introducción es un razonamiento que permite pasar delo particular a lo
general. "Es decir, la inducciónes la operación lógica que se utiliza para generalizar
la experiencia" [Ibarra 1994, p.208]. Esta cita puede complementarse anotando
que la inducción permite aprender dela experiencia y que esta es una forma de
aprendizaje que practicamos durante toda la vida. Con la experiencia aprendimos
que los objetos calientes pueden quemarnos, que el agua moja, que el abuso del
licor conduce a la embriaguez, que la ira es enemiga dela sensatez, que la violencia
genera más violencia (aun cuando algunas veces genere su misión), etc. Es un
hecho, además, que el razonamiento inductivo es de gran valor en las ciencias
físicas y naturales. Típicamente, se llega a los principios científicos mediante la
generalización a partir de un número limitado de experiencias en los casos y los
resultados que identifiquen patrones estables. (Piense, por ejemplo, en cómo se
conectará a establecer las formas de contagio de enfermedades transmisibles).¿Ha
oído alguna vez la expresión "Este es un caso que confirma la regla"? En caso tal,
¿sabe de qué regla se habla? De la regla que dice: "Toda regla tiene su
excepción". Es el reconocimiento de la regla general inferida en un razonamiento
inductivo carece de la certeza o inevitabilidad del resultado inferido en los
razonamientos deductivos válidos y de que, por lo tanto, es posible que haya casos
que escapan a la conclusión: algún miércoles pueden servir espaguetis; bien puede
suceder que Juan sí me pague el préstamo, etc.
Si uno se olvida que puede haber casos no cobijados por la regla, el razonamiento
es débil y la inducción incorrecta. En el caso de inferencias sobre personas o grupos
humanos, se cae con frecuencia en generalizaciones injustas y desconsideradas de
la forma “¡Todos los ... son unos ...!” (Usted puede llenar los espacios). Se trata
de generalizaciones inductivas por enumeración, que atribuyen a todo un grupo
humano un calificativo, por desgracia generalmente denigrante, con base en
comportamientos negativos (o que así nos lo parecen) de algunos de sus miembros.
De todas maneras, en las inferencias inductivas existe un escudo protector contra
el error de la generalización incorrecta. Consiste en hacer explícito el alcance
limitado de la conclusión, precedente de expresiones como "básicamente", "casi
siempre", "probablemente", "posiblemente", u otras equivalentes. Si en el ejemplo
de los espaguetis la conclusión se enuncia como “Dado que es miércoles
posiblemente (muy posiblemente) (casi con seguridad) servirá espaguetis”, la
conclusión está más cerca de ser verdadera que falsa. En cambio si la conclusión
se expresa como una certeza: "Dado que es miércoles servirán espaguetis", la
conclusión está más cerca de ser falsa que de ser verdadero puesto que es
suficiente que tan solo un miércoles no sirvan espaguetis —lo cual es altamente
posible— para que la conclusión sea falsa del mar. En su momento hablaremos de
“la fuerza” de un argumento inductivo y de la incidencia de expresiones como
“normalmente”, “casi siempre”, “probablemente”, “posiblemente”, u otras
equivalentes, en la fuerza del argumento. Digamos, por el momento, que un
argumento inductivo es más fuerte o menos fuerte, según la conclusión esté más
cerca o menos cerca de ser verdadero. Veamos un ejemplo adicional: suponga que
una periodista acreditada ante el Palacio de Gobierno conoce a la mayoría de los
asesores del Presidente de la República —pero no a todos— y sabe que todos los
que conoce militan en partidos políticos tradicionales. Entonces, si le presentamos
un asesor presidencial de los que no conocía, prejuzga, basado en su conocimiento
anterior, que "el asesor militar en algunos de los partidos políticos tradicionales",
el argumento es débil; tiene menos fuerza que si infiere, correctamente, que
"posiblemente El asesor militante en algunos de los partidos políticos
tradicionales”
A la manera de los indicadores de premisa o de conclusión, el término "
posiblemente”, Utilizado en el razonamiento del ejemplo anterior es, con
frecuencia, un indicador de razonamiento inductivo. También lo son las
expresiones, "es posible que ...", "es probable que ...", "es razonable creer que
...". Pero, independientemente de la presencia o no de estos términos, los
razonamientos inductivos se caracterizan porque no afirman que la conclusión se
derivada de las premisas, sino que de la verdad de estas, real o aceptada, es
razonable inferir que, en alguna medida, la conclusión es verdadera. Si el soporte
que las premisas le dan a la conclusión la hace estar más cerca de ser verdadera
que de ser falsa, el razonamiento inductivo es fuerte.
Pero si el soporte que le dan las premisas a la conclusión es pobre y poco sólido y
la hace estar más cerca de ser falsa que de ser verdadera, el razonamiento inductivo
es débil Digamos finalmente que, una diferencia de lo que sucede en los
razonamientos deductivos, en los argumentos inductivos la información adicional
pertinente, o la verificación del resultado para nuevos casos, puede afectar la
aceptación o credibilidad de la regla inferida. Si es cierto que “Casi todos los
representantes de la región X se opondrán a la enmienda sobre las transferencias
a las regiones” y se sabe que “NN es un representante de la región X” entonces es
correcto inferir, inductivamente, que “posiblemente NN se opondrá a la en
enmienda ". Pero si hay información adicional según la cualidad el representante
NN es opositor político del proponente de la enmienda, esta nueva premisa mejora
la posibilidad de que la conclusión sea verdadera, pues indica un hecho que
aumenta la posibilidad de que NN se oponga a la enmienda.
En las secciones siguientes se presentan otras dos formas de razonamiento
inductivo: generalización inductiva (o generalización estadística) y argumentación
por analogía. Como veremos, lo importante en cada argumento inductivo es su
fuerza, o sea, la intensidad con la cualidad las premisas relativas a hacer
verdadera la conclusión.
La fuerza de un argumento inductivo es, pues, una valoración de qué tan probable
es que la conclusión sea verdadera, si acepta las premisas también lo son. Sin
embargo, es necesario argumentos que, una diferencia de lo que sucede con los
argumentos deductivos, no existe un criterio decisorio que aplique a un
argumento inductivo permitirlo evaluado inequívocamente como fuerte o como
débil.
La calificación depende, en buena parte, de la capacidad de quien lo usa (lo recibe
o lo lee), para encontrar aspectos que le comunican fuerza o se la restan. En
muchos casos, esta capacidad es producto de la experiencia, de la información
disponible para el análisis, o de circunstancias particulares de quien analiza el
argumento.
Los tres modos de inferencia*
Gonzalo Génova
Antes de examinar cómo Peirce llegó a descubrir que los modos de inferencia
son tres, y para resaltar la importancia de este descubrimiento, es preciso señalar
que, para Peirce, todo conocimiento es inferencial, es decir, todo conocimiento
procede de la transformación o perfeccionamiento de conocimientos previos. Por
decirlo de otra manera, todo conocimiento es silogístico: el conocimiento se
expresa en una proposición, y la proposición es siempre conocida como conclusión
a partir de otras premisas. Pero la conclusión se obtiene según diversos modos de
inferencia que no son siempre deductivos, es decir, necesarios. Como "silogismo"
se toma habitualmente como sinónimo de "deducción necesaria", puede resultar
más apropiado decir que todo conocimiento es "argumentativo" o "discursivo".
Para Peirce, el pensamiento es un proceso inferencial que se desarrolla mediante
signos, es decir, mediante un tipo particular de signos que son los argumentos.
1. Epagoge, apodeixis, apagoge.
En el ensayo "Acerca de la clasificación natural de los argumentos"
(CP 2.461-516), Peirce expone sus primeros descubrimientos acerca de las
distintas formas de argumentar. En esta época, por tanto, o tal vez uno o dos años
antes, ya estaba convencido de que hay tres modos de inferencia esencialmente
distintos.
En 1903, en una conferencia en el Lowell Institute, Peirce relató cómo había
llegado a descubrir los tres modos de inferencia. Aunque Peirce no lo menciona
explícitamente, este descubrimiento debe datarse en torno a 18653. La ocasión
había sido la lectura del tratado de lógica de George Boole, Laws of Thought. El
tratamiento que Boole hace de la probabilidad le llevó a preguntarse qué es la
inducción: "Intenté formular el proceso en forma de silogismo; y encontré que
podía ser definido como la inferencia de la premisa mayor de un silogismo a partir
de la premisa menor y de la conclusión. Ahora bien, esto es exactamente lo que
Aristóteles dice de la inducción en el capítulo 23 del segundo libro de
los Analíticos Primeros" (MS 475, 12-14).
El pasaje de Aristóteles al que Peirce se refiere es el lugar clásico usualmente
citado. Allí Aristóteles describe un tipo de razonamiento al que llama epagoge ,
traducido como "inducción" o "comprobación", distinto del razonamiento
necesario o apodeixis , que es la "deducción" o demostración "apodíctica"4.
Considérese la siguiente deducción en forma de silogismo:
M es P: los animales sin bilis tienen larga vida.
S es M: pero el hombre, el caballo y la mula no tienen bilis.
S es P: luego el hombre, el caballo y la mula tienen larga vida5.
Peirce, siguiendo a Aristóteles, dice que cambiando el orden de las
proposiciones, es decir, poniendo como conclusión lo que en la deducción es la
premisa mayor, se obtiene una inducción en forma de silogismo. Es el mismo
ejemplo que pone Aristóteles:
S es M: el hombre, el caballo y la mula no tienen bilis.
S es P: pero el hombre, el caballo y la mula tienen larga vida.
M es P: luego los animales sin bilis tienen larga vida.
El silogismo no es correcto porque no es lícito concluir una proposición
universal a partir de dos proposiciones particulares. Para que la conclusión de este
segundo silogismo fuera necesaria se exigiría la enumeración exhaustiva de los
individuos, lo cual es difícil de garantizar. En ese caso, además, el silogismo sería
una verdadera deducción, porque las premisas serían universales. Cuando la
enumeración no es completa, hay un salto cualitativo en el conocimiento desde lo
particular hasta lo universal. La inducción realiza este salto espontáneamente, pero
no es reducible a una deducción necesaria: la inducción es un modo de argumentar
independiente de la deducción. Esto no impide que pueda formularse en términos
silogísticos, para mayor claridad del razonamiento.
Un poco más adelante Peirce explica cómo la formulación silogística de la
inducción le sugirió una tercera posibilidad de razonamiento: "Con esta pista sobre
la naturaleza de la inducción, observé en seguida que debería haber una forma de
inferir la premisa menor a partir de la mayor y la conclusión. Es más, Aristóteles
era el último de los hombres que podría haber pasado esto por alto. Seguí leyendo
y encontré que, después de haber señalado en el capítulo 24 una variante particular
de la inducción, Aristóteles abre el capítulo 25 describiendo la inferencia de la
premisa menor a partir de la mayor y la conclusión" (MS 475, 14-16).
Volviendo sobre el ejemplo anterior, esta tercera forma de razonamiento
quedaría así en forma de silogismo, poniendo como conclusión lo que en la
deducción es la premisa menor:
M es P: los animales sin bilis tienen larga vida.
S es P: pero el hombre, el caballo y la mula tienen larga vida.
S es M: luego el hombre, el caballo y la mula no tienen bilis.
En este razonamiento la conclusión no es segura sino tan sólo probable,
aunque sean ciertas las premisas, porque no es lícito identificar dos sujetos por el
hecho de que tengan una predicado común. Para que fuera lícito sería preciso que
hubiera una total identidad entre los términos P, S y M, en cuyo caso el
razonamiento sería una verdadera deducción. En este razonamiento no deductivo
la conclusión es sugerida por las premisas, pero no es necesaria, porque podría
haber otra explicación de la premisa menor ("el hombre, el caballo y la mula tienen
larga vida"), distinta de la que se establece en la conclusión ("no tienen bilis"). No
obstante, para mayor claridad, como en el caso de la inducción, el razonamiento
puede formularse en términos silogísticos, sin pretender con ello reducirlo a una
deducción. Aristóteles llama apagoge a este tipo de razonamiento6, término que a
veces se traduce como "reducción" y que Peirce traduce como "abducción" o,
también en sus últimos años, "retroducción".
Epagoge6, apodeixis7, apagoge8.
En el ensayo "Acerca de la clasificación natural de los argumentos"
(CP 2.461-516), Peirce expone sus primeros descubrimientos acerca de las
distintas formas de argumentar. En esta época, por tanto, o tal vez uno o dos años
antes, ya estaba convencido de que hay tres modos de inferencia esencialmente
distintos.
En 1903, en una conferencia en el Lowell Institute, Peirce relató cómo había
llegado a descubrir los tres modos de inferencia. Aunque Peirce no lo menciona
explícitamente, este descubrimiento debe datarse en torno a 18653. La ocasión
6
La noción aristotélica de epagogé es traducida a veces como inducción.
“apodeixis”, que lo entiende como el razonamiento necesario. pagogé (inducción) y
de la apodeixis (deducción).
8
El Apagoge, incluido el rapto o lat. ABDUCTIO llamada, es una conclusión a partir de
un conocido, premisa verdadera y un pedestal creíble, pero incierto a una conclusión por
las reglas de la silogística .. La base debe ser plausible, pero al menos más plausible que
la deseada conclusión misma.
7
había sido la lectura del tratado de lógica de George Boole, Laws of Thought. El
tratamiento que Boole hace de la probabilidad le llevó a preguntarse qué es la
inducción: "Intenté formular el proceso en forma de silogismo; y encontré que
podía ser definido como la inferencia de la premisa mayor de un silogismo a partir
de la premisa menor y de la conclusión. Ahora bien, esto es exactamente lo que
Aristóteles dice de la inducción en el capítulo 23 del segundo libro de
los Analíticos Primeros" (MS 475, 12-14).
El pasaje de Aristóteles al que Peirce se refiere es el lugar clásico usualmente
citado. Allí Aristóteles describe un tipo de razonamiento al que llama epagoge ,
traducido como "inducción" o "comprobación", distinto del razonamiento
necesario o apodeixis , que es la "deducción" o demostración "apodíctica"4.
Considérese la siguiente deducción en forma de silogismo:
M es P: los animales sin bilis tienen larga vida.
S es M: pero el hombre, el caballo y la mula no tienen bilis.
S es P: luego el hombre, el caballo y la mula tienen larga vida5.
Peirce, siguiendo a Aristóteles, dice que cambiando el orden de las
proposiciones, es decir, poniendo como conclusión lo que en la deducción es la
premisa mayor, se obtiene una inducción en forma de silogismo. Es el mismo
ejemplo que pone Aristóteles:
S es M: el hombre, el caballo y la mula no tienen bilis.
S es P: pero el hombre, el caballo y la mula tienen larga vida.
M es P: luego los animales sin bilis tienen larga vida.
El silogismo no es correcto porque no es lícito concluir una proposición
universal a partir de dos proposiciones particulares. Para que la conclusión de este
segundo silogismo fuera necesaria se exigiría la enumeración exhaustiva de los
individuos, lo cual es difícil de garantizar. En ese caso, además, el silogismo sería
una verdadera deducción, porque las premisas serían universales. Cuando la
enumeración no es completa, hay un salto cualitativo en el conocimiento desde lo
particular hasta lo universal. La inducción realiza este salto espontáneamente, pero
no es reducible a una deducción necesaria: la inducción es un modo de argumentar
independiente de la deducción. Esto no impide que pueda formularse en términos
silogísticos, para mayor claridad del razonamiento.
Un poco más adelante Peirce explica cómo la formulación silogística de la
inducción le sugirió una tercera posibilidad de razonamiento: "Con esta pista sobre
la naturaleza de la inducción, observé en seguida que debería haber una forma de
inferir la premisa menor a partir de la mayor y la conclusión. Es más, Aristóteles
era el último de los hombres que podría haber pasado esto por alto. Seguí leyendo
y encontré que, después de haber señalado en el capítulo 24 una variante particular
de la inducción, Aristóteles abre el capítulo 25 describiendo la inferencia de la
premisa menor a partir de la mayor y la conclusión" (MS 475, 14-16).
Volviendo sobre el ejemplo anterior, esta tercera forma de razonamiento
quedaría así en forma de silogismo, poniendo como conclusión lo que en la
deducción es la premisa menor:
M es P: los animales sin bilis tienen larga vida.
S es P: pero el hombre, el caballo y la mula tienen larga vida.
S es M: luego el hombre, el caballo y la mula no tienen bilis.
En este razonamiento la conclusión no es segura sino tan sólo probable,
aunque sean ciertas las premisas, porque no es lícito identificar dos sujetos por el
hecho de que tengan una predicado común. Para que fuera lícito sería preciso que
hubiera una total identidad entre los términos P, S y M, en cuyo caso el
razonamiento sería una verdadera deducción. En este razonamiento no deductivo
la conclusión es sugerida por las premisas, pero no es necesaria, porque podría
haber otra explicación de la premisa menor ("el hombre, el caballo y la mula tienen
larga vida"), distinta de la que se establece en la conclusión ("no tienen bilis"). No
obstante, para mayor claridad, como en el caso de la inducción, el razonamiento
puede formularse en términos silogísticos, sin pretender con ello reducirlo a una
deducción. Aristóteles llama apagoge a este tipo de razonamiento6, término que a
veces se traduce como "reducción" y que Peirce traduce como "abducción" o,
también en sus últimos años, "retroducción".
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