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tema 1 civil (1)

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MASTER DE ACCESO A LA PROFESIÓN DE ABOGADO
ASESORÍA JURÍDICA CIVIL
Derecho de la persona física, su capacidad y
representación
ÍNDICE
Contenido
ÍNDICE ...........................................................................................................................................................1
PRESENTACION DE LA ASIGNATURA .......................................................... ¡Error! Marcador no definido.
CAPÍTULO 1 Derecho de la persona física su capacidad y representación ............................................ 4
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................ 4
Sección I. Persona y personalidad jurídica ....................................................................................... 5
Sección II. Capacidad jurídica y capacidad de obrar ........................................................................ 6
Sección III. Derechos de la personalidad. Características y clases..................................................... 7
Sección IV. La representación negocial de la persona física. Clases .................................................. 8
Sección V. La extinción de la personalidad....................................................................................... 9
Sección VI. Clases de personas: persona física o natural y persona jurídica ................................... 11
GLOSARIO… ........................................................................................................................................ 14
BIBLIOGRAFIA .......................................................................................................................................... 14
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
Respecto al estudio de la UD1 deberá ser completado con la bibliografía aportada.
Esta UD trata todos los aspectos relacionados con la capacidad y representación de la persona física, junto con todos los
factores que influyen en ellas como lo son el derecho de postulación, los apoderados y los elementos de los que disponen el
Derecho y nuestro ordenamiento jurídico para otorgar capacidad y representación (íntimamente relacionadas) a quienes ab
initio no pueden tenerla.
Será necesario comenzar determinando y definiendo las clases de personas que contempla el derecho, y relacionarlas con las
distintas capacidades, tanto la capacidad jurídica como la capacidad de obrar, y determinar igualmente las clases de representación
de la persona física.
I. PERSONA Y PERSONALIDAD JURÍDICA
El Libro I del Código Civil lleva por rúbrica “de las personas”. Esto evidencia que la persona es el eje
central en torno al cual gira el Derecho civil.
Persona y personalidad son términos que suelen utilizarse a veces con un mismo sentido, pero que tienen significados
distintos.
Entendemos por “persona” todo ente con aptitud para ser sujeto de derechos y obligaciones, mientras que
“personalidad” es esa aptitud que hace a un ente acreedor de la titularidad de dichas obligaciones o derechos. Esto significa
que la personalidad es una cualidad, condición o atributo y la persona es el sujeto que ostenta tal cualidad, por lo que ambos
términos pueden no coincidir en una persona.
Como indica Albaladejo, la personalidad es la condición de persona, mientras que capacidad es la condición de capaz.
Jurídicamente es persona todo ser a quien el Derecho acepta como miembro de la comunidad, lo que a su vez conlleva el
reconocimiento de la aptitud para ser titular de relaciones jurídicas, de derechos y de obligaciones.
Desde el punto de vista de la persona física, hoy en día en todos los ordenamientos jurídicos todo ser humano es sujeto de
derecho, y así se traslada a nuestro CC al indicar este que “el nacimiento determina la personalidad”, y proclamar la
equiparación entre hombre y persona, por cuanto atribuye la condición de tal a todo ser que tenga un cuerpo humano.
Pero el concepto de persona no se reduce únicamente a lo que denominaríamos “persona natural” o “ser humano”, sino
que se amplía también a determinadas organizaciones sociales a las que el Derecho reconoce o atribuye una personalidad
jurídica diferente de las personas que las componen: son las llamadas personas jurídicas o morales.
1.1. Nacimiento y personalidad
En las personas físicas la personalidad jurídica comienza con el nacimiento, de acuerdo con el artículo 29 del Código Civil.
El artículo 29 del Código civil establece: “El nacimiento determina la personalidad”, es decir, que se
es persona sin ningún tipo de condicionamiento desde que se nace con la separación efectiva del feto de la madre, tal y
como establece el artículo 30 del Código civil reformado por la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil: ”La
personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el entero desprendimiento del seno
materno”.
Se entiende por nasciturus el concebido no nacido. Si bien no tiene todavía personalidad jurídica (no es persona según el
artículo 30 del Código civil), el ordenamiento lo considera como nacido y le reconoce derechos pero: “se le tiene por nacido
para todos los efectos que le sean favorables siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo siguiente” (art. 29
C.c.) Y, en concreto se le reconocen los siguientes efectos:
a)
Donaciones al concebido: pueden aceptar donaciones en su nombre las personas que los representan, y serán
efectivas siempre que estos lleguen a nacer (art. 627 C.c.).
b) Herencia de un concebido: para ser heredero hay que ser persona, pero se establecen una serie de medidas en las
herencias para beneficio del nasciturus (arts. 745 y 959-967 C.c.).
c)
Capacidad procesal del nasciturus: se le reconoce capacidad para ser parte en procesos civiles en lo que les beneficie
(art. 6.2 LEC).
El concepturus es el no concebido. Sin embargo, también se le reconocen ciertos derechos en su favor:
a)
Sustituciones fideicomisarias: se permite llamar como heredero a un no concebido (781 C.c.).
b) Donaciones con claúsulas de reversión a favor de terceros: el donante puede disponer que se sustituya el primer
donatario por el segundo que ni siquiera esté concebido (art. 641 C.c.).
II. Capacidad jurídica y capacidad de obrar
2.1. Capacidad pasiva (capacidad jurídica)
La capacidad jurídica es la aptitud de la persona para la simple tenencia o titularidad de derechos y obligaciones, o ser
sujeto de relaciones jurídicas. La capacidad jurídica la tiene todo ser humano; comienza con su personalidad y acaba con ella.
La capacidad jurídica que nuestro Derecho reconoce al hombre, como aptitud para ser, en general e indeterminadamente,
titular de relaciones jurídicas, es una capacidad abstracta y uniforme para todos.
2.2. Capacidad jurídica activa (capacidad de obrar)
La capacidad de obrar es la aptitud de la persona para el ejercicio de esos derechos y obligaciones de los que es titular,
básicamente por tener capacidad jurídica, y para concluir actos jurídicos.
La capacidad de obrar ni la tiene toda persona, ni es igual para todas las que la tienen. Puede faltar totalmente o existir
plena o limitadamente.
Cuando la falta de idoneidad de la persona para celebrar actos procede de su carencia de las condiciones psíquicas de
entendimiento y voluntad que se consideran necesarias para poderlos llevar a cabo, se habla de incapacidad natural.
Por el contrario, cuando la falta tiene su origen no en esa ausencia de entendimiento y voluntad adecuados, sino en otras
causas, se suele decir que existe incapacidad legal.
La capacidad de obrar, en principio se adquiere con la mayoría de edad y se presume plena pero puede verse limitada por
las leyes. Estas limitaciones a la capacidad de obrar son:
a) La menor edad
b) La incapacitación
Estas personas que carecen de capacidad de obrar deben actuar a través de sus representantes legales.
En cuanto a la capacidad del menor emancipado hay que tener en cuenta que la emancipación habilita al menor para regir su
persona y bienes como si fuera mayor, aunque con importantes limitaciones de índole patrimonial.
En el ámbito personal, el menor emancipado disfruta de una capacidad de obrar prácticamente idéntica a la de un mayor de
edad. Sin embargo, no puede realizar determinados actos (arts. 241, 291, 181, 184, 688 C.c.). Y, necesita un complemento de
capacidad para celebrar ciertos contratos (art. 323 C.c.). Tampoco puede constituir arrendamientos rústicos (art. 12.1 LAR), ni
aceptar por sí solo una herencia (art. 992 C.c.).
Los contratos celebrados sin el necesario complemento de capacidad son anulables.
La emancipación extingue la patria potestad y la tutela (arts. 169.2 y 276.4 C.c.) y la representación legal ostentada por los
padres o tutores, así como su responsabilidad por los daños causados por las acciones y omisiones del menor (art. 1903.II y III
C.c.).
Las causas de emancipación son las siguientes:
- Por alcanzar la mayoría de edad (art. 314.1 C.c.)
Por concesión de quienes ejerzan la patria potestad (art. 314.2). Para que produzca efectos frente a terceros esta
emancipación habrá de inscribirse en el Registro Civil (art. 318 C.c.).
Por concesión judicial (art. 314.3 C.c.) que podrá tener lugar cuando lo solicite el menor mayor de dieciséis años
sometido a tutela, previo informe del Ministerio Fiscal.
III. DERECHOS DE LA PERSONALIDAD. CARACTERÍSTICAS Y CLASES
Son aquellos esencialmente inherentes a la persona, por el simple hecho de serlo. Los derechos de la
personalidad tienen las siguientes características:
•
Generalidad. Toda persona está dotada de estos derechos.
•
Absolutidad. Son derechos absolutos o de exclusión, es decir, son oponibles frente a terceros (erga omnes) puesto que
generan en todos los demás un deber general de respeto a la persona y de sus atributos.
•
Extra-patrimonialidad. El contenido de los derechos de la personalidad no puede ser valorable en dinero, si bien su lesión se
puede reparar mediante una suma de dinero si no hay posibilidad de repararla de otra forma. Significa, pues, que solo se
valora una posible agresión de estos y no por sí mismos. Por ello, no pueden ser objeto de transacción comercial ni de
transmisión alguna, tampoco pueden ser embargados ni obtener a cambio un pago o compensación.
•
Originarios o innatos. Se adquieren por el mero hecho de ser persona, sin concurrencia de ninguna circunstancia o hecho
adquisitivo especial. Se extinguen con la muerte de la persona.
•
Irrenunciables. La persona no puede disponer de los derechos, no cabe su transmisión ni su renuncia, ni se pierden por el
transcurso del tiempo. Que una persona, por su conducta
negativa o su comportamiento inmoral, haya conculcado su imagen, no significa que haya perdido su dignidad de
persona y conserva sus derechos fundamentales.
•
Imprescriptibles. Los derechos esenciales nunca prescriben por falta de uso o por falta de defensa jurídica de la lesión,
aunque sí tienen periodo o plazo de prescripción las acciones destinadas a protegerlos.
•
Personalísimos. Cada persona es un ser único e irrepetible, con un conjunto de derechos que solo a ella le corresponde
ejercer y que por lo tanto no puede realizar a través de representante o de terceras personas.
Dentro de los derechos de la personalidad podemos distinguir la siguiente clasificación:
a)
Derechos relativos a la esfera corporal o física.
- derecho a la vida
- derecho a la integridad física
- derecho sobre las partes separadas del cuerpo
b) Derechos sobre la esfera espiritual o moral
- derecho a la libertad
- derecho al nombre
- derecho al honor
- derecho a la intimidad
- derecho a la propia imagen
IV. LA REPRESENTACIÓN NEGOCIAL DE LA PERSONA FÍSICA. CLASES
La representación puede definirse como la concesión a una persona, denominada representante, de la facultad de
actuar y decidir, dentro de ciertos límites, en interés y por cuenta de otra persona denominada representado. De este
modo, el representante gestiona normalmente un interés ajeno, actúa en interés del representado, pero también puede
actuar en interés propio o de un tercero, siempre que los efectos de su actuación recaigan directamente en la esfera jurídica
del representado.
Los negocios que el representante puede realizar en nombre de su representado son sólo los negocios
patrimoniales inter vivos, en ningún caso mortis causa ni los relativos a actos personalísimos o de derecho de
familia.
4.1. Clases de representación
Los tipos de representación se pueden clasificar en base a dos criterios:
a)
Según el origen: se distingue entre representación legal y voluntaria.
- Representación legal
La representación legal se establece directamente por ley y tiene como finalidad suplir la falta de capacidad de obrar de
otra persona o como medio para evitar el desamparo de unos bienes que están faltos de titular. Como es sabido todas las
personas tienen capacidad jurídica desde su nacimiento pero pueden tener su capacidad de obrar limitada como es el caso
de los menores y de los incapacitados por sentencia judicial.
Los casos de representación legal están determinados por la ley sin que puedan los particulares crear otros casos distintos.
Igualmente las condiciones de su ejercicio, las facultades del representante y los mecanismos de control están regulados
por la ley.
El control de que el representante está cumpliendo sus funciones, lo realiza el juez, el ministerio fiscal y la administración
pública que se encarga de velar por menores e incapaces.
El artículo 1259 menciona la representación legal de forma genérica, aunque se desarrolla en diferentes ámbitos civiles,
sobre todo en materia de derecho de familia y de incapacidad de obrar, y está, generalmente, controlada por la autoridad
judicial.
- Representación voluntaria
En este tipo de representación, a diferencia de la legal, el “poder” de representación es concedido por el propio
representado mediante el negocio jurídico del apoderamiento. Negocio jurídico por el que una persona confiere a otra
poder para que actúe en su nombre. Y puede ser directa (el representante realiza un negocio jurídico no solo por cuenta e
interés del representado sino también en su nombre) e indirecta (en la representación indirecta el representante realiza un
negocio jurídico en su propio nombre, pero por cuenta e interés de otro, del representado).
b) Según los efectos:
Representación directa, perfecta o inmediata, el representante actúa por cuenta y en nombre del representado de
modo que todos los efectos de los actos y negocios realizados por el representante repercuten directa e inmediatamente
en la esfera patrimonial del representado.
Representación indirecta, imperfecta o mediata, el representante actúa por cuenta del representado y en nombre
propio, de modo que los actos y negocios realizados por el representante repercuten en su propia esfera patrimonial y,
posteriormente, será necesario realizar un nuevo acto para evitar esas consecuencias en el representado (cesión, asunción
de deuda, etc.).
V. LA EXTICIÓN DE LA PERSONALIDAD
5.1 La muerte y sus efectos
La única causa extintiva de la capacidad jurídica es la muerte natural. El Código Civil español establece, en su artículo 32, que
“la personalidad civil se extingue por la muerte de las personas”. Sin embargo, aunque la muerte extinga la personalidad, es
decir, la potencialidad para crear nuevas relaciones, no destruye las ya constituidas y pendientes aún de cumplimiento,
pues por el principio de la sucesión hereditaria, los derechos y obligaciones del difunto, salvo los personalísimos (sin
perjuicio de que sus herederos puedan ejercer acciones en defensa de tales derechos de quien fue su titular), se transmiten a
los herederos. Aunque la muerte sea la única causa de extinción de la personalidad jurídica, el derecho admite un
supuesto que produce los mismos efectos, la declaración de fallecimiento.
5.2 La declaración de fallecimiento
Consiste en la fijación judicial de la fecha de fallecimiento de un desaparecido, creadora de una situación jurídica de
efectos parcialmente coincidentes con los de la inscripción de defunción.
5.2.1. Requisitos La declaración de fallecimiento
Exige el transcurso de determinados plazos señalados en los artículos 193 y 194 del Código civil. Según el artículo 193,
procede la declaración de fallecimiento:
•
Transcurridos diez años desde las últimas noticias habidas del ausente o, a falta de noticias, desde su desaparición.
El plazo se computará desde la expiración del año natural en que se tuvieron las últimas noticias u ocurrió la desaparición.
• Pasados cinco años desde las últimas noticias o, en defecto de estas, desde su desaparición, si al expirar dicho
plazo hubiere cumplido el ausente 75 años. También aquí el plazo se computa desde la expiración del año natural en
que se tuvieron las últimas noticias u ocurrió la desaparición.
• Cumplido un año, contado de fecha a fecha, de un riesgo inminente de muerte por causa de violencia contra la vida,
en el que una persona se hubiese encontrado, sin haberse tenido, con posterioridad a la violencia, noticias suyas. En
caso de siniestro este plazo será de tres meses. También procede la declaración de fallecimiento en los siguientes
supuestos establecidos en el artículo 194:
• De los que desaparezcan en operaciones de campaña que pertenecieran a un contingente armado. Se podrá
solicitar la declaración de fallecimiento transcurridos dos años contados desde la fecha del tratado de paz o en su
defecto desde la declaración oficial del fin de la guerra.
• De los que resulte acreditado que se encontraban a bordo de una nave cuyo naufragio o desaparición por inmersión
en el mar se haya comprobado, o a bordo de una aeronave cuyo siniestro se haya verificado y haya evidencias
racionales de ausencia de supervivientes.
De los que no se tuvieren noticias después de que resulte acreditado que se encontraban a bordo de una nave cuyo
naufragio o desaparición por inmersión en el mar se haya comprobado o a bordo de una aeronave cuyo siniestro se haya
verificado, o, en caso de haberse encontrado restos humanos en tales supuestos, y no hubieren podido ser identificados,
luego que hayan transcurrido ocho días.
• De los que se encuentren a bordo de una nave que se presuma naufragada o desaparecida por inmersión en el
mar, por no llegar a su destino, o si careciendo de punto fijo de arribo, no retornase y haya evidencias racionales de
ausencia de supervivientes, luego que en cualquiera de los casos haya transcurrido un mes contado desde las últimas
noticias recibidas o, por falta de estas, desde la fecha de salida de la nave del puerto inicial del viaje.
• De los que se encuentren a bordo de una aeronave que se presuma siniestrada al realizar el viaje sobre mares, zonas
desérticas o inhabitadas, por no llegar a su destino, o si careciendo de punto fijo de arribo, no retornase, y haya
evidencias racionales de ausencia de supervivientes, luego que en cualquiera de los casos haya transcurrido un mes
contado desde las últimas noticias de las personas o de la aeronave y, en su defecto, desde la fecha de inicio del viaje.
Si este se hiciere por etapas, el plazo indicado se computará desde el punto de despegue del que se recibieron las
últimas noticias.
5.2.2. Efectos
De acuerdo con el Código Civil, los efectos de la declaración de fallecimiento, según el artículo 195 son:
• Cese de la situación de ausencia legal, pero mientras la declaración de fallecimiento no se produzca, se presume
que el ausente ha vivido hasta el momento en que deba reputársele fallecido, salvo investigaciones que demuestren
lo contrario.
• Fijación de la fecha a partir de la cual se entienda sucedida la muerte, con arreglo a los plazos señalados
anteriormente, salvo prueba en contrario.
• Disolución del matrimonio (art. 85 C.c.).
• La apertura de la sucesión. Firme la declaración de fallecimiento del ausente, se abrirá la sucesión en los
bienes del mismo, procediéndose a su adjudicación conforme a lo dispuesto legalmente.
Si después de la declaración de fallecimiento, se presentase el ausente o se probase su existencia, recobrará sus bienes en
el estado en que se encuentren y tendrá derecho al precio de los que se hubieran vendido o a los bienes que con este precio
se hayan adquirido; pero no podrá reclamar de sus sucesores rentas, frutos, ni productos obtenidos con los bienes de su
sucesión, sino desde el día de su presencia o de la declaración de no haber muerto (art. 197 C.c.).
VI. CLASES DE PERSONAS: PERSONA FÍSICA O NATURAL Y PERSONA JURÍDICA
A modo de resumen clarificador podemos indicar que persona física o natural es todo ente o ser con aptitud para ser titular
de derechos y obligaciones.
Por su parte, las personas jurídicas, pueden ser definidas como el instrumento por el que se consiente que
determinadas organizaciones sociales, dotadas de personalidad jurídica puedan ser titulares de relaciones jurídicas, de
modo análogo al hombre.
El Código civil utiliza diversos criterios para hacer la clasificación. Se puede hablar de:
a)
Personas jurídicas públicas
Corresponden al derecho público y su régimen jurídico es el establecido por las leyes que las regulan, dejándose la
iniciativa de su creación al poder público (art. 37 C.c.). El Código civil alude a ellas bajo el término genérico de
“corporaciones” y en ellas se integran las Administraciones públicas de base territorial (Estado, CCAA, Entes
locales), como también Reales Academias, Cámaras oficiales, Colegios profesionales, Universidades públicas,
Institutos, etc.
b) Personas jurídicas privadas
Se crean por iniciativa de los particulares en el ejercicio de su autonomía. Por su estructura podemos distinguir:
Asociaciones en sentido amplio: están constituidas por un grupo de personas que se unen para conseguir
un mismo fin. Dentro de ellas, por la naturaleza de su fin, se puede hablar de:
•
•
Asociaciones de interés público (con fin no lucrativo)
Sociedades de interés particular, sometidos al régimen jurídico de la sociedad civil o mercantil.
Fundaciones: consiste en una masa de bienes destinados a la consecución de un fin de interés general (art. 34
CE). Adquieren personalidad por su inscripción.
6.1 Constitución de una persona jurídica
El artículo 35 del Código civil señala que la personalidad se adquiere mediante el sistema de mera constitución de
la organización.
No obstante, el régimen detallado de los distintos tipos de organización está recogido en
Leyes especiales y suele requerir la intervención de la autoridad pública, normalmente, un Registro Público, para que se
produzca la adquisición de personalidad, pues ésta en consecuencia de la inscripción en el Registro.
6.2 Actuación de la persona jurídica
Las personas jurídicas gozan, en general de capacidad jurídica y pueden ostentar la titularidad de derechos y
deberes, en función de sus normas reguladoras y estatutos (art. 37 C.c.). Asimismo, pueden poseer toda clase de bienes y
derechos que reciben de donaciones, herencias o por contratos celebrados por sus representantes (art. 38 C.c.).
La persona jurídica también goza de capacidad procesal para comparecer en juicio como demandante o
demandada. Una particularidad tienen las fundaciones benéficas, que requieren para ello una previa autorización del
Protectorado arts. 6 y 7 LEC)
Para su gobierno y actuación la persona jurídica tiene una organización o una serie de órganos cuyos actos se
imputan a la propia persona mediante el mecanismo de la representación orgánica. Estos órganos emiten y ejecutan la
voluntad de la sociedad, personificándola.
6.3 Extinción de la persona jurídica
El artículo 39 del Código Civil recoge las causas generales de extinción de la persona jurídica. Es un precepto
complementario de las normas específicas que regulan cada tipo de persona jurídica concreta.
Las causas del artículo 39 son:
-Expiración del plazo de constitución.
-Realización del fin para el que se constituyó.
-Imposibilidad de aplicar al fin la actividad y los medios.
Tras la extinción existe un periodo de liquidación, donde la persona sigue existiendo para terminar todas las
operaciones pendientes y preparar el destino del patrimonio.
6.4 Las Asociaciones y las fundaciones
6.4.1 Las Asociaciones
Las asociaciones se regulan en la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del derecho de asociación. La ley
parte del principio de que el derecho de asociación comprende la libertad de asociarse o crear asociaciones, de que nadie
puede ser obligado a constituir una asociación o permanecer en ella y de que su organización y funcionamiento deberán
ser democráticos dentro del marco de la Constitución, de la ley y del resto del ordenamiento jurídico.
Las asociaciones se constituyen mediante acuerdo de tres o más personas físicas o jurídicas legalmente
constituidas, que se comprometen a poner en común conocimientos, medios y actividades para conseguir unas finalidades
lícitas, comunes, de interés general o particular, y se dotan de los estatutos que rigen su funcionamiento. El acuerdo de
constitución, que incluirá la aprobación de los estatutos, habrá de formalizarse mediante acta fundacional, en documento
público o privado. Con el otorgamiento del acta adquirirá la asociación su personalidad jurídica y la plena capacidad de
obrar, sin perjuicio de la necesidad de su inscripción en el correspondiente registro, a los solos efectos de publicidad.
Las asociaciones habrán de ajustar su funcionamiento a lo establecido en sus propios estatutos, siempre que no
estén en contradicción con las normas de la ley orgánica y las disposiciones que se dicten para la aplicación de la misma. Las
asociaciones estarán compuestas de una asamblea general, que es el órgano supremo de gobierno de la asociación,
integrado por los asociados; y de un órgano de representación, que gestiona y representa los intereses de la asociación, de
acuerdo con las disposiciones y directivas de la asamblea general. Las asociaciones deberán realizar las actividades
necesarias para el cumplimiento de sus fines y los beneficios obtenidos, derivados del ejercicio de actividades económicas,
tendrán que destinarse también al cumplimiento de sus finalidades fundacionales. Asimismo, estarán sometidas a
obligaciones documentales y contables.
En cuanto al régimen de responsabilidad, la ley orgánica establece en su artículo 15 que las asociaciones inscritas
responden de sus obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros, no respondiendo personalmente los asociados de
las deudas de la asociación. Los miembros o titulares de los órganos de gobierno y representación, y las demás personas
que obren en nombre y representación de la asociación, responderán ante esta, ante los asociados y ante terceros por los
daños causados y las deudas contraídas por actos dolosos, culposos o negligentes. Además, también responderán civil y
administrativamente por los actos y omisiones realizados en el ejercicio de sus funciones, y por los acuerdos que hubiesen
votado, frente a terceros, a la asociación y a los asociados. La responsabilidad será solidaria cuando no pueda imputarse a
ningún miembro de los órganos de gobierno y representación, a menos que se acredite no haber participado en la
aprobación o ejecución de los acuerdos. También regula la ley orgánica el registro de asociaciones entre los que se incluye
el registro nacional de asociaciones y los registros autonómicos de asociaciones, que serán públicos.
7.4.2. Las Fundaciones
La Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de fundaciones, regula la parte sustantiva y procedimental de las fundaciones,
definiéndolas como «organizaciones constituidas sin fin de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado de
modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general» y determina que se regirán por la voluntad del
fundador, por sus estatutos y, en todo caso, por la ley. La ley exige que las fundaciones persigan fines de interés general,
beneficiando a colectividades genéricas de personas, no pudiendo constituirse fundaciones con la finalidad principal de
destinar sus prestaciones al fundador o a los patronos, a sus cónyuges o personas ligadas con análoga relación de
afectividad, o a sus parientes hasta el cuarto grado inclusive, así como a personas jurídicas singularizadas que no persigan
fines de interés general. Podrán constituir fundaciones las personas físicas y jurídicas, sean estas últimas públicas o
privadas, y podrá ser por actos inter vivos o mortis causa. La primera se realizará mediante escritura pública y la segunda
se realizará testamentariamente, cumpliéndose en el testamento los requisitos establecidos para la escritura de
constitución.
En cuanto a sus órganos, la ley establece que en toda fundación deberá existir, con la denominación de
«patronato», un órgano de gobierno y representación de la misma, que adoptará sus acuerdos por mayoría, al que
corresponde cumplir los fines fundacionales y administrar con diligencia los bienes y derechos que integran el patrimonio
de la fundación, manteniendo el rendimiento y utilidad de los mismos (art. 14). El asesoramiento, vigilancia y control de las
fundaciones se hará por el protectorado, que será ejercido por la Administración General del Estado respecto de las
fundaciones de competencia estatal, el cual velará por el correcto ejercicio del derecho de fundación y por la legalidad de
la constitución y funcionamiento de las fundaciones. El patrimonio de la fundación está
formado por todos los bienes, derechos y obligaciones susceptibles de valoración económica que integren la dotación, así
como por aquellos que adquiera la fundación con posterioridad a su constitución, se afecten o no a la dotación. La
administración y disposición del patrimonio corresponderá al patronato (art. 19). Las fundaciones están obligadas a
destinar efectivamente el patrimonio y sus rentas, de acuerdo con la ley y los estatutos, a sus fines fundacionales, a dar
información suficiente de sus fines y actividades para que sean conocidos por sus eventuales beneficiarios y demás
interesados y a actuar con criterios de imparcialidad y no discriminación en la determinación de sus beneficiarios (art. 23).
Finalmente, la ley establece ciertas limitaciones a las fundaciones del sector público estatal, que son aquellas que:
•
Se constituyen con una aportación mayoritaria, directa o indirecta, de la Administración
General del Estado, sus organismos públicos o demás entidades del sector público estatal.
•
Su patrimonio fundacional, con un carácter de permanencia, esté formado en más de un 50 por 100 por los
bienes o derechos aportados o cedidos por las referidas entidades.
VIII. GLOSARIO
CC: Real Decreto de 24 de julio de 1889 por el que se publica el Código Civil.
CE: Constitución Española.
LEC: Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.
LME: Ley 3/2009, de 3 de abril, sobre modificaciones estructurales de las sociedades mercantiles.
LRC: Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil.
Bibliografía
Albaladejo García M.: Derecho Civil (I), 19.ª ed., Edisofer;, Madrid, 2013.
Aranda Rodríguez, R., Díaz Romero, M.ª R., Goñi Rodríguez de Almeida, M., Pérez Álvarez,
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Thomson Reuters Aranzadi, Pamplona, 2013.
Arnau Moya F.: Lecciones de Derecho Civil (I), Universidad Jaime I, Castellón, 2009.
Bote García, M.ª T.: Fundamentos de Derecho Civil. Fuentes y derecho de la persona,
ediciones CEF, 2016.
Cazorla González-Serrano, M.ª C.: La nueva posición del tutor en la legislación y en la
realidad actual, Thomson Reuters Aranzadi, Pamplona, 2014.
García Garnica M.C.: Curso de protección jurídica del menor. Granada: Departamento de
Derecho Civil, Universidad de Granada; 2011.
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