Subido por Fernando Serrato Cuellar

Trabajo Final Intervencion y Participacion Comunitaria

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RETOS Y OPORTUNIDADES DE UNA COALICION TERRITORIAL RURAL.
Fernando Serrato Cuellar
[email protected]
El Proceso de Intervención Social y Comunitaria
TABLA DE CONTENIDO
Resumen……………………………………………………….………………………...2
Marco Teórico…………………….…………………….....……….…....………………3
Cambio Social Planificado……………...…………….…………………………………4
Fase 1. Desarrollo de una necesidad de cambio……..………………………..…………5
Fase 2. Establecimiento de una relación de cambio…….……………………….………5
Fase 3. Acción orientada al cambio………………………..………………………….…6
Subfase 1. Aclaración o diagnóstico del problema...……………………………………6
Subfase 2. Examen de caminos y metas alternativas…………………………………….6
Subfase 3. Transformación de las intenciones en esfuerzos reales de cambio………......7
Fase 4. Generalización y estabilización del cambio……………………………………..7
Fase 5. Establecimiento de la relación final……………………………………………..7
Participación……………………………………………………………………………..8
Necesidades Sociales…………………………………………………………………….9
Introducción…………………………………………………………………....……….11
Descripción del tema abordado………………………………………………………...12
Coaliciones territoriales……………………………………………………………...…14
Desafíos y oportunidades de cambio…………………………………………………...15
Comunidad objeto de la intervención…………………………………………………..17
Actores Sociales Involucrados………………………………………………………….19
Contexto Medioambiental………………………………………………………………20
Interés Personal…………………………………………………………………………21
Conclusiones del Trabajo…….…………………………………………………...........22
Conclusiones Personales……………………………………………………………..…22
Bibliografía……………………………………………………………………………..23
1
1. RESUMEN
En el presente trabajo se desea realizar un abordaje a la praxis de la psicología comunitaria
en lo referente a las herramientas adecuadas para llevar a cabo procesos de cambio por
medio de la intervención comunitaria1, de modo tal que se dé el escenario propicio para
la creación de emprendimientos de agremiación y asociación en una comunidad de
pequeños productores2 de café en Colombia. Se realiza un planteamiento desde el punto
de vista participativo, pues es apremiante que dentro del ejercicio del desarrollo
comunitario los sujetos integrantes de la comunidad objeto de la intervención sean
participantes activos en la autoría, ejecución y evaluación del proceso de desarrollo, de
esta manera se dan las oportunidades para la formulación de un emprendimiento
productivo dentro de una comunidad de pequeños productores, que buscara la
agremiación de estos en torno a su actividad económica básica que es la producción de
café
Se pretende discutir las herramientas propias de la intervención comunitaria a través de
la utilización de las fases del cambio planificado. La participación de los actores sociales
será el eje fundamental en la construcción de los escenarios para el tratamiento y
formulación de emprendimientos asociativos constituidos bajo una relación colaborativa
voluntaria dentro de una comunidad productora de café en el departamento del Huila,
Colombia. Se desea incorporar los saberes locales, recuperando y revitalizando el
conocimiento de los productores y sus familias, fortaleciendo así técnicas ancestrales de
manejo que podrían ser inapropiadas y/o mejoradas de acuerdo al aporte del grupo
facilitador.
Con la ayuda de las múltiples herramientas participativas con que se cuenta por parte de
la intervención comunitaria, se busca desde los primeros acercamientos con la
comunidad, continuando con los procesos de diagnóstico, de planificación, de
confrontación y negociación en la resolución de conflictos, que se genere un sentimiento
de ayuda y solidaridad para ser transmitido dentro de los actores sociales que se vean
inmersos en el escenario de la intervención, esto a su vez permitirá visibilizar las
1
La población objetivo y los problemas descritos son reales, el trabajo es hipotético en cuanto se refiere
a la ejecución de la planificación.
2
Se hace referencia a productores de subsistencia que se caracterizan por escasos recursos materiales y
naturales, su familia aporta la mayor parte del trabajo necesario para producir.
2
oportunidades reales de cambio que se pueden lograr al trabajar con cooperación y
solidaridad, anteponiendo los intereses de la comunidad sobre los propios de cada sujeto.
2. MARCO TEORICO
Para iniciar una discusión donde se traten los diversos elementos que se ven envueltos
dentro de la práctica de la psicología comunitaria para la consecución exitosa de
emprendimientos colectivos por parte de una comunidad, lo cual es el tema central dentro
del caso propuesto, en primer lugar, se debe dilucidar el concepto de intervención.
(Sánchez Vidal, 1991) la define como “la introducción, interposición o intermediación
desde una postura de autoridad, de un elemento externo con la intensión de modificar, o
interferir con el funcionamiento de un proceso o sistema en una dirección dada”. Añade
también que “la intervención es entonces un proceso intencional de interferencia o
influencia y que persigue un cambio.”.
De acuerdo al planteamiento propuesto, se hace referencia a la intervención comunitaria.
Pero antes se deben establecer las similitudes y diferencias respecto a la intervención
social. (Kelly et all, 1997) La definen como “la influencia planificada o no en la vida de
un grupo pequeño, organización o comunidad para prevenir o reducir la desorganización
social y personal y promover el bienestar de la comunidad.” Aquí tenemos ciertas
similitudes respecto a lo que también se busca en la Intervención Comunitaria en vista de
que ambas se basan en “problemas sociales originados dentro de sistemas o procesos de
índole social complejos donde se parte de un estado inicial procurando alcanzar otro
estado que ha sido determinado como objetivo con anterioridad”. Aun así, distan una de
la otra en que la intervención comunitaria “requiere que los sujetos tengan un rol activo
y participativo”, mientras en la intervención social solo tienen el papel común e histórico
de ser simples objetos de la intervención. Además, la intervención comunitaria “plantea
interacciones entre los interventores y la comunidad permitiendo retroalimentaciones
que pueden impulsar cambios en los puntos de partida” (Sánchez Vidal, 1991).
(Lapalma, 2001) Se refiere a la intervención comunitaria como “los procesos
intencionales de cambio, orientados mediante procesos participativos al crecimiento de
los recursos de la población (físicos, psicosociales, y socioculturales); al desarrollo de
organizaciones propias y representativas, y al incremento de la posibilidad de influencia
en su entorno”. Es así como concluimos que una de las características fundamentales de
3
la intervención comunitaria es la participación activa, incluyente y de un alto grado de
compromiso por parte de la comunidad para esclarecer y priorizar los problemas que se
presentan, establecer alternativas factibles de acción orientadas al cambio, realizar la
planificación, la implementación y la evaluación de las acciones a ejecutar dentro del
contexto político, social e histórico en el que se encuentren. Todo esto desarrollado
mediante talleres participativos grupales direccionados por el grupo facilitador.
La dificultad de los problemas sociales y la diversidad de puntos de partida para ser
abordados por parte de la psicología social, así como la complejidad temática y
metodológica hacen necesario que los equipos dispuestos a realizar una intervención
cuenten con la interdisciplinariedad suficiente para abordar con diversas técnicas y
modelos la ejecución de procedimientos grupales, organizacionales y comunitarios, que
se orienten a atender los fenómenos psicosociales a fin de obtener los mejores resultados,
antes durante y después de la intervención comunitaria.
2.1 Cambio Social Planificado
Los avances en el campo de la psicología comunitaria han demostrado que los cambios
se facilitan haciendo uso de procedimientos grupales. Se considera entonces al “cambio”
como una mejora, al pasar de una situación inicial a otra previamente definida como
objetivo se puede hablar entonces de un cambio social planificado, el cual es definido por
(Lapalma, 2012) como la “constitución de una relación colaborativa voluntaria, definida
como el esfuerzo consciente entre los agentes de cambio y un «sistema cliente» -sistema
de interrelaciones (individuos, grupos, organizaciones, comunidades) que funcionan
como una unidad y que requieren o demandan ayuda.Antes de avanzar en la discusión del proceso descrito dentro del cambio social planificado
se debe tocar el tema de la accesibilidad geográfica y cultural, entendida como los modos
de vinculación por parte del equipo con la comunidad y grupos relevantes. Estos primeros
contactos informales con líderes, informantes calificados y grupos percibidos con
anterioridad por su alta relevancia dentro de la comunidad serán cruciales para identificar
los problemas y oportunidades que se deberán enfrentar en el turbulento camino de la
intervención.
(Lippit, Watson, & Westley, 1970) ampliaron las tres fases inicialmente propuestas por
Kurt Lewis, creando una lista de cinco fases generales del proceso de cambio, sin ser éstas
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una secuencia ordenada. Pueden presentarse fases simultáneas, así como movimientos
periódicos de ida y vuelta entorno a la resolución de problemas en las fases. Las fases
serán explicadas de acuerdo a la secuencia propuesta por los autores, así:
2.1.1
Fase 1. Desarrollo de una necesidad de cambio.
Se hace referencia al descongelamiento del nivel inicial, es decir, “quien percibe una
condición o situación que puede ser definida como un problema o una necesidad
(población y/o facilitadores) (Lapalma, 2012). Esta percepción se puede producir a través
de tres formas. “un agente de cambio descubre o intuye ciertas dificultades en un sistema
cliente potencial y ofrece su ayuda directamente”; en una segunda “una persona,
relacionada con el agente de cambio y con el sistema de cliente potencial, se da cuenta
de las dificultades del sistema y reúne a los dos”; finalmente en una tercera forma “el
sistema cliente potencial se da cuenta de sus propias dificultades y busca ayuda en una
fuente externa” (Ospina Lopez, 2016)
El caso problema que se busca abordar haciendo uso de procedimientos grupales es la
falta de emprendimientos asociativos y agremiación, de ser solucionados de forma
participativa, brindara a la población oportunidades reales de cambio en su actividad
productiva, además en el camino se forjarán relaciones de cooperatividad y trabajo
compartido que traerán consigo múltiples beneficios en la satisfacción de sus necesidades.
El caso problema al que se hace mención se define y asume por parte del autor del
presente trabajo partiendo de la hipótesis que se comercializa a mejores precios cuando
se realizan los tratos desde agremiaciones consolidadas que de manera individual.
2.1.2
Fase 2. Establecimiento de una relación de cambio.
“Esta fase corresponde a la discusión de los acuerdos básicos, compromisos y
condiciones que harán sustentable la posibilidad de un cambio de los aspectos definidos
en la etapa anterior” (Lapalma 2012). En esta fase los miembros de la comunidad buscan
ser comprendidos por el grupo facilitador, además de que este sea completamente
accesible y permita la intervención del grupo objeto de la intervención en cualquier fase
de proceso de desarrollo. Así pues (Ospina Lopez, 2016) aborda esta situación
clarificando desde su postura que “el éxito o fracaso de casi cualquier proyecto de
cambio depende mucho de la calidad y la factibilidad de la relación entre el grupo de
cambio y el sistema cliente”.
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Particularizando el caso de estudio, en las dos fases previamente descritas se propone dar
inicio a la intervención comunitaria por medio de técnicas de difusión y convocatoria en
la búsqueda de conseguir la mayor asistencia posible de nuestro público potencial. Al
aplicar esta clase de estrategias se busca que asistan con interés al curso, taller, o
conferencia que se les proponga. Se desea por medio de estos acercamientos realizar un
relevamiento de expectativas, formulación de objetivos iniciales por medio de técnicas
de animación sociocultural. También se deberán ejecutar entrevistas iniciales para
familiarizar a la comunidad con el grupo facilitador haciendo uso de diferentes técnicas
grupales, hasta finalizar en un prediagnostico con el <<Contrato Psicológico del
Trabajo>>, el cual hace referencia a “los acuerdos básicos -socialización inicial-, las
expectativas y condiciones de los procesos de cambio en el ámbito del Desarrollo
Organizacional” (Lapalma 2012).
2.1.3
Fase 3. Acción orientada al cambio.
Esta fase está dividida en tres subclases de igual importancia que se requiere identificarlas
una a una. A continuación, se amplían cada una de ellas.
2.1.3.1 Subfase 1. Aclaración o diagnóstico del problema.
Se hace hincapié en como el diagnóstico participativo conlleva a lograr éxito en la
definición de los problemas, puesto que es la comunidad la que conoce la situación que
le acaece y es con técnicas participativas grupales que se llega a priorizar los problemas
teniendo siempre a los miembros de la comunidad como los actores principales en este
proceso de diagnóstico de la situación inicial.
Las técnicas que podemos utilizar para la clarificación y priorización de los problemas
son variadas, para nuestro caso de estudio proponemos en primer lugar hacer uso de la
“Lluvia de ideas”, por ser acertada en el momento de obtener información pertinente y
rápida trabajando en asambleas grupales con los grupos de gente directamente
involucrada en el proceso de cambio. También se presenta como un uso apropiado para
iniciar el camino correcto hacia la concertación de los problemas el uso de la técnica
denominada “árbol de problemas: diagrama de causas y efectos”. Este ejercicio debe
ayudar a la comunidad y el personal facilitador a entender mejor la problemática, y
distinguir entre sus causas y efectos. Posteriormente se propone la técnica denominada
“Matriz de priorización de problemas” puesto que permite establecer un diagrama que
esclarece y prioriza los principales problemas a ser enfrentados por la comunidad.
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2.1.3.2 Subfase 2. Examen de caminos y metas alternativas.
En esta subfase del cambio social planificado se deben esbozar los medios de acción y a
su vez clarificar las intenciones de manera específica hacia el cambio. Generalmente
surgen problemas de motivación y resistencia a las soluciones propuestas por parte de los
miembros de la comunidad, es aquí donde debe sobresalir la experiencia y sutileza de los
facilitadores para generar consensos dentro de la comunidad facilitando la adquisición de
información. Esta subfase al igual que todas las anteriores debe ser implementada con
técnicas participativas que permitan la apropiación de la comunidad en la resolución de
sus problemas a través de las acciones definidas previamente. Se pueden utilizar las
técnicas de planificación de reuniones y posteriormente de “identificación de soluciones
locales o introducidas” y para darle validez a las soluciones propuestas se propone usar
la técnica “Auto-diagnóstico y análisis de campo de soluciones locales”. El uso de estas
técnicas fomenta en el grupo confianza, autoestima y espíritu de investigación.
2.1.3.3 Subfase 3. Transformación de las intenciones en esfuerzos reales de cambio.
“El éxito se mide por la forma en que los planes e intenciones se transforman en logros
reales” (Ospina Lopez, 2016). Al establecer previamente los cursos, medios y metas.
(Lapalma, 2012) hace mención en que se deben concretar “las formas organizativas para
llevar a cabo los procesos reflexivos sobre la realidad a transformar” además agrega que
“este tipo de procesos configuran escenarios de conflicto y negociaciones entre
integrantes de los grupos, entre las organizaciones, entre diversos actores”. Las
tecnologías sociales que se proponen para dar uso en el caso de estudio propuesto deben
estar encaminadas a la confrontación y negociación, los facilitadores deben contar con
buenas habilidades sociales y fortalezas de comunicación, liderazgo y participación.
2.1.4
Fase 4. Generalización y estabilización del cambio.
“La estabilización implica la consolidación de aprendizajes para todos los actores
sociales intervinientes” (Lapalma, 2012). Es un punto importante en el cambio propuesto,
pues si esta fase se da en un sentido amplio de verdadero aprendizaje por parte de la
comunidad en los procesos que comprenden el diagnóstico, la planificación y la puesta
en marcha de acciones de cambio con su respectiva evaluación, todo por medio de
técnicas participativas, la intervención habrá tenido éxito con los objetivos implícitos en
esta clase de emprendimientos asociativos. El reto consistirá entonces en que este triunfo
sea sólido y permanente en el sistema apuntalado.
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2.1.5
Fase 5. Establecimiento de la relación final.
Al igual que todas las anteriores fases, aquí también subyace un importante aporte a que
la intervención haya sido exitosa. Aunque no es propio de esta fase actuar como
evaluadora acerca de los resultados esperados y definidos con anterioridad, si encarna un
proceso de abstracción acerca de los aprendizajes adquiridos por la comunidad y el equipo
facilitador acerca del proyecto y las particularidades vivenciadas en todo el proceso de
cambio, como lo son las relaciones y vínculos de apoyo y colaboración dentro de la
comunidad, además de las nuevas asociaciones con otros actores que hayan florecido
durante el proceso de cambio efectuado. La misión de esta fase en su nivel más alto debe
ser la de haber fortalecido las capacidades de control sobre el territorio y el sistema
productivo de la comunidad a nivel individual, grupal, organizacional y comunitario.
2.2 Participación
Continuando con la discusión dispuesta y para adentrarnos aún más en el entramado de
la intervención comunitaria, es momento de detenerse en un segundo término-concepto
que conviene explicitar. Es el caso de la participación. (Sánchez V. 1991) manifiesta que
“la participación en principio y en acción significa tomar parte en alguna actividad o
proceso”. Agrega también que “La participación es, a la vez un valor, un proceso, una
técnica y una actividad”. En el proceso participativo se expresan los intereses y
aspiraciones de la comunidad, se crean a su vez espacios de opinión y acuerdos que
permiten una fácil y eficaz comprensión de sus necesidades para consensuar y superar
obstáculos.
(Gonsalves et al, 2006) Clasifica 4 tipos distintos de participación en cuanto a la toma de
decisiones se trata. En primer lugar, menciona la "participación contractual" donde un
solo actor toma la decisión. En una segunda instancia y al igual que en la anterior, la toma
de decisiones se efectúa por un solo actor, con la diferencia que esta vez consulta y
acumula información para su decisión, se denomina “participación por consulta”.
Siguiendo el recuento de los 4 tipos de participación (Gonsalves et al, 2006) clasifica otro
tipo y lo define como la “participación colaborativa” donde el poder de elección se
distribuye para que los actores colaboren de una forma lo más equitativa posible.
Finalmente, en el nivel más alto para la toma de decisiones de manera participativa se
hace referencia a la "participación colegiada", donde las decisiones se toman mediante
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acuerdos y consensos. La responsabilidad es igual para los actores que interactúan como
"socios".
Para concluir acerca de la íntima relación que existe entre la intervención comunitaria y
la participación, esta última puede verse como un valor cuyo fin último es el
empoderamiento de la comunidad, la potenciación y el desarrollo de las personas y
recursos. Durante el proceso participativo se debe reforzar el grado de decisión que
conlleve a la comunidad al autodesarrollo contando con un tipo de participación colegiada
donde se interactúe en igualdad de condiciones con los facilitadores. Finalmente, con el
fin de generar un alto grado de participación por parte de la comunidad, se debe partir de
los intereses de esta, planteando tareas y actividades. Finalmente se deben proponer
objetivos concretos procurando que las propuestas participativas tengan algún beneficio
o recompensa temprana.
2.3 Necesidades Sociales
De acuerdo a Max-Neef (1993). “las necesidades pueden ser vistas como carencia y
potencialidad”, esta ambivalencia es posible en tanto que “concebir las necesidades tan
solo como carencia implica restringir su espectro a lo puramente fisiológico” (…) “la
alimentación y el abrigo no deben considerarse como necesidades, sino como los
satisfactores de la necesidad fundamental de subsistencia.”. Es decir que el hombre debe
ser tratado como un ser cualitativo y no cuantitativo, “resulta impropio hablar entonces
de necesidades que se "satisfacen" o que se "colman". Max Neef (1993) las clasifica
según dos criterios, en primer lugar, según categoría existencial y menciona las
necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar. En segundo lugar, según categoría axiológica
y enumera las necesidades de Subsistencia, Identidad, Libertad, Ocio, Creación,
Participación, Entendimiento, Afecto y Protección. También puntualiza que las
necesidades son y seguirán siendo las mismas en todas las culturas y en todos los períodos
históricos. Lo que cambiara son los medios utilizados para satisfacerlas.
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Cuadro 1. Matriz de necesidades y satisfactores
Como se puede observar en el Cuadro 1, la organización puede satisfacer varias
necesidades humanas. El entendimiento, por ser potencial para organizarse, debatir,
realizar charlas, capacitaciones etc. se logra subsanar por medio de los satisfactores
(estudio, educación, investigación, estimulación temprana y meditación); visto desde el
punto que una organización asociativa puede atraer más oportunidades de capacitación
en torno a su actividad productiva. También es un satisfactor de participación ya que abre
los espacios para asociarse y a su vez compartir, proponer, intervenir, etc. Igualmente es
un satisfactor de ocio, en vista de que a través de la organización se ejecutan fiestas,
juegos, espectáculos etc. Igualmente es potencial de creación, ya que las personas se
sienten con pertenencia hacia su territorio, se comprometen y entregan en busca del éxito
colectivo. La necesidad de "subsistencia" se subsana con los satisfactores (alimentación
y abrigo) provistos por una organización asociativa, puesto que, al establecer vínculos
comerciales sólidos, estos se traducen en mayores facilidades para la adquisición de
alimentación y/o abrigo. Finalmente, y por mencionar una más de las tantas necesidades
10
que pueden satisfacer las organizaciones, contamos con la identidad, en tanto son
espacios donde construir en colectivo y sentirse parte de estas.
3. INTRODUCCION
Citando al Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE (2007). La
población rural colombiana representa el 25% del total nacional, mientras que en 1985
tenía una participación del 34,7% de toda la población del país. Estas cifras tienen
multiplicidad de factores involucrados, En primer lugar, está la guerra civil que desde
hace 50 años se libra en los campos colombianos y tiene gran culpa de la migración por
parte de los habitantes rurales y sus nuevas generaciones que no encuentran la
sostenibilidad en sus tierras por lo que deciden migrar hacia las grandes urbes.
Es una realidad que en las últimas décadas el sector rural en Latinoamérica y por lo tanto
el campesinado, ha sufrido grandes transformaciones sociales, ambientales y económicas,
como consecuencia de factores políticos, cambios en la propiedad y uso de la tierra.
Además de una estructura agraria marcada por la desigualdad en el acceso a los recursos
productivos y por un patrón de acumulación que privilegia al empresariado agrícola y
margina a la economía familiar campesina. La población rural es entonces considerada
como vulnerable, por su dificultad para el acceso a la tierra y al capital, el limitado acceso
al crédito rural, injustas condiciones en la comercialización de sus productos en los
mercados locales, todo esto sumado a la pobreza, inseguridad y masivo desplazamiento
han conseguido acelerar el decaimiento del campo y los pequeños productores.
También la globalización y masificación de la producción agrícola, el industrialismo y la
urbanización han sido coyunturas determinantes y que han jugado un papel fundamental
en el continuo decaimiento de la población rural, viéndose esta cada vez más deteriorada
y amenazada para su futuro cercano. Lo anterior sumado al abandono del estado en sus
compromisos básicos y la inevitable y sucesiva pérdida de soberanía económica son solo
algunos de los problemas que soportan las comunidades rurales. Estos inconvenientes
pueden ser mitigados dotándolas de objetivos que las unifiquen, además de un arduo
trabajo de su parte, que este fundamentado en la solidaridad compartida y el compromiso
social con el porvenir de su comunidad.
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Citando a (Sanchez Vidal, 1991) cuando expone que “El declive en una comunidad se da
por la desorganización social, perdida de solidaridad, auge del individualismo,
alienación y arraigo psicológico”. Se reconoce entonces a la desunión y falta de
cooperación como los factores que pueden incluso orientar a miembros de la comunidad
objeto de la intervención a ser actores negativos que se niegan a cambiar su estructura
social para trabajar de forma solidaria. Es por tanto determinante recapacitar con la
comunidad las ventajas de apostar por emprendimientos sociales colectivos, siendo estos
un medio para dar respuesta a determinadas necesidades o problemas que los aquejan en
sus explotaciones agropecuarias.
Con el fin de dotar a una comunidad de productores rurales de las herramientas para lograr
cambios substanciales en su estructura social, productiva y finalmente económica, se
desea realizar una potencial intervención comunitaria que nos permita por medio de un
diagnostico participativo, acceder a ella y generar un interés de cooperación en sus
miembros, de esta manera gestar un cambio desde adentro, haciéndolos autores en la
construcción de su territorio. Como objetivo se espera lograr dirigir los esfuerzos en la
creación y consolidación de una asociación productiva con principios de responsabilidad,
solidaridad y compromiso como pilares fundantes. Lo que posteriormente forjara un
apalancamiento que les permita acceder a mercados formales dentro de canales sanos de
comercialización, a su vez revitalizar y consolidar sus prácticas de producción, ser un
actor fuerte dentro del territorio y a tener en cuenta por las instituciones estatales que en
el área rural tienen presencia.
4. DESCRIPCION DEL TEMA ABORDADO
Las comunidades generalmente presentan resistencia al cambio para generar procesos
virtuosos de desarrollo inclusivo, de igual forma son reacios a conformar acciones
participativas y demás actividades que sean de carácter grupal y/o social, esto sucede
puesto que lo habitual es la búsqueda de satisfacción personal, priorizando el interés
particular que beneficia al sujeto. Para reducir estos comportamientos es necesario aplicar
estrategias y modelos de relación de personas, de razonamiento y participación, técnicas
grupales con el fin de aminorar los complejos mecanismos de interacción social que
provocan los actores al momento de defender sus propios intereses
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Lapalma 2001 menciona 4 racionalidades en su artículo “El escenario de la intervención
comunitaria” las cuales se tejen en el territorio y confluyen ejerciendo relaciones de
poder. Una de ellas es “La racionalidad de la población con sus representaciones de la
sociedad, de sí misma, con sus estrategias de relacionamiento y de obtención de
recursos”. La cual se evidencia en el hecho de que una propuesta de acción colectiva
genera un escenario de puja de intereses, donde los actores, en este caso la población,
luchan por manejar el escenario a su favor, mantener el control del poder e imponer
decisiones que les permitan lograr sus intereses particulares antes que los de la
comunidad.
Aquí se esclarece una situación problema que aqueja un amplio porcentaje de
comunidades rurales, como lo es su baja capacidad organizativa, también el escaso apoyo
y respaldo entre los miembros de la comunidad. Esto implica a su vez un insuficiente
poder para actuar en el devenir de su territorio por ser actores débiles al momento de
potenciar y desarrollar sus recursos. Las comunidades que aquí se enmarcan, cuentan
como característica principal el ser pequeños productores, que enfrentan serias
dificultades para proporcionar y garantizar el acceso a necesidades fundamentales básicas
como lo es una vivienda digna, seguridad alimentaria, salud laboral, aseguramiento de su
sostenibilidad en el tiempo y la estimulación al desarrollo intelectual y afectivo de toda
la comunidad.
Por medio de la creación de grupos u organizaciones concebidos junto a la comunidad,
en este caso de pequeños productores de café, se generan procesos de participación activa
en la construcción del territorio, trabajando de manera mancomunada y cooperativa se
toman las riendas del futuro de la comunidad por parte de sus propios miembros. En el
camino por alcanzar los objetivos propuestos, inevitablemente se encontrarán problemas
a superar desde los aspectos sociales, organizativos y medioambientales, si estos se
solucionan participativamente, unificarán más las relaciones de trato afectuoso y
espontaneo entre la comunidad, lo que se traducirá en uno de los ejes fundamentales de
la sostenibilidad que asegura la producción agropecuaria en las generaciones futuras.
Los beneficios que se obtienen al consolidar este tipo de emprendimientos asociativos
son múltiples, en primer lugar, se logra un compromiso con la aplicación de buenas
prácticas agrícolas en todos los procesos productivos que confluyen dentro de la cadena
de transformación del producto. También se forjan canales de comercialización para la
13
producción, compra y distribución de insumos, se ataca el problema del crédito etc. Al
crear estás organizaciones junto a la comunidad, es decir de forma participativa, se logra
una representación verdadera de sus agremiados, se presiona a las autoridades e
instituciones que giran en torno a las cadenas productivas, además el valor de sus
productos no es obtenido por intermediarios que, al contar con el capital, los contactos y
la capacidad gestora se hacen con los mejores dividendos invirtiendo una menor cantidad
de esfuerzo.
Un problema de vital importancia, dentro de la comunidad objeto de una posible
intervención es que sus productores no tienen la capacidad económica para asumir el
sustento familiar de sus hogares sin la financiación que el café les ofrece, es por esto que
en su mayoría no pueden secarlo y mucho menos realizar inversiones para reducir su
carga negativa en el medio ambiente, pues el simple hecho de cosecharlo imprime en ellos
un gasto que no pueden subsanar sin vender su cosecha en verde, incluso siendo
conscientes que al secarlo se le imprime un valor agregado. Este problema también debe
ser agregado a los que se pueden solucionar por medio de una asociación productiva, pues
esta les proveería de créditos blandos como adelanto de sus cosechas de tal forma que
podrían recurrir a secar su producción.
5. COALICIONES TERRITORIALES
El insuficiente número de territorios “triunfantes” es una experiencia que sobresale de la
dificultad que se enfrenta al generar procesos virtuosos de desarrollo inclusivo en el
mundo rural latinoamericano. Esto puede ser atribuido al resultado de mecanismos e
instituciones económicas, políticas, sociales y culturales que aun resguardan dinámicas
de exclusión en el ámbito territorial, como consecuencia se presentan las inequitativas
situaciones de desigualdad en ámbitos de riqueza, poder y status social. Estos entramados
institucionales son determinados por estructuras históricas que pueden ser alteradas con
acontecimientos innovadores de origen interno o por adaptaciones graduales de los
actores sociales que se interesen en cambiar el arreglo social histórico de la comunidad a
la cual pertenecen.
En vista de que se desea generar un cambio paulatino en las formas organizativas, se
presenta como un faro direccional la generación de un desarrollo territorial inclusivo,
logrado como resultado de configurar relaciones circulares entre instituciones, actores
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relevantes y la comunidad en general. Este tipo de rumbo supone asumir una perspectiva
de cambio desde lo institucional, lo comunal, hasta lo individual, visto desde las luchas
competitivas que encierran a los actores a desarrollar maniobras de interacción en pro de
lograr sus propios objetivos anteponiéndolos a los de la comunidad.
Es fundamental entonces centrarnos en las formas coordinadas de acción colectiva que
impulsan a los territorios a salir de las sendas predeterminadas. Partiendo desde esta
perspectiva y abarcando las variadas estrategias para lograr cambios sustanciales, se
focaliza entonces la creación y afianzamiento de coaliciones territoriales, vistas como un
elemento fundamental para gestar procesos de cambio en las dinámicas del desarrollo
territorial, y que a su vez permiten escapar del peso de las estructuras -económicas,
sociales, culturales- que limitan el alcanzar de los objetivos de crecimiento en cuanto a
reducción de pobreza e inequidad se refieren.
La organización en sí, y todo lo que implica, es una necesidad humana, o mejor dicho,
un satisfactor de necesidades, es decir, un medio para satisfacer necesidades humanas
(P. Durand, 2017). Uno de los objetivos centrales de este tipo de coaliciones gira en torno
a establecer puentes entre las escalas de la dinámica económica, social y política desde
los ámbitos local, regional, nacional e internacional. Puentes que determinan los procesos
de desarrollo en el mundo rural y de los cuales se debe hacer parte para avanzar en forma
significativa. Estas consolidaciones interinstitucionales que generalmente se dan entre
grandes productores, se pueden lograr con las coaliciones territoriales beneficiando a los
pequeños y generando un desarrollo inclusivo.
6. DESAFIOS Y OPORTUNIDADES DE CAMBIO
Es indispensable conocer los retos a los que se enfrentan todo tipo de comunidades que
quieran dar una nueva forma a su estructura social en miras a la conformación de una
asociación de productores, partiendo del hecho que estamos en un modelo de crecimiento
económico que será la realidad actual y de los próximos 15 o 20 años se deben analizar
sus oportunidades y amenazas al hacer o no parte de este sistema. El modelo anterior,
basado en la fuerte intervención del Estado, una economía relativamente cerrada y
políticas de subsidios, ha dado el paso a una economía abierta con una intervención del
Estado más selectiva, orientadora y que usa menos el subsidio como instrumento de
desarrollo económico. Además, se supone que no están a la vista propuestas alternativas
15
a este modelo económico, se considera que solamente se pueden hacer correcciones a la
forma de concebir políticas económicas sectoriales para que sean el camino que logre
transformaciones sociales que repercutan de forma positiva y real en estas comunidades
violentadas históricamente.
Este modelo económico en el que está inmerso el mundo, ha generado en la caficultura y
demás explotaciones agropecuarias muchas dificultades a lo largo de la historia reciente,
siendo más afectados los pequeños productores, que tienen en sus cultivos el único
sustento para sus hogares. Al analizar que estas crisis económicas son cada vez más
fuertes y recurrentes en la medida que transcurren los años, se puede concluir de forma
arbitraria, aunque no fuera de la realidad, que es un problema para analizar desde un
criterio más social que fiscal.
Son múltiples los procesos positivos que se pueden dar por medio de una asociación
cooperativista agrícola fuerte, desde créditos en forma de adelantos de cosechas,
asistencia técnica, capacitación, investigación y fomento para la aplicación de paquetes
tecnológicos, organización de los productores para la gestión de servicios, acopio,
comercialización, incluso la exportación. En suma, controlar centralmente todo el proceso
productivo y el complejo agroindustrial del producto agropecuario producido, para el caso
propuesto será el café. Incluso en las zonas más aisladas se puede sustituir la función que
históricamente han ejercido los acaparadores y caciques locales.
En una asociación, usualmente la agrupación surge por una voluntad racional
consensuada entre sus miembros, mientras que la comunidad se caracteriza porque las
relaciones que dentro de ella se vivencian, son la consecuencia de una voluntad natural
y buena en sí misma. (Sanchez Vidal). A partir de esta premisa, se considera como
estrategia inicial y un reto en esta clase de emprendimientos, el encontrar los puntos de
común acuerdo dentro de la comunidad objeto de la intervención. Dicho esto, es
necesario que la comunidad entienda las ventajas de formar colectividades para forjar y
fortalecer relaciones con proveedores de insumos, maquinaria, semillas, tecnología,
servicios e información y además dilucidar cómo estos procesos y actividades complejos
necesitan de una coordinación y planeación global que se alcanza más fácilmente al tener
una comunidad organizada en torno a su base social y productiva.
16
Aunque son variados los beneficios, también lo son los desafíos para que estas
asociaciones se consoliden en el tiempo y logren proveer los objetivos por las cuales
fueron fundadas. Por lo tanto, es primordial que estos proyectos de intercambio gocen de
confianza, legitimidad y respaldo desde su fundación por parte de los actores integrantes
respecto a las actividades que emprenderá la organización; de igual forma la coalición
debe contar con transparencia, democracia y participación activa al momento de diseñar
normas, políticas, programas y estrategias de desarrollo por y para los productores.
7. COMUNIDAD OBJETO DE LA INTERVENCION
Imagen 1. Mapa del departamento del Huila,
Con ubicación geográfica dentro del Mapa
de Colombia.
Imagen 2. Mapa del municipio de Timaná,
con ubicación geográfica de la vereda
Quinche.
La comunidad en la cual se desea realizar una potencial intervención, está compuesta por
pequeños productores de café localizada en la vereda3 Quinche, situada en el área rural
del municipio de Timaná, perteneciente al departamento del Huila, en el sur oriente de
Colombia. Ubicada a 1440 m.s.n.m, con una temperatura anual media de 24°C y una
pluviometría promedio de 1500 mm/año.
La economía de esta comunidad se basa principalmente en la producción familiar no
capitalizada de café, tratándose de productores mayoritariamente minifundistas, con
parcelas de hasta 5 hectáreas, implementando también algunos cultivos semestrales y
anuales asociados con el café, tales como el plátano, banano, frijol, maíz y yuca, los que
en su gran mayoría son destinados para el autoconsumo, y sólo en algunos casos sus
3
En Colombia, vereda se refiere al asentamiento de población rural, entre 50 y 1200 habitantes.
17
excedentes son comercializados en el mercado local. Adicionalmente, como
complemento a sus ingresos, los pequeños productores alquilan su mano de obra en las
unidades productivas cafeteras aledañas, especialmente en época de cosecha, dado que es
en esta etapa cuando el cultivo presenta su mayor demanda de mano de obra.
La actividad cafetera en la comunidad está compuesta por 80 familias productoras, las
cuales utilizan principalmente mano de obra familiar en alternancia con mano de obra
temporal asalariada. El nivel de tecnificación de la actividad es bajo, pues tanto las labores
de manejo de cultivo, como los procesos de post cosecha –beneficio y secado del grano, en su gran mayoría, se realizan de forma manual, utilizando herramientas e implementos
rudimentarios,
que no obedecen a los equipos de vanguardia que pueden ser
implementados por productores capitalizados de mayor escala.
Para este caso, al tener una delimitación de la comunidad a intervenir, se torna más fácil
la recolección de información que permita hacer un diagnóstico de su situación
socioeconómica y la forma de relacionarse con el medio ambiente. En el caso que nos
atañe, se debe recolectar información de cuantos productores realizan una o varias de las
fases inmersas en lo que respecta al cultivo y su posterior transformación, así como el
nivel tecnológico empleado, visto desde la producción del grano hasta obtener café
molido (donde aplique). Describiendo de forma cualitativa y cuantitativa las formas en
que los productores ejecutan las labores de producción y transformación que se realizan
desde la siembra, cosecha y post cosecha -lavado, secado- también llamado beneficio
húmedo. De igual forma en lo que respecta a la disposición de subproductos y la fuerza
laboral inmersa dentro de todos los procesos mencionados.
Al tratar de dar soluciones que brinden estabilidad, se piensa en conseguir buenas
cotizaciones externas, consolidación de pactos para la comercialización, mejoras en la
productividad, orientación para producir café especial, sin embargo, estas soluciones no
serían nada accesibles para un pequeño productor, el cual, aunque recapacita en que el
simple hecho de secar su producto le dará un mejor precio, pues no cuenta con la
suficiente libertad financiera para adoptar este tipo de prácticas, he aquí una legitimación
más a la necesidad de organizar y fortalecer asociaciones productivas, que transformen la
estructura social establecida históricamente en la comunidad, y que les facilite el
mejoramiento de su productividad, como también el acceso a tecnologías que fortifiquen
el rendimiento de su cultivo.
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8. ACTORES SOCIALES INVOLUCRADOS.
Colombia es el primer productor de café de alta calidad y el tercer mayor productor en
el mundo después de Brasil y Vietnam, el país exporta más de 14 millones de sacos al
año y 970 mil hectáreas son dedicadas a su cultivo. Más de 500 mil familias de
productores y 2 millones de trabajadores cuentan con un empleo hoy en día (Federación
Nacional de Cafeteros FNC). Además, es uno de los ejes centrales de la economía rural
colombiana. Por lo tanto, desde el punto de vista de productores podemos decir que son
múltiples los actores vinculados a este cultivo.
Uno de los actores más fuertes dentro de la caficultura colombiana es la Federación
Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC), considerada hoy como una de las ONG rural
más grande del mundo sin ánimo de lucro. Creada en 1927, tiene presencia en todas las
zonas rurales donde se produce café en el país. Representa a las más de 500 mil familias
cafeteras y como uno de sus objetivos se encuentra el incrementar la calidad de vida de
los productores colombianos de café por medio de la creación de alianzas productivas a
nivel mundial que generen recursos para el beneficio de estos.
Actualmente dentro de las alianzas de mayor renombre por parte de la federación, se
encuentran las siguientes. Con la gobernación del departamento del Huila se encuentra
vigente el programa de renovación y reconversión alterna con siembra de maíz y frijol;
también con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)
existe una alianza bajo el programa de inversión en infraestructura productiva y vial.
Igualmente, con la ONG canadiense (SOCODEVI) existe un programa para la
construcción de una planta trilladora en el departamento de Caldas. Finalmente, dentro
de las confederaciones más importantes de la FNC, se cuenta una con el Banco alemán
KFW para la ejecución de proyectos de reforestación y conservación de cuentas
hidrográficas.
Dentro de las instituciones estatales colombianas, nombramos el Instituto Colombiano
Agropecuario (ICA), creado para coordinar e intensificar las labores de investigación,
enseñanza y extensión de las ciencias agropecuarias, tiene la responsabilidad de trabajar
por el control de la sanidad agropecuaria del país aplicando las medidas sanitarias y
fitosanitarias de vigilancia epidemiológica, evaluación, gestión y comunicación del riesgo
en la producción primaria. Dentro de sus programas dirigidos a la caficultura colombiana
19
se encuentra el de monitoreo de plagas y socialización de las buenas prácticas agrícolas
BPA.
A nivel nacional se encuentran variadas ONG´s que velan por el acceso a mercados
internacionales posicionando el café de Colombia como uno de los mejores del mundo,
exaltando las comunidades que tengan practicas amigables con el medio ambiente y
donde sus habitantes tengan condiciones laborales dignas. Sin embargo, aunque sus
visiones son filantrópicas, no representan a los caficultores pues siempre existirá el deseo
implícito de obtener un beneficio económico y es aquí donde se clarifica aún más fuerte
la necesidad de crear coaliciones desde la comunidad para que sean estos los conductores
de su desarrollo por medio de su actividad productiva.
9. CONTEXTO MEDIOAMBIENTAL
Como lo dispone la modernidad en la producción agropecuaria, la conservación y
mantenimiento de fuentes de agua y de biodiversidad que en estas zonas se alberga es una
variable fundamental a tener en cuenta. La creación y desarrollo de programas de
reforestación, reducción en el consumo de agua para los procesos de post cosecha, el
filtrar el agua utilizada en el lavado del café cosechado para que su posterior disposición
en las microcuencas reduzca su impacto negativo. Son estas alternativas viables,
accesibles y que deben ser una prioridad en el cultivo para que este no afecte los paraísos
de biodiversidad y que además los productores desarrollen prácticas que favorezcan la
conservación de los mismos.
Las consecuencias ambientales que genera la producción y el procesamiento de café son
múltiples. Estos efectos inexorables pero mitigables se deben tener muy en cuenta para
asumir el reto de crear soluciones posibles y factibles para el pequeño productor. Al lograr
la agremiación de este tipo de productores, que presentan un bajo interés en mitigar y/o
disminuir su impacto ambiental por motivación propia, inevitablemente deberán tomar
las riendas y el liderazgo para hallar los caminos en la búsqueda de sistemas de
producción agrícola que sean ambientalmente sostenibles y amigables con la
biodiversidad. Esto debido a que continuamente se están exigiendo altos estándares de
sostenibilidad ambiental, siendo este un requisito indispensable para acceder a mercados
internacionales.
20
Para concebir de tal manera los cambios escalonados y reales en las formas de producción
de café es entonces necesario que el concepto de sostenibilidad medioambiental se
reflexione valorando la oferta de las diferentes regiones, se evalúe el aporte que los
pequeños productores hacen a la economía local teniendo en cuenta los cultivos y
actividades alternativas que estos emprenden, además se reconozca la contribución a la
conservación ambiental que gradualmente incluirán los productores en su cultivo para
mejorar así el precio de su producto, finalmente se generen los incentivos necesarios
para alcanzar la sostenibilidad económica del cultivo.
10. INTERES PERSONAL
En primer lugar, nace en mi un deseo de querer ayudar a los campesinos de mi país,
responsables de proveer los alimentos que todos los días están en nuestra mesa, generados
con un arduo trabajo, lleno de esfuerzo, dedicación y entrega diaria. Voluntad y valor del
cual soy consiente pues mis padres, abuelos y antepasados han estado ligados a la
producción de la tierra. Sin embargo, la entrega de sus vidas al fuerte trabajo que implica
el campo nunca ha sido recompensado con los deseos y esperanza de cambio que ellos
guardan en sus cosechas. Generalmente se oferta materia prima y no producto terminado,
es decir que su cadena productiva finaliza en la cosecha de sus cultivos, por lo tanto, los
dividendos obtenidos no son los mejores.
En segundo lugar, soy consciente de que un pequeño productor nunca genera altos
volúmenes de cosecha, lo cual no lo hace un proveedor confiable para las grandes
comercializadoras en vista de que no cuentan con la capacidad productiva para brindar la
oferta que se requiere en el mercado. De igual forma el impacto ambiental que se genera
con sus cultivos no es mitigado de forma parcial ni total, lo cual es otro obstáculo que no
permite su incursión en mercados competitivos que incluyen como requisito el tener
sellos de certificación medioambiental y social que autentiquen las mejores prácticas de
producción y aseguren la sostenibilidad y sustentabilidad de la comunidad y el cultivo.
Finalmente, mi interés personal nació y creció en mi paso por la universidad, pues al estar
en contacto con tecnologías de la información y comunicación, se ilustra el potencial que
tienen para generar acciones de cambio que facilitan la producción. La mecanización
agrícola, la automatización de las labores, el uso racional de los recursos etc. fueron
valiosos para crear en mí el deseo de hacer algo beneficiosos en el sector rural. Además,
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se forjan ideales que buscan mejorar las condiciones de trabajo poco dignas y vincular
ofertas de educación que correspondan a la realidad productiva del país, con la inclusión
de currículos pertinentes en las áreas humanísticas y científicas que logren la atracción de
las nuevas generaciones para que sean partícipes en la construcción del territorio rural
como cultivadores, investigadores y/o generadores de cambio.
11. CONCLUSIONES DEL TRABAJO
Se visualiza el aporte por parte de la psicología comunitaria en la orientación de las
comunidades acerca de los beneficios del trabajo en grupo y de la consolidación de
objetivos compartidos.
Es necesario dotar a las comunidades de recursos suficientes para desarrollar la capacidad
de actuar organizada y eficientemente, además de acceder a los capitales económicos,
sociales y culturales para conseguir sus objetivos de interés común.
Existen múltiples procesos y actividades complejas que necesitan coordinación y
planificación global, son entonces las coaliciones rurales una respuesta a estos
inconvenientes.
Es una necesidad preponderante el otorgar el grado y valor suficiente a las comunidades
para el acceso al poder de un grupo social.
11.1 CONCLUSIONES PERSONALES
Los dos cursos vistos fueron un cambio positivo y necesario en lo que ha estructura
académica sobre el concepto de aula y clase tenia naturalizada en mí.
Generar procesos de innovación organizacional requiere de gran compromiso por parte
de la comunidad y el equipo técnico, esto conduce al éxito en los objetivos propuestos.
Las técnicas de grupo han sido un referente que demuestra su efectividad cuando se desea
dejar una enseñanza acerca de las ventajas que se dan al trabajar en grupo.
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12. BIBLIOGRAFIA
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sobre los censos de población desde 1964 a 2017.
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