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Y la culpa no era mía - Ensayo

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¡Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía…!
Por Yaquelin Lopez Ch.
Sin duda alguna, desde que “Un violador en tu camino” salió a luz el pasado 25 de
noviembre del 2019, durante las manifestaciones del día internacional de la eliminación
de la violencia, nos hemos dado cuenta que las agresiones que se dan en contra de la
mujer han llegado a tal punto, que ya es necesario expresarlo, gritarlo, cantarlo.
Este canto, que fue creado por un colectivo chileno feminista llamado Las Tesis, ha dado
voz y fuerza a muchas mujeres alrededor del mundo. Siendo un himno de batalla contra
los diversos acosos, violaciones, feminicidios y otras atrocidades a las que nos vemos
enfrentadas, solo por nacer mujer.
Solo en Guatemala, durante el año 2017, se registró que 135 mujeres fueron agredidas
al DÍA por feminicidios y otras formas de violencia. La cifra asusta, pero lo hace aún más
saber que vivimos en un país que aún no está preparado para luchar contra estas
trasgresiones, y lo creo no solo por las ideas retrogradas y machistas que aún se tienen
presentes, sino que el mismo estado es responsable de muchos de estos actos al no
asumir sus responsabilidades para con el pueblo.
Un ejemplo, el caso del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, que tuvo como víctimas a
47 niñas y jovencitas, que ya habían denunciado la negligencia, las violaciones a los
derechos humanos y las malas condiciones de vida que se tenían en la institución. El
estado no tomo acción sino hasta que la tragedia ocurrió, siendo posible evitarlo sí se
hubiera prestado atención a las denuncias.
Vivir en Guatemala implica varías cosas, entre ellas está saber cómo es el lugar en donde
se vive. Y no solo me refiero al área geográfica, sino que a la interacción social y
seguridad que se tiene en la zona. Porque es muy común escuchar que en lugares como
zona 18 y zona 1 son sitios peligrosos debido a su gran índice de criminalidad, pero lo
son aún más para las mujeres, porque nos exponemos a ser atacadas por un delincuente
ya que somos más vulnerables a ser objetivo de algún criminen por ser más débiles -
físicamente- que un hombre . Durante un asalto no sabemos qué puede pasarnos, pero
rezamos que solo nos quiten el teléfono.
“Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía”. Cuando yo escuche esta frase
lo primero que pensé fue: Tienen razón. Una violación, es un evento traumático para una
persona, especialmente para una mujer. Sí cuando nos manosean en el transporte
público, nos dan ganas de llorar, vomitar y gritar; como no quieren que nos pongamos
furiosas al saber que se nos ha tratado como objeto para satisfacer las necesidades
sexuales de un depravado.
No somos muñecas sexuales, que pueden utilizar a su antojo cuando quieran, y dejarnos
tiradas pensando en que no vamos a sentir nada. Somos humanos, pensamos, sentimos,
razonamos, por lo que esta clase de actos nos parecen desagradables y horribles.
Si nos detenemos a reflexionar, nos podremos dar cuenta que lo primero que pensamos
al salir de casa es que nada malo nos pase durante el viaje. Nos asustamos si sentimos
que alguien nos sigue, nos preocupamos por encontrar una ruta alternativa para no pasar
por un lugar que nos parece sospechoso y por sobre todo, tratamos de no llamar la
atención. ¿Por qué? Porque desde pequeñas nos enseñan que no está bien usar ropa
que pueda ser “provocadora”, que una buena señorita no debe salir sola y que las niñas
bien portadas no hacen nada peligroso.
En pocas palabras nos educan para ser personas con miedo.
Solo por ser mujer se nos condena desde un principio, pero no piensan que nosotros no
hacemos las cosas para tratar de impresionar alguien ni llamar la atención. Usamos
faldas porque son lindas y nos brindan frescura en los días calurosos, nos maquillamos
para resaltar algunas cosas en nuestro rostro, salimos de fiesta porque somos personas
que disfrutan pasar un buen momento con amigas.
Pero al parecer muchas personas ven a las mujeres como objetos que solo deben
permanecer en casa, para evitar cualquier situación de peligro.
¿Estar en casa nos asegura que no seremos violentadas? ¿Es con nuestros padres,
hermanas y familiares que estamos sin problemas? ¿Realmente existe un lugar seguro?
Revisando datos, encontré que la mayoría de los actos violentos son producidos en mano
de personas con las cuales tenemos o tuvimos alguna clase de relación íntima (véase
novios, exnovios, esposo y exesposo). La investigación realizada por el Instituto Nacional
de Estadísticas, señalo que 12 de cada 20 mujeres fueron violentadas por alguien con
quien mantuvo alguna clase de relación.
Desearía decir que esto es algo sorprendente, pero ese no es el caso. Muchas veces
esto se volvió algo tan común, que entre nosotras no hacemos nada cuando nos
enteramos que alguien esta sufriendo de abusos en su relación, solo pensamos que ella
hizo algo para merecer eso.
Necesitamos cambiar de mentalidad, dejar de pensar que por ser mujeres debemos
soportar todo y esperar calladas a que pase lo peor. Basta ya. De sentir miedo,
inseguridad y terror. Es lamentable que ante una situación de acoso callejero no
podamos a cercarnos a alguien, pues no creen que esto sea un problema real.
Porque, al parecer, para que nos tomen con un poco de seriedad debemos haber sido
maltratadas directamente y con abuso visible, ya que si nos sueltan un piropo es algo
por lo cual debemos sentirnos bien ya que alguien nos dijo hermosas. No quiero tu
cumplido, gracias. Quiero respeto y un trato justo, sin importar donde me encuentre ni
como este vestida.
La gente cree que exageramos cuando nos silban en la calle o nos dicen algo halagador,
que por algo tan pequeño no puede pasarnos nada. Pero se equivocan, si se sigue
permitiendo este tipo de cosas esas personas continuaran haciendo de las suyas y
cuando esto no les baste, intentaran dar un paso más grande. Al final, las que
terminamos pagando esto somos las mujeres.
Una vez vi una publicación Facebook que decía lo triste que sentía una chica por no
poder comprar una falda que le gusta porque en su ciudad aún no están listos para
entender que la ropa no tiene nada que ver con la forma en la que desea ser tratada.
Triste pero cierto.
Estoy segura que muchas mujeres si vestimos algo que sea corto, lo usamos únicamente
cuando estamos seguras que el lugar en el que estamos no hay riesgo de pasar un mal
rato por los comentarios.
Alguien una vez me conto, que cuando fue pequeña unos sujetes tocaron su cuerpo de
una manera que le hizo sentir incomoda. No fue hasta que cumplió 15 años que entendió
que fue atacada sexualmente, y al preguntarle a su padre que opinaba de las mujeres
que han sido agredidas, él le respondió que ellas se lo buscan. Ella nunca se lo dijo,
porque no encontró el apoyo necesario para hacerlo.
Lo más triste de todo, es que como este, hay miles de casos de jóvenes que se quedan
calladas al respecto al no contar con alguien que les brinde ayuda, haciendo que se
sientan solas y que jampas encontraran ayuda ni alguien que les brinde una mano amiga.
Aquí es donde toman importancia los grupos de protestas y colectivos que buscan una
mejor forma de vida para todas.
Estos grupos son la voz de las que ya no pueden hablar, las que gritan para que otras
escuchen y sepan que no todo está perdido, las que buscan justicia por alguien que ya
no puede pedirla. Las tildan de radicales por manchar una pared, pero cuando se
comenta en el noticiero de la tarde que una mujer fue asesinada por su pareja porque
este sentía celos, no se dice nada. Somos ridículas por bailar y cantar, pero se indignan
cuando señalamos que todos son unos violadores. No logran captar que esto no se
refiere a que todos los hombres son atacantes y agresores, sino que toda persona que
se quede callada ante un acto violento es igual de culpable que el agresor.
Es cierto que algunos actos han sido muy extremistas, pero esa es la desesperación
hablando porque ya no encuentran otra forma de que la sociedad preste atención a una
necesidad tan latente como es la lucha contra la violencia.
Es lamentable que ante un acto tan noble y artístico, como lo es la canción “Un violador
en tu camino”, muchas personas lo hayan tomado a broma, quitándole importancia al
verdadero mensaje de la canción y denigrando el esfuerzo y valentía de esas mujeres
que se atrevieron a manifestar cantando y bailando.
No deseo creer que las personas son tan poco consientes de la gravedad del asunto,
penando que nada está pasando y que eso no existe en su lugar de trabajo, su casa, su
familia. Debería salir un momento y preguntarle a las personas a su alrededor si alguna
vez ha sentido que alguien la trata de forma vulgar, o ha sufrido de acoso. Se sorprenderá
al enterarse que es mucho más frecuente de lo que piensa.
Existe un experimento en donde diferentes hombres son puestos en medio de un círculo
de otros varones, dentro de esa área los sujetos de afuera empiezan a soltar piropos al
joven que se encuentra en el centro. Al principio se lo toman con humor, pero cuando los
halagos se vuelven más intensos y se les pide que paren y no lo hacen, el sujeto de
prueba empieza a sentirse mal, enojado y molesto porque no le escuchan. Si no lo has
vivido no lo entenderás, era la frase con la cual se hizo propaganda. Las personas no
luchan por algo por lo cual no han pasado, si no haz experimentado esa impotencia por
no poder defenderte de cualquier tipo de agresión, no podrás luchar con la misma
convicción.
No te estoy pidiendo que salgas y experimentes algo como el acoso, pero solo se solicita
empatía. Y apoyo. No nos trates de locas ni de exageradas, no lo somos, lo único que
deseamos es un trato digno.
Para concluir, podemos resumir esto en tres partes claves:
Esta no es una lucha solo de las mujeres, necesitamos del apoyo de los varones para
poder crear una sociedad en la que seamos tratadas como iguales y sin conflictos
creados por cosas como el género. Merecemos un trato digno, tanto igual como el de un
hombre.
La violencia es un hecho que se está volviendo parte de la cultura machista, necesitamos
pararla educando a los jóvenes a ser conscientes de la igualdad de género, a no
discriminar ni tomar de menos cuando alguien nos confiesa que se siente asustado ante
una agresión. Debemos ser empáticos con todos.
El gobierno debe tomar medidas más drásticas y notarias, es indignante que nuestro
sistema judicial no pueda tomar represalias contra aquellos que hayan atentado contra
una mujer.
La lucha por la erradicación de la violencia empieza desde el momento en el que le
ponemos un alto a cualquier actitud que demuestre poco respeto hacia la mujer, o
cualquier interacción con un grupo de ayuda a la mujer.
No es necesario formar parte de algún grupo, pero con informar y concientizar a la mayor
cantidad de personas ya estamos empezando a luchar contra estos cuadros repetitivos
de violencia.
Concluyo entonces con esto:
“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía.
El violador eras tú”.
Referencias:

Instituto Nacional de Estadísticas Guatemala. (2017). Datos de violencia
contra
la
mujer.
(Infografía).
Recuperado
de
https://www.ine.gob.gt/sistema/uploads/2019/09/25/20190925224326pINgR0
Du1o9wh2BWJSX2JyrmTw3czqxA.pdf
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