Introducción Los cambios sociales y económicos experimentados por el mundo, han insertado en el sistema educativo mexicano modificaciones en los aspectos de la formación, el desempeño profesional y la adquisición de competencias básicas y genéricas, para potenciar la actividad pedagógica de docentes y alumnos. A lo largo de la historia de México, el maestro ha tenido un papel cambiante pero siempre trascendental para el desarrollo del país. Su labor como formador de ciudadanos le otorga una gran responsabilidad y un enorme compromiso social. Esto lo convierte en una de las profesiones más importantes e indispensables, pero también más difíciles en México. Los docentes se han situado a través del tiempo en muchos cambios, por eso su identidad ha experimentado una transformación con el transcurso de los años. Época prehispánica: guía de sabiduría: El docente Era considerado como un guía sabio, prudente y amable a quien se le otorgaba respeto. Era definido como el maestro de la verdad que ayudaba a otros a desarrollarse, les abría sus oídos y los iluminaba. Época colonial: evangelista y modelo: En esta época, el principal objetivo de la educación era convertir a los indígenas al cristianismo, y tenía como líderes a los frailes religiosos, quienes dirigían las doctrinas en las parroquias en las que enseñaban y evangelizaban a través de pinturas, catecismo con dibujos, danza, teatro y música. El positivismo científico: La educación positivista en México fue visible a finales de 1870. El objetivo era inculcar una visión científica del mundo, con la intención de que el alumno se explicara los fenómenos naturales de manera racional. Al mismo tiempo y por la gran cantidad de epidemias y enfermedades, se agregó el tema de la higiene en la educación; este enfoque reforzó la enseñanza de la moral de tipo civil para dejar atrás la del tipo religioso y poner énfasis en la identidad nacional. Nace la Secretaria de Educación Pública: En 1921 durante el periodo de Alvaro Obregón, se creó la SEP y estuvo a cargo de José Vasconcelos, quien vio en la enseñanza y la cultura el medio para regenerar al pueblo y reforzar su identidad; se le dio énfasis a la educación en el campo y se crearon las primeras escuelas rurales. Iniciaron las misiones culturales, en las cuales los maestros recorrieron el país para impartir cursos, oficios y enseñar sobre agricultura e higiene. Guerra cristera: Desde entonces, el enfoque de la SEP era formar ciudadanos leales con una visión racional de la vida; sin embargo, de una educación humanista, en algunos casos se pasó a una educación antireligiosa, lo que generó antipatía social por los maestros. Ciertos docentes fueron atacados, mutilados y hasta asesinados por ser vistos como agentes al servicio del gobierno. Sin importar el conflicto religioso, Vasconcelos veía al maestro como la figura que debía remediar a las masas consideradas incultas y guiarlas al desarrollo. Esto hizo que comenzara a ser respetado y a ser reconocida su labor en la comunidad; así, el maestro se convirtió en la persona más importante junto con el sacerdote en los pueblos. Lázaro Cárdenas 1934 - 1940: agente de cambio social: Gracias a las misiones culturales, se incrementó el número de escuelas en las que se hizo un esfuerzo por mejorar las condiciones de los profesores. El maestro fue visto como agente comunitario y de cambio social. De igual manera, en el ámbito social y académico nacieron el Instituto Politécnico Nacional (IPN), El Colegio de México (Colmex), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre otros. Manuel Ávila Camacho 1940 - 1946: apóstol y perezoso: En los 60, debido a los bajos sueldos, el maestro se volvió a sentir devaluado y poco apreciado por la sociedad; una parte de ésta lo definió como perezoso, sin tomar en cuenta las condiciones en las que laboraba. A inicio de los 90 se pensó que el maestro retomaría su valor y papel si se mejoraban sus condiciones de trabajo al hacer énfasis en su preparación y actualización. Hoy en día, aún los maestros se enfrentan a diferentes desafíos y múltiples tareas: deben trasmitir el conocimiento, tener un alto compromiso para continuar capacitándose, dado que vive en un mundo de constante cambio y deben combatir la brecha generacional, y así ser capaces de resolver problemas relacionados con su contexto, como la inclusión y las diversas dificultares de aprendizaje. Ser maestro no es sólo desarrollar actividades a partir de un programa académico, su aportación va más allá, contribuye a la mejora de la persona, la familia y la sociedad. Resulta imprescindible pensar en profesionalizar a los docentes, desde la urgente necesidad de educar en la vida para la vida. La profesionalización puede definirse como el compromiso que el maestro adquiere desde su formación inicial y posteriormente durante su desempeño laboral, considerada como un proceso de aprendizaje y perfeccionamiento del desempeño pedagógico. Tiene como objetivo la adquisición de mejores competencias; aspectos que le promueven el desarrollo de la eficiencia y la eficacia para engrandecer las capacidades requeridas en el trabajo educativo. La formación docente camino a la profesionalización. Se entiende como la acción dirigida a preparar a un sujeto para desempeñarse en el proceso de enseñar, cuyo objetivo es la profesionalización, Es un proceso que requiere tiempo acorde a los ritmos vitales del aprendizaje, para elaborar conocimientos, disfrutarlos y apasionarse por ellos. Tiene como meta promover actitudes, conocimientos, valores y habilidades que contribuyan al mejoramiento de los satisfactores de la vida humana