Subido por Edward Nuñez

vestibular

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La conducta defensiva o de evitación en el
autismo
a conducta defensiva o de evitación es muy común en niños con autismo, bueno y en
adultos también, y en muchas ocasiones estas conductas se gestionan mal ya que no las
sabemos resolver adecuadamente, se generan muchas sobreexigencias a los niños, sin
contar que a lo mejor le estamos pidiendo algo muy difícil. Pero veamos algunos trucos
para poder contender con este tipo de conductas tan habituales.
Se acusa mucho a las personas con autismo de falta de empatía, algo que no es cierto ya
que sí tienen una gran empatía pero manifestada de forma diferente, pero luego nosotros
somos incapaces de ponernos en sus zapatos. Y esta sobreexigencia también nos va a
generar una conducta no deseada.
Los aspectos relacionados a esta manifestación pueden estar ligados a aspectos de
hipersensibilidad auditiva o táctil, pero esta situación también podemos verla en casos de
hiporresposividad vestibular. Por ejemplo, si el sonido me satura, intento “apagarme” en
algún tipo de acción que me ayude a este apagado, las tablets y móviles son grandes “apaga
niños”. Además intentar sacarlos de esa rutina puede generar una respuesta exagerada. No
me saques de mi zona de confort ya que he conseguido calmarme. En el caso de aspectos
táctiles, se esconden o se van a lugares donde se sientan tranquilos, incluso a veces se
ponen peso encima, como forma de, a través de un aumento de la sensación propioceptiva,
calmarse. Si al niño se le están generando actividades muy movidas, y éste, tiene un
problema a nivel vestibular, esa sensación de miedo grativacional, a parte de la posible
sensación de pánico, lo va a llevar a huir de esa situación.
En este tipo de situaciones, vemos como la persona busca todo tipo de salidas, es muy fácil
que use conductas agresivas, berrinches de gran nivel, que se esconda, que se niegue a ir o a
realizar una acción determinada, etcétera. Y si lo forzamos, no vamos a resolver nada. Si
acaso aumentar más conductas de tipo obsesivo o de ensimismamiento, conductas
agresivas, irritabilidad, …. Si la persona tiende a “aislarse” de forma continuada, quizá su
capacidad de aguante ante esos inputs está al límite. Podemos usar todo tipo de técnicas de
conducta, al final, el problema seguirá existiendo, estaremos trabajando la consecuencia y
no el problema real.
Es cierto que muchos de estos problemas de tipo sensorial, con el tiempo, o bien
desaparecen o bien se amortiguan, ya sea porque con el tiempo ese problema se ha regulado
o bien porque sencillamente la persona se ha acostumbrado a esa situación, y ha generado
mecanismos de autorregulación. Pero muchos de estos problemas, pueden persistir en el
tiempo, y generar estados no deseables en la salud emocional.
Las conductas de evitación no son propiamente conductas problemáticas, pero sí pueden
conducir a ellas, son un precursor o detonante de estas conductas, es por tanto importante
que contendamos con ellas. Recuerden, las conductas problemáticas se resuelven cuando
no se dan.
Aunque muchas conductas de evitación pueden tener un origen sensorial, este factor no es
el único que las provoca. No todo es sensorial en el autismo, aunque este aspecto sea uno
de los de gran impacto en la vida de la persona con autismo.
Las conductas de evitación o defensivas van a provocar muchas situaciones complicadas, el
rechazo a ir a algún lugar o a realizar alguna actividad, genera una situación de “pelea”
continuada con el niño, él dice no, nosotros sí, y ahí entramos en una batalla que se
cronifica.
Vídeo disponible en la pagina oficial de Red Sensorial en Facebook –
www.facebook.com/pg/RedSensorial
¿Cómo podemos enfrentar las conductas de evitación o defensivas?
Las conductas de evitación generan a su vez retraimiento y miedos, los cuales con el tiempo
pueden derivar en situaciones complicadas. También podemos entender que la limitación
de las experiencias del niño van a impedir la adquisición de nuevas habilidades, así como
desarrollar conductas adaptativas, las cuales van a ser básicas y fundamentales en el
desarrollo integral del niño. Es por tanto imprescindible dar respuesta a estas conductas.
Entre los numerosos efectos que estas conductas van a generar, además de las obvias y ya
descritas previamente, están:
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La aparición de conducta obsesivas
Aumento de las conductas problemáticas
Aumento de la dificultad en la interacción y reciprocidad social
Retraimiento y ensimismamiento
Dificultad para el desarrollo en los aprendizajes
Aumento en la rigidez e inflexibilidad
Aumento de estados de ansiedad, miedos, fobias y estrés
Persistencia de desórdenes sensoriomotrices
Persistencia de problemas práxicos (Ver también dispraxia y somatodispraxia)
Bien, como vemos la intervención para resolver este tipo de conductas es básico y de gran
relevancia, afectan a la calidad de vida del niño y de su entorno familiar.
Para enfrentar estas situaciones, lo primero es que deberemos “ayudar” al niño a resolver
esas situaciones. Ya sea a través del trabajo profesional (Terapeuta Ocupacional con
especialización en Integración Sensorial), como desde el trabajo en familia.
Hay que trabajar la reducción del aspecto psicológico de la evitación de la conducta, para
ello podemos escoger una y preparar un programa de trabajo. Por ejemplo: No quiero salir a
la calle en días de viento (Aspectos sensoriales), no quiero ir al supermercado (Sensorial y
psicológico), no quiero ir al parque (Sensorial y psicológico), no quiero hacer una actividad
determinada (Psicológico), no quiero ir en bicicleta (Sensorial), no quiero jugar con otros
niños (Comunicación y reciprocidad), no quiero ir al colegio (Sensorial, psicológico,
comunicación y reciprocidad), no quiero ir a fiestas de cumpleaños (Sensorial, psicológico,
comunicación y reciprocidad), … El abasto de cosas que no quiero hacer puede ser
inmenso. Vamos a seleccionar uno y a realizar una propuesta de trabajo.
No quiero ir a fiestas de cumpleaños
Los motivos pueden ser múltiples, desde problemas de reciprocidad social y de
comunicación, miedos previos, aspectos sensoriomotrices,…, aunque el efecto es obvio y
patente. Es más, si lo forzamos, la probabilidad de que al llegar acabe teniendo conductas
no deseadas es elevado ¡Vayamos pues paso a paso!
Podemos trabajar con varias estrategias o técnicas, recuerden siempre adaptarse al niño. Por
ejemplo, empecemos por los juegos infantiles. Imaginemos que en el último cumpleaños
había una piñata, y se jugó al pilla pilla, o al escondite. Tanto la piñata, como los ruidos
relacionados a la efusividad infantil o a los globos que explotan, la música y la alteración
lógica y normal de los niños en un cumpleaños, producen una sensación muy desagradable
en nuestro hijo. Desgranamos los problemas y los resolvemos inicialmente de forma
individual.
Ruidos e hipersensibilidad auditiva: A través del uso de Historias Sociales podemos
preparar una sobre este aspecto. El planteamiento es simple, Estoy contento → Hay ruido
→ Me molesta mucho y me duele → Me pongo tapones y el ruido ya no molesta → Estoy
contento. Y ensayamos, podemos tener algunos sonidos que sabemos le molestan de
sobremanera, tenemos los tapones, e incluso, podemos probar con una aprendizaje vicario.
Veamos la propuesta en detalle:
Tengo mi historia social, los tapones, los sonidos grabados, unos muñecos (Para usarlos en
un modelo de aprendizaje vicario). Pongo el sonido bajito, nuestro muñeco se asusta por el
ruido y le duele, le ponemos unos tapones, el muñeco está contento. Ahora vamos con
nosotros, subimos un poco más el volumen, imitamos a nuestro hijo cuando se siente mal
por el sonido, nos ponemos los tapones, estamos contentos. Y ahora le toca a él, subimos el
volumen al nivel “de seguridad máximo”, de tal forma que le resulte molesto pero no
hiriente. Le ofrecemos los tapones (Recuerden la positividad y la alegría, es un juego no
una clase sobre plantas monocotiledóneas), se los pone, y él mismo puede subir más el
volumen, para asegurarse que sigue sin molestarle. Resultado → Estoy contento, con
tapones el ruido ya no me molesta.
Juegos infantiles: Si nuestro hijo no entiende los juegos, sea el pilla pilla, las piñatas o lo
que sea, pues obviamente no se lo va a pasar bien, incluso determinadas acciones de los
niños las va a interpretar como una agresión. Si nuestro hijo tiene hipersensibilidad táctil, es
probable que si otros niños lo tocan, él lo perciba de forma aversiva. Es obvio que
deberemos trabajar esa hipersensibilidad, pero también es posible que aunque la resolvamos
el miedo quede.
Estableceremos pues una estrategia similar a la relacionada con el ruido. Haremos nuestra
historia social explicando un juego, luego podemos ensayar con unos muñecos
(Aprendizaje vicario), y a continuación ensayaremos en situación real con niños. Es una
buena idea empezar con pocos. Normalmente las niñas son más delicadas y afectuosas que
los niños, pero esto tampoco es una regla absoluta, así que no sería mala idea seleccionar a
algunos niños que sean tranquilos y relajados. Iremos paso a paso explicando las normas
del juego y el desarrollo del mismo. Si por ejemplo es la piñata, no es mala idea que el niño
vea lo que ponemos dentro, y a ser posible que sean cosas que le interesen bastante. Debe
comprender que romper la piñata implica tener acceso a esas “sorpresas”, de forma que le
damos una motivación.
El refuerzo final ha de ser: Si juego a la piñata con otros niños, al final podemos obtener lo
que hay dentro, y eso me gusta. La piñata es divertida y yo estoy contento.
De esta forma vamos resolviendo cada uno de los aspectos que hacen que el niño presente
esa conducta de evitación, y cuando los hemos trabajado todos, es cuando hacemos nuestra
“fiesta de no cumpleaños”, donde ponemos en práctica todo el aprendizaje pero de forma
integral. Reproducimos el escenario, hacemos piñatas, jugamos, comemos tarta, soplamos
velas, e incluso, explota algún globo. Una vez hemos acabado, reforzamos. Las fiestas de
cumpleaños son muy divertidas.
Si bien es cierto que puede resultar algo laborioso, con algunos niños podremos simplificar
y aunar todo de una, y con otros deberemos ser mucho más meticulosos. Recuerden, e
insisto, no sean literales, deben usar el sentido común para adaptar a su propio hijo el
modelo de trabajo y los materiales. Si por ejemplo su hijo tiene Asperger, pueden usar
también guías y material sobre habilidades sociales como forma de refuerzo y apoyo. Si por
el contrario su hijo tiene muchas necesidades de apoyo, vayan paso a paso, para que cada
nueva experiencia la pueda procesar y recordar de forma adecuada.
Si por ejemplo su hijo presenta muchos problemas motrices, con lo cual, jugar al pilla pilla,
al fútbol, o similares, su torpeza le va a frustrar mucho, tiene autismo, pero es
perfectamente capaz de darse cuenta de que no puede hacer de forma adecuada
determinadas acciones, o que nunca puede pillar a nadie, o que parece tener los dos pies del
revés a la hora de jugar al fútbol. Y aquí también hay aspectos relacionados con la
coordinación visual y espacial, aspectos vestibulares, práxicos, …, así que deberemos
trabajar también esto para que el niño mejore su capacidad y calidad motriz.
Este tipo de trabajo, además va a aumentar la autoestima del niño, su seguridad y como
efecto, sus ganas de tener nuevas experiencias. Recuerden también dejar claro en sus
materiales que, si llegado el caso algo no me sale bien, no pasa nada, puedo pedir apoyo a
mamá o papá, ellos me ayudan, yo resuelvo la situación y yo estoy contento.
Esperamos que estas técnicas sean de utilidad, si deseas aprender más sobre conductas
problemáticas en niños con autismo, no te pierdas nuestros curso sobre este particular.
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