La conducta defensiva o de evitación en el autismo a conducta defensiva o de evitación es muy común en niños con autismo, bueno y en adultos también, y en muchas ocasiones estas conductas se gestionan mal ya que no las sabemos resolver adecuadamente, se generan muchas sobreexigencias a los niños, sin contar que a lo mejor le estamos pidiendo algo muy difícil. Pero veamos algunos trucos para poder contender con este tipo de conductas tan habituales. Se acusa mucho a las personas con autismo de falta de empatía, algo que no es cierto ya que sí tienen una gran empatía pero manifestada de forma diferente, pero luego nosotros somos incapaces de ponernos en sus zapatos. Y esta sobreexigencia también nos va a generar una conducta no deseada. Los aspectos relacionados a esta manifestación pueden estar ligados a aspectos de hipersensibilidad auditiva o táctil, pero esta situación también podemos verla en casos de hiporresposividad vestibular. Por ejemplo, si el sonido me satura, intento “apagarme” en algún tipo de acción que me ayude a este apagado, las tablets y móviles son grandes “apaga niños”. Además intentar sacarlos de esa rutina puede generar una respuesta exagerada. No me saques de mi zona de confort ya que he conseguido calmarme. En el caso de aspectos táctiles, se esconden o se van a lugares donde se sientan tranquilos, incluso a veces se ponen peso encima, como forma de, a través de un aumento de la sensación propioceptiva, calmarse. Si al niño se le están generando actividades muy movidas, y éste, tiene un problema a nivel vestibular, esa sensación de miedo grativacional, a parte de la posible sensación de pánico, lo va a llevar a huir de esa situación. En este tipo de situaciones, vemos como la persona busca todo tipo de salidas, es muy fácil que use conductas agresivas, berrinches de gran nivel, que se esconda, que se niegue a ir o a realizar una acción determinada, etcétera. Y si lo forzamos, no vamos a resolver nada. Si acaso aumentar más conductas de tipo obsesivo o de ensimismamiento, conductas agresivas, irritabilidad, …. Si la persona tiende a “aislarse” de forma continuada, quizá su capacidad de aguante ante esos inputs está al límite. Podemos usar todo tipo de técnicas de conducta, al final, el problema seguirá existiendo, estaremos trabajando la consecuencia y no el problema real. Es cierto que muchos de estos problemas de tipo sensorial, con el tiempo, o bien desaparecen o bien se amortiguan, ya sea porque con el tiempo ese problema se ha regulado o bien porque sencillamente la persona se ha acostumbrado a esa situación, y ha generado mecanismos de autorregulación. Pero muchos de estos problemas, pueden persistir en el tiempo, y generar estados no deseables en la salud emocional. Las conductas de evitación no son propiamente conductas problemáticas, pero sí pueden conducir a ellas, son un precursor o detonante de estas conductas, es por tanto importante que contendamos con ellas. Recuerden, las conductas problemáticas se resuelven cuando no se dan. Aunque muchas conductas de evitación pueden tener un origen sensorial, este factor no es el único que las provoca. No todo es sensorial en el autismo, aunque este aspecto sea uno de los de gran impacto en la vida de la persona con autismo. Las conductas de evitación o defensivas van a provocar muchas situaciones complicadas, el rechazo a ir a algún lugar o a realizar alguna actividad, genera una situación de “pelea” continuada con el niño, él dice no, nosotros sí, y ahí entramos en una batalla que se cronifica. Vídeo disponible en la pagina oficial de Red Sensorial en Facebook – www.facebook.com/pg/RedSensorial ¿Cómo podemos enfrentar las conductas de evitación o defensivas? Las conductas de evitación generan a su vez retraimiento y miedos, los cuales con el tiempo pueden derivar en situaciones complicadas. También podemos entender que la limitación de las experiencias del niño van a impedir la adquisición de nuevas habilidades, así como desarrollar conductas adaptativas, las cuales van a ser básicas y fundamentales en el desarrollo integral del niño. Es por tanto imprescindible dar respuesta a estas conductas. Entre los numerosos efectos que estas conductas van a generar, además de las obvias y ya descritas previamente, están: La aparición de conducta obsesivas Aumento de las conductas problemáticas Aumento de la dificultad en la interacción y reciprocidad social Retraimiento y ensimismamiento Dificultad para el desarrollo en los aprendizajes Aumento en la rigidez e inflexibilidad Aumento de estados de ansiedad, miedos, fobias y estrés Persistencia de desórdenes sensoriomotrices Persistencia de problemas práxicos (Ver también dispraxia y somatodispraxia) Bien, como vemos la intervención para resolver este tipo de conductas es básico y de gran relevancia, afectan a la calidad de vida del niño y de su entorno familiar. Para enfrentar estas situaciones, lo primero es que deberemos “ayudar” al niño a resolver esas situaciones. Ya sea a través del trabajo profesional (Terapeuta Ocupacional con especialización en Integración Sensorial), como desde el trabajo en familia. Hay que trabajar la reducción del aspecto psicológico de la evitación de la conducta, para ello podemos escoger una y preparar un programa de trabajo. Por ejemplo: No quiero salir a la calle en días de viento (Aspectos sensoriales), no quiero ir al supermercado (Sensorial y psicológico), no quiero ir al parque (Sensorial y psicológico), no quiero hacer una actividad determinada (Psicológico), no quiero ir en bicicleta (Sensorial), no quiero jugar con otros niños (Comunicación y reciprocidad), no quiero ir al colegio (Sensorial, psicológico, comunicación y reciprocidad), no quiero ir a fiestas de cumpleaños (Sensorial, psicológico, comunicación y reciprocidad), … El abasto de cosas que no quiero hacer puede ser inmenso. Vamos a seleccionar uno y a realizar una propuesta de trabajo. No quiero ir a fiestas de cumpleaños Los motivos pueden ser múltiples, desde problemas de reciprocidad social y de comunicación, miedos previos, aspectos sensoriomotrices,…, aunque el efecto es obvio y patente. Es más, si lo forzamos, la probabilidad de que al llegar acabe teniendo conductas no deseadas es elevado ¡Vayamos pues paso a paso! Podemos trabajar con varias estrategias o técnicas, recuerden siempre adaptarse al niño. Por ejemplo, empecemos por los juegos infantiles. Imaginemos que en el último cumpleaños había una piñata, y se jugó al pilla pilla, o al escondite. Tanto la piñata, como los ruidos relacionados a la efusividad infantil o a los globos que explotan, la música y la alteración lógica y normal de los niños en un cumpleaños, producen una sensación muy desagradable en nuestro hijo. Desgranamos los problemas y los resolvemos inicialmente de forma individual. Ruidos e hipersensibilidad auditiva: A través del uso de Historias Sociales podemos preparar una sobre este aspecto. El planteamiento es simple, Estoy contento → Hay ruido → Me molesta mucho y me duele → Me pongo tapones y el ruido ya no molesta → Estoy contento. Y ensayamos, podemos tener algunos sonidos que sabemos le molestan de sobremanera, tenemos los tapones, e incluso, podemos probar con una aprendizaje vicario. Veamos la propuesta en detalle: Tengo mi historia social, los tapones, los sonidos grabados, unos muñecos (Para usarlos en un modelo de aprendizaje vicario). Pongo el sonido bajito, nuestro muñeco se asusta por el ruido y le duele, le ponemos unos tapones, el muñeco está contento. Ahora vamos con nosotros, subimos un poco más el volumen, imitamos a nuestro hijo cuando se siente mal por el sonido, nos ponemos los tapones, estamos contentos. Y ahora le toca a él, subimos el volumen al nivel “de seguridad máximo”, de tal forma que le resulte molesto pero no hiriente. Le ofrecemos los tapones (Recuerden la positividad y la alegría, es un juego no una clase sobre plantas monocotiledóneas), se los pone, y él mismo puede subir más el volumen, para asegurarse que sigue sin molestarle. Resultado → Estoy contento, con tapones el ruido ya no me molesta. Juegos infantiles: Si nuestro hijo no entiende los juegos, sea el pilla pilla, las piñatas o lo que sea, pues obviamente no se lo va a pasar bien, incluso determinadas acciones de los niños las va a interpretar como una agresión. Si nuestro hijo tiene hipersensibilidad táctil, es probable que si otros niños lo tocan, él lo perciba de forma aversiva. Es obvio que deberemos trabajar esa hipersensibilidad, pero también es posible que aunque la resolvamos el miedo quede. Estableceremos pues una estrategia similar a la relacionada con el ruido. Haremos nuestra historia social explicando un juego, luego podemos ensayar con unos muñecos (Aprendizaje vicario), y a continuación ensayaremos en situación real con niños. Es una buena idea empezar con pocos. Normalmente las niñas son más delicadas y afectuosas que los niños, pero esto tampoco es una regla absoluta, así que no sería mala idea seleccionar a algunos niños que sean tranquilos y relajados. Iremos paso a paso explicando las normas del juego y el desarrollo del mismo. Si por ejemplo es la piñata, no es mala idea que el niño vea lo que ponemos dentro, y a ser posible que sean cosas que le interesen bastante. Debe comprender que romper la piñata implica tener acceso a esas “sorpresas”, de forma que le damos una motivación. El refuerzo final ha de ser: Si juego a la piñata con otros niños, al final podemos obtener lo que hay dentro, y eso me gusta. La piñata es divertida y yo estoy contento. De esta forma vamos resolviendo cada uno de los aspectos que hacen que el niño presente esa conducta de evitación, y cuando los hemos trabajado todos, es cuando hacemos nuestra “fiesta de no cumpleaños”, donde ponemos en práctica todo el aprendizaje pero de forma integral. Reproducimos el escenario, hacemos piñatas, jugamos, comemos tarta, soplamos velas, e incluso, explota algún globo. Una vez hemos acabado, reforzamos. Las fiestas de cumpleaños son muy divertidas. Si bien es cierto que puede resultar algo laborioso, con algunos niños podremos simplificar y aunar todo de una, y con otros deberemos ser mucho más meticulosos. Recuerden, e insisto, no sean literales, deben usar el sentido común para adaptar a su propio hijo el modelo de trabajo y los materiales. Si por ejemplo su hijo tiene Asperger, pueden usar también guías y material sobre habilidades sociales como forma de refuerzo y apoyo. Si por el contrario su hijo tiene muchas necesidades de apoyo, vayan paso a paso, para que cada nueva experiencia la pueda procesar y recordar de forma adecuada. Si por ejemplo su hijo presenta muchos problemas motrices, con lo cual, jugar al pilla pilla, al fútbol, o similares, su torpeza le va a frustrar mucho, tiene autismo, pero es perfectamente capaz de darse cuenta de que no puede hacer de forma adecuada determinadas acciones, o que nunca puede pillar a nadie, o que parece tener los dos pies del revés a la hora de jugar al fútbol. Y aquí también hay aspectos relacionados con la coordinación visual y espacial, aspectos vestibulares, práxicos, …, así que deberemos trabajar también esto para que el niño mejore su capacidad y calidad motriz. Este tipo de trabajo, además va a aumentar la autoestima del niño, su seguridad y como efecto, sus ganas de tener nuevas experiencias. Recuerden también dejar claro en sus materiales que, si llegado el caso algo no me sale bien, no pasa nada, puedo pedir apoyo a mamá o papá, ellos me ayudan, yo resuelvo la situación y yo estoy contento. Esperamos que estas técnicas sean de utilidad, si deseas aprender más sobre conductas problemáticas en niños con autismo, no te pierdas nuestros curso sobre este particular.