Subido por juanmanuelvolpatti

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Clase de teoría política III: 01/04/04
En el siglo XX primaba el Estado keynesiano. Hoy, con la globalización, se lo critica; se cuestiona su soberanía.
Se pone en cuestión el modo de organización del Estado keynesiano y el Estado-Nación en sí mismo. Se
cuestiona la organización de la modernidad.
Los conceptos políticos que teníamos ya no tienen el valor y la fuerza explicativa que tenían antes. Estamos en
un tránsito: nos manejamos con lenguaje viejo para dar cuenta de nuevas cosas. ¿Qué está cambiando? La forma
de organización del Estado y de la sociedad.
La soberanía: significa que no hay ningún poder por encima del Estado. Esto se ve cuestionado por la existencia
actual de un sin fin de organizaciones supra estatales.
La teoría política hace agua. Como dice Wolin, las grandes teorías aparecen en momentos de crisis. Nosotros nos
encontramos en este trámite. Es como en la época de Hobbes, se necesitan nombres para cosas nuevas,
categorías y conceptos que sirvan para describir una nueva realidad.
Se necesita una conexión de los sentidos para aprehender un fenómeno que aparece como caótico. Para entender
la nueva realidad y los cambios de la actualidad, se debe conocer bien el mundo que se está desarmando. ¿Qué
está cambiando? La forma de organización de la sociedad y el Estado tal como los conocemos en el siglo XX.
Esta formas de organización han sido sistematizadas por Weber, el autor de mayor influencia del siglo XX.
El siglo XX comienza con un cambio en el ámbito político: la conformación de la democracia de masas, es
decir, la inserción de las masas al Estado. Dentro del pensamiento político moderno, el sufragio universal
(masculino) es el punto de inflexión: se constituye el ciudadano. Significa que todo adulto emancipado está en
condiciones de votar. Este hecho (que se transforma en principio articulador de la modernidad) provoca
profundas modificaciones en el espacio público y un trastocamiento de la reflexión política. Se produce un
profundo cambio de escenarios y de roles. Como agravante, se va a recuperar como mito fundamental de la
política: la democracia ateniense; es decir, como se piensa el imaginario de la polis.
La reflexión política contemporánea está fuertemente influenciada por la imagen del paradigma griego. Recién
con la integración de las masas en la política es que la democracia ateniense va a empezar a tener una imagen
positiva. Antes, en el siglo XIX, el modelo de polis buena era Esparta y la República Romana, y no Atenas
Se destacan tres tradiciones políticas diferentes que se mezclan, tienen aspectos positivos y negativos:
1) Democrática: porque el sufragio universal, al insertar las masas, aparece como forma de ideal de gobierno.
Se recupera esta forma extremista como forma buena. Para Aristóteles era mala porque quebraba la jerarquía
entre gobernados y gobernantes
2) Republicana: Tiene elementos que se confunden a veces con la tradición liberal, pero considera como mala
a la democrática. (Ver el Federalista 10 de Madison). Se opone al avance del mercado porque lo considera
como corruptor de la economía (ejemplos de republicanos: Rousseau, Maquiavelo, Montesquieu). El
ejemplo que siguió la tradición republicana es la revolución norteamericana de fines del siglo XVIII. Esta
tradición se apoya sobre los principios de igualdad y libertad natural pensados en términos republicanos,
esto implica que se reconocen jerarquías como en la Antigua Grecia elevando aquellos que tienen mejores
cualidades para el Estado (aristocracia natural, reconocida por el resto de la sociedad). Hay un
reconocimiento de la diferencia y de la superioridad.
3) Liberal: Es la única tradición realmente moderna. Es funcional al avance del mercado y el capitalismo. Se
le critica su dificultad para entender el sentido del Estado.
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Estas tres tradiciones se van a mezclar y en el contexto de la sociedad de masas se van a resignificar. Va
a ser difícil distinguir la teoría social de la teoría política por la inserción de las masas a la política.
Frente a la crisis del paradigma liberal surge el paradigma democrático que organiza la nueva sociedad. Al
principio del desarrollo de un nuevo paradigma, hay calma. Hoy nos encontramos frente a un período de
transición.
Liberalismo y democracia son dos cosas diferentes. Uno defiende la libertad y el otro la igualdad. Tocqueville
destaca la contradicción entre libertad e igualdad: “A mayor libertad, menor igualdad”. El liberalismo defiende
la libertad moderna, es decir, no tener impedimentos; mientras que la democracia reconoce la noción de
igualdad. La igualdad puede ser peligrosa porque si todos somos iguales ¿qué pasa cuando uno quiere mandar?
Se impone la fuerza para dirimir. Si fuera posible la total igualdad, sería muy conflictivo y riesgoso. Se plantea
la cuestión de la jerarquía, ya que la política es una relación de mando y obediencia.
La noción de igualdad siempre estuvo reflejada en las utopías: Tomás Moro. Esto plantea un problema porque
en la total igualdad no hay libertad. En realidad con las utopías no se imagina un futuro, sino que se recupera un
pasado idealizado. Para construir una utopía se toman siempre elementos del presente, no se pueden imaginar las
condiciones del futuro. Cuando el futuro se vuelve el presente hay cambios imprevistos que convierten la utopía
en dogmatismo, ya que todo lo que se separa de la utopía es considerado como incorrecto. Se intenta perseguir
con las directivas de la utopía, sin entender los cambios que no pronosticó, pensando que es la realidad que está
equivocada.
La soberanía: pertenece a los Estados
Estado = forma de organizar la política en la modernidad. Es el que aplica la democracia (noción universal en el
mundo occidental). Es el que defiende los DDHH (ver Arendt), hasta la actualidad donde empieza a cambiar (ver
caso Pinochet).
La política se mueve en permanente incertidumbre con certezas transitorias. Las sociedades contemporáneas
tienen un alto nivel de conflictividad: ¿Cómo racionalizar el conflicto?
¿Qué significa “masas”? Hoy cuando hablamos de masas nos referimos a determinadas clases sociales (más
bajas). En el momento en que se inicia la reflexión en la política, las masas no tenían una connotación clasista.
Los primeros autores que van a preocuparse de lo que hacen las masas van a referirse a ellas como “masas
criminales”. El primer autor que va a definir a las masas es Lebon en su obra: psicología de multitudes de 1895.
Por primera vez, este autor va a considerar el comportamiento delictivo de las masas como un caso particular.
Masas, según Lebon, se refiere a un tipo de comportamiento psicológico, por lo tanto, no toma en
consideración la clase social. “todos podemos comportarnos como masas”, incluso puede haber masas
parlamentarias
¿Cuál es el comportamiento de las masas? En principio, no tienen una forma definida. Pero pueden existir masas
organizadas. Las masas son irreflexivas, espontáneas, son capaces de las acciones más sublimes y más
aberrantes. No hubiera habido transformaciones en el mundo por no ser por las masas.
El primer autor que habla de masas es Maquiavelo: “Si las masas no tienen un líder que las guíe, son inestables”,
no se puede confiar en ellas. Las masas adquirieren un carácter estable porque están insertas en la estructura. A
diferencia de la época de Maquiavelo, el principio de siglo ve el ingreso de las masas a la política. Antes las
masas aparecían en ciertos momentos en el espacio público y luego se retiraban. Weber afirma que el ingreso de
las masas a la política es irreversible, no sirve decir si está bien o mal, es un hecho que no va a cambiar.
Lebon dice que en cuestiones que no son científicas no hay diferencia entre 40 brutos y 40 académicos.
La masa es la anulación del individuo. La masa es contraria al individuo. Esto es lo que van a denunciar los
autores de este período. El individuo es un ser con una esfera propia que le permite reconocer derechos que
esgrime ante el Estado (por ejemplo, el tema de la propiedad en Locke, principio esencial del Estado liberal, que
pierde esa autonomía con el Estado de bienestar). Es responsable de sus actos, es el ciudadano. La noción de
individuo ligada a la noción de autonomía es la que permite construir el concepto de ciudadanía. La autonomía
es la capacidad de darse su propia ley moral y política.
El marxismo cambia la noción de proletariado por el de masas. Mitchels va a hablar de “masas proletarias”. Esto
es una modificación enorme de lo que decía Marx
Los que obren por la razón son los menos, la mayoría obra por la pasión, la irrazón.
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